Contracorriente #33 - Suplemento especial Cuestión Nacional Catalana

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Suplemento especial // Mayo 2012 www.clasecontraclase.org // [email protected] Precio a colaboración por la reconstrucción de la cuarta internacional / ó rgano de L a manifestación de la Diada de 2012 ha sido la mayor movilización tenida lugar en Catalunya hasta la fecha en defensa de los derechos democrático-nacionales catalanes. Según los organizadores entre un millón y medio y dos millones de personas participaron. La misma Delegación del Gobierno en Catalunya ha tenido que reconocer una cifra de 600.000. Más allá de la habitual guerra de cifras es innegable que estamos ante una respuesta masiva, que desde pri- meras horas de la tarde colapsó todo el centro de la ciudad, desde la Diagonal hasta la línea de costa. El precedente más inmediato lo en- contramos en la manifestación del 10 de julio de 2010 contra la sentencia del Tribunal Constitucional que recor- taba el Estatut de 2007 -después de la “poda” que ya había hecho el Congre- so-, con un millón de participantes. Y más lejos en el tiempo la histórica ma- nifestación de la Diada de 1977 tras el lema “Llibertat, amnistia y estatut de autonomía”, con una participación algo mayor que la de 2010. Pero además del mayor número de asistentes, en 2012 la principal diferencia ha sido que esta vez el clamor no era por la “autono- mía” o por la defensa del Estatut, sino claramente por la independencia, por el derecho de Catalunya a constituirse como un Estado independiente. Desde Clase contra Clase venimos planteando que la actual crisis capitalista va a someter a cada vez mayores tensio- nes al Régimen del ‘78. Y es que los pi- lares sobre los que se constituyó en la lla- mada Transición “democrática” parecen estarse desmoronando aceleradamente. La liquidación de importantes conquis- tas y derechos de los trabajadores, las perspectivas de futuro negro para toda una generación... aumenta el divorcio de cada vez más jóvenes y trabajadores con el Régimen, y lo estamos viendo en el surgimiento de procesos de lucha como el 15M, el movimiento estudiantil y com- bates obreros, como la huelga del 29M o la huelga minera. A la vez las demandas democráticas estructurales que en el 78 no se resolvieron vuelven a escena con más fuerza, este es el caso de la cuestión nacional catalana, junto a la vasca. La crisis del Estado de las Autonomías En 1978 y los años posteriores el Gobierno Suarez, las fuerzas políticas que fueron los “padres” del actual Ré- gimen -desde el PSOE y el PCE, con las direcciones de UGT y CCOO como comparsa, hasta la derecha pos-fraquis- ta de Fraga y los grupos nacionalistas burgueses vasco y catalán- levantaron una estructura administrativa del Esta- do que actuó de desvío para evitar una resolución progresiva y democrática a la cuestión nacional. Fue el llamado “Estado de las Autonomías”. El derecho de autodeterminación que- dó negado categóricamente en la Cons- titución del ‘78. A cambio se dieron Suplemento especial Lee, colabora y difunde www.clasecontraclase.org

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Contracorriente #33 | Periódico de Clase contra Clase - Estado Español

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Suplemento especial // Mayo 2012 www.clasecontraclase.org // [email protected] Precio a colaboración

por la reconst rucc ión de la cuar ta in ternac iona l / órgano de

La manifestación de la Diada de 2012 ha sido la mayor movilización tenida lugar en

Catalunya hasta la fecha en defensa de los derechos democrático-nacionales catalanes. Según los organizadores entre un millón y medio y dos millones de personas participaron. La misma Delegación del Gobierno en Catalunya ha tenido que reconocer una cifra de 600.000. Más allá de la habitual guerra de cifras es innegable que estamos ante una respuesta masiva, que desde pri-meras horas de la tarde colapsó todo el centro de la ciudad, desde la Diagonal hasta la línea de costa.

El precedente más inmediato lo en-contramos en la manifestación del 10

de julio de 2010 contra la sentencia del Tribunal Constitucional que recor-taba el Estatut de 2007 -después de la “poda” que ya había hecho el Congre-so-, con un millón de participantes. Y más lejos en el tiempo la histórica ma-nifestación de la Diada de 1977 tras el lema “Llibertat, amnistia y estatut de autonomía”, con una participación algo mayor que la de 2010. Pero además del mayor número de asistentes, en 2012 la principal diferencia ha sido que esta vez el clamor no era por la “autono-mía” o por la defensa del Estatut, sino claramente por la independencia, por el derecho de Catalunya a constituirse como un Estado independiente.

Desde Clase contra Clase venimos planteando que la actual crisis capitalista

va a someter a cada vez mayores tensio-nes al Régimen del ‘78. Y es que los pi-lares sobre los que se constituyó en la lla-mada Transición “democrática” parecen estarse desmoronando aceleradamente. La liquidación de importantes conquis-tas y derechos de los trabajadores, las perspectivas de futuro negro para toda una generación... aumenta el divorcio de cada vez más jóvenes y trabajadores con el Régimen, y lo estamos viendo en el surgimiento de procesos de lucha como el 15M, el movimiento estudiantil y com-bates obreros, como la huelga del 29M o la huelga minera. A la vez las demandas democráticas estructurales que en el 78 no se resolvieron vuelven a escena con más fuerza, este es el caso de la cuestión nacional catalana, junto a la vasca.

La crisis del Estado de las Autonomías

En 1978 y los años posteriores el Gobierno Suarez, las fuerzas políticas que fueron los “padres” del actual Ré-gimen -desde el PSOE y el PCE, con las direcciones de UGT y CCOO como comparsa, hasta la derecha pos-fraquis-ta de Fraga y los grupos nacionalistas burgueses vasco y catalán- levantaron una estructura administrativa del Esta-do que actuó de desvío para evitar una resolución progresiva y democrática a la cuestión nacional. Fue el llamado “Estado de las Autonomías”.

El derecho de autodeterminación que-dó negado categóricamente en la Cons-titución del ‘78. A cambio se dieron

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diferentes niveles de autonomía a las distintas regiones y nacionalidades del Estado español. El PNV y CiU acepta-ron este modelo. Las burguesías vasca y catalana (que habían tenido muy buenas relaciones con la Dictadura, sobre todo a partir del desarrollismo de los años ‘60) se integraron en el nuevo Régimen en buenas condiciones. Se apoyaron en las aspiraciones democráticas de sus respectivos pueblos para poder negociar mejores condiciones para sus negocios.

Allí donde el movimiento naciona-lista fue más fuerte y tenía sectores de masas que no aceptaron el nuevo consenso, el Estado central concedió más. Así la burguesía vasca logró una autonomía más amplia que incluía un régimen fiscal propio. Sin embargo esta cesión no fue gratuita, a cambio se forzó a renunciar a la unidad terri-torial de Euskadi, segregando a Nava-rra de la Comunidad Autónoma Vasca (CAV). Se potenció el navarrismo, una corriente reaccionaria apoyada sobre todo en sectores del Opus Dei y a la que incluso se le dio un régimen fiscal autónomo similar al vasco. En Catalun-ya el desarrollo estatutario fue desde el inicio más restringido que el vasco -no así si lo comparamos con otras regio-nes- y sobre todo con un claro tope, la Hacienda. Los recursos económicos de Catalunya iban a estar siempre más controlados por el Estado central.

El último boom económico benefi-ció a todos los sectores burgueses del Estado español. A la burguesía vasca y catalana especialmente, pues han sido parte del “equipo titular” de multina-cionales del imperialismo español. En medio de este crecimiento trataron de

ampliar las cuotas de auto-gobierno, apelando en mayor o menor medida a las aspiraciones democrático-naciona-les para sus respectivas negociaciones.

El Plan Ibarretxe en el País Vasco fue un intento fracasado de esto. Se quería renovar el Estatuto de Gernika y esta-blecer la categoría de “Estado libre aso-ciado” a la CAV. Fue tumbado por el Gobierno central y dejado de lado por las mismas discrepancias en el PNV so-bre si era el momento o no. Más tarde la victoria del PP-PSOE en las últimas elecciones autonómicas -gracias a la proscripción de la izquierda abertzale- supuso una victoria del tándem centra-lista. Sin embargo las próximas eleccio-nes y la posibilidad de un Lehendakari abertzale pueden hacer volver a la pa-lestra con fuerza la cuestión vasca.

En Catalunya, con el Tripartit a la ca-beza (PSC, ERC e ICV), se realizó un intento también por la vía de la reforma estatutaria. El nuevo Estatut de 2007 quiso ampliar las competencias mucho más allá de lo que la burguesía central y el Régimen del ‘78 estaban dispuestos a admitir. Primero el PSOE en las Cor-tes -con el acuerdo de la misma CiU- y después el Constitucional -a “petición” del PP- marcaron un techo “infran-queable” a las peticiones de la burgue-sía catalana. Las frustraciones de CiU continuaron con el nuevo modelo de financiación autonómica pactada con el PSOE en 2009 (que ampliaba en 1.986 millones la asignación a Catalunya).

El modelo autonómico pactado en 1978 se venía pues “agotando” ya an-tes de la crisis. Ésta simplemente está acelerando, y mucho, este proceso. Y es que las políticas de ajuste dictadas por la troika -UE, BCE y FMI- exigen una “reforma” de la estructura estatal descentralizada, que tienda a “ahorrar” gastos por medio de una re-centraliza-ción. Además el Gobierno de Rajoy quiere mantener todo el control sobre los planes de reducción de déficit, para lo cual busca poder rescatar e interve-nir las Comunidades Autónomas y sus cuentas. Por lo tanto no sólo se hacen oídos sordos a las posibles reclama-ciones de más autonomía y mejor tra-to en el “reparto de la tarta”, sino que se apunta a una regresión importan-te en todo lo “cedido” por el Estado central en estos 35 años. El rechazo frontal a la propuesta de Pacto Fis-

cal que llevó Mas a la Moncloa, viene seguido de una negativa a re-negociar la financiación autonómica en 2013 y nuevas iniciativas que buscan recortar las competencias de las Autonomías, desde la capacidad de elaborar sus pro-pios presupuestos hasta los contenidos educativos que hasta hoy fijaban.

El PSOE hace piña en lo fundamental con el PP. Rubalcaba advierte a los cata-lanes que en la lucha por el derecho de autodeterminación lo encontrarán “en frente” y apoya al Gobierno en el recha-zo al Pacto Fiscal. Sus tímidos inten-tos de separarse del PP, con promesas federales que rápidamente retira por la reforma constitucional que implicarían, apuntan más a contener las divergencias que surgen en el seno del PSC.

En todo este enfrentamiento la Coro-na también sale sale a defender la “uni-dad de España”. Si Rajoy descalificó la Diada como una algarabía, el Monarca la tildó de “quimera” y la redujo a una discusión sobre si se trata de “galgos o podencos”. La carta del Rey es una intervención directa en la vida política que no se producía desde el 23F, como vemos los tiempos difíciles que le es-peran al Régimen le van a forzar a ha-cer uso de las competencias de “árbitro bonapartista” que le otorga la reaccio-naria Constitución del 78.

La burguesía catalana y su giro soberanista demagógico

La crisis del Estado de las Autono-mías es sin duda el enfrentamiento inter-burgués más explosivo que ten-drá que enfrentar el Régimen. Por el momento todo apunta a que se tiende a recrudecer empezando por Catalunya.

El PP hace uso de su mayoría abso-luta para gobernar sin muchas contem-placiones ni acuerdos, tampoco con las burguesía regionales. La burguesía cen-tral no va a renunciar a los 16.000 mi-

llo-

nes de euros que anualmente saca de los impuestos catalanes -un 8,7% de su PIB- y que CiU quiere recuperar -o al menos una parte- para aliviar la asfixia de su Hacienda (la más endeudada del Estado con más de 40.000 millones de deuda, un 22% del PIB).

CiU, visto que en lo inmediato tendrá que recurrir a más de 5.000 millones del Fondo de Liquidez Autonómico, ve el peligro de la intervención cada vez más cerca. Algo que la dejaría en pé-simas condiciones para poder abrir la negociación sobre el Pacto Fiscal -re-cientemente aprobado por CiU, ERC, ICV y un diputado del PSC en el Par-lament- con el que aspira a equipararse con el régimen fiscal vasco o navarro, e incluso también en la renegociación de la financiación autonómica en 2013. Además su Govern viene sufriendo un desgaste social creciente fruto de los draconianos ajustes que está aplicando en sanidad, educación, contra los em-pleados públicos...

Las masivas movilizaciones del 2010 y 2012 junto a la fuerte presión de Ra-joy le han llevado a optar por apoyarse en las aspiraciones que entre millones de catalanes vienen creciendo en de-fensa de sus derechos democrático-nacionales. Ya los golpes centralistas contra el Estatut hicieron crecer enor-memente el sentimiento independen-tista, llegando al 25% de la población. Buen síntoma de aquello fue el movi-miento de las consultas populares por la independencia en cientos de munici-pios. Los azotes de la crisis están incre-mentando aún más estos sentimientos democráticos y que apuntan en contra del Régimen del ‘78. Las últimas en-cuestan dan un 51% de partidarios de la independencia, frente a un 26% de contrarios y un 24% de indecisos.

CiU ha visto una doble oportunidad en este proceso. Por un lado trata de ponerse a la cabeza para instrumenta-lizarlo como una herramienta de pre-sión sobre el Gobierno central. Busca frenar sus ansias re-centralizadoras y de intervención, y poder negociar en

mejores condiciones el pacto Fiscal o la nueva

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financiación en 2013. Por el otro tra-ta de re-prestigiarse del desgaste que padece por su reaccionaria política de ajustes, intentando “vender la moto” de que los recortes no existirían si se contara con una Hacienda o Estado propio. Rechazado el Pacto Fiscal por Rajoy se ha decidido a profundizar su llamado giro soberanista, con la con-vocatoria de elecciones anti-cipadas y la propuesta de una consulta sobre el futuro de Catalunya aprobada por el Parlement junto a ERC, ICV y SI.

Si bien este giro le ha dado en lo inmediato buenos resultados -salien-do fortalecidos tanto el Govern como instituciones catalanas como el Parla-ment de la Diada- le puede generar en el futuro amplias contradicciones. Mas está, probablemente sin desearlo, con-tribuyendo a que se profundice el mo-vimiento democrático que en su conte-nido va a cuestionar uno de los pilares del Régimen del ‘78. Y éste no es otro que el andamiaje político del que ha hecho uso la burguesía catalana, como socia subordinada de la centralista, para sus buenos negocios.

De hecho los sectores más orgánicos de la burguesía catalana se vienen sepa-rando del giro “soberanista” de Mas. El Círculo de Economía ha hecho pública su oposición a este curso e incluso a que sea el momento de pedir ahora el Pacto Fiscal. Lo mismo se está viviendo den-tro de Foment del Treball o en la misma CiU, donde el ala de Unió representa más fielmente la “prudencia” de las 400 grandes familias de Catalunya. Por más que todos ellos puedan compartir las rei-vindicaciones de mayor autonomía y un nuevo concierto fiscal, incluso algunos compartan o comprendan el uso dema-gógico de las reivindicaciones democrá-tico-nacionales en medio de la negocia-ción con el Gobierno central, a todos les entran escalofríos con la idea de “aban-donar España” o de que se profundice el potente movimiento democrático y que se les escape de las manos.

Más del 60% de las exportaciones de sus empresas se dirigen al mercado es-pañol, y en torno a un 20% a la UE. Las declaraciones de la Comisión Europea

advirtiendo de que una

Cata-

lunya independiente quedaría fuera de la UE fueron una advertencia a Mas y la misma burguesía catalana para que se cuiden de no azuzar demasiado esa idea. Una “vuelta” a la UE, tal como es hoy, después de romper con España es-taría vetada por la misma España y otros países con nacionalidades oprimidas en su seno, como Francia o Gran Bretaña. Hoy por hoy la burguesía catalana no tiene todavía una alternativa mejor para sus intereses que seguir siendo parte del Estado español.

La Asamblea Nacional Catalana y la política de abierta conciliación de clases

Si CiU lo está teniendo tan fácil para poder aparecer al frente de las demandas sentidas y defendidas en la manifestación de la Diada, es en gran parte gracias a la política de la llamada Asamblea Nacional Catalana (ANC). Este organismo fue fundado a partir del movimiento de las consultas por la independencia y está compuesto por entidades y personas vinculadas a diferentes tendencias del catalanismo, desde las más próximas a CiU o ERC, hasta otras cercanas a sectores de la izquierda independentista. Más allá de esta heterogeneidad en la filiación de sus miembros, hay una gran homo-geneidad en levantar una estrategia que busca la alianza con la burguesía catalana y sus partidos, así como por confiar en la vía institucional para la conquista del derecho de autodetermi-nación y la independencia.

Esta línea es la que abrió las puertas a que los figurones de CiU -consellers incluidos-, PSC o ERC, encabezasen la manifestación, a que ésta acabase en un acto semi-institucional con la Presidenta del Parlament y a que ahora se esté tra-tando de c a n a -lizar l a

movilización al diálogo con el Presi-dent Mas, para que éste decida el ca-lendario y la hoja de ruta institucional con la obtener del Gobierno central una respuesta positiva a las demandas de la calle.

Esta política contribuye a que la de-magogia de Mas cale entre cientos de miles que salieron a la calle. Se pasa por alto el historial reciente de este par-tido y la clase a la que representa en su compromiso con la Constitución del ‘78 y la negación del derecho de au-todeterminación. En la lucha por este derecho, ellos estarán siempre en la trinchera contraria, pues antes que ser parte del combate por la autodetermi-nación en contra del Régimen actual, se aliarán con éste que siempre les ha garantizado -y sigue haciéndolo- los mejores negocios posibles. En contra de esta política hay que desenmascarar la demagogia de Mas sobre la cues-tión catalana y también sus intentos de exculparse de los ajustes que lleva adelante. CiU, Foment del Treball y demás sectores del empresariado y la banca catalana están tan comprometi-dos como el PP, el PSOE y la CEOE, en el cumplimiento de la hoja de ruta marcada por la troika para hacernos pagar la crisis a los trabajadores y sec-tores populares.

Además la idea de una consecución pacífica e institucional del derecho de autodeterminación no puede llevar al movimiento democrático más que a conformarse con ser un impotente ins-trumento de presión, lo cual a su vez facilita la instrumentalización por par-te de CiU. La burguesía española no discute en una mesa de negociación su dominio territorial sobre Catalun-ya o Euskadi. La única vía progresiva para conquistarlo es la lucha revolu-cionaria para derribar el Régimen del ‘78, su Constitución, su Monarquía y su sistema de partidos. En esta tarea la burguesía catalana y sus representantes no serán nunca una aliados, se ubicarán siempre con sus colegas españoles.

La “izquierda anticapitalis-ta” se subordina a la ANC

La sumisión a esta línea de conciliación de clases de buena parte del movimiento

nacionalista e indepen-dentista está de-

cantando sectores más de izquierda que la cuestionan. Son aquellos que plantean luchar al mismo tiempo por la indepen-dencia y el socialismo, y están en contra de la alianza con los partidos de la bur-guesía catalana, aun cuando estos enar-bolen las banderas de la independencia. Un límite importante de este sector es que su rechazo a marchar con CiU no se hace en nombre de la necesidad de la enfrentar a la burguesía catalana, si no de una fórmula de “unidad popular” que no tienen una clara delimitación de clase, y da pié a posibles alianzas con otros sectores burgueses y otros parti-dos como ERC o SI, como en ocasiones plantean.

En la Diada buena parte de estos sec-tores marcharon separados de la ma-nifestación de la ANC, que aglutinó a algunos sectores de la izquierda inde-pendentista de la organización juvenil ARRAN, el Sindicato de Estudiantes de los Países Catalanes, parte de las Candidaturas de Unidad Popular o el grupo político Endavant.

La apelación a la independencia polí-tica del principal partido de la burgue-sía catalana es algo que compartimos, así como la unión de la lucha por los derechos democrático-nacionales con la lucha por la emancipación social de los trabajadores, por el fin del capitalis-mo y la construcción del socialismo.

Estos dos aspectos elementales, pero clave, han sido patrimonio histórico de los marxistas revolucionarios. Por ello lamentamos que corrientes políticas que se reivindican de esta tradición es-tén dejándolos de lado, ubicándose de hecho junto a los sectores más abier-tamente conciliacionistas de clase del movimiento democrático-nacional ca-talán. Es el caso de algunas organiza-ciones del llamado “anti-capitalismo”.

Tanto En Lucha como Izquierda An-ticapitalista/Revolta Global optaron por manifestarse en la convocatoria de la ANC, en vez de participar en la impul-sada por el ala izquierda del movimien-to. En Lucha viene sosteniendo una po-sición totalmente acrítica con la misma ANC y justificaba manifestarse junto a la burguesía catalana como algo normal ya que “pel fet de viure i lluitar en una na-ció oprimida les organitzacions revolu-cionàries, anticapitalistes i de l’esquerra rupturista dels Països Catalans hagem de compartir part del camí amb la dreta” (“por el hecho de vivir y luchar en una nación oprimida las organizaciones re-volucionarias, anticapitalistas y de la iz-quierda rupturista de los Países Catalanes

tenemos que compartir parte del camino con la dere-

cha”). Una visión de

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por l a reconst rucc ión de la cuar ta in te r nac iona l

órgano de expres ión mensua l de C lase cont ra C lase

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la lucha por las demandas democrático-estructurales totalmente etapista, en la que “una parte del camino” necesaria-mente lo tendríamos que recorrer juntos los trabajadores y sectores populares con la burguesía catalana. Revolta Global no llegó a justificar por escrito esta posición, sin embargo optó también por ser parte de la manifestación de la ANC.

Algo en lo que también coinciden ambas es en la separación que hacen de la lucha por el derecho de autodetermi-nación con la lucha por una revolución obrera y socialista. Estas dos organiza-ciones son partidarias de la secesión de Catalunya -algo en lo que coinciden con todas las alas del independentismo, a di-ferencia de nosotros-, pero plantean la perspectiva de lucha o bien por una “Re-pública Catalana” sin definición de clase, es decir una república burguesa, -Revolta Global- o por “la independència del con-junt dels Països Catalans amb la perspec-tiva de la debilitació d’un Estat espanyol retrògrad, basat en la negació dels drets socials i nacionals” (“la independencia del conjunto de los Países Catalanes con la perspectiva de la debilitación de un Estado retrógrado, basado en la negación de los derechos sociales y nacionales”), -En Lucha-. La lucha por transformar la lucha democrática en socialista, a dife-rencia de los sectores más de izquierda del independentismo, está totalmente au-sente de sus propuestas.

Por la unidad de los traba-jadores de todo el Estado contra el Régimen del ‘78

No ocultamos tampoco las diferen-cias con sectores de la izquierda inde-pendentista que no quiso marchar con CiU. La primera de ellas ya la hemos mencionado, los límites de su “indepen-dencia” de CiU que es más planteado como una lucha contra este partido que contra la clase social a la que represen-ta, la burguesía catalana. Pero también

en cuanto a la estrategia a seguir para conquistar el derecho de autodetermi-nación y liquidar el capitalismo.

Desde Clase contra Clase vemos ne-cesario pelear por la unión voluntaria de todos los trabajadores -nativos y extranjeros- y sectores populares del Estado español. Por ello somos parti-darios de que los trabajadores y la ju-ventud construyan sus propias organi-zaciones de lucha y políticas estatales -como los sindicatos de trabajadores o de estudiantes-, y éstas se coordinen con las de otros estados.

No podemos concebir la lucha por el derecho de autodeterminación y contra el capitalismo catalán como una tarea exclusiva de los trabajadores y secto-res populares catalanes, como muchas veces se plantea desde las filas de la iz-quierda independentista. Los trabajado-res catalanes, vascos, andaluces, arago-neses, madrileños... tenemos un enemi-go en común. El que niega los derechos democráticos de las nacionalidades, que mantiene grotescas continuidades y la-zos con la Dictadura (empezando por la Monarquía), que está descargando sobre nosotros la crisis en forma de paro, liqui-dación de conquistas históricas, desahu-cios y miseria. Hablamos del Régimen político heredero de Franco y de todos los sectores burgueses a los que viene sirviendo. Tenemos una historia común como fue la lucha revolucionaria contra el fascismo y el capitalismo español en los años ‘30 y la lucha antifranquista en los ‘60 y ‘70.

El creciente rechazo al Régimen del 78, que tuvo una importante muestra en las recientes manifestaciones del 25S, debemos convertirlo en un activo im-portante en la lucha por el derecho de autodeterminación de Catalunya, nega-do por la Constitución y la Monarquía. Es imprescindible la unidad de los tra-bajadores de todo el Estado para poder derribar el Régimen de la Transición y sobre sus ruinas imponer una Asamblea

Constituyente Revolucionaria, que sólo podrá ser convocada por un Gobierno de trabajadores, el único capaz de garanti-zar el libre ejercicio del derecho de au-todeterminación para el pueblo catalán. Además solo un Gobierno de este tipo podrá avanzar en la expropiación de las burguesías española, catalana y vasca, poniendo fin a la explotación capitalis-ta y liquidando el imperialismo español del que todas forman parte, y abriendo el camino a una transformación socia-lista de la sociedad.

Retomemos las banderas del internacionalismo proletario

Nuestra defensa del derecho a la au-todeterminación de Catalunya y la se-cesión si la mayoría así lo quisiese, no la hacemos desde el punto de vista del independentismo. Los marxistas re-volucionarios no consideramos que la independencia catalana vaya a resolver los grandes problemas de los trabajado-res y sectores populares, como se con-cibe desde la perspectiva nacionalista, incluida la izquierda independentista.

Esta tarea, como la de acabar con la opresión nacional, está íntimamente liga-da a la lucha por el triunfo de la revolu-ción socialista en el Estado español. Por lo tanto no se puede limitar exclusiva-mente a Catalunya, sino que debe partir de los marcos del Estado español con la perspectiva de la extensión de la revolu-ción por el resto de Europa y el mundo.

La historia del Siglo XX nos demues-tra además que una revolución obrera no puede quedarse aislada en un sólo país, a riesgo de terminar burocratizán-dose y degenerando como ocurrió en la URSS y teorizó Stalin con su teoría del “socialismo en un sólo país”. La lucha por una Catalunya “independiente y so-cialista”, desligada de la lucha por una

revolución en todo el Estado y la pers-pectiva de la revolución mundial es un peligro que nos puede conducir a repetir trágicos errores.

Por ello nuestra pelea por el derecho de autodeterminación la planteamos desde una posición internacionalista, como parte de la lucha por derribar el Régimen del ‘78 y construir una Fede-ración de Repúblicas Socialistas Ibéri-cas en la perspectiva de conquistar una Federación de Repúblicas Socialistas de Europa. Para ello resulta indispensable que los trabajadores del resto del Estado español tomen como suya la lucha por el derecho de autodeterminación de vas-cos y catalanes, y suelden así la unidad necesaria para poder construir conjunta-mente dicha Federación libre y volunta-riamente. Los militantes de Clase contra Clase peleamos por construir un fuerte partido revolucionario de trabajadores en el Estado español que se prepare para esta tarea, en el marco de la lucha por la reconstrucción de la IV Internacional, el partido de la revolución mundial que mejor sintetizó las lecciones revolucio-narias del proletariado contra el capita-lismo y por la resolución de las deman-das democráticas pendientes.

Suplemento Especial: Diada Catalana

Nueva Estrategia Internacional N° 28 Revista de teoría y política revolucionaria