CRONICA(A mi hija Camelia)

Hablo del aire que en libertad nos demuestra a sus maestrosHablo de la tierra que en complicidad nos recibe al finalHablo de la noche que me atormenta con su obscuridadHablo del niño que ahora soy por mi hombría ponderar…

Quiero hablar tantas cosas que me obliguen a sollozarDe un quieto recinto de amor que no me atrevo a nombrar De la realidad eterna que me enfrenta al andar, que NO esta,Que NO soy, Que jamás existirá, ahora es tiempo de mi miedoAbrazar; de recorrer el límite de mi sombra y dispersar, este tan ansiado Yo, que no me atrevo a enlazar, que soy Yo; que eres Tu y la historia de mi humanidad.

Ahora cual niño –hombre al que me toca arrullar, mi propia mente me lleva a esta historia iniciar; basada en otras historias que me ha tocado escuchar, y no son mías; son de la tierra y de mi sangre que al pasar de un lado a otro, hoy escucha y mañana contara; como si hubiera una imposición que nos condujera al engranaje y de la mano nos lleve a esa semilla sembrar…

El amoroso maestro sonríe ante este mi afán de entender, de saber, lo que hoy me toca aportar y que al final de mi jornada tan solo es un suspirar; el viento lleva el esfuerzo de una mano a la otra, conocimiento, sabiduría, sangre que aviva el fuego de la vida en libertad; libertad que a la vez me ata al camino del buen bregar y cual añoso corcel que conoce su trotar, decide afanarse al paso y su verdad apuntalar.

Esta verdad que a cuestas es difícil soportar, una historia vital que No es mía, que No está, Que soy Yo y que ahora existirá

Ya No es tiempo de mis miedos, ni de sombras dispersar, eres Yo,Y siendo Tu, Mi historia vuelve a iniciar…