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    GONZALO PEREZ VALENCIA

    COOPERATIVISMO Y ECONOMACOOPERATIVISMO Y ECONOMA

    SOLIDARIA EN COLOMBIA:SOLIDARIA EN COLOMBIA:PEDAGOGIA DE UNA CRISIS Y DERROTEROSSIGLO XXI

    EDICIONES DIGITALES ICARIANO

    AO 2.012

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    A ligia mara,

    mi compaera,

    por haber entendido la

    necesidad de este libro.

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    AGRADECIMIENTOS

    1. A Mis hijos, Daniel y Juliana, que comprendieron desde el asombro, lasprivaciones econmicas que les trajo el hecho de que me sentara a tiempocompleto, a escribir este libro.

    2. A mis compaeros de la Escuela Iberoamericana para el Desarrollo de laEconoma de Solidaridad y Trabajo, ECOIBEROAMERICANA, Oswaldo, SolBibiana, Miguel, Alvaro, Leonel, Wilson, Luz Dolly, Gonzalo, Mario, que en cadacita-almuerzo en el Versalles, soportaron los discursos que la soledad jalonabamientras haca este trabajo.

    3. A muchos otros amigos y entidades de Economa Solidaria que, de una u otraforma, me aportaron ideas y nimo para elaborar el texto.

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    TABLA DE CONTENIDO

    PRLOGO A LA EDICIN DIGITAL 6

    PREAMBULO NECESARIO 9

    INTRODUCCION 13

    Cero 13Uno 14Cuatro 24Cinco 27

    CAPTULO I. LA CRISIS COOPERATIVA. PRIMERA APROXIMACIN 30

    1. QU CRISIS DE QU COOPERATIVISMO. 312. EL COOPERATIVISMO EN COLOMBIA: TENDENCIAS Y MODELOS DEDESARROLLO: APROXIMACIONES A LA GENESIS DE LA CRISIS. 34Primera Etapa: 1930-1960. Iniciacin de la aventura cooperativa. 34Segunda etapa: 1960-1980. La audiencia cooperativa crece y se consolida la apuestaPor el cooperativismo.Tercera etapa: 1980 hasta la fecha: Construccin y crisis del modelo cooperativofinancierista.El Estado y el Cooperativismo en esta etapa histrica. 46

    Configuracin del Modelo de Desarrollo Cooperativo de la tercera Etapa. 54 Antecedentes. 54 El Modelo Cooperativo Financierista: Componentes y procesos. 56A. La modernizacin empresarial 57C. Estructura de Poder Cooperativo. Procesos Decisorios y Corrupcin. 66Dos: Corrupcin en la actividad cooperativa 70

    CAPITULO SEGUNDO.CONTEXTOS DE LA CRISIS. 74

    INTRODUCCION 74Contexto Mundial 75

    Contexto Cooperativo General 82

    CAPITULO TERCERO: LA CRISIS COOPERATIVA: PROCESOS Y CONSECUENCIAS87

    INTRODUCCION 88CONSECUENCIAS DE LA CRISIS. 94Generalidades 94CONSECUENCIAS SOCIALES 100Incremento de la deslegitimidad social de las organizaciones. 100Destruccin de satisfactores de necesidades sociales superiores 102

    CONSECUENCIAS POLITICAS 103CONSECUENCIAS CULTURALES 106

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    CONSECUENCIAS ECONOMICAS 108

    CAPITULO CUARTO. LOS MEDIOS DE COMUNICACIN Y LA CRISISCOOPERATIVA 113

    INTRODUCCION 114Los medios de comunicacin no cooperativos frente a la crisis. 1151. Intensidad, cobertura e importancia.

    2. Contenido y tendencias informativas y anlisis de la crisis.

    3. Seleccin de titulares de prensa acerca de la crisis.

    Los medios de comunicacin del Cooperativismo frente a la crisis.

    CAPITULO QUINTO. PEDAGOGIAS DE LA CRISIS. 126INTRODUCCION 126PEDAGOGIAS DE LA CRISIS EN EL CAMPO POLTICO COOPERATIVO 130PEDAGOGIAS DE LA CRISIS EN EL CAMPO DE LO CULTURAL COOPERATIVO 139PEDAGOGIAS DE LA CRISIS EN EL CAMPO ECONMICO COOPERATIVO. 143

    CAPITULO SEXTO. SIGLO XXI: ESCENARIOS Y DERROTEROS PARA ELCOOPERATIVISMO Y LA ECONOMIA SOLIDARIA EN EL NUEVO SIGLO. 149

    INTRODUCCIN

    REFLEXIONES CLAVES PARA LA CONCEPCIN DE LOS DERROTEROS DE LAECONOMA SOLIDARIA EN EL SIGLO XXI.

    1. APROXIMACIN CONCEPTUAL A LOS PROCESOS DE TRANSFORMACINSOCIAL.

    2. ESCENARIO ACTUAL Y LOS MOVIMIENBTOS SOCIALES.

    3. LA UTOPIA SOCIAL ES UNA RESPONSABILIDAD Y UNA NECESIDAD PARACONFRONTAR LA CRISIS.

    4. LA SOLIDARIDAD ES UNA NECESIDAD QUE COBRA VIGENCIA EN EL DISEODE LOS CAMINOS DEL SIGLO XXI.

    ESCENARIOS DEL SIGLO XXI PARA EL DESARROLLO DE LA ECONOMA SOLIDARIAEN COLOMBIA.Escenario para la Dimensin y Contexto Polticos: 167Escenario para la Dimensin y contexto Sociales. 168Escenario para la Dimensin y contexto Culturales 169Escenario para la Dimensin y contexto econmicos 170

    DERROTEROS DE LA ECONOMIA SOLIDARIA Y EL COOPERATIVISMO EN EL SIGLOXXI.

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    PRIMER DERROTERO: LA ECONOMIA SOLIDARIA DEBE CONSTRUIRSE A SIMISMA.

    1. Un discurso terico propio.

    2. Identidad doctrinaria e ideolgica.

    3. Marco jurdico pertinente.

    4. Procesos educativos propios.

    5. Una tica de la Economa Solidaria.

    6. Construccin sectorial y como movimiento de la Economa Solidaria: Una nuevalectura de la integracin.

    7. Construccin de una Cultura de la Solidaridad.

    SEGUNDO DERROTERO: LA CONSTRUCCIN DE LA PAZ COMO SINMINO DEJUSTICIA SOCIAL Y DE UN NUEVO PAS.

    1. La Paz ser el resultado de la justicia social.

    2. Construir la Paz pasa por el diseo y la construccin de un nuevo pas.

    3. Construir la Paz precisa de transformaciones profundas en las dimensionespoltica, econmica, social y cultural.

    TERCER DERROTERO: EL DESARROLLO PARA TODOS Y TODAS. 1921. Construccin de las identidades de la Economa Solidaria, que la definen como

    alternativa de desarrollo.

    2. Elaboracin de un nuevo concepto de desarrollo.

    3. Elaboraciones tericas propias y pertinentes del fenmeno de la EconomaSolidaria para comprender el nuevo desarrollo.

    4. Establecer sus propias estructuras para gestionar y participar dentro de lasestrategias de desarrollo alternativo.

    CUARTO DERROTERO: LA GLOBALIZACION DE LA ECONOMIA SOLIDARIA. 203

    EPLOGO

    NOTAS BIBLIOGRFICAS

    BIBLIOGRAFIA

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    Tenemos necesidad de nuevos cantos, deca una joven sindicalista, elprimero de octubre de 1996, a las puertas de la Daimler en Stuttgar. Pero Quinlos escribir, se preguntaba Le Monde Diplomatique. Con los cantos llegan lasmotivaciones y, si hiciera falta, tambin las resistencias; con los cantos viene la palabra al abatido y, a travs de ella, despiertan las energas colectivas;corresponde al canto no slo anunciar una Tierra sin males, sino mostrar que esbella y deseable: no slo existe, sino que vale la pena construirla. Hoy los cantos

    necesarios se domicilian en la cancha de la solidaridad, se construyen con relatosde fraternidad y se escriben con los mimbres de una historia esperanzadamentesolidaria.

    Postular un canto general de la solidaridad, contribuir a identificar sucancha y sus nuevos nombres, y descodificar las voces y los silencios de nuestrotiempo, es la intencin declarada de estas pginas. Decir que no hay lugar para elcanto en nuestros das es un ejercicio de ceguera, que se ala con la derrota; noacertar a encontrar los nuevos registros de los deseos solidarios en que se emitenlas voces de la imaginacin colectiva, es el grado mximo de impotencia colectiva.Con ninguna de las dos derrotas, quiere ser cmplice este libro. Sospechamos porel contrario que el canto proceder no de la letra muerta sino del fondo vivo en tuentraa (Luis Cernuda)

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    Ser un canto sinfnico, abigarrado y mestizo, con melodas de muchastradiciones, tendr voces plurales, que emergern desde el ntimo e irrenunciablepoema del ser humano; no tendr autor, sino autores; no ser monocorde, sinosinfnico. Ser un canto fragmentado en mil pedazos por los vaivenes agridulcesde la insolidaridad, por la presencia contina y constante del sufrimiento humano

    innecesario.

    Joaqun Garca Roca

    EXCLUSIN SOCIAL Y CONTRACULTURA DE LA SOLIDARIDAD

    El trabajo de un intelectual no consiste en modelar la voluntad poltica de los dems, sinoen interrogar de nuevo las evidencias y los postulados, cuestionar los hbitos, las maneras de hacery de pensar, disipar las familiaridades admitidas, retomar la medida de las reglas y las institucionesa partir de esta re-problematizacin (en que l se juega su oficio especfico de intelectual) y ello atravs de los anlisis que lleva a cabo en los terrenos que le son propios, y, en fin, participando enla formacin de una voluntad poltica (desempeando su papel de ciudadano).

    Michel Foucault

    Saber y Verdad

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    PRLOGO A LA EDICIN DIGITAL

    Este libro originalmente fue escrito y publicado hace ms de 10 aos, y con l quise darcuenta de uno de los momentos ms difciles que ha atravesado el cooperativismocolombiano en su historia; para elaborarlo, present renuncia a mi cargo como director delPrograma de Administracin de Empresas, con nfasis en Economa Solidaria, en laFundacin Universitaria Luis Amig, y me refugi a tiempo completo en la finca en dondeviva con mi compaera, ubicada en el oriente antioqueo. All durante ms de 2 aos,me dediqu a reflexionar sobre esta crisis, motivado por una razn a mi juicio muypoderosa: haba invertido un poco ms de 20 aos de mi vida a participar en el procesode la cooperacin y la autogestin solidarias, como educador, dirigente y funcionario deorganizaciones y entidades cooperativas y gubernamentales, y esa experiencia hizo quese consolidarn en mi muchas convicciones importantes acerca de las potencialidadesque este movimiento solidario planteaba para quienes, de una u otra forma, habamoshecho de la transformacin social y econmica, una especie de proyecto de vida.

    Pero ese derrumbe que se inici en 1996-97, que dio al traste con los proyectos

    empresariales cooperativos de mayor calado y magnitud en la economa autogestionariadel pas (los bancos cooperativos y las cooperativas ms representativas fueron losactores de esta catstrofe), tuvo para mi un significado de frustracin y derrota, ante locual, pens, no quedaba otra alternativa que sentarse a redactar una aproximacin crticaa esa hecatombe que echaba por tierra los expectativas y los sueos de muchoscolombianos y colombianas que, o haban participado en la construccin de lasorganizaciones cooperativas que comenzaron a desaparecer del mapa econmico local ynacional, o se haban embarcado en su proceso de crecimiento y desarrollo.

    Cada viernes, durante el tiempo que dur el trabajo de armar este libro, en el restauranteVersalles, de Medelln (Colombia) hablaba con mis amigos, recreando lo escrito y lo que

    iba escribir a la semana siguiente, en un intento de socializacin de las reflexiones quecraneaba y escriba, no slo buscando sus opiniones y aportes, sino a la espera deescuchar de ellos la lectura que tenan de eso que estaba aconteciendo en elcooperativismo.

    Finalmente termin el libro, y en vista de que no existan las condiciones para que loeditara por mi cuenta y riesgo, se lo ofrec a dos entidades cooperativas del movimientode trabajadores del sector petrolero, CAJA COOPERATIVA PETROLERA y a laFederacin Nacional de Cooperativas Petroleras, precisamente durante la realizacin deuno de los Congresos que realiza la Confederacin Colombiana de Cooperativas, y en elque se forz, por parte de un grupo de dirigentes asistentes a este evento, que se abriera

    una comisin de anlisis de la crisis. Pero en fin, el asunto es que esas dos entidades aquienes mostr el trabajo, decidieron apoyar la edicin del libro, y as en el mes de abril

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    del ao 2000, se puso en circulacin, primero en la ciudad de Cartagena, en el marco dela Jornada de Opinin que peridicamente organiza ASCOOP (Asociacin Colombiana deCooperativas), y luego en la Feria Internacional del Libro, que se realiza en Bogot.

    Fue el primer libro que se hizo sobre el tema de la crisis cooperativa, pero luego vinieron

    otros ms, algunos como producto de trabajos intelectuales particulares, otros como tesiso trabajos de grado (una de ellas en Alemania); ellos ampliaron y profundizaron eltratamiento del proceso de la crisis.

    Ahora bien. Desde hace tres aos estoy escribiendo 2 libros ms, esta vez sobre diversostemas relacionados con la Economa Solidaria, y durante este trabajo he vuelto a leer, noslo este libro que ahora ofrezco en versin digital, sino otro que elabor antes, que tratasobre el tema del Mutualismo y la Economa Social. Esta lectura me condujo a pensar queaunque ya han pasado algunos aos desde la fecha en que se escribi y edit este librosobre la crisis cooperativa, una gran parte de las elaboraciones y planteamientos que allconsign, tienen una enorme vigencia hoy, por dos razones fundamentales:

    UNA: la Economa Solidaria que opera en el sector financiero (cooperativas financieras,de ahorro y crdito y aporte y crdito, los fondos de empleados, y algunas asociacionesmutuales, Bancoomeva, Coopcentral), est viviendo (muy a pesar de las cifras que semuestran en los informes peridicos de Confecoop) procesos nada halageos, quetienden, sin duda alguna, a llevarlo a escenarios de serias dificultades, no slo por supolarizacin empresarial y la intra-competencia que han desatado entre las entidadessolidarias, sino por el tratamiento que le da el Estado en la vigilancia y el control queejerce sobre esas organizaciones empresariales.

    Entre estas dificultades se encuentran: la ya mencionada competencia entre las mismasentidades solidarias, a lo que se suma, la competencia que deben sostener con la bancaprivada, las empresas formales e informales privadas de crdito y ahorro, los prestamistasy usureros; la carencia de un Banco propio de naturaleza cooperativa y solidaria, lo quepropicia el escape (la prdida, es la palabra ms exacta) de mucha parte de la riquezagenerada en el movimiento solidario hacia el sector de las empresas financieras privadasde capitales; los altos salarios de la burocracia administrativa y dirigencial de lasempresas solidarias; la evidente carencia de un mercadeo pertinente que implique demanera militante a los asociados y sus familias al proyecto solidario, en calidad deciudadanos de la Economa de Solidaridad y Trabajo; un esquema de integracinbsicamente social y de representacin, altamente burocratizado, y ausente de cualquier

    orientacin que asocie esa integracin la necesaria y urgente construccin sectorial; laausencia de procesos serios y rigurosos de fomento de nuevas unidades econmicassolidarias, que expandan y desarrollen el movimiento entre aquellos grupos, comunidadesy sectores sociales que lo necesitan; un Estado-gobierno que ao a ao, reduce suapoyo al movimiento solidario, e incrementa de manera salvaje sus controles y elintervencionismo; en fin, aunque las cifras que exhibe la Confederacin Colombiana deCooperativas CONFECOOP- muestran variables de agregados econmicos que puedenllevar a pensar que estamos ante movimiento cooperativo importante (vanse los anlisisperidicos que se publican en www.portalcooperativo.com), lo cierto es que detrs deesas magnitudes de aportes, ahorros, cartera, patrimonios, que son realmenteimportantes, existen unos textos y contextos que amenazan la estabilidad del movimiento,

    y nos hacen pensar que se aproxima otra crisis, o por lo menos, una temporada en dondese presentarn dificultades de distinto orden (econmico, jurdico, poltico, social y

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    http://www.portalcooperativo.com/http://www.portalcooperativo.com/
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    cultural), lo que va a jalonar situaciones problemticas para cooperativas y fondos deempleados, principalmente.

    DOS: La evolucin del modelo de economa y sociedad vigente, marcadamenteneoliberal, ha incubado y propiciado el desarrollo de procesos crticos nacionales y

    globales, que como lo pone de manifiesto la etapa actual de dificultades en EEUU yEuropa, hacen pensar que se aproxima un momento harto problemtico para la economadel mundo, pero en especial para aquellos pases y sectores y movimientos econmicos,que no se encuentran suficientemente blindados, intelectual y organizativamente, parahacerle frente con xito a las vicisitudes inherentes a las crisis estructurales y decoyuntura. El movimiento cooperativo y solidario nacional es uno de estos desprotegidos,pues a pesar de las declaraciones dirigenciales y administrativas que dicen lo contrario,no se cuenta con los instrumentos tericos, polticos, estratgicos y jurdicos, paraconfrontar las dificultades.

    Con base en el anterior orden de ideas, decid mostrar de nuevo el libro a la luz pblica,

    esta vez en formato digital, dado que contiene, no slo un anlisis de que lo que ocurrien el Cooperativismo y la Economa Solidaria antes y durante la crisis que estall a partirde 1996, sino que trat, a partir de la idea de que las crisis deben tener una lecturapedaggica y proyectiva, de impedir que las reflexiones que hice (y que otros han hechode este acontecimiento), no se convirtieran en un llorar sobre la leche derramada, sinoque stas deben fungir como fundamento para pensar salidas estratgicas, sustentables ysostenibles. En este sentido, pienso, quizs con un poco de vanidad intelectual, que lalectura de este libro hoy, puede ser til para construir algunos elementos de teora ypraxis que sirvan para enfrentar las dificultades que se avecinan, y evitar una nuevacada, que seguramente no acabar con la autogestin y la cooperacin solidarias, pero silas puede dejar maltrechas, reduciendo sus potencialidades para ser una alternativaconcreta para que muchas comunidades, sectores y grupos sociales, regiones,localidades, consigan la actualizacin de sus expectativas, necesidades y deseos dedesarrollo econmico y social.

    Por lo dems, la re-lectura que hice del texto me condujo a dos asuntos que cambianalgunos aspectos de documento: por una parte, hice algunas correcciones de sintaxis yortografa que todava figuran en la versin en Word que tengo en mis archivos, y temque en la versin editada anteriormente no se hubieran corregido; por otra parte, introdujealgunos textos que denomino de actualizacin, los cuales se encuentran resaltados paradistinguirlos de los textos originales. Pero en general, el libro es fiel a la versin primera

    que se edit.Tienen ustedes, lectores y lectoras, en sus manos un libro viejo pero con ideas yplanteamientos que pueden servir, en el momento actual, a dirigentes, dirigidos yadministradores de las organizaciones solidarias, para renovar la conciencia y la praxisacerca de la Economa Solidaria, y perfeccionar el conocimiento de los contenidos de estapropuesta de organizacin econmica.

    El autor

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    PREAMBULO NECESARIO

    La tarea de decir la verdad es un trabajo sin fin: respetarla en sucomplejidad es una obligacin de la que no puede zafarse ningn poder, salvo

    imponiendo el silencio de la servidumbre.

    Michel Foucault

    Al finalizar siglo XX, se plantea, a manera de coincidencia histrica en el mbitomundial, la presencia abierta de una crisis en el ltimo paradigma capitalista: ELNEOLIBERALISMO Y SU ESTRATEGIA BSICA, LA GLOBALIZACION. Las razones deesta crisis son de ndole poltica, ideolgica, cultural, social, econmica, ecoambiental,pero todas ellas convergen para evidenciar un agotamiento pattico de los modelos dedesarrollo econmico y social que se han configurado desde las perspectivas de esta

    propuesta neoliberal, en todos los pases del mundo.Pero esta crisis no est dando cuenta, nicamente, de las fisuras o resquebrajamientossignificativos en las variables macroeconmicas nacionales y universales, que al final decuentas no dejan de ser sntomas estructurales de un capitalismo que ha comenzado ahacer evidentes graves enfermedades terminales histricas, sino que est poniendo depresente las negatividad de los indicadores ligados ntimamente al desarrollo yactualizacin de las necesidades y los derechos fundamentales de todos los quehabitamos el planeta tierra. Desempleo, pobrezas, descomunizacin de las agrupacionessociales, desbarajuste de los aparatos productivos nacionales, para abrirle paso a alempresarialismo multinacional; violencia, exclusiones y marginalidades de todo orden,

    explotacin irracional de los recursos no renovables, insustentabilidad del desarrollo socialy econmico, y otras manifestaciones no menos dramticas, todas ellas relacionadas conla felicidad humana, sobrepasan, con creces, todos los clculos que las distintas formasconocimiento haban formulado crticamente respecto a las perspectivas de futuro delmodelo capitalista; por otro lado, esos fenmenos negativos del desarrollo social yeconmico, poltico, espiritual y cultural, que parecen ser propios del capitalismo,desmienten las promesas que desde la estructura terica e ideolgica ha hecho a travsdel tiempo la cultura correspondiente a ese modo de produccin. Segn lo anterior, esclaro que se est ante una crisis, o mejor, ante LA CRISIS de la civilizacin de laModernidad que ha dominado en los ltimos dos siglos.

    Ahora bien, esta coincidencia histrica est siendo aprovechada para sacar a relucirpatochadas milenaristas, cuyo propsito no es otro que el de tratar de ocultar elsignificado de la Crisis del modelo global capitalista, y de sus contextos civilizatorios,

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    buscando generar un nuevo respiro para este agotado modelo socioeconmico, quecentrado sobre el intercambio capitalista, ha echado por la borda cualquier posibilidad,entre otras muchas cosas, de construir unas sociedades mas justas y equitativas, endonde la economa este orientada hacia la satisfaccin incluyente de las necesidadesbsicas y superiores de todas las personas y de toda la persona; as mismo ha mostrado

    su incapacidad para crear sistemas sociales en los cuales la poltica funcione como unespacio de participacin comunitaria real para la toma de las decisiones fundamentales delos hombres y mujeres que se congregan en las naciones y en los colectivoscomunitarios; en general, el paradigma capitalista no ha podido elaborar propuestassocietarias en donde la cultura se desarrolle como la manifestacin de la diferencia y elpluralismo y la satisfaccin de la necesidad de entender y explicar el mundo y la vida; yfinalmente, no alcanz a erigir una estructura comunitaria en la cual la organizacin socialopere mediante estructuras de participacin democrtica, tramadas en una red libertariasin fisuras ni exclusiones.

    Con base en los anteriores planteamientos, el presente libro quiere iniciar su

    desenvolvimiento conceptual y analtico, resaltando la existencia de la coincidencia antesdefinida, pero sealando que la crisis es cierta en toda la estructura del modelo capitalista(ya el socialista estatal ya la tuvo), y que por lo tanto, cubre experiencias como las queaplican los Movimientos Cooperativo y de la Economa Solidaria en el momento actual,no solo en Colombia sino casi todos los pases de la rbita del capitalismo globalizante,involucrndolos en esa crisis, y por lo mismo, provocando el desenvolvimiento, a su vez,de un proceso de dificultades que los coloca frente a una prdida de su vigencia histricacomo propuestas alternativas, de carcter autogestionario y asociativo.

    Esta situacin amerita, entonces, que desde una perspectiva acadmica y poltica, losintelectuales implicados y articulados con estos fenmenos de organizacin cooperativa ysolidaria, jalonemos un trabajo tendiente, por un lado, a realizar una evaluacin drstica

    de la crisis particular que como movimientos les ha correspondido vivir; y por otra parte, ydesde la pedagoga que est comprometida en la crisis, avanzar en el sealamiento delos derroteros a seguir a partir durante el siglo XXI; y no porque el cambio de siglo hayagenerado en s mismo modificaciones en la vida de los pueblos y las comunidades, y enlos movimientos sociales, sino porque as como en el contexto universal se ha presentadouna coincidencia histrica que ha hecho converger una Crisis estructural del modelocapitalista con la culminacin de un siglo y un milenio, y el comienzo de otros nuevos, enla vida cooperativa, y por ende en la Economa Solidaria, ha hecho tambin presencia,con sus especificidades, la misma coincidencia que obliga a pensar los caminos a seguirpara reconstruir el Cooperativismo y fundar la Economa Solidaria en el pas, ascomo en el resto de Amrica Latina, ahora cuando iniciamos el siglo XXI y el TercerMilenio de la humanidad.

    En este orden de ideas, este libro se propone abordar dos frentes de anlisis y reflexin:uno de ellos es el que est relacionado con la crisis en la cual el movimiento cooperativonacional se ha visto sumergido en los ltimos tres aos, la cual ha creado una serieimportante de dificultades manifestadas no slo en liquidacin e intervencin de las msrepresentativas organizaciones del cooperativismo financiero, sino en incorporaciones,oficializacin, fusiones e inactivacin, de otras tantas entidades, incluidos los bancoscooperativos; estos hechos anmalos, cuyas consecuencias han afectado a millones depersonas, volatilizaron casi la mitad del patrimonio econmico y social que se habaacumulado durante ms de sesenta aos de existencia y desarrollo de las organizaciones

    cooperativas y de Fondos de Empleados; a esto debe agregarse la crisis de identidad yde imagen, as como la prdida de espacio en los imaginarios culturales y sociales de

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    personas y comunidades de las propuestas asociativas, lo cual redunda en una reduccincoyuntural de las posibilidades de entrar formar parte de los diseos estratgicos en laconstruccin de soluciones locales, regionales, nacionales y de carcter continental yuniversal, no por exclusin, sino por encontrarse debilitadas las ideas, el proyecto y larealidad de la Economa Solidaria, en sus diferentes modalidades organizacionales.

    El segundo frente se configura, por una parte, con base en una serie de planteamientosreferidos a los efectos pedaggicos que estn contenidos en el proceso de la crisis,desde los cuales se posibilita disear las estrategias de salida, las cuales, porcoincidencia, comprometen al Cooperativismo y a la Economa Solidaria con acciones quedeben realizarse al comenzar el presente siglo; y por otro lado, como una continuacin dela pedagoga implcita en las dificultades actuales, se aborda el trazado de las lneasgruesas de los principales derroteros que las organizaciones autogestionarias debenconstruir(se), como poltica estratgica bsica para garantizar su desarrollo, consolidaciny alternatividad, durante los prximos aos, sobre todo teniendo en cuenta que ladinmica de la crisis global de la felicidad humana que hoy se escenifica, tiende a generar

    procesos de transformacin profundos, que sin lugar a dudas, deben producir laconcrecin de una nueva propuesta de sociedad y civilizacin, esta vez, afincada en elprotagonismo de la Comunidad.

    Para los lectores de este documento, no podr pasar desapercibido el hecho de que en eltexto se encuentra una serie de enunciados acusatorios, que tiene relacin consituaciones y procesos propios de esa crisis que golpe al cooperativismo nacional; stosenunciados necesariamente aluden, ms no identifican, a personas de carne y hueso(dirigentes y administradores de empresas cooperativas, principalmente) sobre las cualesrecae el grueso de la culpabilidad y la responsabilidad del proceso de la crisiscooperativa. Esto lo hice asi en virtud de establecer una rigurosidad intelectual necesariapara este tipo de anlisis, lo que gener una especie de poltica para escribir el libro:

    exponer pronunciamientos crticos que sindican y sealan, sin nombrar a nadie enparticular, causas y culpas, y argumentarlos, fundamentalmente con anlisis, y no desdedocumentos, ni testimonios, ni cifras y otros datos que sustenten tales las acusaciones.

    Quizs estas ausencias de apoyos argumentales, estos silencios, pueden dejar, enquienes lean este libro, una sensacin de que estn frente a una especie de panfletosobre la crisis del cooperativismo, lo cual, sin lugar a dudas, puede provocar, por lomenos el abandono de la lectura, y en el mejor de los casos, la continuacindecepcionada del trabajo de leer todo el texto.

    Por lo anterior, me siento obligado a ofrecer algunas observaciones previas con relacina esos silencios de datos probatorios, de pruebas reina, que segn los entendidos, dapiso y legitimidad a los trabajos intelectuales de carcter crtico y reflexivo.

    Cuando emprend el proceso de pensar y elaborar un documento sobre lo que estabaacaeciendo en el cooperativismo colombiano, me hice el propsito de realizar laspesquisas necesarias para conseguir aquellas pruebas (datos, fechas, estadsticas, actasde reuniones, publicaciones, testimonios, etc.) que fueran sustentando las aseveracionesacusatorias que necesariamente iban a hacer parte del discurso del texto.

    Como por arte de magia, las solicitudes bsicas de informacin sobre algunos aspectoshistricos (porque en la historia total del movimiento est el desarrollo de la crisis), noaparecieron en los lugares en donde, segn mi experiencia, deban estar los datos quenecesitaba; pero adems, las informaciones que si se conocan se encontraban a buenresguardo en los despachos fiscales y en otras oficinas del Estado, membreteadas comoconfidenciales y haciendo parte de reservas del sumario.

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    Analizando esta situacin, me acord que una de los rostros de la impunidad, consiste enhacer desaparecer, o disfrazar rastros que en un momento dado pudieran dar pistas sobreacciones y decisiones perversas. En la crisis cooperativa, cuyo contenido de inmoralidad ycorrupcin es bastante elevado, se estaba aplicando la misma frmula ya patentada por laexperiencia de la corrupcin poltica nacional: hacer desaparecer huellas, retrasar o

    impedir, mediante diferentes argucias jurdicas, las investigaciones, hacer silencioscmplices, hacer demagogia con los factores externos y la accin del Estado, comocausantes de la crisis, y otras maniobras dolosas, con las cuales, los delitos econmicos,as como lo penales, en su gran mayora, se convierten en una historia muda, depositadaen anaqueles desordenados de los juzgados, de los entes de vigilancia y control delEstado.

    Y la crisis creca, y el libro avanzaba, y aunque yo mismo sintiera el olor a panfleto quemuchos lectores pueden encontrar en l al leerlo, decid continuar y terminarlo, adobandosu contenido con aquellos datos ms relevantes, en los cuales es posible ver y palpar locrudo de la crisis. Saba que las investigaciones estaban en camino, pero la vigencia

    histrica del movimiento cooperativo estaba en entredicho, y la fundacin de la EconomaSolidaria se encontraba llena de falencias, y como pensador social, perciba que lasproblemticas del pas y sus regiones aumentaban de cobertura y profundidad, y opt porculminar el trabajo con esas ausencias.

    En este sentido, se debe entender que los datos fcticos que pueden sustentar mishiptesis sobre responsabilidades y comportamientos de los dirigentes delcooperativismo, estn ah, en las experiencias de los mismos lectores que ahora inician elconocimiento de este texto; ellos, sus familias, los vecinos, los amigos, o losdesconocidos de la comunidad, tuvieron y tienen que ver con las consecuencias de lacrisis. El argumento es la rabia de todas estas mujeres y todos estos hombres que un da,por cualquier ruta, y con alguna motivacin, llegaron a creer en la autogestin solidaria, y

    de pronto, a partir de 1996-97, y durante algunos aos, vieron que el asunto de laactuacin en colectividad en que crean se derrumbaba, y sus pequeos patrimonios, susempresas, sus sueos, caan al vaco.

    Esta rabia no puede ser testificada ante un notario, o un juez, simplemente, se siente y sevive. Pero esa rabia y ese dolor tienen que ser superados para recobrar la capacidad desoar, de tener utopas, de reclamar derechos, y la nica forma es evitar la impunidad. Ellibro quiere aportar y apostar a que la impunidad no va llegar en forma impdica alproceso de anlisis y de investigacin de la crisis, para esconder las culpabilidades yresponsabilidades de todos aquellos que desde los centros de poder del cooperativismodecidieron e hicieron todas acciones que condujeron a la crisis, una de las cuales, quizs

    la ms detestable, fue el hecho de haberse apropiado, por diferentes vas, de la riquezade los trabajadores, de los pequeos y medianos empresarios, de los jubilados ypensionados, de los profesionales.

    La Comisin de la Verdad que se tendr que crear para llevar a cabo la tarea desistematizar, y realizar ella misma, las investigaciones concernientes a la crisiscooperativa, dentro de un tiempo dar a conocer esos datos que faltan aqu. Por ahora,que empiece el debate, el anlisis y las reflexiones sobre todo lo que aconteci para queel cooperativismo se viera abocado a una gran crisis, que como se manifest antes, pusoen duda su vigencia histrica y su validez como propuesta de transformacin social.

    Una advertencia final: las ideas y reflexiones aqu consignadas constituyen un producto

    intelectual generado por la experiencia del autor en la historia de las organizacionesasociativas y autogestionarias del pas, y se fundamentan en una especie de dolor

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    provocado por las consecuencias de la crisis en la vida del movimiento cooperativo; eneste sentido los enunciados y pronunciamientos elaborados son la verdad del autor, no laverdad general, y su propsito principal es convocar un debate amplio sobre todo loreferente al Cooperativismo y a la Economa Solidaria, en las perspectivas de la Crisisactual, y de las responsabilidades que nos compete de cara a la necesidad de afrontar la

    solucin de los mltiples problemas que ahora aquejan a nuestro pas, hoy y ahora,cuando se ha iniciado para la humanidad un nuevo siglo.

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    INTRODUCCIONINTRODUCCION

    NOTAS GENERALES SOBRE LA CRISIS DELNOTAS GENERALES SOBRE LA CRISIS DELCOOPERATIVISMO Y LA ECONOMA SOLIDARIA ENCOOPERATIVISMO Y LA ECONOMA SOLIDARIA EN

    COLOMBIACOLOMBIA

    Ningn fenmeno social puede crecer y desarrollarse, sin superar situaciones decrisis.

    Jos del Carmen Moreno Avendao

    Cero

    Emprender una lectura de la Crisis del movimiento cooperativo colombiano, no solo esuna tarea compleja, llena de dificultades, sino que de alguna manera puede convertirse enuna aventura sino peligrosa, si por lo menos riesgosa, no en el sentido que se corranalbures que pongan en riesgo la integridad fsica de quien realice esta tarea, sino en virtudde que este proceso de la crisis involucra personas: asociados, dirigentes, funcionarios yempleados, familias y comunidades, que de alguna forma participaron en la apuestacooperativa y son afectados directos del embrollo actual del cooperativismo.

    Este hecho, que sean personas quienes se encuentran en el ojo del huracn de la crisis,

    exige, por un lado, que los sealamientos de responsabilidad, dolosa o no, que se puedanleer desde los anlisis que se elaboren, tengan como referente obligado el cuerpo tico,valrico y doctrinario que est inmerso en las organizaciones cooperativas y en generaldentro de la Economa Solidaria, y adems, el estatuto terico que las formas deautogestin econmica tienen como sustento de su racionalidad y lgicas operacionales;en esta perspectiva, la participacin de las personas, as como sus responsabilidades entodo lo que est acaeciendo, podr tener una mirada contextualizada, para entendermejor su significado.

    Pero por otro lado, la aproximacin al proceso de la crisis, plantea como requisitoindispensable, que las reflexiones que puedan construirse en torno a sta, convoquen

    radicalmente posturas proactivas, desde las cuales propiciar la continuidad histrica delCooperativismo, y el nacimiento de la Economa Solidaria, ahora de cara a este nuevosiglo que, en serio o con base en milenarismos comerciales, de todas formas ha

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    despertado expectativas, sobre todo en aquellas personas y comunidades cuyo balancegeneral de resultados del siglo XX, deja ver no pocas promesas incumplidas, sueosrotos, ideales frustrados, proyectos inacabados, utopas inconclusas, pero sobre todo unamargo sabor a derrota colectiva, pues cuando miran en el entorno, y en el paisaje queles sirve de fondo para sus vidas, se encuentran con frondosas zonas oscuras que

    aplastan la felicidad humana.As mismo, la crisis ha convocado no solo unas consecuencias a corto, mediano y largoplazo, en toda la fenomenologa del movimiento cooperativo y solidario, sino unasresponsabilidades causales que recaen directamente en aquellos que con sus decisionesy acciones configuraron el modelo que est implicado en ella, lo orientaron, y en algunoscasos, hasta nutrieron sus propias arcas de l.

    Por lo anterior, hablar de la Crisis es un asunto delicado, pues una aproximacin a ella,significa aportar elementos que conducen, necesariamente, a generar sealamientos yubicacin de culpabilidades concretas que pueden molestar a muchas personas y crear lasensacin paranoica de que se les est sindicando. Y esto es cierto, es decir: trabajar

    crticamente sobre la crisis del movimiento cooperativo, exige tomar una posicin difanay honesta frente a la problemtica que desde sta se ha venido construyendo en elinterior y en los contextos del Cooperativismo y de la Economa Solidaria, lo cual dealguna forma, tiende a crear la ambientacin propicia para una sindicacin directa aquienes condujeron este modelo de desarrollo cooperativo que cay al abismo,arrastrando muchos aos de historia y sacrificios, sobre todo de trabajadores, pequeos ymedianos empresarios, profesionales, y sus familias.

    Pero adems de los anlisis y crticas que puedan surgir en relacin con los distintoselementos y procesos que dieron lugar a que el movimiento cooperativo cayera en lasdificultades cuya magnitud ha puesto en peligro su validez histrica, la crisis tiene que

    poner a pensar en estrategias de salida, en propuestas que propendan por unareconstruccin del cooperativismo, ahora bajo los parmetros tericos e ideolgicos de laEconoma Solidaria.

    En este sentido, recuperar la validez histrica del cooperativismo e iniciar la fundacin dela Economa Solidaria, involucra, entonces, proyectar los derroteros que a partir del sigloXXI deben ser construidos por las experiencias autogestionarias, para conseguir suconsolidacin como movimiento alternativo de desarrollo social y econmico, dentro delos contextos que se deben configurar a partir del desenvolvimiento de procesos socialesy econmicos, polticos y culturales, orientados, no a salvar, ni a reformar el capitalismo,sino a crear las condiciones histricas necesarias para el levantamiento de una nuevacivilizacin, pues desde sus orgenes ya lejanos, las organizaciones y losmovimientos alternativos al capitalismo han cumplido bsicamente dos tareas:abrir situaciones o 'estructuras de oportunidad para la accin colectiva a favor demejoras concretas de la vida real; y construir como idea-fuerza la visin global deun orden social distinto, posible y deseable.(1)

    Uno

    Hasta mediados de 1997, el panorama que configuraba el cooperativismo nacional,fundamentalmente su subsector financiero, es decir, las cooperativas de Ahorro y Crditoy las denominadas Cooperativas Financieras, los tres bancos cooperativos y las dos

    empresas de seguros, ofrecan un paisaje que hasta los ms escpticos pensadores de laeconoma y las ciencias sociales, y aquellos que son sealados como dirigentes polticos,

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    gremiales y empresariales del pas, tuvieron que reconocer (con cierto aire depreocupacin, algunos de ellos) que este fenmeno socio-empresarial de la autogestin yla cooperacin solidarias, que en la dcada de los aos 80 apenas si se perciba en lascifras de los consolidados econmicos que daban cuenta del funcionamiento del aparatoproductivo nacional, exhiban al culminar el ao 96 y al finalizar el primer semestre de

    1997, unas magnitudes significativas, registrando participaciones importantes en algunossectores de la economa.

    Estos datos para algunos dirigentes del sector privado lucrativo eran inquietantes, pueshacan evidente la emergencia de una modalidad empresarial que comenzaba a crearriqueza desde las perspectivas de la autogestin colectiva; ms adelante, estaspreocupaciones fueron incorporadas como tema de Estado, para impulsarencuadramientos de la accin cooperativa en los marcos jurdicos de la actividadfinanciera, para igualarla a las dems empresas del sector. Pero para quienes dealguna forma estaban vinculados al cooperativismo, esas cifras representaban unaconquista histrica importante, que haca pensar en un futuro pletrico de nuevos logros

    para el movimiento cooperativo, preado de copamientos estratgicos de los espaciosms vitales de la Economa, y por ende de las relaciones sociales, de la cultura y de lapoltica.

    Y no era para menos: segn los consolidados presentados a diciembre 31 de 1996, ydurante los seis primeros meses de 1997, por el cooperativismo colombiano en todas susmanifestaciones, y por otra modalidad de la Economa Solidaria, los Fondos deEmpleados, haban alcanzado cifras nunca antes soadas en cuanto a activos,patrimonio, nmero de asociados, captaciones de ahorro y otras operaciones econmicas;por ejemplo, si se confronta el consolidado de las captaciones de ahorro a travs delsistema cooperativo, con la totalidad del ahorro en el pas, se puede notar que en eseentonces, a travs de las unidades productivas del movimiento se moviliz ms del 16%

    del total del ahorro nacional; en este mismo orden, de manera particular, las cooperativasocuparon renglones importantes en los cuadros estadsticos que dan cuenta de loscomportamientos sectoriales y /o empresariales dentro de la economa, los cuales fuerondados a conocer por las revistas y dems publicaciones especializadas del mundoeconmico del pas; all se vio, por ejemplo, que los tres bancos cooperativos, creadosapenas haca tres aos, para 1997 ensearon crecimientos acelerados que los ubicaronen la mitad de las tablas bancarias de Colombia; dentro de esta misma tnica y como unaexpresin fsica de estos crecimientos cooperativos, los centros urbanos de las capitalesde los departamentos, y de poblaciones intermedias, fueron prcticamente invadidos pornuevas organizaciones cooperativas de corte bancario (no solo los bancos cooperativos,sino las cooperativas financieras) que empezaron a competir con la banca tradicional y lasCorporaciones de Ahorro y Vivienda, no solo por la clientela, sino en las innovacionespublicitarias y las tecnologas y formatos de las oficinas. En fin, al finalizar el ao 96, ycomenzar el 97, el cooperativismo financiero estaba pisando duro y hablando recio enlos mbitos relacionados con el mundo econmico y social, con la poltica y la cultura, a lolargo y ancho del territorio colombiano, y esto de alguna manera, repercuta en los demssubsectores cooperativos.

    Con base en estos logros alcanzados, el 26 de Mayo de 1999, PORTAFOLIO, unapublicacin peridica especializada en Economa y Negocios, puso en circulacin unaedicin especial sobre el Sector Cooperativo Nacional, en el cual se da cuenta, endistintos artculos y crnicas, de los avances ms protuberantes obtenidos por el

    movimiento. Para ilustrar mejor los planteamientos de este apartado del libroreproducimos algunas informaciones contenidas en esta publicacin.

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    1. En cuanto a la cobertura geogrfica: Como sea, el sector de la Economa Solidariaes un hecho que no se puede desconocer. Cuenta actualmente con 3.8 millones deasociados alrededor del 10.5 por ciento de la poblacin total -, que a la vez equivaleal 57.7 por ciento de la Poblacin Econmicamente Activa de las siete principalesreas metropolitanas del pas. (Pgina Cuatro)

    2. En relacin con la participacin de las diferentes ramas de la actividadeconmica cooperativa en los distintos sectores y subsectores de la Economanacional:

    * La actividad cooperativa en el pas es bastante heterognea. Sin embargo elgrueso de las entidades se desempea en las lneas de ahorro y crdito, comercio,construccin, transporte, produccin agropecuaria, consumo, salud y educacin.

    El subsector ms dinmico, de mayor crecimiento tanto en activos como enasociados es el de ahorro y crdito. El 41 por ciento del total de las cooperativasexistentes en el pas estn representadas en esta actividad.

    La actividad de comercio es representada por 367 cooperativas, con activos porencima de 365.000 millones. Participan con el 5.1 por ciento del PIB comercio.

    Las cooperativas del subsector construccin ascienden a 68, con activossuperiores a 35.000 millones de pesos. Su participacin en el sector ha venidocayendo.

    En el transporte hay 369 entidades, con activos superiores a 140.000 millones.Representan el 86 por ciento del PIB de las empresas de transporte msgrandes del pas.

    La educacin est representada por 115 instituciones, con activos calculados en

    18.000 millones. La actividad aseguradora es desarrollada por dos entidades: La Solidaria y La

    Equidad. Sus activos superan los 48.000 millones de pesos.

    El sector agropecuario est representado por 130 entidades, con activossuperiores a los 123.000 millones.

    En Salud haba al cierre de 1995 unas 74 entidades con activos superiores a17.000 millones. (pgina 4)

    3. En cuanto al comportamiento histrico de los activos y el patrimoniocooperativos: Una muestra elaborada por Confecoop que cubre el 77.9 por ciento,

    indica que los activos del cooperativismo colombiano ascendieron a 5.8 billones depesos, cifra que representa un crecimiento del 47 por ciento respecto a 1995.Losaportes de los asociados incluidos en la muestra de Confecoop pasaron de 560.000millones en 1995 a 738 mil millones de 1996. (Pgina 4)

    4. En relacin con el ranking de las cooperativas ms grandes en lossubsectores financiero y de produccin y servicios no financieros: Se presentanlos siguientes cuadros:

    LAS 25 COOPERATIVAS MS GRANDES DEL SUBSECTOR FINANCIERO

    COOPERATIVO. 1997

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    Cuadro No. 1 (Millones de pesos)

    Activo

    total

    Cartera

    Total

    Pasivo

    total

    Patrimo

    nio total

    Aportes

    sociales

    Result.

    DelEjercicio

    Ingresos

    totales

    Asocia-

    Dos

    1.Cupocrdito 447.790 273.183 302.216 145.574 113.306 3.232 121.776 486.2722. Caja coop 301.682 161.580 263.486 38.196 21.985 -1.872 68.154 112.932

    3. Coomeva 215.842 141.159 160.065 55.777 36.585 6.238 98.053 78.142

    4. Comultrasan 126.753 76.384 99.784 26.969 14.361 -237 60.673 133.579

    5. Coopsibate 122.969 83.965 87.134 35.835 26.320 1.271 27.269 129.132

    6. Cooperadores 120.702 59.376 90.109 30.593 20,792 486 39.513 80.272

    7. Cooperamos 97.738 59.356 74.463 23.275 15.242 444 22.742 68.480

    8. Coopropal 95.989 9671 64.720 30.269 4.450 4.106 17.107 1.358

    9. Solidarios 89.826 53.333 73.446 16.380 12.435 75 22.524 68.237

    10. Cooemsaval 89.336 38.517 76.589 12.747 8.352 759 18.715 49.59611. Construyecoop 87.004 55.251 68.477 18.527 14.048 714 16.883 82.497

    12. Credisocial 82.023 49.482 70.305 11.718 9.154 264 34.828 29.654

    13. Cofiandina 69.488 39.450 57.406 12.082 9.085 202 16.622 32.816

    14. Joreplat 56.294 11.383 49.561 6.733 2.401 1.383 15.972 36.744

    15. Confiar 41.619 28.034 33.642 7.977 6.591 -54 9.851 36.472

    16. Cotrafa 37.558 22.681 25.870 11.688 7.858 192 8.637 26.339

    17. Cooservir 32.850 7.990 30.270 2.580 2,181 -426 4.919 6.053

    18. Coasmedas 30.720 16.829 18.047 12.673 7.614 -2048 8.814 16.443

    19. Coopiss 30.511 21.300 10.547 19.964 16.239 -1020 4.747 10.837

    20. Donmatas 29.087 18.627 23.908 5.179 2.725 583 8.120 23.249

    21. Arkas 29.987 15.290 23.453 3.534 2.834 31 8.800 28.468

    22. J.F. Kennedy 25.900 19.651 20.572 5.328 3.627 265 7.561 31.190

    23. Juriscoop 25.439 17.617 7.885 17.554 11.566 634 5.200 24.989

    24. Credifenalco 24.292 17451 19.340 5.252 3.353 -36 5.068 8.615

    25. Cofiroyal 22.132 6.043 17.841 4.291 3.799 20 5.965 3.196

    Fuente: Confecoop. Dansocial. Portafolio

    LAS 25 COOPERATIVAS MS GRANDES DE PRODUCCION Y SERVICIOS NOFINANCIEROS. 1997

    Cuadro No. 2 (Millones de pesos)

    Activo

    total

    Pasivo

    Total

    Patri-

    monio

    Apor-

    Tes.

    Resul

    Ejerc.

    Ingres.

    Total

    Ventas Costos

    Total.

    Asociad

    os

    Emple

    aDos

    1. Colanta 81.851 50.060 31.791 7.180 5.163 227.744 232.575 222.581 4.252 1825

    2. Copetran 35.010 17.059 17.766 923 845 14.645 0 13.800 444 589

    3. Coolechera 34.358 16592 17.766 7.053 518 74.616 75.828 74.098 872 574

    4. Copidrogras 34.270 27.235 7.035 4.549 370 85.368 91.609 84.998 1.302 325

    5. Coop, Caf. Cent. 32.977 24.313 8.664 2.027 1 .143 60.103 43.522 58.960 6.302 432

    6. Coofebor 29.818 20.000 9.818 3.204 -55 77.957 69.704 78.012 6.429 880

    7. Cooperan 19.515 4.961 14.554 1.830 779 38.316 35.179 37.537 5.279 134

    8. Cafic. Manizales 17.491 3.975 13.516 1.385 377 34.595 30.566 34.218 5.488 104

    9. Cooemcali 13.286 6.266 7.020 4.059 -129 7.315 4.508 7.444 8.370 132

    10. Coimp. Antioq. 12.113 4.085 8.028 2.155 -46 11.024 9.405 11.070 259 95

    11. Coagrometa 9.425 7.521 1.904 437 -892 9.520 7.908 10.412 20 32

    12. Cafenorte 8.855 3.978 4.887 600 -29 15.140 14-363 15.169 4.712 14213. Coopcafer. 8.696 4.191 4.505 299 -138 25.022 23.941 25.160 5.701 209

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    14. Coalcsar 8.552 4.957 3.595 775 153 11.284 9.227 11.131 184 90

    15. Coomunicipios 8.449 8.971 -522 383 -1326 16.795 7.155 18.121 124 63

    16. Coopenor 7.830 3.799 4.031 934 -167 28.708 27.045 28.875 4.401 87

    17. Cotrasur 7.806 5.689 2.117 369 482 7.000 4.524 6.518 185 140

    18. Caficentro 7.671 2.642 5.029 1.137 -30 23.273 21.407 23.303 2.188 180

    19. Coocafisa 7.407 2.484 4.923 785 839 16.896 14.372 16.257 3.352 74

    20. Consumo 7.284 4,192 3.092 104 378 29.198 28.010 28.820 10.542 32321. Cafioccidente 7.251 4.636 2.615 359 145 19.009 17.675 18.864 2.096 128

    22. Serviarroz 7.123 3.755 3.368 149 481 13.503 12.478 13.022 88 30

    23. Codegan 6.964 2.652 4.312 1.669 433 15.892 15.276 15.459 273 156

    24. Coopvencedor 6.959 4.061 2.898 479 -143 10.686 9.330 10.829 216 216

    25. Colacteos 6.625 3.471 3.154 365 675 15.191 15.238 14.516 331 260

    FUENTE: DANSOCIAL. CONFECOOP. PORTAFOLIO

    Pero adems de los logros anteriores, o mejor, como una proyeccin de stos, el

    cooperativismo colombiano, en algunas ocasiones acompaado por Fondos deEmpleados, emprendi en esta fase de su historia, el levantamiento de proyectoseconmicos de segundo y tercer piso, regional y nacional, que ampliaban ocomplementaban las actividades de las cooperativas primarias. La experiencia msnotable en este sentido es la de CORFUNCOOP (Seguros y servicios exequiales). EnAntioquia, en donde esta tendencia de integracin econmica cobro su mayor cuota, seestablecieron 7 proyectos de segundo grado.

    Todas estas cifras de crecimiento fueron el resultado del ejercicio de un modelo dedesarrollo cooperativo, configurado en su parte ms tcnica y organizacional, a partir de1980, y cuyo eje fundamental lo constituyeron operaciones financieras novedosas en elmarco de la experiencia cooperativa, tales como la captacin de terceros, CDAT, aperturade ahorro a la vista, cuentas bancarias, actividades fiduciarias y de seguros, y otras,realizadas a travs de estructuras bancarias y aseguradoras de propiedad cooperativa,las Cooperativas Financieras, bastin y novedad dentro del modelo, y las tradicionalescooperativas de Ahorro y Crdito que todava no se arriesgaban a la reconversin queestableciera la ley 79/88, pero que avanzaron en los procesos de modernizacinadministrativa.

    Las magnitudes del modelo se pueden observar en el siguiente cuadro comparativo delcrecimiento producido en el cooperativismo entre los aos 1980 y 1998, siendo el ao 80,el momento en el cual se inicia de una forma ms o menos slida, el levantamiento del

    perfil modernizante del modelo cooperativo financierista, con los desarrollos alcanzadospor la consolidacin de tres centrales o instituciones financieras de segundo piso(UCONAL, COOPDESARROLLO Y FINANCIACOOP), y como consecuencia de esto,crecimientos significativos en un buen nmero de cooperativas de Ahorro y Crdito, ascomo en algunas Multiactivas e Integrales. Las razones y causas de este comportamientose analizan en el captulo correspondiente a la Gnesis Histrica de la Crisis.

    CRECIMIENTOS DEL COOPERATIVISMO COLOMBIANO ENTRE AOS 1980-1998

    (Millones de pesos)

    VARIABLES 1980 1998 VARIACION

    Unidades 2.053 3.479

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    Asociados 1.078.000 1.962.715

    Activos 42.380 3.938.948

    Pasivos 27.900 2.182.047

    Patrimonio 19.760 1.756.901Captaciones N.D 5.585.000

    Excedentes N.D. 45.839

    Empleados N.D. 56.323

    Oficinas N.D. 2.821

    Fuente: Boletn Estadstico Dancoop, 1989. Informe Confecoop/98

    Los reflejos de algunas de esas variables en los comportamientos generales del procesoeconmico nacional, como se dijo antes, se pudieron observar en los consolidados

    empresariales que publicaciones especializadas realizan peridicamente, los cuales sondados a conocer semestral y anualmente. El significado del ingreso de algunasorganizaciones cooperativas a los selectos grupos de las cien empresas ms grandes delpas, de las empresas con ms ganancias, y otros escalafones que muestrancomportamientos macroeconmicos y/o sectoriales, no pudo pasar desapercibido paraalgunos analistas econmicos, tanto del cooperativismo como de los otros sectores,incluyendo el estatal, los cuales vieron como emergan en las columnas y filas de losconsolidados econmicos los nombres de unas unidades empresariales que hasta hacealgn tiempo no figuraban, pues mantenan su existencia en una especie de invisibilidadque se nombraba, en ocasiones, como un mundo aparte, casi extraeconmico. En elcuadro siguiente se indican algunos de estos reflejos

    UBICACIN DE ALGUNAS ENTIDADES COOPERATIVAS EN LOS CONSOLIDADOSEMPRESARIALES NACIONALES POR ACTIVOS, CAPTACIONES, GANANCIAS Y PATRIMONIO

    DATOS COMPARATIVOS 1989-90-97

    ENTIDADES 1989 1990 1997

    Coopdesarrollo No figura n.f. 94

    Uconal No figura n.f. 109

    Bancoop No figura N.f. 106

    Cupocrdito No figura n.f. n.f.

    Caja Popular No figura n.f. n.f.

    Coomeva No figura n.f. 125

    Coomeva EPS * No figura n.f. n. f.

    Colanta ** 53 54 55

    Entidad de propiedad de Coomeva en un 53%

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    ** Cooperativa de Produccin y comercializacin

    FUENTE:Revista Semana. Nmero 831. Abril 6 de 19998.

    En cuanto a la ubicacin de los tres bancos cooperativos en el escalafn bancarionacional, en el ao 1997, fue la siguiente:

    ENTIDAD 1997

    Coopdesarrollo 13

    Uconal 15

    Bancoop 16

    Fuente: Revista INTEGRACION FINANCIERA. ECONOMA Y FINANZAS. Vol. 13,

    Nmero 79. Agosto de 1997.

    Estas conquistas en el orden econmico, que colocaban la propuesta cooperativa comouna forma empresarial importante en el campo de las finanzas, fungiendo comoinstrumento idneo para manejar ahorro y crdito y para impulsar y/o participar en otrosnegocios relacionados con el tema financiero como los Seguros, el Leasing, las Fiducias,las Corporaciones de Ahorro y Vivienda, tuvo un resultado significativo, al configurar unaespecie de Sistema Financiero Cooperativo, que si bien no se fund bajo un esquemasustentado terica y tcnicamente y con una visin empresarial como conjunto y comomovimiento social y sistema empresarial, si dispuso de mecanismos operativos queretenan la riqueza cooperativa producida por el Acuerdo Cooperativo (los aportes

    sociales), y por la operacin financiera, con asociados y con terceros, al interior de uncircuito econmico propio, conformado por estructuras que autoabastecan con propiedadalgunas de las necesidades que en materia financiera se presentaban dentro del mundocooperativo y asociativo, sobre todo aquellas que estaban ligadas a procesos decrecimiento y consolidacin organizacional.

    Como se analiza en un captulo ulterior, esta especie de sistema financiero cooperativo,se organiz, estructur y oper en su fase ms slida, en funcin de un modelo dedesarrollo cooperativo financierista, que dio prioridad a asuntos y temas que erandefinidos y priorizados por los ms influyentes integrantes de la camarilla que se incrusten los centros de poder del cooperativismo (bancos, aseguradoras, fundaciones

    educativas, asociaciones departamentales y la confederacin); en estas definiciones y esapriorizacin se tomaron en cuenta premisas relacionadas con un proyecto decooperativismo que, finalmente, traicionaba los propsitos y la historicidad, as como ladialctica misma del movimiento cooperativo, como parte de una Utopa Social relevante,y cuyo significado estaba adherido entraablemente a propuestas de felicidad humana, dedemocracia social y econmica y de cultura solidaria. Al unsono estas premisas que seinscribieron dentro del pragmatismo capitalista, sin ningn sonrojo por parte de quieneslas asumieron y la pusieron en prctica, se vieron legitimadas por la juridicidad emanadadel Estado.

    Pronto, esta situacin de deformacin de la propuesta histrica cooperativa, comenz aprovocar el desvo en la aplicacin de los recursos obtenidos en el subsistema financierocooperativo, hacia actividades especulativas, y otras acciones reidas con la tica propiade las organizaciones solidarias, tales como: crecimientos exagerados de la fronda

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    burocrtica, subvencin de privilegios para los mximos dirigentes del movimiento,compra de activos inoficiosos y suntuarios, viajes costosos e inocuos, por lo menos paralas organizaciones y el sector cooperativo, y otras actividades que no dejaron ningn valoragregado al movimiento, pero si aadieron valores a las arcas de dirigentes yadministradores corruptos, adems de sumarle millas a su haber de viajero frecuente, con

    viajes continuos a eventos o reuniones fuera del pas.En general, entonces, la aplicacin de los recursos logrados por este subsistemafinanciero cooperativo no se orient hacia el desarrollo estratgico del movimiento, estoes, a su construccin sectorial y a la consolidacin de su autonoma poltica, social yeconmica; tampoco se existi la preocupacin por invertir parte de esa nueva riqueza(construida en parte con la acumulacin originaria cooperativa) en afianzar su presenciaen el sector real de la economa, y por el contrario, los excedentes obtenidos en estasubienda financiera, se aplicaron a generar crecimientos empresariales degeneradosque a la postre, fueron perjudiciales y nocivos para la salud, no slo de las empresascooperativas en particular, sino del movimiento en su conjunto, y condujeron a varias de

    las organizaciones comprometidas con el modelo, a su desaparicin.Por su lado, en el campo poltico, aunque no con el perfil debido y exigido por estadimensin propia de las organizaciones cooperativas, estos crecimientos producidos por yen el cooperativismo, se proyectaron y expresaron en la conquista de un lugar en lasestructuras en donde se toman decisiones de orden nacional, departamental y municipal;all fue considerado el movimiento como un factor importante en asuntos como el trazadode derroteros de desarrollo en programas que buscaban impulsar procesos departicipacin comunitaria y en la solucin de problemas como el desempleo, la escasaatencin sanitaria, el mantenimiento vial, la comercializacin agropecuaria, el impulso alas formas fami y micro empresariales. Esto se hizo evidente a travs de la presencia derepresentantes del cooperativismo en Mesas de Trabajo, Comisiones y Comits, que en

    los distintos niveles del Estado y de la Sociedad Civil se organizaron como parte de laspropuestas de participacin ciudadana, generadas antes y despus de la promulgacin dela Constitucin Nacional de 1991.

    Tambin dentro de esta dimensin poltica, y como consecuencia de los xitosalcanzados a nivel empresarial por el Cooperativismo, a este fenmeno de organizacinse le incluy en las agendas de los partidos y movimientos polticos, como elemento decampaa poltica, en primer lugar por su magnitud y fuerza asociativa, lo cual lo convirtien nicho de mercado electoral en el mbito de las regiones, los municipios ynacionalmente; pero as mismo, se le tuvo en cuenta en razn de que de alguna manera,las organizaciones de tipo autogestionario comenzaron a ser reconocidas como tcticas y

    estrategias para el desarrollo de algunos programas de gobierno. Uno de los efectos dealinderamiento del movimiento dentro de los procesos electorales y polticos, fue laparticipacin, en muchas ocasiones la eleccin, de dirigentes cooperativos que sesentaron en los centros decisorios, sobre todo en los Concejos Municipales y en algunoscasos en las Asambleas Departamentales.

    En el espacio cultural, como consecuencia del crecimiento alcanzado por algunassociedades cooperativas, la idea cooperativa se profundiz mucho ms en los imaginariosculturales y sociales de comunidades y grupos del pas, concebida como un mecanismode organizacin solidaria que, mediante una empresa asociativa y autogestionaria, eracapaz de crear soluciones a algunos de los problemas que en todo momento aquejaban

    las economas personales, familiares y productivas. Esta legitimidad y consenso moral delproyecto asociativo, an en medio de sus falencias, signific el acatamiento cultural de las

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    organizaciones ya creadas, as como de las que comenzaron a construirse al calor de losxitos obtenidos.

    En el espacio social, las cooperativas, en algunos casos, fueron entendidas y fungieroncomo estructuras de organizacin de la Sociedad Civil que hacan posible establecer unnuevo tipo de relaciones entre las personas y entre stas y la Sociedad Poltica y lascomunidades, sirviendo como instancia democrtica y de participacin para discutir,analizar y decidir sobre los procesos de las comunidades y grupos sociales.

    En general en la mitad de 1997, el cooperativismo se vio como un movimiento social noslo de envergadura, con coberturas de poblacin bastante significativas y conoperaciones comerciales de magnitud importante, sino que se inscriba como una especiede alternativa para enfrentar las falencias que por doquier se notaban en la vida del pas,sobre todo entre clases y grupos marginados del Mercado Capitalista. Pero estepanorama, en apariencia tan slido y optimista, encerraba una serie de situaciones que,como se ver ms adelante, cuando se entre de lleno en el anlisis de la crisis, incubabanprocesos y dificultades que finalmente, daran al traste, no slo con las expectativas que

    se generaron desde la bonanza del modelo que mostraba tantas conquistas, sino quepondran en duda la validez del proyecto cooperativo en general.

    Dos

    Al iniciar el ao de 1997, algunas seales de alarma se hicieron sentir dentro delmovimiento cooperativo nacional, provenientes de unas unidades empresarialescooperativas de carcter financiero que comenzaron a mostrar deterioros importantes ensus operaciones, como fueron los casos de COOFINANZA, en Antioquia, yAVANCEMOS, cuya sede principal estaba ubicada en la ciudad de Cali, pero que sehaba extendido con agencias y oficinas a varios departamentos del pas; finalmenteestas entidades fueron intervenidas y posteriormente liquidadas. Algunos dirigentes del

    modelo que vena mostrando tantos xitos, sintieron la sirena de alarma, y aunque sindejar de mostrar una cierta preocupacin, y desde un anlisis no muy profundo,concluyeron que era unos casos aislados, producto tal vez de errores administrativos,pues el modelo exitoso basaba sus logros a partir de la presencia de una gestinadministrativa eficiente y moderna.

    Pero en el segundo semestre del mismo ao, comenz un proceso acelerado de deteriorodel paisaje cooperativo, que fue arrasando irremediablemente con muchas de lasorganizaciones que en su momento fueron nombradas como paradigmas del modelo,dignos de imitar y seguir por parte de todas las entidades del movimiento. Intervencionesy procesos de liquidacin se fueron poniendo al orden del da en la cotidianidad del

    cooperativismo. Al finalizar este ao 97, del listado de las cooperativas exitosas se habanborrado o comenzado a disolverse, 16 entidades, que sumaron entre s, adems de unporcentaje significativo de los activos y el patrimonio cooperativos desaparecidos, unnmero inmenso de familias perjudicadas al perder la totalidad o parte de sus ahorros yde sus aportes sociales. La crisis ms profunda del cooperativismo en toda su historiahaba comenzado.

    Tres

    El ao 1998 fue el decisivo en la crisis del cooperativismo financiero, pues no slo secontinuaron afectando las cooperativas primarias, sino que dos bancos cooperativospasaron a formar parte de la lista de entidades cooperativas desaparecidas: Uconal,

    mediante la figura de la oficializacin, y Bancoop, a travs de la estrategia de laincorporacin a otro banco cooperativo, Coopdesarrollo; esto demostr a todas luces que

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    los das del modelo de desarrollo cooperativo basado en la operacin financiera estabancontados. Al terminar ese ao, y al iniciar 1999, 49 entidades cooperativas de primergrado y dos bancos cooperativos haban desaparecido o estaban a punto de hacerlo,llevndose gran parte del patrimonio construido a travs de una historia de ms desesenta aos de lucha y ahorro de trabajadores, profesionales, de micro, pequeos y

    medianos productores urbanos y rurales, de pensionados y jubilados. Segn el balanceconsolidado de las prdidas generadas por esta crisis al finalizar el ao 1999, el 44%,aproximadamente, del patrimonio cooperativo se haba diluido en un torrentoso ro dequiebras, intervenciones, fusiones e incorporaciones y liquidaciones que afectaron a lasorganizaciones ms dinmicas del modelo.

    Las cifras de la crisis, hasta la fecha de elaboracin de este documento, son lassiguientes:

    Entidades en liquidacin: 44

    Entidades intervenidas: 12

    Entidades incorporadas o fusionadas: 9Oficinas o sucursales cerradas: ms de 700

    Asociados y familias afectados: Ms de 1.350.000 en todo el pas.

    Ahorradores afectados: ms de 800.000

    Consolidado de Patrimonios perdidos: ms de dos billones.

    Consolidado de aportes sociales perdidos: Ms de 850.0000 millones

    Consolidado de captaciones afectadas: 656.173 millones de pesos

    A la fecha de edicin de este libro (en su versin impresa), estas cifras no eran an lasdefinitivas, por dos motivos: uno de ellos es la ausencia de una sistematizacin rigurosaen cuanto a las cifras de las distintas variables que han sufrido menoscabo comoconsecuencia de la crisis; por ejemplo: los patrimonios afectados no slo estn referidos alas cooperativas que ya han sido liquidadas, sino que debe tenerse en cuenta lospatrimonios de las organizaciones intervenidas, y las prdidas arrojadas en otrasentidades cooperativas que siguen firmes, pero que sufrieron graves prdidas por laquiebra de los bancos cooperativos.

    El otro motivo para no admitir como definitivas las cifras antes sealadas, es que sedeben sumar las generadas por 15 o ms organizaciones cooperativas que en el ao

    1999, y comienzo del 2.000 se incorporaron a la historia de la crisis, incrementando todaslas variables negativas de la misma; an a pesar que las vas escogidas por estasentidades para enfrentar la situacin crtica no fueron nicamente la intervencin oliquidacin, sino la de la fusin o la incorporacin, en las cuales de todas formas se dauna prdida en los campos poltico, econmico, cultural y social, y se afectan personas,grupos familiares o productivos, dado que la sola desaparicin de la organizacin a quese pertenece por fusin con otra entidad y por incorporacin, es ya una derrota importantepara el proyecto de vida de los asociados y sus familias y para el movimiento cooperativoy de Economa Solidaria.

    En este orden de ideas, estas acciones de fusionar o incorporar, llevan implcita una

    prdida del valor de los aportes sociales de los asociados, ya que esas estrategias seestn fundamentando en tesis de corte capitalista, que las sustentan y apoyan como una

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    manera de sanear las empresas, accin en la cual, los aportes sociales son la fuentefinanciera para cubrir los dficits y las deficiencias que colocaron en dificultades a lasentidades que emprenden este tipo de camino. Durante el ao 2.000, esta tendencia seacento, debido a la vigencia de la poltica del Estado en relacin con el cooperativismoque ejerce funciones financieras, la cual tiende a jalonar la reduccin del nmero de

    unidades que operan en este sector de la Economa, y a estrechar y especializar lavigilancia y control de sus actividades.

    Ahora bien, en el marco de estos procesos y dificultades que el cooperativismocolombiano ha estado atravesando en los ltimos aos, el Estado se vio obligado a tomarmedidas apremiantes que, en primer lugar, pusieran a salvo, hasta donde fuera posible,los dineros que entidades territoriales y empresariales estatales haban depositado enmuchas cooperativas, en distintos lugares del pas, y en segundo lugar, protegiera elahorro de las personas que confiaron en estas organizaciones asociativas para guardardineros por un tiempo prudencial. En ningn momento estas acciones jurdicas seenfocaron hacia el cuidado de las organizaciones como tal, ni hacia la proteccin de los

    aportes sociales y el patrimonio social, violando de manera flagrante el mandatoconstitucional que ordena el apoyo y la proteccin de las formas asociativas.

    En este tenor se han dictaron, entre otras normas, el decreto 798 de 1997, en el cual seprohiba la colocacin de dineros oficiales en entidades cooperativas, y el decreto 1688del mismo ao, mediante el cual se traslad la vigilancia de las cooperativas financierasdel Dancoop a la Superintendencia Bancaria. Luego vinieron otros decretos yresoluciones emanadas de la Superbancaria, Dancoop (hasta 1998) y la Supersolidaria (apartir de 1999), que fueron dndole cuerpo a una juridicidad intervencionista, que enltima instancia coloc al cooperativismo, en particular al de naturaleza financiera, frente auna marco jurdico de contornos endurecidos, intransigentes, y difciles de seguir, el cual,de alguna manera pasa por encima y desconoce, las legitimaciones constitucionales y

    otras legalizaciones que supuestamente protegen y avalan la operacin econmica ysocial de las entidades cooperativas; lo cierto es que todas esas normas lo que estnhaciendo es limitar el accionar cooperativo, castrndole su carcter de empresas decomunidad, llevndolo hacia racionalidades y lgicas operacionales que estn lejos de laspertinentes a las organizaciones de autogestin solidaria.

    Por ltimo, dos situaciones vinieron a completar el panorama de lo jurdico durante esteproceso de la crisis: por un lado, la Emergencia Econmica que apunt a profundizar laintervencin del Estado en todo el berenjenal que s haba formado en el sector financierogeneral, pero que result privilegiando de alguna manera al cooperativismo, al impulsarnormas parafiscales que permitieron captar recursos econmicos para paliar una parte de

    los daos causados por la crisis. Y por otro lado, se expidi la Ley 454 a finales de 1998,con la cual se pretendi impulsar un reordenamiento de jurdico para las acciones ypropsitos de aquellas organizaciones asociativas que se desempean en la Economa yen la sociedad, que tienen como fundamento la Autogestin comunitaria; dos fueron laspropuestas ms notorias de esta ley: en primer lugar, se reestructura la institucionalidaddel Estado que atiende lo relacionado con la Economa Solidaria, aboliendo el Dancoop, ycreando en su lugar dos nuevas instancias: el Departamento Administrativo de laEconoma Solidaria Dansocial, encargado del fomento del movimiento solidario, y laSuperintendencia de la Economa Solidaria Supersolidaria, responsable de la vigilanciade las actividades y desenvolvimiento de las organizaciones solidarias; en segundo lugar,esta ley propone el concepto de Economa Solidaria para nombrar a todas estas

    organizaciones asociativas; por lo dems, esta ley se mantiene dentro de los parmetrosde la tendencia intervencionista del Estado y da algunas puntadas ms en relacin con

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    modelo financierista, aunque generando confusin en cuanto a la vigilancia el controlsobre las entidades cooperativas.

    CuatroPero esta crisis que en cifras parece haber afectado nicamente al subsector financierodel cooperativismo, tuvo una dinmica que ha hecho extender los efectos a la totalidad delmovimiento cooperativo colombiano, lesionando a todas las modalidades cooperativas(precooperativas, cooperativas integrales, de trabajo asociado, de comercializacin,multiactivas, educacionales), y a las dems organizaciones que se acogen a loslineamientos de la Economa Solidaria, tales como los Fondos de Empleados y lasAsociaciones Mutuales, no slo porque muchas de ellas estaban articuladas al sistemafinanciero cooperativo como aportantes de capital social, ahorradores, cuentahabientes yusuarios de crdito del mismo, sino porque las quiebras, liquidaciones, las intervenciones

    y dems demostraciones de la crisis, hirieron de muerte el contenido y significado quetenan la idea cooperativa y el concepto de asociacin solidaria en los imaginariossociales y culturales de las personas, las comunidades y grupos sociales del pas.

    Lo anterior termin por generar un ambiente social negativo, que tendi a restarle fuerzaa toda aquella propuesta que incluya al Cooperativismo y a la Economa Solidaria comoalternativas idneas para construir soluciones a los problemas del desarrollo social yeconmico de las comunidades, y como componente estratgico en la definicin de lanueva arquitectura social y poltica de Colombia; lo anterior debido, sobre todo, a que lacrisis hizo evidente inconsistencias tericas, conceptuales, ideolgicas, de identidad, delos proyectos del movimiento, lo cual lo debilit para entrar a participar dentro de los

    procesos de paz y los dems que se estn desenvolviendo en el pas, en la bsqueda desoluciones estratgicas la problemtica que afecta a las grandes mayoras colombianas.

    De acuerdo al anterior orden de ideas, la hiptesis en cuanto a la superacinestratgica de la crisis que hoy atraviesa el cooperativismo nacional, es que sudiseo y ejecucin debe comprometer tres acciones indelegables, conexas,simultneas e inevitables: Alejar del anlisis y la gestin de los procesosposteriores a la crisis, el fantasma de la impunidad que siempre acompaa enColombia a todos los hechos de corrupcin; realizar un anlisis integral de la crisis,tratando de poner al descubierto su gnesis histrica, sus consecuencias y la pedagoga involucrada en esta etapa de dificultades; y finalmente, trazar losderroteros que deben guiar el desarrollo del movimiento cooperativo y de la

    Economa Solidaria en el presente siglo XXI.La primera de estas acciones tiene que ver con impedir que la impunidad se aduee delproceso y la dinmica de la crisis, ocultando las responsabilidades y las culpabilidades dequienes decidieron, (en algunos casos impusieron) y dirigieron el diseo y eldesenvolvimiento del modelo de desarrollo cooperativo que hoy se derrumba; esnecesario que se haga claridad y se condene, penal y moralmente, utilizando lasherramientas jurdicas que existen, a quienes no slo se apropiaron de las estructuras yprocesos decisorios cooperativos, sino que de una forma perversa los pusieron a suservicio, corrompiendo el proyecto cooperativo, articulndolo a la corrupcin poltica y alnarcotrfico, y enriquecindose ilcitamente, como lo demuestra el crecimiento patrimonial

    desmesurado, personal y familiar, de algunos dirigentes y funcionarios cooperativos.Cerrar el paso a la impunidad es posibilitar una recuperacin rpida y necesaria de

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    la identidad social y de la historicidad y trascendencia del cooperativismo.

    En este sentido, lo acontecido en el marco de los procesos decisorios que desembocaronen la crisis, no puede ser considerado nicamente como un simple error administrativo,sino que es preciso reconocerlo, en algunos casos, como un acto consciente de

    irresponsabilidad anti-tica en la gestin de las organizaciones de primer grado y en lasentidades bancarias cooperativas; all, en las Juntas de Directores, en los Consejos deAdministracin, en la Juntas de Vigilancia y en las Revisoras Fiscales, y en la Gerencias,se saba que concentrar los riesgos, que no establecer los mecanismos ms idneos parael control de cartera; que adquirir activos fijos inoficiosos e improductivos, que facilitar losautoprstamos entre los dirigentes, que incrementar la burocracia y los gastos suntuariosen viajes y hoteles costosos, era colocar a las organizaciones en grave peligro, ademsde ser expresiones de una deformacin perversa del proyecto cooperativo, pues elmovimiento constituye una propuesta colectiva, empresarial y organizativa, en la cual losobjetivos y propsitos estn en relacin con las expectativas e intereses de la Comunidadque lo conforma.

    En este mismo orden de ideas, dentro de ese sealamiento de culpabilidades yresponsabilidades en relacin con la difcil situacin por la que atraves y estatravesando el movimiento cooperativo nacional, se hace imperativo insertar un anlisiscrtico del papel desempeado por el Estado en la gnesis y el desarrollo de la crisis,pues para nadie es un secreto que como expresin de ese carcter de estructura marginaly complementaria que el Estado les imprimi desde siempre a las organizaciones y almovimiento cooperativos, las instancias, los procesos y los procedimientos de fomento,apoyo, vigilancia y control que cre y desarroll el rea estatal, estuvieron cargados denegligencias y en muchos casos de alcahuetera, que cohonestaron peligrosamenteconductas anmalas en muchas organizaciones, sobre todo en aquellas que emergan

    con ciertos niveles de poder econmico, las cuales estaban dirigidas por los mximosdirigentes del movimiento.

    La segunda accin a ejecutar est vinculada con un proceso integral de anlisis de loacontecido, que permita poner al descubierto la gnesis de la crisis en todas susdimensiones, de tal manera que se haga posible iniciar un trabajo de refundacin delcooperativismo, a partir de lecturas nuevas y originales, que tienen que estar articuladasa nuevas tendencias globales de desarrollo econmico (globalizacin de la EconomaSolidaria); esa articulacin debe ser elaborada a partir de las racionalidades econmicas,las lgicas operacionales y la teora propias de las empresas y organizaciones cuyosfundamentos son la Comunidad y el Trabajo, entendidos, como los Factores Econmicos,

    que abren mltiples posibilidades de desarrollo alternativo a niveles local y regional. Leery reflexionar la crisis jalonar la construccin de un cooperativismo estructurante,tejido dentro de la estrategia de la Economa de Solidaridad o Economa Solidaria.

    La tercera accin se desprende de la segunda, y compromete el sealamiento de laslneas gruesas de pensamiento y accin, que a manera de derroteros bsicos, debenorientar las decisiones y las experiencias futuras del movimiento cooperativo y de laEconoma Solidaria, en funcin de su alternatividad y de la construccin de la nuevacivilizacin econmica y social, en el pas y en el mundo.

    Este documento se orienta hacia la segunda y tercera de estas acciones, es decir: en unaprimera pista, busca hacer una lectura interpretativa de la crisis en todas sus

    dimensiones, haciendo nfasis en dos elementos cruciales: en el carcter estructural de lacrisis, y en la urgencia de destacar la pedagoga de la misma.

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    Para desarrollar el primer elemento se acudir a la demostracin de la hiptesis deque la presente crisis es estructural y est referida a un Modelo de DesarrolloCooperativo que si bien se configur en sus formas mas acabadas a partir de 1980,su gnesis se ubica desde el inicio mismo de la experiencia cooperativa en el pas;el fundamento principal de este modelo estuvo ubicado en la modernizacin empresarial

    de las cooperativas, comenzando por aquellas unidades que se ocupaban de asuntosfinancieros.

    Para desenvolver el segundo elemento se acudir a los planteamientos doctrinarios y deteora econmica cooperativa, para indicar que la crisis debe entenderse como unespacio pedaggico desde y en el cual es factible recuperar unos elementoshistricos fundacionales y elaborar un discurso contundente acerca delcooperativismo, pero concebido dentro de las perspectivas conceptuales y tericasde la Economa Solidaria, la cual se constituye, en el marco de las prcticas socialesactuales, como parte fundamental de una nueva civilizacin poltica, cultural y econmica,y como la alternativa estratgica que va poner en escena a la Comunidad y al Trabajo,

    como factores vitales de un nuevo modelo de desarrollo, basado en la Autogestin y laCooperacin, y cuyo foco estar ubicado en el mejoramiento significativo de la calidad devida de las personas y de toda la persona, mejoramiento que no es otra cosa que eldesarrollo y actualizacin de las necesidades axiolgicas y existenciales, y de losderechos fundamentales.

    La segunda pista se centra en el desarrollo de la propuesta de accin y deconocimiento que debe regir la marcha de las organizaciones autogestionarias enparticular, y de la Economa Solidaria en general, en el presente siglo XXI, de cara a losretos que se desprenden de la dinmica del escenario que debe construirse comoresultado de la crisis del modelo capitalista en su versin globalizante, que con Elindividualismo extremo del economicismo neoliberal tiende a disolver al mximo la nocin

    de mundo comn, justo cuando la globalizacin econmica que impulsa, y la crisisecolgica que incuba, unen de forma ms estrecha que nunca el destino de todas lasnaciones. (2)

    En este orden de ideas, el presente siglo XXI aparece entonces como un escenario en elcual el reto histrico va a estar constituido por las exigencias derivadas del proceso deconstruccin de una nueva civilizacin, y obviamente, de una nueva economa, centradaen el ser humano y las comunidades, y en la cual los procesos econmicos, bajo unestatuto solidario, estarn al servicio de ste y de aquellas, procurando establecer unasrelaciones sociales basadas en la solidaridad, la cooperacin y otros valores ticos quepermitan el despliegue de todas las potencialidades inherentes a las personas.

    El planteamiento anterior establece claramente que este libro configura su contenidodesde un deslinde radical con las lecturas y anlisis que pretenden achacar la crisis a lasdeterminaciones exgenas fatales, dicen estos discursos, provenientes de las fuerzas delsistema econmico global, lo cual no es totalmente cierto, pues en rigor, si bien la crisisdel modelo global, afect necesariamente a la economa nacional en su conjunto, incluidoun eslabn dbil de esa economa, el cooperativismo en su versin financiera, no fueronestas fuerzas el detonante final de la hecatombe que afect al cooperativismo, sino quetambin entran en juego factores endgenos, propios de la naturaleza y dinmica delmovimiento, tales como las tendencias predominantes dentro del cooperativismo, que locondujeron a una aceptacin sin beneficio de inventario, de las tesis y las propuestas

    empresariales capitalistas, adobadas con conductas de corrupcin, burocratismo,deficientes procesos de gestin y direccin de las unidades econmicas solidarias,

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    deformacin de la integracin y la intercooperacin, y otros aditamentos negativos que, enltima instancia, si fueron la gota que lleno la copa, y devino la crisis.

    Por lo dems, estas posturas de anlisis de la crisis son por lo menos falaces, pues laverdad es que si bien las fuerzas exgenas inciden en los procesos particulares desistemas de organizacin econmica como el cooperativismo, esta incidencia pudo sercontrolada y/o minimizada si el modelo de desarrollo cooperativo se hubiese construidocon base en otras premisas ms pertinentes, fundadas en los elementos de doctrina eideologa que identifican al movimiento, y con una rigurosa teora econmica especficaque diera cuenta de lo cooperativo, entendido como un fenmeno de organizacionesempresariales autogestionarias, cuyos factores econmicos predominantes son laComunidad y el Trabajo; pero esto slo hubiera sido posible si la dirigencia y losfuncionarios directivos que estuvieron al frente del proceso del modelo, hubieran sido msconsecuentes con los objetivos del movimiento, echando a un lado sus interesespersonales y sus inclinaciones a acomodarse a las tendencias hegemnicas de laeconoma y en la sociedad para disfrutar de ciertos privilegios de orden social y

    econmico.Cinco

    Los factores, estructuras, relaciones y procesos que convergen en la organizacin de losseres humanos para la produccin, distribucin, consumo y acumulacin de los bienes yservicios que sirven para satisfacer, actualizar y desarrollar las necesidades y losderechos fundamentales que les competen por su naturaleza, configuran el perfil quecaracteriza a cada una de las distintas sociedades que a travs de la historia han servidocomo escenario para la vida de hombres y mujeres, y en las cuales han encontrado allsu felicidad o su tragedia; es decir: su realizacin plena, o la derrota de los sueosconstruidos individual y colectivamente.

    Ahora bien, en cada sociedad o proyecto societario, se conjugan como componentescuatro dimensiones fundamentales: La poltica, la cultural, la social y la econmica.

    Lo poltico (como el proceso decisorio, el pensamiento y las estructuras que orientan lamarcha social hacia los objetivos que interpretan anhelos y necesidades de loscomunitarios y las comunidades); lo cultural (que explica y nombra como conocimiento ycomportamiento las interpretaciones y lecturas de la realidad que permiten intervenir enlos procesos de la misma); lo social (que se manifiesta y concreta a travs de los tejidosorgnicos que arman y proyectan la energa comunitaria en el juego de las relacionessociales), y lo econmico (que se evidencia en los modos de producir, distribuir,consumir y acumular bienes y servicios en funcin de las necesidades y derechos de las

    personas y de toda la persona).Estos cuatro componentes de la vida de los seres humanos, se articulan y relacionan demanera especfica, dando lugar a la aparicin de modelos distintos de organizacin ydesarrollo de las comunidades, que se fundan en concepciones e imaginarios sobre larealidad y en los intereses y objetivos de las personas. Como lo enuncia EduardoSarmiento Palacio, ... En la prctica un modelo econmico parte de la base de una seriede postulados tericos y empricos y sobre esas bases define las caractersticas centralesque debe cumplir una economa para lograr los grandes objetivos nacionales (3), que noson otros que aquellos que tienen que ver con organizar, orientar y aplicar los recursosnaturales y sociales para el desarrollo de las necesidades y derechos fundamentales detodas las personas y de toda la persona; o en otras palabras: para construir y distribuirfelicidad humana.

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    Un Modelo de Desarrollo, es una forma de articulacin de los factores, relaciones yprocesos de l