Cómo Alcanzar Calidad Comunicacional
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CÓMO ALCANZAR CALIDAD CONVERSACIONAL
Y EXPOSITIVA
Durante la práctica y la presentación de su discurso, la calidad depende de la
habilidad con que usted use los componentes verbales y no verbales para
desarrollar la calidad conversacional; es decir, el estilo de presentación que
parece una conversación con sus oyentes. Los cinco componentes de la
calidad conversacional son el entusiasmo, la expresividad vocal, la
espontaneidad, la fluidez y el contacto visual.
La importancia del Entusiasmo
El entusiasmo es la emoción o la pasión que usted confiere a su discurso. Si
no suena entusiasta de manera natural, cerciórese de tener un tema que
realmente le emocione. Incluso la gente normalmente entusiasta puede tener
problemas para parecer así cuando seleccionan un tema carente de
inspiración; por ello, centre su atención en la manera que sus oyentes se
beneficiarán con lo que tiene que decir. Si usted está convencido que tiene algo
valioso que comunicar, entonces sentirá y demostrará más entusiasmo.
Para validar la importancia del entusiasmo, piense cómo cambia su actitud
hacia la clase cuando su profesor presenta un discurso diciendo, “En verdad,
me da gusto hablarles acerca de geología (historia, inglés)” o “Me gustaría
hablar de cualquier otra cosa en lugar del tema que vamos a tratar”. El orador
que luce y suena entusiasta atraerá la atención de sus oyentes y sus ideas
serán recordadas.
Expresividad vocal
La señal más elocuente de entusiasmo es la expresividad vocal, esta es, los
contrastes vocales en tono, volumen, velocidad y calidad que afectan el
significado que percibe el público a partir de los enunciados presentadlos por
usted. Lea la siguiente oración:
“Nosotros necesitamos enjuiciar a los delincuentes”
¿Qué intenta decir el escritor con este enunciado? Sin un contexto, ¿quién
podría saberlo? A fin de ilustrar la manera en que la expresividad vocal afecta
el significado, lea el enunciado en voz alta cuatro veces. La primera vez resalte
la palabra nosotros; la segunda, necesitamos, la tercera, enjuiciar, y la cuarta,
delincuentes.
Si se fija, cuando usted hace énfasis en Nosotros, el enunciado responde a la
pregunta, “¿Quién lo hará?” al resaltar necesitamos, se responde a la pregunta
“¿Cuán importante es?” si escoge enjuiciar, se está respondiendo a la pregunta
“¿Qué vamos a hacer?” cuando pone el énfasis en delincuentes, el enunciado
responde a la pregunta. “¿Quién será enjuiciado?” Por consiguiente, para
tener la certeza de que el público comprende, su voz debe ser lo bastante
expresiva para aclarar los matices del significado.
La carencia total de expresividad vocal produce monotonía, es decir, la voz
cuyo tono, volumen y velocidad permanecen constantes, sin que alguna
palabra, idea u oración difiera en gran medida una de la otra. A pesar de que
algunas personas hablan con verdadera monotonía, hay quienes se limitan a sí
mismos seriamente al usar sólo dos o tres niveles de tono y un volumen, así
como una velocidad relativamente invariables. La monotonía real o cercana, no
sólo arrulla al público, y provoca que se duerma, sino además, disminuye las
oportunidades de que el público comprenda. Por ejemplo, si la oración, “el
congreso debería aprobar las leyes que limiten la venta de pornografía” se
presenta de manera monótona, los oyentes no sabrán con certeza si al orador
le preocupa quien debería ser responsable de aprobar las leyes, qué debería
hacer el congreso con las leyes o cuál debería ser la materia de estudio de las
leyes.
Espontaneidad
La espontaneidad significa ser sensible a sus ideas y a sus significados
mientras está hablando. Un discurso espontáneo es fresco, suena como si el
orador estuviera en realidad pensando acerca del discurso y del público cuando
habla. En contraste, un discurso monótono, que suena como una recitación
repetitiva y mecánica, provoca que disminuya la atención del público, tanto
respecto al orador como en relación con el discurso.
La falta de espontaneidad se presenta cuando los oradores tratan de
memorizar sus discursos. Dado que la gente trata de memorizar a menudo
tiene que luchar para recordar las palabras, su declamación tiende a tonarse
monótona. Aunque los actores talentosos pueden reproducir sus líneas
literalmente cientos de veces a aun así lograr que éstas suenen espontáneas y
expresivas vocalmente, la mayoría de los oradores no pueden hacerlo.
¿Cómo puede lograr que su discurso bien estructurado y practicado suene
espontáneo? Aprenda las ideas del discurso, no memorice palabras. Suponga
que alguien le pide que describa la ruta que toma cuando maneja para ir al
trabajo. Dado que usted está familiarizado con la ruta, puede presentarla de
manera espontánea. Usted nunca ha hecho la descripción por escrito de la
ruta, ni la ha memorizado, simplemente “la conoce” Usted desarrolla la
espontaneidad en la oratoria si conoce las ideas de su discurso, del mismo
modo que conoce la ruta para ir al trabajo. Estudie su resumen y asimile al
material que va a presentar, pero no trate de memorizar cómo va a presentarlo.
Más adelante analizaremos más a fondo la espontaneidad, cuando lleguemos a
los métodos para los ensayos del discurso.
Fluidez
La declamación eficaz no sólo es expresiva y espontánea; también es fluida-
desprovista de vacilaciones y de interferencias vocales- A pesar de que la
mayoría de nosotros solemos incurrir en el uso de algunas interferencias
vocales (sonidos o palabras extrañas que interrumpen el discurso fluido),
dichas interferencias se tornan un problema cuando los demás las perciben
como excesivas, comienzan a ser notorias y por lo mismo impiden que los
oyentes se concentren en el significado. Las interferencias más comunes que
con mayor frecuencia se hacen notorias son las muletilla como: este, er, bueno,
ajá, ¿así?, ¿no? ¿ok?, justo con el interruptor casi universal de la conversación
ummb.
Las interferencias vocales son difíciles de eliminar del discurso, aunque
pueden reducirse detectándolas. Dichas interferencias a menudo son
causadas por el temor al silencio momentáneo que puede provocar ser
interrumpido. A fin de evitar las brechas de silencio en la conversación, la
mayoría de la gente llena el vacío de los “momentos muertos” con sonidos de
relleno como ub, er, bueno y um. Aunque la probabilidades de ser
interrumpidos son reales, y algunas suelen estar en busca de la oportunidad
para interrumpir en cualquier pausa, el uso de un número excesivo de sonidos
o de expresiones de relleno constituye un precio alto a pagar al tratar de
prevenir una interrupción ocasional.
Tal vez incluso más disociador que los sonidos de relleno, es el incesante uso
de expresiones como ¿me explico? Y o sea. El hábito de usar ¿me explico?
tiene su origen en averiguar si lo que estamos diciendo es ya sabido por los
demás. Para algunos, puede ser una fuente de identificación, es decir, una
manera de demostrar que nosotros y las personas con quienes nos
comunicamos compartimos un conocimiento común. No obstante, para la
mayoría de la gente es simplemente un mal hábito.
De manera similar, el uso de o sea, ahora bien, y muchas otras se tornan en
mero relleno que no aportan nada al discurso.
Curiosamente, los oyentes rara vez manifiestan su descontento respecto al uso
de muletillas por parte del orador, incluso cuando su uso afecta la atención que
desean prestar a las ideas de este último. Así pues, es necesario preguntar de
manera directa a sus oyentes si usted uso con exceso dichas interferencias, a
fin de evitarlas. Los pasos que se citan a continuación pueden ayudarle a
disminuir el uso que le da a dichas interferencias:
1. Autocapacítese para escuchar sus interferencias. Incluso la gente
que tiene un problema mayor con el uso de interferencias parece no
estar consciente de su uso. En estos casos, usted puede autocapacitar
su oído al menos de dos maneras: grabar su propio discurso y analizarlo
en función de las muletillas o poner la mente atenta a las interferencias
propias con conversamos, hasta adquirir cierta destreza para evitarlas.
2. Grabe su propio discurso, sobre cualquier tema, durante varios
minutos –puede hablar sobre el juego que vio el día de ayer, el curso
que plantea tomar el siguiente período académico o cualquier otro tema
que le venga a la mente. Antes de escuchar la grabación, estime el
número de veces en que sazonó su discurso con un ok, ¿ajá?, o sea,
¿me explico?, etc. Luego, compare el número real con su estimado. A
medida que su oído se entrena, su cálculo será más cercano al número
real. Consiga que un amigo cercano lo escuche y que levante la mano
cada vez que usted usa una expresión de relleno como ¿aja? O ¿me
explico? La experiencia puede ser traumática o arruinarle los nervios,
pero su propio oído empezará a percatarse de las interferencias vocales
tan pronto como lo hace el oyente. Practique viendo cuánto tiempo
puede hablar sin usar una interferencia vocal. Comience por hablar
durante 15 segundos. En forma gradual, aumente el tiempo hasta que
pueda hablar durante dos minutos sin una sola interferencia. Ésta es una
buena práctica, a pesar de que con ello el significado pudiera pasar a
segundo plano y usted podría distraerse demasiado tiempo tratando de
evitar dichas interferencias.
3. Mentalmente, observe sus interferencias en la conversación y en la
oratoria. Avanzará considerablemente cuando sea capaz de detectar
sus propias interferencias en los escenarios reales de comunicación.
Cuando alcance esta etapa, se dará cuanta que puede limitar y hasta
evitar las interferencias.
Contacto visual
El contacto visual, o la franqueza, implica ver a diversos grupos de gente, en
cualquier sección del público, a lo largo del discurso. En tanto mire a la gente
(aquellas personas frente a usted, hasta el fondo del lado izquierdo, al centro
del salón, etc.) y no a sus notas o al techo, al piso, a la ventana, cada uno de
los miembros del público se percatará de que mantiene contacto visual con
ellos.
Una manera de tener certeza de que usted mantiene el contacto visual es
pensar en su público como un conjunto de grupos que permanecen sentados
en diversos lugares del auditorio. Luego, al azar, hable durante 4 o 6 segundos
con cada grupo. Tal vez le convenga empezar con un patrón Z. Hable con el
grupo al fondo a la izquierda durante algunos segundos, después eche un
vistazo a la gente al fondo a la derecha durante algunos segundos más y luego
dirija su mirada al grupo situado en medio. Después al grupo al frente a la
izquierda y finalmente al grupo localizado al frente a la derecha. Luego quizá
decida revertir el orden, comenzando por la parte posterior a la derecha.
Finalmente, usted se hallará siguiendo un patrón al azar, en el que verá a todos
los grupos por igual, durante algunos minutos. Dicho patrón le permite pasar
lapsos proporcionados de tiempo, haciendo contacto visual con las personas
sentadas frente a usted o en el centro o hasta atrás del salón.
A continuación exponemos tres razones por las que conviene mantener
contacto visual:
Mantener contacto visual ayuda al público a concentrarse en el discurso.
Si los oradores no dirigen su mirada hacia nosotros mientras hablan, es
poco probable que mantengamos contacto visual con ellos. Esta ruptura
en el mutuo contacto visual a menudo contribuye a disminuir la
concentración del público en el mensaje del orador.
Mantener contacto visual aumenta la confianza del público en usted, el
orado. Al igual que usted tiende a ser escéptico con la gente que no le
mira a los ojos cuando conversa, del mismo modo el público se torna
escéptico con los oradores que no mantiene contacto visual con ellos. El
contacto visual se percibe como una señal de sinceridad. Los oradores
que dejan de mantener contacto visual con sus públicos son percibidos
casi siempre como gente turbada y a menudo como gente poco sincera
o deshonesta.
Mantener contacto visual le ayuda a lograr mayor discernimiento en
cuanto a la relación del público respecto a su discurso, En la medida que
la comunicación es de dos sentidos, su público se comunica con usted al
mismo tiempo que usted se dirige al él. En una conversación, la
respuesta del público puede ser tanto verbal como no verbal; en el
discurso público, la respuesta al auditorio se muestra por medio de
intensidad. Los que no prestan atención tienden a bostezar, a ver a
través de la ventana y a adoptar una postura desgarbada en sus sillas.
Al monitorear el comportamiento de su público, usted puede determinar
qué ajustes, adiciones o supresiones conviene llevar a cabo en sus
planes. Cuando los oradores se tornan más diestros, pueden dar un
mejor uso a la información que obtienen de sus oyentes, a través del
contacto visual con ellos.
Cuidar la Gestualidad
La eficacia para comunicar lo que usted tiene en mente depende en gran
medida de la manera en que sus acciones corporales no verbales
complementan su voz. Las variables no verbales principales que afectan el
significado son la expresión facial, los gestos, los movimientos, el aplomo y la
postura. En el siguiente recuadro se enumeran los gestos más comunes:
GESTUALIDADLO QUE EXPRESA
Mirar de frente al interlocutor Franqueza, disponibilidad para el diálogo
Mirar de lado al interlocutor (también
por encima de los anteojos)Desconfianza, preparativos para huir
Acariciarse la barbilla Reserva, preparación de decisiones
Entrelazar, tensar los dedos a la vista
del interlocutorAutoridad
Frotarse una oreja o darle tirones Inseguridad
Mirar el sueloNo creer demasiado en lo que se
escucha
Frotarse las manos Impaciencia, deseo de concluir el diálogo
Apretarse la nariz Evaluación negativa del interlocutor
Tamborileo con los dedos sobre una
superficie horizontalImpaciencia
Sentarse con las manos enlazadas
detrás de la cabezaSeguridad, superioridad
Inclinar hacia un lado la cabeza,
asentir durante el diálogoInterés por el interlocutor
Palma de la mano abierta Sinceridad, franqueza e inocencia
Caminar erguido Confianza y seguridad en sí mismo
Inclinarse hacia el interlocutor, mirarlo
a los ojosInterés en el otro
Pararse con las manos en las
caderas
Optimismo, buena disposición para hacer
algo
Jugar con el cabello: formar
mechitas, enredarlas, arreglarlo
repetidamente
Inseguridad
Morderse o comer en público las
uñas y cutículasInseguridad, nerviosismo
La cabeza descansando sobre una
de las manos o mirar hacia el pisoAburrimiento
Unir los tobillos, frotar los tobillos Aprensión
PuñosFuria contenida, enojo, frustración y
desconfianza
Cruzar las piernas, balanceando
ligeramente el pieAburrimiento
Brazos cruzados a la altura del pecho Estar a la defensiva
Caminar con las manos en los
bolsillos o con los hombros
encorvados
Desánimo
Frotarse las mejillas con las manos Expectativa, evaluación en proceso
Frotarse un párpado Dudas
Tocarse la nariz Mentir, dudar o rechazar algo
Hablar con propiedad
En el pasado fuimos testigos de una gran controversia sobre la “corrección
política”, en especial en los recintos universitarios. Si bien varios asuntos
relacionados con el debate sobre la corrección política van más allá del objetivo
de este capítulo, en el centro de la controversia está la interrogante de cuáles
comportamientos del lenguaje son apropiados y cuáles no.
Hablar con propiedad significa usar el lenguaje que se adapta a las
necesidades, intereses, conocimientos y actitudes del oyente, con el propósito
de evitar el lenguaje enajenante. El lenguaje apropiado tiene el valor positivo
de estrechar el lazo de confianza entre las partes en una transacción de
comunicación. Cuando usted cuenta con la aceptación y confianza de la gente,
ésta tiende a creerle. Cuanto más hostil sea la gente hacia usted y sus ideas,
mayor cuidado necesitará tener en el uso del lenguaje sensible a sus
necesidades. Aún así, bajo tensión o en su afán por llamar la atención sobre
un punto, algunas veces puede decir cosas que en realidad no quiere decir o
expresar sentimientos que no serían aceptables por extraños. Si usted hace
esto, puede perder todo lo que ha ganado. En esta sección dirigimos en forma
específica nuestra atención al lenguaje apropiado a al inapropiado.