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Boletín ambiental

Editorial

Datos curiosos

¿Sabías que en México se desperdicia el 37% de los alimentos?

Cuesta trabajo pensar en la cantidad de comida que desperdiciamos diariamente en todo el mundo. Y el problema es que lo hacemos de forma inconsciente.

Reconozco ser culpable de haber desperdiciado comida en más de una ocasión y por las razones más simples, no tuve tiempo de cocinar o venció la fecha de caducidad. Y esos alimentos fueron a parar a la basura, sin remordimientos.

Pero cuando este tipo de decisiones se multiplican por los millones de hogares en México y el mundo, entonces se convierte en un problema global.

Cada año, 1300 millones de toneladas de alimentos son desperdiciados en el mundo, según estudios de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Esto, en un planeta en el que más de mil millones de personas padecen hambruna.

Año 6 No. 1

Cada vez nos resulta más complicado encontrar alimentos locales en nuestras tiendas y en los supermercados. Las importaciones de alimentos están incrementándose de forma exponencial, con todos los problemas asociados que conllevan. En este número de tu boletín ambiental Reacciona conocerás de dónde vienen algunos de los alimentos que consumimos y te asombrarás con la disminución que ha sufrido la diversidad de nuestros alimentos en el último siglo y la desmesurada cantidad de alimento que termina en la basura. Esperamos sea de tu agrado.

Alimentación en un mundo globalizado

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Del total de alimentos desperdiciados, 54% ocurre en la etapa de la producción, manipulación y almacenamiento, mientras 46% se da en el procesamiento, distribución y consumo.

Los tubérculos, frutas y verduras son los alimentos que más se desperdician, seguidos de los pescados, cereales y semillas.

De reducir 50% el desperdicio de comida, se podría alimentar a mil millones de personas en el mundo.

La FAO alertó que en México el 37 % de la producción de alimentos termina como desecho y representa además una pérdida de 120 mil millones de pesos, mismos que podrían utilizarse para alimentar a 7 millones de personas que se encuentran en inseguridad alimentaria.

Según datos del Índice de Desperdicio de Alimentos en México, el alimento que más se desperdicia es la guayaba, con un 57.7 por ciento de pérdida, seguido de la leche de vaca con 57.1 por ciento y el mango con 54.5 por ciento.

De la carne de res, pollo y cerdo se tira casi el 40 por ciento, mientras que en el pescado, pepino, sardinas, aguacate -con lo caro que está el aguacate, que alcanzó en Tijuana un precio de $85 el kilo- y arroz se alcanzan niveles del 45 por ciento.

De acuerdo al estudio Línea Basal de Pérdidas y Mermas de Alimentos, anualmente en el país se desperdicia el 57 por ciento de la leche de vaca; 29 por ciento de las tortillas, 45 por ciento del pan, 39 por ciento de la carne de pollo y 37 por ciento de los huevos.

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Para estar enterado

La globalización también llega al refrigerador

Los puristas de la cocina tradicional mexicana jamás podrán defender al pozole como un platillo puramente mexicano por el simple hecho de que el cerdo no es de México, ni siquiera era conocido en este continente antes de que España lo trajera.

Pero ahora no podemos vivir sin la carne de cerdo, no podríamos acostumbrarnos a los tamales sin manteca y ya no seríamos nosotros sin los tacos al pastor. El cerdo, como otros muchos ingredientes en todo el mundo cruzó fronteras y dejó de ser exclusivo de una zona, una cultura o una nación. Los ingredientes que han cruzado fronteras ya son patrimonio mundial.

De América para el mundo

América ha aportado muchos ingredientes que ahora son imprescindibles en algunos platillos típicos de Europa.

La papa se hizo popular en el s. XVII durante una fuerte hambruna, consecuencia de cosechas arruinadas por los fríos inviernos en Alemania, principalmente.

Aunque no existen registros precisos de cómo el jitomate americano viajó a Europa para ser parte de sus costumbres alimentarias, se cree que desde el siglo XVI se abrió paso en las cocinas de España, Portugal, África del norte e Italia, donde lo llamaban poma d’oro. Hoy, el impacto del jitomate en la cocina internacional es amplísimo e indiscutible.

El maíz, alimento ancestral de la región mesoamericana, también viajó para ser sembrado en áreas donde otros granos no se adaptaban. Se dio especialmente bien en el norte de Italia, donde la polenta —hecha con harina de maíz— es de los platillos más populares. El maíz, al igual que el arroz y el trigo, se consume en casi cualquier parte del mundo: en China ya existen las tortillerías, por ejemplo. De hecho es el tercer cereal de mayor importancia en la nutrición humana, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO por sus siglas en inglés).

El cacao es un caso especial. Podemos enorgullecernos de que es americano, pero el chocolate no lo es. ‘El oro del nuevo mundo’ llegó a Europa junto con la receta indígena del xocolátl (pasta de cacao disuelta en agua con miel, vainilla y/o chile) para convertirse en 1615 en la ‘bebida oficial de la corte francesa’, nombramiento de la reina Ana de Austria. Pero para el siglo XIX el cacao se transformó. España le agregó leche y especias de la India, Italia lo hizo helado, Francia lo usó en pastelería fina y entre Suiza y Holanda lo hicieron la barra de chocolate que hoy conocemos.

La pastelería francesa no sería lo que es sin la vainilla, nativa de las selvas tropicales de México y Centroamérica y llevada a Europa como un tesoro. Los chiles, originarios de Sudamérica, se llaman ajíes en otros países y

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hoy es uno de los elementos principales de la cocina tailandesa, vietnamita e india. El camote, la calabaza, el cacahuate, la yuca, la piña, el aguacate, los frijoles y otros tantos alimentos se encuentran también en la despensa que América le regaló al resto del mundo.

Sobre los al imentos que adoptamos de este lado del planeta están el limón, el coco, el mango, entre muchos otros.

Alimentos del mundo, el otro lado de la moneda

La globalización alimentaria que congrega integración y diversidad en la elección de alimentos conlleva a su vez un elevado gasto energético, el exagerado desperdicio de alimentos y una tendencia a descuidar una práctica alimentaria saludable.

Esta oferta en el ámbito de la alimentación influye de forma directa en los hábitos, costumbres y gustos alimentarios. El paladar se va acostumbrando a un tipo de alimentos o de comidas que, en ocasiones, son poco saludables por su desproporcionado valor energético, lo que acarrea consecuencias nocivas en el estado nutricional y en la salud de la población, y tiene su máxima expresión en la obesidad, enfermedad crónica también "globalizada".

A esto se suman patógenos, compuestos alergénicos, contaminantes ambientales o residuos de productos, riesgos asociados a la globalización del sistema alimentario. Un alimento contaminado puede causar brotes de enfermedad en muchos países al mismo tiempo y de forma más rápida, como ha sucedido en los últimos años con las crisis alimentarias de las vacas locas, la peste porcina o la fiebre aftosa.

La globalización ha multiplicado la diversidad alimentaria. Los consumidores disponen de una mayor oferta de productos para variar su dieta, pero no todo son ventajas. La globalización alimentaria, en gran medida, también tiene un impacto en el medio ambiente. De acuerdo a la idea de los muchos kilómetros que deben "recorrer" los alimentos antes de llegar a nuestro plato, surge el "food miles". Este concepto abarca el impacto que registra en emisiones contaminantes de dióxido de carbono (CO2) el transporte -barco, camión o avión- de los alimentos y su efecto en el cambio climático. Hay quienes piensan en lo paradójico de comer un alimento ecológico de un país extranjero. Son muchas las voces que demandan la realización de análisis más completos, ya que lo que se denomina "huella de carbono" no debe limitarse sólo al transporte del alimento, sino que también debe medir el gasto de combustible que supone la producción o la conservación de estos.

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Como hemos llegado a depender de un puñado de variedades comerciales de frutas y verduras, miles de variedades tradicionales han desaparecido. Es difícil saber exactamente cuántos se han perdido en el último siglo, pero un estudio realizado en 1983 por la Fundación para el Progreso Rural Internacional estimó que el 93 por ciento de las variedades se había extinguido.

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Consejos ambientales

¿Cómo podemos reducir el desperdicio de alimentos en nuestros hogares?

Reducir el porcentaje de desperdicio de alimentos en los hogares es posible. Tan solo tenemos que seguir una serie de medidas que nos ayudarán a aprovechar mejor la comida, asegurándonos de aprovechar hasta el último centavo invertido en alimentos. Todas están a nuestro alcance.

Respecto a los alimentos frescos como frutas y hortalizas, el interrogante es si el tiempo que transcurre desde su recolección hasta su consumo afecta a su correcta maduración, a su valor nutritivo o su sabor. La tecnología alimentaria se ha centrado en tratar de mantener intactos tanto el valor nutritivo del alimento de origen como su correcto estado higiénico, su sabor y su apariencia. Con este fin se está trabajando en la fabricación de novedosos envases y sistemas de conservación alimentarios. Se trata, por un lado, de envoltorios que incorporan sustancias que absorben oxígeno, etileno (gas que acelera la maduración de los vegetales), humedad, dióxido de carbono, sabores u olores, y, por otro, de recipientes que transmiten agentes antimicrobianos o antioxidantes.

Ante el impacto que genera la importación de alimentos han surgido movimientos que abogan por el concepto de la producción, la distribución y el consumo local, es decir, por el autoabastecimiento, que buscan adquirir los productos directamente en mercados locales, muchas veces de mano de los propios productores, como es el caso del Mercado del 100 y el Ecotianguis de CICEANA.

1. Planificando el menú semanal

Antes de hacer nuestra compra semanal, conviene comprobar qué alimentos tenemos disponibles en el refrigerador y la despensa, así como el estado de los mismos, en el caso de los frescos, y las fechas de caducidad. Con ello en mente, podemos planificar las comidas y cenas semanales y la lista de ingredientes que necesitamos comprar para llevarlas a cabo.

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2. Comprando lo justo y necesario

Llevar la lista de la compra al mercado o supermercado y ajustarse a lo que hemos escrito en ella es esencial. No solo ahorraremos en alimentos, sino también dinero y no gastaremos de más. Toda la comida que compremos y luego no consumamos acabará afectando a nuestra economía doméstica, así que compremos de manera responsable.

3. Almacenando adecuadamente los alimentos

El correcto almacenaje de alimentos y la organización de nuestros refrigeradores y despensas es otro punto clave para evitar que se echen a perder. Es importante saber qué alimentos se deterioran antes y cuál es la mejor manera de conservarlos. Esta información aparece en el etiquetado de modo que no tenemos excusa.

4. Leyendo y comprendiendo las etiquetas

Conocer las etiquetas y entender bien su significado es un factor importante a la hora de evitar el desperdicio de alimentos1. Hay que prestar atención a la fecha de caducidad, a partir de la cual el consumo de un alimento es peligroso para la salud, así como a la fecha de consumo preferente, que indica que puede haber cambios de sabor y textura en los alimentos que la llevan y que podemos notar al consumirlos, pero que no son perjudiciales para nuestra salud.

5. Respetando la cadena de frío

Si compramos productos congelados, hemos de asegurarnos de mantenerlos en ese estado durante su traslado de la tienda a nuestras casas y de guardarlos en el congelador inmediatamente. Los alimentos descongelados se deben consumir en menos de 24 horas, pues son más susceptibles de ser alterados y no se pueden volver a congelar (excepto si se trata de alimentos crudos que, una vez descongelados, hemos cocinado).

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6. Congelando correctamente los alimentos

El congelado alarga el periodo de conservación de los alimentos, manteniendo sus propiedades nutritivas y es una excelente manera de evitar el desperdicio. Podemos congelar comidas ya elaboradas por raciones (siempre en frío) utilizando recipientes herméticos que no permitan la entrada de aire, indicando la fecha de congelación y su contenido.

En el caso de alimentos crudos, las verduras deben hervirse unos minutos antes de congelarse, el pescado debe estar limpio, seco y sin escamas ni cabeza y siempre bien envueltos para que no entren en contacto directo con el hielo del congelador.

7. Calculando adecuadamente las cantidades

Calcular bien la cantidad de comida que vamos a consumir puede resultar complicado, pero es importante aprender a hacerlo para evitar las sobras. Aunque, no pasa nada si nos encontramos con ellas, siempre podemos dividirlas en raciones y congelar para consumir más adelante o reutilizarlas para otros platos dándoles una nueva vida. Con frutas maduras se pueden preparar exquisitos pasteles o batidos, con verduras podemos elaborar cremas, y otros restos pueden servir de base para unas croquetas, entre otras ideas.

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Saber convivir

México, ¿potencia productora y exportadora de alimentos?

De acuerdo a datos recientes de la Presidencia de la República, México cerrará este año las exportaciones agroalimentarias con un registro histórico superior a 30 mil millones de dólares, de tal suerte que “por primera vez, en dos décadas, el país es superavitario en su sector primario”.

El valor acumulado de las exportaciones de productos del campo, a lo largo de los 43 meses de la actual administración, alcanza 76 mil millones de dólares, aunque antes de lanzar las campanas al vuelo, se les olvidó contabilizar que en igual lapso la importación de comida supera 86 mil millones de dólares.

México mantiene un nivel de importación de víveres preocupante del 43% y lo convierte en un país muy vulnerable ante la volatilidad de precios, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés) que clasificó a nuestro país como importador neto de alimentos, entre ellos destacan maíz, frijol, trigo, arroz, soya, leche, queso, mantequilla, margarina, huevo, papa, carne bovina y porcina, aceites, entre otros productos.

Aunque Enrique Peña Nieto aseguró que la producción del campo nacional “va primero a las mesas de los mexicanos y

los excedentes a otras partes del mundo”, en los hechos no hay tales excedentes, porque a estas alturas, alrededor de la mitad de lo mucho o poco que se consume en cada una de esas mesas proviene del exterior, especialmente productos básicos.

La realidad es que en México compramos a otros países la tercera parte del maíz que comemos; la mitad del trigo, 80 por ciento del arroz y entre 30 y 50 por ciento del frijol, así como poco más de 30 por ciento de la leche en polvo que demanda la población.

¿Qué alimentos exporta México y cuáles importa?

Los principales productos agropecuarios (cifras del INEGI) de exportación son jitomate (más de mil 500 millones de dólares anuales), aguacate (alrededor de mil 200 millones), legumbres y hortalizas frescas (poco más de mil 100 millones), y pimiento (800 millones).

Por el lado de la importación destacan maíz (alrededor de 2 mil 500 millones de dólares por año), soya (mil 800 millones), trigo (mil 200 millones), leche (800 millones), pescados, crustáceos y moluscos (650 millones), y arroz (500 millones), por citar algunos.

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Un caso alarmante para el país, por lo que significa no sólo en materia de alimentos sino en el plano histórico-cultural, es el del maíz. En 1993, un año antes de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) la importación de este grano, fundamental en la dieta del mexicano, significó un gasto cercano a 70 millones de dólares; para 2016 ese monto se incrementó a cerca de 2 mil 700 millones de dólares, lo que equivale a un aumento de 3 mil 650 por ciento en este lapso de tiempo.

Lamentablemente a estas alturas México importa 80 por ciento del consumo nacional de arroz; 30 por ciento del maíz y 42 por ciento del trigo. Para dar una idea, de 1990 a 2010 la importación de carne en canal bovino se incrementó casi 300 por ciento y más de mil por ciento la de aves. En 2010, comparado con 2009, México importó cinco veces más carne respecto de la que exportó; seis tantos de leche, lácteos, huevo y miel; 12 veces de cereales; 3.6 veces de productos de molinería; 30 veces de semillas, frutos oleaginosos y frutos diversos; nueve veces de grasas animales o vegetales, y tres veces de preparaciones de carne y animales acuáticos, y así por el estilo.

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Noticias ambientales

¿De dónde vienen los alimentos que comemos?No, ni las naranjas de tu jugo mañanero, las uvas que te comes en fin de año o el ajonjolí de tu ensalada favorita son originarios de México. Estas delicias que llegaron a nuestro país hace cientos de años en realidad son nativas de Asia.

Por primera vez, científicos rastrearon los orígenes de casi dos tercios de los granos, legumbres, frutas, vegetales y otros cultivos que existen en el mundo y elaboraron un mapa para ubicar de dónde vienen.

El estudio realizado por el Centro Internacional para la Agricultura Tropical (CIAT) y otras instituciones compila información de 151 cultivos en 177 países y representa el primer intento de cuantificar e identificar el nivel de interconectividad de las dietas nacionales y las economías agrícolas en el mundo. Porque, sí, la globalización también está presente en lo que cultivamos y lo que llevamos a nuestras mesas.

Cada uno de los cultivos fue rastreado desde las 23 regiones primarias de diversidad que existen en nuestro planeta, es decir, zonas geográficas donde se tiene identificado que diversas plantas comestibles fueron domesticadas hace cientos de años y que, posteriormente, se transformaron en los cultivos que amamos hoy.

Los siglos, la migración, el colonialismo y el comercio propiciaron que varios de estos cultivos fueran producidos y consumidos fuera de sus regiones de origen.

Además, en este estudio se encontró que todos los países del mundo ahora dependen de cultivos que se originaron en regiones geográficas distintas. Los autores del estudio también hallaron que la proporción de cultivos “no nativos” en las dietas y sistemas agrícolas del mundo han aumentado en los últimos 50 años.

Australia y Nueva Zelanda, por ejemplo, son países en los que casi el 100% de su dieta y sistema agrícola están basados en cultivos “no nativos”, mientras que en Camboya, Bangladesh y Níger sucede lo contrario: estos países casi no dependen de cultivos extranjeros. Éste es el mapa:

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Recomendaciones

Los herederos. Los niños del campo mexicano comienzan a trabajar desde pequeños. El documental es un retrato de sus vidas y de su lucha diaria por la sobrevivencia. Sus actividades son muy diversas: son campesinos y pastores; caminan largos trayectos para cortar leña; tejen; hacen ladrillos; cuidan a sus hermanos menores; migran con sus familias para trabajar en las cosechas; acarrean agua; tallan y pintan madera para hacer alebrijes. Al heredar las herramientas y técnicas de sus ancestros, estos niños también han heredado la miseria. Generación tras generación permanecen cautivos en un ciclo de pobreza heredada. https://www.youtube.com/watch?v=qkUcpIWFxJY

Don't Waste Food. Corta animación de dibujos animados que reflexionan sobre el ahorro al evitar el desperdicio de comida. https://www.youtube.com/watch?v=0sYmpV8Ss-c

Comida S.A. Documental que aborda los procesos de producción de alimentos y la condición en que se producen los mismos, todo ello relacionado con el negocio de la comida rápida. https://www.youtube.com/watch?v=u19VzGfHAxs

Taste the Waste. Te invitamos a ver el trailer de este documental alemán sobre el desperdicio mundial de alimentos. https://www.youtube.com/watch?v=bjj3WZnqiNI

Buzón ambiental

Sector Primario en tu EstadoUn sector primario capaz de generar un excedente de producción permanentemente es indispensable para el desarrollo económico sostenido. Una de las actividades económicas primarias es la agricultura.

• ¿Qué cultivos conoces?• ¿Qué se cultiva más en tu entidad?

Envía tus respuestas a cmp@ciceana.org.mx

¿Conoces cuáles son los principales cultivos de tu entidad? Descúbrelo en este enlace http://cuentame.inegi.org.mx/economia/primarias/agri/default.aspx?tema=E

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Si tienes alguna duda o comentario sobre algún tema ambiental en particular escribenos a: cmp@ciceana.mx

El Equipo LOS TKTITOS de CMP Monterrey, con base en el boletín Reacciona del mes de Agosto, pregunta.

Con respecto al programa “El modelo educativo 2016” y los textos que se elaboraron en seguimiento a dicho programa, nos surge la pregunta siguiente:

¿Quién revisa y/o autoriza los libros de texto y su contenido? Ya que se ha estado publicando en los noticieros que hay libros de texto de educación primaria con temas de educación sexual, en los cuales aún no se han puesto de acuerdo para su publicación y entrega a los alumnos, por el contenido de sexualidad entre personas del mismo sexo. Se supone que pasan filtros de revisión y/o autorización, ¿es así?

Los contenidos de los libros de texto gratuitos son elaborados por la Secretaría de Educación Pública (SEP) federal en base a los planes y programas de estudio que establece la propia Secretaría, que se discutieron, elaboraron y sometieron a revisión a nivel nacional en años anteriores, entre estos contenidos se encuentra los temas de la reproducción humana y la sexualidad. Recordemos que la educación pública es laica y puede estar o no en concordancia con las ideas de algunos grupos de la sociedad, principalmente religiosos.

Por lo anterior, el exhorto promovido por el Diputado local de PRI de Monterrey, Héctor García García, en el Congreso local, para que la SEP federal y del Estado realicen a la brevedad la revisión y análisis de los contenidos e imágenes que pudieran ser inadecuados en los libros de texto gratuitos, probablemente sólo se basa en una visión de moral particular (religiosa) y no en los valores de moral pública y en los lineamientos constitucionales.

De acuerdo con la UNESCO, urge entrenar a profesores para que, entre otras habilidades, distingan sus valores personales de las necesidades de salud de los estudiantes y den un programa integral, claro en contenidos, operación y evaluación en materia de educación sexual.

Algunos sexólogos coinciden en que hay escuelas en las que el tema se evita, además de que a los docentes les falta capacitación y una formación que les permita tener una apertura al tema.

CMP pregunta