Cómo acercarse a la Filosofía.

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Tammy Daniela Chávez García Sociología del Conocimiento “Cómo acercarse a la filosofía” León Olivé Muchas veces nos preguntamos, cómo es posible que las relaciones humanas puedan llevarse a cabo, que nos relacionemos unos con otros, que podamos vivir en sociedad, cómo es posible que podamos subsistir y que las sociedades en las que vivimos logren desarrollarse con sus instituciones y estructuras; al mismo tiempo cuestionarnos y reflexionar sobre nuestros actos y cómo logramos relacionarnos con éxito en nuestro medio ambiente. Todo lo anterior se da gracias a que en su mayoría o más bien, todos y cada uno de nosotros tenemos y mantenemos creencias, suponemos valores y actuamos respecto a las normas y reglas que orientan nuestras acciones. Siempre, desde que se formaron los primeros grupos sociales actuamos bajo creencias que fuimos adquiriendo en el proceso de crecimiento y de socialización dentro de nuestro medio ambiente y entorno social. Se ponen en juego muchas creencias desde que comenzamos a tener consciencia sobre nuestros actos, por ejemplo: en la familia es donde comienza todo, nos inculcan valores, creencias, “lo que es bueno y malo”, etcétera. Hasta que de pronto comienzas a crecer y a comprobar todo aquello que te han inculcado desde muy pequeño y la mayoría de las veces tu comportamiento y la forma en que ves (veías) la vida comienza a tomar otro color y de cierta manera comienzas a contra decir o poner en juego las creencias por las que se rige tu familia.

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ENSAYO, LEÓN OLIVÉ

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Tammy Daniela Chávez García Sociología del Conocimiento

“Cómo acercarse a la filosofía” León Olivé

Muchas veces nos preguntamos, cómo es posible que las relaciones humanas puedan llevarse a cabo,

que nos relacionemos unos con otros, que podamos vivir en sociedad, cómo es posible que podamos

subsistir y que las sociedades en las que vivimos logren desarrollarse con sus instituciones y

estructuras; al mismo tiempo cuestionarnos y reflexionar sobre nuestros actos y cómo logramos

relacionarnos con éxito en nuestro medio ambiente.

Todo lo anterior se da gracias a que en su mayoría o más bien, todos y cada uno de nosotros tenemos

y mantenemos creencias, suponemos valores y actuamos respecto a las normas y reglas que orientan

nuestras acciones. Siempre, desde que se formaron los primeros grupos sociales actuamos bajo

creencias que fuimos adquiriendo en el proceso de crecimiento y de socialización dentro de nuestro

medio ambiente y entorno social. Se ponen en juego muchas creencias desde que comenzamos a

tener consciencia sobre nuestros actos, por ejemplo: en la familia es donde comienza todo, nos

inculcan valores, creencias, “lo que es bueno y malo”, etcétera. Hasta que de pronto comienzas a

crecer y a comprobar todo aquello que te han inculcado desde muy pequeño y la mayoría de las veces

tu comportamiento y la forma en que ves (veías) la vida comienza a tomar otro color y de cierta manera

comienzas a contra decir o poner en juego las creencias por las que se rige tu familia.

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Valores y reglas.

En éste punto podemos recordar cuando Moisés al liberar al pueblo de Israel, se volvió “LIDER” o

representante de Dios y ambos postularon los 10 mandamientos con los cuales el pueblo israelí

debería mantenerse en orden y funcionar en comunión con todos los habitantes de ahí.

“Según la doctrina de la Iglesia católica, los Diez Mandamientos (o Decálogo) son la síntesis de toda la Ley de Dios (o Ley moral) y la base mínima y fundamental de la moral católica. Por eso, la Iglesia católica exige a sus fieles el cumplimiento obligatorio de esas reglas. Según la doctrina de la iglesia, quien no sigue estas reglas, comete pecado y, dependiendo de la gravedad de la transgresión se desvía parcial o totalmente de Dios y de su amor, rechazando así la salvación y felicidad eterna ofrecidas por Dios.” Con esos 10 mandamientos el pueblo está obligado de cierta forma a obedecer o a recibir un castigo

divino sino cumple con alguna de esas leyes morales para el buen funcionamiento de la sociedad, más

adelante retomaremos éste punto.

Por lo general muchas de las creencias que mantenemos vigentes ni si quiera son puestas en duda,

más bien, por el contrario, son consideradas como verdaderas aunque su justificación sea muy pobre o

poco creíble. Volvemos al ejemplo de la religión, muchas veces nos hacen creer en “la virgen”, en “Los

reyes magos” tal vez para que nuestra existencia en este mundo tenga sentido y no nos sintamos tan

vacíos, quizá para darle un toque mágico y que tengamos fé en “algo”; por otro lado, también nos

hacen creer que “sí nos salimos después de comer se nos va a ir la boca chueca” y cuando niño, ni te

atreves a salir al patio a la hora de comer o después de comer, por miedo. Son formas de dominación,

que ya cuando creces y te das cuenta que es mentira probablemente dudarás en aplicarlo con tus hijos

o tal vez hagas eso y más.

Ahora bien, ¿cuál es la diferencia entre CREER estar en lo cierto y saber que estás en lo “CIERTO”?

Ya lo mencioné con anterioridad, cuando el sujeto en cuestión desea poner en juego lo que CREE

SABER, podrá experimentar e incluso llevarse más de una respuesta o incluso sorpresas, ya que el

resultado de el experimento puede llegar a salir de una generalidad y ser otra experiencia para cada

uno de nosotros.

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Y es cuando dejamos a un lado las presuposiciones o presupuestos que teníamos, cuando ya

comenzamos a ser conscientes de nuestras acciones y comenzamos a actuar diferente.

¿Qué quiere decir que una creencia sea verdadera y cuándo podemos confirmar que sí lo es?

A lo largo de nuestra vida hemos escuchado “hasta no ver no creer”, hasta el cansancio y normalmente

lo escuchamos de personas que mínimo nos doblan la edad o el también muy famoso “más sabe el

diablo por VIEJO que por DIABLO”. Considero que es una mejor opción investigar sobre lo que nos

inquieta o lo que nos cuentan, muchas de las veces no es favorable sólo hablar sin saber, hay

verdades que se logran desvirtuar e irnos con la finta de sus mil hipótesis. Por eso, primero leer, oír y

ya después hablar.

Por ejemplo, pongo el caso de “las dietas”, muchas dicen funcionar y bajarte 10 kilos en una semana,

pero si no investigas de pies a cabeza en lo que pretendes experimentar, puedes causarle mucho daño

a tu organismo o bien, lograr tener un cuerpo envidiable.

Por lo general podemos alegar distintas justificaciones para sostener nuestras pretensiones de que

tenemos “razón” en algo y para ello recurrimos a un proceso de justificación para seguir manteniendo

nuestra creencia el la verdad de ese “algo”, por ejemplo en la ideología política. Cada quien tendrá

argumentos o no los tendrá para defender su ideología, aunque claro, muchas de las veces no somos

conscientes de lo que decimos por no estar enterados y seguir con una “creencia inculcada”.

¿Qué diferencia hay entre creer o saber?

De ello hemos estado tratando con anterioridad, creer sin tener una respuesta o comprobar y saber sí o

no, sin decir NO SÉ. Los últimos días de ha vuelto viral en las redes sociales un “juego diabólico” muy

parecido a la Güija. En este juego se supone que invocas a un demonio que responde por el sobre

nombre de “Charlie”. Éste juego me tuvo dos días intentando sacar una respuesta lógica al movimiento

de los objetos (lápices o plumas) que dan la respuesta en el tablero, una de mis opciones era que uno

de los jugadores soplaba al lápiz o que era un efecto de stop motion; hasta que un día, mí mejor amigo

me comentó que jugó, me enseñó un vídeo y me contó todo lo sucedido. Bien, honestamente yo

prefiero respetar y quizá quedarme con la duda porque le temo a la actividad paranormal y yo soy un

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ejemplo de que no sé, en este caso prefiero no saber y seguir con mí creencia, aunque claro, me

gustaría saber la verdad.

¿Qué ocurre cuando calificamos como buena o mala la acción de una persona?

A lo largo del escrito hemos tratado una serie de ejemplos que a simple vista podrán parecer triviales,

pero llevándolos a un punto de análisis observamos que nos presentamos ante problemas de gran

profundidad como lo es la verdad y el conocimiento, o el de lo correcto y lo incorrecto en el terreno de la

moral y la política.

Pues bien, con esto es muy cierto que estamos clasificados, nuestra sociedad y las sociedades del

mundo están clasificadas bajo normas o paradigmas que les rigen su cultura y con ello viene “la

variabilidad cultural”.

Ejemplo, El término civilización occidental es un concepto que, según el contexto en que se use, puede

incluir o excluir a ciertos países por razones políticas, culturales o históricas, por lo cual existen

distintas acepciones de qué países, naciones o zonas geográficas pertenecen a esta. Nosotros, los

habitantes del continente Americano, estamos dentro del término. ¿Qué quiero decir con esto? El punto

al que quiero llegar es que culturalmente estamos acostumbrados a ciertos valores, creencias y

costumbres que nos generalizan como partidarios de la ideología occidental, o sea que por lo general,

tendemos a catalogar a la civilización oriental como salvaje, involucionada, suicida, asesina, sucia,

etcétera porque sus costumbres, filosofía y acciones son muy distintas a las nuestras. Con ello, no

quiere decir que debamos satanizar la cultura oriental, sino aceptar que son diferentes y se rigen bajo

normas legales establecidas en sus constituciones tales como “LA MUTILACIÓN DEL GENITAL

FEMENINO” acción que en nuestra civilización estaría penada, es por eso que creemos que la

civilización occidental es un tanto retrógrada, salvaje y misógina. Sin embargo, no podemos tacharlo de

sí es bueno o malo rotundamente porque es parte de su cultura, o por ejemplo que permitan el

matrimonio de niñas con hombres que les podrían triplicar la edad, con tal de quitarse la

responsabilidad de ellas o venderlas para que puedan pagar los estudios de sus hijos “varones” y así

poder salvarse de la miseria, ¿suena terrible no?... Para nuestra civilización de igual forma condena

esa acción como bárbara e incivilizada, podríamos tachar a los familiares de las víctimas de matrimonio

infantil como “desalmados” y “sucios”, pero ellos no lo ven así, para la cultura oriental es muy normal

esto, incluso porque desde niños se les inculca ver a la mujer como un estorbo y como un objeto sexual

para saciar sus ganas e incluso su furia golpeándolas hasta casi dejarlas muertas. ¿Por qué no hay un

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movimiento de rebelión por parte de ellas? Pues porque así ya fueron educadas, bajo la sumisión, por

eso son casadas tan niñas, para poder moldearlas al antojo del esposo. Esos actos misóginos no sólo

se ven en medio oriente, realmente es un problema general de la humanidad, sólo que en occidente,

las mujeres tenemos derecho y levantamos la voz, podemos defendernos porque además nuestra “ley

nos ampara”. Aunque claro, la venta de infantes es algo que en Latinoamérica se ve contantemente y

más en las zonas más marginadas.

A todo esto, hemos mencionado que en una sociedad como la nuestra se presupone la existencia de

conjuntos, de creencias, de saberes, de normas y de valores los cuales también están presentes en la

investigación científica y en la política. Pueden haber normas jurídicas, morales y también

metodológicas, las cuales indican lo que debe hacerse en una sociedad.

¿Por qué la gente acepta las normas? Sin duda alguna, en todos los contextos sociales por lo general la gente está dispuesta a obedecer ya

sea porque al acatar una orden recibirá un premio o sencillamente para evitar ser castigados lo cual se

convertirá en el premio más sagrado.

Nuestra civilización como bien ya lo he mencionado con anterioridad, le otorga un valor importante, sino

es que elemental y supremo a “LA VIDA”, fundamenta la norma donde prohíbe matar a las personas.

¿Por qué son aceptables ciertos sistemas normativos y otros sistemas son más aceptables que otros?

Muchas de las veces los factores que determinan la aceptación de un sistema normativo es porque se

supone que beneficia a los grupos que conforman dicho Estado y por lo general, no somos

cuestionados sí nos parece correcto o no, de pronto ya sólo aparecen nuevos reglamentos que

debemos acatar.

Por ejemplo, una norma moral trata sobre respetar al prójimo. Con esto y porque también no somos tan

liberales como pareciera, para una mujer en México está penado salir a la calle mostrando el torso

desnudo e incluso amamantar a sus criaturas en plena luz del día porque social y moralmente se le

tachará como impúdica. El problema es que hemos sexuado mucho el cuerpo femenino, incluso de

identificarlo como un objeto sexual y esto no sólo en México sino en muchas partes del mundo, por eso

los moralistas creen que castigando socialmente a una mujer por mostrar su cuerpo ellos alejarán

perversiones. Y gracias a los valores que nos han inculcado y hemos fortalecido nos orillan a alejar lo

perverso de nuestras mentes porque sabemos que es “malo”.

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Pero no siempre todo es así, en este planeta un sin número de personas que dejan a un lado los

valores y le hacen caso a su instinto o a su inconsciente y llevan a cabo las peores hazañas jamás

vistas antes. Un ejemplo de ello es el asesino Charles Manson que logró hacer asesinatos múltiples sin

siquiera tener un arma en las manos, el hacía que la víctima se convenciera de algo, por ejemplo el fin

del mundo y hacía que una serie de fanáticos se suicidaran en masa o convencerlos de asesinar a

otros.

“La moral, ¿por qué deberíamos ser morales?

Sólo tenemos dos opciones, aceptar la vida o negarnos a ella, sí optamos por seguir viviendo de igual

forma tenemos de dos, aislarnos de toda vida social o aceptar la convivencia con otros seres humanos

Al decidir estar en contacto y relacionarnos con otros seres humanos, sabemos que nos enfrentamos a

normas, valores, principios y creencias que constituyen los grupos sociales. “Cuando las normas se

obedecen porque se cree que son legítimas es posible la convivencia pacífica entre os seres humanos”

(“El juramento de la cancha de tenis”. Jean Pierre Marie Jazet).

A veces trato de imaginarme cómo sería la vida, la sociedad, el mundo sin normas ni valores. La moral

refleja la necesidad de respetar a las otras personas y de reconocer la existencia de normas y valores

que entran en juego.

En conclusión puedo decir que en este mundo de valores, normas y deberes donde nos enseñan a

juzgar sin si quiera tener consciencia o razonar, sino más bien a obedecer y a no cuestionarnos, es

NECESARIO rebelarnos en contra de lo ya establecido para poder así llegar a un punto de

experimentación donde podamos experimentar “la verdad”, nuestra verdad, aunque claro, muchas de

las veces existirá la confrontación de interés y de visiones del mundo, he ahí donde debemos

retroalimentarnos de los demás y fortalecer nuestros argumentos a la hora de defender lo que creemos.