Decero

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Decero : un discurso desde el cuerpo y el espacio Alexandra Pagán Vélez Un espacio escénico en el que figuran péndulos, latones, un espacio delimitad de estraza, una falda que guinda graciosa en una esquina, un radio puesto sobre la mujer en cuclillas como si estuviera terminando parte de la utilería: unos muñecos papel de estraza tirados en el suelo como una montaña de algo que aún no se define la mujer en plena faena, los presentes conversamos y así de pronto vemos que somos pieza que había empezado desde antes que entr"ramos a sentarnos Una vez el públic silencio, la mujer coloca los muñecos en unos asientos, conforman una audiencia cau que son también parte del escenario #a sensaci$n de entrar in media res, nos lleva empezar de cero, de algún modo hay que descifrar un acertijo que se tiende con esos intricados del escenario, la música como tela de fondo y como parte central del esp movimientos de la core$grafa y bailarina, %lejandra &artorell Decero es una pieza de movimiento escénico, parte del 'rograma de (esidencia %rtistas y )ompañías %lternativas, que se present$ en la *ala + perimental )arlos & )entro de -ellas %rtes de *an .uan del / 0 12 de abril +n este tipo de proyecto la parte central de un contradiscurso que esquiva las estructuras y concepciones line puesta en escena, supone hilvanar los movimientos y enlazarlos con la atm$sfera % un carb$n entre las piernas la mujer traza en un círculo lo que en cierta medida su reescritura partiendo de lo corp$reo #a artista va interviniendo con los elementos escena, los cuales a través de la presencia misma de la bailarina, de esa interrela un poder sem"ntico poderoso &artorell en medio de su gesta deconstruye el espacio, los límites del escenario que crea el papel de estraza en el suelo y en él se sumer sugestivo %dem"s, cambia de vestuario frente al público de modo continúo, hay una planteamiento de identidades, y así como los muñecos atentos, la propia bailarina a ellos3 en medio de los movimientos, ella también va asumiendo papeles 4gualmente la pieza traza un problema con el balance, con la ineficiencia de estructuras discursivas, privilegia la improvisaci$n, lo espont"neo del gesto, de l horizontal con los otros componentes de la pieza: la escenografía e iluminaci$n, di

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Artículo sobre pieza de movimiento escénico de Alejandra Martorell.

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Decero: un discurso desde el cuerpo y el espacio Alexandra Pagn Vlez

Un espacio escnico en el que figuran pndulos, latones, un espacio delimitado por papel de estraza, una falda que guinda graciosa en una esquina, un radio puesto sobre la pared, y una mujer en cuclillas como si estuviera terminando parte de la utilera: unos muecos hechos en papel de estraza tirados en el suelo como una montaa de algo que an no se define. Nos recibe la mujer en plena faena, los presentes conversamos y as de pronto vemos que somos parte de la pieza que haba empezado desde antes que entrramos a sentarnos. Una vez el pblico en silencio, la mujer coloca los muecos en unos asientos, conforman una audiencia cautiva, pero que son tambin parte del escenario. La sensacin de entrar in media res, nos lleva a esa idea de empezar de cero, de algn modo hay que descifrar un acertijo que se tiende con esos elementos intricados del escenario, la msica como tela de fondo y como parte central del espectculo, y los movimientos de la coregrafa y bailarina, Alejandra Martorell.Decero es una pieza de movimiento escnico, parte del Programa de Residencia de Artistas y Compaas Alternativas, que se present en la Sala Experimental Carlos Marichal del Centro de Bellas Artes de San Juan del 9 - 12 de abril. En este tipo de proyecto la recepcin es parte central de un contradiscurso que esquiva las estructuras y concepciones lineales de la puesta en escena, supone hilvanar los movimientos y enlazarlos con la atmsfera. Al inicio, con un carbn entre las piernas la mujer traza en un crculo lo que en cierta medida supone la reescritura partiendo de lo corpreo. La artista va interviniendo con los elementos dismiles de la escena, los cuales a travs de la presencia misma de la bailarina, de esa interrelacin, adquieren un poder semntico poderoso. Martorell en medio de su gesta deconstruye el espacio, destroza los lmites del escenario que crea el papel de estraza en el suelo y en l se sumerge de modo sugestivo. Adems, cambia de vestuario frente al pblico de modo contino, hay una especie de planteamiento de identidades, y as como los muecos atentos, la propia bailarina se sienta junto a ellos; en medio de los movimientos, ella tambin va asumiendo papeles. Igualmente la pieza traza un problema con el balance, con la ineficiencia de las estructuras discursivas, privilegia la improvisacin, lo espontneo del gesto, de la colaboracin horizontal con los otros componentes de la pieza: la escenografa e iluminacin, diseados por Juan Fernando Morales; la msica de Eduardo Alegra; y la codireccin y arte grfico de Ita Venegas Prez.Esa inmersin del cuerpo y sus movimientos en unos contextos arquetpicos bifurcados: la luz roja que impera sobre el escenario, los muecos de papel, las botellas de vidrio que se tapan con pndulos, el juego con las sombras y con la luz que se refleja de espejos, y un caldero al que se vierten unos paos mojados en pintura rosa, todos de algn modo nos elevan a lo mtico. Sentimos una cercana con lo primigenio, prelingstico, de algn modo vemos el parto de un nuevo discurso que prescinde de las estructuras mismas. Precisamente en los momentos en los cuales ms se desarrollan los movimientos, no hay sonido ms all del que realizan las coyunturas al moverse, los pies en el suelo y la respiracin. Esto crea una intimidad y un espacio en el que somos los espectadores quienes generamos los matices discursivos que le darn un sentido (lgico, direccional y emocional) a la pieza que aun as nos comunica algo que precede nuestra experiencia.El lenguaje del cuerpo, de los mundos que nos rodean, y los problemas que suponen nuestras relaciones con el entorno el ser en medio de la experiencia son los ejes pendulares de la pieza que tambin nos ofrece ricas ilusiones visuales: el cuerpo de la mujer que se sumerge en papeles y se forma una especia de masa, casi anulando su corporeidad; el reflejo de la bailarina en el techo del escenario que a contraluz parece bailar en una burbuja luminiscente; y el dilogo que emerge entre los movimientos y los pndulos que nos sugieren una batalla fascinante entre el cuerpo y los elementos. Decero nos lleva a lo que suponemos que es el sentido, lo semntico, y en una danza nos lleva al juego jouissance y a ver el lenguaje del cuerpo como ejes discursivos primigenios que deben atenderse en silencio.

Resumen: Decero de Alejandra Martorell es una pieza de movimiento escnico que nos lleva a lo que suponemos que es el sentido, el cuerpo como eje discursivo primigenio.

Palabras claves: Alejandra Martorell, movimiento escnico, Decero, danza, discurso, cuerpo