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LOS PERROS EN LA PINTURA por F. MORALES PADRON Inspirándose en una pintura anónima flamenca que representa a doña Juana y a la infanta Isabel rodeadas de 42 perros, al autor analiza con ejemplos la presencia del perro, cual constante (tal vez por ser considerado el mejor amigo), en la pintura de todas las épocas. Son perros de variadas razas que figuran solos o en unión de otros animales de su especie en acciones de cacería, aperreamiento de seres humanos o acompañando al hombre como parte de la acción representada o como elemento ornamental o de relleno. Incluso en la pictografía religiosa referida a la Pasión los artistas no se han olvidado del perro. Inspired by an anonymous Flemish painting showing Doña Juana and the Infanta Isabel surrounded by forty-two dogs, the author analyses, with examples, the constant presence of dogs (possibly due to their being regarded as man's best friend) in paintings from all periods. Dogs of various breeds appear individually or in groups, represented as participating in the hunt, being set on human beings or accompanying man in the activity depicted, or else to adorn or fill in the canvas. Even in the religious imagery of the Passion, dogs have not been forgotten. El tema es inacabable y, de seguro, que alguien lo ha abordado ya con maestría y conocimiento. Aquí se recogen las observaciones de un profano, que, a partir de un cuadro que contempló en la Europalia 85 (Bruselas) fue anotando la presencia del perro en cuanto cuadro le fue dado conocer, creyendo observar que los canes son los animales que mas figuran al lado del ser humano en la producción pictórica. En otra ocasión nos aficionamos a coleccionar el tema "Los puertos en la pintura". El perro acompaña al hombre desde las cavernas de la Prehistoria. Su inteli- gencia y su apego le convierten en el ser más cercano a la vida cotidiana de los dotados de razón. Al igual que el caballo o el cordero son animales que se prodigan en la pintura o en la heráldica. Tal vez sea su fidelidad —eso que exigimos a los demás y consideramos bien preciado— lo que le convierte en compañero entrañable y en tema pictórico con una mayor o menor presencia según artistas y no según épocas, porque en todas se encuentra presente el can dentro de los lienzos. Influye o determina su aparición el tema del cuadro y el LABORATORIO DE ARTE 5 (1992) 265-274

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  • LOS PERROS EN LA PINTURA

    por F. MORALES PADRON

    Inspirndose en una pintura annima flamenca que representa a doa Juana y a la infanta Isabelrodeadas de 42 perros, al autor analiza con ejemplos la presencia del perro, cual constante (tal vez porser considerado el mejor amigo), en la pintura de todas las pocas. Son perros de variadas razas quefiguran solos o en unin de otros animales de su especie en acciones de cacera, aperreamiento deseres humanos o acompaando al hombre como parte de la accin representada o como elementoornamental o de relleno.

    Incluso en la pictografa religiosa referida a la Pasin los artistas no se han olvidado del perro.

    Inspired by an anonymous Flemish painting showing Doa Juana and the Infanta Isabelsurrounded by forty-two dogs, the author analyses, with examples, the constant presence of dogs(possibly due to their being regarded as man's best friend) in paintings from all periods. Dogs ofvarious breeds appear individually or in groups, represented as participating in the hunt, being set onhuman beings or accompanying man in the activity depicted, or else to adorn or fill in the canvas.

    Even in the religious imagery of the Passion, dogs have not been forgotten.

    El tema es inacabable y, de seguro, que alguien lo ha abordado ya conmaestra y conocimiento. Aqu se recogen las observaciones de un profano, que,a partir de un cuadro que contempl en la Europalia 85 (Bruselas) fue anotandola presencia del perro en cuanto cuadro le fue dado conocer, creyendo observarque los canes son los animales que mas figuran al lado del ser humano en laproduccin pictrica. En otra ocasin nos aficionamos a coleccionar el tema"Los puertos en la pintura".

    El perro acompaa al hombre desde las cavernas de la Prehistoria. Su inteli-gencia y su apego le convierten en el ser ms cercano a la vida cotidiana de losdotados de razn. Al igual que el caballo o el cordero son animales que seprodigan en la pintura o en la herldica. Tal vez sea su fidelidad eso queexigimos a los dems y consideramos bien preciado lo que le convierte encompaero entraable y en tema pictrico con una mayor o menor presenciasegn artistas y no segn pocas, porque en todas se encuentra presente el candentro de los lienzos. Influye o determina su aparicin el tema del cuadro y el

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    mismo entorno familiar del pintor, pues ms de una vez se adivina que tal o cualanimal retratado por el artista forma parte de su casa. En este sentido diramosque en el ambiente de Murillo los perros fueron una constante, un elemento msde su hogar; en tanto que Zurbarn no parece ser aficionado a ellos. El protago-nismo de las telas o de los cacharros de barro no deja espacio a los canes, inclusocuando por derecho propio tenan que estar all, en la tela. Pudo Zurbarn colocarun perro en "la defensa de Cdiz", tal como lo hizo en "El hallazgo de la Virgende Puig" o "El martirio de Santiago" con slo una cabeza dotada de inteligentesojos. Frente a la parquedad del extremeo, Murillo reparte perros de todas lasrazas en "El Hijo prdigo haciendo vida disoluta", "Bodas de Can", "Tobas yel ngel", "Muchacho con perro", "Abuela espulgando al nieto", "Martirio deSan Andrs", "Muchacho de la tartera", "Cena de Emaus", el "Sueo del Patri-cio", donde duermen l, ella y el perro. Es el mismo animal sin duda propiedadde Murillo, retratado en la "Sagrada Familia del pajarito" y en "El regreso delhijo prdigo".

    Ahora bien, no siempre el perro tuvo un modelo. Al igual que esos horrendoscaballos que llenan algunos lienzos, el perro fue retratado de memoria y su raza yrostro no quedaron firmemente reflejados. En el "Juicio de Pars" de P.P. Rubensun perro real "increpa" a un can echado cuya cabeza sin duda es una invencindel artista.

    Ninguna pintura y ella fue segn consignamos la inspiradora de este escrito,como la conservada en los Muses Royaux des Beaux Arts de Bruselas, obra deun artista annimo flamenco del siglo XVII. All vemos a Doa Juana de Lunacon los perros de la infanta Isabel. Son un total de 42, uno en brazos, dos sujetosy el resto que pululan en torno a la dama y exhiben los nombres al lado de sufigura: Bruneta, Melisendra, Coquina, Breda, El viudo (con un mono sobre sulomo), Tirlila, Fidela, Pramo el Blanco, El Caballero, Si Seor, Ojos negros,Oriana, Polidoro, Lovillo, Pet, Berlina, Bolatn, Piramillo, Cadet, Patar, Sinnombre, Fidellila, Amoroso, Gunca, Oliva... Blancos, negros, marrones, man-chados. Le acompaan dos loros o papagayos y un mono con una flor en la manoy un cinturn de cascabeles.Es toda una leccin de zoologa canina. El cuadro esoriginal, con sus chuchos diversos, pacficos, alborozados, traviesos... Comotantos otros que los pintores eternizaron sin que sepamos los lazos existentesentre el animal y el artista, para el cual, tal vez, significaba ms el can que elpaisaje o la figura humana. Porque el perro era suyo, formaba parte de su vida, leacompaaba en sus horas de trabajo y reciba una cuota de efecto que el amoquiso materializar retratndolo. Dentro de esta misma curiosidad que nos des-pierta el annimo pintor de la infanta Isabel y sus perros, estn los "Estudios deperros" por J. Brueghel que le sirvieron al artista para esbozar una treintena decanes en diversas posturas. Curioso resulta un cuadrito pequeo con seis perso-

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    najes ajenos a los perros. (Das Kunst Historische Museum de Viena). Aqumismo se conserva de James Ward, siglo XVIII, unos estudios de la naturalezacon cabezas y patas de animales, donde figura un perro.

    Hay animales ornamentales, como esa cabeza que el ingls Joseph Wright deDerby traz en la "Forja de hierro", salidos en ocasiones de los pinceles con laintencin de acentuar el sosiego de un ambiente ("Las Meninas") o para subrayarla aficin (cacera) del retratado: Thomas Gainsborough: Robert Andrews y suesposa", al que tanto se parece "El marqus de Arco Hermoso y su familia" deCabral Bejarano con tata y nio que juega a base de un volatn con un chuchofamiliar. Este pintor costumbrista incluye frecuentemente perros en sus escenasconsciente de que ellos deambulan con dueos o sin dueos por calles, plazas,iglesias, etc. como un elemento ms del acontecer cotidiano. Es el fiel acompa-ante desde los tiempos primitivos que lo mismo marcha al lado de las cigarrerasque cruzan el puente de Triana por Gonzalo de Bilbao que va al lado de unoscampesinos de Carmona de Rodrguez Jaldn. Perros sin bravura integrados enun paisaje urbano o rural, como los del britnico John Constable; o perros atravs de cuya estampa se advierte que son capaces de poblar el escenario deladridos, jadeos o dentelladas, tal cual vemos en ese lienzo que Pal de Vostplasm en "Fbula del perro y la presa", que exhibe (Prado) un can cruzando unpuentecillo y al que se le acaba de caer al agua un trozo de carne. Perros quedecoran, perros que acompaan, perros que cazan o que van a la caza y es el casodel Adonis de Ticiano. Desde siempre; en el Paraso, en el Arca de No, en laTorre de Babel... Lucas Cranach en El Paraso no dud en enriquecer la soledadde Adn y Eva, an sin hijos, con un galgo blanco echado a los pies de la mujer.Una decena de ellos, con un loro y un mono, coloc F. Francken en una bablicatorre que se escapa hacia el cielo. El hombre lo ha hecho su amigo y compaerodesde el inicio de los tiempos. Seguro que Abel, como buen pastor, poseaperros, al igual que el pastor de Brueghel en "La cada de Icaro". La soledad dela campia se atena con la presencia del perro, que entiende todo lo que se ledice y habla con los ojos. El pastor, como el mendigo o el pcaro depositan suamor en un perro y ninguno tan encantador como el nio pastor de FrancoisBoucher que toca la gaita mientras su perrillo baila (Museo de Bellas Artes deBoston). Los murillescos pilletes de la tartera o la vieja que espulga al nio lohacen en unin de un can, al igual que el mendigo o romero que pide a unoscaballeros en el lienzo atribuido a Martn van Cleve el Joven representando ElEscorial, o el perro que est con el Hechicero (especie de trilero) del Bosco.

    La relacin amo-animal es intensa, profunda, como de ser humano. De talmodo que la muerte del animal constituye un drama personal o familiar. Mlti-ples son los perros que dormitan al pie de sepulcros, recordamos ahora los dosque yacen a los pies de Gottfried IV, Conde de Arnsberg, muerto en 1371, en la

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    catedral de Colonia, o los mltiples que yacen en el cementerio de canes de lasevillana finca de "Valparaso" donde algunos sitan la escena del sof del "DonJuan Tenorio". Alude Argote de Molina a esa fidelidad canina y a la muchaliteratura que ellos han inspirado, y cuenta que don Lorenzo Surez de Figueroa,Maestre de Santiago, posey un perro llamado "Amadis", en memoria del cualorden poner uno de alabastro a los pies de su sepulcro en la sevillana iglesia deSantiago con la leyenda "Amado Amadis". La imagen cambia si pensamos en latambin yacente figura de la "Venus de Urbino" (Tiziano) con un tono en lasmrbidas carnes que se prolonga en el pelaje del faldero ovillado a sus pies, o elque se acurruca bajo la mano de "Danae recibiendo una lluvia de oro" del mismoartista.

    Sorprende el entendimiento que llega a establecerse entre el dueo y el ani-mal. La complicidad, y sagacidad las resalta Murillo en "El muchacho con pe-rro", o Goya con el perrillo que salta intentando llamar la atencin a la joven quelee una carta. Son muchos de estos chuchos, animales de interior, de intimidad,propios para una atmsfera hogarea. Tal el peludo cachorro de inteligentes ojosque Jan van Eyck incorporar al retrato de Giovanni Arnolfini y su esposa deavanzado embarazo; o el que Jess Nio, azuza con un pajarillo en la mano("Sagrada Familia del pajarito") o el que tambin Murillo sita pulcro, lustroso yhasta sospechamos que perfumado, con lazo y cascabel a los pies de don Justinode Neve. Familiar y con cascabeles delatores de su presencia, resulta el perrillode ojos cual perlas que reposa en el Trptico de Jan de Witte sobre el bolso deuna duea que ora ante la Virgen. Nada ms familiar que el perro blanco queJohan Zoffany insert en "La familia Sharp" (grupo musical) y el tambin blancoque llama la atencin de "El duque Federico Gonzaga" por Tiziano o el delretrato de tres nios por Jos Mara Romero (Casn de Buen Retiro) que es comoun juguete ms de los infantes. De juguete, cual un Chihuahua el perrillo quesostiene con su mano izquierda la "Jeune Dame" de Frans Van Mieris le Vieux.En la familia Sharp los componentes de la orquesta, unos msicos con susinstrumentos, y otros cantantes, componen un grupo feliz, cuya serena atmsferasubraya el animal echado que, sin duda, no se alteraba cuando el conjunto entra-ba en accin.

    Esta placidez y mansedumbre de un perro hogareo, que puede ser cortesanoo burgus, sin problemas, como son los de Anton. van Dick en "Los hijos deCarlos I" y en el Prncipe Ruperto del Palatinado (Viena), o los de W. Hogarthcuando critica las costumbres matrimoniales de la aristocracia, queda violenta-mente destrozada por el salvajismo de los cancerberos de Frans Synder (Prado)cuyos ladridos parecen escucharse mientras persiguen a un aterrorizado jabal, olos de Jan I van Kessel que veloces, acaban de sorprender a una alocada bandadade aves (Muses royaux de Bruselas). O los galgos y podencos de Adrien Brou-

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    wer que acosan y desgarran a un ciervo que salta hacia el cielo formando con laferoz jaura un tringulo dramtico (Prado). Tambin Bernard van Orley (StatensMuseum for Kunst, Copenhague) plasm una escena similar: el jabal escapaacosado por un caballero que lo hiere con su espada en compaa de perros, unode los cuales ha quedado muerto y otro luce un escaupil (camisa acolchada).Persiguen, decamos, a unos jabales, pero en Botticelli ("La visin de Nastagio")la aperreada es una dama desnuda en cuyas nacaradas carnes un blanco mastnhunde sus dientes. A.J.P. Verdussen le atrajo los motivos cinegticos, con perrosque unas veces corren en pos de un ciervo, y otras retornan de la cacera despoja-dos de toda fiereza y enfrascados en juegos o en la concienzuda tarea de espul-garse una pata. El tema de la cacera atrajo tambin a Lucas Cranach; su "Cace-ra de ciervos" muestra una floresta y un ro con barca en la que navegan damasy caballeros. Ballesteros apostados tras los rboles y jinetes lanza en ristre aco-san a los animales. Hay dos versiones, en una se ve una jaura atada, en otra losciervos huyen y hay perros heridos. Esplndidos perros cazadores son los deGustave Coubert en el Museo de Bellas Artes de Boston.

    En las caceras se utilizaban lebreles, mastines o alanos, llamados estos lti-mos as a semejanza de los brbaros invasores de Espaa. Tales tipos de anima-les los usaron Grecia y Roma, y en las campaas blicas del siglo XVI, inclusoen la Conquista de Amrica, cuyos aborgenes se vieron a veces aperreados porunos canes preparados para reconocer, perseguir y cazar al enemigo. Protegidospor escaupiles tal como los muestra Jernimo Bosco en "Las tentaciones de SanAntonio", donde lucen tambin caperuzas y llegando a cobrar sueldos como unpen, algunos alcanzaron la fama y sembraron el pavor entre los indios que losvieron enormes, fuertes, de lenguas colgantes, ojos amarillos que derramabanfuego, jadeantes e inquietos. Tal la informacin de Sahagn. Un indio le duraba auno de estos sabuesos el tiempo que se tardaba en rezar un credo. Piadosoclculo, que explica lo que es llevar una vida aperreada. Para el pobre indio elanimal, que luego hara su gran amigo, resultaba algo infernal, demoniaco, comoesa cabeza de ojos sanguinolentos que arranca las ropas a San Pablo en el lienzode Andrs Rubira (Academia de San Fernando).

    Al lado de estos perros crueles y en movimiento, encontramos los que siendotambin de caza y, por ende terribles, llegado el momento, posan pacficos ydecorativos con un grupo de personas o con personajes regios o significativos.Tal el caso del bello ejemplar de mirada amorosa que Tiziano une a la figura deCarlos V o que Velzquez incluy en el retrato del Cardenal Infante don Fernan-do. Murillo represent otro de porte fiero en el retrato de don Andrs de AndradeManso; mientras que Goya prefiri dibujarlo encogido, dormido, junto a la esco-peta real, ajeno a la realeza de Carlos III, pero que en Carlos IV mira atentamen-te al amo. Perros cazadores acompaan a Joaqun Domnguez Bcquer en su

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    autoretrato. Otras veces no es un perro cazador, sino una manada de negras omanchadas siluetas, como las que caminan al lado de "Cazadores en la nieve" dePieter Brueghel, y que parecen retornar cansados despus de una agitada jornadade caza, o los que lleva don Antonio Hurtado de Mendoza con su montero(Murillo), o los que estn con los cazadores junto a un pozo de Andrs Corts,que tambin los utiliz en sus temas sobre Feria de Sevilla al igual que ManuelRodrguez de Guzmn. En la pintura britnica del XVIII abundan las escenas decaza. La caza es una diversin y un deporte distinguido al que concurren reyes ynobles, caballos y perros como en "La Cacera de Grovesnor" de George Stubbs,donde casi un medio centenar de canes en agitado movimiento acosan a unciervo, que nueve caballeros han acorralado. La escena de grupo se suaviza en elmismo pintor cuando lo que representa es a la duquesa de Richmond y a LadyLuisa Lennox viendo ejercitarse a los caballos de carrera del duque deRichmond.

    Perros con dueos, perros sin dueos; perros mansos, perros sanguinarios,perros cortesanos, perros burgueses, perros hogareos, perros callejeros. Sinduda que pertenecen a alguien los perros que Pieter Brueghel introduce en lamatanza de los Inocentes, o los de la "Kermesse" campesina de David Teniers(Bruselas y Viena), o los que pelean, divagan o participan en otras tantas escenaspopulares, verbi gracia "El invierno "de Abel Grimmer o "La Nevada" de Goya.Tienen dueos los que vemos en el Arenal de Sevilla?. Dentro de la abigarradaescena, cobijada en un cielo toledano del Greco, Snchez Coello nos dej en elpuerto sevillano tres chuchos: uno blanco retozn y dos que en la orilla trianeraescuchan a un hombre tocar la guitarra. Recuerdan al que P. Bril hace correr ensu lienzo "El Puerto". Juguetones como estos perros urbanos son los campestresque Jean Brueghel (Prado) introduce en el cortejo "Bodas campesinas" junto conchiquillos, msicos, vencejos, gallos y gallinas; o los dos, blanco y negro, quePieter Brueghel sita disputndose un hueso en "Proverbes flamands". Tambinun hueso o un palo entretiene a dos perrillos manchados en el lienzo de DavidTeniers "La Coleccin del Archiduque Leopoldo-Guillermo" (KunsthistorischesMuseum, Viena). Carcter de perro-mascota ofrece el can que metido en el grupose divisa en el lado derecho de la famosa "Ronda nocturna" de Rembrandt, o elque salta y ladra gozoso y excitado en "Episodio de la Jornada de septiembre1830" de Barn Gustaf Wappers (Muses royaux de Blgica).

    Delicioso por la ternura del adolescente, y del can resulta en G. Romney unnio con perro, que recuerda a lo que vemos en el leo de Joshua Reynoldsrepresentando a Miss Mara Gideon y su hermano William. El chucho alza dcily cariosamente su rostro hacia el adolescente. Del mismo autor vemos un perri-llo lanudo y juguetn que J. Reynolds pone de compaero a la Condesa deSpencer y su hija. Juguetones lucen as mismo los animales que Sir David Willcie

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    incorpora a la "Feria de Pitesie" en una escena abigarrada digna de un primitivo.Dos perrillos igualmente traviesos ocupan el centro de la galera de pinturas delarchiduque Leopoldo Guillermo pintada por David II Teniers (Prado). Por suparte David III Teniers nos leg un Carlos II nio adornado de espada y Toisn,al que rodean dos divertidos perrillos.

    Estn en todas partes y a cualquier hora; dentro de las iglesias; en las plazas;en los palacios; en las chozas; con reyes y pordioseros. Ni siquiera faltan a la citaen instantes cumbres de la religin cristiana: Anunciacin, Adoracin de losReyes, Sagrada cena, Calvario... Tiene mucha gracia el perrillo que descansajunto a Mara en la Anunciacin de un discpulo de Juan de Flandes (Palencia).La presencia extraordinaria del Angel anunciador no ha impresionado lo msmnimo al cancerbero, que sigue echado, inmutable, en tanto que la Virgenrecibe el mensaje sobrecogida.

    De exorno, al margen de la accin, reposa en primer trmino un lebrel blancoen la "Adoracin de los Reyes" de Fray Filippo Lippi. En la "Adoracin de losReyes" de Rogier Van der Weyden vemos un galgo blanco echado, mientras queJrlime Bosh lo coloca sentado en sus cuartos traseros ("Adoracin de los Ma-gos"). Gentil da Fabriano, en una "Adoracin de los Reyes" de 1423 efigi unchiquillo que se entretiene con las espuelas de un Rey Mago y a su lado un perrocon un bozal (Los Uffizi). Dos de raza distinta figuran en la "Adoracin de losMagos" de Jan Brueghel. Excitada o jadeante parece ese cabeza canina que Luisde Varga har asomar por debajo de un pastor de su "El nacimiento de Cristo" dela Catedral de Sevilla. Curioso o husmeante se vuelve hacia una pastora queporta un cesto que de la sensacin de interesarle en "La adoracin de los pasto-res" de la misma Catedral por Francisco Antolinez; mientras que en la mismaescena, en el mismo templo, parece querer jugar o atender los gestos de unangelito. Tampoco inquieta a otro perrillo blanco el ngel que comunica a Joa-qun el nacimiento de Mara (Q. Metsys: Trptico con la familia de Santa Ana),ni la presencia de Jess en casa de Marta y Mara. Mara, cuenta San Lucas, "sesent a los pies del Seor para escuchar sus palabras. Marta, en cambio, sedistraa con el mucho trajn" Y el perro? El evangelista no lo recuerda, claro,pero A. Grimer lo pinta inconsciente a la trascendencia del instante y al afn deMarta, echado enmedio de la habitacin. Estaba all? O fue un subterfugio delpintor para rellenar un espacio vaco?.

    En la Sagrada Cena del Maestro de la Abada de Dilighem, al igual que en laSagrada Cena de Tiziano, un can roe tranquilamente bajo la mesa un hueso ajenoal misterio y drama que se gesta en la habitacin. En idntica tarea se entretieneotro de la "Kermesse flamenca" debida a Brueghel. De este mismo autor son loscinco perros de diversas razas que figuran en "La matanza de los inocentes".

    Incluso en la Crucifixin hay perros; uno blanco entre las piernas de un judo

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    que alza la cruz en el lienzo de Wolf Huber; otro, salpicado de pintas, que lameel brazo de un esqueleto en la Crucifixin de Lucas Cranach; y un conjunto deellos en actitud espectadora contemplando el entierro de Cristo de Geertgen vonHaarlem (Viena).

    El tema es casi inagotable. Cualquiera que visite en Madrid el MuseoThyssen Bornemisza tropezar con perros en cuadros de Juan Brueghel, Fransvan Miers, Giovanni Paolo Panini, Giuseppe Mara Crespi, Vittore Carpaccio,Lucas van Valkenborch, Jan Havicksz Steen, Davied Teniers, Peter Neeffs,Pieter Hendvicksz, Emanuel Witte, Jacob Lucasz, Joannes Siberechtc, PhilipsWoowermans, Nicols Bernard Lepici, John Sloan, Otto Dix, etc. Aparecen enel regazo de una dama, en la balumba de la expulsin de los mercaderes deltemplo, en la piscina probtica, en las matanzas de los Inocentes, en fiestascampesinas, en bodas campestres, en el mercadoy en el Consejo de Amsterdam,etc. Encogidos en unos brazos, husmeantes, saltando, retozones, decorando elambiente, etc.

    Los trados a colacin hasta el momento, que se podran multiplicar y de loscuales un entendido nos dara sus razas, son perros que viven dentro de loscuadros, insertos en la escena, bien en reposo, bien en movimiento. Pero a vecesel can se desliga de lo que le rodea y pone su atencin, con mirada desconfiada,en el observador. Sucede as en el animal blanco y marrn, compaero de SanPablo en Efeso de Martn de Vos.

    Ninguno de estos animales constan con sus nombres, les distingue la raza,son meros elementos de adorno, complementarios. Salvo cuando el pintor realizael retrato del animal, como en el caso de "Ringwood", perro zorrero de Brock-lesby pintado por George Stubbs, o los mencionados acompaantes de doaJuana de Lunar, los cuales lucen sus apelativos. Se les quiso retratar para quecuando la infanta Isabel fuera mayor los evocase y los volviera a llamar vana-mente...: Bruneta, Melisendra, Polidoro, Amoroso...

  • La NevadaGoya, Francisco, Spanish (1746-1828)

  • (699 I -OUSZI I ) y > la2an,111.Md