CRÍTICA MARZO 2016 AÑO CIII Nº 1.006 LA REFLEXION...

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C LA REFLEXION CALMADA DESENREDA NUDOS RÍTICA MARZO 2016 AÑO CIII Nº 1.006 ENTREVISTA CON BARBARA WALSH IGUALDAD DE GÉNERO Y EMPODERAMIENTO DE MUJERES Y NIÑAS VÍCTOR ULLATE: NACIDO BAILANDO EL ESTRENO DE POVEDA ‘LA GUERRA DE LAS GALAXIAS’, EL MITO HEROICO MÁS ALLÁ DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO

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CLA REFLEXION CALMADA DESENREDA NUDOSRÍTICA

MARZO 2016AÑO CIIINº 1.006

ENTREVISTA CON BARBARA WALSHIGUALDAD DE GÉNERO Y EMPODERAMIENTO DE MUJERES Y NIÑASVÍCTOR ULLATE: NACIDO BAILANDOEL ESTRENO DE POVEDA‘LA GUERRA DE LAS GALAXIAS’, EL MITO HEROICO

MÁS ALLÁ DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO

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UENTA Plutarco que un vidente advirtió a César de que su vida corría peligro justa-mente el 15 de marzo, día de buenos augurios en el calenda-rio romano, los idus de marzo. Shakespeare inmortaliza en su obra Julio César la advertencia: “¡Cuídate de los idus de mar-zo!”. Y, no ese día, sino una se-mana después, los idus de mar-zo nos han desafiado de nuevo. Esta vez en Bruselas. Y antes de las dos semanas, el día de Pas-cua de Resurrección, en Laho-re (Pakistán), éste dirigido con-tra cristianos. La barbarie se ha vuelto a cobrar vidas inocentes y a sembrar el terror. Lo conde-namos sin paliativos y comen-tamos en el artículo de opinión.

Los idus de marzo, cuando pro-gramamos este número, traían aires de aniversarios, de fechas de reconciliación, de primavera de espectáculos. Nuestra apor-tación a la siembra de espe-ranza pasa, como siempre, por la educación; por mostrar los múltiples modos de formar en desarrollo moral, en capacida-des para reconocer y cultivar la verdad y la belleza. Por eso, nos hacemos eco de la búsqueda continua de igualdad marca-da por el día internacional de la mujer trabajadora, con dos artículos de fondo. Uno, que contempla la igualdad de gé-nero desde la perspectiva del empoderamiento de mujeres y niñas. La autora se hace eco de la existencia de un doble techo. Por un lado, el llamado techo de cristal, término ya muy conocido por el que se intentan expresar

LOS ‘IDUS’ DE MARZOlas dificultades no visibles que experimentan las mujeres al in-tentar acceder a puestos de di-rección en la sociedad. Por otra parte, hoy empieza a hablarse de un techo de cemento. Con esa expresión se alude no sólo a las situaciones estructurales que mantienen la discriminación, sino también a los problemas de autoestima, en las propias mujeres, que a menudo les lle-van a no presentarse a puestos de dirección. Así, la mirada a la educación desde el empode-ramiento aparece como una oportunidad para desarrollar el poder interior que capacita para decidir, relacionarse, etc, que saca el foco del poder so-bre. Un cambio que requiere comenzar con brío. Y desde esta óptica puede leerse el lúcido análisis, poco convencional, del doloroso fenómeno conocido como violencia de género. Nue-vos enfoques que exigen de la mujer un empoderamiento para desarrollar sus propias capaci-dades y fortalecerse desde den-tro. Este mes, y en continuidad con nuestro compromiso co la causa de la mujer, la página de arte visual se añade a lo que queremos ofrecer y expresar.

El otro aniversario que hemos querido rescatar, en el marco de un tiempo que pide mejorar nuestra estatura moral como sociedad, de promover recon-ciliación, es el centenario de la Rebelión de la Semana San-ta de 1916, que condujo a la creación de la República de Irlanda en 1922. Desde finales de la década de los 60, hasta

EDITORIAL

C que se firmó el Acuerdo de Bel-fast/Good Friday en 1998, ese país sufrió un duro conflicto con fuertes expresiones de violencia y división de la sociedad. Ofre-cemos una entrevista con la di-rectora de Glencree, un espa-cio creado en los años setenta para el diálogo y la discusión entre personas con distintas procedencias culturales y reli-giosas e ideologías en conflicto. Una muestra de cómo la inicia-tiva de una mujer, en este caso, alimentada en el transcurso de los años, es un generador de esperanza más allá de las ver-des tierras irlandesas.

Nuestras páginas culturales nos acercan a una experiencia educativa con una entrevista a Víctor Ullate, actual director de una escuela de baile, en la que el arte busca expresión en el cuerpo. A ello añadimos la segunda parte de Star Wars, una lectura de la película que sigue desvelando las claves de su éxito en los mitos y de las experiencias históricas que le dan soporte. Y también en cine, un estreno: Poveda, es-pecialmente relevante para esta revista. Esta película nos acerca la vida y la obra del que además de humanista, pedagogo, sacerdote, funda-dor de la Institución Teresiana y mártir, fuera también el iniciador de la revista de la que CRITICA es continuadora. Ofrecemos una lectura de esta obra fílmica que ha sido un éxito durante el mes de marzo en la cartelera española.

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SUMARIO

Directora: Camino Cañón Loyes.Consejo editorial: María Dolores Valencia Gracia, Pilar Pazos Tomás, Margarita Tarabini-Castellani Aznar, Laura Moreno Marrocos y Thomas Sheehan.Colaboradores: Esperanza Rivero, María Luisa Galve, Ana Mª Millán y Gonzalo Sánchez-Izquierdo.

Edita: Fundación Castroverde. Redacción: General Oraá, 62. 28006 Madrid. Teléfono: (34) 917 259 200Mail: [email protected]

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ENTREVISTA CON BARBARA WALSH

VICTOR ULLATE: NACIDO BAILANDO

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MÁS ALLÁ DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO

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6IGUALDAD DE GÉNERO

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ESTRENOS DE CINE:POVEDA

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LA PINTURA DEJACOBA

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‘LA GUERRA DE LAS GALAXIAS’, EL MITO HEROICO

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UNA vez más el terror del DAES ha dejado su huella en Europa. De su presencia en otras partes del planeta, ya ni llevamos la cuenta; es el balance de un fanatismo que se escon-de tras el nombre de Dios y que se alimenta con armas, con el miedo de poblaciones en-teras, con la perplejidad del sinsentido de jó-venes nacidos y educados en nuestros países occidentales. Al contemplar el horror causado por las explosiones he tomado conciencia de que un nuevo sentimiento quería emerger en medio del dolor y del rechazo que la barba-rie me estaba produciendo. La arbitrariedad del atentado me hacía sentir que quienes no habíamos perecido en él estábamos viviendo un nuevo nacimiento. Porque bien podría ha-ber sido de otra manera, ¡somos tan iguales a los que han dejado de vivir! Personas que uti-lizan el metro cada mañana, niños que con sus familias se disponen a emprender un viaje, mujeres, hombres, gentes de toda condición que no llegan a su destino al ser tomados por sorpresa en medio de un ritmo de la más pura cotidianidad. ¿Por que ellos y no yo? Tengo palabra, se me ha regalado la vida otra vez.

Percibo que, junto al grito de condena y los de-seos de seguridad y protección, emergen tími-damente otros todavía confusos, carentes de perfiles. ¿Sabremos darles cauce o quedarán anegados por las expresiones de los medios de comunicación y de las redes sociales, que se hacen portavoces de las interpretaciones de los deseos colectivos? Porque el movimiento colectivo se aglutina ahora entorno a los cul-pables materiales de los hechos, a encontrar-los, a castigarlos, a identificar a otros poten-

NACER OTRA VEZPor CAMINO CAÑÓN LOYES

ciales terroristas. Hay una única dirección: el cerco a los culpables. Se trata de incrementar la seguridad de los que hemos quedado, de restaurar un orden roto.

No cabe duda de que estos movimientos ge-neran unidad. “Todos somos Charlie”, decía-mos tras los atentados de París, Y seguimos gri-tando la unidad ahora en Bruselas y cuando sucedieron los terribles sucesos de un viernes por la noche entre gentes despreocupadas y ajenas a la proximidad de la muerte y del ho-rror. Pero la unidad ante los culpables del orden roto, expresado en condena y en rechazo, no es el único escenario a contemplar. La com-plejidad de la situación está demandando no perder de vista otros escenarios que son parte de la misma trama, que siguen presentes y que hasta ayer nos resultaban prioritarios.

Los cientos de miles de refugiados siguen ahí, están ante nuestros ojos con imágenes estre-mecedoras. Comparten con nosotros la expe-riencia de haber vuelto a la vida. Ellos también habían vuelto a nacer cuando consiguieron salir de los territorios en los que la guerra y la violencia institucionalizada son los señores in-discutibles de ellos. Creían haberse librado del efecto mortífero de las bombas y de las armas; creían haber penetrado en una tierra donde el orden va acorde a las necesidades de la vida. Habían buscado otro nacimiento fuera de sus tierras en la creencia de que los hombres y mu-jeres que iban a encontrarse les iban a reco-nocer por el hecho mismo de ser hombres, ¿o quizás esperaban que pudiéramos reconocer-los como hijos de un mismo Dios al que nos di-

OPINION

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rigimos con distintos nombres? Ellos no sabían que Europa se había negado a reconocer sus raíces cristianas y que ya solo nos queda poder reconocerles como miembros de una especie común. Pero ahora ellos acaban de apren-der que esta invocación puede tornarse en su contra, porque nuestras declaraciones ven en ellos a rivales que amenazan nuestra forma de vida. Nuestro bienestar ha dejado de estar se-guro. Ellos, que habían conseguido unir a mu-chas gentes en Europa frente al terror que les expulsaba de sus tierras, son ahora blanco de las alambradas, los muros y las tiendas de cam-paña permeables al agua y al barro.

Y no es que todas las voces se hayan apaga-do, las hay. Y querríamos la nuestra estuviera entre ellas, que mantienen su palabra y su

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canto para seguir diciendo que estas gentes que han tenido el valor de alejarse de sus tie-rras y de sus casas para que las bombas y el terror no les borren para siempre de la faz del planeta son hermanos con los que compartir los bienes de la tierra y los logrados con el es-fuerzo común por generaciones de hombres y de mujeres a los que se nos hace difícil acom-pasar el progreso material y la estatura moral.

Ya que los crueles atentados nos siguen des-pertando a la realidad del odio y la violencia, tomemos conciencia también de que com-partimos con tantos refugiados la experiencia de volver a nacer. Ojalá nos sirva de revulsivo para mirar la violencia que nos envuelve desde perspectivas de reparación en las que haga-mos prevalecer el amor sobre el odio, el bien sobre el mal. Porque nacer siendo vieja no es fácil, la fragilidad del primer nacimiento se viste ahora con otros ropajes, pero no por eso deja de estar presente. Ahora estamos introducidos en un mundo donde lo políticamente correcto parece marcar la dirección de los deseos in-dividuales. Algunos de los estudiosos de estos temas habla precisamente de como el deseo es humano y no un mero apetito animal, por estar mediado por otro deseo, por el deseo de alguien, sea individual o colectivo. Y esto de tal manera que la identificación nos lleve a rea-lizar acciones que no hubiéramos imaginado con anterioridad. Un amigo de Jesús de Na-zaret, como era Pedro, es capaz de negarle por no tomar distancia del deseo colectivo del gentío que buscaba su muerte...

Me pregunto si el deseo colectivo que emerge tras los atentados terroristas que se producen en nuestras sociedades occidentales, va más allá del rechazo, del castigo, de la respuesta de poner violencia a la violencia, del rechazo a la comunidad cultural o religiosa a la que pertenecen los terroristas suicidas. Me pregun-to si somos capaces de escuchar los secos que nacen del fondo de los escritos vacíos de sen-tido de los jóvenes capaces de realizar estas acciones.

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“SEAMOS CAPACES DE CREAR Y DESARROLLAR UNA MANERA

DISTINTA DE RESOLVER PROBLEMAS, SIN VIOLENCIA”

Por ANA GUTIÉRREZ

ENTREVISTA

BARBARA WALSH

DIRECTORA DEL CENTRO PARA LA PAZ Y RECONCILIACIÓN DE GLENCREE

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HA venido desde Irlan-da para participar en Ávila en el VI curso de la Cátedra Josefa Segovia que la Ins-titución Teresiana en con-venio con el CITES-Centro Internacional Teresiano San-juanista- celebra cada año en la Universidad de la Mís-tica. Se llama Bárbara Wals-he; es madre, esposa, abue-la y, actualmente, Directora del Centro para la Paz y Re-conciliación de Glencree (Irlanda). En el curso, ha compartido con nosotros su experiencia de búsqueda del perdón y la reconcilia-ción en una tierra con una historia tan violenta como la de esta tierra irlandesa. Ella tiene un sueño: “Mi esperan-za para mi mundo y el de mis nietos es que, en vez de recurrir a la violencia, sea-mos capaces de crear y de-sarrollar una manera distinta de resolver problemas”.

Ana Gutiérrez: Muchas gra-cias por concedernos esta entrevista. ¿Podrías empe-zar presentándote breve-mente?Barbara Walsh: Durante los últimos 10 años, he trabaja-do en el área de la construc-ción de la paz y la justicia restaurativa. Actualmente dirijo el Centro de Glencree para la Paz y Reconcilia-ción, que está ubicado a 20 kilómetros de Dublín, en las colinas de Wicklow, en una zona aislada y hermo-

sa… La tierra de Irlanda ha sufrido un conflicto que ha durado desde finales de la década de los 60 hasta que se firmó el Acuerdo de Bel-fast/Good Friday en 1998. Glencree, durante los últi-mos 40 años, ha mantenido un espacio para el diálogo y la discusión entre personas con distintas perspectivas e ideologías en conflicto.

A. G.: ¿Puedes dibujar para nuestros lectores el trasfon-do histórico del conflicto en Irlanda del Norte?B. W.: Este año de 2016 es el centenario de la Rebe-lión de la Semana Santa de

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“Glencree, durante los últimos 40 años, ha

mantenido un espacio para el diálogo y la

discusión entre personas con distintas

perspectivas e ideologías en conflicto”

1916, un evento que condu-ce a la creación de la Repú-blica de Irlanda. Se trata de un país pequeño, una isla en medio del Atlántico con una población de cuatro millones y medio en la Re-pública de Irlanda, al sur del país, y de millón y medio en los seis condados del Norte de Irlanda que siguen sien-do parte del Reino Unido. La isla de Irlanda fue dividi-da en 1921 en un acto del Parlamento Británico tras la Guerra de la Independen-cia Irlandesa (1919-1921). Dicho acto parlamentario dio lugar a la creación de la República de Irlanda, con

una mayoría católica del 90%, y de una entidad de seis condados, en el noreste de la isla, para satisfacer las aspiraciones de la minoría protestante de permanecer dentro del Reino Unido. Una amarga guerra civil de nue-ve meses de duración fue la respuesta a la partición del país; un choque que ha se-guido definiendo a los dos principales partidos políti-cos hasta el día de hoy.

Después de la partición del país, el resto de la isla se lla-mó el Estado Libre, luego República de Irlanda, con una mayoría católica del 90%. Asimismo, se estable-ció un parlamento en Irlan-da del Norte, en Belfast, que fue dominado rápidamente por el Partido Unionista Pro-testante de Irlanda del Nor-te. La subsecuente discri-minación institucionalizada contra la minoría católica/nacionalista en esta zona produjo, como reacción, un movimiento pacífico para reclamar los derechos ci-viles de la minoría católica en los años 60 del siglo XX. Dicho movimiento encon-tró una respuesta violenta por parte de algunos que provocó la aparición y ra-dicalización de un Republi-canismo Irlandés violento, empezando así un conflicto agrio y duradero que termi-nó con la firma del Acuerdo de Good Friday/Belfast en 1998.

ENTREVISTA

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Instalaciones del Centro para la Paz y Reconciliación de Glencree, en Irlanda.

“Una amarga guerra civil de nueve meses fue la respuesta a la partición del país; un

choque que ha seguido definiendo a los dos principales partidos políticos hasta hoy”

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Hasta la fecha de hoy, han muerto más de 3.700 per-sonas, más de 48.000 han sido gravemente heridas y se han producido más de 34.000 tiroteos y 14.000 ex-plosiones de bombas.

A. G.: En tu opinión, ¿cuáles han sido los factores princi-pales en cuanto al logro de lo que tú has llamado una paz “frágil”?B. W.: En la cuestión irlan-desa hubo una sinergia de intereses de líderes políticos: el primer ministro británi-co Tony Blair, el presidente americano Bill Clinton y el primer ministro del Sur de Irlanda, Bertie Aherne, tra-bajaron duramente a favor de la paz. Ellos movilizaron a gente de fuera de Irlanda, trabajaron con los distintos bandos dentro de la isla y llegaron a conseguir un tipo de paz.

Los niveles de violencia han disminuido, pero la herencia del conflicto sigue vigente y, para mucha gente, es muy dolorosa. Hay numerosas víctimas que están trauma-tizadas como consecuen-cia de lo que sucedió. Hay personas que están bus-cando verdad y justicia, re-conciliación y restitución. Se habla mucho de justicia y de verdad, pero no hay nin-gún acuerdo sobre cómo se puede conseguir esto. Ha habido numerosos intentos de conseguirlo, pero tam-

bién se ha dado un debate agrio al respecto con un re-chazo por parte de ambos lados, muchas veces.

Mucha gente ha trabajado con las dos comunidades para conseguir la paz. Al-gunos grupos religiosos han trabajado sin descanso por la paz, aunque también es verdad que otros grupos re-ligiosos han secuestrado su tradición religiosa con obje-tivos sectarios y ambiciones políticas. Tras el Acuerdo de Belfast en 1988, hubo ex-republicanos que participa-

ron en el proceso político; también algunos paramilita-res se convirtieron en traba-jadores comunitarios en sus propias áreas, mientras que otros recurrieron a activida-des criminales.

A. G.: Específicamente, ¿cuál ha sido el rol de Glen-cree en todo este proceso?B. W.: Cuenta la leyenda que en 1974 una mujer llamada Una Higgins O’Malley, cuyo padre fue ejecutado du-rante la Guerra Civil, miró a través de las verjas cerradas de Glencree y convenció

a las autoridades para que las abrieran y ofrecieran el lugar como refugio a per-sonas involucradas en nues-tro conflicto. Cuando dicho conflicto empezó en Irlanda del Norte, algunas personas tuvieron que abandonar sus casas y Glencree les ofre-ció respiro y cobijo. Poco a poco Glencree se fue con-virtiendo en un lugar adon-de llegaban personas para entablar un diálogo, un de-bate, incluyendo personas que ahora llamaríamos te-rroristas. Allí aprendieron a dialogar con el otro y esto

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ENTREVISTA

ayudó a crear las condicio-nes para la paz. Glencree ofreció: Un espacio residencial seguro y no amenazante a políticos de diferentes co-rrientes de Irlanda y Gran Bretaña. Una oportunidad de ex-plorar y desarrollar un enten-dimiento de temas concre-tos y áreas problemáticas en las que existían bloqueos y, en la medida de lo posi-ble, conseguir un consenso sobre cómo poder avanzar en las negociaciones. La habilidad de conectar y construir relaciones entre personas influyentes, a dis-tintos niveles: alto, medio y a nivel de la comunidad.

A Glencree llegaron vícti-mas del conflicto que esta-ban traumatizadas y silen-ciadas por sus experiencias. Y descubrimos que cuando mantenemos un espacio para la gente, y les ayuda-mos con recursos, ellos vuel-ven a encontrar su propia voz. Como católicos, la ma-yoría de nosotros crecimos pensando que “teníamos razón y que ellos estaban equivocados”, mientras que los protestantes pen-saban “tenemos razón y los católicos están equivoca-dos”. Glencree ha sido un lugar donde la gente ha construido relaciones; aquí han podido hablar sobre sus diferencias, descubrir que hay buena gente en am-

“Poco a poco Glencree se fue convirtiendo en

un lugar adonde llegaban personas para entablar un

diálogo, un debate, incluyendo personas

que ahora llamaríamos terroristas”

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bos lados, y crear amista-des. Glencree ha facilitado debates entre políticos que ellos no hubieran podido te-ner en su propio entorno.

Pero el trabajo de la cons-trucción de la paz sigue, no termina. Muchas veces oigo a gente decir que “tenemos un acuerdo de paz y, por lo tanto, ya está todo hecho” pero, aunque hay menos violencia que antes, los co-legios siguen estando segre-gados, todavía hay muros entre las dos comunidades y la gente sigue con mie-do aunque, poco a poco, se van dando los primeros pasos hacia la posible cons-trucción de una relación con el otro.

A. G.: ¿Cómo ves el rol de las mujeres en todo este proceso?B. W.: Pienso que el rol de la mujer en la construcción de la paz a nivel mundial es crucial. Las mujeres repre-sentan un 50% de la pobla-ción. Muchas mujeres ha-cen la paz en sus familias y sus comunidades. Son ellas las que se quedan para ha-cer frente a lo que surja y mantener la familia unida mientras sus maridos están en la cárcel, por ejemplo.

Glencree reconoce el sufri-miento desproporcionado de las mujeres y los niños en los conflictos, pero también reconoce el papel crucial

que las mujeres pueden jugar y han jugado en la construcción de la paz. Por lo tanto, Glencree apoya el empoderamiento y la politi-zación de las mujeres para que puedan asumir roles a niveles locales y nacionales. Muchas veces esto entra-ña un riesgo significativo en comunidades patriarcales, donde a menudo hay una presencia paramilitar fuerte. Como dijo la ex presiden-te de Irlanda y Comisaria de los Derechos Humanos de la ONU, Mary Robinson: “Hemos visto en regiones de muchos países el papel crucial que las mujeres jue-gan como constructoras de paz, organizadoras de co-munidades, y voces de los marginados. Estamos con-vencidos de que el fortale-cimiento del liderazgo de las mujeres a todos los niveles es la clave para la promo-ción de la paz, un desarrollo sostenible y los derechos hu-manos en el siglo XXI”.

A. G.: ¿Cuál es el papel de la educación en este pro-ceso?B. W.: Creo que el rol de la educación en Irlanda del Norte es problemático, puesto que el 95% de los colegios existe una segre-gación con el resultado de que muchas personas jóve-nes no se encuentran y no se conocen. Ahora están desarrollando lo que se lla-ma una educación com-

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partida, pero no hay ningún consenso sobre una educa-ción integrada y tanto ca-tólicos como protestantes están empeñados en man-tener sus propios colegios; por lo que hay muy pocos colegios integrados.

A. G.: ¿Cómo podemos ase-gurarnos de que la explora-ción de la memoria históri-ca conduzca a la sanación de las heridas en vez de a la permanencia de los an-tagonismos?B. W: Creo que esto es un reto importante. Ahora mis-mo Irlanda está celebrando una década de conmemo-raciones (1912-1922) que in-cluye la Guerra de 1914, en la que protestantes y católi-cos lucharon codo a codo en el ejército británico y mu-rieron y fueron enterrados juntos. En 1912, en Irlanda del Norte, se firmó con san-gre una proclamación en la que se decía que la co-munidad protestante que-ría permanecer en el Reino Unido. Luego, tuvo lugar el Rising en 1916, que se des-cribe como el nacimiento de la República de Irlanda. Por lo tanto, desde el 2012 al 2022 hemos experimenta-do y vamos a experimentar 10 años de conmemoracio-nes difíciles en nuestro país.

Actualmente, estamos in-tentando entender esto a través de historias persona-les que desafían el concep-

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to de historia única porque, en realidad, se trata de una historia compleja que es contradictoria, a veces he-roica y a veces ambigua.

Las personas de ambos la-dos tienen sus propios hé-roes pero, en algunas zo-nas las imágenes de armas violentas y las imágenes machistas en muros y pare-des han sido reemplazadas por símbolos más neutra-les o relacionados con el medioambiente. Me sien-to bastante orgullosa de Irlanda en lo que se refiere a las narrativas e historias personales que han apare-cido recientemente en la radio y la televisión. En al-gunos casos la gente, por primera vez, ha sacado de las cajas donde estaban guardadas medallas de guerra de sus abuelos o de sus tíos abuelos.

Cuando estos hombres vol-vieron a Irlanda después de la Guerra en 1916 o 1917, no podían llevar sus unifor-mes del Ejército Británico. Muchos de estos hombres lucharon por razones eco-nómicas para apoyar a sus familias y porque en aquel momento el líder político ir-landés John Redmond dijo que, si luchaban por Gran Bretaña, los británicos con-cederían a Irlanda su pro-pio gobierno. Hoy en día, se están recuperando estas historias en los medios de

“Estamos convencidos de que el fortalecimiento del liderazgo de las mujeres a todos los niveles es la clave para la promoción de la paz, un desarrollo sostenible y los derechos humanos en el siglo XXI”

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comunicación irlandeses, incluyendo el papel que ju-garon las mujeres y el coste de la violencia en cuanto a la pérdida de vidas civiles, en un intento de equilibrar la historia.

A. G.: ¿Cómo se evita que las víctimas sientan resen-timiento sobre lo que ellos perciben como la victoria de aquellos que han usado la violencia al perseguir sus objetivos políticos?B. W.: Glencree ha trabaja-do con muchas víctimas del conflicto y tenemos debates sobre quién es y quién no es una víctima. Hubo víctimas en todas las comunidades, personas que tuvieron que huir de sus propias casas, personas que desaparecie-ron, miembros de las fuerzas de seguridad que fueron heridos o asesinados en el curso del conflicto… Las fa-milias con seres queridos he-ridos o asesinados todavía viven con las cicatrices del conflicto…

Ayer mostraba un video en el que se veía a un hom-bre que llevaba trabajando como policía tan solo 3 me-ses cuando lanzaron un misil sobre su Landrover y perdió sus manos y su pierna. Este hombre ha ido a Glencree y a otros muchos lugares y ha hablado sobre el impacto de la violencia. Ha querido dejar claro que, tras el acto violen-to del que fue víctima, medi-

tó mucho sobre si iba a pasar su vida resentido y amarga-do sobre lo que había pasa-do o no. Al final, tomó la de-cisión de vivir en positivo y de

contribuir a la vida de otras muchas maneras.

A. G.: Barbara, ¿qué ha su-puesto para ti involucrarte en Glencree?B. W.: Glencree me ha pro-porcionado un lugar donde puedo realizar el tipo de tra-

bajo que me encanta y que representa una parte cen-tral de mi vida. Me interesa el área de la justicia restau-rativa, no solamente para

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ENTREVISTA

las víctimas de conflictos violentos, sino también para la violencia en las cárceles y comunidades. Somos un centro para la Paz y la Re-

conciliación y su ethos es el mismo que el mío. Yo consi-dero que la misión de Glen-cree es mantener el espacio donde los adversarios pue-

dan encontrarse, donde se puedan sanar las heridas. Como directora de dicho centro, me gustaría desa-rrollar y expandir este traba-jo para que, dentro de un par de años, alguien pueda asumir mi rol y el centro siga vivo y funcionando. Acaba-

mos de sufrir una recesión en Irlanda que ha tenido un impacto terrible sobre el tra-bajo de Glencree. Durante el último año hemos estado saliendo de esa recesión y seguiremos trabajando con la herencia de este conflic-to, que incluirá el trabajo con mujeres, jóvenes y víc-timas… También vamos a trabajar con refugiados, va-mos a desarrollar la educa-ción para la paz y vamos a hacer de Glencree un lugar donde la gente puede venir a escuchar y pensar sobre la paz.

A. G.: ¿Juega un papel la fe cristiana en el proceso de sanación?B.W.: Creo que definitiva-mente tiene un papel, pero también creo que los cristia-nos tienen que tener cuida-do. Mi opinión es que no se puede obligar a alguien a perdonar. Los cristianos so-lemos pensar que Dios ha decretado que tienes que perdonar y, para mucha gente, esto es muy difícil. No quiero decir que Dios y la gracia no puedan ayudar en el proceso de perdón, pero creo que tienes que ser consciente también del hecho de que las personas, a veces, tienen su propia manera de caminar hacia el perdón.

A veces hablo del perdón como una liberación. Si eres capaz de perdonar, esto te

Nº 1006 MARZO 2016MARZO 2016 Nº 1006

“Glencree me ha proporcionado un lugar donde puedo realizar el tipo de trabajo que me encanta y que

representa una parte central de mi vida. Me interesa el área de la justicia restaurativa, no solamente

para las víctimas de conflictos violentos, sino también para la violencia en las cárceles y comunidades”

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ENTREVISTA

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libera del estar atado a la persona que causó el daño. A veces, si perdonas, no es-tás solamente perdonando a la persona que te ha he-cho daño, sino que te es-tás ayudando a ti mismo al evitar ser consumido por la amargura o el rencor. He de decir también que mis en-cuentros con otras creen-cias me han dado una ri-queza que a lo mejor no hubiera obtenido solo de la mía propia.

A.G.: Ahora mismo, el mun-do está siendo torturado por violencia perpetrada en nombre de la religión y el problema irlandés tiene un componente religioso. ¿Hay lecciones que otras religio-nes pueden aprender del papel que la religión jugó en el conflicto en Irlanda?B. W.: Creo que la fe es un gran don. El problema surge cuando se secuestra la reli-gión en aras del poder po-lítico. Supongo que, si hay alguna lección que extraer del conflicto irlandés, es la necesidad de que la gente sea consciente de cuándo se está intentando secues-trar la religión para otros fines. Hasta cierto punto, cuando crecimos en Irlan-da, ser católico y ser nacio-nalista eran casi la misma cosa y no éramos capa-ces de separarlos dentro de nuestras mentes. Aho-ra observo el dolor de mu-chas personas musulmanas,

puesto que el islam está siendo secuestrado en aras del poder y esto confunde y molesta a la gente buena. Por otro lado, Francia se ve a sí misma como un país se-cular y es como si la religión no existiera y esto tampo-co está bien. La religión es una manera muy rica que la gente tiene de vivir sus vidas y practicar los valores derivados de sus creencias religiosas. A menudo me pregunto si estamos vivien-do con una herencia moral

derivada de los valores cris-tianos y temo lo que pueda pasar cuando esta heren-cia desaparezca. Por lo tan-to, tenemos que reconocer que la fe de las personas es importante pero que el pro-blema surge cuando se se-cuestra la religión para otros fines. La fe cristiana ha sido secuestrada también de esta manera, por ejemplo, durante las Cruzadas y creo que no hemos aprendido la lección. Para mí, la clave es ser consciente de cuándo estamos siendo arrastrados por algo que no tiene nada que ver con Dios, pero sí con el poder.

A. G.: ¿Cuáles son tus espe-ranzas para el futuro?B. W.: Tengo unas esperan-zas muy sencillas. Espero que encontremos mane-ras de resolver conflictos sin matarnos el uno al otro. Espero que la educación para la paz sea una parte fundamental de la educa-ción de cada niño. Espero también que las mujeres asuman un papel más ac-tivo en la política mundial y en la construcción de la paz. Espero que, en nues-tro país, nos llevemos mejor entre nosotros, que poda-mos desarrollar una relación mejor entre el norte y el sur de Irlanda, que lleguemos a conocernos mejor, y que consigamos dialogar de una manera más honesta y menos superficial.

“Espero que las mujeres asuman

un papel más activo en la política mundial y en la construcción

de la paz”

DÍA 6 DE MAYO A LAS 19 h. PLAZAS LIMITADAS

INTERESADOS LLAMAR AL TELÉFONO 917 259 200

RELIGION Y

VIOLENCIA

I I CONVERSACIONES EN CRITICA

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MÁS ALLÁ DE LA VIOLENCIA

DE GÉNERO

Por MARTA GISPERT ALTHEIDE

Nuevos enfoques sobre violencia en las relaciones de pareja

ACTUALIDAD

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ACTUALIDAD

EN la década de los se-tenta surgió un movimiento social feminista que popula-rizó el estudio de la violencia contra la mujer. Se trataba de una segunda oleada fe-minista. Si la primera oleada feminista se había guiado por valores humanistas de igualdad y fraternidad, esta segunda oleada, estaba más bien influenciada por la idea sobre la guerra de los sexos de los sesenta. Partían de la creencia de que la cultura occidental está con-ceptualizada principalmen-te desde las experiencias y preferencias de los varones. Veían en nuestra cultura una falta de objetividad que siempre hacia prevalecer la experiencia subjetiva mas-culina frente a la femenina.

El trabajo de estas activistas feministas hizo que los me-dios de comunicación co-menzaron a hablar de las repercusiones negativas de la violencia, contra la mujer, en las relaciones de pareja. Desde entonces no hemos dejado de hablar sobre vio-lencia de género; una vio-lencia de los hombres hacia las mujeres, por el mero he-cho de ser mujer, encami-nada a mantener los privi-legios de los varones dentro de una cultura patriarcal. El movimiento feminista dio lu-gar a importantes avances sociales para proteger a las mujeres víctimas de relacio-

nes violentas. El aumento del interés por la violencia llevó a científicos, políticos y legis-ladores a movilizarse. Uno de los mayores éxitos del movi-miento fue la creación de refugios para acoger a mu-jeres maltratadas y a sus hi-jos. Sin duda aquellas inicia-tivas han salvado muchas vidas.

Ahora bien, os contaré un secreto. En aquella década de los setenta se inició una división entre las personas que estudiaban la violencia en las relaciones de pareja. Parece que tan sólo ahora, más de cuatro décadas más tarde, comienzan a difumi-narse las diferencias que se crearon entre los sociólogos feministas y los psicólogos sociales.

Los sociólogos feministas for-mularon teorías centrándose en aspectos del patriarcado y de las sociedades capita-listas para explicar la violen-cia contra la mujer. Veían la violencia contra la mujer como una prescripción cul-tural de la sociedad patriar-cal, en la que los hombres se sienten autorizados a controlar a la mujer, si hace falta, a través del uso de la fuerza física. Los psicólogos sociales comenzaron a de-sarrollar cuestionarios para medir las conductas de vio-lencia y evaluar su relación con otras variables.

C RÍTICA 21C RÍTICA20

Todo iba bien hasta que los psicólogos sociales comen-zaron a publicar los resulta-dos de sus investigaciones. Según los datos de sus en-cuestas las mujeres referían ser tan violentas contra sus parejas como los hombres. Sus resultados ponían en tela de juicio las premisas sobre las que se basaban los argu-

mentos feministas. Si se po-nía el énfasis en las lesiones producidas por violencia físi-ca, había una mayor propor-ción de víctimas femeninas. Nadie ponía esa realidad en cuestión. Pero si se evalua-ba la conducta violenta de hombres y mujeres, se en-contraban menos diferen-cias de las esperadas. A par-

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te, comenzaron a aparecer datos sobre la violencia en parejas homosexuales. Las teorías de la violencia en tér-minos de género no podían explicar por qué las mujeres agreden a las mujeres, o por qué los hombres agreden a los hombres.

No sólo comenzaron a apa-recer investigaciones en que las mujeres referían usar niveles similares de violen-cia a los hombres, sino que algunos estudios encontra-ban que las mujeres usaban incluso más violencia física y psicológica que los hom-bres. Un estudio de 2007 rea-lizado con jóvenes universi-tarios españoles llegaba a esta misma conclusión. En nuestro país, aparentemen-te, las mujeres jovenes espa-ñolas son ligeramente más violentas contra sus parejas que los hombres (Muñoz-Ri-vas, et al., 2007).

Los investigadores de la vio-lencia en la pareja se separa-ron hasta formar dos grupos: el paradigma “feminista” (o de género) y el paradigma de estudio del “conflicto fa-miliar”. Ambos paradigmas coinciden en que las muje-res están expuestas a un ma-yor riesgo que los hombres de sufrir consecuencias ne-gativas como resultado de la violencia en la pareja. Sin embargo difieren en sus ex-plicaciones sobre las causas de la violencia.

El aumento del interés por la violencia llevó a

científicos, políticos y legisladores a

movilizarse. A crear refugios para acoger a mujeres maltratadas

y a sus hijos

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Cuando comenzaron a abrirse refugios para muje-res maltratadas, apareció la opción de estudiar esos casos extremos de violen-cia. Aquellas mujeres rela-taban haber sido víctimas de hombres controladores que terminaban actuando violentamente si ellas no se amoldaban a sus expectati-vas y exigencias. Entre aque-llas mujeres algunas habían dejado de defenderse por miedo y otras intentaban defenderse con violencia verbal o física frente al con-trol de sus maridos. Las si-tuaciones vividas por estas mujeres encajaban con los postulados feministas sobre la violencia contra la mujer. El problema estaba en que fuera de esos refugios para mujeres, entre la población general, las estadísticas pin-taban un panorama dife-rente. Parecían realidades diferentes. Una forma de resolver las discrepancia ha sido el distinguir dos patrones diferentes de violencia en la pareja: la violencia común que se puede dar de mane-ra esporádica en cualquier familia y los casos de violen-cia sistemática encaminada a controlar y someter al otro.

El paradigma feminista ha sido el predominante duran-te décadas a nivel mediáti-co y político. Su alcance ha sido tal que ha cambiado la percepción que la gente tie-ne sobre la violencia. Hoy en

El paradigma feminista ha sido predominante

durante décadas a nivel mediático y político.

Su alcance ha sido tal que ha cambiado la percepción que

la gente tiene sobre la violencia

día la gente evalúa como más negativa la misma con-ducta de maltrato si es ejer-cida por un hombre que por una mujer (Cantera y Blanch, 2010). Incluso los psi-cólogos juzgan como más patológica, más dañina, más abusiva y más severa, la misma conducta cuando es ejercida por un hombre que cuando es ejercida por una mujer (Follingstad, DeHart, y

Green, 2004). Nuestra socie-dad ha quedado anclada en una forma de percibir el maltrato desde los este-reotipos de la violencia de género. Hay un doble rase-ro. Sabemos que no somos objetivos.

¿Qué sabemos sobre la vio-lencia en la pareja en el si-glo XXI? Sabemos que la violencia suele empezar en

Un buen paso por tanto, para evitar la

violencia física, es reducir los niveles de violencia psicológica.

Se estima que hay violencia en una cuarta parte de las relaciones

de pareja

el plano psicológico. Si nin-guna de las partes se retira a tiempo, la violencia tiende a escalar en gravedad e in-tensidad. Un buen paso por tanto, para evitar la violen-cia física, es intentar reducir los niveles de violencia psi-cológica. Se estima que hay violencia en una cuarta par-te de las relaciones de pare-ja. Parece que los hombres y las mujeres inician situacio-nes de violencia en un nivel similar.

Como respuesta a esas con-ductas violentas iniciales, hombres y mujeres refieren devolver la agresión tam-bién en niveles similares. En la mitad de los casos de vio-lencia en pareja, la violencia suele ser bilateral. Ambas partes participan. En los ca-sos de violencia unilateral, encontramos que cerca de la mitad son casos de violen-cia de hombre a mujer y la otra mitad son casos de vio-lencia unilateral de mujer a hombre. Sí. Las mujeres tam-bién pueden ser violentas.

La violencia física puede te-ner distintos niveles de gra-vedad. No siempre que hay violencia física se producen lesiones físicas. Las lesiones están especialmente aso-ciadas a formas de violencia física severa. El riesgo de su-frir lesiones se duplica cuan-do la violencia es bilateral o recíproca. En los casos en que se da el paso a la vio-

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ACTUALIDAD

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lencia física, las mujeres tienes más probabilidades de ser lesionadas que los hombres. De media, cerca del 62% de las lesiones producidas por violencia en la pareja corres-ponden a mujeres. El 38% res-tante son lesiones en hombres (Archer, 2000).

Un dato que toda mujer de-bería conocer, es que cuán-do una mujer es frecuen-temente abusiva contra su pareja, se multiplica por tres el riesgo de que ella misma sufra lesiones físicas. En con-creto, el escenario de violen-cia más peligroso para cual-quier mujer son los episodios de violencia mutua iniciados por la propia mujer (Capaldi, 2007). Hay muchas conduc-tas de violencia física leve o de violencia psicológica que no dejarán huellas físicas. Sin embargo eso no quita que no dejen importantes hue-llas psicológicas en forma de miedo, ansiedad, depre-sión, estrés postraumático, pérdida de la autoestima, indefensión, alteraciones de la personalidad, etc. El daño psicológico generado en las víctimas hace que pierdan sus esperanzas y sus energías. Esto dificulta enormemente que las víctimas abandonen sus relaciones abusivas. La dificultad para salir de esas relaciones se incrementan cuando la víctima queda ais-lada de otros apoyos sociales que podrían darle libertad. La dificultad aumenta según

crece la desigualdad de re-cursos económicos entre víc-tima y agresor. Cuando las víctimas quedan en situación de dependencia económi-ca se hace muy difícil esca-par. De ahí que hayan sido tan beneficiosos los refugios de acogida para víctimas de violencia.

Sabemos que la violencia en la pareja se ve influenciada por factores sociales y cultu-rales. Cuando se comparan distintas culturas se observa que a medida que aumenta la igualdad de género y el in-dividualismo en una nación, tiende a disminuir la violen-cia contra las mujeres. Curio-samente, según dismiuye en un pais la violencia contra la mujer, también tiende a au-mentar la victimización de los hombres por parte de sus pa-rejas. Este dato debería ha-cernos pensar.

En clave psicológica, cada vez es más frecuente asociar la violencia de la pareja a dos perfiles de personalidad. Uno sería el perfil “borderline o dis-fórico”. Son gente dañada a nivel psicológico que tiende a perder el control de sus im-pulsos. El otro es el perfil “an-tisocial” o psicopático, com-puesto por individuos que constantemente se saltan las normas sociales en busca de su beneficio personal. Mien-tras que la situación de los primeros, los dañados emo-cionalmente, puede mejorar

con el tratamiento psicológi-co, en el caso de los segun-dos, los psicopatizados, las esperanzas de cambio son menores. Parece que estos perfiles son frecuentes tanto en hombres como en mujeres que agreden a sus parejas. El futuro de las intervenciones dependerá de poder distin-guir distintos perfiles, de modo que se puedan desarrollar re-comendaciones específicas para cada tipo de situación.

REFERENCIAS BÁSICASArcher, J. (2006). Cross-cultural di-fferences in physical aggression between partners: A social-struc-tural analysis. Personality and Social Psychology Review, 10(2), 133-153. Archer, J. (2000). Sex differences in aggression between hetero-sexual partners: A meta-analytic review. Psychological Bulletin, 126(5), 651–680.Cantera, L. M. y Blanch, J. M. (2010). Percepción social de la violencia en la pareja desde los estereotipos de género. Intervención Psicosocial, 9(2), 121-127. Capaldi, D. M. Kim, H. K. y Shortt, J. W., (2007). Observed initiation and reciprocity of physical aggression in young, at-risk couples. Journal of Family Violence, 22(2), 101-111. Follingstad, R. D., DeHart, D. D., y Green, E. P. (2004). Psychologist’s judgments of psychologically ag-gressive actions when perpetrated by a husband versus a wife. Violen-ce and Victims, 19(4), 435-452.Muñoz-Rivas, M. J., et al (2007). Physical and psychological aggres-sion in dating relationships in Spa-nish university students. Psicothe-ma, 19(1), 102-107.

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ACTUALIDAD

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IGUALDAD DE GÉNERO Y EMPODERAMIENTO DE MUJERES Y NIÑAS

Por MARGARITA BARTOLOMÉ PINA

¿Se está subrayando un hito irrenunciable en la lucha por la igualdad? ¿Cómo puede contribuir a ello la educación en un tiempo como el nuestro? Avances e interrogantes en las nuevas propuestas y actuaciones

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EN la Cumbre del Desa-rrollo Sostenible, los Estados Miembros de la ONU aproba-ron la Agenda 2030 (septiem-bre de 2015). La igualdad de género se recoge en el objetivo nº 5 bajo este enun-ciado: Lograr la igualdad en-tre los géneros y empoderar a todas las mujeres y niñas. Para Irina Bokova, Directora General de la UNESCO, su im-portancia en la Agenda 2030 se debe a que recoge un de-recho humano fundamental y una fuerza transformadora para un desarrollo más justo, inclusivo y sostenible1.

Y la igualdad de género sigue siendo una de las dos priori-dades globales de la UNESCO para el periodo 2014-2021, explicitadas en su segundo plan de acción. Basado este último en las enseñanzas ex-traídas del primero, se intenta que las metas sean más cla-ras y realistas, exista un segui-miento de las medidas adop-tadas, queden definidas las responsabilidades y puedan evaluarse los resultados.

Igualdad de género, empo-deramiento de las mujeres: palabras que encabezan informes y programas inter-nacionales y nacionales. En realidad, nos preguntamos: ¿Qué expresan de nuevo to-dos ellos en “la lucha inaca-bada de la mujer”? Porque, si atendemos a los datos

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1

anotados en la página de la UNESCO del día internacio-nal de la mujer de este año, los datos siguen arrojando su carga de negatividad 2.

¿Cómo avanzar hacia la igualdad de género? Para la UNESCO, igualdad de gé-nero significa igualdad de derechos, responsabilidades y oportunidades para muje-res y hombres, niñas y niños. Supone que se tengan en

cuenta los intereses, las ne-cesidades y las prioridades de mujeres y hombres, reco-nociendo la diversidad de los distintos grupos de personas 3. Pero, ¿son esas necesidades, intereses o prioridades psico-sociales, percibidos por al-

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gunos de esos colectivos, los que realmente les ayudarían a avanzar hacia una igual-dad de derechos, responsa-bilidades y oportunidades? Porque no olvidemos que las creencias, costumbres y tra-diciones juegan un importan-

te papel en la construcción de nuestros valores y mode-lan imperceptiblemente el tejido cotidiano de nuestra vida y de toda la sociedad en la que nos incluimos. Un ejemplo, entre los muchos que nos traen los informes de investigación, puede ilumi-narnos.

En un estudio exploratorio para conocer las necesida-des psicosociales y educati-vas de un grupo de mujeres de Barcelona, se recogieron como necesidades más sen-tidas, independientemente de su edad u origen cultu-ral, el deseo de adquirir más conocimientos sobre “cuá-les son sus derechos y de-beres” y “cómo participar más como miembros de esta sociedad”. En cambio, no aparecían, de manera notable, las necesidades es-tratégicas de género, como aprender a solucionar los problemas que surgen cuan-do se intenta pasar de una sociedad machista a otra más igualitaria. Dado que se trataba de un colectivo que utilizaba los Puntos de Información y Atención a las Mujeres (PIAD), las autoras del informe concluyen que si los servicios que las atienden no diseñan actuaciones que les hagan conscientes sobre la posición de subordina-ción que viven, difícilmente podrán éstas convertirse en

La igualdad de género sigue siendo una de las dos prioridades

globales de la UNESCO para el

periodo 2014-2021

ACTUALIDAD

• 31 millones de niñas en edad de educación primaria no van a la escuela UNESCO 2013)

•35% de mujeres en el mundo han sido víctimas de violencia física y/o sexual (UN, 2015)

• Dos tercios de los 774 millones de personas analfabetas en el mundo son mujeres, proporción que no ha cambiado en dos décadas (UNESCO, 2015)

•Menos del 4% de gerentes en las 500 empresas más grandes del mundo son mujeres (UN, 2015)

•Las mujeres representan dos tercios de los ciudadanos más pobres del mundo (UNESCO 2014 )

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agentes de su propia vida4. En otras palabras, a veces podemos ser las propias mu-jeres las que no luchemos por nuestros derechos ya que, ante determinadas situacio-nes aceptamos la solución dominante en la sociedad: “Siempre se ha hecho así”. O interiorizamos las afirmacio-nes que nos han ofrecido ge-neraciones: “las mujeres no servimos para esto”.

Se supone -y con razón- que una de las medidas mejores para conseguir la igualdad de género es favorecer el nivel educativo de niñas y jóvenes. Pero esta medida, siendo muy importante, re-sulta insuficiente, si no traba-jamos al mismo tiempo otros aspectos igualmente impor-tantes que hacen referencia a capacidades, actitudes, dominio de estrategias para gestionar situaciones familia-res o comunitarias, etc.

Desde hace tiempo se ha constatado la existencia de un techo de cristal, término ya muy conocido por el que se intenta expresar el conjun-to de dificultades -invisibles o no manifestadas abierta-mente- que experimentan las mujeres al intentar acceder a puestos directivos o que su-ponen un estatus superior en la sociedad. Hoy, sin embar-go, empieza a hablarse de un techo de cemento para referirse al mantenimiento de situaciones estructurales

que mantienen la discrimi-nación, pero también a los problemas de autoestima, en las propias mujeres, falta de confianza en ellas mis-mas y decisión personal de no presentarse a puestos de dirección. Sin embargo, hay que cuidar algunas interpre-taciones que hacen recaer el peso de la culpabilidad en las propias mujeres.

Como vemos, apostar por la igualdad de género supone acciones formativas que lle-ven a las mujeres a una ma-yor autoestima, autonomía y capacidad de autodeter-minación a nivel individual, al tiempo que, como grupo, sean capaces de influir en los cambios sociales a fin de lo-grar una sociedad más justa e igualitaria.

Empoderamiento y educa-ción: orientaciones en el pro-ceso. Aunque el concepto de empoderamiento lleva más de 50 años rodando por el mundo, con demasiada frecuencia los indicadores del cambio se centran en aspectos cuantitativos de tipo individual. Por ejemplo, cuántas mujeres acceden a la dirección de empresas e instituciones o a cargos políticos. Sin desdeñar estos aspectos, conviene centrar-nos en el empoderamiento entendido como un proce-so individual y colectivo que abarca el desarrollo de algu-

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nas dimensiones del poder. Porque frente al poder sobre, que remite a relaciones de dominación o subordina-ción, podemos propiciar pro-cesos en los que se potencie el poder de tomar decisio-nes, trabajar creativamen-te, acceder a los medios de producción y a su control; el poder con otros, que nos ani-ma al trabajo cooperativo y a la solidaridad en las rela-ciones sociales y políticas, al diálogo y a la organización con liderazgos distribuidos, evitando el protagonismo ex-cesivo de quienes acceden a cualquier cargo; y, sobre todo, al poder interior que re-fuerza nuestra autoestima, y nos anima a la búsqueda del saber ser más allá del tener, cultivando esa energía inte-rior que nos permite ser libres y responsables ante los retos de la realidad 5.

Y en todo ese proceso, la educación tiene un papel fundamental. Ha de reco-nocerse que ésta se lleva a cabo en la familia, la escue-la, los medios de comunica-ción, las ONGs, las iglesias, las instituciones de salud, depor-tivas, socioculturales, comer-ciales etc. En estos años, se ha ido aprendiendo bastan-tes cosas sobre cómo diseñar programas formativos que lleven a quienes los realizan a cambios significativos en sus medios y para sus vidas. Es interesante observar el em-peño de adjuntar a los prin-

cipios de actuación, prác-ticas exitosas que permiten observar cómo funcionan los procesos en determinados contextos.

A nivel de base, cuando nos enfrentamos a poblaciones que siguen viviendo en si-tuaciones de discriminación y pobreza extremas, estos programas se han esforza-do por buscar caminos di-ferenciados. No se trata de abandonar el esfuerzo, a nivel mundial, por reducir el analfabetismo. Pero sí, de re-conocer que este esfuerzo es insuficiente. Ya hemos seña-lado que no conduce auto-máticamente a la igualdad de género en una sociedad. De ahí el que, desde hace ya varios años, el trabajo de los organismos internaciona-les se oriente a articular los programas de alfabetización y formación fundamental con las estrategias de em-poderamiento. En ocasiones, se trabaja sólo con grupos de mujeres, cuando han de enfrentar dificultades previas muy fuertes. O sólo con hom-bres, si se pretende cambiar su mentalidad sobre las res-ponsabilidades a asumir en el trabajo doméstico, o en la manera de conducirse con las mujeres. También es ne-cesario el trabajo conjunto de hombres y mujeres para abordar temas cruciales como es la mutilación geni-tal de la mujer. Y se han en-contrado buenos resultados

“Apostar por la igualdad de género supone acciones formativas que lleven a las mujeres a una mayor

autoestima, autonomía y capacidad de autodeterminación a nivel individual, al tiempo que, como grupo, sean capaces

de influir en los cambios sociales a fin de lograr una sociedad más justa e igualitaria”

ACTUALIDAD

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al incluir el apoyo de la co-munidad más amplia para relacionar los procesos forma-tivos con su propio contexto 6. En nuestro grupo de investiga-ción, (GREDI) se han llevado a cabo algunas investigaciones que permiten abordar el em-poderamiento de las muje-res inmigrantes y autóctonas desde procesos participativos 7. Conviene no olvidar nun-ca que la puerta de entrada de cualquier proceso de este tipo son las necesidades e in-tereses de quienes acceden a él. Poco a poco pueden des-velarse otros elementos, pero sin imposiciones que impiden el desarrollo deseado de una auténtica autonomía y liber-tad en la toma de decisiones.

En el sistema educativo, los esfuerzos realizados por la

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igualdad de género, en las dos últimas décadas, había permitido un aumento de niñas y jóvenes en el campo de la educación primaria y secundaria, aunque la pro-porción alcanzada haya sido siendo insuficiente. Las medi-das previstas para estos años suponen continuar en esta lucha, incidiendo más en los procesos de concienciación de toda la comunidad edu-cativa; la elaboración de un Plan de Centro con perspec-tiva de género; contribuir a erradicar la violencia de gé-nero e incorporar medidas estructurales del propio siste-ma educativo 8.

Desde hace unos años, está emergiendo con fuerza los trabajos orientados a forta-lecer la igualdad de género

en la Educación Superior y en la Investigación científica. Se intenta superar el ya co-nocido enfoque de desigual-dades por el de la búsqueda de una mayor calidad de la institución universitaria basa-da en la justicia social, desde una perspectiva de género. Se incrementa por tanto la dimensión social de la edu-cación superior y se incide en el papel de la ciencia en su compromiso con la auto-nomía, la dignidad y y la justi-cia social 9.

Desde luego, se hace preci-so más que nunca, trabajar la convivencia en los centros educativos - de cualquier ni-vel- desde esta perspectiva. Porque en ella se descubren los estereotipos y prejuicios existentes, generadores de

discriminaciones, pero se puede avanzar proactiva-mente, en la construcción un nuevo tipo de relaciones in-clusivas, en la educación en valores, en el testimonio de un profesorado que sabe tra-bajar en equipo, en el reco-nocimiento de lo que cada persona y grupo aporta al conjunto, en la gestión posi-tiva del conflicto . La educa-ción para la ciudadanía (de la que tan poco se habla hoy de ella y tan necesaria para nuestro país) puede favore-cer el desarrollo de valores sociales y el fomento de la participación efectiva en la propia comunidad de muje-res y hombres. La utilización de metodologías como el aprendizaje cooperativo, nos permiten el reconoci-miento de las competencias

y valores de cada persona y ayudan a aprender a traba-jar juntos. Finalmente -aunque debería situarse en primer lu-gar- la educación ha de con-tribuir al desarrollo del saber ser persona, fortaleciendo ese poder interior, que cons-tituye el núcleo de nuestra identidad y aglutina nuestras múltiples identidades.

BIBLIOGRAFÍA (enlaces en azul)1. Bokova, I. (2016) Mensaje de Iri-na Bokova, Directora General de la UNESCO, con motivo del Día Interna-cional de la Mujer. 8 marzo 20162. UNESCO ¿Lo sabía? 8 marzo 20163. UNESCO (2014) Plan de acción de la UNESCO para la prioridad igualdad de gé-nero 2014-2021. París, UNESCO, p. 12.4. Donoso, T.; Biglia, B. y Sánchez-Mar-tí, A. (2011) Estudio exploratorio para conocer las necesidades psicosociales y educativas de un grupo de mujeres

de Barcelona. Portularia. Vol. XI, (1), 61-73. p. 675. Charlier S. y Caubergs, L. Redacto-ras del trabajo de la Comisión de Mu-jeres y Desarrollo, (2007) 6. Eldred,J. (1914)Alfabetización y empoderamiento de las mujeres. His-torias de éxito e inspiración. París: Ins-tituto de la UNESCO para el aprendiza-je a lo largo de la vida. 7. Véanse por ejemplo: Folgueiras, P. (2009) Ciudadanas del mundo. Partici-pación activa de mujeres en socieda-des multiculturales. Madrid: Síntesis. 8. Véase por ejemplo el cambio produ-cido entre el 1º y el 2º Plan Estratégico de Igualdad de Género en Educación, 2016-2021 aprobados por la Junta de Andalucía. (Boletín Oficial de la Junta de Andalucía, nº 41, 2 marzo 2016, 12-34)9. Donoso, T.; Montané, A. y Pessoa, M.E. (2014) Género y calidad en Edu-cación Superior. Revista Electrónica Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 17 (3), 157-171.10. Una obra muy interesante para este enfoque es la de Uruñuela, P.M. (2016) Trabajar la convivencia en los centros educativos. Madrid: Narcea

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ENTREVISTA

Por NIEVES SAN MARTÍN

NACIDO BAILANDOVíctor Ullate Roche bailaba ya con su madre,

también bailarina, antes de nacer. Vió la luz primera, esa luz que contiene todos los matices de la paleta de Goya, y otros artistas. Asume la dirección de la

escuela Scaena, en el barrio de la Guindalera de Madrid, que creó Carmen Roche, su madre.

VÍCTOR ULLLATE ROCHE

ACTOR, BAILARÍN Y COREÓGRAFO

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ENTREVISTA

LA escuela de artes escé-nicas Scaena está en el mis-mo lugar en el que el baila-rín Antonio comunicaba su arte, y organizaba sus fiestas. En una discreta calle, Cosla-da, 7, este edificio rezuma arte joven: vemos entrar y salir a niños con sus mochi-las, acompañados por sus padres; a adolescentes en pandilla, vivaces y con mira-das brillantes, a profesores. Hay ambiente de confianza, familiar, relajante.

La gran intuición de Carmen Roche, cuando este local, en las garras de la especu-lación, destinado a apar-camiento, marginando su historia --algo que habría levantado a Antonio de su tumba--, fue convertirlo en escuela de artes escénicas. El gran Antonio debe sonreir, al ver por los pasillos, esca-leras, aulas, de este espa-cio escenario de sus fiestas y reuniones de creadores, a futuros artistas.

Danza en los genes. Víctor Ullate Roche habla a CRÍ-TICA con pasión de este proyecto que, dirigido con mano firme por su madre, recibe como se acoge la llama del relevo. Está con-vencido de que educar en las distintas ramas del saber escénico ayuda a la gente a progresar humanamente, y es también una contribu-

ción a hacer un mundo me-jor, más amable, más armo-nioso, más bello.

Es hijo del pionero de la dan-za clásica en España, -con una vocación como la que refleja el filme Billy Elliot-, úni-co varón en la escuela de danza de María de Ávila, ya parte de nuestra historia, Víctor Ullate Andrés. Alumno también de Antonio y Mau-rice Béjart. Víctor Ullate Ro-che nació un dos de mayo, fecha madrileña y goyesca; tiene otros dos hermanos danzarines --Josué y Pa-trick--, uno en la Compañía Víctor Ullate y otro director y monitor del gimnasio de la escuela de danza Víctor Ullate. Esta vez sí es verdad que el arte se lleva en la sangre, por partida doble, o mejor en los genes.

El arte mejora el mundo. Ulla-te tuvo una cuidada educa-ción artística. No basta con tener madera, hay que cul-tivarse. Estudió con los me-jores maestros. Titulado en Danza clásica por el Conser-vatorio de Danza de Madrid; diploma en la escuela Rudra de Teatro, Danza y Canto de Maurice Béjart, en Lausan-ne, Suiza; cine con Mariano Barroso e interpretación con Juan Carlos Coraza y John Strassberg. Su carrera profe-sional se inicia en 1993 de la mano de Béjart, con Arthur

the Faust y Concierto en Re, como protagonista en una gira por Europa. Ha traba-jado con la Lindsay Kemp Company, La Cenicienta. Ahora está ilusionado y vol-cado en la vida de la escue-la. El ambiente es casi fa-miliar. En todos los espacios se ve vida, arte, comunica-ción...

Si no lo sabes, pasas de largo por este joyero de arte de la calle Coslada, escondi-do entre edificios anodinos. Nada más entrar, restalla en blanco y negro un mural del gran Antonio, en un gesto flamenco, un saludo para que no olvidemos que es-tos cimientos están hechos de arte puro, y en su caso, español por los cuatro cos-tados. Recuerdo que cierta noche, en el Corral de la Mo-rería --otro templo de arte--, Antonio, que aparecía por allí sin avisar, cuando le pi-caba el gusanillo del baile, ya mayor y retirado, me dijo, cuando supo que yo quería entender el flamenco: “No lo entenderás nunca”. Que-ría decir que hay algo que se llama duende, caprichoso, que no siempre aparece en una actuación pero cuan-do lo hace, el artista toca lo sublime. Hay algo de magia en este arte. Un abandono a las fuerzas que hacen gi-rar las estrellas y moverse el universo.

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En esta sociedad chata que vivimos, por lo que respec-ta al arte, Víctor Ullate dice que “la política no le da la importancia que debería a las artes y a la cultura”. No vamos a entrar en el desas-tre dejado por un ministro miope, y esperemos que quien está en funciones, o quien venga, haga justicia a estos maestros de la be-lleza. Decía el gran cantor argentino Facundo Cabral: ¡Ay de un pueblo sin canto-res!, es decir sin creación, sin música, sin arte generoso. Hoy se mira la productividad y se enseña a los niños a ser tenderos y cocineros. Y tal como afirma Francisco, he-mos llegado a la “cultura del descarte”. Lo que no es útil, no sirve, se tira, o se queda al margen, aunque sea her-moso. Todo lo más tiene la valoración de un jarrón chi-no, un lujo.

Déficit educativo en arte. “Las artes deberían estar in-tegradas en el sistema edu-cativo. Son muchos los be-neficios que se adquieren con el estudio de las artes: disciplina, coordinación, creatividad, seguridad en uno mismo, oído musical, control del espacio, flexibi-lidad, equilibrio, trabajo en equipo, musicalidad...”, afir-ma Ullate. “La danza es una liberación, un desahogo del alma, una necesidad del

“Las artes deberían estar integradas en el

sistema educativo. Son muchos los beneficios que se adquieren con el estudio de las artes: disciplina, coordinación, creatividad, seguridad

en uno mismo, oído musical, control del espacio, flexibilidad, equilibrio, trabajo en

equipo, musicalidad...”

Carmen Roche.

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ser humano de desatar sus emociones”.

No hay más que visitar Ata-puerca para ver cómo nues-tros ancestros creaban instru-mentos musicales con una piedra y una cuerda y, por supuesto, danzaban. Es una necesidad humana, tan anti-gua como nuestros orígenes.

Carmen Roche, alma del centro, ha transmitido a su hijo el amor por el arte: “Me ha enseñado a amar esta profesión. Me inyectó desde muy pequeño la pasión por las artes. Recuerdo cuando de pequeño me contaba los cuentos, con la magia que lo hacía y cómo lo vivía. Luego, me enseñó a bailar y recuerdo su forma de en-señar... Lo grabó a fuego en mí. Como ella no ha ha-bido nadie. Te enseñaba a sentir a través de la danza. Como persona, me enseñó a respetar al prójimo; como maestro, a ayudar y propo-ner, y nunca a imponer”.

Orgullo de madre. Ahora, en esta nueva etapa de Scae-na, Víctor desea que su ma-dre “se sintiera orgullosa de ver que su escuela sigue con el mismo empuje y la misma ilusión que el primer día”. Quiere avanzar, mejorar, y para ello sueña con ofrecer a los alumnos una platafor-ma profesional para que quienes se gradúen en Scae-na tenga una oportunidad

de completar el ciclo. De he-cho, Scaena es semillero del mundo artístico de Madrid. Sus alumnos se presentan a castings, y trabajan al mismo tiempo que siguen apren-diendo. Carmen Roche tiene tres hijos y los tres dedicados a crear belleza. No hay mejor logro para una madre.

Oferta educativa. Scaena es el único Conservatorio Pro-fesional de Danza privado de Madrid. El programa Kids ofrece Teatro Musical Infan-til y Juvenil --6 a 17 años--. Es también Centro Superior de Arte Dramático desde 2011, y ofrece el grado superior de Arte Dramático --modalidad de teatro musical--, reco-nocido por el Ministerio de Educación. El Curso Prepa-ratorio para acceso al Gra-do Superior, los Cursos de Verano completan la oferta: Campamento Urbano In-fantil Teatro Musical; Stage Danza Moderna; Workshop Teatro Musical; Taller Danza Española; Stage Danza Clá-sica; Interpertación ante la Cámara; Stage Danza Con-temporánea, Taller de Verso.

Una escuela asequible para una familia de clase media, con precios ajustados. Ya se sabe que la cultura no tiene precio y el arte menos. La enseñanza tiene un plus de gratuidad y disfrute que se nota en los verdaderamente vocacionados. Y Víctor Ulla-te lo es desde la cuna.

SCAENATiene Scaena el significado de un sueño cumplido. Car-men Roche llevaba 20 años dirigiendo el Centro Inter-nacional de Danza Carmen Roche, una escuela de la que salieron grandes pro-fesionales y artistas... Pero conservaba en su memoria y su corazón esa escuela que pisó con 13 años, el estudio de Antonio El bailarín. Pensó entonces que un día ese lugar sería suyo.

Y así fue en el año 2000. El espacio en el que Antonio enseñaba, ensayaba con su compañía, recibía a sus ami-gos y lograba que acudieran a él personalidades como Pablo Picasso, María Callas, Jean Cocteau, Marisol, Car-men Amaya o Gina Lollo-brigida, fue suyo. Nacía ese año Scaena, renovada en sus infraestructuras e instala-ciones pero respirando la es-encia, el estilo y el espíritu de Antonio en cada uno de sus rincones. De la mano de Car-men Roche no se conforma con ser una escuela de dan-za. Crece hasta convertirse en un epicentro de las Artes Escénicas, homologado por el Ministerio de Educación como un centro de estudios superiores.

“Estoy segura de que Anto-nio estaría orgulloso de ver que su espacio sigue vivo”, asegura su fundadora.

ENTREVISTA

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Por PEDRO RODRÍGUEZ PANIZO

POVEDA

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COMO es bien sabi-do, una película se compo-ne de un sistema narrativo (qué cuenta) y otro estilísti-co (cómo lo cuenta) en in-teracción mutua. Poveda narra la vida de un hombre justo, pacífico y evangéli-co, movido por el amor a los pobres y la necesidad de dar una respuesta, desde su compromiso como cristiano y presbítero, al eterno pro-blema educativo de Espa-ña; en un contexto cultural, político y religioso muy com-plejo, que se va polarizando con el tiempo, hasta llegar al terrible conflicto de la guerra civil.

Pedro Poveda es, además de un pedagogo extraor-dinario, un gran humanista y un innovador, tanto en el método como en el papel que los laicos, y especial-mente las mujeres, deben desempeñar en la edu-cación. La cinta deja ver cómo, a esa interpelación de la dura realidad que le tocó vivir, lo mueve dejarse afectar evangélicamente por la densidad y el espe-sor de la pobreza real de las gentes de las cuevas de Guadix, donde nadie quiere ir, y él lo hace a principios del siglo pasado (1901), antes de cualquier estrategia po-lítica entre distintos modelos educativos que pugnan por hacerse con el poder, e im-poner desde él sus particula-

res visiones del mundo, de lo que siempre salen perdien-do los pobres.

Asimismo, se insinúa bastan-te explícitamente que son los conflictos con algunos miembros de la autoridad eclesiástica los que fuer-zan su traslado a Asturias. Esta renuncia, primera de otras muchas que pade-cerá a lo largo de su vida, hace posible, sin embargo, el desarrollo de sus poten-cialidades pedagógicas y humanísticas y el nacimien-to de la futura Institución Te-resiana, al conocer a unas jóvenes profesoras de la Escuela Normal de Oviedo cristianas entusiasmadas por poder hacer realidad sus ideales educativos. En la

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gestación y el desarrollo de sus academias y residencias cuenta con la joven Pepi-ta Segovia (Elena Furiase), mano derecha del proyec-to y sucesora de Poveda en el gobierno de la joven Insti-tución. La vuelta a Jaén y el definitivo traslado a Madrid, donde será nombrado Ca-pellán Real (1921), condu-cen el argumento hacia su trágico final en 1936.

Aunque se ha pretendido evitar la hagiografía, no se consigue evitarla del todo. La elección del biopic como modo narrativo lleva a pasar como de puntillas por las co-sas más profundas, sofocan-do la irrupción de lo trascen-dente de modo indirecto, pero más sugerente, para lo

cual no hacen falta grandes alardes de producción, sino diálogos potentes y un estilo evocador de lo Real por de-bajo de lo real, como ocurre en Diario de un cura rural, la versión cinematográfica de Robert Bresson sobre la conocida novela de Berna-nos. A ello no ayuda tampo-co la elección estilística del convencional y manido flas-hback que, desde el presen-te del interrogatorio que lo llevará a la muerte, va y vie-ne del pasado al momento actual para contarnos casi toda una vida (sin la infan-cia y la adolescencia, claro está) en gruesas pinceladas sueltas faltas de hondura.

Todo ello tiene que ver con el estilo. Por él anda lo que

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de trascendente o espiritual pueda tener una obra. No es suficiente el tema explíci-to en ella representado. Lo fundamental está en la re-lación entre el valor de eso que solo se puede evocar simbólicamente, y los me-dios escogidos para hacer posible su manifestación -en este caso cinematográficos (planificación, movimientos de cámara, montaje, soni-do, música, etc.)-.

La presente versión de la vida de Poveda no pone en juego ningún elemento del estilo trascendental o miste-riofánico, si se exceptúa un cierto tempo calmado, que no lento, de la narración, lo que aparece de mane-ra patente en las escenas

de tono sulpiciano en que se muestra orando al perso-naje interpretado por Raúl Escudero (en Covadonga, ante la Santina; y frente a la imagen de Cristo, en su des-pacho de Madrid).

En películas de esta clase, lo mejor sería, quizá, elegir cuadros, a modo de evo-caciones, como hace Ros-sellini en Francisco, juglar de Dios. Si lo más específico de Poveda fue su original método pedagógico, y la promoción de las mujeres cristianas para dicha tarea, hubiera sido de desear ver puesto en escena en qué consistía en concreto dicho carisma, de lo que el argu-mento solo nos deja ver le-vemente una clase donde se habla de la felicidad se-gún Platón, en unas frases excesivamente generales y de manual. Y lo mismo ca-bría decir de la conferencia pública de una de las pri-meras doctoradas en pe-dagogía; apenas podemos escuchar una breve frase, cuando el padre de la chi-ca comienza a aplaudir.

Con todo, el director ha dado grandes pasos en el oficio cinematográfico des-de su película anterior, y es de esperar que nos depare gratas sorpresas en un futuro no muy lejano. Desde aquí no podemos sino animarle encarecidamente en esa tarea.

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ACTUALIDAD

Por ISABEL ROMERO TABARES

‘LA GUERRA DE LAS GALAXIAS’, EL MITO HEROICO Y LOS CABALLEROS ANDANTES (y II)

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Los caballeros jedi son los guardianes de la paz en la Galaxia y usan sus poderes para defender y proteger. Respetan toda vida en cualquiera de sus formas y sirven a los demás más que gobernarlos. Sólo tenemos que mirar atrás en la historia de la Humanidad para encontrar a sus antecesores.

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A finales del siglo XII, y siempre en el terreno litera-rio, la literatura caballeresca (artúrica) emprende la que será su misión más perfecta: la búsqueda del Santo Grial. El Grial fue introducido en la materia artúrica por Chrétien de Troyes (1150-1183) con su novela en verso El cuento del Grial, dedicada a Felipe de Al-sacia. Al introducir el Grial en el imaginario artúrico, el poe-ta probablemente no previó que este se convertiría en un generador literario y simbólico de incalculable poder.

Las cruzadas también habían hecho nacer a la primera or-den militar: la Orden de los caballeros del Temple, mitad monjes, mitad guerreros, ben-decidos por Bernardo de Cla-raval que redactó su primera Regla. La Orden del Temple tuvo el auge más rápido y consistente de la historia de las órdenes militares, y el incon-gruente concepto de guerra santa arraigó en los enfervo-recidos espíritus de aquel mo-mento. De esta manera, la realidad y la ficción, alimen-tándose mutuamente, cince-laron el modelo heroico del caballero de modo indeleble, en el imaginario colectivo. La caballería, en el siglo XII, deja de ser sólo cortesana para convertirse en una empresa espiritual que implica la bús-queda solitaria y austera de un tesoro que no es de este mun-do. Alcanzar la visión del Grial (sólo la visión, no la posesión)

es llegar a ver a Dios mismo y obtener la ansiada salvación. De este modo, la misión caba-lleresca se idealizó eludiendo cualquier elemento que resul-tara incongruente con la doc-trina evangélica. En su trayec-toria, el caballero abraza una vida de renuncia, pobreza y soledad para alcanzar aquello que anhela, pero también es implacable con los enemigos de su fe. En la Edad Media, el concepto de guerra espiritual que se deriva de las imágenes paulinas (Ef 6, 10-18), se hace palpable y se concreta de manera inusitada en el fenó-meno de las cruzadas.

No me he desviado del tema. ¿Qué tiene todo esto que ver con Star Wars? Por extraño que parezca, podría decirse que el paradigma caballeres-co no sólo se mantuvo en los relatos heroicos a lo largo de los siglos siguientes, sino que su vertiente espiritual ha perdura-do hasta hoy de manera más o menos implícita. Muchos ejemplos pueden ponerse de la supervivencia y transforma-ción de la dimensión espiritual de la caballería, especialmen-te a partir de la obra de Tol-kien, pero la creación cinema-tográfica que mejor sintetiza y resume la misión caballeresca medieval es la orden de los caballeros Jedi de La guerra de las galaxias. Claro que el caballero jedi no se origina exclusivamente desde el mo-delo medieval cristiano. Posee también una considerable do-

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sis de influencia oriental, repar-tida entre los monjes shaolin de China y los samurái japoneses.

Un jedi es un personaje de gran poder y sabiduría, en-trenado en el combate, que pertenece a una orden mís-tica y monacal que tiene su cuartel general y templo en el planeta Coruscant. El jedi es un caballero al modo tem-plario. Su opinión es requerida por muchos gobernantes de la inmensa República Galácti-ca y a menudo se ve envuelto en problemas políticos y terri-toriales, igual que hicieron los templarios en los reinos cristia-nos, especialmente en el reino cristiano de Jerusalén. Pero la naturaleza del caballero jedi se sustenta en su conexión con la Fuerza que es, en la fic-ción de Star Wars, la energía creada por todo lo existente en el Universo, según explica a Luke Skywalker el maestro Obi Wan Kenobi en el Episodio IV. Los jedi son unos guerreros con vocación espiritual y de servi-cio que recuerdan a héroes de las tradiciones medievales cristiana, japonesas y chinas.

Los jedi, como los templarios son célibes (al menos en los episodios escritos y produci-dos por George Lucas). La Fuerza los elige como parte de ella y ellos se entregan a su misión por completo. Tam-poco tienen posesiones y el hecho de no casarse cobra sentido a la luz de ese amor compasivo que invita a en-tregarse a todos. Pero el có-

digo jedi también se expresa en lo relativo al combate y al uso de la fuerza física. Y como combatientes que son, los jedi deben cultivar también las vir-tudes militares.

No obstante, lo que para ellos es un don también represen-ta la tentación más peligrosa: el Lado Oscuro; servirse de la Fuerza en provecho propio para acumular más y más po-der pasando del servicio a la dominación. Los caballeros que sirven a la Oscuridad son los sith. Frente a ellos, como su-cede en la visión cristiana del mundo, es inútil ser más mal-vado, pues, si es así, el Lado Oscuro habrá ganado la ba-talla. Por esta razón, toda la or-den jedi resulta prácticamen-te exterminada del universo, merced a una conspiración sith largamente planeada; de modo muy parecido a lo que ocurrió con la Orden del Tam-ple según el insidioso plan que Felipe IV, rey de Francia, trazó para ella en los primeros años del siglo XIV.

La esperanza parece perdi-da hasta la aparición de Luke Skywalker y su hermana Leia Organa. Es Luke quien logra la victoria definitiva sobre los sith, rescatando a su padre, Ana-kin, de la prisión interna en la que vive, esclavo del empera-dor y del Lado Oscuro. De este modo, se pone de manifiesto la auténtica naturaleza espiri-tual del combate que es, en última instancia, el trasfondo último del relato.

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MUJERPor JACOBA

PINTURA

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HAN COLABORADO EN ESTE NÚMERO

CARMEN MARTÍNEZ MILLÁN (JACOBA)Pintora. Ha realizado diversas exposiciones tanto colecti-vas como individuales dentro y fuera de España (Japón, Múnich, Bélgica).

ANA GUTIERREZMédico especializado en Ginecología y Obstetricia. Investigadora médicaPresidenta de Thinkphar Research.

MARTA GISPERT ALTHEIDELicenciada en Psicología, por el itinerario de Psicología Clínica. Espe-cialista en la evaluación y el tratamiento de casos de maltrato psicológico. Master de Investigación en Familia, por la Universidad Pontificia Comillas. Prepara su tesis doctoral sobre la violencia en las relaciones de pareja.

CAMINO CAÑÓN LOYESDirectora de la Revista Crítica.

NIEVES SAN MARTÍNDiplomada en Estudios Avan-zados (DEA) en la Universidad de Almería con un trabajo sobre Matilde Huici Navaz, la feminista olvidada Máster en Sistemas y Tec-nologías de la Comunicación en las Organizaciones (Uni-versidad de Ferrara, Italia), licenciada en Ciencias de la Información, rama periodismo (Universidad Complutense) y licenciada en Ciencias de la Educación, mención Física y Matemática (Universidad Católica Andrés Bello de Ca-racas, Venezuela).

M. BARTOLOMÉ PINACatedrática jubilada de Pedagogía Experimental y Diferencial Universidad de Barcelona. Miembro fun-dador del GREDI (grupo de investigación en educación intercultural). Su tarea do-cente se ha centrado en el área metodológica y de atención educativa a la diversidad.

ISABEL ROMERO TABARESDoctora en Filología His-pánica (Universidad de Sevilla). Profesora del Dpto. de Filosofía, Humanidades y Comunicación de la Universi-dad Pontificia Comillas. Direc-tora del Colegio Mayor Padre Poveda.

CLA REFLEXION CALMADA DESENREDA NUDOS

RÍTICA

PEDRO RODRÍGUEZ PANIZOProfesor de Teología Fun-damental y Vicedecano de la facultad de Teología. Universidad Pontifica Comillas de Madrid. Crítico de cine.