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Diéltogo posibte entre neomisticos y nuevos militantes: Coordenadas biblicas JosÉ MANUEL CORDOBÉS No ha llegado aun el dia deI gran entendimiento entre neo- misticos y nuevos militantes. Muchos tienen la impresiôn, al menos inicial, de que estos dos movimientos, 0 corrientes, "pare- cen excluirse mutuamente" 1. Hablar de entendimiento seria coma hablar de la "reconciliaciôn de 10 irreconciliable" 2. Otros, menos drâsticosen sus juicios, piensan que ambos grupos andan por ahi paseando su "mutua sordera" 3. Y es que, efectivamente, basta leer los escritos de unos If de otros u observar algunas manifes- taciones de su vida para sospeohar que algo abismal separa a estas fuerzas vivas en el cristianismo de hoy. Forzar el dialaga Y, sin embargo, hay que intentar forzar el diâlogo. Por enci- ma de graves dificultades y no pocas desilusiones y, mâs todavia, por encima de atribuciones diabôlicas 0 sarcasmos incalirficables, el diâlogo es hoy camino de posibles y eficaces encuentros. A veces ha sido el unico medio encontrado para solucionar situa- ciones desesperadas. Una tragedia mâs de 10 religioso, y una de las mayores pruebas de inautenticidad hoy, seria que se demos- trase incapaz de diâlogo. Por eso, crea que también neomisticos 1 E. SCHILLEBEECKX, Hacla un «futuro definit/va»; promesa y mediaci6n humana, en El futuro de la religi6n. Salamanca, Sigueme, 1975, p. 52. El autor no la afirma, la sospecha. Es algo que anda en el aire. Par eso, en el texto, utiliza la expresi6n: «a primera vista». 2 lb., p. 52. 3 D. BERTRAND, Critique du juste milieu, en Christus, 22 (1975) 292.

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Diéltogo posibte entre neomisticos y nuevos militantes: Coordenadas biblicas

JosÉ MANUEL CORDOBÉS

No ha llegado aun el dia deI gran entendimiento entre neo­misticos y nuevos militantes. Muchos tienen la impresiôn, al menos inicial, de que estos dos movimientos, 0 corrientes, "pare­cen excluirse mutuamente" 1. Hablar de entendimiento seria coma hablar de la "reconciliaciôn de 10 irreconciliable" 2. Otros, menos drâsticosen sus juicios, piensan que ambos grupos andan por ahi paseando su "mutua sordera" 3. Y es que, efectivamente, basta leer los escritos de unos If de otros u observar algunas manifes­taciones de su vida para sospeohar que algo abismal separa a estas fuerzas vivas en el cristianismo de hoy.

Forzar el dialaga

Y, sin embargo, hay que intentar forzar el diâlogo. Por enci­ma de graves dificultades y no pocas desilusiones y, mâs todavia, por encima de atribuciones diabôlicas 0 sarcasmos incalirficables, el diâlogo es hoy camino de posibles y eficaces encuentros. A veces ha sido el unico medio encontrado para solucionar situa­ciones desesperadas. Una tragedia mâs de 10 religioso, y una de las mayores pruebas de inautenticidad hoy, seria que se demos­trase incapaz de diâlogo. Por eso, crea que también neomisticos

1 E. SCHILLEBEECKX, Hacla un «futuro definit/va»; promesa y mediaci6n humana, en El futuro de la religi6n. Salamanca, Sigueme, 1975, p. 52. El autor no la afirma, la sospecha. Es algo que anda en el aire. Par eso, en el texto, utiliza la expresi6n: «a primera vista».

2 lb., p. 52. 3 D. BERTRAND, Critique du juste milieu, en Christus, 22 (1975) 292.

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y nuevos militantes necesitan dialogar, y no debe cejarse en el empefio por conseguirlo.

Este diâlogo puede cimentarse sobre bases multiples. Deter­minar cuâl de ellas sea la mâs importante puede resultar aqui irrelevante. N osotros, de iheoho, vamos a intentar una, sin pre­tensiones de que sea la mâs importante. Es una de las posibles, y esto basta para que nos pongamos a la tarea.

La base de la Escritura

Es interesante y esperanzador que tanto neomisticos como nuevos militantes acudan con frecuencia a la misma Palabra de Dios escrita, a la misma praxis evangélica y al mismo Jesus de Nazareth. Con mâs 0 menos explicitud todo ello es referencia obligada en escritos y actitudes 4. Viene, por eso, de inmediato la ilusi6n de sentar a esta misma mesa de la Palabra comensales tan dispares.

Esta invitaci6n se hace a conciencia de que ya inicialmente existen serias diferencias en el acercamiento de unos y otros a la Escritura, diferencias que engendrarân indudablemente dificulta­des al parecer insolubles.

Son diferencias multiples. Por una parte, los neomisticos fre­cuentan con evidente predilecci6n el Evangelio de Juan, los Hechos de los Ap6stoles y algunos capItulos de Pablo (sobre todo de 1 Cor) 5, mientras en los nuevos militantes predomina la refe­rencia al Exodo, a los Profetas y a los Evangelios sin6pticos 6.

Por otra parte, las iniciales bases hermenéuticas parecen radical­mente distintas. A los neomlsticos se les presenta como fundamen­talistas 7, mientras los nuevos militantes se confiesan materialis-

4 En los diversos movimientos de ambas corrientes encontramos con mucha frecuencia frases generales: «a la luz deI Evangelio»; «asumir el EvangeliQ)'; «la fuerza deI Evangelio»; «fidelidad al Evangelio»; «exigencia deI Evangelio»; «situa· ci6n que el Evangelio repudia», etc. Quiza quienes mas utilizan las frases genéricas y menos las textuales son los Cristianos por el socialismo (CPS), al menos en sus documentos oficiales.

5 He hecho la prueba con O'Connor hasta la pagina 90 de su libro. La mitad de las citas son de Hechos y, sobre todo, de 1 Corintios. De las pocas veces que se cita a Mateo (creo que dos), una es: Mt 17, 14: «qué bueno es estarnos aqui» (p. 61).

6 Basta mirar el libro, moderado y clasico, de G. GUTIÉRREZ, Teologla de la liberaci6n, Salamanca, Sigueme, 1972.

7 El Fundamentalismo ha sido definido por R. LAURENTIN: «la interpretaci6n ingenuamente literaI, material y elemental de la Escritura, con la alienaci6n que entrana el simplismo y el encadenamiento deI Espiritu a la letra» (pentecostalismo cat6lico. Riesgos y tuturo, Madrid, PPC, 1975, p. 243). Es una acusaci6n que se

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tas 8. Y ninguno de los dos grupos piensa que la postura respec­tiva sea un crimen. Mas bien estan convencidos de que se trata de algo olvidado en el tiempo y a 10 que es preciso volver si no queremos manipular el Mensaje de Dios. Son dirf'erencias muy prafundas, y convicciones no menos arraigadas. Ello pue de difi­cultar seriamente un di:i1ogo que no quiera quedarse en inter-cambio de acusaciones. .

Y, sin embargo, estas diferencias, con ser profundas, no deben anular el esfuerzo que pueda h~cerse en il'avor deI encuen­tra radical en la misma Palabra. Hay una razon que puede unir­les y que puede convertirse en principio deI lento pero fecundo caminar: a pesar de las apariencias, unos y otros se preguntan "si los textos biblicos no han sido escritos precisamente para suscitar, a través de los alios, nuevas iniciativas, parciales y pravi­sorias, pero valederas y perfectamente auténticas" 9. En el fondo, ambas corrientes estan convencidas de que se les puede tachar de hacer "una exégesis parcial y tendenciosa" 10; pero también 10 estan de que no fueron menos parciales y tendenciosos san Benito y san Francisco de Asis cuando asidos a atras textos dieran vida en la Iglesia a formas de existencia aprobadas y de indudable prestancia 11. Si estos hombres no se autoexc1uyen en la mesa deI Evangelio, no hay por qué exc1uirles a priori en un dialogo pro­vechoso. Solo habra que partir con la conviccion profunda de que di:i1ogo no equivale a identificaci6n de resultados. hace concretamente a la Renovaci6n carismatica, y que ella acepta con cierta filo­sofia, aunque rechazando los efectos negativos que los contrarios -a veces los que no 10 son tanto- quieren sacar de esta postura (entre otros muchos lugares véase esta acusaci6n proferida 0 recogida en: Le Renouveau charismatique. Orien­tations théologiques et pastorales, en Lumen Vitae, 29 (1974) 393 (redactado por un equipo internacional de ocho te610gos); H. CAFFAREL, Fault-il parler d'un Pentecô­tisme catholique?, Paris, Edit. du Feu Nouveau, 1973, pp. 73-74 (el autor habla de «insuficiente atenci6n a la inteligencia». Se une as! a quienes hablan en este movimiento, con el que coinciden otros, de excesivo antiracionalismo); J. MASSING­FERD FORD, Pentecostal poise or docetic Charismatics?, en Spiritual Lite, 19 (1974 36-38.

8 Como se sabe hay una fuerte tendencia a una lectura materialista deI Evan­gelio. Los autores clave en esta tendencia son: F. BELO, Lectura materialista dei evaizgelio de Marcos, Estella, Edit. Verbo Divino, 1975; M. CLEVENOT, Approches matérialistes de la Bible, Paris, Cerf, 1976. Es evidente la influencia que esta tendencia tiene, v. gr. en CPS. Informa sobre el tema, en un analisis critico, X. PlKAZA, Evangelio de Jesus y praxis marxista, Madrid, Marova, 1977. En esta linea van los documentos de CPS. Por ejemplo, la II parte dei primer documento espafiol de CPS lleva este titulo: «Proceso de reinterpretaci6n de la fe desde la opci6n socialista» (Fierro-Mate, p. 158, nn. 25·41).

, J. CaMELIN, El tema de la «liberaci6n» en el pensamiento cristiano latinoameri­cano, en Panorama de la teologfa latinoamericana, l, Salamanca, Sigueme, 1975, p. 238.

10 lb., p. 238. 11 lb., p. 238.

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Textos preferenciales

El mismo dialogo sobre la base de la Escritura puede ser lle­vado de varias maneras. Si quisiera ser completo, desbordaria cla­ramente los limties de un artîculo. Aqui vamos a tomar el camino siguiente: hay en la Escritura ciertos textos que son encarnaciôn de aspectos esenciales deI mensaje evangélico (es evidente que no todas las palabras deI Evangelio tienen la misma fuerza ni tocan fibras de igual sensibilidad ihistôrica). Su ausencia, en cual­quier tipo de vida, tacharia a ésta de inauténtica. Su evidente distorsiôn seria una manera de justificar 10 que no tiene justifi­caciôn; seria una manipulaciôn mas. Estos textos se constitu,yen, por una parte, en apoyo de la propia vida, y, por otra, en critica y valoraciôn de su oponente.

Pero en la elecciôn de textos no podemos comenzar des tru­yendo ya cualquier posible dialogo. No podemos limitarnos a seleccionar los textos que una de las dos corrientes cree prefe­renciales, porque es evidente que la corriente opuesta presenta­ria también los suyos. Nuestro método es otro: dividimos el tra­bajo en dos partes. En la primera, aducimos los principales textos deI Nuevo Testamento 12 en que se apoyan los nuevos militantes, damos la linea de interpretaciôn que e1los ofrecen, juzgamos la garantia que presenta y constatamos si la mas aceptable exegéti­camente de tal interpretaciôn es asumido en el pensamiento y actividad de los neomÎsticos. En la segunda parte haremos 10 mismo, aunque ,en sentido opuesto: la base la constituiran los principales textos en que se fundamenta la vida de los neomisti­cos, y después seguiremos el proceso enunciado para la primera parte.

Resta ya sôlo, en esta larga introducciôn, afiadir que vamos a procurar que la voz cantante no la lleven extremistas de ambos bandos, sino, dentro de 10 posib1e, formaciones que a pesar de sus profundas diferencias pueden ser consideradas coma repre­sentativas de una cierta moderaciôn. Por ejemplo, Teologla de la liberaci6n por una parte, y Renovaci6n carismatica por otra 13.

12 Somos conscientes de que limitandonos al Nuevo Testamento limitamos el hori­zonte biblico de los nuevos militantes, que tienen en él, sobre todo en el Exodo, una referencia constante. Es una de tantas limitaciones como sufre toda elecci6n. Creo no obstante que queda campo para el trabajo, sin ser injustos.

13 Es preciso hacer esta advertencia, pues indudablemente no tienen las mismas tendencias todos los autores que aqui van a ser citados. Es aIgo que debe ser repe­tido con insistencia para no traicionar a muchos de ellos.

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1. UN MUNDO A CAMBIAR

Son muchos los hombres perfectamente conscientes de que estamos en tiempos de cambios profundos y rapidos (GS 5). Saben también, que el cristiano, presente en el mundo por voca­ciôn (In 17, 15), no puede ser ajeno a este ritmo. Sospeohan que durante muoho tiempo esta dimensiôn fue seriamente olvidada. No ignoran que precisamente la rapidez y profundidad exigen experiencias ideolôgicas y metodolôgicas desconocidas y a pri­mera vista extrafias. Piensan, no obstante, que el Evangelio es su mas firme aliado.

A. EXIGENCIA EV ANGÉLICA DE COMPROMISO

Los nuevos militantes encuentran en el Evangelio, entre otras muohas cos as, 10 que sigue:

1. Maria, canto de liberacion. Maria continua siendo en­trafiable para toda la Iglesia, y por 10 tanto lugar de encuentro. Hay ihacia Maria posturas divers as 14, pero su referencia es impor­tante. También para los nuevos militantes, quienes afioran el Magnificat como simbolo de su espiritualidad 15. Consideran que el Magnificat es un canto de liberaciôn de una [uerza impresio­nante. Esta en la llnea de los himnos "algo peligrosos" 16 de las mujeres deI Antiguo Testamento. Con ligeras variantes, aunque con tonos distintos, los nuevos militantes estan de acuerdo en que "el canto deI Magnificat, que Maria entona cuando ya lleva en su sena al mesias, es un himno de alabanzas a un Dios que derribô de su trono a los poderosos" 17. Maria alaba, glorifica a Dios Bena de jubilo. Es un canto de alegria. De alegria conscien­te y motivada: "es a acciôn de -gracias y esa alegria estan estrecha­mente ligadas a la acciôn de Dios liberando a los oprimidos y humillando a los poderosos" 18. No tener esto en cuenta podria

14 Puede verse una buena slntesis de las diversas tendencias actuales en Mariolo­gla en Maria, tipo y figura de la Iglesia, en Revista de Espiritualidad, n_ 143 (1977) 197-388_

15 Cfr_ G_ GUTIÉRREZ, Teologia de la liberaci6n, Salamanca, Sfgueme, 1972, p. 272: «El Magnificat podrla expresar muy bien esta espiritualidad de la liberaci6m>.

16 J_ MOLTMANN, El lenguaje de la liberaci6n, Salamanca, Slgueme, 1974, pp_ 146-147_ 17 CPS, El cristiano y la lucha de clases (sin numeraci6n), pp_ 281-282_ 18 G. GUTIÉRREZ, Teologia de la liberaci6n, o. co, p. 272.

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llevar a tergiversar la experiencia religiosa de Maria de donde brota su poema, recopilacion de toda la historia de la salvacion. "Maria alaba a ese Dios y no a otro ,y al alabarlo propone una tarea historica precisa, una esperanza historica precisa, una uto­pia historica precisa, puesto que el cantico de Maria no se reali­zara en los hechos, en la practica, por una simple suplica, por una peticion piadosa, sino como tarea cumplida por los ihombres a su paso por la ihistoria. Dios heoho came. Dios hecho Cristo, se paseara por la historia junto a los que estan construyendo esa nueva historia, esa realidad en la que los hambrientos son colma­dos de bienes y los humildes ensalzados. Maria exp one un pro­yecto historico, no una realidad cumplida. De aqui la profunda exigencia de su cantico para quienes creemos en sus palabras" 19.

2. Las Bienaventuranzas. Las Bienaventuranzas parecen escritas a la medida de los nuevos militantes. Al menos a primera vista parecen reflejar el mundo de los pobres, de los que sufren, de los perseguidos. La privacion, la persecucion, las torturas, la ronda de la muerte que les visita dia y no che, etc., es su escenario. Por eso es quiza uno de los textos mas socorridos en el mundo de los nuevos militantes 20.

Para evitar malentendidos pensando que los nuevos militantes hablan mas de algunas Bienaventuranzas (pobreza, persecucion, por ejemplo) que de las Bienaventuranzas conviene indicar "que las ooho en el fondo son el mismo mensaje que se dice desde ooho angulos diferentes" 21.

El cristiano es solo bienaventurado, hijo deI sermon de la montafia, si acepta ser pobre, perseguido, limpio, etc. Esto quiere decir que debe entrar a formar parte de esas categorias. Y esto en

19 A. C. COMIN, Fe en la tierra, Bilbao, DDB, 1975, p. 289. Ver pp. 288-291. Posi­blemente sea uno de los comentarios verbalmente mas duras.

20 Entre los escritos neomilitantes que pueden consultarse citamos: S. GALILEA, Contemplaci6n y apostolado, Bogota, Indo-American Press Service, 1973, pp. 23-34; IDEM, Aspectas criticos en la espiritualidad actual, Bogota, Indo-American Press Service, 1975, pp. 56-64; IDEM, Vivir el Evangelio en tierra extrafla, Bogota, Indo­American Press Service, 1976, pp. 82-88; G. GUTIÉRREZ, Teologia de la liberaci6n, o. c., pp. 377-386; J. GIRARD!, Cristianismo y liberaci6n dei hombre, Salamanca, Sigueme, 1973, p. 45; IDEM, Amor cristiano y lucha de clases, Salamanca, Sigueme, 1971, pp. 54 ss.; J. DOMINGUEZ, Yo crea en la justicia, Bilbao, DDB, 1973, pp. 59-64 (puede representar a quienes escriben en la colecci6n «El credo que ha dado sentido a mi vida». Se limita a la pobreza). CPS El cristiana y la lucha de clases, p. 288, con las dos precedentes (limitado también a la pobreza), etc.

21 S. GALILEA, Contemplaci6n y apostolado, o. c., p. 25. Por 10 menas asi opina él, y creo que otros muchas. Es indudable, sin embargo, que en muchas de los nuevos militantes la que mas cuenta -a veces qUiza la linico-- es la bienaventu-ranza de la pobreza y de la persecuci6n, con escasa relaci6n a otras. -

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su comprensi6n sociol6gica, que es la preferida 22, aunque no la unica. La razon evangélica de esta entrada en el mundo despre­ciado y oprimido no es una razon de canonizacion categorial. El Evangelio no canoniza el estado social de la pobreza 0 de la per­secucion. Todo 10 contrario: Dias quiere positivamente acabar con esas situaciones. Lo que sucede es que solamente los pobres, los perseguidos, etc., seran capaces de acabar con ese estado deI que han entrado a formar parte. En este sentido, el pobre a el perse guida no son bienaventurados par serlo, sino porque entran en el unico camino de redencion de la pobreza y de la persecu­cion.

Es tanto camo decir que las Bienaventuranzas son "exigencia a la vez que promesa" 23. El nuevo militante no desconoce, par su teologîa de la esperanza, que el presente debe huir hacia el en­cuentro con el futuro, en el que todo sea nuevo, y no haya Hanto inutil sobre la tierra. La bienaventuranza es escuoha de un futuro que conlleva acercarse a ese futuro. Y esto no se logra si no es con el trabajo, un trabajo que sea realizacion de la promesa.

Muohos nuevos militantes saben, ademas, que estas Bienaven­turanzas estan en la lînea evangélica de la utopîa y de una tras­cendencia radical: "como toda bienaventuranza ( ... ) constituye una utopîa, se puede ser fiel a ella en proceso, pero su plenitud pertenece al don escatologico deI Senor. Por eso el bienaventurado nunca sabra si realmente 10 es; el perseguido a causa de la justi­cia padece en la humildad de la fe: no sabe a ciencia cierta si la causa de su sufrimiento es siempre el Reino \:f su justicia, y menas sabe si en su modo de sufrir imita al Cristo martir y per­seguido de las bienaventuranzas" 24.

3. El buen samaritano. El tema deI buen samaritano 10 consideran algunos junto con el de la escena deI juicio final 25.

Aquî los separamos, aunque no adecuadamente. De una manera o de otra vamos a tener ambos temas relacionados.

Hablar deI buen samaritano es hablar de la projimidad: "l,quién es mi projimo?" Esto es 10 que preguntaron a Jesus. El tema de la projimidad, que entra en el supremo mandato y en el mandato nuevo, presenta tres dimensiones complementarias:

22 Véase G. GUTIÉRREZ, O. c. También, y es 8610 otro ejemplo, J. M. DfEZ-ALEGRfA, Yo creo en la esperanza, Bilbao, DDB, 1972, pp. 95-96.

23 S. GALILEA, Vivir el Evangelio en tierra extraiia, o. c., p. 86. 24 S. GALILEA, lb., p. 86. 25 Asi G. GUTIÉRREZ, O. c., p. 257.

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a. "lQuién es mi pr6jimo"? 26. En la tradici6n de los nuevos militantes esta pregunta tiene ya una respuesta bastante clara. Te6rica y prâcticamente Ihay toda una lînea de pensamiento y ac­tuaci6n subsiguiente que puede resumirse en estas palabras: "pr6-jimo, como se ha dicho, no es aquel que yo encuentro en mi camino, sino aquel en cuyo camino yo me pongo. Aque1 a quien yo me acerco y busco activamente" 27. Tenemos, pues, que el pr6jimo, ~ la projimidad, es una categoda activa y siempre abier­ta. No ·es propiamente pr6jimo aquel que necesita mi ayuda, sino que pr6jimo soy yo en la medida en que busco y me acerco a quien la necesita. Porque "la famosa inversi6n que hace Cristo al interrogante inicial" 28 convierte en pr6jimo al buen samaritano, no a quien ha caîdo en manos de los ladrones: "lquién de estos tres te parece que fue pr6jimo deI que cay6 en manos de los salteadores?" (Lc 10, 36).

En los nuevos militantes parece ser tîpico esto: bus car a quie­nes estân heridos a causa de la opresi6n de unoscuantos institu­cionalmente armados y preparados para esta criminal tarea. Los heridos indiscutibles -aunque quizâ no los unicos- son los pobres, los marginados, los explotados en este mundo, aquellos para quienes no ha podido aun salir y lucir el sol de justicia.

b. Campo de la projimidad. En cuanto a personas es claro y todo el mundo hoy 10 reconoce: Jesus supera las restricciones deI Antiguo Testamento segun el cual yo tendrîa que ser pr6jimo deI "amigo, el que participaba de la religi6n y de la mentalidad judîa" 29.

En cuanto a la actividad que exige la categoria de la projimi­dad, queda también bas tante clara al unirla a la interpretaci6n de la escena deI juicio final. No puede limitarse a "una invitaci6n a la caridad cristiana" 30, que durante mucho tiempo se ha ence­rrado en acciones moralizantes if sacramentales 31. Los tiempos prefieren otras mediaciones mâs interesantes: "como las necesi-

26 Lc 10, 29. 27 G. GUTIÉRREZ, o. C., p. 257. Transcrito, con subrayados propios, en A. C. COMIN,

Fe en la tlerra, o. c., p. 294. 28 G. GUTIÉRREZ, o. C., p. 257. 29 Lo recuerda S. GALILEA, Vivir el Evangelio en tierra extraiia, o. C., p. 19. Evi·

dentemente no se trata de una idea original. Con algunas citas no queremos mas que llamar la atenci6n sobre la que es nuestra preocupaci6n: ser tieles en todo al pensamiento de los autores.

30 J. JONSON, lMao-Tse Tung, el buen samaritano?, en Misiones extranjeras, n. 36 (1976) 623.

31 lb., p. 623.

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dades cambian tanto segun las situaciones, aSI también las accio­nes salvadoras pueden ser muy variadas. Si nuestros sistemas poll­ticos y religiosos ofrecen un estilo de sociedad para el resto deI mundo, también 10 ofrece -y mâs- la revoluci6n ohina. Pero cuando los humillados de la tierra encuentran y reconocen a un hermano que se compadece, se solidariza y recorre con ellos el camino que lleva a la salud y seguridad, _ese hermano es Jesu­cristo" 32. El ihecho de que se puede estimar a Mao coma buen samaritano -mientras ha sido tradicionalmente como una espe­cie de anticristo- es una prueba clara de que para muohos nue­vos militantes el campo de la projimidad no es otro que el de cualquier necesidad que ha de ser superada ya en el hombre.

c. Actitud. La actitud de todo el que quiere ser pr6jimo es sen cilla evangélicamente hablando: "vete y haz tu 10 mismo" (Lc 10, 37) 33. Esta implica acabar de una vez, y radicalmente, con el cristianismo enunciativo 34 y poner manos a la obra en la busqueda deI necesitado y en la luoha con él, coda acodo, para superar la necesidad en cuestion. Las exigencias de "hacerse her­mana" 35 son profundas. Pero no podemos renunciar a ellas, por­que las exige el radicalismo evangélico, otro de los temas fuertes en los nuevos militantes 36.

Incluso podemos, y exegéticamente debemos, dar otro paso adelante. No se trata ya solo de hacer la que se dice. No es cues­tion solo de cambiar el "haced'" par el "decîs". La actitud tiene que infiltrarse mâs adentro, en el mismo decir, en el mismo cambio de mente. De la contrario serâ muy dificil, par no decir imposible, obtener una acci6n que sea realmente cristiana: "decid bien la que decîs; cambiad vuestro pensamiento" 37. Las diferen­cias entre las divers as concepciones cristianas que se dan entre mundo desarrollado y mundo subdesarrollado pueden interferirse en una seria busqueda comun y en una actividad convergente.

-32 lb., pp. 623-624. 33 Puede decirse que es la actitud y las palabras que utiIizan la mayor parte

de los nuevos militantes al tratar el caso_ No s610 de los autores aqui citados, sino de otros muchos.

34 Sobre el Cristianismo enunciativo, véase 10 que escribe en este mismo volu­men A. GUERRA, Acercamiento espiritual a las nuevas militancias cristianas, p. 593.

35 S. GALlLEA, La exigencia de «hacerse hermano», en Vivir el Evangelio en tierra extrana, o. c., pp_ 22-24.

36 S. GALlLEA, El radicalismo dei compromiso cristiano, en Aspectos criticos en la espiritualidad actual, 0_ C., pp. 13-21.

37 Cfr. J. COMBLIN, El tema de la «liberaci6n» en el pensamiento cristiano latino­americano, en Panorama de la Teologia latinoamericana, l, Salamanca, Sfgueme, 1975, pp. 229-245.

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4. La hora de la verdad. En su dia el fuego revelani la obra que cada uno ihaya levantado (1 Cor 3, 13). Aquélla sera la hora de la verdad. Pero tenemos ya un anticipo. 0 mejor, tene­mos el formulario segun el cual nos van a examinar. Es el formu­lario de Mt 25, 31-45, formulario al que los nuevos militantes justamente conceden especial importancia 38. Si aquî no des arro­llamos el tema es, porque, como indicâbamos, los nuevos militan­tes suelen considerarlo juntamente con el deI buen samaritano.

No podemos, sin embargo, renunciar a esta consideraci6n general y al mismo tiempo concreta: "quisiéramos hacer hinca­pié en tres puntos: el acento puesto en la comuni6n y la fratemi­dad como el sentido ultimo de la existencia humana, la insistencia en un amor que se da en gestos concretos marcando una prima­da deI "hacer" sobre el simple "saber" 39, y la revelaci6n de la necesaria mediaci6n humana para llegar al Senor" 40. Se abre aqul un inmenso campo de actividad y de comuni6n fratema como tarea configurante deI verdadero cristiano que a la !bora de la verdad va a poder ser reconocido por Dios.

Estos son, creemos, cuatro entre otros muohos textos ne otes­tamentarios que configuran la vida de los nuevos militantes cris­tianos. Una vida que si pudiera ser formulada brevemente quiza pudiera serIo aSI: el Evangelio nos exige el compromiso formaI de no cejar 'hasta haber cambiado este mundo que esta de espaldas a la concepci6n evangélica.

38 Indudablemente hay que confesar que en general esta parabola ha alcanzado una altfsima cotizaci6n en todos los ambientes modernos. No solamente los tfpicos nuevos militantes le vienen concediendo esta importancia (cfr. G. GUTIÉRREZ, Teolo­gia de la liberaci6n, o. C., pp. 254-265), SinD la crftica bfblica en general (puede verse un resumen en X. PIKAZA, Evangelio de Jesus y praxis marxista, Madrid, Marova, 1977, pp. 268-277. El mismo Pikaza habfa definido esta parabola como «esen­cia de todo el EvangeliO): Teologia de los evangelios de Jesus, Salamanca, Sfgueme, 1975, p. 194).

3' En esta misma l!nea van los restantes autores. Véase J. COMBLIN, El tema de la «liberaci6n», 1. c.

40 G. GUTIÉRREZ, Teologia de la liberaci6n, o. C., p. 256. El subrayado es mfo y no tiene otra intenci6n que llamar la atenci6n sobre los tres puntas, distintos aunque complementarios.

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B. FuERZA CRÎTICA DEL COMPROMISO

Los lugares evangélicos citados forman parte esencial deI mensaje de Cristo. Y parece que hay que decir la mismo de la linea interpretativa que siguen los nuevos militantes. Esta Hnea es esencial no por completa, sino a pesar de ser incompleta 41.

En este sentido, el fundamento neotestamentario deI compro­miso de los nuevos militantes se convierte a la vez en interrogan­te de la vida de los neomîsticos, que pasan por ser una corriente no comprometida. Este interrogante no es para saber si son pre­cisamente estos textos los que configuran su vivir. Tampoco para detectar si es esta lînea interpretativa la que predomina en los neomîsticos. Pero sî para constatar si al menos forma parte real de su existencia. Porque una vida, sea la que sea, en la que esta Hnea no esté presente de manera fuerte no parece pueda ser con­siderada coma cristiana. Maxime en nuestros dias, en los que captada la importancia de la dimension historica deI cristianismo es evidente que nuestro mundo ha captado también la importan­cia y valor deI compromiso humano univers al.

Confrontaciôn dificil

Confrontarse con el Evangelio es no solo ineludible, sino tam­bién dificil, mu~ dificil. Confrontar la propia vida con estas aspec­tos deI Evangelio que configuran la vida de los nuevos militantes, también es difîcil. Pero hay que intentarlo, porque ya dijimos que era ineludible.

Los movimientos neomisticos creen representar y luohar por la supervivencia y acrecentamiento de 10 que suelen llamarse valores espirituales y trascendentes 42. Y piensan que esto es un compromiso evangélico no solo respetable, sino inc1uso objetiva­mente el primero e historicamente imperioso, en un mundo donde son precisamente estos valores los que mas estan en peligro. Esto debe quedar siempre coma premisa: los neomlsticos no aceptan

41 Véase en general el Iibro de PIKAZA, Evangelio de Jesûs y praxis marxista, antes citado. Es interesante tanto para captar la Iinea positiva que presentan estas nuevas tendencias como para entrar en ellas con mente preparada y crftica a la vez.

42 Creo que asf pueden interpretarse estas palabras reveladoras de unD de los maximos exponentes de Renovaci6n carismatica: «algunos han lIegado a vivir en una actitud de constante interés por las necesidades espirituales de las personas con quienes tratan» (E.D. O'CONNOR, La renovaci6n carismatica en la Iglesia cat6-lica, México, Lasser Press, 1973, p. 141. El subrayado es mlo. Con él quiero acentuar, a nivel interpretativo, que para ellos las lIamadas necesidades espirituales son las que mas cuentan).

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que se diga de ellos que no son comprometidos, porque creen tener suficientes pruebas de que 10 son.

No obstante, hay que bus car también la plenitud de la objeti­vidad interpretativa y no ocultar que precisamente el interrogante que les plantean los nuevos militantes, sobre la base de la Escri­tura que hemos analizado, es si en eilos se da esa dimensi6n de compromiso social, que parece ser esencial a todo cristiano. Y he aqui cuanto quiza pueda ser contestado:

1. Renovaci6n carismâtica, y en general los movimientos neomisticos, han nacido y crecido en lugares donde la problema­tica social es muy distinta (en Hneas generales) a la que presen­tan los paises donde mas fuerza tienen los nuevos militantes. Parece, pues, incongruente que su compromiso tenga necesaria­mente que encarnarse en las mismas realidades. De 10 contrario estariamos negando la importancia tanto deI "contexto original" como de las "mediaciones", importancia acentuada precisamente por los nuevos militantes 43.

Podria ser mas objetivo preguntarnos si el compromiso social de los que se dicen neomlsticos ha sabido encarnarse en aquellas lacras que presenta su civilizaci6n occidental, como podrian ser alcoholismo, racismo, drogas, explotaci6n deI emigrante, etc. y parece que en estos campos su acci6n comprometida no es indiferente. Al menos asi opinan ellos 44. Incluso parece que en paises subdesarrollados los mismos neomlsticos participan en la lînea ·fundamental que encarnan como propia los nuevos militan­tes, aunque no comulguen con ciertas medidas concretas 0 ciertos métodos de actuaci6n 45.

2. Parece relativamente claro que tanto en la interpretaciôn de las Bienaventuranzas coma en el compromiso antes apuntado las corrientes neomisticas buscan mas una vivencia personal que una denuncia publica, y se interesan mas por redimir a las per­sonas que por luohar contra las estructuras que destru,yen a esas

43 Teologia de la liberaci6n insistira en el contexto original en el que debe nacer toda teologia, y CPS (aunque no ellos solos) insisten en la importancia de las media­clones en contra de la importancia de los principios, que parecian llenarlo todo en épocas anteriores.

44 Puede verse J. FLORES, Profecia y carisma, lQué de las lenguas?, Barcelona, PUblicaciones Portavoz Evangélico, 1974, p. 13. También R. LAURENTIN, Pentecosta­llsmo cat61ico. Riesgos y futuro, Madrid, PPC, 1976, pp. 61-63, A.-M. DE MONLÊN, La charité du Christ nous presse, en La vie Spirituelle, 128 (1974) 131 (la relevan· cia vendrfa de la autoridad de este autor). Puede verse practicamente todo el libro de O'Connor, ya citado.

45

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mismas personas. Es decir, estan mas atentos a los ed'ectos que a las causas, 10 cual podria significar 10 que un remiendo nuevo en un traje viejo. Y asi no se arreglan las situaciones. Son los cla­sicos parches de las naciones ricas frente a las naciones pobres. Una cosa es construir una residencia para curar drogadictos y reintegrarlos a la sociedad y otra descubrir y destruir (0 inutili­zar) los mecanismos que mantienen el trâfico de drogas. De am que parezca que inc1uso en el mismo compromiso social de los neomlsticos -cuando es serio y real- haya el fallo, tacticamen­te grave, hoy, de no ir a la raiz.

3. Aunque de heoho exista un compromiso social concreto, cabe preguntarse por su entidad, es decir, cabe preguntarse qué importancia tiene en el canjunto de una vida. Una respuesta exhaustiva es aqui imposible. Si se puede, no obstante, indicar que renovaciôn carismatica -y anâlogamente los restantes mo­vimientos neomisticos- conoeden una estima que a la mayor parte pareoe exagerada a los carismas individuales. Todos sabe­mos que 10 fundamental de Renavaciôn carismatica es el Bautis­ma en el Espîritu (digamos que en los restantes grupos neomlsti­cos 10 es el Espiritu, que viene a ser 10 mismo). No obstante, y por mas que trate de disimularse, cuenta muoho, muchisimo el don de lenguas 46. Ahora bien, san Pablo dice claramente: "el que habla en lenguas se edifica a si mismo" (1 Cor 14, 4). Y esto 10 saben y man~fiestan los neomisticos 47.

4. Maria es intima también para los neomlsticos 48. Y el Magnificat, canto de alabanza, no podia ser olvidado en esta corriente. La oraciôn de "la primera cristiana carismatica" 49 tenia forzosamente que contar en unos grupos en los que la oraciôn es piedra angular. Sin embargo, es sorprendente que el Magnificat

46 Una prueba de ello puede ser la importancia que se concede a este aspecto en las exposiciones dei movimiento. Puede verse R. LAURENTIN, Pntecostalismo cat6lico, o. c., pp. 95·149 (el capitulo mas largo). También el libro citado de J. FLORES, en su capitulo «hablar en lenguas», pp. 47-67 (contrario. Libro de escaso valor, pero que lleva el tema en el mismo titulo). Es curioso e intel'esante también que el libro de O'Connor, ya citado, de tan merecida fama, comience poniendo en boca de un graduado uriiversitario estas palabras: «he sabido que hay perso­nas en la ciudad de Pittsburgh, que han recibido el don de lenguas» (P. 13).

47 Le renouveau charismatique. Orientations théologiques et pastorales, en Lumen Vitae, 29 (1974) 381 (documento de especial interés, por estar compuesto por ocho te6logos, con el asesoramiento de otros varios, de indudable valia).

4B V. M.a. BLAT, La Virgen Maria en la renovaci6n carismdtica cat6lica, en Revista de Espiritualidad, 36 (1977) 373-382, con Bibliografia. Sobre el nacimiento de la devoci6n mariana en renovaci6n carismatica, cfr., O'CONNOR, o. c., pp. 53-54.

49 Asi llama el Cardo SUENENS a la Virgen: I.Un nuevo Pentecostés?, Bilbao, DDB, 1975, p. 212.

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sea considerado ante todo como un canto en el que resaltan los carismas, y mas en concreto los de profecîa \y don de lenguas so. No parece sino que han heoho suyo los neomIsticos aque1 deseo de Ch. Maurras: "estirpar el virus revolucionario" 51 de este texto inspirado.

5. Puede no ser indiferente observar que cuando se exp one 10 que es Renovaciôn carismatica -y es algo que se observa tam­bién si pensamos en otros grupos neomÎsticos- no se siente la necesidad de aludir directamente al compromiso. Es cierto que se indica que "los carismas son ministerios orientados a la Igle­sia y al mundo, mas que a la perfecci6n de los individuos" 52, pero no se tiene en cuenta esta dimensi6n cuando se trata de discer­nir los verdaderos carismas 53. Esto es grave. Las alusiones al compromiso vienen s6lo indirectamente, es decir, cuando se sien­te la necesidad de contestar a quienes una y otra vez insisten en la falta de compromiso que se observa tanto en la teorîa como en la vida de estos grupos.

En resumen, a los neomIsticos se les censura estar lejos de ciertas dimensiones evangélicas, concretamente las deI compromi­so social. Y esta dimensi6n parece deducirse necesariamente de unos textos evangélicos que estân en indudable auge, 10 que es senal de que nuestro tiempo los necesita y Dios los quiere presen­tes y activos. Los neomisticos responden como pueden. Parece que las acusaciones de que son objeto no siempre reflejan la rea­lidad. Pero cuesta creer que sea una coufabulaci6n contra e110s. Agua debe llevar el rio cuando suena.

50 V. M.a BLAT. La renavaci6n carismatica a la luz de la Virgen Maria. Managua. 1975. p. 56. También Suenens. camentanda la Visitaci6n dira: «va después sencilla­mente a prestar ayuda a su prima Isabel y cuanda esta la declara: 'jBendita entre tadas las mujeres!' (Luc 1, 42). ella se limita a prafetizar ... » (o. c .• p. 211. El sub­rayada es mla).

51 Transmite este pensamiento de Ch. Maurras R. LAURENTIN. Pentecostalismo ca­t6lica, a. c., p. 286. sin aplicarselo expresamente a renovaci6n carismatica.

52 Le renouveau charismatique .... en Lumen Vitae. p. 380. 53 lb .• pp. 387-388. Del compromiso. en este documento. practicamente s610 se

habla cuando se trata de problemas de evaluaci6n. es decir. cuando hay que con­testar a las objeciones que suelen ponerse al movimiento. Y es curioso que en esa circunstancia la extensi6n es grande. para 10 que suele el documento (pp. 390-392). Parece que hay bastante que contestar. y que esta contestaci6n no es faci!.

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II. NUEV A EFUSrON DEL ESPIRrTU

El neomisticismo se presenta como "una nueva efusion deI Espiritu" 54. Los fenomenos particulares que aparecen en estos movimientos, por mâs que a veces se presenten de forma espec­tacular, no son mâs que "puntos de aplicacion" 55, 0 prolonga­cion de una presencia original del Espiritu en toda la economia de la salvacion 56.

Aqui vamos a limitarnos, siguiendo nuestro método, a los puntos que encuentran una mayor base directa en la Escritura, siendo al mismo tiempo importantes en esta corriente.

A. HOMBRES NUEVOS

Son muchos los neomisticos que confies an haberse obrado en ellos un gran cambio, cuyo fundamento y consisiencia podria ser:

1. Abiertos a la Palabra. "Uno de los efectos mâs admi­rables de la accion deI Espiritu Santo, consiste en conferir una gran inclinacion a la lectura de los Evangelios" 57. Parece ésta una constatacion general: los neomisticos se convierten en asi­duos oyentes de la Palabra 58.

Pero 10 mâs importante no es este acercamiento a la Pala­bra. Lo que mâs interesa es el modo de acercamiento. Es un acer­camiento en la llnea de la Lectio divina 59: "la preferencia medie­val por 10 que se llamo 'sentido espiritual' de la Escritura, tam­bién tiene su equivalente en los modernos pentecostales" 60. No se

54 Es el titulo deI primer capitulo deI !ibro de E. O. O'CONNOR, La renovaci6n carismatica, México, Lasser Press, 1973, P. 13 (como podra ver el lector vamos a citarautores de toda solvencia en la exposici6n deI movimiento; sin embargo, no vamos a amontonar las citas que no puedan dar un sentido especial a la que dicen los autores aqui manejados). También es significativo el titulo que se ha puesto a la traducci6n francesa dei !ibro de K. and D. RANAGHAN, Catholic Pentecostals: Le retour de l'Esprit, Paris, Cerf, 1972 (en castellano: Pentecostales cat6licos, N. Y., Paulist Press, 1971).

55 R. LAURENTIN, Pentecostalismo cat6Iico ... , o. c., p. 59. 56 Puede verse el estudio de Lumen Vitae, ya citado, que procede desde una con­

sideraci6n intratrinitaria dei Espiritu Santo. 57 E. D. O'CONNOR, O. c., p. 138. Sobre la importancia de este elemento, ib. y

paginas siguientes. 58 Es proverbial, y 10 recuerdan todos. Cfr. v. gr., Lumen Vitae, p. 393, LAUREN­

TIN, pp. 60-61. El mismo Pablo VI 10 ha recordado. 59 Lumen Vitae, p. 393. 60 E. D. O'CONNOR, o. c., p. 174.

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trata de despreciar la exégesis cientlfica 61, pero si de considerarla insuficiente. Y esto quiza por dos razones: porque no todos pue­den teuer ese grado de instrucci6n, mientras "todo cristiano pue­de JI debe tener acceso a la Biblia con toda sencillez, porque es el libro deI Pueblo de Dios" 62, y porque se esta convencido de que Dios se abre y manifiesta al que abre la Biblia con grau sencillez. Incluso hombres deI mayor prestigio, como el Cardo Suenens, han hecho en este sentido confesiones muy significativas 63. Lo cierto es que "las sagradas letras estan siendo leîdas con intenci6n espi­ritual, en el sentido mas cristiano de la palabra. Porque la palabra de Dios es vivieute y activa (Heb. 4: 12) y su verdadero y pro­fundo significado s610 puede penetrarse mediante una ilumina­ci6n (1 Cor. 2: 10) infundida por el Espiritu (HPed. 1: 21), no por una exégesis cientffica, natural, por llena que esté de sabi­durîa" 64.

Esta forma de acercamiento a la Escritura lleva con frecuen­cia en las reuniones a 10 que se llama "pedir textos": "v. gr. abrir la Biblia al azar y leer el pasaje 0 pasajes que quedaran ante los ojos" 65.

2. Abiertos al Espiritu. Abrirse a la Palabra es abrirse al Espîritu. Pero ahora nos referimos a la apertura que tiene como término los carismas 0 dones deI Espmtu. Bien entendido no es mas que apertura total al Espîritu 66, sin hacer la distinci6n huma­na que seria negaci6n deI mismo Espîritu: ciertos dones ya no se llevan. El que procede asi limita la acci6n deI Espîritu y no pue­de considerarse verdadero carismatico.

El Espmtu no puede hacerse presente sin sus dones y caris­mas, y en este sentido se requiere una postura integral ante la doctrina de Pablo (1 Cor 12) 67.

6J lb., p. 175, nota 11. Interesante 10 que dice SUENENS, 1. c., p. 221. 62 Lumen Vitae, p. 393. 63 Merece la pena citarse, por el nombre deI autor: «el Espiritu revela también

a Jesus como Palabra (00.) Ahora encuentro otra especie de lectura; ella se me da como esclarecida, iluminada desde el interior por el Espiritu que actualiza el texto sagrado y 10 va transformando para mi en palabra de Vida. Bajo este impulso de la gracia, he comenzado a abrir la Escritura muchas veces durante el dia con un gusto nuevo desconocido» (o. C., p. 221).

64 E. D. O'CONNOR, o. c., p. 175. 65 lb., p. 151. 66 Insiste en este aspecto de apertura total, como caracterfstico de renovaci6n

carismatica Lumen Vitae, pp. 376·377, 382. 67 lb.,

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No se puede olvidar esta faceta en la Iglesia. Seria deslucirla y de jar en la oscuridad la débilluz que encendio un concilio tan reciente como el Vaticano II 68.

Por eso, los carismaticos se sienten no solamente poseidos por los dones deI Espiritu, sino que toman conciencia de 10 que sig­nifican y tratan de hacerlo tomar a los demas. De ahi que pueda hablarse deI "intensoestudio que los pentecostales dedican a las obras deI Espiritu Santo que se enumeran en 1 Cor 12: 8-10, 28-30, Y Gal. 5: 22, y sig. Estos pasajes se citan y !een, se co­mentan en sermones, se copian y colocan en tableros de avisos, y son ·ensenados a los ninos. Cada vocablo de los mismos se ana­liza y discute" 69.

3. En comuniôn fraterna. El Espiritu es misterio de comu­nion entre el Padre y el Hijo 70. Hechos de los Apôstoles es la prueba mas fuerte de 10 que encarna una comunidad regida l'or el Espiritu 71. No es dificil captar que la preferencia de los caris­matieos par este libro esta en relacion directa con esta dimension de 10 comunitario. Y si no todos los expositores de Renovacion carismatica parecen insistir en esta dimension, otros, de innegable nombre y prestancia en el movimiento, 10 creen de especial inte­rés. Asi, el Cardo Suenens, quien presentando ellibro de W. Smet no duda en ad'irmar: "con mucha exactitud insiste sobre la impor­tancia de la vida comunitaria en la renovacion carismatiea; ésta sera fecunda para la Iglesia en la mis ma medida en que abra el camino a un cristianismo que se viva mas intensamente en comun. Expresamente se nos remite a las primeras comunidades, que nos describen los Heohos de los Apostoles" 72. y el mismo Card., en su interesante libro sobre el movimiento, dedicara un capitulo a esta realidad 73.

Parece que esta comunion es efecto necesariode una recta inteligencia de los carismas. Es el mismo san Pablo el que lleva

68 Todos estos escritos hacen referencia al Vaticano II como momento dei despertar, aunque se interesan mucho por estudiar la presencia dei Espiritu en las primitivas comunidades cristianas y su desaparecer en momentos aûu no muy claros.

69 E. D. O'CONNOR, O. c., p. 174. 70 Lumen Vitae, pp. 370-371 (se concede mucha importancia a estas dimensiones

intratrinitarias, como ya apuntamos antes). 71 El Iibro de los Hechas se ha considerado siempre como el Evangelio dei

Espiritu Santo. No en vano es el Iibro al que mas acude Renovaci6n carismatica. 72 L. J. Cardo SUENENS, Prefacia, a W. SMET, Ya haya un munda nueva, Barcelana,

Editorial Roma, 1975, p. 8. 73 O. c., pp. 143 SB.

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a esta conclusiôn: "es algo sorprendente. San Pablo relaciona su doctrina sobre los carismas con la formulaciôn de una teorîa sobre la unidad de los cristianos en funciôn de la pertenencia al Cuerpo Mistico de Cristo (1 Cor 12, 12-27)" 74. La observaciôn parece interesante y original.

Esta experiencia comunitaria -por 10 demas mqy a tono con tendencias de nuestros dias 75_ no es unitaria, sino que tierre muy diversas encarnaciones. Quiza pueda en verdad decirse que "no hay dos comunidades que se parezcan" 76. Esto sucede por­que los elementos comunitarios no son en todos los mismos. Los grados de comuniôn van desde los mas espirituales, pasando por los apostôlicos y sociales y llegando en no pocos casos a una espe­cie de comuna, que superaria la referencia inicial a Hechos de los Apôstoles 77.

No obstante, aqui 10 que mas interesa senalar es que los as­pectos tipicamente espirituales y la importancia de apoyar y vivir la fe con los de casa es algo esencial y que se valora por encima de las acusaciones a que esta actitud pueda enfrentarles. Se sabe que las principales reuniones son las reuniones de oraciôn, muy frecuentes, apoyantes y fecundantes deI movimiento. Se esta con­vencido de que las comunidades cristianas son mas las que tienen un "vivir unidos" que un "hacer unidos", "en funciôn de Jesu­cristo" 78. Y se ha escrito con naturalidad que "nos es preciso ( ... ) vivir el cristianismo "a domicilio" antes de exportarlo. Habria que estudiar mas y mas las relaciones entre cristianos segûn la Escritura: se da un amor entre hermanos que debe ser priorita­rio. 'Practiquemos -dice San Pablo- el bien respecto a todos los hombres, pero en especial respecto a los hermanos en la fe' (Gal. 6, 10). Guardémonos de parecemos a esas personas que estan de mal humor siempre consigo mismos y son encantadoras cuando encuentran a un extrano" 79.

4. Gozo en el Espiritu. Y hablando de ihumor y de encan­to viene como anillo al dedo resaltar en los carismaticos su pro-

74 W. SMET, o. C., p. 184. 75 Puede verse aun cuanto escribi6 Revista de Espiritualidad en su numero 133

(1974) fntegramente dedicado al movimiento comunitario en nuestros dias. 76 W. SMET, o. C. ,p. 193. 77 lb., pp. 189-201. Ahi pueden verse los distintos tipos de vida comunitaria que

existen en el movimiento. Con raz6n decia el Cardo Suenens que insiste en este aspecto. Como tratado de conjunto sera unD de los mejores estudios en esta pers­pectiva.

78 Cardo SUENENS, O. C., pp. 143-144. 79 lb., p. 153.

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verbial gozo interior. Y con el gozo, la confianza. Y también aqui la base estâ en la Escritura. O'Connor 10 resume estupendamen­te: "estas cualidades son unas de las mâs notables caracteristicas de los pentecostales, cualquiera que sea su denominacion, y es increible que haya quien pueda objetarlas. El e~tudio moderno de las Sagradas Escrituras Hama la atencion al hecho de que la alegria es una de las sefiales mâs notorias de los primitivos cris­tianos (Hec. 2: 46, 5: 41, 8: 39, 12: 52, 16: 34; ver también la Epistola a los Filipenses, en toda su integridad)" 80.

A muc:hos les ha Hamado la atenci6n "la alegre piedad de aqueHos fieles" 81. EHos mismos tienen conciencia de ser ésta la novedad que aportan a la Iglesia 82, y 10 razonan evangélicamente con sencillez pero con energia: "Cristo jamâs invit6 a sus segui­dores a una caminata por un desierto espiritual no aliviado por algu.n contacto experiencial con Dios. En cambio, les prometio una paz que este mundo no puede dar (In. 14: 27) y un gozo que nadie podria quitarles (In. 16: 22). Ambos pertenecen, por su naturaleza misma, a un orden experiencial. San Pablo, evidente­mente, conoda por experiencia propia estos dones" 83.

En un mundo de odio y terrorismo estos frutos deI Espiritu son acentuados con la sencillez evangélica de donde derivan. Y son defendidos con la fuerza que encierra toda necesidad.

5. Abba, Padre (Gdl. 4, 6). "Los pentecostales dedican muoho tiempo a la oracion" 84. "A dondequiera que ha llegado este movimiento, las asambleas de oracion han ido con él. Puede decirse que es imposible imaginârselo sin eHas" 85.

"Pero no es el volumen de oracion 10 que impresiona, sino mâs bien el espiritu y la forma de hacerlo" 86. No es que despre­cien la oracion de peticion. Incluso habrâ muohos casos espec­taculares en los que esta dimension de toda oracion cristiana bri-

'0 E. D. O'CONNOR, O. c., p. 175. 81 Cardo SUENENS, O. C., p. 211. Se reliere a unos 25.000 carismaticos USA que

participaban en una reuni6n. 82 De una comunicaci6n particular dei matrimonio Pérez Torres (de Madrid) se

puede leer: «la novedad que dichos Grupos aportan a la Iglesia es que las personas que participan en ellos dan testimonio de que en el Jllundo de hoy es posible la alegrfa, la paz y el amor entre personas de muy distintas edades, profesiones y nive­les culturales».

83 E. D_ O'CONNOR, O. c., p. 239. Siguen cinco citas de san Pablo. 84 lb., p. 134. Sobre la oraci6n en este movimiento se ha escrito mucho. Y se

podrfa escribir mucha mas. S610 queremos citar aqui a D. DE PABLO MAROTO, Viven­cia de la oraci6n en grupos y movimienfos aposf6licos, en Revisfa de Espirituali­dad, 35 (1976) 63-99 (dei movimiento carismatico se habla en las pp. 64-73).

8S lb., p. 102. 86 lb., p. 135.

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Ha con luz propia 87. Sin embargo, es eVidente que el movimiento "es un nuevo atractivo para la oraci6n, especialmente la alaban­za, la accion de gracias" 88. El movimiento de renovacion caris­mâtica ha sabido encontrar la raÎZ de la oracion cristiana en el Espîritu que da al cristiano la experiencia de la patemidad de Dios 89. Esto es importante.

Pero ihay también otro aspecto que configura este "espîritu y forma" tan tipicos: es una oracion "en la que todo el ser estâ implicado, incluidas las facultades emotivas y motrices" 90. Todos sabemos que éste es unD de los aspectos que mâs desconcierta y que es mâs criticado. No me toca aqui juzgar, sino exponer. y esto es muy sencillo, porque para los neomisticos la emotividad "no es aqui mâs que el epifenomeno de una transformacion pro­funda" 91. "Cuando el amor es fuerte, pleno y opulento, no se limita a un acto de la voluntad, sino que participa de la emocion" 92.

B. l,TRASCENDENCIA NEOMILITANTE?

Seguimos los mismos pasos que en la primera parte, aunque en sentido inverso. Son ahora los neomlsticos quienes interro­gan a los nuevos militantes sobre unas realidades evangélicas que parecen esenciales.

Los textos neotestamentarios que estân a la base de los ne­misticos son tan biblicos como los que presentaban los nuevos militantes. Y parece que también tan univers ales como aquéHos. y su misma linea de interpretacion no puede olvidarse y menos despreciarse. Es tan honesta y seria -al menos en muchas oca­siones- como puedan serlo otr-as 93, aunque también se mani­fieste incompleta 94. Aqui, como al final de la primera parte, 10

87 lb., pp. 71-72. Es un elemento que aparece casi eclipsado por la prevalencia de la alabanza. Sin embargo, deberla estudiarse este aspecto, que indudablemente es de especial interés, sin precisar ahora en qué sentido.

" R. LAURENTIN, O. c., p. 59. 89 E. D. O'CONNOR, O. c., pp. 130-134. Es otro aspecto interesante, que deberla

haber sido profundizado con especial interés, pues el Esplritu sera siempre el prin­cipio de toda oraci6n cristiana.

90 R. LAURENTIN, O. c., p. 59. 91 lb., p. 59. 92 E. D. O'CONNOR, O. c., p. 130. 93 Cfr. D. MOLLAT, L'Expérience de l'Esprit Saint selon' le Nouveau Testament,

Paris, Feu Neuveau, 1973. 94 Casi todos los autores son reticentes, aunque no deI todo contrarios, al Fun­

damentalismo carismatico, deI que ya hemos hablado. Se 10 cree positivo, pero muy arriesgado en demasiados fieles, y se piensa que de hecho se ha caido y continua cayendo en claras exageraciones y arbitrariedades.

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DIALOGO ENTRE NEOMISTICOS y NUEVOS MILITANTES 661

importante es contestar a esta pregunta: lse vive en los nuevos militantes la linea esencialmente evangélica de experiencia reli­giosa e intimidad gratuit a y trascendente que representan los neomfsticos?

Difkil confrontaciôn

También aqui se hace necesario comenzar constatando la dificil confrontaciôn de cualquier movimiento con el Evangelio. y también aqui nos parece que 10 fundamental de la interroga­ciôn y de la respuesta puede encerrarse en estos apartados sen­cillos y claros:

1. Es comûn preocupaciôn la que muestran los autores ante la al menos aparente exc1usiva horizontalizaciôn de muchos nue­vos militantes 95, temiendo que realmente muchos de ellos no crean en la trascendencia 96. Esta limitaciôn seria realmente gra­ve y podria truncar todo posible diâlogo que deseara tener coma base el Evangelio de J esûs.

2. Su actitud ante la Palabra de Dios, que es siempre con­figurante, tiene también sus dificultades. La sobreestima de unos textos y el olvido sistemâtico de otros no se sabe si dimana de unos condicionamientos originales (deI lugar y tiempo en que viven sus hombres -10 que seria al menos comprensible-), 0

si dimana de una actitud indiferente ante textos que fundamen­tan actitudes que no interesan porque no se cree en eHas. Seria aûn mâs grave si ese silencio de ciertos textos estuviese moti­vado por la convicciôn de que se trata de manifestaciones tipicas de un mundo sacral y subdesarrollado que es precisa enterrar de una manera 0 de otra.

También ante la misma Palabra de Dios se puede constatar la actitud de rechazo de un cierto fundamentalismo -que no siendo ûnico ni exagerado podria ser connatur.al al cristiano­mientras se penetra en la interpretaciôn de la Palabra sôlo desde el marxismo, 0 al menos s6lo desde circunstancias presentes, aun­que no sean marxistas.

3. Lo mismo cabe decir de la actitud tomada ante el tema complejo y significativo de la oraciôn. Una constataciôn inne-

95 El Cardo SUENENS, en el !ibro tantas veces citado, vuelve sobre la necesidad de no humanizar el cristianismo, al tiempo que confiesa claramente el pe!igro que existe en este sentido.

96 Remitimos al !ibro también citado de X. PIKAZA, Evangelio de Jesus y praxis marxista, Madrid, Marova, 1977, pp. 163·164.

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gable es que en documentos enteros sobre vida cistiana no apa­rece ni una sola vez esta palabra. Y esto es grave. También es cierto, sin embargo, que otros muchos a quienes se les debe lla­mar nuevos militantes SI han escrito sobre oracion cristiana. Po­drâ discutirse cuanto dicen al respecto. Pero es innegable que inicialmente existe ya una base amplia para el diâlogo.

Este hecho de la profundamente divers a actitud ante la ora­cion -tomada ahora como realidad y como simbolo- en gru­pos de nuevos militantes evidencia la absoluta necesidad de dis­tinguir grupos, dentro de la misma corriente, para ac1arar pos­turas.

Mi opinion, a simple nivel interpretativo, es que en todo este problema de la trascendencia y sus derivados en los nuevos mi­litantes hay que distinguir tres franjas:

a. Hay una larga hanja de marxistas autodenominados cristianos que no creen en la trascendencia, y para quienes toda vida cristiana que tenga como objeto 0 término de comunicacion algo no exclusivamente economico es pura alienacion, que tiene que desaparecer. A e1los se les podria aplicar esta formulacion: Dios es superfluo, no gratuito.

b. Hay una franja de cristianos -no sé si larga 0 no­que se autocalifican de marxistas y para quienes los aspectos evangélicos de los neomîsticos, y en concreto la experiencia re­ligiosa, son importantes. Estos aspectos neomîsticos podrân ser interpretados de maneras muy divers as, pero seria muy difîcil probar que el Evangelio queda ahi negado.

Aqui estamos en un casa nuevo, que parece indudable a quien sea abierto If comprensivo ideologicamente, y que al mis­mo tiempo espera deI tiempo un discernimiento mâs eficaz. L6-gicamente a muchos les parece una existencia absurda. Asegurar si 10 es 0 no, puede no pasar de ser un futurible deI que po­demos prescindir. En un tiempo como el nuestro, en el que todo se somete a revision, es posible que muchos estén convencidos de que también ciertas dimensiones dei marxismo pueden ser sometidas a revision. Y a quienes con tanta rapidez contestan que eso ya no seria marxismo se les podria responder: es 10 que dicen muchos deI cristianismo revisado inc1uso en concilio, que eso ya no es cristianismo. Y todos sabemos quiénes hacen estos juicios de integrismo supermanifiesto.

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DlALOGO ENTRE NEOMÎSTICOS y NUEVOS MILITANTES 663

c. Hay una larga franja de nuevos militantes, unos c1ara­mente no marxistas y otros que parecen no serIo,' para quienes las realidades deI Espiritu, al menos aparentemente mas repre­sentadas por los neomisticos, son fundamentales. A nivel inter­pretativo esto me parece claro, aunque otros parecen no verIo asi. Quiza la dureza que algunos -0 muchos- mantienen fren­te a los nuevos militantes en general dimana de que dan por realidades 10 que en principio son unicamente riesgos, riesgos que admiten sin mas los mismos nuevos miHtantes. Es decir, los nuevos militantes conrfiesan con toda sinceridad que ante las dramaticas circunstancias en que viven muchos cristianos, cllos mismos se situan a veces en un canej6n sin salida 0 en un pIano inclinado en el que se pueden perder aquellas mismas realida­des que, al no ser externamente eficaces para la soluci6n del drama que se palpa, se presentan como una alienaci6n. Los nue­vos militantes son conscientes de que este riesgo se ha conver­tido a veces en realidad, llegando en la practica no s6lo a negar las realidades trascendentes, sino cayendo en la falta de l6gica que supone abandonar a quien suscita en ellos ese amor huma­no tan necesario: el amor personal y directo a Dios 97.

También los nuevos militantes desconfÎan de ciertos modos de espiritualidad neomistica. Cuando la fiesta se toma en serio, incluso para quienes celebran 0 piden el nacimiento deI homo festivus, es mas empefiativa de 10 que suponen muohos 98. Ade­mas, y por otra parte, si la oraci6n es hist6rica ha de encon­trarse con los problemas sangrantes de la humanidad. Cristo no dej6 su cruz a la puerta deI Huerto de los Olivos, sino que in­teriormente ya cargado con ella sud6 la misma sangre que su­dada camino deI Calvario. Hay oraciones que quiza se viven demasiado alegremente para ser cristianas. Porque una oraci6n que no sea universal, no es oraci6n cristiana. Es verdad que la mayor parte de los nuevos militantes quizâ se oponga a una

97 Ha estudiado el tema de la oraci6n en la Teologfa de la liberaci6n A. GUERRA, Lucha y contemplaci6n en tres tiempos: Liberaci6n, Bonhoeffer, Petici6n, en Revista de Espiritualidad, 35 (1976) 33-61 (sobre Teologfa de la liberaci6n se habla en las pp. 34-51, con bibliografia).

9B Yo endurecerfa aûn mas la excelente pagina que H. Cox dedica a la seriedad deI juego cuando escribe: «mucha gente cree que uno no puede mantenerse 'serio' en relaci6n con el juego. Es evidente que los que asf piensan nunca han presenciado un tomeo de bridge entre buenos jugadores. El hombre puede tomarse el juego muy en serio y pue de tomar completamente en brama hasta las cosas mas serias» (Las fiestas de locos, o. C., p. 164).

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oraci6n que les parece exageradamente festiva. Pero esto puede no decir nad a en contra de su cristianismo.

En este sentido, los nuevos militantes -al menos una bue­na parte- no deben ser acusados sin mâs de no creer y vivir la trascendencia en sus manifestaciones mâs gratuitas.

CONCLUSI6N: l,Es POSIBLE EL DIALOGO?

Ante la pregunta definitiva de si es posible el diâlogo entre neomisticos y nuevos militantes nos viene instintivamente res­ponder que sî. Entre otras razones, porque no se trata solo de una posibilidad, sino inc1uso de una necesidad.

Una consideraci6n mâs pausada nos exige matizar esta res­puesta. Y quizâ pueda hacerse asi:

1. Entre sectores considerados mayoritariamente coma ex­tremistas en ambas corrientes no merece la pena hablar de diâ­logo. La categoria de diâlogo perderia mucho sentido si se apli­case a poco mâs que un bombardeo -contestado- de insultos. De momento no merece la pena perder el tiempo en eno.

2. Entre sectores mâs moderados de estas mismas corrien­tes el diâlogo es posible y creemos que seria provechoso. Servi­râ para no encerrarse en los propios val ores, aplicândose mâs a discernirlos; servirâ para matizar tendencias y preferencias a las que no se puede renunciar, pero a las que tampoco se puede conceder el monopolio de una vida; servirâ para educar el sen­tido de la catolicidad 0 universalidad, categoria tan citada en la actualidad; servirâ coma testimonio y Hamada permanente y sa­namente perturbadora para quienes (j'hoy hermosa virtud!) acep­tan el riesgo de una entrega generosa a ideales que por SI solos pueden llenar existencias tan limitadas coma las deI hombre.

Estos diâlogos y estos servicios adquieren una entidad par­ticularmente honda cuando estâ de por medio la fuerza penetran­te de la Palabra de Dios. Y si, ademâs, el diâlogo concreto se apoyase en los nueve pilares que ellos mismos han levantado, empezando por extremos diversos, podria resultar un edificio que seria principio de un nuevo Pueblo de Dios.