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  • El zapatismo:

    indios insurgentes,

    alianzas y poder

    lvaro Garca Linera*

    Hay momentos en la historia que un determinadoacontecimiento logra sintetizar los problemas funda-mentales que caracterizarn una nueva poca queest despuntando. En estos casos, el acontecimientoes la seal ms lcida de un largo perodo de proce-sos histricos que tendrn en el acontecimiento inau-gural un punto recurrente de referencia, independien-temente de la continuidad, el xito o fracaso de esaexperiencia iniciadora. El movimiento zapatista deMxico es precisamente ese tipo de accin colectivaque ha tenido la virtud de condensar el nuevo rostrode los antiguos, y las caractersticas de los nuevos pro-blemas que las luchas emancipatorias estn confron-tando en este perodo histrico de renovada expan-sin planetarizada de capital y de fracaso de las alter-nativas estatalistas de los socialismos reales.

    La rebelin de los indios zapatistas iniciada hace 10 aosno slo ha sido capaz de cuestionar el triunfalismo de unaglobalizacin financiera desenfrenada, sino que tambin

    * M a t e m t i c o ei n v e s t i ga d o r s o c i a l .

    D oc e n t e de l a c a r r e r a

    d e S o c i o l o g a

    y d e l a M a e s t r a

    e n C i e n c i a s P o l t i c a s

    e n l a U n i v e r s i d ad M a y o r

    d e S a n A n d r s ,

    La P a z , B o l i v i a .

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  • ha desplegado un tipo de crtica prctica a varios de los lmites de algunos de los anti-guos modelos con los que se intent dirigir y entender las luchas sociales. Con todo hayun hecho sintomtico del accionar zapatista y es que ha partido de una ubicacin geo-estratgicamente paradojal: el Chiapas mexicano que, por una parte, es una regin colin-dante al centro territorial de la hegemona mundial y articulada a las estrategias de segu-ridad estatal norteamericana, pero, por otro lado, es tambin una zona indgena margi-nada de los procesos de modernizacin econmica y homogeneizacin cultural resul-tantes de este dominio civilizatorio del capital. Esto quiz explique esa extraordinariamezcla entre tradicin y modernidad, entre accin comunicativa y accin normativa,entre el pasado y el porvenir con la que continuamente los zapatistas dialogan con elmundo y consigo mismos.

    El regreso de los indios

    No es pues casual que el zapatismo, y su repercusin mundial, provengan del mundoindgena ya que es en ese sujeto producido por la realidad colonial de la historia moder-na que se aglomeran los momentos primigenios del capitalismo y los lmites de su uto-pa universalista. No son acaso los indios quienes generaron el excedente econmicode la acumulacin originaria europea, que es el punto de arranque de todos los capita-lismos posteriores y de todas las medidas geopolticas de la expansin de la lgica indus-trial? El propio desarrollo capitalista en nuestro continente fue posible mediante la pro-letarizacin de los indios, all donde fue posible, o de su extincin, all donde fue nece-sario para la territorializacin de la lgica empresarial. Pero, no son tambin los indioslos sujetos donde se renuevan y perseveran las tendencias comunitaristas, tanto en lapoltica como en la economa, susceptibles de proyectarse como fuerzas alternativas a lavalorizacin del capital?

    Se puede decir por tanto que la indianitud est estructuralmente ligada a la dinmicamundial del capitalismo, a sus fuentes, a sus fines y a sus lmites contemporneos. Deah su desgracia y su poder pues el engranaje de la civilizacin industrial ha sido cimen-tado sobre los restos de las civilizaciones indgenas de todos los continentes, pero a lavez es esa misma dinmica del capital que tiene en los restos de las civilizaciones indiasalgo en lo que no se puede identificar, algo que no es su prolongacin ni su reflejo, talcomo el trabajo vivo que es directamente no-capital o el obrero que se valoriza a smismo al momento en que no se desea como capital variable.

    Es este poder generalizante de la indianitud que el zapatismo ha sabido entender yproyectar como fuerza moral y prctica de resistencia y emancipacin social. Y en esesentido, se puede hablar de una contribucin y una continuidad del zapatismo insur-

    patrullasRojasHighlightubicacion geoestrategicamente paradojal....parangon con nuevo alberdi

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  • gente con los ciclos de luchas indias, de dcadas y desiglos atrs.

    En sentido estricto el zapatismo no inaugura la poca delas rebeliones indias del continente; estas venan produ-cindose con mayor o menor intensidad en Guatemala,E c u a d o r, Bolivia o Chile desde aos antes de la emer-gencia pblica del zapatismo y, de hecho, hay muchasde esas experiencias recogidas a su modo por los insur-gentes indgenas del sudeste mexicano. En cierta medi-da se puede afirmar que desde los aos 70 del siglo XX,hay un notorio regreso de indios, o una reinvencin delindio como sujeto poltico con proyecto propio de refor-ma de la sociedad. Pero los zapatistas son unos conti-nuadores dignos y enriquecedores de esta iniciativatransnacional de renovacin de las esperanzas demodos de vida sustitutivos al orden civilizatorio del capi-tal. De hecho, no hay movimiento indgena, anterior oposterior al zapatismo, que no reconozca la contribucinque el zapatismo ha hecho a la revalorizacin de las cul-turas indgenas y al reposicionamiento del sujeto indiocomo portador de un horizonte descolonizador y eman-cipatorio complementario al de los otros sujetos colecti-vos de la subalternidad planetaria.

    Entre los aportes principales del zapatismo a la causa ind-gena est el haber mostrado a otros lugares del mundodonde anteriormente no llegaban los movimientos indios,la existencia de una lgica organizativa de la toma de deci-siones, la democracia comunitaria, fundada en una ticade la participacin y el compromiso con la cosa pblicacapaz de impedir la suplantacin y la expropiacin de lasdecisiones sociales por parte de los profesionales de lapoltica, tan comn en las democracias liberales.

    Otro aporte es el de haber enriquecido el debate entornoa las formas de reconocimiento de derechos colectivos delos pueblos indios. Es sabido que los estados latinoameri-canos, desde su fundacin, se han caracterizado por unatajante mono-culturalidad promotora de procesos de

    Entre los aportes

    principales

    del zapatismo

    est el haber

    mostrado [...]

    la existencia de una

    lgica organizativa

    de la toma

    de decisiones,

    la democracia

    comunitaria,

    fundada en una tica

    de la participacin

    y el compromiso

    con la cosa pblica

    capaz de impedir

    la suplantacin

    y la expropiacin

    de las decisiones

    sociales por parte

    de los profesionales

    de la poltica,

    tan comn

    en las democracias

    liberales

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  • exclusin y racismo hacia los pueblos y naciones indgenas. La historia republicana delos estados latinoamericanos ha estado marcada por una deliberada poltica de desin-dianizacin de las sociedades, ya sea por medio del genocidio o mltiples variantes delindigenismo estatal cuyo objetivo era reeducar a los indios para una transculturalizacinpausada hacia los moldes mestizo castellano-hablantes estatalmente legitimados.

    Los movimientos indgenas modernos desde dcadas atrs han buscado promover, enalgunos casos, reformas estatales para incorporar distintos reconocimientos y derechosculturales de sus pueblos y, en otros, donde los indgenas son mayora social, han des-plegado luchas con objetivos ms radicales como la constitucin de gobiernos indge-nas. En este debate, las reivindicaciones poltico-territoriales bajo la forma de autonom-as indgenas promovida por el zapatismo, se presentan como una opcin intermediaentre el reformismo y el radicalismo indianista, cuya virtud reside en promover cam-bios en el orden de los derechos poltico-culturales de las sociedades pero sobre la basedel ejercicio prctico de esos derechos y al despliegue autnomo de las lgicas organi-zativas comunitarias indgenas no subsumidas al orden estatal.

    Pero donde quiz es ms posible apreciar el aporte del zapatismo a los movimientossociales indgenas en particular y a los movimientos sociales en general es en su capa-cidad de irradiacin, de dilogo y renovacin de los canales de articulacin horizontal conotros sectores sociales no indgenas y subalternos de la sociedad.

    Alianzas. Los indios como espejo de la subalternidad

    La condicin contempornea tanto de la exclusin como de la explotacin del mundoindgena a manos de las polticas etnocidas de los estados nacionales latinoamericanospermite ubicar a los indios no slo como una excepcionalidad de algunas zonas deprimi-das del continente, sino ante todo como la realidad y la metfora viva de la subalternidaden general, cualquiera sea sta, obrera, emigrante, campesina, desocupada, artesanal, etc.Ellos son parte de la energa social expropiada con la que se ha construido el capital y lavigencia de lo que an se resiste a ser capital y, por tanto, son tambin un espejo dondetodas y todos que se resisten a ser capital pueden verse. El zapatismo ha tenido precisa-mente la capacidad de habilitar unos repertorios simblicos y discursivos desde la india-nitud armada que ha permitido a los no indios de Mxico y el mundo que resisten a mirar-se a s mismos, en sus fuerzas y debilidades, a travs del rostro y la historia de los indios.

    El lenguaje de la dignidad tan fuerte en el discurso zapatista, ms que una apelacinmoral de rebelda es una politizacin universalizada de la resistencia india que permitea los mltiples sujetos subalternos reconocerse en la lucha indgena, sin por ello perder

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  • su personalidad, su auto-noma y sus diferenciasradicales. Esto ha inaugura-do un tipo de articulacinsocial de la resistencia nohegemonista, pues no sepostula a ninguna nuevavanguardia social en tornoa la cual todas otras colecti-vidades deberan subordi-nar sus luchas. Lo que hahecho el zapatismo es visi-bilizar a un sujeto social, losindios, que desde all delsubsuelo de la historia y la modernidad es capaz de ofrecer sus experiencias y sus luchascomo un asidero ms de las luchas y las esperanzas de aquellos que se oponen a laimperializacin del mercado y la cultura.

    Con ello, a su modo, el zapatismo ha invitado a reinventar los modos de vinculacin ycolaboracin descentralizada de los movimientos sociales, de la clases desposedas y delos activistas, rompiendo el tradicional aislamiento rural de los movimientos indgenas delcontinente y ayudando a construir un tipo de sociedad civil que, por encima de losestados, es capaz de comunicar y comprometerse con luchas sociales en distintas par-tes del planeta.

    Esta nueva forma de irradiacin social zapatista capaz de interconectar por perodos y demanera puntual a los otros segmentos sociales urbano-rurales no indgenas ha tenido enla palabra a un medio privilegiado de promocin. Pero no se trata de cualquier palabra,ni mucho menos de la clsica arenga izquierdista de clasificacin, valoracin y mando.En el zapatismo, la metfora y la narrativa de la subjetivad productiva han dado naci-miento a un modo de comunicacin que ms que apelar a la fuerza de la fe transfor-madora, ha recurrido a la razn de la esperanza histrica como convocatoria a la acciny el compromiso. As, el zapatismo ha logrado sustituir los justificativos de la lucha, ante-riormente anclados en un destino ineluctable de las leyes de la historia, por las razo-nes poetizadas y politizadas de la creatividad cotidiana de los excluidos.

    Esta fuerza innovadora del discurso susceptible de tender puentes dialogantes inter-clasis-tas en Mxico e inter-nacionales con movimientos sociales del mundo, ha contribuido nota-blemente a erosionar el predominio autoritario de la vulgata liberal planetaria; sin embar-go, ello no debe hacernos olvidar la propia especificidad histrica del zapatismo que haayudado a consolidar esta influencia. Se trata de un discurso y de una accin colectiva de

    Andrs Thoms Conteris

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  • lo que se podra calificar, en el contexto de las ideas contestatarias al orden liberal vigentesen mbitos acadmicos, sindicales y de solidaridad externa, de una minora virtuosa porsu ubicacin y proyeccin social. El zapatismo ha surgido al interior de una minora cultu-ral histricamente excluida (los indios) capaz de evocar la solidaridad inmediata; lo sufi-cientemente radical como para polarizar posiciones (insurgencia armada) frente al ordeninstitucional dominante, pero dispuesta a cambiar los mtodos de lucha (iniciativas depaz); cercana a las estructuras de poder planetarios (EE.UU.), pero sin riesgo de desesta-bilizar radicalmente las estructuras de poder internas y externas. Esta extraordinaria ubica-cin entre la insurgencia radical y la limitacin estructural de la presencia indgena mexica-na ha permitido al zapatismo un conjunto de lazos, simpatas sociales y apoyos internoscomo externos que, bajo otras circunstancias hubieran sido ms difciles de logr a r. Estotambin posiblemente ayude a explicar algunas de las reflexiones que el zapatismo, y algu-nos intelectuales cercanos a ellos, han promovido en torno al tema del poder.

    La potencia e impotencia del poder

    Cmo escapar a lo que parecera ser un fatalismo de las luchas revolucionarias con-temporneas de enfrentarse a las estructuras de dominacin poltica para, una vez des-plazadas las antiguas elites del poder, reconstruir nuevas relaciones de dominacin a lacabeza de las antiguas vanguardias insurgentes? Este es quiz el sndrome de la gene-racin de fin de siglo que vio como es que, independientemente de la va, armada oelectoral, los partidos contestatarios y las guerrillas con base popular que se enfrentabana los esquemas de poder prevalecientes, una vez en funciones de gobierno reconstitu-an, en aras de la defensa de la revolucin, la oligarquizacin de las decisiones polticasmediante el reforzamiento de la vieja maquinaria estatal que usurpaba la toma de deci-siones a manos de la sociedad por la voluntad del partido, de los comandantes o losdirigentes que venan as a cambiar simplemente los rostros de las burocracias estata-les reconstituidas en y por la revolucin.

    La consigna de la toma del poder ha sido el enunciado que ha resumido esta parado-ja histrica: por un lado, la necesidad de los movimientos revolucionarios de apuntar susenergas de confrontacin y resistencia hacia los mecanismos de dominacin polticacentralizada (el Estado), a fin de arrebatar a las fuerzas conservadoras el control de losaparatos que monopolizan la direccionalidad de las relaciones sociales de dominacinque atraviesan toda la sociedad, ms all y ms ac del propio Estado, pero a su vez, elriesgo de que ese aparato estatal conquistado por los revolucionarios, los atrape en unalgica de la dominacin que los llevara a que ellos hagan exactamente todo lo que ante-riormente haban combatido de la antigua elite gubernamental desplazada. Claro, cmodesmontar una estructura de dominacin poltica por medio de la misma estructura?

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  • Este fue ya un tema inicialmente estudiado por Marx en su teora de la subsuncin deltrabajo bajo el capital, al mostrar cmo era que las tcnicas productivas, al momento dela subsuncin real, quedaban amalgamadas a una intencionalidad social capitalista quese adhera y formaba la propia materialidad de las cosas. Con mucha ms razn en elEstado cuya materialidad es especficamente social.

    Posteriormente al evaluar el significado de la comuna de Paris como forma poltica des-cubierta de la emancipacin social, vio que la comuna era una revolucin contra elEstado que permiti el proceso de produccin de una nueva mquina gubernamen-tal capaz de restituir a la sociedad las funciones expropiadas por el Estado parasitario.En Marx, el poder Estado se presenta como una dualidad entre un componente maqui-nal de funciones, jerarquas, conocimientos, normas y un componente relacional demonopolios, tolerancias, actitudes y comportamientos que consagran la apropiacin dedecisiones poltico-administrativas por unos profesionales del poder que dan lugar alEstado. La emancipacin por tanto, es tambin un problema relacional y maquinal queal manifestarse no disuelve las relaciones de poder sino que las diluye y reduce a rela-ciones de gobierno en las que la sociedad comienza a darse sus propios fines. De ahtambin la importancia que Gramsci le asign a la construccin social de la hegemona,de la reforma moral e intelectual como modos relacionales de un tipo de energa polti-ca capaz de permitir la sustitucin de la vieja mquina estatal por una que, a decir deEngels, no es ya un Estado en sentido estricto.

    Sin embargo, las nuevas revoluciones sociales lanzadas a la toma del poder a la largadarn mas Estados que comunas y ms tomas de las antiguas mquinas estatales quenuevas mquinas de gobierno capaz de restituir en la sociedad las funciones guberna-mentales privatizadas por una casta de funcionarios profesionalizados. El zapatismo tomanota de este entrampamiento de la historia de las luchas revolucionarias del ltimo sigloy postular de manera tanto prctica como terica, la necesidad de transformar elmundo sin aspirar a tomar el poder, como un modo de superar la desdicha de van-guardias conversas en burcratas de un nuevo estado de dominacin.

    Independientemente de las posibilidades de superar este fatalismo histrico medianteesta va, el zapatismo ha puesto en tela de discusin crtico-prctica el tema de losmodos de realizacin de la emancipacin social que, tal como fueron desplegadosdurante el siglo XX, han mostrado limitaciones y fracasos. En el fondo, con un nuevo len-guaje y las experiencias fallidas de 130 aos, los zapatistas vuelven a plantear el proble-ma central de toda revolucin: el poder. Es posible cambiar el orden relacional y maqui-nal de la dominacin estatal apoyndose en esa misma estructura estatal? O, si se pre-fiere, en el viejo lenguaje de Marx, cules son las condiciones de posibilidad de des-truccin del poder del Estado?

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  • El cambiar el mundo sintomar el poder propuestopor el zapatismo, abre unava crtico-prctica de invo-lucramiento con esta tem-tica central de cualquierintento de emancipacinsocial. El que este nudohistrico de las luchassociales haya podido serplanteado de manera tanaguda por el zapatismo, hadependido de varias cir-cunstancias especficas. Laprimera, que la insurgenciazapatista tanto en el plano

    discursivo, como en el organizativo y militar ha estado sustentada en una maquinalidadsocial, la indgena, histrica y materialmente diferenciada de las redes estatales. La lgi-ca organizativa que ha sostenido logstica y polticamente la sublevacin tiene unascaractersticas comunitaristas que permiten visualizar un rgimen de toma de decisionesy de gestin de lo social no estatal. En ese sentido, el cambiar el mundo que invocanlos zapatistas tiene una materialidad social comunitaria estrictamente no estatal que lahace verificable en el mbito zonal y regional. En qu medida esto podra irradiarsenacionalmente a otros sectores sociales cuyas condiciones de vida estn subsumidastcnicamente en la lgica industrial y estatal, es algo que todava est por verse.

    De igual manera el hecho de que la fuerza indgena del zapatismo socialmente sea rela-tivamente minoritaria en la sociedad mexicana, hoy por hoy convertida junto con Brasilen las ciudadelas obreras del continente, imposibilita un triunfo estrictamente indgena.En tal sentido, la renuncia a la toma del poder, mas no a cambiar el mundo, tiene quever entre muchas otras cosas, con los hechos prcticos de la propia cualidad de losrepertorios indgenas de la sublevacin, pero tambin con la propia limitacin histricade una rebelin india en medio de una sociedad mayoritariamente mestiza. Con todo,como no haba sucedido en las ltimas dcadas, el zapatismo ha permitido plantear conuna actualidad sorprendente las condiciones de posibilidad y necesidad de ir mas alldel legado revolucionario del siglo XX en cuanto a hallar las maneras y vas de accincolectiva capaces de viabilizar la reapropiacin por parte de la sociedad laboriosa detodas aquellas funciones pblicas expropiadas por el Estado. En esto, el zapatismo esuna de las experiencias contemporneas ms lcidas para trabajar esa esperanza.

    Andrs Thoms Conteris

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