Contrato Soberanía y Poder

download Contrato Soberanía y Poder

of 58

Transcript of Contrato Soberanía y Poder

  • 8/17/2019 Contrato Soberanía y Poder

    1/58

    Contrato,

    soberanía y poderUna aproximación al pensamientopolítico

     

    Francisco Tirado Serrano 

    P08/80522/01932

  • 8/17/2019 Contrato Soberanía y Poder

    2/58

  • 8/17/2019 Contrato Soberanía y Poder

    3/58

    © FUOC • P08/80522/01932 Contrato, soberanía y poder 

    Índice

     

    Introducción............................................................................................... 5

     

    Objetivos....................................................................................................... 7

     

    1. Nicolás Maquiavelo y el nacimiento de la política moderna.. 9

    1.1. El príncipe: vida y necesidades ................................................... 10

    1.2. La razón de Estado ...................................................................... 11

     

    2. La tradición liberal........................................................................... 12

    2.1. Las teorías del contrato social .................................................... 12

    2.1.1. Thomas Hobbes ............................................................. 12

    2.1.2. John Locke ..................................................................... 15

    2.1.3. Jean-Jacques Rousseau ................................................... 17

    2.2. La teoría del contrato social en la actualidad: John Rawls .......... 20

    2.3. Valoración y críticas del pensamiento contractual ..................... 21

    2.4. La doctrina liberal ....................................................................... 24

     

    3. La tradición marxista....................................................................... 25

    3.1. La crítica marxista a las teorías del contrato social .................... 253.2. El pensamiento político .............................................................. 26

    3.3. El materialismo histórico ............................................................ 28

    3.4. Teoría del desarrollo capitalista .................................................. 30

    3.5. Valoración y crítica de la tradición marxista .............................. 31

    3.6. El marxismo en el siglo XXI: Steven Lukes y la teoría crítica ..... 32

     

    4. La ruptura con la tradición liberal y marxista: Michel

    Foucault................................................................................................ 35

    4.1. La reconceptualización del poder ............................................... 35

    4.2. El biopoder como dispositivo de gobierno del sujetomoderno ...................................................................................... 40

    4.2.1. La anatomopolítica ........................................................ 40

    4.2.2. La biopolítica ................................................................. 44

     

    5. La transformación del biopoder en la sociedad

    contemporánea................................................................................... 47

    5.1. Antonio Negri y la biopolítica global ......................................... 47

    5.2. Giorgio Agamben y el estado de excepción como paradigma

    biopolítico ................................................................................... 50

    5.3. Valoración del pensamiento biopolítico ..................................... 53

     

    Resumen....................................................................................................... 55

  • 8/17/2019 Contrato Soberanía y Poder

    4/58

    © FUOC • P08/80522/01932 Contrato, soberanía y poder 

     

    Bibliografía................................................................................................. 57

  • 8/17/2019 Contrato Soberanía y Poder

    5/58

    © FUOC • P08/80522/01932 5 Contrato, soberanía y poder 

    Introducción

    A menudo se considera que la reflexión política es un asunto que compete ex-clusivamente a los políticos profesionales, los periodistas especializados, sin-

    dicatos y otras instituciones gubernamentales, movimientos sociales más o

    menos idealistas o al ciudadano de la calle cuando tiene que introducir una

    papeleta en las urnas. Nada más lejos de la realidad. El pensamiento político

    tiene una especificidad y una tradición tan antigua como la propia filosofía

    o la mismísima ciencia. Su reflexión versa sobre los problemas de nuestro in-

    mediato presente y tiene que ver, en la mayoría de los casos, con asuntos tan

    importantes para nosotros como pueden ser nuestra organización cotidiana,

    nuestra convivencia diaria con los demás o los recursos que tenemos a nuestro

    alcance para transformar la mencionada convivencia.

    En ese sentido, la tradición del pensamiento político complementa perfecta-

    mente a la de la sociología porque ha respondido a preguntas sobre el naci-

    miento de la sociedad civil, su mantenimiento en el tiempo y el espacio o so-

    bre los recursos que sostienen y cuestionan las relaciones de poder, el control

    social y el statu quo. No en vano muchos de los autores que aquí revisaremos

    se consideran muy importantes en la sociología o incluso, como ocurre en el

    caso de Marx, fundadores de pleno derecho de esa línea de pensamiento. Del

    mismo modo, supone un acompañamiento ideal para la reflexión antropoló-gica. El pensamiento político conlleva indefectiblemente una reflexión sobre

    la sociedad y nuestro vivir en común, pero también sobre las características del

    individuo que tiene que habitar esas sociedades concretas. Por tanto, pensar

    la política significa pensar el individuo político.

    Nuestra presentación de la tradición del pensamiento político se inicia con

    una figura del Renacimiento: Nicolas Maquiavelo. Sin duda alguna, existen

    autores medievales y de la Grecia clásica que se pueden considerar precursores.

    No obstante, con este autor la reflexión política se autonomiza, se desgaja de

    la teología, comienza a desarrollar métodos propios de indagar y razonar yadquiere paulatinamente tanto un rostro como un cuerpo propio. Él forja, por

    ejemplo, las nociones de soberanía y Estado que todavía perduran en nuestro

    imaginario. Por tanto, hemos considerado a Maquiavelo el punto de ignición

    de lo que más tarde será la reflexión política moderna.

    Hemos presentado la mencionada reflexión dividiéndola en tres segmentos.

    Cada uno de ellos supone la apertura de una mirada peculiar, novedosa y di-

    ferente del evento político. El primero es la tradición liberal. Corriente que

    se comienza a gestar con las conocidas teorías del contrato social y perdura

    con fuerza y vigor hasta nuestros días. En ella se rechaza la soberanía absoluta,

    se critica el intervencionismo permanente del Estado y se define el individuo

    como una entidad autónoma, con capacidad de decisión y que defiende sus

  • 8/17/2019 Contrato Soberanía y Poder

    6/58

    © FUOC • P08/80522/01932 6 Contrato, soberanía y poder 

    intereses particulares a partir de pactos o contratos sociales. El segundo es la

    tradición marxista. Se constituye como crítica frontal a la tradición liberal y

    sostiene que la no intervención estatal sólo beneficia a una clase dominante,

    la que posee la propiedad de los medios de producción. Para el marxismo el

    individuo es un agente absolutamente social cuya conciencia e ideología está

    determinada por las relaciones de producción en las que vive inmerso. El úl-timo segmento refleja una línea de pensamiento que ha roto con la tradición

    liberal y la marxista. Tal ruptura se refleja en una completa reconceptualiza-

    ción de la noción de poder, la idea de Estado y la de sujeto.

    Los presentes materiales no pretenden abarcar todo el elenco de autores y pro-

    puestas del pensamiento político. A partir de su organización en tradiciones

    y de algunos conceptos clave, aspiran simplemente a ser una guía de lectura

    y profundización en interrogantes políticos más concretos que interesen al

    discente.

  • 8/17/2019 Contrato Soberanía y Poder

    7/58

    © FUOC • P08/80522/01932 7 Contrato, soberanía y poder 

    Objetivos

    En este módulo presentamos una aproximación a la tradición del pensamientopolítico que os permitirá:

    1. Conocer el origen de la reflexión política moderna.

    2. Conocer y comprender las propuestas más determinantes de la menciona-

    da reflexión.

    3. Analizar las diferencias y similitudes entre tales propuestas.

    4. Conocer las líneas de reflexión más actuales del pensamiento político.

    5. Adquirir las herramientas conceptuales y la capacidad de enfoque de la

    tradición del pensamiento político.

    6. Conocer un elenco de autores que han sido fundamentales en la definición

    del pensamiento político moderno.

    7. Establecer los ejes de una mirada que permita interpretar eventos políticosque tienen lugar en nuestro presente más contemporáneo.

  • 8/17/2019 Contrato Soberanía y Poder

    8/58

  • 8/17/2019 Contrato Soberanía y Poder

    9/58

    © FUOC • P08/80522/01932 9 Contrato, soberanía y poder 

    1. Nicolás Maquiavelo y el nacimiento de la políticamoderna

    La teoría política contemporánea hunde sus raíces en un período histórico

    denominado Renacimiento. Los rasgos sociales más importantes de ese mo-

    mento son cuatro:

    1) La radical transformación de la estructura social del medioevo. Se desarro-

    llan ampliamente los mercados, los gremios de mercaderes y el sistema fabril

    de producción que subvierte las antiguas barreras que tenía la circulación de

    personas y bienes. Por tanto, aparece una clase media que poco tiene que ver

    con la nobleza rural y hereditaria de épocas anteriores.

    2)  La paulatina secularización del mundo cultural. La mentalidad religiosa

    pierde fuerza y cede paso a un imaginario en el que el individuo es la medida

    del mundo. Un buen ejemplo de ello es la aparición del culto a la virtus (vir-

    tud, potencia) del sujeto: el ser humano lo puede casi todo en su relación con

    la naturaleza. Otro sería el cambio en la concepción del tiempo de vida del

    individuo. La temporalidad humana deja de ser un destino inefable dictado

    por Dios y se convierte en un bien precioso de cada persona que se puede ex-

    plotar, comprar y vender.

    3) El desarrollo acelerado del saber técnico y experto. Frente a Dios que gobier-

    na el mundo, el individuo, por su parte, interviene sobre él y lo transforma.

    La técnica asume la libertad de acción del sujeto y un empirismo que se guía

    a partir de experiencia y hechos observados y no a través de dogmas preesta-

    blecidos.

    4) La aparición del Humanismo. Éste es una doctrina acerca del saber pura-

    mente humano. Rechaza la teología y se asienta en una filosofía exclusiva-

    mente natural. Se recupera la Antigüedad clásica frente a la teodicea medieval.

    El Humanismo

    El Humanismo es una corriente educativa, filosófica, artística e intelectual cuyo origense remonta al Renacimiento italiano. Propugna frente al teocentrismo de la escolásticamedieval, un intenso antropocentrismo ligado a los studia humanitatis, una formacióníntegra del hombre en todos sus aspectos basada en una recuperación de las fuentes clá-sicas grecolatinas. El resultado es la formación de una episteme que durará hasta nuestrosdías y que se caracteriza por:

    a) Considerar que toda producción de saber gira en torno al ser humano.

    b) No hay nada más valioso que la razón humana.

    c) Vindicar cierto valor de los sentidos.

    d) Creer en la potencia de la cultura como dispositivo de perfectibilidad humana.

    El Renacimiento

    El Renacimiento constituye unmomento histórico difícil dedatar. La razón es que no sedesarrolla de manera uniformeen todos los países de EuropaOccidental. En unos aparecehacia finales del siglo XIV y enotros en pleno siglo XV. En ge-neral, los historiadores sostie-nen que es un fenómeno quese extiende a lo largo de los si-glos XV y XVI. Su principal ca-racterística es una renovaciónde las artes, la literatura y laciencia.

  • 8/17/2019 Contrato Soberanía y Poder

    10/58

    © FUOC • P08/80522/01932 10 Contrato, soberanía y poder 

    e) Conformar el optimismo metafísico, frente al pesimismo medieval, que culminará enla idea ilustrada de progreso.

    En este contexto de transformación social Nicolás Maquiavelo fundará el de-

    nominado realismo político. Su pensamiento se caracteriza por dos propuestas

    que rompen completamente con la tradición medieval. En primer lugar, su

    obra rechaza la influencia de la teología y la moral. Le interesa la acción polí-tica aislada en tanto que representa la expresión más inmediata y evidente de

    la vida social. En segundo lugar, su pensamiento se caracteriza por la ausen-

    cia de teorías omnicomprensivas y por la presencia de análisis de realidades

    inmediatas y fehacientes. Por tanto, su interés no es tanto descifrar la esencia

    trascendental y metafísica del acto político como averiguar los mecanismos

    reales que lo guían e informan. Su análisis de la acción política se glosa en el

    examen de dos grandes categorías, tal y como veremos a continuación.

    1.1. El príncipe: vida y necesidades

    Maquiavelo revoluciona el pensamiento político con un breve tratado titula-

    do El príncipe. En éste analiza qué debe hacer un jefe de Estado para adquirir

    y mantener el poder. Para este autor, las repúblicas giran en un permanente

    círculo. Nacen, crecen, maduran, se expanden, declinan y mueren. Tal ciclo es

    la rueda de la fortuna. Y la repetición, su ley máxima. Pues bien, Maquiavelo

    introduce en este esquema la posibilidad de la inestabilidad y del azar. Para

    hacer tal cosa recupera la noción de virtus (virtud, de potencia). Ésta había sido

    conceptualizada como una característica o regla privada de conducta práctica

    para el individuo en la Grecia Clásica. La virtud era la cualidad de los héroesgriegos y se caracterizaba por desafiar al destino y lo establecido por los dioses.

    Nicolás Maquiavelo

    Niccolò di Bernardo dei Ma-chiavelli (1469-1527) nació en

    Florencia y descendía de unafamilia acomodada. Ejerciómuchos años como diplomá-tico para la República florenti-na y entre sus principales escri-tos destacan El príncipe (1513)Discursos sobre la primera déca-da de Tito Livio, 3 volúmenes(1512-1517) y su Historia Flo-rentina , 8 libros (1520-1525).

    Maquiavelo recupera la noción de virtus y plantea que la más alta expresión

    de la virtus es la política. Ésta es ingenio formal, artificio que rompe el movi-

    miento de las repúblicas y, por tanto, de la rueda fortuna. La política construye

    la maquinaria, el instrumento artificial que es el Estado, para amortiguar los

    golpes de la mencionada fortuna. El gobernante, al igual que el héroe griego,

    tiene a su alcance los medios y recursos, tanto prácticos como intelectuales,

    para introducir novedad en el ciclo de las repúblicas. Y por esa razón, está obli-

    gado por su posición a desplegar y explotar esa potencia. El ejercicio del poder,de hecho, hace referencia a la aplicación práctica de tal virtud. El príncipe es

    una figura capaz de desafiar el orden natural de las cosas y, de esa manera,

    mantener su statu quo todo el tiempo que permita su habilidad y los recursos

    materiales a su alcance.

    Rey sentado en el trono

  • 8/17/2019 Contrato Soberanía y Poder

    11/58

    © FUOC • P08/80522/01932 11 Contrato, soberanía y poder 

    1.2. La razón de Estado

    Maquiavelo también es responsable del término Estado en su sentido

    contemporáneo. Lo define como un aparato político distinto de la so-

    ciedad general y como organización autónoma dotada de leyes internas.

    Si bien la virtus es una idea determinante para comprender la actividad del

    príncipe, en el Estado resulta clave la noción de necesità. La necesidad obliga

    al Estado a actuar según sus intereses y a desplegar sus propias leyes. Si se re-

    quieren hombres para la guerra, se reclutan o alquilan, si se necesita territo-

    rio, se expande, si para mantener el orden civil hay que asesinar, se hace, etc.

    El Estado es soberano, no reconoce ninguna autoridad por encima de él, ni

    siquiera la religiosa. Por tanto, la violación de tratados o el engaño de Estados

    aliados es algo natural si la necesidad del Estado lo requiere. Con semejanteconceptualización del Estado, Maquiavelo aísla completamente, por primera

    vez desde la época de los pensadores de la Grecia Clásica, los motivos e inte-

    reses políticos y los diferencia netamente de los religiosos y filosóficos. Y, de

    hecho, cualquier tipo de institución es susceptible de ser manipulada u obli-

    gada a plegarse a las exigencias de la acción política impuesta por el Estado.

    La obra de Maquiavelo establece tres dimensiones que la convierten en pre-

    cursora directa de la política moderna:

    1) La diferenciación de la acción política frente a otro tipo de actividad. Sepostula que la política se debe estudiar de manera aislada y propia, examinan-

    do y recogiendo las leyes que la rigen.

    2) La afirmación de que el ser humano es eminentemente político y que el

    ejercicio del poder pasa por un despliegue de su ingenio y de todos los recursos

    necesarios para su propio mantenimiento en el tiempo y el espacio.

    3) La secularización de la idea de Estado y la conceptualización de una razón

    que le es propia (razón de Estado) y dicta todas sus acciones al margen del

    control de cualquier otro tipo de institución o instancia.

    Tales dimensiones serán las precursoras directas de las teorías del contrato so-

    cial que aparecerán en el Barroco y en la Ilustración europea.

  • 8/17/2019 Contrato Soberanía y Poder

    12/58

    © FUOC • P08/80522/01932 12 Contrato, soberanía y poder 

    2. La tradición liberal

    Las teorías del contrato social o pensamiento contractual constituyen el de-sarrollo lógico del pensamiento de Maquiavelo y son el núcleo fundamental

    a partir del que se definirá la tradición de pensamiento político liberal. La in-

    mensa mayoría de pensadores de los momentos históricos mencionados más

    arriba tratarán de un modo u otro la cuestión del contrato social. No obstan-

    te, los tres autores que establecen las claves más importantes del mismo son

     Thomas Hobbes, John Locke y Jean-Jaques Rousseau.

    2.1. Las teorías del contrato social

    La idea de contrato social posee una larga historia. La noción de  pactum ya

    aparece en algunos autores medievales como san Agustín y cobra cierta im-

    portancia a finales de la Edad Media con la formulación de las Vindiciae como

    contrato original entre el pueblo y el rey. Vitoria, Molina y Suárez la desarro-

    llarán ampliamente y, finalmente, Hobbes la modernizará y la aplicará en el

    terreno de la política práctica, convirtiéndose en el primer autor que esboza

    los principales ejes de un pacto social exclusivo, propio y sin intervención di-

    vina entre un soberano y sus súbditos.

    2.1.1. Thomas Hobbes

    Si bien se considera habitualmente que Maquiavelo abre el camino del pensa-

    miento político moderno, Hobbes es el autor que establece en gran medida los

    principales fundamentos de la filosofía política contemporánea. Además, es

    recordado como el pensador que inaugura la reflexión sobre el Estado a partir

    de la idea de contrato social.

    Una de las grandes novedades de la obra de Hobbes consiste en que inicia su

    reflexión sobre la sociedad a partir de los elementos pasionales y animales que

    hay en el ser humano. En su libro De homine aparecen numerosas descripcio-nes de las funciones del organismo humano que lo equiparan a cualquier otro

    tipo de animal. Esto rompe directamente con los postulados medievales que

    establecían una diferenciación estricta y radical entre la naturaleza humana y

    animal. De hecho, Hobbes ni siquiera acepta que la razón constituya la prin-

    cipal dimensión que diferencia a ambos tipos de seres.

    En ese sentido, los elementos que caracterizan la naturaleza humana son el

    apetito natural y el principio de autoconservación. El ser humano, al igual

    que todo animal, se mueve por un apetito que cubre sus necesidades más ele-

    mentales. No obstante, mientras que los segundos desean satisfacer sus nece-

    sidades más inmediatas, el primero las puede proyectar hacia el futuro y ex-

    tenderlas a cuestiones que también satisfagan su imaginación. Tal cosa se debe

    Thomas Hobbes

    Thomas Hobbes (1588- 1679)nació en Inglaterra, desde muyjoven viajó por toda Europa yllegó a ser tutor del príncipede Gales. Entre sus principalesobras cabe señalar el Leviatán y De Cive  (1651) o De corpore (1655).

  • 8/17/2019 Contrato Soberanía y Poder

    13/58

    © FUOC • P08/80522/01932 13 Contrato, soberanía y poder 

    fundamentalmente a que el ser humano posee el don del lenguaje y es capaz

    de expresarse mediante símbolos. Éstos constituyen el origen de la razón hu-

    mana, le permiten conocer y hacer ciencia, diferenciándolo profundamente

    del resto del mundo natural y animal. En esa medida, el principio de autocon-

    servación del ser humano va mucho más allá de la mera búsqueda de alimen-

    to, combate con sus iguales o se reproduce. El ser humano es capaz de crearsociedades que le protejan. Y tal acto creativo tiene lugar a través de un pacto

    o contrato social.

    Efectivamente, la sociedad se funda sobre un estado de naturaleza en el que

    los seres humanos compiten entre sí debido a sus apetitos y pasiones naturales.

    A pesar de ello, el raciocinio permite que el principio de autoconservación se

    exprese a partir de pactos y acuerdos que buscan maximizar los beneficios para

    todos los individuos y disminuir los riesgos.

    En el Leviatán, Hobbes escribe que en el estado de naturaleza:

    "cada hombre es enemigo de cada hombre...; los hombres viven sin otra seguridad que suspropias fuerzas, y su propia inventiva debe proveerlos de lo necesario. En tal condiciónno hay lugar para la industria, pues su productos son inciertos; y, por tanto, no se cultivala tierra, ni se navega, ni se usan las mercaderías que puedan importarse por mar, ni haycómodos edificios... hay un constante temor y peligro de muerte violenta; y la vida delhombre es solitaria, pobre, grosera, brutal y mezquina."

    Hobbes, T. (1980). Leviatán o la materia, forma y poder de una república, eclesiástica y civil(2.ªed., p.54). México: Fondo de Cultura Económica.

    El fin de este estado se alcanza a través de un contrato que permite el cese

    de hostilidades y en el que se delegan los derechos de los individuos en unaúnica persona soberana. En ese momento nace la vida social y civilizada. Tal

    acuerdo es por definición artificial, pues ya no se trata de vivir en la armonía

    que conjugan los instintos en el reino animal, sino de un acto racional que crea

    la paz y, a la vez, una persona, que la salvaguarda. Así, surgen al mismo tiempo

    el Estado y el soberano. Este último puede gobernar con asesoramiento, pero

    su voluntad es ley y su poder absoluto.

    ''El hombre es un lobo para el hombre''

    Hobbes caracteriza este estado de naturaleza salvaje y descarnada como una situación en

    la que homo homini lupus, 'el hombre es un lobo para el hombre', dicho de otro modo,es la guerra de todos contra todos.

    El contrato social es algo más que un consentimiento o concordia, representa

    una unidad real de todos los seres humanos en una única persona. El ser hu-

    mano cede su derecho a gobernarse con la condición de que el resto de seres

    humanos realice la misma cesión y autorice todas las acciones del gobernante.

    En buena lógica, resultan posibles otros estados que finalicen con ese estado

    natural de violencia, por ejemplo, los que establecen una relación entre amo

    y esclavo. Por tanto, semejantes acuerdos son imperfectos puesto que no res-

    petan la indiscutible individualidad de cada ser humano.

    Hobbes y el estado denaturaleza

    Para Hobbes el derecho natu-ral debe distinguirse de la leynatural. El primero hace refe-rencia a las necesidades del ser humano y constituye su direc-

    ta expresión. Es el derecho so-berano de cada individuo a al-canzar lo que considere desea-ble y el estado que rige en lavida natural. No obstante, laley natural tiene que ver conpreceptos que existen en laspasiones del ser humano y quese pueden inferir o alcanzar apartir de la razón. Éstos lo in-clinan de manera natural a lapaz. Su hallazgo permite el es-tablecimiento de normas deegoísta prudencia (ni morales,ni metafísicas) que hacen po-sible la propia conservación yseguridad. Su hallazgo es el

    objeto de la filosofía política.

    Frontispicio de la primera edición del Leviatánde Hobbes

  • 8/17/2019 Contrato Soberanía y Poder

    14/58

    © FUOC • P08/80522/01932 14 Contrato, soberanía y poder 

    Cuadro

    El siguiente cuadro permite comparar las características y rasgos que el contrato socialotorga al soberano y a sus súbditos.

    Características del poder soberano Características de los súbditos

    • La soberanía emanada del contrato esinalienable. No se puede cambiar la for-ma de gobierno ni repudiar la autoridad.

    • El soberano no puede ser castigado por sus súbditos.

    • El poder establecido determina todas lasfacetas de la vida pública.

    • La Iglesia queda totalmente subordinadaal Estado. No hay posibilidad alguna deestablecer un poder distinto al del sobe-rano.

    • Los seres humanos son libres en estadonatural y, por el contrato, renuncian a susderechos.

    • Una vez abandonado el estado de natura-leza la primacía de la ley representa la li-bertad de la comunidad. Por tanto, la "li-bertad" individual se limita a lo no regu-lado (la elección del domicilio, del mediode vida, la compra-venta de bienes, etc.).

    En la obra de Hobbes aparecen tres formulaciones que serán piezas clave en la

    posterior tradición del pensamiento político liberal:

    1) La sociedad es concebida como un artefacto que resulta de un intercambio

    de derechos realizado de manera voluntaria y racional. Tal acuerdo se estable-

    ce entre entes soberanos que reflexionan sobre los límites y alcance de sus

    derechos.

    2) Los seres humanos responsables del pacto social son, por tanto, los únicos

    y verdaderos responsables de sus instituciones.

    3) Aunque el pacto es irreversible no anula las anteriores características del ser

    humano. Éstas pasan a considerarse dimensiones definitorias de su esencia.

  • 8/17/2019 Contrato Soberanía y Poder

    15/58

    © FUOC • P08/80522/01932 15 Contrato, soberanía y poder 

    2.1.2. John Locke

    Las ideas de Locke constituyen el núcleo central del ideario liberal. De hecho,

    multitud de comentaristas consideran su pensamiento político como el prin-

    cipal impulsor de los regímenes burgueses representativos y una denuncia es-

    forzada del sistema absolutista. Como veremos a continuación, sus propuestasconstituyen, al mismo tiempo, una continuación del pensamiento de Hobbes

    y una ruptura.

    Al igual que Hobbes, Locke analiza la sociedad partiendo de un hipotético

    estado de naturaleza. No obstante, su caracterización difiere bastante de la

    realizada por el primero.

    El estado de naturaleza es:

    "un estado de libertad perfecta por el que pueden los hombres ordenar sus acciones, ydisponer de sus posesiones y personas como quieran, dentro de los límites de la ley dela Naturaleza, sin pedir permiso ni depender de la voluntad de otro hombre. Es tambiénun estado de igualdad, donde todo el poder y jurisdicción es recíproco, y nadie tiene másque otro..."

    Locke, J. (1990). Segundo tratado sobre el gobierno civil: un ensayo acerca del verdadero origen,alcance y fin del gobierno civil (p.76). Alianza Editorial.

    Los rasgos fundamentales del estado de naturaleza no son la guerra y el terror.

    En su lugar, la igualdad y la libertad caracterizan el estado primigenio del ser

    humano. Esto no significa que no existan conflictos y violaciones contra la

    propiedad privada. Todo lo contrario. De hecho, para protegerse contra tales

    agresiones y que no impere la lógica de la ley del "ojo por ojo", los seres hu-

    manos alcanzan un pacto que les permite pasar del estado de naturaleza a la

    sociedad civil. Por tanto, ésta se constituye a través de un acuerdo entre indi-

    viduos libres y que consienten sin presión alguna. El resultado es que los seres

    humanos se dotan a sí mismos de reglas de juego que les permiten vivir más

    seguros y en paz. Este contrato político no es idéntico al contrato mercantil o

    comercial. No tiene limitación temporal y las personas que se incorporan pau-

    latinamente a las sociedades civiles ya existentes deben aceptar tácitamente

    sus principios contractuales y no pueden violarlos. Si la situación no resulta de

    su agrado, pueden abandonar tal sociedad, pero nunca renegociar o discutirsu contrato social fundacional.

    Uno de los principales productos del anterior pacto es el Estado y el Gobierno.

    Ambos poseen indiscutiblemente plenos poderes. No obstante, tal afirmación

    debe entenderse como que la ley social afecta por igual a todos los individuos

    que aceptan vivir en una sociedad civil concreta. Pero tales poderes no afectan

    a las leyes naturales. Por ejemplo, la propiedad privada es una de las grandes

    características del estado de naturaleza y, por tanto, su formulación resulta

    intocable e inviolable para el Gobierno. Su verdad es previa a la existencia de

    la sociedad civil. La propiedad no es asunto del Estado y éste debe abstenersepor todos los medios posibles de intervenir en todo lo que afecte a la primera.

    Así, en las cuestiones económicas, mercantiles, etc., el Estado debe reducir su

     John Locke

    John Locke (1632-1704) nacióen Inglaterra y fue un gran co-

    nocedor de la obra de Descar-tes. Además de pensador po-lítico, es uno de los grandesteóricos del conocimiento ydefensor de su génesis empíri-ca. Sus dos grandes obras sonEnsayo sobre el entendimientohumano (1690) y Pensamien-tos sobre educación (1692). Noobstante, sus escritos políticosmás interesantes son Ensayosobre el gobierno civil  (1660-1662), Tratados sobre el gobier-no civil  (1689), Dos tratados sobre el gobierno civil (1690) y Segundo tratado sobre el go-

    bierno civi (1662), este últimotexto se publicó tras su muer-te.

  • 8/17/2019 Contrato Soberanía y Poder

    16/58

    © FUOC • P08/80522/01932 16 Contrato, soberanía y poder 

    intervención a su mínima expresión para que los seres humanos ejerciten una

    de sus libertades más básicas. Por tanto, existen situaciones de ley natural que

    están más allá de la posible acción de la ley social.

    Locke formuló la conocida doctrina de la separación de poderes como garan-

    tía constitucional de la limitación del poder estatal. Tal formulación se inspiraclaramente en planteamientos de autores clásicos.

    Ejemplo

    Aristóteles ya habló en su momento de la necesidad de discernir entre la actividad deli-berativa de las asambleas y la realización y ejecución de sus mandatos y leyes.

    Pues bien, Locke diferencia entre el poder legislativo, el poder ejecutivo y el

    poder federativo. El primero promulga leyes y se circunscribe a la Asamblea

    soberana o Parlamento; el segundo hace referencia a los tribunales, que están

    obligados a vigilar la ejecución de la ley, y el tercero tiene que ver con las rela-ciones internacionales, entre las que está la facultad de declarar la guerra o fir-

    mar la paz. La separación de poderes permite que una dimensión del Gobierno

    vigile al resto y ninguna adquiera mayor protagonismo o concentre recursos

    de gobernabilidad. Tal doctrina será recogida posteriormente por Montesquieu

    y perdurará hasta nuestros días.

    Las principales aportaciones de Locke se glosan en las siguientes ideas:

    1) Al contrario de lo que sucede en la obra de Hobbes, el soberano está some-

    tido a dos tipos de leyes, las sociales y las naturales, y constituyen un límite

    insoslayable para su actividad. En ese sentido, el ejemplo de la propiedad pri-

    vada es paradigmático. De hecho, el soberano es más un garante de tales leyes

    que un interventor sobre la vida de sus súbditos.

    2) El Estado opera como una especie de mediador en las controversias, debates,

    conflictos y diferencias de interés que exhiben los individuos en el contexto

    de pluralidad y tolerancia que caracteriza sus relaciones.

  • 8/17/2019 Contrato Soberanía y Poder

    17/58

    © FUOC • P08/80522/01932 17 Contrato, soberanía y poder 

    2.1.3. Jean-Jacques Rousseau

    La obra de Rousseau es especialmente importante porque supone una transi-

    ción en diversos sentidos. En primer lugar, normalmente es un autor caracte-

    rizado como ilustrado, pero algunas de sus propuestas prefiguran el posterior

    Romanticismo. En segundo lugar, su formulación del contrato social parecelegitimar el statu quo establecido en el momento histórico que vivió y, sin em-

    bargo, muchas de sus ideas políticas influirán decisivamente en la Revolución

    Francesa, el desarrollo de las teorías liberales y el crecimiento del nacionalis-

    mo. En tercer lugar, su discurso sobre el mencionado contrato parece recoger

    la estela de predecesores como Hobbes o Locke, no obstante, lo replantea de

    tal modo que sienta las bases para la posterior crítica marxista.

    La primera propuesta de Rousseau que entra en directa colisión con el pensa-

    miento de su tiempo es su crítica de la idea de progreso. El autor rechaza

    frontalmente el optimismo racionalista sobre el desarrollo de la civilización

    que impera en su época. Para Rousseau, la civilización no es un camino de per-

    fectibilidad y mejora del ser humano, por el contrario, lo corrompe e inunda

    de deseos impuros y vicios antinatura. El aumento de conocimiento, la pro-

    ducción de ciencia y arte no hacen al ser humano más libre y feliz puesto que

    tal progreso material y técnico no viene acompañado de uno moral. Por tanto,

    no debe confundirse progreso humano con progreso técnico. Del mismo mo-

    do que la noción de progreso es puesta entre interrogantes, la noción de razón

    también es valorada negativamente. Con el adagio l'homme qui médite est un

    animal dépravé  arremete, al mismo tiempo, contra el empirismo británico do-minante y la fría razón de los enciclopedistas franceses. Esto no significa que

    Rousseau sea una especie de irracionalista. Todo lo contrario, él reivindica la

    noción de idea innata y el poder de raciocinio del ser humano. Lo que sucede

    es que pone por delante de éstas sus emociones y deseos.

    Rousseau, al igual que Hobbes y Locke, vincula la reflexión sobre la sociedad

    a la formulación de un supuesto estado de naturaleza previo a la aparición de

    la primera. En éste los seres humanos no son ni buenos ni malos. Sus diferen-

    cias son mínimas y se basan exclusivamente en la biología. Debido a causas

    externas como el crecimiento demográfico o los peligros del ambiente, el serhumano se agrupó en familias, clanes y colectivos mayores. Comenzaron a

    ayudarse en diversas actividades y empresas y apareció la sociedad. Con ésta

    llegaron deseos, pasiones y voluntades que ya no tenían nada que ver con la

    naturaleza humana. Así, la sociedad transforma profundamente al ser huma-

    no y en su interior se convierte en un ser diferente y nuevo. La novedad de

    esta perspectiva reside en que vincula un aspecto de la naturaleza humana con

    la sociedad y no al contrario.

    El ser humano posee un estado original de inocencia que se pierde paulati-

    namente con la civilización. No obstante, persiste un residuo de moralidad

    natural que abre la esperanza para la construcción de una sociedad justa. Esta

    conciencia es más un sentimiento interior que un razonamiento. Consiste en

     Jean-Jacques Rousseau

    Jean-Jacques Rousseau (1712-1778) nace en Suiza y muere

    en Francia tras pasar muchosaños de su vida huyendo desus numerosos enemigos. En-tre sus obras más importantesse encuentran Emilio (1762),El contrato social  (1762) y elDiscurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres (1753).

  • 8/17/2019 Contrato Soberanía y Poder

    18/58

    © FUOC • P08/80522/01932 18 Contrato, soberanía y poder 

    un núcleo sentimental que la filosofía de su época ha olvidado, centrándose

    exclusivamente en el examen de sus acciones. Para Rousseau no se puede sos-

    layar esa innata bondad del ser humano si se aspira a conocerlo y mejorar sus

    condiciones de vida.

    Rousseau cree firmemente que a través de la educación se puede rescatar esabondad innata y cultivarla. Sólo una educación moral adecuada puede hacer

    libre al individuo en una sociedad dominada por la desigualdad. Del mismo

    modo, esa formación le permitirá dilucidar el correcto y natural comporta-

    miento entre la multitud de vicios y deseos espurios que ofrece la civilización.

     Emilio

    Su programa pedagógico queda perfectamente delineado en una de sus principales obras,el Emilio. Este ensayo ofrece al lector la situación de un huérfano de procedencia noble.Durante los primeros años de su vida vive en un aislamiento casi completo, sólo lo acom-paña un educador y su ambiente es lo más natural que se puede establecer. La personaencargada de la formación no inculca ideas o enseñanzas morales en su discípulo. Pues-to que, como hemos visto, el ser humano está dotado de una bondad innata, hay quesortear la corrupción que proviene de las normas sociales, fundamentadas, a su vez, enprejuicios y estereotipos. Así, nada se le prohíbe a Emilio, solamente las acciones que lepueden causar algún daño físico. Tampoco se le obliga a ejercitar la razón. Para Rousseauresulta clave que Emilio llegue a razonar por su cuenta y riesgo en el momento adecuadode su evolución natural. En todo este tiempo su educador sólo le transmite una normamoral: no causar daño a otro ser humano. La religión también es anulada de su enseñan-za, Rousseau cree que igual que Emilio llegará a razonar sólo, en función de su estadonatural también logrará algún día desplegar creencias religiosas no dogmáticas y ajusta-das a la realidad de su vida cotidiana. Evidentemente, el castigo corporal no forma partedel programa de educación de Emilio. Tenemos, por tanto, que Emilio se educa como unnoble salvaje y su figura representa en la obra de Rousseau el completo anverso del serhumano occidental y civilizado, su estado originario y el horizonte al que debe aspirar el

    progreso moral. El único objetivo de éste será corregir lo que ha torcido la sociedad, eseestado de la humanidad que nace tras un contrato social.

    Al igual que sucede con Hobbes y Locke, el contrato social es constitutivo de

    la sociedad misma. Con el contrato, el ser humano pierde su libertad natural y

    gana la libertad civil y el derecho de propiedad de todo lo que posee gracias a

    un pacto. Las relaciones basadas en el estado natural, que expresan cierta ar-

    bitrariedad, son sustituidas por otras fundamentadas en la obediencia común

    a una ley general conocida por todo el mundo.

    En ese sentido Rousseau escribe en el contrato social lo siguiente:

    "[...] el orden social es un derecho sagrado que sirve de base a todos los demás. Sin em-bargo, este derecho no procede de la naturaleza. Por lo tanto, está basado en las conven-ciones. Se trata de averiguar cuáles son esas convenciones."

    Rousseau, J. J. (1969). El Contrato social (p.34). Madrid: Aguilar.

    La fórmula del contrato social es extremadamente sencilla. Cada uno

    de nosotros pone en común su persona y todo su poder bajo la direc-

    ción suprema de una voluntad general y, por tanto, cada miembro es

    entendido y percibido como parte indivisible de ese todo. La voluntad

    general es una especie de denominador común de todas las voluntadesparticulares.

    "El buen salvaje"

  • 8/17/2019 Contrato Soberanía y Poder

    19/58

    © FUOC • P08/80522/01932 19 Contrato, soberanía y poder 

    Por tal razón, Rousseau recibirá la acusación de ser un simple utopista, pero él

    siempre responderá que si entre un grupo de seres humanos no existiera un

    interés común a todos ellos, que los una y aglutine en ciertas empresas, sería

    imposible pensar la sociedad civil y mucho menos el sentido de un Estado.

    A diferencia de lo que sucedía en el caso de Hobbes y Locke, en esta fórmularesulta muy importante el papel de la voluntad colectiva. No estamos ante un

    contrato entre un individuo y un soberano, ni ante un acuerdo entre indivi-

    duos libres, asistimos a un acuerdo con la comunidad que detentan los seres

    humanos como tales. En esta original formulación, soberanía es sinónimo de

    voluntad general y sólo ésta puede constituirse en ley. La propuesta de Rous-

    seau se aleja de los planteamientos de Hobbes en el hecho de que la soberanía

    no recae en una persona, reside en el todo, en el pueblo como totalidad. Y,

    también, se distancia de Locke al considerar que la mencionada soberanía no

    puede dividirse en partes (como en el caso de la partición de poderes). Además,

    añade que tal voluntad es indivisible y no acepta representación alguna por

    un parlamento electo porque de esa manera el hombre sería libre sólo cuando

    elige a sus representantes legisladores y después tornaría a un estado de sumi-

    sión y obediencia.

    Para Rousseau la soberanía y el Estado son dimensiones inseparables

    puesto que la principal función del segundo es mantener la primera. De

    esta manera, el único principio fundacional del Estado moderno válido

    y legítimo es la acción democrática: o el poder soberano es la expresión

    de la voluntad general de todos los ciudadanos o pierde su cualidad de

    soberanía.

    Sólo en los Estados fundados democráticamente el ser humano es realmente

    libre puesto que de esa manera se somete exclusivamente a la ley que él mismo

    se dicta. Pero no hay que confundir este principio fundacional del Estado con

    las formas de gobierno. Una cosa es la forma de Estado y otra su régimen po-

    lítico. El Gobierno es el órgano encargado de ejecutar la voluntad general del

    pueblo. La ley, como expresión de la anterior voluntad, debe también apuntar

    siempre al todo y nunca a un particular. Por esa razón resulta necesario un

    Gobierno que aplique la ley a las partes, pero éste no puede nunca enunciar-

    las, solo el pueblo tiene esa potestad. En opinión de Rousseau, no existe un

    régimen político ideal, el tipo de régimen dependerá de la situación geográfica

    donde se asiente la sociedad civil y su consecuente estado. Así, sostendrá que

    en territorios pequeños es conveniente una república, en territorios medianos,

    una aristocracia y en un territorio grande, un sistema completamente liberal.

  • 8/17/2019 Contrato Soberanía y Poder

    20/58

    © FUOC • P08/80522/01932 20 Contrato, soberanía y poder 

    La obra de Rousseau ejerció una gran influencia en la Revolución Fran-

    cesa y en las posteriores revoluciones liberales. Curiosamente, su mayor

    impronta no se observa en Europa sino en América. La idea de demo-

    cracia tal y como la formula Tomás Jefferson es completamente deudora

    de su pensamiento. Y, de hecho, las formulaciones rousseaunianas ins-piran directamente el pensamiento contractual tal y como se expresa

    en la actualidad.

    2.2. La teoría del contrato social en la actualidad: John Rawls

    En 1971 un profesor de filosofía política de Harward llamado John Rawls pu-

    blicó un libro titulado Teoría de la justicia que inmediatamente levantó una

    tremenda polémica. Para muchos autores la obra era una importante contri-

    bución para la politología, disciplina que llevaba mucho tiempo anclada endiscusiones estériles. Para otros, en cambio, el trabajo de Rawls no era convin-

    cente y se presentaba como un ejercicio muy alejado de la praxis política real.

    Sea como fuere, su propuesta anclaba directamente la noción de justicia en las

    teorías clásicas del contrato social y suponía una documentada justificación

    de la política liberal.

    Él presenta el proyecto liberal en términos de una teoría de la justicia distri-

    butiva aplicada a todas las instituciones (políticas, económicas y sociales) que

    conforman la estructura más básica de la sociedad. Todas ellas definen nuestros

    derechos individuales, oportunidades, deberes y objetivos. Su teoría pretendeformular un conjunto de principios que las regulen y las ordenen del modo

    más provechoso posible para el ciudadano. En ese sentido, Rawls defiende dos

    principios de justicia como mecanismos reguladores de la sociedad: la justi-

    cia como equidad y la justicia distributiva. La primera opera a partir de dos

    principios muy simples:

    1) Cada persona debe tener un conjunto de derechos idéntico al esquema más

    extenso de libertades básicas compatible con un esquema similar de libertades

    para los demás.

    2) Las desigualdades sociales y económicas deben resolverse de modo que be-

    neficien lo más ampliamente posible a los miembros menos aventajados de la

    sociedad y, además, los cargos y puestos de trabajo deben estar abiertos para

    todos bajo condiciones similares de igualdad de oportunidades.

    La justicia distributiva hace referencia a lo que es justo o correcto con respecto

    a la asignación de bienes en una sociedad. Sus principios son normas diseña-

    das para delimitar la asignación de los beneficios y las cargas de la actividad

    económica y varían en función del contexto social de su aplicación. Por tanto,sus reglas deben estudiarse en cada caso y no pueden formularse a priori. Por

    ejemplo, la asignación de bienes justa en EE.UU. no tiene nada que ver con la

     John Rawls

    John Rawls (1921-2002) nació y murió en Estados Unidos. En

    1999 recibió el Premio Schockde Lógica y Filosofía y el Na-tional Humanities Medal. Susprincipales obras son: Teoría de la justicia  (1971), Liberalis-mo político (1993), The Law of Peoples  (1999), y Justice as Fair-ness: A Restatement  (2001).

    Representación clásica de la justicia

  • 8/17/2019 Contrato Soberanía y Poder

    21/58

    © FUOC • P08/80522/01932 21 Contrato, soberanía y poder 

    de un país africano. Este concepto no se parece a la denominada justicia retri-

    butiva o a la justicia procedimental. La primera se concentra en la proporciona-

    lidad de los resultados y las consecuencias y la segunda tiene que ver con la

    justicia y adecuación de los procesos.

    Como decíamos hace un momento, la novedad de las propuestas de Rawls re-side en su vindicación directa de la tradición del contrato social. Así lo expresa

    el propio autor en su Teoría de la justicia:

    "Mi intención es presentar una concepción de la justicia que generaliza y lleva hasta unalto nivel de abstracción la familiar teoría del contrato social... Para realizar tal cosa nodebemos conceptualizar el contrato original como la entrada en una sociedad particularo la constitución de una forma particular de gobierno. Más bien, la idea directriz es quelos principios de justicia para la estructura básica de la sociedad son el objeto del acuerdooriginal. Son los principios que personas libres y racionales...en posiciones de igualdad...aceptan... tales principios regularán sus futuros acuerdos, especificarán los tipos de coo-peración social y las formas de gobierno que pueden establecerse."

    Rawls, J. (1985). Teoría de la justicia (p.112). México: Fondo de Cultura Económica.

    Rawls asume que los compromisos políticos y sociales sólo se legitiman

    si la sociedad es concebida a partir de un esquema de cooperación social

    voluntaria en la que todos los individuos son libres e iguales.

    En cierto sentido, el contrato social opera en su obra como un método que

    justifica su intuición sobre la prioridad que tiene la persona sobre las institu-

    ciones. Y aunque él es consciente de que el contrato hace referencia a unasituación hipotética, lo utiliza como recurso intelectual para dotarnos de un

    dispositivo de elección de los dos mecanismos reguladores que acabamos de

    mencionar y, además, permite mostrar por qué deberíamos aceptar los térmi-

    nos de asociación especificados por los mencionados principios.

    Posteriormente, algunos autores que pertenecen también a la tradición liberal

    han acusado a Rawls de plantear con la noción de contrato una situación ori-

    ginal imposible de aceptar en la realidad. Tal imposibilidad significa que tam-

    poco se pueden aceptar legítimamente los dos mecanismos reguladores que

    postula Rawls.

    2.3. Valoración y críticas del pensamiento contractual

    El pensamiento contractual rompe completamente con la tradición medie-

    val e inaugura una reflexión política en la que la elección, más o menos libre,

    de los individuos crea la sociedad que habitan y el régimen de soberanía que

    utilizan para gobernarse. La motivación para la elección puede ser definida

    como económica, instrumental o práctica, mas, en última instancia, su prin-

    cipal función es ofrecer seguridad y protección a los individuos.

    Crítica a Rawls de RonaldDworkin

    Ronald Dworkin es un au-tor que arguye que la fuertedependencia que la obra de

    Rawls tiene de las teorías delcontrato social la convierte enun conjunto de postulados es-peculativos incapaces de fun-damentar adecuadamente losprincipios de la política liberalreal.

  • 8/17/2019 Contrato Soberanía y Poder

    22/58

    © FUOC • P08/80522/01932 22 Contrato, soberanía y poder 

    Muchos autores retrotraen las teorías del contrato a la Grecia clásica, concre-

    tamente a la diferencia entre lo natural y la convención. La idea de un acuer-

    do como origen de la sociedad política y su organización aparece en algunos

    sofistas, en Epicúreo y en alguna obra de Platón. En ese sentido, los griegos

    clásicos atribuyen el origen de la justicia al deseo que todos tenemos de no

    recibir daños o agresiones. La obligación, instinto o deseo de preservar la hu-manidad en general y a nosotros mismos en particular, no se puede mantener

    en el estado de naturaleza, y el disfrute de nuestras propiedades como condi-

    ción de auto-preservación resulta especialmente precario en ese estado. Por el

    contrario, la sociedad política o civil permite remediar estos problemas y llega

    a nuestra existencia cuando el poder ejecutivo de cada uno de nosotros en

    el estado de naturaleza es cedido a la sociedad como totalidad. Por tanto, en

    última instancia será nuestra obligación de auto-preservación, que a veces se

    define como derecho contra otras personas, la que impulsa de un modo casi

    lógico la creación de la sociedad civil. Conviene resaltar que ese momento de

    creación es un momento de consenso. En ese instante, nuestras obligaciones

    morales se convierten en políticas y será el reconocimiento de la legitimidad

    del poder político al que estamos sujetos lo que permitirá nuestra obediencia

    al mismo.

    Las teorías del contrato también suponen un cambio radical en la imagen de

    persona o ser humano que manejan. Ésta pasa de ser una estructura determi-

    nada por Dios y los pecados que comete en el mundo a constituirse en ente

    autónomo y reflexivo, capaz de dotarse de los órganos de Gobierno y convi-

    vencia que más le interesan. En ese sentido, las teorías del contrato que hemosrevisado acaban convirtiendo, de un modo más o menos explícito, al Estado

    en la principal fuente moral, a través de la cual los intereses de los individuos

    se expresan. La primera obligación del ciudadano es con el Estado y viceversa.

    Todos estos elementos conformarán el espacio político como un terreno inde-

    pendiente y ajeno a la religión; susceptible de ser analizado a partir de las ló-

    gicas que despliega y las normas que prefigura. No obstante, a pesar de la con-

    siderable revolución que supone el pensamiento contractual en relación con

    el pensamiento previo impregnado de consideraciones religiosas, las críticas

    que ha recibido han sido numerosas. Las más importantes son las siguientes:

    1) Se denuncia que el origen de la sociedad y el Gobierno no descansa en el

    acuerdo de individuos naturalmente libres e iguales. Nacemos en estructuras

    de autoridad predeterminadas que generan obligaciones prácticamente natu-

    rales. Es decir, la condición natural del ser humano es la sociedad y no un

    hipotético estado de naturaleza previo a ésta. En esa línea, algunos autores

    concretan la reflexión añadiendo que el Estado no deriva de un acuerdo entre

    partes iguales sino de un ancestral derecho de patriarcado.

    2) También se denuncia que el consenso puede legitimar los orígenes del Go-

    bierno, pero los intereses de ciertos grupos o individuos operan activamente

    para mantener su continuidad y un statu quo desigual. Además, conviene tener

    Lecturas recomendadas

    Si se desea ampliar la infor-mación sobre el primer ar-gumento de crítica al pensa-miento contractual, puedeconsultarse:

    C. Pateman (1988). The Se-xual Contract . Cambridge: Po-lity Press.

     J. Plamenatz (1992). Man and Society . London: Longman.

  • 8/17/2019 Contrato Soberanía y Poder

    23/58

    © FUOC • P08/80522/01932 23 Contrato, soberanía y poder 

    en cuenta que en tanto que los gobiernos aseguran la paz y ciertas comodida-

    des, no es el consenso de nuestros antepasados el que garantiza su estabilidad

    sino nuestro acuerdo tácito y cotidiano.

    3) En tercer lugar se arguye que la idea de contrato social es redundante para

    explicar nuestras obligaciones con el Gobierno y el statu quo. Si preguntamosa las mencionadas teorías por qué los individuos deberían mantener sus pro-

    mesas y acuerdos, sus respuestas se dan en términos de razones utilitarias o

    en términos de las consecuencias que supondría la ruptura de tal promesa.

    Por ejemplo: los individuos sufrirían la desaprobación de sus conciudadanos,

    no se beneficiarán de las ventajas de la cooperación social, etc. Por tanto, el

    mantenimiento del acuerdo no es más que una institución o práctica social

    útil a largo plazo para el ciudadano. Nos beneficiamos individualmente de que

    todo el mundo mantenga esa promesa; es decir, es el interés general el que nos

    beneficia particularmente. En ese caso, no es necesario apelar a un contrato

    o promesa que se realizó en el pasado como base de la obligación política, se

    puede simplemente apelar, de manera directa y mucho más sencillamente, a

    un interés general, que se desarrolla y actualiza cotidianamente en el presente

    y establece ciertos fundamentos para el futuro.

    4) Una de las críticas más elaboradas que ha recibido el pensamiento contrac-

    tual se halla en el pensamiento de Hegel. Para este autor, la idea de un contrato

    original y continuado entre las personas y el monarca asume de manera poco

    reflexiva la separación y autonomía de los individuos y olvida su previa unidad

    en diferentes dimensiones: biológica, ontológica, etc. Se concibe, por tanto, elEstado como una asociación voluntaria con obligaciones libremente elegidas

    y se proporciona prioridad al derecho privado sobre el público, ignorando que

    el primero depende completamente del segundo. El Estado no es una relación

    contractual designada para proteger los derechos individuales de propiedad,

    ni para vigilar los de los ciudadanos o salvaguardar la figura del monarca. El

    Estado es un horizonte del desarrollo de la razón humana, la línea hacia la

    que tiende su evolución. Es un orden ético en el que los individuos realizan

    sus máximas capacidades y potencialidades. No hacen ninguna elección, na-

    cemos para ello, con la disposición para lograr ese estado de organización, que

    primero es racional y mental y más tarde, material y físico.

    A pesar de estas críticas conviene no perder de vista que el pensamiento con-

    tractual constituye el núcleo central del pensamiento político liberal. A conti-

    nuación, como cierre de este apartado, revisaremos las principales caracterís-

    ticas de tal doctrina.

    Lecturas recomendadas

    Para ampliar el contenido delsegundo argumento consúl-tese:

    A. McIntyre (1981). After Vir-tue. London: Duckworth.

    M. Walzer (1983). Spheres of  Justice. Oxford: Blackwell.

    Lectura recomendada

    C. Taylor (1992). Multicultu-ralism and the Politics of Re-cognition. Princeton: Prince-ton University Press.

    En esta obra se pueden en-contrar más elementos paradesarrollar el tercer argumen-

    to de crítica al pensamientocontractual.

  • 8/17/2019 Contrato Soberanía y Poder

    24/58

    © FUOC • P08/80522/01932 24 Contrato, soberanía y poder 

    2.4. La doctrina liberal

    1) El principal supuesto del liberalismo político tiene que ver con el individuo.

    Se considera a la persona como una estructura individual y autónoma, y esta

    condición está por encima de todo aspecto social o colectivo.

    En relación con esta cuestión se plantea la idea de libertad como un derecho

    inviolable de la persona que se refiere a diversos aspectos: libertad de pensa-

    miento, de expresión, de asociación, de prensa, de culto, etc. Su único límite

    se halla en la libertad de los demás. Semejante concepción constituye una ga-

    rantía frente a la intromisión del Gobierno en la vida de los individuos.

    2) El segundo supuesto es la igualdad. Para el liberalismo todos los ciudadanos

    son iguales ante la ley y para el Estado.

    3) El tercero hace referencia al respeto a la propiedad privada como fuente de

    desarrollo individual y como derecho inobjetable que debe ser salvaguardado

    por la ley y protegido por el Estado. En ese sentido, el denominado liberalismo

    económico defiende la no intromisión del Estado en las relaciones mercan-

    tiles entre los ciudadanos (reduciendo los impuestos a su mínima expresión y

    eliminando cualquier regulación sobre el comercio, la producción, la banca,

    etc.), sin dejar de lado la protección a los "débiles" (subsidios de desempleo).

    Normalmente se identifica liberalismo económico con sistema capitalista, no

    obstante, este último no tiene que ser necesariamente liberal, ni el liberalismo,

    por definición, requiere un sistema capitalista.

    La doctrina liberal inspiró la organización del Estado durante el siglo XIX.

    Pero para conseguir cambiar y consolidar un nuevo sistema de gobierno era

    precisa una profundacrítica y transformación social y económica, de modo

    que todos los individuos tuvieran los mismos privilegios y unas posibilidades

    de acción idénticas. Éste será el horizonte en el que se forjará la tradición

    marxista del pensamiento político.

  • 8/17/2019 Contrato Soberanía y Poder

    25/58

    © FUOC • P08/80522/01932 25 Contrato, soberanía y poder 

    3. La tradición marxista

    Las propuestas y análisis de Karl Marx han tenido una impronta tremendaen la historia factual e intelectual de Europa. No obstante, su reconocimiento

    académico se dará de manera extremadamente tardía. Hasta la década de los

    años sesenta del siglo pasado no se reconocerá la importancia que tiene en el

    nacimiento de la sociología académica, hasta los setenta su relevancia en el

    pensamiento histórico y hasta hace muy poco tiempo no se le concedió que su

    obra haya permitido una completa reformulación de nuestra manera de en-

    tender las relaciones sociales. Su herencia se ha prolongado en pensadores tan

    relevantes como Louis Althusser , que reivindicó el carácter eminentemente

    científico de la obra de Marx,  Jürgen Habermas, que lo ha adaptado a una

    sociedad profundamente mediática en su funcionamiento o Alain Badiou,

    que ha articulado sus propuestas con desarrollos de la teoría matemática de

    conjuntos.

    La mejor manera de comprender el amplio espectro de las propuestas de Marx

    sobre el pensamiento político consiste en iniciar su análisis a partir de la crítica

    que plantea a las teorías del contrato social.

    3.1. La crítica marxista a las teorías del contrato social

    Marx fundamenta su crítica al pensamiento contractual, en concreto, y al libe-

    ralismo, en general, en la posición sobre el contrato social que defiende Hegel.

    Al igual que éste, niega que los individuos tengan una existencia pre-social o

    que sus identidades dispongan de una constitución anterior a la aparición de

    la sociedad civil. De hecho, Marx sostiene que la situación de estado natural

    de conflicto que, por ejemplo, describe Hobbes señala, precisamente, un mo-

    mento histórico específico en la evolución de la humanidad: el modo de pro-

    ducción capitalista, que enfrenta a los individuos entre sí y los hace competir

    por recursos escasos.

    Marx denuncia cuatro aspectos de la tradición del contrato social:

    1) Asumir y reforzar premisas individualistas que universalizan y deshistorizan

    una concepción de la naturaleza humana que no es más que un producto de

    un modo concreto de producción (el capitalista).

    2) Postular una libertad formal que proviene de un marco social en el que la

    mayoría de las personas disfrutan de poca libertad sustantiva (el liberalismo).

    En contraste con la idealización del individuo abstracto, Marx sostiene que el

    sistema de producción capitalista niega la posibilidad de una verdadera exis-

    tencia a las personas que venden su fuerza de trabajo al mercado.

    Karl Marx

    Karl Heinrich Marx nació en laantigua Prusia (1818) y murióen Londres (1883). Se le con-sidera filósofo, historiador, so-ciólogo, economista y pensa-dor socialista. Estableció las ba-ses teóricas del denominadosocialismo científico y del comu-nismo.

  • 8/17/2019 Contrato Soberanía y Poder

    26/58

    © FUOC • P08/80522/01932 26 Contrato, soberanía y poder 

    3) Soslayar que cualquier compromiso legitimado en un contrato social sólo

    refleja la asimetría de fuerzas que establece el modo de producción capitalis-

    ta. Así, cualquier compromiso realizado en estas condiciones no puede tener

    ningún tipo de legitimidad.

    4) No entender que dado que la política está determinada por el modo deproducción, cualquier intento de asegurar la emancipación humana sólo es

    posible con una revolución que desborde y anule el sistema capitalista. Exclu-

    sivamente a través de ella se puede alcanzar una comunidad genuina que per-

    mitirá al ser humano realizar todos sus deseos y su potencial creador.

    En definitiva, el estado de paz y seguridad civil que permita a los seres

    humanos alcanzar su desarrollo pleno no se puede lograr a través de un

    contrato o pacto social; por el contrario, ese estado llegará tras un mo-

    vimiento revolucionario que transforme completamente las relacionesde producción.

    3.2. El pensamiento político

    A pesar de rescatar el pensamiento de Hegel en su crítica anterior, Marx in-

    vierte los argumentos hegelianos en el momento de analizar las funciones del

    Estado y de la democracia.

    Considera que el mundo real no puede deducirse de ningún tipo de

    abstracción ideal o teórica. El sujeto de nuestra realidad cotidiana vive

    en un mundo material y está afectado inmediata y directamente por las

    instituciones políticas del Estado.

    Para Hegel la sociedad civil incluía todas las relaciones familiares y económicas

    que están fuera de la estructura jurídica y política del Estado. Tal sociedad es de

    por sí un ámbito de egoísmo donde cada hombre compite contra los demás.

    Los seres humanos son racionales y ordenados en la medida en que aceptanel orden inherente del Estado que limita los intereses egoístas de las acciones

    humanas. El Estado está separado de las vidas de los individuos y tiene priori-

    dad lógica sobre ellos. El individuo que crea realmente la historia debe subor-

    dinarse a los ideales de participación política que encarna lo estatal. Para Marx,

    no obstante, el Estado es una forma de alienación de la actividad política

    y da cuerpo a unos derechos efímeros. Para Hegel los derechos políticos de

    representación ejercen el papel de mediadores entre el individualismo egoísta

    de la sociedad civil y el universalismo del Estado. Para Marx, sin embargo, la

    realidad es la prosecución de intereses particulares y la participación general

    en la vida política, sólo un ideal.

  • 8/17/2019 Contrato Soberanía y Poder

    27/58

    © FUOC • P08/80522/01932 27 Contrato, soberanía y poder 

    Para que se realice una verdadera democracia debe superarse la aliena-

    ción entre individuo y comunidad política.

    Marx aboga por vincular la crítica teórica de la política con la experiencia de

    un grupo social concreto que se ha vuelto revolucionario por su posición en

    la sociedad. Así, en el proletariado encontró el carácter universal que Hegel

    buscó en los ideales encarnados en el Estado racional.

    El proletariado es universal puesto que sus sufrimientos y su dolor lo

    son. Esta clase condensa en sí misma los peores males de la sociedad. Sus

    condiciones de vida de extrema pobreza no son naturales ni resultado

    de la falta de recursos materiales. Constituyen el producto artificial de la

    organización contemporánea de la producción industrial. El proletaria-

    do recibe la irracionalidad completa de la sociedad y su emancipación

    es, por lo tanto, la emancipación global de la sociedad.

    En esa línea, Marx denuncia los escritos de la mayoría de economistas políticos

    porque presuponen las condiciones de producción del capitalismo en todas las

    formas de economía. Los economistas asumen de manera acrítica la economía

    de mercado y la propiedad privada. La búsqueda del propio interés y el afán de

    lucro se consideran, de este modo, características naturales del ser humano.

    Del mismo modo, los economistas sostienen que las relaciones económicas

    pueden tratarse de manera abstracta y sus conceptos tienen vida al margen de

    la mediación de los propios seres humanos. Todo lo reducen a la experiencia

    de un homo economicus. Para Marx, sin embargo, los fenómenos económicos

    son fenómenos sociales y la existencia de un tipo de economía presupone un

    tipo de sociedad. Y, por otro lado, los economistas soslayan sistemáticamente

    lo que es intrínseco a la producción capitalista: la división de clases, el con-

    flicto endémico entre éstas por la distribución de los frutos de la producción

    industrial y el predominio de la clase capitalista.

    Marx constata un hecho económico histórico: cuanto más avanza el capita-

    lismo más se empobrecen los trabajadores. El trabajador es expoliado, pier-

    de sistemáticamente el fruto de su trabajo y corre la misma suerte que los ob-

    jetos que produce. Es decir, la desvalorización del mundo humano crece con

    la valorización de las cosas. A través de su trabajo, el ser humano transforma

    la realidad natural y en el sistema capitalista se produce el fenómeno de que

    el trabajador no ejerce control sobre lo que produce. Sus productos se tornan

    objetos extraños e independientes, se objetivan y acaban siendo más impor-

    tantes que su creador. Ésta, y no otra, es la verdadera raíz de la alienación.

  • 8/17/2019 Contrato Soberanía y Poder

    28/58

    © FUOC • P08/80522/01932 28 Contrato, soberanía y poder 

    El trabajador no tiene capacidad de decisión sobre el destino de su esfuerzo

    y se aliena en su misma actividad productiva. Y puesto que las relaciones eco-

    nómicas son relaciones sociales, la alienación tiene dos grandes consecuencias

    socioculturales:

    1) En primer lugar, las relaciones humanas se reducen a relaciones de mercado.

    2) En segundo lugar, el individuo acaba concebido como entidad autónoma

    aislada en sí misma.

    El ser humano nace en sociedad y es modelado por ella (sus facultades, gustos,

    deseos, capacidades...). Todo individuo es el término de la cultura acumulada

    por las generaciones precedentes. Y todo esto se subvierte y anula en el capi-

    talismo. A pesar de tal cosa, Marx se considera un pensador optimista y cree

    que la alienación se puede superar si se consigue abolir la propiedad privada.

    Si se extirpa la relación entre ésta y el trabajo asalariado se acabará reorgani-

    zando la sociedad. El producto de tal reorganización es denominado realidad

    comunista. En ella no se niega la individualidad de cada persona, al contrario,

    se respeta y permite la expansión de las capacidades y potencialidades de cada

    individuo y, entre otras cosas, esa realidad es profundamente material.

    3.3. El materialismo histórico

    La obra de Marx sostiene que la historia es la sucesión de diversas gene-

    raciones, cada una de las cuales explota los materiales, capitales y fuer-

    zas productivas transmitidas por las precedentes. Es decir, se prosigue

    en condiciones completamente distintas la actividad precedente y se

    modifican las circunstancias anteriores mediante la actividad presente.

    Marx denomina a esa actividad "trabajo". El concepto se define como

    intercambio con el medio, una acción que utiliza los recursos que el ser

    humano tiene a su alcance y que le permite intervenir y modificar la

    naturaleza. Por tanto, la actividad productiva humana está en la raíz dela sociedad. Con sus acciones cotidianas todo individuo vuelve a crear y

    reproducir la sociedad que le ha tocado vivir. Tal evento es la dimensión

    más estable que se puede hallar en la organización social.

    Para Marx nuestra sociedad es la culminación de un proceso acelerado de divi-

    sión del trabajo que ha provocado una masiva alienación y la intensificación

    de la propiedad privada. Él rechaza la mencionada división porque al identi-

    ficar a los hombres con su especialización profesional les niega sus capacida-

    des de productor universal. El principal corolario de este estado de cosas esel surgimiento de las clases sociales. Ellas surgen allí donde las relaciones de

    producción entrañan una división diferenciada del trabajo que permite una

  • 8/17/2019 Contrato Soberanía y Poder

    29/58

    © FUOC • P08/80522/01932 29 Contrato, soberanía y poder 

    acumulación de producción excedente. Ésta puede pasar a manos de un gru-

    po determinado que, de esa manera, se coloca en una relación explotadora

    respecto a la masa de productores.

    Las clases no deben identificarse con la fuente de ingresos o con la posición

    funcional en la división del trabajo. Al contrario, se constituyen a través dela relación que establecen algunos grupos con la posesión de los medios de

    producción. Por tanto, las clases son sencillamente un aspecto más de las re-

    laciones de producción. Además, como ya hemos indicado, la noción de cla-

    se siempre implica por definición una relación conflictiva. Las relaciones de

    clase, y no otro tipo de relaciones, son el eje a partir del cual se distribuye y

    depende el poder y la organización política.

    Por tanto, en la obra de Marx se torna evidente que la forma de gestión

    política se relaciona con el modo de producción: poder político y eco-nómico aparecen completamente unidos.

    Debido a todo lo anterior, en las sociedades clasistas, la clase dominante pro-

    duce formas ideológicas que legitiman su dominio. Cuando se poseen los me-

    dios para la producción material, se ostentan, también, los medios para la

    creación intelectual.

    Marx, frente a muchos autores de su época, defiende que la concienciaestá completamente enraizada en la praxis y, como hemos indicado,

    ésta es completamente social.

    Su obra es una crítica directa contra el idealismo que pretende analizar las

    propiedades de una sociedad deduciéndolas del contenido de los sistemas de

    ideas que predominan en ella. Esa posición no tiene en cuenta que la relación

    entre valores y poder no es unilateral: los propietarios de los medios de pro-

    ducción también producen los medios para difundir las ideas que legitiman

    su predominio. La ideología, por tanto, debe analizarse en conexión con lasrelaciones sociales que la incluyen. Por tanto, si deseamos conocer bien un

    sistema ideológico, hay que estudiar los procesos concretos que dan origen a

    sus ideas y los factores que determinan qué ideas se colocan en lugar destaca-

    do dentro de una determinada sociedad. Ni la continuidad ni el cambio de

    ideas pueden explicarse con las meras categorías internas de su contenido. Las

    ideas evolucionan como elementos de la conciencia de unos seres humanos

    que viven en sociedad, desplegando en su vida cotidiana una praxis muy es-

    pecífica. De este modo, las circunstancias sociales en que acontece la actividad

    de los individuos condicionan la percepción que éstos tienen del mundo en

    el que viven.

  • 8/17/2019 Contrato Soberanía y Poder

    30/58

    © FUOC • P08/80522/01932 30 Contrato, soberanía y poder 

    Ejemplo

    Por ejemplo, el lenguaje es expresión de la conciencia práctica de los hombres, y, portanto, se entenderá que Marx sostenga que en las sociedades clasistas, las ideas de lasclases dominantes son las que predominan en cualquier época.

    En el caso concreto de la sociedad burguesa, observamos que las capacidades

    productivas humanas se han realizado como nunca ocurrió en otros momen-

    tos históricos. Se han universalizado las relaciones de clase y se han organizado

    a partir de la dicotomía burguesía-proletariado. Tal cosa es la que distingue

    a la sociedad burguesa de otras formas de sociedad clasista y su desarrollo se

    explica a partir de las características peculiares que tiene el sistema capitalista.

    3.4. Teoría del desarrollo capitalista

    La bolsa en acción

    Sin duda alguna, la obra más conocida de Marx es el Capital. En ella intentó

    explicar la dinámica de la sociedad burguesa y desvelar poco a poco la leyeconómica que preside su movimiento de desarrollo.

    El Capital arranca su examen mostrando que en el sistema capitalista no se

    produce exclusivamente para cubrir las propias necesidades. Hay un mercado

    de intercambio con unas dimensiones terriblemente amplias. Así, toda mer-

    cancía producida tiene dos valores: un valor de uso y otro de cambio.

    Marx toma de Ricardo y Adam Smith la premisa de que cualquier objeto sólo

    tiene valor en la medida en que se ha desempeñado cierta fuerza de trabajo

    humano para producirlo. Y las condiciones de producción industrial permitenque un trabajador produzca en un día mucho más de lo necesario para cubrir

    el coste de su subsistencia. Todo lo que produce y va más allá de lo que nece-

    sita es plusvalía, un excedente de valor que queda en posesión del capitalista.

    Categorías tradicionalmente importantes en la economía como pueden ser los

    precios, las rentas, los tipos de interés, etc. son relevantes para Marx, pero no

    tanto como la relación social que está en la raíz de todas ellas: una profunda

    explotación.

    El sistema capitalista busca competitivamente la plusvalía. Esto, a su vez,

    define una profunda paradoja en su interior que consiste en lo siguiente:

    a) El capitalismo aumenta sin cesar su producción aspirando a maximizar sus

    beneficios. No obstante, cuando la producción sobrepasa el nivel que puede

    absorber el mercado cae la cuota de ganancia.

    b) Si los beneficios de los propietarios de los medios de producción disminu-

    yen, dejan de invertir en tales medios y se despide fuerza de trabajo.

    c) El despido masivo hace caer la capacidad adquisitiva del consumidor, eventoque todavía acentúa mucho más la pérdida de beneficio de los productores.

    El Capital  de Karl Marx

    El Capital se concibió comoun tratado de crítica de la eco-nomía política. Sin embargo,puede interpretarse como unanálisis de la especificidad his-tórica de la sociedad moderna.En tanto que Marx arguye quela esfera económica (el capital)condiciona el funcionamien-to de la sociedad moderna, elexamen de ese saber se con-vierte en el punto de partidapara comprender cómo fun-ciona tal sociedad. La obra sedivide en cuatro tomos: TomoI. El proceso de producción delcapital; Tomo II. El proceso decirculación del capital; TomoIII. El proceso global de la pro-ducción capitalista; Tomo IV.La teoría de la plusvalía.

  • 8/17/2019 Contrato Soberanía y Poder

    31/58

    © FUOC • P08/80522/01932 31 Contrato, soberanía y poder 

    d) Finalmente, cierran medios de producción.

    e) El cierre de fábricas y empresas aumenta el paro, cosa que, a su vez, hace

    que caiga el salario que se paga por la fuerza de trabajo.

    f) No obstante, la anterior condición permite que los medios de producciónque han aguantado la crisis sin quebrar repunten su cuota de beneficio: pagan

    menos a sus trabajadores y se incrementa su margen de beneficio.

    g) Lo anterior permitirá aumentar el nivel de inversión, se activará la produc-

    ción, contratación de nueva fuerza de trabajo, se incentivará el consumo y se

    aliviará la crisis. Alcanzado este punto, comienza de nuevo todo el ciclo.

    Con este análisis Marx muestra que las crisis del capitalismo no son un colap-

    so o riesgo del sistema sino un mecanismo regulador que permite restaurar

    cierto equilibrio cuando se alcanza un nivel determinado de sobreproducción.

    Además, el capitalismo necesita una cuota de parados, un ejército de reserva

    que sirve para controlar los salarios. Para Marx, mientras la clase capitalista

    acumula cada vez más riqueza, los salarios de la clase obrera no pueden subir

    más allá del nivel de subsistencia. Y, por otro lado, el capitalismo presenta la

    tendencia hacia la concentración y la centralización del capital. Esto lleva a la

    constitución de unidades productivas cada vez mayores.

    Reflexión

    Como hemos mencionado hace un instante, a pesar de su diagnóstico social, la obra deMarx es profundamente optimista. Sostiene que el capitalismo encierra el germen de supropia destrucción y trascendencia. Esto es así en tanto que los cambios sociales objetivosasociados a la producción capitalista permiten que el proletariado adquiera concienciade su condición de expolio. Esa conciencia es el primer paso para desplegar una praxisrevolucionaria que permita el advenimiento de otro tipo de sociedad: la comunista.

    3.5. Valoración y crítica de la tradición marxista

    Uno de los principales logros de las obras de Marx consiste en documentar

    ampliamente la metamorfosis que experimentan en la modernidad las relacio-

    nes humanas y que la convierten en fenómenos de mercado. Tal cosa se debe

    esencialmente a la universalización de las relaciones sociales que ha llevado

    a cabo una sociedad burguesa que transforma todo tipo de relaciones en un

    asunto de clases.

    De este modo, Marx muestra que la esencia del capitalismo no es tanto el

    beneficio pecuniario como unas relaciones antagónicas entre el capital

    que se acumula incesantemente y el trabajo asalariado de una fuerza

    que para subsistir tiene que vender su trabajo.

    Toma del palacio de invierno (1917, SanPetersburgo)

  • 8/17/2019 Contrato Soberanía y Poder

    32/58

    © FUOC • P08/80522/01932 32 Contrato, soberanía y poder 

    Entre los elementos que Marx soslayó en sus análisis y ya comenzaban a des-

    puntar en su momento histórico conviene destacar el auge del capitalismo

    especulativo. Éste se prefigura como un sistema que no se apoya en la pro-

    ducción directa de bienes y que no se ciñe estrictamente al ciclo de desarrollo

    que hemos comentado anteriormente.

    Del mismo modo, su análisis también fue opaco a la enorme capacidad de

    adaptación y transformación que exhibe el sistema capitalista ante sus reitera-

    das crisis. Esa adaptación implica transformar completamente la sociedad eu-

    ropea, asumir cierto nivel de intervención del Estado en la economía, el creci-

    miento del sector de empleados de cuello blanco o la sustitución de la antigua

    clase alta de propietarios por un pluralismo de elites más amorfo y difuso.

    A continuación revisaremos brevemente alguna de sus expresiones más im-

    portantes en la filosofía política actual.

    3.6. El marxismo en el siglo XXI: Steven Lukes y la teoría crítica

    La propuesta de Steven Lukes desarrolla hasta sus últimas consecuencias el te-

    ma marxista de la falsa conciencia que la sociedad capitalista impone a la clase

    trabajadora. En ese sentido, sus propuestas más conocidas parten de la asun-

    ción de que el poder opera de tal manera que los sometidos a su influencia tie-

    nen una falsa comprensión del lugar en que residen sus verdaderos intereses.

    Reflexión

    En cualquier caso, la obra deMarx ha dejado una profundahuella en el pensamiento eu-ropeo. Su legado ha sido reco-gido, reelaborado y renovadopor numerosos autores y diver-sas escuelas de pensamiento.

    O sea, el poder interviene especialmente manipulando el pensamiento de sus víctimas:

    "¿Acaso no consiste el ejercicio supremo del poder en lograr que otro u otros experimen-ten los deseos que usted desea que tengan, es decir, en garantizar su sumisión medianteel control de sus pensamientos y deseos?

    Lukes, S. (1985). El poder: un enfoque radical (p.23). Madrid: Siglo XXI.

    No obstante, la propuesta de Lukes hace referencia a un ejercicio que más

    que actuar sobre individuos aislados lo hace sobre colectivos amplios, crean-

    do conductas socialmente estructuradas y culturalmente pautadas. Desde esta

    perspectiva, los ciudadanos son considerados agentes libres e independientes

    y, al mismo tiempo, entidades sometidas potencialmente a la regulación desus características por parte del Gobierno. De tal manera que la conformación

    de pensamientos y deseos hace que el pueblo yerre en su juicio y por eso actúe

    libremente en perjuicio de sus intereses. Para Lukes este peligro se puede exor-

    cizar si la toma colectiva de decisiones se realiza bajo condiciones de absoluta

    participación democrática.

    Muchas interacciones sociales cotidianas son consideradas por este autor co-

    mo instrumentos de poder. Por tanto, la sociedad civil es conceptualizada co-

    mo esfera de interacción cotidiana y terreno de liza de fuerzas sociales con

    intereses contrapuestos. La sociedad civil está dominada, material e ideológi-

    Lectura recomendada

    Steven Michael Lukes (1941)es autor de multitud de artí-culos y libros en los que revi-sa y actualiza el pensamien-to de Marx desde la ópticade nuestra actual sociedadde consumo. Su obra más re-conocida es Power: A RadicalView (2005, 2.ª ed.), Hamps-hire: Palgrave MacMillan.

  • 8/17/2019 Contrato Soberanía y Poder

    33/58

    © FUOC • P08/80522/01932 33 Contrato, soberanía y poder 

    camente, por una poderosa minoría. El hecho de que se impida a la mayoría

    reconocer sus verdaderos intereses garantiza el consentimiento y su subordi-

    nación.

    En las propuestas de Lukes resuenan ampliamente las formulaciones de auto-

    res pertenecientes a la teoría crítica, especialmente la obra de Marcuse y laposterior de Habermas.

    El primero, en un libro titulado El hombre unidimensional, arguye que las socie-

    dades industriales avanzadas han convertido la libertad en un simple ejerci-

    cio de dominación. Las elecciones libres que realizamos cada uno de nosotros

    sirven para perpetuar las relaciones de poder que promueven los intereses de

    aquellos que dominan. Lo que permite que tales decisiones tengan semejante

    efecto es el hecho de que el propio sistema de dominación proporciona a sus

    víctimas ideas falsas acerca de sus intereses, deseos y necesidades. Actuamos

    libremente sobre la base de una ideología que nos han impuesto desde fuera a

    través de la propaganda, los medios de comunicación y la cultura en general.

    Para Marcuse, nuestra sociedad civil es producto de un proceso de racionaliza-

    ción que ha destruido cualquier espacio que el individuo pudiera utilizar para

    elaborar una crítica moral de su presente.

    Teoría crítica

    Habitualmente se denomina teoría crítica a las propuestas del conjunto de pensadoresasociados a la Escuela de Frankfurt. Los más conocidos son Theodor Adorno, Walter Ben-jamin, Max Horkheimer, Herber Marcuse y Jürgen Habermas. Tales propuestas abarcan

    diferentes ámbitos del pensamiento –estética, artes, antropología, sociología y filosofía–y hacen una relectura creativa del marxismo, enfatizando su mirada eminentemente re-volucionaria y transformadora. Precisamente, esa explícita voluntad de cambio distinguea la Escuela de Frankfurt de otras lecturas y tradiciones que también han recurrido alpensamiento de Marx.

    Medios de comunicación

    En ese sentido, Habe