Conducta prosocial preescolares

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    INTRODUCCIN

    La reciente investigacin sobre la conducta prosocial en nios pequeos per-mite afirmar que la ayuda, la cooperacin y la capacidad de compartir emergenen el puente entre el segundo y tercer ao de la vida (Eckerman, Whatley yKutz, 1975; Dunn, Kenddrick y MacNamee, 1981; Zahn-Waxler, Radke-Yarrow, Wagner y Chapman, 1992) y que en los aos preescolares la conductaprosocial, aunque menos frecuente que en edades posteriores, es ya manifiesta(Eisenberg-Berg y Lennon, 1980; Radke-Yarrow y Zahn-Waxler, 1976). A lostres aos las intervenciones prosociales son cada vez ms evidentes, acompan-dose de gestos y palabras de compasin y de conductas de compartir objetos.

    Nuestro inters por abordar la etapa preescolar, tras haber realizado diversasinvestigaciones sobre la conducta prosocial en diversas etapas evolutivas (Fuentesy otros, 1991, 1993; Apodaca y otros, 1992; Lpez y otros, 1993; Ortiz y otros,1993; Etxebarria y otros, 1994), estriba en intentar profundizar en la compren-sin de los orgenes de la conducta prosocial, un tema quese revela como una delas cuestiones ms acuciantes y actuales en el estudio de esta temtica, y queadems tiene un gran inters prctico, al permitir orientar la intervencin tem-prana para promover y desarrollar este tipo de disposiciones.

    En cuanto a las variables predictoras del comportamiento prosocial, nuestrointers se centrar en el anlisis del papel de la empata, la capacidad de tomade

    perspectivaespacial y social, y la calidad de los vnculos de apego. Vamos a resu-mir el estadoactual de la literatura emprica referidaa la influencia de estos pre-dictores en la conducta prosocial:

    a) La empata ha sido definida por Hoffman (1975, 1983) como la experienciaafectiva vicaria de los sentimientos de otra persona. Numerosos trabajos han mos-trado una relacin consistente entre esta variable y la conducta prosocial-altruista(Batson y Coke, 1981; Toi y Batson, 1982; Fultz y otros, 1986; Oliner y Oliner,1988), especialmente entre sujetosadultos. En el caso de los nios de edad escolar,si los datos de los primeros estudios eran menos consistentes, trabajos recientes

    confirman el importante papel ejercido por la empata en la conducta prosocialinfantil. Tambin nosotros, en anteriores estudios sobre el tema, hallamos unacorrelacin significativaentre empata y conducta prosocial-altruista en nios de 8a 10 aos (Fuentes y otros, 1993; Ortiz y otros, 1993). Los datos con niospequeos presentan mayores discrepancias. Sin embargo, es posiblequegran partedelas inconsistencias evidentesen laliteratura sobrelosnexos entre empata ycon-ducta prosocial en nios pequeos se deban a las medidas empleadas. Los trabajosen los que se utilizan cintas devdeo, en lugar de narraciones, paraevocar respues-tas empticas y en los que se consideran las expresiones faciales como indicadoresde las mismas han demostrado reiteradamente que la disposicin infantil a empa-

    tizar con los sentimientos delosdemses uno delospredictores ms potentesdelaconducta prosocial tambin en preescolares (Lennon y Eisenberg, 1987).b) La capacidad de toma de perspectiva es la capacidad para ponerse en el lugar del

    otro, comprender sus pensamientos, sentimientos, motivos y conductas. Desdeperspectivas evolutivas, se asume que la toma de conciencia por parte del nio delos estados subjetivos de los otros como diferentes de los suyos propios constituyeuna transicin fundamental en la responsividad emptica y en la conducta proso-cial. Entre los numerosos estudiosquehan hallado relaciones significativas entre lacapacidad de toma de perspectiva social y espacial y la conducta prosocial infantilpodemos citar los de Hudson y otros (1982), Kreebs y Sturrup (1982), Denham(1986), el meta-anlisis de Underwood y Moore (1982), etc., pero no existe unacuerdo unnime entre todos los trabajos realizados. En cuanto a la relacin entre

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    toma deperspectiva y comportamiento prosocial especficamente en laedad prees-colar, destacan los resultados de Stewart (1983) y Stewart y Marvin (1984). En lasinvestigaciones de estos autores la capacidad de toma de perspectiva conceptual yafectivase relacion claramente con la conducta prosocial en nios de tresy cuatroaos ante la afliccin de sus hermanos pequeos generada por la partida de lamadre. Aunque consideramos ms pertinente analizar las relaciones entre tomadeperspectivasocial y conducta prosocial, nos interes tambin explorar si la tomadeperspectivaespacial muestra algn tipo de relacin con el fenmeno.

    c) La importancia de la historia afectiva en la conducta social en general y en laconducta prosocial y altruista en particular ha sido reiteradamente demostradaen la literatura(Waters, Wippman y Sroufe, 1979; Zahn-Waxler, Radke-Yarrow

    y King, 1979; Staub, 1980; Weston y Main, 1980; Londerville y Main, 1981).Sealaremos al respecto que en nuestros anteriores trabajos la seguridad delapego fue una de las variables predictoras ms potentes (Ortiz y otros, 1993).Tanto desde el enfoque etolgico del apego como desde la teora del aprendizajesocial se predice una estrecha relacin entre la seguridad del apego en la infanciay la conducta prosocial. Podemos asumir quela relacin de apego con los cuida-dores en la primera infancia es uno de los precursores ms importantes de laempata, la ayuda y la cooperacin. La importancia de esta interaccin entre elnio y las figuras de apego estriba en que en ella se comparten, intercambian yregulan las emociones, se descubren los nexos entre las emociones propias y las

    de los dems y se desarrolla la empata y la confianza bsica. Asimismo, la pri-maria relacin de apego es la base del inters por los dems y ofrece los modelosempticos y prosociales ms importantes. Estos conocimientos, expectativas ydisposiciones motivacionales posteriormente se extienden ms all de la dadamadre-hijo. Por otra parte, como sealan Mussen y Eisenberg (1977), la fuertesensacin de confianza y seguridad que derivan de un apego seguro con lospadres promueve que los nios se preocupen menos por satisfacer sus propiosdeseos y sean ms sensibles a los sentimientos y necesidades de los dems.

    Como se puede comprobar tras esta breve descripcin del estado de la cues-

    tin, existe suficiente base emprica para defender la capacidad predictiva de losdiversos factores propuestos en este trabajo como predictores de la conducta pro-social. Sin embargo, la mayora de los estudios se han realizado con nios mayo-res, adolescentes o adultos (a excepcin de aquellos sobre la relacin apego-con-ducta prosocial), por lo que se requieren estudios que profundicen en estosfactores en edades tempranas, especialmente para conocer los comienzos de laconducta prosocial y para acumular informacin quepuedaaclarar las menciona-das inconsistencias tericas, algunas de las cuales probablemente se deban a pro-blemas en los instrumentos de medida (Eisenberg y Mussen, 1989).

    Precisamente, otro objetivo fundamental de este trabajo ha sido la elabora-

    cin y puesta a prueba de diversos instrumentos y procedimientos de medidaadaptados a la edad preescolar. Trabajar en conducta prosocial con edades tantempranas conlleva una dificultad aadida, dada la escasez de instrumentos deevaluacin para estudiar estas edades y las peculiaridades de esta etapa evolutiva.Por este motivo, junto a procedimientos ms habituales -informes verbales-, seobserv la conducta infantil en situaciones naturales (recreo) entre iguales en laescuela. En cuanto a los predictores, se han utilizado procedimientos y medidasnovedosos, que se describen en el apartadosiguiente.

    Asimismo, aunque no constitua el inters central de nuestro trabajo, nos hainteresado analizar la relacin de los predictores citados con el comportamientoagresivo, a fin de contrastar dicha asociacin con las observables en el mbito dela prosocialidad.

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    Por ltimo, queremos analizar tambin las diferencias degneroen este tema.La literatura ha venido constatando una mayor tendencia de las nias a empati-zar con los dems y a comportarse de manera prosocial-altruista, as como meno-res niveles de comportamiento agresivo (Miller, Danaher y Forbes, 1986; Fabesy Eisenberg, 1992). Sin embargo, lapolmica en este punto se mantieneviva, yaque tambin se ha comprobado que tanto el nivel como la orientacin de lasdiferencias de gnero en empata y conducta prosocial se relacionan con lasmedidas utilizadas(Lennon y Eisenberg, 1987).

    HIPTESIS

    Las principales hiptesis de este estudio son las siguientes:a) La empata hacia los pares correlacionar positivamente con la conducta

    prosocial.b) La toma de perspectiva espacial y social correlacionarn positivamente con

    la conducta prosocial.c) La seguridad del apego correlacionar positivamente con la conducta pro-

    social, mientras que la dependencia con respecto a la madre correlacionar nega-tivamente con dicha conducta.

    d) El conjunto de las variables empata, toma de perspectiva, apego seguro y

    dependencia discriminarn entre los grupos extremos en conducta prosocial.e) La empata y la seguridad del apego correlacionarn negativamente con laconducta agresiva.

    f) Las nias presentarn ms conductas prosociales y menos conductas agresi-vas quelos nios.

    MUESTRA

    La muestra est formada por 4 grupos de nios y nias escolarizados en pri-

    mero de preescolar durante el curso acadmico 1993-94. La totalidad de los gru-pos pertenecen a centros pblicos. En la Tabla I se presenta una breve descrip-cin de los citados grupos.

    TABLA IMuestra

    Procedencia N % % Media edadAlumnos Varones Mujeres (Marzo 1994)

    Pas Vasco-Grupo 1 14 50 50 4 aos 9 mesesPas Vasco-Grupo 2 15 27 73 4 aos 9 mesesMlaga 21 52 48 4 aos 9 mesesSalamanca 25 56 44 4 aos 8 meses

    Total 75 48 52 4 aos 9 meses

    DESCRIPCION DE LAS PRUEBAS

    Medidas de la variable criterio

    Para evaluar la conducta prosocial se utilizaron diversos procedimientos:

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    A . Observacin sistemtica dela conducta de los nios/as preescolares durante los recre-os. Se utiliz el procedimiento de observacin focalizada en un sujeto (Altmann,1974) durante periodos de 5 minutos, a lo largo de varios das, hasta obtener 40minutos de observacin de cada sujeto. El registro observacional consisti enidentificar todas las conductas prosociales y agresivas en las quese viera implica-do el sujeto observado.

    La categorizacin conductual en este trabajo est basada en un estudio pilotorealizado durante el curso 1993-1994 y en las categoras utilizadas por otrosautores en la observacin de la interaccin entre pares en preescolares (Strayer,1980; Iannotti, 1985; Eisenberg y otros, 1987). El sistema se compuso de 4categoras prosociales y 4 agresivas, cuya definicin se presenta a continuacin.

    Consuelo. Incluye todas las actividades (fsicas o verbales) de ofrecimientode cuidados en respuesta a necesidades emocionales, a situaciones de dolor fsico,o de incapacidad de otro nio/a. Por ejemplo, ayudar a levantarse, ofrecer apoyo,acompaar, hacer caricias, abrazar, dar nimos verbales, eliminar la causa de lainquietud, etc.

    Defensa. Actividades no agresivas (fsicas o verbales) dirigidas al nio/aque agrede (se burla, estorba, rie, quita objetos, o produce inquietud a otrocompaero) con el fin de detenerlo o evitar dichas acciones. No se registra quininici el conflicto o la agresin.

    Ayuda. Oferta de informacin, enseanza de habilidades (deportivas,ldicas), conductas de sostn, apoyo, bsqueda de objetos perdidos, etc., dirigi-das a facilitar actividades o tareas a un compaero.

    Donacin. Conductas de dar (temporal o definitivamente) u ofrecer (verbalo gestualmente) a otro nio/a un objeto que estaba antes en su posesin (jugue-tes, rotuladores, bocadillo, caramelos, etc.). Se excluyen aquellas donaciones queforman parte de un juego mutuo, como por ejemplo, dar la cuerda o la gomacuando le llega el turno al compaero/a, pasar el baln jugando al ftbol, albaloncesto, etc.

    A taque. Conductas verbales (insultos) o fsicas (pegar, empujar, pellizcar,

    derribar, dar patadas, tirar del pelo, dar pisotones, morder, lanzar objetos, etc.)que daan aun compaero/a.

    A menaza de ataque. Expresiones verbales (te pegar) o posturas comohacer ademn depegar (brazo levantado, con el codohaciafueray lamanoa unoscentmetros de la cabeza, con los dedos abiertos o fuertemente cerrados, conexpresin facial de mirada fija, ceo fruncido y labios apretados) que intentandaar a un compaero/a.

    A propiacin, ruptura o derribo de objetos o juegos. Un nio/a quita a otro/a(bien de su mano o de su espacio) un objeto que est usando y que no es ofreci-

    do. Incluye los intentos de apropiacin (agarra y tira del objeto que el otrotodava mantiene en la mano y que no llega a soltar). Actividades de romper,derribar o pisar voluntariamente los objetos o realizaciones de otro nio/a.

    Burla. Imitar el llanto de otro nio/a, rerse de su error, limitacin odefecto, sacar la lengua.

    En el registro conductual se tuvieron en cuenta los siguientes criterios: a) Seexcluyen las conductas inducidas por los adultos. b) Se registran todas las con-ductas que estn separadas entre s por ms de 10 segundos (Si una conducta serepite o si se dan varias conductas pertenecientes a una categora seguidas, seregistra comounasolaconducta, siemprequetranscurran menos de10 segundosentre la ocurrencia de una y otra). El ndice de fiabilidad entre observadores fuede 0.93.

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    B. Cuestionario deconducta prosocial-egosta delos nios/as. La educadora valor acadanio/aen unaescaladel 1 al 6 segn el CuestionarioPSA (Perfil Socio-Afec-tivo) de nios preescolares de La Frenire y otros (1988).

    C. Cuestionario sociomtrico realizado por el educador/a. El educador/a evalu laconducta de todos los nios-as en una escala del 1 al 5, en base a sus observacio-nes personales sobre la conducta habitual de ayuda de sus alumnos/as hacia loscompaeros.

    D. Sociograma delos nios/as. Se recogilaopinin quecadanio tenasobre sisus compaeros ayudaban o no a los dems, con el apoyo de las fotografas detodos los nios/as de la clase. Tras una breve entrevista con el nio/a para asegu-rarnos de que entenda qu es ayudar, se presentaban a cada nio/a las foto-

    grafas de 1/3 de sus compaeros declase paraquediera su opinin sobresi creaque ese nio/a ayudaba a los dems cuando lo necesitaban. Tras ello, se le pre-guntaba de nuevo sobre el conjunto de ese 1/3 (quines dices que son los ques ayudan?, quineslosque no ayudan?), con el fin de corroborar sus opinio-nes. Los casos en queno hubo congruencia no se tuvieron en cuenta para los an-lisis. En das posteriores se segua entrevistando a cada nio sobre otro 1/3 de laclase, hasta reunir la opinin de cada sujeto sobre todos sus compaeros.

    MEDIDAS DE LAS VARIABLES PREDICTORAS

    A . La empata se evalu grabando en vdeo las expresiones faciales y reaccio-nes emocionales de los nios/as mientras observaban una pelcula de marcadacarga emocional. El procedimiento utilizado consisti en colocar una cmara devdeo, enfocada hacia los rostros de los nios, sobre un monitor de televisin enel que vean una pelcula (montada por los investigadores) con secuencias de lahistoria en dibujos animados de Heidi. Dicha pelcula se pas por grupospequeos (4 o 5 nios en cada sesin) para poder grabar bien las expresionesemocionales.

    Para la observacin conductual, se consideraron las reacciones de los nios alos diferentes contenidos emocionales de la cinta, establecindose 15 intervalosde registro de la respuesta emptica: 5 de tristeza, 3 de rabia-enfado y 7 dealegra. Se puntuaba de 0 a 2 en funcin de la presencia-ausencia e intensidad dela expresin facial congruente.

    B. Toma deperspectiva. En este factor se distinguilacapacidad paraadoptar elpunto de vista espacial del otro y la tomade perspectivasocial.

    B.1. Toma de perspectivaespacial. Se utilizaron dos pruebas sucesivas:a) En la primera se utiliz un cubo con diferentes dibujos en cada una de sus

    caras. Para eliminar el efecto de tener que recordar los dibujos, stos aparecan

    dibujados en tamao reducido en la cara superior del cubo. El entrevistador y elnio se colocaban en dos lados opuestos de la mesa y el nio deba decir quobjeto estaba viendo el entrevistador cuando ste se situaba a 180, 90 y 270respecto al nio. Cada acierto se puntuaba con 1 punto.

    b)La siguiente pruebaconstaba de2 cubos iguales, tambin ambos con dibu-jos dediferentes objetosen las 4 caras. El nio/adebareconstruir con su cubo losdiferentes puntos de vista que el entrevistador iba adoptando con el otro cubo(180, 90 y 270). Cada acierto se puntuaba con 1 punto.

    B.2. Toma de perspectiva socio-emocional. En este caso se pas, tambinindividualmente, una adaptacin de la prueba utilizada por Harris, Johnson,Hutton, Andrews y Cooke (1989) para evaluar la capacidad del nio/a de consi-derar los deseos y las creencias de los dems al margen de su propio punto de

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    vista. Esta pruebaconsta de4 lminas quese van presentandoal nio/a mientrasse le cuenta la historia de un elefante al que le gusta mucho la leche y nada laCoca-cola. Se le pregunta al niocmo reaccionar el elefante al ver un cartn deleche encima de una mesa. En la siguiente vieta el elefante es engaado por unmono travieso que, en su ausencia, cambia la leche por Coca-cola; se pregunta alnio cmo reaccionar el elefante antes de abrir el envase. Se punta 1 si el niotiene en cuenta las preferencias del elefante en la primera situacin, afirmandoque se pondr contento, y 2 si es capaz de considerar tambin la creencia errneadel elefante sobre el contenido del envase, afirmando tambin en la segundasituacin que el elefante se sentir contento, porque cree que hay leche.

    C. La calidad del apego madre-hijo. La relacin afectiva de apego se valor a

    travs de dos medidas: el apego en la primera infancia y el apego actual.C.1. El apego en la primera infancia se evalu a travs de una adaptacinreducida de la prueba Q-Short (Waters y Deane, 1985), que se pas individual-mente a cada madre en una de las salas de la escuela. En esta prueba, las madreshan de ir clasificando una serie de tarjetas con afirmaciones sobre el comporta-miento de apego de su hijo/a como muy tpicas o atpicas de ste/a a la edad de1-2 aos.

    C.2. El apego actual se valor con una prueba individual diseada porBretherton y colaboradores (1990), que pretende conocer el modelo interno deapegodelos nios entre3 y 6 aos. Esta pruebaconsiste en que el nio/acomple-

    te los finales deseis historias queactivan el sistemadeapego(el cumpleaos, elzumo derramado, la herida en la rodilla, el monstruo en la habitacin, ladespedida de los padres y el reencuentro), evocadas mediante la escenificacincon muecos que representan a una familia. Esta prueba se graba en vdeo paradespus analizar y clasificar las respuestas y el manejo de las figuras quehacen losnios, permitiendo una clasificacin de 1 a 4 en seguridad-inseguridad.

    RESULTADOS

    En primer lugar, para analizar la consistencia entre los diversos indicadores deconducta prosocial, se hallaron las correlaciones entre los mismos.La tabla II muestra, destacadas en negrita, diversas correlaciones significati-

    vas: Se observa una correlacin de .64 entre los dos indicadores de prosociali-

    dad basados en el informe del educador/a: perfil socio-afectivo y cuestionario-maestro/a.

    El perfil socio-afectivo presenta tambin unacorrelacin positiva de .39con el sociograma-compaeros y una correlacin negativade -.36 con la con-ducta agresiva.

    El cuestionario-maestro/a muestra correlaciones significativas simila-res, aunque algo msbajas, con el sociograma-compaeros (.26) y con la con-ducta agresiva (-.22), y una correlacin tendencial con la conducta prosocialobservada (.21).

    A partir de estos resultados vemos que el conjunto de indicadores de proso-cialidad utilizados en el estudio ha tenido un comportamiento aceptable, aun-que un tanto desigual. Esto refleja la dificultad de encontrar indicadores de con-ducta prosocial que no se hallen contaminados por factores contextuales,culturales, etc. y por problemas de medida.

    Diferencias de gnero. A continuacin presentamos los resultados relativos alas diferencias sexuales (TablaIII), tanto en las variables criterio, como en las pre-dictoras.

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    En primer lugar, debemos destacar la ausencia de diferencias significativasentre nios y nias en las variables predictoras. As pues, en esta cuestin nues-trosdatos no confirman las diferencias obtenidas por otrostrabajos queobtienenmayores niveles de empata en las nias.

    Por lo que respecta a las variables criterio, las puntuaciones obtenidas en laobservacin en los recreos, muestran que las nias presentan puntuaciones signi-ficativamente ms altas que los nios en la categora de donacin. Cuando se

    consideran las conductas prosocialesen su conjunto, las nias presentan una tasade tales conductas apreciablemente mayor, aunque la diferencia no llega a sersignificativa (P=0.068). Por el contrario, los nios puntan significativamentems alto en las conductas de ataque, apropiacin, burla y conducta agre-siva global. Por ltimo, las pruebas ten el caso del sociograma de los compae-ros revelan que stos perciben a las nias como ms prosociales que a los nios.

    Frente a estos resultados, vemos que, en el caso de los indicadores de conduc-ta prosocial en los que el informante era el educador/a (cuestionario-sociomtri-co maestro/a y perfil socio-afectivo), no aparecen diferencias significativas aeste respecto.

    Predictores de la conducta prosocial y dela conducta agresiva. Por lo querespec-ta a la relacin entre las variables predictoras y las variables criterio, en una pri-meraaproximacin se hallaron las correlaciones entre unas y otras. En la tablaIV

    52TABLA II

    Consistencia entre los indicadores de prosocialidad

    V 1

    V 1 1.00 V 2

    0,64 1.00V 2 (74) V 3

    P=0,000

    0,39 0,26 1.00 V 4V 3 (75) (74)

    P=,000 P=,012

    -0,01 0,21 0,13 1,00V 4 (75) (74) (75) V 5

    P=,909 P=,064 P=,231

    -0,36 -0,22 -0,12 -0,03 1,00V 5 (75) (74) (75) (75)

    P=,001 P=,049 P=,277 P=,745

    Nota:Los coeficientes presentes en la tabla son los de Pearson, cuando lascaractersticas de lasvariables lo permiten,y los de Spearman, cuando las variables son ms bien de tipo ordinal. El nmero de casos se encuentra entre parnte-sis y debajo de l se muestra la probabilidad exacta del coeficiente de correlacin. En negrita sesealan los coeficientessignificativospara a=0,05.

    Variables:

    1. Perfil socio-afectivo.2. Cuestionario del maestro/a.3. Sociograma de conducta prosocial pares.4. Conductas prosociales observadas.5. Conductas agresivasobservadas.

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    se presentan los resultados obtenidos. Se omiten los datos relativos a dos varia-bles predictoras (toma de perspectiva espacial y toma de perspectiva social), yaque, contrariamente a nuestras predicciones, no se obtuvo una asociacin signifi-

    cativa de dichas variables con ninguno de los indicadores de prosocialidad.Del conjunto de la tabla, destacaremos los siguientes aspectos: La variable Empata en observacin pelcula muestra correlaciones significa-

    tivas con Sociograma pares (.44), Perfil Socio-afectivo (.30) y Cuestionariomaestro/a (.25), y una correlacin negativa tendencial con Conducta agresivaglobal (-.21).

    La Calidad deApego-Seguridaden la primera infancia muestra una correla-cin significativa de -.29 con la conducta agresiva global y una correlacin ten-dencial de .17 con el cuestionario-maestro/a. La Dependencia presenta unacorrelacin significativa, de signo negativo, con cuestionario-maestro/a (-.19).

    La Calidad del apego actual muestra una correlacin significativa de .25con la conducta prosocial global y una correlacin tendencial de .20 con elcuestionario-maestro/a.

    Atendiendo, por una parte, a los resultados anteriores, en los que las variablespredictoras ms importantes fueron el apego y la empata, y, por otra, a las teorasqueproponen unaestrecharelacin evolutivaentre ambas variables, yasealadaenla introduccin, se hallaron las correlaciones entre las mismas en nios y nias.Comosepuedeobservar en latablaV, lainseguridad del apegoen laprimerainfan-cia, entendida en trminos de dependencia correlaciona negativamente con laempata, especialmente en los nios. En cuanto a larelacin entre empata y segu-ridad del apego, losvalores son verdaderamente elevados en el grupo de los nios;sin embargo, en las nias no se constata la asociacin entre ambos predictores.

    53TABLA III

    Diferencias sexuales en indicadores deconducta prosocial, conducta agresiva y variables predictoras

    Variable Varones Mujeres Contraste N Prob.

    Empata en observacin pelcula 13,7 15,3 t=-0,99 g.l.=65 0,328Calidad de apego - seguridad 0,41 0,43 t=-0,45 g.l.=73 0,650Calidad de apego - dependencia 0 -0,1 t=1,31 g.l.=73 0,193Apego actual (manifestado por nios) 40,69 34,64 Zc=-1,26 n=74 0,205Tomadeperspectivaespacial 33,67 40,94 Zc=-1,53 0,125 0,291Toma de perspectiva social V Cr=0,04 0,71 0,417Conductade consuelo hacia pares 36,44 39,44 Zc=-0,65 n=75 0,513Conductade defensa hacia pares 39,29 36,81 Zc=-0,77 n=75 0,437

    Conductadeayudahaciapares 36,69 39,21 Zc=-0,52 n=75 0,601Conductade donacin hacia pares 31,83 43,69 Zc=-2,40 n=75 0,016*Conductadeataquehaciapares 47,07 29,63 Zc=-3,52 n=75 0,000*Conducta de amenaza de ataque hacia pares 41,35 34,91 Zc=-1,39 n=75 0,162Conductadeapropiacin hacia pares 44,31 32,18 Zc=-2,54 n=75 0,011*Conductadeburlahaciapares 42,74 33,63 Zc=-2,09 n=75 0,036*Conjunto conductas prosociales observadas 32,36 42,37 Zc=-1,82 n=75 0,068Conjunto conductas agresivas observadas 48,19 28,59 Zc=-3,90 n=75 0,000*Cuestionario sociomtrico del maestro/a 2,4 2,6 t=-0,76 g.l.=72 0,447Sociograma pares 0,27 0,49 t=-2,57 g.l.=73 0,012*Perfil socio-afectivo 0,55 0,82 t=-1,38 g.l.=73 0,170

    Nota: Los contrastes estadsticos utilizados han sido la t de Student, cuando las caractersticas de la variable lo per-mitan, y la U deMann-Whitney, en caso contrario. Para el contraste U de Mann-Whitney, se presenta el valor de Zcorregido (Zc) cuando el nmero de puntuaciones repetidas en las variables as lo exiga. Finalmente, en un caso -Tomade perspectiva social- se presenta el coeficiente V deCramerde asociacin y la probabilidad asociada al Chi Cua-drado. En las columnas de Varones yMujeres se presentan las medias de laspuntuacionesbrutas cuando el estadsticomanejado esla t de Studenty las medias de los rangos cuando el estadstico manejado esla U deM ann-W hitney. Con elsmbolo* sesealan aquellasprobabilidades que implican diferenciassignificativasparaun a=0,05.

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    Variables que discriminan a los sujetos prosociales y no prosociales. Hasta ahorahemos analizadolas relaciones entre predictores y criterioen todala muestra. Sindesestimar estos datos, creemos necesario detectar ms especficamente quvariables predictoras son las que discriminan y caracterizan los perfiles de lossujetos definidos claramente como ms y menos prosociales. Para ello se llev acabo un anlisis discriminante. A tal fin, se seleccionaron dos grupos extremosen conducta prosocial.

    La asignacin de los sujetos a las categoras extremas se hizo eligiendo, delconjunto de la muestra, aquellos sujetos que tenan 3 o, al menos, 2 valores porencima en un caso o por debajo en el otro de los puntos de corte (cen-tiles25 y 75)establecidos en las diversas medidas de prosocialidad. Para estable-cer dichos puntos de corte, previamente se baremaron, por un lado, la variablePerfil socio-afectivo en funcin del grupo escolar, y, por otro, las variables Conduc-tas prosociales observadas y Sociograma pares en funcin del gnero.

    54TABLA IV

    Correlaciones entre los predictores y los indicadores de prosocialidad

    Nota: Loscoeficientes presentes en la tabla son los de Pearson, cuando las caractersticas de las variables lo permiten,y los de Spearman, cuando las variables son ms bien de tipo ordinal. El nmero de casosseencuentra entre parnte-sis y debajo de l se muestra la probabilidad exacta del coeficiente de correlacin. En negrita se sealan los coeficientessignificativos paraa=0,05.

    PREDICTORAS

    CRITERIOSEmpata

    Seguridaddel apego1 infancia

    Dependencia1 infancia Apego actual

    Perfil socio-afectivo.30(67)

    P=.007

    .14(75)

    P=.122

    -.05(75)

    P=.338

    .14(74)

    P=.241

    Cuestionario maestro/a.25(66)

    P=.022

    .17(74)

    P=.070

    -.19(74)

    P=.050

    .20(73)

    P=.089

    Sociograma pares.44(67)

    P=.000

    -.01(75)

    P=.480

    .00(75)

    P=.489

    .12(74)

    P=.302

    Conductas prosociales observadas.14(67)

    P=.248

    .07(75)

    P=.539

    -.16(75)

    P=.172

    .25(74)

    P=.032

    Conductas agresivasobservadas-.21(67)

    P=.083

    -.29(75)

    P=.010

    .17(75)

    P=.128

    -.06(74)

    P=.609

    TABLA VCorrelaciones entre apego y empata

    SEGURIDAD DEPENDENCIA

    Todos Nias Nios Todos Nias Nios

    EMPATA .22 .03 .48 -.37 -.21 -.54

    P=.03 P=.42 P=.002 P=.001 P=.10 P=.001

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    En definitiva, podemos concluir que el anlisis discriminante apoya nuestraspredicciones relativas a la relevancia de la calidad del vnculo afectivo y laempata en la conducta prosocial.

    CONCLUSIONES

    Los resultados obtenidos en este estudio son interesantes en ms de un senti-do para comprender la conducta prosocial en los nios pequeos.

    En primer lugar, atendiendo a las relaciones entre las diversas medidas de lavariable criterio, hemos de constatar una mayor consistencia parael cuestionario

    perfil socio-afectivo, el cuestionario del educador/a, el sociograma de los com-paeros y las conductas agresivas observadas. Por el contrario, las conductas pro-sociales observadas en el recreo slo muestran una correlacin tendencial con elcuestionario del educador/a. Es muy probable que el dbil funcionamiento deesta variablese deba a las bajas frecuencias de la misma, lo quesugiere la necesi-dad de ampliar el tiempo de observacin paraposteriores estudios.

    Nuestrosresultados muestran valores muy diferentesen uno y otro gnero enconducta prosocial. Corroborando la investigacin previa, las nias presentanuna proporcin significativamente mayor de conductas prosociales, mientrasque los nios presentan puntuaciones ms altas en ataque, apropiacin,

    burla y conducta agresiva global. Los compaeros perciben tambin a las niascomoms prosociales quea los nios. La importanciadeestosdatosparala inter-vencin educativa temprana resulta obvia.

    En relacin a este punto merece destacarse la ausencia de diferencias entrenios y nias cuando son evaluados por los educadores. Desde nuestro punto devista, dos posibles razones podran explicar esta discrepancia. Puede ser que lascategoras de conducta planteadas por nosotros favorezcan mayores frecuenciasde conducta prosocial en las nias, pero se nos ocurre tambin que puede existiruna tendencia en los maestros/as a juzgar la prosocialidad de nios y nias con

    distintos baremos, exigiendo un mayor tasa de conductas prosociales a las niaspara juzgarlas al mismo nivel que sus compaeros varones. Sera interesante ana-lizar si sta constituye una tendencia de juicio generalizada entre los educadorese incluso entre los padres de nuestro contexto cultural, y plantearse, asi-mismo, las implicaciones que tal prejuicio, de confirmarse en otros estudios,tendra para una prctica educativa no sexista.

    No podemos concluir este apartado sin mencionar la sorprendente ausenciade diferencias de gnero en las variables predictoras, especialmente en la variableempata. En la literatura sobre el tema se asume con relativa frecuencia que lamayor prosocialidad de las mujeres se debe precisamente a su mayor tendencia a

    empatizar con la vctima. Sin embargo, en la lnea de lo sealado en la introduc-cin, esta aparente inconsistencia con la investigacin previa puede explicarseatendiendo a las medidas utilizadas. De la revisin realizada por Eisenberg yLennon (1983) se concluye que las diferencias de gnero son importantes en losestudios que utilizan auto-informes, pero cuando la empata se mide a travs deindicadores faciales y gestuales, como en nuestro caso, no se hallan diferencias.

    Por lo que se refiere a los predictores considerados en el estudio, los resultadosobtenidos para toda la muestra confirman, en primer lugar, la importancia de laempata en laconducta prosocial en la edad preescolar. No sloconstatamos quelaactivacin emptica presenta correlaciones significativas con los indicadores msconsistentes de prosocialidad, sinoquees unade las principales variables quedife-rencian a los nios ms y menos prosociales. La relevancia de la empata en edades

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    posteriores era una conclusin relativamente consistente de la literatura emprica;el presente estudio permite generalizar dicha conclusin a la edad de 4 y 5 aos.Asimismo, nuestros datos apoyan la adecuacin de las pelculas, frente a las narra-ciones y vietas, para activar la empata en los nios pequeos, y el valor de losindicadores faciales. Al presentar la historia con ambos elementos, narrativos yvisuales, los nios empatizan tanto a partir delacomprensin delasituacin comode las expresiones de los personajes, pero en ambos casos se trata de empata.

    No podemos pasar por alto la relacin negativa entre empata y comporta-miento agresivo. Aunque la correlacin es tendencial, no es despreciable y avalael papel otorgado a la empata como inhibidor de las conductas agresivas (Millery Eisenberg, 1988; Blair, 1994). Como se ha propuesto en diferentes ocasiones,

    la empata restringe el comportamiento agresivo del nio, que desiste ante lasseales de sufrimiento de la vctima; asimismo, promueve que los nios seanms sensibles a las consecuencias de su conducta y anticipen culpa por infligirdao a otro, y provoca una autoevaluacin negativa ante la agresin.

    Otro resultado de gran inters es el referido al papel del apego en la disposi-cin de los nios pequeos a comportarse de manera prosocial. Cuando conside-ramos la muestra total, encontramos que los nios que manifiestan un mayorgrado de seguridad del apego actual muestran una mayor frecuencia de conduc-tas prosociales hacia los compaeros, y que la seguridad del apego correlacionanegativamente con la conducta agresiva. Asimismo, se constata que tanto la

    seguridad actual como el apego seguro y la dependencia en la primera infanciaconstituyen, junto a la empata, las variables que caracterizan y discriminan elperfil de los nios ms y menos prosociales. Son ya clsicos los estudios quedemuestran el importante papel de la calidad del apego en el desarrollo socio-afectivo con sus mltiples correlatos. Sin embargo, los estudios sobre la capaci-dad predictora de la seguridad afectiva en el mbito concreto de la prosocialidadson ms escasos. En este sentido, nuestros trabajos anteriores con nios mayoresy los resultados obtenidos en el presente estudio con nios preescolares confir-man claramente las predicciones realizadas.

    Estos resultados son plenamente coherentes con los planteamientos tericostanto de la teora etolgica como del enfoque del aprendizaje social. Pero tam-bin hay que sealar que existen pocos datos concretos sobre las distintas vas deinfluencia. Por nuestra parte hemos tratado de analizar la conexin apego-empata. Nuestros datos corroboran, en parte, la idea de que el apego tempranoes un precursor necesario para el desarrollo de la empata. Efectivamente, seobtiene una correlacin negativa entre empata y dependencia, lo que sugiereque es poco probable que la disposicin a empatizar se desarrolle en un contextode inseguridad afectiva. Sin embargo, la prediccin de una asociacin significati-va entre seguridad del apego y empata slo se comprueba en el grupo de los

    varones. Mientras en los nios la correlacin es realmente elevada (.48), en lasnias, aunque empata y seguridad del apego son importantes predictores de laconducta prosocial, ambas variables no muestran ninguna relacin.

    Explicar este resultado no resulta fcil. Una interpretacin atendiendo a dife-rencias en la variabilidad en la empata o la seguridad del apego entre ambosgrupos no es posible, ya que la distribucin de ambas variables en nios y niasera semejante. Desde nuestro punto devista, ste es un aspecto querequiere pos-teriores anlisis, en los que intentar descubrir si en las nias, adems del apego,intervienen otros factores especficos en el desarrollo de la empata que darancuenta de buena parte de la varianza en dicha variable en ellas. Como han sea-lado diversos autores, factores de socializacin, de gran importancia en el desa-rrollo de la sensibilidad emptica, como las tcnicas disciplinarias, los procesos

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    de modelado e identificacin o la regulacin parental de las emociones infantiles,varan en funcin del gnero, e incluso esos mismos factores desocializacin pue-den tener una influencia diferencial en nios y nias.

    Finalmente, los pobres resultados obtenidos en las variables de toma de pers-pectiva espacial y toma de perspectiva social podran deberse a las caractersticasde las propias medidas utilizadas. La medida de toma de perspectiva espacial nomostr capacidad discriminativa, la razn puede ser que la mayora de los niosalcanzaron el techo, o bien que esta capacidad no tenga una relacin con la con-ducta prosocial. Como tambin puede suponerse, y as lo han sugerido algunosautores, las habilidades cognitivas de comprensin espacial no tienen por qurelacionarse necesariamente con la comprensin de emociones y necesidades de

    los dems. Y respecto a la capacidad de toma de perspectivasocial, nos atrevemosa pensar que la utilizacin de medidas ms contextualizadas y ligadas a situacio-nes cotidianas de necesidad de sus compaeros proporcione resultados ms positi-vos. Sin embargo, tambin podra hipotetizarse un menor peso de tales variablesen la conducta prosocial deesta edad. Esta es otra cuestin quequedaabierta paraestudios ulteriores sobre la conducta prosocial en edades tempranas.

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    Extended SummaryThe aim of this research work was to study the prosocial behaviour of pre-

    school children and to identify some of the cognitive and affectivevariables that

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    predict it. After several empirical studies on prosocial behaviour at different sta-ges of development, our interests have focused on the preschool period seekingto increase current understanding on the emergence of prosocial behaviour. Thishas revealed itself as one of the most pressing and up-to-date issues in the studyof this topic, which is of enormous practical interest, since it will help designearly interventions to promote and develop this kind of behaviour.

    With respect to identifying variables that predict prosocial behaviour, thestudy analysed the role of empathy, the ability to adopt a spatial and social pers-pective, and both the quality of attachment in early childhood (dependence andsecurity of attachment) and security of current attachment.

    An important aim of this study was also to evaluate several measuring ins-

    truments and procedures that were specifically adapted to the preschool ageperiod. In addition, the relationship between the predictors cited above andaggressive behaviour was also analysed. Finally, we were also interested in gen-der differences concerning this topic.

    The main study hypotheses were the following: a) Empathy will correlatepositively with prosocial behaviour. b) Spatial and social perspective taking willcorrelate positively with prosocial behaviour. c) Security of attachment willcorrelate positively with prosocial behaviour, while dependence on the motherwill correlate negatively with this behaviour. d) The set of variables: empathy,

    perspective taking, security of attachment, and dependence will discriminateextreme groups in prosocial behaviour. e) Empathy and security of attachmentwill correlate negatively with aggressive behaviour. f) Girls will show more pro-social and less agressive behaviour than boys.

    The samplewas comprised of 4 groups of boys and girls (mean age: 4 years 9months) from state schools in Salamanca, Mlaga, and Basque Country, in theirfirst year of pre-school during the 1993-94 academic year.

    Various procedures were used to assess prosocial behaviour: evaluation byclassmates, evaluations by the teacher using a sociometric questionnaire and theSAP Questionnaire by La Frenire et al. (1988), and systematic observations

    carried out by the researchers in a spontaneous play situation. During theseobservation periods aggressive behaviour was also registered.

    Empathy was evaluated by videotaping childrens facial expressions and emo-tional reactions while watching an emotionally charged film. Spatial perspecti-ve taking was measured using two orientation and reconstruction test specifi-cally designed by the team. Social-emotional perspective taking was measuredwith an adaptated version of Harris, Johnson, Hutton, Andrews and Cookes(1989) test. Attachment in earlychildhood was evaluated using an adaptation ofthe Q-Short (Watersand Deane, 1985), which was administered individually to

    each mother. Current attachment was evaluated using an individual test desig-ned by Bretherton et al. (1990) which attempts to uncover the internal attach-ment model of children between the ages of 3 and 6 years.

    The quality of mother-child attachment and empathy were revealed to betwo important predictors of prosocial behaviour. Current security, secure attach-ment and dependence in early childhood together with empathy both characte-rize and discriminate extremeprosocial behaviour groups.

    Neither spatial perspective taking or social-emotional perspective takingwere significantly associated with indicators of prosocial behaviour. This couldbe dueto some specific characteristics of the measurements used. Both empathyand security of attachment were negatively correlated with aggressive beha-viour.

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    The results showed a greater proportion of prosocial behaviour in girls thanin boys, who in turn showed more aggressivebehaviour. Classmates alsopercei-ve girls to bemoreprosocial than boys. In contrast, in the case of prosocial beha-viour indicators in which the informant was the teacher (teacher-sociometricquestionnaire and socio-affective profile), no significant differences emergedin this respect. This may reflect teachers tendency to establish different stan-dards when evaluating the prosociability of the two sexes.

    Finally, predictor variables did not discriminate between girls and boys. Inthis respect, the present data doesnot confirm gender differences found in otherresearch work which supports that girls possess higher levels of empathy thanboys.

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