Cuadernos de Educación MAR-MAY (Año VII) nº24

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    CUADERNOS DE EDUCACICUADERNOS DE EDUCACICUADERNOS DE EDUCACINNN .

    N24 (AO VII) 2013N24 (AO VII) 2013N24 (AO VII) 2013Publicacin Trimestral Gratuita

    ISSN 0719-0271.

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    TTULO DEL DOCUMENTO

    Editorial CdEn24

    Estos ltimos meses han resultado bastante

    convulsionados en lo que a materia poltica se

    refiere. En marzo, la vuelta de la ex presidenta

    Bachelet a Chile, con su renuncia a la ONU

    Mujeres, signific un replanteamiento en

    diversos sectores de la poltica chilena. Y no

    solo por su venida y posterior candidatura

    presidencial, sino que tambin porque suscita

    debates necesarios para el pas: la educacin,

    los recursos naturales, la salud, AFP, etc. Estos

    asuntos an no afloran con la suficiente fuerza

    para ser discutidos en el presente ao electoral.

    Ni siquiera el movimiento social, con sus

    demandas constantes, ha sido capaz de poner

    en la palestra meditica los temas. Los medios

    de comunicacin en Chile siguen estando en

    manos de unos pocos, por lo que lo

    meditico, tal como la palabra lo indica, est

    en manos de quienes defienden y sustentan su

    quehacer en el modelo econmico neoliberal.

    Nuestro mundo, dominado por las imgenes,

    requiere de stos. As, la llegada de la ex

    presidenta Bachelet nos plante temas, pero

    an ms. En un mes tan convulsionado como

    lo fue abril, los estudiantes vuelven a salir a las

    calles, se destituy al Ministro de Educacin

    Harald Beyer (el segundo en toda la historiadel pas), se cuestion duramente las cifras del

    Censo (del cual, hasta ahora, no exista registro

    de dificultades en sus cifras), se cuestion el

    clculo del IPC y hasta el Banco del Estado

    fue cuestionado y formalizado por los vicios

    usuales del modelo econmico. Adems, para

    cerrar la lista de asuntos pblicos en el pas, larenuncia del candidato de la UDI, Laurence

    Golborne, cierra un ciclo en la historia poltica

    nacional. Su baja solo puede explicarse por un

    tema tctico. No es casual que en un momento

    coyuntural de su campaa se den a conocer los

    casos en que Golborne estaba involucrado con

    Cencosud y sus inversiones en las islas

    Vrgenes: la derecha moviliz en los medios la

    situacin en un momento en que Golborne ya

    no tendra posibilidades de ser presidente.Entonces, Qu buscaba con el posterior

    candidato?

    La entrada de Pablo Longueira, como

    candidato presidencial de la UDI, puede

    entenderse por la necesidad de volver a la

    poltica. Y a una poltica que est enmarcada

    en dejar de lado los espacios en los cuales los

    candidatos de la derecha emitan un discurso

    que haca verlos como fuera del espacio

    poltico. El sentido comn queda afuera.

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    Ahora entra un candidato que no tiene

    problemas en nombrar a Jaime Guzmn en susdiscursos, en invitar a la DC disidente de la

    Concertacin a unirse a su campaa. La

    derecha de la expresin fcil, en la cual lo

    importante es la imagen y la tecnocracia, se

    acab. Lleg con Longueira la derecha a

    golpear la mesa e imponer sus convicciones

    Por otra parte, el reciente apoyo del Partido

    Comunista a la candidatura de Michelle

    Bachelet tambin produjo

    dolores en varios sectores

    polticos del pas. Comoera de esperar, este hecho

    descompuso a la Derecha

    y a ciertos sectores

    llamados ultraizquierdistas.

    Pero tambin desde la

    presidencia de la DC hubo

    reacciones, toda vez que es

    innegable que este hecho

    desfavorece las pretensiones para un mejor

    posicionamiento de la candidatura de ClaudioOrrego en las prximas elecciones primarias.

    Ante el panorama actual, variable, en el cual

    todos los das se generan cambios, nos

    corresponde al pueblo en su conjunto y, en

    particular, al mundo universitario enterar a la

    ciudadana de los cambios que Chile necesita.

    El debate, est abierto.

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    Relexiones sobre la situacin

    educacional.

    Gustavo QuintanaM.

    Si partimos de la premisa que el desarrollo de

    un sistema educacional de calidad es

    condicin indispensable para el

    desarrollo global y la eliminacin de las

    diversas formas de segregacin en un pas

    (raciales, sociales, de gnero.) y agregamos el

    inmenso consenso que existe sobre el desastre

    del modelo chileno y el dao causado a la

    inmensa mayora de los estudiantes, aparece

    como natural una reflexin sobre el origen,

    la paternidad y los diversos grados de

    responsabilidad en la concepcin, instalacin,

    desarrollo y desastre final del modelo chileno.

    Si adems ubicamos esta reflexin en el

    contexto de la campaa electoral , la acusacin

    constitucional al ministro de educacin, la

    f o r m a v e r g o n z o s a e n q u e l o s

    diferentes grupos polticos tratan de eludir su

    responsabilidad en el desarrollo del desastre

    educacional y el resultado igual a cero de las

    medidas del gobierno de Piera , opinin al

    menos compartida por los 150.000 estudiantes,profesores, apoderados y trabajadores que fue

    manifestada el 10 de Abril en Santiago junto a

    cientos de miles en todo Chile, tendremos una

    base bastante amplia de anlisis.

    Las bases del modelo

    Las bases del actual modelo las encontramosen los DFL de 1980-1 y en la concepcin de

    que la educacin no es un derecho sino una

    mercanca que se transa en un mercado

    desregulado, entre quienes tienen la posibilidad

    de acceder a l.

    Las primeras medidas de la dictadura se

    orientaron a borrar de una plumada los

    tradicionales aportes que el sistema

    educacional chileno entregaba al pas, desdeel nacimiento de la repblica ( en el plano

    cultural, social, de integracin a la solucin de

    los problemas de la sociedad, fueran ellos de

    tipo cientfico, econmico o tecnolgico) ,

    culpabilizando a estas virtudes como las

    causas del retroceso acadmico de la

    universidades por burocratizar su

    quehacer. Segn la dictadura el sistema

    adolecera del impulso creador que la

    libre competencia y el mercado entregaran.

    La gratuidad de la educacin desaparece

    (reduccin en 50% en ms o menos 5 aos

    salvo en la educacin municipal) y quienes no

    tienen recursos para pagar los nuevos

    aranceles deban recurrir al crdito

    fiscal, convirtindose en deudores desde su

    ingreso y convirtiendo al Estado en vulgar

    prestamista.

    Dos aspectos no visualizados en la instalacin

    del sistema constituyen hoy en da la cara ms

    visible del desmoronamiento de todo el

    sistema. Me refiero al LUCRO, que

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    fatalmente se convierte en el motor de un

    s i s t e m a t a n a b i e r t o

    y desregulado y la creacin artificial de lanecesidad de alcanzar un cartn universitario

    ( necesidad al servicio del mayor lucro), sin

    ver que ellos sobrepasaran con mucho las

    hipotticas necesidades y formaran una

    generacin de cesantes ilustrados y hoy en da

    tambin de estafados ilustrados (U. del

    Mar )

    En relacin a la educacin municipal (DFL-1

    3063 de traspaso a las municipalidades de

    escuelas bsicas y liceos de enseanza media

    estatales y DL4002 de exigencias mnimas en

    la formacin de los nios) los decretos

    sealados son la base de la

    creciente segregacin al entregar a los

    alcaldes la administracin de las escuelas

    pblicas y la potestad de reducir de 10 a 5 las

    asignaturas obligatorias en la enseanza bsica

    ( que muchas veces no pasan del manejo de

    las cuatro operaciones aritmticas, algo dehistoria y geografa y reglas de urbanidad,

    moral y buenas costumbres), todo esto en

    funcin de los recursos de las respectivas

    municipalidades.

    Esto se tradujo en educacin de mayor

    calidad para las comunas ricas y menor en

    las comunas pobres, producindose as

    un xodo masivo de estudiantes de la

    escuelas municipales a las privadas

    subvencionadas con copago, aun cuando este

    copago es slo un engao ms, pues los

    rendimientos en este segundo segmento, con

    o r g e n e s s i m i l a r e s d e s u s

    estudiantes, es similar y el copago es slo un

    truco de marketing para actuar sobre los

    escasos recursos y los temores de padres yapoderados en la carrera por un cartn

    universitario muchas veces intil

    En resumen, la poltica de la dictadura ha

    sido eficaz para demoler la educacin

    pblica, en especial la bsica y media, y

    mantener los objetivos esenciales de la derecha

    de oponerse a la gratuidad de la educacin y

    defender intransablemente el LUCRO.

    Y que fue del impulso creador que la

    competencia entre universidades privadas y el

    incentivo del LUCRO permitira finalmente

    el disparar la excelencia acadmica ? Slo una

    de ellas calific como universidad de

    investigacin, y el resto de la calidad y la

    excelencia acadmica continua radicado en las

    antiguas del Consejo de Rectores. De las ms

    de 30 nuevas universidades privadas cinco oseis tienen un desempeo docente

    aceptable y otras seis desarrollan actividades

    de calidad en reas ms restringidas del

    conocimiento. Del resto, slo el LUCRO es

    su objetivo.

    Las victimas

    La primera agresin, el fin de lagratuidad, que a pesar

    de ser progresiva ,

    tras 40 aos de modelo ha dejado una huella

    dolorosa en los estudiantes, fue slo el

    comienzo. Luego vino una serie de medidas

    hasta configurar el derrumbe del

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    sistema sobre los hombros de quienes ms

    necesitan una educacin de calidad,

    accesible aun para los que no pueden pagarla.

    Daremos unas pocas cifras que ilustren la

    forma progresiva de cmo los estudiantes

    fueron asumiendo esta carga.

    Mientras el nmero de nuevas

    universidades privadas y su alumnado

    estuvo por debajo del de las del consejo de

    rectores, un 50% de los estudiantes que

    ingresaban deba retirarse cargando la

    deuda del crdito fiscal y slo un 40 % de los

    que egresaban trabajaban en empleos

    relacionados con sus estudios . Del otro 60%

    de afortunados que egresaban un 16%

    engrosaban el grupo de cesantes ilustrados y elresto trabajaban en cualquier cosa, en forma

    generalmente precaria.

    Cuando las bondades del negocio se hicieron

    ms evidentes ingresaron al sistema algunas

    trasnacionales de la educacin (Laureate,

    SEK, etc.) y se crearon subterfugios para

    aumentar las matrculas y el nmero

    de estudiantes que financiaban este

    creciente negocio (disminucin de lospuntajes de ingreso, creacin de carreras

    esotricas , la ley de aseguramiento de la

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    calidad como subterfugio formal que, lejos de

    asegurar la calidad, slo intentaba dar la

    imagen de universidad sin definir en ningnmomento un proyecto de desarrollo y sus

    necesidades)

    Esta carga creciente sobre los estudiantes

    afecta hoy en da a unos 370.000 que

    adeudan aproximadamente 1 BILLON DE

    PESOS, segn la superintendencia de

    bancos, sin contar con los 110.000

    morosos del Fondo Solidario que

    agregan 300.000 millones de pesos a la

    deuda. A todo esto no se han

    incorporados aun los 18.000 estudiantes de

    l a U n i v e r s i d a d d e l M a r ,

    que CONFORMAN los primeros estafados

    ilustrados. (deudores sin ninguna

    acreditacin acadmica ni posibilidades de

    terminar sus estudios en otra universidad)

    Los culpables y responsables

    Los mayores responsables de lacreacin, instalacin, desarrollo y

    aprovechamiento del modelo , los padres

    putativos de l, deben buscarse en primer lugar

    entre los sectores ms cercanos a

    Pinochet, donde se gest el modelo, y entre

    ellos a Jaime Guzmn y su grupo, nucleados

    en torno a los participantes en Chacarillas, la

    UDI y sectores ultrarreaccionarios que

    fueron los aliados civiles de la dictadura. A

    continuacin debe considerarse a quienesadministraron el modelo por 20 aos

    la Concertacin sin proyecto propio y

    afirmando su poltica de gobierno (con la

    educacin entre los ms afectados) en la

    poltica de los acuerdos, dando por sanas a las

    polticas de Pinochet.

    De all nacieron y se desarrollaron el fin de la

    gratuidad de la educacin y los DFL de los

    aos 80 a 81, la libertad de aranceles de las

    nuevas universidades privadas, la ley de

    acreditacin de la calidad y la C.N.A, el

    incentivo para el aumento sin lmites de la

    matrcula universitaria en desmedro de la

    calidad (la investigacin y creacin se

    t r a n s f o r m a r o n e n a c t i v i d a d e s

    opcionales y, finalmente, el Estado termin

    por avalar los crditos bancarios y el salto de

    2% a 6% en los intereses, medida

    que constituy la ruina para muchos sectores

    medios).

    Quines manejaron esta mquina de

    producir ganancias?

    Primero, desde los primeros aos hasta

    hoy hay sectores que buscaban ybuscan consolidar una sociedad segregada,

    una sociedad con dos tipos de educacin, una

    para la elite rica destinada a gobernar el pas

    y otra para los pobres, al servicio de los

    primeros, una que en definitiva les permitiera

    enriquecerse.

    En relacin a la integracin de los primeros al

    sistema universitario debemos sealar en

    primer lugar al grupo de Chacarilla con JaimeGuzmn a la cabeza, la UDI el Opus Dei

    (Universidad Santo Toms y colaboradores

    civiles ultrarreaccionarios de Pinochet).

    Elementos destacados de este grupo fueron

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    Carlos Bombal, jefe de gabinete del rector

    Swett, destinado al trabajo sucio,

    como la entrega del profesor Juan AvalosDavidson a los agentes de la CNI, despus de

    lo cual desapareci (Le Monde Diplomatique ).

    Actor principal desde la primera hora fue

    Hernn Larran, en la primera poca en la

    Universidad Catlica y luego a travs de

    una fuerte ligazn con los propietarios de de

    la universidad Sto. Toms junto a Jos Jurasek

    y Luis Hernn Cubillos. Tambin ingresaron al

    mundo universitario Joaqun Lavn y C.

    Larroulet , copropietarios de la Universidad delDesarrollo, con Hernn Buchi como

    Presidente, Hernn Chadwick se

    incorpor a la Universidad del las Amricas .

    Como un caso particular, Francisco Javier

    Cuadra se incorpor como rector de una de

    las primeras nuevas universidades privadas, la

    Diego Portales. Cuadra, hombre de confianza

    de Pinochet, y pieza maestra en el ajedrez

    universitario, se fue de boca y cont haberestado presente en el asesinato por agentes de

    la CNI del militante del MIR Fernando

    Vergara ( lleg minutos despus de su muerte).

    La excesiva difusin de este hecho (que lleg

    a la jueza Raquel Lermanda ) oblig a Cuadra a

    renunciar.

    Representativo tambin de esta verdadera

    invasin de las nuevas universidades privadas

    es el caso de la universidad Finis Terrae porparte de un conjunto de economistas del

    rgimen de Pinochet ( Julio Phillippi,, Fernado

    Leniz, Pablo Barahona, Sergio de

    Castro, Jorge Cauas y Alvaro Bardn) , para

    ser reemplazados posteriormente por la

    congregacin de los Legionarios de Cristo.

    Ests ejempls ilustran cm se instal el

    nuev mdel y quienes deben

    asumir, despues de 30 an s, la principalrespnsabilidad en el desastre.Sin tener una responsabilidad ideolgica en la

    creacin y desarrollo del modelo, la

    Concertacin actu por comodidad y

    desidia contra los principios tradicionales de

    gran parte de los partidos que lacomponan, permitiendo la continuidad del

    modelo. Responsabilidad principal en este

    menosprecio del rol que deba jugar la

    educacin en el desarrollo de Chile la

    tienen Ricardo Lagos , como primer ministro

    de educacin , J.J. Brunner, el gur de la

    Concertacin y un grupo no menor de

    polticos de la DC ligados a la enseanza

    bsica y media y a algunas universidades.

    Posteriormente, en un contubernio increble,

    polticos de ambos sectores aparecen unidos

    en el desarrollo de la educacin bsica y

    media , en algunas universidades y en las

    instituciones calificadoras de calidad. Un caso

    sorprendente es la unin de Maximiano

    Errzuriz , impulsor en el Congreso de la ley

    de acreditacin de la calidad con los ex

    rectores Riveros y Ziga (Universidad de

    Chile y Universidad de Santiago,

    respectivamente) en la formacin de una

    sociedad calificadora de calidad.

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    Cmo encaran los pases ms

    desarrollados de la OCDE una

    educacin de calidad til para el

    desarrollo?

    El ministro BEYER y el presidente

    Piera, a diferencia de loa pases de

    la OCDE, han sostenido implacablemente

    el carcter privado de la educacin y lo

    natural y legtimo que significa el lucro comofactor estimulante de la calidad de la

    educacin

    Estas concepciones criticadas recientemente

    por la O.C.D.E., como la traba fundamental

    para que Chile pueda salir de su papel de

    simple exportador de riquezas sin valor

    agregado, se mantienen desde ms de 30

    aos ( D.L. de 1981). siendo ellas

    las principales responsables del

    desastre educacional (situacin preocupante

    ante la reciente cada del precio del cobre).

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    Cmo han estructurado estos pases

    sus sistemas educacionales?

    La inmensa mayora de los 30 pases de

    la O.C.D.E financiaba casi el total del gasto

    en educacin bsica y media con fondos

    pblicos( hasta 1999, segn el Banco

    Mundial), estando el control de ella en manos

    del Estado, con un promedio sobre el85%, con la excepcin de Chile con solo

    un 68% de gasto estatal Por su parte, el

    f inanciamiento de la educacin

    superior se encontraba en promedio sobre

    el 85% a cargo del Estado, con

    e x c e p c i n d e J a p n ,

    50%, Canad ,64%, U.S.A.48%, Corea 20%,

    Indonesia 50% y Chile 27%. (Banco Mundial

    1999) .

    A pesar de que la crisis redujo el aporte del

    Estado, el control de la educacin sigui en

    sus manos y en algunos casos la magnitud delfinanciamiento se mantuvo, como en

    Finlandia y en los pases nrdicos . Dos casos

    interesantes, Finlandia y Chile, nos

    permiten visualizar la estrecha relacin entre

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    financiamiento estatal, calidad de la

    educacin y el desarrollo de un pas en su

    expresin ms amplia, mucho ms all quela simple competencia entre pruebas de

    conocimiento. Comparativamente, Finlandia y

    Chile eran pases claramente subdesarrollados

    en loa aos 70, siendo Chile un pas rico en

    recursos naturales y Finlandia un pas en el

    que sus habitantes emigraban al resto de

    Europa en busca de trabajo.

    Qu polticas implementaron ambos

    pases para avanzar hacia eldesarrollo?

    En Finlandia se firm un pacto social

    principalmente entre empresarios y

    t r a b a j a d o r e s , y e n c o n j u n t o

    decidieron priorizar el desarrollo de la mejor

    educacin posible, destinando el 30% de las

    mejores inteligencias a una educacin donde

    el compartir era ms importante que el

    competir, donde se alcanz un nivel de

    integracin por encima del resto de los pases

    europeos (con el mismo nivel de calidad y de

    integracin entre el campo y la ciudad, entre

    hombres y mujeres y entre jvenes originarios

    del pas y jvenes provenientes de otros pases

    y culturas ). Todo esto ligado a una fuerte

    inversin para recuperar al mayor nmero de

    jvenes (jvenes con problemas conductuales

    o con discapacidades fsicas), sin dejar de

    lado las artes la ciencia ,y el dominio de laslenguas maternas. As, mientras Finlandia

    pudo transformarse en una potencia

    industrial, un pas culto e integrado, con una

    moral notable y que lograba escapar a la

    precariedad de la vida a la que nos ha

    impulsado el estado actual del sistema

    capitalista en su etapa actual, Chile, por suparte, en la trampa del lucro y de una

    competencia brutal ha quedado limitado a

    ser slo exportador de minerales, frutas y

    otras riquezas naturales, sin ser capaces

    de producir valor agregado, privilegiando el

    crecimiento sobre el desarrollo y valorando el

    competir sobre el compartir. Esta pobreza

    creativa comienza a producir los primeros

    temores sobre nuestro futuro. El reciente

    llamad de alerta de una psible baja delprecio del cobre, la torpeza empresarial, que

    por negar una peticin exigua estuvo a punto

    de hacer fracasar el embarque de fruta de todo

    un ao, la precariedad de la vida y,

    finalmente, el egosmo inhumano de quienes

    quieren continuar controlando pas

    visualizando slo su afn de lucro y de

    ganancia, hacen imposible estructurar un

    sistema de educacin con la creatividad

    indispensable para contribuir al desarrollo delpas

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    La doctrina social de la IglesiaCatlica

    Jorge Gonzlez Guzmn

    La encclica Rerum Novarum (RN) , escritapor el papa Len XIII en 1891, es consideradadentro de la iglesia catlica como la raz y elfundamento de la llamada Doctrina Social dela Iglesia, doctrina que continu

    desarrollndose a travs de numerosasencclicas y documentos oficiales a lo largo deestos 122 aos. Al respecto cabe destacar lasencclicas Quadragesimo Anno (QA: Pio XI,1931), Mater et Magistra (MM: Juan XXIII,1961), Populorum Progresio (PP: Pablo VI ,1967), Gaudium et Spes (GS: Pablo VI, 1965)y Centesimus Annus (CA: Juan Pablo II,1991).

    Todos estos documentos contienen una lneams o menos coherente de pensamiento social,an cuando su desarrollo no ha sido para nadalineal y ha sido condicionado por una serie deacontecimientos histricos notables ocurridosa lo largo de todo el siglo XX. El cuidado quehay que tener con estos documentos es que, aligual que ocurre con las escrituras y librossagrados de las distintas religiones, estn llenasde imgenes, metforas , contradicciones yambigedades que, ledas de una manera uotra, conducen a interpretaciones diversas ycontrarias. En el caso de las encclicas a que

    nos referimos hay que agregar lasinterpretaciones que hacen los respectivospapas de los complejos movimientos ydoctrinas sociales que surgieron en elconvulsionado siglo XX. Por ejemplo, ante elavance de las ideas socialistas, que eran

    percibidas como una prdida de influencia ypoder de la iglesia, Pio XI afirma (en 1931 )

    socialismo religioso o socialismo cristiano son trminoscontradictorios; nadie puede al mismo tiempo ser buencatlico y socialista verdadero (QA, 2 ). O biencuando Juan Pablo II habla (en 1991) del compromiso imposible entre marxismo ycristianismo (CA, 26 ).

    A pesar de todo eso, es posible extraer de esasencclicas toda una lnea coherente deorientaciones sociales y principios bsicos queno solamente no son contradictorios con elmarxismo, sino que son esencialmente

    coincidentes con l.Pensamos que es necesario distinguir, entre lasideas y afirmaciones que aparecen en lasencclicas, dos categoras: aquellas que serefieren a los principios fundamentales, a lasorientaciones ticas bsicas, de aquellas queson solo opiniones cont ingentes,observaciones especficas y de detalle acerca dela cuestin econmica y social. Es la Iglesiamisma la que, en el fondo, hace ese distingo alproclamarse experta en humanidad y moral

    y descalificarse en los aspectos tcnicos ycontingentes al enfatizar que no tiene modeloseconmicos que ofrecer (CA, 43). Pues bien,pensamos que las orientaciones y principiosbsicos que proclaman las encclicas socialessolo se pueden concretizar en la prctica enuna sociedad socialista, entendida sta en susentido estrictamente marxista, como Modo deProduccin basado en la predominancia de lapropiedad social de los medios de produccin.

    Est claro que esta afirmacin puede parecer, a

    primera vista, curiosa, o al menosextempornea, ahora que en muchas partes seest considerando apresuradamente alsocialismo como fracasado y obsoleto, a razde los fracasos de los primeros intentoshistricos de su construccin en la prctica.

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    Sin embargo, si observamos el asunto con unpoco ms de atencin, la idea del socialismo seencuentra profundamente ligada a laconcepcin bsica de los derechos naturalesdel Hombre que expresan las encclicas.

    En efecto, el punto central y controversial es elderecho a la propiedad privada, considerado comoderecho natural para toda persona humana(RN 9 , 14).

    Sin embargo, como todo derecho humano,este derecho no puede ser ejercido poralgunos, privando del mismo derecho a losdems. Si es un derecho natural, debe ser

    vlido para todos. Juan XXIII lo diceexpresamente en su encclica:

    el derecho de propiedad se configura de tal manera queno puede constituir obstculo para que sea satisfecha lainderogable exigencia de que los bienesequitativamente afluyan a todos, segn los principios dela justicia y la caridad(MM, 43).

    Qu ocurre con los grandes medios deproduccin? Puesto que estos medios debenser utilizados por muchos individuos a la vez,formando un organismo social que no esposible desintegrar, a menos que se liquide elmedio de produccin mismo, la nica formade ejercer el derecho de propiedad es mediantela propiedad compartida. Ms an, estosgrandes medios de produccin (pinsese, porejemplo, en la gran industria del cobre ennuestro pas) involucran a la sociedad entera y,por lo tanto, el derecho de propiedad debe sercompartido por toda la sociedad. Esta idea noaparece con claridad en la primera encclica,

    Rerum Novarum, pero s se empieza aconfigurar en las que le siguen, llegando ahacerse clara y explcita en Mater et Magistra alproclamar el derecho de los trabajadores a

    que participen en cierta manera en la propiedad, enla administracin y en las ganancias obtenidas (MM,

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    32)

    Paulo VI lo expresa del siguiente modo:

    La propiedad privada no constituye para nadie underecho incondicional y absoluto.el derecho depropiedad no debe jams ejercitarse con detrimento dela utilidad comn(PP, 23).

    Las encclicas papales reconocen desde unprincipio el doble carcter de la propiedad: quees privada y social a la vez. Pablo VI lo expresaclaramente:

    la propiedad privada comporta, por su mismanaturaleza, una funcin social que corresponde a la ley

    del destino comn de los bienes(GS, 71).

    Esto significa que una gran empresa, aunquesea privada, tiene una responsabilidad socialque no puede soslayar. Desgraciadamente, nohay mecanismos efectivos que obliguen a unaempresa al cumplimiento de estaresponsabilidad social, salvo que su propiedadsea, de algn modo, compartida por toda la

    sociedad. En particular, respecto de lapropiedad de la tierra, donde la legitimidad de

    una reforma agraria era cuestionada por losgrandes terratenientes, Pablo VI expresa:

    El bien comn exige, pues, algunas veces, laexpropiacin, si por el hecho de su extensin, de suexplotacin deficiente o nula, de la miseria que de elloresulta a la poblacin(PP, 24).

    Por otro lado, en las encclicas se aprecia,desde un principio, las limitaciones de carctertico que es preciso imponerle al mercado.Esto nuevamente va a contrapelo de la modaactual, que endiosa y absolutiza al mercado an

    en ciertos mbitos donde antes eraconsiderado fuera de lugar. La crtica sepresenta en forma explcita en lo que es laesencia misma del Capitalismo: el mercado deltrabajo. La dignidad del trabajador comopersona humana (RN 31; MM 18 ) escuestionada cuando ste vende su fuerza detrabajo bajo las leyes implacables del mercado.

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    Es el mismoL e n X I I Iquien lo expresade este modo:

    an concedidoque el obrero y supatrono librementeconvengan en algo,y particularmenteen la cantidad desu salarioelobrero, obligadopor la necesidad omovido por elmiedo a un malmayor, aceptaseuna condicin msdura que , aunqueno quisiera tuviese que aceptareso sera hacerleviolencia, y contra esa violencia reclama la justicia .

    Juan XXIII lo explicita con toda claridad:

    ..el trabajo debe ser valorado no como una mercanca,sino como expresin de la persona humana. Para lagran mayora de los seres humanos el trabajo es la

    nica fuente de la que obtienen los medios desubsistencia, y por esto su remuneracin no puede serdejada a merced del juego mecnico de las leyes delmercado (MM, 18) . Tambin Pio XIexpresa esta idea, pero extendida a toda la vidaeconmica:

    Pero la libre competencia an cuando, encerradadentro de ciertos lmites, sea justa y sin duda til, nopuede ser en modo alguno la norma reguladora de lavida econmica(QA, 57).

    Frente a todas estas consideraciones lapregunta que salta aqu a la vista es lasiguiente: Es el Capitalismo , como Modo deProduccin, susceptible de ser reformado enel sentido de las orientaciones fundamentalesde la Doctrina Social de la Iglesia ? Y del

    mismo modo la siguiente: Es el Socialismo,como Modo de Produccin, susceptible de serconstruido (o reconstruido en aquelloslugares en que se ha desplomado) siguiendodichos principios bsicos? Pablo VI , en suencclica Gaudium et Spes va, a nuestro juicio

    directamente al meollo de la cuestin:El desarrollo econmico debe quedar bajo el controldel Hombre, y no al solo arbitrio de unos pocoshombres o grupos dotados de excesivo podereconmico. (GS, 65) . Traduciendo estasentencia, y tomando en cuenta tambin lasanteriores, llegamos a que el procesoeconmico global no puede quedar supeditadoa las leyes impersonales del mercado, sin que lasociedad en su conjunto determine sudesarrollo: en otras palabras, la propiedad

    social de los medios de produccin debe serdominante. Pero esto no es otra cosa que laesencia misma del Socialismo.

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    TTULO DEL DOCUMENTO

    Presentacin al libro

    Estiba y Desestiba. Trabajo y Relatos

    del Valparaso que fue (1938 - 1981)

    de Valentina Leal & Carlos Aguirre

    (Facultad de Humanidades, Universidad de

    Valparaso, 24 de enero de 2013)Pablo Aravena Nez

    Buscando algn referente del trabajo que hoy

    comentamos, es decir, algn otro texto

    anterior que diera cuenta de la realidad de los

    estibadores de Valparaso desde sus propias

    experiencias, fui a dar con el volumen 18 de la

    coleccin Nosotros los chilenos, publicado

    en junio de 1972 por la Empresa Editora

    Nacional Quimant, titulado As trabajo yo,

    en donde la primera parte est dedicada a los

    estibadores. En primer lugar con esto quierohacer notar que en cuarenta aos no surgi

    una iniciativa similar, pese a las dramticas

    transformaciones de nuestro puerto y el

    enorme costo humano para los trabajadores y,

    consecuentemente, para la ciudad. He aqu una

    primera interrogante: Por qu no se formul

    antes un proyecto tal considerando que en

    Valparaso coexistieron tres departamentos

    universitarios de historia? En cambio a qu

    temas estaban y estn dedicados nuestros

    historiadores locales? Qu servicio han

    prestado en pro de la comprensin de los

    problemas ms apremiantes de la ciudad?

    Para ms, a estas alturas ese texto de

    Quimant no nos sirve por s solo para

    comprender lo que nos acontece en

    Valparaso. En este sentido tampoco esequiparable al que hoy nos entregan Valentina

    Leal y Carlos Aguirre. Y no solo por las

    intencionalidades de cada proyecto (las dos

    polticas, aunque con distinta intensidad): la

    construccin/afirmacin de una identidad

    proletaria (el primero) y la explicacin

    genealgica de un presente problemtico (el

    segundo). Sino porque el primero, el de

    Quimant, ha devenido en documento para la

    historia.Para el caso, debemos entender que un

    documento es un texto trasformado en huella

    y para que esto ocurra deben darse ciertas

    condiciones en el presente en el que

    c o m p a r e c e n u n e s p r i t u

    historiador (Chatelet) y un texto. Si la huella

    es la permanencia de una ausencia, lo que aqu

    planteamos es que el texto de Quimant ha

    devenido huella (documento) en la medida

    en que acusamos la falta de ese trabajoportuario que describe. El documento por s

    solo no explica nada. Es trabajo irrenunciable

    del historiador elaborarlo en relacin con otras

    huellas, para as ayudar a explicar el porqu de

    esa falta hoy. Lo que en ningn caso equivale a

    justificarla. Todo lo contrario, pues el espritu

    historiador remarca siempre lo arbitrario (lo

    artificial) de toda transformacin.

    En efecto, aquel texto (en cuya edicin

    tuvieron responsabilidad directa el poltico ehistoriador Alejandro Cheln Rojas y el poeta

    Alfonso Alcalde) dibuja un cuadro del trabajo

    del gremio de los estibadores que es hoy

    irreconocible. Este extraamiento se ve

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    reforzado por los recursos retricos

    introducidos que tienen por objetivo reforzar

    una identidad obrera, afirmando valores comola lucha social, el sacrificio, la valenta, la

    organizacin sindical y la filiacin del trabajo

    portuario con el ms puro de los linajes

    proletarios en el imaginario de la izquierda

    chilena: el proletariado salitrero.

    Ese trabajo portuario, tan real como

    imaginado del que da cuenta el texto de

    Quimant, se caracteriza por las conquistas,

    por los derechos adquiridos, en una

    palabra, por su calidad. Hoy sabemos: eltrabajo humano en las labores del puerto es

    cada vez ms marginal y de una precariedad

    compartida con otras actividades laborales del

    Chile neoliberal.

    El presente libro trabaja con documentos

    (fundamentalmente prensa local de la poca),

    pero tambin posee el mrito de provocar hoy

    testimonios para producir documentos

    originales. Ante todo, estos poseen el valor de

    ser testimonios de antiguos estibadores queorganizan su recuerdo teniendo como centro

    de gravedad el mismo presente desde el que

    los autores se preguntan, junto con tantos

    otros ciudadanos porteos: por qu

    Valparaso est como est? Qu fue de ese

    Valparaso que fue?

    En la primera parte del libro los autores

    desarrollan, como he sealado arriba, una

    explicacin genealgica de la actual ruina de la

    ciudad. Una ciudad por sobre la que transitanmillones de dlares anualmente, derivados de

    su actividad portuaria, de los que no queda en

    ella ni un dlar. Nuestros gobernantes y sus

    financistas de campaa antes de modificar la

    ley y procurar algn grado de tributacin local,

    han preferido en su lugar la invencin de

    patrimonio para impulsar el turismo y

    maquillar el asunto con iniciativas de

    responsabilidad social de la empresa

    portuaria.

    La realidad de la ciudad no fue siempre esta.

    Hubo un tiempo, no tan lejano (la dcada de

    los 60 y 70), en que la ciudad reciba de algn

    modo parte de la riqueza que se mova en el

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    TTULO DEL DOCUMENTO

    puerto. Un tiempo en que en Valparaso haba

    trabajo, no solo en el puerto, sino que

    derivado de esta misma actividad, en diversasindustrias y comercios. Una poca que

    desapareci no del todo naturalmente, sino a

    partir del momento en que la organizacin de

    los trabajadores ya no pudo influir ms en el

    aparato del Estado, quedando ste a

    disposicin, primero, de las antiguas fortunas

    nacionales y los nuevos empresarios que

    asuman las funciones de un Estado en

    desmantelamiento y, luego, a disposicin de

    los grupos econmicos trasnacionales. Esemomento se inicia en septiembre de 1973.

    Existe un extendido mito, incluso en los

    mismos trabajadores portuarios, acerca del

    carcter inexorable del destino de cesanta que

    se avecinaba desde fines de los 70: la

    introduccin de las nuevas tecnologas y

    modos de empacar la carga, tarde o temprano,

    terminaran por prescindir del trabajo humano.

    El clculo es cierto solo

    en la medida que laorganizacin del gremio

    estuviese anulada. As se

    lo puede entender luego

    del siguiente hecho

    registrado en 1978: el 26

    de julio visita Valparaso

    William H. Chester,

    d i r i g e n t e g r e m i a l

    e s t i b a d o r

    nor t eamer icano ( y

    antiguo colaborador de

    Martin Luther King),

    quien quiso reunirse con

    los trabajadores para

    i n t e r c a m b i a r

    experiencias, instancia en la que indic un

    importante dato: el impacto de los containers

    en los puertos de Estados Unidos no habaprovocado cesanta, no cobr ni un solo

    puesto de trabajo (p. 45).

    Otra mistificacin es posible constatar a partir

    del habitual juicio condenatorio de las

    prcticas informales de subcontratacin por

    parte de los estibadores en posesin de

    matrcula, sistema conocido comnmente

    como de medios y cuartos pollos. Es cierto:

    el pago por el turno de trabajo era tan elevado

    que un trabajador poda ofrecer a otro sinmatrcula el turno pagando la mitad de la

    remuneracin, e incluso ste subcontratado

    poda contratar a un tercero (un cuarto pollo).

    Si bien es posible constatar una micro relacin

    de abuso, tambin es cierto que ese dinero iba

    a parar directamente a la ciudad (va comercio,

    por ejemplo) y alimentaba una vida social

    bullente. No otro es el origen de la bohemia

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    del barrio puerto (hoy intilmente hecha

    resucitar va turismo). La supuesta solucin a

    este abuso, esto es, la sustraccin del derecho amatrcula y la usurpacin del derecho a

    autorizar el trabajo por parte de los sindicatos,

    no hizo ms que amplificarlo. Los

    beneficiarios cambiaron y se redujeron: ahora

    ya no seran los obreros dueos de matrcula,

    sino los empresarios, ya que se pagaran menor

    sueldo (menos de la mitad del antiguo) y los

    trabajadores no tendran derecho a voz ni a

    voto respecto al destino del puerto.

    En septiembre de 1981 los gremios agrupadosen la Comach (Confederacin Martima de

    Chile) quisieron pedir la intervencin de

    Augusto Pinochet para que ste pudiera

    modificar algunos aspectos de la Ley N

    18.032. En esa carta expresan:

    Que esta ley despoja totalmente a los

    trabajadores martimos de sus legtimos

    derechos, destroza totalmente su estructura

    gremial, genera cesanta para todos aquellos

    que han dado toda su vida en este trabajo, creacrisis econmico social del difcil solucin,

    fomenta el odio entre trabajadores, discrimina

    hasta el punto de que ni las garantas del plan

    laboral les son dadas a los trabajadores

    martimos pues no tenemos derecho a

    negociar y perdemos todo lo que tenamos en

    aspecto remuneracional, logrado con

    sacrificios de ms de 50 aos.

    La carta no tuvo respuesta. Con seguridad

    porque lo que se pretenda con la ley eraprecisamente lo que los trabajadores exponan

    a Pinochet como un efecto no previsto.

    De este modo se interrumpi tambin la

    inyeccin de dinero del puerto a la ciudad y se

    desintegr la sociabilidad popular portea (el

    resto lo hizo el toque de queda). Si a stasociabilidad los autores del presente libro han

    llamado esencia portea, estamos en

    condiciones de decir que Valparaso hace ya

    tiempo no tiene esencia. Nos hemos

    conformado a cambio con la cscara

    patrimonial, con la cosmtica de los edificios

    antiguos y una particular actividad cultural de

    clowns, malabaristas, batucadas y carnavales.

    Porque este es un libro capaz de generar todas

    estas y ms disquisiciones en quien lo lea, perosobre todo porque posibilita una mejor

    comprensin de lo que nos pasa, es que es una

    lectura imprescindible para cualquier

    ciudadano que haya descuidado su memoria.

    Tambin para recordarle algunas cosas a los

    que no quieren recordar o recuerdan mal. Pero

    sobre todo para una nueva generacin para los

    que Valparaso no es ms que una postal, un

    mero escenario ad-hoc para desplegar la

    melancola propia de los sin futuro. Quiz si

    comprendieran cmo lleg a ser el estado

    actual de cosas podran representarse el

    presente no como un destino fatal, sino como

    el lugar en que se construye el futuro. Como

    siempre: arriesgando, peleando y asumiendo.

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    Q u i n e s S o m o s

    Como grupo de acadmicos de izquierda mantenemos

    desde hace un tiempo una relexin acerca de la educa-cin superior en Chile. En conocimiento de que otros co-

    legas han estado preocupados por una problemtica si-milar, y han elaborado trabajos al respecto, les invita-mos, por medio de esta hoja a debatir en conjunto. Espe-

    ramos que este sea el embrin de una futura discusin

    que no dudamos ser enriquecida gracias al debate.

    Por supuesto que para que este debate rinda frutos, debeincluir a todos quienes estamos por un nuevo sistemauniversitario, razn por la cual desde ya invitamos a con-

    tribuir en nmeros posteriores a quienes entiendan laUniversidad de manera no funcional al actual modeloeconmico.

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    n d i c e EDITORIAL ( CdE n.234 23ppReflexiones sobre la situacin educacional.

    Gustavo Quintana M. 6-11pp

    La doctrina social de la Iglesia Catlica

    Jorge Gonzlez Guzmn 12-15pp

    Presentacin al libroEstiba y Desestiba. Trabajo y Relatos del Valparasoque fue (1938 - 1981)

    de Valentina Leal & Carlos Aguirre

    (Facultad de Humanidades, Universidad de Valparaso,24 de enero de 2013)

    Pablo Aravena Nez 16-19pp

    V I S T A N O Shttp://cuadernosdeeducacion.wordpress.com/