Crucifixión
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LA CRUCIFIXIÓN
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LA CRUCIFIXIÓN
Sin duda el condenado a muerte más conocido de la historia es Jesús de Nazaret.
La representación pictórica y escultórica de su crucifixión es el tema más tratado de toda la historia del arte, su muerte la más comentada en los distintos géneros literarios (no sólo en obras religiosas). La influencia de su vida y de su muerte ha estado presente en la historia de Occidente.
Su muerte lenta y dolorosa, habitual en la época, precedida de torturas: su flagelación, coronación de espinas y la subida con la cruz a cuestas hasta el monte Gólgota.
Con la ejecución de Jesús de Nazaret se abre un capítulo especial de la historia de la pena de muerte, uno de los episodios más dramáticos de la antigüedad.
Vamos a analizar cómo se llevó a cabo.
¿Cómo flagelaron a Jesús?
El "Flagrum" romano fue el método de castigo empleado. El azote usado fue de tres ramales, y cada ramal terminaba en una pieza metálica con dos bolitas, parecida a pequeñas pesas de gimnasia, de 3 centímetros de longitud. Era un azote usado sólo por los romanos: a Jesús lo azotaron romanos.
Los flagelantes fueron dos, uno a cada lado de la víctima, a un metro de distancia y algo
detrás de ella.La flagelación
ordenada por Poncio Pilatos respondió a la llamada “coercitio” imposición de un castigo de carácter disciplinario al reo. Dicho castigo tuvo
Lugar en el “Lithostrotos”
(“sitio enlosado”)de la Torre Antonia.
Heridas causadas a Jesús.
Jesús flagelado (Salamanca)
¿Cómo fue la corona de espinas colocada a Jesús?
La corona de espinas tenía forma de casco, estaba tejida con ramas espinosas de “ziziphus vulgaris palinrus aculcatus”.
Jesús es presentado al pueblo llevando la corona de espinas y la túnica color púrpura. Pilatos, señalándole con el dedo ante sus inflexibles y clamorosos acusadores, exclamó “¡Ecce homo!”.
El pueblo aclamaba:¡crucifícalo! ,¡crucifícalo!.
¿Cómo portó Jesús la cruz?Los reos llevaban el palo horizontal o patibulum,
que pesaba unos 50 o 60 kilos, a la espalda y atado a los brazos del reo extendidos en cruz. Seguramente Jesús fue atado con los otros dos condenados. Si el reo caía de cara, no podía usar las manos para amortiguar el golpe: lo amortiguaba con el rostro y con las rodillas.
La parte vertical de la cruz, llamada “stipes”, estaba en el lugar de la ejecución.
La imagen del Hombre de la Síndone muestra los agujeros de las manos, pero no en el lugar donde lo tenían los crucifijos, sino casi en las muñecas. Al meter el clavo por un hueco entre los huesos carpianos, se aplasta un nervio importante, lo que produce un intensísimo dolor y hace que el pulgar se sitúe en la palma, bajo los otros cuatro dedos.
Los pies se los clavaron con un único clavo. Por encima estaba el pie izquierdo, por debajo el derecho. El suplicio no podía ser más espantoso.
Para acelerar el proceso de la muerte a los crucificados se les partían las piernas con mazas de madera con un golpe sobre las tibias. Al fracturarle esos huesos se impedía el poder mantenerse sobre los pies clavados provocándoles un nuevo traumatismo y la asfixia.
La crucifixión produce un efecto muy grave también sobre la respiración. El peso del cuerpo tirando hacia abajo produce un efecto de asfixia, porque no se puede expulsar el aire. Por lo tanto, si no se cambia de posición, se produce la asfixia. Para evitarla, el crucificado debe cambiar de posición, apoyando todo el peso sobre el clavo de los pies para conseguir una elevación suficiente que le permita expulsar el aire.
Pero esta posición supone un esfuerzo sobrehumano por lo que, inmediatamente, debe dejarse caer con lo que, a los pocos momentos, vuelve la asfixia. Los cambios de posición están documentados en la Sábana Santa.
Un procedimiento romano para provocar la muerte o para asegurarse que el condenado había muerto verdaderamente era un golpe de lanza que atravesaba el tórax y alcanzaba el corazón. Le produciría una herida de 4,4 por 1,4 cm, entre la 5ª y 6ª costilla del lado derecho, recorriendo unos 10 cm, alcanzando la aurícula derecha.
La regla romana era que los crucificados, una vez muertos, se quedasen en la cruz para que sirviera de escarmiento ejemplarizante a todos aquellos que los contemplaban. En el caso de Jesús, sus discípulos y amigos solicitaron al gobernador romano, Poncio Pilatos ,desclavar a Jesús para darle sepultura.
El sepulcro en el que se enterró a Jesús era propiedad de José de Arimatea. Estaba constituido por dos salas intercomunicadas por medio de una puerta pequeña y baja, en la segunda, sobre un banco de piedra fue puesto el cadáver. El sepulcro era sellado con una losa grande de piedra rodante .
En el interior de la Basílica se encuentra la Capilla, a diversos pisos del Gólgota. Frente a esa, los fieles se detienen a venerar la "Piedra de la Unción" de Cristo (Jn 19,39).
El cadáver de Jesús fue envuelto, a la manera de los judíos, en un lienzo (sábana) de lino que cubría la parte anterior y posterior del cuerpo. Este lienzo es la Sábana Santa de Turín, según los estudios realizados.
Moneda (leptón) de Tiberio César, en curso en época de Jesús.
¿Cómo se quedó estampada la imagen de Jesús en la sábana?
Los cuatro Evangelios son coherentes al narrar que algunas mujeres y algunos de los discípulos de Jesús encontraron su sepulcro vacío el primer día de la semana (Mateo 28:6; Marcos 16:6; Lucas 24:3; y Juan 20:1-2).
Al llegar al sepulcro y encontrárselo abierto, sólo encontraron los paños con los que envolvieron el cadáver de Jesús. Se preguntaban dónde estaba el cuerpo,”¿acaso lo habrían robado?”. Si que se llevaron consigo esos paños.
Según los estudios realizados, basados en los datos que aporta la sábana santa, esa imagen quedó grabada debido a una gran impresión térmico-calórica, radiación fruto de la resurrección.
¡RESUCITÓ!
¡ALELUYA!
Fin
