Comportamientos ambientales en Europa - FES · importancia del medioambiente es tal que ha llegado...

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Comportamientos ambientales en Europa Una mirada desde la economía colaborativa Álvaro Suárez Vergne [email protected] 02/05/2016 Palabras Clave: Comportamientos Pro-ambientales, Comportamientos ecológicos, Conciencia colaborativa, Variables colectivas Resumen Las contradicciones entre declaraciones de valores y comportamientos son frecuentes cuando se aborda el tema medioambiental. Esta investigación profundiza en las prácticas pro-ambientales a nivel europeo, observando diferentes variables que tienen impacto sobre éstas, distinguiendo entre individuales y colectivas. Para explicar las prácticas pro-ambientales se incluyen nuevos factores además de la clásica conciencia ecológica, partiendo de la lógica de que los comportamientos pro-ambientales no tienen por qué provenir siempre de una postura ecocéntrica. Además de observar los condicionantes externos se explora la posible influencia del fenómeno conocido por el nombre de “Sharing Economy”; siendo bastante visible la cercanía entre prácticas ecológicas y actividades colaborativas a priori. Mediante el análisis de datos secundarios se observará como influyen la conciencia colaborativa, la conciencia ambiental y los condicionantes externos sobre las prácticas pro-ambientales. Los datos se extraen de la encuesta ISSP Environment III (2010) y de Eurostat (2010). Los resultados implican un replanteamiento innovador de las prácticas ecológicas, que no pueden considerarse únicamente fruto de valores ecocéntricos, pero tampoco constituyen una forma de consumo colaborativo. Asimismo también recalcan una puesta en valor de los factores colectivos como variables de influencia sobre los comportamientos ambientales

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Comportamientos ambientales en Europa

Una mirada desde la economía colaborativa

Álvaro Suárez Vergne [email protected]

02/05/2016

Palabras Clave: Comportamientos Pro-ambientales, Comportamientos ecológicos, Conciencia colaborativa,

Variables colectivas

Resumen

Las contradicciones entre declaraciones de valores y comportamientos son frecuentes cuando se aborda

el tema medioambiental. Esta investigación profundiza en las prácticas pro-ambientales a nivel europeo,

observando diferentes variables que tienen impacto sobre éstas, distinguiendo entre individuales y colectivas.

Para explicar las prácticas pro-ambientales se incluyen nuevos factores además de la clásica conciencia

ecológica, partiendo de la lógica de que los comportamientos pro-ambientales no tienen por qué provenir

siempre de una postura ecocéntrica.

Además de observar los condicionantes externos se explora la posible influencia del fenómeno

conocido por el nombre de “Sharing Economy”; siendo bastante visible la cercanía entre prácticas ecológicas y

actividades colaborativas a priori.

Mediante el análisis de datos secundarios se observará como influyen la conciencia colaborativa, la

conciencia ambiental y los condicionantes externos sobre las prácticas pro-ambientales. Los datos se extraen de

la encuesta ISSP Environment III (2010) y de Eurostat (2010).

Los resultados implican un replanteamiento innovador de las prácticas ecológicas, que no pueden

considerarse únicamente fruto de valores ecocéntricos, pero tampoco constituyen una forma de consumo

colaborativo. Asimismo también recalcan una puesta en valor de los factores colectivos como variables de

influencia sobre los comportamientos ambientales

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Introducción La cuestión ambiental lleva muchos años siendo objeto de intenso debate tanto

en la ciudadanía como en los círculos políticos. La percepción de una crisis ecológica

induce a parte de la población a prácticas pro-ambientales (Echavarren 2010),

desarrollándose a su vez una serie de presiones sociales a través de movimientos y

partidos ecologistas, que sitúan el medio ambiente como tema a tener en cuenta en la

agenda política de muchos países (Caballero 2006). Se podría afirmar que la

importancia del medioambiente es tal que ha llegado a convertirse en la quintaesencia

de una narrativa global (Harper 2001).

Pese a todos los acuerdos internacionales en materia medioambiental, no es clara

la relación entre la declaración de valores y la puesta en práctica de comportamientos

pro-ambientales por parte de los ciudadanos en la sociedades desarrolladas (Pardo

2006). De esta contradicción surge una pregunta que guiará todo el estudio: ¿Qué

factores influyen en los comportamientos ambientales en los países europeos?

Responder a dicha cuestión no tarea no es nada fácil. Aunque existen muchos

estudios donde se trata de poner en relación la llamada conciencia ambiental con los

comportamientos ecológicos1 (Chuliá 1995, Gómez et al. 1999, Jiménez y Lafuente,

2010), en la relación entre ambos surgen numerosas inconsistencias (Gómez et al.,

1999, Cerrillo, 2010). Por así decirlo, los comportamientos pro-ambientales no parten

siempre de una visión ecocéntrica.

Por ello pese a que los valores y actitudes ecológicas ayudan a comprender al

consumidor ecológico se puede decir que aún queda mucho camino por recorrer para

llegar en un entendimiento profundo de éste fenómeno.

En ésta investigación se entienden los comportamientos pro-ambientales como

un hecho que va mucho más allá de los valores del ecologismo, formando parte de

nuevos fenómenos emergentes en el siglo XXI. Aquí es donde entran los valores

colaborativos, al que las características de los comportamientos ecológicos son cercanas

(Cañigueral, 2014).

1Para evitar una repetición excesiva de términos conviene aclarar que se usarán indistintamente los vocablos comportamientos pro-ambientales, comportamientos ecológicos, prácticas verdes etc para referirse a todos aquellos comportamientos que inciden de forma positiva en el medio ambiente.

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Se plantea la idea de que los valores del consumidor colaborativo pueden

contribuir a explicar los comportamientos pro-ambientales, ya que ambos guardan

ciertos vínculos (Botsman y Rogers 2011, Cañigueral, 2014).

Asimismo también se tienen en cuenta la influencia de diversos factores a nivel

macro sobre los comportamientos ambientales, como las políticas públicas, el tipo de

estado del Bienestar y el Producto Interior Bruto del país donde se llevan a cabo.

Marco teórico

Relación ser humano-naturaleza A la hora de estudiar cualquier tema relacionado con el medioambiente desde las

ciencias sociales es necesario entender los enfoques existentes con respecto a la

interacción entre ser humano y naturaleza (Aledo y Domínguez 2001).

Existen dos posturas principales con respecto a la relación del ser humano con el

medioambiente: ecocéntrica, que concede un valor intrínseco al medio ambiente, y

antropocéntrica, que supedita el medio ambiente a los intereses humanos (Amérigo et al.

2005). Es importante aclarar que estas dos posiciones no constituyen los dos polos de un

continuo por lo que se miden mejor como factores separados (Echavarren 2010).

Al hablar de ecocentrismo o antropocentrismo no se hace referencia únicamente

a una serie de opiniones sobre el medio ambiente sino a la adopción de un paradigma,

una forma determinada de entender la realidad (desde una visión ecocéntrica o una

antropocéntrica) que nos condiciona como individuos (Dunlap y Van Liere 1984, 2000),

de manera que a aquellas personas con una perspectiva ecocéntrica se les presupone una

mayor tendencia a actitudes y comportamientos pro-ambientales.

Se considera que no se puede definir como postura ecocéntrica la mera

identificación con valores positivos hacia el medio ambiente sino que también entran en

juego otras variables. Por ello es de gran importancia delimitar con claridad qué

entendemos por conciencia ambiental.

La conciencia ambiental en la sociología Dado que el objetivo del estudio es analizar los factores que influyen sobre los

comportamientos ambientales, profundizar en el concepto conciencia ambiental, se

antoja esencial. La conciencia ambiental se considera un concepto multidimensional, en

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el que se distinguen una serie de dimensiones básicas: la afectiva, la conativa, la

cognitiva y la conductual (Chuliá 1995, Gómez et al. 1999, Jiménez y Lafuente 2010).

La dimensión afectiva recoge la preocupación por los temas ambientales, la

proximidad a un conjunto de valores relacionados con la importancia del medio

ambiente y de su protección (Chuliá 1995).

La dimensión conativa es aquel conjunto de factores que predisponen a los

individuos a actuar y/o aceptar intervenciones gubernamentales bajo criterios ecológicos

(Gómez et al. 1999). Se mide a través de variables actitudinales que median entre los

valores y los comportamientos (Jiménez y Lafuente 2010). Cobran gran importancia dos

elementos. Por un lado el sentimiento responsabilidad individual, entendido como la

asunción de un cierto grado de compromiso en un determinado hecho social, que viene

determinado por un conjunto de valores o normas morales (Schwartz 1968). Por otro

lado la autoeficacia, definida como la percepción de la propia capacidad de influir sobre

una situación (Geller 1995).

Según la bibliografía especializada aquellos individuos con una alta percepción

de autoeficacia y un elevado sentimiento de responsabilidad individual unidos a

sentimientos pro-ambientales, estarán dispuestos a asumir mayores costes y tasas a

favor del medio ambiente (Jiménez y Lafuente, 2010: 736-737).

Además, el conocimiento acerca de temas ambientales influye en el sentimiento

de responsabilidad individual. La información sobre las consecuencias de una acción es

vital en la activación de las normas morales que motivan este sentimiento (Schwartz

1968), por lo se incluye en la dimensión cognitiva, tratándose de un factor transversal a

la hora de desarrollar actitudes cercanas al medio ambiente (Stern et al. 2000).

Por último la dimensión conductual que se divide en dos facetas: prácticas de

carácter colectivo y comportamientos individuales (Jiménez y Lafuente 2010). Por un

lado las acciones individuales tienen un carácter cotidiano y dependen más de los

recursos, siendo menos frecuentes las que exigen un mayor cambio en el estilo de vida.

Por otro lado los comportamientos colectivos consisten en la participación en

organizaciones y/o acciones en grupo ocasionales (Gómez et al. 1999). Ejemplos de

prácticas individuales son el reciclaje o la compra de productos guiada por criterios

ecológicos mientras que son considerados comportamientos colectivos la asistencia a

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una manifestación pro-ambiental o la pertenencia a una asociación de carácter

ecologista.

No existe una teoría que determine las relaciones entre las diferentes

dimensiones entre sí (Gómez et al. 1999). Atendiendo al objetivo principal de estudio

(estudiar los diferentes factores que influyen en las prácticas ambientales), a las

definiciones teóricas que entienden la conciencia ambiental como un concepto enfocado

a la conducta y a las diferencias de la dimensión conductual con el resto, se considera

oportuno separar las dimensiones afectiva, conativa y cognitiva de la conductual para

ver el efecto que ejercen las primeras sobre la última.

En la tabla I se representan las tres dimensiones de la conciencia ambiental

(afectiva, conativa y cognitiva) que serán tomadas como variables independientes

Tabla I. Conciencia Ambiental

Conciencia ambiental

Dimensión afectiva Dimensión cognitiva Dimensión cognitiva

Proximidad a valores

relacionados con la

importancia del medio

ambiente y su

protección

Conocimiento acerca de

temas ambientales

Predisposición a actuar

y/o aceptar

intervenciones

gubernamentales por

temas ecológicos

Fuente: Elaboración propia a partir de Chuliá (1995), Gómez et al. (1999), Jiménez y Lafuente (2010).

La Conciencia colaborativa Lo primero a tener en cuenta en este apartado es que el consumo colaborativo es

sólo una parte de la llamada economía colaborativa. Bootsman y Rogers (2011)

identifican cuatro tipos de actividades que se podrían integrar bajo el término anterior:

consumo colaborativo, finanzas colaborativas, aprendizaje libre y producción

colaborativa.

Aquí nos centraremos fundamentalmente en el consumo colaborativo, siendo

éste de nuestro interés a la hora de explicar el consumo ecológico.

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Definir el término consumo colaborativo conlleva entrar de lleno en un debate

espinoso formado por grupos con muy diferentes intereses.

Se pueden encontrar desde explicaciones que ponen el acento en los estilos de

vida colaborativos y las relaciones basadas en la confianza (Seyfang, G., y Haxeltine,

A., 2012) a las que resaltan como factor fundamental la descentralización y las nuevas

tecnologías (Bauwens et al, 2012; Bootsman y Rogers 2011).

Tampoco existe un consenso sobre actividades agrupadas bajo éste término.

Ante tal situación optamos por la tipología de Bootsman y Rogers (2011) por

parecernos la menos excluyente y la que más se adecua a nuestros objetivos de

investigación. Los autores distinguen tres formas de consumo colaborativo (mercados

de redistribución, sistemas producto-servicio y estilos de vida). El consumo

colaborativo es una forma económica basada en la descentralización y en una serie de

valores.

Centrémonos en esos valores que la mayoría de los expertos identifican como

pilares del consumo colaborativo. Concretamente podrían identificarse tres

características básicas del consumidor colaborativo:

-Desconfianza en las instituciones. Según Cañigueral (2014) el consumo

colaborativo puede entenderse como una reacción a la crisis política e institucional que

lleva a los individuos a buscar nuevas formas de organización.

-Confianza en otros ciudadanos. El consumo colaborativo se basa en redes de

distribución y relaciones directas donde es protagonista la confianza entre consumidores

y entre productores y consumidores (Seyfang y Haxeltine 2012; Bootsman y Rogers

2011).

-Visión económica alternativa. Motivados por la crisis económica los

consumidores colaborativos tienden a ser cercanos a diferentes formas económicas

alternativas (Cañigueral 2014; Bauwens et al. 2012; Belk 2010).

Pese el consenso teórico es general sobre estos valores no existe ninguna

investigación empírica que los corrobore. En ésta investigación partimos de la hipótesis

de que los valores mencionados pueden entenderse como parte de la conciencia de los

consumidores colaborativos (H1).

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Tabla II. Conciencia Colaborativa.

Conciencia colaborativa

Confianza en otros

consumidores

Desconfianza en las

instituciones

Visión económica

alternativa

Confianza entre

consumidores y entre

productores y

consumidores

Rechazo a las instituciones

políticas

Cercanía a formas

económicas alternativas

Fuente: Elaboración propia a partir de Cañigueral (2014); Seyfang y Haxeltine (2012); Bootsman y Rogers (2011).

Contradicciones de la conciencia ambiental Pese a la popularidad de la categorización en dimensiones (afectiva, conativa,

cognitiva y conductual) de la conciencia ambiental, no faltan los críticos que piden una

mayor profundidad teórica señalando las dificultades que encuentran las investigaciones

cuantitativas a la hora de relacionar valores, conocimientos y actitudes con

comportamientos ambientales (Cerrillo 2010).

Cuando se trata de explicar los comportamientos ambientales a través del resto

de dimensiones de la conciencia ambiental surgen inconsistencias (Gómez et al. 1999).

Puede darse la situación de que existan grupos de individuos con una postura muy

ecocéntrica en las tres primeras dimensiones de la conciencia ambiental (afectiva,

conativa y cognitiva) y un índice escaso o nulo de comportamientos individuales

Estas inconsistencias hacen pensar que existen otras variables además de las

dimensiones afectiva, conativa y cognitiva, que influyen directamente sobre los

comportamientos ambientales. Por así decirlo, la causa de un comportamiento

ecocéntrico no tiene porque partir de únicamente de una visión ecocéntrica.

Tradicionalmente se ha considerado que los comportamientos pro-ambientales

vienen mediados por una postura ecocéntrica o cercana al medio-ambiente (Amérigo et

al. 2005) que se refleja a nivel individual en la conciencia ambiental (Chuliá 1995,

Gómez et al. 1999, Jiménez y Lafuente, 2010).En esta investigación se tienen en cuenta

diferentes factores independientes de la conciencia ecológica integrados en la llamada

conciencia colaborativa.

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Se parte de la lógica de que el consumo ecológico no tiene por qué provenir

siempre de una postura ecocéntrica, de hecho son numerosas las contradicciones cuando

se intenta relacionar conciencia ambiental con comportamientos pro-ambientales

(Gómez et al. 1999, Cerrillo, 2010).En coherencia con éstas ideas se plantea un modelo

explicativo que integra tanto variables relacionadas con el ecocentrismo como con las

actitudes colaborativas (figura 12).

Figura 1. Modelo de influencia sobre el consumo ecológico.

Fuente: elaboración propia

Relación entre Comportamientos Ecológicos y Conciencia Colaborativa A priori estos términos no parecen estar ligados en absoluto. Sin embargo ambos

comparten una característica común que hace que puedan ser identificados como partes

de un mismo proceso. Ambos pueden ser considerados como nuevas religiones dentro

de la óptica posmodernista.

La perspectiva posmoderna sitúa al individuo bajo un doble proceso de cambio.

Por un lado se enfrenta a tendencias de hipermodernización mientras que por otro se

encuentra en una corriente de continuos intentos de reactualización de los valores

tradicionales. (Inglehart 1993, Bericat 2003, Bauman 2003)

En este contexto surgen las llamadas nuevas religiones que no son otra cosa que

nuevas formas de moralidad motivadas por la progresiva individualización y

secularización de la sociedad (Iranzo 1996, Bericat 2003).

2 Sólo exponen las variables fundamentales en el análisis obviándose las variables de control.

Comportamientos ecológicos

Conciencia ambiental (afectiva, cognitiva y

conativa)

Conciencia colaborativa (confianza, desconfianza

e ideología)

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Tanto la conciencia ecológica como los valores colaborativos pueden ser

considerados como nuevas formas de moralidad en la medida que proponen una visión

diferente a la establecida y la publicitan como una forma de vida.

Una de las formas expresión de éstas nuevas moralidades es a través del los

comportamientos. Y aquí es donde se puede observar con claridad cuáles son los puntos

en común de la Conciencia Colaborativa con el Consumo Ecológico.

Los valores colaborativos llevan a nuevos comportamientos, entre los cuales

hipotetizamos que se encuentra los ecológicos (H2). La hipótesis no nace por capricho,

un análisis concienzudo de los valores colaborativos muestra que en ellos queda

recogido el interés por los comportamientos ecológicos (Cañigueral 2014; Campello y

Santiago 2014; Bootsman 2011; Mance 2006).

Variables colectivas Autores como Stern et al. (1995) y Pardo (2006) señalan que no se puede obviar

que los comportamientos ambientales son influidos por condicionantes externos como

las políticas ambientales. Aunque se suele tener en cuenta la influencia indirecta de

éstos como factores que hacen variar las actitudes y valores, aquí se estudia el impacto

directo que tienen sobre los comportamientos ambientales.

Por ello, para un análisis más completo de las prácticas ambientales se incluyen

factores externos a nivel macro. A continuación exponemos las variables colectivas

seleccionadas para el estudio. Aquí se ha tomado tres factores que teóricamente podrían

influir sobre los comportamientos.

En primer lugar las políticas ambientales. Autores como Thomas (1983)

sugieren que la conciencia ambiental a nivel individual surge tras la acción y la

intervención de las instituciones estatales en temas relacionados con el medioambiente.

Se parte del supuesto de que el Estado colabora en la creación de la conciencia

ambiental de los individuos, de manera que a más políticas ambientales mayor

conciencia ambiental (H4).

En segundo lugar el Estado de Bienestar. El marco de referencia para la

comprensión de las políticas públicas suele ser el Régimen de Bienestar, sin embargo

este no sólo influye en las políticas sociales sino también en la dinámica social,

estando relacionado con los valores de los individuos (Esping-Andersen 2000, Calzada

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2013). Por lo que el tipo de Régimen de Bienestar se utilizará como una variable más en

el análisis de las prácticas ambientales.

Esping-Andersen (2000) estudia los Regímenes de Bienestar, basándose en el

concepto desmercantilización (medida en que las necesidades de los individuos son

cubiertas con independencia del mercado) entendiéndolos como un conjunto de

relaciones entre Estado, mercado de trabajo y sistema de estratificación social. Su

categorización constituye la base sobre la que se asientan la mayoría de tipologías de

estados de bienestar en la actualidad:

Régimen liberal (Reino Unido, EEUU...) con una grado de desmercantilización

muy bajo. El mercado tiene un papel protagonista en la resolución de los problemas de

los ciudadanos, siendo las políticas estatales de carácter residual.

Régimen corporativo o también llamado continental, (Francia, Austria...) de

carácter conservador donde los derechos sociales están vinculados directamente a la

pertenencia y posición en el mercado laboral. Se actúa cuando las familias que han

participado en el sistema de seguridad social no tienen medios para cubrir sus

necesidades.

Régimen socialdemócrata (Noruega, Suecia...) con un alto grado de

desmercantilización y universalismo. El Estado asume una gran cantidad de

responsabilidades con respecto a los ciudadanos.

Algunas de las críticas a esta categorización inciden en la poca importancia del

género en el análisis. La integración de la mujer en el mercado laboral, el modelo

familiar basado en el varón sustentador y el papel que juega la mujer en la conciliación

de la vida familiar y laboral son criterios que deben ser tenidos en cuenta en el estudio

de los Regímenes de Bienestar (Lewis 1997).

Otras críticas señalan la existencia de un tipo de Régimen de Bienestar asociado

a los países del arco mediterráneo (España, Portugal, Grecia e Italia) existiendo incluso

una revista especializada South European Society and Politics que trata este tema. Una

de las características fundamentales de este Régimen es el elevado familismo, entendido

como la dependencia de la familia, que va más lejos del modelo de varón sustentador y

concibe a la familiar como la fuente de recursos que no provee el Estado (Flaquer, 2000:

37-38). Así pues en este tipo de Estado destaca el papel de la familia (y especialmente

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de las mujeres) en la satisfacción de necesidades individuales y mantenimiento del

bienestar familiar, responsabilidades que no asume el Estado (Fernández 2001: 73).

También se distingue un quinto Régimen de Bienestar formado por países del

este caracterizado el mantenimiento por parte del Estado, de un nivel de vida básico

para todos los ciudadanos (Calzada 2013).

Calzada (2013) distingue cinco modelos de Estados de Bienestar basados en las

teorías expuestas: Liberal, Continental, Mediterráneo y Europa del Este. Aunque

Calzada parte de las ideas de Esping-Andersen incluye en su categorización numerosas

modificaciones, incluyendo los tipos de Estado Mediterráneo y del Este, y adaptando

categorías como corporativo y socialdemócrata (con Calzada son llamados Continental

y Nórdico respectivamente) a la realidad sociopolítica actual.

Siguiendo a este mismo autor, se puede afirmar que existe una relación entre

valores y Estados de Bienestar, aunque compleja y llena de matices. Pueden

establecerse una serie de valores preponderantes ligados a determinados tipos de

estados, como la demanda de protección ante el mercado y la tradición de los países

englobados bajo el nombre de Nórdicos y su elevado nivel de confianza interpersonal.

Así como el valor del igualitarismo y la intervención estatal en los países del Sur de

Europa y los países del Este (estos últimos destacan también por la importancia

concedida a la tradición). La fractura entre los valores de Europa noroccidental y los

países del sur y del este (estos últimos forman un grupo más heterogéneo) que describe

Calzada (2013), lleva a suponer que existen diferencias a nivel europeo en las prácticas

ambientales entre el bloque formado por los Estados Liberales, Continentales y

Nórdicos y el bloque de los Estados Mediterráneos y del Este (H5).

Por último, el proceso de posmodernización (Inglehart 1993, Bericat 2003,

Bauman 2003). El auge de los movimientos ecologistas y la progresiva importancia del

medio ambiente es, según la perspectiva posmoderna, un reflejo más de los valores

provenientes del cambio social. En un entorno donde las progresivas tendencias de

secularización e individualización conducen al individuo una crisis espiritual, surgen

nuevas formas de moralidad de manera descentralizada, en una reactualización de los

valores tradicionales, destacando entre otros, el ecologismo como forma de religiosidad

(Iranzo 1996, Bericat 2003).

Comportamientos ambientales en Europa 2016

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El surgimiento de los valores postmaterialistas se vincula con el desarrollo

económico, (se da un mayor valor subjetivo a aquello de lo que no se dispone) y con el

período de socialización (el ajuste entre entorno y preferencias no es inmediato), en las

llamadas hipótesis de escasez e hipótesis de socialización (Inglehart 1993). Otras teorías

como las de la posición social, basadas en el modelo centro-periferia, también explican

los valores postmaterialistas (Díez Nicolás 1992). Este modelo tiene distingue un

conjunto de posiciones socialmente privilegiadas (centro) y a partir de este grupos de

posiciones con menor nivel en la escala social hasta llegar a la extrema periferia. Bajo

esta perspectiva el surgimiento de los nuevos valores y actitudes se da en el centro y

luego fluye hacia la periferia (Díez Nicolás 2013). Estas teorías pueden contribuir a

explicar las variaciones de la conciencia ecológica entendiendo el incremento de esta

como una expresión más de los valores postmaterialistas. La conciencia ambiental

estaría más desarrollada en los países de la Unión Europea que ocupan una posición

privilegiada (centro), frente a otros países con una posición inferior (periferia) (H6).

Recapitulando, se ha dividido la conciencia ambiental en cuatro categorías

(afectiva, conativa, cognitiva y conductual) distinguiendo en la última las acciones

colectivas e individuales. La dimensión conductual se ha separado de las tres primeras

dimensiones para observar como varía en base a estas. Además se incluyen la

conciencia colaborativa y factores colectivos como posibles condicionantes directos de

los comportamientos ambientales. En la figura 2, se sintetiza el esquema analítico

propuesto.

Comportamientos ambientales en Europa 2016

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Figura 2.

Con este diagrama donde se muestran los tipos de variables que hipotéticamente

tienen impacto en los comportamientos ambientales puede surgir la siguiente pregunta

¿qué ocurre con las variables que influyen directamente en la dimensión conductual,

pero también en las otras dimensiones? Es pausible que las variables colectivas tengan

influencia en las demás dimensiones de la conciencia ambiental pero lo se trata de medir

en este estudio es la influencia directa. No constituye ningún problema que las variables

independientes estén relacionadas entre sí a menos que lleve a una situación de

multicolinealidad.

Comportamientos ambientales

Conciencia ambiental (afectiva, cognitiva y conativa)

Conciencia colaborativa (confianza, desconfianza e

ideología)

Políticas Ambientales

Estado Bienestar

Posmodernización

n

Comportamientos ambientales en Europa 2016

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Objetivos e Hipótesis La investigación parte de dos objetivos general:

-Estudiar los comportamientos ecológicos a través de la conciencia

ambiental y la conciencia colaborativa.

-Incluir factores colectivos como posibles variables

Asimismo se distinguen varias hipótesis:

-Existe una serie de valores y actitudes que se pueden entender como parte de la

conciencia de los consumidores colaborativos (H1).

-La conciencia colaborativa tiene influencia sobre los comportamientos

ecológicos (H2).

-La conciencia colaborativa es anterior al “boom” del consumo colaborativo

(H3).

- El Estado influye en la creación de la conciencia ambiental de los individuos,

de manera que a más porcentaje de políticas ambientales sobre el PIB mayores

comportamientos pro-ambientales. (H4).

-Existen diferencias a nivel europeo en las prácticas ambientales entre el bloque

formado por los Estados Liberales, Continentales y Nórdicos y el bloque de los

Estados Mediterráneos y del Este (H5).

-La conciencia ambiental está más desarrollada en los países de la Unión

Europea que ocupan una posición privilegiada (centro), frente a otros países

con una posición subordinada (periferia) (H6).

Comportamientos ambientales en Europa 2016

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Metodología

Operacionalización de los conceptos principales

Conciencia ambiental y conciencia colaborativa

En las tablas III y IV se exponen las variables empleadas para medir tanto la

conciencia ambiental como la colaborativa. Las variables empleadas son todas escalas

ordinales (1 nada de acuerdo, 5 totalmente de acuerdo).

Tabla III. Operacionalización Conciencia Ambiental.

Conciencia ambiental

Dimensión afectiva Dimensión conativa Dimensión conativa

Nos preocupamos más por el

medioambiente que por los

precios y trabajos

La gente se preocupa demasiado

de que el progreso humano dañe

el medio ambiente

Disposición ante precios más

altos.

Disposición ante impuestos más

altos

Disposición ante cambios en el

estilo de vida

Cuánto sientes que conoces

acerca de las causas de los

problemas medioambientales

Cuánto sientes que conoces

acerca de las soluciones de los

problemas medioambientales

Fuente: Elaboración propia a partir de ISSP (2010).

Tabla IV. Operacionalización Conciencia Colaborativa.

Conciencia colaborativa

Confianza en otros

consumidores

Desconfianza en las

instituciones Visión económica alternativa

Puedes confiar en la gente

La mayoría de la gente es justa

No puedes confiar en el

gobierno

Los políticos buscan su propio

interés

En desacuerdo: La gente se

preocupa demasiado de que el

progreso dañe el medio

ambiente

En desacuerdo: Para proteger el

medio ambiente se necesita

crecimiento económico

Fuente: Elaboración propia a partir de ISSP (2010).

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Comportamientos Pro-ambientales

En la tabla V se expone la operacionalización para los comportamientos pro-

ambientales tanto individuales como colectivos. En el caso de los comportamientos

individuales se trabaja con escalas ordinales (1 poca frecuencia, 4 mucha frecuencia)

mientras que con los comportamientos colectivos se analizan variables dicotómicas.

(Sí/No).

Comportamientos

pro-ambientales

Comportamientos

individuales

Con qué frecuencia:

Reciclaje/ vegetales ecológicos/Deja de coger el coche/

reduce la energía utilizada en casa/ ahorra o reutiliza

agua/ deja de comprar productos. (P20)

Comportamientos

colectivos

Pertenencia a una asociación de carácter ecologista

Firma/Donativo/Manifestación por razones ecológicas

Fuente: Elaboración propia. Preguntas- Cuestionario ISSP (2010).

Variables Colectivas

Las variables PIB y Políticas ambientales son variables de segundo nivel, en la

que cada país de la muestra tiene un determinado valor numérico y todos los individuos

del país comparten el mismo valor.

La influencia del Estado en los comportamientos ambientales se mide con el

porcentaje de gasto en políticas medioambientales en base al PIB, que permite observar

de forma general los recursos que se dedican al medioambiente. Los datos han sido

tomados de Eurostat (2010).

Para calibrar la posición en una escala centro-periferia de los países de la

muestra, se ha tomado como indicador el PIB nominal de cada uno de ellos. Este tiene

en cuenta el total de la producción de bienes y servicios de un país a precios reales

(Mankiw 2005). Pese a que las teorías centro-periferia van más allá de los criterios

economicistas no se puede negar su relación con motivos socio-económicos (Díez

Nicolás 2013), por lo que el PIB constituye una manera sencilla de elaborar un

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indicador general acerca de la posición en la escala centro-periferia a nivel de países. Al

estar relacionada esta escala con el surgimiento y difusión de los valores

posmodernistas siendo las posiciones cercanas al centro las más asociadas a valores

posmodernistas (Díez Nicolás 1992), también arrojará información sobre éste tema.

La categorización de Estados de Bienestar (Tabla VI) se basa en la propuesta de

Calzada (2013) que parte de las teorías de Esping-Andersen (1993).

Tabla VI. Estados de Bienestar

Estados de Bienestar

Principios

organizativos

Países

Bloque Europa

Noroccidental

Nórdico Estatismo, derechos

individuales

Dinamarca, Finlandia,

Noruega, Suecia

Continental

Aseguramiento para

mantenimiento de rentas,

corporativismo

Austria, Bélgica,

Francia

Liberal Liberalismo económico,

residualismo estatal

Alemania, Reino

Unido

Bloque Sureste

Mediterráneo

Familismo

España

Este

Estatismo, combinación

de residualismo y

mantenimiento de rentas

Bulgaria, Eslovaquia,

Eslovenia, Letonia,

Lituania, República

checa.

Fuente: Estados de bienestar y principios organizativos extraídos de Calzada (2013: 66).

Muestra Explotación secundaria de los datos extraídos de la encuesta ISSP Environment

III (2010) y de Eurostat (2010). Se opta por el uso de fuentes de secundarias ya que

permitirá un análisis más representativo y profundo que si se elaborasen datos propios

debido a los recursos limitados. Se selecciona la encuesta ISSP Environment III debido

a que es aquella cuya información se adecúa más a los objetivos de investigación, una

encuesta sobre temas medioambientales a nivel europeo. La información sobre las

políticas públicas es extraída de Eurostat. La Tabla VII muestra los países sobre los que

Comportamientos ambientales en Europa 2016

18

se trabajará, no han podido incluirse países como Italia, que contribuiría a realizar un

análisis más completo, debido a la falta de datos sobre éste en el ISSP.

Tabla VII. Muestra de Países

País N

Alemania 1.407

Austria 1.019

Bélgica 1.142

Bulgaria 1.003

Dinamarca 1.305

Eslovaquia 1.159

Eslovenia 1.082

España 2.560

Finlandia 1.211

Francia 2.253

Letonia 1.000

Lituania 1.023

Noruega 1.382

R. Checa 1.428

Reino unido 928

Suecia 1.181

Total 21.083

Se elige un momento temporal en el que el consumo colaborativo no estaba

vigente para responder a unas de las hipótesis de la investigación, la suposición de que

la conciencia colaborativa existía ya antes del boom del consumo colaborativo y tenía

influencia sobre el consumo ecológico.

Análisis Técnicas de análisis multivariable (regresiones y análisis factorial). Se realizan

dos regresiones lineales múltiples: una sobre los comportamientos individuales y otra

sobre los colectivos, y en ambas se propone el mismo modelo de variables

independientes. Las regresiones analizan relaciones de dependencia entre una única

variable dependiente y dos o más variables independientes con el objetivo de cuantificar

esta relación y poder observar las aportaciones de cada variable independiente sobre la

dependiente (D’Ancona 2002).

La regresión lineal múltiple nos indica el porcentaje de varianza de la variable

dependiente que explica el modelo de variables independientes. Además de los

coeficientes de regresión de cada variable independiente, los coeficientes beta

Comportamientos ambientales en Europa 2016

19

estandarizados, permiten la comparación del impacto que tienen sobre la dependiente

las distintas variables independientes.

En la tabla VIII se exponen las variables incluidas en el análisis

Tabla VIII. Descriptivos variables analizadas.

N Mínimo Máximo Media Desv. típ.

Bloque Occidental 21083 1,00 2,00 1,44 0,50

PIB 21083 18015,10 2576220,00 718422,46 821212,69

Porcentaje respecto al PIB de PA 21083 0,25 1,36 0,57 0,27

Sexo 21016 0,00 1,00 0,53 0,50

Edad 20980 15,00 99,00 49,47 17,42

Estudios Secundarios 20894 0,00 1,00 0,50 0,50

Estudios Universitarios 20894 0,00 1,00 0,32 0,47

Religión 20574 0,00 1,00 0,27 0,44

Izquierda 12205 0,00 1,00 0,46 0,50

Centro 12205 0,00 1,00 0,15 0,36

Hábitat 20944 0,00 2,00 0,94 0,84

Dimensión Afectiva 21083 -1,54 2,95 -0,01 1,00

Dimensión Conativa 21083 -2,04 1,79 0,00 1,00

Dimensión Cognitiva 21083 -3,11 2,03 0,00 1,00

Dimensión Confianza 21083 -1,57 2,37 0,00 1,00

Dimensión Desconfianza 21083 -1,57 2,03 0,00 1,01

Dimensión Visión alternativa 21083 -0,98 4,81 0,00 1,02

Comportamientos individuales 21083 -2,49 2,16 -0,02 1,04

Comportamientos colectivos 20282 -0,48 5,04 0,00 1,00

N válido (según lista) 11476

Fuente: Elaboración propia a partir de datos de la encuesta ISSP III (2010). Notas: Variables

dependientes en cursiva.

Se han incluido como variables sociodemográficas el sexo, la edad, el nivel

educativo, el hábitat, la religión y la ideología.

Como se ve en la tabla, la muestra está compuesta por un 53% de población

femenina, la edad media ronda los 49 años y la mayoría de los entrevistados tiene

estudios secundarios. La variable edad no se ha elevado al cuadrado ya que aquí es

introducida como una variable de control y no se busca profundizar en el efecto de la

edad en los comportamientos ambientales.

Comportamientos ambientales en Europa 2016

20

En la base de datos empleada, la ideología, es codificada de 1 a 5 (1 extrema

izquierda-5 extrema derecha) y aquí ha sido recodificada en tres categorías (izquierda-

centro-derecha) y posteriormente dumificada.

Las variables correspondientes a la conciencia ambiental se han construido a

partir de técnicas de reducción de dimensiones (análisis factorial exploratorio,

concretamente análisis de componentes principales). Según la naturaleza de las

variables a agrupar se ha llevado a cabo una variante de ésta técnica u otra: en el caso de

las prácticas colectivas son variables dicotómicas (Sí/No) y el resto son variables

ordinales. El análisis factorial permite sintetizar la información contenida en una serie

de variables obteniendo una estructura común latente en los datos analizados

(D’Ancona 2002). En el anexo 1 puede observarse toda la información relativa a las

variables empleadas para el análisis factorial.

El uso de técnicas factoriales para crear la variable dependiente de una regresión

plantea una importante cuestión. Las unidades de una variable resultado de un factorial

son puntuaciones factoriales, puntuaciones que arrojan información sobre la posición de

cada caso concreto sobre el factor o variable creada (D’Ancona 2002). Por tanto la

ecuación de la recta de regresión no expresará variaciones en torno a un

comportamiento concreto, sino más bien la proximidad a una serie de comportamientos

determinados (todas las prácticas que hayan sido incluidas como variables en la

construcción del factor ya sea el individual o el colectivo). Esta situación podría ser un

inconveniente a la hora de predecir un comportamiento concreto. Sin embargo es ideal

en este caso ya que guarda coherencia con los motivos que impulsan el estudio,

observar los comportamientos individuales y colectivos de una forma general, no con la

intención de predecirlos a la perfección, sino más bien con el objeto de ver las variables

Comportamientos ambientales en Europa 2016

21

y condiciones que provocan una proximidad mayor a una serie de comportamientos

ecocéntricos.

Resultados

Construcción de la C. Ambiental y la C. Colaborativa Para la construcción de las variables Conciencia Ambiental y Conciencia

Colaborativa se emplean técnicas de reducción de dimensiones, concretamente análisis

factoriales a través del método de componentes principales

En las siguientes tablas el Alfa de Cronbach indica la fiabilidad del constructo en

general, que se distribuye en los dos casos en tres dimensiones tal y como se preveía. Se

indica para cada variable el nivel de saturación para con su dimensión

Tabla IX. Análisis Factorial Conciencia Ambiental.

Conciencia ambiental- Alfa de Cronbach=0,964. N=20601

Dimensión afectiva Dimensión conativa Dimensión conativa

Nos preocupamos más por el

medioambiente que por los

precios y trabajos Saturación-0,861

La gente se preocupa demasiado

de que el progreso humano dañe

el medio ambiente Saturación-0,846

Disposición ante precios más

altos. Saturación-0,906

Disposición ante impuestos más

altos Saturación-0,900

Disposición ante cambios en el

estilo de vida Saturación-0,847

Cuánto sientes que conoces

acerca de las causas de los

problemas medioambientales Saturación-0,932

Cuánto sientes que conoces

acerca de las soluciones de los

problemas medioambientales Saturación-0,924

Fuente: Elaboración propia a partir de ISSP (2010). Notas: Distribución espacial de casos en anexo 3

Comportamientos ambientales en Europa 2016

22

Tabla X. Análisis Factorial Conciencia Colaborativa.

Conciencia colaborativa-Alfa de Cronbach=0,935. N=20670

Confianza en otros

consumidores Desconfianza en las instituciones Visión económica alternativa

Puedes confiar en la gente

Saturación-0,905

La mayoría de la gente es justa Saturación-0,94

No puedes confiar en el gobierno Saturación-0,868

Los políticos buscan su propio

interés Saturación-0,859

En desacuerdo: La gente se

preocupa demasiado de que el

progreso dañe el medio ambiente Saturación-0,821

En desacuerdo: Para proteger el

medio ambiente se necesita

crecimiento económico Saturación-0,781

Fuente: Elaboración propia a partir de ISSP (2010). Notas: distribución espacial de casos en anexo 3

Se puede aceptar la validez de una escala de medida construida a través de un

análisis de componentes principales cuando el Alfa de Cronbach toma valores cercanos

al 1, rechazándose valores inferiores a 0,5, considerándose 0,9 excelente y 0,8 bueno

(George y Mallery, 2003: 231). Como podemos observar en las tablas 1 y 2 la fiabilidad

de ambos constructos (tanto de la Conciencia Ambiental como de la Conciencia

Colaborativa) es muy alta, tomando Alfa de Cronbach valores superiores de 0,9.

Asimismo mientras mayores sean los puntos de saturación de cada una de las

variables en las dimensiones construidas, mayor será la calidad de los constructos

creados. Como se puede observar los valores de saturación son notablemente altos,

encontrándose en su mayoría entre 0,8 y 0,9.

Esto confirma las hipótesis de que existe una conciencia colaborativa (H1), que

se fundamenta en tres dimensiones fundamentales: confianza en otros consumidores,

desconfianza en las instituciones y visión económica alternativa (Tabla XX).

Curiosamente si observamos las fechas en las que el consumo colaborativo

comienza a cobrar importancia, vemos que son bastante posteriores a 2010 (fecha en la

que ya se puede identificar la llamada conciencia colaborativa).

Comportamientos ambientales en Europa 2016

23

Gráfico 3. Búsquedas en Google de “sharing economy” (máximo de importancia=100).

Fuente: Google Trends.

Por tanto se puede confirmar la hipótesis de que la conciencia colaborativa ya

existía antes del que se comenzase a hablar de consumo colaborativo (H3) lo que

refuerza aún más la idea de que ésta conciencia estuviese ligada a otras formas de

consumo anteriores, como el ecológico.

Construcción Dimensión: Comportamientos pro-ambientales Aunque la construcción de las variables comportamientos individuales y

colectivos se lleva a cabo por separado buscando la máxima fiabilidad de la escala,

también se ha llevado a cabo un análisis con todas las variables de la dimensión

conductual con el objetivo de ver si se estructuraban en dos grupos según el tipo de

práctica (individual o colectivas) tal y como se plantea hipotéticamente al comienzo.

Comportamientos ambientales en Europa 2016

24

Tabla XI. Dimensión conductual-análisis factorial

Variables latente Variables

Saturaciones en

componentes

Individual Colectivo

Comportamientos

individuales

Con qué frecuencia....

Compras de fruta o vegetales sin pesticidas o

químicos

0,573

Dejas de conducir por razones

medioambientales

0,607

Reutilizas agua etc. 0,710

Reduces consumo energético por el

medioambiente

0,660

Dejas de consumir ciertos productos por el

medioambiente

0,746

Comportamientos

colectivos

Miembro de grupo pro-ambiental 0,571

Últimos 5 años firmar una petición pro-ambiental 0,513

Últimos 5 años dar dinero grupo pro-ambiental 0,558

Últimos 5 años participación manifestación pro-ambiental 0,486

Fuente: Elaboración propia a partir de datos de la encuesta ISSP III (2010).

Notas:Alfa de Cronbach= 0,740, Nº Casos= 21.007.

Se puede apreciar claramente una diferenciación entre comportamientos

individuales y colectivos, con una alta fiabilidad (Alfa de Cronbach = 0,740). Aunque

todas las variables saturan más de 0,5 (excepto la participación en una manifestación

pro-ambiental cuyo valor es unas centésimas inferior) si comparamos estos puntos de

saturación con los de las variables que forman las escalas empleadas (Tabla XII) vemos

que estos son mucho mayores, existiendo un valor de Alfa de Cronbach significativo en

el caso de los comportamientos individuales así como un índice KMO superior a 0,5

con una prueba de Barlett significativa en el caso de los comportamientos colectivos.

Comportamientos ambientales en Europa 2016

25

Es por ello que en pos de un análisis de mayor calidad se trabajará con las

variables creadas de forma independiente, expuestas en la tabla XII.

Tabla XII. Comportamientos Pro-Ambientales

Comportamientos individuales

(Alfa de Cronbach= 0,775)

Nº casos=20.972

Con qué frecuencia....

Compras de fruta o vegetales sin pesticidas o

químicos

0,600

Dejas de conducir por razones medioambientales 0,636

Reutilizas agua etc. 0,803

Reduces consumo energético por el medioambiente 0,757

Dejas de consumir ciertos productos por el

medioambiente 0,804

Comportamientos colectivos

(KMO= 0,660)

Prueba de Barlett significativa

Nº casos=20.282

Miembro de grupo pro-ambiental 0,682

Últimos 5 años firmar una petición pro-ambiental 0,585

Últimos 5 años dar dinero grupo pro-ambiental 0,715

Últimos 5 años participar manifestación pro-

ambiental 0,712

Fuente: Elaboración propia a partir de datos de la encuesta ISSP III (2010).

Regresiones sobre los Comportamientos Pro-Ambientales Una vez observadas las variables construidas mediante las técnicas de reducción

de dimensiones se presentan los resultados de las dos regresiones planteadas

El modelo explica un 21% de la varianza de los comportamientos individuales y

un 13,7% de los colectivos. De cara a los comportamientos individuales no son

significativos las siguientes variables: el Porcentaje, de políticas públicas respecto al

PIB, el nivel de estudios, la religión y la dimensión de la conciencia colaborativa

referida a la confianza. Sobre los colectivos no ejercen influencia: el PIB, Porcentaje, de

políticas públicas respecto al PIB, el Sexo, la posición social subjetiva y el hábitat. Las

variables independientes no tienen problemas de multicolinealidad, no existiendo

correlaciones superiores a 0,5 (D’Ancona, 2002).

A continuación, en la Tabla XIII, se pueden observar de forma más completa la

información sobre las dos regresiones realizadas.

Comportamientos ambientales en Europa 2016

26

Tabla XIII. Regresiones sobre los comportamientos pro-ambientales

Comportamientos

individuales

Comportamientos

colectivos

B Coeficientes

tipificados B

Coeficientes

tipificados

(Constante) -1,09***

-0,50***

BloqueOccidental 0,35*** 0,17 0,24*** 0,11

PIB 6,95E-08*** 0,06 -1,65E-08 -0,01

Políticas Ambientales (% PIB) -0,01 0,00 -0,06 -0,01

Sexo 0,22*** 0,11 0,00 0,00

Edad 0,01*** 0,13 -1,19E-04*** -0,02

Hábitat -0,025** -0,02 0,00 0,00

Estudios Secundarios 0,03 0,01 0,11*** 0,05

Estudios Universitarios 0,03 0,01 0,24*** 0,11

Religión 0,02 0,01 0,07*** 0,03

Izquierda 0,07*** 0,04 0,25*** 0,12

Centro -0,07*** -0,03 0,13*** 0,04

D. Afectiva 0,03** 0,03 0,10*** 0,09

D. Conativa 0,23*** 0,26 0,16*** 0,15

D. Cognitiva 0,18*** 0,17 0,12*** 0,11

D. Confianza -0,01 -0,01 0,06*** 0,06

D. Desconfianza 0,04*** 0,04 0,02* 0,02

D. Visión Alternativa 0,06*** 0,06 0,06*** 0,06

Fuente: Elaboración propia a partir de datos de la encuesta ISSP III (2010). Notas: Población: 11476

Como podemos observar dos de las tres dimensiones fundamentales de la

Conciencia Colaborativa tienen un impacto significativo sobre los comportamientos

pro-ambientales (desconfianza en los políticos y visión económica alternativa)

influyendo positivamente en éstos

Sin embargo uno de los pilares de la conciencia colaborativa considerados

fundamentales, la confianza en los ciudadanos, no tiene una relación significativa de

Comportamientos ambientales en Europa 2016

27

cara a los comportamientos individuales. Ello nos obliga a reformular nuestra idea

inicial.

Hasta ahora hemos validado los dos constructos teóricos planteados (Conciencia

Ambiental y Conciencia Colaborativa), observando que ambos tienen influencia sobre

el consumo ecológico. No obstante no todas las dimensiones de la conciencia

colaborativa tienen impacto sobre el consumo ecológico.

Los resultados implican un replanteamiento innovador de los comportamientos

ecológicos, no pueden considerarse únicamente fruto de valores ecocéntricos, pero

tampoco una forma de consumo colaborativo. Se enmarca en un espacio mixto, donde

tienen importancia tanto Conciencia Ambiental como la Conciencia Colaborativa.

Además se aprecia una gran diferencia en la influencia que ejerce el modelo

según las prácticas sean individuales o colectivas. Pese a que ambas parten de una

postura ecocéntrica y son condicionadas de forma similar por algunas variables, con

otras las diferencias son notables. El modelo planteado explica más los

comportamientos individuales que los colectivos lo que puede estar relacionado con las

diferencias entre estos tipos de prácticas.

De cara a las variables colectivas cabe destacar tres ideas fundamentales.

En primer lugar destaca la ausencia de una influencia significativa de las

políticas ambientales sobre los comportamientos pro-ambientales. Esto nos llevaría a

rechazar la hipótesis de que el individuo pro-ambiental es creado a través de las

instituciones del Estado (H4) como sugiere Thomas (1983).

En el caso de los estados de Bienestar puede afirmarse una relación positiva

entre la pertenencia a algunos de los estados del bloque occidental con el desarrollo de

prácticas pro-ambientales tanto individuales como colectivas por lo que se confirmaría

la H5, pudiendo ser explicadas dichas diferencias por la fractura de valores entre bloque

noroccidental y bloque este-sur a la que alude Calzada (2015).

Por último puede observarse una influencia positiva del PIB de cara a los

comportamientos individuales, lo que lleva a considerar la relación entre la escala

Comportamientos ambientales en Europa 2016

28

centro-periferia y desarrollo de comportamientos pro-ambientales. Sin embargo esta

relación no es significativa en el caso de los comportamientos colectivos. Este hecho

podría explicarse por las diferencias entre los tipos de comportamientos (individuales-

colectivos), siendo éstos últimos influenciados por variables como el nivel de estudios

que ya pueden contribuir a recoger la posición social de los entrevistados.

Conclusiones A través de estas páginas se han analizado diferentes factores con una hipotética

influencia sobre las prácticas pro-ambientales individuales y colectivas.

Los resultados que se desprenden de los objetivos del estudio hacen pensar que

en la respuesta a las inconsistencias de la conciencia ambiental a la hora de relacionar

actitudes/valores con comportamientos (Gómez et al. 1999) se deben tener en cuenta

tanto sistemas de valores que van más allá de los meramente ecocéntricos como

variables colectivas que puedan influir sobre los comportamientos de los individuos.

Por un lado es evidente la influencia de la conciencia colaborativa3 sobre los

comportamientos pro-ambientales, lo que lleva a considerar el fenómeno de los

comportamientos verdes como un hecho que traspasa las fronteras de los valores

ecológicos, pudiendo ser explicado en parte por valores colaborativos más relacionados

con formas alternativas de consumo que con un sistema ideológico preciso sobre los

temas ambientales.

Por otro lado se pueden observar que las variables colectivas planteadas tienen

cierto impacto sobre el hecho de desarrollar comportamientos pro-ambientales lo que

incita a continuar investigando las posibilidades explicativas en ésta línea.

3 Cabe destacar la identificación y validación empírica de una serie de valores que se agrupan en lo que podríamos llamar una conciencia colaborativa

Comportamientos ambientales en Europa 2016

29

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Comportamientos ambientales en Europa 2016

32

Anexo

1 Información sobre las variables incluidas en el análisis factorial. Todas las variables son recodificadas para que tengan el mismo sentido.

Variables Latentes Variables Mínimo Máximo

Conciencia

Ecológica

Dimensión

afectiva

Nos preocupamos más por el medioambiente que por

los precios y trabajos 1 5

La gente se preocupa demasiado de que el progreso

humano dañe el medio ambiente 1 5

Dimensión

conativa

Disposición ante precios más altos. 1 5

Disposición ante impuestos más altos 1 5

Disposición ante cambios en el estilo de vida 1 5

Dimensión

cognitiva

Cuánto sientes que conoces acerca de las causas de los

problemas medioambientales 1 5

Cuánto sientes que conoces acerca de las soluciones de

los problemas medioambientales 1 5

Consumo ecológico

Con qué frecuencia compras fruta o vegetales sin

pesticidas o químicos 1 4

Con qué frecuencia dejas de conducir por razones

medioambientales 1 4

Con qué frecuencia reutilizas agua etc. 1 4

Con qué frecuencia reduces tu consumo energético por

el medioambiente 1 4

Con qué frecuencia dejas de consumir ciertos

productos por el medioambiente 1 4

Conciencia

colaborativa

Dimensión

confianza

Puedes confiar en la gente 1 5

La mayoría de la gente es justa 1 5

Dimensión

desconfianza

No puedes confiar en el gobierno 1 5

Los políticos buscan su propio interés 1 5

Dimensión

visión

alternativa

En desacuerdo: La gente se preocupa demasiado de

que el progreso dañe el medio ambiente 1 5

En desacuerdo: Para proteger el medio ambiente se

necesita crecimiento económico 1 5

Fuente: Elaboración propia a partir de ISSP (2010).

Comportamientos ambientales en Europa 2016

33

2. Distribución espacial de casos en la Conciencia Ambiental

Fuente: Elaboración propia a partir de ISSP (2010).

3. Distribución espacial de las dimensiones de la Conciencia Colaborativa

Fuente: Elaboración propia a partir de ISSP (2010).