Diezpoemasparatrabajodedora

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Oda al bastón. ¡Bastón, mi segunda columna Para mi herencia de esponja, Esponja con fósforos, Fruto pútrido cuando pasa Cada segundo! ¡Bastón, mi niño bastón, Con tu rectitud enmendaré Esos pasos, en las vecindades, Llorados! ¡Bastón, niña bastón, A ti te sonríen los niños y utilizan Como su fusil de juegos matutinos! A ti te quieren los viajeros y los ancianos. A ti la luna te dio el poder de plantarte Sobre la tierra y tener como fruto una mano. Bastón que golpeas a esos fragmentos de hombre, Me basta tu nombre y figura para saber que yo También seré, para él, necesario Frutos. La gente pasa delante del cielo, Y no le hace caso. La gente sorbe un poco de café, Y su lengua siente que es, en los sabores, Indiferente costumbre. La gente toca a la fruta, La muerde, La arroja a los botes Oxidados, La vuelve a tocar, Imagina que el altar Será una boca común,

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Oda al bastón. ¡Bastón, mi segunda columnaPara mi herencia de esponja,Esponja con fósforos,Fruto pútrido cuando pasaCada segundo! ¡Bastón, mi niño bastón,Con tu rectitud enmendaréEsos pasos, en las vecindades,Llorados! ¡Bastón, niña bastón,A ti te sonríen los niños y utilizanComo su fusil de juegos matutinos! A ti te quieren los viajeros y los ancianos.A ti la luna te dio el poder de plantarteSobre la tierra y tener como fruto una mano. Bastón que golpeas a esos fragmentos de hombre, Me basta tu nombre y figura para saber que yoTambién seré, para él, necesario

Frutos.

La gente pasa delante del cielo,Y no le hace caso.

La gente sorbe un poco de café,Y su lengua siente que es, en los sabores,Indiferente costumbre.

La gente toca a la fruta,La muerde,La arroja a los botesOxidados,La vuelve a tocar,Imagina que el altarSerá una boca común,Y al final de cuentasSe iluminarán de tantoColor escaneado por el ojo,Y gritarán cuando escuchenQue al viento en el vientreDe la frutas anidado.

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Manzana.

Las manzanas viven agrupadasEn el canasto. Las manzanasTiene voz propia, voz de clemencia.Las manzanas también lloran,Pero pacientemente,Y cuando lo haceDeja su cáscaraEn el suelo:Siendo triste sonríeComo una cebollaEn pleno Otoño.

Pescado.

Cimbra su corazón.Apenas en la tarde lo trajeron,Acomodándolo junto a sus primos,Sus parientes de aureola azul.

Es día de vigilia.Hoy no se come carne de res Ni de pollo, ni de puerco.Por lo tanto la madre decideIr al mercado, a surtirse De almas de mar dulce y mar salada.La mamá llega al local y pide Sus aletas del casi difuntoPara hacer sujetadores;Los niños, las escamas,Para unirlas a manera de rehiletes.

El pescado la mar extraña.La madre y los niños felicesSe van a casa,Sabiendo que durante esta mañanaPodrán jugar con el pescadoY sus entrañas.

Taquería.

El cordero balaAl ras del fuego.

Los hombres y mujeres,Todos gordos,

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Todos flacos,Se arremolinanEn torno a ese balido,Balido sagrado,Balido de piernas débiles,Balido al que le echan Kilómetros de demonios enanosY espíritus cortados de un fantasma chillón.

Los hombres y las mujeres,Todos gordos,Todos flacos,Ni siquieraSe quitan el sombreroEn reverenciaDel corderoQue devoranEn petate de maíz,Su envoltorio de muerto.

El cordero bala,Al ras del fuego.

Algo que vi cuando viajé. Una familia de árbolesFue separada por un camino de aire. La familia de árboles quieren arrebatarleLos pasos a esos niños. La familia de árboles sólo recuerda,Cuando en sus vientres había, de pájaros,Una Orquesta.

Quetzalcóatl. Arriba, las nubesCrecieron dentro del tiesto. Sus brazos eran una cruzDibujada en la llanura,Señalando un tesoro:Arterias, corazónBombeandoDentro de todos los hombres. 

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Abajo, los piesNos enseñabanA saludar a las nubes. Éramos más yerbas que mares,Yerbas poblando cada piedra. Y bajando veía a su sonrisaAbriendo un surco donde abríaCada mujer su nido. Y subiendo veíamosCómo latigueabaSu sueño sobre nuestra cabeza.

Descripción

(Serie de cinco poemas)

Sus ojos. Qué extraño es partiren un punto que desconozco:Memorial de los pasos,¿acaso te debemos extinguir? Su boca. Azahares en el viento:¡Arrúllenme!Manzanillas en el mar:¡Muérdanme!Amapolas en la tierra:¡Suéñenme!Cadenas de violetas,al cuerpo de ella, ¡átenme! Sus piernas. Un par de raícessobresalen en esta y otras calles. Un par de raíces repletas de nieveinvaden los hornos con panes. 

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Ah, hornos en callesespontáneas,cómo los admirocuando callan. Sus pechos. Bocanada de los llanos,un sol de su espantohizo que nacieransed y peras.  Toda ella. Toda ellano sé describirla. Toda ellaes maderaspara construir un ataúd,su honda primavera. Toda ella es la nubeque salta en mi peña.

Piña.

Su vientre es una cápsulaEn donde vienenLos dolores,Los pasajeros de un barco,Los gritos,Los peces dentro de la red.

En ella hay un odio a lo muerto,A lo que sabe muerto,Y a lo que ignora serlo.

Ese odio lo demuestraMostrando sus dientesA medio mundo,Quien a su vez lo confundeCon un pez globo,Pero sin ojos.

Sus odios tienen oídos

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Que escuchan cómo nacenLos niños de los archipiélagos;Y su boca habla el idiomaDe un volcán que respiraSol mucho solQue en su tronco gira.

La piña remaA través de este y otros mundos,Llevando consigo mil y un fetos,Quienes saben-dentro de ese fondoMedio azul, medio amarillo-Qué estrellasCaminan por la playa,RecogiendoAnte sus pies caracoles con un mensajePara arrullar a los niños,Enamorar a los enamorados,Despedir a los ángeles, de hollín,Descalzos.

Lámpara anónima,La piña,Con su vientre iluminaMi escritorio,Mientras miro esa vela;La piña es más lámparaQue ese enano antiguo,Enano sin alegrías,Poco pabiloY marchita candela…

Carta.

Todas las cartas de amor son ridículas.Fernando Pessoa.

Ella tiene una carta de amor en las manos.Desearía recortarla, para así ver qué Fantasma saldría.

Ella decide enviarla a la hoguera,Olvidarla, sin ver quién es el remitente,Echarla a volar en un papalotePara que surque en techos de aluminio,Pies de periódico,

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Alma de un niño,Y en el suelo,Pisada por la gente,Se quede.

Por esa agua que salpica en las orillasY esos gritos que le parecen una viejaLocomotora, sabe qué objeto se la envió.

Ella ve cómo la carta va desapareciendo:Se acerca a la hoguera, jugueteando un momento,Y después agarra un gritoY se le pone de sombrero.

Alegre presume a ese cóndor extintoQue saca la lengüitaDesde las alturas de su cabeza,Y Ella pasea alegrementePensando que quemando Y mandando la cartaA la guillotinaSe libró de una lluviaDe lagrimoteos Emanados por el remitente