Dilema Etico de La Gestion Humana

GESTION ESTRATEGICA DEL TALENTO HUMANO

PROFESOR GERARDO GONZALEZ URIBE 1

DILEMA ETICO DE LA GESTION HUM ANA

“¿Ama usted a las personas y usa a las cosas, o usted ama a las cosas y usa a las personas?...” ¿Nos sentimos vacíos a pesar de nuestro éxito? ¿En qué consiste la plenitud humana? ¿Cómo lograr un planeta sostenible? ¿Qué buscamos, felicidad o satisfacción? Que tipo de gestión humana se puede realizar desde cada enfoque ético? Será posible un enfoque humanístico en una empresa regulada por la ética de “ame a las cosas y use a las personas”? Podríamos seguir planteándonos preguntas, posiblemente inútiles, porque no están visiblemente relacionadas con los negocios inmediatos. Más sin embargo, el 11 de septiembre, los escándalos corporativos de Enron, World.com, Parmalat, etc., han colocado la ética como un tema de reflexión prioritaria, en la alta dirección y accionistas de las grandes corporaciones. Al igual los escándalos en la política nos impactan diariamente desde todos los lugares del planeta. No existe país que escape a un escandalo de corrupción. SER O NO SER: SIGUE SIENDO LA CUESTION Ética es una palabra que suena a moral religiosa. Este fue el tema favorito de los griegos. Ética viene de Ethos que Significa estudio del comportamiento humano. De aquellas prácticas que ayudan y contribuyen al desarrollo de la comunidad. Es decir, la ética se relaciona con una manera de ser sensible al impacto que causamos en el otro, la otra o lo otro. En la antigua Grecia era una actitud ante la vida que se expresaba en este principio medular: “Ama a las personas y usa a las cosas”. Principio que representa una mirada cualitativa de la vida. Con la invasión de Roma a Grecia, esta perspectiva de la ética cambió. Desde ese entonces, se comenzó a entender a la ética como: aquellos actos que estaban de acuerdo con la ley. Así pues, el gran problema era si cumplían la norma, si se ajustaba a la ley.



El positivismo y la objetividad paso a dominar la interpretación de la realidad. Bajo esta perspectiva se “Ama a las cosas y se usa a las personas”, dando así nacimiento a una mirada cuantitativa de la vida. Así, un acto es ético cuando está de acuerdo con la ley, y no lo será cuando no está de acuerdo con la ley. La norma, el código, marca el norte de lo ético. Una cosa es entender el comportamiento humano como actos y otra muy distinta es entender el comportamiento humano como actitudes. Cuando pienso en la ética como una manera de ser, como actitudes, la cosa cambia sustancialmente. Porque “las cosas no son como las vemos, sino que las vemos como somos y a partir del observador que estamos siendo” Es decir, de acuerdo a nuestro nivel de ser, de acuerdo a nuestras actitudes, va a ser nuestro comportamiento. Si hemos desarrollado una mentalidad cuantitativa, sólo vemos cosas y objetos y nuestra atención se concentra en hechos y creeremos que el desarrollo de lo humano se sustenta en la herramienta La experiencia vital de un ser humano, su historia personal, educación, tradición familiar, crisis vitales, trabajo, se cristaliza en lo que hemos llamado mentalidad. La mentalidad se parece al sistema operativo de un computador: Habilita programas y direcciona la memoria, así como la mentalidad se manifiesta en los modelos mentales, supuestos y creencias que colorean el lente con que miramos la realidad. Si el norte de nuestra vida es la calidad, entonces coloco a la cantidad en función de la calidad y me rijo por criterios esenciales y por principios fundamentales. Cuando privilegio criterios sustanciales nace el verdadero compromiso como consecuencia de la convicción y la inspiración que me produce lo que hago. Lo demás son conveniencias inmediatas, es decir simples transacciones. Por ejemplo, si yo creo que la transparencia es un valor fundamental en mi vida, lo incorporo en mi ser y lo vivo operativamente en cada acto cotidiano. El hacer refleja el nivel del ser. Cuando la calidad se coloca en función de la cantidad, se destruye la experiencia humana.



Dentro de esta perspectiva, la organización privilegia la ética de los hechos aparentes. “...Cumplimos la norma para que no nos castiguen” y porque así podemos sacar una ventaja política o ganar la aprobación de nuestro jefe”. Lo más grave de esta mentalidad cuantitativa es que toma la organización como si fuera una máquina. No nos damos cuenta de la magnitud en que nuestras percepciones se ven afectadas por la metáfora de la máquina. Nuestro léxico organizacional evoca un mecánico mundo de medidas, planes, programas y jefes a cargo del control. La organización se dirige como manejando maquinaria pesada. La salud de este tipo de empresas se mide por cuánta producción, (dinero) crea para sus dueños. Un criterio razonable para juzgar una máquina, no un sistema vivo. Cuando predomina en nosotros una mentalidad cuantitativa, la emoción que se activa es la ambición o la codicia con su compulsión por acumular al máximo y sin medir consecuencias. La ambición es insaciable. Por el contrario, cuando tenemos una mentalidad cualitativa de la vida, la emoción que se activa y nos regula es la impecabilidad y nos orienta a un hacer hecho con amor, entrega y dedicación, aportando todo el talento disponible y aprendiendo al máximo de esa experiencia. El ambicioso vive en alto estado de ansiedad porque siempre esta corriendo tras algo. Se ambicionan cosas: un mejor carro, una mejor casa, etc. Eso no es malo. Lo importante es que la ambición debe estar en función de una aspiración cualitativa de la vida. El éxito es un estado mental, no el logro de un objetivo determinado. Todo lo que poseemos en la vida es un préstamo que el universo nos ha hecho. Profundicemos más en este concepto con unos buenos y sensibles ejemplos. Cuando miramos la realidad cuantitativamente, lo que queremos es ganar y no perder. Buscamos sólo nuestro propio interés. Cuando miramos la realidad cualitativamente, aspiramos es a aprender, servir, crear ámbitos de encuentro, ámbitos en los cuales las personas se sientan confiadas, seguras y puedan avanzar en lo que necesitan para poder realizarse.



Crear ámbitos, significa crear un ambiente en donde la franqueza, la naturalidad, la transparencia y el espíritu de servicio son fundamentales. Cuando una persona está sirviendo, genera confianza y la organización gana credibilidad. Un ámbito es una experiencia memorable, un acontecimiento. “Las cosas no son como las vemos, sino que las vemos como somos”. Si nos domina una mentalidad cuantitativita, vemos a los clientes sólo como una oportunidad de ganar dinero. El mercado sólo será leído como una estadística de participación. Dentro de esta perspectiva me incapacito para percibir la motivación real que mueve al cliente y su patrón de decisión. No puedo percatarme de la experiencia del cliente. La consecuencia de este enfoque se ve reflejada en el tipo de relación que construyó con el cliente. Es una relación de “uso” transaccional. No es una relación que permita conectar las emociones del ser humano para crear una experiencia memorable. El cliente solo es una oportunidad para ganar dinero así tenga que manipularlo con argucias. La relación con un colaborador será mediada por la utilidad a mi causa sin importar para nada la causa de ese colaborador. Y sobre esta base construyo las relaciones laborales que no pasan de ser relaciones de “uso del recurso humano” Ahora está de moda el marketing experiencial, o el mercadeo de relaciones, o la escalera de la fidelidad. Preguntémonos: ¿Será posible desarrollar relaciones perpetuas con los clientes, basadas en experiencias memorables, en una empresa en donde predomina una mentalidad cuantitativita. ¿ Eso es como poner a ladrar a un gato. El mismo razonamiento lo podemos aplicar para evaluar el enfoque de la naturaleza de las relaciones con los trabajadores y empleados de la empresa. Entendemos por recurso, un elemento disponible a ser usado o utilizado en un proceso productivo. Razón por la cual, en el marco de una mentalidad cuantitativa, al área encargada de lo humano se le conoce con el nombre de “Recursos Humanos”. Las palabras reflejan la estructura del pensamiento y la mentalidad de la dirección.



Cuando miro la realidad cualitativamente, lo que veo son acontecimientos, ámbitos de encuentro, dominios de conversación Almorzar puede ser un hecho, si lo veo como un lugar donde se juntas las personas a comer. O lo puedo ver como un acontecimiento, como una alegre oportunidad de compartir experiencias vitales, de aprender, de comprender, de conversar significativamente. Al terminar nuestro almuerzo o nuestra cena con una mentalidad cualitativa, queda la experiencia como un conjunto de imágenes y sensaciones de confianza y aprendizajes producto de un diálogo rico en significados. Este tipo de experiencia activa la motivación intrínseca por la presencia y la atención delicada en un sereno escuchar mutuo en el marco de la emoción del respeto. Cada contacto humano con el mundo tiene la posibilidad de ser un frío hecho o un ámbito de encuentro. Nuestras conversaciones, nuestros diálogos, pueden ser: o un noticiero calculado de hechos, o una oportunidad de compartir vivencias. No se trata de contar asuntos dramáticos y meterse en el guión de aquel juego social: “Eso no es nada... Mi historia es más grave que la tuya”, sino de lo que aprendimos de esta situación agradable o desagradable. ¿Cuál es la resonancia en nuestro ser de esta experiencia? Un ámbito de encuentro es más profundo en la medida en que sea percatado integralmente tanto por los canales perceptivos como por la interocepción. Es decir, valorar el acontecimiento por lo que se ve, oye, huele, se sienta en la piel y por la resonancia interna de imágenes y significados. Cuando codifico al ser humano en un número o le pongo un mote o lo enmarco en una estereotipia, le quito su humanidad, lo reduzco a una cosa. En un famoso y muy científico hospital, un reconocido médico le pregunta a la enfermera jefe: Señorita, ¿cómo está el hígado de la 407?. Indagación para averiguar del estado del paciente de la habitación 407. Pensar cualitativamente como expresión de un sistema viviente, requiere una nueva definición, nuevas metáforas, es decir un nuevo lenguaje. Y un lider inspirador. El liderazgo produce energía. El liderazgo respira vida al interior de la empresa, sin la cual nada nuevo puede originarse.



La palabra inspirar, por mucho tiempo asociada al liderazgo, se deriva del latín “inspirare” que literalmente significa “respirar vida en...” Construir una realidad con… El sencillo concepto de colectividades humanas creando nuevas realidades, unifica aquellos extraordinarios y diferentes individuos a quienes consideramos como líderes ejemplares. Personajes públicos como: Lincoln, Gandhi, etc. Líderes organizacionales como: Thomas Watson Jr. De IBM, San Walton, de Wal- Mart, Richard Brenson, de Virgin, etc. Líderes de las artes y creencias: Picasso, Shakespeare, hasta Albert Einstein y Maria Curie. Obviamente, muchos de estos personajes nunca fueron “jefes” en la cima de la jerarquía autoritaria y sin embargo son indiscutiblemente reconocidos como grandes líderes. Esta sencilla definición cualitativa nos lleva hacia mucho de lo que efectivamente buscamos a través de un mayor liderazgo en asuntos humanos, en empresas, escuelas y comunidades. El liderazgo es generar la energía para crear algo vitalmente importante, es crear ambientes emocionalmente expansivos donde el ser humano se realiza con la obra . Donde quiera que exista esta energía, estaremos más comprometidos y satisfechos y seremos más productivos. Estaremos más vivos. El desarrollo sostenible y sustentable es propio de una concepción fundamentada en la mentalidad cualitativa de la vida. “Ame a las personas y use a las cosas”. Es decir, Cuando el tener está en función del ser. Así entonces, dentro de esta mentalidad podremos encontrar las soluciones al problema de la pobreza en el mundo. Los modelos cuantitativos económicos dominantes han traído como consecuencia 4000 millones de personas que viven con menos de 2 dólares diarios, degradado el ambiente y alimentado la guerra. El nivel de escolaridad no necesariamente se relaciona con el nivel de ser. La mentalidad cuantitativa puede desarrollarse a su máxima expresión sin que por ello cambie la perspectiva de la vida. Examinemos un sencillo ejemplo: En 1991, Lawrence Summers, quien fuera posteriormente Secretario del Tesoro del Presidente Bill Clinton y Presidente de la Universidad de Harvard, se desempeñaba como principal economista del Banco Mundial. En un científico y muy técnico memorando interno, Summers demostró que el Banco debía alentar a las industrias contaminantes para que se mudaran a los países más pobres del planeta.



La razón era que “la medida de los costos de la contaminación causantes de enfermedades depende de los ingresos previstos de un aumento de la morbilidad y la mortalidad”, escribió Summers. “...desde este punto de vista, una cierta cantidad de contaminación causante de enfermedades debe hacerse en el país con el costo más bajo, que será el país con los menores salarios”. La lógica económica de este PHD de las ciencias económicas es racionalmente impecable, verdad? ...Pero totalmente insana y ecológicamente perversa. Las experiencias en cualquier organización donde las personas sólo buscan el tener, terminan en relaciones tipo caníbal comiéndose entre sí por apoderarse del poder, o de la mejor “tajada” o por engrandecer su imagen personal. Así convierten la vida laboral o doméstica en un cuadrilátero donde se lucha por el control o el dominio del otro, en lugar de convertirla en el terreno donde se siembra la confianza de una sana convivencia entre colegas que se estimulan mutuamente con ideas y con la proyección de un nivel superior de ser. Cuando por tener más dejemos de ser mejores y perdamos calidad de vida, no vale la pena pagar ese precio. Si por tener perdemos nuestra serena verdad y la integridad de nuestro ser, nunca vale la pena. Ser o no ser, sigue siendo la cuestión. “Quien no quiere razonar es un fanático, quien no sabe razonar es un tonto y quien no se atreve a razonar es un esclavo.” Documento elaborado por el profesor Gerardo Gonzalez Uribe como material de reflexión de la cátedra de GESTIÓN ESTRATÉGICA DEL TALENTO HUMANO.

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