Cuadernillo VIII Lázaro y Maria Magdalena

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Lazaro y Maria Magdalena

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Sagrado Corazn

LA RESURECCION DE LAZAROMARIA MAGDALENA

Fray Mario Jos Petit de Murat O.P.Seguramente, llegara el da en que todos los seguidores de Fray Mario Petit de Murat trabajaremos juntos para editar toda su obra.

El Padre nos guiar.

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45Estaba enfermo por ese tiempo un hombre llamado Lzaro, vecino de Betania. Patria de Marta y Mara, sus hermanas. Esta Maria es aquella misma que derram sobre el Seor el perfume y le limpi los pies con sus cabellos, la cual era hermana de Lzaro que estaba enfermo. Las hermanas, pues, enviaron a decirle: Seor, mira que aquel a quien amas, est enfermo. Oyendo Jess el recado, djoles: Esta enfermedad no es mortal sino que esta ordenada para gloria de Dios, con la mira de que por ella el Hijo de Dios sea glorificado.Jess tena particular afecto a Marta y a su hermana Mara, y a Lzaro. Sin embargo, cuando oy que estaba enfermo, quedse an dos das en el mismo lugar. Despus de pasados estos, dijo a sus discpulos: Vamos otra vez a la Judea. Dcenle sus discpulos: Maestro, hace poco que los judos queran apedrearte, y quieres volver all? Jess les respondi: Pues, no son doce las horas del da? El que anda de da, no tropieza porque ve la luz de este mundo; al contrario, quien anda de noche, tropieza, porque no tiene luz. As dijo, y aadiles despus: Nuestro amigo Lzaro duerme; mas Yo voy a despertarle del sueo. A lo que dijeron sus discpulos: Seor, si duerme, sanar. Mas Jess haba hablado de la muerte, y ellos pensaban que hablaba del sueo natural. Entonces les dijo Jess claramente: Lzaro ha muerto, y me alegro por vosotros de no haberme hallado all, a fin de que creis. Vamos, pues, a l. Entonces Tomas, por otro nombre Ddimo, dijo a sus condiscpulos: Vamos tambin nosotros, y muramos con l.Lleg, pues Jess, y hall que hacia ya cuatro das que Lzaro estaba sepultado. Distaba Betania de Jerusaln como unos quince estadios. Y haban ido muchos judos a consolar a Marta y Mara de la muerte de su hermano. Marta, luego que hoyo que Jess vena, le sali a recibir; Maria se quedo en casa. Dijo, pues Marta a Jess: Seor, si hubieses estado aqu, no hubiera muerto mi hermano. Bien que estoy persuadida de que ahora mismo te conceder Dios cualquier cosa que le pidieres. Dcele Jess: Tu hermano resucitar. Respndele Marta: Bien se que resucitar en el ltimo da. Djole Jess: Yo soy la resurreccin y la vida: quien cree en M, aunque hubiere muerto, vivir; y todo aquel que vive y cree en M, no morir en toda la eternidad. Crees t esto? Respondile: Si, Seor, yo creo que tu eres Cristo, el hijo de Dios vivo, que has venido a este mundo.Dicho esto, fuse y llam secretamente a Mara, su hermana, dicindole: est aqu el Maestro y te llama. Apenas ella oy esto, se levanto apresuradamente, y fue a encontrarle. Porque Jess no haba entrado todava en la aldea, sino que an estaba en aquel mismo sitio que Marta le haba salido a recibir. Por eso los judos que estaban con Mara en la casa y la consolaban, vindola levantarse de repente y salir fuera, la siguieron diciendo: Esta va al sepulcro para llorar all. Cuando Mara llego adonde estaba Jess y lo vi, postrse a sus pies y djole: Seor, si hubieses estado aqu, no hubiera muerto mi hermano. Jess, al verla llorar a ella y llorar tambin a los judos que haban venido con ella, estremeciese en su alma y conturbse a s mismo, y dijo: Dnde lo pusisteis? Ven, Seor le dijeron, y lo vers. Entonces a Jess se le arrasaron los ojos en lgrimas. En vista de lo cual dijeron los judos: Mirad como le amaba. Mas algunos de ellos dijeron: Pues ste, que abri los ojos de un ciego de nacimiento, no poda hacer que Lzaro no muriese?Finalmente, prorrumpiendo Jess en nuevos sollozos, que le salan del corazn, vino al sepulcro, que era una gruta cerrada con una piedra. Dijo Jess: Quitad la piedra. Marta, hermana del difunto, le respondi: Seor, ya hiede, pues hace ya cuatro das que est ah. Djole Jess: No te he dicho que si creyeres vers la gloria de Dios? Quitaron, pues la piedra, y Jess, levantando los ojos al cielo, dijo: Oh, Padre!, gracias te doy porque me has odo. Bien es verdad que yo saba que siempre me oyes, mas lo he dicho por razn de este pueblo que est alrededor de M, con el fin de que crean que T eres el que me ha enviado. Dicho esto grito con voz muy alta: Lzaro, sal afuera. Al instante el que haba muerto sali fuera, ligado de pies y manos con fajas, y tapado el rostro con un sudario. Djoles Jess: Desatadle y dejadle ir. Con esto muchos de los judos que haban venido a Mara y a Marta, y vieron lo que Jess hizo, creyeron en El.

San Juan XI 1,45

La Resurreccin de Lzaro

En la resurreccin de Lzaro (San Juan XI) vemos a Marta y Maria como figura del alma humana: la parte activa y la contemplativa.

Al llegar oy Jess que llevaba cuatro das en el sepulcro. Cuatro das porque Jess llega en la cuarta etapa del mundo. La primera de Adn al Diluvio; la segunda de ste a Moiss; la tercera de Moiss a Cristo. Cristo inicia la cuarta etapa, la de Redencin. As, llega en el cuarto da de haber sepultado a Lzaro.

Muchos judos haban ido a casa de Marta y Maria para consolarlas. Es el enjambre de las criaturas que con sus juicios, sus opiniones, entorpecen el alma.

Cuando Marta supo que Jess llegaba, fue a su encuentro, en tanto que Mara se qued en casa Marta es la que busca a Dios en las palabras, en la predicacin, en el libro. Mara ya no busca, posee la verdad y la vive plenamente.

Seor, si hubieras estado aqu mi hermano no hubiera muerto Tu hermano resucitar Yo soy la Resurreccin y la Vida, quin cree en M aunque muera revivir. Y todo aqul que crea en M no morir jams. Tenemos que tomar as las palabras del Seor. Esta es la imagen viva de la resurreccin de un alma convertida: Viene la resurreccin de un Dios viviente como una aurora, como un nacimiento nuevo. Dios deja aqu una muerte, y coloca all la resurreccin. Cristo es vida, una renovacin total. Es as como debemos ir al sacramento de la confesin, dispuestos a morir para resucitar: Vivir. Sin retazos de muerte. Vida sin lmites. Por eso el abrazo de la hermana muerte es la liberacin de toda inquietud, de toda zozobra, liberarse del ayer y del maana para comenzar la Vida verdadera.

Cuando hemos vivido muriendo a todo, aprendiendo a desapegarnos de todo, la muerte es el dulce comienzo de la vida en Dios.

Yo creo que T eres el Cristo, el Hijo de Dios. Porqu estas palabras que tienen en labios de Marta slo un valor privado, cobran tanta significacin en San Pedro? Porque el hombre es cabeza de la humanidad. Pero no se aflijan, Uds. saben convertir en vida lo que reciben, estn en el torrente creador de Dios, por eso estn mas cerca de El.

Se fue a llamar a Mara a su hermana, y le dijo en secreto: El maestro est ah y te llama. Aqu tenemos el verdadero rol de la vida activa, que secunda a la contemplativa, que es la corona, el pice del alma. La parte activa no debe ser ese trajn que turba y alborota y distrae sino la que completa la parte interior, dejndola en su dulce reposo.

Y Jess llor. Hay quienes interpretan que Jess llor por la muerte de su amigo. Qu error! El que acaba de afirmar el que cree en m no morir jams, no poda llorar la muerte de su amigo. Si posea a Lzaro mejor que antes. No. Jess llora ante los dolores del hombre, ante el estado deplorable de la criatura que su mente haba concebido tan plena, tan feliz, corona del mundo sensible. Llora al verla indigente, derramada en sus apetitos, y al ver a Mara, el alma, desolada, Jess va gimiendo en busca de Lzaro como gimi en su Pasin, al ir a buscar al hombre para resucitarlo.

Como clam Jess con gran voz en la cruz, en el momento en que nos resucita a la Vida, as clam con gran voz: Lzaro sal fuera. Y el muerto sali, atado de pies y manos Son las miserias y concupiscencias que nos quedan como seal de que estuvimos muertos. Desatadle. Es cuando el hombre est libre y glorioso.

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Hallndose Jess en Betania, en casa de Simn el leproso, sentado a la mesa, entro una mujer con un vaso de alabastro lleno de ungento hecho de la espiga del nardo, de mucho precio; y quebrando el vaso, derram el blsamo sobre la cabeza de Jess. Algunos de los presentes, irritados interiormente, decan: A que fin desperdiciar ese perfume, siendo que se habra podido venderlo en mas de 300 denarios, y dar el dinero a los pobres? Con cuyo motivo se indignaron con ella. Mas Jess dijo: Dejadla en paz, porque la molestis? La obra que ha hecho conmigo es buena; pues los pobres los tenis siempre con vosotros, y podis hacerle bien cuando quisiereis, mas a Mi no me tendris siempre. Ella ha hecho cuanto estaba en su mano; se ha anticipado a embalsamar a mi cuerpo para la sepultura. En verdad os digo, que dondequiera que se predicare este Evangelio por todo el mundo, se contar tambin en memoria de esta mujer lo que acaba de hacerEntonces Judas Iscariote, uno de los doce, sali a verse con los sumos sacerdotes, para entregarles a Jess. Los cuales, cuando lo oyeron, se holgaron mucho y prometieron darle dinero. Y l buscaba ocasin oportuna para entregarle.

San Marcos XIV 3,11

Da de Maria Magdalena

Gratuitamente Dios derram sus dones sobre el hombre. Es tanta la exhuberancia de su bondad y de su amor que no slo se expandi en su Hijo, sino que quiso comunicarse a nosotros, y nos colm de bienes, dndonos inteligencia, voluntad y libertad, que es la consecuencia de aquellas. Pero el hombre se levant en contra de Dios haciendo uso precisamente de esos dones.

Se plante as el drama ms intenso. Mientras unos responden al Seor esforzndose por desprenderse de las cosas terrenas y ajustando sus vidas al querer divino; otros endurecidos, obstinados, se levantan en contra de El. Este es el drama tremendo y magnfico narrado en los Evangelios. No consideremos los Evangelios como un conjunto de palabras sino como el drama del hombre frente a Dios.

Y tenemos los dos extremos: en uno est la Santsima Virgen, San Jos y San Juan, y en el otro ese prodigio de iniquidad: Judas y los sacerdotes apstatas, que estn por debajo de los demonios. Es inconcebible los abismos de iniquidad que pueden incoarse en el alma humana. Cmo puede llegar a la apostasa un sacerdote, despus que Dios se le entreg en esa forma! No hay calificativos para ellos.

Y Judas! Pensis que habr sido siempre fiel y que de un momento a otro se volvi traidor? No. Ese proceso fue lento y largo. Cuntas veces se habr manifestado en gestos, en palabras! Cuantas veces los apstoles habrn murmurado entre s: Pero, al fin de cuentas el Maestro es bastante ingenuo cmo soporta a ste a su lado? Cmo es que lee tan fcilmente el interior de los fariseos y no ve el interior de ste? No nota que huye de su mirada, no oye sus palabras sardnicas?... Pero Jess esperaba siempre el arrepentimiento de su apstol, y tenemos en el momento de la entrega la escena ms tierna de amor que se haya dado sobre la tierra. Jess respondiendo al beso del traidor, buscando todava el arrepentimiento cuando le dice: Con un beso entregas al Hijo del hombre!..Dnde comenz a germinar este horrible pecado?.. All, donde comienza el tuyo! En las profundidades del alma. Ten cuidado porque llevas en tu alma todas las posibilidades, y cada da puede emerger el germen de un Judas o de un Santo! Cuida cada da tu alma con gran solicitud pues cada paso puede ser de bien o de mal.

Vemos pues en el Evangelio los dos extremos de la humanidad: en una la Virgen, que esta sobre los demonios, y en otro Judas que est por debajo de los demonios. Y entre los dos, levantndose desde el abismo y corriendo como escala de fuego de uno a otro extremo, la tenemos a Maria Magdalena, la santa ms grande de la humanidad despus de la Santsima Virgen, tanto, que el mismo Jess lo dijo: Donde quiera que se predique este Evangelio Esa mujer magnfica, cuando comprendi a Jess, no conoci clculo ni pens mas en nada, sino que se entreg integra, con todo el ardor de su alma, al servicio del Seor. El mismo fuego que encendi en amor a la Santsima Virgen es el que encendi a Maria Magdalena.

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