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der satisfacer sus necesidades. No obstante, CoLab UC piensa que es posible dar un paso más y por ello su invitación en este principio es a trabajar con y para el bienestar de todas las personas, entendiendo por sobre todo el potencial transformador que existe en cada ser humano. Enfrentar cualquier proceso de Innovación Social no solo requiere de una atención espe-cial a las necesidades y sueños que tienen las comunidades y cada persona, sino también una disposición que nos permita trabajar con los propósitos particulares de esas comunida-des y esas personas. Según la cultura japonesa, todos tenemos un propósito en la vida, una ra-zón de ser o vivir que en japonés se denomina ikigai para referirse a lo que da satisfacción y sentido a la vida. La búsqueda de ese propósito no siempre es fácil y requiere de una profunda reflexión de autoconocimiento y un ambiente favorable para su desarrollo. Cuando somos capaces de facilitar un espacio de diálogo participativo y centrado en la persona, ésta tiene el poder de reconocer conscientemente el proceso que experimenta (Schmid, 2016) y la capacidad de alinearse de mejor manera a su propósito y al objetivo común que persigue el proyecto. En dicho proceso, algo muere y algo nue-vo comienza a nacer (Scharmer y Kaufer, 2013), surgen nuevos propósitos y formas de

El clímax de la película Sully se da cuando el protagonista, el piloto del avión comercial que logró salvar de un terrible accidente amerizan-do en el río Hudson, minutos antes de realizar esa maniobra pregunta si a la ecuación de las probabilidades se le había agregado el factor humano. Ese breve diálogo nos habla, de algu-na manera, de toda la modernidad, de todo el proyecto moderno. El eco de la pregunta nos lleva a iterar la pregunta: ¿consideramos a las personas en nuestras ecuaciones, algoritmos y proyecciones? La innovación social lo que pretende en general es hacerlo. Tener al factor humano desde el inicio y no soltarlo, porque entiende que así, y sólo así, se pueden dar las respuestas para que nuestros proyectos sean más sostenibles. Sin duda tal motivación y tal opción tienen una rica historicidad. Nada surge sin ninguna razón. Es posible encontrar referencias, por ejemplo, en el diseño centrado en el usua-rio, y en otras expresiones. Y si volvemos la mirada hacia lo actual lo encontramos en el human-centered design, concepto que ha sido ampliamente difundido por la consultora en diseño, IDEO. Este enfoque de pensamiento se ha posicionado con fuerza en el mundo de la innovación y del emprendimiento, y él hace referencia al proceso de diseño que busca dar solución a los problemas desde la mirada de las personas, empatizando fuertemente con ellas en todas la etapas del proyecto y así po-

liderazgo; el proyecto se enriquece y resulta fundamental trabajar con las motivaciones e inquietudes de cada persona. En esa lógica, detectar aquellas manifestaciones personales nos permiten identificar futuros agentes de cambio, “pioneros” como les llama Wheatley, que están dispuestos a conducir los cambios que el mundo requiere (Wheatley, 2002). Hoy en día, hay una necesidad urgente de buenos líderes y la Innovación Social nos da la posi-bilidad de poner énfasis en el trabajo con los agentes de cambio, abriéndoles posibilidades y trabajando juntos en detectar problemas, idear soluciones, y sobre todo, contagiar la urgencia de cambio (Saldías, s.f).

En definitiva, necesitamos transitar hacia una cultura centrada en la persona en donde enten-damos que la necesidad de cambiar el mundo, es un proceso que primero requiere una com-prensión de la capacidad de la persona y de su potencial de agente de cambio. Todos podemos ser agentes de cambio (Drayton, 2006), solo necesitamos la voluntad y los espacios que fa-ciliten ese descubrimiento.

Innovación desde nuestros propósitos y moti-vaciones. Este principio se manifiesta de dis-tintas maneras dentro del equipo. Por un lado, como organización, el CoLab manifiesta un interés especial por quienes lo integran. Existe una preocupación por la persona al considerar su ingreso al equipo como una etapa dentro de

su proceso formativo, en donde los aprendiza-jes, la experiencia y la búsqueda de propósito resulta fundamental para enfrentar el día a día. CoLab trabaja en distintas líneas que poseen procesos de inducción interna, al ecosistema, sugerencia de lecturas, participación de even-tos y talleres, entre otras. Por otro lado, se intenta identificar propósitos personales en cada proyecto, lo que se traduce en el trabajo de nuevos liderazgos y compro-misos. En ese sentido, es fundamental tener una actitud empática con aquellas personas que evidencian características especiales en el proyecto, de modo de que sean esas per-sonas las que puedan darle continuidad a los procesos. CoLab busca hacer de puente entre las personas y sus propósitos, y en consecuen-cia su quehacer está fuertemente alineado en centrarse en la persona en cada momento, porque el equipo entiende que el laboratorio de Innovación Social siempre se definirá por sus personas y allí se encuentra la riqueza del proyecto. La idea es que tanto los miembros del equipo como los líderes locales puedan tomar los proyectos como instancias de for-mación y aprendizaje.

Abriendo un espacio de formación centrado en la persona. Este proyecto se comienza a gestar en el año 2012, dado que se percibió la escasez de espacios de formación para emprendedores sociales en el ecosistema, de nuevos líderes, y

por sobre todo, nuevos agentes de cambio. En ese entonces, el equipo CoLab escuchó y apren-dió de prácticas nacionales e internacionales de modo de potenciar el trabajo que quería realizar, generando alianzas de colaboración con instituciones con basta experiencia, tales como: el Mondragón Team Academy (España), el Instituto Elos (Brasil) y Kaos Pilot (Dinamar-ca). Como consecuencia, se gestó una instancia pionera en Chile y poco tradicional en la uni-versidad, que buscaba por sobre todo formar nuevos agentes de cambio y poner énfasis en el proceso experiencial de la persona. La Escuela se puso como objetivo fomentar la co-construcción de un ecosistema de Innova-

“El enfoque centrado en la persona es distintivo del CoLab, también lo fue así en La Escuela, todo el proceso de diseño de la experiencia estaba centrado en el participante. El foco no eran los proyectos, ni las empresas, era incidir en la experiencia de aprendizaje y que cada uno de los pioneros se conectara con su propósito, con su pasión, con su visión, la idea era que ellos también, como innovadores sociales, empatizaran con el usuario para identificar las necesidades de sus proyectos”.

Pablo VillochSocio facilitador en Glocalminds,red in-tercultural de facilitadores, consultores y agentes de cambio.

ción Social que impulsara el progreso sosteni-ble del país, a través de la formación de nuevos emprendedores sociales, líderes positivos y agentes de cambio. En el proceso de constituir-la como tal se trabajó de acuerdo a los propósi-tos de cada participante, con sus motivaciones e intereses, buscando y privilegiando siempre el factor humano; lo que representó un rasgo diferenciador en relación a otras escuelas. Esto se logró a través de sesiones de aprendizaje en que se les enseñan nuevas metodologías a los jóvenes para conectarlos con su propósito, con su contexto local y con diferentes actores del ecosistema de Innovación Social; y se trabajó en un compromiso más sólido por construir un país más sostenible.

La Escuela de Innovación Social UC se ha desarrollado exitosamente tanto en la Región Metropolitana, como en Antofagasta. En San-tiago se realizaron dos versiones que acogieron a estudiantes de distintas casas de estudios y los talleres fueron impartidos en la Pontificia Universidad Católica de Chile. Por otra parte, en el norte, el proyecto se denomina La Escuela Interuniversitaria de Innovación Social de An-tofagasta. Es impulsado por una inédita colabo-ración entre Fundación Minera Escondida y la Universidad Católica del Norte, la Universidad de Antofagasta y la Universidad Santo Tomás. En total, en dichas versiones se han graduado más de 200 Agentes de Cambio Social, repre-sentando a más de 10 universidades distintas del país y a más de 15 carreras profesionales de los más diversos campos de estudio.