Desempleo y Falacias de La RSE

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DESEMPLEO Y LAS FALACIAS DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL (RSE) César Medina Salgado Profesor-investigador del Departamento de Administración, DCSH, UAM-A Introducción E l presente trabajo busca colocar en tela de juicio los efectos provocados por el siste- ma capitalista actual de corte neoliberal. En este sentido se aborda, fundamentalmente, la indefensión latente a la cual se enfrentan las personas en edad de trabajar ante las políticas y leyes laborales imperantes en el mundo.^ No se pretende hacer una revisión exhaustiva de las ideas críticas en torno a la economía-mundo (Amin y otros, 2005:11), ni sobre las ingentes ideas estructuradas sobre las teorías del desarro- llo y subdesarrollo (Sunkel y Paz, 1999), tampo- co se polemiza sobre las ideas dependentistas ni las estructuralistas (González, 1981); incluso se deja de lado la visión imperialista de la fase su- perior del capitalismo (Lenin, 2004). La discusión se centra en el reconocimiento de los efectos provocados por la aplicación de regulaciones centradas en el trabajo y los desem- pleados. A este respecto, América Latina debe estar seriamente advertida de que el capitalismo seguirá siendo poco gene- roso para proveer un acceso amplio al bienestar y salidas congruentes frente al éxodo rural, la mar- ginalidad urbana o la creación de empleos ple- namente remunerados. Por su parte, Europa debe estar alerta para no caer en el oscuro pozo de la tentación autoritaria en un afán de concentrar- se y protegerse de! exterior. Europa ya no puede seguir viéndose a sí misma como un continente de emigración, sino que deberá hacerlo en cali- dad de uno de inmigración e integración cultural (Cansino y Alarcón, 1994:28). o CN O 'c 3 (U Ë 0 ñ I X «o m 33

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DESEMPLEO Y LAS FALACIAS DE LA RESPONSABILIDAD

SOCIAL EMPRESARIAL (RSE)

César Medina SalgadoProfesor-investigador del Departamento de Administración, DCSH, UAM-A

Introducción

E l presente trabajo busca colocar en tela dejuicio los efectos provocados por el siste-ma capitalista actual de corte neoliberal.

En este sentido se aborda, fundamentalmente,la indefensión latente a la cual se enfrentan laspersonas en edad de trabajar ante las políticasy leyes laborales imperantes en el mundo.^ Nose pretende hacer una revisión exhaustiva delas ideas críticas en torno a la economía-mundo(Amin y otros, 2005:11), ni sobre las ingentesideas estructuradas sobre las teorías del desarro-llo y subdesarrollo (Sunkel y Paz, 1999), tampo-co se polemiza sobre las ideas dependentistas nilas estructuralistas (González, 1981); incluso sedeja de lado la visión imperialista de la fase su-perior del capitalismo (Lenin, 2004).

La discusión se centra en el reconocimientode los efectos provocados por la aplicación deregulaciones centradas en el trabajo y los desem-pleados. A este respecto,

América Latina debe estar seriamente advertidade que el capitalismo seguirá siendo poco gene-roso para proveer un acceso amplio al bienestar ysalidas congruentes frente al éxodo rural, la mar-ginalidad urbana o la creación de empleos ple-namente remunerados. Por su parte, Europa debeestar alerta para no caer en el oscuro pozo dela tentación autoritaria en un afán de concentrar-se y protegerse de! exterior. Europa ya no puedeseguir viéndose a sí misma como un continentede emigración, sino que deberá hacerlo en cali-dad de uno de inmigración e integración cultural(Cansino y Alarcón, 1994:28).

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El párrafo anterior muestra cómo los meca-nismos capitalistas neoliberales han impelido alas personas hacia una búsqueda desaforada dealguna actividad remunerada —aun sabiendode antemano de su inexistencia—, incluso aaquellas arrastradas por su necesidad de sobre-vivencia de un continente a otro. En otros tér-minos: no existen las suficientes vacantes en lasorganizaciones para tantas y tantas personas enbusca de empleo. Esto no es un descubrimientonuevo. Carlos Marx denominaba a estos con-tingentes, en su Gontribución a la crítica de laeconomía política (1990), como "el ejército dereserva". Para algunos monetaristas como Mil-ton Friedman y Robert Lucas (mediante el uso dela curva de Phillips),^ serán personas inscritas enuna tasa de desempleo natural.

Como respuesta a esta condición extraeconó-mica, a la cual se ven sometidas muchas perso-nas en el orbe, tan sólo existe un encogimien-to de hombros por parte de los gobiernos y susrepresentantes; y de manera simultánea se ins-trumentan políticas (ya sean públicas o de otranaturaleza) orientadas hacia la agudización delas condiciones de pobreza y marginación de es-tos contingentes de desempleados.^ Frente a estasituación se ha enarbolado —desde la década de1960— un conjunto de estrategias empresarialestendientes a acallar las denuncias sociales de es-tos hechos.

Una de las maniobras más populares en elmundo es la RSE. De forma general, "si bien exis-ten varias definiciones respecto a la responsabi-lidad social empresarial, todas coinciden en quese trata de una forma de gestionar la empresateniendo en cuenta los objetivos económicos dela misma compatibilizando los mismos con losimpactos sociales y medioambientales" (www.deres.org.uy). Estos elementos se sintetizan en lasiguiente definición: "La RSE es una visión de ne-gocios que incorpora a la gestión de la empresa,el respeto por los valores y principios éticos, laspersonas, la comunidad y el medio ambiente"(Ibidem).

Como se puede ver, el discurso empresarialen el cual se basa la RSE es casi perfecto. Aun-que en el terreno de los hechos ocurra lo contra-

rio." Por lo anterior, la RSE se etiqueta aquí comoun conjunto de falacias. Este punto constituyeel objetivo fundamental de este documento, esdecir, tratar de evidenciar la desvergüenza y elcinismo enarbolado por los promotores del neo-liberalismo económico-político. Para tal efecto,se recuperan algunas ideas propuestas por Gui-llermo Michel (2000), al por considerarlas comoelementos constitutivos de una visión cercana ala bosquejada en el presente artículo.

desde distintos puntos del globo, se recrudece lacrítica a este sistema engañoso, mentiroso, lla-mado neoliberalismo. Una de esas voces criticas,es la de Viviane Forrester, ensayista francesa, lacual, en su libro L'horreur économique (El ho-rror económico) ha expuesto las máscaras bajolas que se oculta el "poder del dinero", un podercada vez más concentrado en unas cuantas ma-nos y que siembra por doquier miseria, opresión,y una guerra despiadada por la conquista de los"mercados":

Vivimos —dice ella— en el seno de un enga-ño descomunal, en el interior de un mundo yainexistente, que políticas artificiales pretendenperpetuar. Nuestros conceptos de trabajo y, portanto, de desempleo, alrededor de los cuales gira(o pretende girar) la política, carecen de sustan-cia: millones de vidas son arrasadas, millones dedestinos son aniquilados por este anacronismo[En tal situación] el conjunto de los seres huma-nos es cada vez menos necesario al pequeño gru-po que dirige la economía y detenta el poder...(Forrester, 1996:9-10).

A lo largo de sus páginas va mostrando los efec-tos de un sistema económico-político que nos vaconvirtiendo, a todos los seres humanos, en reser-vas inútiles que ya ni siquiera serviremos para serexplotadas como fuerza de trabajo, pues el des-empleo es ahora el destino no para los ancianosjubilados, sino para millones de jóvenes egresadosde las universidades más prestigiadas del mundo;pues lo que Forrester pone bajo la lupa de su aná-lisis, es el autodenominado G-7 o "grupo de lossiete".

Y ahí, millones de personas —hombres y muje-res— tienen ahora como único trabajo el andar a

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caza de un empleo inexistente. Excluidos del mis-mo sistema que los ha engendrado, ya ni siquiera"merecen vivir". En la práctica han perdido el de-recho a una vida digna. Es decir, a la vida... Converdadera angustia, teme Eorrester que así comoel sistema de explotación (capitalista o socialista)dio lugar a otro de exclusión (neoliberal), éste, asu vez, en un futuro incierto, pase de la exclusióna la eliminación genocida.

Por más que los medios del poder (con todo elpoder de los medios de desinformación masiva)anuncien o prometan una pronta recuperacióneconómica (y por tanto, empleos justamente re-munerados, entre otras cosas), Eorrester muestrade modo fehaciente que en el "flexible mercadodel trabajo" globalizado, mundializado, transna-cionalizado, la oferta de un empleo digno estácada día más lejana. En esta situación, los caza-dores de empleo se pelearán cualquier trabajo yaceptarán cualquier salario, no importa qué tanbajo sea (Ibid., 131-133). A medida que se desa-rrolla el proceso global izador, todo está en contrade quienes han perdido vivienda, empleo, segu-ridad y autorrespeto" <www.razonypalabra.org.

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Como se observa en la extensa cita anterior,se perfilan los puntos sustantivos por dilucidar alo largo del documento. Para lograr esta tarea deinvestigación se ha dividido en dos secciones:I) el horror económico, una revisión sintética;apartado basado en la obra de Viviane Eorresterdel mismo nombre, y 2) las falacias de la res-ponsabilidad social empresarial, en el que sepostulan de manera crítica cinco falacias de estaestrategia empresarial. Por último, dentro de es-ta amplia introducción, cabe destacar la orienta-ción del trabajo hacia toda persona interesada enel tema.

El borror económico una revisión sintética

En esta sección se resumen distintos aspectosseñalados por la novelista y ensayista francesade origen judío Viviane Eorrester en su obra Elhorror económico (2000). ¿Por qué utilizar aquíesta obra? Porque la visión de la autora no es la

de un economista, sino de una literata, y sus vi-vencias guardan una distancia creciente con lospostulados de la ciencia encargada de la admi-nistración de un hogar o de recursos escasos paraproducir mercancías valiosas y distribuirlas entrelos diferentes individuos (Samuelson y Nordhaus,2006:4). Pero, a pesar de esta falencia académi-ca de la autora, ella ha sido invitada a participarcomo ponente en la cumbre económica de Da-vos. En ese foro se define perfectamente el sistemarector del neoliberalismo: es decir, se defiendenlas actividades productoras y acumuladoras deganancias. En suma, se da prioridad al lucro porencima del bienestar humano. A fin de subsanaresta aparente deficiencia teórica, cabe señalar al-gunas ideas provenientes de la economía en apo-yo de las de Eorrester y su horror económico.

La comprensión teórica del fenómeno tratadopor Eorrester es posible gracias a los enuncia-dos generados por Carlos Marx (1902:34). En lasiguiente paráfrasis, destinada aquí a apuntalarla afirmación de la ganancia por encima del serhumano, se tiene la explicación dada por él so-bre la fijación de salarios: el fabricante calculasu costo de producción y, de acuerdo con él, elprecio del producto, por lo cual tiene en cuen-ta el desgaste de los instrumentos del trabajo. Siuna máquina le cuesta, por ejemplo, 1000 dó-lares, y esta máquina se utiliza en 10 años, élañade anualmente 100 dólares al precio de lasmercancías, a fin de poder, después de 10 años,remplazar la máquina gastada [depreciación]por una nueva. De la misma manera, el costo deproducción de la fuerza de trabajo debe incluirel costo de reproducción, por medio del cual sehabilita e impulsa a los trabajadores a multipli-carse a sí mismos, para sustituir a los trabajado-res agotados con otros nuevos.

El desgaste del trabajador, por lo tanto, se cal-cula de la misma manera que el desgaste de lamáquina. Así, el costo de producción de fuerzade trabajo incluye el costo de existencia y de re-producción del trabajador. El precio de este costode existencia y reproducción constituye su sala-rio. El salario así determinado se llama salariomínimo. Este salario mínimo es insuficiente paramillones de trabajadores y no garantiza su capa-

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cidad para sobrevivir ni reproducirse, pero lossalarios de toda la clase trabajadora se ajustandentro de los límites de sus fluctuaciones alrede-dor de este mínimo.

Como se observa, el individuo queda así equi-parado, en el sistema capitalista, a una simplemáquina con requerimientos de mantenimiento,depreciación y remplazo, y además al costo mí-nimo, en aras de mantener la eficiencia operativay la tasa de rentabilidad. Para lograr este procesode automatización de las personas, quizá existala asistencia de "la mano invisible que transfor-ma los propósitos privados en bienes públicos"(Seabrook, 1991:10).

El Estado, y en particular el de bienestar, ha te-nido una participación importante en la creaciónde las condiciones de explotación de la fuerza detrabajo, porque provocó, en opinión del perio-dista inglés Jeremy Seabrook^ (1991:14, 16), unapobreza masiva, desempleo e inseguridad paramantener el patrón neocolonial de la posguerra,y subsumió a algunos países en el subdesarro-llo (principalmente el llamado Tercer Mundo) almantener patrones de subordinación a fin de sal-vaguardar el milagro expansivo occidental. Estasituación se convierte en una especie de tributoa procesos omnívoros de canibalismo. El reflejoactual de esta añeja visión colonial se observa enel racismo occidental europeo.

Antes de analizar las ideas señaladas previa-mente, es pertinente presentar un pequeño frag-mento de una entrevista realizada por MargaritaRivière (2001 ), del diario El País, el 28 de ene-ro de 2001, a Viviane Forrester, con motivo dela publicación del libro Una extraña dictadura,en Anagrama, ese mismo año. La intención eraaclarar la posición de la autora respecto a la glo-balización, ya que fue un punto controversial entorno al "horror económico":

Rivière: Es decir, está a favor de la globaliza-ción...

Forrester: Por supuesto, es un hecho históri-co que, seguro, se puede gestionar de muchasformas. Y hay confusión porque se cree que loeconómico destruye la política y no es cierto. Su-cede justamente lo contrario: cierto tipo de polí-

tica ultraliberal es la que destruye la economía,la economía real. La gestión de la globalizaciónactualmente es totalmente ideológica y se preten-de lo contrario. Por lo tanto, si estamos ante unagestión ideológica, nada más normal que ponerlaen duda y discutirla.

Rivière: Está diciendo algo muy clásico: que laeconomía está politizada y que la forma de esapolitización es una dictadura.

Forrester: Sí, claro. Una dictadura de tipo esta-linista, muy bien camuflada para que no parezcaque es una ideología. Cuando se habla hoy delcapitalismo, se tiende a decir que está más alláde la ideología y no es así.

Rivière: En su libro dice que es una dictadurasin dictador.

Forrester: Es que es una dictadura anónimamucho más difícil de combatir. ¿Cómo combatirun sistema dictatorial que se basa en la afirma-ción de que económicamente no se puede hacerotra cosa? El simple hecho de que se piense queno hay alternativas ya es un resultado de la dicta-dura. Claro que hay alternativas. Pero antes hayque tener claro cuál es el problema.

Las afirmaciones de Forrester apuntan hacia lareformulación de la condición extraeconómicaexpresada en párrafos superiores, al denominar-la "dictadura sin dictador". En otros términos,se hace referencia a la necesidad imperiosa desobrevivir, pero esta cuestión vital se encuentrarestringida a la capacidad para obtener un em-pleo y la remuneración correspondiente. De estaforma

el trabajo se ha vuelto una entidad desprovista decontenido, es decir, se ha erosionado el cimientode la civilización occidental. Consecuentemente,las concepciones del trabajo y del desempleo entorno a las cuales se desarrolla (o se pretende de-sarrollar) la política se han transformado en iluso-rias. En todas partes se habla constantemente de"desempleo". Sin embargo se despoja al términode su sentido verdadero porque oculta un fenó-meno distinto de aquel totalmente obsoleto, quepretende indicar. No obstante, nos hacen al res-pecto laboriosas promesas, generalmente falaces.

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que nos permiten vislumbrar cantidades ínfimasde puestos de trabajo ágilmente emitidos (salda-dos) en el mercado; porcentajes despreciablesen comparación con los millones de individuosexcluidos del trabajo asalariado y que, tal comovan las cosas, seguirán en esa condición durantedécadas (Forrester, 2000:10-1).

Así, el desempleo se convierte en un signode épocas recientes y el desempleado vive deuna manera discriminatoria; en muchas ocasio-nes su situación se vuelve algo permanente. Eneste proceso, la desocupación rompe sus atribu-tos estructurales para convertirse en un atributomás de la identidad social (Goffman, 2001:12).Esta identidad se ve menoscabada por un senti-miento de culpa generado de manera artificialen el desempleado, haciéndolo responsable desu situación.

¿Cómo se disfraza la situación? Simplemen-te se coloca el trabajo como elemento de me-diación entre lo social y lo económico, pero eneste ejercicio de interlocución el interlocutor hadesaparecido. El sofisma se intenta paliar me-diante promesas futuras de retorno próximo dela abundancia, la mejoría casi instantánea de lasituación coyuntural mediante artilugios guber-namentales (léase políticas públicas y sus anda-miajes metodológicos).

Estos instrumentos condensan la idea etiqueta-da por Forrester como "la violencia de la calma",a la cual caracteriza como "la más peligrosa, laque permite a las demás desencadenarse sinobstáculos; proviene de un conjunto de imposi-ciones derivado de una tradición terriblementelarga de leyes clandestinas. 'La calma de los in-dividuos y de las sociedades se obtiene medianteel ejercicio de antiguas fuerzas coercitivas sub-yacentes, de una violencia enorme y tan eficazque pasa inadvertida' y que se la incorpora a talpunto que deja de ser necesaria. Esas fuerzasnos coaccionan sin necesidad de manifestarse.Esa violencia agazapada en la calma instituidapor ella, se prolonga y actúa, indétectable. En-tre otras funciones, vigila los escándalos que ellamisma disimula para imponerlos mejor, y suscitauna resignación generalizada, tal que uno ya no

sabe a qué se ha resignado: ¡tan hábil es paraimponer el olvido! (Forrester, 2000:21).

En suma,

en la economía capitalista aumentar el rendi-miento es una ley inescapable, todas las accionesvan encaminadas a ello. Empresarios y gobierno'a modo' suelen impulsar medidas desregulato-rias (cambiar leyes que "frenan" la competencia)y de flexibilización laboral (cambiar las normasfavorables al trabajador), para que los propieta-rios (accionistas) ejerzan un mayor control sobrelas variables que propician las mayores ganan-cias (Rodil, 2008:97).

Más adelante se presentan algunos aspectosenarbolados como soluciones a los problemas"crónicos" o estructurales del sistema capitalis-ta neoliberal bajo la égida de la responsabilidadsocial empresarial. La pretensión es demostrar laintencionalidad contraria de las organizacionesempresariales. Las estrategias parecerían reves-tirse de un "halo de asepsia" al no reconocerse[ellas] como las causantes del problema (Robin,2008:19-20).

Quizá con estos hechos y acciones las organi-zaciones buscan lavar su imagen pública en arasde incrementar su penetración en el mercado.Basta con acompañar sus eslógans publicitarioscon tres letras iniciales, RSE, para convencer demanera casi instantánea al público de sus "bue-nas intenciones". Aquí baste recordar la fraseanónima: "El camino al infierno está plagado debuenas intenciones" <www.sabidurias.com>.

Las falacias de la responsabilidadsocial empresarial (RSE)

En la presente sección se propone una revisióncrítica sobre la responsabilidad social empresarial(RSE). ¿Por qué hablar de ella como un conjuntode falacias? La razón para calificar a la RSE comotal es porque esta propuesta empresarial parececumplir los requisitos y acepciones dados a dichapalabra. A fin de verificar esta afirmación, se acu-de al Diccionario de la Real Academia Española,el cual define falacia como: (Del lat. fallada). 1. f.

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Engaño, fraude o mentira con que se intenta da-ñar a alguien. 2. f. Hábito de emplear falsedadesen daño ajeno (rae.es, 2010).

Al calificar a la RSE como una falacia, se presu-me la presencia de un potencial andamiaje dis-cursivo cuyo énfasis conduce a pensar en ellacomo un fraude, engaño o mentira. Porque, fun-damentalmente, se hace un conjunto de afirma-ciones hipotéticas, carentes de sustento algunoal llevarse al terreno de los hechos. Es decir, laRSE se convierte en un concepto incongruente en-tre ideas y acciones en el interior y exterior de lasorganizaciones.

En apoyo a la idea anterior, se recupera in ex-tenso parte del excelente artículo de FlorencioRodil Urrego (2008:97):

De inicio hay que despejar la idea que suele repe-tirse constantemente de que la RSE es una conce-sión voluntaria de los empleadores que, con susacciones a favor de sus trabajadores y emplea-dos, gobiernos, proveedores y otros implicados,quisieron repartir el fruto de sus esfuerzos. Com-partir con la sociedad en general los parabienespor la eficiencia y la eficacia alcanzada en el usode los recursos a su disposición.

En la siguiente frase. Rodil lanza una ideacontundente en apoyo de lo expuesto en las dossecciones previas de este artículo: "Nada de esoha estado en los tiempos modernos en la agendaempresarial (salvo las experiencias literarias deun mundo ideal creado desde el siglo xvi en laUtopía de Tomás Moro y sus seguidores). Poste-riormente, el autor elabora una lista con autoresy obras dedicadas a la constitución de un sue-ño imposible tomando distancia de la realidad"(Ibid., 97).

A continuación. Rodil afirma:

En los años sesenta del siglo xx fue la crítica de lasociedad la que puso a la empresa en el banquillode los acusados, ante las prácticas irresponsablesy poco éticas de un amplio sector empresarial,que no dudaba en utilizar una variedad de enjua-gues financieros, quiebras fraudulentas, adquisi-ciones ilícitas, trampas contables para burlar al

fisco, presiones desregulatorias a los gobiernos,a fin de lograr el sacrosanto objetivo, gananciasa cualquier costo. Regla esencial del sistema (ne-gritas en el original) (Ibid., 97).

Para corroborar las afirmaciones anteriores,se proponen cinco falacias inherentes a la RSE.Así se tienen: I) ambigüedad, 2) encubrimiento,3) ubicuidad, 4) simulación y 5) menospreciopor la ganancia. El orden de presentación nopretende concatenar de forma lógica cada unade las categorías. Tampoco busca responder aun proceso de jerarquización analítica. Simple-mente se intenta caracterizar el fenómeno paraconstruir las bases sustantivas de una futura in-vestigación empírica.

Pero antes de continuar con la argumentación,es pertinente resaltar, respecto a la RSE, que surgecomo resultado de las presiones ejercidas por lasociedad (nacional e internacional), dirigidas adisminuir los abusos desplegados por parte de lasempresas sobre los trabajadores y ante la inmi-nente respuesta de los gobiernos con leyes másseveras. Algunos empresarios comprendieron lanecesidad de construir con carácter voluntarionormas sobre su responsabilidad para con lasociedad al menos en tres aspectos: I) trabaja-dores, 2) derechos humanos y 3) ambiente (Ro-dil, 2008:98).

La primera falacia: ambigüedad

La responsabilidad social empresarial, comoocurre con muchos otros discursos empresaria-les, tiende a presentar sus acciones mezcladas,las cuales pueden dividirse en lógicas (prove-nientes del raciocinio) y no lógicas (no quieredecir irracionales, sino obtenidas por un mediodistinto al raciocinio, por ejemplo, el instinto, lamoral, la costumbre) (la clasificación se extrapo-la de Pareto, 1945:144), lo cual enmascara dealguna manera su análisis y cuestionamiento.

A fin de aclarar en alguna medida la ambigüe-dad encerrada en la RSE, es conveniente definir lapalabra responsabilidad. Ser responsable impli-ca una deuda, obligación de reparar y satisfacer,por sí o por otra persona, como consecuencia

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de un delito, de una culpa o de otra causa legal,un cargo u obligación moral que resulta para al-guien del posible yerro en cosa o asunto deter-minado, una capacidad existente en todo sujetoactivo de derecho para reconocer y aceptar lasconsecuencias de un hecho realizado libremen-te <buscon.rae.es>.

Si se recupera el sentido de la definición an-terior, las organizaciones empresariales y sus di-rigentes parecen haber adquirido conciencia desus actos y sintieron "culpa". Como consecuen-cia, se percatan de su obligación moral de reco-nocer y aceptar las consecuencias de su "librealbedrío". Esta cara de sus actividades (siguiendoa Pareto), cumple con la variante no lógica (mo-ral, instintiva). Aunque esta última en muchasocasiones no se logre.^

La parte complementaria, la lógica, se manifies-ta en la utilización de un conjunto de instrumentostécnicos creados dentro de las organizaciones.La finalidad de éstos es provocar impactos emo-cionales en sus integrantes y en los públicosrelacionados con ellas (clientes, proveedores,competencia, entidades gubernamentales, entreotros). De esta manera, se busca inducir patronesde comportamiento en las personas a fin de ga-nar adeptos y disminuir las voces detractoras o dealerta (en inglés se conoce a estas personas comowhistle-blowers, Robin, 2008:90) sobre conductasno éticas o inmorales por parte de las empresas.

En los gobiernos también se enarbolan, demanera rimbombante, metodologías para acabarcon los grandes problemas presentes en la socie-dad, pero lo único visible de ellas es su inope-rancia e ineficacia. Dentro de este esquema seubican las políticas públicas cuyos resultados nohan sido los esperados. En este orden de ideasmencionaremos el Fobaproa, el rescate carreteroo la expansión de Pidiregas (Garrido, 2007:10).Las justificantes para su incapacidad van desde losactores, las coaliciones y fenómenos de poder,hasta los mal llamados "efectos no esperados"en la etapa de implementación. Dichos instru-mentos técnicos parecen existir para justificar lasdecisiones políticas tomadas por los grupos diri-gentes dentro de las instituciones gubernamenta-les (y privadas).

Ocurre esto porque "los actores que típica-mente se involucran en el proceso de formaciónde políticas, con frecuencia son remplazadospor un grupo diferente cuando las políticas estánsiendo implementadas [...] Como consecuenciade un proceso relativamente cerrado de toma dedecisión, la política de la política pública enmuchos países de América Latina es, con fre-cuencia, la de quién se queda con qué durantela implementación" (Grindle, 2009:38).

A estos hechos se debe agregar una estrate-gia organizacional indédita (conocida en ingléscomo revolving doors, puertas giratorias), con-sistente en el impulso o apoyo a sus directo-res para colocarse como personajes públicosen puestos trascendentales de los cuales de-pende la operación y la competitividad de lasempresas. La firma Monsanto ha seguido estaestrategia desde hace ya algunas décadas parasolucionar las controversias legales instrumen-tadas contra sus productos en Estados Unidos(Robin, 2004:164).

La segunda falacia: encubrimiento

Como consecuencia de la ambigüedad, la res-ponsabilidad social empresarial muestra su ladoobjetivo al alejar el análisis de su parte subjetiva.El fenómeno objetivo se presenta ante los indi-viduos como una forma de fenómeno subjetivoy, por consiguiente, es este último, y no el pri-mero, la causa de las acciones humanas. Paraque el fenómeno objetivo actúe sobre ellas (lasacciones), necesita transformarse primero en fe-nómeno subjetivo (discurso, ideas).

Para lograr esta cubierta ideológica, las or-ganizaciones y sus dirigentes personifican deter-minados objetos y fenómenos materiales. Estapersonificación es lanzada al mundo a travésde sus aparatos discursivos con la finalidad deincorporarlos al lenguaje coloquial. Pero estosmensajes deben conservar (como tarea fundamen-tal) la carga sentimental original con la cual sepersonificaron los hechos y las cosas. La conse-cuencia toral de este ejercicio consiste en pre-sentar los hechos y las cosas como resultado deuna voluntad lógica e incluso colectiva.

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De esta manera se logran consensos y se de-rriban las animadversiones antagónicas a losprocesos de generación y acumulación de ga-nancias. Por su parte, los gobiernos simplementecrean las condiciones necesarias para lograr esteúltimo objetivo bajo la bandera del bienestar so-cial, aunque en realidad se busca desesperada-mente la protección a ultranza de la propiedadprivada.

Por ejemplo, está el caso de una cadena co-mercial británica:

Tesco fue públicamente excluida del índiceETSE4GOOD en julio, porque no había comu-nicado su compromiso con la RSE. La compañíarectificó con una nueva página de RSE en internet(para ser sincera, la página estaba lista antes deque se anunciara la exclusión) y, en septiembre,Tesco fue nuevamente incluida en el índice. Conun monto de inversiones éticas cercano a los cua-tro billones de libras en el Reino Unido, y que vaen aumento, puede considerar que el dinero gas-tado en su comunicación de RSE está bien inverti-do. A su vez, hay mejoras en el desempeño de laRSE y en las ganancias financieras asociadas, queocurren cuando se genera la propia comunica-ción, no solamente a través de la distribución delos elementos comunicacionales, sino también almomento de su elaboración (Crawford, 2003).

Tesco también sirve como ejemplo emble-mático de la falacia del encubrimiento, porqueen 1998 esta compañía fue una de las fundado-ras de la iniciativa de comercio ético (conocidacomo ETi en inglés) y se enorgullece de esto ensus informes de RSE. Pero lo que no publicitaronen ellos fue el traslado de los costos hacia susproveedores para lograr el cumplimiento de lasnormas establecidas en la ETI. Anualmente soli-citaba a cada uno de sus proveedores (general-mente los de menor tamaño) 278 libras esterlinas(Simms, 2007:286). Tesco buscaba una actua-ción ética, pero a costa de otros (este es un casorepresentativo de la externalización de costosnecesaria para competir globalmente). ¿Esto esuna actuación socialmente responsable? La res-puesta es negativa vista desde los parámetros de

la RSE, porque una buena práctica exige un tratobenévolo y correcto hacia sus públicos, y entreéstos están precisamente los proveedores.

La tercera falacia: ubicuidad

La responsabilidad social empresarial, en mu-chas ocasiones, se pulveriza dentro de las orga-nizaciones. Por lo tanto, parecería estar en todaspartes, pero al interrogar sobre los procesos,los sistemas o el área encargada de desarrollardichas actividades, la respuesta es esquiva. Alindagar con mayor profundidad, se descubresu inexistencia o la carencia de algún departa-mento dedicado a ella. Como resultado de estecomportamiento, la RSE aparece dispersa y quizásacéfala en su instrumentación. Aquí nuevamenteel aspecto subjetivo y discursivo posibilitan lasactividades relacionadas con ella.

Por ejemplo, las compañías Wal-Mart y Shell,hasta hace apenas una década, crearon depar-tamentos y productos dedicados a cuestionesecológicas, principalmente como producto depresiones ejercidas por grupos ambientalistas (si-tuación perfectamente mostrada en el documentalde Achbar y Abbott, 2004) o por penalizacionesprovenientes de organismos gubernamentales.En este sentido, cabe preguntarse: ¿ninguna per-sona en organizaciones tan grandes se habíacuestionado sobre estos asuntos? O, simplemen-te, ¿no les interesaba a los accionistas o direc-tivos?

Vista así, la RSE se convierte en otra herramien-ta de relaciones públicas o de mercadotecniaen las organizaciones, e incluso en un elementomás de estrategia competitiva (Crawford, 2003).Mientras tanto, las agencias gubernamentales sevuelven meros espectadores o fiscalizadores mar-ginales de todos los procesos relacionados conresarcir a la sociedad de lo que fue despojada:su capacidad de sobrevivencia en el largo plazo,sobre la cual —en el ámbito mundial— se cier-nen predicciones demográficas, según la ONU, deposible estabilización de la tasa de natalidad enel 2050, con límites establecidos entre los 36.4(superior) o los 2.3 (inferior) millones, con unavariación de "un cuarto de niño" (Barnéoud,

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2010:81). Si esto es cierto, la raza humana de-tendrá su crecimiento en el largo plazo, perocon altos costos para la naturaleza por los altosniveles de consumo provenientes de los paísesdesarrollados.

La cuarta falacia: simulación

Las compañías y sus representantes simulan unapreocupación constante por los asuntos relacio-nados con diversos aspectos asociados a la res-ponsabilidad social. A los empleados se lesconsidera como lo más valioso dentro de la com-pañía, pero sus salarios y jornadas de trabajo noconcuerdan con ese discurso. Simplemente alrevisar un fragmento discursivo de la compañíaHewllett Packard (HP) se observa la brecha entrela realidad y el discurso:

En HP creemos que la diversidad y la inclusiónimpulsan la creatividad, la innovación y la inven-tiva. En todo el mundo trabajamos con nuestrasdiferencias para que todos se conecten con el po-der de la tecnología en el mercado, en el lugar detrabajo y en la comunidad.

La creación de un medio ambiente diverso eincluyente ha sido por muchos años un caminocontinuo de acción permanente. Un camino guia-do por valores profundamente respetados. Hoy,nuestra visión de diversidad es de proporcionesmundiales. Una visión que requiere acciones va-lientes y audaces de parte de muchas personas detodo el mundo. Estamos orgullosos de compar-tir todo lo que hemos aprendido en el caminojunto con las aspiraciones que tratamos de alcan-zar trabajando activamente.

Al revisar el discurso, se observa un vacío enel contenido y se simula a través de él una apa-rente calma (aquí se debe recordar la violenciasubyacente en esta calma). Es decir, todos losparticipantes están contentos y conformes conlo establecido por la organización. Nuevamenteel discurso parece buscar remendar un procesode discriminación. Porque la cita anterior provie-ne del website de HP en la sección titulada "Di -versidad e inclusión"; la temática se encuentra

íntimamente relacionada con la RSE. La relaciónse establece a través de la corrección de un yerrodiscriminatorio por parte de la organización.

Un elemento más, provisto por la aspiraciónde HP, se refiere a la parte donde se menciona:"En todo el mundo trabajamos con nuestras di-ferencias para que todos se conecten con el po-der de la tecnología en el mercado, en el lugarde trabajo y en la comunidad". En este pasajehay contradicciones que surgen al contrastar esapretensión con lo ocurrido en los hechos. Porejemplo, si se introduce en un buscador la fra-se: "demandas en contra de Hewllett Packard",se obtendrán 1 180 000 registros divididos entredemandas a otras compañías por parte de HP,y demandas de los clientes de HP por un pésimoservicio. A continuación se muestra una de es-tas quejas obtenida de un blog chileno <wwvk'.reclamos.cl>.

Mi notebook tiene sólo siete meses de uso. De re-pente, de un momento a otro, no encendió más.Lo acabo de mandar hoy al servicio técnico deHP, y la verdad es que con todos estos casos quehe leído, y más encima me encontré en chile-express con el esposo de C... V..., quien me co-mentó acerca de esta demanda, por lo que, comocomprenderán, estoy sumamente preocupado poresto y lo que pueda suceder con mi notebook.Espero sinceramente que de una vez por todaslos señores de la empresa HP otorguen un serviciocomo corresponde tanto en la venta como en lapost-venta de sus productos, entendiendo que laadquisición de un notebook no es una compramenor y que uno como cliente, al desembolsarmás de 500 mil pesos por un producto, lo quemenos espera es que éste falle antes del año,y menos que, como le ha pasado a muchos y es-pero que no sea mi caso, le devuelvan el equipodesde el servicio técnico después de dos meses, ymás encima con fallas y roturas.

No se debe perder de vista, al analizar la citaanterior, la aspiración de HP de acercar la tecno-logía a todo el mundo, aunque una lectura másfiel sería tener a todo el mundo usando su tecno-logía. Al leer el párrafo anterior, de inmediato se

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piensa en un problema técnico (a fin de quitarlela carga valorativa inmersa en la tecnología), esdecir, en un problema de calidad o de produc-ción y no de responsabilidad social. Sin embargosí lo es si recordamos la definición de responsa-ble en su acepción correspondiente a reparar ysatisfacer, en este caso a sus clientes afectadospor la venta de un producto defectuoso. Y noobstante la incidencia del hecho, entregan elequipo en peores condiciones.

Aquí cabe preguntarse: ¿dónde está la moraly la ética de la empresa?, ¿dónde se ve refleja-da la mejora de la organización al contar conuna política no discriminatoria?, ¿cómo afecta lavida de los involucrados (empleados y clientes)?Las respuestas a estas preguntas, sencillamente,son una prueba más de la presencia de distin-tos procesos de simulación empresarial. Es decir,una especie de pastiche organizacional. Aquí semuestra una vez más la fiscalización marginaldel gobierno al adoptar la decisión de no san-cionar o de tolerar de manera enfermiza estasacciones en contra de la sociedad.

Otro caso en la misma línea marcada en lospárrafos superiores ocurre en Argentina. El bancobritánico Barclays Inc. adquirió a finales del añopasado las acciones de Desire Petroleum, la em-presa a la cual el gobierno británico encargó laexploración y explotación petrolera en el área delas Malvinas. Existe una "demostrable conexiónentre el canje de la deuda externa y la explota-ción petrolera en Malvinas con la intervención,a dos puntas, del Barclays Bank", sostiene la pre-sentación (Crítica de la Argentina, 2010).

La quinta falacia: menospreciar la ganancia

El discurso empresarial casi siempre ha tenido lamagia de menospreciar la ganancia como obje-tivo último de la organización, aunque en rea-lidad sea su razón de existir. En la mayoría delos casos, se deja de lado en todo discurso, noobstante que todas las actividades presentes enella se orientan a su cumplimiento a toda costa.Nuevamente Wal-Mart es el ejemplo más sobre-saliente. Los accionistas tienen fortunas de 16cifras en dólares, mientras que sus empleados

ganan miserias como sueldos en extensas jorna-das de trabajo (Greenwaid, 2005).

Este fenómeno no es de reciente,cuño, porqueparece acompañar desde sus inicios al sistemacapitalista. A la memoria pueden venir historiasconstantemente repetidas en distintos momentosde la historia. Desde Oliver Twist, hasta los rela-tos del periodista español David Dusster (2007),donde se observa la explotación como un ele-mento constante. Este proceso, además, se havisto agudizado con el fenómeno de globaliza-ción/regionalización, porque las variantes se hanconvertido en una manifestación exponencial.Aquí cabe parafrasear una sentencia coloquial:"el capital no tiene fronteras ni lealtad, solamen-te a sí mismo" (anónimo).

En este último sentido, los gobiernos se con-cretan a garantizar las condiciones necesariaspara la reproducción del capital y solicitar,como contraprestación, su porcentaje a travésde las contribuciones provenientes de la recau-dación de impuestos, pero no por una preocupa-ción legítima de redistribución del ingreso, sinopara mantener a una elite burocrática a costa delos desempleados. Estas asimetrías económicasmuestran la debilidad institucional y la rupturasistemática del Estado de derecho (Gónzalez-Arechiga, 2009:361). Como refuerzo de estaidea, en América Latina, afirma Kempe RonaldHope, la aplicación de impuestos regresivos yel haber centrado el proceso de desarrollo en elmotor impulsor del Estado provocó una mayorconcentración de la riqueza en pocas manos yuna distribución inequitativa de la carga fiscalentre los ciudadanos (Ronald, 1996:30).

En México, de acuerdo con Taeko Hoshino(2007:18), a partir de un análisis de las 100 pri-meras empresas de la lista de las 500 grandesde Expansión, encontró una estructura con altogrado de concentración del capital. De las 500,79% de las ventas agregadas se concentra en lasprimeras 50, y las siguientes 50 reúnen 13%; alsumar ambos porcentajes, 92% de las ventas co-rresponde a las primeras 100 grandes empresas.Además, los grandes corporativos mexicanos, "apesar del proceso de modernización seguido porestas empresas durante los noventa, en la mayo-

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ría los descendientes (en las posiciones de pre-sidente o director general) de las familias funda-doras, mantienen hasta la fecha la propiedad desus negocios" (Hoshino, 2007:20). Esta estrate-gia busca mantener la propiedad, el control y laadministración de las empresas, y en consecuen-cia, la tasa de ganancia. La motivación de estosprocesos fue la incursión de algunas de ellas enla Bolsa Mexicana de Valores. Las empresas seprotegieron contra posibles compras hostiles''provenientes del mercado abierto.

Conclusiones

Por todo lo expuesto, se puede calificar el sis-tema capitalista neoliberal como un gran fraca-so, ya que ha provocado con sus mecanismosreguladores de la economía la sumisión de uningente conjunto de personas en la miseria abso-luta y los ha condenado al desempleo. Además,ha tenido la virtud de enmascarar estos efectosmediante un ejercicio de proyección psicológicay material sobre las personas desempleadas. Elresultado es la vergüenza y el estigma social porcarecer de algo inexistente: el trabajo.

Efectivamente, miles de jóvenes en todo elmundo se van incorporando de manera constan-te al ejército de reserva. Las cifras de desemplea-dos van en aumento (los países con la mayor tasade desempleo son Nauru (90%), Liberia (85%),Zimbabwe (80%), Burkina Faso (77%) y Turkme-nistán (60%); casi ningún país se escapa a este"problema estructural", dirían los expertos (ex-cepto Qatar, Andorra y Monaco, cuya tasa dedesempleo es 0%; los datos se pueden consultaren <www.indexmundi.com>. Este destino fatalha sido signado por Viviane Forrester como "elhorror económico". Ante esta atrocidad se haninstrumentado diversas soluciones.

Una de estas soluciones se conoce como laRSE, que se presenta como un invento más de lasorganizaciones empresariales para mejorar suimagen pública y generar en los públicos relacio-nados con éstas una especie de sentimentalismoramplón. Incluso se podría afirmar la utilizaciónde la RSE como elemento de control impuesto ala sociedad.

Las empresas difunden entre la sociedad sucomportamiento apegado a los dictados de la RSEy "exigen", en compensación, un aumento en lademanda de los bienes y servicios colocados porellos en un mercado crecientemente interdepen-diente y de magnitud global. Simultáneamente,buscan derribar las posibles barreras regulatoriasorientadas a impedir sus objetivos fundamenta-les: obtención de utilidades mediante los discur-sos necesarios para legitimar la adjudicación deinsumos para lograrlo. En suma, la RSE no es unasunto moral, sino de apropiación de la rique-za bajo la intermediación y guía de una anomiacreciente.

¿Qué se puede hacer? La respuesta es sim-ple, pero imposible de lograr: se debe cambiarla forma de apropiación de la naturaleza y de lariqueza obtenida a través de su comercializa-ción (tener la voluntad incólume de disminuir lastasas de ganancia provenientes de la comercia-lización y de la especulación financiera). En tér-minos más llanos, eliminar el sistema capitalistaen cualquiera de sus variantes. Pero quizá nadiequiere emprender ni padecer esta situación (talvez se podría excluir a los israelíes y el sistemade Á:/6uíz-agrupación o comunidad agrícola).

En el fondo de esta negativa probablementesubyacen valores maquillados (bastiones de re-sistencia axiológica capitalista) como algo posi-tivo, por ejemplo el progreso. ¿Quién no quiereprogresar? La respuesta es todos queremos, perocumplir este deseo implica esquilmar al planetaen todas las facetas que intenta corregir la RSE. Deseguir esta tendencia, lo único cierto será la con-creción de la sentencia de John Maynard Keynes(Arellano, 2004:107): "en el largo plazo estare-mos todos muertos".

Notas

^ Un ejemplo de este tipo de políticas y delas reacciones provocadas por ellas es el lla-mado "contrato de primer empleo" (CPE) enFrancia. En París, varias decenas de jóveneslanzaron piedras y botellas contra un grupoantimotines destacado en la Plaza de la Na-ción, lugar en el que terminaba la marcha

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parisiense. Los agentes respondieron lanzan-do gases lacrimógenos, lo que dispersó a losalborotadores. Éstos se reagruparon en unacalle cercana, donde incendiaron un auto-móvil, rompieron los escaparates de algunoscomercios y destrozaron cabinas telefónicas.En otras ciudades también hubo incidentesal término de las manifestaciones contra elCPE, que da a las empresas la posibilidadde despedir sin justificación a los menores de26 años durante los 24 primeros meses. EnLille (norte), donde los sindicatos afirmanhaber reunido a 30 000 personas (11 000según la policía), la marcha terminó con lan-zamientos de piedras y huevos por parte dealgunos manifestantes contra los antimoti-nes, que respondieron con gases lacrimóge-nos <www.20minutos.es/noticia/100804/0/manisfestacion/paris/despidos>.En 1958, el economista neozelandés AlbanPhillips teorizó sobre la relación entre tasade inflación y tasa de desempleo: cuandola tasa de desempleo disminuye, los sala-rios aumentan y las empresas incrementanlos precios para restablecer los márgenes[de ganancia]; inversamente, los precios ba-jan cuando el desempleo aumenta. Fuente:LeMonde.fr. (2010), "Le lien entre inflationet chômage, fondement des politiques éco-nomiques, s'est brisé", <www.lemonde.fr>,[consulta: abril, 2010].Aquí se presentan algunos datos estadísticossobre el desempleo en el mundo. En EstadosUnidos: a principios de 2008, la tasa oficialde desempleo era de 5%, mientras que latasa real alcanzaba 13.1%. En la economíaamericana que perdía 2.6 millones de em-pleos en 2008, la tasa oficial alcanzó 7.2%en diciembre, lo que representa más de 11millones de desempleados contabilizados.Japón: se contaban, a finales de septiembre,2.71 millones de desempleados, lo que re-presenta 0.7% más en un año. Zona Euro:la tasa de desempleo aumentará alrededorde tres puntos, pasando de 7.5% en 2008 a9.3% en 2009 y a 10.2% en 2010. Alemania:la tasa de desempleo progresó en el mes de

diciembre, a 7.4%, y podría alcanzar 8.1%en 2010. La primera economía europea con-taba con 3.1 millones de desempleados endiciembre, y podría contar entre 200 mil a400 mil en un año. Reino Unido: el númerode desempleados alcanzaba 1.8 millones depersonas al final de 2008. 600 mil personaspodrían perder su empleo este año; ¡la barre-ra de los tres millones de desempleados po-dría cruzarse de aquí a 2010! La tasa de des-empleo (según previsiones de la OIT) luego de6%, tendrá un aumento de 8.5% para 2009.Francia: a finales de 2007, el número oficialde desempleados era inferior a dos millones,

0 sea menos de 7% de la población activa.Pero el número real superaba entonces los5.4 millones, o sea, más de 19% de la po-blación económicamente activa (l'Expansionn. 726, enero de 2008). En noviembre de2008, se contaban oficialmente 2 068 500desempleados, lo que representa una tasa dedesempleo de 7.3%, que aumentó a 8.5% enun año. Debería alcanzar 9.8% en 2009 y10.6% en 2010. Italia: la tasa de desempleoera de 6.7% a finales de 2008, llegaría a 8.7%en 2010. El número de desempleados era de

1 679 000 a finales de septiembre. España:la tasa de desempleo aumentó mucho en elcuarto trimestre de 2008, estableciéndose en13.9%, y alcanzaría 15.9% en 2009 y 18.7%en 2010. ¡España cuenta ya con más de 3.2millones de desempleados, una cifra queprácticamente se duplicó en menos de dosaños! A escala mundial: "Las estimacionespreliminares de la OIT son que el desempleomundial podría aumentar en 20 millonesllegando a más de 210 millones de desem-pleados en 2009" Guan Somavia, directorgeneral de la OIT, en el Consejo de Jefes delSecretariado de la ONU, en Nueva York, enoctubre de 2008) <es.internationalism.org/rm2000/2009/109_desempleo, 2009>.

^ En este sentido, César Cansino y Víctor Alar-cón (1994:10) afirman, respecto a AméricaLatina: "Los proyectos neoliberales impul-sados por varios países desde finales de losaños ochenta no garantizan, por sí solos, un

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tránsito e integración ventajosos para la re-gión a la nueva economía-mundo. A nivelinterno los ajustes económicos han implica-do hasta ahora la marginación de ampliossectores de la población, así como un incre-mento en la brecha económica que separa alos ricos de los que menos tienen. Algunospaíses han ensayado políticas sociales confines de legitimación que han funcionadomás como paliativos pragmáticos e inmedia-tistas que como soluciones de largo plazo delos grandes problemas sociales. A todo ellodebe sumarse una incertidumbre generaliza-da sobre el papel que esta parte del mundopuede desempeñar en el nuevo ordenamien-to internacional".

^ Jeremy Seabrook es colaborador del periódicoinglés The Cuardian, especialista en temas socia-les, ambientales y de desarrollo. Véase <www.guardian.co.uk/prof ile/jeremyseabrook>.

^ Baste recordar el comentario de CarltonBrown, un corredor de Nueva York, despuésde haber visto el impacto de los avionesterroristas en las Torres Gemelas; él se pre-guntó cuánto habrá subido el precio del oro,cuánto habrán ganado sus clientes. Nuncapensó en las vidas perdidas. Este comentariocorrobora la visión de algunas corporacio-nes: no existen reglas morales, éticas o lega-les, mientras logren aumentar su fortuna y lade sus accionistas (Bakan, 2004:122).

^ Una compra hostil se genera mediante la ad-quisición de un accionista a través del merca-do libre de pequeños montos de acciones deuna misma compañía. Al acumular cada vezmás acciones, puede llegar a poseer 51 % delcapital y convertirse en el accionista mayori-tario de dicha empresa y, en consecuencia,tener el control sobre ella.

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