Danza Barroca
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Donde nace
Danza Barroca
Después de los años 60, se denomina danza barroca al arte coreográfico de los siglos XVII y XVIII, especialmente al ballet cortesano y de teatro. Estrechamente ligado a la música barroca, tanto por cronología como por su estilo, la danza barroca evolucionó en el marco "maravilloso" del ballet cortesano, la tragedia musical o la ópera-ballet. Llamada, en su época la belle dance, se ciñó al gusto de los investigadores y los historiadores de la danza que rehabilitaron un arte y un estilo de danza que el ballet clásico y el romántico habían simplificado y uniformado.
ALLEMANDE Danza de origen alemán cuyas primeras manifestaciones conocidas datan de la mitad del siglo XVI. Tiene un ritmo moderando y fluido con una breve anacrusa, en compás de 4/4 y estructura o forma binaria, es decir, en dos partes (A-B).
COURANTE Danza de origen francés que se bailaba desde el s. XVI en Europa. Durante el s. XVIII se incorpora en la suite detrás de la allemande. La courante italiana (corrente) era de ritmo muy rápido en tres tiempos y la forma de desarrollo era binaria (A-B). ZARABANDA Danza española de ritmo ternario, de los s. XVI y XVI I, que se bailaba en parejas. Desde la segunda mitad del s. XVII se incluyó en la suite instrumental barroca.
Tipos de danzas barrocas
Danza Allemande
Danza Courante
Danza Zarabanda
Barroco El Barroco fue un período de la historia en la cultura occidental originado por una nueva forma de concebir las artes visuales (el «estilo barroco») y que, partiendo
desde diferentes contextos histórico-‐culturales, produjo obras en numerosos campos artísticos: literatura,arquitectura, escultura, pintura, música, ópera, danza, teatro,
etc. Se manifestó principalmente en la Europa occidental, aunque debido alcolonialismo también se dio en numerosas colonias de las potencias europeas, principalmente en Latinoamérica. Cronológicamente, abarcó todo el siglo XVII y
principios del XVIII, con mayor o menor prolongación en el tiempo dependiendo de cada país. Como estilo artístico, el Barroco surgió a principios del siglo XVII (según otros autores a finales del XVI) en Italia —período también conocido en este país como Seicento—, desde donde se extendió hacia la mayor parte de Europa. Durante mucho tiempo (siglos XVIII yXIX) el término «barroco» tuvo un sentido peyorativo, con el significado de recargado, engañoso, caprichoso, hasta que fue posteriormente revalorizado a finales del siglo XIX por Jacob Burckhardt y, en el XX, por Benedetto
Croce y Eugeni d'Ors.
El Estilo Barroco
El arte barroco se expresó estilísticamente en dos vías: por un lado, hay un énfasis en la realidad, el aspecto mundano de la vida, la cotidianeidad y el
carácter efímero de la vida, que se materializó en una cierta «vulgarización» del fenómeno religioso en los países católicos, así como en un mayor gusto por las cualidades sensibles del mundo circundante en los protestantes; por otro lado, se manifiesta una visión grandilocuente y exaltada de los conceptos nacionales y
religiosos como una expresión del poder, que se traduce en el gusto por lo monumental, lo fastuoso y recargado, el carácter magnificente otorgado a la
realeza y la Iglesia, a menudo con un fuerte sello propagandístico.
Contexto histórico y actual
El Barroco se forjó en Italia, principalmente en la sede pontificia, Roma, donde el arte fue utilizado como medio propagandístico para la difusión de la doctrina contra rrefor mista. La Reforma protestante sumió a la Iglesia Católica en una profunda crisis durante la primera mitad del siglo XVI, que evidenció tanto la corrupción en numerosos estratos eclesiásticos como la necesidad de una renovación del mensaje y la obra católica, así como de un mayor acercamiento a los fieles. El Concilio de
Trento (1545-‐1563) se celebró para contrarrestar el avance del protestantismo y consolidar el culto católico en los países donde aún prevalecía, sentando las bases del dogma católico (sacerdocio sacramental, celibato, culto a la Virgen y los santos, uso litúrgico del latín) y creando nuevos instrumentos de comunicación y expansión de la fe católica, poniendo especial énfasis en la educación, la predicación y la difusión del mensaje católico, que adquirió un fuerte sello propagandístico —para lo que se creó la Congregación para la Propagación de la Fe—. Este ideario se plasmó en la recién fundada Compañía de Jesús, que mediante la predicación y la enseñanza tuvo una notable y rápida difusión por todo el mundo, frenando el avance del protestantismo y recuperando numerosos territorios para la fe católica (Austria, Baviera, Suiza, Flandes, Polonia). Otro efecto de la Contrarreforma fue la consolidación de la figura del papa, cuyo poder salió reforzado, y que se tradujo en un ambicioso programa de ampliación y renovación urbanística de Roma, especialmente de sus iglesias, con especial énfasis en la Basílica de San Pedro y sus aledaños. La Iglesia fue el mayor comitente artístico de la época, y utilizó el arte como caballo de batalla de la propaganda religiosa, al ser un medio de carácter popular fácilmente accesible e inteligible. El arte fue utilizado como un vehículo de expresión ad maiorem Dei et Ecclesiae gloriam, y papas como Sixto V, Clemente VIII, Pablo V, Gregorio XV, Urbano VIII, Inocencio X y Alejandro VII se convirtieron en grandes mecenas y propiciaron grandes mejoras y construcciones en la ciudad eterna, ya calificada entonces como Roma triumphans, caput mundi («Roma triunfante, cabeza del mundo»).