Cuentos Chinos

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El cuento chino antología Li Fu-yen, Chen Ki-tsi y otros Estudio preliminar y selección: Bernardo Kordon BIBLIOTECA BÁSICA UNIVERSAL CENTRO EDITOR DE AMERICA LATINA

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Antología del cuento chino

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  • El cuento chinoantologa

    Li Fu-yen, Chen Ki-tsiy otros

    Estudio preliminar y seleccin:Bernardo Kordon

    BIBLIOTECA BSICA UNIVERSAL

    CENTRO EDITOR DE AMERICA LATINA

  • 2Traduccin del francs de Bernardo Kordon.

    1981 Centro Editor de Amrica Latina S. A. - Junn 981, BuenosAires.

    Hecho el depsito de ley. Libro de edicin argentina. Impreso enoctubre de 1981. Pliegos interiores: compuesto en Grfica Integral, Av.Pueyrredn 538, 4to. piso, Buenos Aires; Impreso en Talleres GrficosFA.VA.RO. SAIC y F, Independencia 3277/79, Buenos Aires.Distribuidores en la Repblica Argentina: Capital: Mateo Cancellaro eHijo, Echeverra 2469, 5to. C, Buenos Aires. Interior: Ryela SAICIF yA, Belgrano 624, 6to. piso, Buenos Aires.

  • 3ESTUDIO PRELIMINAR

    Durante mi primer viaje a China, en el ao 1957, alcanc a conocer los viejosmercados populares de Pekn, donde los artesanos, tan modestos en suindumentaria como refinados en sus producciones, trabajaban al aire libre junto ajuglares de todo tipo, que tambin venan del fondo de la antiqusima civilizacinchina: una marcha ininterrumpida que, segn las ltimas investigaciones, se inicihace unos quinientos mil aos en esa misma regin, entonces sumamenteboscosa y transitada por rinocerontes y elefantes, cuyos huesos y colmillosconstituyeron materia prima del naciente hombre chino (aquel que se conocejustamente como el "hombre de Pekn").

    Con lentos y maravillados pasos recorra yo esas ferias populares: un da quedextasiado ante un equilibrista cuya inusual calva denunciaba su avanzadaancianidad que haca dar vueltas sobre su cabeza, un enorme jarrn de por-celana para recibirlo en difcil equilibrio sobre su frente. Recuerdo que el viejoequilibrista tena un promontorio sebceo en la frente, donde reciba el jarrndespus de cada voltereta en el aire, seal de que todo su organismo ya estabaacondicionado por y para ese ejercicio, que seguramente haba practicado desdesu ms temprana infancia. Me sorprendi los pocos espectadores que seguan susdifciles pruebas con el jarrn, mientras cerca el publico se agolpaba fascinadoalrededor de una muchacha cuyo arte consista en relatar cuentos. La muchacha,de evidente extraccin campesina, completaba los efectos de la voz y los gestoscon una variada serie de instrumentos musicales que tena el alcance de lasmanos: timbales, gongs, campanillas, castauelas y el tpico violn chino, que lanarradora usaba alternativamente para enriquecer con sonidos un idioma de por smusical como ningn otro. Cada instrumento serva para subrayar el nfasis y lasugestin del relato: el violn acompaaba la letana de un alma dolorida mientrasel repique de una castauela de timbre acutico surga para sealar el suspensodel relato.

    As, en una feria de Pekn, tuve la plena vivencia del relato oral y susconvenciones musicales: punto de partida muchas veces milenario del cuento y elteatro de China.

    Cuentos primitivos

    La tradicin oral se desarroll en la historia ms remota, con las distintasvariantes propias de la extensin continental del territorio chino. De tal modo, en elcentro de China pude presenciar otra extraa "forma" del cuento oral. El relatorblanda dos trozos de madera que golpeaba entre s o sobre una mesa, comoacompaante rtmico de las palabras y los gestos, reforzando las pausas yenfatizando sus partes culminantes. Uno de sus cuentos trataba del asedio y lalucha de un cazador y un tigre: los golpes de los maderos diferenciaban los pasosy movimientos del hombre y del tigre.

    Este primitivo cuento oral, que debi recrearse en cada interpretacin, nosolamente se fue enriqueciendo con el acompaamiento musical, sino que tambindebe considerarse la particularidad de su posterior traslado a una escrituraideogrfica, donde la simultnea expresin literaria y plstica de la escritura china

  • 4configura su peculiar ambigedad y una carga de significaciones que no tieneparangn con ningn otro idioma del mundo. Condiciones que crean una literaturaque se caracteriza por una prodigiosa economa de palabras, que hacen delcuento y la poesa las formas nacionales chinas por excelencia, ya que desdesiempre cuentos y poemas se elaboran preferentemente restando palabras ysintetizando situaciones, en vez de acumularlas como sucede en la novela.

    Por ello esta seleccin se inicia con las fbulas y aforismos de la tradicin oral:textos breves cuyos orgenes se pierden en los albores de la historia, pero que deningn modo constituyen piezas de museo, sino vivencias de hombres y mujeresdel pas ms poblado del mundo, al punto que un erudito poeta clsico, como loera el presidente Mao Tse-tung, los ha empleado constantemente en su significa-cin de sabidura popular. El ms destacado ejemplo es el cuento tradicional "Elviejo tonto que traslad la montaa", un texto de ms de 2.500 aos yseguramente el ms conocido actualmente en China: el visitante seguramente seha de asombrar cuando escuche la expresin de "el espritu del viejo tonto", dichocomo un gran elogio a la perseverancia humana; por cierto nos hallamos ante unaparbola donde campea el taosmo, esa humildad campesina que paradjicamenteconstituye la raz del irreductible orgullo nacional del pueblo chino.

    Cuentos con fantasmas

    Segn la tradicin china, el universo era un huevo enorme que un buen da separti en dos: arriba qued el cielo y abajo la tierra, y en el centro apareci elhombre original, que creci da a da durante ocho mil aos, hasta que su cabezase parti a su vez para formar el sol y la luna, mientras la sangre del gigante setransformaba en los enormes ros de China.

    Esta visin primitiva de un mundo simtrico y de un hombre que nace y crece enarmona e identificacin con la naturaleza ha marcado el pensamiento de China ysu literatura. Consecuencia de ello es la creencia de que el hombre es superior acualquier divinidad, lo que explica la ausencia del misticismo y de fanatismoreligioso en toda la historia china, junto al desarrollo de una literatura donde loshombres triunfan sobre cualquier fuerza sobrenatural.

    En esta literatura, los fantasmas no son de temer para los hombres de carne yhueso. Lo explica Wang Tche-fu, personaje de un relato de la dinasta King, hacede esto un milenio: "No se dejen dominar por fenmenos sobrenaturales. Nosotrossomos seres formados en la verdadera imagen del cielo y de la tierra, criaturasemanadas de elementos positivos y negativos.

    Somos la pura encarnacin de la realidad.Qu podemos temer entonces de esas apariciones que son menos que

    efmeras?"De acuerdo con estos cuentos chinos, los fantasmas existen vaya si existen!,

    pero ocurre que son seres pusilnimes: un solo guerrero valiente o un nicoletrado virtuoso pueden poner en fuga a todo un ejrcito de espectros.

    En la presente antologa hemos recogido cinco ejemplos de esos relatos queabundan a lo largo de muchos siglos de literatura.

  • 5Cuentos de la dinasta Tang

    La dinasta Tang (618-907) seala la edad de oro de la poesa, el cuento y lapintura, coincidiendo su esplendor con el apogeo de la vieja civilizacin china.Corresponde a esa poca la culminacin del desarrollo y la centralizacin delImperio, con fronteras que se extendieron desde Corea hasta Vietnam, con unacapital Changan, hoy Sian- que fuera la ciudad ms populosa del mundo deentonces: sus calles rectilneas eran transitadas por caravanas de rabes querecorran el Camino de la Seda, junto con cristianos nestorianos, mientras losprimeros monjes, llegados de la India, enseaban el budismo a peregrinos deJapn.

    Una sociedad tolerante y refinada cre variadsimas formas literarias y plsticas,que tendan a fundirse en una misma expresin artstica, al punto que surgierongrandes poetas que tambin fueron grandes pintores. Uno de los mayores geniosde la dinasta Tang, el poeta Wang Wei (701-761) fue adems msico famoso. Sumayor elogio lo formul el crtico Dong-po con slo cuatro caracteres: "Su poesaes pintura, su pintura poesa".

    Es durante la dinasta Tang cuando aparece el cuento como gnero literario, conel rigor conceptual y formal que en Occidente es tema contemporneo, pero queen China resulta historia bien antigua. De tal modo en la posterior dinasta Ming, elcrtico Hu Yin-lin (1551-1602) estableca sus caractersticas genricas y suevolucin: "El perodo de las Seis Dinastas es rico en cuentos de fantasmas. Lamayora de ellos no fueron inventados deliberadamente, sino que se basaban ensimples relatos deformados por la tradicin oral. Es solamente durante la dinastaTang cuando comenzaron a escribirse verdaderos cuentos creados por laimaginacin de los escritores".

    Los diez relatos de la dinasta Tang que figuran en esta antologa son muestrasde los extraordinarios valores literarios que se produjeron en la dinasta Tang,consecuencia de la aparicin de una sociedad urbana, que en muchos cuentosvemos transitar por las populares calles de Changan.

    Gnero artstico por excelencia, el cuento expresa un momento con laobjetividad de la novela y la intensidad del poema. Estos diez cuentos de ladinasta Tang son como peces refulgentes, a veces fabulosos o bien realistas,recogidos del fondo ocenico de la literatura china, que nos pruebanfehacientemente la universalidad del arte y la universalidad del hombre.

    Un cuento vuelto a contar

    "El vuelo a la luna" integra el volumen Antiguos relatos vueltos a contar terceracoleccin de cuentos de Lu Sin (1881-1936), precursor y artfice del gran cambiocultural de China. Los aos transcurridos entre la Guerra del Opio de 1840 y elMovimiento del 4 de Mayo de 1919 forman el sexto y ltimo perodo en la historiade la literatura clsica china (la Revolucin de los Taiping, las Reformas de 1898,el levantamiento antimperialista de los Boxers y la Revolucin de 1911 constituyenlos principales acontecimientos poltico-sociales que sirven de trasfondo alperodo). Lu Sin es la llave maestra que abre el camino a la moderna literatura desu pas (cf. al respecto el volumen 112 de esta Biblioteca Bsica Universal: Laverdadera historia de A. Q. y otros relatos de Lu Sin).

    En las tres grandes ciudades donde el escritor actu existen museos a sumemoria: Shanghai, Cantn y Pekn. El de la primera es el ms importante, quiz

  • 6porque all escribi la mayor parte de su obra. En ese museo se conservan laspertenencias del escritor: desde su silabario y el pupitre escolar hasta la obraDespus de morir, de Gogol, que traduca cuando le sorprendi la muerte, abiertoel libro y marcada con una raya roja la ltima frase que alcanz a traducir. Estosimboliza la singular universalidad de Lu Sin: erudito e investigador de la antiguacultura china, fue tambin un gran conocedor y divulgador de la literatura occi-dental en su pas.

    Cuando Bernard Shaw visit China quiso conocer a Lu Sin, cuyas obras yahaban sido traducidas en Europa, y lo invit a visitarlo en su hotel de Shanghai: alescritor vestido con su gastada tnica de profesor no lo dejaron entrar en el lujosohotel, dada su doble condicin de chino y de pobre. Tuvo que bajar Bernard Shawpara que Lu Sin pudiera subir a su departamento.

    En esa terrible dcada del 20 fue cuando Lu Sin escribi en Shanghai sus ochoAntiguos relatos vueltos a contar, a los que pertenece "El vuelo a la luna". Elpersonaje principal de este relato es Yi, tambin un hroe tradicional, arquerolegendario que cazaba enormes tigres mientras se alimentaba con patas de oso, yque en el relato pasa hambre y debe alimentarse con cuervos. Tanto saquearon aese pueblo que caus la admiracin de Marco Polo y de Mateo Ricci losimperios europeos que lo convirtieron en territorio de hambrunas y desoladamuerte.

    La antologa

    Los materiales de este libro son deudores de algunos de mis trabajos anterioresdedicados a este pueblo que mucho admiro, en particular: Cuentos de la dinastaTang (Buenos Aires, Capricornio, 1965), As escriben los chinos. Desde la tradicinoral hasta nuestros das (Buenos Aires, Orion, 1976) y "Diez mil aos de escriturachina", extenso artculo publicado en la revista mexicana Circulo Abierto, en no-viembre de 1978.

    En esta ocasin, deliberadamente he prescindido de toda referencia erudita,tanto para no fatigar al lector con acotaciones infinitas e intiles casi siempre,dado lo alejado de nuestros respectivos contextos histricos como para dejarlolibrado al puro goce esttico, al ritmo pleno del relato. Tambin y correlativamente,he buscado recortar la zona ms antigua de la narrativa china, pero destacando suvertiente popular y bullente, antes que la ms clsica y dogmtica.

    Bernardo Kordon

  • 7I

    CUENTOS PRIMITIVOS

  • 8PALILLOS DE MARFILCuando Chu, ltimo rey de la dinasta Chang, orden que de un marfil de

    inmenso valor se le fabricaran palillos para comer, su to y consejero, el prncipeKi, se mostr sumamente triste y preocupado. Los palillos de marfil no puedenusarse con tazones y platos de barro cocido: exigen vasos tallados en cuernos derinoceronte y platos de jade, donde en vez de cereales y legumbres deben servirsemanjares exquisitos, como ser colas de elefante y fetos de tigre. Llegado a esto,difcilmente el rey estara dispuesto a vestir telas burdas y vivir bajo un techo depaja: encargara sedas y mansiones lujosas.

    Me inquieta adonde conducir todo eso dijo el prncipe Ki.Efectivamente, cinco aos despus el rey Chu de la dinasta Chang asolaba el

    reino para colmar sus despensas con todas las exquisiteces, torturaba a sussbditos con hierros cadentes, y se embriagaba en un lago de vino. Y de este mo-do perdi su reino.

    YA NO TENGO CASCARAS PARA MIS CERDOSLa montaa Jef queda a poca distancia de nuestra aldea. All, cerca de un

    pequeo lago, existe un templo conocido como el de la madre Wang. Nadie sabeen qu poca vivi la madre Wang, pero los viejos cuentan que era una mujer quefabricaba y venda aguardiente. Un monje taosta tena la costumbre de ir a bebera crdito en su casa. La tabernera no pareca prestarle mayor atencin a esademora en el pago: el monje se presentaba y ella lo serva de inmediato.

    Un da el taosta dijo a la madre Wang:He bebido vuestro aguardiente, y como no tengo con qu pagroslo, voy a

    cavar un pozo.Cuando termin el pozo se dieron cuenta de que contena un buen aguardiente.Es para pagar mi deuda dijo el monje, y se fue.Desde aquel da la mujer no tuvo necesidad de hacer aguardiente. Serva a sus

    clientes el licor que sacaba del pozo, mucho mejor que el que anteriormentefabricaba con cereal fermentado. Su clientela aument enormemente. En tres aoshizo una gran fortuna de decenas de miles de onzas de plata.

    De improviso un da volvi el monje. La mujer le agradeci efusivamente.Es bueno el aguardiente? le pregunt el monje.S, el aguardiente es bueno admiti. Lstima que como no fabrico el

    aguardiente, ya no tengo cascaras de cereal para alimentar a mis cerdos!Rindose, el taosta tom el pincel y escribi en el muro de la casa:

    La profundidad del cielo no es nada,el corazn humano es infinitamente ms hondo.El agua del pozo se vende por aguardiente,pero la mujer se lamenta de no tener cascaras para

    sus cerdos.

    Terminado su cuarteto, el monje se fue, y del pozo slo sali agua.

  • 9PARA QUE ADULAR?Un hombre rico y un hombre pobre conversaban:Si yo te diera el veinte por ciento de todo el oro que poseo, me adularas?

    pregunt el rico.El reparto sera demasiado desigual para que t merecieras mis cumplidos

    contest el pobre.Y si yo te diera la mitad de mi fortuna?Entonces seramos iguales, con qu fin adularte?Y si yo te lo diera todo?7En ese caso, no veo qu necesidad tendra de adularte!

    LLORANDO LA MUERTE DE UNA MADRELa madre de un hombre que viva al este de la ciudad muri y l llor su muerte,

    pero su llanto no sonaba suficientemente triste.Al ver esto, el hijo de una mujer que viva al oeste de la ciudad dijo a su madre:Por qu no os mors pronto? Os prometo lloraros con gran desconsuelo.Ser difcil que un hombre que desea la muerte de su madre pueda llorarla

    amargamente.

    EL ZORRO QUE APROVECHO EL PODERDEL TIGRE

    Un tigre apres a un zorro.A m no me puedes comer dijo el zorro. El Emperador del Cielo me design

    rey de todos los animales. Si me comes, el Emperador te castigar pordesobedecer sus rdenes. Y si no me crees, ven conmigo. Vers cmo todos losanimales huyen apenas me ven y nadie se acerca.

    El tigre accedi a acompaarlo y apenas los otros animales los vean llegar,escapaban. El tigre crey que teman al zorro y no se daba cuenta que escapabanpor l.

    EL VENDEDOR DE LANZAS Y ESCUDOSEn el Reino de Chu viva un hombre que venda lanzas y escudos.Mis escudos son tan slidos se jactaba que nada puede traspasarlos. Mis

    lanzas son tan agudas que nada hay que no puedan penetrar.Qu pasa si una de vuestras lanzas choca con uno de vuestros escudos?

    pregunt alguien. El vendedor no supo que contestar.

    EL MURO DESMORONADOHaba una vez un hombre rico en el Reino de Sung. Despus de un aguacero el

    muro de su casa empez a desmoronarse.Si no reparis ese muro le dijo su hijo por ah puede entrar un ladrn.Un viejo vecino le hizo la misma advertencia.

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    Aquella misma noche le robaron una gran suma de dinero al hombre rico, quienelogi la inteligencia de su hijo, pero desconfi de su viejo vecino.

    LA SOSPECHAUn hombre perdi su hacha y sospech del hijo de su vecino. Observ la

    manera de caminar del muchacho: exactamente como un ladrn. Observ laexpresin del joven: como la de un ladrn. Observ tambin su forma de hablar:igual a la de un ladrn. En fin, todos sus gestos y acciones lo denunciabanculpable del hurto.

    Pero ms tarde encontr su hacha en un valle. Y despus, cuando volvi a ver alhijo de su vecino, todos los gestos y acciones del muchacho parecan muydiferentes de los de un ladrn.

    COMO SE PESCAN CALAMARESEl calamar tiene ocho brazos que puede replegar sobre su cabeza: de tal modo

    se esconde de cualquier enemigo. Para protegerse mejor suelta adems un lquidomuy negro, la famosa tinta que le sirve para ocultarse al menor peligro.

    Cuando los pescadores ven que el agua se pone negra echan la red y aspescan fcilmente a los calamares.

    LOS BARCOS VIEJOSCuando Yu Li-si abandon la capital para regresar a su pueblo natal, el primer

    ministro puso un funcionario a su disposicin para que lo acompaara y le dijo:Elegid para vuestro viaje el barco del gobierno que ms os agrade.El da de la partida, Yu Li-si fue el primero en llegar al embarcadero. Haba all

    varios miles de embarcaciones amarradas a lo largo de la ribera. Todo esfuerzopara reconocer los barcos del gobierno le result intil. Cuando lleg el funcionarioque deba acompaarlo, le pregunt:

    Aqu hay tantos barcos! Cmo distinguir los del gobierno?Nada ms fcil contest el funcionario. Aquellos que tienen el toldo

    agujereado, los remos quebrados, y las velas rasgadas, son todos barcos delgobierno.

    Yu Li-si levant sus ojos al cielo y suspirando se dijo a s mismo: "No es deextraar que el pueblo sea tan miserable. El emperador seguramente tambin loconsidera como propiedad del gobierno!"

    EL ASNO DE KUICHUNunca se haba visto un asno en Kuich, hasta el da en que un excntrico,

    vido de novedades, se hizo llevar uno por barco. Pero como no supo en quutilizarlo, lo solt en las montaas.

    Un tigre, al ver a tan extraa criatura, lo tom por una divinidad. Lo observescondido en el bosque, hasta que se aventur a abandonar la selva, manteniendosiempre una prudente distancia.

  • 11

    Un da el asno rebuzn largamente y el tigre ech a correr con miedo. Pero sevolvi y pens que, pese a todo, esa divinidad no deba de ser tan terrible. Yaacostumbrado al rebuzno del asno, se le fue acercando, pero sin arriesgarse msde la cuenta.

    Cuando ya le tom confianza, comenz a tomarse algunas libertades, rozndolo,dndole algn empujn, molestndolo a cada momento, hasta que el asno, furioso,le propin una patada. "As que es esto lo que sabe hacer", se dijo el tigre. Ysaltando sobre el asno lo destroz y devor. Pobre asno! Pareca poderoso por sutamao, y temible por sus rebuznos. Si no hubiese mostrado todo su talento con lacoz, el tigre feroz nunca se hubiera atrevido a atacarlo. Pero con su patada el asnofirm su sentencia de muerte.

    EL VIEJO TONTO QUE TRASLADOLA MONTAA

    Las montaas Taijang y Wuang forman un macizo de unos dos mil metros dealtura.

    En su vertiente norte viva un campesino de casi 90 aos, conocido con el apodode Viejo Tonto.

    Su casa se encontraba frente a la montaa, y cuando sala a otro lugar se veaobligado a dar grandes vueltas que le causaban muchas molestias.

    Un da reuni a toda su familia y dijo:Estas montaas nos cortan el camino y dificultan nuestras idas y venidas.

    Entonces todos juntos trataremos de sacarlas del medio. De este modo haremosun camino bien derecho y no tendremos que dar tantas vueltas para ir a la ciudad.

    Todos aprobaron. Solamente su vieja mujer expres dudas:Me gustara saber cmo vas a arreglrtelas. Creo que si ya te faltan las fuerzas

    para aplanar un simple montculo de tierra, te resultar imposible terminar conestas altas montaas. Tambin pregunto: Dnde metern tantas piedras?

    Le respondieron:Las echaremos al mar.Al da siguiente el Viejo Tonto con sus hijos y nietos partieron con balancines y

    canastos y comenzaron a trabajar duro, cavando la tierra y llevando las piedrashasta el mar.

    Una viuda de la vecindad tena un hijo de siete a ocho aos y tambin l fue dela partida.

    A orillas del Ro Amarillo viva un anciano con fama de inteligente, a quienllamaban Viejo Sabio, y que se rea de los esfuerzos del Viejo Tonto.

    Un da le dijo:No hay derecho de ser tan tonto! Viejo como eres, apenas tienes fuerzas para

    arrancar las hierbas del suelo. Cmo se te ocurre entonces remover tanta tierra ypiedras con la pretensin de echar abajo las montaas?

    El Viejo Tonto detuvo su trabajo, lanz un profundo suspiro y respondi:Realmente eres un simple de espritu! Tu cabeza vale menos que la del hijo de

    mi vecina, que siendo un nio comprende nuestro trabajo y nos ayuda. Es ciertoque ya soy viejo y no me quedan muchos aos de vida, pero despus de mimuerte quedar mi hijo, a quien suceder mi nieto, quien a su vez tendr tambinun hijo y un nieto. Durante todo ese tiempo las montaas no habrn crecidosiquiera una pulgada, entonces, por qu no vamos a terminar el trabajo de

  • 12

    trasladar la montaa?El Viejo Sabio no pudo contestar nada al Viejo Tonto.

    Del Li Tse, obra de Li Yu-ku(ao 500 a. C.)

  • 13

    II

    CUENTOS CON FANTASMAS

  • 14

    DE COMO TCHEN PENG-NIEN AHUYENTOAL FANTASMA DE UNA AHORCADA

    Yuan Mei (dinasta Tsing)

    El seor Tchen Peng-nien, antes de hacerse clebre mantuvo relaciones muyamistosas con su paisano Li Fu. Una noche de otoo visit a su amigo para charlara la luz de la luna. Letrado sin fortuna, Li inform a su amigo:

    En vano ped a mi mujer que nos tuviera algo de beber. Pero no me doy porvencido. Esprame un instante: ir cerca a traer vino para brindar en tu compaapor este magnfico claro de luna.

    Tchen qued solo. Abri una seleccin de poemas de su amigo y se puso aleerlos en espera de la vuelta del anfitrin. En ese instante la puerta se abri yapareci una mujer vestida de azul, con el cabello revuelto. De inmediato percibila presencia del visitante e hizo el gesto de retirarse. Tchen la tom por unapariente de su amigo, turbada por su presencia, y se dio vuelta con discrecin paradejarla pasar. Envalentonada de pronto, la mujer dio media vuelta y escondi bajoel marco de la puerta un objeto que llevaba disimuladamente en la manga.Despus, con paso precipitado se volvi hacia el departamento del fondo.

    El visitante, intrigado, inspeccion el marco y descubri una cuerdaensangrentada que desprenda un olor ftido. Comprendi entonces que aquellamujer era el fantasma de una ahorcada. Tchen tom la cuerda, la guard en lacaa de su bota y esper en su lugar.

    Poco despus la mujer desmelenada volvi para buscar la cuerda y no la pudohallar. Furiosa, se lanz con un aullido hacia el visitante:

    Devolvedme esa cosa!Qu cosa? se asombr Tchen.Sin responder, la mujer se puso rgida, redonde sus labios y lanz sobre Tchen

    un soplo que lo hel hasta los huesos e hizo vacilar la llama de la lmpara, que seazul como pronta a apagarse. Tchen, aterido, sinti castaetear sus dientes yerizarse sus cabellos. Pero sin perder la sangre fra se dijo: "Si un fantasma sabesoplar, por qu no puedo hacerlo yo tambin?" Y al instante, aspir largamente ylanz sobre el fantasma un poderoso soplo que lo traspas como si fuese purohumo. El primer soplo agujere el pecho del fantasma, el segundo atraves suvientre, y el tercero borr su cabeza patibularia. El resto se esfum como unahumareda, sin dejar el menor rastro.

    Momentos despus el anfitrin volvi con un frasco de vino y pas a la otrahabitacin. Volvi inmediatamente, turbado, lanzando gritos de horror su mujerterminaba de ahorcarse sobre el lecho.

    No te desesperes le dijo Tchen, radiante de satisfaccin, la cuerda malditaan la tengo en la bota.

    El anfitrin, informado de todo lo ocurrido, le rog socorrer a la desgraciada, querpidamente recuper el conocimiento despus de unos tragos de t de jenjibre.Apenas sintise restablecida, y apurada por muchas preguntas, explic:

    Mi marido, cada da ms hospitalario a pesar de nuestros apuros econmicos,me arranc esta noche mi ltimo peinetn para ir a cambiarlo por vino. Como elvisitante se encontraba en el saln, estaba obligada a ahogar en silencio todo midespecho. En ese momento apareci una mujer desgreada, dicindome que eranuestra vecina. Me cont que mi marido haba tomado mi joya, no para comprar

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    vino, sino para ir a jugar en un tugurio. De ms est deciros cmo estas palabrasaumentaron mi pena. Estaba sola en plena noche, sintiendo la ausencia de mimarido y confundida con la presencia de un extrao, a quien no tena el valor deenfrentar para decirle que se fuese. Esa mujer junt sus manos en forma de crculoy me dijo: "Por aqu se pasa al Paraso". Trat de introducir all la cabeza, pero esecrculo se deshizo muchas veces. La mujer, impaciente, me dijo entonces que ibaa buscar la cuerda de Buda, para que yo me convirtiese tambin en Buda. Ella novolvi nunca y fueron ustedes quienes llegaron para socorrerme.

    De Aquello que no habl Confucio

    DE COMO TING-PO ATRAPO A UN FANTASMA

    Dinasta Weiy Tsin

    Cuando an era joven, Song Ting-po, natural de Nan-yang, se encontr denoche con un fantasma en pleno campo.

    Quin sois vos? pregunt.Un fantasma, seor.Este a su vez le pregunt: Y vos?Un fantasma, como vos minti Song.Adonde vais?A Wuangch.Qu casualidad! Yo tambin.Marcharon juntos varios kilmetros.Andar as lleva mucho tiempo y se hace fatigoso. No sera mejor cargarnos

    por turno uno al otro? sugiri el fantasma.Muy buena idea aprob Song.Para comenzar, el fantasma lo carg durante un largo trecho.Os encuentro muy pesado se asombr el fantasma.Sois realmente un espectro?Soy un espectro reciente respondi Song. Por eso an soy pesado.A su vez carg al fantasma, que no pesaba absolutamente nada. Y as siguieron

    por el camino, cargando uno al otro por turno.Como soy un nuevo aparecido observ Song an no s lo que ms debemos

    temer los fantasmas.Hay una sola cosa de que debemos cuidarnos: que un hombre nos escupa.Siguiendo el camino, llegaron a un arroyo. Song invit al fantasma a que lo

    atravesara primero. As lo hizo, sin provocar el menor ruido. En cambio Songatraves la corriente con un gran alboroto de agua revuelta.

    Por qu hacis tanto ruido? pregunt el fantasma.No hace mucho tiempo que he muerto respondi Song para tranquilizar al

    fantasma. Por eso an no tengo el hbito de caminar sobre el agua. Os ruegoperdonis mi torpeza.

    Cuando se aproximaron a la ciudad de Wuangch, Song carg al fantasmasobre su espalda y lo mantuvo all fuertemente agarrado. El fantasma se puso agritar, suplicando a Song que lo dejara en el suelo. Pero sin inquietarse por esosgritos, Song apur el paso hacia la ciudad. Cuando dej al fantasma en el suelo ya

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    haba tomado la forma de un cordero. Despus de escupirlo, para evitar quetomara otra forma, Song se apresur a venderlo.

    Y se fue, enriquecido en mil quinientas monedas.En su poca, el noble Che Tsong coment el hecho en los siguientes trminos:"Song Ting-po hizo algo inmejorable: gan mil quinientas monedas vendiendo un

    fantasma".

    De Cuentos extraos

    TIEN PU-MAN

    Ki Yun (dinasta Tsing)

    Tien Pu-man, sirviente de una granja, se extravi una noche en un lugar desiertoerizado de tumbas. Tropez con una calavera, la cual silb entre dientes:

    Maldito seas! Me pisaste la cara!Rstico pero valiente, Tien Pu-man replic:Quin te manda ponerte en mi camino?Alguien me puso aqu murmur el crneo. No es mi deseo cerrarte el

    camino.Entonces por qu no maldices a quien te puso aqu? apostrof Tien, furioso.Es que el causante de mi desgracia es hombre de mucha suerte y no le presta

    ninguna atencin a los maleficios.Te atreves a decirme que soy un hombre de mala suerte? exclam Tien, a la

    vez indignado y divertido. Por otra parte, te parece bien temer al afortunado yperseguir al desgraciado?

    T tambin eres hombre de suerte dijo la calavera, lloriqueando. Por eso nome atrev a embrujarte, y me content con dirigirte algunas palabras paraintimidarte. Acaso no sabes que el mundo est acostumbrado a temer alafortunado y hostilizar al desgraciado? As proceden los hombres. Por qu teindignas si los espritus hacen lo mismo? Por favor, te agradecer toda la vida sime sacas de aqu y me colocas en un lugar seguro, donde nadie me pise lacabeza.

    Tien prosigui su camino como si nada hubiese ocurrido, y nunca ms volvi atener otros encuentros molestos.

    De Memorias de la choza Yu Wei.

    YUAN TCHE-YU

    Lieu Yi-king (dinasta del Sur y del Norte)

    Un da, cuando se diriga al excusado, Yuan Tche-yu fue protagonista de unhecho singular. A su lado surgi un fantasma gigantesco, de ms de diez pies dealtura, de tez negra y ojos inmensos, vestido con una casaca negra y cubierto porun bonete plano. Sin turbarse de modo alguno, Yuan Tche-yu conserv toda susangre fra.

  • 17

    La gente suele decir que los fantasmas son feos dijo con la mayorindiferencia, dirigiendo una sonrisa a la aparicin. Y esa gente tiene toda larazn!

    El fantasma, avergonzado de su fealdad, desapareci.

    De Cuentos de este mundo y del ms all.

    TSUEI MING-KO

    Tai-Fu (dinasta Tang)

    Tsuei Ming-ko, natural del distrito de Poling se conduca como un hombrehonesto y responsable que nada tiene que temer a espritus y divinidades.

    A la edad de diez aos falleci por enfermedad repentina, pero pudo serresucitado dieciocho aos despus. Segn aleg, su convocatoria al imperio de lamuerte slo se debi a un lamentable error. Despus de un ao de reclamos ysplicas, decidieron que poda irse.

    Efectivamente, tienes el derecho de volver al mundo de los vivos le dijo el reyde los muertos. Por desgracia tu cuerpo ya est descompuesto. Qu hacer?

    Tsuei suplic al rey que lo resucitara.Si aceptas retornar a la vida por medio de la metempsicosis le propuso el rey

    te colmar de riquezas y honores.Pero frente al justificado rechazo de Tsuei Ming-ko, cuyas protestas resultaban

    difciles de replicar, el rey se vio abocado a un problema sumamente delicado.Despus de largas consultas y apurado por los reiterados reclamos del muerto porerror, el rey no pudo hacer otra cosa que mandar buscar un filtro milagroso en elReino de Occidente. Transcurrieron muchos aos antes de que ese filtro llegara asus manos. Se lo aplicaron al esqueleto de Tsuei Ming-ko, que volvi a cubrirse decarne, con excepcin de los pies, donde los huesos siguieron a la vista.

    A continuacin de este suceso, los familiares del difunto lo vieron ms de unavez en sueos, comunicndoles su resurreccin. Como insisti en aparecer ensueos, decidieron abrir el atad, y en efecto lo encontraron resucitado. Suconvalecencia dur ms de un mes.

    En el imperio de los muertos, Tsuei tuvo oportunidad de comprobar en suexpediente que en vida deba ser nombrado prefecto diez veces. En consecuenciasolicit cargos peligrosos, despreciando y burlndose de las cosas sobrenaturales,en conocimiento de los trminos en que estaba fijado su destino.

    Nombrado prefecto de Siutchu, se traslad a la capital, instalndose en elpalacio de la prefectura, cuya sala de audiencia tena fama de embrujada. Hacatiempo que haba sido abandonada por los otros prefectos.

    Se deca que ese pabelln fue habitado en otros tiempos por Hsiang Yu. Perodesde su llegada, Tsuei orden restaurarlo y lo convirti en su sala de audiencia.Un da, una potente voz conmovi todo el edificio.

    Aqu estoy yo, el rey paladn del reino Tchu del Oeste! tron la voz, Quines ese Tsuei Ming-ko que se atreve a suplantarme en mi palacio?

    Eres todo un miserable, Hsiang Yu! opin flemtico el prefecto. Mientrasestabas vivo no fuiste capaz de contener a Liu Pang, quien conquist el imperio yse convirti en Emperador de los Han. Y ahora, muerto, vienes a disputar a Tsuei

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    Ming-ko esta habitacin ruinosa? Por otra parte, siendo rey has cado en el ro Wu.Te han cortado la cabeza, y la expusieron al mismo tiempo que tu cuerpo, pero enpuntos distantes de muchas docenas de miles de lis. Aunque ahora goces dealgunos poderes sobrenaturales, no ser yo quien te tenga miedo.

    Dijo esto y aquella voz poderosa se apag. Desde entonces el palacio fueexorcizado. Transcurrieron algunos aos y Tsuei fue nombrado prefecto deHuatch. Los vecinos que vivan cerca del templo consagrado a los espritus de lamontaa Hu sorprendieron al caer la noche un inslito movimiento en el templo.Algunos curiosos se acercaron a espiar y vieron que el patio estaba iluminado conantorchas. Varios centenares de fantasmas en formacin de parada, recibieron deun seor la orden de escoltar a la futura esposa del tercer hijo del amo, con laconsigna de no producir ningn ruido que fuese susceptible de irritar al prefectoTsuei.

    Nunca nos atreveremos a hacerlo! respondieron los fantasmas.El destacamento parti y todo volvi a sumirse en el silencio.

    De Seleccin de relatos sobrenaturales.

  • 19

    III

    CUENTOS DE LA DINASTA TANG

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    EL DERROCHADOR Y EL ALQUIMISTA

    Li Fu-yen

    Tu Tse-chuen vivi al final de la dinasta de los Tchue del Norte (557-581) y alcomienzo de la dinasta de los Suei (581-617). En su juventud, derroch sinmedida, y nunca quiso preocuparse por sus intereses. Esencialmente extrava-gante, bebedor y libertino, en poco tiempo disip toda su fortuna. Entonces sedirigi a sus familiares y conocidos, pero todos lo rechazaron por su conocidapoltronera. Un da de invierno, cubierto de harapos y con el vientre vaco,vagabundeaba por la capital sin tener nada donde clavar el diente. El crepsculo losorprendi sin saber qu hacer. Se detuvo en la puerta occidental del Mercado delEste, transido de fro y hambre. Elev la vista al cielo y comenz a lanzar suspirosde lamento.

    Se le acerc un viejo, que se apoyaba en un bastn.Por qu os lamentis?Entonces Tu le cont todo, echando pestes contra la indiferencia de sus

    familiares y amigos. Su rostro expresaba una gran clera.Cunto dinero necesitis para solucionar vuestra situacin? pregunt el

    viejo.Podra arreglarme con treinta o cincuenta mil sapecas dijo Tu.No es nada replic el viejo. Pedid otra cantidad.Cien mil.No me parece suficiente.Un milln.Es poco.Tres millones.As est mejor aprob el viejo. Del interior de su manga retir algo de dinero y

    le dijo: Aqu tenis para esta noche. Maana a medioda os espero en el Hotel delos Persas. Sed puntual.

    Al da siguiente Tu cumpli la cita con la mayor exactitud. El viejo le entreg lostres millones y parti sin decir siquiera su nombre.

    Frente a esta sbita riqueza, el gusto por el despilfarro volvi a encenderse en elcorazn de Tu, quien se crey asegurado para siempre de no caer en la miseria.

    Comenz a comprar caballos soberbios y trajes suntuosos, dedicando todo eltiempo a beber en compaa de alegres bribones, a ofrecer conciertos, a cantar ydanzar en el barrio de las cortesanas. Nunca se le cruz la idea de que debaadministrar su fortuna. Dos aos despus, su bolsa comenz a agotarse poco apoco. Carroza, caballos, trajes, todo ese lujo fue cambiado por bienes cada vezms modestos. Pas del caballo al asno, y del asno a la marcha a pie. Nuestroderrochador lo hizo tan bien que poco tiempo despus se encontr otra vez en lacalle.

    De nuevo, sin saber qu hacer, se puso a gemir delante de la puerta delmercado. Inmediatamente apareci el viejo, quien lo tom de la mano y le dijo:

    Qu pas? Otra vez reducido a la ltima miseria! Pero yo os ayudar.Cunto os hace falta?

    Tu sentase demasiado avergonzado para atreverse a responder, pero el viejo loapur tanto que muy confuso termin por aceptar el ofrecimiento de ayuda.Entonces el viejo le dijo:

  • 21

    Maana a medioda id al mismo lugar que la otra vez.All fue Tu, lleno de vergenza, y recibi diez millones. Antes de recibir esa

    suma, tom la firme resolucin de lanzarse de lleno en el mundo de los negocios ydejar atrs en riquezas a todos los Cresos del mundo. Pero una vez que tuvo eldinero en la mano, el corazn le habl de otro modo y Tu cay de nuevo en la vidade placer. Al cabo de tres, o cuatro aos a lo sumo, volvi a encontrarse mspobre que nunca. Una vez ms, encontr al viejo en el mismo lugar. Abrumado devergenza, se volvi sobre sus pasos, tapndose el rostro con las manos. El viejolo detuvo tomndolo del brazo:

    Oh! Sois desafortunado para los negocios!Esta vez le entreg la suma de treinta millones y le dijo:Si esto no os salva de vuestra mala suerte, quiere decir que sois realmente

    incurable.Tu se dijo a s mismo: "Llev una vida de libertino y malgast todas mis riquezas.

    Nadie entre mis ricos familiares me tendi alguna vez la mano; solamente esteviejo me ofreci dinero tres veces. Cmo demostrarle mi agradecimiento?"

    Entonces propuso:Con esta suma podr hacer mucho bien en el mundo. Cuidar que no le falte

    abrigo y comida a la viuda y al hurfano, y de tal modo espero ser absuelto ante lamoral.

    Esto justamente esperaba de vos respondi el viejo. Una vez arregladosvuestros negocios, venid a verme el ao prximo, el da quince de la sptima luna,a la sombra de los enebros gemelos, frente al templo taosta.

    Como la mayora de las viudas y los hurfanos de sus deudos se encontraban alsur de la regin Hu, Tu fund su obra en Yangtch. All compr cien hectreas debuenos arrozales, edific una gran casa en el poblado, y construy ms de cienasilos sobre los caminos principales, donde fueron acogidos muchas viudas yhurfanos. Gestion matrimonios para sus sobrinos y sobrinas, y reuni en elcementerio ancestral las cenizas de los miembros de su familia enterrados en otroslugares. De tal modo se mostr reconocido hacia sus benefactores, e implacablecon respecto a sus viejos enemigos. Una vez liquidados sus negocios, en el dafijado se dirigi al templo.

    Encontr al viejo cantando a la sombra de los dos enebros y juntos subieronhasta el pico Yunte de la montaa Hu. Despus de haber recorrido una quincenade kilmetros, llegaron frente a un edificio imponente, que tena algo desobrenatural. Encima planeaban nubes color arco iris y revoloteaban los fnix y lascigeas. En lo alto de la sala central haba un horno de alquimista, de ms denueve pies de altura, de donde se escapaban llamas violetas, lanzandoresplandores que atravesaban las ventanas. Nueve vrgenes de jade rodeaban elhorno, con un dragn apostado delante, y un tigre blanco detrs.

    Era la hora de la cada del sol. El viejo se quit su traje de profano y aparecicon sus atributos de sacerdote taosta, capa roja y sombrero amarillo. Le ofreci alnovicio tres pldoras de guijarros blancos y un cubilete de vino, dicindole que lostragara rpidamente. Despus lo hizo sentarse sobre una piel de tigre, extendidaen el costado oeste y frente al oriente. Y entonces le hizo esta especialrecomendacin:

    Ni una sola palabra: aunque sean dioses, demonios, vampiros, bestias feroces,horrores del infierno, familiares encadenados y torturados con mil dolores, todo esilusin. Es preciso no moverse, ni hablar. Permaneced tranquilo y firme. Recordaden cualquier circunstancia lo que termino de deciros.

  • 22

    Despus se retir. Cuando Tu mir hacia el patio, slo alcanz a ver un grancntaro lleno de agua.

    Apenas desapareci el sacerdote, surgieron millares de caballeros y carros deguerra, erizados de lanzas y banderas, que llenaban valles y montaas con unclamor que haca temblar el cielo y la tierra. Su generalsimo, de ms de diez piesde altura, estaba, igual que su cabalgadura, acorazado con una resplandecientearmadura dorada. A la cabeza de centenares de guardias con arcos tendidos yespadas desnudas, el gigante avanz por la sala, vociferando:

    Quin eres? Cmo te atreves a enfrentarme? Y los guerreros rodearon a Tu,blandiendo sus armas, apremindole a que dijera su nombre y la razn de su pre-sencia. Pero Tu no dej escapar una sola slaba. Enfurecidos por su silencio sepusieron a gruir y bramar como una tormenta:

    Qu esperamos? A sacarle los ojos y cortarle la cabeza!Como Tu no respondi nada, el jefe se enfureci hasta la locura, pero termin

    por irse.Repentinamente aparecieron tigres, dragones, perros salvajes, leones, vboras,

    por millares, rugiendo, silbando, abalanzndose sobre l, buscando aplastarlo ydevorarlo. Pero Tu permaneci imperturbable y todo eso se desvaneci.

    De repente comenz a caer una lluvia torrencial. Los rayos desgarraban lastinieblas, torbellinos de llamas se elevaban por doquier, y los relmpagos azotabanel cielo de tal modo que resultaba imposible abrir los ojos. El patio no tard enencontrarse sumergido bajo ms de diez pies de agua, y este volumen, con larapidez del relmpago y el bramido del trueno, se volc irresistiblemente como unamontaa en erupcin, como un ro que desborda, y en un abrir y cerrar de ojos sedesplom a sus pies. Pero Tu permaneci sentado, impasible, y el diluvio deinmediato desapareci.

    Despus volvi el gigante con un carcelero con cabeza de toro y otros horriblesdemonios del infierno. Pusieron un gran caldero delante de Tu, mientras lorodeaban amenazantes picas, cuchillos y tridentes.

    Si dices tu nombre te perdonamos la vida exigi el jefe. En caso contrario teatravesamos el corazn y despus te echamos en el caldero.

    Como siempre, no respondi nada.Entonces trajeron a su mujer y la echaron al pie de la escalinata. Sealndola

    con el dedo, le dijeron a Tu:Si dices tu nombres, la dejamos libre.Tampoco hubo una respuesta.Inmediatamente se pusieron a flagelar a la mujer hasta dejarla cubierta de

    sangre, a clavarle flechas, arrancndole pedazos de carne, quemndola concarbones ardientes. Sin ya poder aguantar tanto sufrimiento, la mujer le suplic,llorando y gritando:

    Aunque yo sea una mujer bien simple e indigna de vuestro amor, sin embargoos he servido ms de diez aos. Aqu estoy atrapada por los demonios ycondenada a sufrir estos suplicios insoportables. No me atrevera a pedir que porm vayis de rodillas a solicitar que sea perdonada. Pero una sola palabra quepronunciis es suficiente para que me concedan la vida. Todo ser tiene uncorazn. Ser posible que me rechacis la gracia de decir una sola palabra?

    En el patio, inundada de lgrimas, ella continu insultndolo y maldicindolo.Pero Tu no le prest la menor atencin.

    De modo que crees que no me atrevo a martirizarla? dijo el jefe. Y orden asus demonios que trajeran un cuchillo bien afilado, y la despedazaran centmetro

  • 23

    por centmetro, empezando por los pies. Su mujer comenz a lamentarse msfuerte que antes. Tu permaneci inconmovible.

    Este bandido es un brujo avezado. No hay que dejarlo salir con vida! dijo eljefe. Y orden que lo decapitaran.

    Con la cabeza separada del tronco, el alma de Tu fue conducidainmediatamente frente al Rey de los Infiernos.

    Es el brujo del pico Yunte? pregunt el Rey.Arrojadlo al infierno!Entonces le hicieron sufrir toda clase de suplicios: le vertieron bronce fundido en

    la garganta, fue golpeado con una barra de hierro, machacado en un mortero,triturado en un molino, arrojado en un foso en llamas, hervido en un caldero,obligado a trepar por una montaa de cuchillos, a atravesar un bosque deespadas. Pero, recordando siempre las palabras del sacerdote, tuvo el valor desoportar todos estos sufrimientos sin dejar escapar un solo suspiro. Cuando loscarceleros anunciaron que las pruebas de torturas haban terminado, el Rey dijo:

    Este hombre es un canalla afeminado. En vez de reencarnarlo en forma dehombre, ser mejor convertirlo en mujer e introducirlo en la familia del subprefectoWang Kin del distrito de Chanf en Songch.

    De tal modo Tu renaci en un cuerpo de mujer. En su infancia fue muyenfermiza. Siempre debi soportar los pinchazos de acupuntura y llenarse conamargas tisanas. Muchas veces se cay de la cama o sobre la estufa. A pesar detodos los sufrimientos, la nia nunca dej escapar el menor suspiro. Al crecer seconvirti en una muchacha bella y encantadora, pero jams pronunci la menorpalabra. Su familia la consider muda de nacimiento. A menudo insultada yhumillada por algunos de sus familiares, nunca replic ante cualquier ofensa.

    Lu Kuei, un joven laureado, conmovido por su belleza, la pidi en matrimonio porintermedio de un casamentero. Al principio la familia declin la oferta a causa delmutismo de la doncella.

    No hay ninguna necesidad de que hable, siempre que sea una buena esposadijo Lu. As dar una excelente leccin a aquellas que tienen la lenguademasiado larga.

    Entonces la familia acept su pedido y Lu la despos con gran pompa. Durantemuchos aos se amaron ardientemente. Tuvieron un hijo, y este nio ya tena laedad de dos aos y estaba dotado de una inteligencia extraordinaria.

    Un da, Lu tom al nio en sus brazos y habl a su mujer. Pero ella se mantuvoen silencio. El ensay todos los medios para hacerla hablar, pero como siempre noobtuvo ninguna respuesta. De repente, loco de clera, exclam:

    Hace mucho tiempo, el ministro Kia fue despreciado por su mujer, quien jamsse dign sonrer a su marido. Pero en la caza del faisn, l se revel un excelentearquero, y ella entonces se arrepinti de haberlo menospreciado. En cuanto a m,de ningn modo soy tan feo como Kia, y mi talento literario vale ms que el arte decazar faisanes. Y sin embargo desdeas responderme cuando te hablo. Para quconservar al nio, puesto que el marido es tan despreciado por su mujer?

    Y dicho esto, tom al nio por los pies, y golpe la cabeza como si se tratase deuna piedra. De un solo golpe la cabeza se estrell en pedazos y la sangre salpictoda la habitacin. Tu, con el corazn dominado por el amor maternal, olvidsbitamente su promesa y lanz un grito de horror:

    Ay!An con el grito en los labios, Tu se encontr de nuevo sentado en el mismo

    lugar, frente al sacerdote. Era antes del amanecer. Del horno del alquimista

  • 24

    surgieron llamas purpreas, que lamieron el techo y se elevaron hacia el cielo.Toda la casa fue pasto del fuego y reducida a cenizas.

    Sois un estpido! grit el sacerdote. He aqu toda mi obra destruida!Mientras deca esto tom a Tu por los cabellos y lo hundi en el cntaro lleno de

    agua. Entonces el fuego se apag.Mientras se trat de alegra, dolor, clera, terror, odio, deseo, vuestro corazn

    supo ser dueo de s mismo dijo el sacerdote. Solamente el amor fue la pruebaque resultasteis incapaz de superar. Si no hubieseis lanzado ese grito, mi elixirhabra sido un xito, y vos ya seras inmortal. Qu difcil es encontrar un hombreque pueda alcanzar la divinidad! Cierto es que puedo rehacer una vez ms mielixir, pero en lo que a vos se refiere, casteis nuevamente en el mundo terrestre.Adis y buena suerte!

    De tal modo le seal el camino de retorno.Tu quiso una vez ms subir a la plataforma de la sala central para echar una

    ltima mirada. El horno estaba demolido. Dentro se vea una barra de hierro, delgrosor de un brazo, y algunos pies de largo. El sacerdote se quit su tnica y sepuso a tallar esa barra con un cuchillo.

    De vuelta al mundo, avergonzado de haber decepcionado al viejo, Tu jur quehara todo lo posible para reparar su falta. Pero cuando retorn, sobre el picoYunte no encontr a nadie. Entonces volvi a su casa con el corazn pleno deremordimientos.

    YEN, LA ZORRA ENCANTADA

    Chen Ki-Tsi

    Haba un seor llamado Wei Yin, que era el noveno hijo de la hija del Prncipe deSiam. En su juventud le gust la vida fcil y fue aficionado a la bebida. El maridode su prima, de apellido Tcheng (cuyo nombre no se conoce), haba estudiadodesde muy joven el manejo de las armas y era tambin aficionado al vino y lasmujeres. Pobre y sin casa, Tcheng viva con la familia de su mujer. El y Wei se en-tendan muy bien y siempre se divertan juntos.

    En la sexta luna del noveno ao del perodo de Tienpiao (en 750) se paseabanun da a travs de Tchan-gan, la capital, cuando al llegar al sur del barrio de Siau-ping, con el pretexto de atender asuntos privados, Tcheng abandon a Weidicindole que se reunira ms tarde con l en un lugar prefijado. Montado en sucaballo blanco, Wie se dirigi hacia el este, mientras que Tcheng, sobre su asno,tom la direccin del sur, pasando por la Puerta Norte del barrio Chengping.

    Tcheng encontr por azar a tres muchachas en su camino. Una de ellas, quellevaba un vestido blanco, le pareci de una belleza sin par. Agradablementesorprendido, lanz primero su asno adelante, pasando a la belleza, y luego, serezag y comenz a seguirla, sin animarse a abordarla. De vez en cuando, lamuchacha de vestido blanco le echaba miradas intencionadas. Entonces, concaballerosidad, Tcheng le pregunt:

    Cmo es posible que semejante belleza vaya a pie? La muchacha lerespondi sonriente:

    Cmo puedo ir de otro modo, si los que tienen una montura no sabencederla?

  • 25

    Mi pobre borrico no es lo suficientemente bueno para servir de montura a unabelleza como vos. Sin embargo os ruego lo aceptis. Por mi parte me sentir felizde marchar detrs de vos.

    Ella y l se miraron y rieron alegremente. Las otras dos muchachas no tardaronen imitarlos y pronto el grupo se hizo amistoso. Tcheng las acompa en direccinal este, hasta el Parque Leyeu, y al llegar ya obscureca. Se detuvieron delante deuna casa magnfica, rodeada de un muro de adobe con una gran puerta. Labelleza de vestido blanco, antes de entrar, se dio vuelta y le dijo:

    Esperad un momento.Una de las sirvientas se mantuvo cerca de la puerta y le pregunt su nombre.

    Tcheng se lo dijo y de paso pregunt el nombre de la bella. Entonces se enterque se llamaba Yen y que perteneca a una familia muy numerosa. Un momentodespus le pidieron que entrara en la casa. Tcheng at su asno en el portn,dejando su sombrero en la montura. Primero vio a una mujer, de unos treinta aos,que vino a recibirlo. Era la hermana mayor de la muchacha. Haban iluminadohileras de candelas y ya estaba servida la cena.

    Terminaban de vaciar muchas copas de vino, cuando reapareci la jovenbelleza, vestida con ropa nueva, y todo el mundo continu bebiendo alegremente.Ya muy avanzada la noche, Tcheng se acost con la bella. Sus encantos, sudelicadeza, su modo de cantar, de rer y moverse, todo en ella resultaba exquisitoy como extrao a este mundo. Un poco antes del amanecer, Yen le dijo:

    Lleg la hora en que debis retiraros. Mi hermano es miembro delconservatorio de msica y sirve en la guardia real. Vuelve a casa con la aurora yes preciso que no os encuentre aqu.

    Cuando lleg al extremo de la calle, la puerta de la muralla del sector an estabacerrada. Cerca de la puerta haba una pastelera. El dueo comenz a suspenderlas linternas y avivar el fuego del horno. En espera del toque de diana de lamaana. Tcheng descans en el alero del negocio y se puso a charlar con elpatrn. Indicando el lugar donde pas la noche, Tcheng le pregunt:

    Girando a la izquierda hay un portn. A quin pertenece esa casa?Ah no hay ninguna casa: slo un terreno llano y algunas ruinas le respondi

    el patrn.Pero yo vengo de all insisti Tcheng. Por qu me decs que no hay

    ninguna casa?De repente, aclarndose el problema, el patrn exclam:Ah! Ahora comprendo. All suele haber una zorra que a menudo atrae a los

    hombres para pasar la noche con ella. Ya van tres veces que la encontr. Quizsvos tambin la visteis?

    Avergonzado y confuso, Tcheng sali del paso diciendo que no. Al amanecervolvi al mismo lugar. All encontr el mismo muro y el mismo portn, pero adentroslo hall un baldo donde no crecan ms que matorrales salvajes.

    Camin a su casa. Tcheng se encontr con Wei, quien le reproch por haberfaltado a la cita convenida. Tcheng se limit a formular algunas excusas, cuidandode no traslucir nada de su secreto. Desde entonces, obsesionado por los encantosde esa bella, trat de verla una vez ms, guardando su imagen en el fondo delcorazn.

    Diez das despus, en el curso de un paseo por el Mercado del Oeste, frente auna tienda de vestidos, la vio inesperadamente, siempre acompaada por sussirvientas. Tcheng se puso a llamarla en voz alta, pero ella lo evit y se perdientre la multitud. Entonces Tcheng se lanz en su persecucin, sin dejar un solo

  • 26

    instante de gritar su nombre. Finalmente ella se detuvo. Dndole la espalda yescondiendo el rostro detrs de su abanico le pregunt:

    Por qu me buscis, puesto que sabis quin soy?Aunque lo sepa replic Tcheng. Qu importancia tiene?Qu vergenza! Me confunde tanto estar frente a vos!Os amo tanto! replic Tcheng. No os da pena abandonarme?Cmo puedo pensar en abandonaros? Lo que ocurre es que tengo miedo de

    que me tomis horror.Tcheng protest, dando tal acento de sinceridad a sus juramentos, que ella

    termin por bajar el abanico, y volvindose hacia l, apareci con toda suresplandeciente belleza.

    Yo no soy la nica de mi especie entre las mujeres del mundo humano. Peroocurre que vosotros no sabis reconocernos. Lo mo, pues, no es nada extrao!

    Y como Tcheng le suplic que lo acompaase, ella advirti:Si no se aprecian a las mujeres como yo, es porque se las considera fatales.

    Pero yo no lo soy de ningn modo. Si vos no me encontris desagradable, estoydispuesta a serviros toda mi vida.

    Tcheng le propuso entonces vivir juntos. Yen le dijo:Continuando por esta calle hacia el este, encontraris un barrio tranquilo, y una

    casa en la cual un enorme rbol domina toda la techumbre. Esa casa se alquila. Elotro da, cuando os encontr al sur del barrio Siauping, haba all un hombremontado sobre su caballo blanco que se diriga hacia el este. Acaso no esvuestro cuado? En su casa hay muchos muebles, y vos bien podis pedirle queos preste algunos.

    Justamente en esa poca, los tos de Wei debieron ausentarse al ser llamadospara cumplir funciones oficiales, dejando sus muebles en depsito. Poniendo enprctica el consejo de Yen, Tcheng fue a la casa de Wei para pedrselos presta-dos. Interrogado sobre el uso que iba a dar a los muebles, Tcheng respondi:

    Ahora tengo una bella amante y alquil una casa. Los muebles los necesitopara ella.

    Wei le respondi con una risotada:De qu belleza me hablas? Con una facha como la tuya, me imagino que

    valdr poca cosa.Wei le entreg cortinas, mosquiteros, camas y esteras. Le mand tambin un

    sirviente astuto para espiar a la mujer. Instantes despus, el sirviente volvi sinaliento e inundado de sudor.

    La viste? pregunt Wei. Cmo es?Maravillosa! Jams se vio una mujer como ella!Wei tena muchas relaciones, y en su vida aventurera tuvo oportunidad de

    conocer muchas mujeres bellas. Le pregunt a su sirviente si la amante de Tchengera comparable a alguna de ellas.

    No se la puede comparar con nadie! exclam el sirviente.Wei pretendi compararla con las cuatro o cinco mujeres que conceptuaba las

    ms hermosas, pero el otro insisti:No se la puede comparar con nadie!Wei tena una cuada, la sexta hija del Prncipe de Wu, cuya majestuosa belleza

    era considerada por sus primos como algo sin par.Ser la amante de Tcheng comparable a la sexta hija del Prncipe de Wu?Pero el sirviente declar una vez ms:No se la puede comparar con nadie! Estupefacto, Wei se frot las manos y

  • 27

    exclam: Es posible que exista tal mujer en este mundo? Entonces, bruscamente,orden que le trajeran agua para lavarse el cuello, se hizo un nuevo peinado, sepuso colorete en los labios, y se dirigi a la casa de Tcheng. Cuando lleg eldueo de casa estaba ausente. Al entrar, Wei vio a un pequeo criado que seencontraba barriendo, una sirvienta cuidando una puerta, y nadie ms. Pregunt alcriado, quien con una sonrisa le respondi que no haba nadie en la casa. Perorecorriendo las habitaciones con la mirada, percibi la punta de un vestido rojobajo una puerta, y al acercarse descubri que all se esconda la bella. Wei la hizosalir de la obscuridad para mirarla, y la encontr mucho ms bella de lo que sehaba imaginado. Loco de pasin, la tom entre sus brazos para poseerla, peroella se resisti. El la apret tan fuerte, que a punto de ser vencida ella le dijo:

    Me rindo, pero dejadme un instante para tomar aliento.Pero cuando l volvi a la carga, la bella volvi a resistirse, y eso se repiti

    varias veces. Finalmente, con todas sus fuerzas Wei logr dominarla, y la bella, yasin aliento, baada en sudor, considerndose perdida se desplom sin defensa ypalideci como muerta.

    Por qu estis tan triste? le pregunt Wei. Ella respondi con un largosuspiro:

    Mi pobre y desgraciado Tcheng!Qu queris decir?Con su estatura de seis pies, no puede siquiera proteger a una mujer. Puede

    l llamarse un hombre? A vos, que sois joven y rico, y que tenis tantas bellasamantes, no os hace falta una mujer como yo. Pero Tcheng es pobre, y solamenteyo lo quiero. Tenis el coraje de arrebatarle su nico amor, vos que podiscolmar todos sus deseos? Cmo compadezco al pobre Tcheng! Cay en lamiseria, y al mismo tiempo perdi su independencia: lleva vuestra ropa y comevuestros alimentos. Por eso est a vuestra merced. Si l tuviese con qu comer,no tendramos que pasar por todo esto.

    Al escuchar estas palabras, Wei, que no dejaba de ser un hombre galante ymagnnimo, desisti inmediatamente de sus intenciones, y con todo respeto seexcus ante la dama.

    Momentos despus Tcheng volva a su casa. Se saludaron con Wei consonrisas muy cordiales. Desde entonces Wei suministr ampliamente todo lo quenecesit la pareja de enamorados.

    Yen sala a menudo con Wei, ya sea en carroza o a pie, aceptando ir a cualquierparte. Todos los das Wei gozaba sin reticencia de su compaa, y en unaintimidad que no admita ningn lmite. Ella tena todas las complacencias, salvo lade entregarse, lo que a los ojos del joven caballero la haca ms adorable y dignade respeto. Por su parte l se mostraba prdigo. Ni el vino, ni las comidasdeliciosas, apartaban a Yen de su pensamiento.

    Un da, sabiendo que l la adoraba, se expres en esta forma:Tantos favores me confunden. S que soy indigna de vuestra bondad. Pero no

    puedo traicionar a mi Tcheng, ni satisfacer vuestros deseos, ms en cambio puedotestimoniaros mi agradecimiento. Nac en Chans y fui educada en la capital. Losmiembros de mi familia fueron gente de teatro, y la mayora de mis parientes sonfavoritos o concubinas de hombres ricos. Por supuesto estn relacionados contodos los libertinos. Si vos tenis el ojo puesto en alguna belleza, apetecible perodifcil de conquistar, entonces puedo hacer que sea vuestra. De tal modo quieromostraros mi reconocimiento.

    Oh, acepto muy feliz! respondi Wei.

  • 28

    En el mercado haba una costurera llamada Tchang la Decimoquinta, quegustaba a Wei por la pureza de sus formas. Le pregunt a Yen si la conoca.

    Es mi prima y ser fcilmente vuestra respondi Yen.Y diez das despus se produjo esa conquista. Pasados algunos meses, cuando

    el joven se saci, Yen le dijo:La conquista de las mujeres del mercado es cosa, demasiado fcil. De ningn

    modo est a la altura de los servicios que os puedo brindar. Decidme si os apetecealguna que sea tan hermosa como poco accesible, y har lo posible porcomplaceros.

    El otro da, cuando la fiesta de Hanche1 cont Wei fui al templo Tsienf conalgunos amigos, y vi al general Tiao Mien que ofreca un concierto en la gran sala.Entre las msicas haba una tocadora de cheng, de unos diecisis aos, con losrizos tapndole las orejas. Estaba encantadora, adorable! La conocis?

    Es la favorita del general respondi Yen. Su madre es justamente mihermana. Me ocupar de vuestro pedido.

    Wei salud con toda deferencia, y Yen le prometi su ayuda. Ella comenz afrecuentar la casa del general. Un mes despus, Wei la apur a cumplir su plan.Yen le pidi dos piezas de seda para regalo, y Wei se apresur a entregrselas.Dos das despus, cuando Yen se sentaba a cenar con Wei, el general le envi unvalet con un caballo negro para rogarle que fuera a su casa. Al anuncio de estainvitacin, ella, sonriente, le dijo a Wei:

    Ya est!Para comenzar, Yen haba conseguido que la favorita del general fuese atacada

    por una enfermedad, contra la cual la medicina resultara impotente. La madre de lajoven y el general, muy alarmados, resolvieron consultar a un adivino. Y Yen, aescondidas unt la mano del adivino y le hizo decir que la joven enferma deba seralojada en su casa para conjurar los espritus malignos.

    Llegado el momento de la consulta, el adivino dijo al general:Esta casa es nefasta para ella. Es preciso que se vaya hacia el sudeste, a una

    casa donde volver a encontrar su aire vital.Al informarse del lugar designado, el general y la madre de la joven descubrieron

    que justamente se trataba de la casa de Yen. Entonces el general le pidi permisopara poder hospedar all a su favorita. Al principio Yen se neg con el pretexto deque no poda ofrecer las necesarias comodidades, y slo acept despus demuchos ruegos. Entonces el general envi en una carroza a la joven y a su madre,con su menaje y embelecos. Apenas lleg a la nueva casa, la enferma se sintisana y salva. En contados das, Yen puso secretamente a Wei en relacionesntimas con la joven, y un mes despus ella se encontraba encinta. La madre tuvomucho miedo, y con todo apuro volvi a llevar a su hija al general. As termin estaaventura.

    Un da Yen le dijo a Tcheng:Si podis encontrar cinco o seis mil sapecas, yo me encargo de que os

    produzcan algn beneficio.El consinti y pidi prestado seis mil sapecas. Entonces ella le dijo:Id a la feria. All encontraris un caballo con una mancha en la grupa.

    Compradlo y venid con l.

    1 Esta fiesta tena lugar cada primavera. Ese da haba que abstenerse de hacer fuego ydeba comerse todo fro (hanche).

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    Tcheng fue hasta la feria y vio a un hombre llevando a un caballo en venta, encuya grupa se vea una mancha negra. Lo compr y volvi a la casa. Sus cuadoslo abrumaron con sus burlas:

    Por qu comprasteis un caballo que nadie quiere? Poco tiempo despus, Yenle dijo:

    Lleg el momento de vender el caballo. No pidis menos de treinta milsapecas.

    Tcheng lo puso en venta. Le ofrecieron veinte mil, pero no acept. En la feriatodos se sorprendieron:

    Por qu se se empecina en comprar tan caro y el otro no lo vende?Tcheng volvi a su casa montando el caballo, y el otro lo sigui hasta la puerta.

    Le ofreci veinticinco mil sapecas. Tcheng las rechaz rotundamente, declarandoque no lo vendera en menos de treinta mil. Pero como todos sus cuadoscomenzaron a reprocharle su testarudez, Tcheng fue presionado a vender elcaballo a un poco menos de treinta mil.

    Ms tarde termin por descubrir la razn de la insistencia del comprador. Esehombre era el cuidador de la caballeriza imperial del distrito de Tchaoying. Hacatres aos se le haba muerto un caballo con una mancha en la grupa. En la vsperade abandonar sus funciones, se vea de tal modo obligado a reembolsar una sumade sesenta mil sapecas por la prdida del animal. Al comprar otro a mitad deprecio, ganaba una buena suma. Por otra parte un caballo vivo aumentaba susbeneficios, pues le corresponda una paga de tres aos de forraje no consumido. Yesta fue la razn por la que insisti tanto para comprar ese caballo.

    Una vez Yen le pidi vestidos a Wei, porque los que tena estaban muygastados. Wei le propuso comprarle una pieza de seda, pero ella no quiso,diciendo que prefera la ropa confeccionada. Entonces Wei hizo venir a un tenderollamado Tchang Ta, y le present a Yen para que pidiera lo que necesitaba.Tchang Ta la vio y qued tan asombrado que le dijo a Wei:

    Esa que tenis en la casa no es una mujer corriente. Espero que la llevis devuelta de donde la sacasteis a fin de evitar desgracias.

    Tal era la impresin de sobrenatural que provocaba su belleza. Sin embargo,nadie poda comprender por qu ella no cosa, contentndose con ropa deconfeccin.

    Un ao despus, Tcheng fue nombrado capitn de la prefectura de Huat, y sucuartel general estaba en el distrito de Kintcheng. Como en ese momento Tchengtena una mujer legtima en la casa, se vea obligado a salir de da y volver a casapara dormir, lamentndose siempre de no poder pasar la noche con Yen. De talmodo, antes de ocupar su cargo en la campaa, le rog a su amante que loacompaara. Pero ella no acept:

    Estar juntos en viaje, solamente por uno o dos meses, no nos brindar muchoplacer. Ser mejor que me entreguis lo suficiente para vivir en ese tiempo ycuidar la casa mientras espero vuestra vuelta.

    Tcheng insisti, lo que no hizo sino afirmar su resistencia. Entonces Tcheng lepidi a Wei una ayuda pecuniaria, y Wei se le uni para tratar de persuadir a Yen,preguntndole los motivos de su rechazo. Despus de una larga vacilacin, ellatermin por confesar:

    Un adivino me predijo que un viaje al oeste me sera fatal. Esta es la razn deno querer acompaarlo.

    Pero Tcheng, demasiado enamorado para pensar en esas cosas, se ech a rercon Wei y opin:

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    Cmo una mujer tan inteligente puede ser tan supersticiosa?Y continuaron insistiendo para que efectuase el viaje.Y si las palabras del adivino resultaran ciertas? Prefers que muera por culpa

    vuestra?Qu absurdo! declararon los dos hombres, que continuaron insistiendo.

    Finalmente Yen fue obligada a partir, pese a sus lamentaciones.Wei les prest su caballo y les dese feliz viaje, acompandolos hasta linkao.

    Al da siguiente llegaron a Mawei. Yen iba adelante, montando el caballo; Tchengla segua sobre su asno, y la sirvienta y el resto de la comitiva venan atrs.Justamente desde haca unos diez das, los maestros de la caballeriza de laPuerta del Oeste adiestraban a los perros de caza de Lutchuan. Se cruzaron en elcamino. De repente los perros saltaron de los matorrales, y Tcheng vio cmo Yencaa a tierra, y tomando la forma de un zorro se escap hacia el sur, seguida portoda la jaura. Tcheng se puso a gritar desesperadamente, y corri detrs de losperros, pero no los pudo retener. Despus de correr algunos centenares demetros, ella fue atrapada por los perros.

    llorando como un nio Tcheng sac dinero de su bolsa para comprar losdespojos, y los enterr all mismo, plantando una vara para sealar el lugar.Cuando ech una mirada atrs, el caballo de Yen pastaba en el borde del camino.Sus vestimentas permanecan sobre la silla de montar, y sus zapatos y medias ancolgaban de los estribos. Slo los adornos de la cabeza se vean en el suelo; todolo dems haba desaparecido, y lo mismo ocurri con la sirvienta. Era como si sehubiesen evaporado.

    Diez das despus, Tcheng entr de vuelta en la capital. Wei, muy feliz de verlo,le pregunt:

    Cmo est Yen?Muri! respondi Tcheng entre sollozos.Wei lo acompa en su dolor. Se abrazaron en medio de la habitacin y lloraron

    juntos con toda desesperacin. Despus Weile pregunt qu enfermedad la habaarrebatado.

    La mataron los perros de caza respondi Tcheng.Por ms feroces que sean, los perros de caza no son capaces de matar a un

    ser humano! protest Wei.Pero ella no era un ser humano - dijo Tcheng.Entonces quin era ella? exclam Wei muy azorado. Cuando Tcheng le

    cont toda la historia, Wei lleg al colmo de su estupefaccin, sin dejar de sususpirar un solo instante. Al da siguiente tomaron un coche y fueron juntos aMawei, y despus de abrir la tumba para verla una vez ms, retomaron llorando. Alrecordar las cosas del pasado, coincidieron en que lo que les segua pareciendoextrao era que ella nunca quiso coserse sus propias ropas.

    Ms tarde Tcheng fue nombrado inspector general de la corte y se convirti enun hombre sumamente rico, llegando a poseer ms de doce caballos en sucaballeriza. Muri a la edad de sesenta y cinco aos.

    Durante el perodo de Tali (766-779), en ocasin de vivir en Tchonglin, hiceamistad con Wei, quien muchas veces me cont esta historia, de la que conocalos menores detalles. Tiempo despus Wei fue nombrado canciller de la corteimperial, al mismo tiempo que alcalde de Longtch, donde muri mientrasdesempeaba su cargo.

    Oh! Todo esto quiere decir que inclusive un animal es capaz de abrigarsentimientos humanos, conservar su castidad frente a la violencia, y sacrificar su

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    vida por un hombre. Tantas cosas que una inmensa cantidad de mujeres no soncapaces de sentir ni expresar! Lstima que el tal Tcheng no fuese ms inteligente,pues, haba amado la belleza de Yen sin saber apreciar su corazn. Si l hubiesesido sabio, hubiese podido descubrir las leyes de la metamorfosis, discernir loslmites entre lo humano y lo divino, y de tal modo expresar con las artes de laliteratura el misterio, de los sentimientos de su bella, en vez de limitarse al simplegoce de sus encantos. Qu lstima todo esto!

    En el segundo ao del perodo de Kientchong, part a Sutchow en calidad deConsejero a la Izquierda del Prncipe. Al mismo tiempo, el general Pei Ki, el alcaldede la capital Suen Tcheng, el viceministro Tsuei Sin del ministerio de asuntosciviles, el Consejero a la Derecha Lu Tchuen, se dirigieron todos hacia el sudeste,en el valle del ro Azul. De la provincia de Chensi hasta Sutchow, viajamos juntosen tierra y en barco. Con nosotros se encontraba tambin el ex consejero TchuFang, que realizaba un viaje de placer. Nuestro barco descendi los ros Ying yHu. Pasamos los das en una permanente fiesta, y de noche charlbamos, y cadacual contaba las leyendas ms extraas. Al escuchar la historia de Yen todo elmundo fue profundamente conmovido, y me pidieron que la redactara. Y as fuecomo escrib el presente relato.

    EL GOBERNADOR DEL ESTADO TRIBUTARIOEL SUR

    Li Kong-Tsuo

    Tchuenyu Fen, nativo de Tongping, fue un hombre galante bien conocido entoda la regin del ro Azul. Gran bebedor y mejor peleador, no se cuidaba de lasapariencias ni los formulismos. Habiendo amasado una gran fortuna se rode dejvenes licenciosos que vivan a sus expensas. Su capacidad militar le vali elpuesto de consejero militar en el ejrcito de Huenn. Pero en estado de ebriedad,ofendi a su jefe, quien lo destituy. Cado en desgracia se entreg a la bebida y allibertinaje.

    Su familia viva a tres leguas al este de Yangtch. Al sur de la casa haba unfresno secular, de ramas gigantes, y su espeso follaje esparca sombra sobre unacre de terreno.

    Todos los das, Tchuenyu y sus compaeros de orga se embriagaban bajo eserbol. En el noveno mes del ao diez del perodo de Tchenyuan (hacia 794), cayenfermo de un exceso de bebida. Dos de sus amigos lo llevaron en brazos hasta lacasa, acostndolo en una pequea habitacin del este, y le recomendaron:

    Dormid bien. Nosotros vamos a darle forraje a los caballos y a lavarnos lospies. No partiremos de aqu hasta veros restablecido.

    Sacndose el capuchn, apoy la cabeza en la almohada, y cay en un estadode ebriedad, medio dormido y medio consciente. Entonces vio a dos mensajerosvestidos de prpura, que se arrodillaron a modo de saludo y le dijeron:

    Su Majestad el Rey del Fresno os invita a visitar su reino.Sin saber cmo, Tchuenyu se incorpor y baj de su lecho. Se visti y sigui a

    los dos mensajeros hasta la puerta. All vio una carroza pintada de verde, atalajadacon cuatros caballos y escoltada por siete u ocho servidores que le ayudaron amontar. Al salir por el portn se dirigieron directamente hacia el agujero del viejo

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    fresno y all se introdujeron. Tchuenyu se extra mucho de eso, pero no seatrevi a formular preguntas. De pronto se encontr en un pas donde todo, lasmontaas, los ros, las plantas, los caminos y hasta el clima, era absolutamentedistinto al mundo humano. Despus de haber recorrido varias leguas percibi lasalmenas y murallas de una ciudad. Vehculos y peatones pasaban sin cesar por loscaminos. Los lacayos que escoltaban la carroza de Tchuenyu gritaban "cuidado,cuidado!" con gran rudeza, y los peatones se apresuraban a apartarse a derecha eizquierda. Entraron en una gran ciudad, pasando por una puerta roja coronada conuna torre donde haba un cartel con una inscripcin en letras doradas: "Gran Reinodel Fresno". Los guardianes que cuidaban la puerta dejaron sus puestos paracorrer a saludarlo. Despus apareci un caballero que anunci:

    Dado que Su Alteza el yerno real viene de tan lejos, Su Majestad ha dado laorden de conducirlo al Hotel Oriental para que tome el debido reposo.

    Despus volvi a montar a la cabeza del cortejo para sealarle el camino.No tardaron en llegar frente a una gran puerta abierta, Tchuenyu descendi de la

    carroza y entr. All haba balaustradas multicolores y pilastras esculpidas, y en elpatio filas de rboles florecidos o cubiertos de frutas extraordinariamente raras. Enel saln nada faltaba: mesas, veladores, almohadones, ricos tapices y biombos, yya estaba servido un festn. Tchuenyu se sinti encantado de todo lo que vea.Despus anunciaron la llegada del primer ministro, y Tchuenyu descendi laescalinata para recibirlo con todo respeto. Un hombre vestido de prpura, con uncetro de marfil en la mano, se le acerc e hicieron los saludos recprocos entrehusped y anfitrin. El canciller le dijo:

    Aunque nuestro pas est muy lejos del vuestro, nuestro rey os invit a veniraqu con la esperanza de aliarse a vos por un matrimonio.

    Cmo puede atreverse un humilde servidor como yo a aspirar a un honor tanalto? respondi el joven.

    El ministro le rog que lo acompaase hasta el palacio. A cien pasos entraronpor una puerta roja. Lanzas, alabardas y hachas se erizaban por todos lados, ycentenas de oficiales se apartaban para dejar libre el camino. En sus filas seencontraba un conocido borracho llamado Tcheu Pien, amigo del husped.Tchuenyu se alegr interiormente de este encuentro, pero no se atrevi a dirigirlela palabra.

    Despus el ministro le hizo subir la escalinata que llevaba al gran saln,solemnemente rodeado de guardias como la plaza de armas imperial. All vio a unhombre de maciza solidez, majestuosamente sentado en el trono, vestido de sedablanca y coronado con una diadema escarlata. Tchuenyu, intimidado y tembloroso,no se atreva a mirarlo de frente. Por la advertencia de los cortesanos alineados asu lado, se arrodill. El rey le dijo:

    A pedido de vuestro padre, que concedi este honor a nuestro pequeo reino,os damos como esposa a nuestra segunda hija Yao-fang.

    Y como Tchuenyu permaneci con la cabeza inclinada, sin atreverse a decirnada, el rey concluy:

    Tened la bondad de volver al hotel de los huspedes reales y esperar laceremonia de la boda.

    Mientras el canciller lo acompaaba al hotel, se puso a reflexionar seriamente, ycay en la cuenta de que su padre, como general de frontera, haba desaparecidoen un encuentro con el enemigo sin dejar seales de vida. Enterado que su padreestaba en buenos trminos con el Reino del Norte, pens que bien pudo arreglareste matrimonio. Pero de cualquier modo estaba perplejo e incapaz de explicarse

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    todo eso. Con gran pompa esa noche le ofrecieron, a modo de regalo nupcial,corderos y ocas salvajes, dinero y seda. Msicos con instrumentos de cuerdas yde bamb, mesas servidas iluminadas con candelabros y faroles, afluencia de ca-rrozas y caballeros, esplndidos regalos de boda, nada faltaba en la ceremonia.Entre las seoritas de honor escuch nombrar a las Ninfas de las MontaasFloridas, y a las Ninfas del Ro Lmpido, como tambin a las hadas de los PasesAltos y de los Pases Bajos. El cortejo comprenda millares de doncellasportadoras de sombreros de fnix verde, vestidas de gasa color de nube dorada,con joyas de oro y piedras preciosas que encandilaban la vista. Persiguindose atravs de las puertas y retozando como diablejas, bromeaban con el novio sincesar, con tanto encanto, gracia y agudeza de espritu que l no saba cmoreplicarles.

    En la ltima primavera, en la fiesta de la Purificacin1 deca una de esasdoncellas fui con la seora Lingtch al templo Tchanch para ver ejecutar aYeuyn la danza brahmana en el Patio Hind. Estaba sentada con otras jvenesen un banco de piedra bajo la ventana del norte, cuando vuestros jvenes amigosy vos llegaron, y saltaron de los caballos para ver el baile. Pero vos fuisteis losuficientemente atrevido para abordarnos sin el menor embarazo, riendo ybromeando con nosotros. Recordis cmo mi hermana Kiongying y yo atamos unpauelo en la punta de un bamb? Y despus el diecisis del sptimo mesacompa a Chang Tchen-tse al monasterio de Hsiaokan para escuchar al bonzoKihsiuan que comentaba el sutra Avalokitezvara. Finalizado su discurso leobsequi dos alfileres de oro en forma de fnix, y por su parte Chang Tchen-tse leentreg una caja de cuerno de rinoceronte. Vos tambin os encontrabais all enesa oportunidad, y con el permiso del bonzo tomasteis los alfileres y la caja paraobservarlos de cerca. Despus de haber admirado largamente esos trabajos, vosos volvisteis hacia nosotros y nos dijisteis: "Estas bellsimas cosas y suspropietarios no pueden pertenecer al mundo humano". Despus me pedisteis minombre y mi direccin, pero yo no os quise contestar. Qu gesto galante tenaismientras me clavabais la mirada! No recordis? Tchuenyu le respondi conversos de la cancin:

    En el fondo del corazn la guardo,jams, nunca jams la olvidar.

    Las doncellas exclamaron:Quin hubiese pensado entonces que entrarais en nuestra familia?Justo en ese momento llegaron tres hombres suntuosamente vestidos que se

    acercaron y despus de saludarlo le anunciaron:Por orden de Su Majestad somos los servidores de honor de Vuestra Alteza.Uno de ellos le pareca un viejo amigo.No seris Tien Tse-hu de Fonyi? le pregunt Tchu-enyu. Y cuando el otro le

    respondi que efectivamente era el mismo Tchuenyu le estrech la mano yconvers un buen momento con l.

    Cmo es que os encontris aqu? le pregunt.

    1 En el curso de esta fiesta, que tena lugar el tercer da del tercer mes del calendariolunar, la tradicin impona que se baasen en los ros para "purificarse" y preservarse delos males del ao.

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    En el curso de mi viaje respondi Tien, monseor Tuan, el canciller y elmarqus de Wutcheng, me recibieron muy bien, y por eso an me encuentro bajosu techo.

    Sabis que Tcheu Pien se encuentra aqu? pregunt Tchuenyu.Tcheu es ahora un gran personaje. Es el comandante de la ciudad y goza de

    un gran prestigio dijo Tien. A menudo me acord su proteccin.Charlaron y rieron con todas las ganas, hasta que se anunci:El yerno real puede entrar para la ceremonia.Mientras los tres servidores de honor le presentaban sus espadas, y le

    ayudaban a arreglar el peinado, sus pendientes y su traje, Tien le dijo:Jams pens que os asistira en una ceremonia tan importante. Ojal nunca

    olvidis a vuestros amigos!Decenas de hadas comenzaron a ejecutar una extraa msica melodiosa y pura,

    con notas plaideras jams odas en el mundo humano. Y decenas de lacayos,portadores de candelabros encabezaron el cortejo. De un extremo al otro, sobremuchos Li el camino estaba decorado a ambos lados por letreros de oro yesmeraldas, con tonos resplandecientes y delicadas esculturas. Sentado en sucarroza, Tchuenyu no se senta contento. Le invadan malos presentimientos. Suamigo Tien le bromeaba para distraerlo. Las doncellas con quienes terminaba decharlar circulaban cada una en una carroza de alas de fnix. Cuando lleg frentea la puerta del Palacio Sioy, las primas hadas lo esperaban en gran nmero y loinvitaron a descender. Y la ceremonia transcurri como en el mundo humano.Cuando corrieron el cortinado y levantaron el gran abanico de plumas, pudo final-mente ver a su prometida, la princesa de la Raza de Oro. Bella como una diosa,contaba aproximadamente quince aos. Y la ceremonia prosigui en la mejorforma.

    Despus de la boda, Tchuenyu y la princesa se amaron ms y mejor cada da, yla gloria y el prestigio del joven creci con el tiempo. La magnificencia de su trende vida, de sus festines y recepciones slo poda compararse con los del rey. Unda, el rey lo invit a tomar parte con sus oficiales y guardias en la gran cacera enel oeste del reino, en la Montaa de la Tortuga Divina. All se levantaban los picossublimes en medio de inmensos terrenos pantanosos y lujuriosos bosques dondepululaban pjaros y bestias salvajes. Despus de toda una noche de vigilancia, loscazadores retornaron con el producto de una afortunada cacera. Y otro da,Tchuenyu le dijo al rey:

    El da de mi casamiento, Vuestra Majestad me dijo que con ello cumpla losdeseos de mi padre. Pues bien: como general de frontera, mi padre, despus deuna derrota, desapareci en un pas extranjero, y hace unos dieciocho aos queno ha dado ninguna noticia de l. Puesto que Vuestra Majestad sabe dndeencontrarlo, quiero ir a verlo.

    Vuestro padre sirve siempre en la frontera del norte replic vivamente el reyy me escribe a menudo. Lo que vos debis hacer es mandarle una carta. No esnecesario que vayis en persona.

    Entonces el Rey orden a la princesa que preparase regalos para el padre deTchuenyu, y que se los enviara junto con el mensaje. Algunos das despus llegla respuesta, en la que Tchuenyu pudo comprobar que estaba escrita de puo yletra de su padre. En la carta expresaba sus preocupaciones y daba consejos a suhijo con la ternura de antes. Le peda noticias de los parientes y amigos, y lerogaba que le informase sobre lo que suceda en su pas natal. "Estamos tanalejados uno del otro, que toda comunicacin parece imposible por los obstculos

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    naturales." La carta estaba escrita en trminos plenos de tristeza y lamentaciones.Le deca a Tchuenyu que no fuese a visitarlo, pero predeca que se veran tresaos despus. Tchuenyu se puso a llorar tristemente con esa carta en la mano,incapaz de contener su emocin.

    Un da la princesa le pregunt:Por qu no tomis un puesto oficial?Siempre llev la vida de un libertino, y no soy nada versado en los asuntos de

    Estado.Podrais ensayar insisti la princesa yo os ayudar. Fue ella quien habl al

    rey. Das despus el rey resolvi:

    En mi Estado Tributario del Sur nada marcha bien y el gobernador termina deser destituido de sus funciones. Yo quisiera servirme de vuestro talento para ponerorden. Id all con mi hija.

    Con el consentimiento de Tchuenyu, el rey orden a su intendente preparar elequipaje: oro, jade, seda bordada, cofres, maletas, sirvientes y lacayos. Carrozas ycaballos formaban una larga fila el da de la partida de Tchuenyu, que como jovenocioso y vividor jams haba soado con merecer un cargo tan alto. De ms estdecir que sentase con el corazn alegre.

    Envi una nota al rey, dicindole: "Hijo de una familia de militares, jams aprendel arte de gobernar. Ahora, con la responsabilidad de un puesto tan importante, metemo no solamente no cumplir con mi deber, sino tambin desprestigiar el buennombre de la corte. Por eso quisiera buscar en la inmensidad del pas a loshombres de sabidura e inteligencia que puedan secundarme. He podido observarque Tcheu de Yintchuan, comandante de la ciudad, es un oficial leal y honrado,que respetando siempre la integridad de la ley, podra convertirse en mi brazoderecho para bien de todos. Tambin se puede contar con Tien Tse-hu, de Fongi,desprovisto an de cargo oficial, quien pleno de clarividencia y de habilidad es muyentendedor en los principios de gobernar. A estos dos hombres los conozco desdehace diez aos, y los considero dotados de talento y dignos de nuestra confianzapara los asuntos polticos. Por estas razones quisiera pedir que Tcheu seanombrado consejero general, y Tien ministro de finanzas de mi Estado. De talmodo mi gestin de gobierno podra ilustrarse con mritos notables en el perfectomantenimiento de la ley". El rey acept estas sugerencias y esos dos hombresfueron nombrados para tales altos cargos.

    El Estado del Sur es nuestra gran provincia dijo el rey. Tierra frtil, poblacinprspera y poderosa, no puede ser gobernada sino con una poltica de tolerancia.Con Tcheu y Tien como colaboradores, sed digno de la confianza del Reino.

    Al mismo tiempo la reina deca a la princesa:Vuestro marido es impetuoso, un gran bebedor, y an se encuentra en plena

    juventud. Una mujer debe mostrarse tierna y obediente. Servidlo como es preciso yno tendr ninguna preocupacin. Aunque el territorio del sur no se encuentrademasiado lejos no podr venir a vernos de maana y de noche. Cmo evitar laslgrimas en el momento de la despedida?

    Despus Tchuenyu y la princesa se despidieron, y en carroza escoltada por lacaballera se dirigieron hacia el sur, ambos sonrientes y charlando con todaalegra. Pocos das despus llegaron a destino.

    Los magistrados y funcionarios de la provincia, los bonzos y sacerdotes,

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    ancianos de la regin, msicos, oficiales y guardianes, todos se juntaron paradarles la bienvenida. Una muchedumbre inmensa cubra el camino. El sonar de lostambores y campanas, y el rumor de la multitud dominaba muchos kilmetros a laredonda. Sbitamente Tchuenyu vio elevarse dentro de l las almenas, las torres ylos pabellones que anunciaban a una ciudad prspera. A la entrada de la granciudad, sobre la puerta se lea en grandes caracteres dorados: "Estado Tributariodel Sur".

    Al llegar a su residencia pudo ver las ventanas pintadas de rojo y las puertaslaqueadas que se ordenaban en una perspectiva majestuosa. Una vez instalado seinform de usos y costumbres del pas, y comenz a ocuparse de los enfermos ymiserables, cediendo a Tcheu y Tien las riendas de los asuntos polticos, y de talmodo el orden rein perfectamente en el pas. En el transcurso de los veinte aosde su reino, impuso las buenas costumbres, y el pueblo entero cantaba suselogios, le enviaba tabletas en memoria de sus mritos y edificaba templos enreconocimiento de las bondades de su gobernador. El rey lo tena en alta estima,concedindole altos honores y ttulos, y termin nombrndolo canciller. Al mismotiempo Tcheu y Tien se vieron honrados por su buena administracin, y muchasveces fueron ascendidos a ms altos cargos.

    Tchuenyu tuvo cinco hijos y dos hijas. Mientras los hijos fueron dotados decargos oficiales reservados a la nobleza, sus hijas se casaron dentro de la familiareal. Su gloria y su renombre brillaron entonces con un resplandor sin par.

    Ese ao el reino de Sndalovia atac la provincia. El rey orden a Tchuenyureunir un gran ejrcito para defenderla. Tchuenyu nombr a Tcheu al frente de unatropa de treinta mil hombres para resistir a los invasores frente a la Ciudad de laTorre de Jade. Pero Tcheu, demasiado temerario, subestim las fuerzas delenemigo. Todo su ejrcito fue puesto en derrota, y huy completamente solo,despojado de sus armas, y a favor de la noche pudo penetrar en la capital de laprovincia. Por su parte, los agresores recogieron el botn de armas y armaduras yse volvieron a sus tierras. Tchuenyu hizo arrestar a Tcheu, y exigi su castigo,pero el rey les perdon a ambos.

    En el mismo mes Tcheu muri de un fornculo en la espalda. Diez das despusla princesa muri tambin de enfermedad. Tchuenyu pidi permiso a fin deabandonar la provincia para acompaar al cortejo fnebre hasta la capita. El reyconsinti, y pidi a Tien, ministro de finanzas, que lo reemplazara comogobernador. Abrumado de pena, Tchuenyu sigui el cortejo de gran pompa. A lolargo del camino, hombres y mujeres vertan lgrimas, funcionarios y altaspersonalidades ofrecan sus ltimos homenajes, y el camino se vea repleto de unainmensa muchedumbre que apenas si dejaba avanzar la carroza fnebre. Cuandollegaron al Reino del Fresno, el rey y la reina, en tristes vestidos de duelo yllorando desesperadamente, lo esperaban en las afueras de la capital. La princesafue honrada con el ttulo pstumo de Princesa de una Obediencia Ejemplar. Uncortejo compuesto de guardianes, msicos y portadores de doseles, la condujeronhasta la colina del Dragn Enroscado, a diez Li al este de la ciudad, y all lasepultaron. En el mismo mes, Jong-sin, hijo del difunto consejero general Tcheu,condujo tambin el atad de su padre a la capital.

    Si bien durante mucho tiempo gobern en un Estado exterior, Tchuenyu supoacrecentar sus relaciones con el interior del reino, y se encontraba en buenostrminos con toda la nobleza y todos los grandes de la corte. Despus de su vueltaa la capital no supo guardar la medida, rodendose de un gran nmero de amigosy relaciones, y cada da se vea ms poderoso y se haca ms sospechoso a los

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    ojos del rey. Fue entonces cuando se le inform al rey que un misterioso presagioanunciaba una gran ca