Cuadernos de Educación MAR-MAY (Año VII) nº24
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CUADERNOS DE EDUCACICUADERNOS DE EDUCACICUADERNOS DE EDUCACINNN .
N24 (AO VII) 2013N24 (AO VII) 2013N24 (AO VII) 2013Publicacin Trimestral Gratuita
ISSN 0719-0271.
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TTULO DEL DOCUMENTO
Editorial CdEn24
Estos ltimos meses han resultado bastante
convulsionados en lo que a materia poltica se
refiere. En marzo, la vuelta de la ex presidenta
Bachelet a Chile, con su renuncia a la ONU
Mujeres, signific un replanteamiento en
diversos sectores de la poltica chilena. Y no
solo por su venida y posterior candidatura
presidencial, sino que tambin porque suscita
debates necesarios para el pas: la educacin,
los recursos naturales, la salud, AFP, etc. Estos
asuntos an no afloran con la suficiente fuerza
para ser discutidos en el presente ao electoral.
Ni siquiera el movimiento social, con sus
demandas constantes, ha sido capaz de poner
en la palestra meditica los temas. Los medios
de comunicacin en Chile siguen estando en
manos de unos pocos, por lo que lo
meditico, tal como la palabra lo indica, est
en manos de quienes defienden y sustentan su
quehacer en el modelo econmico neoliberal.
Nuestro mundo, dominado por las imgenes,
requiere de stos. As, la llegada de la ex
presidenta Bachelet nos plante temas, pero
an ms. En un mes tan convulsionado como
lo fue abril, los estudiantes vuelven a salir a las
calles, se destituy al Ministro de Educacin
Harald Beyer (el segundo en toda la historiadel pas), se cuestion duramente las cifras del
Censo (del cual, hasta ahora, no exista registro
de dificultades en sus cifras), se cuestion el
clculo del IPC y hasta el Banco del Estado
fue cuestionado y formalizado por los vicios
usuales del modelo econmico. Adems, para
cerrar la lista de asuntos pblicos en el pas, larenuncia del candidato de la UDI, Laurence
Golborne, cierra un ciclo en la historia poltica
nacional. Su baja solo puede explicarse por un
tema tctico. No es casual que en un momento
coyuntural de su campaa se den a conocer los
casos en que Golborne estaba involucrado con
Cencosud y sus inversiones en las islas
Vrgenes: la derecha moviliz en los medios la
situacin en un momento en que Golborne ya
no tendra posibilidades de ser presidente.Entonces, Qu buscaba con el posterior
candidato?
La entrada de Pablo Longueira, como
candidato presidencial de la UDI, puede
entenderse por la necesidad de volver a la
poltica. Y a una poltica que est enmarcada
en dejar de lado los espacios en los cuales los
candidatos de la derecha emitan un discurso
que haca verlos como fuera del espacio
poltico. El sentido comn queda afuera.
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Ahora entra un candidato que no tiene
problemas en nombrar a Jaime Guzmn en susdiscursos, en invitar a la DC disidente de la
Concertacin a unirse a su campaa. La
derecha de la expresin fcil, en la cual lo
importante es la imagen y la tecnocracia, se
acab. Lleg con Longueira la derecha a
golpear la mesa e imponer sus convicciones
Por otra parte, el reciente apoyo del Partido
Comunista a la candidatura de Michelle
Bachelet tambin produjo
dolores en varios sectores
polticos del pas. Comoera de esperar, este hecho
descompuso a la Derecha
y a ciertos sectores
llamados ultraizquierdistas.
Pero tambin desde la
presidencia de la DC hubo
reacciones, toda vez que es
innegable que este hecho
desfavorece las pretensiones para un mejor
posicionamiento de la candidatura de ClaudioOrrego en las prximas elecciones primarias.
Ante el panorama actual, variable, en el cual
todos los das se generan cambios, nos
corresponde al pueblo en su conjunto y, en
particular, al mundo universitario enterar a la
ciudadana de los cambios que Chile necesita.
El debate, est abierto.
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Relexiones sobre la situacin
educacional.
Gustavo QuintanaM.
Si partimos de la premisa que el desarrollo de
un sistema educacional de calidad es
condicin indispensable para el
desarrollo global y la eliminacin de las
diversas formas de segregacin en un pas
(raciales, sociales, de gnero.) y agregamos el
inmenso consenso que existe sobre el desastre
del modelo chileno y el dao causado a la
inmensa mayora de los estudiantes, aparece
como natural una reflexin sobre el origen,
la paternidad y los diversos grados de
responsabilidad en la concepcin, instalacin,
desarrollo y desastre final del modelo chileno.
Si adems ubicamos esta reflexin en el
contexto de la campaa electoral , la acusacin
constitucional al ministro de educacin, la
f o r m a v e r g o n z o s a e n q u e l o s
diferentes grupos polticos tratan de eludir su
responsabilidad en el desarrollo del desastre
educacional y el resultado igual a cero de las
medidas del gobierno de Piera , opinin al
menos compartida por los 150.000 estudiantes,profesores, apoderados y trabajadores que fue
manifestada el 10 de Abril en Santiago junto a
cientos de miles en todo Chile, tendremos una
base bastante amplia de anlisis.
Las bases del modelo
Las bases del actual modelo las encontramosen los DFL de 1980-1 y en la concepcin de
que la educacin no es un derecho sino una
mercanca que se transa en un mercado
desregulado, entre quienes tienen la posibilidad
de acceder a l.
Las primeras medidas de la dictadura se
orientaron a borrar de una plumada los
tradicionales aportes que el sistema
educacional chileno entregaba al pas, desdeel nacimiento de la repblica ( en el plano
cultural, social, de integracin a la solucin de
los problemas de la sociedad, fueran ellos de
tipo cientfico, econmico o tecnolgico) ,
culpabilizando a estas virtudes como las
causas del retroceso acadmico de la
universidades por burocratizar su
quehacer. Segn la dictadura el sistema
adolecera del impulso creador que la
libre competencia y el mercado entregaran.
La gratuidad de la educacin desaparece
(reduccin en 50% en ms o menos 5 aos
salvo en la educacin municipal) y quienes no
tienen recursos para pagar los nuevos
aranceles deban recurrir al crdito
fiscal, convirtindose en deudores desde su
ingreso y convirtiendo al Estado en vulgar
prestamista.
Dos aspectos no visualizados en la instalacin
del sistema constituyen hoy en da la cara ms
visible del desmoronamiento de todo el
sistema. Me refiero al LUCRO, que
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fatalmente se convierte en el motor de un
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y desregulado y la creacin artificial de lanecesidad de alcanzar un cartn universitario
( necesidad al servicio del mayor lucro), sin
ver que ellos sobrepasaran con mucho las
hipotticas necesidades y formaran una
generacin de cesantes ilustrados y hoy en da
tambin de estafados ilustrados (U. del
Mar )
En relacin a la educacin municipal (DFL-1
3063 de traspaso a las municipalidades de
escuelas bsicas y liceos de enseanza media
estatales y DL4002 de exigencias mnimas en
la formacin de los nios) los decretos
sealados son la base de la
creciente segregacin al entregar a los
alcaldes la administracin de las escuelas
pblicas y la potestad de reducir de 10 a 5 las
asignaturas obligatorias en la enseanza bsica
( que muchas veces no pasan del manejo de
las cuatro operaciones aritmticas, algo dehistoria y geografa y reglas de urbanidad,
moral y buenas costumbres), todo esto en
funcin de los recursos de las respectivas
municipalidades.
Esto se tradujo en educacin de mayor
calidad para las comunas ricas y menor en
las comunas pobres, producindose as
un xodo masivo de estudiantes de la
escuelas municipales a las privadas
subvencionadas con copago, aun cuando este
copago es slo un engao ms, pues los
rendimientos en este segundo segmento, con
o r g e n e s s i m i l a r e s d e s u s
estudiantes, es similar y el copago es slo un
truco de marketing para actuar sobre los
escasos recursos y los temores de padres yapoderados en la carrera por un cartn
universitario muchas veces intil
En resumen, la poltica de la dictadura ha
sido eficaz para demoler la educacin
pblica, en especial la bsica y media, y
mantener los objetivos esenciales de la derecha
de oponerse a la gratuidad de la educacin y
defender intransablemente el LUCRO.
Y que fue del impulso creador que la
competencia entre universidades privadas y el
incentivo del LUCRO permitira finalmente
el disparar la excelencia acadmica ? Slo una
de ellas calific como universidad de
investigacin, y el resto de la calidad y la
excelencia acadmica continua radicado en las
antiguas del Consejo de Rectores. De las ms
de 30 nuevas universidades privadas cinco oseis tienen un desempeo docente
aceptable y otras seis desarrollan actividades
de calidad en reas ms restringidas del
conocimiento. Del resto, slo el LUCRO es
su objetivo.
Las victimas
La primera agresin, el fin de lagratuidad, que a pesar
de ser progresiva ,
tras 40 aos de modelo ha dejado una huella
dolorosa en los estudiantes, fue slo el
comienzo. Luego vino una serie de medidas
hasta configurar el derrumbe del
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sistema sobre los hombros de quienes ms
necesitan una educacin de calidad,
accesible aun para los que no pueden pagarla.
Daremos unas pocas cifras que ilustren la
forma progresiva de cmo los estudiantes
fueron asumiendo esta carga.
Mientras el nmero de nuevas
universidades privadas y su alumnado
estuvo por debajo del de las del consejo de
rectores, un 50% de los estudiantes que
ingresaban deba retirarse cargando la
deuda del crdito fiscal y slo un 40 % de los
que egresaban trabajaban en empleos
relacionados con sus estudios . Del otro 60%
de afortunados que egresaban un 16%
engrosaban el grupo de cesantes ilustrados y elresto trabajaban en cualquier cosa, en forma
generalmente precaria.
Cuando las bondades del negocio se hicieron
ms evidentes ingresaron al sistema algunas
trasnacionales de la educacin (Laureate,
SEK, etc.) y se crearon subterfugios para
aumentar las matrculas y el nmero
de estudiantes que financiaban este
creciente negocio (disminucin de lospuntajes de ingreso, creacin de carreras
esotricas , la ley de aseguramiento de la
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calidad como subterfugio formal que, lejos de
asegurar la calidad, slo intentaba dar la
imagen de universidad sin definir en ningnmomento un proyecto de desarrollo y sus
necesidades)
Esta carga creciente sobre los estudiantes
afecta hoy en da a unos 370.000 que
adeudan aproximadamente 1 BILLON DE
PESOS, segn la superintendencia de
bancos, sin contar con los 110.000
morosos del Fondo Solidario que
agregan 300.000 millones de pesos a la
deuda. A todo esto no se han
incorporados aun los 18.000 estudiantes de
l a U n i v e r s i d a d d e l M a r ,
que CONFORMAN los primeros estafados
ilustrados. (deudores sin ninguna
acreditacin acadmica ni posibilidades de
terminar sus estudios en otra universidad)
Los culpables y responsables
Los mayores responsables de lacreacin, instalacin, desarrollo y
aprovechamiento del modelo , los padres
putativos de l, deben buscarse en primer lugar
entre los sectores ms cercanos a
Pinochet, donde se gest el modelo, y entre
ellos a Jaime Guzmn y su grupo, nucleados
en torno a los participantes en Chacarillas, la
UDI y sectores ultrarreaccionarios que
fueron los aliados civiles de la dictadura. A
continuacin debe considerarse a quienesadministraron el modelo por 20 aos
la Concertacin sin proyecto propio y
afirmando su poltica de gobierno (con la
educacin entre los ms afectados) en la
poltica de los acuerdos, dando por sanas a las
polticas de Pinochet.
De all nacieron y se desarrollaron el fin de la
gratuidad de la educacin y los DFL de los
aos 80 a 81, la libertad de aranceles de las
nuevas universidades privadas, la ley de
acreditacin de la calidad y la C.N.A, el
incentivo para el aumento sin lmites de la
matrcula universitaria en desmedro de la
calidad (la investigacin y creacin se
t r a n s f o r m a r o n e n a c t i v i d a d e s
opcionales y, finalmente, el Estado termin
por avalar los crditos bancarios y el salto de
2% a 6% en los intereses, medida
que constituy la ruina para muchos sectores
medios).
Quines manejaron esta mquina de
producir ganancias?
Primero, desde los primeros aos hasta
hoy hay sectores que buscaban ybuscan consolidar una sociedad segregada,
una sociedad con dos tipos de educacin, una
para la elite rica destinada a gobernar el pas
y otra para los pobres, al servicio de los
primeros, una que en definitiva les permitiera
enriquecerse.
En relacin a la integracin de los primeros al
sistema universitario debemos sealar en
primer lugar al grupo de Chacarilla con JaimeGuzmn a la cabeza, la UDI el Opus Dei
(Universidad Santo Toms y colaboradores
civiles ultrarreaccionarios de Pinochet).
Elementos destacados de este grupo fueron
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Carlos Bombal, jefe de gabinete del rector
Swett, destinado al trabajo sucio,
como la entrega del profesor Juan AvalosDavidson a los agentes de la CNI, despus de
lo cual desapareci (Le Monde Diplomatique ).
Actor principal desde la primera hora fue
Hernn Larran, en la primera poca en la
Universidad Catlica y luego a travs de
una fuerte ligazn con los propietarios de de
la universidad Sto. Toms junto a Jos Jurasek
y Luis Hernn Cubillos. Tambin ingresaron al
mundo universitario Joaqun Lavn y C.
Larroulet , copropietarios de la Universidad delDesarrollo, con Hernn Buchi como
Presidente, Hernn Chadwick se
incorpor a la Universidad del las Amricas .
Como un caso particular, Francisco Javier
Cuadra se incorpor como rector de una de
las primeras nuevas universidades privadas, la
Diego Portales. Cuadra, hombre de confianza
de Pinochet, y pieza maestra en el ajedrez
universitario, se fue de boca y cont haberestado presente en el asesinato por agentes de
la CNI del militante del MIR Fernando
Vergara ( lleg minutos despus de su muerte).
La excesiva difusin de este hecho (que lleg
a la jueza Raquel Lermanda ) oblig a Cuadra a
renunciar.
Representativo tambin de esta verdadera
invasin de las nuevas universidades privadas
es el caso de la universidad Finis Terrae porparte de un conjunto de economistas del
rgimen de Pinochet ( Julio Phillippi,, Fernado
Leniz, Pablo Barahona, Sergio de
Castro, Jorge Cauas y Alvaro Bardn) , para
ser reemplazados posteriormente por la
congregacin de los Legionarios de Cristo.
Ests ejempls ilustran cm se instal el
nuev mdel y quienes deben
asumir, despues de 30 an s, la principalrespnsabilidad en el desastre.Sin tener una responsabilidad ideolgica en la
creacin y desarrollo del modelo, la
Concertacin actu por comodidad y
desidia contra los principios tradicionales de
gran parte de los partidos que lacomponan, permitiendo la continuidad del
modelo. Responsabilidad principal en este
menosprecio del rol que deba jugar la
educacin en el desarrollo de Chile la
tienen Ricardo Lagos , como primer ministro
de educacin , J.J. Brunner, el gur de la
Concertacin y un grupo no menor de
polticos de la DC ligados a la enseanza
bsica y media y a algunas universidades.
Posteriormente, en un contubernio increble,
polticos de ambos sectores aparecen unidos
en el desarrollo de la educacin bsica y
media , en algunas universidades y en las
instituciones calificadoras de calidad. Un caso
sorprendente es la unin de Maximiano
Errzuriz , impulsor en el Congreso de la ley
de acreditacin de la calidad con los ex
rectores Riveros y Ziga (Universidad de
Chile y Universidad de Santiago,
respectivamente) en la formacin de una
sociedad calificadora de calidad.
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Cmo encaran los pases ms
desarrollados de la OCDE una
educacin de calidad til para el
desarrollo?
El ministro BEYER y el presidente
Piera, a diferencia de loa pases de
la OCDE, han sostenido implacablemente
el carcter privado de la educacin y lo
natural y legtimo que significa el lucro comofactor estimulante de la calidad de la
educacin
Estas concepciones criticadas recientemente
por la O.C.D.E., como la traba fundamental
para que Chile pueda salir de su papel de
simple exportador de riquezas sin valor
agregado, se mantienen desde ms de 30
aos ( D.L. de 1981). siendo ellas
las principales responsables del
desastre educacional (situacin preocupante
ante la reciente cada del precio del cobre).
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Cmo han estructurado estos pases
sus sistemas educacionales?
La inmensa mayora de los 30 pases de
la O.C.D.E financiaba casi el total del gasto
en educacin bsica y media con fondos
pblicos( hasta 1999, segn el Banco
Mundial), estando el control de ella en manos
del Estado, con un promedio sobre el85%, con la excepcin de Chile con solo
un 68% de gasto estatal Por su parte, el
f inanciamiento de la educacin
superior se encontraba en promedio sobre
el 85% a cargo del Estado, con
e x c e p c i n d e J a p n ,
50%, Canad ,64%, U.S.A.48%, Corea 20%,
Indonesia 50% y Chile 27%. (Banco Mundial
1999) .
A pesar de que la crisis redujo el aporte del
Estado, el control de la educacin sigui en
sus manos y en algunos casos la magnitud delfinanciamiento se mantuvo, como en
Finlandia y en los pases nrdicos . Dos casos
interesantes, Finlandia y Chile, nos
permiten visualizar la estrecha relacin entre
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financiamiento estatal, calidad de la
educacin y el desarrollo de un pas en su
expresin ms amplia, mucho ms all quela simple competencia entre pruebas de
conocimiento. Comparativamente, Finlandia y
Chile eran pases claramente subdesarrollados
en loa aos 70, siendo Chile un pas rico en
recursos naturales y Finlandia un pas en el
que sus habitantes emigraban al resto de
Europa en busca de trabajo.
Qu polticas implementaron ambos
pases para avanzar hacia eldesarrollo?
En Finlandia se firm un pacto social
principalmente entre empresarios y
t r a b a j a d o r e s , y e n c o n j u n t o
decidieron priorizar el desarrollo de la mejor
educacin posible, destinando el 30% de las
mejores inteligencias a una educacin donde
el compartir era ms importante que el
competir, donde se alcanz un nivel de
integracin por encima del resto de los pases
europeos (con el mismo nivel de calidad y de
integracin entre el campo y la ciudad, entre
hombres y mujeres y entre jvenes originarios
del pas y jvenes provenientes de otros pases
y culturas ). Todo esto ligado a una fuerte
inversin para recuperar al mayor nmero de
jvenes (jvenes con problemas conductuales
o con discapacidades fsicas), sin dejar de
lado las artes la ciencia ,y el dominio de laslenguas maternas. As, mientras Finlandia
pudo transformarse en una potencia
industrial, un pas culto e integrado, con una
moral notable y que lograba escapar a la
precariedad de la vida a la que nos ha
impulsado el estado actual del sistema
capitalista en su etapa actual, Chile, por suparte, en la trampa del lucro y de una
competencia brutal ha quedado limitado a
ser slo exportador de minerales, frutas y
otras riquezas naturales, sin ser capaces
de producir valor agregado, privilegiando el
crecimiento sobre el desarrollo y valorando el
competir sobre el compartir. Esta pobreza
creativa comienza a producir los primeros
temores sobre nuestro futuro. El reciente
llamad de alerta de una psible baja delprecio del cobre, la torpeza empresarial, que
por negar una peticin exigua estuvo a punto
de hacer fracasar el embarque de fruta de todo
un ao, la precariedad de la vida y,
finalmente, el egosmo inhumano de quienes
quieren continuar controlando pas
visualizando slo su afn de lucro y de
ganancia, hacen imposible estructurar un
sistema de educacin con la creatividad
indispensable para contribuir al desarrollo delpas
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La doctrina social de la IglesiaCatlica
Jorge Gonzlez Guzmn
La encclica Rerum Novarum (RN) , escritapor el papa Len XIII en 1891, es consideradadentro de la iglesia catlica como la raz y elfundamento de la llamada Doctrina Social dela Iglesia, doctrina que continu
desarrollndose a travs de numerosasencclicas y documentos oficiales a lo largo deestos 122 aos. Al respecto cabe destacar lasencclicas Quadragesimo Anno (QA: Pio XI,1931), Mater et Magistra (MM: Juan XXIII,1961), Populorum Progresio (PP: Pablo VI ,1967), Gaudium et Spes (GS: Pablo VI, 1965)y Centesimus Annus (CA: Juan Pablo II,1991).
Todos estos documentos contienen una lneams o menos coherente de pensamiento social,an cuando su desarrollo no ha sido para nadalineal y ha sido condicionado por una serie deacontecimientos histricos notables ocurridosa lo largo de todo el siglo XX. El cuidado quehay que tener con estos documentos es que, aligual que ocurre con las escrituras y librossagrados de las distintas religiones, estn llenasde imgenes, metforas , contradicciones yambigedades que, ledas de una manera uotra, conducen a interpretaciones diversas ycontrarias. En el caso de las encclicas a que
nos referimos hay que agregar lasinterpretaciones que hacen los respectivospapas de los complejos movimientos ydoctrinas sociales que surgieron en elconvulsionado siglo XX. Por ejemplo, ante elavance de las ideas socialistas, que eran
percibidas como una prdida de influencia ypoder de la iglesia, Pio XI afirma (en 1931 )
socialismo religioso o socialismo cristiano son trminoscontradictorios; nadie puede al mismo tiempo ser buencatlico y socialista verdadero (QA, 2 ). O biencuando Juan Pablo II habla (en 1991) del compromiso imposible entre marxismo ycristianismo (CA, 26 ).
A pesar de todo eso, es posible extraer de esasencclicas toda una lnea coherente deorientaciones sociales y principios bsicos queno solamente no son contradictorios con elmarxismo, sino que son esencialmente
coincidentes con l.Pensamos que es necesario distinguir, entre lasideas y afirmaciones que aparecen en lasencclicas, dos categoras: aquellas que serefieren a los principios fundamentales, a lasorientaciones ticas bsicas, de aquellas queson solo opiniones cont ingentes,observaciones especficas y de detalle acerca dela cuestin econmica y social. Es la Iglesiamisma la que, en el fondo, hace ese distingo alproclamarse experta en humanidad y moral
y descalificarse en los aspectos tcnicos ycontingentes al enfatizar que no tiene modeloseconmicos que ofrecer (CA, 43). Pues bien,pensamos que las orientaciones y principiosbsicos que proclaman las encclicas socialessolo se pueden concretizar en la prctica enuna sociedad socialista, entendida sta en susentido estrictamente marxista, como Modo deProduccin basado en la predominancia de lapropiedad social de los medios de produccin.
Est claro que esta afirmacin puede parecer, a
primera vista, curiosa, o al menosextempornea, ahora que en muchas partes seest considerando apresuradamente alsocialismo como fracasado y obsoleto, a razde los fracasos de los primeros intentoshistricos de su construccin en la prctica.
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Sin embargo, si observamos el asunto con unpoco ms de atencin, la idea del socialismo seencuentra profundamente ligada a laconcepcin bsica de los derechos naturalesdel Hombre que expresan las encclicas.
En efecto, el punto central y controversial es elderecho a la propiedad privada, considerado comoderecho natural para toda persona humana(RN 9 , 14).
Sin embargo, como todo derecho humano,este derecho no puede ser ejercido poralgunos, privando del mismo derecho a losdems. Si es un derecho natural, debe ser
vlido para todos. Juan XXIII lo diceexpresamente en su encclica:
el derecho de propiedad se configura de tal manera queno puede constituir obstculo para que sea satisfecha lainderogable exigencia de que los bienesequitativamente afluyan a todos, segn los principios dela justicia y la caridad(MM, 43).
Qu ocurre con los grandes medios deproduccin? Puesto que estos medios debenser utilizados por muchos individuos a la vez,formando un organismo social que no esposible desintegrar, a menos que se liquide elmedio de produccin mismo, la nica formade ejercer el derecho de propiedad es mediantela propiedad compartida. Ms an, estosgrandes medios de produccin (pinsese, porejemplo, en la gran industria del cobre ennuestro pas) involucran a la sociedad entera y,por lo tanto, el derecho de propiedad debe sercompartido por toda la sociedad. Esta idea noaparece con claridad en la primera encclica,
Rerum Novarum, pero s se empieza aconfigurar en las que le siguen, llegando ahacerse clara y explcita en Mater et Magistra alproclamar el derecho de los trabajadores a
que participen en cierta manera en la propiedad, enla administracin y en las ganancias obtenidas (MM,
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Paulo VI lo expresa del siguiente modo:
La propiedad privada no constituye para nadie underecho incondicional y absoluto.el derecho depropiedad no debe jams ejercitarse con detrimento dela utilidad comn(PP, 23).
Las encclicas papales reconocen desde unprincipio el doble carcter de la propiedad: quees privada y social a la vez. Pablo VI lo expresaclaramente:
la propiedad privada comporta, por su mismanaturaleza, una funcin social que corresponde a la ley
del destino comn de los bienes(GS, 71).
Esto significa que una gran empresa, aunquesea privada, tiene una responsabilidad socialque no puede soslayar. Desgraciadamente, nohay mecanismos efectivos que obliguen a unaempresa al cumplimiento de estaresponsabilidad social, salvo que su propiedadsea, de algn modo, compartida por toda la
sociedad. En particular, respecto de lapropiedad de la tierra, donde la legitimidad de
una reforma agraria era cuestionada por losgrandes terratenientes, Pablo VI expresa:
El bien comn exige, pues, algunas veces, laexpropiacin, si por el hecho de su extensin, de suexplotacin deficiente o nula, de la miseria que de elloresulta a la poblacin(PP, 24).
Por otro lado, en las encclicas se aprecia,desde un principio, las limitaciones de carctertico que es preciso imponerle al mercado.Esto nuevamente va a contrapelo de la modaactual, que endiosa y absolutiza al mercado an
en ciertos mbitos donde antes eraconsiderado fuera de lugar. La crtica sepresenta en forma explcita en lo que es laesencia misma del Capitalismo: el mercado deltrabajo. La dignidad del trabajador comopersona humana (RN 31; MM 18 ) escuestionada cuando ste vende su fuerza detrabajo bajo las leyes implacables del mercado.
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Es el mismoL e n X I I Iquien lo expresade este modo:
an concedidoque el obrero y supatrono librementeconvengan en algo,y particularmenteen la cantidad desu salarioelobrero, obligadopor la necesidad omovido por elmiedo a un malmayor, aceptaseuna condicin msdura que , aunqueno quisiera tuviese que aceptareso sera hacerleviolencia, y contra esa violencia reclama la justicia .
Juan XXIII lo explicita con toda claridad:
..el trabajo debe ser valorado no como una mercanca,sino como expresin de la persona humana. Para lagran mayora de los seres humanos el trabajo es la
nica fuente de la que obtienen los medios desubsistencia, y por esto su remuneracin no puede serdejada a merced del juego mecnico de las leyes delmercado (MM, 18) . Tambin Pio XIexpresa esta idea, pero extendida a toda la vidaeconmica:
Pero la libre competencia an cuando, encerradadentro de ciertos lmites, sea justa y sin duda til, nopuede ser en modo alguno la norma reguladora de lavida econmica(QA, 57).
Frente a todas estas consideraciones lapregunta que salta aqu a la vista es lasiguiente: Es el Capitalismo , como Modo deProduccin, susceptible de ser reformado enel sentido de las orientaciones fundamentalesde la Doctrina Social de la Iglesia ? Y del
mismo modo la siguiente: Es el Socialismo,como Modo de Produccin, susceptible de serconstruido (o reconstruido en aquelloslugares en que se ha desplomado) siguiendodichos principios bsicos? Pablo VI , en suencclica Gaudium et Spes va, a nuestro juicio
directamente al meollo de la cuestin:El desarrollo econmico debe quedar bajo el controldel Hombre, y no al solo arbitrio de unos pocoshombres o grupos dotados de excesivo podereconmico. (GS, 65) . Traduciendo estasentencia, y tomando en cuenta tambin lasanteriores, llegamos a que el procesoeconmico global no puede quedar supeditadoa las leyes impersonales del mercado, sin que lasociedad en su conjunto determine sudesarrollo: en otras palabras, la propiedad
social de los medios de produccin debe serdominante. Pero esto no es otra cosa que laesencia misma del Socialismo.
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Presentacin al libro
Estiba y Desestiba. Trabajo y Relatos
del Valparaso que fue (1938 - 1981)
de Valentina Leal & Carlos Aguirre
(Facultad de Humanidades, Universidad de
Valparaso, 24 de enero de 2013)Pablo Aravena Nez
Buscando algn referente del trabajo que hoy
comentamos, es decir, algn otro texto
anterior que diera cuenta de la realidad de los
estibadores de Valparaso desde sus propias
experiencias, fui a dar con el volumen 18 de la
coleccin Nosotros los chilenos, publicado
en junio de 1972 por la Empresa Editora
Nacional Quimant, titulado As trabajo yo,
en donde la primera parte est dedicada a los
estibadores. En primer lugar con esto quierohacer notar que en cuarenta aos no surgi
una iniciativa similar, pese a las dramticas
transformaciones de nuestro puerto y el
enorme costo humano para los trabajadores y,
consecuentemente, para la ciudad. He aqu una
primera interrogante: Por qu no se formul
antes un proyecto tal considerando que en
Valparaso coexistieron tres departamentos
universitarios de historia? En cambio a qu
temas estaban y estn dedicados nuestros
historiadores locales? Qu servicio han
prestado en pro de la comprensin de los
problemas ms apremiantes de la ciudad?
Para ms, a estas alturas ese texto de
Quimant no nos sirve por s solo para
comprender lo que nos acontece en
Valparaso. En este sentido tampoco esequiparable al que hoy nos entregan Valentina
Leal y Carlos Aguirre. Y no solo por las
intencionalidades de cada proyecto (las dos
polticas, aunque con distinta intensidad): la
construccin/afirmacin de una identidad
proletaria (el primero) y la explicacin
genealgica de un presente problemtico (el
segundo). Sino porque el primero, el de
Quimant, ha devenido en documento para la
historia.Para el caso, debemos entender que un
documento es un texto trasformado en huella
y para que esto ocurra deben darse ciertas
condiciones en el presente en el que
c o m p a r e c e n u n e s p r i t u
historiador (Chatelet) y un texto. Si la huella
es la permanencia de una ausencia, lo que aqu
planteamos es que el texto de Quimant ha
devenido huella (documento) en la medida
en que acusamos la falta de ese trabajoportuario que describe. El documento por s
solo no explica nada. Es trabajo irrenunciable
del historiador elaborarlo en relacin con otras
huellas, para as ayudar a explicar el porqu de
esa falta hoy. Lo que en ningn caso equivale a
justificarla. Todo lo contrario, pues el espritu
historiador remarca siempre lo arbitrario (lo
artificial) de toda transformacin.
En efecto, aquel texto (en cuya edicin
tuvieron responsabilidad directa el poltico ehistoriador Alejandro Cheln Rojas y el poeta
Alfonso Alcalde) dibuja un cuadro del trabajo
del gremio de los estibadores que es hoy
irreconocible. Este extraamiento se ve
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reforzado por los recursos retricos
introducidos que tienen por objetivo reforzar
una identidad obrera, afirmando valores comola lucha social, el sacrificio, la valenta, la
organizacin sindical y la filiacin del trabajo
portuario con el ms puro de los linajes
proletarios en el imaginario de la izquierda
chilena: el proletariado salitrero.
Ese trabajo portuario, tan real como
imaginado del que da cuenta el texto de
Quimant, se caracteriza por las conquistas,
por los derechos adquiridos, en una
palabra, por su calidad. Hoy sabemos: eltrabajo humano en las labores del puerto es
cada vez ms marginal y de una precariedad
compartida con otras actividades laborales del
Chile neoliberal.
El presente libro trabaja con documentos
(fundamentalmente prensa local de la poca),
pero tambin posee el mrito de provocar hoy
testimonios para producir documentos
originales. Ante todo, estos poseen el valor de
ser testimonios de antiguos estibadores queorganizan su recuerdo teniendo como centro
de gravedad el mismo presente desde el que
los autores se preguntan, junto con tantos
otros ciudadanos porteos: por qu
Valparaso est como est? Qu fue de ese
Valparaso que fue?
En la primera parte del libro los autores
desarrollan, como he sealado arriba, una
explicacin genealgica de la actual ruina de la
ciudad. Una ciudad por sobre la que transitanmillones de dlares anualmente, derivados de
su actividad portuaria, de los que no queda en
ella ni un dlar. Nuestros gobernantes y sus
financistas de campaa antes de modificar la
ley y procurar algn grado de tributacin local,
han preferido en su lugar la invencin de
patrimonio para impulsar el turismo y
maquillar el asunto con iniciativas de
responsabilidad social de la empresa
portuaria.
La realidad de la ciudad no fue siempre esta.
Hubo un tiempo, no tan lejano (la dcada de
los 60 y 70), en que la ciudad reciba de algn
modo parte de la riqueza que se mova en el
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puerto. Un tiempo en que en Valparaso haba
trabajo, no solo en el puerto, sino que
derivado de esta misma actividad, en diversasindustrias y comercios. Una poca que
desapareci no del todo naturalmente, sino a
partir del momento en que la organizacin de
los trabajadores ya no pudo influir ms en el
aparato del Estado, quedando ste a
disposicin, primero, de las antiguas fortunas
nacionales y los nuevos empresarios que
asuman las funciones de un Estado en
desmantelamiento y, luego, a disposicin de
los grupos econmicos trasnacionales. Esemomento se inicia en septiembre de 1973.
Existe un extendido mito, incluso en los
mismos trabajadores portuarios, acerca del
carcter inexorable del destino de cesanta que
se avecinaba desde fines de los 70: la
introduccin de las nuevas tecnologas y
modos de empacar la carga, tarde o temprano,
terminaran por prescindir del trabajo humano.
El clculo es cierto solo
en la medida que laorganizacin del gremio
estuviese anulada. As se
lo puede entender luego
del siguiente hecho
registrado en 1978: el 26
de julio visita Valparaso
William H. Chester,
d i r i g e n t e g r e m i a l
e s t i b a d o r
nor t eamer icano ( y
antiguo colaborador de
Martin Luther King),
quien quiso reunirse con
los trabajadores para
i n t e r c a m b i a r
experiencias, instancia en la que indic un
importante dato: el impacto de los containers
en los puertos de Estados Unidos no habaprovocado cesanta, no cobr ni un solo
puesto de trabajo (p. 45).
Otra mistificacin es posible constatar a partir
del habitual juicio condenatorio de las
prcticas informales de subcontratacin por
parte de los estibadores en posesin de
matrcula, sistema conocido comnmente
como de medios y cuartos pollos. Es cierto:
el pago por el turno de trabajo era tan elevado
que un trabajador poda ofrecer a otro sinmatrcula el turno pagando la mitad de la
remuneracin, e incluso ste subcontratado
poda contratar a un tercero (un cuarto pollo).
Si bien es posible constatar una micro relacin
de abuso, tambin es cierto que ese dinero iba
a parar directamente a la ciudad (va comercio,
por ejemplo) y alimentaba una vida social
bullente. No otro es el origen de la bohemia
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del barrio puerto (hoy intilmente hecha
resucitar va turismo). La supuesta solucin a
este abuso, esto es, la sustraccin del derecho amatrcula y la usurpacin del derecho a
autorizar el trabajo por parte de los sindicatos,
no hizo ms que amplificarlo. Los
beneficiarios cambiaron y se redujeron: ahora
ya no seran los obreros dueos de matrcula,
sino los empresarios, ya que se pagaran menor
sueldo (menos de la mitad del antiguo) y los
trabajadores no tendran derecho a voz ni a
voto respecto al destino del puerto.
En septiembre de 1981 los gremios agrupadosen la Comach (Confederacin Martima de
Chile) quisieron pedir la intervencin de
Augusto Pinochet para que ste pudiera
modificar algunos aspectos de la Ley N
18.032. En esa carta expresan:
Que esta ley despoja totalmente a los
trabajadores martimos de sus legtimos
derechos, destroza totalmente su estructura
gremial, genera cesanta para todos aquellos
que han dado toda su vida en este trabajo, creacrisis econmico social del difcil solucin,
fomenta el odio entre trabajadores, discrimina
hasta el punto de que ni las garantas del plan
laboral les son dadas a los trabajadores
martimos pues no tenemos derecho a
negociar y perdemos todo lo que tenamos en
aspecto remuneracional, logrado con
sacrificios de ms de 50 aos.
La carta no tuvo respuesta. Con seguridad
porque lo que se pretenda con la ley eraprecisamente lo que los trabajadores exponan
a Pinochet como un efecto no previsto.
De este modo se interrumpi tambin la
inyeccin de dinero del puerto a la ciudad y se
desintegr la sociabilidad popular portea (el
resto lo hizo el toque de queda). Si a stasociabilidad los autores del presente libro han
llamado esencia portea, estamos en
condiciones de decir que Valparaso hace ya
tiempo no tiene esencia. Nos hemos
conformado a cambio con la cscara
patrimonial, con la cosmtica de los edificios
antiguos y una particular actividad cultural de
clowns, malabaristas, batucadas y carnavales.
Porque este es un libro capaz de generar todas
estas y ms disquisiciones en quien lo lea, perosobre todo porque posibilita una mejor
comprensin de lo que nos pasa, es que es una
lectura imprescindible para cualquier
ciudadano que haya descuidado su memoria.
Tambin para recordarle algunas cosas a los
que no quieren recordar o recuerdan mal. Pero
sobre todo para una nueva generacin para los
que Valparaso no es ms que una postal, un
mero escenario ad-hoc para desplegar la
melancola propia de los sin futuro. Quiz si
comprendieran cmo lleg a ser el estado
actual de cosas podran representarse el
presente no como un destino fatal, sino como
el lugar en que se construye el futuro. Como
siempre: arriesgando, peleando y asumiendo.
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Q u i n e s S o m o s
Como grupo de acadmicos de izquierda mantenemos
desde hace un tiempo una relexin acerca de la educa-cin superior en Chile. En conocimiento de que otros co-
legas han estado preocupados por una problemtica si-milar, y han elaborado trabajos al respecto, les invita-mos, por medio de esta hoja a debatir en conjunto. Espe-
ramos que este sea el embrin de una futura discusin
que no dudamos ser enriquecida gracias al debate.
Por supuesto que para que este debate rinda frutos, debeincluir a todos quienes estamos por un nuevo sistemauniversitario, razn por la cual desde ya invitamos a con-
tribuir en nmeros posteriores a quienes entiendan laUniversidad de manera no funcional al actual modeloeconmico.
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n d i c e EDITORIAL ( CdE n.234 23ppReflexiones sobre la situacin educacional.
Gustavo Quintana M. 6-11pp
La doctrina social de la Iglesia Catlica
Jorge Gonzlez Guzmn 12-15pp
Presentacin al libroEstiba y Desestiba. Trabajo y Relatos del Valparasoque fue (1938 - 1981)
de Valentina Leal & Carlos Aguirre
(Facultad de Humanidades, Universidad de Valparaso,24 de enero de 2013)
Pablo Aravena Nez 16-19pp
V I S T A N O Shttp://cuadernosdeeducacion.wordpress.com/