Conrado

53
0 REPORTE FINAL Consultoría Estudios y Comunicaciones “Asesoría técnica en la elaboración de un programa de comunicaciones para avanzar a una toma de decisión informada y participativa sobre el desarrollo de infraestructura nuclear”. Diciembre 2009 TIRONI ASOCIADOS LICITACION Nº610-3-LP09 TIRONI ASOCIADOS para Comisión Nacional de Energía

description

Conrado por favor qué estás haciendo

Transcript of Conrado

Page 1: Conrado

0

REPORTE FINAL

Consultoría Estudios y Comunicaciones “Asesoría técnica en la elaboración de un programa de comunicaciones para avanzar a una toma de decisión informada y participativa sobre el desarrollo

de infraestructura nuclear”. Diciembre 2009

TIRONI ASOCIADOS

LICITACION Nº610-3-LP09

TIRONI ASOCIADOS para Comisión Nacional de Energía  

Page 2: Conrado

1

INDICE DE CONTENIDOS REPORTE FINAL DE CONSULTORIA

Contenidos Páginas

PRIMERA PARTE. EVALUACION Y DIAGNOSTICO: SINTESIS ESTUDIOS DE OPINION

CIUDADANA INTRODUCCION 3 I.ESTUDIO GRUPOS FOCALES 6 II.ENCUESTA CIUDADANA 15 III.ESTUDIO LIDERES DE OPINION

28

IV.RECONSTRUCCION HISTÓRICA

38

V.CONCLUSIONES 50 SEGUNDA PARTE. ESTRATEGIA DE COMUNICACIONES

INTRODUCCION 52 I. MARCO CONCEPTUAL 53 II. EJE ESTRATEGICOS

59

Page 3: Conrado

2

PRIMERA PARTE EVALUACION Y DIAGNOSTICO: SINTESIS ESTUDIOS DE OPINION CIUDADANA

Page 4: Conrado

3

INTRODUCCIÓN DE PARTE I La primera sección de este informe presenta los principales resultados de los estudios realizados en el contexto de esta consultoría. Por su parte cada uno de los estudios tiene un informe unitario y detallado, presentado en el Primer Informe de Consultoría. En este reporte se presenta un resumen de la fase de investigación, que fue desarrollada por TIRONI Asociados en conjunto con el Instituto de Sociología de la Universidad Católica. Para recoger la complejidad y la diversidad de las percepciones ciudadanas acerca de la energía nuclear (o nucleoeléctrica), definido como tal por la licitación pública que dio origen a este trabajo, hizo necesario concebir un diseño de investigación que fuese capaz de capturar dimensiones múltiples, públicos heterogéneos y aspectos racionales, emocionales y discursivos. Con miras a cumplir ese propósito multidimensional se llevaron a cabo cuatro estudios principales, los que serán presentado en este informe en el siguiente orden: El primero, en el orden más cualitativo, fue un conjunto de estudios focales con diversos grupos ciudadanos (Capítulo I). El segundo consistió en una encuesta masiva de opinión, centrada en obtener resultados de tipo cuantitativo (Capítulo II). El tercero, también cualitativo, fue una serie de entrevistas en profundidad a líderes de opinión estimados representativos de la población informada (Capítulo III). Por fin un cuarto estudio consistió en una reconstrucción histórica del debate nuclear en Chile a través del análisis de contenido, utilizando archivos de prensa (Capítulo IV). Antes de la presentación de la síntesis de resultados de dichos estudios, brevemente se abordará aspectos metodológicos generales. 1. Diseño metodológico general: Sobre las dimensiones de análisis El conjunto de los estudios permitió establecer diferentes niveles y dimensiones de análisis. Así, en un primer nivel se identificó dos dimensiones de indagación: una racional y otra emocional. La dimensión racional se centra en los factores derivados del nivel de información que manejan las personas (stakeholders, líderes de opinión, opinión general) sobre los temas principales vinculados con la energía nuclear. La dimensión emocional se refiere, en cambio, a la expresión de sentimientos sin necesidad de fundamentación, que es el espacio donde se expresan con mayor nitidez los temores, las necesidades y las ansiedades del público.

Page 5: Conrado

4

Como parte de un segundo nivel de análisis se definieron las dimensiones de conocimiento, actitudes y percepción futura o proyectiva. En materia de conocimiento, los estudios buscan identificar la cantidad y calidad de la información que se tiene la energía nucleoeléctrica y el problema energético en general, como base de las percepciones y de las asociaciones espontáneas que rodean a ambos temas. Cabía esperar, como finalmente se demostró que un país como Chile, con muy escasas experiencias en energía nuclear, el conocimiento fuese bajo y difuso. En un plano algo más práctico se sitúa la identificación de actitudes y conductas, normalmente asociadas a expectativas, inquietudes y temores, que las personas podrían adoptar frente a situaciones reales relacionadas con la energía nuclear. Los estudios buscan también la prioridad asignada a las materias energéticas en el marco de otros problemas sociales y de devastes globales, como el del cambio climático. Por último, en un terreno más especulativo pero con fuerte orientación práctica, los estudios apuntan a generar indicios sobre cómo serían las percepciones futuras bajo ciertos cambios en el entorno, en la calidad y cantidad de información y en las políticas adoptadas por el Estado y otros actores en la configuración de un modelo de desarrollo de largo plazo, que incorpore las variables de crecimiento y sustentabilidad. Sin entender este marco sería muy difícil comprender integralmente cómo se percibe la energía nucleoeléctrica en Chile.

2. Diseño metodológico general: Sobre los públicos objetivos. Respecto a los públicos objetivo del estudio, el diseño general de la investigación estableció como prioridad consultar a la opinión pública general, stakeholders y líderes de opinión y la prensa como un público en sí mismo desde una perspectiva histórica. Ciudadanía o la llamada “opinión pública”. Dado que uno de los objetivos fue capturar no sólo la información formal-racional que la ciudadanía tienen sobre la energía nuclear, sino también su dimensión emocional, fue menester enfrentar el estudio de la percepción desde los discursos e imaginarios que se han construido en torno a la EN.

También fue crucial para la elaboración de una decisión informada y participativa sobre el desarrollo de infraestructura nuclear que se conozca el nivel de conocimiento formal de la ciudadanía. Asimismo, fue importante saber cómo evalúa la ciudadanía ciertos elementos claves dentro de la temática nuclear y cómo actúa (o actuaría) ante determinadas circunstancias energéticas. Stakeholders y líderes de opinión. Los debates no sólo están mediados por la prensa, sino también por los líderes de opinión: toda sociedad tiene trendsetters que van imponiendo visiones, sensibilidades y expectativas. En el caso de la

Page 6: Conrado

5

energía nuclear, existe una comunidad de líderes en el tema, en los ámbitos técnico, gubernamental, académico, social o empresarial.

Fue de primera importancia conocer qué opinaban estos líderes y porqué, qué expectativas futuras tienen y cuáles son los nudos institucionales, técnicos y culturales que visualizan como más importantes. Prensa y debate. Para abarcar la complejidad envuelta sobre las percepciones sobre energía nuclear fue necesario conocer dos elementos centrales: cómo había sido “mediada” a través de la prensa y cómo ha evolucionado en el tiempo. Estos análisis son fundamentales para comprender uno de los principales mecanismos de construcción de la opinión pública y, por lo tanto, de nuestro entendimiento de la realidad. Allí ya es posible identificar qué tipo de mensajes se movilizan y quiénes se alzan como voceros. En ese sentido, la evolución histórica de la problemática nuclear (y energética en general) es importante para identificar la dirección que ésta ha adoptado y porqué: qué hitos, eventos y mediaciones han influido en la construcción temática, su tono y su dirección. La evolución de una temática no se desenvuelve en el vacío, sino que está mediada por una serie de factores sociales y culturales: una revisión histórico-sociológica permitiría develar esa evolución. Finalmente es importante señalar que el diseño general de este estudio ha procurado establecer una línea base de información que permita a los tomadores de decisiones considerar las preocupaciones ciudadanas al respecto. La temática de la energía nuclear tiene múltiples aristas y dimensiones que, por cierto, no se agotan en este estudio. Es un primer paso para que las autoridades lideren un debate amplio e informado en esta materia.

Page 7: Conrado

6

I. ESTUDIO DE GRUPOS FOCALES 1. METODOLOGÍA El objetivo general de los grupos focales propuestos es explorar cualitativamente las percepciones, temores y expectativas de ciudadanos comunes respecto a la energía nuclear. Además, los grupos focales permitirían identificar temáticas que faciliten la construcción de un instrumento cuantitativo Este informe presenta y sintetiza los resultados de seis focus group realizados en la Región Metropolitana entre el 24 y 29 de abril de 20091. La selección de la muestra fue intencional, según criterios de sexo, edad y nivel socioeconómico, además de la diversidad de ocupaciones y de orientaciones políticas. 2. RESULTADOS 1. Imagen negativa La imagen de la energía nuclear movilizada por los participantes es sistemáticamente negativa, por sobre cualquier diferencia socioeconómica, de género o edad. “Muerte”, “destrucción”, “bomba”, “Chernobyl”, “sucia” y “guerra” fueron algunos de los conceptos que aparecieron con mayor frecuencia en los discursos. Estas imágenes permean diferentes discursos y opiniones, no sólo aquellos referidos explícitamente a la imagen o percepción de este tipo de energía: surgen también al comparar diferentes formas de producción de energía, al evaluar la factibilidad de la implementación de una planta o al exponer opiniones sobre frases particulares relacionadas con energía nuclear. Estos imaginarios negativos en torno a la energía nuclear tienen dos ejes principales. Primero, la idea de desastre y guerra de destrucción masiva. De manera inicial, y sin ningún tipo de introducción o antecedente, la mayoría de los participantes vinculó la energía nuclear a “desastre nuclear”, sobre todo bajo la influencia de hechos históricos tales como Chernobyl o Hiroshima. Aunque con énfasis variados –“destrucción”, “bomba”, “uso bélico”, “desastre”-, casi todos los conceptos remitieron a la misma asociación entre energía nuclear y destrucción. Esta percepción resultó más extendida entre las mujeres que entre los hombres, y fue prácticamente transversal en cuanto a edades y niveles socioeconómicos de los participantes. Cabe destacar, en el mismo sentido, que toda referencia al miedo o al temor de los hablantes se sustentó en estas referencias catastróficas. 1 Sobre detalles y fundamentos del diseño metodológico de este estudio cualitativo, ver Reporte de Consultoría N1.

Page 8: Conrado

7

Un segundo eje de imaginarios negativos sobre la energía nuclear es el que la vincula, aun abstractamente, con la muerte. A diferencia del eje anterior, relacionado con eventos destructivos puntuales, en este caso se trata de referencias inespecíficas (“se me imagina como algo catastrófico”). Estas opiniones remiten al accidente de Chernobyl y a la bomba atómica, pero se alejan de la singularidad de estos mismos eventos para mostrarse, de una forma más general, como una crítica a la modernidad y su paso avasallador y mortífero por el planeta. Los participantes hablaron, en este punto, de desolación, soledad y vacíos. 2. La naturaleza del miedo La contraparte neutra, y en ocasiones con cierta connotación positiva, de esta percepción apuntó a la idea de que la energía nucleoeléctrica tiene una gran potencia: la contracara de su capacidad destructiva es su capacidad productiva. Esta visión se encontró especialmente generalizada en el grupo D, donde la energía nuclear apareció fuertemente asociada con la tecnología y la modernidad, incluso con una modalidad de “futurismo”. Sin embargo, la capacidad y la potencia se constituyen en una importante fuente de riesgo. La naturaleza de este riesgo es totalmente incierta, y se expresa en la dificultad (potencial, especulativa) de controlar “este gran poder”. El centro de la noción de riesgo radica, por tanto, en la pérdida de control, pérdida que parece más posible desde que se trata de una fuerza superior. El temor a la pérdida de control se despliega, en muchos casos, con una segunda significación agregada: la incertidumbre. En el campo semántico de incertidumbre suele encontrarse la noción de desconocimiento o conocimiento insuficiente, que se hizo presente en los participantes. No obstante, de forma tanto o más importante que la falta de conocimiento se constató, para este caso, una asociación entre incertidumbre e irreversibilidad: a diferencia de los peligros de otros materiales y fuentes de producción de energía, con los cuales es posible circunscribir los efectos, y volver a “lo normal”, un incidente con la energía nuclear “no tiene vuelta atrás” (Mujer, 36-45, ABC1). En varios de los participantes las ideas de incertidumbre, pérdida de control e irreversibilidad no se limitaron a las instalaciones físicas para producción de energía nuclear (plantas), sino que alcanzaron al tratamiento de los residuos, que es un componente adicional (y no meramente sustitutivo) de riesgo: los residuos existen siempre, y permanecen por mucho tiempo, sea que se los entierre o se los encapsule en construcciones especiales. El potencial destructivo de estos residuos iría de la mano con la manera en que son manejados y controlados: la

Page 9: Conrado

8

generación de residuos crearía un riesgo que es percibido como inacabable, que existiría por siempre. La problemática de los residuos se ligó a las nociones respecto a la radiación y sus efectos en las personas. La radiación, a juicio de los participantes, posee características particulares que la diferencian de otros tipos de contaminación. Destacó sobre todo su invisibilidad, que da sustento a la idea de que su efecto podría no ser percibido: el efecto de la radiación es invisible, lo que hace crecer la sensación de desprotección. En seguida apareció con fuerza la noción de un efecto transgeneracional: mutaciones genéticas que sobrepasarían la vida del individuo contaminado y afectarían a sus descendientes. El impacto de la radiación no es sólo la muerte ni el efecto directo, sino también problemas que afligen en el tiempo a las siguientes generaciones. Estos componentes –que describen, en particular a la contaminación de origen nuclear- dan un contenido específico a la idea de la energía nuclear como una fuerza virtualmente ingobernable, que una vez que escapa de control se infiltra invisiblemente por todas partes. En general, estas opiniones estuvieron acompañadas por la advertencia de que el uso de dicha energía requiere controles altísimos y un manejo técnico muy cuidadoso; pero quienes las formularon parecieron sugerir a priori que dichas condiciones nunca serían totalmente suficientes. El temor a una fuerza incontrolable y desconocida se incrementó con otro rasgo: el hecho de que no sea “natural”. A diferencia de otras fuentes de producción de energía, se percibe a la energía nuclear como algo que “no está en la naturaleza” y que, por el contrario, es un producto de laboratorio creado por el hombre. En general, fue descrita como algo sintético, nacido de la manipulación del átomo, artificial, que es un producto de la intervención del hombre. La mayoría de las veces, la manipulación del átomo apareció como algo oculto y misterioso para los participantes. Por extensión, la energía nuclear es vista como fruto de una manipulación humana peligrosa sobre la naturaleza, que, en línea con el pensamiento mítico, en cualquier momento se vuelve puede volver contra el hombre para castigarlo con dureza. La idea de manufactura dio también contenido a los sentimientos de imprevisibilidad e inseguridad: mientras que lo natural sigue leyes inmutables, lo no natural sería imperfecto y estaría expuesto a cambios violentos. Muchos de los participantes estimaron que otras fuentes de producción de energía, que sí consideraron “naturales”, tendrían esa ventaja inmanente sobre la nuclear: la ausencia de manipulación. Tal es el caso del agua, el viento y el sol. Aquí radica, por tanto, una de las razones más poderosas para preferir las energías renovables no convencionales (ERNC), e incluso muchas veces la hidráulica: se valorizó, incluso más allá de los costos ambientales o económicos, que sea energía obtenida de de procesos “naturales”, “puros” y, por extensión, más limpios.

Page 10: Conrado

9

3. De vuelta a lo básico Las referencias simbólicas y discursivas en torno a la energía nuclear muestran que el macro-relato que orienta los discursos sobre la energía en general es el deseo de “volver a lo básico”, alejarse de todo aquello que ha hecho que el hombre pierda el contacto con la naturaleza. Este driver se manifestó de diferentes formas. Primero, las referencias a lo sintético y a la manipulación: la energía nuclear como algo que es creado ex novo y “jugando” con las leyes naturales. En el imaginario de los participantes –sobre todo del grupo D- la energía nuclear apareció instalada en el campo de significados donde también están la manipulación genética, los alimentos transgénicos, la contaminación e, incluso, las gripes aviar y porcina, el Sida y otras enfermedades, ejemplos todos de los esfuerzos del ser humano por intervenir la naturaleza y del elevado precio de las consecuencias. De este modo, y en segundo lugar, la energía nuclear entró en el framing de la crítica a la modernidad: el progreso que se vuelve contra el hombre. En este marco conceptual apareció, episódicamente, un cuestionamiento explícito a los estilos de vida “modernos”, y ello condujo a algunos participantes a encuadrar la discusión sobre cualquier tipo de producción de energía en una pregunta mayor: “¿Hacia dónde vamos?”, seguida de “¿Por qué?”. En tercer lugar, y como ya se dijo, se mostró especial aprecio hacia las ERNC precisamente por estar mejor sintonizadas con una escala humana y una forma de vida natural, sencilla y sensible con el medio ambiente. Así, la crítica a las energías “manufacturadas” (con especial centralidad de la energía nuclear) no se limitó al peligro potencial ni al impacto sobre el medio ambiente, sino que llegó, más profundamente, a un estilo de vida que, de acuerdo a esta visión, ha producido beneficios materiales, pero a muy altos costos culturales, sociales y medioambientales.

Page 11: Conrado

10

Estas visiones concluyeron en ocasiones en una polarización, en uno de cuyos extremos quedó situada la energía nuclear, representando lo “grande, potente y sintético”, y en el otro las ERNC, como encarnación de “lo pequeño, limpio y natural”:

ENERGÍA NUCLEAR ENERGÍA RENOVABLES NO CONVENCIONALES (ERNC)

Lo grande Está enfocada altamente a la industria y a los grandes centros urbanos, lo cual me da a pensar que no es para la persona común. (Hombre, 26-35, C2-C3). Lo veo como bien... como que no es vivible para mí, lo veo como algo súper lejano. (Mujer, 26-35, ABC1).

Lo pequeño Yo conozco a una persona que tiene una casa en el Valle del Elqui y tiene todo con energía solar, agua, viento… (Hombre, 46 o más, C2-C3). Pero yo encuentro que es tan fuerte el tema económico… cantidades y cantidades de gente destruyendo… las araucarias... Ya no pueden entrar 100 personas y entran 1.000. El lugar lo dejan todo sucio, se destruye… eso, por eso digo… es muy fuerte el tema económico…. (Mujer, 26-35, ABC1)

Lo potente Como que me imagino átomos golpeando algo, por cómo quedan los restos de la energía. Y esta como a la fuerza, a la cantidad de energía que se genera, como que es una energía poderosa (Hombre, 26-35, C2-C3).

Lo limpio [La energía solar] es como más limpia claro, como que tú no tienes que romper tantas cosas como para hacerla funcionar, lo mismo que la eólica. (Mujer, 36-45, C2-C3). MODERADOR: ¿Y por qué te tinca más esa [eólica] que la otra [nuclear]? MUJER 13: Porque es más limpia, es de viento. O sea, no interviene tanto el hombre, es más natural. (Mujer, 46 o más, D).

Lo sintético La [energía] nuclear es algo como creado. (Mujer, 46 o más, C2-C3). Es sintética. Es que las energías naturales nunca van a ser tan potentes como lo que tú puedes generar con la energía nuclear… no es algo natural, es sintético. (Mujer, 18-25, C2-C3). Puse esto [imagen de la Tierra] porque no encontré ninguna [foto] de basura, entonces puse lo que quiero ver, un planeta limpio, entonces lo que me preocupa [con la energía nuclear] es la basura, lo contrario. (Mujer, 18-25, ABC1).

Lo natural [Prefiero la eólica] Porque como todos han dicho, es la más natural, que contamina menos. (Mujer, 25-46, D). [La elección de la energía] depende más que nada de las necesidades, porque por ejemplo tú a una ciudad entera, a todas las casitas, les pongai paneles solares arriba en el techo, no va a ser suficiente, no va a dar abasto. (Mujer, 18-25, C2-C3).

Por último, la vuelta a lo básico también se tradujo frecuentemente en una noción más amplia de civilidad: vivir junto a otros, respetarse y respetar el entorno. El debate alrededor de la energía nuclear remitió, muy a menudo, al problema de cómo convivir con los demás. La percepción de retraso de Chile respecto de estas materias en Chile fue sostenida y general: en el país no se recicla, no hay conciencia ambiental, no se

Page 12: Conrado

11

enseña, no hay hábitos. Y, lo que pareció peor, no sería visible el interés por abordar estos problemas, en una sociedad enfocada en el consumo y el crecimiento, que no querría detenerse a pensar en el largo plazo. Estos cuatro elementos (manipulación de la naturaleza, crítica a la modernidad, lo inhumano y lo incivilizado), por separados y en conjunto, llevaron el debate sobre la energía nuclear al campo del medio ambiente, pero no en la forma limitada de la protección del paisaje, sino en la forma más amplia de un modo de vida más sustentable, cualitativo y armonioso con la naturaleza y el conjunto de los seres humanos. 4. La desconfianza oblicua El marco de protección ambiental que organizó las discusiones sobre la energía nuclear empalmó frecuentemente con otro eje discursivo: la persistente falta de confianza en el “sistema” nacional. Usamos la palabra “sistema” porque se trató de una actitud no limitada a un actor o sector, sino a todos:: el Estado, el mercado y la cultura productiva chilena. Es importante notar, primero, que los participantes declararon a menudo que sus aprensiones sobre la energía nuclear no existen per se, sino por su uso: no saber quién la usará, cómo y con qué fines. En otras palabras, el “factor humano”. Desde esta convicción –la importancia del “factor humano”- se desplegó la desconfianza hacia los distintos actores potencialmente involucrados en el desarrollo de energía nuclear. Primero que nada, fue manifiesta la desconfianza hacia el Estado. El ejemplo más usado fue el Transantiago, como paradigma de un proyecto a gran escala que fracasó debido a la injerencia de la política en temas técnicos de alta complejidad. Esta fuente de desconfianza se vio especialmente concentrada en los grupos de mayores ingresos. La desconfianza ante los técnicos gubernamentales engarzó con una crítica hacia la cultura productiva chilena: no se tiene fe a lo que podría suceder si una planta nuclear de potencia fuese manejada por compatriotas. Los extranjeros no fueron, sin embargo, un sustituto claro. Tampoco se mostró confianza hacia ellos. Algunos participantes opinaron que debería conformarse una comisión de “verdaderos” expertos internacionales, pero con la reserva de que la corrupción y la falta de profesionalismo pueden también afectar a los especialistas extranjeros. Dado que la fuente de esa corrupción sería el lucro, la desconfianza se extendió rápidamente del Estado al sector privado, el que tampoco ofrecería garantías de seguridad y transparencia. Las imágenes de depredación de los recursos naturales bajo el imperio del lucro rápido se repitieron en distintos momentos de las conversaciones. Más aún, incluso fueron cuestionadas, genéricamente, las

Page 13: Conrado

12

ONG ambientalistas, sobre los cuales se expresó la sospecha de motivaciones lucrativas y de beneficio personal. En suma, las discusiones dejaron ver una desconfianza generalizada en las instituciones públicas y privadas, que incluiría, con diversa intensidad, a todos los agentes relacionados con el problema energético. 5. Disposición al debate Los participantes en los grupos focales mostraron, mayoritariamente, no sólo una buena disposición, sino un cierto deseo de conversar sobre la temática energética, junto con una explícita apertura a recibir más información. No se detectó ninguna forma relevante de “atrincheramiento”, ni ideológico ni técnico, y las conversaciones sugirieron que, en cuanto a la matriz energética en general y a la energía nucleoeléctrica en particular, las opiniones estarían en formación y aceptarían altos grados de flexibilidad. Por de pronto, los grupos de mayor nivel socioeconómico relevaron la necesidad de de contar con información transparente por parte del sector público y privado, reconociendo que en la comunicación estaría la clave para abrir un debate de mayor profundidad. Estos grupos, además, reconocieron que la energía nuclear es un mundo del cual tienen poca información, y estimaron que esta sería una de las mayores diferencias con otras formas de producción de energía, especialmente con las ERNC. De igual modo, convinieron en la necesidad de proveer educación acerca de la energía, sus variantes y sus usos. Sería la otra cara de la moneda de la desinformación: mientras se reconoció que la información sobre la energía nucleoeléctrica es deficitaria, se estableció la demanda por más educación sobre el tema. El foco apareció localizado, por lo tanto, en niños y jóvenes, segmentos en los cuales, según los participantes, deberían concentrarse los esfuerzos por crear mayor conciencia y conocimiento sobre la problemática energética y el marco que la rodea: el medio ambiente, la naturaleza, los recursos naturales y la estrategia de desarrollo. Las conversaciones dejaron en claro que existiría un ambiente propicio para el debate. Los participantes reconocieron un grado importante de desinformación, a la vez que declararon su disposición a recibir y analizar más antecedentes.

Page 14: Conrado

13

6. ¿Una épica generacional? En estrecha ligazón con lo anterior, fue posible identificar otro driver esencial para comprender los discursos sobre la energía nucleoeléctrica: la percepción extendida, sobre todo en los grupos socioeconómicos altos de que el problema del cuidado del medio ambiente está en una fase de cambio profundo, de la mano de una nueva generación que comanda la “vuelta a lo básico” y la revinculación con la naturaleza. Por una parte, los individuos de mayor edad reconocieron que si bien su generación –equivalente y contemporánea a la de los baby boomers estadounidenses- puede haber crecido en un ambiente más proclive a la producción de prosperidad y progreso, las nuevas generaciones estarían transformando tales enfoques y modos de vida. Por otra, ellos mismos advirtieron que podría tratarse de una situación que excedería lo meramente generacional y que podría tener con un nuevo estadio en el desarrollo del país. De acuerdo a esta versión, el progreso alcanzado por Chile podría significar que emergen preocupaciones de “segundo nivel” o, dicha de otra manera, propias de las naciones de desarrollo intermedio. Entre los participantes jóvenes resultó notorio un sentimiento de protagonismo en un momento de quiebre, un punto de inflexión que los distinguiría de generaciones anteriores, más conservadoras y preocupadas por un desarrollo con daños colaterales, como los del medio ambiente. 7. “Bolsones” argumentativos Cabe resaltar la existencia de “bolsones” discursivos altamente sofisticados. Si por una parte se reconoce la desinformación que marca al tema nuclear en Chile, también se movilizan argumentos que están lejos de la “irracionalidad” que podría esperarse en públicos desinformados. Estos “bolsones” discursivos se encontraron en todos los segmentos socioeconómicos, aunque con énfasis distintos.

a. Apelando a la diversificación Los grupos socioeconómicos de mayores ingresos mostraron como instalada la noción de “diversificación” de la matriz energética. Entre los que expresaron su oposición a la energía nucleoeléctrica, su argumentación se incrustó dentro del tema mayor de la necesidad de pensar el futuro energético del país sin “poner todos los huevos en la misma canasta”.

b. Trade-off Otro “bolsón” de argumentación racional es la noción de que existirían potenciales negociaciones (trade-off) implícitas y explícitas en la opción por distintas energías. Existiría conciencia de que no hay alternativas perfectas y que, por lo tanto, todas

Page 15: Conrado

14

las opciones deben ser sopesadas con sus beneficios y sus costos. Fue mencionado el caso de la opción hidroeléctrica: pese a que se reconocerían sus calidades de limpia y renovable, también se habría instalado la idea de que las grandes represas son nocivas para los ecosistemas, a partir del debate por las instalaciones en la Patagonia. De especial interés resultó constatar que este examen crítico se extendió también a las energías renovables no convencionales. Pese a su alta favorabilidad, emergió en las conversaciones el repertorio de limitantes y problemas –capacidad de producción, ocupación de espacios críticos, costos y otros- que es propio de los debates especializados. Estas observaciones pueden ser consideradas como un indicio de que existe más información en el público de lo que se suele creer. En este contexto de negociación y balance, la energía nucleoeléctrica reemergió como una opción que podría ser tomada en cuenta. 8. Imaginarios mediados Por último, los grupos focales revelaron la naturaleza mediada de gran parte de la información sobre la energía nucleoeléctrica que manejan los públicos. Las imágenes dominantes provinieron, especialmente en el grupo D, y de la televisión. Dos líneas fueron nítidas en esto. La primera, “seria”, obtiene sus impresiones de la catástrofe de Chernobyl, que ha sido reconstituida y detallada en innumerables reportajes televisivos. La otra, “frívola”, proviene de la serie de dibujos animados “Los Simpsons”, cuyo protagonista, el incompetente Homero, trabaja en una planta nucleoeléctrica. Estas imágenes se mostraron duras y consolidadas, aunque al mismo tiempo la mayoría de quienes las mencionaron admitieron que no constituirían una base suficiente para una opinión definitiva.

Page 16: Conrado

15

II. ENCUESTA CIUDADANA 1. METODOLOGÍA

Los objetivos de la Encuesta Nacional fueron los siguientes:

• Indagar en el conocimiento y valoración de los ciudadanos respecto a la

energía nucleoeléctrica.

• Identificar las principales preocupaciones que despierta en la población la posibilidad de desarrollar infraestructura nucleoeléctrica en Chile, así como los factores que inciden en la formación de esta opinión.

La encuesta nacional fue aplicada vía telefónica mediante muestreo probabilístico a nivel de hogares y cumplimiento de cuotas a nivel de individuos. El tamaño de la muestra fue de 1.500 casos, proporcionalmente distribuidos, con un error máximo de ±2,5 puntos porcentuales para estimaciones del total de hogares con red telefónica fija, pertenecientes a las comunas seleccionadas, y con el 95% de confianza y varianza máxima. Los datos fueron ponderados según comuna, sexo y nivel socioeconómico, de acuerdo a los datos del Censo 2002.

Page 17: Conrado

16

2. RESULTADOS 1. Percepciones sobre situación energética y fuentes de generación 1.1 Elementos de contexto Para establecer un contexto de las percepciones, la encuesta empezó por indagar en las preocupaciones de la ciudadanía respecto a temas relacionados con la energía. Las respuestas indican que una clara mayoría considera que la energía es muy cara (83%) y en segundo lugar se destaca la preocupación por el daño al medio ambiente con la producción de la energía que requiere el país (69%). En menor medida, aunque con porcentajes sustantivos, se registra preocupación por la dependencia de otros países y la falta de fuentes de energía. La preocupación por el precio de la energía se observa con mayor énfasis entre los grupos socioeconómicos medio-bajos y bajos (C3-D). La preocupación por el impacto sobre el medio ambiente es más marcada entre mujeres, y significativamente más importante entre jóvenes. Respecto a la preocupación por la dependencia de otros países, se observa que es ligeramente más importante en regiones que en Santiago; entre hombres (61%) que entre mujeres (53%) y más importante en los estratos altos (65%) que en los bajos (51%).

En su opinión, ¿en qué medida las siguientes situaciones afectan a Chile en la actualidad? (%)

Casos: 1.516; La diferencia para completar el 100% corresponde a ‘Algo’ y ‘Ns‐Nc’

83,2

69,7

57,050,8

5,3

15,2 18,0

30,8

La energía es muy cara Se destruye el medioambiente para producir la energía 

necesaria

Chile depende demasiado de otros países en materia 

energética

Chile no tiene suficientes fuentes de energía

% Mucho % Poco‐Nada

Page 18: Conrado

17

1.2 Atributos de las fuentes de producción de energía Al evaluar los atributos asignados a las distintas fuentes de producción de energía, se observan claras preferencias a la hora de asignar los positivos. La energía solar y la eólica son consideradas las fuentes más limpias, así como las menos peligrosas. La solar es considerada incluso la más barata. La energía hidroeléctrica es percibida como la que mejor asegura el suministro, seguida por la solar y el gas natural. La energía nuclear es considerada la más potente de las fuentes de producción. En suma, la energía solar es la que concentra la mayor cantidad de atributos positivos, seguida por la eólica y la hidroeléctrica. En cuanto a los atributos negativos, la energía nuclear destaca como la más peligrosa y una de las menos limpias, después del carbón. También es considerada una de las más caras, aunque menos que la hidroeléctrica. Desde la perspectiva de los ciudadanos, el carbón es la fuente de energía que concentra la mayor cantidad de atributos negativos, siendo la menos limpia, la que menos asegura el suministro y la menos potente.

De los siguientes tipos de energía, ¿cuál diría Ud. que es…? (%)

Casos: 1.516; La diferencia para completar el 100% corresponde a ‘Otro’ y ‘Ns‐Nc’

Carbón Gas Natural Eólica Hidroeléctrica Nuclear Solar

La más limpia 0,4 3,7 32,4 12,0 1,1 48,3

La menos limpia 66,2 3,3 1,2 4,1 22,1 1,2

La que mejor asegura el suministro 2,1 19,6 7,9 37,4 6,2 21,2

La que no asegura el suministro 31,5 21,9 8,3 8,9 9,7 11,4

La más peligrosa 17,8 14,3 ,9 3,9 59,0 1,5

La menos peligrosa 4,3 8,0 29,0 13,7 1,7 40,8

La más cara 2,7 17,6 3,8 34,7 24,3 7,0

La más barata 29,3 6,7 13,3 8,4 2,1 33,7

La más potente 1,7 8,3 1,6 31,1 36,9 12,7

La menos potente 44,6 6,2 17,5 3,0 1,8 18,3

Al analizar la correspondencia entre atributos y fuentes de energía, se identifican tres grupos claramente diferenciados. En primer lugar se encuentran las energías

Page 19: Conrado

18

Mapa de Percepción de  Tipos de Energía (Análisis de Correspondencia)

1,51,00,50,0-0,5-1,0-1,5

1,0

0,5

0,0

-0,5

-1,0

-1,5

La menos potente

La más potente

La m ás barata

La m ás cara

La menos peligrosa

La más peligrosa

No asegura sum ini stro

Mejor asegura suministro

La menos limpia

La más li mpi a Solar

Nuclear

Hidroeléctrica

Eól ica

Gas Natural

Carbón

Ane xo Estu dio C ualita tivo .Focu s 1 ABC1

renovables no convencionales —solar y eólica—, asociadas a las fuentes de energía más limpias y baratas y menos peligrosas. Un segundo grupo está conformado por la energía hidroeléctrica y el gas natural, que se encuentran posicionadas, por un lado, como las fuentes más caras, y por el otro, como las más potentes y de mayor aseguramiento del suministro. La energía nuclear está relacionada con este grupo, pero también se encuentra fuertemente asociada a las fuentes más peligrosas. El tercer grupo está conformado por el petróleo y el carbón, identificados como las fuentes menos limpias y menos potentes.

Page 20: Conrado

19

De los siguientes tipos de energía, ¿a cuál cree Ud. que se le debe dar mayor prioridad en Chile? ¿Y en segundo lugar? (%)

Casos: 1.516

40,9

21,919,3

10,5

4,61,8

25,222,3

24,3

17,5

4,6 3,9

Solar Hidroeléctrica Eólica Gas Natural Nuclear Carbón

1ra Preferencia 2da Preferencia

1.3 Energías prioritarias para el país Al consultar directamente por las fuentes de energía que deberían ser prioritarias para el país, las opiniones se distribuyen de manera consistente con las valoraciones respecto a los atributos de cada fuente de producción. Así, la energía solar es la que debería tener mayor prioridad, seguida, con porcentajes muy similares, por la eólica y la hidroeléctrica. El gas natural ocupa el cuarto lugar de las preferencias. La energía nuclear ocupa la penúltima posición, y al final se ubica el carbón. 1.4 Dependencia energética versus contaminación Con el objetivo de profundizar en las percepciones sobre la temática energética la encuesta planteó una pregunta en términos dicotómicos, enfrentando dos opciones que en principio son importantes para las personas. De este modo, se pidió elegir entre dos problemas energéticos: depender de energía provista desde otros países o producción de energía que contamine el medio ambiente. La mayoría de los entrevistados asigna mayor importancia a que la energía contamine el medio ambiente (58%), por sobre la dependencia de otros países (40%). Al desagregar las respuestas se observan algunas tendencias importantes. En términos de género, por ejemplo, la importancia asignada a la contaminación aumenta significativamente entre las mujeres (62%) respecto a los hombres (53%). En términos de tramos etarios, se observa que los jóvenes (69%) son quienes asignan más importancia al problema de la contaminación respecto al de la dependencia. La misma tendencia se encuentra en los estratos socioeconómicos altos.

Page 21: Conrado

20

De  estos dos problemas energéticos, ¿a cuál le daría Ud.  mayor importancia? (%)

Casos: 1.516; La diferencia  para  completar el 100% corresponde a  ‘Ninguno’ y Ns‐Nc’

39,9 40,1 39,844,6

35,530,3

44,848,5

30,736,5 39,9

44,5

58,1 56,3 59,353,8

62,269,1

53,546,9

66,461,7 59,2

53,0

% Tener que depender de otros países% Que la energía contamine el ambiente

En tanto, los hombres, los adultos mayores y los estratos bajos otorgan una importancia relativamente equitativa al problema de la dependencia energética y la contaminación ambiental en los términos que establece la pregunta.

1. 5. Energía barata versus medio ambiente El segundo ámbito donde se utilizó una pregunta dicotómica fue la elección entre el precio de la energía (“barata”) y “que la energía sea limpia y no contamine”. En este caso la distribución de las respuestas fue categórica: una clara mayoría (82%) señaló asignar más importancia al factor medioambiental que al económico. Este resultado es más llamativo si se considera que un 83% de las personas encuestadas señaló antes (ver punto 1) que la energía es muy cara en Chile. Visto así, el factor medioambiental cobra aún mayor peso, por cuanto, al menos a nivel declarativo, las personas se muestran más sensibles al perjuicio ambiental que al costo personal.

Page 22: Conrado

21

Y de  estas dos situaciones, ¿cuál le importa más? (%)

Casos: 1.516; La diferencia  para  completar el 100% corresponde a   ‘Ninguna’ y Ns‐Nc’

16,5 14,417,9 20,1

13,1 14,218,2 17,7

12,4 10,517,2 20,3

82,2 83,9 81,0 78,885,4 84,9

80,8 79,985,0 88,4

82,1 78,4

% Que la energía sea barata para las personas% Que la energía sea limpia y no contamine

A nivel desagregado, esta tendencia se observa con más fuerza entre mujeres (85%), jóvenes (85%) y los estratos socioeconómicos altos (85%). Quienes privilegian que la energía sea más barata son levemente más hombres (20%) que mujeres (13%), pertenecientes a estratos bajos (20%).

Page 23: Conrado

22

2. Percepciones sobre energía nuclear 2.1 Imagen espontánea Una primera aproximación a las percepciones sobre la energía nuclear se basa en las imágenes espontáneas que ella genera. Al preguntar a las personas por lo primero que se les viene a la mente con las palabras “energía nuclear” las respuestas espontáneas son mayoritariamente negativas y con una fuerte carga simbólica. Una mayoría relativa de los entrevistados (43%) asocia espontáneamente “energía nuclear” con ideas abstractas —que conllevan una fuerte carga emocional— tales como “destrucción” y “peligro”. Estas ideas van acompañadas por otras de la misma índole, pero relacionadas con situaciones más concretas, como la contaminación por desechos tóxicos, el uso bélico y los accidentes nucleares.

Un 13% de los encuestados asocia la energía nuclear con aspectos positivos, como ser una alternativa energética (7,4%) y estar asociada al desarrollo científico-tecnológico (5,7%).

¿Qué se le viene a la mente cuando le nombre la palabra energía nuclear? (mención espontánea, % respuesta múltiple)

Casos: 1.516

22,7

22,0

15,0

13,3

8,8

7,4

5,7

5,3

3,4

2,2

2,2

1,8

1,7

0,9

0,2

4,5

5,5

Destrucción

Peligro

Contaminación por desechos tóxicos

Uso bélico

Accidentes nucleares

Alternativa energética

Desarrollo científico y tecnológico

Temor

Concepción negativa

Asociada al espacio

Costosa

Energía nuclear

Potencia energética

Falta preparación técnica en el país

Elementos y proceso químicos

Otro

Ns‐Nr

Page 24: Conrado

23

1.2 Actitud frente a la construcción de una planta de energía nuclear Un elemento central para conocer las percepciones sobre la energía nuclear se encuentra en las opiniones –acuerdo y desacuerdo- respecto de la posibilidad de que se construya una planta nuclear en Chile. La distribución de las respuestas indica que una mayoría (67%) de los entrevistados está en desacuerdo con que se construya una planta de energía nuclear en Chile. Esta tendencia es más acentuada entre las mujeres (74%) que en los hombres (60%); ligeramente más marcada entre los adultos entre 35 y 54 años respecto a los otros tramos de edad; y significativamente más fuerte entre las personas de estratos socioeconómicos medios y bajos (68%) respecto a los estratos altos (58%). Quienes expresan acuerdo con la construcción de una planta de energía nuclear son preferentemente hombres, adultos mayores, de estrato socioeconómico alto.

¿Estaría Ud. de acuerdo con la construcción de una planta de energía nuclear en Chile? (%)

Casos: 1.516; La diferencia para completar el 100% corresponde a  ‘Ns‐Nc’

27,3 29,226,0

36,4

18,8

27,223,8

33,637,1

27,8 28,323,3

67,6 65,569,0

60,6

74,267,3

72,4

59,8 58,4

68,0 68,8 69,5

% Sí % No

Page 25: Conrado

24

1.3 Percepción acerca de las consecuencias de la construcción de una planta de energía nuclear Otra aproximación se refiere a las percepciones acerca de las consecuencias que implicaría la construcción de una planta de energía nuclear en Chile. Las principales preocupaciones de los encuestados tienen que ver nuevamente con el factor medioambiental. Un 85% de los entrevistados opina que los desechos tóxicos de una central nuclear provocarían daños en el medio ambiente. En segundo lugar están las preocupaciones por un eventual accidente radioactivo. Para el 76% de los entrevistados, las centrales nucleares son de “alto riesgo”, ya que podrían generar accidentes. En tercer lugar destaca la preocupación por los usos militares y bélicos de la energía nuclear.

En su opinión, ¿en qué medida ocurrirían las siguientes situaciones si se construye una planta de energía nuclear en Chile? (Porcentajes)

Casos: 1.516

Mucho  Algo  Poco  Nada  Ns‐Nr 

Se dañaría el medioambiente debido a los desechos y residuos 

74,1 10,4 12,5 1,7 1,4

Existiría un alto riesgo de que ocurra un accidente radioactivo 

59,8 16,5 17,8 4 1,9

Se podría usar la planta para fines militares o bélicos 

49,2 14,7 16 17,1 2,9

Se evitaría que Chile dependiera de otros países en materia energética 

49,1 17,2 19,5 11,9 2,4

Permitiría contar con la energía necesaria para llegar a ser un país desarrollado 

46,6 19,2 19,8 11,3 3,2

Se le daría a Chile una imagen de país moderno y desarrollado 

46,1 20,5 18,6 12,4 2,5

Se podría dejar de usar otros tipos de energía más contaminantes 

45,1 20,0 20,8 11,6 2,4

El costo de la energía sería más bajo  31,3 19,4 29,9 11,3 8,1

Page 26: Conrado

25

1.4 Razones que justificarían la construcción de una planta nuclear Como se ha mencionado, el 67,6% de los encuestados expresa su desacuerdo con la construcción de una planta de energía nuclear (punto II.2). Sin embargo, el 74% de quienes rechazan la idea justificarían la construcción de una planta bajo ciertas condiciones. Las tres condiciones principales son: a) que la energía nuclear sea más limpia que otras energías; b) que la energía nuclear asegure el suministro; y c) que la energía nuclear evite el uso del carbón. Llama la atención la importancia que se asigna al hecho de que la mayoría de los chilenos esté de acuerdo con la construcción de una planta. Esto se puede interpretar como parte de un proceso en que las posiciones están en construcción y, por lo tanto, cobra importancia el consenso social que se pueda construir. Es importante señalar que algunas situaciones hipotéticas no tuvieron mayor eco entre las personas consultadas. Este es el caso de la posibilidad de que Perú y Bolivia instalen centrales nucleares propias. Tampoco resulta muy relevante para los entrevistados que la construcción y el funcionamiento de la planta esté en manos de una comisión internacional.

En su opinión, ¿cuáles de las siguientes situaciones justificarían la construcción de una planta de energía nuclear? (% respuesta sí)

Casos: 1.516; * Análisis de componentes principales, un solo factor o dimensión

TotalDe acuerdo con planta

En desacuerdo con planta

Que la energía nuclear fuese más limpia que otros tipos de energía

65,9 92,1 53,9

Que la energía nuclear permitiera a Chile asegurar el suministro continuo de energía

59,0 94,3 43,4

Que la energía nuclear fuese mucho más barata y económica que otro tipo de energías

56,3 91,7 40,0

Que la energía nuclear evite el uso de carbón 55,0 84,5 42,2

Que la mayoría de los chilenos esté de acuerdo con la construcción de la planta

50,3 80,8 36,6

Que la energía nuclear evite el uso de los ríos de Chile 49,8 72,3 40,0

Que los riesgos de accidentes de la planta nuclear fuesen muy bajos

47,6 82,9 32,5

Que la construcción, el funcionamiento y control de la planta en Chile estuviese en manos de una comisión internacional

32,8 51,9 24,6

Que países como Perú o Bolivia instalaran plantas de energía nuclear

20,2 37,7 12,3

Page 27: Conrado

26

¿Cuánto le importaría a Ud. la opinión de los siguientes actores a la hora de decidir sobre la construcción de  una planta de  energía nuclear? (%)

Casos: 1.516

Mucho Algo Poco Nada Ns‐Nr

Los científicos  e ingenieros 74,8 9,6 8,6 6,1 0,9

Los ambientalistas 74,4 11,5 9,3 3,9 0,9

La ciudadanía en general 68,2 13,0 12,1 5,8 0,9

El Presidente de la República 48,0 18,1 17,4 14,9 1,6

La Comunidad Internacional 39,0 20,8 22,4 16,0 1,8

Las Fuerzas Armadas 25,1 16,0 31,4 26,3 1,2

Los parlamentarios 20,5 13,7 26,0 38,6 1,2

1.5 Fuentes de legitimidad en materia de energía nuclear Las principales fuentes de legitimidad en materia de energía nuclear, en tanto portadores de las opiniones más respetadas en este campo, son los científicos e ingenieros, los ambientalistas y la sociedad en general. Estas tres fuentes de legitimidad nos indican que existe una demanda por certificaciones de distinta índole ante un eventual proyecto de energía nuclear. En primer lugar, hay una demanda por una certificación técnico/racional, representada por las voces de científicos e ingenieros. En segundo lugar se ubica una certificación que se podría definir como normativo/valórica, representada por los ambientalistas. El tercer tipo de certificación es social, representada por la sociedad en general como voz legítima para decidir sobre la construcción de una planta de energía nuclear.

Page 28: Conrado

27

¿Cree  Ud. que Chile está preparado para construir una planta de energía nuclear? (%)

Casos: 1.516; La diferencia  para  completar el 100% corresponde a  ‘Ns‐Nc’

28,8 30,5 27,637,9

20,2 24,2 28,138,1

30,2 29,7 28,4 28,2

59,5

17,4

67,7 65,6 69,159,2

75,6 73,2 68,756,2

66,8 67,4 69,6 66,8

35,6

80,3

% Sí % No

1.6 ¿Está Chile preparado?

Para la mayoría de las personas encuestadas (68%), Chile no está preparado para desarrollar una planta de energía nuclear. Entre quienes están en contra de la construcción de una planta, este porcentaje se eleva hasta 80%. Entre quienes están a favor de una planta nuclear, un 60% considera que el país está preparado. Lo anterior se puede leer de dos maneras complementarias. Por un lado, hay una asociación estrecha entre estar de acuerdo con la construcción de una planta y la percepción de que el país está preparado. Por el otro, se presenta también una asociación entre quienes rechazan la construcción y al mismo tiempo estiman que el país no está preparado. Son interesantes los cruces entre ambas posiciones. De entre quienes están en desacuerdo con la construcción de una planta, un 17% considera que el país si está preparado, lo que indica que el rechazo en este caso se debe a razones de principios y no técnicas o institucionales. A la inversa, un 35% de quienes están de acuerdo con la construcción de una planta, consideran al mismo tiempo que el país no está preparado para ello. Los datos desagregados muestran además que la percepción de que el país no está preparado se presenta con mayor énfasis entre mujeres y jóvenes.

Page 29: Conrado

28

III. ESTUDIO DE LÍDERES DE OPINIÓN

1. METODOLOGÍA 1.1 Objetivo general Conocer las percepciones de stakeholders relevantes respecto a temas energéticos, y en especial sobre la energía nuclear. 1.2 Objetivos específicos

• Identificar un panel significativo de formadores de opinión e informadores calificados en el debate energético. Analizar los temas críticos que se refieren al desarrollo de la energía nucleoeléctrica.

• Establecer dimensiones relevantes relacionados con las percepciones de actores específicos.

• Identificar criterios para la generación de un debate abierto, informado y constructivo con los diferentes públicos.

1.3 Marco metodológico Se siguió una metodología cualitativa, a través de entrevistas en profundidad semi-estructuradas (preguntas abiertas), que permitiera abordar el sentido y los fundamentos de las opiniones de los actores consultados.

• Selección de entrevistados: La selección de los entrevistados tuvo como objetivo captar las diferentes agendas, visiones, preocupaciones y dimensiones de la temática energética en general, y de la nucleoeléctrica en particular, desde una perspectiva racional e informada. Para conocer a fondo la opinión y evaluación de la energía nucleoeléctrica entre los líderes de opinión se partió del supuesto de que tales agendas, visiones e informaciones son heterogéneas, no sólo en sus contenidos, sino también en sus fundamentos. Entendiendo que los entrevistados tienen una baja relación directa y una experiencia mediatizada con la energía nucleoeléctrica, fue esperable que:

o Convergieran distintos niveles lógicos en los fundamentos

esgrimidos (políticos, sociales, económicos, medio ambientales, seguridad).

o Existieran asimetrías de información relevantes.

• Por ello, la estrategia metodológica diferenció entre actores directamente involucrados en el sistema energético y nuclear (stakeholders), y

Page 30: Conrado

29

formadores de opinión que pueden no ser expertos o partes comprometidas, pero cuyos puntos de vistas son relevantes en el espacio público:

Actores directamente involucrados en el sistema energético y nuclear,

compuesto por el conglomerado amplio que tiene directa implicancia en la generación de políticas públicas. Dentro de este grupo se distinguió cinco subgrupos: Poder Legislativo, Poder Ejecutivo, Fuerzas Armadas, Empresas (mineras y energía) y líderes de opinión del sector ambientalista.

Formadores de opinión “generales”: En el segundo grupo se incluyó a

personas del mundo académico, think tanks y medios de comunicación, en tanto públicos informados y con una presencia relativamente influyente en la esfera pública.

A partir de estas categorías, en conjunto con la contraparte, se elaboró una base de nombres relevantes que fue identificada como universo referencial. Se realizaron 28 entrevistas de los sectores definidos. 3. RESULTADOS

4. Contexto: percepción actual y desafíos percibidos respecto a la política

energética en Chile 5. La energía como asunto relevante En esta primera dimensión se analizan las respuestas que los entrevistados entregan a la consulta de cuáles son, a su juicio, los principales desafíos de Chile en materia energética. Se pudo observar una preocupación alta y generalizada respecto de la seguridad del abastecimiento de energía de Chile en el futuro. Esta inquietud fue transversal, aún cuando algunos observaron que dicho problema se enmarca en una definición más amplia respecto del modelo de desarrollo. Especialmente en los entrevistados relacionados con el abastecimiento de energía, la importancia asignada al problema se sustenta en la convicción de que el desarrollo de Chile pasa por tener un sistema energético capaz de acompañar su crecimiento, solventar la industria y el consumo doméstico y desarrollar nuevos proyectos que permitan mejorar la calidad de vida de la población. Fue común la referencia a que el país está aumentando rápidamente su demanda por energía, por lo que hallar fuentes de generación que aseguren el abastecimiento es algo apremiante.

Page 31: Conrado

30

Cuando esta percepción se torna firme convicción, los líderes de opinión consultados se muestran más dispuestos a discutir y evaluar nuevas formas de producción de energía. En algunos casos, usualmente provenientes de los líderes de opinión “generales”, la percepción de la necesidad de seguridad en el abastecimiento aparece junto a la urgencia de discutir el modelo de desarrollo, la idea de crecimiento y aún la política energética vigente, por separado o en conjunto. 6. 2. La diversificación como un consenso Junto con la relevancia asignada al tema, la mayoría de los entrevistados concordó en la necesidad de que Chile logre pronto un alto grado de autonomía energética. Esto, con el fin de dar seguridad y estabilidad al suministro y poner fin a los riesgos y amenazas que éste ha sufrido en años recientes. Para lograr esos objetivos hay consenso en que se debe propender a la diversificación de la matriz energética. La mayoría de los entrevistados señaló que el país debe considerar el desarrollo simultáneo de diversas modalidades y tecnologías de generación energética, distribuyendo los riesgos en varias opciones. La diversificación de la matriz no aparece vinculada únicamente al abastecimiento y a la productividad, sino también a la sustentabilidad. Muchos entrevistados dijeron tener claro que todas las energías tienen sus límites y sus contraindicaciones en el plano ambiental, por lo que abrirse a métodos diversos significa también una forma de reducir su impacto relativo. Este es un razonamiento que no se circunscribe a los líderes ambientalistas, sino que aparece entre todos los entrevistados. 1.3 La necesidad del ahorro Otro desafío descrito fue el del fomento de una cultura del ahorro de energía. Para muchos, el incremento en los métodos de generación y en los proyectos energéticos debe ir acompañado de un consumo responsable, lo que supone evitar el despilfarro y educar a la población en el impacto de sus gastos cotidianos de energía. Algunos van un poco más lejos y afirman, derechamente, que el uso eficiente de la energía es más necesario y beneficioso que el desarrollo de energías todavía no exploradas. Para ello se requiere generar una cultura estable y compartida. 1.4 La sustentabilidad como variable esencial Los entrevistados hicieron especial hincapié en que, cualesquiera sean las tecnologías de generación que se utilice en una matriz diversificada, deben

Page 32: Conrado

31

cumplir con el requisito básico de ser limpias y sustentables. Éste es un driver transversal en todos los grupos o perfiles de entrevistados. La sensibilidad ante las emisiones de CO2 y su impacto en el cambio climático, la necesidad de resguardar la imagen de Chile como un país limpio y las garantías de uso sostenible en el tiempo están entre los argumentos más citados para preferir las energías renovables.

Una proporción relevante de los entrevistados situó dentro de esta categoría, con preeminencia, a las ERNC, principalmente solar y eólica. Los matices se presentan cuando se intenta definir la posición de las ERNC dentro del abastecimiento energético del país. Aunque algunos entrevistados se inclinan por describirlas como “principales”, otros subrayan que sólo podrían ser “complementarias”, en función de sus costos y limitaciones para proveer toda la potencia que se necesita. Quienes les asignan un carácter central admiten que ello sólo podría ocurrir con un proceso evolutivo prolongado, en el que se transitaría hacia un modelo de suministro de energía de carácter local y acotado, con un alto componente de micro y autogeneración. En este punto de vista convergen entrevistados del ambientalismo y algunos académicos. Dentro del grupo que ve a las ERNC como complementarias, hay consenso en que, de cualquier modo, son relevantes y necesarias. Su bajo impacto hace indispensable que formen parte de un plan complementado con el desarrollo de otras energías renovables convencionales, como la hidroeléctrica. Sin anular lo anterior, una mayoría de los entrevistados estima también que la energía hidroeléctrica es fundamental para el desarrollo energético y prioritaria para la matriz de generación chilena. Hay acuerdo en que el país tiene potencial significativo en este recurso, que a la vez es limpio y de gran capacidad. En el sector ambientalista se encuentra un rechazo mayor a los megaproyectos hidráulicos y la demanda de que su desarrollo se realice junto con una adecuada gestión del entorno social y natural, lo que en su opinión conduce a dar prioridad a las microcentrales y centrales de pasada. La mayoría de los entrevistados estimó que el recurso de generación energética más sucio es el carbón, y se observa con preocupación el acelerado desarrollo de centrales termoeléctricas con este combustible, impulsado para responder a la urgencia del abastecimiento energético. Algunos apuntaron a que esta tendencia tendrá que ser revertida en la medida que Chile adquiera compromisos con la reducción de emisiones de C02, considerados inevitables. En cuanto a la energía nucleoeléctrica, apareció mencionada entre las “limpias”, aunque siempre después de las energías renovables no convencionales y convencionales y dentro del marco de una matriz diversificada.

Page 33: Conrado

32

La energía nucleoeléctrica sólo fue mencionada espontáneamente sobre las siguientes bases: • La proyección de que en el largo plazo la energía hídrica no será suficiente. • La convicción acerca de la conveniencia de la diversificación desde una

perspectiva económica. • La oposición a la generación con carbón, en función del cambio climático. • La necesidad de autonomía (autoabastecimiento) y estabilidad energética (no

dependiente de condiciones volubles, como el clima). • La alta eficiencia en términos de capacidad de producción. La mayoría sostiene, sin embargo, que se trata de una modalidad de generación que debe ser detenidamente estudiada antes de tomar una decisión sobre su implementación, que requiere planificación y que se necesita garantizar el control de riesgos. 7. En síntesis La mayoría concuerda respecto de los pasos que debe seguir Chile en materia energética: la necesidad de desarrollar todas las formas de generación, y especialmente las renovables; dar prioridad al uso de los recursos naturales que el país tiene a la mano; y la conveniencia de incorporar la variable de las emisiones de gases de efecto invernadero en conjunto con la condición de sustentabilidad de la producción de energía. Las apreciaciones tienden a separarse cuando se introduce la dimensión del largo plazo. En ese punto aparece la energía nucleoeléctrica entre algunos sectores de entrevistados, mientras que en otros se la sigue rechazando en función de la opción por la eficiencia energética y el cambio del modelo de desarrollo. Aunque en la mayoría de los entrevistados se expresa abiertamente la opción (e incluso la necesidad) de debatir sobre la energía nucleoeléctrica, algunos entrevistados académicos y ambientalistas plantearon su rechazo taxativo.

Page 34: Conrado

33

2. Percepciones particulares sobre la energía nucleoeléctrica 8. Sobre la legitimidad de la energía nucleoeléctrica

El siguiente paso del estudio consistió en profundizar en la visión que los entrevistados tienen respecto de la energía nucleoeléctrica en particular. En esta dimensión se abordó tanto el problema potencial de su legitimidad como el de los criterios para adoptar una posición. También se incorporó el eventual debate sobre ventajas y riesgos, así como de las condiciones mínimas que supondría cualquier toma de decisión en esta materia. 9. Grupo de Entrevistados 1: Abiertos a debatir Una parte importante consideró que la energía nucleoeléctrica es una alternativa que al menos se debería debatir, aunque al mismo tiempo mostró aprensiones respecto al proceso de su validación y de su desarrollo real en caso de generarse un consenso social. Prácticamente todos los entrevistados coinciden en que es muy pronto para pensar en la implementación de un programa nucleoeléctrico, incluso en su etapa más básica. Un argumento reiterado es que el país todavía –y por un lapso prolongado- puede recurrir a otras fuentes de generación energética. Los entrevistados requieren, de parte de las autoridades, un grado importante de prudencia y, sobre todo, un proceso de información ciudadana y de validación social. Las posiciones de mayor disposición a la información y el debate se hallan de preferencia entre la sociedad civil (no ambientalista), los medios de comunicación, las academias y las empresas. Esto no debe confundirse con favorabilidad: algunos de estos entrevistados parten de una posición de rechazo y sólo aceptan oír otras posiciones, sin que ello signifique que modificarán la suya. La mayoría comparte la impresión de que la discusión pública será difícil, y mucho más si no se crea primero la convicción de que Chile puede administrar con eficiencia la opción nucleoeléctrica, lo que significa la reducción de sus riesgos a cero. 10. Grupo de Entrevistados 2: Impulsores Menos de un tercio de los entrevistados declara tener posiciones ya afianzadas, a favor o en contra de la energía nucleoeléctrica. Las opiniones favorables con mayor decisión se hallan principalmente en el mundo empresarial y entre los académicos especializados. El marco común de sus razonamientos son dos premisas: la necesidad de resolver los problemas de la demanda y la soberanía

Page 35: Conrado

34

energética; y la condición de energía “limpia”, alternativa a la que producen las emisiones de carbono. En este grupo están también quienes dan por resueltas y superadas las dudas que expresan otros grupos y que son categóricos propiciadores de la energía nucleoeléctrica.

11. Grupo de Entrevistados 3: Detractores El grupo que expresó su rechazo taxativo al desarrollo de la energía nucleoeléctrica en Chile concordó en argumentos cuyo centro son las condiciones del país para desarrollarla y administrarla con seguridad. Las principales objeciones:

• La incapacidad del país en términos de capital humano, gestión de procesos e institucionalidad para asumir un proyecto como éste.

• La sismografía chilena. • El potencial no desarrollado de las ERNC y convencionales. • La producción de desechos no eliminables y de larguísima

duración.

12. Asociación espontánea: Chernobyl Ante la pregunta: “¿Qué es lo primero que se le viene a la cabeza cuando hablamos de energía nuclear?”, los entrevistados expresaron las principales asociaciones y tensiones que rodean el desarrollo nucleoeléctrico en el caso de Chile. La mayoría de los entrevistados aludió en forma espontánea e inmediata a los “desastres nucleares”, y en particular a Chernobyl. 13. En síntesis: Los criterios dominantes Las entrevistas indican que en la actualidad prevalecen tres criterios en el análisis de las alternativas energéticas, y de la nucleoeléctrica en particular. En primerísimo lugar se sitúa el de la sustentabilidad, entendida en el sentido de cuidado con el medio ambiente, utilización de recursos naturales y renovables y contribución a detener el cambio climático. Este criterio estuvo presente en todas las entrevistas, con independencia de los matices introducidos en cada caso. El segundo criterio dominante fue la identificación de las necesidades (vistas como conexas) de autonomía y seguridad en el abastecimiento energético, lo que en

Page 36: Conrado

35

todos los casos conduce a la diversificación de la matriz, con independencia de que algunos entrevistados agregasen después sus propios límites a dicha diversificación. El tercer criterio fue el económico: una mayoría expresó, de diversos modos, la preocupación de que la energía en Chile no sea más cara de lo que ya es y de que, con apego a los criterios anteriores, sea eficiente y suficiente. Este orden estuvo presente en la gran mayoría de los entrevistados y marcó gran parte de sus razonamientos.

3. Conclusiones estudio Líderes de Opinión 3.1 Contradicciones y controversias De los contenidos anteriores se puede decir que, para estos entrevistados, el grupo principal de temas en diálogo y/o en colisión en relación con la energía nucleoeléctrica fue el siguiente: • Modelo de desarrollo y seguridad de abastecimiento energético. Los que

pusieron más énfasis en el crecimiento del país fueron por lo general más proclives a examinar opciones como la nucleoeléctrica, con el fin de asegurar el respaldo de la energía. En cambio, un énfasis mayor en un desarrollo moderado condujo a otros entrevistados a sostener que el abastecimiento puede ser garantizado sin recurrir a la nucleoelectricidad, usando otras fuentes y creando una cultura de ahorro.

• Megaproyectos y microgeneración. Quienes estimaron que las necesidades futuras de Chile sobrepasarán las posibilidades de las ERNC, se mostraron por lo general más proclives a examinar proyectos de gran potencia e inversión (como serían los nucleoeléctricos). Otros, en cambio, sostuvieron que el aumento moderado del consumo, en conjunto con el ahorro, permitirían dirigirse hacia un modelo de proyectos de pequeña escala, regionales y locales.

• Autonomía y dependencia. Algunos entrevistados subrayaron que la energía nucleoeléctrica permitiría reducir la dependencia de insumos inestables, como el gas y el petróleo, aumentando la autonomía de su suministro. Pero otros recordaron que funciona con otro combustible que no existe en Chile, el uranio, y por tanto la autonomía sería relativa. Algunos agregaron que hay una gran distancia entre la autonomía que podría generar la energía nucleoeléctrica y la disponibilidad que tiene Chile de fuentes de energías renovables.

• Eficiencia y costo. El argumento –sostenido por varios entrevistados- de la gran capacidad de producción de la energía nucleoeléctrica fue confrontado por otros con el alto costo de la inversión inicial. Algunos anotaron que dicho costo, ya muy elevado en cualquier lugar del mundo, se vería incrementado en Chile con la necesidad de elevar los estándares de seguridad para enfrentar la sismicidad y manejar los residuos.

Page 37: Conrado

36

• Emisiones y residuos. Los entrevistados que pusieron más énfasis en la necesidad de combatir el cambio climático restringiendo las emisiones de gases de efecto invernadero se mostraron generalmente más disponibles para considerar la energía nucleoeléctrica como “limpia”. Sin desconocer este atributo, otros plantearon dudas respecto de la producción y tratamiento de desechos tóxicos y los problemas de su almacenamiento.

3.2 Factibilidad de la energía nucleoeléctrica Finalmente, el estudio buscó indicios acerca de lo que los entrevistados considerarían como condiciones esenciales para abordar un desarrollo de energía nucleoeléctrica en Chile. Prácticamente la totalidad de los entrevistados –incluyendo al grupo de los impulsores- partió por establecer que sería preciso tomar determinados resguardos. Tres líneas pueden considerarse comunes en estos planteamientos: • Seguridad integral. Esta es la primera condición que apareció, tanto en

menciones espontáneas como ante preguntas específicas, y fue presentada siempre en condiciones multidimensionales: protección para la población y para el medio ambiente, y garantías de regulación, administración y accidentabilidad. La mayor desconfianza se planteó en el plano de las capacidades humanas, con la exigencia de que el personal que participe en estos procesos debería tener una calificación de excelencia a toda prueba.

• Institucionalidad adecuada. El segundo requisito de importancia es la creación de una estructura institucional que permitiese reforzar las garantías requeridas, ya no desde un punto de vista técnico o material, sino también de responsabilidades. Se subrayó la importancia que adquiriría una normativa legal estricta, un alto nivel regulatorio y una capacidad significativa de control por parte del Estado. Al margen de los más escépticos, casi la totalidad de los entrevistados concordó en que en la actualidad no existen ni la institucionalidad ni las competencias técnicas y profesionales para hacer frente a un proyecto nucleoeléctrico. Los impulsores sostuvieron que el país debería iniciar un proceso de preparación de dichas competencias.

• Validación social. La mayoría de entrevistados estimó que otra condición esencial para desarrollar un proyecto de energía nucleoeléctrica en Chile es una validación generada por un grado razonablemente alto de acuerdo social en tres tipos de validaciones: una de investigación, que analice las variables desde una perspectiva profesional y científica; otra de divulgación, que ponga los elementos de juicio al alcance de todos; y una tercera mucho menos definida, de debate entre la opinión pública. Sólo un mínimo consenso ciudadano haría viable, en estas opiniones, avanzar en un eventual proyecto de generación nucleoeléctrica. Algunos entrevistados estimaron que, si bien las

Page 38: Conrado

37

tareas asociadas a estas fases corresponden eminentemente al gobierno, las universidades deberían tener protagonismo en ellas.

De las entrevistas a líderes de opinión se puede entender que la viabilidad de un proyecto de desarrollo de energía nucleoeléctrica en Chile está sujeta a un debate social, a un conjunto de garantías y a un análisis ponderado de alternativas y posibilidades. Para concluir, cabe precisar que estas conclusiones resultan más complejas y matizadas que las que los investigadores suponían antes de iniciarse el estudio. Con todo, esta observación estaría incompleta si no se agregase que existen indicios suficientes de que este cuadro de opiniones no era igual hace unos meses y probablemente no lo será en un tiempo más. El significado final es que el cuadro de opiniones vigente es todavía líquido, inestable y cambiante.

Page 39: Conrado

38

IV. RECONSTRUCCIÓN HISTÓRICA DEL DEBATE NUCLEAR2 1.METODOLOGÍA El objetivo de este estudio es analizar cómo ha evolucionado la historia del debate energético en Chile. Se ha buscado identificar cómo han ido cambiando cuatro ejes centrales: voceros y actores; temas centrales; paradigmas técnicos predominantes; hitos y eventos (políticos, geográficos, culturales). Para lograr identificar la evolución histórica de estos cuatro ejes, el estudio buscó poner en perspectiva global la historia particular de la energía nuclear en Chile, contrastándola con la historia más amplia de la energía en Chile y de los eventos mundiales que han marcado las políticas energéticas globales. Así, este estudio incluyó la recolección y análisis de información proveniente de cuatro fuentes:

o Documentos CCHEN: Identificación de hitos relacionados con el desarrollo de la energía nuclear en Chile. Se revisaron todas las Memorias institucionales de la CCHEN.

o Revisión prensa histórica (Biblioteca Nacional): Revisión de diarios desde 1945 hasta 1986, especialmente El Mercurio y La Nación. En total se revisó más de cien impresos.

o Entrevistas: Rosamel Muñoz (CCHEN); Jorge Zanelli (Consejo Consultivo Energía Nuclear, CNE); Julio Baeza (Ejército); Sebastián Bernstein (Ex director CNE); Rodrigo Iglesias (CNE)

o Prensa nacional: Notas de prensa y reportajes entre 1990 y 2009 en los principales diarios del país.

o Blogs y otros portales de opinión ciudadana.

2 Referencias metodológicas: Referencias bibliográficas capítulo: Bedsworth, L, Lowenthal, M. y Kastenberg, W. 2004. “Uncertainty and Regulation: The Rhetoric of Risk in the California Low-Level Radioactive Waste Debate”, Science, Technology & Human Values, 29, 406 Bickerstaffe, J. y Pearce, D. 1980. “Can There Be a Consensus on Nuclear Power?”, Social Studies of Science, 10, 3 . Callon, M., Lascoumes, P. y Barthe, Y. 2009. Acting in an Uncertain World: An Essay on Technical Democracy, Cambridge MA: MIT Press. Del Sesto, S. 1983. “Uses of Knowledge and Values in Technical Controversies: The Case of Nuclear Reactor Safety in the US”, Social Studies of Science, 13, 3. Gusterson, H. 2000. “How Not to Construct a Radioactive Waste Incinerator”, Science, Technology & Human Values 2000, 25; 332. Kasperson, R., Berk, G., Pijawka, D., Sharaf, A. y Wood, J. 1980. “Public Opposition to Nuclear Energy: Retrospect and Prospect”, Science, Technology, & Human Values, 5, 31. Kopp, C. 1978. “The Origins of the American Scientific Debate over Fallout Hazards”, Social Studies of Science, 9, 4 . MacFarlane, A. 2003. “Underlying Yucca Mountain: The Interplay of Geology and Policy in Nuclear Waste Disposal”, Social Studies of Science, 33; 783. Mazur, A. y Conant, B. 1978. “Controversy over a Local Nuclear Waste Repository”, Social Studies of Science, 8, 2 . Schmid, S. 2004. Transformation Discourse: Nuclear Risk as a Strategic Tool in Late Soviet Politics of Expertise, Science, Technology & Human Values, 29; 353.

 

Page 40: Conrado

39

14. RESULTADOS Etapa 1: 1940-1968: Entre la tecnificación y el progreso Foco central: Entre 1940 y 1960 la discusión sobre energía nuclear presenta varios giros; desde un debate cerrado, que se lleva a cabo solo en universidades y entre catedráticos, a una fuerte presencia en la prensa como la mayor amenaza para la humanidad. Hiroshima y Nagasaki marcan por años la discusión. Después de que EEUU logra transmitir a Latinoamérica y otros países los beneficios de la investigación sobre energía nuclear, sucede una serie de accidentes en centrales que afectan nuevamente la imagen de este tipo de producción. La discusión vuelve a las aulas universitarias y a los círculos de científicos, quienes deben darse a la tarea de blanquear nuevamente los usos de la energía nuclear, esta vez mediante la firma de tratados y acuerdos. La década del 40 es decisiva para el desarrollo nuclear. Aunque en décadas anteriores el desarrollo de la investigación de los elementos radiactivos avanzó aceleradamente en distintos países, en los 40 es cuando estas investigaciones logran resultados importantes, capaces de cambiar la historia. La investigación nuclear se aceleró con la II Guerra Mundial. Para entonces, EE.UU., Canadá e Inglaterra ya estudiaban la posibilidad de producir reacciones de gran magnitud con elementos como el uranio. Durante la guerra, EE.UU. formó un grupo con expertos de distintos países –algunos judíos y fugitivos del régimen nazi- para desarrollar el “Proyecto Manhattan”, cuya finalidad era desarrollar la bomba atómica antes que Alemania. En 1942 este proyecto consiguió la primera fisión nuclear en la Universidad de Chicago. Dos años más tarde, en agosto, EE.UU. puso fin a la guerra con Japón al detonar dos bombas de fisión sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki. Esta situación provocó un amplio rechazo mundial contra el uso militar de la energía nuclear. Desde este momento, ella a cataclismo, muerte y destrucción. El miedo y la seguridad se expanden por el mundo, y continúan creciendo con el inicio de la Guerra Fría, a fines de los 40. Sólo un par de años después de Nagasaki, Alemania, la Unión Soviética, Francia y Canadá ya contaban con sus propias bombas atómicas. La reacción en Chile ante estos eventos fue singular. Los diarios locales cubrieron débilmente los sucesos de Hiroshima y Nagasaki. En los ejemplares inmediatamente a las detonaciones no se hallan referencias a la potencia destructiva de la nueva arma, sino más bien, paradójicamente, a las posibilidades que ofrecía para los tiempos de paz. La preocupación por las víctimas aparece sólo marginal y tardíamente.

Page 41: Conrado

40

Esta conducta coincide con el esfuerzo de EE.UU. para evitar la demonización de la energía nuclear. Veinte años después, en los 60, se iniciaría en ese país el período de mayor crecimiento de la industria de la energía nuclear: pasó de una planta nuclear antes de 1961 a 14 centrales nucleares en funcionamiento para 1968, con otros 39 proyectos en espera. Tal desarrollo requirió un ambiente, si no favorable, al menos no reactivo a la energía nuclear. En Chile, la opinión pública, expresada en los medios periodísticos, no manifestó una postura propia que pudiese evidenciarse a través de reportajes o columnas de opinión. Por el contrario, los medios se limitaron a transcribir informaciones provenientes de las agencias internacionales. Así, en Chile uno de los eventos más dramáticos relativos al uso de la energía nuclear en el mundo –la bomba sobre Japón- no tuvo mayor repercusión. Es más, dada la asociación comunicativa que se dio a la energía nuclear, vinculándola al progreso y la paz, ella interesó sobremanera y tempranamente a la comunidad científica del país. El 13 de agosto de 1945 –tres días después de la bomba de Nagasaki-, se organizó en la Universidad de Chile la primera conferencia acerca de la desintegración de la materia. Pero aunque la intención era dedicar la conferencia a la comunidad científica, el auditorio se llenó, según los diarios de la época, mayormente por “damas”, las que a la fecha ni siquiera tenían pleno derecho a voto. En esta época también empezaron a formarse los primeros sistemas de regulación para la energía nuclear en América Latina. En la década del 50 comenzó en la región la investigación orientada a la búsqueda de elementos radiactivos. Brasil y Argentina detectaron yacimientos de uranio en sus territorios. Brasil, Argentina y Chile crearon sus propias comisiones de Energía Nuclear. La USAEC (United States Atomic Energy Commission) y CORFO realizaron, entre los años 1950 y 1960, algunos itinerarios geológicos radiométricos en la zona norte, en busca de anomalías de uranio, la materia prima fundamental de la energía nuclear de fisión. Los argentinos, mientras tanto, comenzaron a explotar un yacimiento uranífero en 1952, tras descubrirlo en las cercanías de Mendoza. EE.UU. iniciaba ya la construcción de centrales de potencia para obtener energía nucleoeléctrica. Le siguieron Francia y Canadá, urgidos por la necesidad de reducir su dependencia del petróleo. Esta década se caracteriza por la firma de tratados internacionales apuntados a restringir el enriquecimiento del uranio, frenar la incipiente proliferación de armas nucleares y fomentar la colaboración entre países con distintos niveles de desarrollo para ampliar la producción de energía nucleoeléctrica. El 22 de octubre de 1962, el Presidente John F. Kennedy anunció el descubrimiento de la instalación de misiles atómicos soviéticos en Cuba, decretó una “cuarentena” naval en torno a la isla y exigió de la URSS el retiro inmediato del armamento. El 27 de octubre, el primer ministro soviético Nikita Kruschev aceptó el retiro de los misiles a cambio de la promesa de Washington de no invadir

Page 42: Conrado

41

Cuba. La crisis puso en tensión a todo el sistema interamericano. Varios países del Caribe y Centro y Sudamérica enviaron naves para integrar la flota que ejecutaría el bloque norteamericano. Sin embargo, la verdadera magnitud de la confrontación –la primera que estuvo a horas de desatar una guerra nuclear entre EE.UU. y la URSS- permaneció invisible para amplios sectores del público mundial y latinoamericano. La década de los 60 concluyó con EE.UU. envuelto en la Guerra de Vietnam, un conflicto que, entre otras consecuencias, gatillará el surgimiento de movimientos juveniles y estudiantiles pacifistas, que después de la guerra volcarán su preocupación a los temas ambientales y se convertirán en potentes activistas antinucleares. Así, la historia nuclear de Chile arranca de forma singular: en su origen está –al menos en términos sociológicos- el esfuerzo por posicionar a la energía nuclear como una herramienta para el desarrollo. Se puede decir, entonces, que se trató de una fase “tecnificada”, en la cual el tema central fue explorar esta forma de producción energética única, futurista y llena de oportunidades, cuyos principales voceros –cuando los hubo- fueron los científicos.

Page 43: Conrado

42

Etapa 2: 1968-1982: Auge y caída del sistema nuclear nacional Foco central: En el mundo se imponen los movimientos pacifistas –luego ambientalistas-, Vietnam culmina con la derrota de EE.UU. y se precipita la crisis del petróleo. Latinoamérica, y Chile, avanzan en la investigación sobre la energía nuclear al margen del ruido mundial. Argentina y Brasil explotan sus yacimientos de uranio y Chile logra desarrollar un proyecto nucleoeléctrico, evaluando incluso la construcción de una planta. Desde mediados de los 40 hasta fines de los 60, la oposición a la energía nuclear fue más bien débil. El gobierno de EE.UU. logró redirigir la imagen de esta forma de producción energética hacia las ideas de paz y progreso, por lo que las primeras plantas fueron instaladas en un ambiente ciudadano neutral y a veces, dado el fervor nacionalista de la II Guerra Mundial, incluso de celebración. El caso paradigmático es el de Livermore, en California, sede del famoso Lawrence Livermore National Laboratory de armas nucleares, que fue construido en 1952, en la más absoluta tranquilidad y con el beneplácito de una comunidad más preocupada, en ese entonces, de la seguridad y el orgullo nacionales. Hacia fines de los 60 esta situación de neutralidad ciudadana cambió dramáticamente. Por una parte, Vietnam generó un sentimiento crítico hacia el conjunto del sistema político y en particular hacia la carrera armamentista (y nuclear). Por la otra, el objeto de la controversia ya no son más las plantas nucleares para desplazarse al problema ambiental de los residuos. La primera crítica a la energía nuclear en EE.UU. estaba asociada a la política, por lo que su efecto más allá de los grupos progresistas de las costas fue débil. Ahora la crítica se desplazaba hacia los riesgos, lo que aumentó considerablemente su radio de impacto. Los eventos de Chalk River en Canadá (1952), Liverpool en Inglaterra (1957) y Love Canal (1953), Idaho (1961), Hanford (1962) y Wood River (1964) en EE.UU. detonaron una creciente preocupación entre la opinión pública por el tratamiento de los desechos nucleares, que se convertirá en el eje del movimiento ambientalista. El escalamiento de la Guerra Fría significó el incremento exponencial de los arsenales nucleares entre los 60 y los 70. Como un intento de reducir la amenaza de la destrucción masiva, la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA) impulso un Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares, cuyo primer objetivo fue frenar la construcción de poderío nuclear en los países que aún no lo tenían, y el siguiente, alentar el desarme progresivo en las potencias nucleares. En Chile, la preocupación ambientalista era, en general, inexistente, y la energía nuclear no estaba, ni por lejos, en la agenda pública. Recién en los 70 comienza a hacerse presente, en un plano estrictamente técnico. Como será una constante, esta irrupción está mediada por las oscilaciones y transformaciones en el mercado

Page 44: Conrado

43

energético, más que por un proyecto estratégico de largo plazo y de valor en sí mismo. Así, la “crisis del petróleo” iniciada en 1973 fue clave en el surgimiento de la energía nuclear como un proyecto energético para Chile. Ese año, la OPEP subió el precio del crudo de forma unilateral y artificial, desatando en todo el mundo la inquietud por liberarse, al menos parcialmente, de la dependencia de este recurso. En Chile, la crisis puso urgencia a la necesidad de generar cierta autonomía del petróleo, y de buscar formas alternativas que permitieran el abastecimiento energético del país. La misma inquietud movilizó a Argentina, que en 1974 puso en operación su primera central nuclear de potencia, Atucha I, y a Brasil, que el mismo año comenzó la construcción de su planta de Angra dos Reis. Esta fue la “edad de oro” de la energía nuclear en Chile. En 1964 se había creado la Comisión Nacional de Energía Nuclear (CNEN, futura Comisión Chilena de Energía Nuclear, CCHEN). En 1967, durante el gobierno de Eduardo Frei Montalva, se aprobó un plan de acción, de autoría de la CCHEN, titulado Política Nuclear y Planes de Desarrollo, que representa la primera señal presidencial clara respecto al desarrollo de energía nuclear. Al año siguiente, las comunas de La Reina, Providencia y Las Condes donaron los terrenos para la construcción del primer reactor de investigación perteneciente a la CNEN. En 1974 este reactor alcanzó su primera criticidad. El centro inició su operación utilizando elementos combustibles tipo MTR de alto enriquecimiento (HEU, 80% en U-235), con uranio suministrado por Estados Unidos3. Este mismo año, la CCHEN y Endesa comenzaron a desarrollar el Plan de Energía Nucleoeléctrica, un estudio que se completó en septiembre de 1976, con la incorporación de Chilectra, estatizada desde 1970. Aquí apareció una figura central para el avance del proyecto: el coronel Marmaduque Abarzúa, director de ambas empresas y cabeza de la CCHEN. En 1977 se incorporaron organismos internacionales en las disposiciones para el éxito del proyecto nucleoeléctrico: el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la OIEA asesoraron al país en la formación de recursos humanos para operarlo. Además, y gracias a los tratados internacionales suscritos por Chile acerca del uso pacífico de la energía nuclear, muchos profesionales viajaron a estudiar y perfeccionarse en el tema, especialmente a España, con quien se había firmado recientemente un tratado de cooperación. Se trató, por lo demás, de un período rico en tratados, convenciones, seminarios e intercambios de cooperación científica (ver línea de tiempo). Chile y Argentina vivían bajo regímenes militares, justo en el momento en que un prolongado diferendo por la delimitación del canal Beagle amenazaba con lanzar a 3 Los restantes 58 elementos necesarios para el proceso fueron fabricados por la UKAEA en Dounreay, Escocia. 

Page 45: Conrado

44

ambos países a la guerra. Este contexto, más el hecho de que la CCHEN y sus instalaciones estuviesen bajo administración del Ejército, hizo que en diferentes círculos se sospechara que el desarrollo nucleoeléctrico podía tener alguna derivación militar. Sin embargo, a mediados del mismo año el régimen militar creó la Comisión Nacional de Energía (CNE), una nueva institución encargada de estudiar y tomar las decisiones claves acerca del desarrollo energético. A la cabeza de la CNE asumió Bruno Phillipi, asesorado en materias nucleoeléctricas por Sebastián Bernstein. La transformación de la política económica, desde un sistema regulado y centrado en Estado, a otro abierto y organizado en torno a las fuerzas del mercado, creó un nuevo marco para el desarrollo energético en general, y para el nucleoeléctrico en particular, dado que, por su complejidad y costos, ofrecía escasas eficiencias. La nucleoelectricidad se mostraba, por primera vez, como una energía altamente política. En 1979, la CNE evaluó, siguiendo instrucciones de la Presidencia, el proyecto de una central nuclear de potencia bajo criterios estrictamente económicos. Después de copiosos estudios, llegó a la conclusión de que no era recomendable ni factible. El informe final, entregado al general Augusto Pinochet, se mantuvo en reserva, pero paralizó de hecho el proyecto desde la perspectiva del Estado. Tal período coincidió con el accidente de la central Three Mile Island, en EE.UU., el 28 de marzo de 1979, un episodio que golpeó a la industria nuclear en todo el mundo, paralizando la construcción de nuevas centrales de potencia por casi tres años. En paralelo con el estudio del proyecto nucleoeléctrico, en Lo Aguirre se inauguró un segundo reactor de investigación, en el que posteriormente se instalaría un laboratorio para investigar el ciclo del combustible, proceso relacionado directamente con el enriquecimiento de uranio. En el reactor de La Reina, la actividad se centró en la producción de radioisótopos para la medicina, la agricultura y la minería. En síntesis, el período que va de 1968 a 1982 se puede caracterizar por tres rasgos en Chile. Primero, la estabilización de una institución de energía nuclear, fortalecida por el régimen militar. Segundo, la relativa impermeabilidad de la opinión pública chilena ante los eventos globales, prolongación de la existente desde los años 40. Tercero, la muerte súbita de un proyecto nucleoeléctrico, que se debe menos a consideraciones técnico-expertas que a la racionalidad económica de un mercado abierto. Este último es un hito clave para entender la situación actual de la energía nuclear –y de la matriz energética en general-, dado que inaugura la implantación de un nuevo marco: el del mercado.

Page 46: Conrado

45

Etapa 3: 1982-2004: El mercado se toma la energía Foco central: La creación de un mercado energético y la irrupción de empresas privadas en el suministro de energía eléctrica dan el tiro de gracia a un proyecto nuclear nacional en la década de los 80. La baja de los precios del petróleo y los accidentes nucleares en el mundo terminan de cancelar esta opción. No obstante, en la ola de las protestas mundiales contra las pruebas nucleares de Francia en Muroroa, la ciudadanía chilena se introduce, aunque de forma residual, en el debate nuclear. A comienzos de la década de los 80, junto con las reformas económicas y la crisis del crédito, se desarrolló en Chile una reforma pionera en el mundo: la creación de un “mercado de la energía” con el DLF 1 de 1982, que eliminó el monopolio estatal de producción y distribución de electricidad. “Previo a la reforma que se hizo en Chile en 1982, considerada como la Regulación de Mercados de Primera Generación, la visión tradicional que se tenía del servicio eléctrico era la de un monopolio integrado cuya regulación no distinguía de tal caracterización procesos o servicios que no poseen economías de escala o bien que sus economías de ámbitos se pueden preservar aún después de una segmentación. En la década de los 80, dada la experiencia favorable lograda en procesos de descentralización e introducción de competencia en distintos países y en otros sectores de servicio público análogos, tales como transporte aéreo, vial, ferroviario y carga en general, además del desarrollo tecnológico en la producción de energía eléctrica, con la construcción de centrales generadoras más pequeñas con costos competitivos a las grandes centrales hidroeléctricas, la tendencia mundial se orientó a la reforma de la regulación del servicio eléctrico, en el sentido de separar los servicios en los cuales, con una regulación apropiada, se posibilitaría la competencia. La principal conclusión de esta segmentación es la potencialidad de lograr el establecimiento de un mercado competitivo a nivel de generación de electricidad”. La reforma consistió en desagregar las fases de producción, transmisión o transporte y distribución de la energía eléctrica, generando un mercado abierto a inversionistas privados. Se habilitaron concesiones para cada una de estas fases, y se regularon las tarifas. La estatal Endesa fue divida en 14 compañías: 6 de generación (incluyendo Endesa y Colbún), 6 de distribución y dos pequeñas de generación y distribución aisladas en el sur. Chilectra fue también dividida en tres compañías: una de generación y dos distribuidoras. La creación de un mercado energético terminó de sepultar el proyecto nucleoeléctrico, que había permanecido vivo en la CCHEN. Hasta ese momento, el eventual desarrollo de la energía se había entendido como un proyecto exclusivamente estatal, dado sus componentes estratégicos y de seguridad. Con la creación de un mercado de la energía, los bajos precios del

Page 47: Conrado

46

petróleo y el largo periodo de construcción de una central nuclear, el proyecto de la generación nucleoeléctrica no pareció atractivo para los privados. Probablemente influyó también en ésta decisión el hecho de que la demanda interna por energía no justificaba aun, en términos de magnitud, el desarrollo de una central de potencia, dado que se podía suplir la demanda con la simple explotación regular de los recursos hidrológicos. Este criterio se mantuvo durante toda la década de los 80: A pesar de que el “proyecto nucleoeléctrico” había sido recomendado para nueva evaluación en 1987, ella nunca se llevó a cabo. Para entonces había ocurrido recientemente (1986) el accidente de Chernobyl, en la URSS. La catástrofe de Chernobyl, la más grave de la era nuclear, tuvo una repercusión relativamente baja en Chile. Contribuyó a ello la escasa y confusa información que entregó la URSS. La prensa chilena sólo registra algunas inquietudes por los efectos de una nube radiactiva que podría llegar al país. Sólo un reportaje aprovechó el evento para poner en perspectiva la política chilena de energía nuclear, comparando los riesgos del reactor de investigación en de Reina (curiosamente, no se menciona el de Lo Aguirre) con los de una central como la de Chernobyl. Ya en los 90, y con la restauración de la democracia, la lógica del mercado de la energía se enfrentó a sus primeras pruebas, cuando los periódicos déficit de lluvias pusieron en peligro el abastecimiento eléctrico. En 1992, Chile suscribió completamente el Tratado de No Proliferación, que dificulta el paso al dominio del ciclo del combustible. Con ello el país abandonó la idea de desarrollar el proceso de enriquecimiento del uranio y condicionó el eventual desarrollo de una central nuclear de potencia a la adquisición de uranio (u otros combustibles similares) procesado fuera del país. Durante los 90 se establecieron también los acuerdos con Argentina para que este país proveyese de gas natural a Chile, con el fin de modernizar el abastecimiento residencial y apoyar el crecimiento industrial. La construcción de los gasoductos entre Chile y Argentina comenzó en 1995, amparado por un “Protocolo Energético” que aseguraba el abastecimiento continuo. Mientras la red gasífera se desarrollaba, una severa sequía afectó al país en 1998 y obligó al gobierno (de Eduardo Frei Ruiz-Tagle) a dictar el decreto de racionamiento energético 287, que reguló los cortes en el suministro de energía eléctrica incluso residencial. El precio del petróleo estaba en uno de sus mínimos, desde antes de 1973. Esta situación puso al problema energético en la primera línea de la prensa y la opinión pública. Sin embargo, la opción nuclear no apareció en el debate más que en sus dimensiones negativas. Las pruebas de armas nucleares realizadas por

Page 48: Conrado

47

Francia en el atolón de Muroroa entre 1995 y 1996 habían vuelto a convertir a la energía nuclear en un blanco de los movimientos pacifistas, ambientalistas y ciudadanos. Los ensayos de Muroroa fueron tan impopulares, que el gobierno chileno presentó protestas formales al de Francia, a pesar de que en opinión de la CCHEN no representaban peligro alguno para Chile. Greenpeace, la ONG ambientalista surgida precisamente en oposición a las pruebas nucleares de EE.UU. en Alaska en 1971, que había llegado a Chile en 1993, se puso a la cabeza de las protestas de cara a los medios de comunicación. En el mismo 1998 retomó protagonismo público otra de las dimensiones sombrías de la energía nuclear, cuando se denunció la posibilidad de que cargueros con desechos radiactivos atravesaran por el Estrecho de Magallanes, procedentes de Francia y en ruta a Japón. Nuevamente se desató una polémica pública acompañada de movilizaciones callejeras. En resumen, en este período la energía nuclear pasó por dos procesos, aparentemente contradictorios. Primero, la opción nuclear desapareció de los planes técnicos por la fuerza de la nueva lógica de mercado; y luego, por primera vez los movimientos ciudadanos se mostraron como actores de relevancia.

Page 49: Conrado

48

Etapa 4: Crisis y resurgimiento Foco central: La restricción, a veces en grado de suspensión, del suministro de gas desde Argentina, en la primera década del 2000, reaviva la necesidad de contar con autonomía energética, para asegurar el suministro eléctrico. El problema de la diversificación de la matriz de producción se vuelve prioritario. En ese marco amplio se replantea la idea de que la generación nucleoeléctrica pueda ser una opción eficiente y sustentable. Aunque el debate sigue tecnificado, ya se vislumbran señales del ingreso de actores cada vez más heterogéneos. El inicio del nuevo milenio trajo nuevas complicaciones al abastecimiento energético chileno. Hacia fines de marzo de 2004, Argentina, atravesando una compleja convergencia entre la falta de nuevas inversiones, el aumento de la demanda interna y el congelamiento de tarifas, decidió reducir –y ocasionalmente cancelar- los envíos de gas natural. La situación tomó por sorpresa al gobierno del Presidente Ricardo Lagos, que reaccionó acudiendo al petróleo –en un momento de altísimos precios internacionales- y ordenando el desarrollo de una planta de gas natural licuado para importar desde otros países. Dado que la planta de GNL no estaría lista hasta el 2009 y los problemas de abastecimiento se prolongaron, hacia el 2007 algunos parlamentarios comenzaron a requerir al gobierno que estudiase todas las alternativas energéticas”, incluyendo opciones como la nuclear. Ante esta presión, durante la campaña presidencial del 2005 los grupos ambientalistas, encabezados por la ex candidata presidencial Sara Larraín, buscaron frenar de raíz el eventual desarrollo de la energía nucleoeléctrica mediante el numeral 7 del denominado “Acuerdo Chagual”, que establece “no se impulsará el desarrollo nuclear en Chile”. El Acuerdo fue suscrito por la entonces candidata Michelle Bachelet. En el 2007, la Presidenta, de conformidad con los compromisos contraídos con el Congreso, ordenó la constitución de una Comisión Presidencial Sobre Nucleoelectricidad (“Comisión Zanelli”), encargada de realizar una primera evaluación acerca de un futuro desarrollo nuclear del país. Algunos sectores ambientalistas interpretaron este paso como una ruptura del “Acuerdo Chagual”. No obstante, la Comisión Zanelli se limitó a recomendar la lista de estudios que serían prioritarios para avanzar en el análisis. A lo largo de 2009, la CNE ha venido produciendo y haciendo públicos los estudios recomendados por la Comisión Zanelli –incluido éste-, lo que ha ido abriendo progresivamente el debate. La revisión de la prensa chilena de este año muestra un significativo número de editoriales y columnas de opinión con los puntos de vista de partidarios y detractores de la energía nucleoeléctrica.

Page 50: Conrado

49

SÍNTESIS La reconstrucción histórica del debate sobre la energía nuclear en Chile revela algunas singularidades que complementan las de los estudios anteriores. La primera de ellas es que se trata de una discusión en la que está ausente el objeto. En relación con Brasil, Argentina, EE.UU., Francia o Japón, la opción nucleoeléctrica entra en Chile con tardanza y con un mínimo horizonte de experiencia, limitado a las tareas de los reactores de La Reina y Lo Aguirre. En su mayor parte, constituye un debate virtual y mediado. El análisis histórico muestra que la nucleoelectricidad ha estado presente como una latencia, con distintos grados de intensidad, pero más generalmente como una idea distante y muy futura. Sólo en los últimos dos años es posible afirmar que se ha venido instalando como una posibilidad, y en esa misma medida ha surgido una todavía débil corriente informativa, dentro de la cual han comenzado a expresarse quienes ya tienen una opinión formada: los “especialistas”, sean adversarios o partidarios. Sólo en este campo se encuentran, por ahora, los argumentos racionales. Esta emergencia ha puesto de nuevo en movimiento el debate nuclear, y los indicios acumulados sugieren que por esa misma razón se puede estar acercando a una fase más “ciudadana”. El movimiento anotado puede describirse según las siguientes fases: Período Tema central Paradigma Actor Hito

1940-1968 Progreso Positivista Científicos Hiroshima,

Nagasaki, crisis de los misiles

1968-1982 Progreso Positivista Científicos y militares

Sistema nacional de

energía nuclear

1982-2004 Mercado energético

Positivista y normativo

Científicos y ciudadanía

Chernobyl y Muroroa.

2004-2009 Seguridad de suministro

Positivista, normativo y estratégico

Científicos, políticos y ciudadanía

Crisis energética

Tabla 1. Construcción de la temática nuclear en Chile según período. Como lo muestra la tabla, la temática de la energía nuclear ha sido liderada por distintos actores, que han movilizado distintos paradigmas. El científico ha sido el vocero central, y en el último tiempo se han ido sumando el político y el ciudadano. La discusión se ha ido moviendo desde una posición técnica, positiva y desarrollista, a otra más normativa, político-ciudadana y estratégica.

Page 51: Conrado

50

Este movimiento es aún tenue. Sin embargo, Callon et al (2009) han demostrado que la construcción de los actores/públicos en las controversias sociotécnicas tiene tres momentos. En el primero, la “opinión pública” no existe, la temática es exclusivamente técnica y predominan los juicios no informados, lo que Habermas denomina la “opinión no pública”. En el segundo emerge una “sociedad organizada” (ONG, think tanks, académicos, organizaciones comunitarias), con una tendencia a incrementar los llamados “foros híbridos”, presiones para abrir el debate a diversas perspectivas, intereses y disciplinas que dén cuenta de las complejidades de la controversia. En el tercero, la “sociedad organizada” se expande a la “ciudadanía”, generando un debate ampliado, principalmente en los medios de comunicación, pero también en expresiones de movilización y debate público.

Gráfico 1. Evolución cualitativa de la opinión pública en torno a la energía nuclear en Chile. Chile se encontraría, siguiendo el análisis histórico, en transición a la fase 2, con algunos elementos propios de la fase 3 (por ejemplo, el requerimiento explícito al gobierno para considerar la energía nuclear formulado por el presidente de la Confederación de la Producción y Comercio, Rafael Guilisasti). La reconstrucción histórica muestra también que el uso eventual de la energía nuclear en Chile ha sido visto como una realidad múltiple: las decisiones, lineamientos, coyunturas e informaciones que han moldeado la discusión han provenido de diferentes ámbitos, no exclusivamente del ámbito sectorial-técnico.

Page 52: Conrado

51

V. CONCLUSIONES PRELIMINARES DIAGNOSTICO GENERAL 1. Marco Los estudios muestran con nitidez que el frame actual del debate sobre la nucleoelectricidad es el del cuidado del medio ambiente, complementado con la sustentabilidad productiva. Este patrón se repite en los distintos grupos socioeconómicos, y es consistente entre jóvenes y adultos, así como entre ambientalistas y empresarios. Este no es un marco que tenga raíces históricas, como se puede notar en el análisis histórico. Por el contrario, es reciente, actual y se inserta dentro de discusiones más amplias (aunque no orgánicas) acerca del modelo de desarrollo, donde la aspiración al crecimiento económico comienza a ser balanceada con el requisito de la sustentabilidad ambiental y social. Una mayoría de los actores consultados estima que el suministro de energía y electricidad no se debe asegurar con medios de producción contaminantes; y muchos de ellos –más informados- introducen en la ecuación el problema de la producción de gases de efecto invernadero y la lucha contra el cambio climático. Se trata, en consecuencia, de un debate con un marco inédito, posiblemente el primero de muchos otros que pondrán en movimiento las mismas variables. 2. Punto de partida Las imágenes y opiniones sobre la energía nuclear proceden de percepciones muy diversas. Aunque los juicios mayoritarios son negativos y expresan una carga simbólica de riesgos inmensos, con frecuencia son contrastados con la apreciación de su potencia y de la ausencia de emisiones de carbono. La experiencia de Chile con la energía nuclear es mínima y ha estado altamente tecnificada. Las personas identifican su propia falta de información y expresan su deseo de tener más. Contrario sensu, esto significa que las percepciones vigentes están construidas sobre imágenes mediatizadas, las que pueden ser más duras o más blandas. 3. Debate en construcción Una tercera evidencia que emerge de los estudios es que las posiciones de los ciudadanos respecto a la energía nuclear están en construcción. Fuera de reconocer su carencia de información, una mayoría se declara abierta al debate. Contra lo que podría haberse esperado, no se percibe un “atrincheramiento”, ni valórico ni técnico: las posiciones aceptan altos grados de flexibilidad.

Page 53: Conrado

52