Derechos humanos: entre el relativismo y el universalismo

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    DERECHOS HUMANOSENTRE EL RELATIVISMO Y EL UNIVERSALISMO

    WILFREDO ARDITO VEGAPROFESOR DE LA FACULTAD DE DERECHO

    Pando, marzo de 2010

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    INTRODUCCIÓN

    Quien comienza a trabajar en derechos humanos, normalmente tiene la percepción deque éstos pueden verse amenazados por las fuerzas del orden, sean militares o policías.En el caso peruano, también se considera a Sendero Luminoso y el MRTA comoresponsables de numerosas violaciones a los derechos humanos.

    Sin embargo, la convivencia más cercana con campesinos y nativos hace pensar que el

     problema de la vigencia de los derechos humanos era más complejo. Nonecesariamente éstos serán víctimas de agentes estatales o de grupos subversivos, sinoque sus derechos fundamentales pueden verse vulnerados por personas pertenecientes almismo entorno social. Ahora, mientras en toda sociedad hay quienes cometen abusos odelitos, me preocupaban aquellos casos en que el daño o sufrimiento a la persona era

     producido por prácticas culturales reiteradas, socialmente aceptadas o inclusiveconsideradas obligatorias. Me generaba preocupación especialmente la situación de losmás débiles, fueran mujeres, niños o ancianos, así como de quienes no pertenecían algrupo y eran frecuentemente llamados foráneos.

    Probablemente, lo que me generó más cuestionamiento fue mi cercanía a laadministración de justicia que llevaban a cabo las rondas campesinas, las comunidadescampesinas y nativas. Hasta el momento actual (y nada avizora un cambio próximo), elMinisterio Público y el Poder Judicial ofrecen mecanismos lentos, costosos y distantes

     para la población rural y muchas veces la solución está basada en normas elaboradas encontexto totalmente ajeno al problema suscitado. Tanto por las dificultades de acceso ala justicia formal, como por la existencia de diferencias culturales, el surgimiento demecanismos de administración de justicia entre campesinos y nativos me parecíanecesario para evitar situaciones de impunidad o conflictos permanentes.

    Sin embargo, también era cierto que entre estos mecanismos había sanciones como

    azotes y otros castigos físicos. Me preocupaba también la existencia de normas internasque limitaban la libertad individual, como cuando algunas comunidades impedían a lasmujeres casarse con foráneos.

    Mientras apreciaba estos problemas, existía en mí la preocupación si no sería yo unagente de la cultura occidental intentando imponer mis valores y percepciones. Enrealidad, de esta manera estaba ingresando yo al debate sobre el carácter universal orelativo de los derechos humanos.

    A nivel internacional, este tema ha sido recurrente en los últimos años, puesto quealgunos gobiernos han cuestionado públicamente la existencia de una concepción

    universal sobre los derechos humanos. La acusación de imperialismo cultural ha sidofrecuente respecto a las agencias del sistema de Naciones Unidas, así como también

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    CAPÍTULO 1EL RELATIVISMO CULTURAL Y LOS DERECHOS HUMANOS

    1.1.  Antecedentes: Evolucionismo, universalismo y resistencia

    A partir del siglo XVI, los europeos entraron en contacto con pueblos muy diferentes yestablecieron también diversos tipos de relaciones.

    En el caso de los chinos, japoneses, hindúes o los musulmanes del norte de Africa yAsia Menor, existían diferencias físicas y religiosas, pero un importante desarrollotecnológico. Los europeos no sentían que estuvieran ante gobiernos ilegítimos otiranías. Las relaciones tenían un carácter mas bien comercial, mientras se promovía laevangelización, con diversos resultados.

    En el caso de los indígenas americanos, el Papa Alejandro VI, mediante la bula habíadeclarado en 1493 que los soberanos serían los reyes de Portugal y España. La decisióngeneró controversias en otros países europeos, puesto que se planteaba que el Papa notenía la facultad para decidir sobre la propiedad de un territorio y tampoco para disponerla soberanía de un determinado monarca.

    La controversia se produjo en la propia España, cuestionando Francisco de Vitoria yBartolomé de Las Casas los justos títulos de la Corona sobre los pueblos americanos.La polémica llevó a que se planteara la necesidad de emitir un Requerimiento a los

     pueblos que iban a ser conquistados. Años después, el Jesuita José de Acosta planteó lanecesidad de dividir a los indígenas americanos en dos tipos: los aztecas y los incas seencontraban en una etapa superior de desarrollo, pero determinadas prácticas culturalesconsideradas repugnantes, como los sacrificios humanos o el incesto, justificaban quefueran dominados por monarcas cristianos.

    Sin embargo, existían en América otros indígenas que se encontraban en una situaciónmucho más primitiva: no vivían en ciudades, no tenían un gobierno adecuadamenteestablecido, no conocían de autoridad y se les atribuía prácticas totalmente inaceptables,como el canibalismo. Estos pueblos, por su condición de barbarie y salvajismo, eramuy difícil que fueran sojuzgados como incas y aztecas, por lo que se admitía que

     pudiesen ser sometidos a esclavitud. En una situación similar se encontraban losafricanos.

    De esta forma, se aprecia que el grado de desarrollo de un pueblo puede ser empleadocomo un elemento que genere su dominación.

    Durante los siglos XVIII y XIX se desarrollaron en los países europeos lasconcepciones del racismo científico, donde se apreciaba la inferioridad congénita de

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    aquellos pueblos no europeos1, pero también la percepción como ideologíasevolucionistas por las cuales el desarrollo estaba asociado al cumplimiento dedeterminados logros. ¿Acosta?* Creo que es mejor comenzar por allí.

    De esta forma, existía la percepción que las sociedades podían ser más adelantadas o

    atrasadas, según cuánto habían alcanzado determinados logros. No solamente éstosestaban percibidos en cuanto a las carencias tecnológicas, sino también la organizaciónsocial: la existencia de sistemas políticos aparentemente menos elaborados, lascreencias religiosas animistas o determinadas formas de sanción demostraban que los

     pueblos africanos o los indígenas americanos tenían un grado de evolución inferior a loseuropeos, lo cual sería empleado como argumento para disponer que fueran dominados

     por éstos. Los europeos se consideraban a sí mismos la etapa más avanzada deldesarrollo de la humanidad.

    Dentro de la misma Europa también existía una mentalidad evolucionista y se pensabaque existía un mismo camino que todas las sociedades debían seguir para desarrollarse

    adecuadamente: la Revolución Industrial impulsó la noción de progreso, percibidocomo el uso de la tecnología. Los ideales plasmados por la Revolución Francesa eranconsiderados la meta a seguir por los demás países europeos, por cuanto promovíaideales válidos para todos los seres humanos. El respeto por la ley, luego manifestadoen procesos de codificación, la separación de poderes, la primacía de la Constitución, lacaída del absolutismo, eran considerados principios que todos los países debían percibir.

    En América sucedió un fenómeno parecido: la Independencia de los Estados Unidos yla constitución de una República fueron percibidas por los criollos de las coloniasespañolas con un carácter precursor, marcando el camino que debían seguir sus propiassociedades. En Europa y América, se produjeron grandes movilizaciones políticas

     para lograr aquello que en otros países se había podido alcanzar.

    Desde una posición ideológica diferente, Engels y Marx estaban seguros de haberdescubierto el camino que seguía la historia de la humanidad a través de determinadosmodos de producción, al punto que, desde su propia concepción evolucionista, podían

     predecir que en el futuro se llegaría al socialismo2. A lo largo de un siglo y medio, susseguidores en todo el mundo abrigaron la misma convicción, lo cual implicó que

     buscaran llegar al poder para implementarla.

    En ese contexto donde aparecía la convicción de la existencia de verdades universales,

    que debían ser asumidas en todos los pueblos, el desarrollo de la concepción de losderechos de los ciudadanos fue considerado por sus propulsores como undescubrimiento válido para toda la Humanidad o, al menos, para quienes entonces eranconsiderados seres humanos3.

    1 Reconocidos científicos como Linneo tenían esta percepción.2 Marx respaldaba la dominación británica en la India y la intervención de Estados Unidos en México,

     porque consideraba que estos hechos permitirían que se pasara de etapas más primitivas al desarrollocapitalista, que a su vez permitiría la posterior evolución hacia el socialismo.3 En Haití, las tropas revolucionarias francesas enfrentaron violentamente la sublevación de los esclavos,

    quienes no parecían beneficiarios de la Declaración Universal. Tampoco lo eran los indígenas o losesclavos norteamericanos. Las mencionadas normas tampoco estuvieron pensadas para reconocer a lamujer derechos similares al varón.

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    Sin embargo, ya desde inicios del siglo XIX, algunos pensadores reaccionaron contraesta percepción lineal de la historia y del desarrollo humano, sosteniendo la importanciade reconocer las diferencias entre los pueblos y sus características particulares.

    Los llamados románticos alemanes, como Herder, afirmaban la idea de la identidad

    nacional, convirtiéndose en una especie de precursores del relativismo cultural.Savigny, por ejemplo, sostenía que cada pueblo tiene su propio volksgeist  o espíritu de justicia, así como tiene su idioma y sus costumbres y que los juristas debían basarse eneste Derecho producido por el pueblo y no por las normas foráneas4. De esta forma,rechazaba el proceso de codificación e importación de normas generado durante laexpansión napoleónica. Diversos autores enfatizaban conceptos como nación, tradición,raza o cultura frente a las pretensiones universalistas5.

    Al mismo tiempo que se cuestionaba la existencia de verdades absolutas y universales,se afirmaba la existencia y la prioridad del volk , un término que en alemán quiere decirtanto nación como pueblo6, que es más importante que las clases sociales u otras

    diferencias entre sus integrantes7. La idea del volk  implicaba también negar la facultadde otras sociedades para juzgar o imponer sus propios criterios8.

    Estas percepciones escépticas respecto a la posibilidad de encontrar normas y valorescomunes se manifestarían después en diversos contextos con evidentes fines políticos.

    1.2.  El relativismo cultural

    En el siglo XIX podemos decir que efectivamente nace la antropología, con un caráctermuy distinto de las descripciones sobre los pueblos americanos elaborados por losconquistadores o misioneros españoles. Los nuevos estudios no son elaborados por una

     persona preocupada por convertir a los pueblos indígenas al cristianismo, cambiar sus patrones de residencia o su vestimenta. Los antropólogos no sólo estudiaban pueblosmuy distintos a ellos, sino que pensaban que se mantendrían por tiempo indefinido endicha condición.

    Es verdad que los precursores de la antropología, como Morgan y Taylor, tuvieron unaconcepción claramente evolucionista, donde la sociedad occidental se encontraba en unnivel más elevado, pero pronto se manifestó en esta ciencia una perspectiva distintarespecto a las diferencias culturales, rechazándose un posible evolucionismo.

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     Sebreli, p. 184.5 Sebreli, p. 25. Sostenía Spengler: “No hay verdades eternas. Toda filosofía es expresión de su tiempo ysólo de él” (citado por Sebreli, p. 33).6 Id., p. 158.7 Id. p. 174. Esta afirmación de la existencia y la defensa del volk sería después usada por el nazismo,

     para usar la defensa de los derechos de las minorías de origen alemán en otros países europeos comoargumento para la intervención militar (véase Cowan et al., p. 9). La doctrina del “espacio vital” tienemucho en común con la afirmación de una identidad que debe ser mantenida por encima de cualquiercuestionamiento externo.8 Sebreli, p. 35. El mismo autor señala actitudes similares en Rusia o en España, donde se considerabaque el mismo atraso español era expresión de una diferencia cultural. “Que inventen ellos... nosotros a lo

    nuestro”, cita de Unamuno, p. 49. A su manera, la Revolución Cultural china y la destrucción deCamboya por el Khmer Rouge implicaban también el rechazo de todas las influencias externas, para

    afirmar lo propio (Sebreli, pp. 143-4), como harían también los senderistas en el Perú (p. 275). Losenemigos del pueblo así concebido debían ser eliminados, como hicieron los nazis (p. 175) y lossenderistas (p. 147), entre otros muchos ejemplos históricos relacionados al totalitarismo.

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    Las primeras etnografías sobre pueblos no europeos buscaban presentar a dichas poblaciones de manera positiva9, frecuentemente debido a la existencia de muchos prejuicios racistas hacia los indígenas. Predominaba entonces una percepciónetnocéntrica, que dividía a la humanidad en pueblos occidentales civilizados y aquellos

     bárbaros y primitivos. Ante este panorama, muchos antropólogos que sentían empatíacon las poblaciones que estudiaban, consideraban que era preferible no enfatizaraquellas prácticas que podrían resultar chocantes para los ojos occidentales10. Sinembargo, con frecuencia no sólo no eran enfatizadas, sino que eran ocultadastotalmente.

    De esta forma, las sociedades tradicionales aparecen exentas de conflicto, de violencia yaún de jerarquías. Pareciera que la ambición y las rencillas eran propias de la culturaoccidental o de los cambios sociales y culturales que ésta había generado. Losantropólogos terminaban confirmando la referencia al “buen salvaje” que hacíaRousseau o a la imaginaria sociedad comunista e igualitaria a la que aludía Marx11.

    Al comenzar el siglo XX, además, antropólogos como Franz Boas eran activosopositores al llamado racismo científico, promoviendo una concepción que otorgasemás respeto a las diferentes culturas y rechazara la posibilidad que fueran juzgadascomo bárbaras o primitivas por los occidentales.

    Bronislaw Malinowski, trabajando con los indígenas de la Polinesia, llega convertirseen uno de los fundadores del funcionalismo, la teoría antropológica por la cual las

     prácticas culturales, objetos o creencias de las sociedades tradicionales que unoccidental podía considerar extrañas o absurdas debían comprenderse como parte deuna racionalidad distinta, con una funcion vital para dichas sociedades12.

    La función más frecuente atribuida a dichas prácticas culturales era la necesidad desobrevivir como grupo a un medio hostil, así como también el respeto por la naturalezao la afirmación de un rito de pasaje.

    Margaret Mead en sus estudios sobre Samoa y Ruth Benedict al describir a los indiosPueblo, confirman las apreciaciones funcionalistas, aunque después se ha podidoanalizar que ambas omitían las características negativas de los pueblos que estaban

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      En el proceso de la expansión europea, los primeros que entraban en contacto con poblacionesdesconocidas, solían atribuirles una serie de virtudes, especialmente un supuesto estado de armonía.Tenemos así las primeras impresiones de Cristóbal Colón, cuando anunció que había llegado a una tierrade seres inocentes y felices (Sebreli, p. 106). Probablemente, se trataba de buscar una sociedad ideal encontraposición a aquella a la cual pertenecía.La búsqueda de un mundo feliz terminaría generando sucesivas expediciones españolas a la Amazonía en

     busca de El Dorado. La leyenda sobre su existencia persistió durante muchos años, contándose con unadescripción por parte de Voltaire en su obra Cándido.10 Edgerton, p. 5. Siglos antes, Bartolomé de Las Casas brindó una visión ideal de los indígenas paraenfrentar las acusaciones que eran seres bárbaros o inclusive que no eran seres humanos (Sebreli, p. 106).Años después, el Inca Garcilazo de la Vega presentó al público español una visión positiva del ImperioIncaico, ocultando elementos que podían generar rechazo, como los sacrificios humanos, al punto quemuchas personas en el Perú siguen pensando que estas prácticas sólo se llevaban a cabo por mayas y

    aztecas.11 Edgerton, p. 3 y 7612 Citado por Edgerton, p. 31.

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    estudiando o simplemente no estaban en condiciones de comprenderlas13 y menos aúnde atribuirles una posible función. Benedict llegó a decir que todas las formas de vidatenían el mismo valor y que los criterios para evaluar conductas eran relativos14.

    Para la teoría funcionalista, aún la muerte de niños y ancianos, el canibalismo 15, las

    mutilaciones o la opresión de las personas podían tener una determinada justificación para una cultura, que por lo tanto no debía ser juzgada con patrones ajenos16. Por esoesta corriente es considerada el nacimiento del moderno relativismo cultural.

    Los antropólogos funcionalistas consideraban que era necesario reconocer la posibilidadque existan posiciones diferentes inclusive respecto a la vida o la dignidad de la

     persona. Ellos terminaban distanciándose de sus propios criterios morales17.

    Claude Levi-Strauss rechazaba la idea de una posible civilización mundial 18 y señalabaque cada sociedad ofrece diversas opciones a sus integrantes, según sus posibilidades.

     No puede considerarse que existan opciones buenas o malas en sí mismas: simplemente

    son equivalentes19. No puede, por lo tanto, considerarse a algunos pueblos como másatrasados que otros, ni puede imponérseles el progreso que otros consideran haberalcanzado20. El pensamiento mágico no debe considerarse anterior al pensamientocientífico: simplemente se trata de otra concepción21.

    El relativismo cultural tuvo varios aspectos positivos: ayudó a enfrentar una perspectivaetnocéntrica de la humanidad, que pregonaba la inferioridad de todos aquellos que noeran blancos y así justificaban la dominación que vivían entonces casi todos los pueblosno europeos, sea bajo gobiernos coloniales o bajo los gobiernos independientesamericanos.

    Debe recordarse que, después de la Conquista de América, es entre 1850 y 1920 que se producen los mayores hechos de violencia por parte de las personas de origen europeohacia los indígenas en todo el mundo, desde Estados Unidos hasta el Congo y desdeArgentina hasta Filipinas. La superioridad de los europeos era el argumento que

     justificaba los crímenes que se cometían y que, curiosamente, no generó ningúnmovimiento para promover los derechos humanos universales.

    En muchos lugares, aunque no se daban prácticas violentas basadas en principiosreligiosos como la extirpación de idolatrías, sí se reprimía determinadas costumbres

    13 Sebreli, p. 115.14 Edgerton, p. 33.15 Sebreli, p. 54-5. Edgerton, p. 25. cita a William Graham Sumner.16 Herskovitz, p. 8-9, citado por Merry, p. 32.17 Benedict, por ejemplo, denunciaba las concepciones racistas que entonces eran difundidas enAlemania.18 Sebreli, p. 36.19 Citado por Sebreli, p. 45.20

     Citado por Sebreli, p. 81. Levi-Strauss sostiene que inclusive debería admitirse que las poblaciones queno lo deseen, no sean vacunadas.21 Sebreli, p. 113.

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    tradicionales o inclusive eran sancionadas22. Los nuevos gobernantes consideraban quedebían hacer esto en nombre de la llamada “responsabilidad del hombre blanco23”.

    En ese contexto, los textos antropológicos buscaron proporcionar una visión alternativasobre las poblaciones dominadas y estigmatizadas. También pretendían desmitificar la

    idea del progreso, como un único camino, que implica que el futuro siempre será mejorque el pasado, lo cual la historia reciente ha demostrado de muchas maneras que es unaidea ingenua24. El relativismo permitía apreciar mejor los aspectos positivos de cadacultura y ayuda a los occidentales a ser más críticos sobre sí mismos25, ampliando laforma en que son percibidos muchos fenómenos.

    Sin embargo, el peligro del relativismo se manifestó a mediados del siglo XX, cuandoesta doctrina terminó dando un viraje a posiciones reaccionarias.

    1.3.  La Declaración Universal de los Derechos Humanos

    En 1948, mientras se discutía el texto de la Declaración Universal de DerechosHumanos, el relativismo cultural adquirió presencia pública, debido a que la Asociaciónde Antropólogos de los Estados Unidos planteó la imposibilidad de arribar a criteriosque pudieran generalizarse para los diferentes pueblos y culturas del mundo:

     Lo que es considerado un derecho fundamental en una sociedad, puede ser

    considerado como antisocial por otro pueblo, o por el mismo pueblo en un

     período distinto de su historia26 .

    Ellos sostenían que cada cultura poseía sus propias categorías, desde las cuales debía sercomprendida o evaluada27. Era imposible, por lo tanto, aceptar una declaración dirigidasupuestamente a todos los seres humanos, pero planteada desde la perspectiva de los

     países de Europa Occidental y América28. Los antropólogos estadounidensesdenunciaban también que la intervención de dichas sociedades sobre numerosos pueblosindígenas había causado daños fortísimos a su personalidad y sus derechos humanos, talcomo ellos los entendían29.

    Los redactores de la Declaración rechazaron esta posición, considerando que elrelativismo cultural era una seria amenaza para los valores fundamentales de las

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     Merry, p. 33.23  White man’s burden,  literalmente, la carga del hombre blanco. Un ejemplo de ello se produjo enAustralia, donde miles de niños aborígenes fueron separados de sus padres, para ser educados eninternados.24 Por ejemplo, el siglo XX fue testigo de las dos guerras mundiales, el exterminio de seis millones de

     judíos, las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, el totalitarismo de Hitler, Stalin, Mao y Pol Pot. No existen en los siglos anteriores fenómenos tan planificados y eficaces de destrucción de seres humanos por otros.25 Edgerton, p. 22. Véase también Tubino, p. 51.*26 American Anthropologist, 48, n. 4, 1947, p. 543, citado por Slack, p. 473 (traducción nuestra).27 Herskovitz, citado por Sebreli, p. 45. Décadas despés, el mismo Herskovits diría que un antropólogo esuna persona que respeta todos los patrones culturales, menos el suyo (Edgerton, p. 37).28  Citado por Merry, p. 33. No sabemos si los antropólogos se referían a Estados Unidos o a todo el

    continente, pero su misma autodenominación como Asociación de Antropólogos Americanos demostrabauna visión excluyente del concepto América.29 American Anthropologist, 48, n. 4, 1947, p. 541, citado por Merry, p. 34.

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     Naciones Unidas30. Sin embargo, una observación objetiva permite apreciar que lasfuentes principales de la Declaración de 1948 fueron las ideas políticas y filosóficasoccidentales, así como diversos textos constitucionales europeos y americanos. Esverdad que estuvieron presentes filósofos y pensadores de diversos orígenesgeográficos, pero la formación universitaria europea era un elemento común.

    1.4. Vigencia actual del relativismo

    Actualmente, la mayoría de países sin una tradición occidental han aceptado laDeclaración Universal y la Carta de Naciones Unidas, así como los sucesivos pactos yacuerdos de derechos humanos. Sin embargo, esta aceptación formal no ha implicadoun un correspondiente respeto por los mismos. Durante la Guerra Fría, los estadosintegrantes del bloque socialista relativizaban el cumplimiento de los derechos civiles y

     políticos31, sosteniendo que tenían un nivel positivo de cumplimiento de los derechossociales y económicos32. De otro lado, los Estados Unidos se rehusaban a ratificar elPacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, con el argumento que éstos eran

    relativos33 y cuestionando su misma existencia como derechos exigibles.

    En la actualidad, numerosos gobiernos de países en desarrollo, desde Africa hastaGuatemala, han afirmado que los derechos humanos sólo pueden ser disfrutados en unasituación de prosperidad, por lo que atribuyen a su difícil situación económica laimposibilidad de que sus ciudadanos puedan gozar plenamente de estos derechos.

    En todos estos casos, los Derechos Humanos no han sido percibidos como objeto decumplimiento absoluto e inmediato.

    En la actualidad, diversos especialistas provenientes de países no occidentales hanseñalado que los derechos apropiados en un país occidental no son necesariamentecomprensibles de manera análoga en otras sociedades. Según ellos, las tradiciones

     políticas y culturales de muchos países no estaban representadas en los artículos de ladeclaración34. Otros estudiosos han denunciado que detrás del discurso en favor de losderechos humanos existen concepciones “neocoloniales” o “paternalistas” que buscan

     justificar su intervención en los países más pequeños y menos poderosos35.

    El despegue económico de diversos países asiáticos implicó una percepción másfavorable sobre sí mismos y generó que varios de sus líderes sostuvieran públicamentela necesidad de que los valores asiáticos fueran respetados. Al rechazarse la llamada

    30 Macfarlane, p. 5. Bidney, p. 698.31 En realidad, son precisamente los países de Europa Occidental los que han buscado respetar tanto losderechos civiles y políticos, como los económicos, culturales y sociales en el llama do “estado de

     bienestar”.32 Macfarlane, pp. 8-10. Los avances en esta materia han quedado dolorosamente comprobados cuando, a

     pocos años de la caída del régimen soviético, la esperanza de vida de los rusos ha descendido diez años.Sin embargo, también es verdad que el sistema de estado de bienestar en Europa Occidental ha sabidorespetar los derechos sociales, económicos y culturales, mientras se respetaba los derechos civiles y

     políticos (Donnelly, 2003, p. 111).33 Merry, p. 40.34 Pollis y Schwab, p. 1. Donnelly busca desmentir esta apreciación, señalando que apenas un tercio de

    quienes suscribieron la Declaración eran países occidentales, pero debe señalarse que participaronalrededor de veinte países latinoamericanos, cuyos gobiernos tenían una formación occidental.35 Merry, p. 35.

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    “imposición del pensamiento occidental”36, se manifestó una alianza con los gobiernosmusulmanes37.

    Las intervenciones relativistas en Naciones Unidas por parte de representantes degobiernos islámicos y asiáticos parecían muy lejanas al movimiento de derechos

    humanos en América Latina, pero actualmente esta discusión ha llegado a estos países,que se consideraban a sí mismos occidentales, debido a las demandas de algunasorganizaciones indígenas38, que pretenden afianzar su identidad cultural y rescatarla delas influencias externas39.

    1.5. Posición relativista en el Perú

    En los últimos años, existen tres formas en que la posición relativista se ha manifestadoen nuestro país. En primer lugar, algunos dirigentes indígenas amazónicos y aymarasvienen señalando que el derecho consuetudinario debe ser respetado aunque vulnerederechos fundamentales, por cuanto éstos son una expresión de valores foráneos40.

    En segundo lugar, tenemos la existencia de una tendencia relativista en algunosmagistrados y fiscales como justificación para su ausencia de intervención en asituaciones como la violencia familiar o el maltrato a los niñoscuando las víctimas soncampesinos o nativos. Los magistrados relativistas aluden el origen occidental dederechos humanos para señalar que no deben ser impuestos en las zonas rurales41.

    Finalmente, en tiempos de Fujimori la posición relativista alcanzó respaldo político,cuando la Constitución del año 1993 considera, dentro del título referente a losDerechos Fundamentales, solamente a los derechos civiles y políticos, lo cual vendría aseñalar que los derechos económicos, sociales y culturales tenían un carácter inferior.

    Sin embargo, el relativismo cultural también se manifestó de manera explícita en variasintervenciones públicas del canciller Fernando De Trazegnies, señalando que no podíahaber un solo estándar de derechos humanos42.

    Trazegnies denuncia la posibilidad que se sancione a quienes piensan distinto:

    36 Donnelly, p. 99.37 Los casos de Irán y Afganistán han sido los más conocidos para la opinión pública occidental. Sin

    embargo, en Irán la mujer tiene derecho al voto y existe un importante grupo de parlamentarias. Los países occidentales han coexistido sin mayor conflicto con regímenes islámicos totalitarios, como el quese vive en Arabia Saudita, por razones económicas.38 “El homicidio, la corrupción, la inmoralidad, la violación, el adulterio, todos los males fueron tr aídos anuestra sociedad desde la llegada del invasor español”. Declaración de un dirigente indígena boliviano

    durante una audiencia llevada a cabo ante la Corte Suprema de Bolivia. Sucre, de 2004.39 Merry, p. 35.40 Inclusive, el brutal asesinato del alcalde de Ilave fue calificado por algunos dirigentes aymaras como

     parte de una práctica consuetudinaria que debería ser respetada, simplemente por eso, porque era aymara.41  En una conversación con un magistrado que trabaja en un departamento andino éste explicaba suinacción: “No se puede pretender que a los campesinos se les acuse de violar los derechos humanos. Ese

    es un concepto de la cultura occidental (Entrevista personal). Otros magistrados llegan a sostener que elconcepto de violación no existe para la población campesina, manifestando que es una simple forma de

    comenzar una relación.42 Sus intervenciones contradecían toda su anterior producción intelectual, que consideraba fundamentalreconocer la existencia de derechos humanos por todas las culturas.

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    La voluntad de sanción ejercida desde fuera de ese medio deconvicciones diferentes, puede ser una manifestación de arroganciamoral y cultural43.

    De esta forma, tenemos que los países occidentales y las organizacionesinternacionales de derechos humanos serían arrogantes si pretenden sancionar aquienes piensan distinto. Cuestiona la posibilidad que se juzgue desde elexterior aspectos de los cuales una sociedad se encuentra convencida. Consideraque son  peligrosas las “sanciones arrogantes” que pasan por encima de lasconvicciones nacionales.

    Y si esa intervención o sanción arrogante pasa por encima de lasconvicciones nacionales y se arma además con el brazo coactivo delderecho, los resultados pueden producir más bien desconcierto y caos

    antes que salud social dentro de la comunidad internacional moderna.

    Pretende señalar que la única forma de comprender los derechos humanos sería elDerecho Natural y lo percibe como una imposición y una manifestación de absolutismo.

     No soy un entusiasta del Derecho Natural, lo que me hace reacio averdades universales y atemporales. Mi rechazo a absolutismos, dogmase imposiciones universales me lleva a que, salvo en materia de religión,no pueda aceptar sino verdades relativas, sujetas a un juicio histórico.

    Sorprendentemente, para un hombre de ascendencia occidental, niega laexistencia de los derechos humanos, considerando que pueden existir diversasformas de percibir aquello que los occidentales denominan de esta manera.

     No creo en una verdad absoluta y para siempre, llámese derechoshumanos o lo que fuera. Creo, más bien, en diferentes perspectivas desdelas cuales es posible ver las cosas. Sin perjuicio de que, como heseñalado, ciertas perspectivas me parezcan mejores que otras. 

    Su argumentación parece seguir a Savigny y a los románticos alemanes, en el sentido de

    afirmar el valor del pueblo como gestor de un proceso político y que, mediante su libredeterminación, éste ejerce la democracia en la manera que lo considera necesario.

    El derecho no funciona en el vacío sino que es parte del proceso políticode la sociedad. Ahora bien, los procesos políticos pertenecen a los

     pueblos que los llevan a cabo; son, en verdad, una expresión de ese valorsagrado en una democracia que es la libre determinación de los pueblos.

    43 Todas las citas han sido tomadas de la página del Instituto de Defensa Legal, www.idl.org.pe, quereseña el número 117 de la revista Ideele.

    http://www.idl.org.pe/http://www.idl.org.pe/http://www.idl.org.pe/http://www.idl.org.pe/

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    Resulta interesante cómo los derechos humanos terminan subordinándose a lasdecisiones políticas que se tienen en un determinado país y cómo el régimen

     político, en su caso el de Fujimori, se erige como intérprete de la voluntad popular, presumiblemente homogénea.

    Por consiguiente, los procesos políticos de cada grupo social tienen queser respetados por los terceros y nadie  – ni siquiera en nombre de losderechos humanos –   puede desconocer la voluntad de los pueblos eimponer la suya propia. Así, si un país decide libremente resolver sus

     problemas de una cierta manera y resuelve avanzar hacia la democraciarealizando ciertas concesiones que responden a su idiosincrasia y a surealidad, no puede una persona singular, ajena a dicho proceso político,erigirse en autoridad supernacional y sobrehumana, despreciar lavoluntad popular y, considerándose por encima de lo que piensan losinteresados directos, promover un caos político ahí donde los propios

    involucrados habían tenido la sabiduría de encontrar una salida con elmenor costo social.

    Se trata de la misma argumentación empleada por el representante del gobierno chinoen la Conferencia de Viena44. De esta manera, Trazegnies se vincula a los

     planteamientos que los países islámicos y asiáticos venían llevando a cabo en NacionesUnidas para reducir la posibilidad de ser interpelados por violaciones a los derechoshumanos, aduciendo aspectos culturales. Para gobiernos como Malasia y Singapur,cuyas autoridades mantenían estos principios durante aquellos años, el régimen deFujimori fue un aliado importante.

    1.6. La Respuesta de las Naciones Unidas

    Frente a las demandas de los relativistas, la Conferencia de Viena de 1993 decidióratificar explícitamente el carácter universal de los derechos humanos (art. 4), aunqueesto se produjo en medio de acalorados debates, especialmente por las intervenciones deChina y los países islámicos.

    En la actualidad, para muchos instrumentos internacionales discutidos en las NacionesUnidas, las prácticas culturales vulneratorias de los derechos humanos se han convertidoen uno de los ejes fundamentales de discusión.

    Por ejemplo, los documentos en favor de los derechos de la mujer han hecho muchoénfasis en que la cultura no puede ser un argumento para violar los derechos humanos.La Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación hacia lamujer efectivamente señala la necesidad de enfrentar los patrones socioculturales, los

     prejuicios y las prácticas consuetudinarias que parten de la concepción de la mujercomo inferior 45. El Plan de Acción de la Conferencia de Beijing fue tambiénsumamente tajante en cuanto a la relación entre cultura y violencia hacia la mujer 46.

    44 Donnelly, 2003, p. 108.45

     Artículo 5, b.46 Por ejemplo, en el párrafo 119 se manifiesta la vinculación entre la violencia hacia la mujer y lasconcepciones culturales que la justifican.

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    Igualmente, el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo reconoce alas poblaciones indígenas la facultad para ejercer su derecho consuetudinario, perorespetando siempre los derechos fundamentales47.

    A pesar de ello, ni la Conferencia de Viena ni los instrumentos internacionales

    resolvieron la discusión sobre cómo alcanzar un satisfactorio cumplimiento de losderechos humanos “universales” en sociedades donde existen fuertes tradiciones queestán en contra de ellos.

    Para solucionar este impasse, en los siguientes capítulos propondremos una distincióndentro del concepto de universalidad, señalando que se atribuye a tres situacionesdiferentes: origen, validez y ejecución.

    CAPÍTULO 2

    ORIGEN UNIVERSAL U OCCIDENTAL

    Algunos autores sostienen que en todas las culturas y sociedades podemos encontrarciertos criterios mínimos referidos a los más importantes derechos humanos, como elrespeto a la vida, la integridad física y la dignidad humana48. Nosotros respetamosestos esfuerzos, porque revelan la intención de lograr un cumplimiento masivo de losderechos humanos, vinculándolos a las culturas africanas, musulmanas y asiáticas. Sinembargo, encontramos que no proporcionan mayor evidencia empírica y mas bienterminan demostrando la dificultad existente en dichas culturas para reconocer a todoindividuo como sujeto de derechos49.

    En realidad, desde el descubrimiento de América, algunos observadores occidentaleshan hallado en culturas foráneas lo que deseaban encontrar, de acuerdo a sus propiosvalores e ideales. Con frecuencia, los pueblos “observados” trataban de mostrarle a losinvestigadores que compartían sus valores, con el fin de no defraudarlos, ni serconsiderados primitivos. Algunas veces, en cambio, el observador ha tratado,consciente o inconscientemente de introducir sus propios valores y posteriormente se hacomprobado que muchos valores atribuidos a la población habían sido introducidosdesde el exterior 50.

    Con el fin de ilustrar las dificultades para hallar un consenso respecto a los derechos

    humanos, puede ser útil reflexionar sobre el respeto de algunos derechos fundamentalesdando especial énfasis a algunas prácticas ancestrales y actuales existentes en el Perú.

    2.1. El derecho a la vida

    A pesar que el derecho a la vida es normalmente considerado el más importante de losderechos humanos, no existe consenso a nivel universal sobre su cumplimiento. No

    47 Artículos 8.2 y 9.1.48 Merry, p. 34. Véase por ejemplo el trabajo de Renteln y especialmente Pollis y Schwab, p. 15.49  Donnelly realiza un detallado análisis en 2003, pp. 72-84 respecto la inexistencia de la noción de

    derechos humanos en las culturas mencionadas.50 Los cronistas que acompañaron a los conquistadores recibieron numerosos testimonios respecto a unaantigua prédica del cristianismo, así como el apoyo que los santos daban a las huestes españolas.

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    existe acuerdo, por ejemplo, sobre en qué momento puede comenzar o terminar elderecho a la vida, lo cual se manifiesta en las polémicas sobre el aborto y la eutanasia.

    De otro lado, en sociedades tan distintas como los Estados Unidos, Japón, Cuba yArabia Saudita se admite que las autoridades dispongan que una persona pierda la vida

    como sanción para una falta muy grave. De hecho, la mayoría de países europeos ylatinoamericanos admitían la pena de muerte hasta hace relativamente pocas décadas.Hasta fines del siglo XIX; las ejecuciones se llevaban a cabo de manera pública, con laasistencia de personas de todas las edades.

    Sin embargo, estas sociedades se centran en la pena de muerte para los “culpables” yconsiderarían un crimen que se termine con la vida de una persona que no hayacometido ningún delito. En varias culturas tradicionales, es frecuente que se dispongala muerte de una persona sin que esté en discusión su culpa. Por ejemplo, en la Indiatradicional, las viudas debían ser quemadas junto al cadáver de su esposo, en la llamadasati o suttee51.

    En el Perú, dentro de las culturas indígenas amazónicas existían diversas circunstanciasen que es admitía la muerte de personas52. En primer lugar, tenemos el infanticidioselectivo. Los padres daban muerte a los recién nacidos que tenían alguna malformaciónfísica, porque probablemente no iban a sobrevivir y resultaba inútil que el grupodestinara a ellos sus escasos recursos53. Razones similares explican la eliminación demellizos y también de quienes se incorporaban a una familia numerosa. Otra medida

     para evitar que el grupo se extendiera excesivamente era el infanticidio femenino.

    Por la misma razón, los individuos enfermos o ancianos eran también abandonados oasesinados. Según informes recientes, esta última práctica todavía es frecuente engrupos amazónicos aislados54.

    Finalmente, otros casos de homicidio dentro del mismo grupo se relacionaban a lacreencia de que las muertes por azar o enfermedades repentinas se deben en realidad ala intención maligna de una tercera persona, que ha empleado medios sobrenaturales.Ellos consideraban que la persona responsable de esta muerte, a quien en castellanodenominaríamos “brujo” debería  también morir, para así reponer el equilibrio que sehabía quebrado con el primer homicidio (que dentro de la cultura occidental no habríasido percibido como tal). Ante la ausencia de una autoridad judicial, la responsabilidadde matar al brujo estaba en los familiares de la supuesta víctima.

    En varias poblaciones, bastaba matar a alguien del entorno familiar del grupo pararestablecer el equilibrio55. Igualmente, el supuesto brujo podría no ser consciente desu poder para generar muertes, pero igual debía ser asesinado. En algunos grupos

    51  Mantovani, pp. 44 y ss. Recordemos las tumbas de los señores de Sicán, Sipán y otros soberanosmochicas, con los cuales fueron enterrados sus esposas, servidores y dignatarios.52 Existen informes respecto a muertes de personas en la región aymara con fines rituales, pero no hansido confirmados.53 La disponibilidad de recursos naturales era sumamente escasa debido a la pobreza del suelo, pese a suapariencia exhuberante. Hasta hace relativamente poco tiempo, sólo pequeños grupos de familias podíansobrevivir y se hacía necesaria la participación de todos sus miembros para obtener recursos.54

     Algunos trabajadores de salud señalaban su incidencia en los campamentos de refugiados asháninkas.Ardito, 1993, p. 77.55 Ardito, 1990, p. 318.

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    nativos, se mataba a los niños pequeños, como si fueran pequeños brujos. En laactualidad, existiendo una mayor presencia del Estado que podría implicar un proceso

     por homicidio, todavía es factible que los padres del pequeño brujo prefieran noalimentarlo, para generar su muerte paulatinamente.

    2.2. El derecho a la integridad física

    El derecho del individuo a no sufrir maltratos físicos tiene también una aceptaciónrelativamente reciente en los países occidentales, pues dichos castigos físicos estaban

     presentes hasta hace relativamente poco tiempo en cárceles, internados y cuarteles.

    Dentro de la religión islámica, la amputación de la mano es todavía una pena aceptada.En algunas culturas no occidentales, se acepta hasta ahora la amputación de dedos yorejas, no necesariamente como una sanción, sino también por razones rituales osimbólicas56. En la India, el sufrimiento físico puede llegar a tener una perspectivareligiosa, siendo considerado un proceso de purificación.

    En el caso del Perú, podemos apreciar que, dentro de las culturas andinas y amazónicas,la preservación de la integridad física no es considerada un derecho absoluto de losseres humanos. En algunas comunidades andinas en Cusco, Junín y otros lugares seadmite golpear a una persona en periódicas actividades de diversión o competencia,empleando látigos o piedras. Los participantes saben que, en caso de lesiones graves,no se procesará a los culpables.

    En algunas comunidades cusqueñas, durante la madrugada del Viernes Santo, seacostumbra azotar a los niños pequeños. La explicación de esta práctica era que losniños debían ayudar a cargar con los sufrimientos de Jesús. Los azotes a los niños confines rituales eran anteriormente practicados en toda la sierra sur 57.

    Está mucho más extendida la percepción que una persona, niño o adulto, puede sergolpeada, si se considera que lo merece por haber cometido una falta o haberdesobedecido a la autoridad. Por lo tanto, es comúnmente aceptado que los padrestengan derecho a golpear a los hijos, los maestros a los alumnos, los maridos a lasmujeres, los padrinos a los esposos conflictivos. De igual manera, se acepta que lasautoridades comunales o las rondas campesinas dispongan un castigo físico para una

     persona que ha demostrado mal comportamiento, por ejemplo, al haber cometidoadulterio58. Los mismos Jueces de Paz de las zonas andinas y amazónicas tenían esta

    mentalidad

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    .56 Mantovani, p. 51.57 “Nos daban también achicoria, porque era amarga”, refiere un magistrado de Ayacucho. Otro recuerdaque esa madrugada, en todo Huamanga se escuchaban los gritos de los niños azotados por sus padres o

     por algunos sirvientes.58 Brandt y Franco59 Los cursos de capacitación con Jueces de Paz que nosotros impartimos entre 1997 y 2004 permitíanapreciar esta mentalidad que se trataba de una mentalidad muy arraigada. Un joven Juez de Paz deAyacucho nos señaló: “Si no es por castigo físico, las personas no se corrigen”. Un Juez de Paz deAcomayo (Cusco) narró cómo había resuelto un caso de violencia familiar: “Propusimos una conciliación

    y la violencia siguió. Le reprendí y la violencia siguió. Lo envié al calabozo y cuando salió volvió agolpear a su mujer. Finalmente decidí ordenar que le dieran una paliza y nunca más golpeó a su mujer.

    Una Juez de Puno advirtió a sus colegas que ellos no debían jamás golpear a un litigante, porque eranJueces de Paz... y que les correspondía pedir que otra persona aplicara los golpes o azotes. Un Juez de Pazshipibo, durante una charla sobre los derechos del detenido preguntó: “¿A partir de qué momento la

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    Sería un error asumir que la existencia de los castigos físicos puede explicarse porquelos integrantes de estas culturas resisten mejor el sufrimiento o el dolor físico que las

     personas occidentales. Como en toda sociedad, indígenas y campesinos pueden verseafectados en su estabilidad física, emocional o psicológica.

    2.3. El Derecho a la Igualdad

    Pese a la concepción predominante que considera que las sociedades tradicionales sonigualitarias y armonícas, las culturas tradicionales también resultan ser sumamente

     jerarquizadas60  y muchas prácticas culturales pueden ser útiles para mantener estasituación de dominación, en especial convencer a los subordinados de su inferioridad,asumiendo que ese es el orden natural de las cosas61. Algunas convicciones religiosas

     pueden ser fundamentales para mantener una sociedad en abierta desigualdad, sin quesea necesaria la violencia, siendo suficiente la aceptación de las víctimas, como ocurrecon el sistema de castas en la India.

    Un caso más cercano es la condición de marcada inferioridad de la mujer en las diversasculturas indígenas existentes en América Latina62. Entre las más tradicionales, todavíase les considera naturalmente destinadas a servir a los varones, quienes también decidena cuál van a desposar sin reconocerles a ellas ninguna posibilidad de opinión 63. Endiversos lugares del mundo, como Africa y Australia, muchas culturas indígenas secaracterizaban por imponer arduos trabajos a las mujeres, mientras los varones sededicaban a aprovechar los alimentos que ellas habían cazado y preparado. En laEuropa medioeval se atribuía a las mujeres todo tipo de defectos morales e inclusive seconsideraba que el demonio tomaba la forma femenina para tentar a los hombres64.

    En las zonas rurales del Perú, la visión subordinada de la mujer se manifiesta también en latolerancia de las autoridades comunales y el entorno social frente a la violencia familiar.La mujer es responsabilizada por la misma violencia que sufre. Sólo se interviene cuandose trata de un grave exceso que pone en peligro su vida. Con frecuencia, las propiasmujeres admiten determinadas formas cotidianas de violencia como “naturales”. 

    De otro lado, la subordinación de la mujer también tiene consecuencias en cuanto a loscasos de violación, en los que muchas veces la agraviada no es ella misma, sino sus

     padres o su esposo, quienes son los que negocian una reparación con el agresor o sufamilia.

     policía lo puede golpear? Algunos Jueces de Paz eran inclusive tolerantes frente a la violencia familiar:“Está científicamente probado que esos hechos hacen bien al matrimonio”, señalaba un anciano Juez de

    Paz de Apurímac.60  Algunos grupos tienen diversas palabras para el acto de comer, según la posición jerárquica de la

     persona. Para los individuos considerados inferiores, se usa la misma palabra que cuando comen losanimales (Mantovani, p.8).61 Edgerton, p. 102.62 Entre los q’eqchi’s de Guatemala, la mayoría de las mujeres q’eqchi’es se encuentra segregada y notiene ni siquiera la confianza para hablar con los varones, aún sean sus padres, hermanos y esposos, a losque inclusive tienen temor de mirar, debido a una mezcla de temor, subordinación y baja autoestima(Sub., p. 19-20).63 Edgerton, p. 78. En varios idiomas indígenas, para el acto del matrimonio se emplea una voz activa si

    se trata del varón (lit. “se la lleva”, “se casa con”) y pasiva para la mujer (lit. “es llevada”, “es casadacon”). Ardito 64 Edgerton, p. 81.

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    De acuerdo a las circunstancias, otras personas que se encuentran en esta situación desubordinación o pérdida de derechos pueden ser las personas solteras o infértiles, las

     parejas sin hijos o los hijos sin padres. Para todos ellos las redes comunitarias sevuelven más difíciles de cumplir 65.

    La armonía que algunos observadores pretenden encontrar en las culturas tradicionales puede ser mas bien una situación de dominación, que los integrantes más débilesaceptan, por cuanto no están en condición de modificarla.

    Otra demostración de la ausencia del concepto de igualdad es la condición de losforáneos. Con frecuencia, las palabras que estas poblaciones emplean paraautodenominarse equivalen a “seres humanos” o “personas”66. En algunos casos,

     palabras para enemigo y foráneo suelen ser equivalentes.

    Entre los grupos tradicionales amazónicos, quienes no pertenecían al grupo eran

     personas sin derechos, que tradicionalmente podían ser asesinados67. La mejor forma deobtener respeto y honor era a través de estas actividades bélicas, matando tantosenemigos como fuera posible y raptando a las mujeres.

    2.4.  La justicia

    En muchas religiones tradicionales, las divinidades ancestrales, se diferencian del Dios judeocristiano y las divinidades orientales, en que no son un referente ético ni promueven reglas de conducta. Son seres poderosos a los que se debe respeto o, de locontrario, pueden generar un grave daño a los seres humanos.

    Con frecuencia, estos seres castigan a las personas aunque no hayan tenido ningunaintención de violar un tabú o faltar a un ritual. La concepción de dolo no se encuentradesarrollada y basta que objetivamente la infracción haya sido cometida.

    Así como la intención no es tan importante para ser acreedor a una sanción,tampocoestá desarrollada la noción de responsabilidad individual, pudiendo ser sancionados losfamiliares del autor de un daño, aunque no hayan tenido mayor influencia en ello.Todo nuestro actual sentido de justicia puede verse vulnerado por estas concepciones,que se trasladan a los mecanismos propios de administración de justicia y puedengenerar sanciones a personas inocentes 68.

    2.6. El progreso ausente

    En algunas culturas indígenas predominan actitudes fatalistas, de resignación frente alsufrimiento. La religión tradicional muestra seres poderosos que pueden ser dañinos,

    65 En una comunidad campesina, una pareja de ancianos se encuentra en situación de abandono, puestoque al no tener hijos, no pueden participar en el ayni o mecanismo de reciprocidad que asegura quenormalmente cada familia pueda sembrar y cosechar con el apoyo de los vecinos (testimonio personal).66 Sebreli, p. 56 y Donnelly, p. 91 dan algunos ejemplos para grupos indígenas de diversos lugares delmundo.67  Benedict, 127. En un interesante análisis, ella sostiene también que esta misma percepción la

    desarrolló una sociedad considerada muy evolucionada como la Alemania nazi, p. 27.68  Sin embargo, en tiempos antiguos era frecuente disponer sanciones para toda una familia o unacolectividad.

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     pero frente a los cuales el individuo no puede hacer nada, sino solamente complacerlosatemorizado69. Estas creencias pueden terminar perjudicando la supervivencia delgrupo70.

    Además, para aquellas culturas donde existe una concepción cíclica o circular del

    tiempo, el progreso es imposible: los seres humanos vivirán como vivíananteriormente71. Esta es la perspectiva de algunos pueblos amazónicos. Igualmente, las personas más tradicionales de las poblaciones indígenas en el Perú tienden a pensar queel destino de los niños es vivir como sus padres. De esta forma se evitan tomaraquellas medidas que precisamente podrían solucionar esta situación, como aseguraruna mejor educación a las mujeres, limitar el número de embarazos o abstenerse delconsumo exagerado de licor 72. La pobreza de los campesinos puede tener un fuerteelemento de “profecía autocumplida”.

    Por lo tanto, asumir que las culturas indígenas son buenas en sí mismas y poseen enellas una interpretación propia de los derechos humanos, sería caer en una

    generalización ideal.

    2.7. Rol del individuo

    En el Perú y en muchas otras sociedades, se han desarrollado concepciones sobre elvalor de la persona, bastante alejadas del concepto de un ser humano autónomo, sujetode derechos exigibles ante el Estado y la sociedad. Las culturas antiguas, desde Greciay Roma hasta el Tawantinsuyo, no consideraban derechos individuales generales, sinociertos privilegios para un pequeño sector de la sociedad.

    Inclusive las tradiciones judeocristiana, musulmana73 o confuciana74 otorgaban énfasisa las obligaciones de los creyentes de realizar buenas obras hacia los demás, sin querealmente podamos identificar el concepto contemporáneo de derechos humanos encuanto una exigencia subjetiva de toda persona. En esa lógica, mientras se discutía laDeclaración Universal de los Derechos Humanos, Gandhi sostuvo mas bien laimportancia de ser conscientes de las obligaciones del individuo, antes que de enfatizarsus derechos.

    A pesar de ello, algunos pensadores provenientes de tradiciones no occidentales insistenen que los derechos humanos no son un descubrimiento occidental, sino que ya existíanen otras culturas75. Sus afirmaciones tienen más una carga ideológica, buscando

     justificar el valor moral de dichas culturas, que rigor científico. Los mismos autorescritican el carácter occidental de la posibilidad del individuo de exigir el respeto de sus

    69 Sebreli, p. 116.70 La creencia en seres sobrenaturales impedía a los Inuits o esquimales aprovechar de aquellos lagosdonde había más pescado (Edgerton, p. 60).71 Sebreli, p. 74.72 No es casualidad que los campesinos que se convierten a religiones protestantes incrementar pronto sucapacidad económica, puesto que se abstienen de participar en aquellas prácticas religiosas que terminanafectando el patrimonio de los pocos que tienen más recursos, como los cargos en las fiestas y el consumode licor. En realidad, estas prácticas promueven una nivelación dentro de la comunidad.73

     Donnelly, 2003, p. 73.74 Id., p. 80-1.75 Donnelly, 2003, pp. 78-9.

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    derechos o privilegian una visión comunitaria de la sociedad respecto al individualismooccidental.

    La escasez de recursos y las necesidades de supervivencia hacen muy difícil reconocerla existencia de derechos a los individuos. Sin embargo, aunque esta situación haya

    mejorado objetivamente, los valores tradicionales pueden mantenerse, en cuanto no sereconocen determinados derechos individuales y las prácticas culturales han alcanzadoun refuerzo religioso o sobrenatural que las convierten en obligatorias, más allá de lascondiciones objetivas que pudieron generarlas.

    En realidad, la diferencia fundamental entre las diversas tradiciones culturales yreligiosas con el concepto occidental de derechos humanos, es que éste último otorgadignidad y derechos fundamentales a todos los individuos76.

    En otras sociedades, la dignidad del individuo cambia de acuerdo a su sexo, edad,habilidades, posición social, rasgos físicos, parentesco, riqueza, etc77. El grupo, la

    sociedad o aquellos que se atribuyen su representación deciden quién puede disfrutarcuáles derechos. Los sistemas legales occidentales sólo admiten restringir algunosderechos previamente definidos en situaciones claramente espeficicadas, como ocurrecon el sistema penal, que actúa en respuesta a una acción del individuo, no en función aque tenga una condición determinada. En las sociedades tradicionales no existe límite ala decisión del grupo, incluyendo la decisión de que ciertos individuos carecen delderecho a la vida.

    Esta concepción sobre los derechos humanos corresponde a un momento específico delas sociedades occidentales. Una cosmovisión que se centra en el ser humano es uncambio revolucionario respecto a todas las anteriores tradiciones religiosas, éticas o

     políticas, occidentales o no occidentales. No puede ser considerada por lo tanto underivado automático del derecho natural, como pretende Trazegnies78 o la concienciahumana, como muchas veces los mismos defensores de los derechos humanos creen.Más que percibirlos como “derechos naturales”, en el sentido de características

     biológicas inherentes a las personas, se trata de concepciones que vienen siendoexigidas en los espacios políticos, en buena medida gracias a la concepción de su mismauniversalidad79.

    La concepción de derechos humanos comienza a surgir de manera incipiente debido afenómenos como el Humanismo, el Renacimiento, la Reforma Protestante y el

    surgimiento del capitalismo.A esto se añade el apogeo del absolutismo europeo, cuando todos los poderes estabanconcentrados en el monarca. Los individuos se convertían cada vez en más frágilesfrente a un poder central. Las diferencias religiosas impedían que hubiera una solanoción de obligaciones morales. Además, las principales religiones se habían alineadofrente a lo grupos de poder. Por ello, se viene desarrollando la noción de una necesidad

    76 Howard, 1992, p. 83.77 Edgerton, p. 76.78

     Dembour manifiesta cómo la alusión al derecho natural ha tenido un carácter mas bien conservador, para preservar un status quo, p. 57.79 Sieder y Witchell, p. 204.

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    de normas mínimas a ser respetadas por todos, inclusive por las autoridades, paragarantizar la convivencia humana y los derechos de los individuos.

    Esta concepción continúa su desarrollo hasta llegar a la idea de que los derechoshumanos son inalienables, que aparece en plena Revolución Industrial, para enfrentar el

    hecho que los seres humanos eran considerados una herramienta barata de producción.

    En ese contexto histórico, el discurso de los derechos humanos va adquiriendo maticesimportantes precisamente debido a las situaciones que enfrenta: la libertad decontratación es un derecho fundamental, pero no puede aceptar abusos generados por lacapacidad de dominio de una de las partes. El derecho a la igualdad es tambiénfundamental, pero para realmente ser ejercido no puede encubrir las diferenciasexistentes.

    De esta manera, se llega a la conclusión que, para hacerse realidad, los derechosindividuales como la libertad y la igualdad requieren del reconocimiento de nuevos

    derechos para enfrentar la desigualdad social. El desarrollo de los conflictos laboralesentre fines del siglo XIX e inicios del XX empleó el discurso de los derechos humanos,logrando darles una dimensión social. Así aparecen los derechos como lasindicalización y la huelga, totalmente ajenos a los planteamientos iniciales de laRevolución Francesa80.

    El actual acuerdo sobre derechos humanos existente en los países occidentales, no puede ser comprendido sin tomar en cuenta estos conflictos especialmente duros, quetuvieron que generar normas estatales específicas.

    Sería un error, sin embargo, identificar de manera automática la cultura occidental conel respeto por los derechos humanos. Años después que éstos fueran apareciendo enConstituciones y declaraciones, continuaba practicándose la pena de muerte, las guerrascoloniales y, en la misma Europa, se llegó a promover el exterminio de judíos y gitanos.Todavía ahora se practica la pena de muerte en Estados Unidos.

    La cultura occidental, sin embargo, ha sido el espacio donde la conciencia de losderechos humanos pudo desarrollarse, debido a la noción sobre la autonomía delindividuo, reforzada por experiencias de gobiernos autoritarios.

     Nos reafirmamos, por lo tanto, en que los derechos humanos son un producto de la

    cultura occidental. Otros pueblos pudieron haber llegado a nociones distintas sobre loque correspondía a cada individuo, de acuerdo a sus prácticas culturales81, pero notenemos ninguna referencia similar al concepto de derechos humanos. Sin embargo,¿podrá afirmarse que, por derivar de la cultura occidental, los derechos humanos

    80 Enfatizando los derechos individuales, la Revolución Francesa dispuso la abolición de los gremios. Enel siglo XIX, el único derecho económico reconocido era el de propiedad (Donnelly, 2003, p. 65), quenaturalmente muy pocas personas podían ejercer.81 De haber tenido la posiblidad, cada pueblo habría podido plantear como fundamentales determinadassituaciones que serían especiales para ellos. Por ejemplo, de ser consultados, algunos nómadas pudieronhaber señalado el derecho de las personas a moverse de un lugar a otro sin restricciones. Algunos pueblos

    de la India pudieron haber sugerido el derecho de morir en casa, rodeado de los seres queridos (Galtung,citado por Eriksen, p. 155). Estos derechos, sin embargo, no tienen el carácter de universales, porque nose trata de situaciones que se puedan exponer a otras culturas o pueblos.

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    carecen de la posibilidad de beneficiar a los integrantes de otras culturas? Este puntomerece una discusión especial.

    CAPÍTULO 3LA VALIDEZ UNIVERSAL

    3.1.  Los derechos humanos como satisfacción de necesidades fundamentales

    Como hemos señalado anteriormente, no es posible demostrar la validez de los derechoshumanos procurando encontrarlos como un concepto arraigado en todas las culturas.Sin embargo, consideramos que estos derechos tienen validez para los individuos detodas las sociedades y culturas porque de esta forma se logra que determinadas

    necesidades fundamentales se puedan garantizar 82.

    En las sociedades tradicionales, algunas personas podían satisfacer estas necesidades através de la benevolencia de otros integrantes del grupo o la dominación que ejercíansobre ellos. Las principales religiones vigentes hasta el momento han otorgadoespecial énfasis al valor de la persona humana, los requisitos para una justicia efectiva ylos límites que el gobernante tiene respecto a la vida, la libertad o la propiedad de sussúbditos83. Determinadas concepciones morales pueden también postular estoselementos e inclusive respaldar las demandas de los individuos.

    Sin embargo, aún tomando en cuenta que se trataba de mecanismos que solamentegarantizaban la satisfacción de algunas necesidades a algunos individuos, a lo largo delas últimas décadas se han producido a nivel mundial una serie de procesos sociales enlos que estas estructuras tradicionales han perdido efectividad.

    Las migraciones y la urbanización han generado un debilitamiento gradual de las pequeñas comunidades. Un creciente proceso de secularización ha llevado a dejar delado las posibles consecuencias sobrenaturales para los actos cotidianos.

    Las sociedades se van volviendo aceleradamente urbanas y en muchos lugares, desdeEuropa hasta el Perú, congregan a personas provenientes de diversas culturas. En ese

    contexto, no pueden mantenerse los lazos originales, ni los criterios moralestradicionales. Las normas culturales de cada grupo humano se diluyen, en un proceso por el cual de individuo con un status determinado, reconocido socialmente, se pasa aser anónimo, sin que surja un nuevo sentido moral84.

    Sabemos que esto ha sucedido en Lima y otras ciudades peruanas, pero se producetambién en los grupos indígenas amazónicos. Un ejemplo visible es nuevamente lasituación de la mujer. Cuando los nativos entran en contacto con los colonos, las

    82 Donnelly, 1982, p. 312.83 Id., pp. 306-309.84

      “No quisiera vivir en Lima”, señala un joven chofer puneño “, porque quienes son como yo allí seconvierten en delincuentes, borrachos o drogadictos y no quiero que me pase eso. Se aprecia entoncesque fuera de los controles locales, muchos individuos se sienten frágiles ( véase Mantovani, p.31).

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    instituciones estatales y los organismos no gubernamentales, la estructura socialtradicional otorga al hombre mayores posibilidades para participar en este contacto ytener una relativa integración a la sociedad dominante. Los varones pueden viajar,aprender nuevos trabajos y asumir cargos públicos.

    Entre tanto, la marginalidad de la mujer se va acentuando: ellas se mantienenanalfabetas, no suelen salir de la selva85 y no se les permite hablar con foráneos. Susactividades tradicionales como la artesanía y la agricultura son reemplazadas por

     productos de fuera, sobre los cuales ellas no tienen ningún control86. En algunos casos,las niñas enviadas a las escuelas sufren violaciones por parte de profesores, nativos omestizos, que permanecen en la impunidad. Los padres prefieren entonces que sus hijasno estudien.

    En realidad, cuando un sector de la población vive en condición de desigualdad, lasmismas medidas pensadas para mejorar su condición, como la educación obligatoria,

     pueden terminar perjudicándolo, si no se toman los correctivos adecuados. En este

    contexto, la situación de la mujer ha empeorado con esta occidentalización incipiente, por lo que la única forma de reforzar su posición es apelando a derechos fundamentales,aunque tengan un origen ajeno a la cultura tradicional.

    Un denominador común de los cambios sociales a nivel mundial es el incremento de las posibilidades de los Estados para intervenir en la vida de los individuos87. Poseen ahorainstrumentos tecnológicos, administrativos y jurídicos como jamás habían tenido88.Esta estructura burocrática no está muchas veces relacionada con el cumplimiento de lasobligaciones del estado moderno, como el respeto y la protección de las necesidadesfundamentales de la población. La historia reciente ha demostrado como los poderososEstados (sean éstos antiguos o recientes) son actualmente capaces de llevar a cabocrímenes atroces contra sus propios ciudadanos. En estos contextos, los derechoshumanos son la única posibilidad de proteger al individuo de los posibles abusos.

    Como sostiene Donelly, la única forma de garantizar la satisfacción de las necesidadeshumanas fundamentales son los derechos humanos, que transforman al individuo, frágily vulnerable, en un ser con derechos y exigencias89.

    Creemos que estos antecedentes nos hacen compartir la posición de Bidney cuandosostiene que los derechos humanos son normas racionales elaboradas en Occidente, perocon una potencialidad para su aceptación universal y esta potencialidad es precisamente

    su validez

    90

    .Los derechos humanos son la única forma de proporcionar las prerrogativas que lasculturas más tradicionales dan a algunos de sus integrantes y el resultado lógico del

    85 Con la única excepción de las shipibas.86  María Heise, antropóloga italiana hace frecuente referencia a como la cerveza y otros licores handesplazado al masato, elaborado tradicionalmente por la mujer y fuente importante de su prestigio.87 Dembour, p. 59.88 Donnelly, 2003, p. 92.89 Donnelly, 1982, p. 312. Véase en Sebreli, p.251, cómo los cambios sociales minan la autoridad de losmayores, generando una crisis en las culturas tradicionales, las instituciones formativas, las tareas

    comunitarias y la cohesión social. Muchos jóvenes terminan migrando a las ciudades donde no existen parámetros comúnes de normas y valores.90 Bidney, 1953, p. 694.

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    tránsito de una sociedad de status a una sociedad de ciudadanos. La satisfacción de estasnecesidades no es ya un asunto de status o una concesión externa. Su único fundamentoes la pertenencia a la raza humana91.

    Por lo tanto, es fundamental que en un proceso modernización (implique ésta una

    occidentalización o no) existan una conciencia y un respeto por los derechos humanos.Intentar impedir esto con el argumento que los derechos humanos tienen un origenoccidental es ocultar el real propósito de los derechos humanos: dar a las personas la

     posibilidad de una vida mejor 92.

    El respeto a los derechos universales y absolutos puede también ayudar a evitar lasubordinación de mujeres, niños, discapacitados o foráneos en las sociedadestradicionales.

    El origen externo de los derechos humanos no quita para nada su validez. De hecho, lamayoría de sociedades ha logrado avanzar significativamente a través de elementos

    externos93. Europa Occidental pudo desarrollarse a través de inventos chinos, como laimprenta y la brújula94. Muchos pueblos americanos lograron domesticar el caballo yconocer la rueda gracias a los españoles. Rechazar los derechos humanos debido a suorigen occidental implicaría rechazar aportes tecnológicos como la electricidad, lacomputación o el agua potable95.

    3.2.  El verdadero alcance del derecho a la identidad cultural

    A nuestro entender, el derecho a la cultura es un derecho humano fundamental, perotenemos que comprender cómo caracterizamos el término cultura. Algunosantropólogos parecen tener una visión estática de las culturas tradicionales, alconsiderarlas como un conjunto específico de prácticas y creencias de un determinadogrupo, claramente identificado96.

    91  En primer lugar, que el concepto "humanidad" es por su propia naturaleza una totalidadunívoca y universal. El hombre es uno y es el mismo en cuanto a los bienes que lo caracterizan:vida, integralidad, libertad, igualdad, inteligencia, individualidad y sociabilidad. Las diferenciasde sexo, raza, religión, lengua, cultura o identidad nacional que se puedan invocar, corresponden

    a procesos históricos que han acentuado determinados rasgos y tomas de posición, pero sin quesea válido ni legítimo invocar ninguno de estos factores o elementos para romper la unidadintrínseca de lo humano (Bernales, 1999, p. 46).92 Pero es obvio que quien crea el Estado y lo acomoda a sus necesidades es el hombre. Éste esanterior y superior al Estado. Ciertamente, se han dado casos en los que el Estado,convirtiéndose en Leviatan, ha arrasado con la supremacía de lo humano y abusado en talsentido de su soberanía. Pero ésta no es otra cosa que un atributo delegado por el propio serhumano al Estado, para que pueda ejercer su autoridad con autonomía y ser reconocido como tal.93 Donnelly, 2003, p. 63.94 Más ejemplos aparecen en Donnelly, 2003, p. 67.95 Existen algunos antropólogos fundamentalistas que rechazan todo ello, pretendiendo que la

     población estudiada permanezca como una pieza de museo. Sin embargo, normalmente son los

    mismos pueblos indígenas quienes buscan incorporar aquellos elementos foráneos que sientenles serán más útiles.96 Cowen et al, p.3.

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    Esta visión esencialista no analiza las múltiples influencias que tienen las culturas entresí, salvo casos muy específicos, como la pequeña minoría de indígenas en aislamientovoluntario. Aunque a veces se pretende solamente que lo indígena es lo “auténtico”,muchas prácticas tradicionales de la población andina o amazónica tienen en realidadorigen occidental, como la vestimenta o la misma existencia de las comunidades

    campesinas, basadas en las reducciones toledanas y las comunidades nativas, creadas por el régimen de Velasco, con el apoyo del SINAMOS. Así como los indígenasintentan tomar elementos culturales occidentales, también los elementos indígenas

     pueden ser asumidos por los sectores dominantes.

    Si el intercambio cultural es tan fluido, resulta contradictorio plantear que los derechoshumanos sean el único elemento occidental que las otras culturas no deben incorporar.

    Igualmente, la cultura no debe ser percibida como alejada de la idea de cambio. Asícomo la cultura occidental ha realizado cambios muy visibles en la situación de lamujer y los niños, el respeto por el derecho a la vida o la integridad física, también

    muchas culturas tradicionales también han cambiado. Una visión dinámica de cultura,debería plantear ésta cómo un espacio de continuo intercambio y diálogo alrededor dedeterminados símbolos, prácticas o elementos que normalmente son compartidos conotros grupos culturales97.

    De otro lado, el solo hecho que una práctica cultural exista no quiere decir que sea buena o útil, como señalan los funcionalistas. Tampoco quiere decir que genere beneficios a quienes la ejecutan. Debe distinguirse entre el reconocimiento de lasdiferencias culturales, que es totalmente adecuado en un país como el Perú, y elrelativismo cultural. Este último nos puede llevar al relativismo moral, donde se leotorga valor moral a la realidad, cualquiera que sea ésta y a la tolerancia con las

     prácticas mencionadas en los primeros capítulos de esta monografía.

    Atribuir por lo tanto a las prácticas culturales contrarias a los derechos humanos unvalor positivo en sí mismo, señalando que permiten que un grupo humano sobrevivacon una adecuada identidad un prejuicio que puede tener mucho de romántico98, peroque no puede guiar políticas públicas ni el cumplimiento de los derechos humanos.

    Más que pretender encontrar una función positiva en los fenómenos culturales, seríanecesario aceptar que algunos de ellos son disfuncionales, al punto que muchas

     personas pueden ser infelices, atrapados en su cultura99. Conflicto, opresión, hambre,

    desesperación y temor pueden estar muy presentes en estas culturas tradicionales. Siesto no ocurre a todos sus integrantes, al menos puede ocurrir a los más débiles ovulnerables.

    Edgerton llega a señalar el problema de la maladaptation, es decir la preservación de prácticas culturales dañinas para la supervivencia de una sociedad, como disminuir odificultar la supervivencia de niños y mujeres, abstenerse de consumir recursos vitales

     por motivaciones rituales, engarzarse en guerras o conflictos violentos de manera permanente, mantener a un sector de la población en situación de tal explotación que sedestruyen las redes de solidaridad. LaBarre sostiene que en muchas culturas

    97

     Cowen et al, p. 5.98 Edgerton, p. 12.99 Goldschmidt, p. 138.

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    tradicionales existe un amplio grado de “arcosis grupal”, es decir información errada pero tan extendida y antigua que parece difícil de retirar del pensamiento de ungrupo100.

    Un ejemplo muy extendido de una práctica autodestructiva es el alcoholismo en las

    comunidades indígenas101

    . Una sociedad muy diferente y que tenía muchos elementosde modernidad, en condiciones extremas estuvo a punto de desaparecer por estosimpulsos autodestructivos: durante la II Guerra Mundial muchos soldados y oficiales

     japoneses optaron por suicidarse y por tomar decisiones que generarían más daño a susociedad, basándose en condiciones tradicionales de honor y autosacrificio102. Enocasiones, se pueden asumir a sabiendas conductas perjudiciales, porque satisfacennecesidades secundarias103. Algunas creencias y conductas pueden ser más útiles parasatisfacer las necesidades humanas que otras104.

    Los mismos indígenas señalan que “ya no hacen eso” al referirse a determinadas

     prácticas que asocian a tiempos peores como la cliterectomía antaño practicada por los

    shipibos o la poligamia practicada por muchos grupos amazónicos. Kroeber sostieneque las sociedades evolucionan hacia dejar de torturar o sacrificar personas, someterlasa prostitución sagrada o separar a las mujeres al momento del parto o lamenstruación105. Podríamos señalar que también desaparecen los castigos físicos a losniños, el temor a seres sobrenaturales, las iniciaciones dolorosas a los adolescentes deambos sexos, el canibalismo, la selección de pareja a cargo de los padres, la esclavitud oservidumbre.

    Con el paso del tiempo, también disminuyen las creencias tradicionales sobre lainfluencia de factores sobrenaturales en la vida cotidiana. Si bien algunos puedenconsidera que se trata de una pérdida, nosotros creemos que no lo sería tanto si lascreencias en divinidades poderosas o seres sobrenaturales106  no implicaban preceptosmorales y se habían convertido en disfuncionales al desarrollo de estas poblaciones oinclusive al surgimiento de criterios morales107.

    Podríamos decir lo mismo respecto a las prohibiciones rituales de alimentos que podríangarantizar la salud de la población y que algunos antropólogos han pretendido quedemuestran una adaptación a determinados entornos108. En la India, la muerte por

    100 Citado por Edgerton, p. 53.101 Edgerton, p. 144. Probablemente en muchos lugares fue introducido como mecanismo para neutralizar

    a las poblaciones indígenas. Sin embargo, con frecuencia es percibido como “parte de la cultura” y lleva por lo tanto a serios problemas como la violencia, la delincuencia y las dificultades para el ahorro.102 Edgerton, p. 187.103  Algunas poblaciones muy pobres de la sierra peruana gastan grandes cantidades de dinero enostentosas fiestas patronales. El estilo de vida de los países desarrollados y a veces de los que deseanserlo pueden terminar generando el cambio climático.104 Edgerton, p. 209.105 Citado por Kroeber, p. 35.106 Hasta mediados del siglo XVII, la creencia en la brujería implicó la muerte de miles de mujeres en los

     países occidentales. Sobre el daño que causa a los navajos véase Edgerton, p. 10107 Kennedy sostuvo que la brujería era una creencia irracional y disfuncional, Edgerton, p. 36. La idea sedesarrolla más en 173.108 Como Harris, citado por Edgerton, p. 30. Edgerton señala que varios pueblos se han rehusado a comer

    alimentos que tenían a la mano por razones rituales, así los Nuer evitaban las aves de corral y los huevos(p. 11) y los tasmaneses evitaban el pescado, p. 49. Muchas culturas privan a los lactantes del colostro,ignorando los beneficios que proporciona para su supervivencia, p. 117.

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    desnutrición coexiste con la creencia que las vacas son animales sagrados que no pueden ser sacrificados109. Una cultura relativamente desarrollada donde los líderes politicos o los hombres de negocios siguen pensando en la adivinación para tomardecisiones está condenada a estancarse110.

     No es posible atribuir entonces una validez y eficacia notables a prácticas que se basannormalmente en una errónea conexión de hechos, como la muerte por una embolia o uninfarto es asociada a la voluntad sobrenatural de un tercero111. En el mundo occidental,la reciente información sobre los virus, la higiene, el control de la natalidad o eluniverso psicológico ha implicado cambios fundamentales en la vida de las personas.

    La defensa de la identidad cultural no debe partir de una visión estática de cultura 112,sino percibir a ésta precisamente como un espacio donde las personas toman decisionesfundamentales para su futuro. Plantear la existencia de grupos totalmente homogéneosy ajenos al cambio es una concepción que termina impidiendo el acceso a los derechoshumanos y a otras posibilidades de intercambio cultural. Es preferible entonces tener

    una visión dinámica de cultura donde no se piensa en compartimientos estancos y es posible realizar juicios de valor sobre las prácticas culturales. Dentro de una mismacultura pueden existir individuos con opciones diferentes.

    Debemos señalar que también existen grupos de antropólogos que han aceptado estaconcepción de cultura dinámica:

     Las personas y los grupos tienen un derecho genérico a desarrollar su

    capacidad para la cultura y producir, reproducir y cambiar las formas y

    condiciones de su existencia física, personal y social, en tanto dichas

    actividades no impliquen afectar la misma capacidad en otras personas (...)113 

    De esta manera, la cultura es un proceso donde puede haber modificación y desarrollode prácticas y no tanto la percepción estática que tenía la misma AAA en 1947114.

    El respeto a la identidad cultural no debería ser confundido con el respeto a una serie de patrones de comportamiento que no pueden tener ninguna modificación y sobre loscuales no puede realizarse ninguna influencia.

    La cultura debe ser entendida como un producto histórico, no tanto rígida sino fluida, notanto como resultado de un consenso, sino de un diálogo o a veces de una

    confrontación. La cultura está también incorporada a las estructuras de poder y dehegemonía.

    109  Algunas comunidades amazónicas se han convertido a religiones evangélicas que les prohibenalimentarse de pescados sin escamas, generando serios problemas de desnutrición. Sobre los extremos aque pueden llegar las creencias sobrenaturales puede leerse el caso de los Xhosa de Sudáfrica, cuandoimpulsados por una joven profetisa decidieron exterminar todo su ganado, esperando que fuera a resucitarmilagrosamente. Muchos Xhosa terminaron muriendo de inanición (Edgerton, p. 173-7).110 Sobre cómo concepciones religiosas o sobrenaturales pueden estar en la raíz del subdesarrollo de unasociedad, léase Sebreli, p. 234-5 y Edgerton, p. 54.111 Sostiene Edgerton que los antropólogos han tardado en aceptar que un ritual aparentemente sin sentidono tenía realmente sentido.112

     Merry, p. 39.113 Merry, p. 39114 Merry, p. 39.

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    El derecho consuetudinario puede también ser un mecanismo para asegurar ladominación sobre los sectores más vulnerables. Por eso, no debería considerarse a lasnormas de manera aislada del contexto social y político del grupo humano115. Enrealidad, el derecho consuetudinario puede ser también fruto de la adaptación a

    circunstancias nuevas o reflejar cambios en las percepciones sociales. El derechoconsuetudinario no son necesariamente las normas tradicionales, sino las normas quetiene un grupo humano en un determinado momento histórico. De hecho, hace pocasdécadas, ni las rondas campesinas, ni las comunidades nativas existían.

    Estos últimos fenómenos, además, jamás se habrían producido de no haberse dado laLey de Reforma Agraria y la Ley de Comunidades Nativas. En realidad, la influenciadel derecho estatal en el derecho consuetudinario expresa las relaciones interculturalesque pueden darse aunque los involucrados no sean conscientes de ello.

    Debe tenerse cuidado cuando el énfasis entre las reivindicaciones indígenas coloca el

    derecho a la cultura con una noción casi biológica, en la cual un pueblo tiene unacultura, así como un animal tiene piel116. Se trata de un discurso que puede tenerimpacto político o inclusive generar una mayor cohesión social o la recuperación de

     prácticas descontinuadas, todo lo cual puede ser muy positivo. Sin embargo, desde el punto de vista más científico, no es un discurso realista tomando en cuenta los cambiose influencias culturales existentes117.

    CAPÍTULO 4LA UNIVERSALIDAD EN EL CUMPLIMIENTO

    4.1.  Logrando el cumplimiento de los derechos humanos

    El problema que abordamos a continuación es que no podemos pretender alcanzar unsatisfactorio cumplimiento de los derechos humanos en sociedades no occidentales, sinque se produzcan diversos cambios políticos y culturales. Esta ha sido una de lasrazones para las dificultades del sistema de Naciones Unidas y de los organismosinternacionales no gubernamentales en obtener un cumplimiento mundial de losderechos humanos, pese a los diversos pactos y convenciones donde se especifica quelas prácticas culturales no pueden obstaculizar la vigencia de aquéllos.

    La situación se vuelve actualmente compleja para los propios países occidentales,adonde llega un gran número de inmigrantes con valores diferentes, especialmente de

     países musulmanes y africanos. ¿Puede tolerarse prácticas culturales que mantienensubordinadas a las mujeres? ¿Puede admitirse la violencia física hacia los hijos o lacliterectomía? Estas son las preguntas que aún sociedades que hace poco seconsideraban a sí mismas homogéneas terminan haciéndose.

    Una posibilidad puede ser imponer a todos los migrantes la uniformidad de las normasdel país donde han pasado a residir, con el argumento que si llegaron a éste deben acatar

    115

     Sieder y Witchell, p. 202.116 Jackson, citado por Merry, p. 42.117 Sieder y Witchell, p. 201.