COMPLEMENTARIEDAD ENTRE “E R E Y CATEQUESIS” Entre la Educación Religiosa Escolar (ERE), y la Catequesis existe diversidad y a la vez una complementariedad. No podemos identificar a la ERE con la Catequesis de la comunidad. No se excluye ni se identifican. Son diversas y complementarias en sus objetivos y tareas. La ERE no supone la fe ni exige compromisos apostólicos; la Catequesis por el contrario, supone la fe y exige un compromiso con la comunidad.

La ERE asume las características del primer anuncio misionero del Evangelio, que la catequesis, después en un contexto comunitario eclesial, hará crecer y madurar. La ERE penetra el ámbito de la cultura haciendo una síntesis entre cultura y fe. En efecto, el saber, considerado en la perspectiva de la fe, llega a ser sabiduría y visión de vida. El esfuerzo para conjugar razón y fe, si llega a ser alma de cada una de las disciplinas, las unifica, articula y coordina, haciendo emerger en el interior mismo del saber escolar la visión cristiana del mundo y de la vida, de la cultura y de la historia. El sentimiento religioso y ético trasciende los cultos y las religiones y está inscrito en el corazón del hombre en forma tan natural como la expresión artística o el pensamiento lógico. Por eso, no podemos entender una educación ausente de valores religiosos, éticos y democráticos expresamente anunciados e inculcados. En efecto, la ERE, hace presente el Evangelio en estos procesos de asimilación, crítica y sistemática de la cultura que se realiza en la escuela. La Catequesis y la ERE, tiene de común que son una enseñanza, pero se diferencian en sus objetivos, en sus sujetos, en sus medios. Mientras que los objetivos de la catequesis llevan al pleno conocimiento de Cristo, inician en el obrar cristiano en la iglesia y en la sociedad, buscando que el hombre entero se vea impregnado por la Palabra de Dios, cumpliendo así una tarea de iniciación, educación e instrucción. Esta multiplicidad le exige a la catequesis una pedagogía particular, distinta a la de las otras formas de presentar la Palabra de Dios, como la Enseñanza Religiosa Escolar. En cambio la ERE: brinda un aprendizaje mecánico y sistemático sobre el fenómeno religioso como

experiencia humana y social forma el discernimiento y la comprensión en función de opciones libres y maduros, presenta la interpretación cristiana del hecho religioso y sus realizaciones, realiza un diálogo entre la cultura humana y la fe cristiana, educa para la convivencia y el respeto por los valores religiosos y propone una

orientación ética de la vida. Otro aspecto de diferencia es el ámbito o lugar donde se realiza, porque el de la Catequesis es la comunidad cristiana o parroquia, mientras que el de ERE, es la escuela como lugar cultural. Con esto hacemos referencia que como lugar cultural, la escuela entra a formar parte de la construcción cultural de la sociedad, y como parte de la sociedad, es un ámbito de participación de creyentes y no creyentes.

De igual manera hacemos diferencia en el caso de los destinatarios: de la Catequesis es la comunidad de creyentes evangelizados; de la ERE son los estudiantes creyentes o no creyentes o de diferentes situaciones religiosas. El estudiante creyente tiene la posibilidad de integrar su opción de fe en la visión cultural de hoy, madurando y purificando su fe; el estudiante no creyente tiene la ocasión de confrontar sus propias situaciones de incredulidad con las verdades del Evangelio; y el estudiante que está en actitud de búsqueda o en duda religiosa descubrirá en la ERE, qué es creer en Jesucristo, así como las respuestas que la Iglesia da a sus interrogantes y tendrá la ocasión de madurar su decisión.

DIVERSAS FUENTES: en la catequesis de la comunidad cristiana, la iglesia actúa por propia iniciativa en las estructuras que ella misma establece para catequizar: catecumenado, parroquias, grupos apostólicos, pequeñas comunidades, escuelas de fe. Es la comunidad la que convoca e invita. En la enseñanza religiosa escolar, en cambio, la iglesia actúa en el ámbito creado primordialmente para la educación del ciudadano en cuanto tal, en estructuras de la sociedad para tal fin. En ella, la iglesia es llamada a prestar un servicio, como pueden ser llamadas otras confesiones religiosas u otros grupos culturales. La iglesia puede tener o no posibilidades de responder a esta petición. Si acepta, tiene que adoptar la enseñanza religiosa o los objetivos, métodos propios del quehacer escolar, y encarnar su acción dentro de los condicionantes concretas e históricos de la institución docente. Las intencionalidades explícitas de buscar la evangelización y una más profunda integración en la comunidad cristiana.

Respecto a la Enseñanza Religiosa Escolar, lo que los padres de modo más o menos explícito desean es que lo religioso se integre a la formación humana, que el sentido de la vida y la visión del mundo que van a recibir en la escuela tengan una perspectiva cristiana1.

Aparece así claramente que estas dos tareas son complementarias, una Catequesis viva en la comunidad es el terreno más apropiado para que fructifique la enseñanza religiosa. Y una buena enseñanza religiosa creará el deseo de una plena catequización en el seno de la comunidad cristiana.

Cuando el grupo de estudiantes que optan por la clase de religión sea en su mayoría creyente, la ERE, podría alcanzar, no sólo sus objetivos propios, sino también compromisos cristianos propios de la catequesis. Pasar de una enseñanza religiosa de calidad a una Catequesis de la comunidad lo consideramos como el caso más frecuente. Haciendo un diagnóstico de la realidad actual de la situación de los estudiantes, a veces exige una primera evangelización. En algunos

1 ESTUPIÑÁN, Edilberto. La clase de Religión. Conferencia Episcopal. Declaración permanente .No 39

casos podría hacerse directamente sobre la base de una propuesta objetiva de la fe cristiana2.

Para no pocos estudiantes, sin embargo, habrá que presentar, así mismo, aquellos presupuestos que resultan indispensables a las generaciones actuales, si queremos que comprendan el auténtico sentido del mensaje cristiano. Para lograr que el hombre de hoy perciba el sentido del lenguaje religioso, es necesario restaurar el espacio de interrogación donde la pregunta por la salvación tenga sentido existencial.

Al señalar la identidad de la enseñanza religiosa trae consigo una clarificación sobre el estatuto del profesor de religión, él no puede asumir todas las tareas propias del catequista. Estas funciones en las clases de religión – muchas veces ni puede ni deben llevarse a cabo.

Debido a la situación cultural que vivimos hoy, no se puede llegar a una plena evangelización y catequización, porque el ambiente no se presta para ello, sin embargo, aún en estas circunstancias, ser un buen profesor de religión no es menos posible que en otra disciplinas humanísticas.

2 Ibid