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11. EUROPA Y LOS PROCESOS DE INTEGRACIÓN DE AMÉRICA LATINAY EL CARIBE 1 B. Carolina Crisorio Norberto R. Aguirre Olelia B. Sche? 1.Los inicios de Ias relaciones de América Latina y elCaríbe con Europa. EI período colonial El estudio de Ias sociedades surgidas en América Latina y el Ca- ribe a partir deI sigla XVI adquieren pleno sentido si se Ias enfoca comoparte de un conjunto más vasto, puesto que eran considera- das como apéndice o complemento de Ias diferentes países euro- peos. Así Ia estructura interna de cada una de estas sociedades estuvo determinada por su núcleo metropolitano, pero también por Ia estructura socio-económica precolombina propia de cada re- gión. No fue igual el tipo de dominio hispano, lusitano, francés, holandés o inglés. La peculiaridad de cada área estuvo en buena medidacondicionada aI juego de intereses intra metropolitanos ya Ia c~pacidad de resistencia de Ias pueblos indígenas a Ias que Ias dOl111nadores tuvieron que enfrentarse. Esta último, a su vez, se -- I 2 ~ad,:<,emos Ias sugerencias y aportes dei Dr. Sergio Guerra Vilaboy. IIlicage;ti~os, docentes e investigadores dei Instituto de lnvestigaciones de Historia Econó- (Arg~f OClalde Ia Facultad de Ciencias Económicas de Ia Universidad de Buenos Aires. 111a). 85

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11. EUROPA Y LOS PROCESOS DE INTEGRACIÓNDE AMÉRICA LATINAY EL CARIBE 1

B. Carolina Crisorio

Norberto R. AguirreOlelia B. Sche?

1.Los inicios de Ias relaciones de América Latina yelCaríbe con Europa. EI período colonial

El estudio de Ias sociedades surgidas en América Latina y el Ca-ribea partir deI sigla XVI adquieren pleno sentido si se Ias enfocacomoparte de un conjunto más vasto, puesto que eran considera-das como apéndice o complemento de Ias diferentes países euro-peos. Así Ia estructura interna de cada una de estas sociedades

estuvodeterminada por su núcleo metropolitano, pero también porIa estructura socio-económica precolombina propia de cada re-gión. No fue igual el tipo de dominio hispano, lusitano, francés,holandés o inglés. La peculiaridad de cada área estuvo en buenamedidacondicionada aI juego de intereses intra metropolitanos y aIa c~pacidad de resistencia de Ias pueblos indígenas a Ias que IasdOl111nadorestuvieron que enfrentarse. Esta último, a su vez, se

--I2 ~ad,:<,emos Ias sugerencias y aportes dei Dr. Sergio Guerra Vilaboy.

IIlicage;ti~os, docentes e investigadores dei Instituto de lnvestigaciones de Historia Econó-(Arg~f OClalde Ia Facultad de Ciencias Económicas de Ia Universidad de Buenos Aires.111a).

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relacionaba con una multiplicidad de causas socioeconómicaspolíticas, religiosas y culturales de cada uno de los pueblos aborí~genes.

Lo cierto es, que Ias relaciones metropolitano-colonialestenían en común al menos estos aspectos: 1. EI interés por obtenerbeneficios económicos de Ias colonias. 2. Su posesión otorgabapoder político y prestigio en Ias relaciones internacionales. 3. Laubicación de estas colonias podía brindar ventajas estratégico-militares. 4. Estas posesiones eran vistas también como fichasintercambiables en los momentos de negociación entre dos conten-dientes de Ias tantas guerras europeas.

Sin embargo, se pusieron en juego múltiples causas porIas cuales dichas relaciones resultaron muy diversas, dependiendoentre otras cosas de: I. Cuál era el proceso político interno en elque estaba inrnerso cada metrópoli en el momento en que tomaroncontacto con América. 2. Cuál o cuáles eran Ias potencias vecinasen Ia región donde pretendían asentarse. 3. Cómo era el poder mi-litar y estratégico propio o de sus contendientes. 4. Qué grupos sehicieron cargo de Ia explotación colonial, ya fueran los sectoresprivados, religiosos o estatales. 5. Cuál era, el desarrollo de Iasfuerzas productivas, con mayores o menores rasgos precapitalis-tas, ligados en distinto grado al comercio a larga distancia, y conelementos que favorecieron o frenaron Ia sociedad industrial. 6.Cuál era el conjunto de creencias; en definitiva, cuáles eran Iasmentalidades que les permitian encarar por propias manos ellabo-reo de Ia tierra o despreciar dichas tareas, estar predispuestos a Iapiratería, anteponer el deseo de obtener beneficios económicosenel marco dei mercantilismo, o estar preocupados también porconstruir al mismo tiempo un edificio institucional más sólido,pensando también si era posible "salvar" Ias almas de los aborí-genes, o si era importante o no que los esclavos hubieran sidocristianizados antes de ser incorporados como fuerza de trabajo.

Todos estos aspectos dieron lugar a diversos modelos deapropiación de los excedentes económicos, de subordinación oexpulsión de los pueblos aborígenes, construyeron, en suma, dis-

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tintos tipos de dominacióncolonial que condicionaron Ias relacio-nes sociales. Y estos elementos pusieron Ias bases de los inci-

pientes procesos de integración regional, donde poco a poco seperfilaronIas contradicciones entre los intereses metropolitanos ycriollos.Es más, en algunos casos, como Ias posesiones de GranBretaDa,Ias instituciones y Ias relaciones sociales surgidas de es-tos vínculos asimétricos siguieron vias divergentes. Las trece co-lonias inglesas de Norteamérica, se conformaron en un contextomuy diferente dei caribefio, dando lugar a dos mundos muy dis-tantes, aún contando con Ia misma metrópoli.

Aceptando entonces Ia diversidad inicial de 10 que hoyllamamosAmérica Latina, debido a dos grandes corrientes hete-rogéneasen sí mismas: una, aportada por los pueblos precolombi-nosy otra, por Ia Europa preindustrial con todos sus matices. Nosencontramos así con un punto de partida complejo, que pareceinclinarnuestro análisis a favor de los obstáculos de una posibleintegración latinoamericana y caribefia, basado en este origenmultiétnicoy multicultural. AI mismo tiempo, esos mismos vín-culos metropolitano-coloniales dejaron latentes fuerzas que tra-bajaron en los siglos XIX y XX hacia propuestas de integraciónque si bien no fueron exitosas, permiten Ia aparición de nuevasalternativas integracionistas a fines de Ia vigésima centuria quereabrenel debate de su factibilidad.

Uno de los rasgos que Ias diferentes metrópolis tuvieronencomúny que se puso de manifiesto en su relación con Ias colo-nias fue el mercantilismo.3EI deseo de acumular metálico dio un

Importanteimpulso a Ia conquista y colonización de nuestro con-tinente.

La búsqueda, localización y extracción de metales precio-Sosfue uno de los motores que derramaron aventureros en el Nue-vo Mundo, pero tanlbién atrajo muy pronto a Ia burocracia realmetropolitanahispana preocupada por evitar el descontrol político-,

De acuerdo con esta doctrilla, Ia prosperidad de una nación estaba relacionada con IaaCUl!lulación de capital identüicado en especial, por los metales preciosos.

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y económico, y por qué no Ia de Ia moral y Ias "buenas costum_bres" de estos lejanos colonos.

Fue así que se colocaron los principales ladrillos institu_cionales resignificando antiguas instituciones indígenas como Iamita o el yanaconazgo o intentando trasladar viejas costumbreseuropeas en un nuevo marco, como Ia encomienda o el reparti_miento de indios que tiene claras raíces feudales. AI mismo tiem-po, Ia polémica desatada frente a estos habitantes inesperadosacerca de si eran o 110seres humanos, se saldÇJrápidamente a fa-vor de Ia segunda categoría, 10cual permitió darle un nuevo im-pulso evangelizador heredado de Ias antiguas cruzadas: era nece-saria Ia salvación de estas almas que desconocían de manera ab-soluta el cristianismo. Por supuesto, los aborígenes pasaron a serconsiderados menores de edad bajo Ia tutela de un espaiíol y, enlos hechos, en Ia mayoría de Ias ocasiones fueron reducidos a Iaservidumbre.

En eI más puro espaiíol y servidos de un intérprete nativoa través deI requerimiento llevaron elnombre de los reyes, repre-sentantes a su manera de Cristo en Ia tierra, aIos oídos de Ia 110-bleza indígena que aceptaran o no Ia grandeza de tales senoresnunca vistos, vieron desmoronar sus dominios y sus creencias pa-ra siempre. De este modo también, Ia Iglesia, controlando pueblosy reducciones, pudo llevar adelante su misión evangelizadora sindescuidar sus fortunas terrenales. AI mismo tiempo, Ia asociaciónde intereses privados (comerciantes, aventureros, nobles, etc.) eintereses públicos (Estados monárquicos, Iglesias) asociados parafinanciar empresas de alto costo y riesgo y decididos a mantenerpor Ia fuerza un sistema de monopolio que garantizara Ia obten-ción de Ias ganancias esperadas, terminó dando lugar a 10que aI-gunos investigadores denominan pacto colonial orientado a Ia"complementariedad" de Ias economías en una notable relación

asimétrica. Por un lado, el mercado europeo fue abastecido pormetales preciosos y productos primarios en una diversidad jamásvista, valiéndose en muchos casos de Ia población nativa comofuerza de trabajo o acarreando población africana esclava hacia

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Ias colonias americanas. Por otro lado, los productos manufactu-rados -y Ios esclavos- tuvieron Ul1mercado cautivo en Ias colo-nias.

En primera instancia Ia corona castellana se inspiró en elmodelo colonial portugués de control a través de Ia Casa de 111-dias. Sin embargo, Ias dimensiones territoriales que lograban in-corporar, gracias a Ias divisiones de los pueblos nativos, hizo quese fuera improvisando en poco tiempo un sistema de monopolio

que duró tres siglos.4 Sin duda, los centros de extracción minerase transformaron para Espafía y, poco después para Portugal, enlosprincipales focos de atención económica,política, estratégica ymilitar. A su alrededor fueron articulándose regiones productivasconsideradassubsidiarias, secundarias o marginales de estos ejes.Nueva Espaiía, el Alto Peru o Nueva Granada recibieron el má-ximo de atención, mientras que otras zonas como el Río de IaPlata y Paraguay se vieron desatendidas y dependiendo de suspropios y limitados recursos. Aquellas regiones que contaban conpoblacionesindígenas irreductibles y belicosas obligaron a defen-der Ias fronteras con Ias capitanías generales que obligaban a unespecialesfuerzo armanlentista como ocurrió en el sur chileno.

En el caso de Portugal, el descubrimiento de oro en elcentro de Brasil -Minas Gerais- en el siglo XVIII modificó Iaatenciónprestada a Ia zona y fue Ia causa principal dei traslado deIa capital de Bahía a Río de Janeiro

Desde Ias comunidades indígenas hasta Ias haciendas yobrajes Ias sociedades coloniales se estructuraron en función deestedeseo de metales preciosos. AI mismotiempo, aquellos que nofueroninvitados aI reparto deI mundo mediante eI Tratado de Tor-desillas,buscaron enmendar esta falencia a través deI pillaje y Iapiratería. Además, irónicamente, a pesar de Ias grandes preven-ciones y de todo el aparato de control monopólico creado por Ia

4 .Jose María Oliva Melgar, Seminario: El monopolio de Indias: tres siglos de explotación

económica colonial. En Programa de Doctorado 1999-2000 Cambios. permanencias y

transiciones en Europa y América (siglo.~ XIII-XX). Universidad de Huelva.

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corona castellana, los metalesfluyeron generososhacia otros des-tinos en Ia propia Europa, ya seaa través deI comercio o deI pagode deudas que el Estado metropolitano contraía por mala adml-nistración de los recursos,para mantenersusgastosbélicos, etc.S

Tarde o temprano holandeses, ingleses y franceses co-menzaron a instalarse en los confines deI imperio hispaDo, pro-bando su suerte como piratas, contrabandistas, colonos o partici-pando deI comercio metropolitano-colonial y deI comercio trian-gular de esclavos entre Mrica, América y Europa.6

EI comercio a larga distancia tenninó por 'desempenar unrol importante, creando necesidades de transporte y servicios fi-nancieros que enfrentaron nuevos desafios. Entre ellos el hecho deencontrar Ia tecnología adecuada para hacer más seguro el crucedeI Atlántico con Ias preciosas cargas, sorteando Ias prolongadastravesías y los múltiples peIigros. AI mismo tiempo este comercioayudó a moldear Ias nuevas instituciones, creando para su regula-ción un importante aparato jurídico yadministrativo.

En efecto, si bien el comercio a larga distancia metropo-litano colonial reconoce sus antecedentes en el comercio a largadistancia resucitado a fines de Ia Edad Media europea, el celametropolitano por no compartir los beneficios desembocá en ins-tituciones monopólicas que intentaban frenar cualquier drenaje demetálicoo recursosnaturales fluyenteshacia el centro o evitarcualquier intromisión enlos mercados cautivos coloniales.7

~ Para el problema de Ia "plata", como se lIamó globalmente a Ia producción de metalespreciosos en el imperio hispano ver P. Bakewell: "La minería en Ia Hispanoamérica colo-nial" en L. Bethell, ed: Historia de América Latina. Barcelona. 1990; D. A Brading: Mine-ro,r y comerciantes en el México borbónico (1763-1810). Madrid, 1975. E. 1. Hamilton:Guerra y precio,r en Espana. Madrid, Ariel, 1988. R. Romano: COYllntllras opuestas. Lacrisi.r dei siglo XVII en Espana e Hispanoamérica, México, 1993. P. Vilar: "Consideracio-nes sobre Ia historia de los precios" e "Historia de los precios, historia general (un nuevolibro de E. J. Hamilton)", En Crecimiento y de.rarrollo. Barcelona, Ariel., 1994.6 Ciro F. S. Cardoso y Héctor Pérez Brignoli: Historia Económica de América Lafina,México, Critica, 1987, Tomo I.

7 A M. Bemal y A Garcia Baquero: Tres siglos de comercio sevillano. 1598-1868. Sevi-lia, 1976. D. A Brading: "La Espafta de los Borbones y su Imperio americano" En L.Bethell op. cito P. Chaunu: Sevilla y América. Siglos XVI y XVII. Sevilla, 1983. 1.H. EIliot:"Espana y América en los siglos XVI y XVII", en L. Bethell op. cito Barcelona, 1990. L.

Esta situación permitió el crecimiento de Ia figura deI

mercader, como intermediario entre el artesano-productor Y loslejanoSconsumidores.8De este modo, sociedades de mercaderescornpitieroncon nobles y soldados por Ias licencias reales paraexplotarnuevos asentamientos, garantizando a Ia corona espanolaparticipación en Ias ganancias. A su vez, mientras que Ias prime-ras expediciones fueron financiadas desde Espana, a partir de1516 los recursos antillanos respaldaron Ias expediciones queculrninaroncon Ia conquista de México por Hernán Cortés; mien-tras Ias riquezas de México subvencionaron Ia continuación de Iaexploraciónhacia el norte y sur y, una década más tarde, apoya-ron Ia conquista deI Perú.9

Por otra parte, el hecho de que Ia corona hispana se con-centrara en proteger los codiciados centros mineros, dando lugar aIa aparición de una multiplicidad de actividades productivas pen-sadas como apéndices de Ia minería, hizo que surgieran otras for-mas productivas y, por ende, nuevas relaciones sociales. Así, muytemprano, junto a formas de producción orientadas al consumolocal, como Ia hacienda, Ia estancia, Ias comunidades indígenaso el obraje, apareció Ia plantación dirigida principahnente aabastecer al mercado externo. En efecto, cuando a partir de 1515se inició Ia explotación de azúcar en Ias tierras en tomo a Ia villade Santo Domingo y Ia mano de obra esclava africana fue intro-ducidatres afios después en reemplazo de Ia fuerza de trabajo in-dígena,que no soportó el impacto de brotales formas de domina-ción,se abrió un capítulo que tornaria dimensionesinsospechadas.En efecto, el comercio metropolitano-colonial dio impulso aI pro-ceso de acumulación primitiva de capital que terminá benefician-

~ía Fuentes: El comercio espanol con América. 1650-1700. Sevilla, 1980. C.H. Ha-nn~:. Comercio y navegación entre Espana y Ias lndias en la época de los Hab.rburgo,~exlco, 1979.

Como 10s mercaderes involucrados son de distintas nacionalidades, que se encuentran

asentados en colonias en Sevilla o porque también intervienen desde otros puntos de Europa,

co~o Amsterdam o Londres, se ha lIegado a plantear Ia existencia de un "monopolio inter-~Cl0nal de productores de mercancias".

M' ?avis. La Europa Atlántica de,rde el descubrimiento ha.rta Ia industrialización.eXiCo,Siglo XXI, 1973.

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do principalmente a Europa occidental a costa de América y deAfrica.

Asimismo, es necesario subrayar que el periodo colonialno puede ser considerado como un todo homogéneo. Ellargo ca-mino que se extiende desde fines dei siglo XV hasta principios deIsiglo XVIII reconoce numerosas etapas. Por ejemplo, Ia Espafía"donde no se pone el sol" que tuvo su momento de esplendor conCarlos I de Espafia -eI famoso Habsburgo Carlos V-y su hijo ysucesor Felipe lI, entró en Ios afios finales deI propio Felipe 11enuna lenta decadencia. Por eIlo, eI siglo XVII, que éontó con mo-narcas débiles, los así l1amados"Austrias menores", representanuna especial oportunidad para eI crecimiento económico de Iascolonias americanas.

Dei mismo modo, el cambio de dinastía en el trono deCastilla y Aragón a partir de los Borbones, a comienzos deI sigloXVIII, se traduce tiempo después en Ias Ilamadas refonnas bor-bónicas -que tuvieron su correlato en Brasil con Ias reformaspOl:nbalinas-que para muchos fue un importante antecedenteparalos posteriores procesos independentistas.

Según algunos estudios estas refonnas favorecieron Iaexpansión de Ia economía colonial puesto que se logró un aumentode Ia actividad minera, de Ias exportaciones agrícolas y dei inter-cambio regional comercial.\OSin embargo, Halperín Donghi en suclásico trabajo sobre América Latina sostiene que Ias reformasobraron como una "segunda conquista". Ii

En efecto, Ia fundación de Ios virreinatos dei Río de IaPlata y de Nueva Granada, junto con el ascenso de Chile y Vene-zuela a Ia categoría de capitmúas, son ejemplo dei deseo de cen-tralizar Ia autoridad y reforzar el control metropolitano. La libe-ración deI comerciovino a legalizar una situación ya existente. Detodos modos, esta "Iiberalización" fue bastante limitada, puesto

10 Víctor Bulmer-Thomas: La hi.ftoria econômica de América Latina de.~de Ia

independencia, México, FCE, 1994.

11 Tulio Halperín Donghi: Historia contemporánea de América Latina Madrid, AlianzaEditorial, 1968.

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que los puertos americanos podían comerciar entre sí pero no conotras potencias y sus colonias, sino sólo con puertos espafioles.Reciénen 1797 se decretó el comercio directo con neutrales.12

l.Cuál fue el impacto a nível regional? Si bien en algunoscasOSaumentá el intercambio intercolonial, en otros, exacerbó Iasrivalidadespreexistentes, obstaculizando Ia posibilidad de integra-ciónluego de Ias Iuchas por Ia independencia.Tal el caso de Lima

y Buenos Aires, donde Ia ciudad-puerto rioplatense había jugadodesdesu marginalidad en el virreinato peruano un importante pa-

pel en el contrabando con portugueses e ingleses, perjudicando losinteresesde Ia corona y entrando a pugnar con los comercianteslimeiíos.En Ia nueva geografia borbónica, dicha rivalidad se sal-daba a favor de Buenos Aires, a Ia que se incorpora eI Alto PeruconIa importante actividad minera de Potosí.

Por detrás de estas nuevasjurisdicciones dos corrientes seestaban enfrentando: Ia dei Pacífico, lidereada por Espafia, y IaAtlánticasometida ai influjo británico. Como veremos a continua-ciónGran Bretafia es Ia gran ganadora en esta lid durante el sigloXIX, si bien salieron ai ruedo otros competidores. Entre ellos Iavieja rival, Francia, y por supuesto, con ímpetu creciente los Es-tadosUnidos.

Cuba y el Caribe constituyen un capítulo particular.Mientras Ia primera pennaneció en manos de Ia metrópoli hastafines de Ia decimonovena centuria, Ias restantes islas dei Caribefueronescenarios de Ias luchas de Ias grandes potencias deseosasdeparticipar dei festín de Ias posesiones de Castilla. Por el Caribepenetraronpiratas y comerciantes británicos, franceses y holan-deses.Resulta redundante seiíalar que el impacto sobre Ia pobIa-ciónnativa fue deIetéreo,traduciéndose prácticamente en Ia desa-parición de Ia misma y en su reempIazo con pobIación esclavaprocedentede Africa. Se calcula en alrededor de dos millones de

personaseI voIumen de población que arribó con vida soIamenteai Caribe a través dei AtIántico.-12199iristina Mazzeo: EI comercio libre en el Perú, Lima, Universidad Católica dei Perú,

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Por su parte, entre 1763 y 1867, cerca de ochocientos milesclavos desti~ados a Ias plantaciones de azúcar arribaron a Cu-ba.13En el Santo Domingo francés Ias plantaciones quedaron enmanos de pocos blancos, Ia mayoría de Ias veces absentistas, de-jando una herencia de fuerte violencia social.

Como bien se ha senalado, los distintos intereses econó-micos y políticos estratégicos de Ias metrópolis coloniales deAmérica Latina durante los siglos XVI y XVII, y su diversa es-tructura económica interna, originaron diferencias importantesentre Ias mismas que se harían sentir con fuerza en el futuro de Iaregión y que llevaron ai fracaso los intentos integracionistas pen-sados para e! área. Sin embargo, esto no significa que Ias relacio-nes entre estas regiones coloniales hayan sido inexistentes y quelos proyectos de unificación no tuvieran una base sobre Ia cualasentarse.

Vn caso que merece especial atención, por Ia dimensiónque tomó en el subcontinente, es el de Brasil, ai estar cruzada suhistoria por tendencias que llevaban tanto ai enfrentamiento comoa Ia complementación con otras regiones y países de América deiSur. Esta colonia portuguesa14no despertó en un principio graninterés para Ia corona lusitana, inmersa principalmente en Iaconstrucción dei Imperio Oriental.15La propia estructura factoriaIde Ias ocupaciones portuguesas, sustancialmente distintas a Iascastellanas y Ia falta de detección de Ia existencia de oro y platadurante Ia primera etapa de ocupación, relegaron a Brasil a unlugar secundario en el imperioportugués.

LI Gloria García: "EI auge de Ia sociedad esclavisla en Cuba", en La colonia. evolución.rocioeconómica y formación nacional. La Habana, Editora Política, 1994.14 EI Tratado de Tordesillas de 1494 otorgó a Portugal una parte de Ia América deI Sur,colindante con el Océano Atlántico. Sin embargo, este acuerdo no fue cumplido por ningunode los dos signatarios y tanto Espana como Portugal avanzaron mas aliá de los límitesfijados. EI mismo tuvo vigencia de todos modos hasta 1750, ano en el cual se firmó elTratado de Madrid que vino a sustituir aI anterior. Este estableció una nueva línea íronterizaentre los dos imperios, complementada por el Tratado de San IIdefonso de 1777, Ia que se

aproximaha hastante aIos límites deI Brasil actual.L La primera lIegada de portugueses a Brasil se produce en el ano 1500 cuando PedraAlvarez Cabral arribó aI sur deICabo San Roque, que lIamó Vera Cruz.

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EI primer producto de importancia obtenido en Ia coloniafileel palo brasil, que Ia ligó a Ia economía europea a través de Iametrápoli,Yque llevó a que su propio nombre, Tierra de Ia SantaCruz, fuese modificado por e! de Brasil. Este tráfico dia lugar aiestablecimientode pequenas factorías portuguesas a 10 largo deilitoral brasileno, desde Pernambuco hasta Bahía de Todos losSantos, en Ia primera década de! siglo XVI. A diferencia de 10acaecidocon Ias colonias castellanas, Ia estructura de factoría deiasentamientoportugués no suponía Ia necesidad de poblamientodei territorio, pues sólo se requería un bajo número de personas

para garantizar Ia extraccián deI paio brasil. También Ia relacióncon Ia población indígena fue muy distinta a Ia establecida en losterritorios castellanos, pues ai principio se limitó ai intercambiodeproductos y, luego que avanzó Ia colonización agrícola asocia-da a Ia expansión de plantaciones azucareras en Ia región de Per-nambuco,se pasó a escIavizarai aborigen,contribuyendoa sumarginacióno extermínio.

La forma en que se desarrolló el proceso colonizador ter-miná ligando fuertemente esta colonia portuguesa a Europa. Co-mo sefiala Caio Prado Junior, "si vamos a Ia esencia de nuestraformación,veremos que en realidad nos constituímos para abaste-cer de azúcar, tabaco, y algunos otros artículos, más tarde de oroy diamantes, después algodón, y en seguida café ai comercio eu-ropeo".16

Ya durante el siglo XVI Brasil sufrió los embates de losconflictoseuropeos y de Ias luchas entre Ias potencias coloniales.La llegada de los franceses hacia fines de Ia década de 1530, querecorríanlibremente Ias costas de Ia colonia lusitana, se convirtióenIa primera expresión de 10antedicho y obligó a Juan III a ela-borar un plan para ocupar y defender este territorio.17Esto dioorigena Ias quince capitanías hereditarias en Ias que se dividió-1617 Caio Prado Junior: Hi.rtoria Económica dei Brasil, Buenos Aires, Ed. Futuro, 1960.

En febrero de 1531 lIegó a Brasil Martin Alfonso de Sousa con Ia misión de defender Ias

co~ de los ataques tranceses, determinar los límites de Brasil y lIevar a cabo unaCo on1zación permanente de norte a sur, siguiendo ellitoral.

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Brasil desde1532,quedandoen manosde Ia coronael monopoliodei palo brasil,18de los esclavos, de Ias especias y un quinto de losminerales y piedras preciosas que se encontrasen, aspecto quePortugal empleaba con relación a todas sus posesiones ultramari_nas.

Con Ia instalación de Ias capitanias se inició el ciclo deIazúcar, producto de gran valor comercial en Europa, -que hastaentonces se abastecía en Sicilia, Madera, Cabo Verde y el Orientepero en cantidades muy reducidas-, 10que ligó nuevamente a IacoloniaportuguesaaI ViejoContinente,con su'sprincipalesnú-cleos en Bahía y Pemambuco. Hacia mediados deI siglo XVIIBrasil se convirtió en el mayor productor mundial de este pro-ducto, dando origen a grandes propiedades y a Ia masiva intro-ducción de mano de obra esclava traída de Ias costas africanas.

Asimismo, los conflictos con los franceses persistieron a10 largo dei siglo XVI, pues hacia 1594 estos fundaron SaintLouis,en Maranhão,de dondefueronexpulsadosreciénen 1615.Paralelamente, los problemas con los espaõoles se aplacaron tem-poralmente, por Ia unificación de Ias dos coronas entre los afios1580 y 1640, 10 que permitió el establecimiento de vínculos co-merciales impensadoshasta ese entonces, en especial con Ia cueD-ca deI Plata. EI puerto de Buenos Aires sobre el que pesaba, porpresión limefia,Ia prohibición de realizar actividades comerciales,se convirtió en una zona de creciente contrabando, en el que losportugueses -y los ingleses- desempefiaranun papel muy destaca-do.

En efecto, los comerciantes portugueses convertidos enlos actores principales deI comercio ilegal desarrolIado en BueDoSAires crearon "un amplio circuito -expresión de su interés porPotosí- que abarcaba Brasil. Africa. Portugal y, por infinitos lazosy redes, al Mediterráneo, Francia, el norte de Europa, para pro-longarse hasta el Eh.1remoOriente. Dentro dei sistema, Brasil Y

18 Para dedicarse a Ia exlrncción deI paIo brasil era necesaria una concesión por parte ddsoberano 10 que marcaba los estrechos vinculos entre poder político y económico ~Portugal.

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BueDOSAires eran esencialmentebases para alcanzar los valiososdistritosmineros altoperuanos".19

La Corona hispana, además, tuvo que enfrentar el dilemade abandonar Ia ciudad de Buenos Aires en función deI virtualaislamientoal que Ia misma era sàmetida, y el temor de que éstafuese ocupada por otras potencias europeas. Por elIo recurrió a"Iacreación dei sistema Brasil-Rio de Ia PIata, dos zonas de pro-duccióndistinta y complementaria. Con tales fines una cédula de1602concedió aios portefios el derecho de exportar anualmente2000fanegas de harina, 500 quintales de cecina y 500 arrobas desebo, para retomar con negros dei Brasil".20Si bien este fue unpaliativo menor y no surtió efectos ai momento de controlar elcontrabando,era sin embargo Ia primera vez que se hacía mencióna una articulación económica entre Ia zona de Ia cuenca dei Plataconel Brasil.

Como podemos apreciar, esta fuerte relación con Ia eco-Domíaeuropea daba lugar a Ia creación de vínculos económicosentreregiones de América que hasta entonces sólo habían tenidodesencuentros.También se puede detectar Ia presencia de los lu-sitanosen Tucumán y Córdoba, cumpliendoallí un papel destaca-do.

Por su parte, los sectores comerciales limefios opusieronuna feroz resistencia al avance comercial portugués desde BuenosAires,10que lIevó a que Ias excepcionespara el tráfico otorgadasa Ia ciudad rioplatense fuesen cada vez más acotadas y que elcontrabandoentrase en una etapa de organización definitiva con elcorrerde Ia primera mitad dei siglo XVII, lIevando oro y plata a

~rasil a cambio de Ia introducción de esclavos y otras mercancias.

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. dC, S. Assadourian, C. Beato, J. C. Chiaramonte: Argentina: de Ia conquista a Ia~ ependencia, Buenos Aices, Hyspamérica, 1986.21 Ibid.

197~~r S. Villalobos: Comercio y contrabando en el Rio de Ia Plata y Chile, Buenos Aires,

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La unión de Ias dos coronas también supuso Ia inrnersión

de Portugal en los conflictos internacionales de los Habsburgo,teniendo un particular impacto Ia lucha de los Países Bajos contraMadrid para independizarse de su domínio. Por ello los holande_ses comenzaron a atacar posesiones portuguesas en Brasil y en1624 Bahía fue tomada brevemente, recuperada un afio despuéspor Ias fuerzas de Felipe IV. También ocuparon Ia región de Per-nambuco, y Olinda y Recife cayeron en sus manos en 1630. En1633 fue el turno de Rio Grande do Norte, en 1634 de Paraiba, en1635 de Ia mayor parte de Pernambuco, entre .1637 y 1641 Ceará

y Sergipe y en 1641 Maranhão, por 10 cual aI momento de sepa-rarse Ias coronas en Ia península ibérica en 1640 casi todo el Nor-deste había sido perdido en manos holandesas.

EI nuevo soberano portugués y los colonos lusitanos or-ganizaron entonces Ia resistencia aios nuevos ocupantes. Ante Iapérdida de parte de Ias posesiones orientales y el abandono de IaIndia, Portugal colocó a Brasil en el centro de sus intereses estra-tégicos y económicos y en 1645 marcó el inicio de Ia rebelión:Olinda capituló en 1648 y Recife en 1654,10 que marcó el defini.tivo repliegue de los holandeses de Ia colonia lusitana.

Pero hacia Ia década de 1650 Ias características de Ia

ocupación portuguesa dei Brasil mostraban claramente Ia debili.dad de sus lineamientos para el asentamiento y organización defi-nitiva de estos territorios, pues ni siquiera Ia línea costera estabaocupada en su totalidad y sólo en Ias zonas de Sao Paulo y Río deJaneiro Ia penetración lusitana iba más aliá de los 100 kilómetros,aspecto que comenzaría a ser redefinido desde entonces -en granmedida gracias aios bandeirantes- y en el que el ciclo minero ibaa desempenar un papel importante como complemento de aqueJlaestrategia.

Cuando se produjo Ia separación de Ias coronas de PortU-gal y Espana, Madrid llevó a cabo una serie de represalias contralos intereses lusitanos establecidos fundamentalmente en Buenos

Aires. La fuerte ligazón comercial establecida entre Ia ciudad yelárea rioplatensecon Ia coloniaportuguesadei Brasil sufrióun

98

fuerte impacto, aunque éste nunca se interrumpió por completo yelcontrabando adquirió una dimensiónaún mayor.

Los intereses lusitanos en Ia zona llevaron así a Ia crea-

ciónde Ia Colonia de Sacramento a fines dei siglo XVII, que sir-vió como cabecera de puente en el Rio de Ia Plata para Ia intro-ducciónde mercancías de contrabando. Pero al caer Portugal en Iaesfera de influencia inglesa en el siglo XVIII, tras Ia guerra deSucesión Espafiola, este tráfico ligó a ambas regiones a Ia islaeuropea.

Tal como senalan Assadourian, Beato y Chiaramonte,

"Inglaterraproveía mercaderías que Lisboa enviaba a Brasil; des-de Río de Janeiro eran trasladados por mar hasta Colonia de Sa-cramentodonde se establecían los lazos necesarios con los intere-sadosrioplatenses. Así, bajo Ia forma de contrabando, Ias merca-derías eran vendidas y Ia plata obtenida no tardaba en llegar aLisboapor medio de Ia fiota de Rio de Janeiro. Desde Lisboa, asu vez, una gran proporción dei metálico llegaba a Londres, ce-rrándoseentoncesel ciclo de este comercio"?2

Si bien Ia Colonia de Sacramento pasó a manos hispanasenforma definitiva tras el Tratado de San Ildefonso, estos VÍncu-los forjados durante el último siglo y medio permanecieron y Iarelaciónde Ias dos regiones coloniales con Europa Occidental, enespecial con sus respectivas metrópolis y con Gran Bretafia yFrancia,tendió a consolidarse durante todo el siglo XVIII.

Por otro lado, en Brasil tanto Ia explotación azucareracomoIa deI tabaco, el algodón y Ia ganadera habían propiciado,deirnismomodo que en Ia América hispana, Ia conformación degrandeslatifundios, dando origen a una clase de ricos plantadoresy propietarios, que tuvieron una amplia influencia sobre el poderpolíticolocal. Aquí también el algodón y el tabaco lograron pro-yectarse hacia el mercado externo en forma efectiva luego de

116~0,reforzando los lazos entre Europa Occidental y Ia coloniaUSltana.--

22

C. S. Assadourian, C. Beato, J. C. Chiaramonte: op. cito

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Como ya hemos sefialado, desde fines deI siglo XVII yhasta el momento de su independenciaen 1822 Brasil pasó a serIa principal posesión de un imperio portugués en declinaciónconstante. Por ello entre 1650 y 1750 Ia mitad deI territorio bra-silefioactual fue explorado y colonizado. Esto se vio reflejadoenel Tratado de Madrid entre Espana y Portugal de 1750, que SUs-tituía al de Tordesillas y establecía una línea fronteriza más cer-cana a Ia deIBrasil actual. De todos modos, el afincamiento de ]osportugueses en el interior deI territorio no siguió Ias característi_cas castellanas y por ello surgieron una serie de "islas" de pobla-miento, en muchos casos aisladas entre sí, que repercutirían sobreIa organización espacial deI Brasil independiente y que sería unaforma de colonización característica de] Centro-Sur con influen-cia hasta hoy.

En Ia primera mitad deI siglo XVIII Ia colonia lusitanatuvo como principal característica el predominio abrumador deIoro en Ias exportaciones de Ia colonia, 10que marcaba el iniciodeun nuevo ciclo, luego deI estancamiento sufrido por Ia producciónazucarera. Los yacimientos más importantes se encontraban enMinas Gerais, aunque también se hallaron en Matto Grosso,Goiás y Bahía. EI oro se convirtió, como antes el azúcar, en ]abase principal de Ia economía brasilefiadurante esa centuria, aun-que ya hacia 1760-1770 había entrado en declinación.Así y todo,aÚDen 1801 seguía representando el 15,2% deI total de Ias ex-portaciones de Ia colonia. Paralelamente encontraron diamantes,convirtiéndose en el primer gran productor moderno y lograndoelmonopolio en el mercado internacional casi todo el siglo XVIII.Este fue otro importante elemento que reforzó los lazos de Brasilcon los paises europeos, en detrimento de una posible articulacióncon otras regiones de América.

Mientras tanto, el azúcar mantuvo un lugar preponderantedurante Ia primera mitad deI siglo XVIII, aunque Gran Bretaiía

100

dejó de ser su principal destino,23al cobrar importancia ltalia,PortUgaly otros países mediterráneos.

Luego de 1760 Ia activa competencia de Ias Indias Occi-dentalesdesplazaria al azúcar de Brasil de los mercados europeos,10que marcaria el punto de inflexión para ésta y el desplaza-mientodeI eje económico y político deI Nordeste hacia el Centro-Sur.

EI sur brasilefio fue colonizado sobre Ia base de Ia gana-deria, con un sistema que 10 diferenció deI resto deI territorio.Comono eran regiones aptas para Ia producción de mercancías de

granvalor comercial para Ia época, ni vinculadas al mercado ex-temo, se recurrió a capas medias o pobres de Ia población portu-guesa. En general, como sefiala Caio Prado Junior, provenían deIas Azores y "emigraban en grupos familiares 10 que también escasiúnico en Ia colonización deI Brasil",24dando lugar a una sub-divisiónde Ia propiedad atipica en el continente americano. Perobacia fines deI siglo XVIII, y con vistas a consolidar Ia posiciónportuguesaen esa región, se tendió a Ia conformación de grandespropiedades.EI cuero, al igual que en Ia zona deI Plata, constituyósu principal producción exportable, aunque hacia fines deI sigloXVIII y principios deI XIX podemos apreciar Ia instalación desaladeros, 10 que llevó a una competencia y a conflictos impor-tantesentre esta región y el área deI Litoral y cuenca deI Rio de IaPlata.

De este modo, Ia producción de artículos destinados almercadointernacional determinaba Ias otras actividades económi-casy orientaba los vínculos con el resto de Ias colonias sudameri-canas. Con muchas de estas regiones, Ias producciones eran com-petitivasy Ia hostilidad entre Ias coronas portuguesa y espanolall~vóa que Ia misma se expresase a veces en conflictos abiertos.S.membargo, como ya hemos visto, esto no significó que Ias rela-CIonescomerciales entre algunas de estas regiones con el Brasilfueseninexistentes,no sólo a través deI contrabando con el Rio de-2324 ~o~enzó a consumir el proveniente de sus colonias en Ias lndias Occidentales.

aIOPrado Junior, op. cit.. p. 106.

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Ia Plata, sino también por medio de Ia venta de mulas deI Litoral,destinadas a Ia eh."plotaciónaurifera, o de ganado vacuno de IaBanda Oriental aIos saladeros de Rio Grande.

A su vez, desde Ia región de Moxos (hoy Bolivia) llega.ban caballos para el Matto Grosso desde 1771 y en Ia fronteraluso-hispana deI PerudeIAlto Amazonaslos contactoseran re.guIares. Además, el contrabando, practicado con los comerciantesingleses durante el siglo XVIII, mostraba que para el caso luso-brasileno Ia existencia deI pacto colonial hacia tiempo que habiadejado de ser una realidad para transformarse en una mera fonua-lidado

Sin lugar a dudas, Ias relaciones comerciales con EuropaOccidental constituían el eje sobre el que se asentaba Ia colonia.No fue una casualidad que Ias principales ciudades de Ia regiónfueran los puertos de salida de Ias exportaciones: Rio de Janeiro,Balúa, Recife, San Luis y Belém.

Para concluir, senalemos que el proceso de conquista yocupación de Brasil, tras estar sometido a Ia fuerte competenciade sucesivas ocupaciones coloniales, quedó bajo Ia égida de Lis-boa, 10cual dejó como saldo, aI igual que en Ias colonias hispa-nas, que una parte de su economia estuviera orientada al mercadoexterno, tal el caso de Ia minería, el azúcar o el tabaco. Esto nosólo tiene una fuerte impronta en su posterior vida independiente,donde el sector externo ha continuadojugando un papel preponde-rante, sino también debe leerse en su dimensiónpolítica, dado queel siglo XIX encontró aI Brasil altamente proclive aIos lazos consu ex metrópoli, con Londres y con Europa Occidental. Por su-puesto que el proceso cambió especialmentedespués de Ia PrimeraGuerra Mundial, cuando los intereses políticos y económicos deRio de Janeiro se orientaron hacia Washington.

A su vez, actividades destinadas aI consumo interno, co'mo Ia ganadería tendieron a ser competitivas con los productoresargentinos deI Litoral y Ia región pampeana, convirtiéndose en unobstáculo para un potencial proceso de integración de Ias econo'mias regionales y favorecieron el desencuentropolítico.

102

2. EI ocaso dei antiguo mundo colonial. Las relacionescon Gran Bretaõa y Europa Occidental

Las guerras de Ia independencia

Es interesante revisar el papel jugado por Ias grandes potenciasdurante Ias luchas por Ia independencia. No por muy debatidopuedenegarse el hecho de que Ia aparición de Napoleón Bona-parteen el proceso revolucionario francés significó un giro en esteúltimo.El ejército francés, como bien refleja León Tolstoi en sunovelaGuerra y paz, surcó de este a oeste a Eurasia con Ia pre-tensiónde dominarIa pero, al mismo tiempo, difimdió Ias ideas delibertad,igualdad y fraternidad más alIá deI Viejo Continente, conefectosinsospechados en el caso americano.

Una de Ias primeras consecuencias de estaoleada liberta-ria sonó como campanazo trágico, que puso en alerta aIos seno-res duenos de Ia tierra de todo el Nuevo Mundo: Ia rebelión de

esc1avosen el Santo Domingo francés. Esto se sumaba a episo-dios percibidos con temor por los intereses metropolitano-cOloniales,que hacían peligrar el statu quo de Ias sociedades co-loniales,como Ia independenciade Ias trece colonias británicas de

Norteamérica.También en esos afios se dio el estallido de TúpacAmaru,proceso visto desde numerosos ángulos, que ha desperta-do un profuso y prolongado debate no concluido. Mientras queBoleslaoLewin25Ia ha valorado como un antecedente revolucio-

naria que inspiró Ias posteriores luchas por Ia independencia,existeIa convicción en otros historiadores, como Tulio Halperin~onghi26de que en realidad fue un conflicto entre castas, que solos~rviópara que en el Peru se tomara una posición contrarrevolu-cl0naria.

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26~O:~lao Lewin: La rebelión de Tumpac Amaru. Buenos Aires, Editorial Hachette, 1957.u 10lIalperín Donghi, op. cito

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Por nuestra parte consideramos que si bien es cierto queIa élite peruana se volcó a una postura conservadora, y aunque Iospostulados dei movimiento tupamarista quizás nunca llegaron aplantear claramente el inicio de una Iucha por Ia independenciaeste estallido tuvo un impacto profundamente revulsivo en Ia so~ciedad virreinal. Como consecuencia de este hecho, el Perusemostró reticente a separarse de "Ia madre patria" por el temor aIpotencial cambio social. Además hay que tener en cuenta los lazoseconómicosy políticos que ulÚana esta élite con Ia metrópoli.

Por otra parte, Ia rebeIióndei líderindígenaparecehabertenido un impacto importante en muchos dirigentes de Ia primerarevolución que pudo sostenerse en América: Ia encabezada porBuenos Aires en el Virreinato dei Río de Ia Plata?7 A su vez, Ma-nuel Belgrano colocó un sol inca en Ia bandera argentina, tratandode atraer a Ia lucha independentista a Ia población quechua y ay-mara. Además, cuando se discutía Ia foma de gobiemo que ha-bria de tener Ia futura Argentina, propuso instaurar un régimenmonárquico cuyo primer soberano seria un descendientede TúpacAmaru. Podríamos decir que Belgrano, a pesar de su ascendenciaitaliana, o precisamente por ella, comprendió Ia importancia deencontrar elementos de identificación y motivación para que Iapoblación de origen indígena y mestiza abrazara Ia causa de Iarevolución. Él creyó ver como posible motor de unidad Ia perte-nencia étnica, es decir que pensó que por Ia exaltación de su ari-gen no europeo este importante sector social podria ser moviliza-do. Es probable que esa percepción no fuera tan desacertada,aunque no encontró eI modo de llegar a ellos, que vieron Ia luchaentre realistas y revolucionarios como un conflicto ajeno.

Asimismo, Ias medidas que tomó en 1814 aboliendoIasfomas serviles con fuerte coacción extraeconómica en el Alto

Peru no causaron el impacto deseado, porque para principias deI

guo27 Ver Pedro de Angelis: Colección de obras y documentos relativos a Ia historia anil 71y moderna de Ia Provincias dei Rio de Ia Pia ta. Buenos Aires, Editorial Plus Ultra, 19 'tomo VII.

104

sigla XIX muchas de elIas ya no eran tan utilizadas y, por el con-trario, sí despertaron el enojo de los criollos.

Quizás por eso no encontró eco en Ia élite, que debatía enTucumán en 1816 Ias posibilidades de declarar Ia independencia,su propuesta de monarquía indígena. Por supuesto, ni eI Río de IaPlata estaba dispuesto a imponer una monarquía de dudoso linaje

que podía arrastrarlo a vaya a saber qué compromisos con unapoblación en su hinterland que Ia alejaba de sus vínculos con Iarubia Albión, ni eI Alto Peru, ya de por sí poco a dispuesto subor-dinarse a Ias pretensiones de Ia ciudad-puerto de Buenos Aires,queriadar Ia menor cabida a estas castas recientementeaplastadascon Ia derrota dei movimientotupamaro.

(,Era que Belgrano "deliraba" como se ha sostenido? (,Oen realidad estaba dispuesto a darle un contenido social a Ia re-voluciónindependentistaque pocos líderes estuvieron dispuestos aenfrentar?Algoparecidoocurriócon SimónBolívarque no en-contróeco en Ia élitecriollacuandointentóprofundizarlos cam-bios sociales.28

Sin duda los criollos de Ias ex colonias hispanas preferianidentificarsecon Europa y no con un pasado mestizo o indígena.~Noserá que el convencimientoque tenía Ia mayoría de los revo-lucionarios de que había que establecer lazos 10 más fructíferosposibles en el plano económico y político con Gran Bretaiia, -yEuropa-, enterró una posible vía de identificación en un pasadocomúnprecolombino, coartando una posible unidad en un nuevomarcoque no sofocara Ia raíz mestiza?

Podría decirse, entonces, que los vínculos existentes opotencialescon Europa crearon un polo de atracción que muchasveces no favoreció los procesos de integración latinoamericana ycaribefia.

Por otra parte, conviene sefialar que Ia solicitud de Na-poleónBonaparte ai rey borbón Carlos IV para que autorizara aIastropas atravesar Espana desde Francia hacia Portugal culminó2>!

. Recordemos que cuando Bolívar liberó a Ias e.~c1avos para incorporarias a Ia causa de Ia

lndependencia fue mal visto por Ia élite dei cacao.

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con consecuencias cruciales para Ias colonias americanas. La caí-da de Ia península ibérica en manos de los Bonaparte fue el deto-nante para que se iniciara el capítulo de Ias guerras de Ia indepen-dencia en Hispanoamérica, ai mismo tiempo que provocó Ia huidadei rey y Ia corte portuguesa hacia Brasil, dando lugar allí a unatransición más larga, y sobre todo más incruenta hacia Ia indepen-dencia.29

Las guerras napoleónicas le permitieron a Gran Bretafia,que a Ia sazón ya había perdido Ias trece colonias, tener nuevasexpectativas acerca de Ias colonias hispanas. En efecto, desdesiempre Ia "reina de los mares" había codiciado Ias posesioneshispanas. Tras Ia Guerra de Sucesión Espafiola Inglaterra consi-guió tener una presencia legal en el intercambio metropolitano-coloniat3°aunque se había valido dei contrabando como en el casodei Río de Ia Plata donde lograba penetrar sus productos manu-facturados y escIavos a cambio de metales altoperuanos. En 1806y 1807 intentó hacerse dei virreinato rioplatense y fue derrotadapor Ia propia acción de los colonos encabezados por el virrey deorigen francés Liniers. EI cautiverio de Fernando VII aceleró 10que ya se venía anunciando. Las fracasadas invasiones inglesas leperrnitieron madurar Ia idea de establecer lazos económicos másfructíferos con estas colonias. Es sabido que si bien dichos inten-tos de invasiones fueron un fracaso desde el punto de vista políti-co y militar, resultaron fértiles en el mundo de los negocios, de-jando lazos con sectores mercantiles en ambas ciudades-puerto:Buenos Aires y Montevideo.

AI mismo tiempo, el Foreing Office de manera discretacolaboró con los planes de Francisco Miranda. Por ello, su políti-ca osciló entre el relacionamiento a través de los negocios y de Iadiplomacia, y Ia política de Ias cafíoneras a Ia que se recurriócuando fallaban otros recursos.

29 Cuando Pedro I retomó a Ia península ihérica, dejó a su hijo gobemando a su nombr~,pero tiempo después Pedro II se declararia independiente.30 Esta presencia se sintió a través de Ia aprobación de los asientos.

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Simultáneamente, Londres siguió una sutil política de

atracción de los jóvenes revolucionarios que se educaban en Eu-ropa a través de redes secretas, Ias logias, estableciendo vínculospolíticos como también económicos. Mucho se ha debatido de Iaparticipación en Ias mismas de personajes tan destacados comoSimónBolívar, José de San Martin y Bernardo O'Higgins.

EI movirniento independentista latinoanlericano surge de

Ias propias motivaciones internas de Ias élites criollas hispanoa-mericanas de cada región y recibe el estímulo a veces discreto avecesmás explícito de Gran Bretafia. Por supuesto que esta acti-tud despierta el recelo de los Estados Unidos, que a través de IaDoctrina Monroe (1823), que procIamaba "América para losamericanos"y que muchos han traducido como "América para losnorteamericanos",buscaban frenar no sólo Ia presencia activa deGran Bretaiía, sino también otras aventuras encaradas por Iasgrandes potencias en Ias, para ese entonces, ex colonias hispa-noamencanas.

Volviendoal periodo de efervescencia independentista re-cordemosque Ia Franda de Napoleón, antes de perder su armadaen manos dei almirante Nelson, también había mirado con apetito

.Ias colonias hispanas. A causa de ello, el virrey Liniers organizaIa resistenciaa Ia invasión inglesa. Por eso también es reemplaza-do como virrey por Cisneros. Es debido a sus lazos con Franciaque,haciendo valer su carisma, encabeza el bando contrarrevolu-cionario que se atrinchera en Córdoba para resistir el embate deIastropas de Buenos Aires. Es por su devoción por Francia quefue fusilado como castigo ejemplar por organizar Ia resistencia aIacausa de Ia revolución.

. Ellargo capítulo de Ia independenciareconoce también Iadiversidadde cada una de Ias regiones. La guerra adquirió carac-terísticas extremadamente violentas -aunque toda guerra siemprees violenta- en el norte de América deI Sur. Bolívar tuvo que en-frentar una tenaz resistencia de Ias élites locales que vieron conInalosojos muchos de sus movimientos que ponían en peligro su

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status, a partir de 1816, trastocando Ia base misma de su Susten_tación económica y política.

Por su parte, México y Peru, que ya habían tenido que en-

frentar rebeliones con fuerte contenido social como Ia de Hidalgoy Morelos, o Ia de Túpac Amaru respectivamente, trataron demantener sus lazos con Ia corona espaiíola. No se resignaban aque por más que aguardaran Ia restauración de Fernando VII, suretorno era el canto deI cisne de un imperio que se hundía herido

en el centro rnismo deI poder. Los sectores más c~nservadores deMéxico y Peru sólo se convencieron de Ia infertilidad de sus es-fuerzos cuando Ios liberales encabezados por Riego se hicieronfugazmente dei poder a principios de Ia década de 1820. Ambosbastiones realistas terminaron cediendo a Ia oleada separatista queconcluyó en 1824.

Sólo Cuba y Puerto Rico debieron esperar hasta fines deIsiglo XIX para cortar los Iazos de subordinación a Espana. EUofue el resultado dei auge de Ia economía de plantación azucarera -cuyo principal mercado ya eran los Estados Unidos- y Ias oportu-nas concesiones espanolas a Ia élite criolla de Ias Antillas espa-iíolas, atemorizada por los recientes acontecimientos de Ia vecinaisla de Haití. De allí que Ias conspiraciones anticolonialistas deIperiodo,comoIa de Solesy Rayosde Bolívar(1823)en Ia isladeCuba, fracasaran estrepitosamente casi aI mismo tiempo que Iasgobiernos de Colombia y México abandonaban sus proyectos in-dependentistas para Ias Antillas espanolas, debido a los cambiasen Ia coyuntura internacional -fracaso de los planes de reconquistade Espana y Ia Santa Alianza- y Ias presiones de Inglaterra y Es-tados Unidos para no alterar el status quo caribeiío.

Se puede afirmar que Ia principal ganadora en este proce-so fue Gran Bretaiía. EI Foreign Ojjice osciló entre Ia actitudprudente y moderada, como el retraso en el reconocimiento demuchos de Ios procesos independentistas y Ia intervención arma-da, como 10prueban Ias variadas aventuras en Ias que participásola o acompanada de otras potencias extracontinentales a 10lar-go deI siglo XIX.

108

Cuando Espana comprendió que estaba perdiendo en toda

Ia línea, le ofreció prolongar Ia libertad de comercio a Gran Bre-taiía -concedida en eI marco de Ia lucha contra Ia expansión na-

poleónica-a cambio de apoyar aios ejércitos hispanos en Ia re-presiónde Ia independencia:"Londres inició una política de dobleaspecto. En el nivel oficial siguió instando a Ia corona espanolapara que aceptara una mediación imparcial. Por otra parte, en elplanosecreto, Ios dirigentes de Ia política inglesa alentaron y apo-yaron aios luchadores por Ia independencia latinoamericana."Prontoquedó claro que Gran Bretana terminó apoyando a quieneslegarantizaban Ia libertad de comercio.

Por otro lado "los próceres de Ia independencia se apro-vecharonde Ia ayuda inglesa, sin hacerse ilusiones sobre los moti-vos que Ia inspiraron, y también trataron de sacar ventajas de Iascontradicciones de intereses entre Ias potencias", como 10 hizoBolívar,quien tendía a confiar más en Ia ayuda británica que Iaestadounidensepuesto que veia "con honda preocupación y des-confianzaIas tendencias expansionistas que se manifestaban en elpaís deI norte.,,31

Por otra parte, Ia primer república continental en consti-tuirse, Estados Unidos, se convirtió en otro importante polo deatracciónen el proceso de independenciahispanoamericana. Es dedestacar que el peso de Ia influencia estadounidense se dio sobreIaspueblos indígenas en ellento y sistemático avance de Ia fronte-ra hacia el Pacífico y se sintió con mucha más fuerza sobre el ve-cino México. Poco a poco, durante eI siglo XIX, se fue proyec-tando más y más en el continente, poniendo de manifiesto unafuerterivalidad con los británicos.32

(.Cuáles fueron Ias consecuencias de Ias guerras indepen-dentistasen Ias relaciones con Europa? Las ex colonias tuvieronquepasar un periodo de transición de duración variada para poder

31

C Demetrio Boersner: Relacione.~ internacionales de América Latina. Breve hi.~toria,3Zaracas,Editorial Nueva Sociedad, 1990.

LatiVer J. Fred Rippy: La rivalidad entre Estado.~ Unidos y Gran BretaFía por Américana (1808-1830). Buenos Aires, EUDEBA, 1967.

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reorganizar el espacio en nuevos estados que pudieran ser viablespolíticamente. En ese camino no sólo se enfrentaron regiones conproyectos contrapuestos, sino que Ias grandes potencias -incluidoEstados Unidos que acrecentaba su territorio y su poder económi.co y político hemisférico- tendieron a intervenir en el diseiío re.gional, regulando el interjuego de Ias fuerzas económicas y políti-cas locales, intentando recuperar los territorios perdidos, mar-chando de manera conjunta o enfrentadas entre sí.

La formación de los Estados nacionales y susvínculos económicos y políticos con Europa

Terminado el ciclo de Ias guerras de Ia independencia, si bien seaceptó que América Latina eligiera un camino propio política-mente, Ias grandes potencias velaron para que sus intereses eco-nómicos y políticos fueran respetados. Cuando consideraron nece-saria Ia presión armada o Ia intervención directa, no dudaron enhacerlo.

Por supuesto que cada capítulo tiene un contexto parti-cular. Por ejemplo, Ia Banda Oriental del Uruguay fue Ia manzanade Ia discordia entre Ia Argentina y Brasil. Si bien es cierto queexistía una vieja rivalidad entre los puertos de Buenos Aires yMontevideo, cuando el triunfo de Ias armas argentinas sobre Iastropas brasileiías podría haber asegurado Ia integración argentino-uruguaya, Ia hábil diplomacia británica favoreció Ia creación deun Estado tapón, favorable a sus intereses económicos,políticosyestratégicos en el estuario de Ia cuenca dei Plata.

Desde el punto de vista económico, Ias guerras indepen-dentistas de Ias colonias hispanas dejaron sumida a Ia región enun contexto de inestabilidad política que, sumado al impacto eco-nómico negativo en el sector productivo, le dificultó, en un prÍl11er

110

momento, Ia inserción en el mercado internacional y retrasó Ias

posibilidades de atracción de capital. 33

En primer lugar, esto es uno de los aspectos que impidió aIas jóvenes naciones lograr un desarrollo industrial autónomo,sumadoa que no contaban con condiciones favorables previas enesesentido, como sí había ocurrido con los Estados Unidos.34

En segundo término, su mercado interno estaba en un

proceso muy rudimentario de organización, 10que se traducía enuna demanda muy deprimida, puesto que o tenian pocos habitan-tes, como en el caso de Ias Provincias Unidas dei Rio de Ia Plata,o Ia pobIación, en su mayoría atadas a formas precapitalistas deproducción (como Ia servidumbre y Ia esclavitud), no tenía unacapacidad de consumo 10suficientemente alta como para favore-cerun proceso de despegue autónomo. Inclusive, donde era fuerteIa presencia de comunidades indígenas, éstas mante11ÍanaÚllmu-chas actividades para el autoconsumo, restando posibilidades a Iaexpansión de Ia demanda interna privada. A esto se sumaba Iainestabilidadpolítica, como el caso de Colombia, agravada por elaislamientointerno entre sus disímiles regiones que dificuItaba eIprocesode creación de un verdadero mercado nacional.35

De allí que por los propios condicionantes internos de Iasjóvenesnaciones en formación, sumado a Ia pujanza británica deIa segunda mitad dei siglo XIX, con todos los bríos generados porIa primera fase de Ia Revolución Industrial, Ias llevaron a un pe-riodo postindependentista de aislamiento, para terminar arroján-doseaios brazos de Gran Bretaiía que, en especial a partir de Iadécada de 1850, aprovechó sus oportunidades, seguida a grandistanciade Europa Occidental y de los Estados Unidos. Esto in-terfirióen muchos de los proyectos de integración regional.

33

Leandro Prados de Ia Escosura y Samuel Amaral: La independencia americana:~onsecuenciaseconómicas, Madrid, Alianza Universidad, 1993.

.~ un hecho que Ias colonias británicas de América dei Norte quedaron mejorf,OSIClonadas para lograr su propia via de industr~alización.

LeanMarco Palacios: Las con.~ecuencia.~ económicas de Ia independencia en Colombia. Endro Prados de Ia Escosura y Samuel Amaral: op. cito

111

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II III11

Además, los pasos dados hacia Ia liberación de Ia econo-mía no siempre dieron los frutos esperados por muchos de los di-rigentes revolucionarios. En diferentes lugares, aquellas activida-des que lograron sobrevivir a Ia crisis de Ias guerras civiles, tuvie.ron que soportar Ia competencia de productos manufacturadosarribados desde el exterior, principalmente de Gran Bretafía,abortando Ia posibilidad de una vía autónoma de desarrollo eco-nómico. Esta determinó que más tarde que temprano los nuevosestados se inclinaran por concurrir con sus productos primarios aImercado extemo en el deseo de equilibrar sus agotadas arcas.36Hacia mediados deI siglo XIX Latinoamérica se fue vo1cando a Ia

exportación de productos primarios de origen minero, agropecua-rio o a Ia agroindustria.37

Terminadas Ias guerras de Ia independencia, en general sedio una tendencia conservadora, preservándose en muchas regio-nes el orden económico y tributario colonial. Esto, muchas veces

fue interpretado como Ia implementación de políticas arancelariasdirigidas ai proteccionismo y enfrentadas a Ias grandes potenciasy de neto corte nacionalista. Sin embargo, Víctor Bulmer- Thomasdescubre detrás de estas posturas Ia contradicción entre los intere-ses de Ia burguesía comercial y de los sectores financieros. "Los

partidarios de libre comercio deseaban que Ias restricciones co-merciales fuesen 10 más bajas posible, y sus argumentos fueron

enérgicamente apoyados por los comerciantes extranjeros que sehabían establecido en toda Ia región desde el derrumbe dei poder

ibérico, y cuya razón de ser era Ia importación de bienes extranje-ros. Los partidarios deI comercio exterior en general eran apoya-dos por los gobiemos, aunque debe recordarse que los accionistaSextranjeros (sobre todo británicos) tenían el interés opuesto, por-que en muchos casos se suponía que el pago dei servicio de Iadeuda estaría garantizado por los ingresos aduanales. Además,sostiene que para comprender por qué el sector exportador no re-

36 Cardoso y Brignoli, op. cito37 Uno de los productos no tradicionales que tuvo su auge en Ia década de 1850 fue el guallOen el Peru.

1I2

sultó tan rentable como se esperaba, 10 que ocurría era que Ia eco-no!11Íano exportadora no servía de complemento a ese sector enmuchos lugares, puesto que "Ios nexos hacia atrás y hacia delantedeI sector exportador con el resto de Ia econornía solían ser débi-les, Y Ia demanda de bienes y servieios derivada de los ingresos

podía estimular 10 mismo Ias importaciones que Ia producciónI I ,,38oca.

Asimismo, recordemos que América Latina y el Caribecontinuaronsiendo un escenario de lucha de Ias potencias euro-

peas y de Estados Unidos. En ese sentido, un caso claro de Ia ri-validadbritánico estadounidense es el de Centroamérica. La gue-rra de Ia independencia desmanteló Ia red de distribución de Iasimportacionesencabezada por los comerciantes de Guatemala através de los productores de anil y de los adelantos de dinero a Iasautoridadeslocales. Esto ayudó a desestructurar el espacio colo-nialaI romperse los vínculos con Espana, pennitió Ia entrada de Iacompetenciaruinosa de los panos británicos y reorientó Ia econo-míahacia el mercado extemo, impidiendoel éxito de Ia Confede-ración.Por otra parte, a partir de fines de Ia década de los cua-renta Ia región empezó a sentir el influjo de los Estados Unidos,lanzadoa Ia conquista de Ia costa deI Pacífico después deI arre-bato de territorios a México (1848). Esto dio lugar a una rees-tructuraciónen función de los intereses estadounidenses en Ia re-gión.

.. Por otra parte, los países centroamericanos no contabannI slquieracon un sistema bancario incipiente, dificultado por loslimitesdifusos en cuanto a Ia tenencia de Ia tierra, impidiendoqueIa misma fuera tomada como garantía deI crédito. Gran parte deI~ tierras estaban en manos de Ias comunidades indígenas, loseJldosy Ia IgIesia, y fue por impulso de Ia principal actividad deexportaciónque se inició Ia refonna liberal dirigida a desestancarIapropiedadterritorial, que permitió que muchas áreas pasaran a

I~

-38"ind Los .tratados comerciales que sobre todo Gran Bretana deseaba firmar con los estados

&ra~endlentes solían verse como un compromiso aceptable, porque permitían mantener losvamenes a tasa que podían maximizar el ingreso." Victor Buhner-Thomas, loco cito

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manos de propietarios individuales. Podríamos aquí subrayar queIa vinculación con los mercados extemos -estadounidense y eUro_peos, principalmente el británico-, a través de Ia producción y ex-portación deI café condicionó Ias nuevas relaciones sociales. AIrespecto, Héctor Lindo-Fuentes sostiene: "Se trataba de un círculovIrtuoso: el cultivo deI café proporcionaba los fondos para Iatransformación de Ias instituciones y, a su vez, Ia existencia deregistros de propiedad y de leyes regulando el crédito hipotecariocontribuía a mejorar el clima financiero y a permitir Ia creacióndebancos, 10 cual financiaba nuevas fincas de café:" Este procesofue dando lugar a Ia conformacióndeI incipiente sistema bancarioprimero en Costa Rica, luego en Guatemala y EI Salvador, quemucho más tarde se extendióa Nicaragua y Honduras.39

Uno de los primeros sectores que atrajo inversiones apartir de Ia segunda década del siglo XIX fue Ia minería, con ex-cepción de varios países, entre ellos Paraguay.40Se calculan m-versiones en toda Ia región por un monto total de 3.5 millonesdelibras esterlinas, sin dar los resultados esperados.41

En México, el descenso de Ia producción de plata entre1820 y fines de 1840 se tradujo en un gran esfuerzo de exporta-ción de este metal que, sin embargo, no logró cubrir los costosdeIas importaciones crecientes de textiles procedentes de Gran Bre-tafia. Además, su esfuerzo por aumentar Ias entradas a través deexportaciones como el índigo, Ia cochinilla y el palo campechenosólo no dieron los resultados esperados para recuperar rápida-mente Ia economia por Ia baja de los precios en el mercado inter-

39 Héctor Lindo-Fuentes: Consecuencia.v económica.v de la independencia deCentroamérica. En Leandro Prados de Ia Escosura y Samuel Amaral, loc. cito40 Conviene recordar el aislacionismo en el que hallaba Paraguay desde Ia declaración desu independencia.EI gobiemo de Asunción negoció con el argentino Juan Manuel de RosasIa salida de sus productos a través dei puerto de Buenos Aires. La figura de Gaspar

Rodriguez de Francia, como Ias de sus sucesores Carlos Antonio López y Francisco S?lan~López es muy polémica, y se centra en Ias formas de gobiemo y en Ias tormas de propledade Ia tierra. Ver: León Pomer: La guerra del Paraguay. gran negocio, Buenos Aires, Ed.CaIden, 1968; Carlos Pastore: La lucha por la tierra en Paragllay, Asunción, 1972 YSergio Guerra Vilaboy: Paragllay: de la independencia a la dominación imperialista.A,unción, Carlos Schaumann Editor, 1991.41 Se constituyeron 25 compaíÜas que en su mayoría quebraron.

114

nacionalde los productos primarios,42sino que reforzaron los la-zos con los mercados extemos no latinoamericanos. La otra con-secuenciade esta imposibilidad de equilibrar el sector extemo fueque se debió requerir ~ada vez ~ás aI cré?ito, como ?ien s~ hasostenidoen "Ia capacldad que tlene un paIS de financIar presta-moSal Estado depende de su provisión de reservas" y como Iaacumulaciónde estas bajaba, Ia primera consecuencia era que elmercadode valores mexicano era débil y mal organizado 10cualimplicabaque debía recurrirse cada vez más al mercado extemo,43beneficiandolos lazos con los centros financieros encabezados porLondres.Es importante destacar que en el caso de México Ia pro-ximidadcon los Estados Unidos 10transformó en un interesantebocadoterritorial y económico.

Sín duda, Ia producción minera con más presencia fue IadeIa plata, que se vio perjudicada cuando Gran Bretafia adoptó elpatrónoro. Por su parte, Chile se insertó en el mercado mundial,aprovechandoIa demanda creciente de cobre aI son de Ia Revolu-ciónIndustrial.

Marco Palacios ha sefialado Ias siguientes etapas en Iaeconomíacolombiana: el periodo que va de 1821 a 1827 con ma-yor acento en medidas arancelarias de corte liberal debido a Iasnecesidadesestratégicas de Ia alianza con Gran Bretafia. Un se-gundomomento proteccionista con Ia dictadura bolivariana y Iadisoluciónde Ia Gran Colombia. EI periodo que va de 1833 a1845,cuando se implementa un proteccionismo moderado comorespuestaa Ia doble crisis, fiscal y deI comercio exterior. Final-mentea partir de 1847 se produce una baja sustancial de Ias aran-ceiesextemos. El deseo de Ia élite criolla de mantener en sus ma-nosel poder político obligó a Ias comerciantes británicos a tratar

~e adaptarse a Ias particularidades de Ia sociedad colombiana.La independenciano condujo al temido cambio de una élite im-

Portadorachapetona por una inglesa y se puede especular si acaso-42lIIe~chard 1. Salvucci y otros: "Las consecuencias económicas de Ia independencia

Xlcan"43 Ibid.a, en Leandro Prados de Ia Escosura y Sarnuel Amaral, loco cito

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que el antibolivarismo de algunos grandes comerciantes bogotanosdespués de 1826-27 no se debió en parte a su temor a que Ias pro-clividades inglesas dei padre de Ia patria podrían conducirlo aconceder privilegios especiales a los comerciantes de aquella na.ción; pero a comienzos de Ia década de 1830 los manufacturerosbritánicos y sus agentes comerciales ya conocían el reducido ta-

mafío deI mercado colombiano, su costosa fragmentación geográ.fica y se habían familiarizado con el extendido sistema de sobor.nos de Ia administración de aduanas que los ob~igó en Ia décadade 1820 a contratar intermediarios colombianos en los principalespuertos. Además de Ias prácticas corruptas de Ias administracio-

nes aduaneras, los comerciantes ingleses aprendieron que, pordebajo de Ias leyes mercantiles e inclusive de los tratados interna-

cionales de "comercio, navegación y amistad", los negocios serealizaban dentro deI marco institucional lentamente construido

durante Ia colonia: el parentesco, el honor, Ias conexiones sociaIesy políticas tejían una maIla impenetrable para el forastero compe-tidor.,>44Por último en este periodo el ritmo creciente de Ias im-portaciones de textiles británicos, que ya se ha sefialado, y Ia bajaen Ia producción de oro en Popayán y Chocó, impulsó ai pequenogrupo de importadores a fomentar Ia agroexportación.

Europa Occidental, Ia hegemonía británica yIas aspiraciones de los Estados Unidos

A partir de Ia segundamitad deI siglo XIX se terminangrosSO

modo de conformar desde el punto de vista territorial los estadosnacionales en América Latina y el Caribe. En eI camino quedarámás de un intento integracionista, dejando a Ias jóvenes nacionessometidas al influjo deI mercado eh1erno,de los grandes centrOS

44 Marco Palacio: "Las consecuencias económicas de Ia independencia en Colombia." EnLeandro Prados de Ia Escosura y Samuel Amaral, loco cito

116

financieros,además según los casos sentirán el impacto de Ias

grandesmigraciones internacionales.Por su parte, Ias potencias no siempre separaron econo-

rníade política en Ias relaciones que mantuvieron, y mantienen,eonAmérica Latina. Por eIlo, fueron testigo y parte en muchas deIas luchas intestinas de Ias jóvenes naciones en formación, arbi-trando en primera y en última instancia en su provecho. Existenmúltiples ejemplos donde los intereses económicos guiaron Iasposturaspolíticas y Ia intervención armada de Ias grandes poten-ciasen Ia región, no sólo atentando contra su soberanía, sino tam-biénabortando algunos intentos de integración regional. Esto Ilevóa acercamientoscircunstanciales de los países latinoamericanos ycaribefioso a su distanciamiento efectivo.

En muchos casos, Ia vieja pugna franco-británica, devinoen alianza, ocasionalmente seguidos por Alemania o Italia. Lanueva rivalidad se manifestó entre Gran Bretafia y los EstadosUnidosa 10largo deI siglo XIX. Lo que acá nos interesa es queIasgrandespotencias supieron aprovechar Ias desavenencias sur-gidasen Ias ex-colonias. EI divide y reinarás fue aplicado muchasvecescon suma habilidad, tal el caso de América Central que pro-pusovarios proyectos integracionistas que culminaron en Ia frag-mentaciónterritorial. Por ejemplo, el ideario de Francisco Mora-zánse inspiró en Estados Unidos. Lo cierto es que Gran Bretafíaobrópara desactivarel proyectode Morazán.Para 1839el con-servadorCarrera, apoyado por el Foreign Office, logró desarti-cular Ia Confederación, quedando para Morazán únicamente EI~alvador,por 10que debió huir al extranjero aI afio siguiente. SusUltentosde retomo terminaron en fracaso y con su fusilarnientoen1842.

La rivalidad estadounidense y británica Ilevó a Ia luchapor controlar Ias posibles vías interoceánicas entre el Atlántico y

~ Pac~fico por los istmos centroamericanos. De allí el Tratadoall~o-Bidlack de Estados Unidos y Colombia (1846) que

~emutióai primero Ia utilización de Panamá como vía alternativae tránsito, y Ia invasión de Ia Costa de los Mosquitos en Nicara-

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gua por los británicos en 1847 (reintegrada a Nicaragua en 1896).Casi al borde de un enfrentamiento violento, ambas potencias de.

cidieron negociar el Tratado Clayton-Bulwer en 1850.A principios deI siglo XX, culminó en un empate entre Ias

dos potencias rivales en el caso de Ia construcción deI canal dePanamá. Sin duda, Ia secesión de Panamá es un claro ejemplo deI

imperialismo gestado en el siglo XIX.En México los Estados Unidos llevaron una clara ventaja,

dado que devoraron una buena parte de su territorio. El caso deTexas, donde por momentos Ias pretensiones de \os colonos Iasllevaron a acercarse a Gran Bretafia, disparó desde Washington Iadoctrina deI Destino Manifiesto, cuando los angloamericanos re.

c1amaron para sí el protagonismo de ejercer Ia hegemonía en todoel hemisferio occidental, enmarcado por supuesto en Ia DoctrinaMonroe (1823), proceso que culminó con su anexión en 1845. Arenglón seguido se produjo el enfrentamiento armado de los veci-nos que terminó en Ia derrota de México y Ia firma deI Tratado deGuadalupe Hidalgo, reconociendo Ia pérdida de Texas, NuevoMéxico, Arizona, (hoy Colorado, Utah y California), 10 que equi-vale decir Ia mitad deI territorio que hasta ese momento tenía Mé-XICO.

En Ias Provincias Unidas deI Río de Ia Plata bajo el go-

biemo de Juan Manuel de Rosas, el primer golpe asestado porGran Bretafia fue Ia ocupación de Malvinas, donde se apresó ai

gobemador Vemet y aIos pocos funcionarios y habitantes que 10acompafiaban, embarcándolos y remitiéndolos a Buenos Aires.Este acontecimiento ocurrido en 1833 vo1có a Ia Argentina a una

posición irredentista a 10 largo de su existencia que llevó al brevey fracasado intento de reconquista en 1982 durante el gobierno defacto (1976-1983).

Poco después, a raíz de Ia política proteccionista de R~-sas, elevando los aranceles a Ias importaciones en 1835, FranC1ahizo reclamaciones frente aI gobiemo argentino. Los gestoS dehostilidad mutua fueron en aumento hasta que en 1838 Ia escua-

dra francesa bloqueó el puerto de Buenos Aires para garantizar Ia

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"protección de sus ciudadanos", léase de sus intereses, sin poderimponersea Juan Manuel de Rosas, y ayudando a sus opositores.Ai mismo tiempo se producía el bloqueo a Montevideo por Iastropas francesas que se retiraron en 1840. Esto permitió que eluruguayoOribe, apoyado por Rosas, triunfara sobre Rívera en Iacampifiaoriental, y con Ias tropas argentinas sitiara Montevideo.EUodesató Ia ira británica, que en compafiía de los franceses,volvióa bloquear el Plata en 1845 sin mayor éxito.

Cuando Urquiza quedó a Ia cabeza de Ia ConfederaciónArgentina,tras derrotar a Rosas -que se refugió en tierras británi-cas-, tuvo que enfrentar Ia secesión de Buenos Aires. Francia yGran Bretafia 10apoyaron pensando que era mejor para sus inte-reses,si bien nunca cortaron sus relaciones con el gobiemo porte-fio. Por otra parte, cuando Buenos Aires fue derrotada en loscamposde batalla, supo negociar su posición política y modificóIa constituciónde 1853 para reingresar en Ia Confederación. Lasgrandes potencias extracontinentales vieron con buenos ojos elproceso reunificador. Para esa época una de Ias demandas másimportantesde los británicos era garantizar Ia libre navegación deIasrios. No tenían un buen recuerdo de los intentos de control de

Ia cuenca deI Plata del periodo rosista, y este reclamo había sidocontempladoen Ia Constitución de 1853. Sin embargo,con Ia ex-tensiónde Ias vías férreas, comenzadas a construir en Ia década de1860,Ia entrada de Ios barcos perdió importancia, pues el tendidodeIa red ferroviaria en forma radial, uniendo eI interior con Bue-nosAires, sin favorecer Ia integración regional, permitió Ia salidadeIasproductos primarios hacia los mercados de ultramar por Iosdoso tres puertos más importantes y garantizó Ia distribución deIasÍlnportacionesentodo el territorio.

Por su parte, Ia Gran Colombia bolivariana se desintegródefinitivamenteen 1830, dando lugar a Venezuela,Nueva Grana-d~y Ecuador, países que terminaron vinculados con sus exporta-Clonesa Europa a cambio de productos manufacturados británi-cos,franceses,holandesesyalemanes.

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En 1847 Madrid decidió encarar una aventura de conenetamente colonial sobre el Ecuador. Esto despertó Ia reacción dealgunos de sus vecinos. Por ello, el gobiemo peruano convocó el

Congreso Americano en Lima entre el 11 de diciembre de 1847 yell° de marzo de 1848, aI que asistieron los países deI Pacífico: elpropio Peru, Ecuador, Chile, Bolivia y Nueva Granada, no asíaquellos con litoral sobre el Atlántico, ligados aios intereses deLondres: Venezuela, Ia Confederación Argentina y Brasil. Si bienno tuvo mayor proyección, es un antecedente il1).portante de acer-camiento, dado que firmaron un tratado de confederación y nave-gación, un convenio consular y una convención postal. Para De-metrio Boersner estos intentos fracasaron no sólo por el caudi-llismo y el regionalismo semifeudal en el interior de cada repúbli-ca y el accionar imperialista de Ias grandes potencias, sino tam-bién a causa deI "patrón de Ias relaciones comerciales semicolo-niales hacia que los grupos dirigentes de los países de Latinoamé-rica miraran hacia los centros hegemónicosultramarinos y desde-fiaran el acercamiento y Ia unión con sus vecinos. Además, existiauna creciente rivalidad, derivada de los vínculos de dependenciaante el comercio inglés, entre los diversos puertos deI Pacífico,constituyendo esto un factor de división en Ias relaciones entre lospaíses de Ia costa occidental de Sudamérica.,,45

Respecto de Brasil, Ia diferencia de óptica con Gran Bre-tana no sólo se manifestó en Ia creación dei Uruguay como Estadotapón que evitara Ia confrontación argentino-brasilefia en el estua-rio dei Plata, como también Ia posibilidad de que alguno de losantagonistas terminaran por controlar de manera completa Iacuenca, sino que se puso en evidencia también en el ámbito de Iatrata de esclavos. Gran Bretana, con fuertes intereses en Ia costaafricana, veía ahora con maIos ojos este comercio de hombres quesí había practicado a Ia par de los portugueses durante el periodo

45 Demetrio Boersner, loco cito

120

colonial. Esto llevó a un breve periodo de enfrentamiento a Río deJaneiroY Londres, que culminó en 1850.46

La vía aislacionista paraguaya nunca fue bien vista por

Ias grandes potencias. Carlos Antonio López tuvo que enfrentaruna fallida conspiración en su contra encabezada por Canstatt

quien,cuando fue apresado, reclamó el apoyo británico haciendovaler sus antepasados ingleses.47En 1855 López, en su deseo de"acelerar el aumento de Ia población y de mejorar Ia agricultura"

aprobó el contrato de inrnigración para crear Ia colonia NuevaBurdeos,a Ia que concurrieron unos cuatrocientos franceses ori-

ginarios de Ia ciudad puerto de Burdeos. Finalmente ésta fueabandonadapor Ia resistencia de Ia población loca1.48

En 1860 Espana inició un abortado intento de reconquistade sus antiguas posesiones en Ia República Dominicana y en Iasislas deI Pacífico ubicadas frente a Ia costas dei Peru. Es intere-

santepues Ia aventura hispana no sólo frena los enfrentamientosintestinosen el Peru, sino que produce una breve alianza entreChile,Bolivia y Ecuador.

Otro capítulo se dio cuando el segundo imperio, utilizan-do el pretexto de una deuda impaga terminó invadiendo México.Esta aventura iniciada con Ia ocupación de Veracruz con fuerzasde Francia, Gran Bretafiay Espana en 1862, finaliza con Iaaventura de Maximiliano. Autoproclamado emperador, mal vistopor Estados Unidos y finalmente abandonado por París, terminafusiladoa manos de Juárez en una verdadera segunda guerra por

4.En 1817 Londres con.~iguió que aI norte deI Ecuador, Portugal y Gran Bretaiía trabajaran

a favor de Ia prohibición dei tráfico de esclavos. AI reconocer Ia independencia dei Brasil(1825), renovó Ias presiones. En 1826 firmó un tratado adicional que establecia Ia supresióndetinitiva de Ia trata, y Ia posterior liberación de los esclavos importados ilegalmente luegode esa fecha. Sin embargo, los intereses de los latifundistas dei azúcar y el cate impidieron

~ue este objetivo fuera alcanzado. Por ello, en 1833 el comercio de esclavos en manos der.::rtugal creció. En 1845 el gobierno brasileiío denunció el tratado de 1826, por 10 cual

n~res aprobó Ia Ley Aberdeen, asumiendo Gran Bretaiía el papel de gendarme dei tráfico

~anno. Entonces, el gobierno brasileiío restringió Ia navegación británica por el Amazonas y

~~o Paraná. 13 abolición definitiva de Ia esclavitud tuvo que esperar nn tiempo todavia.47 Le~ Aberdeen se derogó y se restablecieron Ias relaciones brasileiío-británicas.4' on Pomer, op. cito

Carlos Pastore, loco cito

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Ia independenciaen 1866. Para Halperin Donghi, Ia principal can-secuencia de esta intervención extracontinental es que el fusila.miento de Maximiliano terminó legitimando a Ia república mexi-cana.

EI caso peruano es muy ilustrativo dei papel jugado porIas grandespotencias. Ya en 1837 eI proyecto de unificación de IaConfederación Peruano Boliviana de Andrés Santa de Cruz de-sembocóen Ia guerra contra Chile y Ia Argentina. La desconfian_za entre estos dos últimos impidió un acercamiento efectivo, de-jando heridas abiertas entre Chile y sus oponentesperuanos y bo.livianos. Asi, el ejército argentino fue derrotado por Ia Confedera-

ción, mientras que Chile salió victorioso en 1839. Es decir, quelos propios receios entre los vecinos, más interesados en mantener

sus vínculos con Ias centros de poder económico y político, hicie-ron naufragar este intento integracionista de ambos países andi-nos.

La producción dei guano en Peru, entre 1840 y 1879, se-gún Nelson Manrique tuvo un efecto disociador entre este país y

. Bolivia. En Bolivia, sostiene, "Ia alianza entre capital chileno einglés es Ia que va a permitir Ia construcción dei ferrocarril hastaUyuni, y su extensión hasta Oruro, privilegiando al puerto deAntofagasta, incluso con tarifas arancelarias diferenciales quevana castigar con el 30% Ias importaciones que vienen via MoIlendodesde el Peru, con 10 cual a Ia vuelta de 20 afios el grueso dei co-mercio externo podia entrar por Antofagasta y se va romper Iatradicional unidad entre Perú y Bolivia, que articulaba a ambos,primero a través de Ia plata, y posteriormente a través de Ias la-nas" .

Cuando tiempo después, Ias dificultades econórnicas deigobierno peruan(), debidas a Ia declinación de Ia demanda de gua-

no en el mercado internacional, favorecieron Ia búsqueda de unaalternativa econórnica en Ia explotación y posterior exportacióndeI salitre, Ias intereses europeos, principalmente británicos -y conmuy poca injerencia estadounidense- representados a través deoperadores chilenos en el territorio costero peruano-boliviano ter-

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rninaronimpulsando Ia Ilamada Guerra deI Pacífico (1879-1883)

que dejó a Bolivia sin salida al mar y con graves problemas eco-nómicosy políticos a largo plazo.49

Las guerras de independencia de Cuba, desarroIladas

primeroentre 1868 y 1878 Ydespués a partir de 1895, concluye-ron en 1898 con Ia intervención de Estados Unidos en el conflictocubano-espafiol.Como resultado de elIo, Ia isla quedó liberada desus antiguos lazos coloniales con Espafia, pero subordinada polí-tica y económicamente a los Estados Unidos. Este resultado seconsiguió con Ia imposición por el gobierno norteamericano a Iarecién estrenada República de Cuba de Ia Enrnienda Platt comoapéndicea Ia Constitución de 1901. Era el anuncio deI próximocambiode liderazgo mundial: Ia definitiva declinación británica yel futuro apogeo estadounidense, tras Ia finalización de Ia GranGuerra (1914-1918), proceso que se consolidaria tras Ia SegundaGuerraMundial.

Entre los primeros episodios de Ia rivalidad entre EstadosUnidos e Inglaterra estuvo el enfrentamiento con motivo de losproblemasfronterizos entre Ia Guayana británica y Venezuela,quedeterminaronel envió por el gobierno de Estados Unidos de Ianota Olneyen 1895, que acusaba a Inglaterra de violar Ia doctrinaMonroe.

Los siguientes pasos de esa ofensiva norteamericana es-tuvieron relacionados con Ia firma con Inglaterra deI TratadoHay-Pauncefote(1901), que dio luz verde a Estados Unidos paraapaderarse de Panamá (1903) y concluir Ia vía canalera iniciadapor los franceses a fines deI sigla XIX, asi como lIevar después

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4'~ara ayudar a comprender Ia visión que los europeos tienen acerca de nuestros países

~nvlene recordar que en alusión a Ias consecuencias de un supuesto alejamiento deip ERCOSUR de Europa, Lord Garel Jones, ex canciller británico y asesor de Ia Britishpeu:oleum sostuvo que cuando el general boliviano Melgarejo, afios antes de Ia GueITa dei

ac::~co, expulsó de su país ai embajador británico desnudo y montado en una mula, y "Ia

:hcla lIegó a Ia reina, su Majestad ordenó borrar a Bolivia dei mapa." Dichas declaracionesC ero? realizadas en el marco dei encuentro entre MERCOSUR y Ia UE organizado por Ia

anmng House en Buenos Aires, tratando de establecer un paralelismo acerca de Ias

~~ecuencias que traería un supuesto alejamiento de MERCOSUR de Europa. En Clarín,emayo de 1999.

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adelante una serie de intervenciones militares en el Caribe y Cen-troamérica bajo el amparo deI corolario Roosevelt (1904) a Iadoctrina Monroe. Surgida como una respuesta de Ia diplomacianorteamericana frente al descarnado bloqueo ítalo-británico_germano aI insolvente gobierno venezolano de Cipriano Castro,produjo también Ia decIaración deI argentino Drago que en 1902sostuvo que el hecho de no pagar Ia deuda externa no daba dere-cho a una intervención armada. No obstante, Ia primera víctimade Ia aplicación deI corolario Roosevelt fue Ia República Domini-cana (1905), a Ia que seguirian otras intervenciones militaresnorteamericanas, entre ellas Nicaragua (1909), México (1914 y1917), Haiti (1915) y Santo Domingo (1916). Como parte de esaofensiva desenfrenada, Estados Unidos logró convertir aI Caribeen un verdadero mare nostrum norteamericano, oscilando entre Iapolítica deI big stick y los más sutiles mecanismos de Ia domina-ción económica, léase diplomacia deI dólar. Esa política agresiva,típica de una potencia que llegaba tarde aI reparto deI mundo,terminó por convertir a los países de Ia región en un rosario derepúblicas bananeras o en simples eslabones de una cadena devirtuales protectorados sometidos al control económico -ytambiénpolítico- estadounidense.

Las relaciones económicas con Europahasta Ia Primera Guerra Mundial

A partir de 1840 Gran Bretaiía y Ias grandes potencias se pro-veían, de productos primarios de América Latina y el Caribe y, acambio, entregaban productos manufacturados y capitales, etapaque Halperín Donghi llama nuevo pacto neocolonial. Por SUopuesto esta fue también una relación asimétrica que incIinaba Iasplatillos a favor de 10spaíses industrializados. Así, Gran Bretafiase transformó en Ia principal compradora de Chile, Peru, Brasil Y

124

Uruguay, mientras que Argentina, Nueva Granada, Venezuela yMéxico encontraron otros destinos. Por ejemplo los productosargentinos se dirigieron a los mercados belga, francés y espano!.AImismo tiempo, Londres mantuvo su preeminencia en el sectorbancario Y financiero que se cristalizó en Ia cantidad de bancosbritánicosque se instalaron en América Latina a partir de Ia déca-da de 1860. Además, hacia fines de Ia centuria Gran Bretafia,Francia, Alemania y Estados Unidos concentraban alrededor deI60% de Ias exportaciones e importaciones mundiales. Eric Hobs-bawm considera que estos vínculos transformaron a países comoIa Argentina, Brasil o Chile en colonias informales de Gran Bre-taiía. Otros Ia han denominadorelación semicolonial.50EI modelode crecimiento hacia fuera fue visto como negativo por los pen-sadores de Ia Comisión Económica para Ia América Latina(CEPAL)y por Ia teoria de Ia dependencia.51

En cambio, Bulmer-Thomas no ve como negativo Ia queél llama modelo de desarrollo guiado por Ias exportaciones,porque: 1. En un primer momento Ia exportación de productosalimentarias primarias e industrializados creció al son deI desa-Trollode los países industrializados. 2. La industrialización trans-feria recursos deI sector agrario a Ias manufacturas y poblacióndeIcampo a Ia ciudad. Por ello Gran Bretaíia bajó sus barrerasarancelarias a Ia importación agroalimentaria favoreciendo aAméricaLatina. Recién a fines deI siglo Europa colocaría barre-ras arancelarias a Ias importaciones. 3. Elliberalismo permitió enel sigloXIX Ia entrada de mercaderias latinoamericanas. 4. A me-

dida que crecían Ias exportaciones hacia Europa, América LatinaaumentabaIas importaciones procedentes de ese destino reforzan-do esta relación. Sostiene, que hacia mediados deI siglo XIX exis-tia en Latinoamérica un consenso a favor de este modelo. Asi-

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" Demetrio Boersner, loco cito

Ver entre otros Fernando Henrique Cardoso y Enzo Faletto: Dependencia y desarrollo

;". América Latina, México, Siglo XXI, 1969; Sunkel y paz: EI de.mrrollo~tlnoamericano y Ia teoria dei desarrollo., Buenos Aires, Siglo XXI, 1973 Y Ciro F. S.

ardoso y Héctor Pérez Brignoli, op. cito

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mismo, "Ios países que adoptaron políticas congruentes a favordei desarrollo basado en Ias exportaciones fueron en general losmás beneficiados por Ia lotería de bienes, como Chile, con el co-bre, o Ia Argentina y Cuba, con puertos bien establecidos en elAtlántico." Uno de los problemas que sefiala este autor es quepara sustentar este modelo era necesario mantener una tasa cre-ciente de Ias exportaciones, pero esto no fue posible por los com-portamientos cíclicos de los mercados. A esto se sumaban otrosacontecimientos que impactaban de manera fuert~mentenegativa,como Ia Guerra de Secesión estadounidense (década 1860), Iaguerra francoprusiana (1870), o Ia crisis británica de 1890. A suvez Ia creciente presencia que muchos países latinoamericanosllegaron a ganar en el mercado internacional sustentada en susexportaciones, tenía como contracara el aumento de Ias importa-ciones, 10cual, a largo plazo, era dificil de mantener. Entonces,Iaúnica alternativa de este cuello de botella de su sector externo era

Ia diversificación de sus exportaciones y multiplicar sus merca-dos. En ese sentido, pocos fueron los países que para BulmerThomas resultaron exitosos: uno de ellos fue Peru, que despuésdeIa Guerra dei Pacífico, tras Ia declinación de Ia exportación deguano, se diversificó exportando azúcar, algodón, café, plata, co-bre, caucho y lana de alpaca y ovina. También opina que Para-guay, tras Ia Guerra de Ia Triple Alianza, logró articular Ias eco-nomias regionales sobre Ia base de Ia exportación de yerba mate,tabaco, maderas, cueros, carne y extracto de quebracho. Conside-ra que Ia Argentina fue Ia más exitosa aI ampliar su gama agroex-portadora con trigo, linaza, centeno, cebada, maíz, carne congela-da y refrigerada, corderos, lana y cueros, representando casi el30% de los ingresos totales latinoamericanos por exportaciónte-niendo sólo el 9.5% de los habitantes de Ia región.52Por supuestoque este análisis al hablar de Paraguay, Peru o Argentina, no tomaen cuenta los sectores que se beneficiaron en el seno de estos paí-ses, ni cuáles se vieron perjudicados. Evidentementese beneficia-

S2 Víctor Bulmer- Thomas, loc. cito

126

ron aquellos ligados a Ia posesión de Ia tierra, que entrecruzabansus lazos con los sectores de Ia industria agroalimentaria, reci-biendoun fuerte aporte de capitales externos procedentes de Ias

grandespotencias, en forma directa para su actividad, en obras deinfraestructura o en créditos. En el caso dei Paraguay, tras Ia gue-rra su soberania quedó muy debilitada bajo Ia tutela de Brasil, quepasóa jugar un papel determinanteen el ámbito socioeconómicoypolítico.

C. Suter realiza una interesante puesta a punto de losanálisis referidos a Ias relaciones entre Europa y Latinoamérica.SefíaIaque si bien existen Ios trabajos que tratan acerca de Iasrelacionesde Francia, Alemania o Estados Unidos con AméricaLatinano alcanzan Ia cantidad y profundidad de los dedicados aesas relaciones con Gran Bretafia. En segundo término sostieneque se pueden encontrar cuatro orientaciones principales en Iasinvestigacionesrelacionadas con los ciclos económicos:53I. EIestudiode Ias fluctuaciones en los movimientosinternacionales de

capital(cicloslong swingso Kuznetsde 15a 20 afios),que vin-culanel comercioexterior, los movimientosde población, Ias acti-vidadesde construcción y Ia inversión extranjera. 2. Se toman encuentalos ciclos de inversión extranjera (ciclos Kondratieff de 50afios),que se centran en Ia deuda pública, en especial durante Iaprimeramitad dei siglo XIX. 3. Se consideran los ciclos de lide-razgomundial centrados en patrones de regulación de crisis de Iarelaciónentre acreedores y deudores. En este sentido hay trabajosq~esostienenque "Ias crisis financieras internacionales se nego-Clanconmayor rapidez en Ias fases hegemónicasque en los perio-~osde rivalidad de núcleos, puesto que Ia potencia mundial estáInteresadaen mantener Ia estabilidad financiera." Por el contrario,cUandoexiste una estructura de poder mundial "multicéntrica"Sonmayores Ias presiones sobre los países deudores. Otro rasgoquereconocenes el mayor intervencionismode Ia hegemonía esta---SJliob~~bien existe un fuerte debate acerca de Ia existencia o no de los ciclos económicos, quelraba' awm en La era dei imperio intenta saldar hablando de "ritmos.", 10 cierto es que estos

~os Contribuyen aI análisis de Ias tendencias observada5 en el campo de Ia economia.

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dounidense en ese sentido comparada con Ia postura británica de.

cimonónica. 4. Se subraya el carácter irregular de los patronescíclicos en Ia inversión extranjera. AI respecto Kindleberger sos.tiene que en los periodos de auge de préstamos los inversionistasson atraídos a Ia especulación, llevando aI sistema financiero a Iafragilidad y a Ias crisis. 54

Además, estos trabajos pueden peffi1itirnos reconocer Iaexistencia de tendencias en Ias relaciones de América Latina y elCaribe con los principales centros económicos, En este caso que.dan verificadas Ias relaciones con Londres y los déstinos de estos

flujos de capital. Como sostiene C. Marichal, "si bien es claro queIas inversiones y préstamos británicos estaban distribuidos de ma.nera extensiva (a 10 largo de América Latina) en 10s decenios de

1860 y 1879, entre 1880 y 1914 se concentraron en cinco países:Argentina, Brasil, México, Chile y Cuba. ,,55

También deja abierto al debate 10s siguientes postulados:los llamados ciclos de expansión económica de los sectores ex-portadores latinoamericanos reforzaron los lazos con los centroshegemónicos en lugar de favorecer Ia integración entre los paísesdel continente. Dei mismo modo, los momentos de contracción

económica provocaron una situación de debilidad aios regímenespopulistas, dando lugar a una sucesión de gobiernos débiles. Sutertrata de encontrar estos vínculos en los casos dei Peru y Ia Argen-

tina.56 Partiendo de esta base se podría hacer Ia siguiente pregun-ta: si 10s momentos de expansión económica permitieron un refor-zamiento de 10s lazos con Ias grandes potencias -principalmente

Gran Bretafia y Alemania para el siglo XIX, y por supuesto Esta-dos Unidos- l,podria sostenerse que los momentos de crisis sonoportunos para impulsar proyectos de integración regional? l,O

~4 Cf. Christian Suter: "Las tluctuaciones cícIicas en Ias inversiones extranjeras en 1850.

1930. EI debate histórico y el caso latinoamericano". En Carlos Marichal (coord.): Lasinversiones extranjeras en América Latina. 1850.1930. Nuevos debates y problemas enhistoria económica comparada, México, FCE, 1995.~5 Carlos Marichal (coord.): loco cito56 ChristÍ<m Suter, loco cito

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por el contrario, Ias crisis refuerzan los vínculos con los centrosdepoder POlítICOY económico?

Sin duda. 10sprocesos económicos y políticos latinoame-ncanos sintieron el efluvio de aquellos centros con los que estabanen mayor o menor medida relacionados. Tal como se ha sefíalado,en 1870 Ia guerra entre Francia y Prusia perturbó Ias importacio-nes francesas durante Ia primera mitad de los setenta; Ia crisisfinanciera de 1890 también se hizo sentir en Ias importaciones deese origen enlos países latinoamericanos vinculados a Londres.

l,Cómo era Ia situación en los prolegómenos de Ia PrimeraGuerra Mundial? Gran Bretafía era el principal destino para Ar-

gentina, Bolivia, Chile y PerÚ. Francia -que 10 redistribuía a otrosdestinos de Europa- 10 era para Ecuador, Haití y Venezuela. EImercado alemán recibía productos de Guatemala, Paraguay yUruguay. Asimismo, 11 de los 21 países de América Latina ha-bían transfornmdo a los Estados Unidos como su principal merca-do: Honduras, Panamá y Puerto Rico colocaban alrededor deI80% de sus productos en el mercado deI norte, Cuba y México,más dei 70% y Colombia y Brasil destinaban allí Ia mayor partede Ias exportaciones de café, dado que Ias británicos mantenían sutradicional consumo de té asiático. En cuanto a Ias importaciones,Gran Bretafía también fue siendo sustituida por Francia, Alema-nia y Estados Unidos. Entre 1910 y 1913, el primer lugar enAmérica Latina 10tenía EE.UU. con 3.052.9 millones de dólares,

seguido por Gran Bretafía con 2.383.5 millones, Alemania con1.473.1millonesy Francia con 874.4 millones.57

Otro elemento que reforzaba los lazos con Londres. comobien sefíala Bulmer- Thomas, era Ia vigencia dei patrón oro. "Laadopción dei patrón oro y Ia plena convertibilidad de Ia monedaentre Ias naciones industrializadas hizo que los países latinoameri-canos no tuviesen ninguna razón para equilibrar su comercio bi-lateral."

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-"La .George F.W. Young: "Los bancos alemanes V Ia inversión directa alemana en América

tina, 1880-1930". En Carlos Marichal (coord.)~ loco cit.

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EI segundo exportador de capitales a Ia región detrás deGran Bretafia en el periodo 1880-1890 fue Francia, particular_mente por Ia baja de Ias tasas de interés en Europa como conse_cuencia de Ia crisis de 1873. Estos capitales se destinaron espe_cialmente aI sector público. En Ia Bolsa de París se realizó en esteperiodo una emisión de títulos para los países latinoamericanoscon un promedio de 340 millones de francos anuales. En el casoespecífico de Ia construcción deI canal de Panamá se emitieron225 millones de francos en acciones y 710 millones en obligacio_nes. Entre 1890 y 1900, el impacto de Ia dep"resióneconómicaredujo el flujo de inversiones a un promedio de 100 millonesdefrancos anuales, sintiéndose Ia recuperación entre 1900 y 1914.Esta vez los capitales, en lugar de dirigirse mayoritariamente aIsector público, fueron en un 70% aI privado. Los principales des-tinos fueron Ia Argentina y Brasil, que entre 1902 y 1913 concen-traron alrededor de Ia mitad de Ias inversionesde Ia región.58

Alemania que, tras su tardía unificación lidereada porPrusia, había entrado en un acelerado proceso de industrializa-ción, estaba en condiciones en Ia segunda mitad de Ia década de1880 de comenzar a competir exitosamente frente a Ias grandespotencias. Si bien siente el impacto de Ia crisis de 1890, hacia1914 su presencia crece hasta colocarse en el tercer lugar detrásde Gran Bretafia y Francia. Para ese momento América Latinarecibía el 16% de Ias inversiones alemanas en el extranjero, el18,5% de Ias de origen británico y e117,7% de Ias provenientesdeFrancia. En cuanto aI comercio, entre 1910 y 1913 Alemania eratercera tras los Estados Unidos y Gran Bretaiía, seguida porFrancia. Además, los principales destinos de esta inversión entrelos países latinoamericanos eran Argentina, Brasil, Chile y Méxi-co. También en esos cuatro países concentraba en 1890 el 87,8%del comercio regional.

Uno de los sectores más dinámicos fue el sector bancaria,

como 10 demuestran los préstamos otorgados a Ia provincia de

58 Frédéric Mauro: "Las empresas Iranccsas y América Latina, 1850-1930", en Carlas

Marichal (coord.). loco cito

130

...

BuenosAires (Argentina) por el Deutsche Bank en 1886, el pri-meroen toda Ia región; el préstamo para el argentino Banco Na-ciOnal(1887) Ylos créditos para Brasil y Chile de 1888-1889. A

partir de 1887 se fueron abriendo bancos con Ia activa participa-ción alemana. Ese afio el Deutsche Bank participa en el BancoAlemánTransatlántico, aI afio siguiente se abre en Río de Janeiro(Brasil) el Banco Brasileiío Alemán donde está involucrado elDisconto Gesellschaft, que en 1889 establece una sociedad encomanditaen Ia Argentina con el empresario Ernesto Tornquist.En 1895 se abre, también con intervención deI Disconto Ge-sellschaft,el Banco de Chile y Alemania, en Chile, naturalmente,y en 1902 el Banco Alemán Transatlántico de Ia Argentina se ex-tendióa México.

En cuanto a Ia inversión directa, se destinó en un primermomentoaios ferrocarriles sin grandes éxitos. En un segundomomentose dirigió a tranvías y electricidad, donde compitieronexitosamentecon los británicos. En 1895 Siemens abrió oficinas

en Brasil y México. A su vez los gobiernos municipales de Bue-nos Aires y Santiago de Chile habilitaron a Ia AEG, instituciónfinancierade Ia Siemens, para que abriera estaciones generadorasde electricidad. En Ia Argentina Ia nueva compaiíía se llamóCompaiííaAlemana Transatlántica de Electricidad (CATE) queUegóa actuar de maneramonopólicay se convirtióen Ia mayorinversiónalemana de ultramar. Fue tal su poder que en 1907 ad-quirióIa mayor cantidad de compafiíastranviarias de Ia ciudad deBuenosAires. En Chile compró dos empresas eléctricas en San":tiago (1905) y Valparaíso (1906). Así en Ia Argentina, Chile yBrasilIas compafiías de electricidad alemana se transformaron enIastres más importantes deI exterior. Hacia 1914 los dos terciosdeIa inversión directa germana se distribuían así: 8% en bancos,24,3%en servieios públicos, 30,4% en casas comerciales, 2,6%enplantacionesy ranchos y 2,2% en minería.59

III

--5.

CAT~enninada Ia guerra los principales bancos alemanes que tenían participación en Iaco r venden una parte de sus acciones aios banqueros espaiioles, receptores durante Ia

n lenda de capitales alemanes. En 1920 se transformo en Ia Compaiiía Hispana Americana

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Podría concluirse que en Ia medida que los países deAmérica Latina y eI Caribe establecieron fuertes lazos econól11i.cos con Europa, pocas fueron Ias posibilidades de poner en mar.cha otras alternativas integracionistas estrictamente latinoameri.canas. En otras palabras, esta fuerte dependencia de Londres, elacrecentamiento deI papel de los Estados Unidos en el hemisferiosumado a Ia aparición en Ia propia Europa de competidoresexito~sos como Francia y Alemania pusieron en eI escenario internacio.nal importantes polos de atracción que obsta?ulizaron los pro-yectos de inspiración bolivariana.

-de Electricidad (CHADE) controlada desde entonces por hanqueros espafioles, interesesbelgas y angloamericanos. De todos modos los alemanes siguen teniendo intere~~

íinancieros en Ia compafiía. George F. W. Young: "Los bancos alemanes y Ia inver510ndirecta alemana en América Latina, 1880-1930" en Carlos Marichal (coord.): loco cit,

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