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A partir de los materiales que produjo el debatede un grupo de jóvenes en el EncuentroInternacional En Clave Joven, celebrado enPortugalete el 27 y el 28 de octubre de 2006,organizado por el Área de Drogodependenciasdel Ayuntamiento.

Portugaleteko Udalaren DrogamenpekotasunSailak antolaturik, 2006ko urriaren 27an eta28an Portugaleten egindako Gazte ZurreanNazioarteko Topaketan neska-mutil batzueneztabaidak ekarri zituen materialetatik abiatuta.

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Edita:Ayuntamiento de Portugalete

Imprenta:Gráficas Ingugom

Diseño y maquetación:

Depósito Legal:BI-3110-07

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ENCUENTRO INTERNACIONAL “EN CLAVE JOVEN”PRESENTACION................................................................................10A MODO DE PRÓLOGO. PARA NO PERDERSE SI NOTIENES TIEMPO QUE PERDER........................................................12

BUSCANDO CLAVES PARA ORIENTARNOS..............................12ENTRADAS PARA EL DESCONCIERTO,COSAS QUE PASAN ....................................................................13WANTED .......................................................................................13ENTRAR EN ZONA DE OBRAS....................................................14AL MEJOR GUIÓN ORIGINAL......................................................15PUENTING Y VÉRTIGO................................................................16

PASEN Y LEAN .............................................................................16

I. - DE QUÉ VAN ESTAS PÁGINAS..............................................18-201.- ESCUCHAR PARA ENTENDER....................................................212.- ALGUNOS MATICES SOBRE EL EJERCICIO

DE ESCUCHAR PARA AQUELLAS PERSONASQUE SE ANIMAN A HACERLO CON FRECUENCIA....................24

II.- EL UNIVERSO PERSONAL Y COLECTIVODE SUS DROGAS.........................................................................30-32

1.- ¿DROGAS? NI SÍ NI NO, DEPENDE“SI LE DICES “NADA DE NADA”, AL FINAL DICE“TODO DE TODO”.........................................................................33

2.- DE LOS “PROBLEMAS” POSIBLES YCONOCIDOS AL “CONSUMO RESPONSABLE”“NO ME PARECE BIEN QUE LA GENTE NOSALGA LOS SÁBADOS” ...............................................................36

3.- LOS DROGADICTOS SON OTROS“YO NO ROBO PARA COMPRAR CABALLO”..............................41

4.- ELLOS, ELLAS Y NOSOTROS“LOS QUE DEBERÍAN EMPEZAR A FUMARPORROS SON LOS PADRES” ....................................................42

índice

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5.-ATRACTIVOS Y MIEDOS“QUIERO SABER LO QUE SE SIENTE”.......................................48

6.- ESTAR A GUSTO Y EN COMPAÑÍA“BEBIENDO NO TIENES COMPLEJO DE NADA”........................52

7.- DIVERSIÓN Y DROGAS“Y SI NO BEBES ¿QUÉ HACES?” ................................................54

8.- ¿A CUALQUIER EDAD?“TIENEN DERECHO A PILLARSE SUSBORRACHERAS”..........................................................................57

9.- PREVENIR EXPERIMENTANDO“VAMOS A COMERNOS EL MUNDO”...........................................59

10.- APRENDER DE LA EXPERIENCIA“DE GOLPES SE APRENDE”........................................................63

11.- EN DEFENSA DE LA LIBERTAD“HAY GENTE QUE TOMA DROGAS PARACONSEGUIR LIBERTAD”..............................................................65

III.- EL BOTELLÓN ES OTRA COSA ................................................68

1.- ¿QUÉ TIENE DE NOVEDAD?“LO QUE MOLESTA ESTÁ EN LA CALLE” ...................................70

2.- JÓVENES INVISIBLES Y OTRASPRETENSIONES ADULTAS“EL PROBLEMA ES SER JÓVENES YJUNTARSE TODOS” .....................................................................72

3.- ALGO MÁS QUE BEBER. ALGO MÁS QUE IR AL BAR“AL BOTELLÓN SE VA A CONOCER GENTE” .............................75

4.- DESMADRES Y OTROS PROBLEMAS“HAY GENTE QUE REALMENTE EN VEZ DE IRAL BOTELLÓN VA A LIARLA” .......................................................78

5.- ¿HAY ALTERNATIVAS?“EL PROBLEMA ES EL PLANTEAMIENTO QUESE LE DA DESDE LAS INSTITUCIONES”....................................80

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IV.- SER ADOLESCENTE. SER JOVEN.......................................84-86

1.- EL SENTIDO DE UNA LARGA ETAPA DE LA VIDA“ES VIVIR EL DÍA A DÍA, HOY DECIDO LO QUEHAGO Y PUNTO” ..........................................................................87

2.- INEVITABLES ESTEREOTIPOS“SIEMPRE DICEN: “LOS JÓVENES BEBEN,VAN COMO LOCOS”” ...................................................................90

3.- ¿RESPONSABILIZARSE O VIVIR?“MI AITA TRAE EL DINERO A CASA Y YO TENGOQUE TRAER LAS NOTAS”............................................................92

4.- PEQUEÑA DOSIS DE TRIBU“YO SOY CAMALEÓNICA, LA RARA” ..........................................95

5.- AMISTAD POR ENCIMA DE TODO“LO BONITO ES CUANDO CONSIGUES HACERUNA CUADRILLA... ESO ES LA LECHE... LLEGAS A LA PLENITUD DE LA AMISTAD”...............................................97

6.- AGOBIOS DEL PRESENTE Y DILEMAS DEL FUTURO“A VECES TENEMOS MIEDO AL FUTURO” ..............................101

V.- MADRES, PADRES Y OTROS ADULTOSMÁS O MENOS ÚTILES .............................................................106

1.- MIEDOS, AMBIGÜEDADES Y CONTRADICCIONES“ME GUSTARÍA HABER NACIDO EN TU GENERACIÓNPARA SER COMO TÚ”................................................................108

2.- DE LA BRONCA A LA CONSTRUCCIÓN DE LA CONFIANZA“MIS PADRES ESTÁN DISPUESTOS A CEDER SI YO CEDO”.....112

3.- ¿DE QUÉ HABLAR CON LOS PADRES?“LES CUENTO TODO ENTRE COMILLAS” ................................117

4.- PADRES IDEALES O EL IDEAL DE PADRE Y MADRE“ES AUTORIDAD PERO SIN HABER DISTANCIA” ....................123

VI.- PUBLICIDAD, MARCAS, CONSUMO... Y DINERO..................126

1.- CONSUMIR Y VIVIR“... TODO ESTÁ MOVIDO POR EL CONSUMO,NO HAY NADA QUE SE LIBRE” .................................................128

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2.- MEJOR SI ES DE MARCA“A NIKE LE DA IGUAL LO QUE YO HAGA”. ...............................131

VII.- MÓVIL, MESSENGER Y OTROS APARATOS PARA LA VIDA. .................................................................134-137

1.- MODAS Y DEPENDENCIAS“QUE UN JOVEN NO LLEVE MÓVIL ES BASTANTETRANSGRESOR, ES LA OSTIA. ................................................138

2.- OTRAS FORMAS DE COMUNICACIÓN, OTRASRELACIONES POSIBLES“TE AYUDA A HABLAR DE TEMAS QUE NO HABLARÍASEN LA CALLE”. ............................................................................141

3.- AMISTADES DIGITALES“TENGO MUCHÍSIMOS AMIGOS DE TODO EL MUNDO”.........147

4.- CAMBIA UNA PARTE DE LA VIDA“ES COMO LO DE LA AUTORIDAD PATERNAL YSER AMIGO, ES UN EQUILIBRIO”.............................................150

5.- OTRAS VIDAS EN LA REALIDAD VIRTUAL“ESTOY UN RATO EN QUE DESCONECTO DEL MUNDO”......153

VIII.- OCIOS OBLIGADOS Y TIEMPOS PERDIDOS................158-161FIN: ¿ES POSIBLE EL ENTENDIMIENTO MUTUO?...............162-165CONCLUSIÓN ESTIMULADORA ....................................................166ANEXOS ...........................................................................................170ANEXO I: GUIONES PARA ESTIMULAR DEBATES

1.- LAS DROGAS QUE NOS CONSUMEN.................................1722.- LOS Y LAS JÓVENES. SUS INQUIETUDES Y SUSPREOCUPACIONES ...................................................................1753.- EL CONSUMO DEL OCIO .....................................................176

ANEXO II: PROGRAMA DEL ENCUENTRO ...................................178

ANEXO III: AGRADECIMIENTOS Y PARTICIPANTES ...................181

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PRESENTACIÓN

Preparando las XII Jornadas Municipales de Prevención deDrogodependencias de Portugalete, nos pareció oportuno, antes de dar lapalabra a los profesionales, reservar un espacio de reflexión a jóvenes, unespacio en el que oír su voz y conocer sus miradas, en el que pudiesenexpresar sus preocupaciones, inquietudes y opiniones. Así surgió esteSeminario En Clave Joven, celebrado en Portugalete el 27 y 28 de octubrede 2006.

Para ello reunimos a 80 jóvenes de entre 16 y 23 años, de distintos lugares,para que reflexionasen, debatiesen, analizasen y aportasen claves para quelos entendamos mejor cuando nos acerquemos a ellos y a ellas.

Los debates se centraron en hablar de la condición joven, el consumo dedrogas y los momentos de ocio.

El resultado del debate, sistematizado y provocado por un equipo deprofesionales y posteriormente redactado e hilvanado por Jaume Funes, eslo que a continuación te presentamos. Este encuentro nos pareció un modeloideal para descubrir su mirada. Y, visto lo que allí se dijo, nos ha parecidolo suficientemente valioso como para sacarlo de allí y difundirlo.

Son muchas las ocasiones en las que nosotros, las y los adultos, porquecreemos saberlo todo de los y las jóvenes, pues también lo fuimos, hablamosy hablamos sobre ellas y ellos sin ni siquiera haberles escuchado, sin nisiquiera haberles mirado. A nuestro alrededor encontramos personas adultasque rechazan aproximarse a un joven, se niegan a compartir un espaciocon él, por el solo hecho de serlo. También hay jóvenes que no opinan o nose quejan porque sienten que no van a ser escuchados o que su mundo elotro que funciona en paralelo al de las personas adultas.

Esperando que lo que aquí se recoge permita fortalecer vuestra relación eintervención con jóvenes y contribuya a mejorar el conocimiento en el campoque nos ocupa, nos gustaría agradecer el esfuerzo del grupo de jóvenesparticipantes por estar allí y descubrirnos su mirada.

Italia CannaConcejala de Drogodependencias

Mikel CabiecesAlcalde de Portugalete

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AURKEZPENA

Portugaleteko Udalaren Drogamenpekotasuna Aurrezaintzeko XII.Jardunaldiak prestatzen genbilela, egoki iruditu zitzaigun, profesionalakhizketan hasi baino lehen, gazteei tokitxoa erreserbatzea hitz eta gogoetaegin zezaten, kezkak eta iritziak azal zitzaten. Horrela jaio zen Gazte ZurreanMintegia, Portugaleten egin genuena 2006ko urriaren 27an eta 28an.

Horretarako, 80 neska-mutil elkartu genituen, 16-23 urte bitartekoak, etahainbat lekutatik etorrita, gogoeta, eztabaida eta azterketa egin zezaten etahainbat giltza eman ziezaguten, hobeto uler ditzagun beraiengana jotzendugunean.

Eztabaidetan gazteak, drogak hartzea eta aisialdia izan ziren mintzagai.Profesional talde batek piztu eta bideratu zituen eztabaidak eta horienemaitzak Jaume Funes-ek liburu batera bildu eta antolatu ditu; horixeaurkezten dizugu idazki honekin batera. Topaketa mota hau oso egokiairuditu zaigu gazteen berri jakiteko. Horregatik erabaki dugu han esandakoguztia laburbildu eta hedatzea.

Guk, helduok, aspaldi batean gazte izan ginenez gero, uste ohi duguden-dena dakigula gaurko neska-mutilen gainean. Horregatik sarritan hitzegiten dugu beraiei buruz, baina, egia esan, ez ditugu entzuten, begiratuere ez diegu egiten. Inguruan ditugun jaun-andreetako asko sekula ez diragazte batengana hurbiltzen, sekula ez dira gazte batekin batera egoten. Aldiberean, gazte askok ez ohi dute inolako iritzia, inolako kexa plazaratzen,inork entzungo ez dituelakoan, beren mundua, helduena ez, bazik etabestelakoa delakoan.

Espero dugu hona bildutakoa baliagarria izan dadila gazteekiko harremaneaneta esku-hartzean eta lagungarria, halaber, jakintza-alor honetan. Eskerrakematen dizkiegu, besterik gabe, parte hartu zuten neska-mutilei, gurekinbatera egon eta haien ikuspuntua jakinarazi izateagatik.

Italia CannaDrogomenpekatasun Zinegotzia

Mikel CabiecesPortugaleteko Alkatea

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A MODO DE PRÓLOGO

Para no perderse si no tienes tiempo que perder.

Aunque como decía el filósofo: “Lo que distingue a unas personasde otras no es la forma de ganarse la vida sino la forma de ocuparo perder el tiempo”.

Buscando claves para orientarnos

Tienes entre las manos o ante tus ojos, según lo mires cuandolo leas, las nueces del ruido de un encuentro de 80 jóvenes, deentre 16 y 23 años, que el pasado mes de octubre (2006) secelebró en Portugalete durante dos días 27 y 28.

Nos pareció, y nos sigue pareciendo, que aunque se habla muchode los jóvenes, se les analiza y se les clasifica, son menos lasocasiones en las que realmente les facilitamos un espacio en elque puedan decirnos lo que piensen, sienten o padecen.

Preparando las XII Jornadas Municipales de Prevención deDrogodependencias de Portugalete, nos pareció oportuno reservarpreviamente, ese espacio de reflexión a jóvenes, antes de darla palabra a los profesionales. Un espacio desde el que oír suvoz y conocer sus miradas. Un espacio desde el que pudiesenexpresar algunas de sus preocupaciones, sus inquietudes, susopiniones.

Superados los primeros escollos de esta aventura, llegó laexpresión de apoyos a la original idea, que en realidad, no eranmás que por el atrevimiento de dar la palabra a quien no sabesqué te va a decir o si te va a gustar lo que te diga. La suerte

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estaba echada. Algo así como si a los oyentes de radio, se lesdiese paso en antena sin saber lo que van a decir. De esto setrataba, confiábamos en los resultados de este proyecto.

Entradas para el desconcierto. Cosas que pasan

Para localizar a los jóvenes participantes y “participantas”, pedimosel apoyo de los técnicos de ayuntamientos, instituciones y entidadesacadémicas más cercanos. De unos recibimos el apoyoincondicional y el compromiso con esta iniciativa, también se lacreían (nuestro más sincero agradecimiento); otros simplementese dieron por enterados. Hubo quien se incomodó, ante lainsistencia de la convocatoria o quien ocultó la ocurrencia antesus responsables, para no tener que dar explicaciones por no serel primero de la fila. También, quien jugaba a las aparienciasocultando su edad para poder estar presente. Estas cosas pasan,también, entre los y las profesionales. Sospechamos que el nivelde implicación de unos y otros , estaba directamente relacionadocon quienes en el día a día trabajan, más o menos, algo o nada,acerca de adolescentes.

Wanted

Buscábamos jóvenes “aprendices” de entre 16 y 23 años, entreotras cosas para excluir “licenciados/as de todo”. Con unaproporción de: 40 de Portugalete y alrededores, 20 de otrosmunicipios del resto del Estado y otros 20 de países europeos;de aquí lo de internacional. Todo un atrevimiento, por aquello dequerer buscar un contraste de pareceres con jóvenes “alienígenas”que en verdad, no existen. La proporción no fue exactamentecomo se previó, aunque logramos los 80 inscritos entre ellosalgunos extranjeros, y como cantaría Javier Krahe “al final la

Prólogo

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elección no estuvo mal, satisfizo al personal”.

También, hubo dos jóvenes que participan condicionados comoalternativa a una sanción administrativa por consumo de drogasen la calle.

Asistieron alguno menos de los 80, quizás 79, pues hubo quiense descolgó en el último momento. Ya se sabe de los jóvenes,como de los adultos, que a veces se cuelgan, otras se descuelgan.A veces con razón, otras buscando lianas de última hora.

En ocasiones los adultos, además de ver muertos, decimos tenertantas cosas por hacer, mientras buscamos con estilo, coartadaspara evitar lo que nos corresponde sin perder la compostura.Los jóvenes, a veces, simplemente con un “tengo un tema y metengo que ir” abandonan.

Para poder participar, además del requisito edad, era imprescindibleenterarse de que iba la fiesta y estar dispuesto a encerrarse dosdías, con sus noches, y convivir. Hubo de todo, quienes salieronpor la ventana trasera del Albergue, y quienes lo intentaron a caradescubierta con más empeño y más estilo. “Todos con Diana.Laura te queremos” fue el lema de la campaña para la salida demarcha nocturna. Aún así no pudo ser. Los miedos se apoderaronde la organización.

Entrar en zona de obras

Recibidos, acreditados los asistentes, y con los útiles de convivenciaimprescindibles, se les divide en cuatro grupos de trabajo. Difícildivisión, pues la diferencia de edad resulta abismal entre el menorcon 16 y el mayor con 23. Se optó por la vía menos arriesgada,agruparlos por proximidad en edad.

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Cada grupo dirigido por un dinamizador/conductor del debate yacompañado de una relatora que toma nota y graba todo lo queallí se dice, e interviene, sólo, si el dinamizador pierde losestribos.

A medida que avanzan los debates, van escogiendo distintosespacios donde el grupo se siente más cómodo. Ganan el sueloy la calle, cómo no.

Se evitan otros observadores para evitar distorsiones einterferencias. Salvo los técnicos municipales que en calidad decicerones, aburridos o para hacerse notar, entran y salen de losdebates para inmortalizar con retratos el momento.

Quizás, no se previó que los dinamizadores, como adultos queson y con la mejor de sus intenciones pudiesen producir algúnchirrido que otro, que también los hubo.

Al mejor guión original(Ver guión anexo)

Para organizar el debate se establece al detalle con losdinamizadores y relatores un guión previo dividido en tres partes,siguiendo los bloques temáticos previstos:

· Bloque I: Inquietudes y preocupaciones de los/las propiosjóvenes. Ser joven y estar aquí para contarlo.

· Bloque II: Las drogas que nos consumen. A cuenta de lasdrogas, el botellón, y el cannabis.

· Bloque III: El consumo del ocio. Rellenar el tiempo y pasarel rato.

Cada uno de estos bloques, es introducido por un profesionalque intentará, con mayor o menor fortuna, provocar el estímulo

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necesario para continuar debatiendo.

Así fueron soltando cuerda: Artemio Baigorri a cuenta del botellón,Claudio Vidal con la normalidad de los consumos del cannabis,Jaume Funes con más interrogantes para hacerles pensar, ManoloHaba con la presentación y proyección de la película “Campinga la Ferme”, Carles Sedó, con la presentación oficial de la “imbécilvirtual” de su hija. Y el discurso inaugural de Mikel Cabieces,Alcalde de Portugalete, que provocó un jugoso e imprevisibleimpacto en el debate.

Discurso inaugural que sirvió a algún hábil observador paraconvertirlo en una clausura a modo de homilía.

Puenting y vértigo

2006 fue el año del Puente Colgante como patrimonio y paradesentumecer músculos y airear neuronas, se les invitó a hacerpuenting, que quedó en visita guiada de vértigo por la pasarelade esta mole de hierro.

Pasen y lean

Pasados los dos días, los bocatas de tortilla, la resaca, los nervios,las risas, las despedidas, los besos y los abrazos, llegó la calma.Y una vez ordenada, transcrita y agrupada toda la información,desde este Puerto de Galeotes, fueron “los papeles” a Cataluña,donde Jaume Funes se encargó de interpretar y darle la formalegible necesaria para quienes quieran conocer la mirada, de losy las jóvenes participantes, en el soporte que ahora él nos presenta.Bon profit.

RAI PARREÑO, MARTA AZKARRETAZABAL Y LAURA ALONSO.

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Escuchar para entender.

Algunos matices sobreel ejercicio de escucharpara aquellas personasque se animan a hacerlocon frecuencia.

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Aunque no siempre es cierto, se da por supuesto quenos acercamos a los adolescentes y jóvenes con buenasintenciones. Es decir: con una razonable preocupaciónpor encontrar formas positivas de servirles de ayuda ensus años itinerantes. Pero, no siempre funciona eseacercamiento, fundamentalmente porque se nos tuercela mirada o la cargamos de hostilidad.

Como personas adultas, como responsables políticoso sociales, como técnicos, definimos un problema (unacolección de problemas) que se supone tienen o puedenllegar a tener, estudiamos cuantos y cuantas están“afectados”, buscamos variables explicativas asociadas(a veces hasta “causas”) a lo que les pasa y –a menudoentre angustias y espantos- les proponemos eimponemos remedios. Pero, todo eso se sustenta endemasiados errores.

Damos por supuesto que lo que nosotros vemos es loque ellos y ellas ven, sin preguntarnos sobre quémiramos, sin pensar que a lo mejor dejamos de vermuchos otros aspectos clave de sus vidas. Laimportancia, la dificultad, el problema es una cuestiónde perspectiva y la nuestra es la de personas adultas“con experiencia” (…con años). La suya, la de la novedadinexperta o la de la libertad sin ataduras y componendas.Lo mismo nos pasa con la interpretación, con el sentidode sus conductas, con la lógica o ilógica a la queresponde su manera de ser.

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1.- Escuchar para entender

No resumiré aquí las claves de lo que podríamosdefinir como atención social y educativa razonablea los adolescentes y jóvenes, aunque no debaolvidarse que, con frecuencia, una mala propuestade intervención suele crear un problema allí dondesólo teníamos una dificultad. Tan sólo quisieradestacar un pequeño grupo de claves: aquellas quetienen que ver con escucharles.

Solemos fracasar en nuestro trabajo con ellos y ellas,especialmente cuando queremos hacer eso quellamamos “prevención”, entre otras razones, por nomirar, no preguntar, no intentar entender. Ni ellos ninosotros tenemos visiones únicas y homogéneas,pero las suyas suelen ser muy diferentes de lasnuestras. No queda más remedio que pararse adescubrir qué les preocupa (en algunos casos quéhemos conseguido –para bien y para mal- que lespreocupe) y cómo les preocupa. Además, están susrazones, sus lógicas, sus argumentos. Necesitamostener en cuenta sus universos de sensibilidadeshacia unas cuestiones u otras, las valoraciones queadjudican a unos u otros comportamientos, lasexplicaciones de las que echan mano y laargumentación con la que se desenvuelven.

No se trata de contemplación seráfica ni dejustificación universal de sus vidas. Mirar no es

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sonreír viendo como se destruyen. Mirar es quererver y saber observar. No es focalizar sesgadamente.Es demostrar que nos interesan ellos y ellas, todasu persona, desde una proximidad permanentementecuriosa. Escuchar sus argumentos no es darlos porbuenos, es tan sólo aceptar que –sólidos, débiles oincoherentes- representan perspectivas inevitables,criterios claves para poder llegar a construir unaverdadera relación de influencia. Una cosa tan sólohay que aceptar: que es posible que nuestrosargumentos entren en crisis, se descubran comoincoherentes e hipócritas y tengamos que reconocer(al menos en nuestro fuero interno) que tienen unabuena dosis de razón.

No debemos olvidar que, como tendencia dominante,la autoridad siempre dice “NO” a la novedad y laincertidumbre, los “investigadores” se refieren a loque dicen “ver” en los cambios, los “técnicos” aplicanen el trabajo aquello que aprendieron, conindependencia de si responde al mundo real de losadolescentes, ellos y ellas miran de reojo e intentanaprender a darnos la información como handescubierto que nos interesa. Es una especie deteatro extraño en el que nada de lo que se representaparece tener que ver con aquello que realmenteviven los chicos y chicas adolescentes y jóvenes.

Estas páginas son un ejercicio, un ejemplo, de cambiode perspectiva. Como se explica en el relato de las

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jornadas, antes de actualizar algunas de las accionesmunicipales hacia el mundo adolescente y joven sepensó en sistematizar la escucha, provocando,recogiendo y ordenando su palabra. No hablaron detodo, no se preguntó sobre todos sus posiblesproblemas o preocupaciones. Tan sólo debatieronsobre su mundo joven, el ocio y los consumos dedrogas.

Las páginas que siguen son una sistematizaciónadulta de lo que ellos y ellas dijeron. Está hecha conla pretensión de transmitir, recordar, a otras personasadultas que se ocupan de los adolescentes y jóvenes.Un conjunto de argumentos que a quien esto escribe–algo deformado por años de trabajo en el mundoadolescente- le han parecido especialmente útiles.

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1Ver en el anexo los guiones previos de debate

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2.- Algunos matices sobre el ejercicio de escucharpara aquellas personas que se animan a hacerlocon frecuencia

Aunque supongo al lector o lectora suficientementeexperto en las técnicas de investigación cualitativa,en la escucha terapéutica o en la investigaciónparticipativa, no quisiera pasar al análisis de lo quelas chicas y chicos nos explicaron sin recordar algunasideas claves para utilizar y valorar adecuadamentetodo aquello que, de maneras diversas, suelenexpresar los adolescentes y los jóvenes. Cuando lainterrogación y la escucha están planificadas, comoes este caso, quizás conviene recordar una serie decondicionantes básicos, algunos habituales y otrosespecíficos de esta experiencia:

· Hubo una serie de personas adultas que hicimosde estimuladoras a la reflexión y la discusión posterior,· Los grupos tuvieron conductores y conductorasde los debates,· Los grupos resultaron con unas composicionesconcretas.

Entre los adultos (jóvenes adultos en el caso de lasdinamizadoras de los grupos) hubo de todo, desdelas propuestas contundentes y dicotómicas de laautoridad municipal (“Vosotros los jóvenes de drogasnada de nada…”) al lenguaje tecnocrático de algúntécnico cuando conducía los debates (“la función

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nuclear de las drogas”…. “el rol del abstemio…”). Lacapacidad para demostrar proximidad al analizarlos fenómenos sobre los que pedimos sus visiones,sus claves, hace posible que realmente aporten loque realmente sienten, piensan y experimentan. Lassimples propuestas de sociólogo o psicólogo expertono provocan otra cosa que debates de comentariode textos o cine forum con jóvenes ajenos a lacuestión de fondo. No debemos confundir el sesgoque los debates acaban teniendo, en función de laspreocupaciones y de la secuencia argumental de losdinamizadores, con la expresión absolutamente librede las preocupaciones de sus participantes. Hemosde ser conscientes de que, a veces, introducimospreocupaciones por problemas que no tienen oacceden a situarse en perspectivas que habitualmenteno son las suyas. Dicho de otra manera: se trata deadolescentes y jóvenes que hablan librementepero para unos adultos espectadores que ahorales escuchan y después les leerán.

La composición de los grupos de reflexión y discusión(edades, intereses, razones de la participación,diversidad personal y de “tribu”, etc.) también tieneun gran peso sobre los relatos que facilitan. Lad i n á m i c a , l a s a r g u m e n t a c i o n e s ycontraargumentaciones, la perspectiva vital, etc.conducen a que nos hablen de unos temas u otros,a la defensa de unas tesis u otras. Se ha de ir conmucho cuidado para no convertir en argumentos

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generales y unívocos aquel los que soncircunstanciales, de una tipología de adolescentes,en un contexto, etc. La observación, la escucha yla interrogación siempre han de ser contextuales.Los resultados obtenidos no pueden convertirse enreglas. Al menos en esta experiencia las aportacioneshan tenido que ver con las composiciones y lasdinámicas de cada uno de los tres grupos.

Conviene no mezclar las argumentacionesadolescentes con las jóvenes. Puede ser un errortraspasar lo que dicen los que ya ejercen de jóvenes–que incluso miran con ojos críticos a losadolescentes que les vienen detrás- de aquellos yaquellas que están en plena adolescencia. No vena la “maría” con los mismos ojos el chaval de quinceaños que defiende el derecho a probar aquello queen realidad no se atreve todavía a probar, que ladefensa de la libertad individual para fumar que haceel de diecinueve y cuyo consumo hace tiempo quese ha quedado en algún “peta” los fines de semana.Así ocurría en esta experiencia, con un grupo en elque la edad predominante estaba en los 16 y losotros dos en los que el predominio estaba más bienen los 20. Las categorías sociológicas muy amplias(“juventud” por ejemplo) no sirven para entender loque pasa en periodos con tareas vitales muydiferentes. Hay que separar los argumentos portiempos, por ciclos vitales. En cualquier caso, es útilescuchar los argumentos jóvenes sobre la

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adolescencia que acaban de pasar y las lecturasadolescentes sobre la juventud a la que aspiranllegar.

La diversidad dentro de cada grupo también resultaclave. No sólo por la variedad de argumentos querecogeremos sino por los estímulos y réplicas queentre los diferentes integrantes se van a producir.Aquí también hubo de todo: pasotas, curiosos,implicados en las movidas juveniles, autóctonos yextranjeros, asociados, comprometidos, buenoschicos, etc. se contó hasta con una participante queacudía castigada por haber sido multada por consumiren la calle. Pocos argumentos pueden ser másinteresantes que los generados por la confrontaciónentre una joven cabreada por la vulneración de suderecho a beber y otra con actividades de mediadoradispuesta a vender a sus colegas diversión sinalcohol. Lo que quiero destacar es que los argumentosjóvenes también son reactivos, responden aposicionamientos que se agudizan en la interaccióncon otros jóvenes.

La redacción compuesta a partir de sus palabrassigue en parte la estructura general del debate,puesto que las ideas surgieron, en parte, hilvanadaspor la propia secuencia de trabajo (primero discutieronde drogas, luego de jóvenes y después de ocio). Nobusque el lector o lectora prioridades impuestas porlos organizadores o por quien escribe esto. Acciones

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y disponibilidades de los adultos fueron loscondicionantes. En este texto se habla de todo entodos los capítulos pero, primero he resumido susuniversos argumentales alrededor de los usos dedrogas, luego se le ha dado espacio a las reflexionessobre el botellón, después sigue el mundo de losjóvenes contrapuesto al de los adultos y, finalmente,se le dan vueltas a las diversas formas de pasar eltiempo en clave joven.

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¿Drogas? Ni sí ni no, depende

De los “problemas” posiblesy conocidos al “consumoresponsable”

Los drogadictos son otros

Ellos, ellas y nosotros

Atractivos y medios

Estar a gusto y en compañía

Diversión y drogas

¿A cualquier edad?

Prevenir experimentando

Aprender de la experiencia

En defensa de la libertad

1.2.

3.4.5.6.7.8.9.

10.11.

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Al escuchar, al leer sus relatos sobre los usos de lasdrogas se descubre un universo de imágenes, deatractivos y revulsivos, de posicionamientos activosy de reproducción de estereotipos, de ideas o deactitudes jóvenes pero también adultas, de propuestas–razonables, interesadas o ilusorias- para gestionarsu relación personal o de grupo con ellas. Esimposible reducir el conjunto variopinto de susaportaciones a una argumentación lineal. Comomiembros de la generación @ se mueven en unared interactiva que conforma su constelación, suuniverso de las drogas.

Obviamente, la diversidad adolescente y joven, ladiversidad de sus entornos y de los influjos adultoshace que buena parte de esos universos seanparticulares y que los argumentos tengan la fragilidadde lo singular. Al resumirlos no deseo convertirlosen categorías universales. Tan sólo pretendo dejarconstancia de la riqueza de aspectos en los quedeberá pensar siempre cualquier profesional quequiera influir positivamente en la cambiante relaciónque los adolescentes y los jóvenes de hoy mantienencon las drogas.

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II.-

INTERROGANTESPARAPROFESIONALES QUEPIENSEN EN CÓMOPREVENIR, EN CÓMOAYUDAR EN POSITIVO

En este documento nohay conclusiones. Nopodríamos redactarlas sintraicionar el propioproyecto. Se ha hecho unresumen ordenado concriterios de especialistaadulto sobre susargumentos. Tocabaescucharlos, tenerlos encuenta, dejarse zarandeary aceptar las dudas.Sin embargo, el lectorpuede llegar al final ysentir la voz del “¿y ahoraqué?”Para paliar esa sensaciónde vacío me pareció útilque el texto fuera acotadocon interrogantes, con lasdudas y los desafíosconceptuales que laspropuestas adolescentesy jóvenes me ibanprovocando.

Quedan al margen. Ellector o lectora puedesaltárselas y continuarseguro. Probablementesu seguridad le servirá depoco para ayudar a losmás jóvenes

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1.- ¿Drogas? Ni sí ni no, depende

“Si le dices “nada de nada”, al final dice “todode todo”

Las referencias, simbólicas o de experiencia, queellos y nosotros tenemos no parecen ser las mismas.Entre las personas adultas (profesionales,responsables políticos, padres, vecinos, etc.)predomina la tendencia a referirse a las drogas comoun mundo siempre negativo, en el que no hay grisesni matices. Una tendencia que, en el encuentro, seresumió lanzándoles en la primera charla este aviso:“Nada de drogas, ni probar”. “Dejas de ser persona,dejas de ser libre cuando dices que sí a las drogas”.

Pero, ellos y ellas se sitúan más bien en el “depende”.Por argumentos muy diferentes entre los que no dejade estar “la fuerza de voluntad de cada uno” (queen el fondo sabe escasa pero a la que hay quereferirse) hasta la reiterada invocación de la libertada la que volveremos en diversos momentos de estetexto: (“si tienes que decir NO por narices, pues, ¡¡vayalibertad !!”).

El núcleo central de su lógica argumental es quedecidir siempre supone escoger, tomar decisionespersonales, no apuntarse, sin más, a un bando,asumir las dificultades que la elección pueda tener

¿Cómo se haceprevención aceptando

el uso, sin decir que lasdrogas son siempre

malas?

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(“no vas a ser más libre por decir que no que pordecir que sí, consiste en tomar una decisión personaly saberlo llevar”).

El “nada de nada” con el que se mueve nuestraangustia ante el riesgo y nuestro miedo al descontrollo ven, además, como irreal, como infantil, como unintento de evitar lo inevitable: que conformen supropio posicionamiento (“es asustar a la persona yluego en el momento que lo pruebe y vea querealmente no es tan malo y peligroso… dirá, ¡buaa!… ya no me creo nada”). Muchas de las personasadultas no se mueven en sus mundos y aquellasque diariamente han de estar no siempre miran yven. Por eso, sus valoraciones son tan distantes denuestras alarmas. Incluso a los poco atrevidos, a lostodavía abstemios de determinadas drogas, les chocanuestros razonamientos (“yo no la quiero probarporque no me llama la atención, pero ya he vistoque la gente sigue yendo al instituto, sigue llevandouna vida normal y no se asusta como antes”).

Si invitamos a razonar, a construir una posturapersonal, debe estar claro que se han de poner enel debate argumentos y prever los contrargumentos.Nuestra tendencia a defender que todo siga igual, adestacar sólo lo negativo, no vale con ellos y ellas.Cuando dicen “te tienen que decir por qué noprobarlas, qué tienes si no las pruebas y qué puedeshacer”, no están negando las dificultades (“yo se que

¿Ayudar a construir unapostura personalsignifica aceptar quedecidan, aceptar la tomade decisiones sinprejuicios?

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es malo y no debo hacerlo pero yo lo hago … tengoclaro mi cabeza y mis cosas … tampoco es tandramático”) simplemente están formulando unejercicio práctico de autonomía que, ojalá, vayaacompañado de reflexión y argumentos. Inclusopodría decirse que son capaces de reconocer algunade sus debilidades adolescentes, puesto que comoluego veremos, no deja de ser un tiempo provisional(“al fin y al cabo los adolescentes se dejan llevar ya saber si luego siguen ese camino o no, es unaetapa que luego puede que no siga”).

En resumen: “Unos te ofrecen placer y otros nomorirte, pero esto lo vemos muy lejos, yo quieroplacer ahora, no pensar en cuando sea mayor sivoy a tener cirrosis o no”.

Como ya conocemos muy bien, ese universo es másamplio que el de los usos de drogas. Estamoshablando de placer y satisfacción personal asociadaa tiempos vacíos, de ocio y de diversión, con elacompañamiento y la funcionalidad que en cada unode ellos puedan aportar los diferentes usos de drogas.La normalidad o anormalidad de sus vidas no sonlas drogas sino algunas actividades asociadas a lostiempos que no son de obligación. Muy claro: “Inclusosi estás trabajando, o haciendo la tesis, como otrosamigos, y se pasan hasta las tantas currando, peroa cierta hora de la noche, salen, no importa a quéhora, pero salen … es que ¿tú vas a estudiar de diez

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¿Podemos discutir loque hay de bueno en elocio sin poner delantelo que nosotros vemosde malo?

de la noche a cinco de la mañana?”.

Son jóvenes estudiantes o ya currantes que necesitansalir. Adolescentes aburridos que necesitan haceralgo, actuar para sentir que existen. Que se apuntana algún desmadre, con alcohol o sin él, porque lotienen o porque se lo hemos limitado. Volveremosal tema para revisar el “botellón” y analizar susvaloraciones del ocio. Pero, de entrada, aceptemossu provocación: “La sociedad impone cosas que sonmalas, por ejemplo, tienes que tener un trabajo”.

2.- De los “problemas” posibles y conocidos al“consumo responsable”

“No me parece bien que la gente no salga lossábados”

No les resulta difícil identificar, al menos en teoría,cuando una relación con las drogas puede volverseproblemática. Cada uno de acuerdo con suexperiencia y su entorno, conocen lo suficiente sobrelos adolescentes y jóvenes que tienen problemascon ellas. Su caos sobre lo que debe ser consideradodroga o no –a pesar de la gran cantidad deinformación que mayoritariamente manejan- es tanconfuso o interesado como el de otros grupos adultos.

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Sobre el papel, lo tienen claro. Una droga es unproblema cuando “te incita a consumir más y ya noeres tú”, “cuando ya no puedes decir que no”. No seles escapa que eso no es una simple cuestión desubstancias. Dejan claro que su comportamiento,también con las drogas, depende de otras variables.Las más claras tienen que ver con su mundo degrupos, de amigos, con sus prácticas para aclararsequiénes son y de qué mundo forman parte. Enalgunos casos con las propias dificultades de sumundo interior (“…. son gente que no se encuentrabien consigo misma”)

Salir, beber, ir a un lugar u otro, hacer unas u otrasactividades tienen unos alicientes y unos costos: “Sidecides no beber, cuesta bastante integrarte en elgrupo. Porque además estás en un momento en elque necesitas mucho a los amigos. Yo,personalmente, si me he sentido bastante mal porno salir o por no beber".

La adolescencia no deja de ser el ejercicio de unpapel en el teatro de sus vidas, una forma de ser yde estar que se aprende practicando. El interrogantees en qué entornos, en qué contextos es posible irpracticando esa adolescencia

Los contextos de los que surgen sus adolescencias “son comoescenarios teatrales en los que se ha de producir una puesta enescena de la adolescencia por parte de actores noveles que hande aprender a representar, que han de acostumbrarse al papelhasta que resulte una forma de ser”. J.Funes (2005) “Propuestaspara observar y comprender el mundo de los adolescentes”

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¿Cómo se trabajan losrituales de transición, lasprácticas depertenencia?¿Deberíamos trabajarpara inventar (para queinventen) alternativas?

(“Además te quedas desenganchado de todos losrituales. Porque no es sólo el botellón, hay unosrituales, como por ejemplo ir a pillar los litros, etc.Ellos empiezan ya a transgredir, como le pasó a migrupo de amigos. Empiezan a colarse en lossupermercados para comprar la bebida y que si DNIpara acá, que si DNI para allá... Eso tú te lo pierdesy ellos empiezan a hablar de sus batallitas y túempiezas a quedarte desfasado").

También existe la versión activa de la presión degrupo. Las prácticas destinadas a que los otros seancomo yo, actúen como uno mismo y calmen mipreocupación y mi angustia por decidir o probar otrasformas de ser (“Yo, presiono. Si la gente no quieresalir, yo me encargo de presionar. Luego tambiénme presionan a mi, yo presiono...es que no meparece bien que la gente no salga los sábados”).

Podríamos decir que son conscientes de la presencianormalizada de los porros entre los adolescentes ylos jóvenes (“Los porros allí corren hasta en losdescansos, en el instituto, que no hace falta esperaral fin de semana”). De la misma manera tienen ciertaconciencia de los problemas que a algunos les estácreando la cocaína (“el consumo bestial de cocaínade amigos tuyos que nunca lo hubieras pensado”)o de cómo otros se pasan con el alcohol. Tampocodebe olvidarse que hay arriesgados y miedosos.Que, para algunos y algunas, las drogas siguen

¿Se puede hacer algopara mantener eldesinterés inicial sindedicarse a reforzar elmiedo?

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¿Podemos establecerpactos sobre lo que las

dos partesconsideramos un

consumo razonable?

situadas en el terreno de lo vivido –no razonado-como peligroso (“a mi las pastillas me dan miedo”).

Más allá de los problemas que descubren, cuandose intenta que definan con sus ideas y palabras elconcepto y la posible práctica del consumoresponsable, de los usos sometidos a control, hacenpropuestas interesantes, aunque también hay quienrechaza la idea porque la ve ambigua y como unaforma encubierta de control, derivada de ideologíasadultas discutibles (“Es muy ideológico: ¿dónde estáel límite del consumo responsable?”), o insisten enrelativizarlo en función de cada persona.

También pueden contraargumentar con la aceptaciónacrítica de ideas como la bondad de lo natural (“lasdrogas naturales son más sanas para el cuerpo”) ola elección de un mal menor (porros en lugar deltabaco).

De sus argumentos conviene, a mi parecer, rescataralgunos que pueden ser claves para negociar e incitara una relación no destructora con las drogas:

• Algunos tienen que ver con el malestar físico quehan experimentado (“Si vomitas ya es exceso”,“El exceso es cuando la resaca te inutiliza y no

puedes ir a trabajar al día siguiente.”)

• Otros con la valoración que hacen de otras

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¿Cómo se hace paraque analicen susdependencias sin quetengan quereconocérnoslas?

actividades, momentos y relaciones de su vida(“Lo excesivo es lo que te afecte en las otrasfacetas de tu vida”, “que no me altere la vidadiaria”).

• Les parece poco razonable que las drogas esténfuera de lugar, se usen en momentos ycircunstancias en las que no toca (“Yo fumo porrospero sólo los sábados no cuando voy a claseporque no me apetece, en clase tengo que estarpensando”. “Por ejemplo, vas de fiesta y no tellevas el libro pues tampoco te llevas los porrosal instituto”).

• Relativizan la cantidad, plantean la necesidad dediferenciar el “modo de consumo” y tienen unaconciencia bastante clara de lo que significadepender (“Si se le olvida la “china” en casa, seva de la uni a casa a por ella, si se le olvida lacarpeta no”).

¿Qué significa estar acostumbrado? “Te hashabituado, te has reeducado con la droga”. ¿Quépuede significar consumo responsable? “… no buscarestar 24 horas al día “volando” … cuando el desayunoes un porro, no es lo bueno, tienes que saber túdónde están tus limitaciones”.

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3.- Los drogadictos son otros

“Yo no robo para comprar caballo”

Aún persisten algunas de las concepciones de ladrogadicción marginal y destructora, asociada a lasimágenes de la heroína o de algunos consumos depastillas y cocaína. Pregunta: ¿Son o no sondrogadictos? Respuesta tajante: “no tío, yo no soyun drogadicto”. Respuesta crítica: “¿Por qué tú noy el borracho que es borracho sí?”Dudan entre saber que son diferentes y reconocerque también pueden acabar con problemas. Intentanen todo caso afirmar que, en buena lógica, ni sumanera de ser ni su entorno les van a conducir a la“drogadicción” (“Tú sabes por qué has llegado a eseextremo pero no sabes por qué él ha llegado a esasituación, ha podido tener mil problemas”). Algunosno rechazan la hipótesis de que su conducta lespuede llevar a ello (“… un día empezó a beber o aconsumir cualquier cosa y se enganchó”). Encualquier caso, les cuesta aceptar que su vida puedellegar a esos extremos, que sus consumos les llevena esa situación.

No aceptan ser situados en el universo de ladrogadicción (“¡Yo no robo para comprar caballo! Túte puedes quedar en casa un sábado, pero ese tíosi no se mete lo que se tiene que meter, puede llegarhasta incluso matar”). Y, finalmente, su gran pregunta:

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¿Debemos trabajar laconciencia de lasdificultades de los otros,su suerte, (susoportunidades) en lavida a partir depropuestas desolidaridad joven?

“¿nosotros elegimos y ellos (drogadictos, yonquis…)no eligen?”

Su debate, su dilema consiste en dilucidar qué debe(qué interesa) situarse en el terreno de “las drogas”y qué conviene ubicar en el conjunto de acciones yconsumos que sirven para construir la felicidadadolescente y joven. Para ellos no es lo mismo una“dependencia grande” que una dependencia de “finde semana”. “No es la misma dependencia”. Al menosdesde sus puntos de vista, no parece que el análisisde las dificultades que pueden producirles el uso desubstancias como el alcohol pueda hacerse con losparámetros de otras drogas, de otros usos de lasmismas drogas.

4.- Ellos, ellas y nosotros

“Los que deberían empezar a fumar porros sonlos padres”

“Yo fumo, tu bebes, nosotros tomamosmedicamentos, ellos … ellos se drogan. Nosotrossomos normales; ellos, anormales, asociales,delincuentes”. En su universo de las drogas,obviamente, hay partes que provienen de laspersonas adultas que les rodean, de los adultos en

¿Sigue siendo útil situarlos problemas delalcohol en el universode la destrucción por eluso de otras drogas?

Funes, J. (1990). “Nosotros, los adolescentes y las drogas”. PlanNacional sobre Drogas. Madrid.

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¿Cómo se les puededemostrar que existe un

interés social,institucional, positivo por

sus vidas jóvenes?

general y de sus padres y madres en particular. Unaparte son ideas y actitudes reactivas. Como en algúntexto habíamos escrito, forman parte del “frente deconflictos”. Otras partes son advertencias sobre laincoherencia adulta, rebotes por sentirseminusvalorados o incluso infantilizados. Finalmente,para bien y para mal, sienten y reconocen que susadultos cercanos, serenos, angustiados o histéricos,incomodan pero también ayudan.

Son claros al confesar que “la autoridad te ralla”.Pero es que perciben que los mayores no se aclaran.Un ejemplo: “hay un parque de skate, lo cerraronporque los vecinos por la noche se quejaban porquehacían ruido, iban a montar a monopatín y les dijeronque no, entonces se pusieron allí a hacer botellóny les dijeron que no, que también hacían ruido,pusieron el skate fuera de la zona de vecinos y lasmadres no les dejaban ir tan lejos. … Así que¡dejadme en paz! Voy a hacer lo que me da la ganay donde me da la gana”. Con una de sus frasesresumen: “lo único que saben decir es: te vamos amultar”.

Se reivindican como más implicados en la sociedadque sus mayores. Aunque suene a tópico, se quejande que para los “viejos” haya locales y animación ynada para ellos (“Ellos son votos, nosotros no somosnada”).

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¿No habrá que revisarlas alternativas de ocioque “ofrecemos”, pasara poner el énfasis enhacer que surjan suspropuestas?

No está de más recordar cómo viven su “minoría”de edad, porque es posible que tuviera que ser algo(luego volveremos al tema al hablar de prevención)diferente de ese doble status social que definimosnosotros (“Es que somos jóvenes y aplican la ley delmayor, yo soy mayor, tú eres pequeño, yo soy listo,tú eres tonto. Yo bebo, tú no”. “Si hay libertad, quehaya para todos”).

Lógicamente, destacan nuestra doble vara de mediry de considerar los fenómenos de las drogas. El usodel alcohol se ve de manera diferente en función dequien bebe (“ven a un joven borracho, seescandalizan y ven a uno de 40 años y dicen miraque majo”, “los jóvenes son borrachos, los viejospiripis”).

Las regulaciones y “alternativas” al alcohol o al ocio,se perciben a menudo como chorradas adultas queno tienen como objetivo real mejorar sus formas dedivertirse. La limitación de edad y el precio tieneefectos contradictorios: “así se beben txupitos de80º porque son más baratos y luego menudos pedosagarran y estás bebiendo mierda”. Las alternativas(algunas) las ven como niñerías para amuermados:“a mí, por ejemplo, si me das alternativas un sábado,talleres o así, los veo una mierda. Porque a mí megusta salir, beber y pasármelo bien, así que no voya esos sitios”.

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¿Cuáles son loscomponentes, los

elementos queconforman el “salir” y el

“pasárselo bien” queconviene ofertar

alternativamente?

La relación con sus padres y madres tiene que vercon el conjunto de su nueva realidad adolescente yjoven. Es analizada en relación con sus nuevasmaneras de estar en la vida y sus nuevas necesidadesde cercanía-distancia, libertad-apoyo, conocimientomutuo sin intromisiones, agudización o resoluciónde viejas dificultades, etc. De esa relación hablaron–y resumiremos en otro apartado- en diversosmomentos, pero, obviamente, también salió a relucira propósito de sus diversiones y de sus drogas.

Aunque una parte de sus relaciones con la diversión,el alcohol y los porros está dentro de eso que no seexplica aunque haya confianza, se sobreentiendeque los padres están suficientemente enterados, semantiene un cierto pacto confiado mutuo (“…dependede los padres que puedes tener mucha confianzacon ellos que no les puedes contar esas cosas porquetienen diferente forma de reaccionar”). Es ese climaen el que sienten que se siguen fiando de ellos enel que pueden gestionarse –con diversos grados decomunicación- sus nuevos riesgos, sus nuevasexperimentaciones (“los padres que te quitan laconfianza desde el principio tampoco se merecenmucho que les vayas contando las cosas”). Si sesabe hacer, si no se trata de falsos consejos, laspersonas adultas de la familia también son una fuentede información y, especialmente, de opinión (“a míla información me la da mi madre, es que la posturade los padres también influye mucho. Si te la dan,

¿Ha de haberinformación a los

padres, para que lospadres informen? ¿Quédebemos garantizar que

los padres y madresconocen?

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si te ayudan...”).

No tienen una especial voluntad de ocultismo. Másbien parece que interpretan como una forma de pasarde ellos y ellas el que sus padres no se enteren denada. Son padres y madres que no miran, que noven o que no quieren reconocer la realidad que tienendelante (“hay padres que no quieren ver lo que tienenen casa”, “siempre lo van a negar y decir: no, mi hijono bebe”, “van ciegos con sus hijos hasta que sedan el tortazo”).

Sin embargo, parece que es en los momentos decrisis, de dificultad, de experiencia fallida cuandomás quisieran contar con sus padres o madres (“Elapoyo de los padres es importante para afrontar lassituaciones, necesitas a alguien adulto para que teayude o te dé soluciones, luego ya te dará la broncapero en ese momento necesitas que te diga quéhacer . Por ejemplo, cuando una amiga mía seemborrachó, yo llamé a mis padres”). Ladisponibilidad, además, parece asociada a laoportunidad, a que los mayores tengan presente queya habrá un momento para la bronca, que detrás desus actitudes de dureza y aparente control hayconciencia del error (“Yo, a veces, he llegado bastantemal a casa y al verme mi madre, me he sentidosupermal, mal hijo, y mi madre … no, tranquilo, queno pasa nada… y todavía me siento peor”).

¿Cómo conseguir quelos padres y madres sesitúen adecuadamenteante las prácticas deexperimentaciónadolescente de sushijos?

¿Cómo ayudar a lospadres y madres paraque sepan aprovecharlos momentos de crisis?

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Tampoco aquí faltan sus ganas de provocación conunos padres que “son un poco pesados” y tienen“una consciencia un poco exagerada”. Reconocen,por ejemplo, que los porros pueden ser fuente deconflictos pero no la causa de los conflictos y, entodo caso plantean si no puede ser un buen fármacode la tranquilidad familiar (“dicen… como fumasporros estas todo el día de mala leche. Pues no, alrevés. No dicen que los porros tranquilizan… Haygente que fuma porros y esta toda apalancada queno se sabe muy bien para donde mira”).

Puestos a sugerir ….. “Yo creo que los que deberíanempezar a fumar porros son los padres para que setranquilicen un poco”.

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5.- Atractivos y miedos

“Quiero saber lo que se siente”

Conviene tener conciencia de que una de lascaracterísticas de las adolescencias actuales es quese trata de un tiempo para experimentar, paradescubrir otros mundos, más allá del próximo, familiar,escolar, etc. que, en parte , daba seguridad a surealidad infantil (un adolescente se considera “unexplorador reprimido”). Esta nueva actitud que, endiferente grado, domina sus vidas condiciona losintentos de prevención, los procesos educativos, ladidáctica, etc. Pero, especialmente, determina cómomiran las nuevas realidades que descubren suentorno: si las ven, si pueden llegar a interesarsepor ellas, el modo cómo se aproximarán, etc.

Con los usos de drogas pasa lo mismo. La inmensamayoría de ellos y ellas ha de contestarse si se tratade un mundo con suficientes atractivos como parainteresarse por él. Parece que la mayoría no puedeobviarlo. En unos casos será con el alcohol, en otroscon los porros o con otra substancia que se pongade moda entre ellos y ellas (“Yo, no he consumidonunca ninguna y sí que tengo curiosidad, quieroprobar… porque quiero saber lo que se siente, lagente te cuenta pero quiero vivirlo yo. Desde fueratodo se ve de otra manera y con otra perspectiva”)

¿Se puede y se debeecucar para seleccionarlas experiencias queconviene tener?

II. El universo personal y colectivo de sus drogas

En una sociedad digital, global y en red también los mundos dela infancia están profundamente modificados, por lo que se llegaa la adolescencia con un complejo bagaje de posibles estímulosy atractivos que la adolescencia pondrá en primer plano.

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¿Cómo hacer tallerescon consumidores para

analizar en serio losefectos de sus

consumos?

Ante esa primera duda, ante ese primer atractivo,va a haber de todo. También su pequeña dosis depreocupación por las experiencias negativas que,de manera directa o indirecta, conocen. Unapreocupación que equilibra ligeramente el atractivodesmesurado (“Es que a mí las experiencias queme han contado han sido malas, entonces no meatraen. Por una parte sí que quiero saber lo que sesiente pero viendo gente que lo ha probado y lo hapasado mal, pues...”). Hay un fondo de dudas, delque no queda ausente la angustia ante la posibilidadde que no sea tan malo como lo pintan, de que lesguste y tengan que buscar otros argumentos vitalespara no seguir (“Si una vez que lo pruebas te lopasas bien, vas a seguir probando porque es así”).

En algunos casos, el atractivo simplemente lo ponenlos otros. Se probará o no en función de laadolescencia que se vaya practicando (“Cuando vasal instituto te juntas o ves a gente mayor fumar porrosy muchas veces puedes acabar imitándoles”). Unavez más, los amigos y amigas permitirán que laexperiencia se decante hacia consolidar una u otraconducta (“no es lo mismo tener amigos que sepreocupan por ti y te dicen que no te vuelvas aemborrachar así porque te han tenido que cuidar,que tener unos amigos que se echan unas risas porel pedo tremendo que te has agarrado y te dicen¡qué divertido!”).

II. El universo personal y colectivo de sus drogas

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Entre los componentes de la atracción se encuentrala definición del objetivo de su etapa vital. Es decir:para qué es, para qué sirve la adolescencia y lajuventud, qué es lo que toca hacer en cada momentode la vida (algo que tiene que ver con las culturasde los ciclos vitales). Volvemos a la dicotomía yprobablemente, a los diferentes entornos que definenlas oportunidades de cada momento (“A mí me dicenmis amigos que beba ahora, que es mi momento,porque luego me voy a poner a trabajar, lasresponsabilidades... y no voy a poder”. “Pues a míme dicen al revés, que no beba ahora que empiecea los 50 o así. Cuanto antes empiezas más se acortala vida”).

¿Hasta cuándo será una elección entre atractivos yrechazos? Una vez comprobado hasta qué puntovalía la pena y decantadas las primeras experienciasla cuestión ya pasa a ser otra: el descontrol y ladictadura de la rutina. Del descubrimiento han depasar al aprendizaje, a resituarse (“Lo malo es cuandoel fin de semana se convierte en la rutina de lasemana. Yo salía de fiesta con mis amigos y nobebía y al final acababa haciendo lo mismo todoslos fines de semana, salir de fiesta y dormir”. “Buenosí, pero también llega un punto en el que no puedesmantener ese ritmo y vas haciéndote más selectivo”).

Como tantas veces se ha dicho, las drogas no son

¿Dado el despistecolectivo, deberíamoshacer propuestas decontenido y metas parala etapa adolescente?¿Podemos hacer unapropuesta de la utilidady funcionalidad de laadolescencia hoy?

¿No deberíamostrabajar la prevención apartir de los atractivos?

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¿Cómo debe abordarsela cuestión del placer

con los adolescentes?¿Renuncias o placeres

alternativos?¿Cuáles?

un problema por los daños que causan sino por elplacer que producen o cada persona cree que puedenproducir. Entre los atractivos que describen tambiénestán sus particulares versiones del placer y lafelicidad. No se trata tan sólo de los destellos juvenilesque rodean una parte de los usos de drogas. Almenos cuando se van adentrando en la juventudusarlas significa considerarlas una fuente de placer,o al menos de satisfacción. Quedamos descolocadoscuando hablamos de ellas sólo con claves negativas:“Yo creo en los distintos placeres que producen. Haydrogas que te sientan bien, hay drogas que te sientanpeor pero buscas placeres. Te fumas un peta, terelaja, te tranquiliza, desconectas, te echas una risascon los colegas”.

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6.- Estar a gusto y en compañía

“Bebiendo no tienes complejo de nada”

Entre los argumentos recogidos para añadir o quitarvalor a usar drogas están algunos que tienen quever con su situación vital de aclararse consigo mismo,de descubrir y construir su propia personalidad, conlas dificultades o facilidades para comunicarse, conlas formas útiles para gestionar el agobio, lasdificultades, tensiones y angustias. Todavía sin tenerclaro cuál es su verdadero mundo interior seinterrogan sobre cuál es la verdadera realidademocional: la estable o la modificada por substancias(“Con los porros hay un cambio psicológico, cuandote lo fumas, eres tú mismo pero de otra manera”).Igualmente, la gestión de ese mundo les parece másfácil con los usos de drogas (“pero se comprendeque a veces la persona necesite aislarse”, “la situaciónpersonal de cada uno; de pérdida, duelo, igualfumando un porro duermes mejor...”).

En el “estar a gusto” juega un papel significativo elalcohol. Una función que se refuerza porque unaparte de los componentes de ese estado es elcomunicarse, el hablar, el no sentirse cohibido (“yono necesito una gran cantidad de alcohol para decir:¡joe, estoy superguay!”. “A mí me parece que

¿Dónde y cómoproponer actividadessobre elautoconocimiento?

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bebiendo eres más sociable, no tienes complejo denada, lo hace todo más fácil, salen conversacionesque si no has bebido son difíciles que surjan”). Dela misma manera que sirven para modificar elmalestar, los usos de drogas se convierten enmediadores de la comunicación (“la bebida y otrasdrogas ayudan mucho a soltarse”). Sin que esa visiónexcluya que algunos se desinhiben para mal: “aveces también salen cosas negativas. A un amigomío le pasaba que cuando bebía mucho se poníaviolento”.

Finalmente, no debemos dejar a un lado otra funciónque algunos les atribuyen: poder desresponsabilizarsede su comportamiento o, al menos, hacer algo quesobrios no harían y, en casos más extremos buscardirectamente el desfase, la confrontación con elmundo exterior, la destrucción activa como forma dediversión. Un ejemplo de la versión light: “Cuandoestás borracho, nadie te crítica. Si alguien te criticaya tienes la excusa”, “de esa forma, piensas que teda igual lo que piense la gente, yo soy así y ya está”.Otro de la versión heavy: “vamos a desbarrar, queel alcohol ya se nos queda corto”, “… para muchosjóvenes el alcohol es ya como beber agua”.

II. El universo personal y colectivo de sus drogas

¿Cómo se puedeayudar a que tengan

conciencia de que estána gusto consigo

mismos?

¿Qué actuacionesdesarrollaremos para

que un joven se sientaresponsable, sin que

tenga que comportarsesiempre

responsablemente?

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7.- Diversión y drogas

“Y si no bebes ¿qué haces?”

Al describir sus visiones de los mundos de las drogasya quedó claro que nada de sus relaciones con ellasparece que pueda separarse de las lógicas de susrelaciones jóvenes y de su condición joven, de laslógicas del ocio y la diversión. Aproximarse a usarlasy mantenerse usándolas de una u otra maneradepende de muchas otras variables (“lo que másvalor tiene es salir por la noche”).

Podemos facilitarles otras actividades. Inclusopodemos evitar la lógica adulta de la que hablábamosy que ofrece macramé para sustituir el éxtasis. Pero,“…. nos gustan los talleres pero entre semana, nolos sábados… los fines de semana de fiesta”. Y, enesas lógicas, ¿se puede salir, puede uno divertirsesin usar drogas? (“Si tú sales, aunque no bebas,lado a dónde vayas, lado en dónde tienes queconsumir algo”. “Si te quedas con tu grupo jugandoal trivial, no bebes, pero tampoco te relacionas”).Puede parecer dura pero la pregunta que necesitarespuesta es clara: “Yo lo pienso fríamente, y si nobebes ¿qué haces?”

A pesar de ese casi automatismo, de esa asociaciónque parece inevitable entre diversión y usos de

II. El universo personal y colectivo de sus drogas

¿Cómo se hace paraque beber no sea elcentro del ocio, en unavida en gran partedeterminada por lasactividades y relacionesdel ocio?

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drogas, no deberíamos, en general, abordar larealidad a partir de las drogas y de su abuso. Parececlave y útil forzar la diferencia (“Aquí el fin no esemborracharse es pasárselo bien, aunque casisiempre se bebe, pero no tiene por qué. Puedo salira las tantas y no tomar nada”). Como en otros muchosaspectos de su vida en pruebas, aquí tampocodesaparecen las dudas, ni se adquiere de un díapara otro el control (“… llega un punto que teautoconciencias, o que te gusta sinceramente. Peroindependientemente de eso, se basa en unacostumbre, quieras que no como vas a hacer otracosa si en realidad todo el mundo te dice que sihaces otra cosa te vas a aburrir”).

Utilizar el abuso del alcohol, por ejemplo, paraproblematizar más el ocio joven no parece muysensato. Porque, poco a poco, ellos y ellas acabanreconstruyendo las piezas del puzzle (“A mí me daigual lo que me digan, yo sé lo que hago y si la genteno quiere estar conmigo porque no bebo, puesevidentemente será porque no tengo que estar yocon ellos”). También hay quien, saliendo y bebiendollega a su conclusión personal de que “los jóvenesse están destrozando la vida antes de vivirla”.

En general, sin embargo, parece que no tienden ala dicotomía sino a la compatibilidad, (“Hago gimnasiarítmica desde pequeña y también salgo de fiesta.Se puede compaginar el hacer deporte y el salir defiesta, cuando tienes campeonatos los domingos osábados sales menos y no bebes”) aunque acaben

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reconociendo que han cambiado las prioridades yque la fiesta tiene un atractivo superior (“una vezque catas la fiesta…”).

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¿Aunque la norma, hoy,ya no tiene matices, no

podríamos diseñaracercamientos

progresivos al alcoholentre los 15 y los 18

años?

8.- ¿A cualquier edad?

“Tienen derecho a pillarse sus borracheras”

Los diferentes momentos de una adolescencia delarga duración (preadolescencia, adolescencia ypostadolescencia) así como el largo periodo de eternajuventud no forman un ciclo vital único, abordablebajo el nombre genérico de los jóvenes. De una uotra edad, en plena adolescencia o queriendo perderlade vista, todos ellos conviven en diferentes contextosde ocio y diversión, comparten diferentes secuenciasde iniciación en el uso de las diferentes drogas.

Pero, los más pequeños aspiran a ser como los másjóvenes y estos a marcar sus diferencias con losadolescentes. Así, resultan especialmente curiosassus respuestas a la pregunta de cuál es la edad parapoder hacer todo esto de lo que estamos hablando.

Junto a las propuestas de limitación, interesadamenteolvidadizas de su pasado, de los jóvenes sobre losadolescentes, que incluso se “escandalizan” por los“desmadres” de ahora (probablemente porque lesrecuerdan sus viejos desmadres), aparece la defensapor parte de unos y otros del derecho a empezar a“vivir” pronto (“Todos hemos sido menores, ellostambién tienen derecho a pillarse sus borracheras”.“No tienen derecho, es ilegal. Está bien que

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¿Qué podríamosinventar para disminuir

el desproporcionadoatractivo adolescente

por el alcohol?

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experimenten, pero por ley no tienen derecho”).Además, resulta interesante comprobar cómo explicanque el momento vital condiciona las conductas. Unaidea clave parece ser su diferenciación en una mismaconducta. No se trata exactamente de las mismasactividades ya que, al menos, pueden tenerfuncionalidades diferentes (“Cuando sales con 15 o16 es más a emborracharte, por la novedad, salesa las 6 de la tarde y te los encuentras a las 7 borrachosy a las 9 se tienen que ir a su casa. No es lo mismoque con 18 que sales a desconectar”).

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¿Innovarnos losuficiente para facilitar

su acceso a lainformación que

necesitan?

9.- Prevenir experimentando

“Vamos a comernos el mundo”

Si tenemos en cuenta sus reflexiones, parece queel “paradigma”, el escenario, la coordenadas decualquier propuesta de educación preventiva pasansiempre por diferentes propuestas de convivenciano destructiva con al menos algunos usos de drogas.No proponen que les ayudemos a construirse y avivir sin drogas sino a acabar relacionándoseadecuadamente con ellas o a llegar a la conclusiónpersonal de que no merecen la pena. En una frase:no parece que pueda plantearse la prevención sintener en cuenta que, de forma mayoritaria, habráexperimentación.

Con sus propias palabras, este sería el escenariode una propuesta educativa sobre drogas: “Te tienenque educar en saber consumir y luego ya cada unoque tome la decisión que quiera. Ni en el consumo,ni en el no consumo, hay que enseñar a cómoconsumir”.

No niegan los riesgos y pueden aceptar lasadvertencias (“Educar es que te digan los riesgos yque sepas lo que tienes que hacer en cadamomento”). Aunque, también recuerdan que sucondición no les permite plantearse entradas suavesy progresivas (“No vamos a ir pasito a pasito, vamosa comernos el mundo”).

II. El universo personal y colectivo de sus drogas

¿Cuáles son loscomponentes de un

modelo de prevenciónbasado en la

experimentación?

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¿Estudiamossuficientemente larelación entreinformación deconductas autónomas?

Como buenos adolescentes tenderán a decir que losaben todo, pero sus propuestas de relación con lasdrogas pasan por reclamar buena información.Recuerdan la información entre iguales (“lainformación que tenemos es porque un amigo lo haprobado”), reclaman saber algo más que la simpledescripción de substancias (“Lo que no puede seres que te digan: tal droga es… . y te suelten unacharleta indecente…”) o sólo sobre las que nosotrosqueremos, sin tener en cuenta su curiosidad o suspreocupaciones.

Hay una constancia clara del descrédito de lasinfluencias que proporcionan algunas personasadultas. Bien sea porque se tiende a no hacerlescaso (“lo que se hace en clase no sirve de gran cosa,porque a los profes no les hacemos mucho caso”),bien sea porque el contenido es formal y discutible,repetitivo, sin elementos de verdadera autoridad (“Ya,es que te llega el profesor con el discursito de: “notomes drogas que son malas…”, que sabes que esverdad, pero…. y todo el mundo dice, que ya estácontando el rollo de siempre, que vaya muermo…”).

También parece tratarse de una cuestión de estilo,de momento oportuno, de cercanía vital. Refiriéndosea alguna experiencia de mediadores en el entornofestivo, aportaban argumentos como este: “Yorealmente creo que si gente joven, enrollada, con

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una camiseta chula, que sabe lo que dice, se acercaa contar cosas, por lo menos la vamos a escuchar.En cambio, si me viene alguien al instituto a soltarmela charla, desconecto y me pongo a hacer otrascosas”.

Son bastante conscientes de nuestro juego, denuestro sueño disuasorio, de cómo seríamos muchomás felices si todo pasara por impedir cualquierconsumo, que solamente cuando comprobamos lainutilidad de nuestra prevención abstemia aceptamosa regañadientes dar otras explicaciones (“Yo creoque es una cosa que al principio se oculta y luegose les mete miedo a los chavales/as y en el momentoque ya saben, pues venga vamos a explicar. Cuandoya están consumiendo les explicamos que esto esmalo pero ellos ya tienen la percepción que no estan malo porque ya lo han probado y no les ha pasadonada”)

Aunque quizá parte de su discurso sea el productode las educativas recibidas, alguno de los jóvenesmayores resumía claramente buena parte de losdilemas: “La Educación es mucho más que las mates.Si tú educas en ciertos valores, actitudes o riesgosque están ahí, si lo haces desde un principio sí sirve.En la educación sexual o en la prevención para lasdrogas, se dicen muchas tonterías y se deja loesencial, lo que los jóvenes necesitamos saberrealmente. Por ejemplo que el alcohol también puedepropiciar conductas sexuales de riesgo”.

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En resumen: saber sobre lo que importa y sobrecómo importa con los intereses y valores que haydetrás. Y luego: “Y luego que cada uno decida”.

Además, no olvidan el efecto de las prohibiciones ylas contradicciones de nuestras prohibiciones.¿Generan atractivo las prohibiciones? Aunque seaun lugar común decirlo, ellos y ellas se inclinan pordecir que sí (“Es que yo creo que las prohibicioneses lo que más te incita, basta que te digan no paradecir sí”). Nuestra lógica prohibitiva y de limitaciónestricta por edades tiene esa enorme contradicciónde cómo plantear un acercamiento progresivo opotenciar un tipo de usos si nos movemos en el todoo nada y no en el “a veces” o el “depende” (“… tedan información unas personas, te la dan a la mismavez los mismos que te la están prohibiendo. Eso dedecir los efectos positivos y negativos viene bienpero van a seguir bebiendo. Yo creo que es mejorque les demos pautas para antes de beber y despuésde beber, reducir riesgos”).

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¿Qué podemos hacerpara que los adultos

próximos abserven susexperiencias y les

ayuden a aprender deellas?

10.- Aprender de la experiencia

“De golpes se aprende”

Su actitud ante la experimentación podríamosresumirla diciendo que el riesgo no está enexperimentar sino en no aprender de loexperimentado (“Creo que el riesgo está en que undía te agarres un pedo gordo y no escarmientes ylo sigas haciendo”). Pero, machacadamente nosrecordaron que se aprende a base de golpes, que“de lo que más se aprende es de la propiaexperiencia”. Reclaman libertad para darse golpes(“que te los das, así aprendes”) y reconocen que lasprimeras experiencias suelen ser fatales (“pero, alfinal tienes que conocerlo para poder criticarlo o no”).Con sus palabras: “El consumo debe ser “concabeza”, responsable, que cada uno se conozca”.

Confirmando la hipótesis de que muchos no pasandel consumo experimental al permanente y que, lamayoría, acaba en situaciones de control, reclamanque esa decisión sea suya, no una imposición adulta(“Yo empecé a beber con 15 y lo dejé con 19, comohe dicho antes. Ahora ya, lo que tomo es porquequiero, pruebo lo que me da la gana porque me dala gana”).

No se les escapa que la “propuesta experimentadora”también tiene su vertiente familiar, que en granmedida depende de cómo hayan ido las relaciones

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hasta ese momento y de los grados de confianzaque se mantengan. Algunos pueden contar con lamadre para todo (“Yo, por ejemplo, con mi madretengo la suficiente confianza para contarle que bebo”),otros tienen padres que ubican su preocupación enno ver el descontrol (“Pues mi ama sabe que beboy le da igual, me dice que me controle y punto”).Otros reflejan que la historia anterior ya está algocomplicada y no será ni la adolescencia ni los usosde drogas quien lo resuelva. Ahora son los hermanosmayores enrollados y fundamentalmente los amigoslos que ocupan la mayor posibilidad de incidencia yde consejo (“… depende de la relación que tengascon tu familia, vas a relacionarte de una forma u otracon tus amigos y por tanto, también con la historiade las drogas”).

Con los usos de drogas reflejan la tensión familiaradolescente, que gráficamente siempre hemossituado en ese juego de unos padres que quisierantener suficientemente ligado y cerca al hijo o hijaque todavía sienten como tierno y pequeño, encontraposición a la del propio adolescente que sesiente fuerte y maduro y quisiera volar lejos sinataduras. Nos recuerdan que la autonomía y lalibertad son procesos progresivos que han dedesarrollarse antes (“Cuando en tu casa te estándiciendo que todavía eres muy joven y te atan,cuando te dan libertad pues te desmadras muchomás, que si desde pequeña te van dando libertaddiciéndote que hagas lo que quieras pero sabiendolo que haces”).

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¿Cómo hacerpropuestas de

educación en el valorlibertad que suponganla necesidad del otro,

que no están basadasen el puro egoísmo?

11.- En defensa de la libertad

“Hay gente que toma drogas para conseguirlibertad”

En una sociedad que hace bandera permanente delindividualismo no puede resultarnos extraño que losciudadanos y ciudadanas más jóvenes usen ladefensa de su libertad como el gran argumento paraque nadie se meta con sus usos de drogas. Por unlado es la afirmación de su capacidad para decidir,por otro la reivindicación de su derecho a que nadiese inmiscuya en sus decisiones, finalmente, laapropiación de su cuerpo y de su salud.No debería resultarnos extraño que insistan en que“cada uno hace lo que quiere, es su vida”, o en quese resistan a las intromisiones (“… depende de lalibertad del ser humano, y nadie tiene nada más quehacer, ni el Gobierno, ni nadie”). Probablemente, laeducación en valores para ayudarles a construirsecomo personas, también en relación con las drogasdeba comenzar por el debate sobre la libertad.

Esa argumentación la llevan también a sus relacionescon los coetáneos, con los amigos y amigas. Laamistad no parece darles ninguna bula para la presión.Como máximo el consejo y la advertencia (“Tú conél sigues igual, sigue siendo tu amigo, no te vas aenfadar pero hablas con él y si no te hace caso puestú con tus cosas y yo con la mías”. “Es un consejo

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que sobra porque él al meterse ahí, ya sabe lo quehay”). Incluso describen una vida de grupo resultadode una suma de libertades, en el que las presionescolectivas son inferiores a la capacidad para decidirpersonalmente. Especialmente los adolescentes, noaceptan con facilidad la insinuación de que dependedel grupo (“Hay gente de mi cuadrilla que fuma porrospero yo no los pruebo y cada uno tiene que hacer loque el piensa”). Los ya jóvenes, reivindicando sunueva madurez, cargan con los más jóvenes (“Parano caer … hay que teneruna madurez que a los 15 no se suele tener”).

Pero ¿qué pasa cuando alguien se pasa? “Me molestaque se pongan así porque es un marrón para elresto, hay que cuidarla, acompañarla”. Esa situaciónparece que realmente molesta y supone el elementocontradictorio de sus propuestas de libertad y de suvida de grupo. Tiene, sin embargo, dos connotacionesdiferentes a considerar. Por un lado hay quien decidepasarse porque sabe que los amigos le cuidaran(“sabes que te vas a pillar un pedo de la ostia y loscolegas te van a cuidar”). Por otro, adoptar posturasabstemias o controladas suponen convertirse envíctima del grupo (“la chica que bebe menos acababaharta porque tenía que cuidar de sus amigas y alfinal acabar separándose porque hay unos que bebenmás y los que beben menos les dice: ¡te va a cuidartu madre!, ya que vengo de fiesta, no de niñera”).Parecen conscientes de que finalmente todo es más

¿Cómo hacerles sentirque cuando el otro sepasa no sólo nos fastidiasino que padecemos porél, como él padeceráotro día por nosotros?

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complejo que la simple decisión individual libre.

No son muy diferentes de nosotros los adultos, losque decimos que nuestra libertad acaba dondeempieza la l ibertad del otro. Mecánica oconvencidamente repiten: “cuando entras en elterreno de los demás, cuando llegas a molestarles,ahí ya te estás pasando”.

Sin embargo, no creo que este debate de valorespueda zanjarse así. Me temo que habrá que seraudaces para hacer otras propuestas. Habrá quebuscar la forma de parar su conversión en nuestroscachorros egoístas sobre la base de formular lanecesidad del otro para construir la propia libertad.Cambiar la lógica de la otra persona como límitepor la del otro como necesidad. Pero, dejémoslo,de eso no nos dijeron nada porque son hijosnuestros y nosotros no solemos decirles nada.

II. El universo personal y colectivo de sus drogas

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¿Qué tiene de novedad?

Jóvenes invisibles yotras pretensionesadultas

Algo más que beber,algo más que ir al bar

Desmadres y otros problemas

¿Hay alternativas?

1.2.

3.4.5.

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1.- ¿Qué tiene de novedad?

“Lo que molesta es que está en la calle”

Con demasiada frecuencia las personas adultasconstruimos un fenómeno, se lo adjudicamos a losjóvenes y, después, les preguntamos qué opinan, lesobligamos a posicionarse. Esto es lo que, en parte, estápasando con “el botellón”. Diversas prácticas de beberen la calle, en horas de ocio, han acabado componiendoa ojos del mundo adulto un fenómeno complejo devivencias, imágenes, tensiones de convivencia,molestias, etc. al que se le añade una cara joven. Esefenómeno que no es exactamente una creación joven(como máximo un conjunto de reacciones jóvenes aciertas conformaciones del ocio nocturno) se cargaprogresivamente de elementos ajenos, se le añadenconstrucciones sociales asociadas al uso de drogas, ala inseguridad, al pánico moral que suele generar unaparte del comportamiento juvenil.

Entre medio, los propios jóvenes parecen encontrar en

III.-

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ese complejo entramado del botellón nuevas formasde expresión juvenil, nuevas maneras de expresarsus diferencias con los adultos. Le acabanencontrando utilidad y pueden asumirlo comofenómeno propio. Pero, ya está cargado de riesgosy tensiones, y cuando les preguntamos sobre cómolo ven, han de referirse a lo que según ellos pasa ya lo que según los adultos pasa.

Como tantas otras conductas es posible que tenganpoco de nuevo, que los cambios sean mas bien designificado, de entorno, de frecuencia, que estemosdelante de la desmemoria adulta sobre sus añosjóvenes (“Yo pienso que el botellón se ha hechosiempre porque antes en los pueblos se bebía igual.Lo que pasa es que lo llamaban de otra manera perohacer se hacía”). Honestamente, salvo los casosespectaculares de masas (que no pasa habitualmenteen la mayoría de los pueblos), la preocupación, lairritación parece que tiene poco que ver con losriesgos o con la salud de los más jóvenes (“No esun fenómeno nuevo pero cada uno lo hace a sumodo, lo que molesta es que está en la calle. Beberentre amigos, yo creo que ha sido de siempre,juntarse la pandilla e ir a beber, lo que pasa quedepende dónde, molesta o no molesta”).

¿Tenemos unadescripción exacta yrazonable de cómo

están (y beben) en lacalle los jóvenes del

territorio?

III. El botellón es otra cosa

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2.- Jóvenes invisibles y otras pretensiones adultas

“El problema es ser jóvenes y juntarse todos.”

De esta manera, la adjudicación al mundo juvenildel problema y su apropiación como forma deexpresarse lo ha convertido en un fenómeno quetiene más que ver con las formas mutuamenterespetuosas de convivencia intergeneracional quecon un problema a intentar erradicar. La gente jovenlo vive como una forma de hacerlos desaparecer dela escena pública y, de rebote, como un menospreciosocial general a su condición joven (“Es que, ¿dóndequieren que nos metamos? No tenemos nuestrossitios, ellos tienen para ir de potes, para ir a comery claro nosotros no tenemos presupuesto”). En unproceso de reacción que magnifica el valor de unaconducta le atribuyen –especialmente losadolescentes- el valor de símbolo único que losmayores les arrebatan (“El único momento quetenemos para ir con los amigos es el sábado en elbotellón y nos lo quitan”).

Se siente echados de todas partes, aunque sólo losea de algunas. Creen que las autoridades correncon ellos y ellas el riesgo de tener mala imagen y,por lo tanto de no arriesgarse con propuestas depacto (“nos echan del parque … porque molestamosa los vecinos y no nos habilitan ningún sitio dondepoder estar… a ellos nos les conviene que vengan

¿Qué pactos sobre eluso de los espaciospúblicos puede hacersecon los jóvenes delmunicipio?

III. El botellón es otra cosa

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todos los chavales a beber, el ayuntamiento nunca lo va a hacer porque da mala imagen”).

Reconocen con facilidad que entre ellos y ellas hayde todo, aunque les da la impresión de los mayores“lo ponen tan dramático…” que pierden la ocasiónde buscar alguna respuesta razonable (“Pero si loponen tan dramático, no creo que la solución seapagar dinero, así lo único que consiguen es quedespués en casa te monten la de Dios”).

Los hay rebotados que pasan de las molestias a losvecinos y piensan seguir a su bola (“Nosotros vamosa seguir haciendo botellón y si molesta a los vecinos,que les moleste”). Pero, también quienes creen quees posible buscar complicidades y compatibilidades(“Yo voy a pasarlo bien y si evito molestar a la gentemejor porque si molesto a la gente ellos me molestana mí porque vienen los municipales, me quitan loslitros o me quitan de estar con mis amigos bebiendo”).

En cualquier caso, parece que los acuerdos posiblesdeberán tener en cuenta:

• La reducción de las v is iones adul tasproblematizadoras, la tendencia a ver en el botellóntan sólo problemas y sólo un tipo de problemasjóvenes (“Parece que en cuanto te ven con unabotella ya estas molestando, por verte con labotella. También hay gente que monta un jaleoimpresionante y no esta privando”).

¿Puede ponerse enmarcha una propuesta

de mediciónintergeneracional para

la convivencia?

III. El botellón es otra cosa

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• La selección inteligente de espacios (exteriores einteriores) de encuentro desformalizado conposibilidad de consumos (“Nos tienen que habilitargrandes espacios en los que podamos decir voya ver a mis amigos porque se trata de socializarseel fin de semana, no de meterte en una casa conunos amigos a ver una película, lo puedes hacerun día del fin de semana pero no siempre”) (“leshemos llegado a pedir hasta el local de lospensionistas y es que no hay manera, no nosdejan ningún sitio”)

• Los costes del ocio nocturno y de fin de semanay su efecto sobre las dinámicas de agrupación ysobre los diferentes usos del alcohol (“salvo cuatroprivilegiados, no puedes estar pagando 8 y 10 €por copa, así que haces botellón y a lo mejor por5 € te da para cinco o seis copas, eso sí, si lasaguantas”. “Te compras una botella entre tu grupode amigos, es lo mismo que en el bar, pero enla calle”).

Aunque, a pesar de todas estas propuestas, hayquien cree que ya no tiene arreglo y hasta insiste enque para bien de los jóvenes mejor que no lo tenga(“Yo creo que el problema es que cuando salió eltema este del botellón, se le dió la espalda, no sepensó que iba a llegar a esta magnitud y ahora ¿loquieren arreglar? Pues no van a poder nunca”).

¿Hay posibilidades deincidir en el coste de labebida para facilitar quese produzca en unosespacios y no en otros?

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3.- Algo más que beber. Algo más que ir al bar

“Al botellón se va a conocer gente”

El botellón, como cualquier conducta humana, comocualquier conducta joven, es funcional: sirve paraalgo, tiene o se le atribuyen unos beneficiospersonales que lo hacen atractivo. Una vez máshemos de dejar a un lado nuestras interpretacionesy buscar las suyas. ¿Qué hace atractivo y casiimprescindible el botellón?

Para ellos y ellas, en primer lugar, el botellón es unespacio privilegiado para la sociabilidad (“es unareunión”), para relacionarse, ya sea con los amigoshabituales ya sea con otros a los que, gracias albotellón, pueden conocer (“Así, no relacionarte sólocon tu cuadrilla sino con más gente. En mi puebloconoces a todo el mundo y tienes amigos de ungrupo y otro … entonces lo que quieres es verlos atodos”) (“… te relacionas más con la gente, hablascon gente que no conoces”).

Tiene una parte de refuerzo de la amistad (“En elbotellón estás sentado con tus amigos sentadoshablando, te ríes. Es lo mismo que ahora –la reuniónde debate- pero bebiendo”) y una parte de disoluciónpositiva en una masa de iguales (“Si estás con muchagente, vas por ejemplo dónde cualquiera a pedirleuna vaso o un cigarrito y te enrollas con cualquiera”).

¿Se puede incidir dealguna manera en losencuentros masivosde calle para facilitarlo positivo y dificultar

lo negativo?

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En algunos casos lo que ponen de manifiesto es queel botellón finalmente es un espacio-tiempo joven,en el que no hay otros (adultos o de otros rollosjóvenes) que molestan. Buscan y crean su botellón.Hasta cierto punto es un espacio aglutinador que leshace sentirse jóvenes, formar parte de una“generación” de iguales (“nosotros vamos a ir a unsitio dónde estemos nosotros solos, nos sintamos agusto y donde no molestamos a nadie. Buscas unsitio, estás a gusto, bebes un poco, te lo pasas bieny ya está. Ya sabemos lo que tenemos qué hacer”).

De hecho, incluso hay quien insiste en que ni siempreni todo el mundo bebe. Aunque el botellón sea reuniónjoven con bebida, no es sólo eso, no es reunirse sólopara beber y para algunos ni eso (“Todo el mundono bebe, haces lo mismo que ellos pero tú estasbebiendo y ellos comiendo un paquete de patatas,se está haciendo lo mismo”).

También tiene otras “virtudes” que van desde larelajación (“… por lo menos a mí, a la hora de llegara casa me relaja, llego más relajada”) hasta la simplenecesidad (obligación) de divertirse y pasárselo bien.No tiene misterios: es una forma joven de ocionocturno en el fin de semana (“La mayoría de genteva porque quiere pasar de todo, porque se sienteagobiado por las clases y todo eso y es una formade liberarse… pasarlo bien...¡todo!”). O una actividadque puede llenar un nuevo tiempo que si no quedaría

¿Cómo facilitar que enmedio de losbotellones lasactividades de estar agusto predominensobre las de ponersea gusto?

III. El botellón es otra cosa

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vacío (“Y qué haces desde las doce a las cuatro dela mañana ¿jugando a las cartas?”). En otros casos,se trata de simple munición para la rebeldíaadolescente (“el botellón es beber en la calle, beberalcohol en la calle, pero no pueden prohibir lasreuniones, si yo estoy en un banco con mis amigas,no vamos a estar calladas”).

Por último, las funcionalidades del botellón nacende su comparación confrontación con el estar en unbar. Nacen de la dinámica reunirse-beber, formasde reunirse y formas de beber. El bar o el botellónestimulan e impiden unas u otras. Comenzando porel espacio: “en los sitios donde tú haces botellón haymás gente y en un espacio libre te relacionas, unbar es más agobiante”. Siguiendo por las formas decontrol directo o indirecto: “hay un montón de cosaspor las que no vas a un bar, sólo miran lo que hacesmal”. Acabando por el diferente uso del alcohol (suprecio incluido) y las finalidades buscadas al beber:“Al bar vas te pides una cosa y procuras que te dureel máximo tiempo posible para estar ahí más tiempo.Al bar no vas a ir a emborracharte, ni a pasártelobien, ni mucho menos, estás en medio metrocuadrado cinco personas”. Hay quien ve relajaciónen el bar y desmadre en la calle y viceversa (“en unbar, me parece que es un modo más relajado”).

En síntesis, no quieren hacer como los adultos: “Novas a un sitio a cerrarte y beber y beber”.

¿Cómo estimular laaparición de “bares”

jóvenes?

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4.- Desmadres y otros problemas

“Hay gente que realmente en vez de ir al botellónva a liarla”

Obviamente, son suficientemente conscientes de sumundo como para no afirmar que todo en el botellón,como todo en sus vidas es positivo. Como ya heseñalado, hay muchos botellones y no puede situarseen el mismo cajón a los macro que a los de barrio(“No es lo mismo lo de los macro botellones que meresulta hasta un poco ilógico porque una cosa esreunirte con tu grupo de amigos que ya conoces yte lo pasas bien siendo un grupo amplio y armas unpoco de follón porque tantos con unas copasencima…”). La propia aglomeración de gente y lamultiplicación de las relaciones facilitan unas u otrasconductas. No es un lugar para dedicarse a lasdrogas en general pero todo es posible (“Yo creoque como simplemente hay más gente, hay másoportunidad de que la gente haga otras cosas”). Hayquien acude para estar y pasárselo bien, hay quienacude para pasárselo bien liándola (“hay gente querealmente en vez de ir al botellón va a liarla, y lo quepasa es que el marrón nos lo comemos todos”).

Puede tener sus desmadres específicos, coloquesy tensiones que quizás no se darían en otros formatosde consumo (“En el botellón las bebidas son comunes,así que uno bebe rápido para que otro no se lleve

¿Una parte de laspropuestaspreventivas de losusos de drogas nodeberíamos situarlaen los botellones?

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su parte”). La sociabilidad o la amistad de la quehablaban antes también se transforma en colocónegocéntrico (“Pero ahora ya … coges dos litros paratí y así ya tienes tu botella para tí solo”). No es cierto,sin embargo, que la presencia de mucha cantidadde alcohol lleve siempre, por definición, al abuso (“Aveces pillamos litros, pero al final si no nos apetece,no los bebemos, eso es consumo responsable”).

Como ya decía al resumir los argumentos queconforman el universo de sus drogas el problemafinal es doble y simple: de una parte las dificultadesde los colegas que no pueden vivir sin botellón; deotra, la de unos y otros para aclararse sobre si hayotras formas de divertirse (que sean igual dedivertidas) que no sea el botellón de cada fin desemana (“El problema está en si la gente hacebotellón solamente porque no es capaz sin beberde relacionarse, de poder hablar, o ser el mismo”)(“El problema está en que como nos hemosadaptado a simplemente hacer nuestro ocio de finde semana, tampoco tenemos el momento de decir:“venga, un fin de semana cada cierto tiempo novamos a ir de botellón y vamos a …qué sé yo,cualquier cosa”).

¿El trabajo de callecon adolescentes nodebería dedicar partede su incidencia a esta

parte de “la calleadolescente”?

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5.- ¿Hay alternativas?

“El problema es el planteamiento que se le dadesde las instituciones”

La última parte de este texto está destinadaespecíficamente a resumir sus visiones, susargumentos, sobre el ocio juvenil y el botellón comobuena parte de sus relaciones con las drogas estándentro de él. La líneas que siguen no están destinadasa describir el llamado “ocio alternativo” sino a dejarapuntados algunos aspectos que ellos y ellassugirieron como elementos clave para –si es el caso- pensar en reconducir algunos aspectos del fenómenodel botellón.

Probablemente haya que comenzar por no insistiren que lo vivan como un problema, como algo queun día u otro han de abandonar (“De todas formas,yo creo que no nos debemos sentir mal o que estamoshaciendo algo malo si hacemos botellón”). Quizásconvenga diferenciar de una vez aspectos parcialesdel botellón y no tratarlo como un fenómeno únicoy uniforme (“yo no veo el botellón como un problema,las consecuencias que tiene el botellón pueden serun problema”).

Aunque las comparaciones nunca son buenas yaunque todos tenemos argumentos interesados,conviene no olvidar que retirarlos de la calle no

¿Si las alternativas noson retirarlos de lacalle ni queintercambien botellasde agua, cualesdeberían ser?¿Buscar alternativaso reconducir elfenómeno?

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significa retirarlos de sus problemas, aunque supongasuprimir algunos de los nuestros. En algunos casosserá simple ocultación, no querer ver lo que hacen(“que no se vea que los jóvenes beben alcohol”,“pero no sé por qué se escandalizan, porque estásen un bar, vale, no te ven, pero igual acabas peor”).

Las “alternativas”, parece que conviene que reúnandos condiciones: que sean sus alternativas y queaporten una buena parte de las funcionalidades queellos y ellas atribuyen (o encuentran) en el botellón.¿Son el cine o la bolera alternativas? Ellos y ellassabrán, pero, parece que requiere sus esfuerzos(“Te cuesta más juntar a 20 personas para ir al cineo a la bolera que ir a echar unos litros. Bajas alparque y están 50 personas a la vez haciendobotellón, ¿qué hay mejor y más fácil?”). Además,parece que es como otra cosa, que pueden hacerselas dos pero que una no sustituye a la otra (“Allí vasa encontrar a gente que va a pasárselo bien, a estarde parranda igual que tú y que se va a unir a tugrupo. Sin embargo, si vas al cine es otro rollo,porque la gente se limita a ver la peli y punto”).

Las “alternativas” quizás no tengan que verexactamente con el ocio sino con el uso de la calle,de los espacios públicos. Detrás del botellón no sólohay dificultades de convivencia en horariosencontrados, también hay discordancias sobre quéhacer y qué no hacer en los espacios abiertos. Haytambién confrontación por la ocupación del territorio.Confrontación de la que ellos y ellas (en el momento

¿Si hemos puesto enmarcha la reducción

de daños, por qué noponemos en marcha

medidas de reducciónde daños colaterales

en la convivencia?

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del debate) son conscientes (“No somos de las quearmamos mucha escandalera, pero si te juntas con5 amigas que no sueles ver, te pones a beber, hayun griterío y un murmullo, pero estás hablando y lesestás contando lo que quieres, y tú hablas, y teemocionas”) (“La calle es un sitio público, pertenecea la gente, hay vida. Por eso, porque es pública,tiene que haber un respeto por los vecinos, lasuciedad se debe evitar”).

El control de la autoridad sobre ese espacio públicotampoco parece que deba ser uniforme, a todashoras igual, con todos los grupos y situaciones dela misma manera. La aplicación uniforme de normas,sin la presencia de habilidades y flexibilidades pareceque conduce a nuevos conflictos (“A mí cuando mepillaron estaba con las amigas, a mí me parece quese le da muchas vueltas a esto. Estás con los amigosy no puedes tomar una cerveza en la calle, nosotrashacemos botellón cada una con su vaso y luegorecogemos todo y ruido tampoco hacíamos,simplemente beber en vía pública, nos juntamos ahí,hablando”).

Por último, conviene tomar conciencia de que retirarde la calle no supone enviar a casa, que no bastacon enviar a los jóvenes allí, donde ni son vistos nimolestan. Salvo que nos de igual lo que hagan y nonos interese que se interesen por la sociedad en laque están. Una parte de las “alternativas” pasan por

¿Cómo se utilizainteligentemente lapolicía para reconducireste tipo defenómenos?

III. El botellón es otra cosa

¿No deberíamosponer alrededor de lamisma mesa dediscusión al vecinoirritado y al padrepreocupado para quebusquen juntospropuestas útiles?

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locales “alternativos”, sustitutos parciales deactividades que no siempre se hacen en la calle porgusto (“Nosotros, por ejemplo, tenemos una lonjaen alquiler, entonces, si no tenemos ningún planespecial, nos quedamos ahí, calentitos, jugando unaplay o lo que sea y muchísimos viernes en vez desalir nos quedamos ahí haciendo cualquier cosa,viendo una peli…”).

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El sentido de una larga etapade la vida

Inevitables estereotipos

¿Responsabilizarse o vivir?

Pequeña dosis de tribu

Amistad por encima de todo

Agobios del presente ydilemas del futuro

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Cómo se definen, cómo describen las tareasvitales de la etapa que están viviendo, ésta esuna de aquellas cuestiones en la que convieneno mezclar las propuestas adolescentes con lasjóvenes, aunque la referencia joven suele ser labrújula con la que ensayan los adolescentes, laque marca sus aspiraciones en plena turbulenciade sus cambios. En ambos momentos susaportaciones en el debate pueden resumirse entorno a cuatros aspectos: el contenido de esegran periodo, los estereotipos sociales con losque se sienten etiquetados, la ubicación de laresponsabilidad y su lugar entre la diversidad.

IV.-

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1.- El sentido de una larga etapa de la vida

“Es vivir el día a día, hoy decido lo que hago ypunto”

En los primeros años, queda claro que su tarea es“aprender a vivir”. Después, la juventud llegaráverdaderamente “cuando afrontas la vida sin la ayudade tus padres”. Entre medio queda la pretensiónbásica: “el no depender de nadie”.

La adolescencia y al menos la primera juventud sonaños marcados por el deseo extremado de vivir,experimentar, intentar ser libres e, inevitablemente,por sacarle provecho a unos años que no volverán(“Ser joven es no pasar de los 30, diversión, no tenermuchos años, no pensar mucho las cosas, estar enforma, tener menos responsabilidades, ganas devivir, ir de fiesta, hacer lo que te de la gana, estudiar”).Ser persona adulta aparece ligado a obligaciones ypreocupaciones que no desean se hagan presentesen sus vidas (“… ellos están atados a su casa, a sufamilia, a su trabajo y nosotros tenemos más libertad,no tenemos todas esas preocupaciones”). Demomento, al menos en plena adolescencia, existeel convencimiento de que este debería ser el períodomás feliz, salvo que los adultos se empeñen enestropearlo (“… es el momento más feliz de tu vidaporque tienes responsabilidades pero van a ser las

¿Tenemos unadescripción exacta yrazonable de cómo

están (y beben) en lacalle los jóvenes del

territorio?

IV. Ser adolescente. Ser joven

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menos que tengas en tu vida y es el momento másfeliz, supongo”). De momento todo parece ser unacuestión de “más libertad y menos preocupaciones”.

La centralidad de la fiesta se desdibuja no tanto porla llegada a la vida de “mayor” cuanto porque aparecela responsabilidad del trabajo y la necesidad degestionar el dinero de otra forma (“Cuando trabajasves la vida de otra manera, tienes dinero y no piensastanto en ir de fiesta sino en otras cosas”). ¿Quiénconvierte en eterna la juventud, ellos o nosotros?Parece que el debate y las discordancias tienen quever con los diferentes modelos de emancipación (“mimadre no me va a considerar adulta hasta que notenga un trabajo, una casa o diga “me voy”, hastaque no tome una decisión de esas fuertes de cambiode vida”).

El vivir en el momento, que las personas adultasinterpretamos como inmediatismo o conformismo,tiene para ellos y ellas otra lectura: vivir con intensidadsin conformarse con lo que tienen (“tenemos unamayor intensidad en las relaciones”, “No nosconformamos con lo que tenemos”). Se suelen vercon ánimos para encarar sus vidas y, en todo caso,los problemas surgen “cuando lo que tú esperas detí no coincide con lo que esperan los demás”.

La omnipotencia absoluta de los inicios adolescentesse transforma poco a poco en la conciencia activa

¿Qué pactos sobre eluso de los espaciospúblicos puede hacersecon los jóvenes delmunicipio?

IV. Ser adolescente. Ser joven

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de sus potencialidades (“Te ves incapaz de hacermuchas cosas pero también tienes posibilidades dehacer mucho”). Aunque a los adultos no parece quesus experiencias les pueden marcar para toda lavida, su percepción del tiempo que tienen por delantehace que sus valoraciones difieran mucho de lasnuestras (“Hay decisiones que te pueden determinarpero también puedes tener toda la vida paracambiarlo”).

¿Puede haber algunamanera de hacer que

se preocupen por loque viven, sin que

tengan que vivirpreocupados?

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2.- Inevitables estereotipos

“Siempre dicen: `los jóvenes beben, van comolocos´”

De la misma manera que para los usos de drogas,del botellón o de cualquier manifestación juvenil, losadolescentes y los jóvenes perciben que su propiacondición siempre es visualizada a partir de clichésy estereotipos. Una parte de ellos llegan a entenderla.Se ponen en la piel de la persona adulta y puedendescubrir que, aunque sea irracional, no se les estájuzgando por lo que son y hacen sino por lo quepueden –en la hipótesis adulta- llegar a ser (“elprejuicio … no es contra la figura del joven, sinocontra lo que puede venir detrás, … no es lo queviene, si no lo que puede venir”) (“así que ven a unjoven y se les viene todo eso a la cabeza”).

Pero, llevan mucho peor la tendencia dominantehacia la exclusión, a la relativización de su papel enla sociedad, a no ser aceptados, a no ser “unapersona dentro de la sociedad”, a que “no nos veancomo responsables”. Lo mismo les pasa con lasgeneralizaciones, con la universalización de su mundopara lo malo (“Para lo malo, para lo bueno nunca …y no resaltan lo bueno que tenemos”), con el hechode que los mayores no perciban que los jóvenes sondiversos, con los juicios a primera vista “por laspintas” (“A los amigos, los han visto un rato y a la

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primera emiten un juicio de valor”).

No es difícil de entender su lamentación: “¡Es quehay jóvenes para todo! …¡Y viejos para todo!”.

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3.- ¿Responsabilizarse o vivir?

“Mi aita trae el dinero a casa y yo tengo que traerlas notas”

No es cierto que su cultura de la vida sitúe en estosmomentos la pasión por vivir en el polo opuesto dela responsabilidad. Reclaman “un poquito de locura”y algo muy elemental: ser escuchados. La percepcióndel preadolescente sobre la indefinición de sus padressobre si todavía es pequeño o ya puede serconsiderado mayor, continua años después, al menoscomo sentimiento respecto a su ubicación en lasociedad (“Se nos tiene en cuenta muy pocas veces.Piensan que somos pequeños y que no somosadultos para poder decidir cosas”).

En su forma de ver la realidad entienden que lalibertad sólo se consigue practicándola, laresponsabilidad ejerciéndola, la capacidad de decidirdecidiendo (“… para qué vas a decidir si no te vana tener en cuenta y van a hacer lo que ellos quieran”).Más allá de la irritación por nuestra actitud protectoray de infantilización, consideran que si les permitimospueden hacerlo, que no son ni más ni menos queotros ciudadanos y ciudadanas (“si nos tratan bien,nos dan facilidades, podemos ser igual másresponsables que cualquier otra persona mayor”).Pero también sacan a relucir su chulería, tambiénhay quien recuerda que no son corderos mansos,

¿En qué consiste elejercicio de laresponsabilidadprogresiva (que no esla responsabilidadparcial)?

IV. Ser adolescente. Ser joven

¿Cómo se protege yse responsabiliza a lavez?

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quien hacer ver que los adolescentes y los jóvenesson como son tratados (“pero si no nos dasfacilidades, si no nos pones todos los impedimentos… pues nosotros vamos a hablar y a decir lo quepensamos y si es duro para algunas personas, pueslo sentimos, pero igual que tú me tratas mal, yo novoy a ir bien contigo”).

Como ya he destacado al hablar de su reivindicaciónde las experiencias, también insisten en que laresponsabilidad es fruto de ellas. Responsabilidad,en definitiva, es llegar a ser “capaz de afrontar tusactos”. Un camino en el que siempre hayequivocaciones personales (“es mejor equivocartepor tí mismo que por los demás”) y en el que tambiénse descubre cómo el presente puede ir condicionandoen parte el futuro (“Lo que hagas ahora o el caminoque tomes puede que te marque para el resto”).

En cualquier caso, algunos de una manera y otrosde otra, reivindican dos elementos clave de laresponsabilidad. Por un lado el entrenamiento. Porotro, el que no suponga convertirse antes de horaen personas adultas. Frente a la propuesta adultadel todo o nada, del paso brusco, del ahora no puedeshacer nada y mañana lo podrás hacer todo, ellos yellas reivindican, como ya he señalado, la práctica.Una práctica que no es sólo experimentación sinoaprendizaje. La juventud no es una etapa para serresponsable sino para construirse como responsables

¿Cómo incorporar, enla planificación de las

respuestas a susconductas, la

previsión del efectoque puedan generar?

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(“Joven es prepararte para asumir bien esasresponsabilidades que tiene el adulto. No jugar conello, pero si vas experimentando lo que es tener auna persona al lado, lo que es convivir en clase, enel trabajo, lo que es trabajar en verano, tener que irtodos los días, que conozcas lo que es una obligación,como un poco entrando en ese juego hasta que esoya forme parte de tu vida diaria”).

De ninguna manera, sin embargo, se trata deamuermarse y envejecer antes de hora. Laresponsabilidad joven es otro tipo de responsabilidad.No es el sentar la cabeza. No es de ninguna maneraconvertirse en ciudadanos y ciudadanas dedicadosal trabajo, la familia y sus obligaciones. Es unaresponsabilidad activa, solidaria con la condiciónjoven que no piensan en abandonar por el momento(“...si trabajo es porque quiero, para gastármelo enlo que quiero, para pagarme unos estudios o porqueme sobra el tiempo. Pero mis padres trabajan porquetienen una casa y una familia a la que mantener, yyo ahora me echo novio porque me enamorolocamente y me apetece, pero mi padre está con mimadre por mantener esa unidad familiar y no es lamisma relación, la responsabilidad que tienen ellosconmigo, entre ellos o con la casa, o con su trabajo,es distinta a la que tengo yo con mi sobrino, con mipareja y con mi trabajo, es como más comprometida,más fuerte”).

¿Hay unaresponsabilidad conformato joven, quesea diferente de la deladulto responsable?

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4.- Pequeña dosis de tribu

“Yo soy camaleónica, la rara”

Aunque, como ellos dicen también para suspercepciones y clasificaciones, “las aparienciasengañan”, en sus formas de ser tiende a habercomponentes de definición colectiva. Aquello queson o intentan ser también se define, en parte, apartir de adscripciones e identidades de pertenencia(“Frikis, punkis, borrokas, pasotas, raperos, breakers…”, “Yo soy camaleónica”).

Las “etiquetas de tribu” no tenían una gran presenciaen los grupos de debate y no se profundizóespecialmente en el tema, pero su condición joveny sus pertenencias a medias permitieron algunaaproximación. En primer lugar, para reconocer quedeterminados aspectos (estéticos, lingüísticos, deactividades, etc.) les permiten cohesionarse yaclararse con su incipiente identidad (“Yo creo quehay cosas que aglomeran, por ejemplo, la forma dehablar, creas tus propias jergas, complicidades quesólo entendemos entre nosotros”). Después, unavez más, para referirse a nuevos elementos quegeneran gregarismo, ser en la medida que se es conotros y otras (“Yo creo que hay mucha gente que sedeja llevar”).

Pero, también, para afirmarse como diferente entre

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diferentes, para reivindicar su singularidad por encimade la agrupación (“Yo soy la rarita… Ser rara es serdistinto a la gente con la que te rodeas, eres la raradel grupo”). En cualquier caso, todo esto parece muysecundario respecto a la verdadera cuestión defondo: vivir con los colegas, tener amigos.

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5.- Amistad por encima de todo

“Lo bonito es cuando consigues hacer unacuadrilla…eso es la leche… llegas a la plenitudde la amistad”

Para no magnificar ni confundir las influenciasdebemos distinguir, como hacen ellos, la pandilla decolegas del grupo de amigos de verdad y –comofenómeno en parte diferente en Euskadi- la cuadrilla.En el grupo más o menos amplio de colegas se dandinámicas muy diferentes y valoracionescontrapuestas.

Como ya he señalado hablando de los descontroleshay quien destaca los apoyos mutuos y quien nodesea conceder ningún papel de control al grupocon el que se mueve (“yo si salgo a beber con misamigos, vamos a beber todo lo que nos dé la ganay ninguno va a decirle al otro “tío no bebas más”,porque van a seguir haciendo lo que quieran”). Haytambién quien recordaba cómo el individualismoacaba imponiéndose en lo que aparentementeparecen prácticas colectivas de relación (“estoy devoluntaria en la Cruz Roja y los fines de semanasiempre tienes algún borracho, a la mayoría losencuentras solos, tirados en la calle”). Parece, sinembargo, predominar una solidaridad juvenil básicaen el ocio que llevan a unos y otros a poner freno adeterminados descontroles, justamente basándose

IV. Ser adolescente. Ser joven

¿Podemos ayudar aladolescente a analizar

cuál es el grado desolidaridad real de su

grupo?

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¿Debemos descubrirnuevas maneras deabordar el eternotema de la amistad?

en la solidaridad afectiva (“… iban a acabar en elhospital … Se pueden enfadar contigo, pero si luegolo piensan, acaban dándote la razón”).

Además, siempre parece imprescindible ser entreiguales, saber que uno es como los otros y que noqueda excluido (“te crea inseguridad de no saber siestas aceptado o no, de que te llamen o no”). Enmedio de esa necesidad, también están los “malosrollos”, las tensiones que les hacen hacer y actuarmuy a su pesar en el rollo colectivo (“Como negativola hipocresía, verte obligada a estar con alguien queno quieres estar y las historias que surgen por detrásque acaban rompiendo grupos”). Pero, hay poco deamistad en todo eso y la valoran y distinguen cuandose produce (“hay gente que piensa que si una personate dice que sí a todo es tu amigo/a”).

La amistad, en su versión más intensa, sigue siendouno de sus bagajes adolescentes y jóvenes másapreciados. Son muy notorias las referencias quelos chicos y chicas que cuentan con ella hicieron enlos debates. Parece existir una significativa diferenciaentre las adolescencias y juventudes en amistosacompañía de las que tan sólo viven entre colegas(“No sé, te lo puedes pasar igual de bien con unoscolegas, con los que te vas de fiesta, que con otroscon los que quedas simplemente para tomar algo.Aún así, siempre que te pasa algo importante en lasprimeras personas en las que piensas son siempre

IV. Ser adolescente. Ser joven

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¿En Euskadi, puedeser la cuadrilla untema especial delacompañamiento

educativo a potenciar?

las mismas, son esos dos o tres amigos de verdad”).

Aunque comienzan a sentir crisis y pérdidas (las deaquellos que consideraban amigos están entre lasmás dolorosas: “me parte en dos, el perder a unamigo”) una buena parte de sus necesidades deacompañamiento vital, de apoyo y balance de lo queviven, reside en el amigo (“Están en los momentosdifíciles, que cuando estás mal están contigo, teapoyan”, “con los que puedo hablar de cualquiercosa y que siempre están ahí”).

Como una mezcla de todo un poco hay que situar ala cuadrilla, una agrupación que pervive en el tiempoy parece consolidarse en plena juventud, al final delas turbulencias adolescentes (“Lo bonito es cuandoconsigues hacer una cuadrilla y sabes que puedescontar con ellos para todo y te lo demuestran, esque eso es la leche, llegas a la plenitud de laamistad”). Como dicen ellos y ellas la cuadrilla tiramucho. Los roces y la convivencia de años generapapeles diferentes, composiciones diversas, gradosde amistad, expectativas y escuchas para cadasituación (“Con el paso de los años, cada uno sediferencia realmente del otro. Uno es el charlatán,otro el que escucha y da consejos, otro aquél con elque hablarías de temas relacionados con tus padres,por ejemplo, etc. hay quién te aconseja, quién secalla porque te está escuchando, el otro hablará ycontará su propia experiencia”).

IV. Ser adolescente. Ser joven

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Aunque cada cuadrilla es un mundo, todavía no hanaparecido las frustraciones y contradicciones de lasemancipaciones posteriores y no todas acaban deesta manera, sí que estaríamos ante una propuestade sociabilidad estable, en la que se conformanculturas y sentidos de la propia juventud y de buenaparte de sus prácticas (“Para mí son las personasmás importantes de mi vida, a parte de mi familia,en los momentos importantes de mi vida siempreestá mi cuadrilla de siempre”).

IV. Ser adolescente. Ser joven

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¿Podemos llegar adiferenciar en nuestro

trabajo con ellos yellas la vivencia

intensa del día a díade la tendencia a vivir

al día?

6.- Agobios del presente y dilemas del futuro

“A veces tenemos miedo al futuro”

Presente y futuro, conformismo e inconformismo,preocupaciones serias o cotidianas, son algunos delos moderados dilemas en los que se debaten partede los jóvenes y algunos adolescentes. Nipresentismo, ni idealismo de un futuro por venir.Parece que se trata de vivir el día a día pero no devivir al día. Felicidad del presente que no impide elfuturo (“Lo mejor es tener expectativas para el futuropero vivir el presente y no idealizar ese futuro quequieras tener”). Teniendo claro que si el futuro teobsesiona te pierdes el presente (“¿cómo vas a vivirel momento si no haces más que pensar en elmañana?”) Pero, siempre, actúes como actúes, setrata de sentirse feliz (“que lo que hagas, la decisiónque tomes, te haga feliz”).

Hay desengañados y con proyectos. Jóvenes queya no quieren hacer planes y jóvenes dispuestos aalgunos sacrificios de presente en aras de otro futuro.Parece que la posibilidad de alargar o acortar en eltiempo los proyectos tiene que ver con los balancesde lo que se va viviendo. El “carpe diem” no es unepicureismo inmediatista sino una salvaguarda contradeterminadas frustraciones (“Yo tenía muchos planes,luego, por ejemplo, me he dado cuenta en este añoque no quiero tener planes de futuro. No quiero

IV. Ser adolescente. Ser joven

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tenerlos porque luego es un chasco que te llevas, sino son así ¿qué haces? Yo ya tengo mi propósitopero a corto plazo”).

Los que hacen apuestas de autolimitación en elpresente no es que quieran tener una vida derenuncias. Sólo se trata de imponerse algunas,fundamentalmente por intentar que su futura vida detrabajo no sea la esclavitud total (“Te pones a pensarque vas a estar toda la vida trabajando en algo queno te gusta, pues yo me sacrifico un poco y me quedoa estudiar un sábado pero voy a trabajar en algo queme gusta”). Para algunos, los colegas que sóloquieren dinero ahora pueden acabar arrepintiéndose,y lo hacen porque “no se pararon a pensarlo”.

Conformes y disconformes con la sociedad que lesha tocado vivir, algunos tan sólo constatan que “queno nos conformamos con una casa, queremos unacasa, un coche, un móvil…y aspiramos a un nivelde vida”. En unos casos la constatación deriva enresignación (“Estar todo el día trabajando por unamiseria es como prostituirse… Estamos viviendo enuna sociedad muy de borregos … Nos conformamos,aceptamos, y en realidad ¿a qué aspiramos?”). Enotros, en compromisos, en utopías de cambio (“yallega el momento de hacer algo, que las revolucionesno son sólo tirar un gobierno”).

Hay quien se resiste a separar sus preocupacionescotidianas de las más “revolucionarias”. Se resisten

IV. Ser adolescente. Ser joven

¿Cómo trabajar losconsumos en unasociedad deconsumo?

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¿Puede que losnuevos movimientos

juveniles sean nuevosen las formas y en elfondo?¿No serán sus

“revoluciones”,revoluciones de lo

cotidiano?

a conceder menos importancia a su agobioenamorado o a la práctica amigable del botellón quea la preocupación por la situación de la vivienda(“Para mí igual encontrar una pareja es importante”.“puede ser que nos preocupe el precio de la vivienda,pero nos interese más el botellón”). No ven porquese niega importancia a su capacidad joven deconvocatoria tan sólo porque su causa no es“comprometida” (“Pues sí, pero la movemos, así queen tu manifestación hay 3.000 personas y en la mía25.000”), no deja de ser una movida joven deimportancia.

Algunas y algunos insisten en la ilusión que dominasus vidas, otras y otros en el miedo al futuro. Hayquien insiste no en “imaginar cómo estaré, sino cómome gustaría estar”. En el fondo, reaparece, al menosde tanto en tanto la incertidumbre sobre su vida encambio en un mundo en cambio (“Más que todo, yosiento incertidumbre, las cosas cambian muyrápidamente como para hacer planes muy concretosa largo plazo”).

Destacaré, finalmente, que algunos de losparticipantes, saltándose los interrogantes sobrepresente o futuro, sobre lo socialmente comprometidoy lo socialmente significativo, situaron la reflexión enlos cambios de lógica cultural y, por lo tanto de culturay prácticas identitarias. Para muchos jóvenes elnúcleo de sus vidas, el núcleo de sus conformidadesconsigo mismos y de satisfacción con las formas de

IV. Ser adolescente. Ser joven

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¿Cómo ayudar a losjóvenes a partir de susprácticas de identidada partir de la relacióny no a partir de lo quehacen o esperamosque lleguen a hacer?

ser que van construyendo no pasa por el futuroporque no pasa ni por las ocupaciones ni por eltrabajo. Se construyen como jóvenes y comopersonas a partir de otras experiencias. Como diceclaramente una de las participantes: “para la culturaactual de los adultos lo más importante es estudiar,pero para mí lo más importante es el ocio, porqueestudiando yo como persona crezco intelectualmentepero no mi interior. Yo creo que lo que te hace crecer,y ver las cosas, y pensar, y darte cuenta, es estarcon los demás, hablar, compartir momentos,dificultades, compartir risas. Para mí lo importantees eso. Yo podría dejar la universidad y ponerme acurrar, pero no podría dejar eso, el relacionarme conlos demás”.

Aunque a menudo no se le suele dar importancia,no aparece destacado en las monografías sobre losproblemas de los jóvenes (más bien con los jóvenes),gran parte de su vida es relación. Como ya se hadestacado al describir sus percepciones sobre elbotellón, estar con los otros es ser ellos y ellas. Noes anularse en la masa, es construirse relacionándose(“Para mí lo básico para que una persona esté bieny, afronte su vida y siga para delante y madure, loda el relacionarse con los demás. Lo más importantepara mí es estar con los demás, para mi vida personal.Lo principal en mi vida ahora pensando en mi futuro,es la universidad, pero para mí lo básico y lo principalcomo persona es relacionarme con los demás”).

IV. Ser adolescente. Ser joven

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Miedos, ambigüedadesy contradicciones

De la bronca, a laconstrucción de la confianza

¿De qué hablar con los padres?

Padres ideales o el ideal depadre y madre

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1.- Miedos, ambigüedades y contradicciones

“Me gustaría haber nacido en tu generación paraser como tú”

Cuando ya van abandonando su adolescencia y sonconscientes de su juventud, perciben las grandescontradicciones, el piélago de dudas en el que se muevenlas personas adultas, especialmente sus madres ypadres. Suelen comenzar por echar en cara ladesmemoria (“Yo pienso que ellos se olvidan de quehan sido jóvenes y de que ellos hicieron lo mismo. Sólocogen lo negativo y de todo lo positivo se olvidan”). Alfinal, ponen de relieve que las cosas ya son diferentes,que sus padres, al envejecer, renunciaron a muchascosas que para ellos y ellas son ahora claves, que noquisieran volver a repetir sus “traiciones” vitales. Entreéstas, tiene un lugar especial la defensa de la amistad(“Porque no somos como ellos, no tienen amigos. Esdistinto sus amistades que tus amistades. Yo con misamigas es contármelo todo y ellas a mí. En esta edadpiensas que sois amigas para siempre, pero luego vesa los adultos y te das cuenta de que no es así”).

V.-

¿Qué pactos sobre eluso de los espaciospúblicos puede hacersecon los jóvenes delmunicipio?

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Probablemente porque no acabamos de creer en suautonomía, en su progresiva capacidad para tomardecisiones, nuestros discursos, nuestrasrecomendaciones, no son nunca matizadas, relativas.Para todo les traspasamos discursos del todo o nada.Les aconsejamos disfrutar y ser felices, pero –cuandonos aparece la imagen de los riesgos de la felicidad- les obligamos a limitarse drásticamente, a abstenerse(“Se contradicen mucho, a veces te dicen carpediem, vive el momento. Y luego al mismo tiempo tedicen pero no hagas esto, no hagas lo otro, ven aquí,no vayas por ahí”). Incluso cuando esperamos quemaduren, que sean ya de otra manera, cuando nosatrevemos a poner nuestra juventud como ejemplo(sin darnos cuenta del patetismo de nuestras“batallitas”), aflora la envidia, razonable, por suadolescencia (“te dicen: yo a tu edad ya estabatrabajando pero luego te dicen: ¡cómo me gustaríahaber nacido en tu generación para ser como tú!”).

Pero, entre todos los sentimientos que sus conductasnos provocan el más perceptible a sus ojos es el delmiedo. Un sentimiento que parece ser el productode una angustia incierta, basada en la posibilidadde su hipotética destrucción. No es un miedo diferentepara conductas concretas, sino una actitud previaante todo (“El miedo a que bebas demasiado o fumesporros o algo así, es lo que ellos llevan peor y eslógico, ¿no? … ese miedo ellos a veces se lo callanigual por miedo a equivocarse o a meter la pata yque tú te sientas ofendido. Es, tal vez, lo que noquieren los padres, es decir, que tú pienses que ellos

¿Cómo se hace paraque no se nos note?

V. Madres, padres y otros adultos más o menos útiles

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piensan que tienes problemas con el alcohol…”).Una actitud que genera alarmas permanentes enlugar de alertas razonables, acciones que intentandespejar cualquier posibilidad de que corran riesgos(“incluso lo de la nueva droga esa que ha salido, melo imprimen y me lo dan para que lo lea.”). Buenaparte de esos miedos universales serán fuente deconflictividad permanente (“es una lucha cada vezque salgo, porque ellos tienen mucho miedo a queme pase algo.”).

Su queja se completa haciendo ver que los padresy madres sólo piensan en sus hijos e hijas comosujetos individuales, que se olvidan de otroselementos importantes de sus vidas comenzandopor esos amigos de los que, a veces, se fían muypoco (“los padres, deberían ver que cuando tú bebes,no estás sólo, estás con tus amigos, y que ellosademás de beber contigo, están para ayudarte sipasa algo”).

Muchos padres y madres pretenden prevenir a basede protección, construyendo alrededor de hijos ehijas atmósferas puras, libres de experienciascontaminadoras. Cuesta aceptar que la verdaderaprevención tiene que ver con el aprendizaje decapacidades para gestionar los riesgos (“a mí mehan tenido como en una burbuja para que no mepasara nada, igual por experiencias que ellos habíantenido. Pero lo que pasa es que al final acabassaliendo con más ganas, metes la pata, te equivocasy al final aprendes a no volver a hacer ciertas cosas

¿Cómo definimos unapropuesta preventivaque pase por elaprendizaje de lagestión de los riesgos,que no sea laconstrucción deespacios protegidos,que suponga elaprendizaje a partir desus experiencias y node las nuestras?

V. Madres, padres y otros adultos más o menos útiles

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o a hacerlas de otra manera. Si no te equivocas noaprendes”).

En la angustia por la posible destrucción, juega segúnellos y ellas, un papel destacado la ilusión porquesean como nosotros o para que sean lo que nosotrosno hemos conseguido ser. Todo ello junto alreconocimiento de su libertad para acabar siendocomo quieran (“Los padres, en general, parece quetienen como una lucha interna entre proyectarse ennosotros, como siempre hacen los padres y a la vezno querer proyectarse”).

Son capaces de reconocer que, en general, suspadres y madres desean lo mejor para ellos. Lescuesta algo más entender por qué no les dejamosadquirir su propia experiencia (“Los padres siemprequieren lo que es mejor para los hijos pero tambiéncreo que deberían aprender a dejar que los hijoshicieran las cosas por sí mismos, que vivan suspropias experiencias, que no tienen por qué ser lassuyas ni las que a ellos les hubiera gustado tener”).

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2.- De la bronca a la construcción de la confianza

“Mis padres están dispuestos a ceder si yo cedo”

Entre la multiplicidad de aspectos que sirven para laconfrontación adolescente con sus adultos están losrelacionados con las salidas (los horarios, lasactividades, los posible usos de drogas, etc.). Almenos en los primeros años de adolescencia, si sepregunta por los motivos de conflicto las respuestassiempre tienen que ver con ese aspecto aunque noúnicamente con èl, ya que lo importante es el conflictoen sí y su funcionalidad (“Por llegar tarde, porqueno hacemos nada en casa”). Esa molestia y a la veznecesidad del conflicto queda patente cuando losadultos, por pasotismo educativo o por economía deesfuerzos renuncian a él (“No tengo broncas, meconsienten todo, demasiado”). Aunque, también sonplenamente conscientes (deberíamos serlo losadultos) de que los conflictos pueden ser relativizados,tienen más que ver con la formas mutuas que conel fondo (“Te dicen que vuelvas pronto a casa ¿porqué? Porque sí. A veces las discusiones soncabezonerías de las dos partes”). Con broncas, conlímites o sin ellos, ejerciendo su tendencia al rebote,advierten que, en cualquier caso los aspectosnegativos de su vida no desaparecen (“Te van aponer unos límites, pero realmente siempre puedenpasar cosas negativas, dentro y fuera de esoslímites”).

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En el terreno de la discordancia generadora detensión, a caballo entre los límites y las reglas deconvivencia se sitúan las normas para regular la vidadiaria en común. Su principal punto de partida esque deberían ser discutidas y consensuadas (“Lastienen que decidir las dos partes, no vale la penaque te digan esto y esto, hay que llegar a un acuerdosino no hay normas”). A pesar de las tensiones,describen los acuerdos como una cesión por ambaspartes. Una cesión que para unos es mayor entrelos hijos, para otros es mayor entre los padres (“Saberque siempre no vas a conseguir lo que tú quieres…”.“Yo creo que mis padres están dispuestos a cedersi yo cedo”).

Cuando no se ha dado ese diálogo normativo, esepacto (frágil y en continua renegociación, con cesionesde las dos partes), “amenazan” con agudizar latransgresión, con sentirse justificados para hacer delas suyas, para hacer aprender a los que les rodean(“Pues a saltarse las normas, hay que educarles aellos. Por ejemplo, quieres salir en plan bien y tedicen que a las doce en casa, entonces te vas, llegasmás tarde y luego asumes las consecuencias…primero te comes la bronca pero luego ellos piensanque han podido ser muy estrictos”)

Parece, sin embargo, al menos para los chicos ychicas de este debate, que el verdadero conflicto noes el de la bronca, más o menos intensa, más o

Necesitan normas,pero ¿cuesta tanto

elaborarlas a partir dela pedagogía del

pacto?

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menos frecuente, sino el de las tensiones derivadasde lo que ellos y ellas consideran relaciones dedesconfianza, o, en sentido positivo, de laconstrucción de la confianza mutua. A veces, todolo que parece haber es un diálogo de sordos entreunos adultos compelidos a advertir sobre los peligrosy unos adolescentes que dicen saberse la lección oque todo ese rollo no va con ellos, con lo que vanviviendo (“Mi madre me suelta la misma chapa todoslos fines de semana y yo le digo ya, ya, ya...es paraque se calle”. “Yo lo odio es agobiante que antes desalir de casa, estés en la puerta y llega el momentode ten cuidado, yo, yo sí,si,sí.....”).

No es exacto pensar que rechazan, sin más, nuestros“consejos”, nuestras “advertencias” de preocupación.Lo que parece irritarles es la forma, el estilo, laspretensiones (“Lo importante es que los adultos teden razones de peso cuando te aconsejen algo”).Incluso alguno insiste en que le gusta, pero le gustaser asesorado no aconsejado (“Te dejas asesorar,a mí me gusta que me asesoren”). El caballo debatalla parece estar situado justo en la cuestión dela toma de decisiones, en reclamar de las personasadultas elementos de apoyo que ayudan en la tomade decisiones, sin que la reacción adulta impidadecidir (“A ninguno le gusta que nos digan por quées mejor hacer esto o lo otro, sin dar razones y aparte con las que yo tengo, pues ya decidiré lo quequiero hacer”). No les gusta que alguien les diga

Parece que nopueden darse“consejos” sin razones¿Cómo les“asesoramos” paraque, considerandonuestros criterios,tomen sus propiasdecisiones?

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“que Sí o que NO”, ya que automáticamente piensanen hacer lo contrario.

Esa vivencia de la autonomía de las decisiones estápresente en todos los ámbitos de su vida, no sóloen los diferentes aspectos de las conductas vividascomo riesgos. Aparece en relación con los estudioso con las decisiones que condiciona el futuro (“Unacosa es que te aconsejen y otra es que acabeshaciendo algo que no te gusta por ellos y al de unosaños te des cuenta que no les tenías que haberhecho caso, ya que, quieres ser fontanero”).

Parece pasar en todo tipo de grupos familiares,aunque en unos casos se resolverá instaurándoseel conflicto como forma básica de relación y en otrosconstruyendo una relación cada vez más confiada(“cuando les digo que quiero ser artista, pues si quese ponen un poco intranquilos, por aquello de quelos artistas no tienen ni para comer, pero creo quelo respetan”).

Entiende que las perspectivas son diferentes, peroque eso no debe impedir llegar a acuerdos (“Engeneral, los padres intentan reconducirte hacia loque ellos creen que puede tener más futuro… si teencargas de hacerles ver que lo que realmente tegusta es otra cosa distinta de la que ellos quieren,pues acaban apoyándote”). Como si de un consejoa la inversa se tratara, saben y advierten que los

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padres y madres pueden ser de ayuda o convertirseen dificultad: “Tus padres pueden ayudarte a quevivas frustrado o pueden ayudarte a conseguir loque quieres.”

En las situaciones más difíciles, a pesar de la durezade algunas confrontaciones, cuando hay suficientesrazones para que la confianza esté resentida, tambiénparece posible un cierto acuerdo confiado. Veamosla experiencia que nos relata esta participante: “…ahora tengo 19 años … mis padres sabían quefumaba con 12, sabían que bebía con 13 … con 12y 13 les escandalizó, lógicamente, y unas movidasque te cagas, pero ahora ya saben cómo soy, ahoracon 19 no es que lo vean normal, pero también sabenque soy responsable, que nunca llego mal a casa,saben lo que hago porque se lo cuento, todos misproblemas, me los llevo conmigo de fiesta, peropuedo compartir por ejemplo el beber lo que quieracon ellos, a parte porque confían en mí, porque llevodesde pequeña currándome el que sepan cómo vivoy el que sepan dónde estoy, llevándome mis broncas,mis castigos, pero siempre me he acercado a ellosen ese sentido. Por eso creo que es por lo que ahorapuedo hacer de todo, bueno, casi todo”.

Una parte final de toda esa dinámica entre el conflictoy la confianza parece jugarse en algunos aspectosde la comunicación. Parece que pueden confiar enla medida que saben (“pierden el control al no saber,se pueden sentir decepcionados”).

¿Cómo convertirse enayuda y no ser ladificultad?

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3.- ¿De qué hablar con los padres?

“Les cuento todo entre comillas”

Como hemos podido ver no suele preocupar lo mismoa los padres y madres que a sus hijos e hijas jóvenes,o por lo menos no preocupa de la misma manera.Junto al reto de los conflictos e integrando parte dela relación de confianza parece situarse lacomunicación. Aquello que una y otra parte tienennecesidad de comunicar tampoco coincide. A menudo,en la parte joven predomina la necesidad de hablarpara recibir indirectamente ayuda, aunque tambiénaparece la necesidad de tranquilizar a la otra parte.Entre los adultos parece que predomina la necesidadde explicar previamente para evitar, así como lanecesidad de preguntar para saber algo más sobreel desconocido mundo que angustia.

En ese mundo de relaciones de comunicación hartocomplejas, la dificultad o la facilidad parece quecomienza por no atribuir una similar importancia alas vivencias y experiencias de las que se estáhablando (“Si tienes un problema, tú necesitashablarlo y si tus padres no le dan la suficienteimportancia pues pasarás de ellos”). Parece que nosequivocamos con frecuencia en la atribución degravedades e importancias (“No te pueden decir queno es nada porque para tí es mucho”) y eso nos llevaa no acertar en las respuestas –suponiendo que

¿Cómo descubrimosy atendemos a lo que

realmente lespreocupa (cómo les

preocupa) y, a la vez,les explicamostranquilamente

nuestraspreocupaciones?

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siempre esperen respuestas-. A veces escuchamosmal y respondemos peor (“Muchas veces no lescuentas las cosas porque se equivocan en la manerade contestarme”). Una parte de ese error parece quenace de la tendencia a entender su mundo desdenuestra experiencia, a no hacer el esfuerzo deponernos en su lugar, valorando que su experienciaes propia y única (“… ellos piensan que tú ya hasvivido la experiencia, y dicen: “¡bah, no es importante!”Ellos no le darían importancia si les pasa hoy peroel día que les pasó pues igual estaban peor que tú”).Resumiendo, una vez más, con sus lacónicas frases:“Muchas veces los padres se pasan de listos, seequivocan”.

El miedo, al que antes me he referido como uno delos sentimientos que ellos y ellas perciben fácilmenteen sus adultos, también parece ser un condicionantede la comunicación. A veces no dicen por no alarmar,por no generar preocupación. Saben que su conductapreocupa aunque consideren que no debería serpara tanto (“tú dices la mitad para que no se asusten”).Otras, se está en ese juego de querer y no querersaber (“o sea, si quieren saber pero que les mientasun poco, no quieren saberlo todo”). Comprendenque sus adultos tienen que hacer de padres y madres,se interesen y pregunten, pero en algunos casosinterpretan al ver sus reacciones que quizás quisieranignorar (“Es que son ellas las que realmente tepreguntan porque es su obligación. Yo creo queestán pensando: `¡por favor, no me contestes!´”).

¿Queremos saber opreferimosdesconocer? ¿Quéparte de sus vidas esimprescindibleconocer?

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Cuando aparece la cuestión del qué y el cómo, desi todos los temas pueden ser comentados y de silo son a fondo, se dan situaciones para todos losgustos: las de máxima comunicación (“yo con mipadre hablo de todo”); las de mínima (“yonormalmente no”); las parciales, con una parte o dealgunos temas (“yo con mi madre sí”, “de la vidacotidiana: trabajo, estudios”. “Con los amigos hablasde temas que a los padres podrían escandalizarles,por ejemplo sexo o drogas”).

Aún en los casos de máxima comunicación, de hablarde todo –incluido el sexo y las drogas que parecenhaberse conformado como las cuestiones tabú-siempre aparecen los matices (“Les cuento todoentre comillas”), explican lo que hacen pero losdetalles quedan para la imaginación angustiada delos adultos (“le digo, ama este fin de semana mequedo a dormir en casa de mi novio, no le voy acontar lo que voy a hacer”, “eres su hija, cómo vasa contarle eso”), dicen lo básico y “pocoexpresivamente”. Saben que nosotros sabemos quehay partes ocultas, intuidas, sobre las que no sehabla (“mi madre es la que me dice que sabe queno se lo cuento todo y que tampoco quiere que selo cuente todo”)

Siempre hay casos más extremos con estilos de viday de relación en los que la comunicación tiene unasignificativa intensidad (“yo con mis padres tengo

¿Cómo aprendemosa intuir, a deducir sin

preguntar, sinimaginar problemas

que no existen?

V. Madres, padres y otros adultos más o menos útiles

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una relación... para unos es fuerte y para otros...,depende del punto de vista, para mí el porro en casaestaba legalizado desde los 14 años. Mi madre esenfermera, con mi madre hablo mucho, es más unaamiga que la autoridad”). Se reclama, sin embargo,que esa buena relación no sea absorbente. Inclusoen las situaciones de máxima confianza, hay quienreclama el derecho a ser diferente a no repetir lasformas de ser de sus adultos, aunque a ellos y ellasles vaya bien (“Para mí es la mejor madre del mundo,pero ella es ella y yo soy yo, no quiero ser como ella.Algunas cosas que ha hecho ella, yo no haría lomismo, mis hijos no fumarían porros en casa”).

Son más o menos conscientes de nuestrasestrategias para saber, de cómo buscamos losmomentos que hacen posible la comunicación. Hayuna pequeña parte de ese diálogo que en diferentesmomentos parece depender de la facilitación adulta,de poner ese pie de apunte, esa sugerencia deapuntador que les permite sumarse al guión (“Peroigual si estamos comiendo y saca el tema, si mepregunta: “¿tú hijo mío?”, pues sí, a mi madre sí,sobre todo con mi madre, mi padre es más cortadode hablar según qué temas. Mi madre suele preguntarmucho en las comidas: “¿y tú?”. Si me lo pregunta,lo contesto, no lo escondo, pero el que me salga amí directamente, no”).

Son conscientes de la diferencia que existe entrehablar, escucharse mutuamente y hacer caso de lo

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que les proponemos. De algunas cosas no hablanporque no desean ser descubiertos actuandolibremente, en contra de nuestros criterios. No sonlos “secretos” de lo íntimo sino la parcela de lo oculto,la parcela de los riesgos y la discrepancia (“Yo, porlo menos, hablo mogollón con mi madre. Por ejemplo,si un sábado salgo con cierta gente, eso no lo hablocon ella, porque sé que no le gusta, que le va a darvueltas, se va a poner mal, se va a preocupar y lavoy a tener en la sala esperando que vuelva a casa”.“… hay cosas que duelen… a mi madre sí que leduele, porque lo ve distinto o porque será que meestoy equivocando”).

De la misma manera que para abordar los conflictos,insisten en recordar que hay momentos oportunose inoportunos para hablar. Momentos en los que lasugerencia paterna o materna tendrá mayor o menorposibilidad de ser escuchada (“los padres no debenhacer las preguntas cuando el hijo vuelve, sino antesde salir, preguntarle: “¿qué vas a hacer?, ¿a dóndevas a ir?”…”). En su reclamación de que el diálogoes una relación entre dos partes ponen de relieveque se trata no sólo de hablar de sus cosas sinohablar de las de todo el grupo familiar, aunque seade las más elementales del funcionamiento de lacasa (“Yo llego a casa y hay una lavadora nueva.¿Habéis cambiado la lavadora? “Es que como nuncaestás en casa no te enteras”. Es que yo tambiénquiero saber cómo se utiliza la lavadora, también es

¿Qué significa hablarde lo nuestro para que

nos expliquen losuyo? ¿Tenemos algoen común que no sea

las preguntas yrespuestas? ¿Por qué

no aceptamos susopiniones y sus

“consejos”?

V. Madres, padres y otros adultos más o menos útiles

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mi casa. A veces en las cosas más cotidianas de lavida diaria entre el matrimonio se arreglan y nocuentan con los hijos. Si sólo cuentan contigo enmomentos superimportantes, pues tú también vas acontar con ellos en los momentos clave”).

Al hablar también esperan respuestas (ya hemoscomentado la diferencia entre el asesoramientoimplicado y el puro consejo de adulto experimentado).Hablar es como buscar una opinión, una segundaopinión en muchos casos (“El consejo que buscasen una madre es diferente al que buscas en unamigo”. “Buscas consejo en una madre, pero despuésde hablar con tus amigas”. “A lo mejor es eso lo quebusco: dos perspectivas para comparar”). Tambiénen el capítulo de opiniones ellos y ellas consideranque tienen las suyas. Igual que solicitan, directa oindirectamente, las de sus progenitores creen quesu opinión también es válida para diferentes asuntosde los adultos, que también ellos deberían solicitarsu opinión (“También estaría bien que tu madre tepida consejo, para su vida personal, para susproblemas, sus decisiones y sus cosas…”. “Igual tepuede pedir consejo sobre ciertas cosas que tenemosmás información que ella tuvo en su momento”).

¿Queremos saber opreferimosdesconocer? ¿Quéparte de sus vidas esimprescindibleconocer?

V. Madres, padres y otros adultos más o menos útiles

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4.- Padres ideales o el ideal de padre y madre

“Es autoridad pero sin haber distancia”

Con mayor o menor grado de confianza, con mayoro menor intensidad en la comunicación, ¿qué esperande las personas adultas, de la familia? Manteniendola disyuntiva y la doble necesidad entre los amigosy la familia su demanda más generalizada suele ser,por un lado, aclarar la exclusividad para algunosaspectos de los primeros (“Hay cosas que es mejorno contar a los padres que se cuentan a los amigos”),por otro, reclamar la compañía activa de los segundos(“Padre/madre que te acompañen en tu vida, que teescuchen”).

Su otra disyuntiva, en la que están convencidos deque deben mantenerse los dos polos, tiene que vercon la necesidad de sentir la seguridad y cercaníaafectiva sin que ésta pueda convertirse en amistad(“… tiene que estar en el punto de que soy tu madre,y si haces algo mal, pues no te voy a decir como tuamiga, no, soy tu madre, y te voy a echar la bronca.Eso es lo que creo yo, que más que autoridad, esautoridad pero sin haber distancia en la relaciónmadre-amiga-hija”). Tensión que se proyectaigualmente en la necesidad del control y de los toquesde atención sin que estos supongan la supresión dela libertad (“Tiene que haber autoridad pero tambiéncomplicidad. Tiene que haber un equilibrio”).

¿Cómo se puede serla madre o el padrepróximos, mandar yacoger, dejar decidir

pero facilitar lasreglas?

V. Madres, padres y otros adultos más o menos útiles

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Adolescentes y jóvenes, cambiantes y contradictorios,piden a sus adultos el comportamiento flexible queno se queda en ninguno de los polos extremos (“Tedan posibilidad de elegir cosas pero aconsejándote.También dan algunas reglas”).

Por eso, el ideal de padre o de madre es el no-ideal,aquel que inevitablemente asume funcionescontradictorias, aquel que acepta que sus hijos ehijas esperan de él que asuma esa contradicción(“Yo creo que padre ideal es como cárcel libre. Unacárcel nunca puede ser libre y un padre nunca puedeser ideal. Porque el hecho de ser padre ya hace queno sea ideal. Ideal como superhappy, perfecto, unpadre guay…no, porque en el momento en que hayun equilibrio entre amigo y autoridad, ni es autoridadni es amigo. Entonces siempre vas a poder decir, noes ideal porque no es amigo, o no es ideal porqueno tiene toda la autoridad que debiera tener”). Sinembargo, alguno recuerda que un padre o madre loes de sus hijos, pero puede ejercer determinadosaspectos de amigo con otros chicos y chicas(“Siempre hay padres de algunos amigos que sonmás liberales, pues resulta que ese padre ya no sóloayuda a su hijo sino también a todos los amigos desu hijo”)

¿Queremos saber opreferimosdesconocer? ¿Quéparte de sus vidas esimprescindibleconocer?

V. Madres, padres y otros adultos más o menos útiles

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Consumir y vivir

Mejor si es de marca

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1.- Consumir y vivir

“… todo está movido por el consumo, no hay nadaque se libre”

En diversos momentos del debate aparecieron algunosapuntes sobre el consumo en general y sobre suposicionamiento como jóvenes en el mundo de lapublicidad y las marcas. No fue un debate sistemáticoni se produjo en todos los grupos, pero dejó algunassugerencias a considerar.

Los anuncios, la publicidad parecen ser un paisajenormal de sus vidas (“Realmente lo estás viendo y nole das importancia”. “Los anuncios yo creo que no lospiensas pero los tienes ahí”), cuyo estímulo o cuyamolestia parece ser relativa o, en todo caso selectiva,no automática. Parecen ser ya una generaciónconformada entre anuncios.

Sin embargo, atención cuando el anuncio se sale de loesperado, cuando se pretende que se fijen en él ysaquen sus conclusiones. En su lógica, la publicidad

VI.-

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está para ser vista no para ser pensada (“No meparo a pensarlo, lo veo y punto”). Por eso cuando lapublicidad se refiere, por ejemplo, a drogas sientecomo una cierta estafa, como un cambio de las reglasde juego (“Cuando nos venden McDonalds nosentimos que nos lo están vendiendo, pero cuandoel anuncio es de drogas sí lo sentimos, notas que teestán diciendo algo”). De esa manera, aparecieronreiteradas quejas sobre la última campaña del PlanNacional sobre Drogas (la que tiene como motivocomún las vías de un tren).

Existe una conciencia relativa (no una malaconciencia) de la presión consumista y de modelosa que se ven sometidos (“Desde que eres pequeñate dan un prototipo de la barbie”), pero eso no lesimpide participar –si pueden- de ese mundo deconsumo (“Yo una vez al mes me voy de compras,me gusta comprarme ropa y voy”). Convienen enque algunos, o todos, se pasan (“Luego, el máximoexponencial es cambiarte un par de veces de ropaal día”) pero no parecen vivirlo muy mal, es algoineludible no excesivamente negativo (“En estasociedad todo está movido por el consumo, no haynada que se libre”). En ese mundo, se sitúaigualmente el ocio y la diversión en cualquiera desus formas, por muy alternativa que pretendan ser(“Hagamos lo que hagamos en el tiempo de ocio ytiempo libre siempre está metido el consumo”).

¿Tiene sentido seguirla lógica de la

publicidad para hacerpublicidad contra las

drogas?

VI. Publicidad, marcas, consumo... y dinero

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Parte de esa lógica, más o menos aceptada, tieneque ver, según sus argumentos, con la gestión detiempo y el ritmo de vida (volveremos luego sobreel tema). Consumir el tiempo es no perderlo, aunquepara ello haya que poner un Mp3 de relleno (“Comovivimos en un mundo que cada vez va más rápido,es como si estás en la parada de bus parada 10minutos, es como si estuvieras perdiendo el tiempoy si te pusiste el mp3, ya es como si mataste eltiempo. La necesidad de consumir minuto a minutosin desperdiciar nada”).

Algunos y algunas aceptan reconocer que todo esemundo del consumo es cómodo y que se hanacomodado a ello (“Yo creo que sí, que estamosacostumbrados a que nos den todo machacado”)aunque otros, más críticos, destacan que esa es yala postura más cómoda para los padres, la posturaen la que parece basarse buena parte de la educación(“Si desde pequeño quiero es igual a tengo, luegopara que vas a luchar. Es la postura más cómodapara los padres porque no escuchan, sólo tienes quetraer caprichitos”).

¿Hay consumosalternativos fuera delconsumo?

VI. Publicidad, marcas, consumo... y dinero

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2.- Mejor si es de marca

“A Nike le da igual lo que yo haga”

Al menos para algunos, es mucho mejor ser unpersonaje de marcas que uno más que se equipaen el mercadillo (“yo todavía no conozco a alguienque haya cogido y haya dicho pues me voy a comprarlas playeras al mercadillo porque prefiere ir al MaxCenter”). Con lógica o sin ella, el “logo” tiene (se lashan atribuido) funcionalidades, utilidades para susformas de ser adolescentes y jóvenes que van másallá de su utilidad real y que no tiene el productoanodino (“… te viene la etiqueta de Nike de 150euros y eres delante de un amigo, el más chulo quete has comprado las de 150 y al que se ha compradoen el mercadillo que no pone Nike, pone otra cosay ya te estás riendo”). En una sociedad de imagen,la marca parece pasar a ser un componenteimportante de la construcción de la identidad.

Incluso cuando se aportan al debate argumentos decontestación solidaria, como la explotación infantilpara fabricar el producto, la reacción en contra noes ni automática ni universal (“Nike tiene a los niñoscosiendo zapatillas y eso lo sabe todo el mundo ¿yqué? Vas a dejar de comprar unas zapatillas que tegustan por eso...nadie se para a pensarlo”). Aunque–como muchas de las aportaciones y argumentosde este texto- no se trata de argumentos

¿No deberíamosdescubrir qué dosis de

“logos” necesita laconstrucción de la

identidadadolescente?

VI. Publicidad, marcas, consumo... y dinero

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generalizados ni sometidos de manera singular adebate, considero importante tenerlos en cuenta.Probablemente la mejor contestación a la explotaciónque nuestro consumo genera en otros no sea lasolidaridad abstracta sino otras propuestas decompromiso egoísta (“a Nike le da igual lo que yohaga, ¿cuántos millones de personas compran esaszapatillas? Para qué voy a hacerlo yo, si los demásno van a hacerlo. ¡Hombre! sí que te da penaescuchar que está el niño haciéndolas pero a mí megustan las zapatillas y me las compré”). Confíanpoco en el valor de su comportamiento diferente, enel posible potencial de su consumo diferente (“Porqueuno cambie, el sistema no cambia”), pero parecendispuestos a hacerlo si comprueban que les afectadirectamente, que no es útil ni rentable dejar depensar en los otros (“Que te incluya a tí sino es difícilque te muevas. Dices ¡bah! que lo haga otro”).

¿Cómo debería seruna propuesta desolidaridad a partir dela necesidad egoístadel otro?

VI. Publicidad, marcas, consumo... y dinero

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Modas y dependencias

Otras formas de comunicación,otras relaciones posibles

Amistades digitales

Cambia una parte de la vida

Otras vidas en la realidadvirtual

1.

2.

3.4.5.

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Para situar las aportaciones que adolescentes y jóveneshicieron en el conjunto de aspectos que resumiré acontinuación hay que tener presente que fueronprovocados previamente de una manera singular.Además del guión de debate (ver anexo) tuvieron, dela misma manera que para los otros grupos de temas,la pequeña reflexión previa de un profesional adulto.En este caso, la persona que les habló fue especialmentecrítica con “las pantallas” y con sus efectos sobre losjóvenes actuales. A pesar de la provocación suscomentarios fueron bien recibidos, pero continuamentese nota en el relato de los grupos una cierta necesidadde rebelarse, una necesidad de dejar claro que ser dela generación @ es tener un conjunto de oportunidadesvitales diferentes sin que eso sea necesariamente unproblema como afirman los adultos (sean angustiados,sean críticos). Ese desacuerdo de fondo que teníadificultades para aflorar lo podría resumir esta frase: “ElMessenger no es malo, y no estamos enfermos porquelo usemos, ni tenemos que escondernos para hacerlo”.

En realidad, parece que aquí también son diferentes.Acaban aplicando a las nuevas tecnologías, alciberespacio o a la comunicación digital criterios muy

VII.-

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similares a los que resumía hablando de su relacióncon las drogas, con su necesidad de descubrir,experimentar, adaptarse continuamente a un mundoen cambio: “Hay que adaptarse a los medios y a lomejor acaba siendo compatible con ciertas cosasporque no se puede luchar por algo que es unatendencia masiva, digamos que la sociedad estásufriendo un cambio. Está bien que hay cosas encontra pero también hay que sacarles un provecho,yo creo que todo no tiene que ser ataque…”

¿Tiene sentido seguirla lógica de la

publicidad para hacerpublicidad contra las

drogas?

VII. Móvil, Messenger y otros aparatos para la vida

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1.- Modas y dependencias

“Que un joven no lleve móvil es bastantetransgresor, es la ostia”

El teléfono móvil, seguido de la comunicación porInternet, especialmente usando el Messenger,representa el prototipo de lo que no parece claro sies una nueva dependencia o una nueva manera deser o, al menos, un conjunto de elementosimportantes de nuevos estilos de vida. Algo que ellosy ellas –diferentes como personas y especialmentediferentes como jóvenes- analizan y valorandiferentemente, aunque confluyendo en algunosaspectos comunes.

Aunque resulta posible, parece muy extraño intentarser joven sin usar un móvil (“Ahora cuando conocesa alguien que no tiene móvil alucinas”). Lo que noes obstáculo para recordar que algunos casos esarareza es impedida por los adultos. Son los padresy madres los que han depositado su confianza decontrol en el móvil imponiéndolo a los hijos (“En micaso, yo no tengo la necesidad de llevarme el móvilpero mi padre tiene la necesidad de que me lo lleve,por si pasa algo…”. “Yo, cuando compré mi primercoche con 20 años, mi padre me regaló un móvil porsi me pasaba algo”. “Además, acabas perdiendototalmente tu privacidad y tu poca independenciarespecto de los padres, te tienen todo el díacontrolado”).

VII. Móvil, Messenger y otros aparatos para la vida

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Ellos y ellas lo definen, sin especial sentido crítico,como una dependencia (“No puedo vivir sin él”. “Yotengo que llevarlo encima pero no estar todo el tiemposin utilizarlo”. “Si se me ha olvidado en casa lo primeroque hago es mirar si hay mensajes o llamadas”).También hay quien pasa de usarlo y no quiereimposiciones ni relaciones no deseadas (“Mejor sinel móvil así no te raya la gente”). Igualmente quiense considera usuario activo y no descarga las culpassobre la nueva tecnología, quien ve la partecomplicada y la parte buena (“Bueno, pero lo mismoque el móvil te quita privacidad, también te la da,¿no? La comunicación con el móvil es tuyaúnicamente, nadie más coge tu móvil”).

Se trata de incorporaciones vitales que se vivencomo imprescindibles de una manera de ser, queobedecen a múltiples razones y que presuponen eseconjunto de dificultades de adaptación a la sociedadde la comunicación permanente e inmediata. Laposibilidad de la comunicación introduce la dificultadpara soportar el desconocimiento y la incertidumbre,la preocupación por quedar fuera de la ondacomunicativa –que en el caso adolescente y jovenpuede suponer quedar fuera del grupo, debilitar lapertenencia- que genera nuevas necesidades yposibles dependencias (“Estoy enganchada, siempretengo que tener el ordenador encendido, lo que nome pasa con el móvil me pasa con Internet. Yollegaba un momento que llegaba de currar a las dosde la mañana y sólo pensaba: Messenger, Messenger

Parece que se tratade generaciones con

móvil ¿Cómopodemos descubrir

los cambios que esehecho ha generado ensus vidas y el impactoen sus habilidades y

posibilidadescomunicativas?

VII. Móvil, Messenger y otros aparatos para la vida

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y hasta las seis o así no y luego me despertaba yotra vez enganchada”).

En algunos casos es un simple hábito convertido encotidianeidad (“Yo, por ejemplo, aunque esté viendola tele pero el ordenador encendido”), en otros esun uso significativo pero intermitente que no ocupaun espacio central (“Internet lo utilizo muy de vez encuando pero no es una cosa que esté todos lo díasenganchada, el correo y poco más”).

Acostumbrados ya a vivir de esa manera no dejande reconocer que su necesidad tiene que ver con elmundo en el que viven, con necesidades realesaunque probablemente impuestas (“La inmediatezvuelve a ser importante. Todos queremos que todosea rápido y automático, vivimos muy deprisa”).Resuelven unas dificultades y crean otrasnecesidades (“Te acostumbras a satisfacer un deseoo una necesidad inmediata. Antes llamabas a uncolega a casa y era muy fácil que no lo pillaras, quetuvieras que volver a llamarlo…”).

Puestos a ser críticos y sin renunciar a ese mundotambién hay jóvenes que ven con lucidez aquellosobre lo que tienen control y aquello que finalmentecomplica sus vidas (“Nos generamos unasdependencias impresionantes. Cuando alguien seolvida el móvil en casa, parece que se desestructurael mundo. Pero en realidad, el mundo siempre hagirado sin móvil y puede seguir haciéndolo”).

VII. Móvil, Messenger y otros aparatos para la vida

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2.- Otras forma de comunicación, otras relacionesposibles

“Te ayuda a hablar de temas que no hablarías enla calle”

Con sus partidarios y detractores la comunicación yel acceso a la información vía Internet es como laconfiguración de un entorno diverso en el que buenaparte de ellos y ellas se mueve con facilidad. Elmundo del Messenger representa significativamenteel debate sobre las formas y las posibilidades oimposibilidades de la comunicación, de las nuevasformas de comunicación.

Parece darse un uso mayoritario (no en todas latipologías de adolescentes y jóvenes) convaloraciones diversas que van desde la consideraciónnegativa a la positiva, pasando por el pragmatismo.Desde dentro del uso, los aspectos más criticadostienen que ver con su posible efecto sobre lasrelaciones sociales, con ese mundo propio queconstruyen con los encuentros, el verse, el disfrutarjuntos (“La droga no mata las relaciones sociales,porque sigues hablando, pero las pantallas matanla vida social, estás solo con tu pantalla, tienesrelaciones sociales, pero electrónicas”). Con maticesdiversos las otras pegas tienen que ver con la soledadmaterial de la interacción, que puede llevar al

¿Podemos criticar suafán por encontrarse,por estar juntos y, a la

vez, su afición a la“intimidad” del

Messenger?

VII. Móvil, Messenger y otros aparatos para la vida

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aislamiento (“… autismo, que puedas estar solo yestar con algo y no necesitar a la gente”), osimplemente a un tipo de soledad (“En parte tienesrazón, porque te metes en tu habitación y no hablas,te aíslas del mundo”). Otros no acaban de aceptarque, teniendo otros espacios y tiempos para larelación el Messenger se interponga o sea un sustituto(“Me parece muy triste que estando en un grupo conel que estás entre semana y fines de semana no tede tiempo de hablar con ellos y luego tú solo en casacon la pantalla que te de tiempo de hablar con todos”).Incluso, algún usuario acaba concluyendo que, bienbien, no es comunicación (“De todas formas, no escomunicación, se llama así pero no lo es”).

A pesar de los aspectos críticos, moviéndose confacilidad en ese nuevo entorno y relativizando suimpacto, abundan las valoraciones positivas: “Alprincipio, sobre todo, la novedad. Es que ahora todoel mundo tiene Messenger, entonces...si no tienesestás fuera. Mis amigos tienen todos y es paracomunicarnos todos a la vez”.

Probablemente las ventajas mayores tienen que verjustamente con las posibilidades comunicativas, conla mejora de aspectos comunicativos que en el caraa cara se producen con mayor dificultad. En suopinión no sustituye nada, pero hace posible otrosaspectos de la relación (“Yo es que pienso que nopuede sustituir a la calle pero sí que igual facilita

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algunas cosas, por ejemplo, si discutes con un amigo,es menos brusco, digamos, hablarlo por el Messengerque no le estás viendo la cara que igual sabes queno llevas la razón y pasarías vergüenza diciéndoseloa la cara, e igual por el Messenger como no le estásviendo la cara, le dices lo mismo pero es más fácil”).Puede ser útil para gestionar determinados conflictos,aunque siempre debería acabar con una fase derelación física, de contacto de tú a tú (“Yo,personalmente, sí he discutido y lo he arreglado porel Messenger pero no me gusta. He dicho quetenemos que hablarlo cara a cara porque solucionarlas cosas por el Messenger o por el teléfono no escomo el contacto físico. Por mucho que digas, sí, seme ha pasado, ¿sabes? No le has visto la cara parasaber cómo está él y si se le ha pasado”).

En la práctica parece ser un sistema de comunicaciónque aplican a todas las esferas de tensión, inclusoa las más íntimas. No debe entenderse, sin embargo,que por el simple hecho de estar mediatizadas poruna pantalla, son menos intensas o están desprovistasde afectos (“Yo tuve una relación que corté a travésdel Messenger y luego ya es muy difícil decirle a unapersona… Eso te deja rastro, ¿sabes?”). Como todoen sus vidas depende del momento que viven, desu personalidad en cambio y construcción. Igualpuede servir para sentirse mejor haciendo saber quesienten y piensan aunque no consigan hablar cuandolas otras personas están delante, que como

¿Por qué noconcedemos

contenido afectivo,intimidad

comunicativa a susprácticas sociales en

la red?

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subterfugio para no encarar las dificultades personalesde comunicación (“Yo creo que para algunas personases más fácil decir ciertas cosas así, porque no quierendecirlo a la cara. Algunos hasta rompen relacionesasí, por el Messenger”). Situando dicotomías, tambiénapuntan al peligro de construir dos formas de ser, ala posibilidad de dar dos imágenes de tí mismo (“ …la gente se cree escondida detrás de la pantalla,nadie me ve, pueden decir cosas que nunca diríanen frente de la persona, cara a cara hablarían deotra manera … eres de una manera cuando estásescondido y de otra cuando no”).

Desde otra perspectiva, vienen a afirmar que, dehecho, en sus contactos presenciales no siempre esposible hablar de todo, ni el contexto, ni la oportunidadlo permiten, en cambio –al menos para plantearalgunos temas- ésta nueva forma de comunicaciónacaba siendo especialmente válida (“No puedesustituir a la calle, pero sí hablas cosas en elMessenger que no hablas en la calle”. “Sí, te ayudaa hablar de temas que no hablarías en la calle”).Aunque predominen las comunicaciones relacionadascon el día a día, se trata de un instrumento queestimula cierta seriedad, cierta tendencia a profundizardeterminados temas, aunque tenga su punto dedespersonalización (“Puedes decir cosas importantesa la gente que no puedes ver y está muy bien, perono es lo mismo que decirlo a la cara”).

Incluso tiene su variable de reflexión e intercambio

¿No podemos hacerde la comunicación enla red un buen ensayode la comunicaciónpresencial?

VII. Móvil, Messenger y otros aparatos para la vida

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libre de ideas, que genera procesos de construcciónde la propia opinión y de contraste con otras quevan más allá de las puras relaciones afectivas (”Lobueno es que si te interesa un tema o algo te metesen un foro y puedes discutir y hablar con la genteque le gusta lo mismo que a tí”). Es posible que,habiéndose reducido la “profundidad” ideológica delas relaciones interpersonales, ese nivel se hayaresituado en los nuevos formatos comunicativos (“Yoantes, cuando sí que lo usaba, recuerdo hablar cosassupertranscendentales y luego era como que mecostaba más hablar con las personas”).

Igual que para los más ágrafos supone una lataporque la comunicación está mediatizada por laescritura (“… no puedes explicarte tanto escribiendocomo hablando”) (de hecho está siendo una activay contradictoria forma de estimular la comunicaciónescrita entre los adolescentes), hay quien valora laseriedad y la coherencia del formato (“Tienes mástiempo para escribir, para pensar la idea y que no teinterrumpan, tú le escribes la idea entera y ¡pum! lomandas”), quien destaca la obligación de pensar loque dices que impone (“Así te puedes arrepentirantes de lo que dices y no mandarlo”). Es uninstrumento que tiene todos los ingredientes de lacomunicación inmediata pero que te permite gestionarel tiempo, marcar el ritmo de tus reacciones,especialmente si éstas son delicadas (“puedes estaresperando y con la excusa de no haberlo leído o

¿Y si se trata de unentorno comunicativomás reflexivo que el

presencial?

VII. Móvil,Messenger y otros aparatos para la vida

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que estabas escribiendo con otra persona te datiempo para pensarlo… no es como… si se te acercay no sabes qué decir, te quedas así y él sabe cómohas reaccionado, de la otra manera, no”).

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3.- Amistades digitales

“Tengo muchísimos amigos de todo el mundo”

Incluso resulta útil para ensayar nuevas relaciones,tantear encuentros, probar otros niveles deaproximación y relación, al menos en su fase inicial(“También pasa que igual has visto a un chico por elbarrio y dices `¡qué chico más guapo!´, pero no ledices nada y luego hablas con él por el Messengery te explayas. … por una parte es bueno para soltartepero no puedes sólo hablar por el Messenger”).Igualmente, es un instrumento que modifica lasvariables espaciales de la relación, que sitúa lasrelaciones en perspectiva global de red, trascendiendoel entorno local (“Se puede dar que hay gente deciudades más grandes que se conocen por Internet…”“El punto positivo a nivel global es conectarte de unaforma instantánea y conocer a gente que a lo mejorno habrías conocido en tu vida”), amplia lasposibilidades de relación y las perspectivas vitalescon claves de otros lugares (“También está bien paraconocer gente nueva. Yo he conocido a genteargentina a través de Internet y superbien”).

El concepto de amistad –que ya tiene multiplicidadde acepciones que van desde el amigo con derechoa roce hasta el amigo para salir- incorpora una nuevavariante: la amistad digital, alimentada por las

¿Cómo deberíamosactuar para conocer,en una lógica de red

global, con quéinfluencias se

conforman susopiniones, sus formasde ser, sus prácticas

de identidad?

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posibilidades comunicativas de la sociedad digital yen red, en la que hasta un cierto punto la distanciaes presencia. Permite mantener relaciones creadaspor otras movilidades juveniles a partir de los viajese intercambios. Permite, incluso, atribuir a cada tipode amistad un formato de relación (“Yo realmente síuso el Messenger, pero lo uso porque tengomuchísimos amigos de todo el mundo que no tengootra forma de llegar a ellos. Normalmente no merelaciono por el Messenger con mis amigos, merelaciono con gente que está fuera y es la únicaforma que tengo de hablar con ellos”). Alguienintrodujo otra perspectiva en esa gestión de la amistad–o a la de relaciones entre diferentes grupos- laposibilidad de momentos compartidos con todos losamigos a la vez con mayor frecuencia, o con diversosgrupos, cuando el encuentro físico sería muy difícilo imposible (“A veces puedes juntar a mucha gentede diferentes grupos y hablar con ellos al mismotiempo, sin que su presencia física moleste oincomode a nadie. De otra forma, esto seríaimposible”). A menudo es tan simple como contarcon que si no puedes quedar con un amigo siemprepuedes intentarlo mediante el ordenador (“en vez dequedar con un amigo y dar una vuelta por la calle,te conectas y hablas por el Messenger”).

Ya he advertido que entre los múltiples defensorestambién están numerosos pragmáticos. Apuntadospor razones económicas (“es más barato y para

¿No deberíamosestudiar qué significala amistad en red, quétipo de interrelacionesaporta a suadolescencia entreamigos?

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tonterías pues no te gastas el dinero en teléfono”),por agilidad en la gestión (“También puedo hacerlocon una carta por correo, pero puedo hacerloinmediatamente por el Messenger. Claro que esnecesario”), porque facilita el trabajo (“Yo doy clasesde física en el Messenger, para mí es más fácil”).Simplemente porque no es posible ser , por ejemplo,estudiante sin tener en cuenta Internet (“Yo lo veosupernecesario. Todas las bases de datos deproyectos, de recursos internacionales... Todo estáen Internet”). En síntesis: “Lo bueno es la facilidadde información”.

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4.- Cambia una parte de la vida

“Es como lo de la autoridad paternal y ser amigo,es un equilibrio”

En parte estimulados, quizás, por el entorno de ladiscusión, más que como preocupación sería suya,también en este tema aparecieron los aspectosdependientes. Alguno lo que destaca es elestablecimiento de hábitos banales, perfectamenteprescindibles, alimentadores de la comunicaciónvacía de sentido (“A ver,¿por qué hay que estarhablando todo el día con gente?,¿qué necesidadtenemos? ¿Vas a la uni por la mañana y por la tardetienes que estar hablando por el Messenger con tucompañero? Es una gilipollez de base. Lo digo yo,que no lo uso ahora, pero que sí que he tenidoépocas de usarlo. Ahora paso absolutamente delMessenger”). Otros simplemente dejan constanciade cómo las nuevas posibilidades técnicas hanmodificado una parte de su vida cotidiana (“ahorallego a casa, ceno y al Messenger cuando antes mequedaba con ellos viendo la tele, o en el sofá”).

Unos cambios tecnológicos que, como ya hecomentado, parecen estar afectando a las lógicasculturales, a diferentes aspectos de los estilos devida (“Es contradictorio. Lo tengo encendido siemprepero luego no lo uso más que en momentospuntuales. Igual hay una amiga y le digo: `Oye, cogeel teléfono que te voy a llamar a casa para que nohaga mucho ruido´. Porque tengo el teléfono gratis,

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las llamadas nacionales y entonces para decir “tellamo” y nada más. Pero no puedo, lo tengo quetener encendido, como una adicción a tenerloencendido pero no a utilizarlo. Es como el móvil,aunque no lo use va conmigo a todas partessiempre”). Unos cambios que, en el caso másextremo, definen como “gente que basa su vida enel ordenador”.

El relativismo razonable que se manifestó hablandode los usos de drogas también apareció en el debatesobre las dependencias tecnológicas (“ayer dijimosque las drogas no siempre convienen. No es todomalo o todo bueno. Internet es lo mismo”). De lamisma manera con la que insistieron en que sediferencien sus diferentes formas de uso, insistenahora para que se consideren sus relaciones conlas nuevas tecnologías (“Es que yo no creo que sepueda decir que algo es malo o es bueno, sino eluso de algo es bueno, o el uso de algo es malo”).

Alguien hizo una cierta valoración global, recordandolas relaciones con los padres, haciendo ver que losdiferentes aspectos de la realidad y la necesidad delequilibrio (“El ordenador tiene un paquete muy grandede cosas positivas, tienes con Internet, acceso ainformación instantánea, hacer un trabajo a ordenador,es como antes hacerlo con máquina de escribir, sóloque borras, rehaces, todo lo que quieras, elMessenger si estás con uno de la uni puede haceruna parte del trabajo cada uno. Pero luego tienetambién sus cosas negativas, los videojuegos te

¿No deberíamossituar nuestras

preocupaciones en eluso, en las formas de

uso de las nuevastecnologías, definir

usos “razonables” yusos “arriesgados”?

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crean dependencia, pierdes tiempo, relacionessociales. Es que es como lo de la autoridad paternaly ser amigo, es un equilibrio”).

Finalmente, creo sugerente destacar que algún grupohizo aparecer a los adultos en el debate. Salieronsus dificultades para entrever ese nuevo mundo y latendencia –también- a convertirlo en problema. Porun lado no pueden considerar el mundo digital de lamisma manera que las drogas, pero por otro seangustian ante los problemas que, según ellos,pueden crear (“la diferencia es que las drogas siemprese han visto como algo muy malo, pero Internet esuna cosa que se ha metido tanto en la sociedad...”).Nos ven desconcertados, analfabetos en un mundode símbolos diferentes y afirman que no parece queles podamos ayudar demasiado (“Pero la cosa esque los padres ahora, la mayoría, no pueden sabersi el Messenger es bueno o malo para los hijos,porque en realidad no saben lo que es, ni el uso quele das, y el hijo puede engañar muy fácil a su madre,yo creo que el cambio vendrá cuando nosotrosseamos padres, que ya lo conocemos y sabemos loque hay”). Son conscientes de los esfuerzos dealgunos para acercarse, pero sienten que están enun mundo donde nuestra capacidad de control yaes escasa y en el que haríamos bien en dejarnosenseñar por ellos (“Mi madre nunca ha tenido Internethasta ahora, y eso que mi madre es de las que seapunta a cursos para no rayarme a mí para que leenseñe las cosas. Pero en realidad no sabe el usoque yo le doy al ordenador”).

¿Dejarnos enseñar noayudaría a que tomenconciencia de cómousan las nuevastecnologías?

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5.- Otras vidas en la realidad virtual

“Estoy un rato en que desconecto del mundo”

En medio de las diferentes reflexiones, en las quese mezclaba el diálogo en el Messenger con los Chato la participación en foros, los juegos, etc. aparecierondiversas referencias a una dimensión poco analizadahasta ahora: el acceso a la dimensión virtual, elpoderse situar en un entorno, de diálogo o de juego,en el que los tiempos, los espacios, las identidadespueden ser múltiples, en las que el joven que actúapuede ser o representar, tener un papel real oinventado, proyectarse o darse a conocer, diferenciarrealidades o confundirlas.

Con posibilidades de generar efectos positivos ynegativos, el ciberespacio parece ser un lugarapropiado para los que quieren ser u ofrecer otrasformas de ser que las reales (“Te dan a elegir lo quequieres hacer, es una libertad imaginaria”) o conposibilidad de aparecer lo que no eres (“Y la genteque busca una doble personalidad sobre todo en laspáginas de ligue y todo eso”), aunque sólo sea portener éxito momentáneo (“Yo tengo amigos quequieren jugar on line y si eres un chico, nadie tellama”).

La combinación de la conexión con otras realidades,otras relaciones y otras dimensiones, con la habitación

¿Tiene algo de maloque vivan otras vidas

virtuales con mayorgrado de libertad que

la cotidianeidad?

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propia facilita una experiencia especialmente singularen la que parecen sentirse gestores activos de eseespacio-tiempo de sus vidas (“En ese momento noexistes, es que nadie te está viendo, parece que nohay nadie en casa, no hace ruido, no habla, no hacenada y los padres contentos….”). Luego puedenvenir los problemas pero parece que serán el productode no querer volver a la realidad próxima (la otratambién es real) o de confundir lo que pasa en unoy otro plano (”Es todo imaginación, yo no lo veo mal,pero sí hay gente que confunde la realidad”).

La habitación adolescente y joven, invadida ycomunicada en parte por las pantallas, se convierteen un nuevo microcosmos que los adultosconfundimos con la soledad y el aislamiento, peroque en la mayoría de los casos no es así. Por unlado son el espacio propio, íntimo, que todoadolescente reclama (“ahí tienes tu intimidad, tutxoko”). Por otro, permite un alto grado de sociabilidad(“la habitación de tu casa puede ser un espacio deocio “) a partir de otros mecanismos de comunicaciónque no son la presencia física pero que sonexactamente igual de reales en un contexto queconsideran propio, protegido y libre (“Y allí aunqueestés solo, estás protegido porque es todo tuyo”.“Tesientes más libre”). Una vez más podemos sernosotros, los adultos, los que añadimos problemadónde, al menos en un primer momento, ellos y ellasno ven ninguno (“A mí me gusta, no vas a perder la

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amistad, salir a la calle, es que todo con un control...”).

Finalmente, como he dicho, permite afirmarse enuna realidad f ict icia, en una nueva vidaautoconstruida, en la que todo es posible, en la queno se depende de las esclavitudes de la realidad,en la que son posibles proyecciones y descargas dedeseos y frustraciones. Sólo cuando la realidad delo virtual se confunda con la realidad real en la quese ha de vivir vendrán los problemas (“El problemaes cuando tú no sabes diferenciar y te cierras sóloa eso y luego no eres capaz de tener unaconversación o relación pero si lo sabes diferenciarno tiene porque ser malo”). Y algunos sí que hanllegado a tener problemas, al menos, por engancharsea pasar demasiado tiempo en el otro lado (“Yo heestado enganchado a los SIMS -vida virtual- y yo...”).

También en estos temas conviene no olvidar que,cada vez más, las personas adultas que rodean aladolescente van siendo de generaciones que tuvieronadolescencia y juventud, que de alguna maneraformarán poco a poco parte de las generacionesdigitales y que, en un grado menor, tienen estilos devida en los que algunas de estas prácticas estánpresentes. Hablando de la construcción de vidasvirtuales, uno de los participantes se refirió a sumadre como la verdadera experta en estos temas:“Mi ama tuvo una época en que se hizo pasar poruna tía que se llamaba Zoila y entonces uno le quería

¿Y si utilizamos elrealismo virtual para

el autoconocimiento ypara la elaboración de

planes de futuro?

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conocer, entonces, hizo otra cuenta y le dijo que eraamiga de Zoila y que había tenido un accidente.¡Muy fuerte!”… Parece que sí.

En este mundo virtual desempeñan un importantepapel los juegos. Igualmente, están al servicio delocio, de la desconexión y de la comunicación.Siempre dentro de la enorme diversidad de estilosde vida y de actitudes vitales los consideran algopositivo y hasta útil (“…hay juegos bonitos, buenos”).Nos guste o no, conforman nuevas variables de suforma de divertirse (“A mí también me gusta jugar avideojuegos, porque estoy un rato que desconectodel mundo. Pero estoy un rato a gusto y ya está, nohoras y horas”). Una vez más la variable relacionalestá presente y se convierte en gran medida en lajustificación del juego, aunque nuestra tendencia adescalificar nos hace considerar igual el simple juegocontra la máquina con el juego en red (“La Play esdiversión, yo soy más de juegos on line, juegas conmás gente. Yo tengo amigos filipinos, japoneses...”).

También aquí volvemos a la dosis y a la capacidadpara diferenciar los estados (“Una cosa es jugar yotra ya es enfermedad que ya es que paso de todo...teinvolucras en un mundo que al final hasta te lo crees”).No estaría de más, en cualquier caso, tener en cuentala advertencia que uno de ellos hacía: “Si te enganchaalgo es porque realmente te gusta, estás dispuestoa dejar otra cosa que te gusta menos, por eso”.

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En una sociedad de consumo, en la que el ocio es unaparte más, en una adolescencia y juventud cada vezmás estructurada en torno a él, también aparece elrebote contra sus dependencias y esclavitudes. Puedeacabar siendo una obligación molesta tener que pensary planificar cómo divertirse (“Yo muchas veces he llegadoa no dormir por hacer cosas de ocio, en vez de decirhe llegado cansada me echo la siesta, pues no, sigueshaciendo cosas”). El ocio deja de ser disfrute del tiempolibre para convertirse en obligación y rutina (“Al final sepuede convertir en una rutina que no disfrutes bien,igual es mejor hacerlo menos días y disfrutarlo más”).

¿Tienen mucho tiempo realmente libre? De nuevo hemosde considerar la diversidad. Algunos y algunas, fueraya de la escuela y sin encontrar todavía su hueco jovenconsideran que tienen “demasiado” y hasta se reconocencomo “vagos”. Otras y otros, inmersos en obligacionesacadémicas y familiares, insisten en que tienen poco yreclaman “más tiempo para no hacer nada”.

Son todavía los hijos de unas generaciones adultas queconsideran vicio la pérdida de tiempo y virtud la plenaocupación. (“Mi madre puede decir que he estado

VIII.-

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perdiendo el tiempo, pero para mí ha sido un ratoque he estado tranquila”). Además, son conscientesde ser el producto de una sociedad que ha hechodel estrés una forma de vida (“una necesidad detener que hacer las cosas en ese momento”) y delas formas de suprimirlo una forma de consumo (“Lasociedad te demanda que no te tires a mirar lasnubes …, que vayas al gimnasio, que vayas a unspa, yoga … para quitar el estrés que al final es unaforma de consumo”).

No estaría de más tener en cuenta que tambiénreclaman, también pueden ponerse a reclamar elderecho a aburrirse, a no hacer nada (“tirada en unacampa con el perro”) a estar a gusto en buenacompañía sin tener la obligación de hacer algo(“Muchas veces puedes estar con los amigos, sinhacer nada, hablando y estar muy a gusto”).

¿Tiempo perdido? No, tiempo para pensar paraaprender a conocerse, sin agitaciones ni agobios.Así de sencillo: “No es que sea tiempo perdido si noes lo que te hacen pensar, realmente no lo es, tú lovives y dices estoy agustísimo tirada en la camamirando el techo sin pensar en nada, te entra elagobio cuando tu madre te dice que llevas una horasin hacer nada, y dices: ¡mierda! He perdido unahora de mi vida”.

¿Por qué noconsideramos

adecuado el tiempode aburrimiento?

VIII. Ocios obligados y tiempos perdidos

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Quisiera acabar recogiendo su demanda de unamirada sin acritud. De la necesidad de mirarlos antesde ver problemas. De no pensar que todo lo quedesconocemos, altera nuestro orden o nos produceangustia ha de ser corregido (“El problema lo planteanlos adultos, ellos ven que nosotros tenemos uncomportamiento y supuestamente quieren“arreglarnos”, y “que nos comportemos bien”.“Investigan y sacan problemas de donde no los hay”).

Algunos jóvenes se inclinan por pensar que lacompresión es imposible. Creen que unos ven enblanco y otros en negro, que cada etapa de la vidatiene sus lógicas y no aspiran a ser “comprendidos”,además, defienden su perspectiva diferente (“Creoque un adulto no puede analizar cómo vive un jovensu día a día, ni al revés. Porque es completamentedistinto, lo que ellos ven en nosotros un problema,yo igual veo un problema que mi padre no hace másque trabajar, llega cansado, se va al sofá, cena, adormir y a trabajar otra vez. Y él ve como un problemaque yo llego a casa y me largo por ahí con losamigos”).

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¿Por qué no hacemossistemáticamente el

ejercicio de ponernosen su lugar?

Otros, sin embargo, tan sólo nos piden un pequeñoesfuerzo: intentar ponernos en su piel. Para la mayoríade padres y madres de hoy no vale decir que fueronotros tiempos y sólo los más interesados odesmemoriados se olvidan de sus tiempos jóvenes(“La pregunta es por qué algunos adultos no seponen en el lugar de los jóvenes. Porque ellos tambiénlo han sido…”).

Pensar en problemas evita pensar. Criticarlos conducea no interrogarse sobre sus verdaderaspreocupaciones (“Es mucho más fácil criticar ¿Loque te puede hacer pensar qué es? Que tu hijo estámetido en una lonja con los amigos y no sabes loque hacen. En lugar de pensar por qué está ahí, sies feliz, si no es feliz... Pues lo criticas que salga yasí no tienes que pensar qué hace”).

Acabo. Escuchar para entender supone aproximarsepero eso seguirá siendo imposible si se “pone unabarrera tan grande entre el mundo de los adultos yel mundo de los jóvenes”.

Fin: ¿Es posible el entendimiento mutuo?

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Al final del encuentro uno de los profesionales quehabía estimulado –mucho- los debates (Carles Sedó)hizo una especie de resumen en clave de humorpara mantener el buen rollo y agradecer a los chicosy chicas sus aportaciones. Como era ya casi domingoy aunque las claves religiosas de los participantesno eran muchas, decidió escribir y leerles una cartaamorosa de un nuevo Apóstol San Pablo a laautoridad, al señor de todos, al poder adulto. Hequerido rescatar al menos algunos párrafos paraque, en un texto que recoge los argumentos jóvenesy que siembra las dudas adultas, pueda servir deestímulo final.

Son palabras estimuladoras y provocadoras paraellos y ellas porque tienen que ver con lo que cadadía deciden hacer con sus vidas. Son palabrasestimuladoras y provocadoras para las personasadultas que les rodean porque si les seguimosescuchando es posible que –como ahora está demoda decir- tengamos que cambiar de paradigma.Es decir, tengamos que cambiar de ideas, de clavesinterpretativas, de objetivos de nuestra atención, depretensiones educativas, etc. para seguir sirviendode ayuda a adolescentes y jóvenes en su construcciónpersonal y en sus relaciones con las diferentesdrogas.

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He aquí algunas de las demandas finales a laautoridad:

Con nuestro debido respeto Sr., a algunasde nosotras y a algunos de nosotros nosgustaría seguir sin usar drogas inclusohabiendo llegado a la mayoría de edad.Quizás no nos dé la gana, o nos den miedo,o todavía nos veamos demasiado jóvenespara ciertos consumos.

Y los que las vamos a consumir a partir delos 18, como se trata de algo muy serio, tepediríamos Sr. que nos dejes practicar unpoco antes.Su uso, como la conducción o el sexo, pideun aprendizaje previo y progresivo. Tepediríamos que incluyan en nuestros estudioscursos de formación drogopacional, conadultos expertos en su consumo que nospuedan dar una información veraz y conquien podamos real izar práct icassupervisadas.

(…)

Parece ser que cualquier actividad que serealice diariamente –fumar porros, estarsiempre con nuestra pareja, comerse cadadía la comida preparada por la ama o el aita-

Conclusión estimuladora

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hace que acabes por aburrirla y quitarle laimportancia que tiene.Por eso ya nos gusta perder la libertad devez en cuando. Nos ayuda a echarla demenos, a valorarla y a verla con distancia.

Le pediríamos, Sr., no obstante, que nosayude a encontrarla en momentos deextravío. Encargue a quienes ustedes llaman“ángeles de proximidad” a orientarnos en subúsqueda (aunque con ello tengan que dejarun rato el tráfico de coches a su libre albedrío,aunque con ello no dispongan de tanto tiempopara ponernos multas por incivismo).

(…)

Si no experimentamos a nuestra edad –ycometemos errores y aciertos- no tendremosuna experiencia que nos permita decidir yescoger.

(…)

De hecho lo que más pereza nos da de lavida adulta es que esto se pierde (laconvivencia de mil colores y olores, y estilos).Es como un cámara que se va alejando denuestro planeta; cuanto más se aleja, másse pierden los colores y sabores ytonalidades, y se unifica todo en un color unpoco preocupante: el marrón...

Conclusión estimuladora

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1.

2.

3.

Anexo I: Guiones para estimular debates

1.- Las drogas que nos consumen2.- Los y las jóvenes. Sus inquietudes y sus preocupaciones3.- El consumo del ocio

Anexo II: Programa del encuentro

Anexo III: Agradecimientos y participantes

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ANEXO I: GUIONES PARA ESTIMULARDEBATES

O.- PARA ROMPER EL HIELO Y ABRIR BOCA

¿Por qué estáis aquí? ¿Qué esperáis de todo esto?

1.- LAS DROGAS QUE NOS CONSUMEN

• MIEDOS Y PREOCUPACIONES ANTE LAS DROGAS.

- Riesgos y atracciones, daños y beneficios,peligros y oportunidades de las drogas.

- La visión joven.- Convivir con las drogas sin equivocarnos.

¿cómo?- Qué aportarles a nuestros adultos para que

no pierdan la calma. (Símil del acantilado)

• SENSACIONES Y REACCIONES ante las drogas

- Lo que buscas y lo que encuentras en lasdrogas. Las expectativas.

- Sabemos que las drogas no tienen vida nisentimientos, ¿qué sientes tú hacia o porellas?. Miedos, temores, atracción...

- Las drogas, sin tomarlas, ¿te provocan?

• DE LA FRECUENCIA Y LA NORMALIDAD DELCONSUMO (confundir frecuente con normal)

Anexos

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• PONERSE ETIQUETAS

- La importancia de que te vean o no. Hacersenotar

- El consumo y ganarse las etiquetas.Consecuencias positivas y negativas.

- Coherencias e incoherencias del consumo dedrogas.

Rollo joven, rollo adulto.

• ACERCA DEL RESPETO Y TOMAR DECISIONES.

- La importancia de la toma de decisionesindividual ante la del grupo y respetando aquién discrepe.

- El respeto a la decisión propia de consumiro no drogas dentro de la cuadrilla.

- Hacerse cargo de las consecuencias de ladecisión tomada.

- Las drogas y la responsabilidad. De qué vaésto.¿Todos tenemos que ir de lo mismo?

- Hay quien come la olla.(Pág. 7 “Que Rule”)

• ESTRENARSE CON LAS DROGAS

- ¿Cuándo es el momento?. La primera vezcon las drogas. ¿Se puede estar preparado/a?

- El momento ideal para el consumo y para elno consumo (¿cuándo es mejor no tomarnada?)(Pág. 10 “Que Rule”)

Anexos

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- ¿Cómo saber que no se lleva bien el temade las drogas, cuándo alguien está muy liadocon ellas?

• RELACIONAR EL CONSUMO CON EL TRAPICHEO.

- Pillar y que te pillen- ¿Y para rescatar al que trapichea?.

• A CUENTA DEL BOTELLÓN.

- Mensaje en una botella. Descifrar la clave¿Qué esconde?

- El botellón ¿un problema? ¿Por qué y paraquién?

- Alternativas al botellón. El botellódromo ¿unaalternativa? ¿una competición?

- Los macrobotellones ¿una joven oportunidad,una reivindicación joven, un jovencompromiso o una vuelta de tuerca?.

- Grandes éxitos y fracasos de las convocatorias.- En los macrobotellones. ¿Qué buscas?, ¿qué

esperas encontrar?. Cada cual tendrá susrazones:• Si vas ¿qué buscas?.• Si pasas ¿por qué?• Si quisieras pero… ¿Cómo te quedas? ¿qué

esperas?.- Ponerse en el lugar del otro. Fórmulas para

contentar a unos y a otros.

Anexos

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2.- LOS Y LAS JÓVENES. SUS INQUIETUDES YSUS PREOCUPACIONES

• SER JOVEN Y ESTAR PARA CONTARLO.

o Defínete en tres palabras.o Lluvia de preocupaciones. Enumerar.o Lluvia de intereses e inquietudes. Enumerar.o Qué gano creciendo o dejando de serlo. Que

me diferencia de un niño/a.o Verse y describirse con 20 años más.o A qué viene lo de la responsabilidad y

hacerse cargo.o Libertad de elegir. Capacidad para decidir.

• SER EL ROTO DEL TRAJE DE MIS PADRES.

o Lo que se espera de mí y hasta dónde estoydispuesto/a a llegar.

o Tan lejos y tan cerca de ellos.o Qué pasa que no consigo que me entiendan.o De lo que me gustaría hablar con ellos y no

sé por donde empezar.o Para que no me rayen…o Por aquí ahí no paso; por aquí, bueno, vale.o Cuando tengo razón y cuando me quedo sin

razones…o Gritos, impotencia, rabia, lágrimas y portazo.

Esos momentazos…o Recomponer conflictos.

Anexos

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• SER O NO SER. CÓMO ME VEO, CÓMO ME VEN.

o Ser yo y no incomodar con mi presencia.o Para debatir: “Yo a tu edad sí que”… “La

gente joven sólo piensa en estar de fiesta”…“Los jóvenes de ahora no tenéis remedio”

• SER JOVEN Y PINTAR ALGO EN LA CUADRILLA.

o El papel que juego en mi cuadrilla. Para losdemás soy… Qué aporto

o El reparto de responsabilidades en el grupo.o La importancia de la toma de decisiones

individual ante la del grupo y respetando aquién discrepe.

o El respeto a la decisión de cada uno/a.o Como me siento cuando digo lo que pienso.o Ir de duro/a o que vayan contigo.

3.- EL CONSUMO DEL OCIO.

• LLENAR EL TIEMPO. PASAR EL RATO

o Hacer algo cuando no hay nada que hacer.o El sentido de no hacer nada y disfrutarloo Dar sentido a una tarde sin sentido.o Llenar el tiempo de aburrimiento.o Del tiempo libre que dispones para hacer lo

que quieras.o Inquietudes para ocupar y disfrutar del tiempo

Anexos

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libre.o La publicidad y los jóvenes.

• COLGADOS/AS DE LA RED

o Mejor en red que cara a cara.o Sentirse como en cuadrilla delante de la

pantalla.o Messenger o Play.o El Messenger es para comunicarse.o “Si no estás conectado no existes”

• TU VIDA ¿ES MÓVIL?

o Sentimientos hacia el móvil.o Acompañarte con perdidas.o Tiempo sin móvil. Tiempo sin vida.

• LOS ESPACIOS DE OCIO ALTERNATIVOS.

o Las lonjas.o Se puede saber qué haceís ahí metidos.

Anexos

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Anexos

ANEXO II: PROGRAMA DEL ENCUENTRO

27 de octubre de 2006

8:30.- Entrega de credenciales y documentación.

9:00.- Inauguración. Presentación de la dinámicadel encuentro.

BLOQUE I. Las drogas que nos consumen

9:30.- Conferencia de presentación del Bloque I.Algunos fenómenos en torno al consumode drogas. A cuenta del botellón.Presentador: Artemio Baigorri. Sociólogo.Profesor Universidad de Extremadura.

10:00.- Grupos de trabajo sobre el Bloque I.

11:30.- Descanso.

12:00.- Conferencia. Bloque I. De la frecuencia ala normalidad del consumo de drogaspor jóvenes.Presentador: Claudio Vidal. Psicólogo,coautor del programa “Saber Beber”. EnergyControl Andalucía.

12:30.- Continuación de los grupos de trabajo delBloque I.

14:30.- Comida.

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BLOQUE II. Jóvenes. Sus inquietudes y preocupaciones.

16:00.- Conferencia presentación del Bloque II.Cómo se ven y cómo les vemos. De latoma de decisión a la asunción deresponsabilidades.Presentador: Jaume Funes. Psicólogo,educador y periodista.

16:30.- Grupos de trabajo sobre el Bloque II.

18:00.- Descanso.

18:30.- Continuación de los grupos de trabajo delBloque II.

20:00.- Proyección y coloquio de la película“Camping á la ferme” (Jóvenesoportunidades).Moderador del coloquio: Manolo Haba.Director de Irudi Biziak.

22:30.- Cena y alojamiento.

Anexos

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28 de octubre de 2006

BLOQUE III. El consumo del ocio

10:00.- Conferencia de presentación del Bloque III.Nuevas tecnologías. Nuevos consumos.Presentador: Carles Sedó. Pedagogo,trabajador social. Coordinador de EDPAC.

10:30.- Grupos de trabajo sobre el Bloque III.

12:00.- Descanso.

12:30.- Continuación de los grupos de trabajo delBloque III.

14:00.- Comida.

CONCLUSIONES

16:00.- Elaboración de conclusiones del Bloque I.

17:00.- Elaboración de conclusiones del Bloque II.

18:00.- Descanso.

18:30.- Elaboración de conclusiones del Bloque III.

19:30.- Conclusiones y recapitulaciones delencuentro. Lo que los y las jóvenes nostransmiten. Propuestas para las Jornadasde Prevención de Drogodependencias de2007.

21:00.- Clausura. Música en directo.

Anexos

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ANEXO III: AGRADECIMIENTOS YPARTICIPANTES

Aquí no todos fuimos de lo mismo. Detrás del grupode jóvenes participantes, hubo una cocina deprofesionales que llenos de grasa, perdieron sueño,nervios y ganas de repetir la experiencia, y si nofueron los mejores ingredientes, al menos fueron losimprescindibles para que los guisos quedasen apunto.

MENU DEL DÍA

ENTRANTESDe cada bloque temático y por orden de aparición

en la mesa:Artemio Baigorri (Universidad de Extremadura)

Claudio Vidal (Energy Control)Manolo Haba (Irudi Biziak)

Jaume Funes (Redactor e intérprete)Carles Sedó (EDPAC)

PRIMER PLATOEquipo técnico de prevención:

Raimundo ParreñoMarta Azkarretazabal

Laura AlonsoBlanca Fernández Rivera

Marta Moreno

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SEGUNDO PLATODinamizadores/as y estimuladores de debates:

Lutxi IturriagaUnai ElorduiTomás Leivi

Estíbaliz Bartolomé

POSTRESEscribanas, relatoras, compiladoras, cuidadoras y

noctámbulas:Alaine Markaida

Ainhoa RuizDori Calvo

Nerea Hilera

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Anexos

LA CARTA: ESENCIAS EN BANDEJADE PLATA

PARTICIPANTES DEL ENCUENTRO ENCLAVE JOVEN 2006

Irati Andoño

Garazi Castañares

Tamara Arroyo

Itzel Martín

Irantzu Panero

Maialen Villaluenga

Carmen Cruz

Gonzalo Doce

Yanire Andrés

Rubén López

José Carlos Tehfe

Iker Salvador

Estíbaliz Peñalba

Andoni Choya

Miriam Salvador

Diana Gil

Nerea Herrera

Ana Ochoa

Ainize Trigueros

Alba Sánchez

Ziortza Sánchez

Lino Rodríguez

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Anexos

Irune Herrán

Beatriz Alduán

Sara Barricarte

Silvia Cabanillas

Mª Belén González

Jessica Sacristán

Jon Bosco Aranburu

Hector Ruiz

Danielle Maselli

Drzysztof Drzymalski

Lorena Blanco

Víctor Garcia

Arturo Martín

Estíbaliz Hierrezuelo

Iratxe Peña

Aroa Zabala

Alvaro Berlanga

Jonathan Sánchez

Celia Bustamante

Pedro Pastor

Javier Pérez

Casandra Gómez

Ibai Eguirles

Celine De Barros

Lidia Bizón

Emmanuelle Lagar

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“La última palabra la tiene el eco” (Woody Allen)

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