Cuadernos de Mitología nº 28 PIGMALIÓN

24
C C u u a a d d e e r r n n o o s s d d e e M Mi i t t o o l l o o g g í í a a PIGMALIÓN

Transcript of Cuadernos de Mitología nº 28 PIGMALIÓN

CCCuuuaaadddeeerrrnnnooosss dddeee MMMiiitttooolllooogggíííaaa

PIGMALIÓN

2

CUADERNOS DE MITOLOGÍA Nº 28

PIGMALIÓN

EDITA. Dto. de Griego del IES RÍO JÚCAR. MADRIGUERAS (ALBACETE)

COLABORA: AMPA San Isidro

TEXTO: Alfredo Alcahut Utiel e Isabel Lázaro Picazo.

CORRECCIONES: Raúl Alcahut Utiel y Carmen Roldán Ibáñez, del IES

CAÑADA DE LA ENCINA. INIESTA (CUENCA).

D.L AB-286-2001 (REVISTA DIDÁCTICA DEL IES RÍO JÚCAR) 2013-2014

Avda. Levante S/N 02230 Madrigueras (Albacete)

PRESENTACIÓN

De nuevo nos presentamos ante nuestros amados lectores para ofreceros estas pinceladas que

quieren componer un cuadro sencillo pero a la vez profundo y lleno de matices: Pigmalión,

una leyenda que revela el ansia del humano por emular a la divinidad creando vida a su

imagen y semejanza, y que nos descubre también la a veces involuntaria fascinación del

creador por lo creado. En uno u otro caso este mito ha dado un interesante juego creativo en

piscología, arte, música, literatura y cine. Páginas sencillas, decíamos para un mito profundo.

Entre ellas hemos incluido un texto teatral escrito por Alfredo Alcahut Utiel, y sabiamente

corregido y mejorado por Raúl Alcahut Utiel y Carmen Roldán Ibáñez para su representación

en Iniesta en 2013, de la cual nos hemos surtido de las imágenes que nos acompañan.

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN (Pigmalión: el mito) PÁG. 3

PIGMALIÓN (Texto teatral) PÁG. 4

PIGMALIÓN EN EL ARTE PÁG. 18

PIGMALIÓN EN LA LITERATURA Y LA MÚSICA PÁG. 21

PIGMALIÓN EN EL CINE PÁG. 23

3

INTRODUCCIÓN (Pigmalión: el mito)

Pigmalión rey de Chipre, además de ser sacerdote y rey, era también un magnífico escultor.

Su obra superaba en habilidad incluso a la de Dédalo, el célebre constructor del laberinto.

Durante mucho tiempo, Pigmalión había buscado una esposa, cuya belleza correspondiera con

su idea de la mujer perfecta. Al fin decidió que no se casaría, y dedicaría todo su tiempo y el

amor que sentía dentro de sí a la creación de las más hermosas estatuas. Ofrecería después sus

obras maestras a Afrodita. Era tal la fuerza del sentimiento y de la inspiración cuando

trabajaba el mármol, que su mano parecía guiada por un poder mágico. La primera estatua fue

la de una joven, a la que llamó Galatea, tan perfecta y tan hermosa, que Pigmalión se enamoró

de ella perdidamente. Soñó que la estatua cobraba vida.

Ovidio poetizó así el mito en el libro X de las Metamorfosis: «Pigmalión se dirigió a la

estatua y, al tocarla, le pareció que estaba caliente, que el marfil se ablandaba y que,

deponiendo su dureza, cedía a los dedos suavemente, como la cera del monte Himeto se

ablanda a los rayos del sol y se deja manejar con los dedos, tomando varias figuras y

haciéndose más dócil y blanda con el manejo. Al verlo, Pigmalión se llena de un gran gozo

mezclado de temor, creyendo que se engañaba. Volvió a tocar la estatua otra vez, y se

cercioró de que era un cuerpo flexible y que las venas daban sus pulsaciones al explorarlas

con los dedos.»

Pigmalión despertó: en lugar de la estatua se hallaba Afrodita en persona, que le dijo

«Mereces la felicidad, una felicidad que tú mismo has plasmado. Aquí tienes a la reina que

has buscado. Ámala y defiéndela del mal»

4

PIGMALIÓN (Texto teatral)

Presentamos en estas páginas un texto teatral escrito en su momento por Alfredo Alcahut

Utiel y puesto en escena sucesivamente en Casas Ibáñez y Madrigueras. Lo que aquí podemos

leer es la versión que se representó, corregida y mejorada por Raúl Alcahut Utiel y Carmen

Roldán Ibáñez, en la localidad de Iniesta el 23 de abril 2013, con alumnos del IES Cañada de

la Encina. De esta excelente representación proceden los nombres y las imágenes que nos

acompañan. Que la disfruten.

DRAMATIS PERSONAE

(PERSONAJES POR ORDEN DE APARICIÓN)

APOLO, dios de la música y de las artes. Juan Antonio López Navarro

ERATO, musa de la poesía amorosa. María Gómez Tórtola

MELPÓMENE, musa de la tragedia. Irene Muñoz Escribano

TALÍA, musa de la comedia. Zeida Prieto Cucarella

EUTERPE, musa de la música. Andrea Virgili Espada

PIGMALIÓN, rey de Chipre. Miguel Crespo Alarcón

GORGO, esclavo de Pigmalión. Carlos Castell Orozco

FEDRIA, esclava de Pigmalión. María José Soriano Garrido

EVÁGORAS, noble, amigo de Pigmalión. Tomás Garrido Cuéllar

ESTATUA DE TERPSÍCORE. Cristina López Talavera

ESTATUA DE AMAZONA. Noelia Nikole Nole Carrión

GALATEA, objeto de ensoñación para Pigmalión. Elena Iniesta Sevilla

AFRODITA, diosa del amor. Vanesa Tórtola García

5

ESCENA-PRÓLOGO

Sale Apolo y habla al público

APOLO: ¡Que nadie se pregunte quién soy! Os lo voy a decir en pocas palabras: (Hablando

con olímpica e insufrible superioridad) soy hijo de Zeus y Leto, el famoso, el rubio, el

resplandeciente y bello Apolo, el dios del sol y de las artes, de la música y la belleza, el dios

de la salud y la razón...Pero no vengo para hablar de mí, sino de vosotros, (Con cierto tono de

desprecio) ¡oh simples mortales! ¿Verdad Musas?

MUSAS: (A coro, asomándose un momento) ¡Sí Apolo!

APOLO: Venimos aquí, tres musas y yo, Apolo, para haceros pasar a vosotros, ¡oh simples

mortales! Un rato agradable, donde se verán sentimientos poéticos... ¿No es verdad, Erato?

Sale Erato y se coloca junto a Apolo.

ERATO: ¡Sí amado Apolo! (Al público) ¿No es cierto que la vida sin los sentimientos

amorosos carece de sentido? ¿Quién no se ha emocionado alguna vez con una canción, con un

poema de amor? (Mira enamorada y embelesada a Apolo).

APOLO: Yo desde luego... (Acariciándola en la cara) sí que me emociono. Pero,

¿conseguirás que estos mortales se emocionen?

ERATO: Yo, Erato, musa de la poesía del amor, he bajado del monte Helicón, para hacer que

en todos vuestros corazones prenda la llama de la emoción ante el sentimiento más hermoso

que hay en el mundo: el amor. (Mira tiernamente a Apolo)

APOLO: No sigas, no sigas que me voy a enternecer. Pero para que la historia sea seria y para

que llegue al fondo conviene que haya algo de sufrimiento (Recalcando pretenciosa y

6

eruditamente los vocablos) dramático, patético y altamente poético. ¿No es verdad,

Melpómeme?

Sale Melpómene y se coloca junto a Apolo.

MELPÓMENE: ¡Sí amado Apolo! (Al público) ¿No es verdad que vivir sin sentirse parte de

una historia seria y trágica sentimientos amorosos es un poco aburrido? ¿Quién no se ha

estremecido alguna vez con un drama? ¿Quién no ha compartido alguna vez un sufrimiento

por algo o por alguien? (Mira enamorada y embelesada a Apolo).

APOLO: ¡Me estás poniendo… (Con doble y non sancta intención) peripatético, Melpómene!

¿Qué harás hoy en este escenario?

MELPÓMENE: Yo, Melpómene, musa de la tragedia, descendí de las cumbres donde moro

con mis ocho hermanas para conmover las almas y los espíritus con historias donde el

sufrimiento purificará las conciencias. ¡He dicho!

APOLO. Mi corazón salta de temores, miedos y sobresaltos. Creo que habrá que poner algo

de alegría para que estos ciudadanos no tengas pesadillas esta noche. ¿No es verdad, Talía?

Sale Talía y se coloca junto a Apolo.

TALÍA: ¡Así es, amado Apolo! (Al público) ¿No es cierto que la vida sin la risa y sin la

alegría no vale nada? Una vida breve, como es la de vosotros los humanos, sin humor... ¡Vaya

vida! ¿Quién no se ha sentido mejor alguna vez al reírse, al alegrarse, al sentir el regocijo

salirle del corazón? (Mira enamorada y embelesada a Apolo).

APOLO: Je, je, je. Luego reiremos tú y yo. Pero ¿Y ellos? (Señalando al público).

TALÍA: ¿Ellos? Haré que se rían, que se diviertan, que se relajen, que olviden problemas y

preocupaciones. Esta noche, ¡comedia!

Sale Euterpe y se coloca junto a Apolo.

EUTERPE: ¡Sí amado Apolo! (Al público) ¿pero, ¿acaso no es cierto que no hay obra humana

de calidad en la que no se halle presente la armonía, que es parte esencial de la música? Tú

mejor que nadie lo sabes.

APOLO: (Ufano) ¡A mí me los vas a decir, Euterpe, mi musa querida, que soy el dios de la

música!

EUTERPE: Por eso estarás conforme con lo que voy a decir: ¿qué tarea o labor digna se

puede hacer sin el concurso de las notas musicales? (Apolo asiente) Yo, Euterpe, patrona de

la música y que cuanto ella inspira, reivindico que esta obra sea entendida como una totalidad

armoniosa, y que cuanto en ella se diga y se haga redunde en un mismo fin. ¿No lo crees así?

(Mira ilusionada a Apolo).

7

APOLO: (Mirándolas sucesivamente) Pues sí. Entonces...¡Poesía! ¡Tragedia! ¡Comedia!

¡Música! ¡Nos quedamos con las cuatro!

Se va Apolo abrazando a las cuatro musas.

ESCENA PRIMERA

La acción comienza en el taller de Pigmalión. Al fondo hay tres bultos tapados. Junto

a ellos una mesa con herramientas. Delante unos sillones y una mesa baja.. Pigmalión

examina en silencio sus herramientas. Suenan unos golpes de llamada.

PIGMALIÓN: ¡Gorgo! ¡Gorgo! (Sale el esclavo Gorgo) Sal, que están llamado a la puerta.

Ve y abre.

GORGO: (Con gesto y tono de voz de familiaridad y de confianza) Voy, señor Pigmalión.

Sale Gorgo, y enseguida regresa acompañada por el noble chipriota Evágoras quien

aparece detrás de él.

GORGO: (Queriendo dar un tono de anuncio oficial a sus palabras) ¡Señor Pigmalión, rey de

Chipre, el noble Evágoras os visita!

PIGMALIÓN: (Sonriente) ¡Evágoras, amigo mío! (Se abrazan efusivamente los dos). (A la

criada) Puedes irte, Gorgo. Llama a Fedria y dile que traiga unos vasos y un ánfora de vino.

GORGO: En seguida, mi señor.

Fedria viene y deja en una mesa dos copas y una jarra de vino.

8

FEDRIA; ¿Algo más, mi señor?

PIGMALIÓN: Nada más, Fedria, retírate.

Fedria asiente, agacha la cabeza y se va en silencio. Pero se queda en la puerta

curioseando la conversación, aunque cuidando de no ser vista.

EVÁGORAS: Pigmalión, te encuentro muy alegre y cordial. Ganas tenía de verte, pues con

esa manía tuya de no dejarte ver… Por cierto, ¡es que andas tan escaso de servicios que una

simple esclava tiene que hacer de portera y heraldo?

PIGMALIÓN: Yo lo prefiero así: ella es callada y discreta. Hacer su labor abnegada y

silenciosa. No puedo pedir más. Además, me molesta el ruido y la cháchara de la gente que

entra y sale. Por ello prefiero tener poca gente a mi lado.

EVÁGORAS: Ya veo, ya veo. (Al tiempo que pasea su vista por el taller) Por cierto (Se fija

en los bultos tapados del fondo) ¿Son esas tus últimas obras?

PIGMALIÓN: Sí, ¿quieres verlas?

EVÁGORAS: Sí, por supuesto. Ya sabes que soy un ferviente admirador tuyo en tu labor

como escultor, aunque no como político.

9

PIGMALIÓN: (Muy extrañado por la revelación que le acaba de hacer su amigo) ¿Y eso?

¿Acaso me ves como un tirano excesivamente cruel?

EVÁGORAS: Excesivamente ausente y lejano, salvo para tus obras.

Pigmalión, mientras habla con su amigo, descubre cuidadosamente una estatua.

PIGMALIÓN: Aquí tienes la imagen de Terpsícore, la musa inspiradora de la danza y el

canto.

EVÁGORAS: ¡Ah, ya veo! (Meditando antes de dar una contestación) Está muy conseguida.

Se nota que destaca en… en su serenidad y en un lirismo muy, muy… concentrado.

PIGMALIÓN: (Mirándolo con una mueca de burla, mientras vuelve a cubrir la imagen)

¡Bah! No dices más que cumplidos sin fundamento alguno. Ya sé que quieres agradarme, y te

lo agradezco, pero no debes caer en pedanterías. A ve qué te parece esta.

Destapa una segunda estatua. Es una imagen de una mujer guerrera inclinada, con

aspecto de vencida.

FEDRIA: Es… ¿una diosa caída? ¿Atenea, quizá?

PIGMALIÓN: Yo la llamo “La Amazona Herida”: Expresa el dolor de una mujer valiente

caída en un combate.

EVÁGORAS: Muy triste, ¿no?

PIGMALIÓN: Sí. (Permanece en silencio mientras la vuelve a tapar)

EVÁGORAS: (Señalando al tercer bulto que se ve tapado) Y la otra… ¿también una imagen

femenina?

PIGMALIÓN: Sí, pero inacabada. (Tras una pausa en silencio en el que mantiene

fuertemente fija la mirada en la tela que cubre la tercera estatua) Será la mejor. Sentémonos.

Pigmalión señala un sillón a su amigo y él se sienta a su lado.

10

EVÁGORAS: Hablando de mujeres… ¿No es hora ya de que pongas fin a tu misoginia y a tu

apartamiento del mundo? Chipre, Grecia y Oriente están llenos de bellas mujeres que

desearían la compañía de un rey noble e inteligente como tú.

PIGMALIÓN: Y que consagra su tiempo a la escultura.

EVÁGORAS: Sí, pero eso también tiene su encanto.

PIGMALIÓN: Ten, te ofrezco una copa… (Pigmalión toma una jarra, escancia vino en

sendas copas y ofrece una a Evágoras) Pruébalo, es vino de Salamina.

EVÁGORAS: (Lo prueba) Muy buen vino (Toma otro trago) Mira, Pigmalión, deja ya de

amargarte tú solo: sal, conoce a gente, habla con hombres y mujeres, deja ya de comportarte

como un lobo solitario.

PIGMALIÓN: (Con gesto y tono de desprecio) ¿Salir? ¿Ver gente? ¿Yo? ¿Y tú dices ser mi

amigo? Sabes lo que es la gente? (Va enumerando con los dedos) odios, rencores, egoísmos,

envidias, crueldades,… Es más te voy a contar lo que me pasó un día, cuando decidí a visitar

el templo de la diosa Afrodita, a la que sabes que venero como a ninguna otra deidad. En el

camino oí a un matrimonio que estaban discutiendo con insultos y desprecios atroces: se

acusaban de infidelidad como si nada, y en su riña se acusaron nada más y nada menos que de

sacrificar a sus huéspedes en vez del buey que estaba previsto para el sacrificio, y otras cosas

que aún ahora me horrorizo al recordarlas… Como ya sabrás entonces fue cuando la diosa

castigó cruelmente a este pueblo tan impío, y yo, su rey, ¿qué voy a hacer?

EVÁGORAS: Mira Pigmalión, puede que lleves razón en parte, pero no todas las personas

son así. No puedes encerrarte tú aquí solo, rodeados de frías esculturas de mármol y bronce

(Señalando a los bultos).

PIGMALIÓN: (Entusiasmado) Sí, pero son perfectas, bellas en su mutismo, ignorantes del

mal y del odio.

EVÁGORAS: (Insiste vehemente) Pero míralas, Pigmalión, están muertas, ¡muertas! Les falta

vida, y si bien no tienen odio, tampoco amor.

PIGMALIÓN: El amor, la vida, la vida,... ¡Lo que daría por dar vida a una sola de mis

esculturas!

EVÁGORAS: ¿A cuál de ellas le darías vida si pudieras? (Mostrando interés) ¿Cuál es tu

preferida? ¿Alguna imagen de Afrodita?

PIGMALIÓN: Está ahí, en el rincón (Señala a la tercera estatua) No te la muestro pues está

incompleta: la voy trabajando siguiendo los dictámenes de mi corazón y de mis sueños, y, si

bien no es Afrodita, de algún modo sé que la diosa del amor me sirve de modelo.

11

EVÁGORAS: Luego… es una mujer.

PIGMALIÓN: Una mujer (Con la mirada plena de ilusión) de rostro dulce, expresión

inteligente, ojos brillantes, piel cálida y aterciopelada… todo lo que yo sueño.

EVÁGORAS: ¡Vuelve al mundo y déjate ya de ilusiones, Pigmalión! Hazme caso y busca una

buena esposa: cásate, ten hijos y olvida tus ensoñaciones.

PIGMALIÓN: No puedo, no puedo, son ya parte de mi vida.

EVÁGORAS: (Con expresión de impotencia y hastío) ¡Bah! Veo que no puedo ayudarte en

nada. Ten (Le da la copa). Gracias por el vino, pero me marcho ya, (Se levantan los dos) visto

que no quieres hacerme caso.

PIGMALIÓN: Gracias por tu buena intención.

EVÁGORAS: ¡Ah! Por cierto, otro día vendré a que me hagas un busto.

PIGMALIÓN: De acuerdo, cuando y como quieras. Bien sabes que esta es tu casa.

EVÁGORAS: Me voy, no llames a los esclavos, sé el camino. ¡Que los dioses te protejan,

Pigmalión!

PIGMALIÓN: Lo mismo te digo, Evágoras.

Se marcha Evágoras. Pigmalión se queda solo.

12

ESCENA SEGUNDA

Pigmalión medita un rato. Llama a los esclavos y a Fedria, que acuden pronto.

PIGMALIÓN: ¡Gorgo, Fedria!

GORGO: ¿Nos llamabas, señor Pigmalión?

FEDRIA: ¿Sí, mi señor?

PIGMALIÓN: Voy a marcharme un rato. Iré al templo de Afrodita, pero regresaré pronto. No

abráis a nadie, no quiero más visitas hoy.

GORGO: Así haremos.

FEDRIA: Sí, mi señor

Se marcha Pigmalión.

GORGO: (Con cara de extrañeza) ¿Qué piensas de nuestro amo?

FEDRIA: Pobre señor mío, cada día más raro y maniático. Sobre todo desde que hizo esa

estatua. (La señala) No hace más que hablar a solas con ella, mirarla y acariciarla cuando

nadie lo ve, o mejor dicho, cuando cree que nadie lo ve, porque a mí (señala su ojo) no se me

escapa una. Y la llama ¡Galatea! ¡Como si fuese una conocida! ¿Es que se estará volviendo

loco? (Gesto de extrañeza). Y… ¿por qué no le habrá dicho la verdad a su amigo ese que ha

venido, Eva no sé qué? ¿Por qué le habrá dicho que no está acabada? (Gesto de estupefacción)

13

Cada día entiendo menos a este hombre.

GORGO: Ni yo. Arregla la mesa, mientras yo ordeno lo de dentro.

Gorgo se va. Fedria se pone a arreglar las herramientas de la mesa de trabajo, en

silencio. Al momento se para y habla para sí.

FEDRIA: Una cosa está clara, que no quiere que nadie la vea, pero yo sí le voy a hacer caso,

sí (Con ironía) ¡y ya está¡ yo tengo que saberlo todo lo que pasa aquí, porque si no (Hace un

gesto de locura) aquí no hay quien ponga orden.

Va y mira la estatua, levantando la sábana.

FEDRIA: Pues no es para tanto. Sí muy bonita, pero (Se mira de arriba abajo) ¡pues como

una! Desde luego (Avanzando unos pasos hacia delante), desde luego este hombre, (Gestos de

pesar) ¡Mira que enamorarse de una estatua estando yo sin compromiso¡ ¿Quién dice que la

vida es justa? (Suspira) ¡Qué barbaridad!

Se va. Al poco regresa con una lámpara de aceite.

FEDRIA: ¡Vaya, qué tarde es, y el señor sin venir! Yo me voy a acostar y el señor que haga lo

que quiera. Le dejaré aquí esta lámpara para cuando venga.

Se va.

ESCENA TERCERA

Llega Pigmalión triste y melancólico. Se sienta y juega absorto y abstraído con el

candil.

PIGMALIÓN: ¡Afrodita! ¡Afrodita! (Mirando en dirección a un horizonte vacío) ¿Por qué no

atiendes a mis súplicas? ¿Por qué no me

haces caso? Te pido que des vida a esta

estatua para que pueda moverse, te digo que

me he enamorado de ella, yo que soy tu más

humilde servidor… ¿Porqué? ¿Porqué?

(Sollozando, con la cara entre las manos. Se

levanta, tambaleándose, llega hasta la

estatua, la mira, se arrodilla…) Amada mía,

amada mía, no conozco amor sin ti, vida sin

ti, ni presencia salvo la tuya…amada mía,

ven a la vida, ven al amor. (Mirando a lo

alto) ¡Afrodita! ¡Afrodita! Escúchame

14

(Suspira. Se levanta en silencio, se restriega los ojos, vuelve a su sillón).

PIGMALIÓN: Tengo sueño, la esclava ya debe de haberse acostado… (Coge la lamparilla,

mira hacia la estatua). ¡No, no me marcharé de aquí, me quedaré contigo, contigo, contigo,

Galatea! (Se sienta) ¡Amada mía, amada mía…! (Se reclina y se va quedando dormido).

Suena una música suave y cadenciosa; lenta y majestuosa la diosa Afrodita aparece.

Avanzando silenciosamente camina alrededor del dormido Pigmalión; pasa la mano sobre su

cabeza, y se vuelve, pausadamente hacia la estatua; dirige hacia ella las manos, después las

retira y sonríe, volviéndose hacia Pigmalión, por detrás.

PIGMALIÓN: (Al apagarse la música se despierta, se restriega los ojos y bosteza) ¡Qué

sueño más agradable he tenido! En él Afrodita daba vida a mi amada y ella cobraba vida… Ha

sido demasiado hermoso (Se levanta y ve a Afrodita, se queda boquiabierto, sin habla).

15

PIGMALIÓN: Afr…Afr...

AFRODITA: Sí, dilo, dilo, di mi nombre, pues lo sabes muy bien.

PIGMALIÓN: ¡Afrodita, diosa mía…!

AFRODITA: Si diosa tuya, la que nunca hacia caso a tus ruegos…

PIGMALIÓN: Nunca pensé, nunca pen...

AFRODITA: Nunca pensaste verme, pero me estás viendo, como verás tus sueños cumplidos,

y así dejaras de hacerme reproches...

PIGMALIÓN: Nunca te repro…bueno sí, pero…

AFRODITA: Tranquilo, amado Pigmalión, el mejor de mis adoradores, el más leal a mí. Por

tu fidelidad y buen corazón te has ganado la felicidad, (Señala hacia la estatua predilecta del

escultor) Pigmalión: disfrútala. Cuídala y apártate del mal.

Se va silenciosamente, mientras suena una música lenta.

PIGMALIÓN: (Al quedar solo) Pero, pero… (Se vuelve con las manos en la cabeza) ¿Estaba

soñando aún o era la realidad? Y ahora, ¿sueño o estoy despierto? No sé qué me ha

ocurrido… Era ella, la he visto, y me ha dicho… No, no puede ser, o si… (Vuelve su mirada

hacia la estatua).

Pigmalión avanza en silencio hacia la figura tapada: lentamente la descubre, la

acaricia, la palpa...

PIGMALIÓN: Sus manos no están frías… tus manos… ¡tus ojos!

GALATEA: Sí amado Pigmalión

PIGMALIÓN: ¡Hablas! (la toma entre sus manos y se levantan) ¡Hablas y caminas!

GALATEA: Este ha sido el regalo de Afrodita, ¡Cuánto he deseado este momento, desde el

día en que me hiciste a partir del frío mármol!

16

PIGMALIÓN: ¡Amada mía! Ven… conoce esta casa… la vida… el mundo…

GALATEA: (Mirando curiosa a todos los sitios) ¡Cuánto tengo que aprender, a tu lado, viva

gracias a ti…!

PIGMALIÓN: Gracias a Afrodita, que ha hecho cierta la justicia de los dioses… ¡Vayamos a

su templo a agradecer nuestra vida!

GALATEA: ¡Vayamos!

Se van.

17

ESCENA CUARTA

Aparece Apolo.

APOLO: Sobre esta escena, queridos mortales, habéis visto mezclados, como en la vida

misma, sentimientos, emociones, sonrisas y pesares, y para que el regusto final sea

inmejorable (Hace un gesto de bienvenida) Entrad, Musas...

Aparecen las musas y a la vez suena un dulce música. Se dirigen al público.

ERATO: ¡Que el amor inspire vuestras vidas!

TALÍA: ¡Que la sonrisa acampe en vuestros labios!

MELPÓMENE: ¡Que vuestros corazones se emocionen!

EUTERPE: ¡Que estas notas sean hilos que tejan vuestros mejores pensamientos!

APOLO: Aquí acaba el arte y sigue la vida, y si la obra os ha gustado...

MUSAS: ¡Aplaudid!

Suena más fuerte la música y cae el TELÓN.

18

PIGMALIÓN EN EL ARTE

Vamos a hacer un recorrido por obras artísticas que representan el mito Sorprende la

abundancia del tratamiento del tema desde el s. XVIII hasta nuestros días, frente a la escasez

de datos para épocas anteriores.

OBRA AUTOR

Ilustración de un manuscrito de les

metamorfosis de Ovidio del s. XV

Pygmalionis effigies eburnea in hominem

mutatur Ilustración de Johannes Baur, para

Ovidii Metamorphosis, 1703.

Pygmalion and Galatea, por Ernest

Normand (1886)

19

Obra inspirada en el relato de Ovidio, por

Jean Raoux.

Pigmalión et Galatea, de Jean-Léon

Gérôme.

Pigmalión y Galatea en la versión de

Guido Bargellini

Pintura representando a Pigmalión,

de Bronzino(1530).

20

Pygmalion de Jean-Baptiste Regnault de

1786, Musée National du Château et des

Trianons.

Pygmalion de Étienne Maurice

Falconet (1716 - 1791), fue uno de los

principales escultores de estilo

rococó franceses

Pigmalión (1998). Francisco Leiro (1957)

moderno escultor gallego. El estilo

mantiene como referentes fundamentales

la escultura tradicional gallega de talla en

madera y las formas arcaicas de la

escultura.

21

PIGMALIÓN EN LA LITERATURA Y LA MÚSICA

Literatura

A partir de la versión de Ovidio el tema ha inspirado numerosas obras de la literatura. La

popularidad del mito de Pigmalión surgió en el siglo XIX.

Poemas, ordenados por año y país de origen del autor.

Inglaterra

John Marston: "Pigmalion", en "The Argument of the Poem" y "The Authour in prayse of his

precedent Poem" (1598). John Dryden: "Pygmalion and the Statue" (1697-1700). Thomas

Lovell Beddoes: "Pygmalion, or the Cyprian Statuary" (1823-1825). Robert Browning: "My

Last Duchess" (1842). William Cox Bennett: "Pygmalion" de su obra Queen Eleanor's

Vengeance and Other Poems (1856). Arthur Henry Hallam: "Lines Spoken in the Character of

Pygmalion" de su obra Remains in Verse and Prose of Arthur Henry Hallam (1863). Robert

Buchanan: "Pygmalion the Sculptor" en su obra Undertones (1864). William Morris: "Earthly

Paradise" en la que se incluye la sección "Pygmalion and the Image" (1868). William Bell

Scott: "Pygmalion". Thomas Woolner: poema largo "Pygmalion" (1881). Frederick

Tennyson: "Pygmalion" de Daphne and Other Poems (1891). Squire: "Galatea Awakes"

(1920). R. M. Montgomery: "Galatea to Pygmalion" (1920). Robert Graves: "Pygmalion to

Galatea" (1926) y "Galatea and Pygmalion". Melanie Challenger: "Galatea" (2006).

Escocia Andrew Lang: "The New Pygmalion or the Statue’s Choice" (1911). Carol Ann

Duffy: "Pygmalion's Bride" (1999).

Irlanda Emily Henrietta Hickey: A Sculptor and Other Poems (1881). Patrick Kavanagh:

"Pygmalion" (1938)

Alemania Friedrich Schiller: "Die Ideale" (Los ideales) (1795-6).

Rumania. Nichita Stănescu: "Către Galateea" (1965)

Estados Unidos de América Sara Jane Lippincott (Grace Greenwood): "Pygmalion" (1851).

Elizabeth Stuart Phelps: "Galatea" de Harper's Weekly (1884). Edward Rowland Sill: "The

Lost Magic" (1900). H.D.: "Pygmalion" (1913–17). Genevieve Taggard: "Galatea Again"

(1929). Albert G. Miller: "Pygmalion" (1945). Harry C. Morris: "Pygmalion" (1956). Melvin

H. Bernstein: "Mr. Pygmalion to Miss Galatea: An Interior Monologue" (1970). Katha Pollitt:

"Pygmalion" (1979). Joseph Brodsky: "Galatea Encore" (1983). Katherine Solomon:

"Galatea" (1999). John Hooley: "Pygmalion" (primera década del siglo XXI). David Kimel:

"Pygmalion" (primera década del siglo XXI).

22

Canadá Walid Bitar: poema "Pigmalion" (1993)

Nicaragua Claribel Alegría: "Galatea Before the Mirror" (1993)

Relatos cortos

Primera publicación estadounidense serializada de Pigmalión de George Bernard Shaw

Nathaniel Hawthorne: relato corto "The Birth-Mark" y su novela similar Rappaccini's

Daughter. H.P. Lovecraft: "Herbert West: reanimador". Tommaso Landolfi: "La moglie di

Gogol". John Updike: "Pygmalion". E. T. A. Hoffmann: "The Sandman". Stanley Grauman

Weinbaum: "Espectáculos de Pigmalión" en 6/35 Wonder. Wilfred G: Creation of

Chaos "Pygmalion's Spectacles". Jorge Luis Borges: "Las ruinas circulares" (Argentina)

Novelas y obras de teatro

Mary Shelley: novela Frankenstein o el moderno Prometeo. Isaac Asimov: novela The

Positronic Man. William Hazlitt: Liber Amoris: or, the

New Pygmalion (1894). Richard Powers: novela Galatea

2.2. Amanda Filipacchi: novela Vapor. Edith Wharton: The

House of Mirth. Henry James: Retrato de una

dama (1880–81). Vera Caspary: Laura. George

MacDonald: Phantastes. Gaston Leroux: El fantasma de la

ópera. Oscar Wilde: El retrato de Dorian Gray. George

Bernard Shaw: obra de teatro Pygmalion. Tawfiq el-

Hakim: Pygmalion. William Schwenck Gilbert: obra de

teatro Pygmalion and Galatea. Willy Russell: Educando a

Rita. Rousseau: Pygmalion, scéne lyrique. Villiers de

l'Isle-Adam: novela La Eva Futura

Ópera, ballet y música

Jean-Philippe Rameau: ópera Pigmalión (1748). Gaetano Donizetti: primera ópera Il

Pigmalione (1816). Molin produjo una versión de Pigmalión en forma de ballet-pantomime

en 1800. El ballet Coppélia tiene fuertes influencias de Pigmalión. El coreógrafo Marius

Petipa y el príncipe compositor Nikita Trubetskoi crearon un ballet de cuatro actos sobre este

tema titulado Pygmalion, ou La Statue de Chypre. El ballet fue representado en 1895 con la

gran bailarina Pierina Legnani. Yes: "Turn Of The Century" (1977).

Slowdive: Pygmalion 1995, es el tercer álbum de esta banda británica. ThouShaltNot: "Trial

By Fire", es una canción de esta banda darkwave/gótica, que recrea la idea de un Pigmalión

de nuestro tiempo.

23

PIGMALIÓN EN EL CINE:

MODELAR A IMAGEN Y SEMEJANZA

PIGMALIÓN EN EL CINE

El cine ha sido seducido con frecuencia por la obsesión tratado la idea del que intenta plasmar

sus sentimientos, sus comportamientos y sus pensamientos en otras personas.

Desde Pigmalión, que con sus propias manos modelaba la estatua para hacerla a su imagen y

se enamoraba de ella, hasta La bella y la Bestia o el mito del Doctor Frankestein.

EL EFECTO PIGMALIÓN

La confianza que los demás tengan sobre nosotros puede darnos alas para alcanzar los

objetivos más difíciles. Este principio de actuación a partir de las expectativas de los demás se

conoce en psicología como el efecto Pigmalión. Como en la leyenda, el efecto Pigmalión es el

proceso mediante el cual las creencias y expectativas de una persona respecto a otro individuo

afectan de tal manera a su conducta que el segundo tiende a confirmarlas.

FILMES BASADOS EN ESTE MITO

Vamos a hacer un repaso por algunas películas que, de una manera más o menos explícita,

son deudoras de este mito.

Pigmalión/ Pygmalion1938. Reino Unido. 95 min. B/N. Director: Anthony Asquith, Leslie

Howard.

Sinopsis: El profesor Higgins, especialista en fonética, queda impresionado al oír hablar a

Elisa, una joven vendedora de flores. Entonces decide realizar un experimento profesional,

convirtiendo a la vendedora de flores en una respetable dama de la alta sociedad. Pero el trato

de Higgins hacia la nueva señorita no es del todo correcto; al profesor sólo le preocupa la

dicción, el perfeccionamiento de la voz, y los exquisitos modales adquiridos por Elisa.

Mi querida señorita/My Fair Lady 1964.EE.UU. Musical. Color. Director: George Cukor.

Sinopsis: Un conocido profesor de fonética, tras conocer a una descarada florista, apuesta con

un amigo que es capaz de convertirla en una dama después de enseñarle a hablar y a

comportarse correctamente. Oscar 1964: Mejor director, Mejor actor, Mejor película.

24

Pretty woman 1990. EEUU. 120 min. Color. Director: Garry

Marshall.

Sinopsis: Un hombre de negocios viaja a Los Ángeles y se

lleva al hotel a una prostituta, Vivian. A pesar de que la joven

es un tanto vulgar, Edward se siente atraído por su inocencia y

le ofrece quedarse toda una semana con él por 3.000 dólares.

Ella accede encantada. En los días siguientes, los dos se irán

conociendo. Edward se preocupa de que ella vista con

corrección y aprenda a comportarse en sociedad.

Garaje Olimpo. 1999. Argentina. 98 min. Color. Director: Marco Bechis.

Sinopsis: Buenos Aires durante la dictadura militar. María vive con su madre, Diana, en una

gran casa en decadencia. Algunas habitaciones están alquiladas y en una de ellas vive Félix,

un joven tímido, enamorado de María, y que parece no tener ni pasado ni familia y que dice

que trabaja de vigilante en un garaje. En los primeros momentos de la represión argentina,

María es detenida y Félix es uno de los torturadores. María se enamora del torturador

Simone. 2002. EEUU. 120 min. Dirección y guión: Andrew Niccol.

Sinopsis: Viktor Taransky es un director que, entrado en decadencia, pierde la oportunidad de

renacer de sus cenizas cuando su temperamental actriz abandona el rodaje de la película. Pero

entonces un genio informático le deja en herencia el programa que cambiará su vida:

Simulation One. Unos golpes de teclado y ha nacido un fenómeno: Simone. El director

fabrica a la actriz a su imagen y semejanza y debe ocultarla al mundo De la noche a la

mañana, Taranksy saborea el éxito que siempre ansió.

La piel que habito. 2011. España.115 min. Color.

Director: Pedro Almodóvar

Sinopsis: El doctor Ledgard ha creado con éxito una piel

ignífuga. Ante las sospechas de sus colegas, el proyecto

se cancela. En su mansión retiene escondida a una joven

llamada Vera. Esta joven es en realidad producto de la

manipulación de una persona totalmente diferente por

parte del doctor, quien acaba atraído por Vera.