Crónica

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Crónica: “Mi compromiso personal y con la sociedad” Como profesional de la docencia y agente activa de una sociedad actual demandante de un sin fin de saberes y acciones, debo reconocer que es necesario y casi que obligatorio volcar la mirada hacia un cambio y una renovación en cuanto a la forma en que vemos el mundo y sobre todo la forma en que actuamos sobre él. Nuestros niños, no solo aquellos que tenemos en el aula, sino también aquellos que están a nuestro cargo y con los que interactuamos a diario son considerados hoy por hoy nativos digitales, y eso se convierte en un gran reto para nosotros quienes en nuestro rol de docentes, representamos el grupo pionero en su formación. En este momento no hay espacio para la negación y el rechazo a la renovación, por el contrario hay un semillero de acciones y necesidades que nos motivan a cambiar nuestros accionares dentro y fuera del aula asumiendo la gama tecnológica fluctuante e incluyéndola en cada momento de nuestras vidas de forma significativa y asertiva. Desde una posición muy personal, considero que TIT@ y cada uno de sus aportes a nivel pedagógico y técnico, se convirtió en un paso adelante, en un “pellizco” movilizador, en un respiro con ambiente diferente, capaz de “desorganizar” la comodidad a la que uno se acostumbra e incentivar a la reestructuración de ideas y al repensar mis practicas docentes y su articulación con la tecnología. Cada momento vivenciado en el proceso formador aportó de una u otra forma a la retroalimentación de mis prácticas en el aula, y me brindó herramientas para proyectar prácticas docentes a futuro mucho más significativas y contextualizadas.

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Crónica:

“Mi compromiso personal y con la sociedad”

Como profesional de la docencia y agente activa de una sociedad actual demandante de un sin fin de saberes y acciones, debo reconocer que es necesario y casi que obligatorio volcar la mirada hacia un cambio y una renovación en cuanto a la forma en que vemos el mundo y sobre todo la forma en que actuamos sobre él.

Nuestros niños, no solo aquellos que tenemos en el aula, sino también aquellos que están a nuestro cargo y con los que interactuamos a diario son considerados hoy por hoy nativos digitales, y eso se convierte en un gran reto para nosotros quienes en nuestro rol de docentes, representamos el grupo pionero en su formación. En este momento no hay espacio para la negación y el rechazo a la renovación, por el contrario hay un semillero de acciones y necesidades que nos motivan a cambiar nuestros accionares dentro y fuera del aula asumiendo la gama tecnológica fluctuante e incluyéndola en cada momento de nuestras vidas de forma significativa y asertiva.

Desde una posición muy personal, considero que TIT@ y cada uno de sus aportes a nivel pedagógico y técnico, se convirtió en un paso adelante, en un “pellizco” movilizador, en un respiro con ambiente diferente, capaz de “desorganizar” la comodidad a la que uno se acostumbra e incentivar a la reestructuración de ideas y al repensar mis practicas docentes y su articulación con la tecnología.

Cada momento vivenciado en el proceso formador aportó de una u otra forma a la retroalimentación de mis prácticas en el aula, y me brindó herramientas para proyectar prácticas docentes a futuro mucho más significativas y contextualizadas.

No puedo negar que este tipo de retos generan cierto temor, no porque me resulte apático el uso de la tecnología o se me dificulte manejarla, ya que de hecho siempre me ha gustado actualizarme y estar muy pendiente de cada herramienta tecnológica y su uso; el temor generado viene dado es porque siempre he considerado que la tecnología se convierte en un arma de doble filo si no se sabe usar, puede alejarte y producir un aislamiento social al mismo tiempo que puede movilizar nuevos y significativos aprendizajes. Es ahí donde el reto se torna más interesante y exigente, claramente esto no detiene mis ganas y mi voluntad para asumirlo.

Todo lo anterior representa una reflexión de aquello que movilizó TIT@ en mi qué hacer docente, la ideas que de alguna manera surgieron para materializar propuestas y proyectos a futuro. Ahora debo decir que en lo que al proceso de

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formación se refiere, conocí gratas personas, llenas de experiencias y con unas personalidades carismáticas de las que se aprende mucho. Fue grato ver como a pesar de que muchos de mis compañeros al crecer sin tecnología a su alcance o de golpe no usarla en su cotidianidad, se fueron sumergiendo en este cuento y se abrieron al aprendizaje y de hecho aprendieron procesos significativos. Me llenó de felicidad además, ser parte de ese proceso con algunas orientaciones, consejos y enseñanzas prácticas que tuve la oportunidad de darles.

De los aprendizajes puntuales adquiridos, debo resaltar la elaboración de mi blog, ya que aun conociendo de qué se trataba y cuál era su utilidad, jamás me motivé a crear uno, y esta fue la oportunidad para hacerlo, siendo algo nuevo y muy productivo para mí. También conocí muchas aplicaciones que desconocía tanto en nombre como en uso, durante el club del cacharreo.

Por otro lado, no puedo dejar de resaltar la labor de mi maestra formadora María Isabel, quien con su amabilidad hizo muy ameno el proceso y estuvo muy pendiente del desarrollo de cada actividad y la resolución de ciertas dificultades.

Finalmente debo decir que cada persona que aportó en mi formación durante este proceso, cumplió un rol trascendental en mis proyecciones como docente y me permitió establecer un gran e importante compromiso conmigo misma en la constante capacitación y retroalimentación de mi labor articulada con las TIC; y por supuesto un compromiso con la sociedad, en especial con esa parte de ella en la que soy protagonista como formadora, mis niños; pensando en ellos y haciéndolos participes de la construcción de sus conocimientos de forma contextualizada a sus realidades y los elementos que tiene a su alcance.

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