Cuadernos de Educación JUN-AGO (Año VII) nº25

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    CUADERNOS DE EDUCACICUADERNOS DE EDUCACICUADERNOS DE EDUCACINNN .

    N25 (AO VII) 2013N25 (AO VII) 2013N25 (AO VII) 2013Publicacin Trimestral Gratuita

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    Editorial (CdEn25)Diversos acontecimientos polticos hemos po-dido observar en el presente mes. Esta diversi-dad se ha caracterizado por su cantidad y ver-satilidad. En efecto, el resultado de las prima-rias, indiscutiblemente favorable a la coalicinNueva Mayora ha provocado variadas reaccio-nes en los bloques con pretensiones presiden-ciales o de presencia en el parlamento. La des-bordada votacin de la candidata Michelle Ba-chelet, la cual super expectativas que ya eranaltas, provoc, por una parte, una indisimuladatranquilidad en la oposicin y, por sobre todo,un fuerte desconcierto en el oficialismo, el cualse ha expresado en divergencias pblicas entrequienes lo componen, como lo fue el senti-miento de humillacin del candidato perdedorde la derecha ante Joaqun Lavn. Por otra

    parte, la fuerte incidencia del Partido Comu-nista en la vida poltica nacional ha provocadopreocupacin e irritacin en la derecha, la cualcon frecuencia intenta montar en el debate unasupuesta contradiccin en la participacin deeste partido junto a la Democracia Cristiana enel pacto Nueva Mayora. Tambin habra queagregar aqu exacerbados meas culpas prove-

    nientes de personeros del bloque perdedor ylas posteriores diferencias respecto del sistema

    electoral binominal. Existe conocimiento queesta falta de unidad no favorece los sueoselectorales de este sector, pero todo esto pare-ciera inevitable. El manifiesto temor del go-bierno y la derecha a eventuales cambios cons-

    titucionales, los que podran devenir en unaAsamblea Constituyente, ha provocado sendos

    proyectos de modificacin al sistema binomi-nal, siendo stos evidentes muestras degatopardismo. La evidencia de esta accin,

    junto con el conocido deseo de la ciudadanapor cambiar la Constitucin, corre el serio ries-go de no conseguir su objetivo.

    La marcha convocada por la CUT no solo tie-ne valor por su carcter multitudinario, sinoque por su composicin. A diferencia del lla-mado a movilizacin de la multigremial del 24y 25 de agosto de 2011, esta vez los estudiantessignificaron un importante apoyo, pero fueronlos trabajadores quienes contribuyeron en ma-yor porcentaje a la constitucin de la marcha.Esto hecho es muy relevante debido a que elactual Cdigo Laboral no favorece la sindicali-zacin, por el contrario, apunta a la desintegra-cin de los trabajadores. Aun cuando el go-bierno y la derecha han apuntado constante-

    mente a la criminalizacin del movimiento sin-dical, y esta vez no fue la excepcin, la jornadase desarroll con mucha calma y en concor-dancia como la dirigencia de la CUT lo planifi-c.

    La probidad en absoluto ha estado de lado delmodelo econmico neoliberal en general, y delgobierno en particular. Indignacin ha produ-cido el resultado judicial debido a la colusinde las farmacias. Por otra parte, el caso

    Johnsons, que vincula un claro conflicto deinters de parte de su ex director Julio Pereira,no viene sino a ratificar una caracterstica quedesde su inicio mostr el actual gobierno. Nosreferimos a la promesa incumplida del presi-

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    dente de deshacerse de la propiedad de las ac-ciones de Chile Visin y Colo Colo antes de

    asumir el gobierno. Todo esto, salvo las dife-rencias propias existentes entre distintas situa-ciones, pareciera provenir de un mismo crite-rio tico que con frecuencia tiene su expresinen el escenario neoliberal.

    El conflicto estudiantil, caracterizado por pa-ros y tomas, en establecimientos de educacinsecundaria y universidades, ha estado presentecomo un hecho poltico desde hace ya casi dos

    meses. No obstante, ste no ha conseguido serlo que fue el 2011, al menos en lo que se refie-re al sector universitario. En primer lugar, elcontenido poltico de este movimiento ha sidomenor, toda vez que el nfasis se ha puesto enpetitorios internos en aquellas universidadesdonde se ha expresado el conflicto. La dirigen-cia central ubicada en la CONFECH no hatenido la capacidad de aunar a todo el movi-miento estudiantil universitario en torno a de-

    mandas polticas nacionales. Como consecuen-cia de este hecho, las expresiones del movi-miento han sido aisladas y con menor fuerza sise le compara con lo ocurrido el 2011. Unasegunda caracterstica del movimiento actualha sido el predominio de sectores no adscritosa organizaciones polticas consolidadas y cuyoobjetivo ha sido mantener vivo el conflicto, demanera independiente de la satisfaccin o node las demandas enunciadas en los respectivos

    petitorios internos. Cierta coincidencia entreesta caracterstica y las posiciones enunciadaspor el historiador Gabriel Salazar y el socilo-go Alberto Mayol pareciera existir, toda vezque estos cientistas polticos defienden tesis

    que privilegian los cambios sociales medianteexpresiones espontneas de los movimientossociales y con prescindencias de partidos pol-ticos. Como una tercera caracterstica, aadi-mos que, si bien el conjunto de la sociedadcontina apoyando las demandas estructuralesdel movimiento estudiantil universitario, la ma-yora en cada uno de los estamentos universita-rios no concuerda con esta posicin cerrada demantener el conflicto a como d lugar. Parecie-ra evidente que, para enfrentar la amenazaneoliberal, el movimiento requiere de una rein-vencin, convocando a la discusin a funcio-

    narios y acadmicos en cada una de las univer-sidades donde esto es posible. Esta unidad de-bera producir la correspondiente rplica entrela CONFECH y el CRUCH, para que a ren-gln seguido, mediante el eventual apoyo de laCUT, pueda conformarse un frente nacionalcon la suficiente fuerza para producir los cam-bios.

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    La Educacin Tcnica de NivelSuperior: el paraso del lucro.

    Ricardo LpezE.La actual estructura de la Educacin Superioren Chile comprende un sector pblico confor-mado por la Universidades Pblicas (estatales yprivadas que pertenecen al CRUCH) y un sec-

    tor privado que hoy totaliza 193 instituciones,de las cuales 142 corresponden a Centros deFormacin Tcnica (CFT) e Institutos Profe-sionales (IP).

    Este conjunto de 142 CFT e IPs constituyen

    la Educacin Tcnica de Nivel Superior.

    En su inmensa mayora est conformado porinversionistas privados (salvo unos pocos CFTe IP formados por Universidades del sector

    tradicional) y opera en un mercado absoluta-mente desregulado, pues, a diferencia de lasUniversidades, no tiene prohibicin legal degenerar lucro.

    Como todos los mercados nacionales, tienecaractersticas oligoplicas y una tendencia a laconcentracin en aumento. De hecho existencuatro instituciones con estructura nacionalque concentran la mayor parte de la matrculade este sector: INACAP, DUOC, AIEP y San-

    to Toms.Slo INACAP y el DUOC concentran 171.000alumnos repartidos en 38 sedes.

    La Educacin Tcnica de Nivel Superior de-tenta (en cifras de 2012, Mineduc) una matr-

    cula de 406.401 alumnos lo que representa un38% del total de alumnos de la Educacin Su-

    perior en Chile. Es de suponer que este por-centaje ir en aumento debido a que el ltimoao igual la matrcula de primer ao con elsistema universitario (considerando universida-des pblicas y privadas).

    Laboran en este sector un total de 70.248 do-centes, que en un porcentaje mayor al 85% sondocentes-hora.

    La mayor oferta acadmica consiste en carrerastcnicas con duracin de cuatro semestres yotorgan el ttulo profesional de Tcnico deNivel Superior, y la mayor parte de ellas nocalifica para que el titulado pueda optar a labonificacin por ttulo profesional que se otor-ga a los trabajadores fiscales.

    Los alumnos que optan por estudiar en estasinstituciones son aquellos que no dieron PSUo cuyo puntaje no les permite postular a carre-ras universitarias, y provienen de sectores vul-nerados social y econmicamente y de liceostcnico-profesionales.

    Existe, a la vez, un sector importante de jve-nes trabajadores con enseanza media comple-ta que optan por estos institutos para intentarlograr una mejora en su posicin laboral actual.Estos jvenes financian de su bolsillo sus estu-dios y los realizan en horario vespertino.

    En cuanto al nivel de desercin, en primerao, bordea el 36% de la matrcula.

    Del total de 142 CFT e IPs que operan, slo

    17 de ellos se encuentran acreditados.

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    El Estado se ha desentendido absolutamentede la gestin docente en este sector, desde que

    fuera donado, a precio vil, el INACAP a laSOFOFA, toda la gestin docente de este sec-tor es realizada por empresarios privados quehan convertido esta funcin esencial para eldesarrollo del pas en un muy lucrativo nego-cio.

    La supervisin y fiscalizacin del sector recaeen la Divisin de Educacin Superior del Mi-neduc. Pero, como hemos visto, si esta Divi-sin no alcanza ha realizar una gestin fiscali-

    zadora medianamente suficiente en las Univer-sidades, menos lo hace en la Educacin Tcni-ca de Nivel Superior.

    Lo nico que el Estado hace en este sector esfinanciar (Becas Milenio) el lucrativo negocio

    de privados, cuestin que es consistente con lavisin neoliberal de la sociedad docente.

    La infraestructura de estas instituciones (salvohonrosas excepciones) es inadecuada e insufi-ciente para desarrollar una formacin como lade que alardean en sus mensajes publicitarios.La mayor rentabilidad se alcanza en formacinde tiza y pizarrn, con docentes muy mal re-munerados. Por ello sus laboratorios, en la ma-yora de ellas, son inexistentes o francamenteobsoletos.

    Por otra parte el tipo de profesional que as-

    piran a formar est sesgado por los interesesde la clase empresarial. As es como en susVisiones y Misiones estas instituciones

    plantean valores como competitividad,

    productividad, emprendimiento, etc.

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    Nada hay, como propsito en la formacin, enrelacin con valores humanistas, de solidari-

    dad, de compromiso con la sociedad, entreotros. De hecho, en la mayora de estas institu-ciones no se permite la formacin de federa-ciones ni centros estudiantiles, ni menos sindi-catos de docentes y personal de apoyo.

    El propsito de esta introduccin es dar a co-nocer, de manera inicial, una realidad de laeducacin superior en Chile que ha estado almargen de la discusin nacional permitiendo laconformacin de un verdadero paraso del lu-

    cro, que est causando un dao irreversible enla formacin de cientos de miles de jvenes denuestro pas y, al mismo tiempo, hipotecandoun futuro desarrollo nacional que requiere delaporte de trabajadores conscientes, compro-metidos y formados en sus especialidades conestndares de calidad. Efectivamente, los estu-diantes y docentes de este sector no han for-mulado petitorios, no estn integrados en lasmovilizaciones estudiantiles y la sociedad en su

    conjunto no reconoce aqu un problema.En toda la problemtica de la Educacin enChile son los grandes olvidados.

    Efectivamente, en los ltimos aos hemos dis-cutido de enseanza pre-escolar, escolar y uni-versitaria, pero no de la educacin tcnica, tan-to de nivel medio como superior.

    Entonces, el llamado es a cuestionarse estarealidad e incorporar en todo anlisis sobre la

    Educacin a este importante sector. Por ejem-plo, la oposicin que camina a conformar unreferente llamado Nueva Mayora, haciendoeco, y apoyando uno de los principales intere-ses del movimiento estudiantil, analiza la nece-

    sidad de una reforma tributaria para lograr unaeducacin universalmente gratuita y de calidad,

    sin embargo, a diferencia del sistema universi-tario- que posee una estructura pblica- en laeducacin tcnica de nivel superior no existeuna estructura pblica-estatal que fortalecer.

    Puede el Estado financiar educacin tcnicagratuita y de calidad, en este sector, cuandotodos los gestores actuales son negocios priva-dos?

    Al incorporar la variable educacin tcnica, elnivel de reforma tributaria es el mismo?

    Debemos seguir permitiendo este muy neoli-beral laissez faire en la educacin tcnica?

    Qu tipo de estructura nacional queremospara la educacin tcnica?

    Hasta hoy, la educacin tcnica de nivel supe-rior fue vista desde una mirada mercadista: elprimer programa de gobierno de Bachelet

    planteaba la necesidad de incorporarlos ple-namente a este esquema de financiamiento,exigindole acreditacin y vinculando sus pla-nes de estudio a un sistema nacional de acredi-tacin y certificacin de competencias.

    Era una mirada con lgica de mercado: al ha-blar de financiamiento se evita considerar a laeducacin como un derecho social. Pero, tangrave como lo anterior es el planteamiento deacreditacin y certificacin de competencias.

    La competencia debe ser entendida, necesa-riamente, en funcin de intereses especficos.Entonces competencias para qu y para qui-nes?

    Por qu la mayora de los programas de for-

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    macin tcnica no incorpora ni considera ele-mentos formativos en aspectos como derechos

    laborales, solidaridad, participacin, desarrollode pensamiento crtico, entre otros?

    Los egresados de carreras de formacin tcni-ca de nivel superior (y tambin media) estnsiendo formados para satisfacer necesidadesespecficas de una minora de la sociedad, delos grandes acumuladores de capital.

    Necesitamos revertir la situacin. Es cierto quenecesitamos un contingente mayor de tcnicosde alto nivel, mayor an que el de egresados de

    pregrado universitario, pero sus caractersticasdeben responder a necesidades de la sociedad,deben estar vinculados al desarrollo de venta-jas competitivas que sean los pilares de un plande desarrollo nacional, y ms an, necesitamosprofesionales que sean personas crticas, soli-darias y dispuestas a hacer de Chile un mejor

    pas, un pas mas justo, un pas con mayorigualdad.

    Es un paso en el sentido correcto el anunciode la candidata Bachelet de implementar unCentro de Formacin Tcnica Pblico y Na-cional, pero se debe avanzar en regulacin yfiscalizacin del resto del universo de CFT eIPs.

    La construccin de un nuevo Estado que im-pulse un Plan de Desarrollo Nacional que per-mita terminar con los actuales niveles de de-sigualdad, pasa tambin por definir objetivos,

    planes y estructuras de la formacin tcnicanacional.

    Dejo planteadas estas cuestiones como unaforma de invitar a participar en la formulaciny respuestas a stas y otras muchas preguntasque debemos hacernos para avanzar en unanueva educacin tcnica en nuestro pas.

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    Modelo de desarrollo y Poltica deCiencia y Tecnologa: Algunas

    relexiones a partir del caso

    brasileo[1]Manuel Cabezas[2]; Alexis Corts[3]El modelo neoliberal instaurado en Chile du-rante la dictadura militar y administrado por

    los gobiernos democrticos que la sucedieronha profundizado la posicin subordinada deChile en la divisin internacional del trabajomediante un proceso de desindustrializacinde su aparato productivo, de privatizacin ydeschilenizacin de sus recursos naturales y deprivilegio de una estrategia reprimarizada decrecimiento econmico. Para usar un trminopropio de los tericos de la dependencia de losaos 70, el modelo neoliberal, aunque ha mos-

    trado cifras positivas de crecimiento (graciasen gran parte a los buenos precios de los pro-ductos primarios que exporta) ms que ser unaalternativa de desarrollo, ha sido un modelo desubdesarrollo para el pas (Gunder Frank,1973).

    La economa de nuestro pas, si bien se ha idodiversificando en las ltimas dcadas, an de-pende significativamente de la explotacin delCobre, por lo dems la propia diversificacin

    se ha hecho manteniendo la lgica de explota-cin de recursos primarios (Vinos, Madera,Salmn y otros minerales) (Corts, 2012). Chi-le cuenta con una de las legislaciones ms per-misivas de explotacin de estos recursos, sea

    desde el punto de vista medioambiental, labo-ral o tributario. El Estado recolecta mnima-

    mente impuestos, ha cedido sus derechos so-bre el sub-suelo a transnacionales y adems seha abstenido de producir marcos regulatoriossimilares a los pases que cuentan con el mis-mo nivel de riqueza natural. Adems, el pas havivido un retroceso abismante en lo concer-niente al desarrollo y produccin de tecnolo-ga, lo que se expresa de manera patente en lapropia produccin del Cobre que, gracias a ladeschilenizacin, ha vivido tambin un proce-

    so de simplificacin de su explotacin, o seahemos dejado de vender Cobre Refinado parapasar a vender Cobre Concentrado, lo que re-quiere menos empleo de tecnologa, infraes-tructura y mano de obra especializada. En

    1990 la produccin de refinado de cobre lleg

    a 86% de la produccin total, en 1999 baj acerca de 64%(Caputo, Radrign, & Galarce,

    2003, p. 21).

    La clsica divisin entre pases manufactureros

    y pases exportadores de materias primas, escoherente con una divisin internacional en laque a los primeros les concierne tambin laproduccin de conocimiento, mientras que lossegundos son simples receptores y reproducto-res de la ciencia y tecnologa generada en elcentro. La explotacin de recursos naturalesgeneralmente prescinde de estrategias de gene-racin de ciencia y tecnologa avanzadas, sinembargo en los pases que han iniciado el ejer-cicio de recuperacin de sus recursos naturales,mediante nacionalizaciones como Venezuela,Brasil o Bolivia existe la preocupacin de gene-rar tecnologa especfica para la explotacin delos mismos. Lamentablemente Chile ha pro-fundizado su subordinacin internacional,

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    pues ni siquiera ha optado por fortalecer ladimensin tecnolgica propia de economas

    extractivistas que buscan darle valor agregadoa sus exportaciones, renunciando al refina-miento de la explotacin de sus propios recur-sos. Chile bsicamente es un exportador derocas ricas en minerales.

    El desarrollo de una poltica de Ciencia y Tec-nologa posee un papel determinante en lasposibilidades de xito de un proyecto de desa-rrollo que rompa con las caractersticas depen-dientes y subordinadas de un pas situado en la

    periferia del mercado internacional. Sin polticade Ciencia y Tecnologa no hay desarrollo. Sinduda, la definicin de una estrategia de desa-rrollo implica una serie disputas trabadas en elseno de la sociedad para determinar qu seentiende por tal. As, si bien existen diversosproyectos de desarrollo susceptibles de seraplicados, una poltica de Ciencia y Tecnologasistemtica y ambiciosa es condicin de posibi-lidad para cualquiera de ellos.

    La investigacin realizada por Alice Amsden(2001) sobre los pases perifricos (the rest)

    que adquirieron una experiencia manufacturerasuficiente en la produccin de determinadosproductos (bienes de consumo leves, algodn,alimentos, etc.) y que incorporaron desarrollotecnolgico medio y alto en su aparato produc-tivo, muestra que al interior de este grupo depases se produjo una nueva divisin entre pa-ses compradores de tecnologa y

    productores de tecnologa. A pesar de queentre 1950 y 1980 todos los pases del resto

    compartan un nivel de industrializacin, pro-ductividad y fortaleza institucional similar, lasexigencias para stos fueron diferentes a partir

    de los aos 80, donde los requerimientos tec-nolgicos se volvieron decisivos para la inser-

    cin en la economa mundial.Uno de los contrastes que mejor expresan ladistancia entre los pases compradores versuslos productores de tecnologa es la compara-cin entre Chile y Taiwn, dos miembros dethe rest, que a partir de los aos 80 vern supe-rado el estadio de relativa igualdad de sus tra-yectorias de desarrollo. En 1995, el ingreso percpita de Chile era slo una fraccin del deTaiwn (+- 68%), mientras en 1973, era el in-

    greso per cpita de Taiwn el que correspondaa una fraccin del chileno (73%). Qu fue loque cambi? Mientras Chile desde 1973 viviun proceso de desindustrializacin y de espe-cializacin minera, Taiwn apost por los pro-ductos manufacturados y por la incorporacinde un padrn de crecimiento basado en el co-nocimiento, es decir, mediante la tecnificacinde su economa.

    Cmo realizar esa transicin de un pas

    comprador de tecnologa a unoproductor? Una posible respuesta a esta in-

    terrogante se encuentra en el concepto deventanas de oportunidad. Segn Shumpeter

    (1939), la evolucin tecnolgica no es un pro-

    ceso lineal, sino que viene dado por sucesivasrevoluciones tecnolgicas, e.g: La Revolucin

    industrial (desde 1771), la Era del vapor y

    ferrocarriles (desde 1829), la Era del acero y

    la electricidad (desde 1875), la Era del petr-

    leo y los automviles (desde 1908) y final-mente, la actual Era de la informacin y las

    telecomunicaciones (desde 1971) (para ms

    detalles de esta ltima revolucin tecnolgica,ver Perez (2007)). Cada una de estas revolucio-

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    nes comienza con la introduccin de algninvento o tcnica nueva dentro del esquema de

    produccin. En un comienzo este elementonuevo es resistido por la mayor parte de losagentes productivos, pues estos estn imbui-dos en los paradigmas del ciclo tecnolgicoanterior. Una vez superada esta resistencia, elnuevo conjunto de tecnologas gana terrenohasta volverse dominante. Finamente, el po-tencial de innovacin de dichas tecnologas secomienza a agotar, entonces es el momento deque una nueva revolucin tecnologa haga su

    aparicin.Cuando un ciclo tecnolgico est en su apo-geo, es difcil para un pas con bajo nivel tec-nolgico mejorar su posicin en el conciertointernacional. Todas las iniciativas productivasque envuelvan el uso de dichas tecnologas severn negativamente afectadas por dicho retra-so. Los pases ms desarrollados lo aventajarnen experiencia, control del mercado, infraes-

    tructura instalada, capacitacin de los recursoshumanos, etc. Es en las primeras etapas de una

    revolucin tecnolgica donde los pases com-pradores de tecnologa tienen la chance de me-jorar su posicin. En el cambio de ciclo tecno-lgico, se crea una ventana de oportunidad,

    donde su desventaja con respecto a los pasesdesarrollados se ve disminuida. De cierto mo-do, todos los pases, incluidos los desarrolla-dos, tienen que adaptarse a los nuevos paradig-mas, capacitar a su fuerza productiva, instalarinfraestructura, etc.

    Con estos antecedentes podemos explicar enbuena parte la diferencia entre los casos deTaiwn y Chile. El primero aprovech la ven-tana de oportunidad creada por la revolucintecnolgica de la Era de la informacin,

    mientras que Chile segua un esquema de pasexportador de materias primas.

    Es importante destacar el papel de lasciencias puras en las ventanas de oportuni-

    dad. El cambio de ciclo tecnolgico, como

    hemos mencionado anteriormente, deja obso-letos los conocimientos tcnicos y los mtodosproductivos del ciclo anterior, o sea, la ciencia

    aplicada. Si, en nuestra poltica cientfica y

    tecnolgica, consideramos inversiones sola-mente para este tipo de ciencia, estaremos de-bilitados en el momento de la transicin deparadigma tecnolgico. Sin embargo, las cien-cias puras no caducan (o lo hacen en menorgrado), y este tipo de conocimiento sigue otor-

    gando ventajas a los pases que los poseen.Otro aspecto importante de las ventanas de

    oportunidad es el papel jugado por el capitalfinanciero. En la primera etapa de un ciclotecnolgico, la inversin en la nueva tecnologa

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    es generalmente una apuesta arriesgada y conresultados inciertos. Luego, son necesarios

    agentes financieros que estn dispuestos a asu-mir estos riesgos costeando iniciativas produc-tivas innovadoras. Creemos que en el casoChileno, este rol debe ser necesariamente asu-mido por el Estado, al no contar con agentesprivados con dichas caractersticas. En Chile,el perfil de nuestros empresarios se identificacon la ganancia inmediata propia de economasextractivistas, una inversin de largo plazo co-mo la ciencia y tecnologa sera impensablepara este tipo de agentes econmicos. Al mis-mo tiempo, incluso si los hubiera, la decisinestratgica de inversin en el desarrollo tecno-lgico y cientfico no puede recaer en empresa-rios privados sin que con ello se comprometaun proyecto de pas que represente un interspblico amplio y de grandes mayoras.

    Si bien el modelo de desarrollo de ciencia ytecnologa de Estados Unidos en la actualidades bastante descentralizado, contina en granmedida siendo empujado por el Complejo-Militar-Tecnolgico, ms de la mitad del pre-supuesto americano para C&T se destina a de-fensa. Sin embargo, en su origen fue extrema-mente centralizado y planificado desde el Esta-do, teniendo como paradigma el ProyectoManhattan que culmin con la construccin dela Bomba Atmica. Este modelo sirvi de ins-piracin a varios pases, como Francia e inclu-so Brasil, que concibieron el desarrollo tecno-lgico como un componente estratgico de sus

    polticas de Defensa.Precisamente, es este ltimo pas el que hemosescogido para detenernos en su trayectoria yrescatar algunas lecciones que sean tiles para

    el debate que actualmente se realiza en Chile.Brasil se ha convertido recientemente en la

    sexta economa del globo y su posicin semi-perifrica ha llamado la atencin del mundo enel ltimo tiempo. No creemos que Brasil pue-da ser un modelo para Chile, sus dimensionescontinentales abren una brecha que hace difciltomarlo como un ejemplo factible de replicar,adems es un pas que no ha superado el sub-desarrollo ni su dependencia, sin embargo po-see un proyecto de superacin de la misma conbastantes bemoles. No obstante, en ese ca-mino, ha sido capaz de elaborar diversas polti-cas que no dejan de ser interesantes para unpas como el nuestro, pues su apuesta ha sidobastante heterodoxa en relacin al consenso deWashington, a diferencia de nuestro pas, y hasido capaz de levantar una poltica de ciencia ytecnologa, as como una institucionalidad aca-dmica y cientfica que se han vuelto referen-cias para el continente (Mouro, 2011).

    La Institucionalidad Acadmica y

    Cientica BrasileaEl proceso de colonizacin portugus no secaracteriz por el estmulo acadmico, cuandoBrasil declar su independencia no exista nin-guna institucin de educacin superior compa-rable a las que dej la colonizacin espaola(ej. Universidad de San Marcos). La institucio-

    nalidad universitaria brasilea es reciente, pesea ello sus universidades pblicas se han en-cumbrado entre las mejores del continente. LaUniversidade de So Paulo, que disputa con laUNAM la posicin de la mejor universidadlatinoamericana, fue fundada en 1934; la Uni-

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    versidade Estadual de Campinas (UNICAMP),considerada la segunda mejor universidad deBrasil, fue creada apenas en la dcada del 60.

    Otras universidades pblicas de carcter fede-ral tambin marcan presencia sistemtica enlos rankings internacionales, la UFRJ, UFMG,UFRGS, UnB. Todas ellas universidades pbli-cas y gratuitas. En este punto, un contrastenecesario a realizar con nuestra realidad es quela Universidad Pblica ha encontrado en Brasilun espacio propicio para su desarrollo y conso-lidacin. Quizs lo que ms marca una diferen-cia con Chile es el dispar tratamiento que estasinstituciones recibieron durante las respectivas

    dictaduras militares. Mientras en Chile la orien-tacin neoliberal del proyecto refundacional delos militares merm y cercen las universida-des pblicas, fomentando lgicas privatistas ymercantiles; en Brasil, el carcter nacionalistade su dictadura llev a que los militares otorga-ran a las universidades dependientes del Esta-do un papel estratgico en su proyecto dedesarrollo.

    Ya en democracia, varios fueron los esfuerzostendientes a profesionalizar y asegurar niveleselevados de calidad en el mbito universitario.Probablemente el ms destacado sea la opcinpblica por formar prioritariamente a sus cua-

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    dros acadmicos dentro del propio pas. Deesta manera, la mayor parte de los Masters y

    Doctores de Brasil son formados por sus pro-pias universidades, dejando la formacin plenaen el exterior apenas para mbitos de conoci-miento insuficientemente desarrollados en suterritorio. Adems, todos los cargos y roles enlas universidades pblicas son definidos me-diante concursos pblicos, incluso los profeso-res substitutos. Una vez aprobados en ellos,todos los funcionarios, incluyendo los profeso-res, inician una carrera funcionaria que combi-na criterios de antigedad y productividad conestabilidad laboral.

    Chile en los ltimos aos ha realizado un es-fuerzo notable de formacin de Capital Hu-

    mano Avanzado enviando como nunca antes

    a un gran nmero de investigadores chilenos arealizar estudios de post-grados en los pasescentrales (despreciando a las academias de laperiferia). Hoy la pregunta es qu hacer con elretorno masivo de doctores a un medio acad-mico y universitario poco desarrollado y preca-rio. A nuestro juicio, sera un buen momentopara aprovechar esta oportunidad no slo parafortalecer el Sistema Nacional de EducacinSuperior, sino que particularmente para iniciarla apuesta de conformacin de un sistema depost-grado local que permita la valorizacin delos nuevos cuadros cientficos que retornan yde la naciente red de post-grados existente enChile. Esto no quiere decir que debamos cerrarnuestras fronteras acadmicas, Brasil, por

    ejemplo, contina enviando doctorantes a rea-lizar estudios plenos en el extranjero en reasestratgicas o no contempladas por su sistemanacional, priorizando la realizacin de estadas

    parciales de sus post-graduantes.

    Ahora bien, la decisin anteriormente descrita

    de formar a sus doctores en casa no hubiesesido posible sin la generacin de un sistema debecas de amplio alcance. En la actualidad, to-dos los programas de post-grado reconocidospor las agencias gubernamentales reciben unacantidad determinada de becas dependiendode su evaluacin en el organismo pblico com-petente (CAPES) y realizadas por un comit deespecialistas representantes de los investigado-res. Adems de las becas otorgadas por el go-

    bierno federal (CAPES y CNPq), los gobier-nos estaduales tambin entregan un cierto n-mero de becas a los programas de posgrado.Esto permite que la mayor parte de los estu-diantes de post-grado puedan dedicarse exclu-sivamente al desarrollo de sus tesis, lo quetambin se facilita por la ausencia de arancelesen las universidades pblicas. Es ms, en elreas de las Ciencias Sociales, incluso las priva-das no cobran a sus alumnos por realizar algu-nos de sus cursos de post-grado, lo que enbuena parte se explica, porque en Brasil paraque una Universidad sea reconocida por el Es-tado como tal necesita poseer programas depost-grado registrados en diferentes mbitosdel conocimiento y porque a estas alturas ya seencuentra incorporada la idea en el sistema deque la realizacin de un post-grado, ms queuna ganancia de recursos personales, es unaforma de desarrollo nacional, haciendo innece-saria ese tipo de vigilancia.

    Fuera de lo ya mencionado, existen las becas

    sndwiches para fomentar el intercambio aca-

    dmico internacional. Con esta beca, el post-graduante matriculado en Brasil realiza una

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    estada de entre 4 y 12 meses en un programafuera del pas. Tambin, para atraer a estudian-

    tes latinoamericanos y africanos, existen lasbecas de cooperacin regional PEC-PG[4] quefinancian la estada de estos profesionales. Valenotar que todas estas becas no exigen ningntipo de retribucin laboral dentro del pas,siendo demandado slo que la tesis sea defen-dida, pues se parte del supuesto que ella es unaporte compensatorio suficiente para el desa-rrollo del conocimiento en el pas.

    A pesar de la existencia de este sistema de be-

    cas, la gran cantidad de programas de post-grado existentes en el pas exige tambin lapresencia de un sistema de evaluacin que per-mita distribuir las mismas, as como otros re-cursos pblicos, con criterios normalizados. Elsistema de notas CAPES[5] que evala peridi-camente los programas de post-grado se ali-menta de una serie de recursos que permitenmedir la produccin de los diferentes cursos.De entre ellos los que ms destacan son: la

    plataforma lattes[6], base de datos que registraa todos los investigadores de Brasil y que pa-droniza sus curriculums, y la nota qualis[7] pa-ra publicaciones acadmicas, sistema de eva-luacin de la produccin de revistas acadmi-cas y libros. Lo curioso de este ltimo instru-mento es que cada artculo de un profesor oestudiante de post-grado recibe una nota, nopor la calidad del escrito, sino ms bien, porlas caractersticas de la revista en la que public(periodicidad, insercin internacional, exoga-

    mia, indexacin, etc.). Vale consignar que estasnotas son otorgadas por comisiones constitui-das por miembros de la comunidad cientficaen cada rea que es evaluada.

    Todos estos factores han contribuido tambina la formacin de un mercado editorial profu-

    so. Las revistas cientficas brasileas han alcan-zado un nivel bastante elevado en el conciertolatinoamericano, lo que se ha reflejado en unaporte fundamental para el desarrollo del pro-yecto Scielo. Tanto las publicaciones consoli-dadas con las revistas que estn emergiendopueden acceder a financiamiento de apoyo di-ferenciados tanto en las agencias federales co-mo en las estaduales, lo que ha permitido for-talecer una poltica de acceso abierto a las pu-

    blicaciones que contrasta con la tendencia glo-bal a la privatizacin del conocimiento.

    Por otro lado, Brasil posee un amplio sistemade becas de post-doctorado, como una formade darle continuidad a la carrera cientfica delos investigadores recin doctorados. ste seha entendido, en la prctica, como la transicinnatural entre el doctorado y el trabajo acadmi-co. Asignando un salario similar al de un pro-fesor de universidad pblica en comienzo de

    carrera, esta instancia se ha transformado en lamejor opcin para que un joven Doctor aguar-de la realizacin de un concurso pblico quecoincida con su perfil, pues generalmente elpost-doctorado contempla una carga docente,compatible con la investigacin. De esta ma-nera, una vez terminado el post-doctorado, elinvestigador cuenta con experiencia acadmicaque muchas veces es gravitante a la hora deobtener un puesto en una universidad o centrode investigacin.

    En el mbito de la investigacin, existen diver-sas fuentes de financiamiento pblico para lapesquisa cientfica. El Ministerio de Educacinposee la agencia de Coordinacin del Perfec-

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    cionamiento del Personal de Nivel Superior(CAPES), orientada a la formacin de Capital

    Humano en trminos generales. Mientras queel Ministerio de la Ciencia, Tecnologa e Inno-vacin administra el Consejo Nacional deDesarrollo Cientfico y Tecnolgico (CNPq),destinado a programas de excelencia y estrat-gicos. Los recursos se distribuyen tanto por lacalidad de los proyectos como por la trayecto-ria productiva de los investigadores, carreraque puede comenzar tempranamente con lasbecas de iniciacin cientfica otorgadas a

    alumnos destacados de pre-grado asociados ancleos de investigacin registrados en lasagencias de fomento pblicas.

    Tambin en lo referente a la academia, cabedestacar la relevancia que ha tenido la sociedadcivil en la creacin y gestin de algunos de losms importantes centros de investigacin bra-sileos. Es el caso del Centro Brasileirode Pesquisas Fsicas (CBPF). Este fue funda-do en 1949 como una sociedad civil y entrecuyos miembros se contaban cientficos, polti-cos, militares, empresarios, etc. El CBPF, des-de su creacin, ha sido pionero en el desarro-llo de la ciencia en Brasil. Fue responsable dela creacin del primer programa de post-gradoen fsica en el pas y su historia est relaciona-da con la creacin del Consejo Nacional dedesarrollo Cientfico y Tecnolgico (CNPq),del Laboratorio Nacional de ComputacinCientfica (LNCC), del Laboratorio Nacio-nal de Luz Sincrotrn (LNLS) y del Centro

    Latinoamericano de Fsica (CLAF). Tambinen el CBPF se funda otro centro de investiga-cin de excelencia, el Instituto Nacional deMatemtica Pura e Aplicada (IMPA). El IM-

    PA fue fundado en 1952 como la primera uni-dad de investigacin creada por el Conselho

    Nacional de Pesquisas (CNPq). A pesar desus comienzos humildes (inicialmente estabaconfinado a una oficina del edificio del CBPF),es, hoy en da, uno de los ms importantescentros de investigacin matemtica en Lati-noamrica. El rgano mximo del IMPA es suconsejo de administracin que est constituidopor diez miembros, de los cuales 3 son repre-sentantes de los ministerios, 2 son representan-tes de sociedades cientficas, 2 son investigado-res de la propia institucin, 2 son profesionalesdel rea cientfica externos a la institucin y,finalmente, hay un representante de la Federa-cin de Industrias de Rio de Janeiro(FIRJAN). Analizando la constitucin del

    consejo, constatamos una amplia representa-cin del mundo cientfico (6 miembros), ma-yor an que la del estado (3 miembros) y elsector privado (1 miembro).

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    Hasta ahora hemos comunicado elementos dela institucionalidad Brasilea que conciernen

    principalmente a la investigacin y a la acade-mia. En lo que respecta a innovacin y tecno-loga, destacamos los llamados fundos setoriais(fondos sectoriales), bajo responsabilidad de la

    Agencia Brasilea de Innovacin, la FI-NEP. Esta iniciativa se remonta a 1997, conla aprobacin de una ley que establece queuna parte de los royalties de la extraccin delpetrleo y del gas deben ser destinados a fi-nanciar la investigacin cientfica y el desarro-

    llo tecnolgico aplicados a la industria del pe-trleo. Los recurso deberan ser administradospor un comit con presencia del estado, de losactores privados y de la comunidad cientfica.Naca as el Plan nacional de Ciencia y Tec-nologa del sector Petrleo y gas natural (CT-Petro). Una de las directrices del CT-Petrofue estimular la cooperacin entre los centrosde investigacin, universidades y empresas.Estas ltimas se encuentran impedidas de re-ducir sus niveles habituales de inversin en

    investigacin, mediante la substitucin por losdel CT-Petro. Los instrumentos que el planconsidera para lograr sus objetivos son, la cali-ficacin de recursos humanos, el apoyo a lainvestigacin y el incentivo a la innovacin. Elxito de esta iniciativa puede ser calificado deextraordinario. En los ltimos aos Brasil setransform en un lder en la exploracin enaguas profundas y alcanz la ansiada autosufi-ciencia en la produccin de petrleo.

    Los buenos resultados hicieron del CT-Petroun modelo a replicar en otras reas. Se crearonentonces los mencionados fundos setoriais. Eneste momento existen 16 fundos setoriais,abarcando reas como: Agronoma, Biotecno-

    loga, Energa, Tecnologa Espacial, Hidrolo-ga, Informtica, Minera, Salud, etc. La crea-

    cin de un fundo se estructura mediante la de-finicin de un mecanismo de financiamiento,el nombramiento de un comit gestor con pre-sencia del estado y de la sociedad, la creacinde un aparato legal e institucional para el fun-cionamiento del programa y la estructuracinde las normas y rea de accin programa. Ensuma, los fundos setoriais ofrecen una herra-mienta institucional que ofrece financiamientoestable y estimula la cooperacin entre el esta-

    do, el sector privado y la comunidad cientfica.De manera resumida, existe una trada institu-cional en la poltica de C&T brasilea basadaen FINEP-CNPq-CAPES que permite la espe-cializacin funcional de cada una de las agen-cias, fomentando dimensiones diferentes deldesarrollo cientfico y tecnolgico local.

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    Conclusiones

    La experiencia Brasilea, con sus luces y som-bras, ofrece elementos que parecen ser dignosde ser tomados en consideracin por Chile.Ningn pas puede (intentar) superar su condi-cin estructural de dependencia sin desarrollaruna poltica de Ciencia y tecnologa, as comouna institucionalidad universitaria pblica am-plia, inclusiva, ambiciosa y de largo plazo.

    La refundacin de nuestro sistema universita-rio, en ese sentido, se muestra como una de lastareas urgentes. Afortunadamente las recientesmovilizaciones del mundo educacional, nota-blemente de los estudiantes, ha permitidocuestionar desde la raz el actual sistema educa-cional, particularmente el universitario, por susometimiento a criterios mercantiles, situacinque ha profundizado nuestra subordinacin entrminos de produccin de conocimiento.

    Ahora bien, la reciente propuesta provenientedel Ministerio de Economa de trasladar CO-NICYT, nuestra principal agencia de desarro-llo cientfico, a la cartera de economa muestraque si bien los estudiantes han abierto una bre-cha para enmendar el camino, los sectoresneoliberales no perdern oportunidad paraprofundizar an ms las lgicas mercantilesque han guiado nuestra institucionalidad cient-fica y educacional. Aunque es probable que

    esta propuesta finalmente no se implemente,en gran medida gracias a la presin del mundocientfico, es un buen indicio de cmo se pue-de retroceder fcilmente en materia cientfica.

    El argumento esgrimido por parte del Ministe-rio para trasladar CONICYT fue la necesidad

    de que esta institucin acompae ms de cercael desarrollo productivo de nuestra economa.Es esto negativo en s mismo? Cuando se tra-ta de una economa reprimarizada y compra-dora de tecnologa, no puede sino significaramplificar nuestra subordinacin en el concier-to internacional. Al mismo tiempo, amenazanuestra precaria institucionalidad cientfica yaexistente, pues le quitara autonoma a la co-munidad para determinar sus propios criteriosde desarrollo, perjudicando tambin a las disci-plinas ms alejadas de nuestro quehacer pro-ductivo (Cobre, Frutas y Madera), con el agra-vante de que criterios cortoplacistas tpicos delmercado colonicen an ms reas que debenser guiadas por orientaciones de largo plazo.

    El ejemplo brasileo muestra que es posiblecombinar una institucionalidad cientfica conaltos grados de autonoma acadmica, defini-cin de criterios estratgicos pblicos y apoyoal desarrollo productivo en un pas perifrico.De hecho, como iniciativa a mediano plazo, laaplicacin de un esquema de fondos sectoria-les en reas estratgicas, como la industria delcobre, Litio o energa satisfara la inquietud delMinisterio sin comprometer los recursos y lasinstitucionalidades ya existentes en el rea cien-tfica. Sin embargo, la aplicacin de un esque-ma similar al de los fondos sectoriales no pue-de ir en desmedro del financiamiento de lasciencias puras o de las menos aplicadas. La

    definicin por parte del Estado de reas estra-tgicas no puede significar la eliminacin o ladisminucin de recursos para otras reas. Lolgico sera la creacin de agencias especficas

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    encargadas de fomentar la investigacin enreas definidas como ms sensibles para los

    intereses nacionales, no necesariamente el re-emplazo o el traslado de las ya existentes.

    La creacin de un Ministerio de Ciencia y Tec-nologa para que coordine esta refundacininstitucional surge una propuesta tambin ur-gente, siendo recogida incluso por la ComisinAsesora Presidencial para el estudio de la Insti-tucionalidad de la Ciencia, Tecnologa e Inno-vacin (2013), aunque por razones equivoca-das. Para est Comisin el gran problema de la

    institucionalidad cientfica chilena es la ausen-cia de una adecuada coordinacin de los dife-rentes esfuerzos dirigidos a generar ciencia,tecnologa e innovacin. Tal como hemos afir-mado en este documento, el principal proble-ma de Chile en esta materia es que carece deuna poltica estratgica de Ciencia y Tecnolo-ga, obviamente la centralizacin de esfuerzosque un Ministerio podra ofrecer mejoraraeventualmente la coordinacin del sistema,

    pero: Coordinacin en funcin de cules ob-jetivos? Esa es la principal materia pendiente.

    La propia Comisin se aproxima tangencial-mente a esta problemtica cuando propone laconformacin de un Consejo Superior deCiencia, Tecnologa e Innovacin con presen-cia del Mundo Pblico y Mundo Privado. Aho-ra bien, qu entienden por mundo pblico ymundo privado? Por el tenor del informe, esclaro que con pblico se refieren al Estado y

    con privado restrictamente hacen referencia almundo empresarial, pero dnde queda la so-ciedad civil? Y ms importante an, dndequedan las sociedades cientficas? La definicinde una poltica de ciencia y tecnologa para el

    desarrollo del pas es una tarea de la sociedaden su conjunto, no nicamente de los repre-

    sentantes del Estado y de los empresarios y enla que le cabe un papel protagnico al mundocientfico. La elaboracin de esta debe ser unatarea tripartita entre: el Estado, la sociedad ci-vil y el mundo acadmico. Cabindole un pa-pel preponderante a este ltimo, en pases co-mo Francia el equivalente de Consejo cuentacon un 2/3 de sus miembros adscritos a lasSociedades Cientficas, las que eligen sus repre-sentantes de manera amplia y democrtica en-

    tre los cientficos y acadmicos registrados enel pas y por un perodo que supera el mandatopresidencial para no comprometer las defini-ciones a largo plazo que le caben.

    Corresponde al mundo universitario y a la so-ciedad en general iniciar un amplio debate so-bre el modelo de desarrollo al que aspiramos.El papel de la Universidad en ese marco no essecundario, ella debera ser la conciencia crticade la nacin. El desarrollo del pas no es un

    tpico exclusivo de alguna disciplina, le con-cierne a toda la comunidad universitaria y sista no asume como propio este debate, esta-remos condenados a seguir perpetuando nues-tra actual posicin en la divisin internacionalde produccin de conocimiento en la que noscabe un papel subordinado.

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    ReferenciasAmsden, Alice. (2001). The Rise of TheRest: Challenges to the West from Late-Industrializing Economies. Oxford: OxfordUniversity Press.

    Caputo, Orlando, Radrign, Juan, & Galarce,Graciela. (2003). Manifiesto del cobre: el cobrees chileno y debe ser explotado en beneficio delos chilenos. Chiapas(15).

    Comisin Asesora Presindencial Institucionali-dad Ciencia, Tecnologa e Innovacin. (2013).Informe Final (pp. 1-18). Santiago.

    Corts, Alexis. (2012). La Reprimarizacin delModelo de Desarrollo Chileno. Oikos (Rio deJaneiro), 11(1), 63-86.

    Gunder Frank, Andr. (1973). Capitalismo ysubdesarrollo en Amrica Latina. Buenos Ai-res: Siglo Veintiuno Editores.

    Mouro, Victor. (2011). Variedades do Capita-lismo, Sistemas de Inovao e a Poltica deCincia, Tecnologia e Inovao no Brasil. Pontode Vista(9), 1-35.

    [1] Los autores agradecen los comentarios y obser-

    vaciones de Rolando Rebolledo y Cristbal Villalo-bos. Particularmente inestimables fueron los dilo-gos con el socilogo Victor Mouro, quien precisa-mente ha hecho de la poltica de Ciencia, Tecnolo-ga e Innovacin en Brasil el objeto de su tesis doc-toral. Aunque es claro, los posibles errores de estemanuscrito son de exclusiva responsabilidad de losautores.

    [2] Posdoctorante en Matemticas en el Instituto

    Nacional de Matemtica Pura e Aplicada (IMPA) ybecario CNPq .

    [3] Doctorante en Sociologa por Instituto de Estu-

    dos Sociais e Polticos (IESP-UERJ) y becarioCNPq.

    [ 4 ] M s i n f o r m a c i n e n h t t p : / /

    www.centroculturalbrasilchile.cl

    [5] http://www.capes.gov.br/avaliacao/avaliacao-

    da-pos-graduacao

    [6] http://lattes.cnpq.br/

    [7] http://qualis.capes.gov.br/webqualis/

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    Gramsci, la experiencia de unalectura. Osvaldo FernndezDaz

    HAY DOS GRAMSCIAun hoy, cuando las ediciones de la obraGramsci se suceden y que el conocimiento delpensador marxista italiano se ha hecho mun-dial, se puede decir que hay dos Gramsci. El

    hombre pblico, y el prisionero de la crcelfascista. El primero comprende el itinerario desu vida que va desde su nacimiento en Cerde-a, su formacin universitaria, intelectual ypoltica en Torino, en donde se impregna de lacultura que emanaba de los consejos de fbri-ca, y se hace socialista, junto a Bordiga, partici-pa del grupo que funda el Partido comunistaitaliano en el congreso de Livorno en enero de1921. Intelectual marxista de primera lnea,

    principal animador del Ordine nuovo, figurapblica de la escena poltica italiana, llega a serdiputado comunista italiano y secretario gene-ral del partido. Intransigente luchador antifas-cista, hasta tal punto que por eso mismo, aunsiendo diputado, y pese a la inmunidad que talcargo le otorgaba, fue encarcelado en 1926.Con esta medida Mussolini intent lanzarlo alolvido, y silenciar a un peligroso oponente.Pero no solo se propusieron impedir que ac-

    tuara polticamente, sino, como lo dijo el pro-pio juez que lo condena, impedir que pensara.Pero paradjicamente este hombre, encarcela-do y silenciado, es el Gramsci que ms conoce-mos; el que suscit las grandes polmicas du-

    rante los aos sesenta y setenta; el Gramscique se lee y estudia en primer lugar, el que ha

    influido en alternativas polticas internaciona-les, el que ha llegado a las aulas universitarias, ycuya obra se ha traducido a casi todos los idio-mas, editndose en casi todo el mundo. Es,digmoslo nosotros, el Gramsci que se ha estu-diado y estudia en universidades chilenas.

    LOS CUADERNOS Y LA ESTRATEGIA

    DE UNA ESCRITURAUna vez en la crcel, se le permiti leer, perose le impide escribir hasta 1929. Agobiado y yaenfermo, como una manera de escapar mental-mente a la prisin, comienza a escribir, y estu-diar. Los cuadernos que comienza a llenar denotas desde que cae en la crcel fascista, noslo constituyen la bitcora de sus lecturas,sino tambin la experiencia de una estrategiade escritura que llam fur ewig. La escritura

    de los cuadernos va a ser la escapatoria a aque-

    lla sentencia del juez fascista, que deca: hayque impedir que este hombre piense. Si en lascartas que escribe, sobre todo las que le enva asu mujer, fueron el lugar expresar la pasin y elsentimiento y el mal de ausencia; los cuader-

    nos los reserva para la razn y la crtica, trans-formndolos en el lugar en que se va a produ-cir un pensamiento nuevo en materia poltica;un pensamiento crtico y abierto en el planodel marxismo. La expresin fur ewig, se re-

    fiere no slo al grado de abstraccin en que vaa sostener la reflexin, sino tambin la libertadque va a procurar para abordar una temticaque nuevamente comenzaba a cerrarse despusde la muerte de Lenin, con la aparicin de

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    Cuestiones del leninismo de Stalin. El texto alque vapulea es el manual de Bujarin, pero lo

    que dice a propsito del ensayo popular cons-tituye una crtica avant la lettre[1] de la codifi-cacin estalinista que por los aos treinta seestaba forjando del pensamiento de Marx yLenin.

    La obra de este segundo Gramsci tiene susdificultades especficas que provienen de lanaturaleza misma de las notas que diariamentey medida de sus lecturas iba consignandoen cuadernos escolares, durante sus aos deprisin. Conforme a un plan, a medida que leaiba reflexionando sobre temas, problemas einquietudes que surgan de esas lecturas. Poreso puede decirse que la estrategia de escrituraque revelan sus notas, son tambin la estrategia

    del pensamiento que all se estaba producien-do. En el transcurso de esta experiencia seguiun ritual preciso que consista en releer lo es-crito corregirlo y revisarlo amplindolo, jun-

    tando las distintas reflexiones hasta aproximar-se a verdaderos ensayos.

    Lo otro que habra que tener en cuenta y queexplica en parte el hermetismo que adquiere aratos su lenguaje, es que tena que burlar lavigilancia del carcelero. Cuando recin comen-

    c a frecuentar los escritos de Gramsci me ha-ba imaginado que burlar al carcelero eran

    tcticas de precaucin en vistas a una revisinocasional que pudiera haber de sus escritos.Pero el control, en realidad fue mucho mssevero, pues para ver lo que l estaba escri-biendo, se le quitaban los cuadernos durantenoche para que el encargado de la censura losrevisara. devolvindoselos en la maana. O seahaba una revisin o por lo menos una amena-

    za de revisin constante. Esto explica, en granparte, que el lenguaje de Gramsci, sea a veces,un lenguaje elusivo, un poco complicado porsu hermetismo, o por las metforas y figuras

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    con que disfrazaba las referencias. Pero no s-lo los trminos sino a veces tambin la misma

    elaboracin quedaban marcados por esta con-tinua precaucin.

    Pero lo ms importante de todo es la formaque esta escritura, fr ewig[2] como l mis-

    mo la llam, iba asumiendo. Como Marx, tam-bin Gramsci le dio particular importancia alorden de la exposicin. En sus notas sobreMaquiavelo, por ejemplo, comienza, justamen-te por el libro, es decir por la novedad de laforma, que adopta Maquiavelo para exponer,

    por primera vez, la poltica en su autonoma.Tampoco para Gramsci la exposicin es unsimple ordenamiento de lo investigado y cono-cido. Mediante la exposicin se avanza; se vahacia dimensiones desconocidas en la materiaa tratar, pues se intenta hacer hablar a la cosa

    misma. Gramsci percibi en la forma adopta-

    da por El Prncipe, la apertura de un espaciopropio de la poltica. De una lgica propia quela independizaba de cualquier otra disciplina.

    Esto lo trat tambin en otros dominios. Poreso explor sistemticamente rutina marxista,introduciendo siempre en ella una ptica dife-rente, perturbando lo consabido; probandoalternativas, otras maneras de ver aquello queapareca, una y otra vez como lo mismo. Estoera lo que se iba gestando en aquellas notasque llenaban cuadernos, en donde se producaun pensamiento libre, tanto de la urgencia, co-mo de la contingencia. Esta fue la estrategiainherente a la frmula fur ewig. Un pensa-

    miento que avanza a travs de alternativas, in-terrogantes, o dudas, ms que por afirmacioneso principios definitivos. Sobre todo cundo lareflexin proviene de alguien, que como Anto-nio Gramsci, se defina antes que nada como

    poltico.

    LA CARCEL FASCISTA, Y LAS PUBLI-CACIONES DE LOS CUADERNOSHay tres momentos en la aparicin de la obrade un autor; el de la redaccin, el de la publica-cin y el de la recepcin. En autores tales co-mo Marx y Gramsci, estos tres momentos sehan distanciado suscitando graves problemasde lectura. Adems, hay que considerar quetambin en el caso de Gramsci se trata de ma-nuscritos, no destinados a la publicacin, msbien de materiales preparatorios, acerca de loscuales debiera usarse el mismo rigor que el re-comendaba a propsito de la obra de Marx.

    Gramsci sale de la crcel en 1937 solo paramorir. Es entonces que Tatiana Schucht lacuada de Gramsci recoge los 33 cuadernos yse los lleva a Mosc, en donde le fueron entre-gados a Palmiro Togliatti, entonces secretario

    del Partido comunista italiano, quien los vienea publicar en 1947. Sobre esta tardanza de 10aos hay una serie de versiones negras y blan-cas al respecto la cosa es que aparecen publi-cados por la editorial Einaudi bajo el cuidadode Giulio Einaudi, quien agrupa las notas portemas inspirado en agrupaciones qu el propioGramsci haba hecho en los ltimos cuader-nos, pero realizando toda la edicin bajo estecriterio esta primera edicin aparece en 6 vol-menes entre 1948 y 1954.

    Slo en 1975 aparece una edicin cronolgica,crtica y completa de los 33 cuadernos editadapor el Instituto Gramsci de Roma, en cuatrovolmenes de los cuales el cuarto contiene to-

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    do el aparataje crtico. Esta edicin fue prepa-rada bajo el cuidado de Valentino Gerratana.

    La traduccin al espaol de esta segunda edi-cin se debe a Dora Kanoussi, y se edit por laeditorial Era, en Mxico, en seis volmenes.

    GRAMSCI EN CHILE

    La primera traduccin que sigue la formaadoptada por Einaudi, fue la que anima HectorAgosti en Argentina a fines de los aos cin-cuenta, por la editorial Lautaro. Fue la primera

    traduccin de Gramsci que se conoce. En ellaparticipan buena parte de los que posterior-mente han nsido llamados los gramscinos

    argentinos, cuya principal figura es Jos Arico.Es la traduccin que lemos y la que usamospara esta antologa que se edit por primer vezen 1972.

    ramos un grupo de jvenes universitarios,militantes comunistas, los que lemos en esemomento a Gramsci. Para m fue un impacto

    decisivo; una lectura que marc no solo mimanera de pensar sino cmo pas a entenderla prctica poltica desde entonces. Eran lostiempos en que comenzaba en Chile un nuevoproceso de acumulacin de fuerzas tanto pol-ticas como sociales que habra de culminar enel gobierno de Salvador Allende. Si bien el im-pacto Gramsci qued circunscrito en este m-bito poltico preciso, fue fuente de inspiracinde varias iniciativas que abarcan la dcada de

    los sesenta como por ejemplo, el dilogo cris-tiano marxista; las jornadas del pensamientomarxista o la creacin del Instituto de investi-gaciones marxistas. Podramos decir que eran

    los comienzos de una recepcin de la obra deGramsci en Chile. En 1987se llev a cabo en

    Chile un Simposium internacional en torno laobra de Gramsci Este fue un anticipo de lademocracia.

    Ms tarde, a comienzos de los aos setentasurgi la iniciativa de una antologa que corres-ponde al volumen que ustedes tienen en mano.Esta fue una aventura personal, gracias a la idey el estmulo de Hernn Loyola, importantenerudiano chileno, quien se haba propuestocrear, enla Editorial Nascimento, una colec-

    cin popular dedicada a los debates que habananimado tericamente la dcada de los sesentaen Amrica Latina y Europa. Se proyecto laantologa sobren Gramsci, y algo tambin so-bre los manuscritos juveniles de Marx, proba-blemente los Manuscritos econmicos filosfi-cos de 1844. Pero como ya haban aparecidolos Manuscritos del 44 en una edicin de laeditorial Austral chilena, se decidi comenzarcon la antologa de Gramsci.

    Es en este tiempo que comienza a hacersepresente el pensamiento de Antonio Gramscien Amrica Latina. Carlos Nelson Coutinhoatestigua que Gramsci llega al Brasil a comien-zo de los aos sesenta. Se le conoca por sumartirio en la crcel fascista, peero hasta los aos sesen-ta nadie lo haba ledo realmente. Es entonces, a co-mienzos de los aos 60 del siglo pasado, que AntonioGramsci pasa a constituir un captulo en el desarrollo delas ideas marxistas en Amrica latina. Gramsci, despusAlthusser y ahora Maritegui, son lecturas que conti-nan desde entonces gravitando en el pensamiento pol-tico latinoamericano.

    Notas:[2]Para siempre

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    Cuando se le insiste en que se defina frente auna pregunta, termina contando la historia de

    las enseanzas de su madre, tenemos 2 orejasy una boca, uno debe escuchar y poco ha-blar. En una entrevista en el programaTolerancia cero, cndidamente contaba queestaba leyendo un libro donde se narraba c-mo se preparaban los emperadores para llegaral trono del Imperio romano, o algo parecido.

    Que la UDI, partido que se precia de ser unaorganizacin poltica fundada en meditadospostulados ideolgicos, recurra a un individuodecididamente mediocre como Golborne y nohaya logrado sacar de sus filas un cuadrodigno de sus pretensiones para llevarlo comocandidato, podra obedecer, por una parte, al

    peligro real de que esta vez pierdan las presi-denciales y cuando ni siquiera MEO, haciendode cura de Catapilco, puede que los salve, ypor otra, al desprestigio cada vez mayor del

    gobierno de derecha y sus partidos. Esto ex-plicara que Golborne aparezca como el mejor

    ubicado en las encuestas, como alguien capazde tocar la guitarra, bailar cha-cha (como loconfes su mujer) y el presentarlo como inde-pendiente, o sea, ms all del bien y del mal,podra tal vez ser la tabla de salvacin.

    Con sutileza la revista semanal The Cli-nic recordaba una opinin de Jaime Guz-mn sobre Alessandri (revista Ercilla de sep-tiembre de 1989), un poltico diametralmenteopuesto a todo lo que es Golborne, y que contoda seguridad jams habra estado de acuerdo

    con la decisin de la UDI de llevarlo como sucandidato: (Jorge Alessandri) era un hombrecapaz de formarse juicio propio sobre las cosasen vez de repetir las consignas de moda. Unhombre con el coraje de defender sus puntosde vista, aun a costa de transitorias incompren-siones () Un hombre que detectaba y com-bata la demagogia.

    La Democracia Cristiana, apenas tomada ladecisin de participar en las primarias anun-

    ciaba las propias el 19 de enero para elegir sucandidato, el que deber enfrentar, posible-mente, a la ex presidenta Bachelet. Hoy la DCse debate nuevamente en una lucha inter-na entre grupos, anticomunista uno, ms radi-cal que cuestiona toda alianza con el PartidoComunista, en tanto que otro sector,ms pragmtico, comprende la necesidad delvoto comunista y estara dispuesto a que se lereconozca al Partido, adems de votar, el de-recho a la existencia en el conglomerado, o

    sea, y para que quede bien clara su participa-cin : sirve el voto comunista y adems, enun acto de benevolencia, se le reconoce el de-recho a existenci en el blque oposicionista.

    Q u i n e s S o m o s Como grupo de acadmicos de izquierda mantenemos

    desde hace un tiempo una relexin acerca de la educa-cin superior en Chile. En conocimiento de que otros co-

    legas han estado preocupados por una problemtica si-milar, y han elaborado trabajos al respecto, les invita-mos, por medio de esta hoja a debatir en conjunto. Espe-

    ramos que este sea el embrin de una futura discusin

    que no dudamos ser enriquecida gracias al debate.Por supuesto que para que este debate rinda frutos, debeincluir a todos quienes estamos por un nuevo sistemauniversitario, razn por la cual desde ya invitamos a con-

    tribuir en nmeros posteriores a quienes entiendan laUniversidad de manera no funcional al actual modeloeconmico.

    http://es.wikipedia.org/wiki/MEOhttp://es.wikipedia.org/wiki/Cura_de_Catapilcohttp://es.wikipedia.org/wiki/Cura_de_Catapilcohttp://www.theclinic.cl/http://www.theclinic.cl/http://www.theclinic.cl/http://es.wikipedia.org/wiki/Jaime_Guzm%C3%A1nhttp://es.wikipedia.org/wiki/Jaime_Guzm%C3%A1nhttp://es.wikipedia.org/wiki/Jaime_Guzm%C3%A1nhttp://www.ercilla.cl/web/http://es.wikipedia.org/wiki/Jorge_Alessandrihttp://es.wikipedia.org/wiki/Jorge_Alessandrihttp://www.theclinic.cl/http://es.wikipedia.org/wiki/Jaime_Guzm%C3%A1nhttp://cuadernosdeeducacion.files.wordpress.com/2012/12/67750392cr9.jpghttp://cuadernosdeeducacion.files.wordpress.com/2012/12/67750392cr9.jpghttp://cuadernosdeeducacion.files.wordpress.com/2012/12/67750392cr9.jpghttp://cuadernosdeeducacion.files.wordpress.com/2012/12/67750392cr9.jpghttp://cuadernosdeeducacion.files.wordpress.com/2012/12/67750392cr9.jpghttp://cuadernosdeeducacion.files.wordpress.com/2012/12/67750392cr9.jpghttp://cuadernosdeeducacion.files.wordpress.com/2012/12/67750392cr9.jpghttp://cuadernosdeeducacion.files.wordpress.com/2012/12/67750392cr9.jpghttp://cuadernosdeeducacion.files.wordpress.com/2012/12/67750392cr9.jpghttp://cuadernosdeeducacion.files.wordpress.com/2012/12/67750392cr9.jpghttp://cuadernosdeeducacion.files.wordpress.com/2012/12/67750392cr9.jpghttp://cuadernosdeeducacion.files.wordpress.com/2012/12/67750392cr9.jpghttp://es.wikipedia.org/wiki/Jorge_Alessandrihttp://www.ercilla.cl/web/http://es.wikipedia.org/wiki/Jaime_Guzm%C3%A1nhttp://es.wikipedia.org/wiki/Jaime_Guzm%C3%A1nhttp://www.theclinic.cl/http://www.theclinic.cl/http://es.wikipedia.org/wiki/Cura_de_Catapilcohttp://es.wikipedia.org/wiki/MEO
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    n d i c e EDITORIAL ( CdE n.25) 2 3pp

    La Educacin Tcnica de Nivel Superior:

    el paraso del lucro. Ricardo LpezE. 4-7pp

    Modelo de desarrollo y Poltica de Ciencia y Tecnologa:

    Algunas relexiones a partir del caso brasileo.Manuel Cabezas; Alexis Corts 8-19pp

    Gramsci, la experiencia de una lectura.

    Osvaldo FernndezDaz 20-23pp

    V I S T A N O S

    http://cuadernosdeeducacion.wordpress.com/