Cómo Vivir Cristianamente en Una Sociedad Consumista

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¿Cómo vivir cristianamente en una sociedad consumista? (¿y cómo cel cristianamente la Navidad?) Ubicación: Blogs Blogs de Juan Stam Publicado or: !uanstam "#$"#$#%"" ¿Cómo vivir cristianamente en una sociedad consumista? 1 [1] (¿y cómo celebrar cristianamente la Navidad?) 2 [2] &l consumismo es un 'enómeno muy articular ue no es e*actamente avaricia o el ego,smo- .stos son ecados individuales y ersonales es colectivo es una cultura en la cual todos vivimos y articiamo Como cultura social nos envuelve a todos mayormente de 'orma incon normal llega a ser consumismo cuando el comrar y el consumir llega a ser comulsivos- Puede tomar la 'orma de /consumo consicuo/ de ostentarlos ante los dem0s ero tambi+n uede tomar la 'orma oues irresistible de comrar cosas solo or ue est0n baratas (/consumism Consciente o inconscientemente activa o asivamente de una u otra arte de esta sociedad de consumo como veremos si anali1amos algun caracter,sticas: Supremacía de valores materialistas &s revelador la 'recuente regunta /¿Cu0nt 'ulano?/ ara reguntar cu0nta ri ue1a tiene- 2a misma alabra /ri en sentido económico sin considerar valores morales esirituales y mercados /cu0nto vale/ se entiende como /cu0nto cuesta/ ue en re distinto- 3uc4os dic4os del ueblo re'le!an estas mismas actitudes: /5anto tienes tanto vales/ /Poderoso caballero es don dinero/ /6u,en di!o enas mientras las al'or!as est0n llenas/ 1 2

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Cmo vivir cristianamente en una sociedad consumista? (y cmo celebrar cristianamente la Navidad?)

Ubicacin: BlogsBlogs de Juan Stam

Publicado por:juanstam12/12/2011

Cmo vivir cristianamente en una sociedad consumista?[1](y cmo celebrar cristianamente la Navidad?)[2]El consumismo es un fenmeno muy particular, que no es exactamente idntico con la avaricia o el egosmo. stos son pecados individuales y personales, mientras el consumismo es colectivo, es una cultura en la cual todos vivimos y participamos de una u otra manera. Como cultura social, nos envuelve a todos, mayormente de forma inconsciente. El consumo normal llega a ser consumismo cuando el comprar y el consumir llegan, inconscientemente, a ser compulsivos. Puede tomar la forma de "consumo conspicuo", de comprar lujos para ostentarlos ante los dems, pero tambin puede tomar la forma opuesta, el impulso irresistible de comprar cosas solo porque estn baratas ("consumismo de gangas") Consciente o inconscientemente, activa o pasivamente, de una u otra forma, todos somos parte de esta sociedad de consumo, como veremos si analizamos algunas de sus caractersticas:Supremaca de valores materialistas. Es revelador la frecuente pregunta, "Cunto vale fulano?", para preguntar cunta riqueza tiene. La misma palabra "riqueza" se suele entender en sentido econmico, sin considerar valores morales, espirituales y sociales. En los mercados, "cunto vale" se entiende como "cunto cuesta", que en realidad es algo muy distinto. Muchos dichos del pueblo reflejan estas mismas actitudes:

"Tanto tienes, tanto vales""Poderoso caballero es don dinero""Quen dijo penas mientras las alforjas estn llenas""Cuando se trata de dinero todos somos de la misma religin" "El dinero no produce la felicidad pero produce algo tan parecido que es asunto de especialistas"Puede ser sorpresa darnos cuenta de que vivimos en una sociedad materialista, y que ese materialismo penetra mucho en la iglesia. Es importante reconocer que hay diferentes tipos de materialismo. El materialismo metafsico afirma que slo lo material es real. El materialismo histrico,en cambio, apela a lo econmico como clave para entender el proceso histrico. Pero ms sutil es el materialismo prctico de laactual sociedad capitalista. El materialismo consumista no afirma que slo lo material es real sino que a fin de cuentas slo lo material importa.En varios pasajes de los evangelios Jess advierte contra esta visin materialista-consumista de la vida: Lo repudia directamente en su palabra al rico insensato: "la vida de una persona no consiste en la abundancia de sus bienes" (Lc 12:15). Los tesoros de este mundo son frgiles; fcilmente se pierden, los ladrones las roban, se herrumbran y se quiebran (Mat 6:19). Los tesoros del reino venidero son imperecederos (6:20). En el pasaje paralelo en Lucas, Jess aclara que es por compartir las riquezas que se convierten en tesoros eternos (Lc 12:32-34). Al materialista Jess le dice, "Necio! Esta misma noche te van a reclamar la vida, y quin se quedar con lo que has acumulado?" (Lc 12:20). Nos toca a cada uno examinarnos y preguntarnos cules son las verdaderas prioridades de nuestra vida. En el transcurso de una semana, qu es lo que ms ocupa mis energas y mis esfuerzos? Qu es lo que me da ms satisfaccin: ganar mil dlares, gastar mil dlares o regalar mil dlares? Si son las dos primeras, la primaca de ganar y gastar, estoy atrapado en el consumismo, a lo mejor sin darme cuenta. Solo la prioridad de compartir -- hacer de la vida un proyecto de servir a Dios y a los dems -- da verdaderas riquezas que perduran.En el consumismo el consumo se considera una finalidad en s, un valor propio inherente. Entonces vivimos para consumir (lo mximo posible), en vez de consumir (un mnimo conveniente) para vivir (mucho ms plenamente). Es una cultura del consumo por el consumo. En su extremo, para muchas personas, el consumo es la meta suprema de su existencia. Un eslogan popular, que aparece todava en muchas camisetas en ingls, reza "I shop, therefore I am" ("Hago compras, luego existo"). Es una relectura de la frmula fundante del pensamiento del filsofo Descartes, "cogito, ergo sum" ("Pienso, luego soy"). Hay que dudar de todo, dijo Descartes, pero de una cosa no puedo dudar: si estoy aqu pensando, entonces existo o no estara dudando. Hoy da, cuando algunos ni piensan, hay que reformular la consigna: "Hago compras, por eso (y para eso) existo".Un pionero en el anlisis del consumismo fue Thorstein Veblen. En su clsico La teora de la clase ociosa (1899) estudi los patrones de gastos de los "nuevos ricos" de la poca con un alto componente de "consumo conspicuo" u "ostentoso".[3] Ante la pregunta de por qu la gente compraba lujos que no necesitaban, descubri que muchos de los muy ricos empleaban su fortuna para exhibir su estatus social y su superioridad econmica en vez de la utilidad efectiva de lo comprado. As la compra de joyas exorbitantes, ropa lujosa, mansiones y limosinas constituye consumo conspicuo o aun "invidioso" (sic), una forma ms especfica, consumo con la intencin de causar envidia en otros. En dcadas recientes el lujo ostentoso de las diosas de Hollywood a menudo ha sido consumo conspicuo. En otro sentido, la tirana de "la moda" hoy da presiona a muchas personas a gastar mucho dinero para demostrar que estn al da y tienen buen gusto.Un reciente artculo de Roberto Torres Collazo analiza "La dictadura del consumismo", precisamente en la poca de Navidad. Los modernos medios de comunicacin han perfeccionado los mtodos de la mercadotecnia para hacernos desear cosas que sin ellos no hubiramos deseado ni mucho menos necesitado. Su propaganda y sus "promociones" dictan muchas de nuestras decisiones. Nos manipulan para sacarnos el dinero, y en las temporadas electorales nos manipulan para creer toda la propaganda engaosa y votar por los y las candidatos que ms les paguen a ellos. Los medios en gran medida nos han reducido a simples comparadores. Han convertido el "homo sapiens" en "homo emptor", compradores por esencia.[4] Junto con el consumismo va creciendo una pasin por acumular sin lmites. Parece que el afn de acumular se apodera de la persona, impulsndole a querer siempre ms y ms, sin parar de acumular. La misma palabra griega para "avaricia" es un compuesto de un verbo y un adverbio, "tener" y "ms". Llega a ser obsesiva; la persona no puede vivir sin estar ganando ms. Slo por un milagro de gracia divina un ser humano va a decir "ya tengo suficiente, no quiero tener ms". Pertenece al proceso adquisitivo ser infinito, en ese sentido; suele ser un cncer que crece en el corazn y en la vida.Las escrituras ven muy negativamente a esta mentalidad de acumular. Del rey de Tiro dice, "Has acumulado mucha riqueza... Con tus muchas riquezas te has vuelto arrogante" (Ez 28:4-5; cf. Hab 2:6). "Ay de los que juntan casa a casa", denuncia Isaas, "y aaden heredad a heredad hasta ocuparlo todo" (Is 5:8). Segn Eclesiasts 5:10, "El que ama el dinero, no se saciar de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacar fruto. Tambin esto es vanidad". Santiago condena esa mentalidad en los ricos del primero siglo: "Han amontonado riquezas, y eso que estamos en los ltimos tiempos!" (Stg 5:3).Un fenmeno relacionado con el consumismo es el culto al xito que es una caracterstica de la moderna sociedad capitalista. Una sociedad basada en la competencia va a acentuar la diferencia entre los exitosos y los no exitosos, generalmente medida por su fortuna pero tambin por su fama (que generalmente van de la mano). Produce una sociedad estratificada por los grados de xito logrados por cada individuo. Una sociedad de muchas comparaciones odiosas es el resultado lgico de nna economa basada en la competencia. La peor expresin de este fenmeno es el desempleo, mucho peor porque es resultado del mismo sistema donde los trabajadores son esencialmente una mercanca en el "mercado laboral", parte de la frmula de ingredientes del xito de otros.[5] En 1973, en la Universidad de Tubinga, Hans Kng ofreci un brillante curso sobre "Teologa de la gracia". Como evanglico, escuch con sumo agrado las magistrales exposiciones de este renombrado pensador catlico. Especialmente iluminador y conmovedor fue la actualizacin que hizo del tema. Hoy da, propuso, una de las formas de justificacin por las obras es el xito. Vivimos, afirm Kng, en una "Leistungsgesellschaft", una "sociedad de logros", donde el valor de cada persona se mide por sus logros, Como todo sistema de justificacin por obras y mritos, esto polariza la comunidad en "fariseos" y "publicanos". Ambos resultados son anti-humanos y destructivos. Los "fariseos", estn confiados de su valor y mrito, ante la sociedad y ante su Dios, porque han logrado el xito. Los "publicanos", en cambio, se sienten fracasados y desacreditados por su poco o nulo xito y sus pocos logros. Hoy da el prototipo por excelencia del "publicano" es el desempleado, que tiende a sentirse intil, un cero a la izquierda, excluido del sistema y alejado del amor de Dios. Todo este sistema elitista es una negacin del Dios de la gracia y una gravsima contradiccin de la justificacin por la fe.Sin duda este anlisis requiere mucho ms profundizacin, y tampoco debemos generalizar ms de lo que justifican los hechos. Pero la cultura consumista es una realidad innegable, y el primer paso para salir de ella es reconocer que existe y que estamos todos y todas metidos en ella. Sin embargo tampoco basta con slo analizar y denunciar. Los profetas hebreos, que deben ser nuestros ejemplos hoy, denunciaban el mal de su pueblo pero tambin anunciaban la esperanza de cambios y al final del reino de Dios y su justicia. En ese sentido, qu podemos hacer hoy para aportar a soluciones para este mal tico y social? En primer lugar, habiendo reconocido estas realidades, debemos repudiar los anti-valores del consumismo y liberarnos de ellos. Como cristianos y cristianas, tenemos que hacer una gran declaracin de independencia: no dejarnos reducir a meros consumidores; no dejarnos manipular por la propaganda para comprar cosas que no nos hacen falta; no medir a las personas por valores materialistas; y repudiar de una vez para siempre el culto al xito. Contra los anti-valores del consumismo, debemos comprometernos con los valores cristianos y humanitarios de una sociedad alternativa. Lo expres elocuentemente Facundo Cabral en muchos de sus canciones-sermones-adagios:"Hay gente tan pobre, que lo nico que tiene es dinero"."No es rico el que ms tiene, sino el que menos quiere"Aun ms revolucionaria es la consigna de San Francisco de Ass:"Deseo poco, y lo poco que deseo, lo deseo poco."Los extremos y abusos de nuestro consumismo hoy estn estrechamente relacionados con el concepto de "propiedad privada" como un valor absoluto e incuestionable. Para la Biblia, estrictamente hablando, la propiedad privada no existe, porque Dios es el dueo de toda la tierra y nosotros no somos dueos sino mayordomos de bienes que no son nuestros (vase Lev 25:23!). En el Pentecosts "tenan todo en comn" y "nadie consideraba suya ninguna de sus posesiones" (Hch 2:44-45; 4:32). El papa Pablo VI expres bien este principio bblico cuando declar que "toda propiedad privada lleva una hipoteca social". Aunque hoy da tenemos una economa de mercado y de propiedad privada, estos modelos bblicos deben relativizar radicalmente nuestra pasin por acumular bienes personales a espaldas del bien comn social. Esta visin bblica de la vida econmica revolucionar nuestra actitud hacia el salario mensual. Lo normal es pensar, "Este sueldo es mo, de l, cunto debo dar a Dios y al prjimo? y el resto por supuesto me toca a m". Ahora vamos a pensar, "Dios me ha confiado la mayordoma de este sueldo pero ni un centavo me pertenece; cunto de l puedo retener para proveer una vida digna para m y mi familia, y cmo sirvo a Dios y a los pobres con todo el resto?"Segundo, nuestra liberacin del consumismo significar simplificar radicalmente nuestro estilo de vida. La propaganda comercial y la presin social nos llevan a comprar muchas cosas que de hecho no nos hacen falta. Complicamos la vida ms de la cuenta, y nos acomplejamos con ansiedad por mantener "un nivel de vida". Pero la misma abundancia de cosas materiales suele ser obstculo para un "nivel de vida" humana y espiritual. No cabe duda que para la mayora de nosotros nos convendra simplificar significativamente nuestra vida. Un bello ejemplo de eso es la fiesta de tabernculos en Israel. Todo el pueblo -- los que posean mansiones y que ocupaban humildes chozas -- por una semana vivan en enramadas en el patio, sin refri, televisor ni micro hondas (diramos hoy), cocinando con lea, todos iguales unidos en una vida sencilla y solidaria.[6] Lejos de consumismo y de cualquier teologa de la prosperidad (versin religiosa del consumismo materialista), esta tica bblica de las finanzas nos llevar a hacer de toda nuestra vida un proyecto de servicio a Dios y al prjimo en vez de un proyecto de acumular y consumir. Podemos tomar como modelo el famoso sermn de Juan Wesley, "Sobre las riquezas", con sus tres puntos:(1) Gana todo lo que puedas (pero justa y honestamente)(2) Ahorra todo lo que puedas (estilo sencillo de vida)(3) Dar todo lo que puedas, a Dios y a los pobres.Dios ama al dador alegre, pero parte de la sociedad consumista comercial es la obligacin de dar regalos de cumpleaos y de Navidad, a veces regalar por presin social ms que por amor sincero y por gozo. Una actitud bblica hacia mi sueldo har mucho para liberarme de esa obligatoriedad, pues no estoy "sacrificando", quitando algo de "mi sueldo", sino al contrario, para eso Dios me ha confiado determinada cantidad de dinero ms all de mis necesidades bsicas.Aqu quiero agradecer a nuestra hija Rebeca por habernos enseado la alegra de dar regalos. Para Rebeca, dar regalos lindos y bien escogido es una pasin, uno de sus proyectos vitales. Rebeca es aeromoza con American y no le sobran recursos, pero s le sobra amor y tiene un montn de amigos y amigas, desde nios y nias hasta ancianos, de toda cultura, religin y raza y todos relativamente pobres. Como ella vive en Miami, vive pendiente de las ofertas, pero casi slo para sus amigos y amigas. Es capaz de ver en febrero, en un precio alcanzable, un regalo maravilloso para el cumpleaos de alguna amiga en noviembre. Otro principio de Rebeca es de comprar de unos amigos para dar a otros amigos (p.ej. alguna amiga que vende cosmticos, o artesanas. pasteles etc). Ha sido emocionante acompaar a Rebeca en sus visitas a esta tropa de amigos que tiene y ver la alegra de nios y viejos al abrir sus regalos. Gracias, Rebeca, por habernos enseado tanto!Es interesante, y muy importante, que en los evangelios los nicos "regalos navideos" se dan a Jess mismo. Los pastores no trajeron regalos, y los magos no dieron nada a Jos y Mara ni ellos intercambiaron regalos tampoco. Slo muchos siglos despus comenz la costumbre de dar regalos en la Navidad, costumbre que el siglo pasado se comercializ vergonzosamente. En la Navidad, el nico regalo que importa es la entrega total de nuestra vida (incluso billetera y cuenta bancaria) a Jesucristo el Seor, y de esa entrega nacer una vida de compartir en vez de acumular y consumir.En esta Navidad haremos bien en tomar al corazn las palabras del martir Oscar Arnufo Romero:Que no se d como limosna lo que ya se debe de justicia. Y que antes de hacer caridades baratas, regalitos, fiestas navideas, etc.,revisemos nuestra justicia social,que no puede haber paz de Navidad si no hay verdadera justicia en las relaciones de los salvadoreos. Es esa la Paz que anhelamos!" ...No busquemos a Cristoentre las opulencias del mundo,las idolatras de la riqueza,los afanes del poder,las intrigas de los grandes.All no est Dios.Busqumoslo entrelos nios desnutridos quese han recostado esta nochesin tener qu comer.