“Con cada uno de ellos me morí, me velé, me enterré y resucité”

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  • 8/12/2019 Con cada uno de ellos me mor, me vel, me enterr y resucit

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    MEMORIAS A 20 AOS DEL ATENTADO A LA AMIA

    Con cada uno de ellosme mor, me vel, meenterr y resucit

    Quienes salieron vivos del ataque que, en 1994, dej 85 muer-

    tos, no slo tuvieron que luchar contra el dolor de perder a

    sus seres queridos, ver destruida su fuente de trabajo y sufrir

    secuelas fsicas. Tambin lidiaron con una causa que en vez de

    condenar a los culpables, obstruy los caminos a la verdad. Dos

    sobrevivientes relataron a El Cruce sus historias y renovaron,

    una vez ms, su reclamo de justicia.

    Existen momentos en la historia argenti-na que nos tocan de una manera especial.Cuando recordamos la Guerra de Malvinas

    o pensamos en los 30 mil desaparecidos,sentimos el dolor de los que sufrieroncomo propio y nos unimos para reclamaralgn tipo de reparacin. Lo mismo ocurrecon el atentado a la AMIA.La bomba que explot la maana del 18de julio de 1994 frente a la entidad judadej 85 vctimas fatales y a 20 aos de esehecho no hay ninguna respuesta. La hip-tesis acerca de que la organizacin iranHezbollah fue la responsable del ataquenunca pudo ser comprobada. La investi-gacin sobre la conexin local para per-

    petrar el crimen slo dej encubrimiento,pistas falsas y sobreseimientos.Y entre todos esos escombros queda-ron sobrevivientes. Estaba enfrente dela AMIA y me despert del coma a los40 das. Viv esa situacin, pero no s loque pas en ese momento, explic a ElCruce Humberto Chiesa, quien trabajabaen su imprenta cuando todo estall. Fuila primera persona en ser rescatada por-que Zeebi Broner, un amigo mo, tuvo elcoraje de ir a buscarme. Tena una he-

    Por Lais Vzquez

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    rida grave y me llevaron al Hospital deClnicas. Mi socio, Guillermo Galarraga,que era mi amigo ntimo desde el co-

    legio, y Fabio Bermdez, un empleado,fallecieron.Otro caso es el de Hugo Fryszberg, quetrabajaba en la mutual desde 1980 y es-taba dentro del edificio cuando escuchun estruendo y a alguien gritar trenseal piso. Ese lunes llegu y llam a loschicos de sepelios para que me bajen unsobre. Ellos me pidieron que suba por-que haba mucho trabajo y as lo hice. Mequed con ellos un rato, era mi grupo deamigos personales. Minutos despus deque baj, no puedo precisar la hora, ocu-

    rri el atentado. Estoy vivo porque hubodestruccin 20 metros adelante de don-de yo estaba. Una vez que pas todo, seescuch el silencio. De a poco comenzun murmullo. Haba un humo negro muydenso por el que no se vea nada. Habagritos y un olor muy cido, muy picante.Salimos a un patio que daba con la me-dianera del edificio de Uriburu. Subimospor una escalera y ah todos tuvimos elprimer contacto con la realidad. Abajo,una montaa de escombros con cientos

    de tipos gritando, tirando sogas. Entoncesvi la parte que faltaba y dije: Chau, los chi-cos de sepelios no estn ms.

    Ese mismo da, Fryszberg fue a la morguepara reconocer a las vctimas y a la madru-gada del siguiente tuvo que ir a trabajarcomo todos los das, pero esta vez al edi-ficio de la AMIA en Ayacucho. Tena unainercia y una vocacin de que algo habaque hacer. No haba tomado conciencia dela magnitud. Eso lleg mucho tiempo des-pus, expres el sobreviviente en dilogocon esta revista.Las secuelas fsicas y emocionales fueroninnumerables. Chiesa estuvo dos aos enconvalecencia porque le cambiaron el

    parietal izquierdo, sufri varias interven-ciones para sacarle vidrios del cuerpo, nosaba si iba a poder volver a caminar y pormucho tiempo casi no hablaba. Cuan-do me despert qued en un shock muygrande. Lo nico que saba era que no mequeran dejar ir al bao y cuando vi mi caraen el espejo me di cuenta del motivo.Fryszberg qued con un 35 por ciento deincapacidad laboral. Su soriasis, que es-taba controlada, recrudeci. Y perdi ca-pacidad auditiva a causa de la explosin.

    El tiempo, lejos de ofrecerle la sanacinque tanto se le atribuye, le propin nue-vos golpes. Tuve el triste rol de atender

    a toda la gente que vena con su muerto yde esperar a que vayan apareciendo misamigos. Cuando aparecieron, yo tena quehacer la ficha, organizar el velatorio e ir alcementerio. Y con cada uno de ellos yome mor, me vel, me enterr y resucit.Fueron momentos y das muy terribles.Segu trabajando dentro de la AMIA hastamayo de 1996, cuando me echaron. Nofue slo a m, fue toda una movida. Nospagaron indemnizacin, pero ese fue elsegundo bombazo, porque despus de 16aos y todo lo que pas, me sorprendi

    un viernes el telegrama de despido. Porel recuerdo de mis amigos, tom el lugarde ellos, para representarlos de la mejormanera, y sin embargo as termin mi re-lacin con la AMIA.Los sobrevivientes no slo tuvieron quesuperar el atentado, adems sobrevivie-ron a todo lo que vino despus. Incluso aun procedimiento judicial que en vez deacercarlos a la verdad, oscureci an msla situacin.El juicio oral para esclarecer los hechos se

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    hizo entre 2001 y 2003. Con l se absolvia un grupo de policas bonaerenses y lo

    nico que se sac a luz fueron irregula-ridades en el expediente de la investiga-cin. El ex presidente Carlos Menem, el exjuez Juan Jos Galeano, el entonces titularde la SIDE, Hugo Anzorreguy, y los comi-sarios Jorge Fino Palacios y Carlos Casta-eda estn acusados por el encubrimientodel atentado, para frenar la llamada pistasiria, en una causa que an espera el jui-cio oral. En la misma investigacin estnacusados Galeano, Anzorregui y los ex fis-cales Eamon Mllen y Jos Barbaccia, porel pago de 400 mil dlares al armador de

    autos Carlos Telleldn para que involucre aun grupo de policas bonaerenses. Tam-bin est pendiente el juicio contra Car-los Telleldn, acusado de haber armado laTraffic-bomba.Todos los das sala del trabajo y me ibaver el juicio, record Chiesa. Solo habla-ba sobre los autos como si yo estuvieraexplicando cmo se imprime un libro.Dato aparte, durante los das que dur elproceso judicial, Chiesa vivi por casuali-dad un episodio que lo impresion. Mien-

    tras iba por una autopista, su auto tuvo unproblema en el embrague y necesit quele hicieran un remolque. En el camino asu casa, Chiesa escuch que el encargadode llevar su coche insultaba a la polica. Alpreguntarle por qu estaba enojado escu-ch la respuesta ms inesperada: Porque

    yo llev la camioneta de Telleldn.Yo creo que no podemos dejar de verlo que pas ac, porque desde afuerahabrn puesto la plata, pero ac hay unpersonaje llamado Carlos Menem que nos cmo hizo para no ir a juicio. Me sien-to con un sombrero y un traje con rayas

    blancas y negras, porque siento que es-toy preso. Todas las noches sale el tema,en un sueo, cuando uno se despierta ocuando te tocan la espalda de atrs. Y losdems estn libres, afirm.Fryszberg coincidi con la misma idea.Hayan sido los iranes, los sirios o quien

    sea, hubo alguien ac que aprovechtodo. La trama es mucho ms macabra, noslo por el resultado sino por la previa. Estan importante y fundamental el tema dela causa local porque fueron nuestros ve-cinos, que quizs caminaron al lado nues-tro pergeando la logstica.

    Veinte aos sin justicia

    Cuando empieza mayo, junio y juliosiempre hay un ttulo en un diario. En estaetapa del ao la causa empieza a activar-

    El acuerdo con Irn

    El Memorndum de Entendimiento fue rmado entre las cancilleras argen-tina e iran el 27 de enero de 2013 para la revisin de la documentacin de lacausa AMIA, tarea que estara a cargo de una Comisin de la Verdad integra-

    da por cinco juristas internacionales que elegiran ambos pases. El objetivoera que las autoridades judiciales lograran interrogar en Tehern a los acusa-dos por el scal Alberto Nisman y que actualmente tienen pedido de capturade Interpol. Tanto la DAIA como la AMIA criticaron que se llegara a un trata-do con un Estado sospechoso de haber participado en el ataque y pidieron suinconstitucionalidad. Por su parte, asociaciones civiles como Memoria Activay 18J, que agrupan a sobrevivientes, familiares y amigos de las vctimas delatentado, consideraron al acuerdo una luz de esperanza en una causa queestaba parada desde 2006.El 15 de mayo, la Sala I de la Cmara Federal lo declar inconstitucional. Elgobierno apel y ahora, la palabra nal la tendr la Corte Suprema de Justicia.

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    El resarcimiento que no llega

    En 2005 el entonces presidente NstorKirchner acept la responsabilidad elEstado y junto a la Comisin Interameri-cana de Derechos Humanos se rm unaserie de puntos a cumplir, entre ellos, laobligacin de promulgar una Ley de Re-paracin, para pagar una indemnizacina los familiares de los muertos y a lossobrevivientes con heridas de condicingrave o gravsima. Ese proyecto pas va-rias veces por el Congreso, nunca se vot y acaba de perder estado parlamentario.Los familiares estn pasando situaciones monetarias y nancieras muy difciles.Pasaron 20 aos, hay familias que quedaron destruidas. No estn pagando por

    los muertos. No es que estn cambiando plata por dejar de luchar. Esto es unaobligacin del Estado, reclama el sobreviviente Hugo Fryszberg. No solo sufrendao moral. Tomo un medicamento muy costoso, que sale 1800 pesos, cuentaHumberto Chiesa. Esto fue en 1994, cuntos aos pasaron para que yo puedacobrar una indemnizacin? Al principio me daba vergenza reclamar algo, peroperd mi negocio. Tena empleados, deudas y si bien mucha gente me ayud,otros no estuvieron cuando los necesitaba.

    se. Pero lo que no tenemos es una formade esclarecer lo que pas el 18 de julio. Lo

    que yo quisiera es que a 20 aos se abraun juicio y a la gente que oper en el Es-tado y se volvi encubridora, se le saquenesas vestiduras, reflexion Chiesa. Esteatentado fue para todos los argentinos. Escomo la causa de las Madres. Es de todos.Justicia, no venganza. Esa es la consignaque sostienen los sobrevivientes desdehace aos. No queremos nada ms quesaber la verdad. Que se investigue seria-mente. Lucho y luchamos para dejar eltestimonio, para que no se olvide. Paraque nunca ms vuelva a pasar, resalt

    Fryszberg.Las historias conmueven. Ambos relataronsus vivencias con ojos emocionados y voz,por momentos, temblorosa. Pese al dolor,los retrocesos en la causa, las tormentasconstantes, lo nico que tienen para ofre-cer al mundo son buenos mensajes: Al-guna vez me han preguntado si yo tenabronca con la comunidad juda por lo quehaba pasado cont Chiesa-. Eso es comosi tuviera bronca con los musulmanes porlo mismo. Cuando una persona es mala no

    tiene que ver con la nacionalidad o la re-ligin, sino con la actitud de esa persona.Yo no discrimino.Cada 18 de julio los encuentros son du-ros. Los aos pasan, los familiares de lasvctimas mueren y la respuesta sigue pen-

    diente. Chiesa es miembro de MemoriaActiva y Fryszberg, de 18J, agrupacionesde familiares y amigos de las vctimas quelos acompaan como querellantes en lacausa y les brindan asistencia psicolgica.

    Mantener vivos los conceptos de Memoria,Verdad y Justicia es su objetivo.El respaldo de los seres queridos fue fun-damental. Fryszberg se refugi entre suesposa y sus dos hijos y Chiesa en su nieta,Abril, quien le devolvi la sonrisa. As es

    que hoy siguen siendo sobrevivientes.Es una mochila, pero tenemos que verque seguimos viviendo. Por lo nico quehay luchar es por la verdad. Sabemos quela justicia es lenta, pero ac se hizo todo

    lo posible para encubrir. Veinte aos esmuchsimo. Es un nmero que te marcaconcluy Fryszberg-. Los muertos nuncavan a descansar en paz hasta que los cul-pables paguen por lo que hicieron. Y portodo eso estamos trabajando.