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3 1 $¿ ZARZUELA MADRILEÑA en dos actos y en prosa, original MÚSICA. DK I.OS MAESTROS qUISIiAXT y BABIA Copyright, by Ángel Caamaño, 1915 SOCIEDAD DE AUTORES ESPAÑOLES Calle del Prado, núm. 24 1315

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3 1 $¿

ZARZUELA MADRILEÑA

en dos actos y en prosa, original

MÚSICA. DK I.OS MAESTROS

qUISIiAXT y BABIA

Copyright, by Ángel Caamaño, 1915

SOCIEDAD DE AUTORES ESPAÑOLESCalle del Prado, núm. 24

1315

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¡DE MIRAFLORES... Y A PRUEBA!

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Eeta obra es propiedad de su autor, y nadie po-

drí,, sin su permiso, reimprimirla ni representarla en

España ni en los países con los cuales se hayan ce'e-

brado, ó se celebren en adelante, tratados Internado

nales de propiedad literaria.

El autor se reserva el derecho de traducción.

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de, la Korvégc et la Hollando,

Queda hecho el deposito que marca ls ley.

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RUIS... í i

ZARZUELA MADRILEÑA

on dos actos y en prosa

ORIGINAL DE

^ZSTGKEL caamanomúsica de los maestros

QUISIiANT y BADIA

'Estrenada en el TEA.TRO CÓMICO de Madrid, la noche del

25 de Febrero de 1915

*-

MADRID

-1S. Vblasoo 3 imp., Marqüís dh Santa Ana, 11 ddp.*

Teléfono número Bbl

1915

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JSorQÍiío:

Gnriqu&:

Nuevamente volvemos a encontrarnos en es-

cena, y nuevamente salgo yo ganancioso en el

encuentro.

^Amigos tan antiguos y tan cariñosos como

ustedes, que ponen alma y vida en favor de mis

pobres engendros, bien merecen que con absoluta

justicia yo proclame una vez más sus extraor-

dinarias bondades.

T)e ahí estas líneas que son algo más que una

dedicatoria. Son agradecimiento eterno y amistad

entrañable.

(1aamauó.

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REPARTO

PERSONAJES ACTORES

CELEDONIA Srta.

JOAQUINA Sra

BRÍGIDA

CARMELA|

BEATA 1." í

ROSARIO i „,

ISrta.

BEATA 2." i

LA BONI/ „. Sra.

BEATA 3.a

\

LA PURI / _ .

1 Srta.BEATA 4." »

LA PILI

PER ETE ,

LA NATI

LA TRINI

LA DOROLA SI N FOLA FILO

MONAGUILLO Niña

ISIDORO Sr.

VICENTELEONARDONICOLÁSEL CHAPUZAUN SACAMUELASUN MURGUISTACURIOSO 1.°

UN CIEGO f ¡

CURIOSO 2.° >

UN INSPECTOR(

ABOGADO 1.a '

UGIER 1.°

ÍDEM 2.°

SANDCVALABOGADO 2.°

GUARDIA 1.°

ÍDEM 2.°

UN LAZARILLO

Verduleras, Murguistas, Curiosos,

Loreto Prado.

Sánchez I maz.

Castellanos.

Franco.

Águila (M.).

Martín.

Anchorena.

Medero.

Carreras (P.).

Carreras (M.)..

Borda.

Román.

Águila (J.).

Ortiz.

Leal.

Enrique Chicote.

Aguirre.

Delgado.

Castro.

Soler.

Miranda.

Ortiz.

González.

Ponzano.

Morales.

Peinador.

Bermúdez-

Guerra.

Bastían.

Boluda.

etc.

La acción en Madrid.—Época actual.— Derecha e izquierda, las del actor

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babT

ACTO PRIMERO

CUADRO PRIMERO

Plazoleta en los barrios bajos a gusto del Director de escena. En dis-

tintos sitios, puestos de verduras. En el centro, trípode cubierto

con tapete colorado, y sobre el mismo, una caja conteniendo to

dos los cachivaches propios de los dentistas callejeros. Cerca del

trípode y sobre una tijerilla, cesto con baratijas.

ESCENA PRIMERA

CELEDONIA sentada tras el tenderete verdulero, primer término de

la izquierda. BRÍGIDA, ídem, Ídem, tras el de la derecha. NICOLÁSlimpiando con un plumerillo la quincallería. EL SACAM CELAS su-

bido en una banqueta agitando una campanilla de vez en cuando.

CIEGO y LAZARILLO, el primero rascando ea una vieja guitarra y

el segundo señalando con una vara los cuadros de un «crimen horri-

ble» pintado en un eartelón. LA NATI, LA SINFO, LA DORO, LATRINI, LA PILI, LA PÜRI, LA BONI y LA FILO ofreciendo sus

mercancías, ya a la mano, ya en cestas, ya en les delantales, ya

desde los puestos, y lo mismo el Coro

Música (1)

Todas Vengan, vengan las señoras;

vengan, vengan las criadas;

(l) Para todo lo que se refiere a las letras de los cantables de

la obra, aténganse los señores artistas a la partitura. Lo allí consig-

nado es lo que ha de cantarse, aunque discrepe del libro.

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Cel.Bríg.

Las ochoCoroCel.Bríg.

Sac.

Nic.

Cel.Bríg.

Todas

Ciego

Laz.

Todas

vengan, vengan si es que quierenlas verduras arregladas.

¡Miste qué repollos!

¡Míete qué guisantes!

[Miste qué pimientos!¡Miste qué tomates!¡Miste qué superiores

guindillas pa el vinagre!

Las caries, el sarro,

los malos olores,

con esto se curan,con esto no más.Con esto se alivian

los grandes dolores,

igual los de alante

que los de detrás.

¡A realito y a dos reales,

y a peseta! Aquí, a elegir

los ojetos más baratos

que se venden en Madrí.¡Miste qué par de pendientescon diamantes por un real,

y un collar de perlas finas

por dos reales nada más!¡Esto es una ganga!¡Esto es regalar!

¡Ande el acabósede lo comercial!

Judías de la Granja.Ajo3 y laurel.

Pepinos tiernecitos

de Leganés.Vean de cómo le meten el puñal por la ra-

badilla. Oserven en este otro cuadro la ago-

nía del cadávere. Aquí, señores, es cuandollegan los civiles, solteros por más señas, lo

cual que en la segunda parte se dirá lo

demás.¡Quién pide otro! ¡El horroroso crimen del

bandido enamorao!La brecolera,

la lechuguita,

la berenjena,la escarolita,

la hierba-buena

y el perejil.

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¡Anden y compren!¡Vengan aqui!

Vengan, vengan las señoras;

vengan, vengan las criadas;

que aquí tienen las verduras

más fresquitas y arregladas.

Hablado

Sinfo (junto a Celedonia.) ¡Cámara, y cómo ha ama-neció el día! ¡Pero que nadie quié verde!

Cel. ¡Ya, ya! Está el negocio como pa traspasarlo

por defunción de la parroquia.

Nic. ¡Y miá que no vender ustés con la popula-

ridá que tienen!

Pili ¿Es chungueo, pollo?

Nic. Es la fetén, hija. Porque pa el cogollo fres-

co, tú.

Pili Tantas gracias.

JNic. Y tocante al espárrago, no digamos. ¡Pa pe-

ricos, la Trini y la Duro!

Trini Y de tu familia, ¿qué?

Nati Los de presidio, buenos gracias (como la an-

terior y como la siguiente, dolida de lo dicho por Ni-

colás.)

Doro Y los ahorcaos, a la derecha de Dios Padre.

Cel. ¿Y tú qué opinas, Brígida, de esia parálisis

comercial?

Bríg. Que me dá la mismo. ¡Pa lo que va una a

vivir y pa como vive una!

Filo ¡Qué barbaridá! ¡Pues no estás poco funeral!

Boni ¿Amarilla y ron ojeras? ¡Ni palabrita más!

BrIg. ¡No es por ahí!

PüRÍ ¡Vamos! ¡Que tÓO se sabe! (Aprovechando, como

las otras verduleras, oportunidades de estar cerca de

Brígida.)

Bríg. ¿Y qué es lo que se sabe?

Nic. Pues primeramente, que usté entoavía es

una señora de buen ver. Segundamente,que a usté la hace tilín un gacheau, y comoel interfeto no se clarea, pues que está us-

té como pa que la canonicien por mártir deuna pasión.

Bríg. Y suponiendo que haiga algo de eso, a ustés

les importará mucho.Nic. Lo que es a mí... ¡piscicultura!

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— 10 —Pili Y a nosotras... ¡Prim! ¿Verdá?Todas ¡Ole!

Cel. Fues en lo tocante a mi personalidá, chica,,

como si te quiés encaminar al Este leyendola desesperación de Kspronceda.

Bríg.iNo es pa tanto!

Sac. (Agitando la campanilla)¡Vengan, vengan los

que padezcan! (Le rodean las verduleras, curiosos,

etcétera.^ Yo soy un salvador de la humani-dad doliente, y en estos frascos, y en estas-

caja?, está la felicidad, la normalidad y la

tranquilidad.

TRINI ¡Qué barbaridaz! (Burlándose; risa y choteo ge-

neral.)

Sac. Pitorreos, no. ¿Eh?C el. Pero, güen hombre. ¡Si no pasa un alma!Sac. No importa La ciencia vive de ilusiones y

la ilusión me da deiecho a creerme ante unnumerosísimo auditorio. Así, pues, suplico

al ilustiado público un poquito de eso queen las naciones civilizadas... ¡Escocia, porejemplo!...

SlNFO ¡Buen bacalao! (Con guasa. Se repite la juerga.)

Sac. Me refiero a lo que puede llamarse respeto

personal.

Nic. (como una taraviiia.) ¡Anden, miren y com-pren! Petacas, ligas, lendreras, boquillas deámbar, botonaduras completa 1

-, peines, hor-

quillas, p;¡pel de luto, papel de color, estu-

che con agujas diferentes las unas de las

otras, para coser, para zurcir, para hilvanar...

¡Vengan al denoche! ¡Todo procedente deun saldo! ¡Todo baratol ¡A real, a dos reales,

ape?eta! ¡Pasen, señoresl ¡Vayan pasando!(limpiando las baratijas.)

Sac. JJecía, señores, y digo una vez que se le haacabado la cuerda al colega comercial, queya en líquido, ya en polvo, lo que expendoes una substancia química que cura todas

las dolencias de la cavidad bucal por arraiga-

das que estén. ¿Nadie quiere la substancia?

¿Nadie tiene dolores en la cavidad? (Empieza

a recoger.) ¡Que cierro! ¡Que se acaba! ¡Queme Voy!... (con el chico, su ayudante, recoge todo-,

y cuando acaban hacen mutis, y con ellos el Ciego y

el Lazarillo.)

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— 11

ESCENA Ii

CELEDONIA, BRÍGIDA, LA3 VERDULERAS y NICOLÁS. Después

JOAQUINA

Nic. Seña Celedonia, ¿por qué no compra usté

unas botellitas de sustancia.-'

Cel. Porque estoy de dentadura y de salú, queríete tú del que inventó el bacalao pa eL

hígado.

Nic. ¿Y vusotras tampoco, pimpollos?Doro Aquí no hay na careao.

Puri Ni aquí.

Filo Kso pa ti, a ver si creces.

Pili Sí, que ya es hora de que dejes de estar

Sentao. (Risa general.)

Nic. ¡Adiós, torrefazta!

(Sale Joaquina con unos melocotones en una bandeja

o plato, lodas la rodean y felicitan, diciendo cada

una lo que se le antoje, siempre que convenga a las-

enhorabueuas a una novia dedicadas.)

Sinfo ¡Feliceo! v

Boni ¡Viva la novial

Todas |Viva!

Jc/.q, Bueno, bueno. Eso pa luego. Seña Cele, voya llevar estos melocotones al doce; petovuelvo pronto, que tenemos que hablar.

NlC. (Saliéndola al encuentro, cariñosísimo;¡Ole las fru-

teras con su poquito de cutis aterciopelao!...

¡y tal!

Joaq. ¡Hombre! A propósito... ¿Usté no es pintor?

Nic. A ratos. Si cae una chapuza se aprovecha...

Y si no hay brocheo, pues a la quincallería

Joaq. Pues a ver cuando tié u^té un ratito y mepone usté un título llamativo en el estable-

cimiento.

Nic. ¡Pues na más que hoy mismo!Joaq. Gracias, (indicando el mutis.)

NlC. (Deteniéndola, siempre cariñoso.) ¡Las que tié USté r

gacelal Y me va usté a permitir una pre-

gunta.

Joaq. ¿Cuála?Nic. ¿No le queda, por un casual, medio quilo de

fruta prohibida?

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— 12

Joaq. ¡Se ha acabao, pollo! ¡Hasta ahora, seña

Cele!... ¡Abur, maestro! (Mutis por la izquierda.)

Bríg. ¡Eso! ¡Y a los demás, que nos parta un rayo!

¡Valiente niña ésta y qué tonta que se hapuesto!

ESCENA III

DICHOS, menos JOAQUINA

Nic. Hombre... Cuando una mujer está a las

puertas de la Vicaría, la tontuna es un ador-

no obligatorio.

Cel. ¡Ayl ¡Cómo se van los años!... Una muñecaque era cuando murió su madre, y pasaomañana, cónyugue.

Bríg. ¿Tomo que pasao mañana?Filo En La Paloma na más.Pili ¿Y por fin va usté a ser la madrina, Cele-

donia?

Cel. Si no disponen otra cosa...

Bríg. ¿De manera que...? ¡Abora me explico las

felicitaciones! Vamos, hombre. ¡Ya es hora

de que la niña se coloquel Así se quedarántranquilos ella y el Otro. (Levantándose y vinien-

do al centro de la escena.)

Boni ¿Quién es el otro?

Bríg. ¿Quién va a ser? El Leonardo, el asentador.

Cel. ¿Y qué le importa a ese caballero ese nego-

cio?

Bríg. ¿Pero no es el contrayente?

Nati ¿Qué va a ser, si es Vicentillo?

Bríg. ¿Qué Vicentillo?

Sinfo El requesonero.

BrÍG. (Con asombro y duda.) ¿Qué?Puri ¡El requesonero, sí!

Bríg. ¿Pero están ustés seguros?

Cel. ¡Toma! ¡Como too el barriol ¡Miá ésta!...

Bríg. Como too el barrio, no. Porque yo... ¡ni esto!

Cel. Toavía no es tarde. Puá ser que vengan a

invitarte con lacayo. (Guasona.)

Uic. ¡Y con la banda municipall (También con

guasa.)

Bríg. ¡Quiá! Eso metería mucho ruido, y hay co-

sas pintiparas pa el silencio.

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— 13 —Cel. (Levantándose y yendo hacia Brígida.) Vaya. Eso

sí que no. Las cosas claras. ¿Qué es eso del

ruido y del silencio?

Nía (Me da el corazón que va a ver cine.)

(Todos se disponen a escuchar.)

Trini (¡Y película de regalo!)

Bríg. Ét-o se lo pregunta usté al Leonardo, quesabe la mar de cosas de la Joaquina, (con re-

tintín.)

Cel. Lo que hará ese señor es enjuagarse la bocacon agua de Colonia pa hablar de la Joa-

quina.

Bríg. ¡Ja, ja, ja! ¿Ná menos que de Colonia?

Pili |Y filtrada!

CEL. jY... ja, ja, ja! (Remedándola.)

Bríg. Como ustés quieran. Pero a ver si esa niñano se tuvo que ir de témpora a un pueblopa reponerse de... no sé qué.

Cel. (indignada.) ¡Jesús! ¡Jesús!

Doro ¡Qué barbaridál

(Asombro en todas.)

Bríg. No veo el por qué de las exclamaciones. Al

fin y al cabo, cosas de hombres y de mujeres.

Cel. Pues mientes tú, y mienten tóos los que di-

gan eso. La Joaquina es más honra...

Nic. ¡Que usté!... ¡Que usté se figura!

Bríg. Y en último resultao. Yo digo lo que dice

la gente.

Cel. También a mí puen decirme que tú eres la

Bella Molinete, y tú verás si me lo voy a

creer.

Bríg. ¡Pues ándeme usté con el tal Vicente!

Cel. ¿A que también vas a decir que se marchóa reponerse a un pueblo?

Bkíg. No. Pero es un dije la criatura.

. Nati ¡Cámara, y cómo se ha afilao usté hoy la

lengua!

Nic. ¡Albacete legítimo!

Bríg. A ese mocito le pasa lo que a los botijos,

que hasta que se prueban no se sabe si se

rezumanBoni ¡Eso ya lo verá la interesa!

Nic. ¡Digo! ¡Y que Dios nos libre de una pruebaasí!

Cel. ¿Y qué más? Porque eso del botijo no nosha hecho de reir.

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— 14 —Bríg. Na más. Porque lo de no haber tenío padres

es una desgracia como otra cualquiera.

€el. ¿Que no ha tenío?... ¡Repátnpano! ¿Puescómo vino al mundo? ¿Por la línea deCáceres?

Bríg. ¡Digo padres conocidos, señora!

<(Jel. Tuvo una madre que fué una santa. A la

pebre se la escapó un día el corazón detrás

de un cariño, y quiso Dios que fuese a tro

pezar con un granuja. Del tropezón nacióVicentillo, que no tié la culpa de la des-gracia de aquella infeliz ni de la mala ac-

ción de aquel sinvergüenza (signos de aproba

ción.)

Bríg. Quié decirse que si no se va a poder ha-blar...

Cel. ¡Como hablas tú, no, señora! Tú métete entus cosas y en tus verduras, y deja a ca unocon su conque y su cómo, que el que más yel que menos tié su cómo y su conque, (vol-

viendo a su puesto.)

Bríg. Pues sí que los defiende usté.

Cel. Porque se lo merecen, y además porque meda la reali.-ima gana. ¿Qué hay? (Desafiadora.)

Bríg. Ná. Que debía usté aporhijar al pollo, y así

tendría usté un socio que la diera calor.

-Cel. (Volviendo adonde está Brígida.) Oye, tú. Pa quete enteres. A mí me dieron a 6U debidotiempo lo que me tenían que dar respetive

a eso del calóiico. Eso pa ti, que tiés quecalentar la cama con el brasero. (Asentimiento

general.)

BrÍG. (Guaseándose.) ¡Qué Valor! (Volviendo a su puesto.)

Cel. (Desde el suyo.) ¡Qué... narices! Y a ver si te

pues ir callando ya, que me esta amagandoun calambre en la mano derecha, y no mese quita na más que agarrándome a unmoño.

Nic. ¡Tirela usté una cebolla!

BrÍG. ¿A mí? (Desafiando.)

Cel. ¡A til

(Avanzan amenazadoras las dos, intervienen los de-

más, y el señor Isidoro, que ha salido oportunamente,

queda entre ambas, ya convenientemente alejadas")

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— 15 —

ESCENA IV

DICHOS, ISIDORO

Isid. ¿Ya estamos de bronquitis? ¿Qué pasa?Nic. ¡Una tonteríal ¡Que por poco si se suplica el

coche!

Cel. lista preciosidá, que se entretiene en embo-rronar una fe de bautismo y un acta de ma-trimonio.

Isid. ¿Y eso es too? Pues lo que es a mí no mesosprende.

Bríg. (con guasa.) ¡Como que es usté Dios!

Isid. No estoy tan elevao; pero te conozgo, y sé

de lo que es capaz una mujer amarga. Y túestás amarga como las propias hieles.

Bríg. (Guasona y ofensiva.) ¡Qué penetración de hom-bre!

Isid. Con cincuenta cumplidos, treinta de comer-ciar en pingajos, dos veces casao, y vísperas,

¡calcula tú!... ¡Como si acabara de aprobarel bachillerato!

Bríg. ¡Quiá, hombre! Usté sabe leer en el Catón.¡Y gracias!

Isid. También por ahí te saco ventaja, porque túte haces un lío en cuanto ves tres letias

juntas.

Bríg. Bueno. Y en total, ¿a mí quede eso? ¡Náy ná!

Isid. Eso de ná... según. Tú no ves con buenosojos la boda de esos chicos, porque cuandoel Vicente era un golfillo le recogistes, pen-sando en apropiártelo pa tener un cariñomasculino que ni pa Dios encontrabas porninguna parte.

Cel. ¡Ahí le duele!

(Todas asienten)

Pili ¡El Evangelio!

Bríg. ¿Yo? ¡Están ustés frescos!

Isid. Conque como el muchacho se iba haciendoun pollo, tan y mientras que tú ibas pa se-

ñora mayor, y como a los pollos no les. gus-ta la flor de malva, pues que no te hizo ni

tanto así de caso, y entonces tú...

Cel. Le plantó al pobrecito en mita del arroyo.jMe acuerdo como si fuera ahora!

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Nati ¡Y yo! ¡Y todos!

BrIg. ¡Naturalmente! Ya no era un chico. Podíanmurmurar de ni... Y además, yo no podíadarle too lo que él necesitaba.

Isid. ¡Nacaraque! Lo verídico es que tú te creístes

que al verse desamparao y sin cariño de na-

die iría a buscarte arrepentido; pero en esto

me aparezgo yo como el comendador, mecuenta el muchacho sus fatiga?, le consolocomo puedo y firmemos la escritura de amis-

ta y proteción con un abrazo tan apretao,

que si no vienen a comprarme dos quilos depan duro entoavía estañaos haciendo la es-

tatua de Daoiz y Velarde.

Bríg. Bueno. Pues pa sermón, ya basta, (intentando

volver a su puesto.)

Cel. (Avanzando hacia Brígida.) Aguarda, que voy yoa comunicarte mis últimas voluntades, (con

mucho énfasis.) Primeramente. Yo, CeledoniaTrescalé^, verdulera honoraria con licencia

asoluta y abono en tóos los cines, protejo yprotegeré a los ya repetidos muchachos. (To-

dos asienten.) Segundamente. La que suscribe

pondrá a subat-ta las narices de too el quealimente na más que la idea de molestarles,

y terceramente, que servidora acata y ejerci-

ta los mandamientos del Sinaí, se mudatóos los sábados, y en Semana Santa comepotaje ¡-in beber agua encima. Madrí... a tan-

tos de tant03. (Aprobación genera).)

Isid. Siguen las firmas

Pili ¡Acéteme usté este tomate!Doro ¡Y a mí este pepino!

Cel. Gracias. No tomo na entre horas.

BrÍG. (Volviendo a su puesto y sentándose.) Bueno. Aver si me van ustés a hacer el favor de per-

donarme la vida. . ¡Que no lo volveré a ha-

cer más! ;Ja, ja, jal

Isid. ¡Ríete, ríete y échalo a chufla, que ello dirá!

Cel. Y a too esto, esa chica sin volver... ¿La ha-

brá pasao algo?

Isid. ¿Aónde ha ido?

Cel» Ahí... Al 12... Voy a ver...

Isid. Yo también voy por allí.

NlC. (Recogiendo el tenderete.) Y yo me las piro abuscar los chismes pa la pintura de la

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— 17 —muestra. . ¡Y que me se ha ocurrió ud titu-

lito que va a quitar la cabeza!

Cel. ¿Cuál?Nic. (con énfasis.) El racimo poético. ¡La mar en

frutas!

Ism. ¡Oye! |Y que es muy sinificativo!

Nic. Conque... ¡Hasta luego!

Cel. (a Brígida.) Lo dicho, dicho.

Isid. (ídem.) ¡Y cuidao con los coches, que tién

ruedas!

(Mutis los tres por la izquierda.)

ESCENA V

DICHOS, menos CELEDONIA, ISIDORO y NICOLÁS

Bríg. ¿Qué os paece de esto?

Püri No haga usté caso.

Trini ¿Pero el Vicente y usté...?

Bríc. ¡Calla, por Dios! ¡Habladurías de esa gen-

tuza!

Pili Hombre... Eso de gentuza, no. La tienen

mucho cariño a la Joaquina, y ná más.Bríg. Pero está visto que se las traen conmigo y

que quieren guerra. (Disgustadísima.)

Püri Pues no haga usté caso.

Bríg. (Levantándose.) ¿Cómo que no? ¿Pa que se rían

encima? ¡Quia, hombre, quiá! ¡A Brígida

Carranque no la avasalla nadie!

Sinfo (Está disloca por el requesonero.)

Trini (¡Pero que taladra por completo!)

Bríg. Y él... ¡ese desagradecido de Vicente!... ¡Conlo que yo he hecho por él! (Medio llorando.)

Doro ¡Anda, Dios! ¿Y por eso va usté a llorar?

Bríg. Es verdá... ¡No lo merece! Pero esto no se

queda así, y él, y ella, y tóos me las pagan.

¡Por estas! (Dirigiendo el juramento hacia el sitio

por donde se fueron los otros y sentándose furioia.)

Música

Todas Vengan, vengan las señoras,

vengan, vengan las criadas,

que aquí tienen las verduras

más fresquitas y arregladas.

MUTACIÓN

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18 -

CUADRO SEGUNDOOtra calle o plaza. A la derecha la casa de Joaquina y sobre la ouer-

ta la muestra que dice: «El íacimo poético. La mar en...» A la

izquierda la casa de Brígida, y sobre la puerta balconcito practi-

cable.

ESCENA PRIMERA

NICOLÁS subido en una escalera, y pintando. Después CELEDONIAe ISIDORO por la izquierda

NlC. (Después de tararear lo que quiera el actor.) ¡Pei'O

que cá vez me gusta más el título! El racimopoético... ¡Se están vieudo las uvas talmeoteCon COplaS alusiva?! (Baja de la escalera, deja el

bote de la pintura, y contempla su obra a distancia.)

Isid. Habrá usté notao que el cariñena es de pri-

mera.Cel. Sí, que los bollitos de aceite están pa tirar-

los... ¡Es usté un tío convidando a la amista!

Isid. ¡Hola, Sorolla! ¿( ómo va eso?

Nic. ¡Na más que superior! ¡Mírenlo usiés!

Cel. Oye. Y que has estao ispirao en el pensa-miento

Isid. Pero a ver si lo acabas pa que se luzca el

mi^mc día de la boda.

Cel. Sí. Porque así ni Dios sabe si vas a ponerLa mar en frutas o La mar en calzoncillos.

NlC. (Recogiendo y retirando a un lado la escalera.) Encuanto vuelva de comer, acabao.

Cel. Bueno. A otra cosa. ¿Respetive al asunto de

esos chicos?...

Isid. Juramentaos pa protegerlos, pase lo quepase. ¡Digo! Por mi parte.

Cel. Y por la mía. Aquí hay una mano.Nía Me adero a lo dicho, y aquí hay otra.

Isid. (Estrechándolas.) ¡Con estas dos y con toa el

alma!... Y usté disimule, seña Cele, si le doy-

la zocata. No es que esté comprometía la

derecha, que es cosa de usté en cuanto queusté sea na más que un poquito sinificativa.

(Muy insinuante y soltando la mano de Nicolás.)

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— 19 —Cel. ¿De ventas?

Isid. ¡Máe formal que un ajo porro!

'Cel. ¡Guasón!Isid. ¿Cómo que guasón? (Muy cariñoso.) ¡Pa usté

tengo yo la mano y too lo de mi particular

usufruzto!

NlC. (Dando media vuelta.) tíi a UStés les parece...

¡hasta luego!

Isid. ¡No, hombre! Y dispensa.

Cel. Como de bulla, sí que lo es usté.

Isid. ¡Oye, tú! ¡De bulla! ¿Qué te parece?

NlC. (Encogiéndose de hombros.) Hombre... Yo. .

Isid. (Entusiasmado y galante.) ¿Pero es que no me has

oido la mar de veces de ponderar a la seña

Celedonia?Nic. ¡Eso sí! Antiver mismo dijo usté que era...

(pensándolo.) ¡Un bibelote con música!

Cel. ¡Qué ponderativo!

Música

Isid. Na de ponderaciones,

he dicho la chipén. (Muy cariñoso.)

Nic. (¡Jesús, cómo está el patio!)

¡Que ustés lo pasen bien!

Cel. ¡Aguardal ¡No te marches!¡Espera, por favor!

¿Yo sola con un hombre?¡Dios mío! ¡Qué rubor!

Isid. ¿Es pitorreo?

Cel. Es precaución.

Nic. ¡Le tié a usté pánico!

Isid. Pues no hay razón,

porque pa ella siempre he sido

un cachito de turrón.

Nic. ¡Pues a ver cómo se cuentandos agüelos su pasión!

Isid. ¡Bien dicho!

Cel. ¡De primera!Empiece usté.

Isid. No usté.

<Jel. Es que...f

,

l

j . t?< / (Dudando y no sabiendo como empezar.)

NlC. ¡Es que!... (Burlándose de ellos.)

¡Qué baibaridá!

¡Están ustés atroces

de verbosidá!

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— 20 -

Cel. Me se ha hecho un nudo aquí...

Isid. Es que estoy atarugao...

Nic. ¡Venga, que yo desde aquísalvaré al que esté apurao!

(Colocándose entre ambos.)

Isid. Me tié u-té hecho un monigote,

y me tié usté cuasi lelo.

Cel. ¿Dende cuándo, bibelote?

(Tarda en dar la respuesta Isidoro, y acude en su ava-

da Nicolás.)

Nic. ¡Dende que la vio el cogote,

y el nacimiento del pelo!

Isid. ¡Choca, Frascuelo!

(Dándole la mano, agradecido.)

Cel. Pues yo me siento muy dichosasolamente de pensar...

Isid. ¿El qué, retesalerosa?

(El juego anterior, no dando con la respuesta Celedo-

nia, y contestando Nicolás.)

Nic. ¡Pues porque tié usté una cosaque no tuvo Putifar!

Cel. (¡Anda la mar!)Isid. Yo a usté la quiero.

Cel. Me paece bien.

Isid. Y usté me quiere.

Cel. Verdá tamhién.Isid. Levanta acta

de lo acordao.

Nic. Ni media letra

me se ha olvidao.

Venga la mano derecha,venga la de usté también.

(Les toma las manos, los une y los bendice.)

¡Dios sus haga bien casaos!

¡Requiescant in pace, amen!Cel. ¡Amén!Isid. ¡Amén!

Hablado

Isid. Total: que usté viuda con sus verduras, y yoviudo sin na más que el hálito, me tié ustéen la puerta de la Vicaría con el susodichohálito a la hora que se sirva indicarme.

Cel. Entera, y vamos a tratar con esa chica delos últimos detalles.

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— 21 —Nic. La Joaquina ha salió hace un rato.

Isid. ¿Y entonces, qué se hace?

Cel. Pues volveremos, si a usté le parece.

Isid. Usté manda, y na más.Nic. ¡Arrea, lo que viene por allí!

Cel. ¿Qué?Nic. ¡La Brígida y el Leonardo!

Isid. Pues a agüecar tocan, que las tormentas sin

paraguas, molestan.

"Cel. De seguro que vienen armando algún lío.

Isid. ¡Ale, ale, que se va el tren! (muüs 103 tres por

la izquierda.)

ESCENA II

BRÍGIDA y LEONARDO

Este es un- tipo achulado, y al hombro lleva un talego con dinero y

en la mano un cuaderno

Brig. ¿Conque dice usté que son?...

León. Dieciseis con setenta y cinco.

Brig. Pues pagándolas, no se dehe na.

León. Verídico.

Brig. Tome usté. Diecisiete.

León. Con cinco perros, en paz. (sacándolos del talego,

y borrando en el cuaderno.)

BRIG. Y jugando. (Leonardo echa el dinero en el talego,

y se prepara a marchar no sin lauzar una mirada in-

tencionada a la casa de Joaquina.)

León. Vaya. Hasta mañana.Brig. ¿Tan deprisa?

León. Hay mucho que hacer.

Brig. ¿Pero no me dice usté na de la novedá del

día en el barrio?

León. ¿Novedá?Brig. ¡LMgo! La boda de la niña. ¡De la Joaqui-

nita!

LEÓN. ¿Cómo? (Sorprendido.)

Brig. Que pasao mañana se casa con el requeso-nero.

LEÓN. (Muy intrigado.) ¿Qué?Brig. Lo que usté oye. Y madrina la seña Cele-

donia, y padrino el prendero.León. (Tras una pausa.)

|Ah! ¿rfí? Pues misté por don-

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- 22 -

de va a tener ocupación el Juzgao de guar-dia.

Brig. ¡Por Dios, Leonardo! Que usté tié que per-

der, y el razocinio es de hombres.León. Mañana se arma la gorda, y al que le coja

el nublao, pa él.

Brig. ¿Y no sería mejor que usté la tirase un ren-toy a ella?... Porque pué que por el miedo...¡Hombre' ¡Ni que nos hubiera oído!... Ahí la

tié usté.

LEÓN. Bueno. Pues USlé... (indicándola que se vaya.)

Brig. Sí. ¡La del humo! ¡Animo, y a ser hombre!(Mutis a su casa.)

ESCENA III

JOAQUINA, LEONARDO. Dentro VICENTE

Joaquina, sin advertir la presencia de Leonardo, se dirige resuelta-

mente a su casa. Leonardo la detiene

León. ¡Joven!

Ioaq. ¿Quién?. . |Ah! ¡El Leonardo! (Asustada.)

León. El mismo. ¿Puén ser dos palabras?

Joaq. Ni siquiera media. Y haga usté el favor deseguir su camino, que los moscones me mo-lestan. (Despreciativa.)

León. ¡Qué barbaridá, niña, y cómo has cambiao!-¿Qué? ¿Tiés miedo de que te vean hablandocon quien te ha camelao toa la vida? (Acercán-

dose muy apasionado. Ella le huye.j

Joaq. Yo no tengo miedo a nadie, y a usté menos. ¿Usté sabe lo que es un comino? Pueseso me se importa usté a mi. Conque...

¡aire! (intentando pasar, e impidiéndoselo nuevamen-

te Leonardo)

León. Antes tengo nesecidá de saber una cosa.

Joaq.. ¿Qué?León. ¿Es verdá que te casas?

Joaq. Si Dios quiere, y si no me muero, el sábadoque viene.

León. ¿Tú? ¿Casarte tú? Ni lo pienses, nena.Joaq. ¿Quién lo puede impedir?LEÓN. ¡Yo! (Rotundamente.)

Joaq. ¿Usté?... ¿Y por qué?

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— 23 —León. Por lo que te tengo dicho muchas veces, y

te vuelvo a decir por si lo has olvidao. ¡Deno ser pa mí, pa nadie!

Joaq. ¡Eso lo veremos!

León. ¡Eso está jurao y firmao! ¡Miálas! ¡Por los

güesos de mis muertos, que no te casas!

Joaq. Ya sé que es usté capaz de too. ¡Canalla!

(Con rabia reconcentrada )

Vic. (Dentro.) ¡Al buen requesón de Mirafiores dela Sierra!

Joaq. (¡Vicente!... ¡Y este hombre aquí!...) SeñorLeonardo... ¡Déjeme usté! ¡Por Dios! (Angus-

tiada.)

León. ¡Quiá! Quiero yo saber lo que dice ese gua-

po cuando me vea a la vera tuya. (Acercándo-

se y huyendo el!a, siempre temerosa de que llegue

Vicente.)

Vic. (Dentro.) ¡Lo mira de Mirafiores y a prue-

ba! (1)

Joaq, ¡Por su madre de usté! (suplicante.)

León. Bueno... Pero... ¿hablaremos?Joaq. ¡Sí, sí! ¡Lo que usté quiera!

León. ¿Cuándo?Joaq. ¡Luego!... ¡Cuando sea! Pero ¡por Dios!...

(Apuradísima.)

León. ¡Ni media palabra más! Volveré a por la

Contestación, (indicando el mutis, y, por lo tanto,

dejándola libre el paso.)

Joaq. ¡Ladrón! ¡Más que ladrón! (Mutis a su casa)

ESCENA IV

LEONARDO y BRÍGIDA

Brig. ¡Eh! ¡Chits!... ¿Qué hay? ¿Ha conseguío usté

algo?

León. iDigo! ¡Cómo que me ha citao pa luego!

Brig. ¿Y usté?...

León. ¡Como un reló! Ya, ya verá usté canela.

¡Que no se casa, y que no se casa!

Brig. ¡Así deben ser los hombres!LEÓN. ¡Abur, Seña Brígida! (Mutis por la derecha.)

Brig. ¡Vaya usté con Dios!... Y ahora, a esperar

los SUCeSOS. (Mutis a su casa.)

( l) I'ara cantar este clásico pregón véase la partitura.

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— 24 —

ESCENA V

VICENTE

Música

Vicente es mi perfecto tipo madrileño, con blusa más bien larga que

corta, a rayas azuladas, gorra, manguitos blancos, el canasto con

paño blanco a la cadera, y el peso cruzado a la espalda

Aquí, niñas, que ha llegao

el tío del requesón.

Que doy casi regalao

el cuarterón.

.Más blando que las natillas

y más dulce que el turrón.

¡Vengan ya los compradores!¿Quien por tres, por tres perrillas,

no se lleva el requesónde Miraflores?

Nadie me hace caso.

A la vista está.

Llamaré a mi nena,que esa acudirá.

(Llegando y pregonando frente a la puerta de la casa

de Joaquina)

[Al buen requesón, de Miraflores de la Sie-

rra!... ¡Lo mira de Miraflores, y a prueba!(Suelta el canasto.)

ESCENA VI

VICENTK, JOAQUINA

Hablado

JOAQ. (Después de una rápida mirada, y convencida de que

do está Leonardo.) ¡Vicente!

VlC . ¡Joaquinilla! (Muy cariñosos ambos.)

Joaq. Creí que ya no venías hoy.

Vic. Pa faltar yo tié que faltar el sol. ¡Y miá tú

si es difícil eso!

Joaq. ¿Te dieron ya el certificao?

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— 25 —Vic. Too está corriente. ¡Chiquilla, y lo que le

marean a uno pa casarse!.. . Pero too se puédar por bien empleao con tal de llevarse unoun cachito de la propia gloria.

JOAQ. (Agradecida y ruborosa.) ¡Vicente!

Vic

,

(cariñosísimo.) ¡Negra!

(Úñense en un abrazo, al tiempo quo por la izquierda

sale Celedonia, que al verlos, da media vuelta, avan-

zando por fln hacia ellos.)

ESCENA VII

DICHOS, CELEDONIA

Cel. ¿Se pué pasar?

Vic. ¡Seña Celedonia! (sorprendido.)

Cel. ¡Careará, y qué tempranito empezáis con los

aperitivos!

Joaq. ¡Usté dispense, madrina!

Cel. ¿De qué, si a too el mundo le pasa eso? Estode las pasiones desbordas es como el tranvía,

que unos mandan parar y otros suben desalto. Lo que hay que tener es cuidao de ver

cómo se salta y no equivocar^el coche, que a

lo mejor te crees que vas pa la Bombilla, yte encuentras en las Ventas, a dos pasos del

Este.

Joaq.. ¡Qué buena es usté!

Vic. ¿Y el padrino?

Cel. Ahora nos hemos separao. ¡Y si supierais

cómo está el hombre!Vic. ¿Cómo?Cel. ¡Un porción de más amelonao que tú!

Joaq. ¿Sí? ¿Y por quién?

Cel. ¿No sus vais a sonreír? (con gravedad cómica.)

Vic. ¿Porqué?Cel. Porque hay cosas... En fin. Paque lo sepáis.

Enseguidita de vuestra boda, la del padrino.

Joaq. ¿Sí?

VlC. ¿Con quién? (Muy alegres e intrigados.)

Cel., (con importancia.) ¡Con esta de ustés afetísima,

que les ve la eme!... Total: que a vusotros

os cae el gordo y a mí me toca la aproxima-ción .

Joaq. ¡Muy bien!

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— 26 —Vic. Pero... ¡cuidan con equivocar el tranvía!

Cel. Estamos mu bien encarrilaos. El, por Serra-

no. Yo, por Lista. Y vnsotros, pase pa la

Prosperidá... Pero, hablando, hablando, mese había olvidao lo más interesante. Demodo que, a lo que vengo, vengo. Te nese-cito.

Joaq. ¿A mí?Cel. A ti. Vasa ver si mi futuro cónyugue tié

gusto pa los regalos.

Vic. ¿De qué se trata?

Cel. De una mantilla de casco pa mí, que quita

las pena*. Y pa esta, el azar. ¡Un ramo comouna brecolQra!

Joaq. Vamos a verlo ¿Vienes tú?

Vic. No. Voy a ver si acabo el género. Pero vol-

veré pronto, ¡Chacha! (Muy cariñoso.)

Cel. ¡Que te se cae la baba, tontaina!

VlC. ¡Lo que es eso!... (Despidiendo por señas a Joaquina

que se encamina a la izquierda, por donde hará mutis.)

Cel. Di tú que en cuanto os caséis vais a tener

que alquilar un hotel aislao.

Vic. ¿Na más?Cel. ¡Y con valla alrededor!... (a Joaquina.) ¡Vamos,

aiza!... (Mutis ambas por la izquierda.)

ESCENA VIII

VICENTE. Luego BRÍGIDA

Vic. Ea. Vamos a terminar, (cogiendo el canasto, ypregonando.) ¡Al buen requesón de Miraflores

de la ¡Sierra!... ¡Lo mira de Miraflores, y a

prueba!

Bríg. ¡Adiós, Vicentiliol

Vic. (Deteniéndose.) ¡Felices, seña Brígida!

Bríg. Sea enhorabuena. Ya me he enterao de queestás en caminito de ser un hombre formal,

cabeza de familia, etcétera.

VlC. (Con ingenuidad y sencillez.) Sí, señora. Muypronto.

Bríg. (suavemente.) Ni que decir tiene que lo habrás

pensao bien.

Vic. Lo que es bueno, se piensa poco. Y comoesto de ahora es superior... ¡usté carcule!

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— 27 —

Bríg. (insinuante.) Pero... ¿de verdá, de verdá vas a

emparejarte con eea niña?

Vic. (Ya un poco grave.) Me parece que he dicho

bien claro que sí.

Bríg. (con retintín.) ¿Y ti yo te dijiese que me pae-

ce que haces una burra?

VlC. (l)ándose cuenta de la intención de la pregunta.)

Misté, peña Brígida. A mí me pusieron

de largo hace ya mucho tiempo, y sé lo

que me hago. Conque... Que usté descanse.

(Medio mutis.)

Bríg. (Hipócritamente.) Anda con Dios... Pero uo te

quejes luego a nadie de tu desgracia.

VlC. (Parándose en seco y como temeroso.) ¿Que quiere

usté decir?

Bríg. (con misterio e intención.) ¡Panoli, más que pa-noli!... ¿No has notao que si esa se casa con-

tigo es ná más que por su c¡>menencia?

Vic. (nejando el canasto.) ¿Por qué dice usté eso?

Bríg. Pa que me entiendas y pa que te enteres,

¡so primol Ksa nesecita un tontaina como tu,,

pa tapar faltas muy antiguas. ¡Pa eso!

VlC. (Tras una pausa contemplativa, como no queriendo

convencerse de la mala intención.) ¡Que mala!...

Pero... ¡qué mala es usté, señora!

Bríg. ¿Yo?Vic. [Sí! Cuando me echó usté a la calle, deján-

dome sin amparo, sin casa, sin ná, hizo usté

peazos mi cuerpo. Y ahora, que cuasi soy

feliz y dichoso, quié usté hacerme añicos el

alma echando calumnias sobre esa pobre

chica... Pero pierde usté el tiempo... ¡Joaqui-

na es más honra que usté cincuenta veces!...

Bríg. ¡Mira lo que dices!

VlC. (Amenazador, pero conteniéndose.) ¡Pues SI no lo

mirara!... [Si no fuese usté una mnjerl...

BrÍG. (Quemando el último cartucho.) ¡Vaya! ¡Pues paque lo sepas too! (con mucho misterio.) Haceun rato han estao aquí muy de palique esa

pécora y Leonardo, el asentador. ¡No te va-

yas muy lejos, que aquí están citaos pa lue-

go, y aquí los pues ver!

VlC. (Como quien cree oir mal.) ¿Eh?Bríg. (con aire triunfal.) ¡Lo dicho!... ¡Observa, obser-

va, y luego me dirás si yo soy dañina o si

ella es mala por toos cuatro costaos!

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— 28 -

VlC. (Fnera de sí y amenazador.) ¡Vayase USté, O pormi madre!...

Bríg. (indicando el mutis.) ¡Ya, ya me voy! Avisanestás... Ahora, tu alma en tu palma. (Ya cerca

de su casa.) (¡Lo que es mío, no lo serás; peroni de ella ni de otra, tampoco!) (Mutis.)

ESCENA IX

VICENTE. En seguida JOAQUINA, CELEDONIA e I8IDORO

V IC

.

(Con pausas reveladoras del estado de su ánimo.)

¡No'... No es posible... ¡Esa mala mujer quiéperderme!... Y el caso es que. . ¡Despacio,

Vicente, despacio!

Joaq. (Muy alegre.) ;Toavía estás aquí?Vic. (casi grosero.) Toavía... ¿Y qué?JOAQ. (Desconcertada, pero reponiéndose amorosa.) ¡Ná,

hombre, ná!... ¡Si vieran, Vicentillo, quéramo más hermoso!...

Isid. Que venga a verlo.

Vic. No. Ahora no.

Cel. Tié razón. Tiempo le queda de desaminar el

libreto con toos los cantares y argumentoque tié la obra.

Joaq. Entonces... ¿es que te vas?Vic. ¿Es que tú quieres que me vaya?JoAQ. (Con naturalidad.) Sí.

VlC. (Descompuesto.) ¿Y pa qué?Joaq. (con sencillez.) Pa que vuelvas pronto.

Vic. ¡Ah!... Creí...

Joaq. ¿Qué creías, Vicente mío? (Abrazándole, sin que

él acierte a rechazarla.)

VlC. (Después de contemplarla como atontado.) ¡Nada!Cel. ¡Duro, duro! ;De nosotros no se hace caso!

¡Cámara con la tortolitis aguda que les haentrao!

Isid. Como que nosotros somos como las básculasautomáticas. Que si no las echan algo, no se

menea el marcador.Vic. (a Isidoro.) (Nesecito hablar con usté.)

Isid. (Pa luego es tarde.)

VlC (No. Volveré.) ¡Adiós! (Mutis derecha, rápido.)

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— 29 -

ESCENA X

DICHOS menos VICENTE

Joaq. ¿Pero han visto ustés? ¿Qué le habrá pasaopa ponerme así?

Cel. Ná. Consecuencias de cuando las personasse amelonan.

Isid. ¿Conque el Leonardito otra vez? Bueno.Pues tú no te apures, y déjame a mí.

Cel. Y a mí, poique en too esto veo yo la manode la Brígida, y esa va a tener que ponersepeluquín en cuanto yo la eche los dátiles.

Joaq. ¡Por Dios! ¡No se comprometan ustés!

Cel. ¿Que no? A esa la voy a poner el cuerpo decardenales que va a paecer una cocotre deesas que se retratan con mantón de Manilapor la parte de alante.

JOAQ. (Llorando.) ¡DÍOS mío! ¡Cuánta maldá! (Dirigién-

dose a su casa.)

CEL. ¡No llores, tontaina! (Mutis ambas a casa de Joa-

quina.)

ESCENA XI

ISIDOKO

(Tras una pausa, como quien echa sus cuentas.) Bue-

no. Resulta de que yo había jurao dendeque me pelee con mi segunda suegra no le-

vantar la mano ná más que pa rascarme la

cabeza. ¡Y miá por donde voy a tener quelesionarle a don Leonardo el masüar infe-

rior!... (Encaminándose a casa de Joaquina.) Y SÍ el

hombre tié ese capricho, ¿pa qué quitarle el

gUStO? (Mutis.)

ESCENA XII

BRÍGIDA. Luego LEONARDO y después JOAQUINA

Bríg. (Asomándose al balconcillo.) Dijo que volvería, yese vuelve. El otro, mordió por los celos,

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— 30 —

León.

Bríg.

León.Joaq..

León.

tampoco faltará. ¡Que vengan! ¡Que se enzarcen! ¡Que pase lo quépale; pero que nose lían de mí!... ¿En?... ¡Sí!... ¡El Leonardo!(Retírase y queda atisbanJo cou la vidriera entor-

nada.)

(Sale pausadamente, algo receloso y mira en todas di-

recciones.) ¡Nadie!... ¡Mejor! Así, lo que medi^a, pa ella y pa mí solitos. Y una de dos:

O el triunfo O la ruina... (doptando aire de con-

quistador, llega a la puerta de Joaquina.)

(¡Y el otro sin venirl)

¡Joaquina!

(Dentio)¿Quién?

Hatia el u^t-quio.

(ría media vuelta, siempre en conquistador. Joaquina

asoma y al verle, tras de demostrar con el gesto asom-

bro y miedo, vuelve a su casa.)

, ESCENA XIII

DICHOS. CELEDONIA e ISIDORO

(Leonardo vuelve a acercarse a la puerta de Joaquina,

en el momento en que salen los otros.)

Isiu. ¿Q"é va a ser?

Lf.ON. (Retrocediendo sorprendido.) ¿Qllé?

Cel. Que cuánto ponemos.LEÓN. (Serenándose.) ¿De qué?Isid. De albulo. ¡Y que es como el oro, señorital

LEÓN. (Amenazador )¿Qué?Cel. |(J\! ¡Usté dispense! Es que le habíamos

tomao a usté por una patrona de seis reales

con vistas al patio.

León. ¡Lo que hay aquí es un hombre con toa la

barba!

Cel. ¡Miau!

León. ¡Caramba! ¡La seña Zapaquilda!Cel. ¡Adiós, tírguere!

ísid. Conque, lo dicho. ¿Cuánto ponemos?León. Yo no vengo a comprar. Yo vengo a una

cita que me ha dao aquí una buena moza.

Isid. (Amagándole en guasa.) ¡Ponderativo!

León. ¿Q"e no?

Isid. (Enérgico.) ¡Que no! Esa mujpr está pa usté

como pa mí la Equitativa. Conque, si le ha-

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— 31 —cen a usté falta las muelas pa la mastica-

ción, ya pué usté ir agüecando.León. ¿Y quién es el dentista?

Isid. Servidor.

Cel. ¡Y picapedrero!

León. (nespreciativamente.) Se trata de una dama y deun anciano, y bueno está.

Isid. (Muy serio.) A usté se le dan aquí dos tortas

y bi le parece, vuelve a por otras.

LEÓN. (Echándose atrás desafiando.) ¿A. mí?Isid. (Avanzando.) ¡A usté, so fantasmón!Cel. (sujetándole.) ¡Señor Isidoro!... ¡Que nos que-

dan muchas cosas que hacer con el clero!

ESCENA XIV

DICHOS y VICENTE

VlC (inesperada y rápidamente avanzando.) ¡A mí! ¡Dé-

jenmelo ustés a mí!

Cel. ¡Vicente! \ , „„ a , ,.

ISID. Quieto! j

(Sorprendidos y sujetándole.)

León (Muy tranquilo y sereno) |Vamos! ¡Cosa de me-lodrama! Dos valientes preparaos pa pegara un hombre... ¡Muy bonito!

Vic. (indignado.) No. ¡Yo solo! ¡Yo solo, ahora ysiempre!

León. ¡Gallinas!

Vic. (Forcejeando.) ¿Qué?.. ¡Suéltenme ustés!

Cel. ¡Vicente!... ¡t'or Dios!... \ (conteniendo a -ví-

Isid. ¡Vete, granuja! \ ceute.)

LEON. (Sereno y con aire de perdonavidas.) Ni una pala-

bra más... Ya habrá ocasión sin testigos oculares y femeninos. (Echando a audar y volviéndo-

se de pronto) ¡Pero que no se olvide! ¡Fe-me-ni-nos! Recalcando la frase y haciendo mutis con

presopopeya y un gesto despectivo.)

BrÍG. (¡Se ha achicao!... ¡Cobarde!) (Desaparece ce-

rrando de golpe el balconcillo, detalle en el que se

fija Celedonia.)

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— 32 «-

ESCENA XV

CELEDONIA, ISIDORO y VICENTE

Vic. ¡Gracias, padrino!Isid. ¿Qué gracias ni qué ocho ouartot"? ¡Si no

juego yo a la rana con la cabeza de ese es-

panta} ajaros me dejo de cortar... Bueno.¡Lo que sea! ¡Por estas!

VlC. (Muy nervioso.) ¡Hasta luego! (Mutis.)

ISID. (Acompañándole hasta que desaparece y luego hacien

do señas de despedida con la mano.) Anda COUDios... Y a lo tuyo y ná más que a lo tuyo...

¡Adiós!...

ESCENA XVI

CELEDONIA é ISIDORO

Cel. ¿Por qué no va usté con él, no sea que dé la

concidencia de que se encuentren y se líen?

Isid. No tenga usté cuidao. ¡Perro ladrador!... Yel Leonardo es un fosterriere propio pa unaportería.

Cel. ¿Pero qué sacarán algunas personas me-tiéndose entremedias de un matrimonio?

Isid. No lo sé, porque la verdá es que se corre la

mar de peligro si los esposos están dispues-

tos a la chirigota.

Cel. Bueno. Ha Uegao la hora de echar nuestras

cuentas.

Isid. ¿Cuálas?Cel. Tome usté nota, aunque sea por los dedos.

(Celedonia se pasea dictando é Isidoro la sigue obe-

deciendo los mandatos de ella,)

Isid. Venga.Cel. Primero. Que se quiere que esos pobres mu-

chachos se queden sin oir lo de... Esposa te

doy, y no sierva... etcétera.

Isid. (Doblando un dedo.) Queda registrao

Cel. * Segundo. Que se trata de que yo me quede,

no digamos que digamos, que pa vestir imá-

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— 33 —genes, porque eso ya... ¡pa el gato!... Pero si

sin ser prendera consorte.

Isid. Apuntao.Cel. Tercero. Que hay que colocar un moño a

la funerala, y que tendré el honor de ponerla mano en el susodicho moño.

Isid. Otra cosa.

Cel. Que el matrimonio «e efectuará,%aunque

nos hagan cachitos, y que con tal motivo se

hará de rabiar a cuatro u cinco sinvergüen-zas cuando digamos a los chicos... ¡Que pa-séis güeña noche!... ¡Y que tengáis una hora cor-

tita!... ¡Y apaga la luz, que me da rubor! ..

Isid. Está usté de oratoria, pero que ni Garibaldi!

(Ambos se detienen)

Cel. A ver. ¿Le queda a usté algún dedo libre?

Isid. El chiquirritín.

Cel. Pues dóblele usté que va dedican a esta ma-datne, que se paece al posadero de la histo-

ria sagra en lo de estar fisgoneando dendeia ventana. Lo cual que ahora va usté a vercanelita en rama.

ISID. (Sin entenderla.) ¿Qué?Cel. Que... ¡a la una!... ¡a la otra, y a la Brígida!

(Ech&ndo a correr hacia la casa de Brígida y aporrean-

do la puerta.) ¡Abre, pimpollo, que ha llegao

un telegrama pa til

Isid. (Queriendo retirarla.) ¡Pero seña Celedonia!...

ESCENA XVII

DICHOS. BRÍGIDA y NICOLÁS

Nic. En dos minutos acabao el letrero. ¡Felices!

(Arrima y abre la escalera y sube por ella para pintar.)

CEL. (Sin dejar de golpear la puerta.) ¡Abre, mujer, quees urgentísimol

Isid. ¡Que va usté a tirar la mampara!Bríg. (Asomándose.) Las murgas pa las bodas. ¡Yo

me he mudao! (Retírase y cierra.)

Nic. ¿Pero qué pasa?

Cel. (Corriendo hacia él.) Ná... ¡Bájate de ahí!

Nic. (Bajando.) ¿Pero es que va usté a pintar algo?

Cel. Sí. ¡Un jeroglífico con la solución a la vuel-

ta! ¡Echarme Una mano! (Entre los tres trasla-

3

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— 34 —

dan la escalera llevándola delante de la casa de Brígi-

da y ("eledonia intenta subir, remangándose las faldas.)

Ism. (conteniéndola.) ¡No! ¡Eso si que no! ¿Usté porlas alturas pa «pie éste u yo mismo veamosla película de los Paites Bajos? ¡De ningunamanera!... Yo subiré... Yo subiré a hablarcon la interfeta. (subiendo.)

Cel. ¡Que baje como las balas!

IsiD. (A Brígida, que ha abierto al llamar Isidoro en el

balcón.) Ya lo oyes. Que como las balas.

BrÍG. ¡No me da la real gana! (Entrase y asoma en se-

guida con un burreño cuyo líquido vierte.) Y ahí Vaeso... ¡pa los Canelos! (Entrase cerrando. El liqui-

do se supone que cu parte ha alcanzado a Celedonia y

totalmente a Nicolás, que ha quedado sujetando la es-

calera.)

NlC. (Soltando la escalera y sacudiéndose.) ¡La vértigal

Cel. (sacudiéndose también.) ¡Indecente! ¡Más que iu-

decente!

NlC. (Mirando hacia arriba.) Pero... ¿e8 de Usté el OSe-

quio, señor Isidoro?

Isid. (Desde lo sito.) ¡No, hijo, no! ¡No es de Isido-

ro! Es... ¡de tÓO lo Contrario!... (Cae pausada-

mente el telón, mientras Celedonia asciende por la es-

calera (lado opuesto al en que está Isidoro), éste la

contiene como puede y Nicolás se sacude sin cesar.)

FIN DEL ACTO PRIMERO

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.gqew -e»* gp^gata* ^«!<^.

írniTVT

CUADRO TERCERO

DecoraciÓD a todo foro piesentaudo la iglesia de La Paloma

ESCENA PRIMERA

BEATAS 1.a

, 2.a

, 3.ay 4.

a, que muy enlutadas salen de la iglesia

Música

;Oh, qué pico de oro

tiene el Padre Ignacio!

;Oh, qué gran novenala de San Pancracio!

Yo todos los días'

pienso aquí venir,

pues se arreglan las pobres conciencias

y se ganan dos mil indulgencias,

y todo hace falta

a la hora de morir.

I A ti mis oraciones

elevo con fervor,

y de las tentaciones

líbranos, Señor!

(Mutis dos por cada lado, santiguándose.)

Page 38: !De Miraflores-- y a prueba! : zarzuela madrilea en dos ...

~ 36 —

ESCENA II

EL CHAPUZA

Es un albañil que sale de la iglesia muy incomodado, como si aca-

bara de tener gran discusión. Al comenzar su monólogo musical lo

hace mirando a la puerta del templo, como si quisiera que le oyesen

los de adentro

¡Que no, que no y que no!

¡Que está usté equivocao!

¡Que no bautizo al chico,

y que esto ee ha acabao!

(Bajando al proscenio.)

¡Nos ha mataolQue la pila tanto y cuánto.

Que un papel y otro papel.

(Contando por los dedos.)

Que poner de nombre al chico

Robespierre, no pué ser.

Que si estoy casao de veras.

Que si tal, y que si cual.

¿Pero qué le importa eso

a too el clero parroquial?

(Volviendo a la primera actitud.)

¡Que no, que no, que no!

¡Que e&tá usté equivocao!

¡Que no bautizo al chiquitín,

y que colorín,

y que colorao!

¡Nos ha matao!(Mutis algo oscilante, como quien ha bebido más de lo»

regular.)

ESCENA III

Un MONAGO y un MURGÜISTA.

También salen de la iglesia. El Murguista muestra la envoltura del

trombón por debajo del estrecho sobretodo

Muu. ¿De modo que dices?

Mon. Que a las nueve en punto.

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— 37 —Mur. ¿V de quién se trata?

Mün. De gente de rumbo.Mur. ¿Y admitirán solfa?

Mon. ¡Segurismo es!

Mur. Pues con Dios, muchacho.Moa. Vaya usté con El.

(Mutis ambos, el Monago a la iglesia.)

ESCENA IV

NICOLÁS y VERDULERAS

Nicolás, vestido de día de fiesta, delante de ellas a modo de cabo de

gastadores. Hacen lo que la música permita en lo tocante a paseo, y

ti. la voz de jalto! se detienen y dan frente al público muy marcho-

sas y muy salerosas, envueltas en mantones de calle y con pañuelos

a la cabeza

Nic. ) Hoy las verduras

Verd. \ de toas las clases

que han inventaose han acabao.

Hoy está el gremiode verduleras

soliviantao

y dislocao.

¿Que qué ba pasao?Que está acordao

el casamiento de la Joaquinacon un gacholi de clase fina

muy bien plantao,

muy renombraoen las verbero as y romerías,

y con toditas las simpatías

de las personas que le han tratao.

Nic. Lo dice este cura,

que puede decirlo,

y sepan ustedes

que dicen lo mismo.(Avanzando cada una para presentarse.)

"Trini La Trini.

Doro La Doro.Pili La Pili.

Sinfo La Sinfo.

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— 38 -

Puri La Puri.

Nati La Nati.

Boki La Boni.Filo La Filo.

Todas Es decir, lo flamenco de verasde todo el distrito.

Hay que ver si aquí hay salero,

hay que ver hí aquí hay hechuras,,

hay que andar el mundo enteropa encontrar lo que hay aquí.

Y hay que dar el primer premioa las que andan con verduraspor las callen y las plazas

y plazuelas de Madrí.

Que en todo el barrio

quede memoriade un casamientotan superior.

¡Ole!

Que la campanarepique a gloria,

con la juerguíbilis,

¡y ole!

que es de rigor.

¡Sí, señor!

¡¡Sí, señor!

Y el que sea muy aficionao

a verduras de precio elevao,

que espere sen tato,

que aquí se ha acabao,

porque el gremio de las verdulerasestá dislocao,

revolucionao...

Nic. ¡Un!... ¡Dos!... ¡Tres!

Todas ¡Y bastante hemos hablao!

Nic.Todas

Nic.Todas

Hablado

Nic. ¡Respetables consocias en el comercio de to-

das las calle?, callejuela?, plazas y plazuelas

y puntos reservaos que tié Madrí!... Por si nosus habéis enterao, nesecito deciros que es-

tais con los mantones como pa producir la

nostalgia.

Pili En nombre de todas, puede el hombre to-

mar lo que quiera.

Page 41: !De Miraflores-- y a prueba! : zarzuela madrilea en dos ...

— 3J —Nic.

NatiNic.

FilotíONI

DoroNic.

TodasNic.

Trini

Todas

En este momento, na. Cuando pase el fes-

tejo, sus pediré audiencia correlativa.

¿Pa qué?Pa istruifme en la adoración noturna a do-micilio.

¡Y un iamón! f , .

^

¡Babilónico! (

(=«*»*>*•)

Bueno. Y de eso del convite, ¿qué?

Los padrinos me han comunieao que espe-

ran en el café más próximo pa venir luegotoos en comandita acompañando a les cón-yugues. Con que a elegir. ¿Nos quedamosaquí a la intempéride, o vamos al susodichomoka?¡Al café I

Bueno. Pero coste que está prohibido pedir

tonteiías, como chocolate a la francesa, Be-nedictino, Cazaba y tos tas inferiores o supe-

riores.

¡Vivan los novios!

¡Vivan!

(Repite la orquesta sigo del número, y a sus acordes

hacen mutis las verduleras.)

ESCENA V

NICOLÁS. A poco ROSARIO

Nic. Y a too esto, servidor, sin haber podio echarla vista encima a la madame que me tié

trastornas toas las ñbras de la región del

cariño, (incomodado.) ¡Pa mí que va a haberbronca y coucetos, ofensivos pa la familia dela interfeta! (Mirando hacia la izquierda.

-

) ¿Eh?...

¡Sí!... ¡Ella es!... (Con gran alegría.) ¡Ea! rúes yatién ustés aquí a un hombre desarmao...

¿Pero qué tendrán las faldas pa gustarnostanto? jMiá que es chocante! Hace un mo-mento, servidor y una pantera... similares.

Y ahora, na más de verla de venir, un pe.

rrito de aguas. ¡Na! Que como esa nena quie-

ra, ya me estoy viendo con un lacito azul al

pescuezo y una borlita en sitio visible.

Page 42: !De Miraflores-- y a prueba! : zarzuela madrilea en dos ...

— 40 —

.

Música

Ros. ¡Creí que no llegaba!

Nic. Gracias a Cañete.Aquí me tiés hechouna marionete.Di tú que pa hablartehay nesecidá

de pedir audienciaa su majestá.

Ros. Disimula, chico,

si te di el plantón;

pero aquí me tienes

llena de pasión.Nic. ¡Ja, ja, ja, ja!

¡Déjame que me sonríade que estás apasiona!

Ros. ¡Sí, sí, sí, sí!

Nadie quiere en este mundocomo yo te quiero a ti.

Nic. Yo a ti más.Ros. No es verdá.Nic. ¡Te lo juro

por lo más eagrao!

¡Si supieras las cosas que anochecontigo he soñao!...

Ros. ¡SoñabanlNic. Te digo

la verdá, mujer.Ros. ¿Y qué ha sido el sueño?Nic

.

Lo vas a saber.

Nos había caído

la lotería,

haciéndonos felices

en pocas horas.

Conque eu esto me dicenque se vendíaeí palacio de un morocon toas las moras.

ROS. (Muy contenta.)

¿Y qué y qué?Nic .Pues que fui y el palacio

te lo compré.En seguida salimospa el extra vjero,

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— 41 —pa de cosas de gusto

hacerte acopio;

y tuviste ca traje

y ca sombrero,

que había que mirarte

con telescopio.

Ros. ¿Que sí"? ¿Que sí?

Nic. ¡Noventa 3' dos mil durosme dejé allí!

Y además un chálete

con su verja dora.

Ros. ¿Y tenía cocina?

Nic. Oon la lumbre apaga.

Pero na más mirastes

un poquito al fogón,

y la luz de tus ojos

encendió too el carbón.

Ros. ¿Y había gallinitas?

Nic. ¡Quinientas veintitrés!

Ros. ¿Y era el portal bonito?

Nic. ¡Igual que el de Belén!

Ros

.

¿Y coches?

líic. ¡Y cocheros!

Ros. ¿Y estanques?

ííic. ¡De cauchó!

Ros. ¿Y un perro ne^ro y blanco?

.Nic. ¡Y un burro todo azul!

Ros.i

¡Qué pena al despertarte

y ser mentira too!

Nic. ¡No sabes, negra mía,

la rabia que me dio!

Ros

.

Algún día llegará

que too eso sea verdá.

Nic. ¡Ojalá!

Ros. ¡Ojalá!

Hablado

Nic. ¡Pero que me tenías ya como pa el crimenpasional!

Ros. ¿Y qué quieres? Esto de ser una menor de

edá, y con cabeza de familia a toas horas,

es una lata. ¡Tú no pues figurarte lo que he

bregao pa el permiso paterno! Conque, por

últimas, concedió; pero con mi hermanito

chiquitín. ¡Miá que no poder ir una solitaria

por el mundo!...

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— 42 —Nic. Sí que son cuidadosos por la moral tus pro-

genitores, nena. Pero, oye, ¿y el chavea?( Girando alrededor de ella, buscándole, y quedando

en situación frente al lado derecho.)

Ros. Negra me he visto pa darle esquinazo; pero,

por últimas, ahí arriba lo he dejao oyendode cantar el Balancé a unos ciegos.

Nic. ¿Y qué vas a hacer pa penetrar en el hogarsin la añadidura?

Ros. Pues... coger un lápiz y un papel cuadricu-lao pa apuntar los mamporros de papá.

Nic. Y que tengo noticias que de aquí... (Acción

de pegar.)

Ros. La mano derecha, un ventilador. La zocata,

setenta y dos duros de tortas por minuto.(Fijándose de pronto.) Pero, oye, oye. Ahora queme fijo, ¿aónde va su señoría tan empere-gilao?

Nic. Paeces tonta, nena. ¡Si es la bodal

Ros. ¿Por fin?... ¡Dios quiera que no haiga pata!

Nic. Rota, puá ser que haiga alguna.

Ros. A ver si te metes tú aonde no te llaman yte lisian.

Nic. No será tanto.

Ros. Por si acaso. Que un marido con ¡añas, ¡pa

el gato!

Nic. No tengas cuidao. Cuando no pasó na el díe

de la bronca...

Ros. ¡Y que me digieron que fué gruesa!

Nic. ¡Como que si no canta la gallina el Leonar-do, a estas horas han salió toos en la prensanoturna! (Mirando hacia la derecha.) ¡Repám-pano!

Ros. ¿Qué?Nic ¡El Leonardo!Ros. ¡Ay, Dios míolNic. ¡Calla!

(Medio se ocultan en la izquierda. Leonardo sale pau-

sadamente por la derecha, mira a todos lados, consul-

ta el reloj y hace mutis por donde están Rosario y

Nicolás, los cuales giran agachaditos ocultándose has-

ta que Leonardo desaparece.)

ROS. ¿Pe ves? (Dirigiendo la mirada al sitio por donde se

fué Leonardo)

Nic. Si. Se ha metió en la tasca. (ídem.)

Ros. Yo creo que debíamos de avisar...

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— 43 —Nic. Sí, porque ha mirao el reló corno diciendo:

A las nueve se inaugura la salchichería.

Ros. ¡Amos, no me metas miedol

ESCENA VI

DICHO?, CELEDONIA b ISIDORO, muy vestidito3 de gala, como

para una fiesta

Cel. ¡Hola, pollos!

NlC. ¡Hombre! ¡Ni a posta! (Aún atemorizado.)

Isid. ¿Qué?Nic. Lo de llegar usté?, porque ahora mismo nos

íbamos a buscarles.

Cel. ¿Pasa algo?

Ros. ¡Cani na! ¡Que está ahí!

(Con mucho misterio y señalando al sitio por .-donde

se fué Leonardo.)

Isid. ¿Quién?NlC. ¡El Leonardo! (También a media voz y cou susto.)

CEL. ¡Uy, qué miedoi (Guaseándose.)

Nic. Sí. Échelo usté a chirigota; pero pa mí queestá dispuesto el R. I. P.

Isid. No será tanto.

Cel. Por lo pronto, nos ahorra la propina del

continental que le íbamos a enviar.

Ros. ¿Ustés?

Cel. ¡Sí. Le vamos a conceder audiencia a la li-

món.Isid. Y a hablarle como dice el Fleury que habló

Cristo a los israelitas en el mar Rojo.

Nic. ¿Y si no hace caso?

Cel. Entonces, sonreiros de la expulsión de los

judíos y de sus señoras.

Ros. Si ustés quieren, nos quedarnos.

Isid. ¿Pa qué? ¡Jóvenes! ¡Al interior!

Ros. (Mirando.) ¡El Leonardo!Isid. ¡Al interiorl

(Hacen mutis por la derecha Rosario y Nicolás. Re-

pliéganse al mismo lado Celedonia e Isidoro, y se de-

jan ver cuando el diálogo io indica.)

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— 44 —

ESCENA VII

CELEDONIA, ISIDORO y LEONARDO

iiEON. Faltan unos minutos pa el argumento. ¿Quehay que dar un escándalo? ¡Pues se da! ¿Quese tercia meter mano? Eso es pa un servi-

dor como ir a misa de once. Me rasco así

(sacando la navaja.) y expresiones de la asis

tencia facultativa. ¡Digo! ¡Y que es fea la

alhaja! (Haciendo crugir los muelles.) Con esto,

y na más que un poco de pupila, ni bodani na. (Cierra la navaja y se la guarda.

^

Isid. (Creo que ha llegao el istante de la tos fe-

rina.)

Cel. ¡Eiém! ¡Ejém! (Tosiendo.)

León. ¿Eh?Cel. |Ls digo a usté que me se ha pue&to el epi-

gastrio como una alambrera!León. ¡Hombre!... Hay visita... ¡Pero que muy

buenas!

Cel, ¡Saluqui!

Isid. ¡Aurevoir!

(Saludan a Leonardo haciendo reverencias ridiculas,

como dispuestos a la tomadura de pelo.)

León. ^Caramba! ¡El Comendador y Doña Inés del

alma mia!

Isid. Como festivo, sí que lo es. ¿Vardá usté?

Cel. ¡El día del Corpus con americana! ¡Bonjour! (Haciendo, como Isidoro, nuevas reverencias

ridiculas.)

León. ¿Es a un servidor a quien se dedican esas

salutaciones?

Cel. ¡Verídico!

León. Pues estimando, y muy buenas las tenganustés. ¿Qué pasa?

Isid. Pues que tenemos nesecidá de celebrar unainterviuve.

Lecn. ¿Con muá?Cel. ¡Con vous!

Isid. ¡Güíl (1)

León. ¿Vienen ustés solos?

(l) Pronuncíense todos los términos franceses como están escri-

tos y siempre con exageración y guasa abundantes.

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— 45 —Isid. Traemos a nuestro albacea testamentario

por si da la concidencia de que hay que le-

vantar algo.

León. No le veo.

Cel. (a Isidoro.) Preséntelo el hombre.Isid. ¡Voilál

(Presentando un grueso garrote que hasta este mo-

mento ha tenido escondido con las manos atrás.)

León. ¡Bonito juguete!

Cel. ¡Cosas de este pollo, que tié unhumorl...LEÓN. (intentando coger el garrote.) ¿Me permite el

hombre?Isid. No hay de qué. Está en buena mano, (vol-

viéndolo atrás.)

León. Na más era pa saber de qué es.

Cel. ¡De madera inrompible! ¡Garantizao por dosaños!

León. Bueno. Pues usté3 dirán.

Isid. El bello sexo, siempre per delante. Yo mereservo, por ahora, la oratoria, (cediendo el

puesto a Celedonia, con reverencia y todo.)

Cel. (Tosiendo y haciendo todo lo que es de rigor para co-

menzar un discurso.) Pues resulla de que noshablan comunicao de que andaba por aquí

un viva la Virgen muy parecido a usté, yde que traía la sana intención de meter la

pata, según costumbre del tal. Y como eso

no lo consienten ui una servidora ni el ca-

ballero adjunto, venimos a anunciar al in-

terfecto una tontería.

León. ¿Qué?Cel. Que estamos dispuestos a colgar de seme-

jante sitio, vulgo nuez, al susodicho, ha9taque los contrayentes tengan el primer crío.

Firmao y sellao.

Isid. (a Leonardo.) La defensa tié la palabra.

León. Hombre. Si no diera la casualidá de quetiénustés la mar de abriles sobre los lomos, yde que media Una Señora, (Reverencia de Cele-

donia.) a estas horas estaban ustés sobre la.

mesa de operaciones.

Isid. ¡Miau!

Cel. ¡Ramamiau!León, Menos maullidos, y escuchen los felinos mi

última volunta. Esos pollos del margen nose casan. ¡Y que lo dice un hombre!

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— 46 -

*Cbl. ¿Me se permite el uso de la frase pa retifi-

ear?

Isid. hien. Pero sea breva la contrincanta.Cel. Soy breva, y digo: ¿Se pué saber en qué ga-

lería del Este entierra la fiera corrupia? (con

mucha guasa.)

León. (Guasón y agresivo ) Con las señoras en buenuso, me agrada la chirigota. Con las caca-

túas... ¡ni linda palabra!

Cel. ( uisponiéudose a sacudir.) Si la presidencia lo

permite, creo que se imponen las tortas.

ISID

.

(Reteniendo a Celedonia y pasando Junto a Leonardo.)

¡Tilín, tilín!... ¡Orden!... Porque una cosaes que yo la haiga traído a usté de mujerbuena, y otra que me busque usté la perpe-tua.

León. h'alvo lo de la perpetua, conformes. Y pausté, particularmente, lo dicho. ¡Que «o se

casan!

Isid . Miste, señor... Yo siempre he eolventao misasuntos zumbándome la pandereta hastacon mi sombra; pero por una vez vamos aver si por la buena ponemos cero al co-

ciente.

León. Usté dirá.

Isid. ¿Qué va usté a sacar emborronando la pla-

na de la felicidá a dos novicios que se an-helan? Porque yo no le veo la punta.

León. ¡Capriehitos del niño!

Isid. ¡No, señor! (Enérgico.) Y las cosas claras. Loque hay aquí es que se ha apoderao de usté

una mala bestia que se llama Brígida, la

cual le ha tomao a usté por un artista pelo-

tero del pim,pam, pum.León. ¿Verdá que sí?

Cel. ¡Kl Evangelio, señor! Y usté, que sin ese

arrabi-l pué ser hasta una persona decente

(y usté perdone), pues usté se olvidaría has-ta de que hay en el mundo Joaquinas yRobustianas.

Isid. ¡Entoavía más, señor! ¿Qué pué ser? ¿Queusté no encuentra poesía a la vida sin el

amor de la hembra, vulgo mujer? ¡Pues ha-blando se entiende la gente, caracoles! ¿Quiéusté la madre de mi segunda difunta? ¡Puesya es de usté afectísima!

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Cel. ¡No! Perder el tiempo, no.

Isid. ¿Cómo que perder el tiempo?Cel. ¡Digo! ¡Como que al día siguiente la tenía

usté otra vez en casa con un continental!

Isid. Pue3 entonces... ¡Como no le convenga al

hombre la Caramanchinay!...

León. Están ustés deliriando, venerables ancianos.

Yo no cambio así como así, y lo dicho, di-

cho. ¡Joaquina será mía, o de nadie! (Muyenérgico y despreciativo.)

Isid. Pero...

León. ¡Beso a usté la mano! (seco.)

Isid. ¿Cuála?

León. Cualquiera de las cuatro.

IsiD . (Enarbolando el garrote.) ¿Qué?Cel. (Quitando el golpe y pasando a ocupar el puesto de

Isidoro.) ¡Hombre!... ¡Que le puede usté ha-cer daño al pobre!

León. Y a usté, señora, no la beso na; pero estoy a

los pies de usté.

Cel. ¿Usté a mis pie?! ¡Gracias! Me van a tomarpor San Antón, y no quiero na con el mar-tirologio.

León. Y se acabó la película, y lo dicho, dicho.

¡Mía, O de nadiel (Más energía.)

Isid. Está bien. Hemos tenido tanto disgusto enConocerle. (Haciendo una reverencia.)

Cel. Siguen las firmas, y una pregunta pa ter-

minar.León. ¿Qué?Cel. ¿Sabe usté leer?

León. ' ¿Por qué es la curiosidá?

Cel. Pa que lea la iscrición del junco.León. ¿Qué dice?

ISID. (Deletreando como si efectivamente hubiese escriture

grabada en el garrote.) Agítese antes de usarse.

León. ¿Y qué?Cel. ¡Que se agitará!

Isid. ¡Pero que muy buenas!Cel. ¡Saluqui!

(Hacen mutis por la derecha, no sin prodigar las re-

verencias guasonas de despedida.)

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— 48 —

ESCENA VIII

LEONARDO y BRÍGIDA

León. ¡Pobrecillos! Les agrada la polka, y va ahaber que darles gusto.

Bríg. (por izquierda.) Creí que no le iban a dejar a

usté los ahogaos de pobres.

León. Sí que han estao pelmas; pero como si no.

Bríg. ¿Qué piden?I.eon. ¡Una pequenez! Que deje en paz a los tór-

tolos, que olvide a la Joaquina...

Bríg. Pero usté...

León. ¡Que no, y que no! La boda no ¡e celebra, ome hará usté el favor de encargar un entie-

rro decentito.

Bríg. ¡Así me gustan a mí los hombres!León. La hora se acerca, (consultando el reloj.)

Bríg. Pues adentro.

(Ambos entran en la iglesia.)

ESCENA IX

JOAQUINA, CELEDONIA, ROSARIO, las VERDULERAS, VICENTE,

ISIDORO, NICOLÁS y CORO GENERAL. Gran algazara dentro

Cel. ¡Vivan los novios!

Todos ¡Vivan!

(Se repiten los vivas con ln pesadez natural.)

Isid. Y que tenéis la primer zumba, porque pae-

cía que iba a haber tormenta, y el nublaoSe ha ido. (Mirando en todas direcciones.)

Vic. (a Joaquina.) ¿Qué te pasa?Joaq. ¿A mí? Nada.Vic. ¡Si talmente paece que vas a un entierro!;..

Joaq. ¿Yo?Cel. ¡Tú, sí! Tié razón éste.

Joaq.- Es que ese Leonardo es tan malo...

Cel. Peor es contar los años con acuse. Y aquíme tiés a mí con las cuarenta y las diez de

monte, y como si acabara de tomar la pri-

mera comunión.

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— 19 —

ESCENA X

DICHOS; CARMELA y PERETE

8011 dos gitanillos algo desarrapados; pero sin exageraciones en los

destrozos de la ropa

Per. iZeñoritos! ¡Una perrilla pa estos probesi-

tos esamparaos!Isid. ¡Dios te socorra! ¡Tamames!Car. (a Vicente) Osté, rumboso. Osté nos va a dá

una perrilla, pa que er Zeñó le conserve esa

clavellina que lleva osté a la vera.

Cel. [Que agüequeis y que sus lavéis, precio-

sos!

Per. ¡Una perrilla na más! Y verán ostés qué co-

sas vamos a canta pa que se armasene toíta

la alegría en esta presona, que es mesma-mente la Vingen e Consolasión.

Joaq.. ¡Socórrelos, Vicente!

VlC. (Dándoles algunas monedas.) Ea. Os Salisteis COnella, ¡granujas!

Car. ¡Er Zeñó te lo aumente, moso güeno! Y paque la limosna no zarga de gratis, vamo a

canta y a baila en orsequio de esta rosa derJericó.

[Todos forman corro, en cuyo centro cantan y bailan

Carmela y Perete.)

Música (1)

Per. Pa que sea un gitano serrano

lo primero que se nesesita.

Car. Es que sea su pare gitano

y su mare gitauita.

Per. Y si ella es bonita

y si él es un moso agraeiao.

Car. Pos en seguiíta

er lío está armao.Per. Y a la cuenta de los nueve meses,

aquí y en Birbao...

(l) A voluntad de los artistas (claro que contando con el públi-

co), queda el cantar las tres coplas, o dos, o una.

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— 50 —Car. Sale un gitanillo mu retesalao.

Los dos Y es iguá que sea

invierno u verano.

Na más que con eso

que ha dicho mi menda,ya tié osté un gitano.

Per. Si se quiere una gitana pura,

pos que sea gitana la mare.Car. Y que tenga postín y jechura

er gitano de su pare.

Per. Y ya está, compare,la custión importante arregla.

Car. Y a ver la comaresi está prepara.

Per. Que a la cuenta de los nueve meses,u enantes, quisa...

Car. Sale una gitana

la mar de sala.

Los dos Y es iguá que sea

aluego u mañana.Na más que con eso

que ha dicho mi mendatié usté una gitana.

Per. En cuantito que los gitanillos

medio saben tenerse en el suelo.

Car. Los amontas en dos borriquillos,

bien con silla u bien en pelo.

Per. Y te queas lelo

ar mira con qué fina arrogansia.

Car. Te dan er camelocon preponderansia.

Per. Pos a un jaco más viejo que el hambre,con la nigromansia.

Car. Lo dejan que paese de París de Fransia.

Los dos Y asín son las cosas,

y asín es la vía,

y asín, caballeros,

va andando po er mundola gitanería.

(Bailan, jaleados por todos.)

Hablado

Per. ¡Que un devé sos acompañe y sos libre de

malitas voluntaesl

Car. ¡Y de rencores enconaos!

(Mutis ambos gitanillos.)

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— 51 —

ESCENA XI

DICHOS, menos CARMELA y PERETE

Ros. ¡Tienen gracia los chiquillos!

Nic. ¿Te han gustao?

Ros. ¡Pero que mucho!Nic. A mí también. Conque en cuanto tu papá

se venga a las buenas, cuenta con dos cha-

vales aeí. ¡Negra!

(Medio abrazando a Rosario, haciendo «pendant» con

Joaquina y Vicente, que estáu acarameladitos.)

Isid. ¡Ande, ande el melonar, y viva el señor de

Himeneo!Cel. ¡Como que es una lástima que no nos hai-

gamos traído toda la documentación, y ¡el

delirio! Tres bodas de un golpe.

Vic. ¡Pobre cura!

-Cel. ¡Calla, tonto, ¡Si pa ellos es la mar de fácil!

(Remedando a los curas en el acto del casamiento.)

¿Usté quiere a esta pa compañera u cónyu-gue? ¡Pero que con las entretelas del cora-

zón! ¿Y usté camela a este pasmao? ¡Más quea la alimentación! Pues tres dóminus bovis-

cum, la misa de cuerpo presente, su propi-

na a los monagos, su buena juerga en la

Bombilla, y ¡tira, cochero!

Vic. Vaya. ¿Vamos?Isid. Sí, que no me gusta hacer de rabiar al clero.

Cel. Ni a mí. ¡Andando!

ESCENA XII

DICHOS y LEONARDO. Después BRÍGIDA

ÍjEON. (Apareciendo en la puerta de la iglesta.) ¡Alto!...

¿Se pué saber aónde va la comparsa?(Sorpresa general, quedando los personajes en esta si-

tuación: Leonardo en el centro de la puerta. Joaquina

y Vicente en el lado izquierdo, próximos a la iglesia.

En el mismo lado, pero dejando destacarse a los no-

vios. Celedonia, Isidoro, Rosario, Nicolás y algunos

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— 62 -

acompañantes. Los demás en el lado derecho, próxi-

mos a la puerta de la iglesia, y todos como aterrados

an»e la inesperada presencia de Leonardo, que de-

muestra haberse enterado del efecto causado por su

aparición.)

Cel. (¡Vaya! ¡La película de regalo!)

JoAQ. (Abrazando a Vicente.) ¡Vicente! ¡Por Dios!...

L/EON. (Avanzando pausado y mirando a todos con aire va-

lentón de perdonavidas.) He preguntao, y no mese contesta. Lo cual que es chocante.

Vic. (Tranquilo y enérgico.) Vamos aonde tenemosque ir, con la tranquilidá de quien no espe-

ra estorbos. Y si sale alguno, pues se le em-puja, y en paz.

León. (Desafiador.) Pa mí que eso es un rentoy, y námás que un rentoy.

(Movimiento de intranquilidad y temor en todos, como

esperando algo desagradable.)

Nic. (soltándose de Joaquina.) Pues pa que se des-

engañe USté en Seguida. (Avanza resuelto hasta

ponerse junto a la puerta, y dice arrogantemente.)

¡Joaquina! ¡Adentro!

(Al avanzar Joaquina, temerosa, Leonardo (que ya se

ha empalmado la navaja) avanza también para impe-

dirlo.)

León. ¡Que no se pasa, he dicho!

VlC. (Empujándole despreciativamente.) ¡VamOS, hom-bre! ¡Que me molesta usté!

(Del empujón sale Leonardo tambaleándose, acabando

por caer cerca de los bas;idores del piimer término

derecha, soltando la navaja y figurando que se hiere

al caer sobre ella. Se arma el revuelo consiguiente,

con gritos de las mujeres, y Brígida sale rápidamente

de la iglesia, juntándose con los que se acercaron a

socorrer a Leonardo.)

León. (Angustiosamente.) ¡Dios mió!... ¡Me ha matao!

(Apenas oído esto, promuévese un desconcierto enor-

me; se oyen gritos de «Isocorro! ¡guardiasl> Unos con-

tienen a Vicente; otros atienden a Joaquina y otros se

ocupan de Leonardo, sin ocultarle por completo a la

vista del público. Ensáyese muy bien todo esto, que es

de absoluta necesidad dominar.)

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— 63 —

ESCENA XIII

DICHOS, un INSPECTOR, GUARDIAS 1 ° y 2°

Insp. A ver... ¿Qué es esto?

Cel. ¡Ná, señor ispector! ¡Un granuja que ha su-

bió al cielo en gran velocidá!

Insp. ¿Qué?Guar 1 ° Aquí hay un hombre que talmente paece

muerto.INSP. (Después de acercarse y cerciorarse de que es cierto.)

¿Quién le ha herido?

Nic. ¡A mí no me mire u^té, que yo no he sío!

Insp. ¿Pues quién? ¿Es que no lo ha visto nadie?

BrÍG. (Avanzando resueltamente.) ¡Yo, señor ispetor!

¡Yo lo he visto! (señalando a Vicente.) ¡Ese hom-bre ha sido!

Vrc. (Aterrado.) ¿Yo?... ¿Que yo he sido?.

.

Joaq, ¡Miente, miente esa mala mujer!

Bríg. Créame u^té a mí, que lo he visto perfecta-

mente. ¡Ese ha sido!... (Recogiendo la navaja de

Leonardo.) ¡Misté aquí la navaja!

Insp. ¡A ver, guardiasl ¡Amárrenmelo ustedes!

(A viva fuerza los guardias separan a Vicente de Joa-

quina y los demás, y lo atan codo con codo. Después,

acompañados y ayudados de los que primeramente so-

corrieron a Leonardo, retiran a éste por la derecha.)

Cel. (a Brígida.) ¡Infame! ¡Ladrona!

Insp. ¡A callar!

Joaq. (Forcejeando por soltarse.) ¡Vicente!... ¡Vicente

mío!...

Insp. (a Vicente.) ¡Eche usted delante!

VíC, (Tranquilo y resignado.) Sí, Señor. Vam08 dondeUSté (miera. (Mutis por la derecha Inspector, Vi-

cente y algunos curiosos.)

Joaq. ¡Vicente!... (Angustiada.)

BrÍG. ¡Al fin!... (Mutis por la izquierda.)

dEL. (Sofocada y atrozmente nerviosa.) ¡Con permiso,señor Isidoro!... Usté con él, a ver en quépara esto... VllSOtrOS (a los que amparan a Joa-

quina.) con esa a casa. Y yo... ¡Tararí!... ¡Hantocao a matar!(Remangándose las faldas para correr mejor y echando

a correr por el lado que marchó Brígida, y quedando

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— 54 -

solo Isidoro, como atontado, a tiempo que por una es-

quina asoma la murga y se dispone a tocar delante de

la iglesia.)

ESCENA XIV

18IDORO

¡Y ná!... ¡Que se lo llevan al pobrecito! ¿Peroes verdá que allá arriba se consientan estas

infamias? ¿Y mi albacea sin levantar acta?

¡Que no! ¡Que nesecito seis cabezas estro-

peas! ¡Maldita sea mi estampa!(Acciona desesperada y locamente, blandiendo el ga-

rrote en todas direcciones, como si tuviera comba

tientes delante, y poniendo en dispersión a las gentes

que salen después de haber dejado a Leonardo; a de-

votos que salen de la iglesia (incluido el monaguillo) y,

por ultimo, a los murgantes, sobre los que se va al

oirlos tocar, haciéndolos huir con pérdida de instru-

mentos. El telón cae lentamente mientras Isidoro con-

tinúa soltando estacazos al aire.)

MUTACIÓN

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- 55 —

CUADRO CUARTO

Telón corto de calle. La puerta de la prendería de Isidoro en el

foro o en uno de los lados, donde mejor pueda ser.

ESCENA PRIMERA

NICOLÁS, las verduleras (excepto PILI, que sale a poco de levan

tarse el telón) y CORO GENERAL

Sinfo Pero eso de la gravedá será una desagera-

ción.

Nic. A mí me han dicho que anoche estaba casi

en las últimas; pero que hoy ya no está másque en las penúltimas.

Todas (a píü, que sale.) ¿Qué hay?

Boni ¿Cómo está el señor Isidoro?

Pili Pues que yo no le encuentro tan malo co-

mo dicen. El razocinio lo conserva.

Filo ¿Te ha conoció?

Pili ¡Digo! Ná más que verme y me ha dicho

que a ver cuándo le pago los zorros que mellevé fiaos.

Trini Pues a mí me dijieron que lo que tenía era

nurastenia.

Nati ¿Y eso qué es?

Nic. Pues una enfermedá nueva, que es algo así

como cuando se le muere a uno una tía

carnal.

Doro ¿Y no será cosa pasional? Porque como ya

lo tenía too arreglao pa casarse con la seña

Oeledonia...

Nic. Hombre... A la edá del señor Isidoro las so-

pitas y el buen vino puen pasar; pero, ¿pa-

siones desbordas?... ¡Pa mí que te han to-

mao por ¡VlaHame PimentónlPuri Es que el disgusto fué de ordago.

BoNI (a Nicolás, que, apoyado en ella, se está permitiendo

algunas exploraciones.) ¡Vamos, tú! Que ya eres

muy mayorcito pa que te sostengan.

Nic. Es que me dan vahídos, y me vuelco. (Aga-

rrándose a ella.)

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- 66- —Boni [Pues apóyate en la Cibeles, que en paz des-

canse! (Rechazándole.)

Filo ¿Qué es eso?

Boni Que este Nicolasín r.o tié desperdicio. Pin-ta, quincallea, y los ratos de ocio los dedicaa la pasamanería, (indicándolo.)

Ncc. ¡Qué desagerá! Total, que me se ha ido la

mano, y la he hecho así en la musculatura.(Repitiendo la exploración.)

Boni |Que te quito el hálito de una mauguzá!

ESCENA II

DICHOS y CELEDONIA

PuRI ¿Qué hay? / (Todas preguntan, ya con la voz, ya

Nati ¿Cómo está? ) con el gesto.)

Cel. (Afligidísima.) ¡Muy malito! ¡Muy malito!Todos ¿Sí?

Cel. ¡Y deliriando a toas horas, y siempre yo enmita de la calentura!

Trini ¡Como que la tiene a usté el primer afeto!

Cel. Ahora, hace un istante, va y me llama.Conque voy y me acerco, le arreglo el em-bozo, ¿y a que no sabéis lo que me ha dicho?

TODOS ¿Qué? (con grandísimo interés.)

Cel. ¿No es verdad, ángel de amor,

que en esta apartada orilla...

Puri Vamos. ¡Miá que acordarse del Tenorio!Nic. ¡Sí que es mal síntoma!Sinfo ¡Pobre señor Isidoro!

Filo ¡Tan bueno! f , .

Puri ¡Tan chirigoterol(

(M»^ 1*m»<30

)

Pili ¡Tan amante de los pingos! /

Cel. (Medio llorando.) ¡Como que a toas horas pien-

sa en vosotras!

Doro ¡Miá tú! Hace dos semanas, bueno y sano,

y hoy casi pa diñarla.

Sinfo ¡Como que no sernos ná!

Nía ¡Cebolleta! ¡Que lo estáis poniendo que pae-

ce que talmente está ya cadavérico!

Nati ¡Tié razón éste! No es pa tanto.

Doro ¿Y qué dice el médico?Cel. Ná, porque no le visita.

Puri ¿Qué?

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— 67 —Cel. Se ha encargado de él un curandero amigo

suyo.

Doro Pero, ¿qué dice?

Cel. Que pa morirse que no está, y que no hayque apurarse; pero que si se pone muy gra-

ve, muy grave, que entonces [que sí hayque apurarse! (Llorando ruidosamente.)

Nic. No haga usté caso. La ciencia es muy pon-derativa.

Cel, Yo... ¡bien lo sabe Dios! no puedo hacer másde lo que hago. Día y noche al pie de la

cama u a la cabecera, según tié de calentu-

ra, y dándole too lo que ha mandao el cu-

randero.

Boni ¿Y ha mandao mucho?Cel. Aquí lo tengo apuntao pa que no me se ol-

vide. (Saca un papel y lee.)

Música

Por la mañanamuy tempranitoun cocimientode manzanilla,

y de once a doce,

si tié apetiío,

la cuarta parte

de una tortilla.

De una cosa que se vende en latas

dos cucharaditasa eso de las tres,

y en seguida un bisté con patatas

que estén doraditas

y sean suflés.

A anochecidocafé con leche,

bien con bizcochos,

bien con tostá,

y si es amigodel escabeche,

puede tomarlode madruga.

Ntc ¡PueR sí que es un pogramade toa sastifación!

¡Si muere el pobrecitoserá de un reventón!

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— 68 -

Pili No hay peligro ya.

Sinfo No se morirá.Filo Usté lo verá.

Cel. |Ay! ¡Ojalá!

Todos Al que le recetan

esas medicinasno le pasa uá.

Hablado

Pili Pues ná. Que nos alegraremos de que se-

mejore. (Comienzan a desfilar.)

Cel. ¡Gracias, chicas!

Tkini Y que ya sabe usté. Que si hacemos falta...

Nic. Sobre too a la hora de medicinarle al po-

brecito...

Cel. ¡Gracias! ¡Muchas gracias! (Mutis Nicolás, ver-

duleras y acompañamiento.)

ESCENA III

CELEDONIA. JOAQUINA por la izquierda

Cel. ¡Pobrecillos! ¡Ya lo creo que con alma y vidale darían la sangre de sus venas!

JOAQ. ¿Y el padrino? (Con interés y tristeza.)

Cel. Aé-í, asi. Deliriando algunos ratos; pero namás. Y de lo tuyo ¿se sabe algo?

Joaq. A eso venía también. A ver si ustés... (con

ansiedad.)

Cel. A mí me han dicho que pa la semana queviene es la vista de la causa.

Joaq ¡Dios mío! ¡Dio3 mío! (Llorando.)

Cel. Mira. Eso del lagrimeo, pa cuando haiganesecidá, si es que la hay. Porque penetras

ahora con los ojos humedecíos, se entera el

doliente, ¡y capicúa!

.Ioaq. Tié usté razón. Me domiuaré... ¡Pero es queesto clama al cielo! ¡Mi Vicente! ¡Mi pobreVicente!... (Afligidísima.)

Cel. Muy pobre, sí; pero me paece que a los de-más no nos ha tocao el gordo. Ahí tiés a ese

pobre hombre sin levantar cabeza hace másde medio mes. ¡Y eso de la cabeza

,pa los

hombres, es gravísimo! Aquí me tiés a mi

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~ 59 —con el matrimonio en el aire. Y tú... conmirarte al espejo te ahorras de que te lo di-

gan.

Joaq. Sí, sí. Para todos ha habido.

Cel. ¿Qué? ¿Entras a verle?

Joaq. Sí. ¡Pobre padrino! (Mutis.)

ESCENA IV

CELEDONIA. JOAQUINA dentro

Cel. La verdá es que ya se le podía haber ocurrió

otra cosa al que inventó el Himeneo y las

pasiones. ¡Cuidao, y con lo que nos ha traí-

do el palmito de eea infeliz y el hígado atra-

vesao del otro!

JOAQ.. (Dentro y muy gritado, con apuro.) ¡Madrina! ¡Ma-

drinal

Cel.IVoy, voy!... ¡Eso es que le ha repetío la

calentura!... Ahora no falta más que siga

con el Tenorio, y me tome por el Comendador... ¡Voy! ¡Voy! (Mutis acelerado.)

MUTACIÓN

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— 60 —

CUADRO QUINTO

A todo foro la galería en que están las Salas de Justicia en el con-

vento de las Salesas. En el fondo puerta practicable, sobre la que

se destacará visible el rótulo «Sección Segunda.» Público, guar-

dias y gente de curia entrando, saliendo o comentando, sin cesar

y sin barullos.

ESCENA PRIMERA

UJIERES 1.° y 2.°

Ujier l.o Bueno. ¿Y tú qué opinas? ¿Saldrá absuelto

o no'r

Ujier 2.o Hombre... Mucho ha apretao el fiscal; pero

el defensor ha estao como los ángeles.

Ujier l.o Puá ser que el Jurao le ponga en la calle.

Ujier 2.c Eso... según. A mí me paece que no le salva

ni la Paz y Caridad.

Ujier l.o Y yo que creo que es inocente.

Ujier 2.o ¡Por la otra punta! Bien probao está que fué

asesinato frnstrao, hiriendo por la espalda.

Ujier l.o Pues mira: en veinte años que llevo aquí

siempre me he fijao en que los asesinos deverdá no lloran por na, y ese infeliz está he-

cho una Madalena a toas horas.

Ujier 2. o ¡Quizá que por la novia, que pa mí que debede ser la primer pécora!

Ujier 1.° ¡Amos, calla, que tenemos hijas, y vete a

saber el sino de las personas!

ESCENA II

DICHOS. CELEDONIA y JOAQUINA por la derecha

Cel. ¡Que te digo que no es aquí! ¡Que esto es palas cosas del Gobierno, y na más que pa las

cosas del Gobierno!

Joaq. No. Me lo dice el corazón. Aquí está Vicen-

te, ¡mi pobrecito Vicente! (como buscándole por

todas partes.)

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— 61 —Cel. Sí que es un pobrecito, pero me paece a mi

que los demás no estamos pa muchos trotes.

Joaq. Sin embargo... (El! ¡Tan bueno! (Arrobada de

pasión)

Cel. ¡Toma! Miá si fué bueno Nuestro Señor Je-

sucristo, y miá lo que hicieron con él... Porsupuesto, que si sale con bien, mi promesala cumplo.

JOAQ. ¿Qué promesa? (Viniendo junto a Celedonia.)

Cel. Llevarle a la Virgen de la Paloma el añadióde la Brígida, y una vela con el retrato deBelmonte rematando un quite. (Marcando el

lance taurino.) •

Joaq ¡Parece mentira que entoavía tenga usté ga-nas de broma!

Cel. ¡No! ¡Eso no! Que la cosa no es pa echarla achirigota. Lo que hay aquí es que tú eres

una pesimista y una desconfía... ¿Quién nosdice que no le vamos a ver de salir por esapuerta más libre que el aire?

JOAQ. (Arrobada.) ¡Ay! ¡Ojalá!

Cel. Pus mira; a mí me han dicho que casi toas

las declaraciones han t-ío favorables.

Joaq. ¿Por qué no preguntamos a ver?Cel. Bueno, mujer. Ya que te empeñas, pregun-

taremos... Usté disimule, señor ujiere: ¿se

sabe algo de la vista causa?Ujier 2.o Ahora está deliberando el Jurao: pero pa mí

que como si no.

JOAQ. ¿Qué? (Angustiada y con ansiedad.)

Ujier 2.o ¡Que pa mí que le condenan!JoaQ. (Medio desvaneciéndose sobre Celedonia.) ¡DÍOS

mío!Cel. Hombre... ¡Sí que es usté delicao pa sus co-

sas, apreciable porterol... En cuanto lo sepanlos toreros, ya le estoy viendo a usté metióen una cuadrilla... ¡Cámara!... ¡Valiente pun-tillero!...

Joaq. ¡Condenao! ¡Condenao él!...

Cel. ¿Pero qué sabe este tío loro? ¡Anda, hija!

Anda y no llores más. (Empujando suavemente a

Joaquina que sale por la izquierda.) ¡Maldita Seala pena negral ¡Que me afusilen si no hagoyo foiegras con el hígado de la Brígida! (.Mu-

tis tras de Joaquina.)

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— 62 -

ESCENA III

UJIERES 1.° y 2.°, LEONARDO. BRÍGIDA por la derecha

Ujier l.o ¡Pero que la has metió hasta el corvejón!Ujier 2.o ¿Por qué?Ujier l.o ¡Pues porque no es na más que la novia del

interfeto! (Mutis el Ujier 2.° por la puerta de la sec-

ción, atendiendo a un timbre que suena insistente-

mente.)

León. (por la derecha.) Usté me creerá o no; pero es-

toy arrepentio de lo que se ha hecho.Bríg. ¡Bueno, bueno! ¿Y ahora se acuerda usté?

León. ¡Ahora, y antes y siempre! ¡Si me ha costaotrabajo no declarar toa la verdá! ¡Si ha estaoen na el decir que ese muchacho es ino-

cente!

Bríg. ¡Muy bonito! ¿Y las consecuencias?León. ¡Por eso he seguio mintiendo, y porque soy

un cobarde!... Y usté...

Bríg. Yo... ¿qué?León. Usté... ¡Usté me ha perdió, seña Brígida!Bríg. ¡Bah! Déjese el hombre de cuentos tártaros.

Ese le estorbaba a usté. Ella me estorbabaa mi. Así es que muerto el perro... ecétera.

LEÓN. Vamonos pa fuera. (Dirigiéndose a la izquierda.)

Bríg. ¿Sin saber lo que pasa?León. Volveremos, si usté quiere; pero ahora ne-

SecitO Un pOCO de aire. (Mutis ambos por la iz-

quierda.)

ESCENA IV

UJIER l.o, NICOLÁS e ISIDORO

Este presenta aspecto enfermizo, como quien acaba de pasar una

regular crujía. Salen por la derecha

Nic. ¿Pero cómo se ha atrevió usté a salir? Por-que a mí me habían dicho que estaba usté

así como pa faturarle en doble pequeña.Isid. ¿Qué quieres? ¡Las cosas! Por na del mundo

hubiera yo abandonao el lecho del dolor...

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— 63 —de costao. Lo primero por el facultativo

que me ha mareao con que ¡cuidao con unarecaída!... ¡que tié usté los poros abiertos, y que

la nurastenia esmuymala!... ¡Como si no! Deque leí en los periódicos que era la vista

causa, me se puso entre ceja y ceja lo de ve-

nir, y aquí estoy, y pase lo que pase.

Nic. ¡Pobre Vicentillo!

Isid. Oye tü: ¿será aquí?

Nic. Preguntaré... Usté disimule... ¿Es aquí la

causa de Vicente el requesonero?Ujier l.o Sí; pero ahora no se pué entrar. Esperen us-

tés a que den la voz de audiencia pública.

Isid. ¿Y tardarán, mucho en darla?

Ujier l.o No, porque el Jurao lleva un rato reunido.

!Nic. Pues en el Ínter, vamos a ver si olemos algo

por ahí.

Isid. Anda, anda tú, y si sabes algo vienes y melo dices. Yo le tengo miedo a la nurastenia.

ííic. Bueno, bueno. Usté no se menee de aquí.

(Mutis izquierda.^

ESCENA V

I9IDORO. UJIER 1.0

Ujier 1.° Se ve que estiman ustés al reo.

Isid. ¡Digo!... ¿Usté ha oído de hablar de lo que le

pasó a un tal don Guzmán el Bueno? Bue-no. Pues hágase usté la ilusión de que meestá usté viendo con el cuchillo en la manopa arrojárselo a los moros.

Ujier l.o ¡Ya, yal... También han estao hace poco unajoven y una señora de cierta edá...

Isid. ¿Y pa donde tiraron?

Ujier 1.° (señalando a la izquierda.) Pa allá... La señoramayor hecha un basilisco, y la joven lloran-

do que era una compasión.Isid. ¡Como que esto clama al cielo, señor de por-

ro! Y ai condenan a ese infeliz, diga ustéconmigo que la justicia es un mitón.

Ujier l.o ¿Quién sabe?...

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— 64 —

ESCENA VI

DICHOS, NICOLÁS apresuradísimo

Níc. ¡Señor Isidoro!... ¡Señor Isidoro!...

Isid ¿Qué?Níc. Que creo que estamos de enhorabuena.Isid, ¿Sí? ¿Por qué?Nic. Porque acaba de decirme un señor, que ha

estao en el juicio, que el defensor se ba por-

tao de primera.

IsiD (Esperanzado.) ¿Sí? .

Níc. Oiga usté, oiga usté uno de los concetos queha emitido. (Recordando.) Señores jurados: Lainocencia es una cosa así como el rayo del sol

por el cristal, sin romperlo ni mancharlo.

Ujier l.o Tié miga la frase, ¿en?

Isid. Sí... Na más que eso ya lo dijieron cuandoel nacimiento del Mesías.

Níc. Pues yo no desconfío. Yo creo que sale.

Ujier l.o (a Nicolás.) ¡Se ve que le quiere usté!

Isid. ¡Como yo y como too el barrio! ¡Si le digo áusté que el Vicente es mas inofensivo queun biberón!

Ujier l.o Entonces... confianza en Dios.

Isid. ¡Ah! Es que yo la tengo. Es más, que si Dios

me falla en esta ocasión, me hago libre- pen-

sador... Misté... En seguida de ocurrir lo queocurrió, le pedí tres cosas. Que a esa señora

de cierta edá que usté ha visto (y que es mifutura), la rejuvenezca en lo posible. Que a

Vicente Pastor le proporcione setenta corri-

das, y que el reo caiga en nuestros brazos

más libre que una chántense.

Ujier l.o ¿Y confía usté?

Isid. Ya le he dicho a usté que sí... Ahora, quecomo la Divina Providencia tié tantos encar-

gos, figúrese usté de que se hace un lío, yconcede la juventú, al reo, la echa setenta

corridas a la seña Celedonia, y hace caer ennuestros brazos al Chico de la Blusa.

Níc. ¡Que sí que sería un numerito!

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' ESCENA Vil

DIC&OS, UJIER 2.° BRÍGIDA y LEONARDO

UjIER 2.o (Gritando y dejando abierta la puerta.) ¡Audiencia

pública!

Nic; Y eso, ¿qué es?

Ujier 1.° Que el Jurao ha terminao de deliberar, y se

va a dar el veredicto.

Isid. (a Nicolás.) Entra tú, que yo voy a ver si en-

cuentro a la seña Celedonia y a la Joaquina.

(Entra Nicolás en la sala, confundido con otros curio-

sos que han acudido a la voz del Ujier 2. )

Bríg. ¿Entramos?León. No. Yo no. Yo no me atrevo.

BlíÍG. ¡Pues yo SÍ! (Entra en la sala, y Leonardo se queda

medio oculto.)

Ujier l.o ¡Místelas ahí a las señoras!

ESCENA VIÍI

UJIERES 1.° y 2.°, I-IDORO, JOAQUINA y CELEDONIA

Joaq. ¡Padrino!... ¿Usté aquí?

Isid. El mismo que viste y calza. No me he podi-

do contener, ¡y aunque me muera!

Cel. ¿Se sabe -algo?

Isid. Por lo pronto, que el defensor se ha portao

superiormente.

Cel. ¿Y usté se figura que?...

Isid. Miste. De esto no pué anunciar na ni el pro-

pio don Mariano Castillo, que rije en toas

las provincias de España.

Joaq.. (Anhelante.) ¡Pero!...

Isid. ¡Ni pero, ni camuesa! Aquí no hay más quetener paciencia y esperar. (Replegándose ios tres

hacia la derecha.)

ESCENA IX

DICHOS, GUARDIAS 1.° y 2.'

UjIER l.O (A los Guardias.) ¿Qué?

Guar. l:o ¡Que no tié duda! ¡Que le condenan!

Cuar. 2.o ¡Toma! ¡Segurismo!

6

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JoaQ. (Desesperada, llorando.) ¡Ay, DÍ08 mío!...

Cel. (a ios Guardias.) Pero... ¿Saben ustés algo décierto?

Guar. l.o No. Figuraciones na más.(Mutis los Guardias, por la derecha, comentando pof

señas.)

Cel. (Gritándoles.) También a mí me se pué figurar

que ustés son los inventores de las sopas deajo... ¡So guindillas!... (Nos ha matao la po-licía!

Isid. (a Joaquina.) Pero... ¿pa qué lloras, si no se

sabe ná?

ESCENA X

DICHOS menos GUARDIAS. AB0GAD03 1.° y 2.°

Abog. l.o ¡Lo absuelven!Abog. 2.o ¡No cabe duda! ¡Absuelto, y bien ab3uelto!

Abog. l.o La prueba ha sido concluyente.Abog. 2.o Y Sandoval ha estado inspiradísimo.

Abog. 1 o ¡Como que es un abogado que vale mucho!Abog. 2.o ¡Nada, nada! ¡Absuelto!

(Mutis los Abogados por la izquierda.)

Cel. ¿Has oído, piazo e tonta? ¡Que sale libre!

(Muy alegre.)

Joaq. ¡Ahí... ¡Si fuera verdá!...

Isid. Lo será... Y sobre too, no divagues.

ESCENA XI

DICHOS menos ABOGADOS. NICOLÁS. Sale de la sala apresuradísi-

mo, tapándose con el pañuelo un lado de la cara

JOAQ. ¡Nicolásl ¿Qué hay? (Con ansiedad.)

Nic. Por ahora, este ojo completamente anochecío.

Cel. ¿Qué te ha pasao?Nic. Pues que voy y noto que se sienta junto de

mí una dama, y que miro, y que es la Brí-

gida. ¡Ná más que la Brígida! Conque voy yla oigo de decir que ojalá y le condenen, y¡pa qué! ¡Pum! La di así en un vacíol

Isid ¡Ole!

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- 67 —Nic. Y va ella, y ¡puml Me arrea un tortazo que...

¡ya ven ustés!

Cel. Bueno; ¿pero se sabe algo?

Nic- Por ahora, ná. Unos, que sí, otros, que no ..

¡Por fin, Un lío! (Vuelve a la sala corriendo.)

ESCENA XII

DICHOS menos NICOLÁS. Después CURIOSOS 1,° y 2.°, BRÍGIDA y

LEONARDO

Isid. Total: que ni jota.

Ujier l.o Pues ya poco pué tardar.

Joaq. ¡Yo entro!

Cel. (sujetándola.) ¡Tú, quieta! Aquí no hay másque tener serenidá y valor.

Ujier 2.o (a curioso i.°) ¿Qué hay?

Cur. l.o Yo creo que le condenan. (Mutis.)

Joaq. Déjenme ustés que entre, ¡por Dios!

Ujjer l.o (a Curioso 2.°) ¿Se sabe algo?

Cur. 2.o ¡Absuelto, hombre, absuelto! ¡Ni que decir

tiene! (Mutis.)

Isid Güeno. ¿Y usté qué opina de este guirigay?

Cel. Que voy a poner un parte a Leganés pa queme reserven una celda de pago.

Isid. Pida usté dos, porque si de esta hecha no mese va la cabeza a veranear, es que la tengorellena de serrín.

Ujier l.o No hay que perder la esperanza.

(Sale Brigida. Mira como buscando a alguien, y al des-

tacarse Leonardo, se va hacia él. La presencia de Brí-

gida la advierten Celedonia e Isidoro, que la ocultan

a Joaquina, agobiada en un banco.)

LeuN. ¿Qué? (Con ansiedad.)

BrÍG. (Con rabia mal contenida.) ¡Que CieO que lo

echan a la calle!

León. ¡Ojalá!

Bríg. No. Pues yo no lo veo. ¿Y usté?

LeON. Yo... ¡SÍ! (Replegándose a un lado, hasta que á su

tiempo se destaca.)

BRÍG. (Con rabiosa desesperación.) ¡Muy bonito!. . ¡Pre-

CÍOSo!... ¡Maldita Sea la!... (Mutis por la Izquier-

da.)

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ESCENA XIII

DICHOS, menos BRÍGIDA y CURIOSOS que coa ella han salido de

la sala. NICOLÁS

NlC

.

(Saliendo aceleradísimo, quedándose como petrificado

enmedio de la esoena, hasta que rompe a hablar in-

coherentemente.) ¡Con!... ¡Con!... ¡Con!...

Cel. ¿Qué?Nic. ¡Que con!... ¡Que con!...

Joaq. ¡Acaba!

Nic

.

¡Que condenao! ..

JOAQ.. ¡Dios mío! (Cae desplomada sobre el banco y Cele-

donia e Isidoro la atienden desolados.)

Nic. (Acabando de romper.) ¡Que condenao, no! ¡Li-

bre! ¡Libre.

(Reacción favorable en los personajes. Isidoro se va

sobre Nicolás que huye hacia la puerta de la sala.)

Isid ¡Maldita sea tu estampa!... ¡Pues menudosusto nos has colocao!

ESCENA XIV

DICHO?, VICENTE1

, SANDOVAL, CURIOS09. Luego LEONARDO

Vic. ¿Dónde, dónde están?

NlC. (Señalando al grupo que forman Joaquina, Celedonia e

Isidoro.) ¡Miálos ahí tóos!

Vic. ¡Joaquina! ¡Mi Joaquina!

Joaq ¡Vicente mío!

(Se unen en apretado abrazo, y después Vicente estre-

cha las manos y abraza a unos y a otros Con los per-

sonajes citados ha salido una pareja de Civiles, que /se

queden esperando en la puerta de la Sala.)

Cel. (a Saudovaí) Caballero abogao: usté me va a

permitir la expansión de un abrazo muyapretaO. (Abrazándole efusivamente.)

IsiD. Y a mí Otro. (ídem, .ídem.)

San. Gracias, señores; pero no merezco esas feli-

citaciones. Ha sucedido lo que tenía que su-

ceder. La verdad no puede quedar oculta.

LEÓN. (Destacándose y avanzando resueltamente con asombro

general.) ¡Ni la maldá tampoco!

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- 69 -Todos ¡El Leonardo!

León. ¡Leonardo, sil ¡Leonardo, que viene a pedir

perdón a un hombre honrao!

Cel. ¿A. pedir a estas horas? ¡Perdone, herma.nito!

Isid ¡No tenemos suelto!

León. ¡Es inútil! ¡Vengo decidió!

VlC. (A Joaquina.) ¿Qué hagO?JOAQ, (Confundida.) Yo. .

San Perdónale, hijo, que harto tiene con su con-

ciencia.

Cel. {Y con la amista de la Brígida, que es comoun sarcófago en el Este!

(Vicente, sin mirar a Leonardo, tiende su mano, que

el otro estrecha efusivamente y besa.)

León. ¡Gracias! ¡Muchas gracias! (Mutis.)

ESCENA ULTIMA

DICHOS, menos LEONARDO

Joaq. ¡Bien, Vicente! ¡Así son los hombres, y así

te quiero!

Isid. Por mí... ¡canonizao!

S\n. (a Celedonia) ¡Tiene un gran corazón!

Cel. ¡Como lo tié too el que lleva

un alma de cuerpo entero!

¡Tú!....

(a Nicolás, y señalando al pecho de Vicente.)

Pon aquí, en un letrero:

¡De MlRAb'LORES. . Y A PRUEBA ! (Telón.)

FIN DE LA ZARZUELA

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OBRAS DÉ ÁNGEL CAAMAÑO

Entre militares, comedia en un acto y en verso.

Barrabás, revista cómico-lírico-política, en un acto,

dividido en cinco cuadros, verso (i\

Chieoleonte, monólogo-parodia, en un acto, dividido

en tres cuadros, prosa y verso (2).

Heraldo de Madrid, revista periodística-cómico-lírico-

taurina, en un acto, dividido en tres cuadros, verso (2).

La cena de nochebuena ó á caza del gordo, casi saínete

en un acto prosa y verso (2).

Huelga de cómicos, humorada en un acto, dividido en

tres cuadros, prosa y verso.

La nieta de su abuelo, juguete cómico-lírico, en un acto

y en verso (3).

La marusiña, zarzuela en un acto, y en verso (4).

Tiempo revuelto, casi-revista de casi-actualidad, en un

acto y tres cuadros, en verso y prosa (5).

La osa mayor, saínete en un acto, dividido en tres cua-

dros, en verso (6).

El chico de la portera, juguete cómico- lírico, en un

acto, en verso y prosa (3).

Postales madrileñas, cosmorama cómíco-lírico-político

popular en un acto, dividido en cinco cuadros, en verso

y prosa (7).

El cocherito, zarzuela cómica en un acto, en verso yprosa (8).

Las chismosas, boceto de saínete en un acto, en verso

y prosa (9).

El lazo verde, juguete cómico en un acto y en pro-

sa (10).

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Toros en Aranjuez, zarzuela cómica-taurina en un acto,

dividido en tres cuadros, en prosa (n).

Pascualica, comedia baturra en un acto y en presa.

El alegre manchego, viaje cómico-lírico-bailable-cine-

matográfico, original y en prosa, en cinco cuadros, dos

intermedios y un apoteosis (12).

Vencedores y vencidos, comedia en un acto y en prosa.

\Parroquiana\... \Rabaiüto¡\... saínete madrileño en un

acto y en verso.

El monté de la belleza, fantasía cómico-lírica-bailable

en un acto, dividido en seis cuadros, prosa y verso (1

El nacimiento, humorada de Navidad, en un acto, di-

vidido en tres cuadros.

ha Socorrito, zarzuela en un acto, dividido en tres

cuadros y un intermedio (5).

• ¡De i\íiraflores... y a prueba!, zarzuela madrileña en

dos actos, divididos en cinco cuadros (14).

(1) En colaboración con D. José Pérez y Fernández, música de

D Tomás Calamita.

(2) Música de D. Eafael Calleja.

(3) ídem de D. Ángel Rubio.*'(4) ídem de D. Arturo Lapnerta.

(5) ídem de D. Eafael Calleja y D. Tomás Barrera.

.

(6) Iuem de D. Manuel Clialons.

(7) En colaboración con D.' Isidro Soler, música de D. A. Pérez

Soriano

(8) Música de D. José F. Pacbeco.

(9) En colaboración con D. Isidro Soler, música de D. Joaquín

V-alverde y D. Eafael Calleja.

CIO) En colaboración con D. Isidro Soler.

..(IX) . ídem id., música de D. Manuel- Nieto.

(12) ídem id. y D. A. Custodio, música de D José M.8 Alvira yI). Lorenzo Andreu.

. (13) ídem con D. A.- Custodio, música de Emilio López del Toro yEduardo Fuentes.

(14) Música de los maestros Quislant y Badía.

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Precio: 1,50 pesetas