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CONSEJERA DE EDUCACIÓN,

UNIVERSIDADES, CULTURAY DEPORTES

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VICECONSEJERO DE CULTURAY DEPORTES

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DIRECTORA GENERAL DEL LIBRO,

ARCHIVOSY BIBLIOTECAS

Blanca Rosa Quintero Coello

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DEPÓSITO LEGAL

GC 155-2008

Galdós: vida y escritura2

El 21 de febrero, Día de las Letras Canarias, nuestra Comunidadcelebra el 195 aniversario de la muerte de José deVieray Clavijo, nacido en Realejo Alto en 1731 y fallecido enLas Palmas de Gran Canaria en 1813.

«El historiador de Canarias», como fue conocido po-pularmente, dejó un legado intelectual a sus paisanosque difícilmente puede ser superado. Viera y Clavijo,además, representa un ejemplo de superación personal.Desahuciado por sus padres desde su nacimiento, por lodébil de su naturaleza, no recibió la educación acadé-mica de su hermano, y, aun así, logró, gracias a una cu-riosidad sin límites, destacar en la oratoria, en la historia,en la botánica, en la astronomía, en la poesía y en la tra-ducción.

Canarias quiere reconocer con esta fecha no sólo alerudito canario, sino a todos quienes, a través del mun-do de las letras, han ayudado y ayudan al desarrollo cul-tural de nuestra Comunidad, unida en lo geográfico, enlo histórico y en lo cultural.

Canarias ha dejado de ignorarse: prefiere saber quese sabe, que la rica tradición que sirve de sustento aeste árbol que son nuestras Islas sigue dando sus frutos.Por eso, cada año volvemos la mirada hacia atrás, parareconocernos y seguir adelante.

Este año celebramos a Benito Pérez Galdós (1843-1920), nuestro escritor más universal, ejemplo de tra-bajo y de compromiso para con la sociedad de su época,a la que dio todo, y que sigue proporcionándonos mo-tivos para mejorar. En Pérez Galdós, están reflejados losvalores de las Islas, su vocación exterior y su profundaconvicción y amor por la libertad. Pero también los dela tolerancia y el respeto por el otro.

Nace Galdós en un siglo fundamental para la histo-ria de las Islas, no sólo marcada por los sucesos de la in-vasión napoleónica y la posterior Guerra de la Inde-pendencia, en la que participarán activamente los cana-rios, como así ocurrió con el padre y el tío del escritor;sino por todos aquellos hechos históricos que suponenpara las Islas que se convierta en plataforma triconti-nental, ya que serán lugares de paso obligado en lasrutas del comercio internacional y, por supuesto, de in-tercambio cultural.

En Canarias, don Benito adquiere la formación que lepermitirá –como él mismo reconocerá años más tarde–obtener el éxito que a muchos les fue negado. Cuandoparte para Madrid, en 1862, para estudiar Leyes, se vin-culará a sus compatriotas Fernando León y Castillo oPlácido Sansón, que en este siglo tendrán, como él, suhora.Allí, seguirá el camino que había iniciado en su tie-rra natal. Su vinculación a la prensa madrileña y la ne-cesidad de participar de forma activa en todos lossucesos que acontecen en ese final de centuria lo lleva-rán a ver en la historia materia para la novela.

Pérez Galdós es autor de treinta novelas, cuarenta yseis Episodios Nacionales, veintisiete obras de teatro,además de otras narraciones, artículos y poesías.

Galdós es el primer novelista moderno. Propugnauna novela basada en la realidad pero siempre bella, ar-tística. Una novela que refleje la nueva clase media contodos sus problemas, vicios y virtudes, y, si además esmoralizadora, mejor.

La Comunidad Canaria, con este homenaje a su figu-ra y a su legado, se reconoce y se afirma en una Culturacon nombre propio que nos define e identifica.

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El Gobierno de Canarias instauró, hace ahoratres años, el Día de las Letras Canarias.

La fecha escogida, el 21 de febrero, reme-mora el fallecimiento de uno de nuestros másinsignes estudiosos, José de Viera y Clavijo.Este clérigo, nacido en Tenerife, impulsó ensu época el espíritu de la Ilustración y desa-rrolló una ingente actividad cultural que cul-minó, a finales del siglo XVIII, con las Noticiasde la Historia General de las Islas Canarias, con-vertida en punto de arranque de la modernahistoriografía canaria.

En esta fecha el Gobierno de Canariaspromueve el conocimiento y la divulgaciónde nuestros autores y de las fuentes docu-mentales de las Islas e, igualmente, a travésde la actividad diaria de su red de bibliotecaspúblicas y sus archivos, fomenta el hábito dela lectura de los canarios.

En los tiempos actuales, en los que losprocesos globalizadores tienden a uniformarel pensamiento y las actitudes, debemos in-tentar que la diversidad y el diálogo inter-cultural encuentren también su acomodo, ylas señas de identidad que han forjado nues-tra cultura atlántica, abierta al mundo, siganpropiciando un Archipiélago solidario. Una Ca-narias que aporte al contexto mundial su es-pecial visión desde una plataforma tricon-tinental, en el marco de la cultura europea, queno de la espalda al vecino continente africanoy nos siga uniendo a América.

Desde esta perspectiva, el Día de las LetrasCanarias no sólo ha de servir para poner envalor a autoras y autores relevantes del mundode la escritura en sus variadas facetas, sino quepretende que la Cultura, con mayúscula, im-pregne la actividad diaria de nuestras ciudada-nas y ciudadanos como un medio que permitael acercamiento entre todos los canarios.

Si en ediciones anteriores las figuras deViera y Clavijo o Cairasco y Viana ejemplifica-ban este objetivo, ahora, en el año 2008, será elautor nacido en Gran Canaria Benito PérezGaldós sobre el que se centrarán las numero-sas y variadas actividades, dirigidas a todo tipode público, que se han programado para el Díade las Letras Canarias.

Como responsable de la política educativay cultural que desarrolla el Gobierno de Ca-narias, es para mí un honor invitar a las cana-rias y a los canarios de todas las Islas a sentirsepartícipes de esta señalada fecha.

Milagros Luis BritoConsejera de Educación, Universidades,

Cultura y DeportesGobierno de Canarias

Galdós: vida y escritura 3

Sumario

Cronobiografía

Canarias en tiempos de Galdós

Galdós y Canarias

La obra de Galdós

Un viaje a bordo

Galdós y la novela

El teatro como vocacióny como herramienta

Pérez Galdós y la prensa

Benito Pérez Galdós yFernando León y Castillo:

dos grancanarios en la política

Los dibujos de Galdós

Galdós en la intimidad

Notas

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4 Galdós: vida y escritura

Reinado de Isabel II

Constitución moderada

Primer ferrocarril en España

Obras del Canal Isabel IIy Teatro Real en Madrid

Batalla deTetuán, en Marruecos

Revolución «La Gloriosa»

Nueva Constitución

Asesinato del general Prim

Proclamación de la I República

Alfonso XII, rey de España

Constitución moderada

Fin de la Guerra de Cuba

Abolición de la esclavitud

Cronobiografía1843. Nace en Las Palmas de Gran Canaria eldécimo hijo del matrimonio de Sebastián Pérezy Dolores Galdós.

1849. Ingresa en la escuela de Luisa Bolt.

1857. Ingresa en el Colegio San Agustín. Funda,junto con Julián Cirilo Moreno, el periódico ma-nuscrito La antorcha. Publica artículos en El Óm-nibus.

1860. Escribe, junto con Fernando León y Cas-tillo, el romance satírico «Del tiempo viejo».

1861. Escribe poemas satíricos de carácter so-cial («El pollo», «El teatro nuevo») y Quien malhace, bien no espere, su primera obra dramáticaconocida.

1862. Publica diálogos satíricos en El ómnibus.Escribe el poema burlesco «La Emilianada». Re-cibe un accésit en la Exposición de Bellas Artesde su ciudad natal por el di-bujo «Historia de la GranCanaria». Pasa el examende Grado de Bachiller en elInstituto Provincial de LaLaguna. Parte hacia Madrid,para iniciar los estudios deDerecho.

1864. Sólo se presenta auna asignatura de la carrera.Escribe los dramas Un jovende provecho, Un hombrefuerte y La expulsión de losmoriscos. Durante sus vaca-ciones en Gran Canaria,con Amaranto Martínez de

Escobar comienza Un viaje de impresiones, delque sólo se escriben los dos primeros capítulos;el primero fue «Un viaje a bordo», de Galdós.

1865. Se hace socio del Ateneo de Madrid. Es-cribe en el diario progresista La Nación, donderealiza retratos literarios de muchas figuras cé-lebres. En él, asimismo, se publica Una industriaque vive de la muerte, sobre la epidemia del có-lera.

1866. Colabora con El Ómnibus.

1867.Traduce Los papeles del Club Pickwick, deDickens.Visita la Exposición Universal de París.Trata de estrenar dos obras de teatro. EscribeLa Fontana de Oro, su primera novela.

1868. Abandona los estudios de Derecho.

1869. Asiste como periodista de Las Cortes alos debates sobre la Constitución.

1870. Colabora en la Revistade España, donde reflexionasobre la novela. Publica La Fon-tana de Oro. Dirige el diariogubernamental El Debate.

1871. Conoce a José MaríaPereda en Santander.

1872. Dirige la Revista de Es-paña. Comienza a escribir losEpisodios Nacionales.

1873. Se cierra El Debate.Publica, entre otros episodiosde la Primera Serie, Trafalgar.

Comienza a escribir en La Guirnalda, en cuyacasa editorial se comenzarán a publicar los Epi-sodios Nacionales.

1877. Publica Gloria, novela por la que man-tendrá una polémica epistolar con Pereda.

1878. Ven la luz, entre otras, La familia de LeónRoch y Marianela.

1881. Aparece La desheredada, con la que ini-cia la serie de Novelas Españolas Contemporá-neas.

1882. Publica El amigo Manso y la edición ilustra-da de los Episodios Nacionales.Ve la luz la revistaArte y Letras, detrás de la cual están LeopoldoAlas Clarín, Emilia Pardo Bazán y el propio Galdós.

1883. Clarín y Armando Palacio Valdés le or-ganizan un Homenaje Nacional.Viaja a Londresjunto con José Alcalá Galiano. Comienza a cola-borar con La Prensa de Buenos Aires. La RealAcademia rechaza su candidatura. La colonia ca-naria, en desagravio, le rinde un homenaje.

1886. Acepta de Sagasta el acta de diputadocunero por Guayana (Puerto Rico).

1887. Publica Fortunata y Jacinta. Fallece sumadre.

1888. Viaja a la Exposición de Barcelona. Pro-loga las Obras de Francisco María Pinto de laRosa.

1889. Es propuesto de nuevo para la Acade-mia. Ocupa el sillón N. Clarín publica una bio-grafía de Galdós.

Amaranto Martínez EscobarFEDAC

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5Galdós: vida y escritura

Epidemia de cólera en Madrid

Guerra de la Independencia de Cuba

Pérdida de las colonias españolas

Premio Nobel a José Echegaray

Guerra de Marruecos y Semana trágica de Barcelona

Primera Guerra Mundial

Revolución socialista en Rusia

Creación de la Sociedad de Naciones

Benito Pérez Galdós es considerado uno de los mayoresescritores de la literatura universal y uno de los persona-jes más influyentes de la sociedad española de su tiempo.

1891. Nace su hija María. Publica Ángel Guerra.

1892. Estrena con éxito Realidad, protagoni-zada por María Guerrero, en elTeatro de la Co-media.

1893. Estrena La loca de la casa y Gerona.

1894. Estrena Los condenados, duramente re-cibida por la crítica. Realiza su último viaje a Ca-narias. Sorolla lo retrata.

1895. Recibe la Cruz de Carlos III y la Cruz deCaballero de la Orden de Isabel laCatólica.

1896. Mantiene pleitos por lapropiedad de sus obras con el edi-tor de La Guirnalda.

1897.A un alto coste económico,Galdós recupera sus derechos. Leesu discurso de ingreso en la Acade-mia, La sociedad presente como ma-teria novelable. Se instala como edi-tor en la calle Hortaleza 132, bajola razón social «Obras de PérezGaldós».

1898. Pasa por apuros económicos. Comienzaa escribir la Tercera Serie de los Episodios Na-cionales.

1900. La colonia canaria le rinde homenaje.Están presentes, entre otros, Nicolás Estévanez,José Wangüemert y Poggio, Luis Maffiote, Leo-poldo Matos y Massieu y Luis Doreste Silva. Co-noce a Oscar Wilde en París.

1901. Estrena con éxito Electra, que provocauna protesta popular contra el poder eclesiás-tico.1902. Estrena Alma y vida.Viaja a París y se en-trevista con Isabel II.

1906. La prensa republicana y progresista pro-pone que se le haga un homenaje. El Gobiernorehúsa convocarlo.

1907. Se declara republicano. Es elegido dipu-tado por Madrid con el mayor número de votos.Comienza a tener problemas de vista.

1909. Se implica en la actividadpolítica en la candidatura repu-blicano-socialista.

1910. Estrena Casandra en elTeatro Español. Es elegido dipu-tado a Cortes por Madrid por laConjunción Republicano-Socialis-ta. Comienza a dictar sus obrasdebido a su ceguera.

1912. Es nombrado directordelTeatro Español. Es propuestopara el Premio Nobel.

1914.Tiene que hipotecar la finca San Quintín,tras fracasar la suscripción popular en su favor. Eselegido diputado republicano por Las Palmas.

1915. Se publica su última novela, La razón dela sinrazón.

1916. Se estrena La duda, basada en El abuelo,primera adaptación cinematográfica de una desus novelas.

1917. Se realiza un último intento para que lesea concedido el Nobel.

1918. Estrena Santa Juana de Castilla, su últimaobra de teatro. Juan Carló le realiza un últimoretrato.

1919. Se inaugura el monumento esculpidopor Victorio Macho.

1920. Muere en la madrugada del tres de ene-ro. Madrid, en su entierro, separaliza.

Retrato de Galdóspintado por Sorolla

Victorio Macho con el escritorjunto a la obraFEDAC

Noticias del fallecimientodel escritorCasa Museo Pérez Galdós.Cabildo de Gran Canaria

Galdós con Azorín, EnriqueCasal y el pintor Macías enSan QuintínFEDAC

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Canariasen tiemposdeGaldós

El año del cóleraLa dependencia de las Islas del exterior supuso que por suspuertos llegaran importantes recursos, pero también varias en-fermedades devastadoras.Tras las epidemias de fiebre amarilla de1838 y 1847, Galdós vive el azote del cólera morbo que, en 1851, se cobrará,en Gran Canaria, la vida del 20% de la población de Las Palmas de Gran Ca-naria en apenas dos meses. Es muy probable que en la memoria del escritorestuviera presente aquel suceso cuando, ya en Madrid, es testigo del cólera de1865, que le servirá para escribir el relato Una industria que vive de la muerte.

Los inglesesLas sociedades británicas, presentes en los dos principa-les puertos canarios, fueron quienes desarrollaron loscultivos de explotación. Por otro lado, los inicios del tu-rismo están vinculados a la colonia británica, tanto en elPuerto de la Cruz como en Las Palmas de Gran Cana-ria. El Archipiélago se convertirá en uno de los lugares deaclimatación y reposo preferidos para los enfermos delas Islas Británicas y, como escribe Víctor Morales Lez-cano, podría considerarse como en «una colonia sin ban-dera de su dilatado imperio».

Benito Pérez Galdós nace a me-diados del siglo XIX y fallece a ini-cios de los años veinte del siglopasado, una de las etapas más com-plicadas y trascendentes de la his-toria de Canarias. Fue un periodomarcado por el desarrollo por-tuario y comercial del Archi-piélago, en medio de grandesdificultades políticas, sociales,culturales y económicas.

Los ministros canariosNicolás Estévanez (1838-1914) y FernandoLéon y Castillo (1842-1918) ejercieron car-teras ministeriales en momentos diferentes:el primero fue ministro de Guerradurante la efímera Primera Repú-blica de Pi y Margall (1873); León yCastillo, en 1881, lo fue de Ultra-mar, durante el reinado deAlfonsoXII, y de Gobernación durante laregencia de María Cristina deHabsburgo-Lorena. Ambos man-tuvieron una gran amistad conGaldós, quien los inmortalizó, do-blemente como personajes de susEpisodios.

La emigraciónLa crisis de la cochinilla supuso la emigración en masa de loscanarios. Se calcula que en 1880 salieron del Archipiélago23 000 personas. La escasez de recursos, de equipamien-tos, las altas tasas de analfabetismo y la penuria cultural su-maban argumentos a quienes deseaban un futuro mejoraventurándose en frágiles embarcaciones hacia una aven-tura incierta.

La cochinilla, el plátano y el tomateEl periodo de 1850 a 1871 será el del esplen-dor de la cochinilla canaria, uno de los moto-res de la economía insular de aquella época. En1875, con la aparición de los tintes sintéticos, laexportación se hunde, lo que provoca unaprofunda crisis que afectará especialmente aLanzarote.

En 1878 comenzarán lasexportaciones isleñas deplátanos: Inglaterra será eldestino de la produccióncanaria y las compañíasinglesas comienzan a es-tablecerse en las Islas paraabastecer de carbón susrutas navieras y controlar,entre otras cosas, estecultivo. En 1885, comienzaa exportarse el tomate.

Los Puertos FrancosEn 1852, Bravo Murillo firma el decreto por el que se aprueban losPuertos Francos para Canarias, lo que supone un nuevo escenariopara las Islas, que logran así acceder al comercio internacional sin tra-bas; y la consolidación del Archipiélago como ruta preferente de lastravesías transatlánticas.Años más tarde, gracias a esta actividad por-tuaria, surgirá en los puertos canarios el cambullón, que, en periodosde recesión económica, ayudó a paliar de alguna manera las penuriasde la población insular.

Galdós: vida y escritura

Olivia Stone, en ArrecifeFEDAC

León y CastilloFEDAC

Actividad portouria en el XIXFEDAC

CochinillaFEDAC

Canarios en el siglo XIXFEDAC

Hospital de coléricos,Santa Cruz deTenerifeFEDAC

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La división provincialGaldós no fue ajeno a las demandas de los isleños por una mejor ad-ministración en las Islas, más próxima a los ciudadanos, sin tener quepadecer las dificultades de la comunicación por mar para los estudios opara realizar gestiones administrativas en la capital de la provincia única.La aprobación de la Ley de Cabildos y la división administrativa en dosprovincias fueron hechos que facilitaron el desarrollo de las Islas y porlos que el escritor apostó apoyando decididamente a las iniciativas quese pusieron en marcha desde los distintos organismos y colectivos so-ciales.

La Guerra de CubaEn 1868, comienza la insurrección contra España en la isla caribeña. El conflicto será co-nocido por la Guerra de los Diez Años. Fue el germen de la guerra que comenzaría en1895 y terminaría con la intervención de Estados Unidos (en 1898) con la excusa del sor-prendente hundimiento del Maine, lo que precipitará la independencia de Cuba.

Galdós advertirá a León y Castillo de la posible influencia de aquellos sucesos en las Islas:

Lo que hay es que nuestra provincia, que antes de las pérdidas de las colonias era la últimaen la jerarquía administrativa... ahora ha venido a ser la primera. Pero nuestros hombres de Es-tado que por lo visto carecen del don de hacerse cargo, no lo han comprendido así todavía;Canarias, en el pensamiento de esos señores continúaaún en las antípodas. Que allá se manda lo peor decada casa, bien a la vista está; que nos tienen por cu-banos, también está demostrado por la conducta des-pectiva y arrogante del elemento militar (Madrid, 19de enero de 1902).

A los pocos años de la pérdida de las colonias ame-ricanas y de Filipinas, se produce la primera visita deun monarca español a Canarias,Alfonso XIII (1906).

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Fiebre amarilla

Hambruna en Canarias

Expansión de la cochinilla

6000 muertos (Las Palmas de GC) por el cólera

Decreto de los Puertos Francos

El 87% de la población canaria es analfabeta

Obras del Puerto de La Luz

Primeras asociaciones obreras en Canarias

Nace José Franchy Roca, líder obrero

Emigración aVenezuela por la crisis de la cochinilla

Las Islas superan los 280 000 habitantes

Se inicia la exportación de plátanos hacia Inglaterra

Gregorio Chil y Naranjo funda El Museo Canario

Canarias, última de las provincias en escuelas (277)

NaceTomás Morales

Nace Néstor Martín Fernández de la Torre

Inauguraciones de hoteles: Santa Catalina,Taoro…

Nace Juan Negrín López

Visita de Alfonso XIII a Canarias

Nace José PérezVidal

La población canaria asciende a 444 016 habitantes

Se promulga la Ley de Cabildos

Huelgas por la crisis económica

Se crea la Escuela Luján Pérez

La ModernidadDe la ciudad pobre y sin apenas recursos que,en Recuerdos de un noventón, describe Do-mingo J.Navarro, surge la urbe portuaria y cos-mopolita de los cien pabellones que ondean enlos buques abarloados en su puerto.La capital grancanaria y de Santa Cruzde Tenerife muestran a quienes arri-ban a ellas un enorme progreso enpocos años, con el desarrollo de be-llos edificios modernistas y con unapoblación en la que surge una clasemedia con figuras relevantes del sigloXX como los poetas Tomás Morales,Alonso Quesada, Manuel Verdugo oSaulo Torón y los pintores NéstorMartín Fernández de la Torre, JoséAguiar, Juan R. Botas Ghirlanda, JuanCarló, Nicolás Massieu o FranciscoBonnín.

Soldados canarios de la Guerra de CubaFEDAC

La Candelaria da la bienvenida a Alfonso XIIIFEDAC

Calle Triana, a principiosdel siglo XXFEDAC

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8 Galdós: vida y escritura

Galdósy Canarias

Recuerdos«¿Dónde fue usted bautizado?En la Iglesia de San Francisco, que fue de un convento... Aguarde usted.Voy a decirle una cosa curiosa. Cuando heoído el tañido de sus campanas, siempre he sentido una emoción entre triste y dulce. Su son no lo confundiría conninguno. Lo distinguiría entre cien que tocasen a un tiempo.[...]¿Dónde pasó su infancia?En Las Palmas. Allí hice mis primeros estudios. La primera escuela en queestudié fue de un inglés. Allí aprendí la lengua de Shakespeare.Yo me hecriado en un medio inglés...[...]¿Qué enseñanza prefería usted, las Ciencias o las Letras?Las Letras. Ponga usted que he tenido dos odios igualmente grandes: a lasMatemáticas y al Derecho... también estuve en un colegio, de San Agustínse llama. Subsiste todavía en el mismo local. Era de un señor que fue dipu-tado. En este colegio estudié la segunda enseñanza.»

Enrique González Fiol: «Nuestros grandes prestigios. Benito Pérez Galdós»,Por esos mundos (1910).

Amigos y coetáneos

Familia y vivenciasSu padre, Sebastián Pérez, era militar. Su madre, Dolores Galdós, era una mujer de fuerte carácter. Sebastián Pérez habíaparticipado, junto con su hermano, en la Guerra de la Independencia en el Batallón de Granaderos de Gran Canaria, enla campaña de Extremadura, al mando del general Alburquerque; la memoria de aquellos hechos pesó en su interés poraquellos acontecimientos de la historia de España.

Nicolás Estévanez

«Compatriotas: hablar en presencia delmaestro es una temeridad. Si yo lo hagoes para proclamar aquí la monarquía delas Letras, y aquítienen ustedes elmonarca».

(Homenaje aBenito Pérez Galdós,

9 de diciembre de 1900)

JoséWangüemert y Poggio

«Los que creen que Canarias tiene unsolo Teide, se engañan; las atlánticaspeñas tienen dosTeides: uno el famosoPico de Tenerife, altura sorprendente,que singulariza la encantadora tierraque a todos nos ha visto nacer, y otromás colosal que éste al no contentarsecon escalar las nubes, sino llegar hastael mismo ideal para aprisionarlo consus esclarecidas obras, que se llama Be-nito Pérez Galdós.»

(Homenaje a Benito Pérez Galdós,9 de diciembre de 1900)

Francisco Mª Pinto de la Rosa

«Concluyamos: Pérez Galdós es paisanonuestro: ningún canario ignora una cir-cunstancia que honra a nuestro país. Elautor de aquella malhadada novela Nin-fas de Henares, entregada sin vacilacio-nes por el cura al brazo seglar del amaen el escrutinio de la librería de D. Qui-jote, fue, según dicen, canario; pero ca-nario es también el primer novelista conque España hoy cuenta. Él será el hijo más ilus-tre que nuestras letras hayan dado a las letrasespañolas.»

(Revista de Canarias, nº 6, 23de febrero de 1879)

Sebastián PérezFEDAC

Dolores GaldósAlberto Hdez.

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Galdós: vida y escritura 9

La huella del escritor

Creadores

Investigadores

«¡Oh, don Benito! Si mi alma fuera lo bastante purapara asumir el reposo de vuestra inmensa figura:yo os la entregaría –débil y amilanado sostén–porque os contara al oído, con infinita cautela,–¡lazarillo emocionado cual la dolorosa Nela!–las maravillas del mundo que ya esos ojos no ven.

Ella os pintaría la vida como una flor sin mancilla,o dijera que del odio despareció la semilla,que al fin laVerdad Eterna ha puesto en fuga al dolor,y mi acento fuera, entonces, impetuoso y exaltado,porque llegar no pudiera, hasta el oído afinado.de qué manera, los hombres, van imponiendo el Amor...»

Tomás Morales, «La ofrendaemocionada» (fragmento)

«Hermana, hermana, hermana:¿ha muerto don Benito?Todos, todos lloraban,todos, todos los míos.Y hasta mi pluma ahora,al escribir sin ruido,es como si callara:¡ya murió don Benito!

Josefina de la Torre, «Al escribir sin ruido»

«Mi abuelo era amigo de don Benito. Entonces el maestroera sólo Benito, y tenía diecisiete años. Mi abuelo trabajabacerca del colegio, único entonces que había en la ciudad.Galdós, con un libro bajo el brazo, visitaba la sastrería anda-luza todos los días al pasar hacia el colegio. Cuando corrie-ron los años y mi abuelo no era más que una sombra dehombre, buscaba siempre el alimento de su espíritu humilde,en este sencillo y vulgar recuerdo: «Benito Pérez Galdósvenía todos los días a la sastrería de tu abuelo, ¡quién lo ibaa decir!» ¿Y cómo era posible que yendo todos los días auna sastrería ignorada pudiera ser un hombre genial...?»

Alonso Quesada, «El duelo de la ciudad natal» (fragmento)Sebastiánde la NuezCaballero(1915-2007)

El recientemente fa-llecido Premio Ca-narias dedicó granparte de su vida a laobra de Galdós, de-jando constancia deello en múltiples ar-tículos y libros. A éldebemos, en los añossesenta del pasado siglo, la catalogación del ar-chivo personal del escritor, de obligada consultapara quien quiera acercarse a su figura.Asimismo,publicó parte de su correspondencia (1967) y elepistolario entre Unamuno y Galdós (1965),entre otras obras en las que refleja su magisterio.

José PérezVidal(1907-1990)

El gran investigador palmero, Pre-mio Canarias, está vinculado a donBenito. Fue el primero que trató lahuella canaria en su obra.Trató dedesterrar generalizaciones y leyen-das malévolas que circulaban sobreél en las Islas y que lo convirtieron,para muchos canarios, en una figurapoco nuestra: Galdós en Canarias(1952),Galdós, crítico musical (1956)y Canarias en Galdós (1979) son al-gunas de sus valiosas aportacionesal tema galdosiano.

Alfonso Armas Ayala (1924-1998)

En 1964, abre sus puertas la Casa Museo Pérez Galdós,de la que será director, y a la que siempre estuvo ligado.A su impulso se debe el arranquede la investigación galdosiana en laIsla y la celebración de los Congre-sos Internacionales Galdosianos.Fundador, conVentura Doreste, delServicio de Ediciones del Cabildode Gran Canaria, colaboró conAgustín Millares Carló en el PlanCultural de la Mancomunidad deCabildos de Las Palmas. En Galdós,lectura de una vida (1989 y 1995) ofreció sus conoci-mientos sobre el escritor canario.

«Para nosotros, desde Canarias, Galdós era como un nombre que llenase todo el mar, como un barco incesante,cargado de bellos episodios, que mantuviese el constante tráfico con la Península; como otra isla canaria...»

Claudio de la Torre

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Galdós: vida y escritura10

La obrade Galdós

Fuente:Casa Museo Pérez Galdós. Cabildo de Gran Canaria

Edición de La Fontanade Oro (1871)

Edición de Trafalgar (1874) Primera edición deLa desheredada

Primera edición deTorquemada (1889)

Primera edición delCaballero encantado

1867- 68. La Fontana de Oro, novela.

1870. La Sombra, novela.

1871. El Audaz: historia de un radical de antaño,novela.

1873. Trafalgar, La Corte de Carlos IV, El 19 deMarzo y el 2 de Mayo, Bailén, episodios naciona-les (Primera Serie).

1874. Napoleón en Chamartín, Zaragoza, Ge-rona, Cádiz, episodios nacionales (Primera Serie).

1875. Juan Martín El Empecinado, La batalla deArapiles (Primera Serie); El equipaje del rey José,

Memorias de un cortesano de 1815, episodios na-cionales (Segunda Serie).

1876. Doña Perfecta, novela; La segunda casaca,El Grande Oriente, El 7 de Julio, episodios nacio-nales (Segunda Serie).

1877. Los cien mil hijos de San Luis, episodio na-cional; Gloria, primer y segundo tomos, novela;El terror de 1824, episodio nacional (SegundaSerie).

1878. Marianela, novela; Un voluntario realista,episodio nacional (Segunda Serie); La familia deLeón Roch, primera y segunda partes, novela.

1879. La familia de León Roch, tercera parte,novela; Los Apostólicos,Un faccioso más y algunosfrailes menos, episodios nacionales (SegundaSerie).

1880. La desheredada, primera parte, novela.

1881. La desheredada, segunda parte, novela.

1882. El Amigo Manso, novela.

1883. El Doctor Centeno, primera y segundapartes, novela.

1884. Tormento, La de Bringas, Lo Prohibido, pri-mera parte, novelas.

1885. Lo Prohibido, segunda parte, novela.

1886. Fortunata y Jacinta, primera, segunda ytercera partes, novela.

1887. Fortunata y Jacinta, cuarta parte, novela.

1888. Miau, La Incógnita, novelas.

1889. Realidad, Torquemada en la hoguera, no-velas.

1890. Ángel Guerra, primera y segunda partes,novelas.

1891. Ángel Guerra, tercera parte, novela.

1892. Tristana, Realidad, drama en cinco actos;La loca de la casa, comedia en tres actos.

1893. Torquemada en la Cruz, novela; La de SanQuintín, comedia en tres actos.

1894. Torquemada en el Purgatorio, novela; Loscondenados, drama en cinco actos.

1893. Torquemada y San Pedro, Nazarín y Hal-ma, novelas; Voluntad, comedia en tres actos.

1896. Doña Perfecta y La Fiera, dramas en tresactos.

1897. Misericordia, El Abuelo, novelas.

1898. Zumalacárregui,Mendizábal,De Oñate ala Granja, episodios nacionales (Tercera Serie);El Abuelo, drama en cuatro actos.

1899. Luchana, La Campaña del Maestrazgo, Laestafeta romántica, Vergara, episodios nacionales(Tercera Serie).

«Los dos únicos novelistas vivos que me gustanen absoluto son Ud. y Zola. ¿Qué le falta a Ud?Muchas cosas que tienen Zola. ¿Y a Zola? mu-chas cosas que tiene Ud. ¿Y a los dos? Algunasque tenía Flaubert. ¿Y a los tres? Algunas quetenía Balzac. ¿Y a Balzac? Otras que tienen Uds.tres. Pero eso ¿es faltar? no, eso es ser finito,eso es ser quien se es»

Leopoldo Alas Clarín a Galdós, 1884

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Galdós: vida y escritura 11

Película Novela adaptada Dirigida por AñoLa duda El abuelo Doménech Ceret 1916Beauty in chains Doña Perfecta Elsie JaneWilson 1918El abuelo El abuelo José Buchs 1925La loca de la casa La loca de la casa Luis R.Alonso 1926Marianela Marianela Benito Perojo 1940Adulterio El abuelo José Díaz Morales 1943La loca de la casa La loca de la casa Juan Bustillo Oro 1950Doña Perfecta Doña Perfecta Alejandro Galindo 1950Misericordia Misericordia Zacarías Gómez Urquiza 1952La mujer ajena Realidad Juan Bustillo Oro 1954El abuelo El abuelo RománViñoly Barreto 1954Marianela Marianela Julio Porter 1955Nazarín Nazarín Luis Buñuel 1958Fortunata y Jacinta Fortunata y Jacinta Angelino Fons 1969Tristana Tristana Luis Buñuel 1970La duda El abuelo Rafael Gil 1972Marianela Marianela Angelino Fons 1972Tormento Tormento Pedro Olea 1974Doña Perfecta Doña Perfecta César Fernández Ardavín 1977Solicito marido para engañar Lo Prohibido Ismael Rodríguez 1988El abuelo El Abuelo José Luis Garci 1998

Fuente: Arantxa Aguirre Caballeira, Buñuel, lector de Galdós (2006)

Galdósen el cine

La obra tras su muerteA estos títulos habrá que unir los que se publica-ron en vida del autor –Discursos Académicos (1897)y Memoranda (1906)–; los editados por AlbertoGhiraldo –Fisonomías sociales, Arte y crítica, Políticaespañola, Nuestro teatro (1923); Cronicón (s.f.), To-ledo (1924), Viajes y fantasías (1928), Memorias(1930), Crónica de Madrid (1933)– y aquellos querecogen epistolarios, crónicas y prólogos, frutodel esfuerzo de los investigadores galdosianos.

Primera edición deLa razón de la sinrazón

Edición ilustrada delos Episodios Nacionales

Edición del drama Electra Edición de la comediaLa loca de la casa

Episodio Nacional tituladoO’Donnell con los colores dela bandera republicana

1900. Montes de Oca, Los Ayacuchos, Bodas re-ales, episodios nacionales (Tercera Serie);Electra,drama en tres actos.

1901. Las tormentas del 48, episodio nacional(Cuarta Serie);Alma yVida, drama en cuatro actos.

1902. Narváez, episodio nacional (Cuarta Se-rie); Mariúcha, comedia en tres actos.

1903. Los duendes de la camarilla, episodio na-cional (Cuarta Serie); Bárbara, drama en cuatroactos.

1904. La Revolución de Julio, O’Donnell, Aita Tet-tauen, episodios nacionales (Cuarta Serie).

1905. Carlos VI en la Rápita, episodio nacional(Cuarta Serie); Casandra, novela; Amor y Ciencia,comedia en cuatro actos.

1906. La vuelta al mundo en la Numancia, Prim,episodios nacionales (Cuarta Serie).

1907. La de los tristes destinos, episodio nacio-nal (Cuarta Serie).

1908. España sin rey, episodio nacional (QuintaSerie); Pedro Minio, comedia en tres actos; Laguerra de la Independencia, extracto de la pri-mera serie de episodios nacionales para niños.

1909. España trágica, episodio nacional (Quin-ta Serie); El caballero encantado, cuento real...inverosímil, novela.

1910. Casandra, drama en cuatro actos. Ama-deo I, episodio nacional (Quinta Serie).

1911. La primera República,De Cartago a Sa-gunto, episodios nacionales (Quinta Serie).

1912. Cánovas, episodio nacional (Quinta Se-rie).

1913. Celia en los infiernos, comedia en cuatroactos.

1914. Alceste, tragicomedia en tres actos.

1915. La razón de la sinrazón, fábula teatral, ab-solutamente inverosímil, en cuatro jornadas, no-vela; Sor Simona, drama en tres actos y cuatrocuadros.

1916. El tacaño Salomón, comedia en dosactos.

1918. Santa Juana de Castilla, tragicomedia entres actos.

«Antes de intentar conquistas en suelo extraño habéis de conquistarel suelo propio para la cultura y el derecho, para la justicia y la libertad»

Benito Pérez Galdós

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Galdós: vida y escritura12

El mar está hinchado, revuelto y tan inquietocomo los que van a entregarse a él.

Nuestro espíritu está lleno de abatimientoporque el despedirse para un largo viaje es lomás desabrido y fastidioso que puede imagi-narse. Parece que en nuestro pecho sentimosun cuerpo extraño que se ensancha impidiendonuestra respiración. Una especie de manzanaprohibida se atraviesa en nuestra garganta cor-tándonos la palabra.

Así es que creemos decir el último adiós aun amigo y no hacemos más que temblar comoun atacado de mal de San Vito balbuciendo al-gunas palabras sin sentido mientras nuestramano convulsa estrecha algo que no sabe si esmano o pie o guijarro.

No sabemos ni a dónde mirar ni cómo an-dar ni si sonreírnos o llorarnos porque la bocay los ojos encargados de manifestar nuestrosafectos se contraen y dilatan de un modo nomuy académico produciendo en nuestra fiso-nomía graciosas muecas que hacen desternillarde risa a quien no se despide.

Bajamos los escalones del muelle.Si estos crueles escalones se subieran en vez

de bajarse me parecería que subía a un patí-bulo. La guillotina no me causa más horror queun mar revuelto.

Al fin me siento como un ajusticiado en elbanquillo de la lancha, pero iqué tumbos, Diosmío! iQué subir y bajar tan molesto!

Al pasar la barra del muelle los movimientoseran tan repetidos y bruscos que no las teníatodas conmigo. El vértigo que esta travesía mecausaba me impedía ver los pañuelos blancosque agitaban en el muelle manos amigas.

La impresión que me produce el rudo hun-dimiento del bote es tan extraña y desagrada-ble que instintivamente me llevo las manos alvientre para detener mis entrañas que parecenquerer subírseme a las barbas.

No tengo manos sino para asirme fuerte-mente a la borda de la embarcación; no tengoboca sino para escupir una saliva amarga y pe-gajosa, primer síntoma del mareo; no tengoojos sino para medir con avidez la distancia queme separa del buque.

Al fin llegamos al vapor, subimos con trabajoy nos señalan nuestro camarote. Arreglamosnuestros equipajes y subimos a la cubierta.

Entonces principia una terrible lucha entreel estómago y la imaginación, el estómago quequiere salirse de sus quicios y la imaginación seempeña en tranquilizarlo. No hay en el mundosensación tan cruel como la que produce estapugna terrible. Un dolor violento, agudo pro-longado se apodera de las regiones del hígadocomo si el buitre de Prometeo estuviera ensa-ñándose en él. En vano queremos hacernos va-lientes y echarla de marinos haciendo de lastripas corazón; en vano intentamos dar unpaseo por la cubierta mirando con indiferenciael mar, el buque, los marineros y la arboladuracomo quien está familiarizado con todas estascosas. iQué terrible es el momento en que de-cimos –si yo no he de marear –¿por qué? –siyo no estoy revuelto! –Qué insípidos son los si-guientes diálogos–.

–¿Está usted revuelto?–No, señor.– ¿Y usted?–Todavía estoy firme– Yo creo que no ma-

rearé.–Yo me encuentro bien.Pero allá en lo profundo del estómago; en la

región donde se está verificando el más horro-roso cataclismo escucho una vocecilla burlonay sarcástica que me dice «marearás...» y no pue-do sustraerme a la influencia de esa voz: en va-no procuro distraerme. En vano evoco recuer-dos agradables, y hasta poéticos...Todo es inútil.

¿Hay señoras?– sí; pero qué importa si suamable conversación, su galantería, su finura nonos pueden librar de este terrible mal.Ni la vo-luptuosa cuadrilla de Venus, ni las satélites deCalipso ni toda la turba de náyades de la mito-logía, ni todas las ondinas del Rhin ni todas lasmujeres seductoras de este mundo desdeAspa-ria y Lais hasta Ninon de Lenclos y la dama de lasCamelias lograrían excitar mi enervada materia,ni hacer entrar en caja mi dislocado espíritu.

Sin embargo, saco fuerza de flaqueza;me in-corporo y trato de sostener un diálogo con unaamable señorita deTenerife que venía en nues-tra compañía.

–¿A dónde va usted?–A Santa Cruz.–¿Es usted de allí?–Sí, señor.–Tendrá usted deseos de ver a su familia.–¡Oh!, sí, muchos.

–Es natural y ¿le ha gustado a usted Canaria?–Ya lo creo. Muchísimo.–¿No irá usted hablando mal de nosotros?–¡Qué disparate!Todo lo contrario. Ustedes

son muy amables, muy simpáticos y muy...–Ya, ya.La conversación gira sobre música y un ma-

jadero (yo) se empeña en que ha de cantar unamalagueña otra señorita que nos acompañaba.Era graciosa, bonita, diminuta: uno de estostipos espirituales, sencillos llenos de candidez yagudeza, de inocencia y coquetería que han ins-pirado a Goethe su Margarita y a Víctor Hugosu Cosette. La sirena, que tal vez sufría en aquelmomento los mismos prosaicos retortijonesque nosotros, se resistía a cantar a pesar denuestros ruegos.

–Lo hago muy mal –decía.–iQué modestia!–Estamos en confianza.Yo también cantaré si

usted se empeña: pero no nos prive usted delplacer de escuchar su linda voz.

–¡Linda voz! –ja, ja– si parezco un...–Vamos, no se haga usted de rogar... Aun-

que no sea sino un par de compases...Y la infeliz muchacha, cansada de oírnos y

tal vez por cortar nuestras impertinentes súpli-cas, abría la boca y se preparaba a complacer-nos y nosotros, ansiosos de oírla, éramos todoorejas cuando principia a andar el buque; la marse hincha; la máquina comienza a batir su inter-minable compás, el buque se agita como unabatuta en manos de un director de orquesta ynuestros oídos principian a oír la atronadorasinfonía cuya primera nota suena al levarse elbuque y no concluye hasta que fondea. Elviento, el vapor, las cuerdas, la máquina, el timón;todo se sujeta a un misterioso ritmo produ-ciendo la más extraña de las armonías.

Todo esto se me ocurre durante los prime-ros vértigos del mareo, mientras me agarro ala borda para rendir el tributo a Neptuno comodecía un buen jesuita que nos acompañaba.

Bajamos a la cámara, verdadero calabozodestinado a ser teatro de nuestro sufrimiento ycada uno se encaminó a su camarote con áni-mo de dormir y propósito firme de no marear.

Encajonado en aquella especie de ataúdmalsano estrecho, sobre aquel colchón duroque no encontraría rival sino en el famoso jer-

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Galdós: vida y escritura 13

Yo, en semejantes situaciones,acostumbro traer a la imaginación lomás bello, lo más pintoresco, lo másincompatible según mi modo de ver

con el mar y sus dolorosas peripeciasgón donde reposó sus apaleados miembros elcaballero de La Mancha en la tormentosa no-che de los yangüeses, me daba yo a los mil dia-blos sudando gotas de sudor tan gordas comoavellanas. Me revolvía en aquel chiribitil sinpoder conciliar el apetecido sueño, recurriendoa cada paso a desocupar mi vientre del insu-bordinado quilo que lo atormentaba.

iCómo se altera la correcta unidad de nues-tra simetría en estos horribles momentos! iQuéextravagantes muecas! iQué contracciones tanviolentas acompañan a ese hipo doloroso, nau-seabundo, histérico que sucede al mareo...! iQuélágrimas de acíbar se derraman en este trancefatal!

Yo, en semejantes situaciones, acostumbrotraer a la imaginación lo más bello, lo más pin-toresco, lo más incompatible según mi modode ver con el mar y sus dolorosas peripecias.

Para mí las delicias del campo son diame-tralmente opuestas al espectáculo del mar porpoético que aparezca algunas veces.Así es quecerraba los ojos y me figuraba ver una casita decampo, un árbol frondoso, unas cuantas flores,una vaquita, un perro y componiendo un deli-cioso cuadro me consideraba habitante de esteparaíso. Figuraba engañar mis sentidos con aro-mas imaginados, con sonidos producidos en micerebro; quería como detener el movimientodel buque con mis trémulas manos; pero todoslos esfuerzos de mi imaginación eran inútiles: unruido estrepitoso suena en la cámara; el letargoen que principiaba a sumergirme desapareció.Cayó por tierra el castillo de naipes de mis ilu-siones campestres porque estas ilusiones, enalta mar y ante un cielo que se mueve y un pisoque parece huir de nuestros pies, serán muy be-llas, pero son ilusiones que se presentan siem-pre de patas arriba.

Pasó por fin aquella desastrosa noche y elAlmogávar fondeó en el puerto de Santa Cruz.Saltamos a tierra alegres pero pensando en quetendríamos que atravesar dentro de algunashoras una travesía más larga y más penosa.

No volvimos a ver a nuestras bellas compa-ñeras de viaje; Santa Cruz, con sus espaciosascalles, su numerosa concurrencia absorbió com-pletamente nuestra atención. En el próximo ca-pítulo procuraremos describir la fisonomía de laculta capital de las Islas Canarias.

En 1864, durante sus vacacionesen la Isla, Benito Pérez Galdóscomienza un proyecto literariocon Amaranto Martínez de Es-cobar: Un viaje de impresiones. Elprimero de los dos capítulos quese conservan, «Un viaje a bor-do», fue obra suya.

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Galdós: vida y escritura14

El renombre universal del escritor canario pro-cede de su constante dedicación a la novela, quecultivó con extraordinaria asiduidad a lo largode medio siglo; y así, recordamos a Pérez Galdósante todo por haber imaginado personajes con-movedores –Fortunata, Luisito Cadalso,MáximoManso, fanáticos al modo de doña Perfecta,María Egipciaca o Ester Morton, y otros muchosde la más diversa condición– por haber sabidoreflejar la bullente sociedad de su tiempo y porhaber evocado el pasado reciente reconstru-yendo no sólo los grandes acontecimientos his-tóricos, sino también el menudo acaecer de laintrahistoria.

Desde la publicación de La Fontana de Oro(1868) hasta 1915, fecha en que aparece Larazón de la sinrazón, va viendo la luz la ingenteproducción narrativa de un autor que abordagran cantidad de temas y ensaya las más varia-das técnicas, pese a lo cual es posible reconocera través de tan complejo universo ficcional unadoble preocupación nunca desmentida: por unlado la necesidad de proporcionar al lector unapintura fiel de la realidad político-social de sutiempo estudiando también sus precedentes his-tóricos, por otro, dignificar la novela españolaeducando el gusto del público, estragado por lafrecuentación del folletín y de la novela por en-tregas. El propio Galdós distribuye su producciónen tres apartados: 1º, los Episodios Nacionales; 2º,las Novelas de la primera época, y 3º, las quellamó Novelas españolas contemporáneas, con-junto que engloba aquellos títulos publicados apartir de 1881.

Bajo el epígrafe general de Episodios nacio-nales se incluyen cuarenta y seis relatos agrupa-

dos en cinco series, a razón de diez títulosen cada una (salvo en el

caso de la última inte-grada sólo por seis

vo l úme -

nes) cuya composición se atiene a los patronesretóricos propios de la novela histórica, si bien laintencionalidad a que obedecen dista mucho dela que subyace en las novela históricas del ro-manticismo, las cuales proponían una evasión delpresente mediante la evocación de un pasadoremoto mucho más coloridoy heroico. Sin embargo, loque Galdós quería era en-tender a sus contemporá-neos y para lograrlo cabal-mente recreaba un pasadocercano que mostrara lasraíces vivas de la sociedadde su tiempo.

Las obras más importan-tes del segundo apartadoDoña Perfecta, Gloria, La fa-milia de León Roch y Maria-nela aparecieron entre 1876y 1878. Las tres primerasencaran la llamada «cues-tión religiosa» que agitaba lasociedad española a raíz delas convulsiones iniciadas conel destronamiento de la Rei-na. Estas novelas denuncianla intolerancia y el fanatismo,que tan perniciosos efectosacarreaban; por su parte Ma-rianela plantea el tema del poder liberador de laciencia, que, sin embargo, no puede aportar lafelicidad a todos. Pese a sus indudables aciertos,las obras mencionadas explicitan demasiado latesis que defienden, por lo cual los personajesse convierten a veces enmeros porta-

voces de sus respectivas ideas y ello resta flexi-bilidad al discurso narrativo.

Con la publicación de La desheredada en1881 inaugura el escritor canario el conjunto delas que llamó Novelas españolas contemporáneas.A partir de este título abandona Galdós la an-

terior tendenciosidad y dejaque los personajes se pre-senten, actúen y se expresenen total libertad. Más allá dela indudable influencia del na-turalismo francés, la escrituragaldosiana presenta ciertosrasgos peculiares que le otor-gan un sello inconfundible: elenfoque humorístico de raízcervantina desde el que sue-le ofrecerse el relato consti-tuye, a mi ver, la primera deestas marcas distintivas, otrasería el empleo sistemático yfuncionalmente justificado delas más diversas referenciasliterarias y la última estaríaconstituida por las frecuentestransgresiones de la estrictaobjetividad naturalista adver-tibles en el comportamientode las distintas instancias na-rradoras que, sobrepasando

ampliamente su estatus, establecen con el lec-tor relaciones bien curiosas de divertida com-plicidad.

El universo ficcional erigido por el autor estáestructurado orgánicamente, de suerte que enél puede detectarse una serie de técnicas quefomentan la cohesión entre los diferentes rela-tos de este corpus, muchos de los cuales seagrupan en ciclos gracias a nexos de muy va-riada índole.Así El doctor Centeno,Tormento y Lade Bringas comparten la referencia temporal,pues están ambientadas en los años finales delreinado de Isabel II.Además la presencia de per-sonajes comunes refuerza la percepción del lectorde encontrarse ante un ciclo novelesco.Tambiénentre La incógnita y Realidad publicadas en 1889existe un lazo de unión estrechísimo, dado queambas tienen el mismo asunto y los mismos per-sonajes, pero tal materia se ofrece desde dosperspectivas diferentes; en la primera, contada

Ga dósy a novela María del Prado Escobar Bonilla

¿Conque nombre y posición?–dijo–; gracias, gracias; es ustedmuy bueno. ¿Conque no puedocon mi nombre y quiere ustedque tome otro sobre mí? ¡Quépuño...! Si pudiera desbautizarmey no oír más con estas orejas elnombre de Isidora, lo haría... Meaborrezco; quiero concluir, seranónima, llamarme con el nom-bre que se me antoje, no darcuenta a nadie de mis acciones.–¡Isidora...!–Ya no soy Isidora. No vuelvausted a pronunciar este nombre.

La desheredada

Manuscrito encuadernadode MarianelaCasa Museo Pérez Galdós. Cabildo de Gran Canaria

Primera hoja manuscritade Doña Perfecta

Casa Museo Pérez Galdós. Cabildo de Gran Canaria

Galeradas concorrecciones

para la edición deFortunata y Jacinta

Casa Museo Pérez Galdós.Cabildo de Gran Canaria

Manuscrito de La fontana de oroCasa Museo Pérez Galdós. Cabildo de Gran Canaria

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Galdós: vida y escritura 15

«… porque por doquieraque el hombre vaya llevaconsigo su novela»

Fortunata y Jacinta 1ª parte,cap. III

Edición rusa de Cádiz I

Edición de El abuelo I

I Edición japonesa de Marianela

I Edición rumana de TorquemadaI Edición argentina de Doña Perfecta

I Edición de Ángel Guerra

Edición italianade Viaje a Italia

Edición actual delas Obras Completas

Edición cubana de Un facciosomás y algunos frailes menos

I Edición inglesa de Tormento

Edición polacade La sombra

I Edición de El 2 de mayo (1936)

Fuente: Casa Museo Pérez Galdós. Cabildo de Gran Canaria

desde fuera a través de las cartas de un espec-tador de los acontecimientos,mientras que en lasegunda, enteramente dialogada, la acción estáenfocada desde sus propios protagonistas.

La presencia de personajes que reaparecenen diversas obras, según ocurre en La comediahumana de Balzac, potencia también la cohesiónentre las novelas de este grupo. Buena muestrade tal artificio es el caso del usurero Torque-mada, quien tras sendas apariciones fugaces enEl doctor Centeno y en La de Bringas, y despuésde desempeñar un papel de relativa importan-cia en Fortunata y Jacinta, llega a protagonizarcuatro ficciones, en las que el narrador refieresu irresistible ascensión social su declinar físico ysu muerte. Otras veces el personaje describeuna trayectoria inversa, pues tras haber prota-gonizado su novela respectiva, reaparece breve-mente en las páginas de otra posterior, tal es elcaso de Isidora Rufete, de Felipe Centeno o deAugusta Cisneros. Cabría una tercera categoríaen la nómina de los personajes recurrentes, merefiero a aquellos que recorren las páginas devarios relatos, sin protagonizar ninguno de ellos,a este último grupo pertenecen entre otros Au-gusto Miquis, quien tras su presentación en Ladesheredada, se convierte en el médico queasiste a casi todos los personajes de este abiga-rrado cosmos imaginario, y don José Ido del Sa-grario, el mísero maestro de escuela de El doctorCenteno, que en sucesivas reapariciones dedi-cado siempre a algún menester relacionado conla escritura, llega a convertirse en el grotescoalter ego del novelista.

He preferido considerar la producción no-velesca galdosiana en su conjunto, indicando so-meramente ciertos procedimientos que lacaracterizan, en vez de detenerme en cada tí-tulo; pero no puedo concluir este breve trabajosin destacar alguna de las ficciones que me resul-tan más queridas como El amigo Manso, Miseri-cordia, El abuelo,Miau y, sobre todas, Fortunata yJacinta, que han colocado a Pérez Galdós entrelos más ilustres novelistas europeos del siglo an-tepasado.

«¡Desgraciado el pueblo que no tiene algún ensueño constitutivo y crónico,norma para la realidad, jalón plantado en las lejanías de su camino!»

Benito Pérez Galdós

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Galdós: vida y escritura16

Si resulta incuestionable que Galdós fue, antetodo, un novelista, hemos de añadir que igual-mente incuestionable es que escribió teatroantes que novela, que se interesó por el teatroa lo largo de toda su vida, que nunca olvidó lacuestión teatral en sus artículos críticos, y quetoda su novela puede encuadrarse en lo que lla-mamos novela dramática. Un joven de provecho,El hombre fuerte y La expulsión de los moriscos,de 1862 a 1867, fueron tentativas juveniles parala escena que el autor desechó para adentraseen la novela de tema histórico que marcaría suentrada en la literatura y pasar de ella a la social,aquella que, en el marco del mejor realismo, re-novaría el género en su tiempo adentrándolo enla modernidad. Con el avanzar de los títulos, elnovelista,mientras juega con las estructuras y losmotivos de las novelas, experimenta con éxito

novedades formales abiertas, significativamente,a planteamientos que ocultan al narrador, acer-cando novela y teatro.Así, a finales de los ochen-ta publica una novela epistolar (La incógnita)seguida de otra dialogada (Realidad), y adoptaesa misma estructura para La Loca de la casa ylas últimas novelas, de El abuelo (1897) a La ra-zón de la sinrazón, ya en 1915.

Pero la presencia de estrategias teatrales enla novelística galdosiana es perenne.Mucho tieneque ver en ello la importancia del personaje y elpapel dominante que juega en su novela el diá-logo: voces que se autodibujan en primeralínea de la narración para introducir al lec-tor en los entresijos de la trama y de losindividuos que la sostienen. De este mo-do, fácil le resulta al lector penetrar en elmundo de la novela directamente, escu-

chando lo que dicen o lo quepiensan los personajes (deldiálogo al soliloquio y el mo-nólogo interior), y a través dela interpretación que de loshechos y las actuaciones rea-lizan las voces que pueblan laescena. Son opciones estraté-gicas de índole teatral que, en prode lo objetividad que tanto preo-cupa a los novelistas del realismo,coadyuvan a lograr la ilusión de in-visibilidad para el autor y de impre-sión de autonomía para su perso-naje.

Pero el Galdós hombre de tea-tro no sólo se manifiesta al calor dela novela.

Cuando se iniciaba la década úl-tima del siglo XIX, la de los noventa,Pérez Galdós, en la plenitud de sumadurez artística, sube por primeravez a los escenarios para estrenar laversión dramática de la novela Re-alidad. El éxito de ese estreno loanimará a repetir procedimiento alaño siguiente, y al siguiente...Al finalde la década habrá estrenado untotal de ocho dramas en el Teatrode la Comedia o en el Español, las

dos salas más prestigiosas de Madrid:se ha consolidado, y para siempre, el

Galdós dramaturgo, pero no ha desaparecido elnovelista, ni callará en adelante el dramaturgo.Porque, en adelante, desde estos años noventay hasta el final de su vida literaria, van a suce-derse, entreverados, textos de los dos géneros:treinta y nueve títulos narrativos (entre novelasy Episodios) y trece nuevas obras teatrales: desdela apoteósica Electra, que iniciará con estruendolos dramas del nuevo siglo (1901), a Santa Juanade Castilla, en 1918.

Importante es añadir una última considera-ción. Si entreverados aparecen los géneros que

envuelven los textos galdosianos que nacen apartir de los noventa, como dijimos, se entreve-ran igualmente los modos de la escritura: obrasde teatro con acción dilatada, descripción y dis-cursividad abundantes, y novelas total o parcial-mente dialogadas: un «efecto especial» que hacede los textos casi, un híbrido entre novela y te-atro, que resulta idóneo para añadir intensidada momentos estratégicos; pero también paraconseguir la objetividad y el distanciamiento li-terario que interesa al autor en estos años,cuando el devenir político había ido, progresiva-mente, minando la confianza optimista de su mi-rada, y cuando, sin abandonar las inquietudesartísticas ni rechazar las novedades formales, elcreador no puede evitar la asunción dolorida yrealista de las circunstancias sociales de lo que élmismo llamó «los tiempos bobos». Galdós fueun hombre de gran cultura; un lector ávido delos clásicos y de la literatura europea de suépoca; un amante de las artes… Y fue, sobretodo, un hombre de su tiempo, cuyas vicisitudesconoció profundamente y en cuya problemática

teatrocomo vocación y

como herramientaEl Yolanda Arencibia

Galdós remata al ‘toro’ eclesiástico con el estreno de ElectraCasa Museo Pérez Galdós. Cabildo de Gran Canaria

Imágenes de una representación de El AbueloCasa Museo Pérez Galdós. Cabildo de Gran Canaria

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Galdós: vida y escritura 17

ELECTRAACTO V. ESCENA VIII. FINAL

ELECTRA–DOROTEA

(…)DOROTEA.– Este instante decide de tu suerte.Volverás al mundo... verás a Máximo.ELECTRA.– ¿Cuándo?DOROTE.– Ahora..., le verás entrar por allí... ¡Silencio..., valor...! No me detengas... No te muevas de aquí.ELECTRA.– ¡Jesús mío,Virgen santa!... ¿Será cierto que...? Por aquí..., por aquí vendrá... (Cree ver a MÁXIMO enla oscuridad). ¡Ah!..., él es... ¡Máximo! (Hablando como en sueños, se aparta como lo haría de un ser real).Apártate de mí... déjame... No puedo quererte como hermano, no puedo... En el fuego está el crisol, dondequiero fundir un corazón nuevo... ¿No ves que no puedo mirarte?... ¿A qué me miras tú...? No me llevarás almundo...Aquí busco la verdad. Mi madre me llama. (Con acento desesperado). ¡Madre, madre! Al sonar lasúltimas palabras de ELECTRA, aparece LA SOMBRA DE ELEUTERIO. ELECTRA, de espaldas al público, y con los bra-zos en cruz, la contempla). ¡Oh! (Larga pausa).

Representación de RealidadCasa Museo Pérez Galdós. Cabildo de Gran Canaria

Representación de RealidadCasa Museo Pérez Galdós. Cabildo de Gran Canaria

Humorada fotográfica sobre Alma y vida.En Por esos mundos, julio 1910.Casa Museo Pérez Galdós. Cabildo de Gran Canaria

Estudios y ediciones actuales de Galdós

Representación de ElectraCasa Museo Pérez Galdós. Cabildo de Gran Canaria

Representación de ElectraCasa Museo Pérez Galdós. Cabildo de Gran Canaria

se involucró sin tapujos. Sin abandonar la fideli-dad al arte de la literatura en la línea de Miguelde Cervantes, siempre se sintió como un testigo;pero también como un intelectual y como unideólogo que cree en el poder pedagógico-so-cial de la palabra literaria.Y el teatro era vía idó-nea para transmitir las opiniones y apelar a lasconciencias.

No todo es «desmemoria» en las Memoriasde un desmemoriado que redactó Galdós en losaños de su vejez. Conviene ahora recordar que,al hilo de rememorar en esas páginas sus pri-meros pasos como escritor, expresa:

«Respirando la densa atmósfera revolucio-naria de aquellos turbados tiempos, creía yo quemis ensayos dramáticos traerían otra revoluciónmás honda en la esfera literaria; presunción muynatural en lo cerebros juveniles de esta y aque-lla generación.Todo muchacho español despabi-lado, nacido en territorio español, es dramaturgoantes que otra cosa más práctica y verdadera».

«Me inclino a admitir lo extraordinario porque de este modo me parece que interpreto mejor la realidad»Benito Pérez Galdós

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PÉREZ Galdósy la prensa María Isabel García Bolta

El periódico en el siglo XIX constituye un tram-polín para acceder a la política, en menos casos,a la literatura, porque de ésta era más difícil vivir.La mayoría de los escritores de entonces se dioa conocer a través de la prensa. Pérez Galdósno fue una excepción, desde bien temprano loencontramos colaborando en distintos periódi-cos. Parece que su primer artículo consistió encomentar el tan traído tema de las actuacionesde dos tiples: La Pelisari y La Cavaletti, en elTea-tro Cairasco de Las Palmas de Gran Canaria.Este artículo apareció en uno de los periódicosmanuscritos que un grupo de inquietos alum-nos elaboraba en el colegio de San Agustín deesta ciudad.

Don Benito escribe también en los periódi-cos de Las Palmas, y por ello es conocido en lastertulias y reuniones, y por consiguiente sus afi-ciones andarían en boca de los isleños instala-

dos en Madrid, relacionados con la prensa y lapolítica. Con estos canarios va a reunirse a sullegada a la capital de la nación, en 1862, y va aasistir a sus tertulias; estos mismos fueron, pro-bablemente, los que le abrieron las puertas dela prensa.

Sus primeros artículos en la prensa madri-leña aparecen en La Época y en diversas revis-tas, y, en 1865, le encargan la crítica musical enLa Nación. Escribió para la Revista de España,para Las Cortes. Los artículos proliferan a lo largo

de toda su vida; sin embargo, nunca mostró es-pecial interés por estas colaboraciones, aunquellegase a ser director nominal de algún periódicocomo El Debate, en 1871 y 1872.

Cuando don Benito comienza a escribir, aúnestaban vigentes las dos formas de distribuciónde la novela popular: la entrega de cuadernillos yel folletín de los periódicos. Galdós, que vivía desu trabajo desde su llegada a Madrid, hizo uso deestos dos procedimientos. Sin embargo, nuncase sintió atraído por estas formas de difusión, in-cluso se oponía a ellas y en algún momento, res-pecto a la novela por entregas, escribe: «laentrega, que bajo el punto de vista económicoes una maravilla, es cosa terrible para el arte».Don Benito inserta capítulos de sus novelas yde los Episodios Nacionales en la Revista de Es-paña, en la Ilustración de Madrid, en El Imparcial,en El Globo, en El País, entre otros, a la vez queutiliza el procedimiento de la edición en un solovolumen.

Entre los periódicos para los que colaborase encuentra La Guirnalda, en la que comienzaescribiendo y anunciando sus obras, porque seimprime en los mismos talleres en los que editasus primeras novelas, propiedad de don JoséNoguera, en la calle Bordadores 7. La Guir-nalda nace en Madrid el 1 de enero de 1867, detirada quincenal, y con un objetivo muy claro: lainstrucción de la mujer. El periódico tuvo buenaaceptación y se vendía en Madrid y provincias.En el número 104 leemos el siguiente anuncio,en una hoja de color amarillo: «La Fontana deOro. Novela Histórica por Don Benito PérezGaldós. Se halla a la venta en las librerías... Pre-cio: 12 reales en Madrid, 14 en provincias».

En enero de 1873, el periodista deTenerife yafincado en Madrid don Miguel Honorio de Cá-mara y Cruz adquiere la propiedad del perió-dico y poco después la imprenta, y enseguida seasocia con don Benito con el fin de repartirse eltrabajo y también las ganancias. Galdós apareceen el sumario del número de 16 enero de1873 con un artículo titulado «Las damas céle-bres españolas», y junto a él, Federico de Castro,el propio Cámara y Gertrudis G. de Avellaneda.En la publicación se insertan también acertijos,charadas, jeroglíficos y pliegos de dibujos. El ar-tículo de la editorial hace un recuento de lo queha sido hasta la fecha y anuncia un nuevo plan:

«... No bastan, a nuestro juicio, para embellecerla existencia de la mujer las hermosas habilida-des de mano propias de su naturaleza y condi-ción que constituyen un arte delicado, cuyosecreto a ella sola corresponde. La propagaciónde la cultura, la urgente necesidad de difundir lainstrucción hacen que la mujer, aunque no seasino en calidad de educadora de sus hijos, se veaobligada a adquirir ciertos conocimientos cien-tíficos, hasta ahora considerados como estra-ños (sic) a su sexo».

A partir de este momento las colaboracio-nes de don Benito son más frecuentes. Junto alos textos del escritor, aparecen anuncios de susobras y alguna nota de la editorial como ésta:«Á todo suscritor ó suscritora que envíe la so-lución de las charadas de este número se le re-mitirá, franco de porte, por cuatro rs. un albumde letras para bordar y por 6 un tomo de EPI-SODIOS NACIONALES que valen á 8 rs.».

Más adelante, en otro número, La Guirnaldase subtitula «Periódico quincenal dedicado albello sexo. Educación y Labores. Modas. Dibu-jos para bordar». Se anuncia también en esteperiódico la venta de los Episodios Nacionalesilustrados por los hermanos Mélida, «en 10 her-mosos volúmenes en 4º con magnífico papel. Lailustración constará de 1200 facsímiles... La obrase publicará por suscripción y venta de cuader-nos de los que se repartirán tres cada mes...25 céntimos de peseta la entrega – 1 pts. el cua-derno. Los suscritores de La Guirnalda obten-drán la rebaja del 20% en el precio por cua-dernos, y podrán abonar los que deseen recibiral hacer el pago de La Guirnalda, por trimestres,semestres, o año».

Nos encontramos pues con un periódico degran tirada, La Guirnalda, en el que escriben Ger-trudis G. de Avellaneda, Hartzenbusch, Federicode Castro, los profesoresTorres de Aguilar yVi-cuña y otros junto a Galdós.

Pérez Galdós es de los pocos escritores quevive de su pluma. Es además consciente de quela prensa le permite obtener ganancias y dedicamuchos años a su labor periodística. Trabaja in-cluso en la promoción y venta de algunas deestas publicaciones, como La Guirnalda. En defi-nitiva, gracias a la prensa se relacionó con lospolíticos de la época y se dio a conocer a suslectores como novelista.

Primera página de La GuirnaldaBiblioteca Nacional

Caricatura de GaldósCasa Museo Pérez Galdós. Cabildo de Gran Canaria

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Una mañana otoñal de 1854, en una de las tan-tas aulas del Colegio de San Agustín deVegueta,regentado por el político y abogado D.AntonioLópez Botas, acudieron a clase dos mozalbetes.Uno lo hacía en calidad de interno, ya que su fa-milia vivía enTelde; el otro, como externo, puessu casa se encontraba bien cerca, sólo cruzandoel Guiniguada y caminando unos pasos hastaentrar en la Calle Cano.Así, el azar o el destinoquiso que se conocieran, primero como meroscompañeros de estudios y a los pocos días co-mo amigos inseparables, Benito y Fernando.

Algo sabemos de la estancia de ambos enese centro escolar, pues los biógrafos de uno yotro se han esmerado en reseñar cuantos pun-tos en común tuvieron en esos años de for-mación académica. Gracias al profesor ArmasAyala, conocemos la facilidad de ambos para eluso correcto de la lengua, sus magníficas dotesoratorias y sus complicidades a la hora de crearun periódico o componer obras de teatro.

León y Castillo admiraba de Pérez Galdóssu ingenio creativo, tanto en el dibujo, que po-dríamos calificar de serio, como en el rápido ysagaz de sus múltiples caricaturas. Sus dotes im-provisadoras a la hora de confeccionar chasca-rrillos, motes y alguna que otra poesía burlesca,ya cautivaban a sus condiscípulos y de formaespecial a su compañero de pupitre.

Pérez Galdós se recreaba en las por él lla-madas «correcciones» de su amigo teldense.Más comedido que Benito, siempre fue un mag-nífico estudiante, el trabajo continuo y ciertapericia para «convencer» a los demás, le hacíandespuntar desde aquellos primeros años.

Ya en Madrid, ciudad a la que llegan en 1861,después de haber obtenido sus títulos de Ba-chiller con notas sobresalientes, van a hospe-darse en la misma casa, asistiendo juntos denuevo a clases y participando en no pocas ter-tulias, tanto políticas como literarias. Impregna-dos de la vida sociocultural de la Villa y Corte,irán tejiendo una complicada red de intereses yamistades comunes, que con el tiempo les lle-vará por derroteros, a veces convergentes yotras tantas bien diferentes.

Los años pasaban y no en balde. Fernandoy Benito coincidían en cuantas comisiones ca-narias se constituían en la capital para asuntosconcernientes al Archipiélago. En 1867, los dos

jóvenes junto a D. Jacinto de León y Falcón, co-ordinaron esfuerzos para convencer al arqui-tecto de la Corte,D. Francisco Jareño, para queasumiera la responsabilidad de realización delproyecto del nuevo teatro de la ciudad de LasPalmas de Gran Canaria, que más tarde recibi-ría el nombre de Pérez Galdós.

Fernando y Benito participaron activamenteen la llamada Asociación Científica de la Uni-versidad Central de Madrid, en donde organi-zaron numerosos debates sobre temas de can-dente actualidad.Asimismo y para conseguir unavida más holgada, tanto uno como otro se de-dicaron al periodismo, primero como simplescasetilleros aportando a sus rotativos noticiasque iban desde los sucesos a las actividades lú-dicas y, tiempo después, tanto León y Castillocomo Pérez Galdós se convertirán en críticosliterarios y artísticos, desembocando su voca-ción periodística en la fundación por parte delprimero de la célebre Revista España, que a suvez dirigirá contando con las colaboraciones deotros tantos amigos y de forma muy especialcon la de su paisano.

La carrera política de Fernando León y Cas-tillo comienza tras el derrocamiento de Isabel II,en aquellas Cortes Republicanas tan convulsascomo ineficaces.Después proseguirá como Se-nador Vitalicio del Reino, dos veces Ministro yEmbajador de España en París en varias etapashasta completar seis lustros.

Benito se estrena en política en 1886, cuan-do resulta elegido diputado por Guayana, Puer-to Rico, en las listas del Partido Liberal Dinás-tico.Ya en 1907, volverá al Congreso de los Di-putados defendiendo inequívo-camente ideas republicanas yen 1910 se estrena en la coali-ción republicano-socialista, perova a ser ya, enfermo y casi ciego,cuando en 1914 asuma la re-presentación parlamentaria porLas Palmas dentro de las filas delos republicanos.

Si la deriva ideológica del es-critor está marcada por su par-tida desde el liberalismo hastasu llegada al republicanismo, noes menos cierto que siemprecontó con la admiración, el res-

peto y la muy estimable ayuda de León y Cas-tillo, quien entendió que Galdós era un bien enalza continua para la vida política española ymuy especialmente para la canaria. Una cartafechada el 10 de febrero de 1914 y firmada porel novelista y dramaturgo, lo acredita:

Mi querido Fernando:

Aunque mi mala salud y la pérdida gradual de mivista me piden descanso y alejamiento de la po-lítica, no he podido resistir al requerimiento cariño-so de nuestros paisanos, que me han hecho el honorde incluirme en la candidatura por Las Palmas.

Te agradezco vivamente tu intervención decisivaen este asunto, y ahora, triunfante mi candidaturasólo falta que mi endeble salud me permita aten-der cuidadosamente los intereses de nuestro que-rido pueblo.

Ya sabes que está siempre a tus órdenes tu anti-guo y constante amigo que te quiere de veras.

B. Pérez Galdós

Benito Pérez Galdósy Fernando León y Castillo:

dos grancanarios en la política Antonio María González Padrón

Caricatura de León y Castillo sobre la división provincial y retratoFEDAC

«Hagamos, pues, una revolución en las conciencias, para luego hacer una revolución en la política»Benito Pérez Galdós

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Galdós: vida y escritura20

Siempre he creído que la genialidad es un entelarvado que se encuentra en el interior de algu-nas personas desde que nacen; depende de suspropietarios cultivarlo o no. En este sentido, noes vano decir que Benito Pérez Galdós fue undestacado agricultor que trabajó y trabajó hastahacer de la genialidad una masa sólida que lepermitiría, a lo largo de su vida, abordar con ga-rantías de éxito cualquier proyecto creativo.

Ello explica, a nuestro juicio, la calidad de suobra literaria, por la que es reconocido comouno de los grandes literatos de todos los tiem-pos. De una obra que tiene el aspecto de un ríopor el que navegan novelas, series de novelas,artículos de prensa, críticas, obras de teatro y unsinfín de papel manufacturado por el escritor. Enun lado, por la margen derecha de este río bajaun conjunto de realizaciones muy poco conoci-das por el gran público: los papeles de arte. Unconjunto de dibujos, de acuarelas, de diseños demobiliario y de arquitectura e, incluso, algunoselementos relacionados con la música, que sonmuy poco conocidos y que esperamos que esteaño, en el contexto de su celebración canaria,contribuya a apreciar definitivamente el verda-dero perfil galdosiano.

Desde niño tuvo un impulso por el dibujo,por la caricatura sarcástica, la encrucijada polí-tica, por la pintura de historia y, desde luego, porel paisaje. Un impulso que tenía los síntomas delRealismo, que más adelante se convertiría en sufilosofía patrón. La asistencia a las clases de di-

bujo que le daba Silvestre Bello se hicieron com-patibles con las sesiones de teclado que le dabasu hermana Manuela. De aquellos días nos que-dan algunos restos ciertamente curiosos, apun-tes al carboncillo de vaciados escolares, encajesde figuras, desarrollo de bocetos...Y valoramosmuy especialmente un carboncillo firmado pornuestro autor en un temprano 1862 con elcomprometido título de La Conquista de GranCanaria que tuvo el atrevimiento de presentar ala Exposición Provincial de Las Palmas. La for-tuna le deparó otros caminos muy distintos, ytanto, que llegó a sucumbir a la idea de plasmaren algunas de sus novelas el debate estilísticoque invadía la Europa de salón.

En el año 1862 su vida cambia radicalmente,por cuanto que se traslada a vivir a Madrid conel ánimo inicial de estudiar leyes. Llegado a la ca-pital de España, le tomó el pulso a la políticalocal, de la cual se hace eco a través de una seriede escritos y dibujos, monigotes según algunosensayistas que pretendían en su intimidad dese-quilibrar la balanza de la polémica regional. Porentonces la ciudad de Las Palmas de Gran Ca-naria poseía una opinión fraccionada sobre cuáldebería ser el lugar idóneo para la ubicación delque hoy es Teatro Pérez Galdós, y que en aque-llos días tan sólo se le denominaba el NuevoTeatro para diferenciarlo del Teatro Cairasco. Eldebate se concentró de forma concreta en dospolos: levantar el coliseo sobre un punto urbanoconocido como bocabarranco, o erigirlo sobre

otro lugar de la ciudad alejado cuanto más me-jor de la línea costera para que así el mar noamenazase la solidez de la edificación. Galdósera de la opinión de que el mar representabaun peligro cierto para el teatro, y así lo hizo enuna serie de dibujos a lápiz que con ironía re-presentaba hipotéticas escenas en las que el co-liseo era visitado por peces y neptunos.

Don Benito conectó con una tendencia muyarraigada en el arte popular hispano, el de la ca-ricatura militante, el grafo; entendido como armade combate en defensa de políticas; los dibujosque establecían válvulas de escape ideológicoque habían tomado carta de naturaleza desdeque España fuera invadida por el ejército napo-leónico. Paralelamente, y una vez que descubreque su única y verdadera vocación y profesiónes la escritura, Galdós profundiza en una de susaficiones: el dibujo.

No salía de casa sin su libreta de apuntes, sinun lápiz ni sin una navajita que le servía de sa-capuntas. Con estas herramientas practicaba loque los ingleses llaman el «keepsake», la realiza-ción de apuntes al natural de escenas o paisajes,o simplemente ideas, que más tarde toman, enel estudio o escritorio, cuerpo de obra de arte.

Galdós, que tuvo siempre un insaciable ape-tito por conocer, realizó en varias ocasiones elgrand tour europeo practicando este método detrabajo no sólo para tomar referencias de losaspectos destacables que más tarde recalaríanen su obra literaria, sino que abusando de su

Los dibujosde Galdós Sebastián Hernández Gutiérrez

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«maestría artística» plasmaba en sus cuadernosde viaje los perfiles monumentales más intere-santes.

Por tanto, sus cuadernos constituyen unaserie documental que avala una práctica de laacción creativa del literato que no se debe des-deñar, ya que la misma representa el eco de suspropias vivencias. Nos confirma esta idea elcuaderno que realizó sobre asuntos náuticos, su-puestamente desarrollado en las tarde de asue-to que pasaba en el jardín de su casa santan-derina.

Otro de sus cuadernos, el titulado Atlas Zoo-lógico de las Islas Canarias, debe ser consideradocomo el más ácido de su producción. Estriba suacidez en que la cincuentena de dibujos a lápizy tinta que contiene se dedica de forma mono-gráfica a descalificar a los contertulios insularesque se reunían en el café Universal de Madrid.Son especialmente maltratados Fernando Leóny Castillo, Benigno CarballoWangüemert, F. Fe-

rraz y Luis F. Benítez de Lugo; es decir, la planamayor del periódico Las Canarias.

La arquitectura fue un campo de realizaciónpor el que tuvo una efervescente pasión que lellevó a proyectar su propia casa. Así cuando en1891 quiso asentarse en tierras santanderinasdirigió al arquitecto Pérez de la Riva, por lo queSan Quintín es un producto galdosiano más. Dela finca proyectó no sólo el continente, sino tam-bién el contenido, pues aún hoy conservamosbuena parte del mobiliario que diseñó para lavivienda. Un mobiliario acorde a la arquitecturaque muestra en sus líneas otras de las invaria-bles del autor: su interés por el medievalismo.

San Quintín, de hecho, fue organizada comoun museo gracias a las múltiples donacionesofrecidas por pintores/escultores amigos y no esnada desdeñable la colección de arte que logróacumular, desde los retratos franceses de Gon-zález Méndez, su propio retrato realizado porSorolla, el paisaje Orbajosa de Beruete, el bo-

ceto arcilloso de Bañull, las fotografías de Lau-rent o las pinturitas de aficionado del políticoAntonio Maura, los bocetos de Alcalá Galiano,un cuadro de Salas, otros tantos de Rusiñol, Al-faro... que dan una vaga idea de su interés por elcoleccionismo privado, otra de sus facetas rela-cionada con las bellas artes.

Galdós encontró un verdadero filón para elcultivo de las artes plásticas en la amistad de loshermanos Mélida y Alienari, Arturo y Enrique,arquitecto e ilustrador, respectivamente. La co-laboración más interesante del trío la encontra-mos en 1881, cuando empezaron a publicarsede forma ilustrada sus ya famosos Episodios Na-cionales. Una edición preciosista en la que Gal-dós logró dar cita a los mejores ilustradoreshispanos de su tiempo, poniendo en evidenciasu capacidad para entender el futuro y adelan-tándose a una tendencia que en breve haríafuror: el libro ilustrado.

Galdós: vida y escritura 21

Caricaturas de la construcción del teatro junto al marCasa Museo Pérez Galdós. Cabildo de Gran Canaria

Caserío del norte de EspañaCasa Museo Pérez Galdós. Cabildo de Gran Canaria

Historia de la Gran Canaria, accésit en la exposición de Bellas Artes de Las Palmas de Gran CanariaFamilia Pérez-Galdós

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Galdós: vida y escritura22

Galdósen laintimidad Caridad Rodríguez Pérez-Galdós

El diario La Provincia del domingo 28 de sep-tiembre del año 1930 publicaba una entrevista adoña Caridad Ciria y Vinent, cuñada de don Be-nito, bajo el título «Galdós en la intimidad». Deesta entrevista me gustaría destacar una breve yrotunda afirmación: «Benito era muy bueno».Seguramente Caridad (casada con Ignacio

Pérez Galdós), ya en los últimos años de su vida,tenía motivos para sentirlo así, pues en numero-sas ocasiones ella, su marido y sus hijos disfruta-ron de su cariño y hospitalidad.El nombramiento del brigadier Ignacio Pérez

Galdós como gobernador militar de Santander(1879-81) permitió a su esposa Caridad cono-cer, por vez primera, la cálida acogida de don Be-nito, que les ofreció compartir su casa de San-tander.Ya estaban allí los familiares directos conlos que Galdós convivía: Concha, una de sus her-manas solteras, y otra de sus cuñadas,MagdalenaHurtado de Mendoza, viuda de Domingo, elmayor de los hermanos Pérez Galdós, cuyo únicohijo, Sebastián, había muerto recientemente (en

1878) con 22 años.Caridad tenía 22 años y

en Santander vivieron to-dos juntos unos dos años,según sus propias palabras,«... siendo muy dichosos.Micaela, mi hija, era su ahi-jada y él la quería mucho;siempre la vistió y calzó, yle enviaba muchos regalosde sus viajes...».Pasados los años, siendo

Caridad ya viuda, su hijo Ig-nacio Pérez-Galdós y Ciria,con 20 años (en 1906), fue

a estudiar Derecho a Madrid.Don Benito fue para él un

gran apoyo y una compañía sólo comparable conla de su padre, que había muerto hacía pocotiempo (en noviembre de 1905), dejando unagran vacío en la vida del joven.Años después, contaba Ignacio a sus hijos que

cuando, recién llegado a Madrid fue a la casa dedon Benito, al ver su cara y sus gestos se acordótanto de su padre que se echó a llorar en lamisma mesa donde empezaban a almorzar.Ignacio, que vivió en Madrid desde principios

de1906 hasta el 17 de febrero de 1916, iba muya menudo a la casa de don Benito a saludarlo, de

visita, a conversar, a felicitarlo en fechas señaladas,de tertulia, a almorzar, a tomar el café y, en nu-merosas ocasiones, como él mismo dice en susdiarios: «a pasar un ratito en casa de don Benito».Durante todos esos años y en todos los mesesque pasaba en Madrid (desde finales de sep-tiembre hasta principios de junio, pues los mesesde verano volvía a Gran Canaria), no dejó nuncade frecuentar a su tío regularmente, con un pro-medio de 15 visitas al mes.Al principio, éstas du-raban una o dos horas; pero a medida quepasaban los años, sus estancias en la casa se pro-longaban hasta más de cuatro horas. Todo elloestá recogido en los diarios personales del joven,que son escuetos pero regulares, desde 1906hasta 1968.En los años en que Ignacio vivió en Madrid,

tras dos o tres meses de vacaciones veraniegasen Las Palmas, lo primero que hacía era visitar asu tío. Solía llegar por la mañana en el tren quevenía de Sevilla y por la tarde del mismo día ibaa ver a don Benito, antes que a cualquier otroamigo o familiar. No sólo era esto costumbre deIgnacio, sino que este ritual se repetía cada vez que,procedente de Canarias, llegaba a Madrid algúnmiembro de la familia o algún amigo. En la maña-na del 14 de abril de 1912, por ejemplo, llegarona la capital Dolores Pérez-Galdós y Ciria, sobrinade don Benito, y su marido,Manuel Núñez Llanos;por la tarde los recién casados fueron directa-mente a saludar a don Benito.Al día siguiente al-morzaron todos, incluido Ignacio, con su tío.Ignacio, en sus años en Madrid, se hizo un gran

aficionado a la música clásica, al teatro, a la zar-zuela y a los toros.Y mucho tuvo que ver en ellodon Benito, quien le regalaba la mayoría de lasentradas para esos espectáculos y lo invitaba alpalco abonado que tenía en elTeatro Español.Siguiendo los diarios de Ignacio, podemos

saber de la asiduidad del trato entre tío y sobrinoy cómo convivió éste con su tío, visitándole ensu casa, paseando con él por las calles, o asis-tiendo a diferentes estrenos y representacionesde obras del mismo Galdós; en ocasiones en sucompañía. Por ejemplo, podemos saber que eljueves 24 de octubre de 1907 fue a almorzar acasa de don Benito, donde estuvo hasta las cua-tro y que, por la noche, asistió, en elTeatro Espa-ñol, al estreno de La loca de la casa; que elsábado 26 volvió al palco abonado delTeatro Es-pañol para ver de nuevo la obra, y que el do-

mingo siguiente asistió en el Teatro de La Prin-cesa a la representación de La de San Quintín.Que el 4 de octubre de 1908 fue «A las 10.00[…] a la Estación del Norte a esperar a don Be-nito»; que el siguiente jueves 15 «a las 12.30 (es-tuvo) por la calle de Alcalá con don Benito»; queel 25 va acompañado por su tío y su primo Am-brosio al Teatro Lara, donde vieron La muela deljuicio, Los intereses creados y La historia de Cristó-bal Colón; que el 12 diciembre visita a su tío y quea las cinco (fue) con él y con Ambrosio de paseoal Parque del Oeste y a las seis y cuarto estuvie-ron en casa de doña Mariquita. Luego por las ca-lles del centro hasta las ocho». Con don Benitoasistió al ensayo y al estreno de Pedro Minio, en1908; de El abuelo, en 1910; de Casandra… et-cétera; porque estos diarios continúan hasta elverano de 1916, en que Ignacio Pérez-Galdós yCiria vuelve a Gran Canaria para casarse e insta-larse definitivamente en la Isla.Y nos demuestranque no sólo existió cercanía familiar, teatro y cul-tura, en esa convivencia; sino complicidades po-líticas relacionadas con su tierra canaria, a la quedon Benito nunca se sintió ajeno.Así, leemos: «Eljueves 15 de junio de 1911 (...) fuimos (Ignacio,Domingo y Ambrosio) a las siete a casa de DonBenito. Allí hubo reunión divisionista. A las diezestuvimos por el centro».Los diarios de Ignacio son parcos en comen-

tarios, pero detallados y prolijos en fechas y ano-taciones. Hoy comprendo el tesoro de interésque significan, no sólo para la familia, sino para losespecialistas en nuestro antepasado, el gran no-velista Pérez Galdós.En estos documentos, y leyendo entre líneas,

podemos hacernos una idea de la relación quesostuvo Ignacio con su tío; siempre lo llamó DonBenito, como se ha seguido haciendo en la fami-lia, y fue para él, en esos años de estrecho trato,una figura en la que se mezclaba lo paternal, lo fa-miliar, lo intelectual, la literatura, la política, la ad-miración...A mí, como nieta de Ignacio, siempre me

llamó la atención que un hombre joven pasaratantas horas con su «tío viejo». Pero ahora entien-do que, simplemente, debía de sentirse muy agusto en aquella casa y con tan especial compañía.Fueron años en los que creció y se afianzó el

respeto y el cariño que siempre sintió mi abueloIgnacio por ese «hombre bueno»; un cariño y unrespeto que supo transmitir a sus descendientes.

Ignacio Pérez GaldósFEDAC

Hermanos Pérez-Galdós y CiriaFEDAC

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NotasUna placa colocada por el Ayuntamiento recuerda que en esa casa «nacióBenito Pérez Galdós, el 10 de mayo de 1843». La casa fue adquirida por elCabildo de Gran Canaria para convertirla en Casa Museo dedicada al es-critor canario y universal. Fue abierta al público en mayo de 1964, con laoposición pública del obispo Pildain, quien se manifestó contra su aperturay cualquier tipo de homenaje o acto que significara la difusión de la obra gal-dosiana. Esta circunstancia hizo que en su primera etapa, la Casa Museo secentrara en dar a conocer su existencia y la de sus fondos documentales enlos ámbitos científicos y literarios de fuera de las Islas. Cabe destacar espe-cialmente el contacto con los hispanistas norteamericanos dada la gran can-tidad de especialistas galdosianos de esa nacionalidad, lo que propició lacreación de la Asociación Internacional de Galdosistas y la revista Anales Gal-dosianos, que se viene editando en Estados Unidos desde 1966. La celebra-ción del I Congreso Internacional de Estudios Galdosianos, en 1973, supusoun respaldo formidable para la existencia de la Casa Museo.

Los fondos que integran la colección de la Casa Museo proceden de do-naciones o adquisiciones directas a la familia de Pérez Galdós, rama canariao madrileña, y a otros propietarios, generalmente descendientes de perso-nas que estuvieron directamente vinculadas al escritor. Los fondos biblio-

gráficos y documentales están constituidos por: la biblioteca personal que elnovelista tenía distribuida entre sus residencias de Madrid y Santander; seconservan 3799 títulos, muchos de ellos con dedicatoria de sus autores, yconstituye un importante fondo para conocer las lecturas de Galdós, yfuente directa, en muchos casos, de sus novelas; 32 manuscritos originales y53 galeradas o pruebas de imprenta con correcciones autógrafas, así comocopias en microfilm de los manuscritos conservados en la Biblioteca Nacio-nal y otros centros, como el de Fortunata y Jacinta, que fue adquirido por laUniversidad de Harvard.Hay todavía manuscritos perdidos, en parte porqueel mismo Galdós los regaló a familiares y amigos, y en su localización está per-manentemente empeñada su Casa Museo. Su archivo epistolar está consti-tuido por 7808 cartas cruzadas entre Galdós y numerosos corresponsalesde la más variada procedencia, desde lectores que le expresan su admira-ción a escritores, músicos, políticos, familiares o, en otros casos, informantesa los que solicitaba datos para dar veracidad a sus narraciones. La publica-ción de este epistolario se está realizando a través de la página web de laCasa Museo, con la colaboración del proyecto RebiCanarias de laVicecon-sejería de Cultura del Gobierno de Canarias.

Miguel Ángel Vega

Juan Martín el EmpecinadoLa vida de uno delos principales per-sonajes de la Guerrade la Independenciafue uno de los títu-los de la Primera Se-rie de los EpisodiosNacionales. En estasnovelas, junto con latrama histórica, senarran las aventurasde Gabriel de Ara-celi, un joven que había participado enla batalla de Trafalgar y que es desti-nado a las fuerzas del guerrillero.

TormentoAmparo es unahuérfana acogidapor una familia, losBringas, dedicadaal servicio, que hade soportar losabusos de la se-ñora de la casa. Lallegada de un pariente de la familia, unrico indiano, supondrá un cambio en suvida: esconde un secreto que consideravergonzoso y que puede suponer suinfelicidad.Galdós teje en esta obra unatrama propia del folletín, pero va mu-cho más allá.

Gerona paraniñosLos niños son losgrandes protagonistas de muchos delos Episodios Nacio-nales de Galdós; eralógico que su crea-dor sintiera la necesidad de adaptarlaspara que ellos pudieran conocer la his-toria de España de la misma maneraque lo hacían sus padres. En esta oca-sión, se narra la resistencia del pueblogerundense al asedio de las tropas na-poleónicas.

Web del Día de las LetrasLa Dirección General del Libro, Archi-vos y Bibliotecas ha desarrollado unaweb donde aparecen las acciones delDía de las Letras Canarias. Asimismo,se informa sobre las actividades queprogramará la Red de Bibliotecas deCanarias. La página, www.diadelasle-trascanarias.org, pretende ser el lugarde encuentro de los lectores canarios.

A estas alturas de 2008, cuando Canarias dedica a Pérez Galdós el Día dela Letras Canarias, no cabe ninguna duda de la actualidad que tiene el autor.Su investigación y su bibliografía avanzan sin tregua, promoviendo el en-cuentro científico de investigadores en torno a revistas especializadas, con-gresos o cursos específicos. La revista Anales Galdosianos, voz de la Aso-ciación Internacional de Galdosistas, sigue editándose en Norteamérica, y aella se ha sumado la nueva voz de Isidora.Revista de Estudios Galdosianos, unapublicación cuatrimestral que nació en 2005 y que ha publicado ya el quintonúmero.A los ya consolidados Congresos Internacionales galdosianos, que organizacuatrianualmente la Casa Museo Pérez Galdós, se ha unido en 2007 el es-

pacio de un Congreso Galdós con los creadores que en noviembre de 2007llenó las salas del Ateneo de Madrid; y a los cursos que habitualmente vieneprogramando la Casa Museo o la Cátedra Pérez Galdós de la Universidadde Las Palmas de Gran Canaria se sumó la edición que la Universidad Me-néndez Pelayo de Santander organizó en su sede cántabra en verano de2006 con el título de Galdós en su tiempo, y que dio como fruto un librode gran interés.Además, la Asociación Canaria deAmigos de Galdós, homóloga a la existenteen Madrid desde hace algunos años, en 2007 había vuelto a la actividad trasun largo paréntesis y lleva adelante su club de lectura y, al parecer, reservainteresantes propuestas para un futuro muy cercano.

Según un estudio realizado a mediadosde 2005, entre el 2000 y ese año, se ha-bían publicado, sólo en papel, 123 edi-ciones de obras de Benito Pérez Galdós.

Galdós: vida y escritura 23

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«Compatriotas: hablar en presencia del maestro es una temeridad. Si yo lo hago espara proclamar aquí la monarquía de las Letras, y aquí tienen ustedes el monarca»

Nicolás Estévanez

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