Convivencia e Ignacianidad
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Criterios orientadores para la Convivencia Escolar que promueva la formación integral
Documento de Trabajo N° 3
Octubre 2012
Compañía de Jesús
1
Introducción
“Vivir es desvivirse en el convivir para que el otro tenga vida. Esta opción es invitación divina y
responsabilidad humana”1.
En el contexto de debate nacional en que asegurar una educación de calidad para todos se ha
convertido en una demanda social ampliamente apoyada por la ciudadanía, la convivencia al
interior de los colegios ha pasado a ocupar un lugar importante en el ámbito de interés y
noticioso de nuestra sociedad; y ello está especialmente relacionado con la conciencia que
hoy, no sólo los educadores, tienen acerca del positivo impacto que una buena convivencia
tiene en el logro de los aprendizajes, sino en la amplia conciencia de cuánto ésta contribuye a
la formación personal y ciudadana de los niños, niñas y jóvenes de nuestro país.
Por otra parte, las diferentes manifestaciones de violencia (física, psicológica y sexual) están
siendo cada vez más visibles y por lo mismo, denunciables. Los colegios se han visto en la
obligación de revisar sus manuales de convivencia y actualizarlos según la normativa
legislativa actual. Implícitamente se han ido instalando desde las políticas gubernamentales
modos de concebir la Convivencia que para nosotros son importantes de reflexionar:
enfrentar la convivencia desde una perspectiva normativa-punitiva y enfrentar la convivencia
como anticipación de la convivencia social que queremos para el país. Si la opción es por la
primera perspectiva, el énfasis estará puesto en el reglamento escolar y la Ley de Violencia
Escolar. Por el contario, si se opta por la segunda perspectiva, el debate, las reflexiones y
acciones de los colegios estarán dirigidas a elaborar y desarrollar una visión de ciudadano/a,
democracia y país que aporte a la construcción de una “sociedad justa y solidaria” (PE n°39).
Como colegios ignacianos, nuestra visión de Convivencia escolar está orientada a la formación
ciudadana, la participación, el respeto, el reconocimiento de los deberes y derechos y la
responsabilidad personal. Por ello, buscamos desarrollar en nuestros estudiantes la
“habilidad para participar activamente de la actividad socio-política y promover una
convivencia que respete la dignidad humana” (MAFI, 3.1).
Buscando contribuir a este propósito, compartimos que la Convivencia es un ámbito
fundamental para el desarrollo integral de los estudiantes porque aporta a “que cada niño,
1 Centro de Ética Universidad Alberto Hurtado (2001). Tolerancia o respeto. Informe Ethos. 2
niña o joven pueda alcanzar su desarrollo espiritual, ético, moral, afectivo, intelectual,
artístico y físico, mediante la transmisión y el cultivo de valores, conocimientos y destrezas”2.
Es con-viviendo donde nuestros estudiantes viven “el respeto y valoración de los derechos
humanos y de las libertades fundamentales, de la diversidad multicultural y de la paz, y de
nuestra identidad nacional, capacitándolos para conducir su vida en forma plena, para
convivir y participar en forma responsable, tolerante, solidaria, democrática y activa en la
comunidad y para trabajar y contribuir al desarrollo del país”3.
Lo anterior lo asumimos en concordancia con el proyecto Humanizador de la Iglesia, desde
nuestra pedagogía en diálogo, “que se caracteriza por asumir a la persona-en-situación” (PE
N° 33), pues nuestro compromiso es ofrecer a nuestros niños, niñas y jóvenes una educación
integral, que les posibilite “ser hombres y mujeres conscientes, capaces de trascender, agentes
de cambio y protagonistas de su circunstancia” (PE N°36).
Desde esa perspectiva, se hace necesario incluir en el compromiso por una convivencia
pacífica, solidaria y participativa a todos quienes tienen influencia o algún tipo de impacto en
el conjunto de la formación de niños, niñas y jóvenes, de tal modo que sea la comunidad
escolar, que de alguna manera también son “personas-para-y-con-los-demás”, quien asuma la
tarea de crear un ambiente sano y fecundo que haga posible construir, en conjunto, una
cultura de paz y de participación responsable y solidaria.
Desde una perspectiva integral, humanizadora, participativa y cristiana, ¿cómo hacer de
nuestras comunidades educativas comunidades evangelizadoras?, ¿cómo encarnar nuestra
vocación a constituir una sola familia y tratarnos con espíritu de hermanos4? Creemos que en
su modo de convivir, Jesús nos muestra el camino, y siguiendo su modelo nos gustaría
invitarlos a reflexionar sobre los modos de convivencia que tenemos en nuestros colegios.
El presente documento es fruto de la discusión de los homólogos de Orientación sobre la
necesidad de contar con información que oriente la forma de concebir y enfrentar la
Convivencia con foco en la formación integral de nuestros estudiantes. Tiene como objetivo
alimentar la reflexión que se realiza constantemente en las comunidades educativas respecto
a sus reglamentos, normativas, modos de relacionarse y énfasis que dan a los distintos
2 Ley 20.370. Ley General de Educación. LGE. Artículo 2°. 12/09/2009.3 Op.cit.4 Constitución pastoral. Gaudium et spes. N°24. Concilio Vaticano II.
3
programas de desarrollo personal. Para ello, se presentan algunos enfoques teóricos acerca de
la Convivencia Escolar y su conceptualización desde los aprendizajes integrales para luego
invitarlos a reflexionar sobre su realidad educativa en este contexto. Al final se propone un
modelo de formación para la Convivencia Escolar con identidad ignaciana y estrategias de
mejoramiento de la propuesta curricular actual a la luz del Mapa de Aprendizajes para la
Formación Integral.
4
Enfoques Teóricos acerca de la Convivencia Escolar
2.1. Enfoque de la Convivencia Escolar y Comunidad Educativa
“Entendemos por convivencia la potencialidad que tienen las personas para vivir con otras en
un marco de respeto mutuo y de solidaridad recíproca. La Convivencia Escolar se genera en la
interrelación entre los diferentes miembros de la Comunidad Educativa de un establecimiento
educacional que tiene incidencia significativa en el desarrollo ético, socio-afectivo e intelectual
de las y los estudiantes. Esta concepción no se limita sólo a la relación entre las personas, sino
que incluye las formas de interacción entre los diferentes estamentos que conforman la
Comunidad Educativa, por lo que constituye una construcción colectiva y es responsabilidad
de todos quienes participan del proceso educativo”5.
La Comunidad Educativa es un espacio privilegiado para aprender a vivir con otras personas.
La primera experiencia sistemática y continua de convivencia social se vive y se experimenta
en el colegio. La participación, la capacidad de escuchar y compartir opiniones hacen de este
espacio, un lugar de vivencia y de práctica democrática, donde ‘aprender a convivir’ es un eje
central.
Es por ello que se transforma en un modelo para el aprendizaje de la convivencia, la
formación ciudadana y el ejercicio de valores de respeto, tolerancia, no discriminación y
democracia. A través de la vida escolar, del estilo de convivencia que cada estudiante
desarrolla con cada uno de los miembros de la comunidad educativa, en las aulas, patios,
excursiones, asambleas, debates, se van transmitiendo modelos, conscientes o inconscientes,
cargados de valores que con posterioridad el estudiante discernirá. Por eso es tan importante
que la misión declarada en cada Proyecto Educativo Institucional se haga cargo de estos
objetivos formativos y contenga el diseño de los procedimientos que permiten alcanzarlos.
De allí que la responsabilidad por la convivencia en el establecimiento educacional y en el
entorno de éste, sea de todos quienes participan de la Comunidad Educativa, su inclusión
“ayudará a construir con la comunidad buenas normas de convivencia, estatutos, reglamentos,
modos de interacción… u otros instrumentos que tiendan a crear un ambiente sano y fecundo.
5 MINEDUC (2010). Conviviendo Mejor en la escuela y en el liceo. Pg. 14)
5
Pero, sobre todo ayudará al cultivo de la justicia en las relaciones interpersonales, el mutuo
aprecio, la honestidad, la caridad fraterna, el ejercicio dialogante y acogedor de la autoridad, la
solidaridad con los más débiles y la cooperación concreta y oportuna”(PE N° 45).
2.2. Enfoque centrado en la prevención de la violencia escolar
Este enfoque se centra en el alumno o alumna como protagonista de situaciones violentas, en
particular situaciones de intimidación6. La investigación sobre el origen de la violencia apunta
en estos casos al diseño de propuestas preventivas en la identificación de factores de riesgo y
acciones de protección dentro de la institución escolar. Esta línea de investigación, hace un
valioso aporte desde la perspectiva ecológica del fenómeno, basada en su naturaleza compleja
y sistémica, situando la mirada sobre los factores de riesgo y protección.
En la escuela se mencionan factores protectores como las normas generales y los planes de
enseñanza eficaces que fomenten actitudes y comportamientos no violentos y no
discriminatorios. Se ha demostrado que los altos niveles de cohesión social tienen un efecto
protector contra la violencia en la comunidad.
Se han desarrollado programas para prevenir la violencia desde las relaciones que se
establecen en la escuela, poniendo el foco en programas específicos contra el acoso entre
iguales (“bulling” o “matonaje”), programas escolares de prevención de la violencia
(entrenamiento en resolución de conflictos) y programas de cooperación y construcción de la
no-violencia (aprendizaje cooperativo y el currículum de la no-violencia).
2.3. Enfoques centrados en educación para la paz, educación en valores y resolución de conflictos
La educación para la paz surge tras la segunda guerra mundial, al alero de los movimientos
pacifistas con la idea de formar a las nuevas generaciones en una “cultura de paz” que les
permitiera a los hombres resolver los conflictos y diferencias mediante el diálogo, la mutua
comprensión y la valoración de la diversidad.
Este enfoque de educación para la paz es fundamentalmente educación en valores, y se enlaza
con las corrientes de educación orientadas al conocimiento y ejercicio de los derechos 6
6
humanos, educación ética y cívica, educación para una ciudadanía democrática, etc. Su foco
está puesto en formar a los alumnos en torno a la convivencia pacífica y democrática, los que
se concreta fundamentalmente a través de programas para la resolución no violenta de
conflictos.
El conflicto no tiene que ser necesariamente considerado negativo, ni comportar destrucción
u odio. Por el contrario, el elemento central en la aproximación de Gandhi al conflicto reside
en el hecho de ser considerado como un “un don, una gran ocasión, potencialmente un
beneficio para todos”7.
Esta línea de investigación permite la identificación y formación en torno a las competencias
psicosociales que se requieren para resolver los conflictos (conocimiento de sí mismo,
autoestima, manejo de sentimientos y emociones, empatía, respeto y confianza, aprecio de la
diversidad, toma de decisiones, comunicación asertiva, cooperación y colaboración, etc.); y
permite el desarrollo de estrategias y metodologías para su abordaje mediante
procedimientos de arbitraje, mediación y negociación.
La UNESCO propone una “Matriz de Indicadores sobre Convivencia Democrática y Cultura de
la Paz” que permite a los colegios gestionar y evaluar las dimensiones que se deberían
considerar en programas de convivencia democrática y cultura de paz. La matriz distingue
tres niveles de observación e intervención escolar: a nivel de aula, a nivel de escuela y a nivel
de la relación de la escuela con el espacio sociocomunitario.
El siguiente cuadro muestra las áreas de intersección entre las dimensiones de análisis y
niveles de intervención:
7 Galtung, 1987 en Jares, X. (2002). Aprender a convivir. Revista Interuniversitaria de Formación de Profesorado, 44. Pg. 82.
7
Niveles de
observación
Espacio curso/aula Espacio comunidad
escolar
Espacio
sociocomunitario
Dimensiones de
análisis
Indicadores Indicadores Indicadores
El ejercicio del
liderazgo
procura compromiso
responsable y
colaboración en pos
de un proyecto
compartido.
La organización y
participación
estudiantes se dan en
torno a metas
compartidas de
aprendizaje y de
convivencia, apoyados
y guiados por su
profesor tutor y el
aporte padres y/o
apoderados.
El centro educativo
se organiza y crea las
condiciones y mecanismos
para favorecer la
participación de todos
en la construcción de
un proyecto educativo
democrático e inclusivo.
El centro educativo
desarrolla una política
de puertas abiertas a
la comunidad local,
incorporando los aportes
de ésta a la formación
de sus estudiantes y
constituyéndose en un
centro de formación
y desarrollo para la
comunidad.
Los procesos de
E-A
favorecen el
desarrollo de
competencias
socioafectivas y éticas
tanto en los
contenidos,
las prácticas
pedagógicas
y los estilos de
convivencia.
Los procesos de E-A y
la relación pedagógica
apuntan al desarrollo
de competencias
socioafectivas y éticas,
estimulan el
aprendizaje
y provee los apoyos
necesarios para que
todos aprendan y
participen.
La labor colectiva del
centro, la formación y
trabajo colegiado del
profesorado y equipo
directivo favorece el
desarrollo de
competencias
socioafectivas y éticas de
su alumnado y asegura los
apoyos necesarios para el
aprendizaje y la
participación de todos.
La escuela coordina las
alianzas con la
comunidad y servicios
socioeducativos de apoyo
a los estudiantes con
dificultades, para que
éstos desarrollen
experiencias de
aprendizaje y
responsabilidad social en
su comunidad.
El clima de
relaciones, las
normas de
convivencia y
disciplina se
construyen
desde una perspectiva
formativa.
El clima de cuidado y
relaciones de justicia en
el curso, es
consecuencia del
consenso en torno a
valores compartidos,
normas de de
convivencia, y
desarrollo de
capacidades para la
La labor colectiva del
centro, la formación y
trabajo colegiado del
profesorado y equipo
directivo previene y
resuelve problemas de
violencia y propicia un
clima de buen trato y
resolución pacífica de
conflictos.
El centro educativo
establece alianzas con
servicios externos para
la recreación y desarrollo
cultural de la comunidad
educativa, y para la
prevención y atención de
problemas de conducta,
violencia y riesgo social,
de los estudiantes y sus
8
resolución pacífica de
conflictos.
familias.
Convivencia como Aprendizaje
“La convivencia es un contexto para el aprendizaje y al mismo tiempo conforma el texto de
éste: las habilidades que contribuye a formar. Estas se constituyen en habilidades colectivas e
individuales: las queremos para la conformación de la convivencia de la institución educativa
y como construcción individual de cada miembro de ésta, el que a su vez, al ponerlas en
práctica en el colectivo, enriquece a la comunidad”8.
Todos los enfoques antes descritos tienen como finalidad desarrollar habilidades y actitudes
en los estudiantes. Por lo tanto, se deben intencionar aprendizajes en el currículum que
contribuyan al desarrollo socioafectivo y moral en pos de una mejor convivencia.
Entendemos aprendizaje como una construcción del sujeto que aprende. Es el propio niño,
niña o joven el que reconoce, significa, se apropia, jerarquiza, discierne y actúa siguiendo un
curso propio. El aprendizaje debe unir el contexto, la experiencia, la reflexión y la acción, en
un movimiento que se despliega a través de la exploración, el juego, la experiencia y el ensayo,
por nombrar algunas expresiones. El carácter constructivo de los aprendizajes se vincula al
desarrollo de competencias, que conjugan la dimensión cognitiva, ética y procedimental.
8 Banz, C. (2008). Convivencia Escolar. Documento Valoras UC. Pg. 4. 6 Calvo, A. y Ballester, F. (2007). Acoso Escolar: procedimientos de intervención. EOS Gabinete de Orientacion Psicológica.
9
Preguntas para la reflexión en la comunidad escolar
Los antecedentes antes descritos nos permiten hacer un diagnóstico de nuestra realidad. Considerando que todo discernimiento que realizamos en el colegio debe lograr descifrar la presencia y la voluntad de Dios en todo lo que hacemos y proponemos, les sugerimos algunas preguntas para discutir sobre sus propuestas formativas en Convivencia Escolar:
¿Distinguimos un enfoque teórico en la elección de programas, establecimiento de normas y modos de relacionarnos?
¿Estamos conscientes de las implicancias que esta elección tiene en el modo de convivir en nuestro colegio?
¿Qué enfoque consideramos más cercano a nuestra comunidad, Proyecto, cultura y valores?
¿Declaramos los aprendizajes que queremos favorecer para que nuestros niños, niñas y jóvenes convivan en un clima de tolerancia, amor, respeto y colaboración?
¿Evaluamos nuestra propuesta curricular en función de los aprendizajes declarados?
¿Contamos con indicadores para ir evaluando los logros de nuestras estrategias en Convivencia Escolar?
¿Incluimos los aprendizajes integrales (MAFI) en nuestras estrategias en Convivencia Escolar?
¿Qué preguntas, inquietudes o necesidades surgen de la lectura?
¿A qué nos mueve?
10
Modelo de Formación para una Convivencia con Identidad Ignaciana
Una vez realizado un discernimiento que permita reconocer la presencia del espíritu en el
modo de convivir que queremos potenciar en el colegio, les presentamos una propuesta para
ir organizando la Convivencia Escolar bajo un prisma ignaciano que tenga como foco, la
formación integral del estudiante.
Para nosotros, el foco en la experiencia de educar es la persona que crece, por eso optamos
por un “Currículum Humanista Centrado en la Persona” (PE N° 61) y desde esta opción
buscamos intencionar en la convivencia el amor por cada persona y el respeto por su
dignidad, la cultura de la paz, el afrontar los conflictos con el diálogo y el acuerdo, adquirir
una cultura democrática y ciudadana para desarrollarse en libertad y ejercer los deberes y
derechos con responsabilidad, la participación activa y crítica y el comportamiento ético con
todos los grupos a los que pertenece.
En nuestros currículos se articulan de modo ordenado las regulaciones oficiales del Ministerio
de Educación y la opción curricular de la REI, haciendo posible que las orientaciones respecto
a la Política de Convivencia que el Ministerio ha desarrollado para el país, dialoguen con
nuestro Mapa de Aprendizajes para la Formación Integral (MAFI) y se expresen en la creación
del “Manual de Convivencia Escolar” y en los programas de desarrollo personal que cada
colegio ha de elaborar y, como todo proceso de diseño curricular, evaluar y actualizar
regularmente.
Algunas consideraciones para la elaboración, evaluación y actualización de nuestros
manuales, reglamentos internos, modos de relacionarnos y programas:
1. Jesús, ideal humano y modelo de relación con los hombres
“Desde el punto de vista cristiano, el modelo de la vida humana —y por consiguiente el ideal
del individuo educado humanamente— es la persona de Jesús. Jesús nos enseña con su
palabra y ejemplo que la realización de nuestra plena capacidad humana se logra en definitiva,
por nuestra unión con Dios, una unión que se busca y se alcanza en la relación amorosa, justa
y compasiva con nuestros hermanos. El amor de Dios, entonces, encuentra su verdadera
expresión en nuestro diario amor al prójimo, en nuestro cuidado compasivo de los pobres y
11
los que sufren, en nuestra preocupación profundamente humana por los demás como pueblo
de Dios. Es un amor que da testimonio de fe y se expresa a través de la acción en favor de una
nueva comunidad de justicia, amor y paz”9.
2. Ayudar a respetar y comprender a otros
“La educación en la fe y a favor de la justicia comienza por el respeto a la libertad, al derecho y
la capacidad de los individuos y de los grupos humanos para crear una vida diferente para sí
mismos.
Esto significa ayudar a los jóvenes a comprometerse en el sacrificio y la alegría de compartir
sus vidas con otros. Y sobre todo ayudarles a descubrir que lo que realmente deben ofrecer, es
lo que ellos mismos son más que lo que tienen. Significa enseñarles que su mayor riqueza es
comprender a otras personas. Significa acompañarles en su propio camino hacia un mayor
conocimiento, libertad y amor”10.
3. El ambiente colegial es decisivo para educar en valores
“Recientes estudios sobre las escuelas católicas destacan la importancia de un ambiente
positivo en la escuela. En el pasado, las mejoras de la educación religiosa y los valores se han
promovido a base de implantar nuevos programas, medios audiovisuales y buenos libros de
texto. Todas estas mejoras consiguen ciertos resultados. Pero en general logran mucho menos
de lo que prometen. El ambiente general del colegio puede muy bien ser la condición previa y
necesaria para que una educación en valores pueda incluso llegar a comenzar, y pone de
relieve la necesidad de prestar mucha más atención al ambiente o clima escolar en el que está
teniendo lugar el desarrollo moral y la formación religiosa del adolescente. Concretamente, la
preocupación por una enseñanza de calidad, la verdad, el respeto a los demás a pesar de las
diferencias de opinión, la cercanía, el perdón y algunas manifestaciones claras de la creencia
de la institución en lo trascendente, suelen caracterizar a los ambientes escolares que intentan
lograr un desarrollo integral humano”11.
9 Pedagogía Ignaciana: un planteamiento práctico (1993). N° 16.10 Op.cit. N° 18. 11 Op.cit. N° 40.
12
4. La relación profesor alumno
“Un colegio ignaciano debe ser una comunidad de fe, en la que prevalezca una auténtica
relación personal entre profesores y alumnos. Sin esa relación se perdería prácticamente gran
parte de nuestra genuina fuerza educativa, ya que la verdadera relación de confianza y
amistad entre profesores y alumnos es necesaria como condición indispensable para avanzar
de alguna manera en el compromiso con los valores. Por consiguiente la «alumnorum cura
personalis», es decir, el amor auténtico y la atención personal a cada uno de nuestros
estudiantes, es esencial para crear un ambiente que promueva el Paradigma Pedagógico
Ignaciano”12.
5. Los cinco momentos del Paradigma Pedagógico Ignaciano y la Convivencia Escolar
La comprensión del Paradigma Pedagógico Ignaciano debe considerar tanto el contexto del
aprendizaje como el proceso más explícitamente pedagógico. Además, deberá señalar los
modos de fomentar la apertura al crecimiento, incluso después de que el alumno haya
concluido un determinado ciclo de estudios. Se consideran por tanto cinco pasos: Contexto,
Experiencia, Reflexión, Acción, Evaluación. El Modelo Pedagógico Ignaciano, a través de su
modo de proceder, ha demostrado su capacidad para la trasformación de las maneras
habituales de pensar y actuar por medio de una constante interrelación de experiencia,
reflexión y acción.
Recordemos brevemente la propuesta pedagógica:
12 Pedagogía Ignaciana: un planteamiento práctico (1993). N° 2713
El Contexto del
Aprendizaje
Debemos conocer todo lo que podamos del contexto concreto en el
que tiene lugar el enseñar y el aprender. Necesitamos entender el
mundo del estudiante13.
La Experiencia Para Ignacio significaba «gustar de las cosas internamente”. La
experiencia ignaciana va más allá de la comprensión puramente
intelectual. Ignacio exige que «todo el hombre», —mente, corazón y
voluntad—, se implique en la experiencia educativa14.
La Reflexión capta el
valor esencial de las
cosas
Con el término reflexión queremos expresar la consideración seria
y ponderada de un determinado tema, experiencia, idea, propósito
o reacción espontánea, en orden a captar su significado más
profundo. Por tanto, la reflexión es el proceso por el cual se saca a
la superficie el sentido de la experiencia15.
La Acción es la
importancia de las
actitudes que
conforman las
decisiones.
Ignacio quería formar en los colegios de la Compañía jóvenes que
pudieran contribuir inteligente y eficazmente al bienestar de la
sociedad16, para él la prueba más dura del amor es lo que uno hace,
no lo que dice.
Necesidad de
Evaluar
periódicamente el
progreso de las
actitudes humanas.
Resulta esencial la evaluación periódica del progreso de los
alumnos en sus actitudes, prioridades y acciones, de acuerdo con el
objetivo de ser una “persona para los demás”17.
13 Pedagogía Ignaciana: un planteamiento práctico (1993). N° 35.14 Op.cit. N° 42.15 Op.cit. N° 49.16 Op.cit. N° 59.17 Op.cit. N° 66.
14
¿Cuáles deberían ser los criterios para vivenciar esta interrelación de experiencia, reflexión y acción en las experiencias de convivencia de
nuestras comunidades educativas? A continuación, les presentamos algunas consideraciones a tener presente cuando el colegio requiera
reflexionar, discutir o elaborar propuestas que contribuyan a mejorar las relaciones entre las personas y los manuales de convivencia en
función del PPI:
Principios de
Modelo
Pedagógico
Consideraciones para que las
relaciones interpersonales
contribuyan a la formación de
“hombres y mujeres para los
demás”
Consideraciones para que la
elaboración normativa contribuya a
la formación de “hombres y mujeres
para los demás”
Consideraciones para que la
aplicación de la normativa
contribuya a la formación de
“hombres y mujeres para los
demás”
El Contexto *Conocer al alumno y su contexto.
*Verdadera y auténtica relación entre
profesores y alumnos.
*Consideración y aprecio por cada una
de las personas.
*Reflexionar sobre los factores del
entorno.
*Atender al contexto socioeconómico,
político y cultural dentro del cual se
desarrolla la comunidad.
*Considerar las etapas del desarrollo en
la definición de la normativa.
*Que la norma explicite con claridad el
bien procurado.
*Animar a los alumnos a reflexionar
sobre los factores del entorno y cómo
éste afecta a sus actitudes, sus modos
de captar la realidad, sus opiniones y
sus preferencias.
*Atención a los condicionantes de la
libertad de las personas.
La Experiencia *Moviliza a la persona en su totalidad.
*Implica una sensación de naturaleza
afectiva.
*Motivar por lo atrayente,
entusiasmante.
*Hacer referencia al ámbito cognitivo,
socio afectivo y espiritual de las
personas.
*Destacar el valor de la empatía para
*Acompañarlos para penetrar más a
fondo en la realidad/ relación
comprometida con la situación.
15
* La experiencia directa es más fuerte
y afecta más a la persona.
comprender el mundo del otro.
La Reflexión *Descubrir el significado más
profundo.
*Entender con mayor claridad.
*Descubrir las causas de mis
sentimientos.
*Comprender las implicaciones más
profundas, por mí mismo o con ayuda
de otros.
*Lograr convicciones personales.
*Comprender quién soy y quién
debería ser: «¿Qué me mueve y por
qué?
*Ampliar la sensibilidad humana.
*Construir la norma relacionándola con
las actitudes y los valores que procura
poner en práctica.
* Que el comportamiento deseado
constituya la norma reglamentada.
*Al analizar los hechos o la situación,
sacar a la superficie los valores y el
sentido involucrados en ella.
La Acción *Las actuaciones exteriores en
coherencia con las convicciones.
* Favorecer las opciones
interiorizadas.
*Las actuaciones exteriores en
coherencia con las convicciones.
* Favorecer las opciones
interiorizadas
*Animar a la decisión y al
compromiso por el “magis”.
La Evaluación *Evaluar el crecimiento humano a
través de la relación personal.
*Siempre en permanente
reconsideración.
*Estimular la reflexión.
16
El Currículo para la Formación Integral y la Convivencia
Si tomamos en consideración los ámbitos que propone el Modelo de la UNESCO y los cinco momentos que el Paradigma Pedagógico Ignaciano, observamos que éstos se expresan en gran medida y explícitamente en aprendizajes de nuestro Mapa de Aprendizajes para la Formación Integral .
Ello nos abre una gran oportunidad para diseñar un currículo enriquecido también desde la mirada de la Convivencia
Dimensión Socio Afectiva Dimensión Cognitiva Dimensión Espiritual ReligiosaEjes Componentes Ejes Componentes Eje ComponentesRelación consigo mismo
Autocuidado Pensamiento Metacognitivo
Autorregulación Vida interior de la persona
Cultivar Vida interior
Lenguaje emocional y expresión de emociones
Toma de Conciencia
Reconocer la condición de hijo(a) de Dios
Conciencia y valoración de sí mismo
Planificación Discernir un camino personal buscando la voluntad de Dios
Relación con los demás
ComunicaciónEmpática
Pensamiento Crítico
Adquisición del conocimiento
Vida eclesial,Comunitaria y celebrativa
Vivir comunitariamente
Sexualidad integrada
Argumentación Sentir con la Iglesia
Colaboración Discernimiento Diálogo Fe - Cultura
Relación con el mundo
Participación y ciudadanía
Pensamiento creativo y proactivo
Creatividad Vida apostólica, testimonial y servicial
Amar y servir
Solidaridad y cuidado del entorno
Originalidad Fe que realiza la justicia
Vocación Emprendimiento Valorar modelos y testigos de la fe
El diseño del Proyecto Educativo de nuestros Colegios nos ofrece una gran oportunidad para
integrar en todo el quehacer pedagógico la concepción de Convivencia que cada comunidad
educativa ha definido para sí.
La reflexión en torno a las siguientes preguntas podría orientar esa tarea:
- ¿Consideramos la Convivencia escolar como un ámbito de aprendizaje en el diseño e
implementación del Proyecto Pedagógico?
- ¿Qué tipo de relación establecemos entre los aprendizajes integrales y los
comportamientos esperados y declarados en el reglamento de convivencia escolar?
17
- ¿Cómo relacionamos los aprendizajes integrales con ir adquiriendo y desarrollando
este “modo de proceder” que caracteriza la convivencia de nuestro colegio?
- En la evaluación de la Convivencia, ¿consideramos los aprendizajes integrales propios
de cada nivel en las tres dimensiones de la Formación Integral?
La Convivencia se expresa en un modo de proceder que las personas van vivenciando e
interiorizando, especialmente los niños y jóvenes, de manera tal que se constituye en un
elemento destacado de la identidad de esa comunidad.
Las relaciones interpersonales, la relación con la autoridad, la aplicación de la normativa
disciplinaria, las formas de enfrentar y resolver conflictos, el carácter y clima de las
celebraciones, incluso los silencios frente a determinadas situaciones o acontecimientos,
constituyen la experiencia cotidiana que va formando a los miembros de la comunidad y en la
cual se van expresando los valores y principios declarados.
Si pensamos que las experiencias de convivencia comprometen e integran desempeños de las
tres dimensiones de la Formación Integral, nos resulta comprensible cómo, de manera
significativa, es a través de ella que se manifiesta la coherencia del Proyecto Educativo de
cada institución.
La Comunidad es la que forma.
Siendo así, es importante considerar que todos los sectores de aprendizaje y áreas de
formación y desarrollo están comprometidos con el logro de los aprendizajes para la buena
convivencia escolar; sin embargo, también puede haber espacios pedagógicos especialmente
aptos para contribuir a ellos, como podría ser el caso de Orientación (programas de
Relaciones interpersonales, Autoconcepto, Autonomía moral, Expresión de emociones…),
Consejo de curso (programas de Participación y Ciudadanía), Pastoral (Apoyo vocacional,
Vivencia valores evangélicos, Apostolado, experiencias de formación social…), Filosofía
(Discernimiento), entre otros.
El desafío de compartir con los padres un ámbito espiritual común queda especialmente de
manifiesto en relación al clima de Convivencia entre el Colegio y las familias, y también en este
plano el Proyecto Pedagógico se convierte en un instrumento que puede colaborar a través de
la caracterización de las actitudes y estilos de relación que se han elaborado y acordado entre
ellos al elaborar el Proyecto Pedagógico.
18
La Convivencia y los nuevos contextos culturales
Los nuevos contextos culturales han ido modificando las prácticas en nuestras relaciones
sociales y hoy empiezan a tener una mayor relevancia aspectos como la autoprotección, la
seguridad, las normas legales, y ante ello las comunidades enfrentamos el dilema de elaborar
nuevas respuestas frente a estas demandas sin perder nuestras identidades formativas.
¿Cómo resolvemos la tensión entre las necesarias medidas de seguridad y la convivencia
basada en la confianza en el otro?
¿Cuáles son las debidas medidas de protección para la seguridad de nuestros niños y niñas
que no limitan su libertad?
¿Cómo respetamos la ley de responsabilidad penal adolescente y acompañamos el proceso de
crecimiento, desarrollo moral y discernimiento de nuestros jóvenes?
¿Cómo apoyamos la labor docente y a los profesores frente a la concepción clientista de la
educación que detentan algunas familias?
Cada Colegio ha ido respondiendo estas inquietudes y sus formas de resolverlas han quedado
plasmadas en sus Manuales de Convivencia, sin embargo estas y otras interrogantes nos
desafían a mantener una actitud siempre alerta para ir discerniendo consecuentemente con
nuestros principios, a colaborarnos y compartir estas reflexiones y decisiones, de manera de
ir elaborando también entre los colegios ese ámbito espiritual común que caracteriza nuestro
modo de proceder.
19