Contracorriente #32 - Suplemento especial Mayo de 1937

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Suplemento especial // Mayo 2012 www.clasecontraclase.org // [email protected] Precio a colaboración MAYO DEL ´37 por la reconstrucción de la cuarta internacional / ó rgano de Cuando Barcelona estuvo bajo control de los obreros D el 16 al 19 de mayo se rea- lizaron, organizadas la Agru- pación Revolucionarias No Pasaran que impulsamos desde Clase contra Clase junto a jóvenes y trabaja- dores revolucionarios, las jornadas para conmemorar el 75° aniversario de los conocidos como los hechos de mayo de 1937. Jornadas que contaron con dos charlas debate, una en la Universidad de Barcelona y otra en la Universidad Au- tónoma, y un recorrido por los princi- pales lugares donde se desarrollaron los hechos de mayo por el centro de la ciu- dad. Estas fueron una buena oportunidad para conocer la historia revolucionaria y obrera de nuestra ciudad, lugares por los que quizá pasamos habitualmente y que esconden un pasado de algunas de las gestas más valiosas de nuestra clase. No creemos que el capitalismo ten- ga una salida por la vía de la reforma, ni política, ni económica. Sino que los trabajadores y el resto de sectores popu- lares deberemos aprovechar las luchas que promete la actual crisis capitalista para prepararnos a llevar adelante el derrocamiento revolucionario de esta democracia para ricos, para poner la ri- queza en las manos y el control de los trabajadores... En ello creemos y para ello consideramos nos debemos de pre- parar, en primer lugar siendo parte ac- tiva y defendiendo esta perspectiva en todas las luchas que se den, a la vez que, reflexionamos y tratamos de aprender de los que antes que nosotros también se propusieron “tomar el cielo por asalto”. Estas heroicas jornadas de Mayo, dejan al desnudo, libre de toda vi- sión edulcorada o mitificadora, cuales fueron las diferentes estrategias que desplegaron las principales organiza- ciones obreras en la Revolución espa- ñola, y cuales las consecuencias de las mismas en el desenlace de los hechos. En cierta medida hablar de mayo del 37´, del ahogo en sangre de la revolu- ción española por parte del Gobierno republicano, la Generalitat y el PSUC, obliga a hacer un balance profundo, una reflexión honda, no solo de estas fuerzas, sino también de las que fueron parte activa de las jornadas revolucio- narias de julio, la CNT y el POUM. La revolución española y los Gobiernos de conciliación de clases La respuesta de los trabajadores al golpe fascista entre los días 18 y el 19 de julio de 1936 suponen el arranque de la revolución española. Mientras el Frente Popular y el Govern de la Gene- ralitat llamaban a la calma y asegura- ban tener la situación bajo control, los trabajadores salían en la búsqueda de armas para derrotar a los sublevados, consiguiendo derrotar el golpe militar en la mayor parte del territorio. Los fascistas fueron derrotados en buena parte del territorio, y el Estado burgués republicano dejaba en eviden- cia su impotencia, a la vez que que- daba en gran medida colapsado. La iniciativa pasó a manos de los obreros y campesinos que empezaron a llevar adelante transformaciones revolucio- narias, como las colectivizaciones de las tierras, las fábricas y sectores estratégicos como los transportes. El consumo quedó en manos de Comités de Abastos levantados por los obre- ros. También el Orden Público pasó a manos de estos, contando con las Pa- trullas de Control que establecieron el orden en la ciudad en lugar de la poli- cía. Esto dio impulso a la emergencia de las milicias, organizadas en escasos días y que de inmediato asumieron la Suplemento especial 75° Aniversario de los Hechos de Mayo por SANTIAGO LUPE y FEDERICO GROM

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Contracorriente #32 | Periódico de Clase contra Clase - Estado Español

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Suplemento especial // Mayo 2012 www.clasecontraclase.org // [email protected] Precio a colaboración

MAYO DEL ´37

por la reconst rucc ión de la cuar ta in ternac iona l / órgano de

MAYO DEL ´37MAYO DEL ´37MAYO DEL ´37Cuando Barcelona estuvo

bajo control de los obreros

Del 16 al 19 de mayo se rea-lizaron, organizadas la Agru-pación Revolucionarias No

Pasaran que impulsamos desde Clase contra Clase junto a jóvenes y trabaja-dores revolucionarios, las jornadas para conmemorar el 75° aniversario de los conocidos como los hechos de mayo de 1937. Jornadas que contaron con dos charlas debate, una en la Universidad de Barcelona y otra en la Universidad Au-tónoma, y un recorrido por los princi-pales lugares donde se desarrollaron los hechos de mayo por el centro de la ciu-dad. Estas fueron una buena oportunidad para conocer la historia revolucionaria y obrera de nuestra ciudad, lugares por los que quizá pasamos habitualmente y que esconden un pasado de algunas de las gestas más valiosas de nuestra clase.

No creemos que el capitalismo ten-ga una salida por la vía de la reforma, ni política, ni económica. Sino que los

trabajadores y el resto de sectores popu-lares deberemos aprovechar las luchas que promete la actual crisis capitalista para prepararnos a llevar adelante el derrocamiento revolucionario de esta democracia para ricos, para poner la ri-queza en las manos y el control de los trabajadores... En ello creemos y para ello consideramos nos debemos de pre-parar, en primer lugar siendo parte ac-tiva y defendiendo esta perspectiva en todas las luchas que se den, a la vez que, refl exionamos y tratamos de aprender de los que antes que nosotros también se propusieron “tomar el cielo por asalto”.

Estas heroicas jornadas de Mayo, dejan al desnudo, libre de toda vi-sión edulcorada o mitifi cadora, cuales fueron las diferentes estrategias que desplegaron las principales organiza-ciones obreras en la Revolución espa-ñola, y cuales las consecuencias de las mismas en el desenlace de los hechos.

En cierta medida hablar de mayo del 37´, del ahogo en sangre de la revolu-ción española por parte del Gobierno republicano, la Generalitat y el PSUC, obliga a hacer un balance profundo, una refl exión honda, no solo de estas fuerzas, sino también de las que fueron parte activa de las jornadas revolucio-narias de julio, la CNT y el POUM.

La revolución española y los Gobiernos de conciliación de clases

La respuesta de los trabajadores al golpe fascista entre los días 18 y el 19 de julio de 1936 suponen el arranque de la revolución española. Mientras el Frente Popular y el Govern de la Gene-ralitat llamaban a la calma y asegura-ban tener la situación bajo control, los trabajadores salían en la búsqueda de

armas para derrotar a los sublevados, consiguiendo derrotar el golpe militar en la mayor parte del territorio.

Los fascistas fueron derrotados en buena parte del territorio, y el Estado burgués republicano dejaba en eviden-cia su impotencia, a la vez que que-daba en gran medida colapsado. La iniciativa pasó a manos de los obreros y campesinos que empezaron a llevar adelante transformaciones revolucio-narias, como las colectivizaciones de las tierras, las fábricas y sectores estratégicos como los transportes. El consumo quedó en manos de Comités de Abastos levantados por los obre-ros. También el Orden Público pasó a manos de estos, contando con las Pa-trullas de Control que establecieron el orden en la ciudad en lugar de la poli-cía. Esto dio impulso a la emergencia de las milicias, organizadas en escasos días y que de inmediato asumieron la

Suplemento especial

75° Aniversario de los Hechos de Mayo

por SANTIAGO LUPE y FEDERICO GROM

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lucha militar contra el fascismo, avan-zando sobre parte de Aragón y expor-tando la revolución por todos los terri-torios que pasaban.

Esta ofensiva de los trabajadores era el temor de la burguesía, no sólo la fascista, sino también la republicana. Desde la hora cero de la revolución, sus representantes políticos comenzaron a diseñar la política con la que tratarían de recomponer el Estado republicano y li-quidar los organismos de auto-organiza-ción de los trabajadores y las conquistas revolucionarias de julio. Desgraciada-mente las organizaciones obreras, como la CNT-FAI y el POUM, se mostraron desde el primer momento dispuestas a colaborar con esta tarea, por medio de la colaboración gubernamental.

Desde diferentes organismos, como el Comité Central de Milicias Antifascistas, o el Consejo de Economía de la Gene-ralitat, se fue llegando al primer Govern con consellers de la CNT y el POUM el 26 septiembre de 1936. A comienzos de noviembre la dirección nacional de la CNT-FAI hizo extensiva esta colabo-ración con 4 ministros anarquistas en el Gobierno central, entre ellos García Oli-ver y Federica Monsteny.

Será sobre todo el Govern de la Ge-neralitat el encargado de ir aprobando los principales decretos contrarrevo-

lucionarios, que a la vez que ayuda-ban a reconstruir el Estado burgués, iban aniquilando las conquistas revo-lucionarias de julio. La participación de la CNT y el POUM actuará de “va-lidador” de izquierdas, a los ojos de los trabajadores, de esta política con-trarrevolucionaria. La línea colabora-cionista de clase de estas direcciones alejará la posibilidad de que aquella multiplicidad de comités se pudiera coordinar y centralizar para imponer-se sobre el poder burgués.

Hay que decir que la CNT catalana y nacional, que no sólo era el principal sindicato en afi liación junto a la socia-lista UGT, si no que además acostum-braba a organizar a los sectores más combativos del movimiento obrero en muchas regiones, como Catalunya, al apoyar al gobierno de Companys y Largo Caballero, aportó un elemento decisivo para desorganizar a la clase trabajadora, no sólo militarmente, sino también políticamente, para hacer fren-te a la contrarrevolución en curso.

A la vez iba creciendo el “partido del orden”, el PSUC, que junto al PCE mantenía el discurso anti-revolucio-nario más ofensivo desde el comienzo de la guerra. Actuaban como correa de transmisión de Stalin, que quería de-mostrar su respetabilidad anti-revolu-cionaria a las potencias democráticas para llegar a un acuerdo defensivo de la URSS. Ayudado por los envíos de dinero, armas y personal técnico, po-lítico y militar de la URSS, comenzó una campaña de difamación contra los partidarios de la revolución se defi nían como abiertamente anti-estalinistas, el POUM, tachándolos de agentes nazis, llegando a forzar su expulsión de la Generalitat en Diciembre de 1936.

La primera medida tomada fue el decreto por el cual quedaban disuel-tos todos los Comités Locales, el 9 de octubre, que debían ser sustituidos por nuevos ayuntamientos con la misma proporción política que la del ejecuti-vo de la Generalitat. También se disol-vieron los tribunales revolucionarios que se habían ocupado de combatir a

los fascistas,

burgueses y quintocolumnistas, resta-bleciéndose la justicia burguesa, ahora rebautizada con el nombre de Tribuna-les Populares. Se aprobaron entonces los primeros decretos contra las colec-tividades de la industria y el campo, que buscaban asfi xiar negando présta-mos a aquellas que no estuviesen bajo el control de la Generalitat.

Y por supuesto, los decretos sobre la militarización de las milicias, por el cual, todas las milicias debían pasar a formar parte de un ejército tradicional a las órdenes de la República, y donde esto no ocurría se practicaba el des-abastecimiento sistemático de armas, municiones y pertrechos.

Expulsado el POUM de la Generali-tat, la CNT continuó dando cobertura a una batería de leyes que atacaban fron-talmente las colectividades y comités. Aboliendo los Comités de Abastos, dando vía libre de esta forma, a la es-peculación de muchos comerciantes con los productos de primera necesidad y su escasez por acaparamiento. Sólo cuando la Generalitat decretó contra las Patrullas de Control, los dirigentes de la CNT se opusieron, más bien como forma de conservar sus ministerios. Si quedaban totalmente desarmados, ¿iban a seguir contando con ellos? Sin embar-go esta oposición, fue la señal para la burguesía de que había que pasar a una nueva fase de la contra-revolución, una fase más agresiva, que es a la que se dará inicio con los hechos de mayo.

Los hechos de Mayo y la política de la CNT y el POUM

En la retaguardia republicana, el supuesto paladín del anti-fascismo a nivel mundial, los trabajadores tenían prohibido conmemorar el día interna-cional de la clase trabajadora. Un cla-ro ejemplo de cómo estaba avanzando la política contra-revolucionaria.

El lunes 3 de Mayo, el Comisario de Orden Público Rodríguez Salas, ligado al PSUC y la UGT, comandó

tres camiones de la Guardia de Asal-to republicana para tomar el control del edifi cio de la Telefónica. Además de un alto valor simbólico, para cuya toma el 19 de julio se habían dejado la vida numerosos compañeros, para la burguesía en su tarea de recomponer su Estado, el control de las comunica-ciones era un aspecto clave. Esto pro-vocó la inmediata respuesta de la ma-yor parte de los militantes revolucio-narios de la CNT, la FAI y el POUM, que empalmó con el malestar obrero y popular producto de los sucesivos de-cretos que minaban sus conquistas.

Esa tarde del día 3 de mayo, la Bar-celona obrera se volvió a alzar con las armas en la mano, a levantar barrica-das, esta vez para defender las con-quistas revolucionarias de julio, que la burguesía republicana, con sus aliados estalinistas, quería terminar de liqui-dar. Los barrios obreros volvieron a estar bajo el control armado de los tra-bajadores, mientras en El Palacio de la Generalitat, en la Plaza Sant Jaume, así como las sedes de Estat Catalá y el PSUC se fortifi caban con barricadas. Los cañones de Montjuic, bajo con-trol de obreros de la CNT, apuntaban a estos edifi cios. En Lleida se tomó el cuartel de la Guardia Nacional Repu-blicana, y en Tarragona y Girona fue-ron ocupadas las sedes de los partidos contra-revolucionarios. También la insurrección impactó en el frente, mi-licianos de la ex-Columna Lenin del POUM empezaron a marchar sobre Barcelona, también la División Roji-negra, e incluso la ex-Columna Du-rruti se concentró en Barbastro para decidirlo. Sólo la gestión de diversos dirigentes anarquistas pudo evitarlo.

Las estampas del 19 de julio se re-producían. Si en esa fecha, los traba-j a d o r e s

SUPLEMENTO ESPECIALSUPLEMENTO ESPECIAL

desoyeron los llamamientos a la calma del Frente Popular, ahora, en mayo, tenían que hacer oídos sordos a llamamientos del mismo tipo. Sin embargo, esta vez, venían de los diri-gentes que en julio les habían alentado a tomar las armas. En nombre de la unidad anti-fascista, los dirigentes re-gionales y nacionales de la CNT, per-sonifi cados en los ministros anarquis-tas como Montseny y Garcia Oliver, les pedían a los obreros entregar las armas, levantar las barricadas y vol-ver al trabajo. Actuaban así, una vez mas como aliados de “izquierda” de la contra-revolución burguesa-estalinis-ta que se proponía dar a la revolución su último golpe. Incluso después de la derrota de esta insurrección, en la que colaboraron, siguieron desplegan-do una política servil de la burguesía republicana. Tras ser expulsados del Gobierno central estarían rogando su reingreso en el Gobierno de Negrín hasta 1938, cuando lo consiguieron. Mientras miraban para otro lado ante las desapariciones, asesinatos, encar-celamientos... de centenares de sus mejores militantes, o ante el proceso de aniquilamiento del POUM.

Esquerra y el PSUC, con sus aliados en Valencia de Izquierda republicana y el PSOE, que mantenía la Presidencia del Gobierno en la fi gura de Largo Caba-llero, ayudarán a aplastar la revolución con el envío desde Valencia de 8.000 Guardias de Asalto. Si la Barcelona revolucionaria, el corazón de la revolu-ción española, era aplastada con los con-secuentes arrestos, torturas y asesinatos de los elementos más revolucionarios y combativos del movimiento libertario, esto allanaría el camino para terminar de liquidar la revolución en el resto de Catalunya y el Aragón oriental, como

así sucedió.

El POUM venía de jugar un papel de “comparsa” de los dirigentes cene-tistas. El mismo Nin, como Conseller de justicia, tomó parte personalmente de la disolución del Comité Local y los Tribunales Populares de Lleida, ciudad bajo control del POUM, donde sus militantes iban a oponer resisten-cia armada a las tropas de la Generali-tat que pretendían reinstaurar el viejo Ayuntamiento republicano. Al estallar los hechos de Mayo, en principió sa-ludaron la respuesta de los obreros, pero cuando los dirigentes de la CNT-FAI se declararon contrarios al levan-tamiento terminaron sumándose a los llamamientos a la calma y al abando-no de las barricadas a partir del día 6. Y esto además con declaraciones muy irresponsables, donde señalaba que el proletariado había resultado vencedor en el choque, sólo horas antes de que la ciudad fuese tomada, tras la retirada de los obreros, por 8.000 Guardias de Asalto que iniciaron el desarme, las detenciones, y el asalto a sedes sindi-cales y del POUM.

Había alternativa revolucionaria a la derrota

A pesar del enorme heroísmo de la clase obrera española, que tanto en ju-lio del 36 como en mayo del 37, fue capaz de actuar muy por encima de las consignas equivocadas que emanaban del Gobierno republicano y sus direc-ciones políticas y sindicales, esto no fue sufi ciente para vencer.

Una de las grandes tragedias para la revolución española fue la inexisten-cia de un partido revolucionario, que apostase decididamente por combatir el fascismo y al mismo tiempo que se preparara para que la revolu-

ción iniciada el 19 de julio se terminara de imponer sobre las ruinas del Estado republicano, uniendo de esta manera las tareas de la guerra y la revolución.

Este heroísmo se hizo carne en des-tacados sectores que trataron de con-vertir su experiencia en un programa para defender y hacer vencer a la revo-lución. Como sectores del movimiento libertario que rompieron con la política colaboracionista de la CNT y llegaron a plantear un programa que apuntaba a levantar una alternativa de clase y revolucionaria, a desarrollar un poder obrero que socializara la economía y levantar un ejercito proletario para aca-bar con la reacción, revisando de esta forma muchos de los prejuicios que confi guran la ideología anarquista, a pesar de que en ningún momento éstos dejaron de considerarse como tales. No así, por la dirección de la CNT-FAI que intentara expulsarlos bajo la acusación de bolcheviques y trotskistas.

Uno de ellos, aunque no el único, fue Balius, antiguo redactor de Solidari-dad Obrera, quien será fundador de los “Amigos de Durruti” confl uyendo con cientos de milicianos que volvían a la retaguardia con sus armas en rechazo al decreto de militarización y cientos de cenetistas de las Juventudes Liber-tarias, el Sindicato de la Alimentación o los mineros de Sallent, entre otros. Esta agrupación fue fundada el 7 de marzo y llegó a contar con 4000 adhe-rentes. En Mayo jugó un papel clave en los combates callejeros, levantando y organizando una gran parte de las barricadas en especial en las Ramblas. Pero lo más destacado fue el programa que levantaron donde se mostraban partidario de constituir un poder obre-ro en la consigna de “Junta Central Revolucionaria” basada en organismos

de democracia directa de trabajadores,

campesinos y combatien-

tes, así

como la pelea por la socialización de la economía -en contra de la autogestión federalista que llevaba a una especie de “capitalismo sindical” y también del control que la Generalitat quería re-im-poner- o por un Ejército proletario, en contra del Ejército Popular bajo mando burgués y estalinista.

También en el interior del POUM sur-gieron voces contrarias a la posición de Nin, y lo hicieron en torno a la célula 72 de dicho partido, dirigida por Josep Rebull. Escribió y peleó internamente por una línea contraria a la participa-ción en el Govern, siendo partidario de retomar una política de independencia de clases y revolucionaria, y alentando a que su partido levantase y pusiera en practica allí donde tenía incidencia una política de desarrollo “soviético” de los diferentes comités en los que tenía infl uencia, alentando la elección de de-legados y su coordinación y centraliza-ción democrática.

Por último, la corriente que plan-teó una alternativa revolucionaria de la forma más consecuente a la políti-ca de la CNT y el POUM, fueron los trotskistas. Es decir, el pequeño grupo español de la Oposición de Izquierda Internacional, la llamada Sección Bol-chevique Lenista de España, dirigida por Grandiso Munis, que contaba con un puñado de militantes en Madrid y Barcelona con escasa incidencia en los acontecimientos. Ellos junto a León Trotsky, que siguió desde su exilio en Turquía, Francia, Suecia y fi nalmente México, muy de cerca los aconteci-mientos, trataron de infl uir sobre Nin, la Izquierda Comunista y el POUM

decreto por el cual quedaban disuel-tos todos los Comités Locales, el 9 de octubre, que debían ser sustituidos por nuevos ayuntamientos con la misma proporción política que la del ejecuti-vo de la Generalitat. También se disol-vieron los tribunales revolucionarios que se habían ocupado de combatir a

los fascistas,

prohibido conmemorar el día interna-cional de la clase trabajadora. Un cla-ro ejemplo de cómo estaba avanzando la política contra-revolucionaria.

El lunes 3 de Mayo, el Comisario de Orden Público Rodríguez Salas, ligado al PSUC y la UGT, comandó

producían. Si en esa fecha, los traba-j a d o r e s

así sucedió. de democracia directa de trabajadores,

campesinos y combatien-

tes, así

Trotsky, que siguió desde su exilio en Turquía, Francia, Suecia y fi nalmente México, muy de cerca los aconteci-mientos, trataron de infl uir sobre Nin, la Izquierda Comunista y el POUM

por l a reconst rucc ión de la cuar ta in te r nac iona l

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hasta el último momento, incluso anti-cipándose a sus errores, para que aban-donaran su política criminal de conci-liación de clases.

La estrategia y el programa de Trots-ky y la oposición de izquierda para el Estado español, se basaban sobre todo en el bagaje teórico y practico del mar-xismo revolucionario, en especial la enorme experiencia de la revolución rusa. Esta corriente fue la primera y única en oponerse sin ambages al Fren-te Popular, una maniobra de concilia-ción de clases que venía a actualizar la política ya ensayada por los menchevi-ques y social revolucionarios rusos con el apoyo al Gobierno de Kerensky.

Un legado que Trotsky y la Sección Bolchevique Leninista Española qui-sieron poner al servicio de la revolu-ción española, que podríamos sinte-tizar en la independencia política de clase, luchando por la construcción del poder proletario a través de ór-ganos democráticos de autoorganiza-ción centralizados que constituyesen un Gobierno de trabajadores sobre las ruinas del régimen republicano. El desarrollo de estos organismos de autoorganización o soviets, además de ser vitales como los pilares este poder proletario, por otro lado eran esencia-les para que los revolucionarios pu-dieran conquistar la dirección de las masas, arrancándolas de la infl uencia de las direcciones reformistas.

La expropiación, socialización y planifi cación democrática bajo control obrero de toda la economía, la guerra revolucionaria contra el fascismo junto a la construcción de un Ejercito Prole-tario y levantar ofensivamente un pro-grama revolucionario y de extensión de la revolución a Europa y el mundo como la única posibilidad de evitar el avance del fascismo y la carnicería im-perialista que estaba en ciernes, eran las

tareas que el poder obrero debía asumir para poner en pie una revolución triun-fante que sentara las bases para superar al capitalismo.

Desgraciadamente, este programa no pudo hacerse carne a tiempo en secto-res signifi cativos del proletariado. Por un lado la ruptura política de Nin con Trotsky sobre todo tras el apoyo del primero al Frente Popular, no permitió que dicho legado se cristalizase en un partido con una implantación e infl uen-cia sufi ciente entre los trabajadores catalanes o del Estado español. En el movimiento libertario quienes comen-zaron a plantear un programa en este sentido por la fuerza de la propia rea-lidad aún eran pocos, unos 4000 adhe-rentes, y con muy poco tiempo de exis-tencia -sólo dos meses- y por lo tanto, aún poca experiencia en la lucha contra su propia dirección, y sin terminar de transformar ese programa en una es-trategia para vencer, así como todavía menor reconocimiento y apoyo entre las bases cenetistas en comparación a sus dirigentes históricos, que a pesar de su política traidora, aún gozaban de cierto prestigio heredado.

Una dirección revolucionaria no se puede improvisar en medio de la revo-lución misma, si no que debe formarse y foguearse antes, aglutinando a los elementos más decididos, combativos y organizados de nuestra clase, anclán-dose en los centros de trabajo, ganado el apoyo y la confi anza de los trabaja-dores... en defi nitiva tratar de llegar lo mejor preparados a los combates deci-sivos, con un plan decidido a vencer.

Conclusiones

Esto no quiere decir que la experien-cia de estos sectores no tuviese un gran valor. Aunque no pudieran incidir de-cisivamente en el rumbo de los aconte-

cimientos, constituyeron una contribu-ción de un gran valor para las genera-ciones futuras, para los revolucionarios del mundo en la actualidad. La actual crisis capitalista nos devuelve a escena tendencias que podríamos recuerdan o nos devuelven a lo vivido en los años 30 del S.XX. La crisis económica no para de avanzar y conducirnos a un em-pobrecimiento histórico, las tensiones entre los Estados también, así como los fenómenos de la lucha de clases, tanto por izquierda, como por derecha, como estamos viendo con el auge de la extre-ma derecha en varios países... El capi-talismo nos está conduciendo de nuevo a la encrucijada en la que se tendrá que imponer la revolución o bien lo hará la contra-revolución sobre nosotros.

Muchos sectores de la izquierda ante esta situación hablan de construir partidos anti-capitalistas, amplios, sin delimitación de clase y con un progra-ma que no hable de revolución, ni se prepare para la misma. Dicen que es la manera de adaptarse a los “nuevos tiempos”, a la mentalidad de la gen-te. También hay sectores que retoman los viejos prejuicios del anarquismo, muchas veces mezclados también con el pensamiento posmodernos, el autonomismo... y otras ideologías na-cidas bajo la ofensiva neoliberal. Es común oír hablar en contra de la idea de prepararse para tomar el poder, de construir partidos revolucionarios...La revolución española, y las razones de su derrota, muestran que todas estas ideologías, vendidas como “nuevas”, ya fueron ensayadas.

El POUM demostró como los acon-tecimientos revolucionarios le supera-ron y fue incapaz de levantar una al-ternativa revolucionaria, su entrada en el Frente Popular en febrero de 1936 para como decían “no aislarse de las masas”, fue una adaptación a la polí-tica de conciliación de clases que des-pués practicarían a “gran escala” con su entrada en el Govern.

También el anarquismo y sus prejui-cios contra el poder y la organización de una dirección revolucionaria en un partido de trabajadores quedaron pues-tos en cuestión por el papel de la CNT. Al chocarse con la realidad, con una re-volución que para sobrevivir iba a tener que enfrentar al fascismo de un lado y a la burguesía republicana y el reformis-

mo del otro, los militantes anarquistas vieron como no podían abstenerse de tomar el poder, es decir; controlar el or-den público, la represión de la reacción, la lucha en el frente, la producción, los transportes... Una parte, la dirección de la CNT y la FAI, rehusó a ello, y optaron -para no aplicar la “dictadura del prole-tariado”- por participar en el Gobierno y ayudar así a recomponer la “dictadu-ra del capital” con rostro democrático. Otra parte, de la que los Amigos de Durruti fueron su máxima expresión, rompieron con buena parte de estos prejuicios apostando por la conquista del poder por los trabajadores, por cen-tralizar y planifi car democráticamente la economía por parte de los obreros y erigir un Ejercito proletario efi caz y disciplinado. Incluso la misma idea de dirección revolucionaria, fue planteada por este sector, su ausencia, como una de las claves para comprender la derro-ta. Ideas que tendían a confl uir con el bagaje teórico y la experiencia del mar-xismo revolucionario.

Sin lugar a dudas, fueron las posi-ciones de los trotskistas y los escritos del mismo Trotsky los que más consi-guieron levantar una crítica y balance a la política de las direcciones obreras, y levantar un programa y estrategia para vencer. Esto fue debido a que no se basaba en exclusiva en la misma ex-periencia española, partiendo de cero, sino de casi un siglo de movimiento obrero, de revoluciones como la rusa, la alemana, la china..., de la lucha con-tra en estalinismo... cuyas lecciones se habían condensado en el marxismo revolucionario de la Oposición de Iz-quierdas Internacional.

La revolución española constituyó pues una gran experiencia, que debemos tomar como herencia de nuestra clase, para defi nir cuales son las líneas maes-tras por las que debemos construir un programa, una estrategia y una organiza-ción para que en el siguiente intento de “tomar el cielo por asalto”, los trabajado-res y oprimidos terminemos venciendo.

cimientos, constituyeron una contribu- mo del otro, los militantes anarquistas

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