cometario-habitante-terrestre

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− Y estas aves rotas de la tierra son las hojas derrumbadas del otoño. Sobre estas hojas un derrotero de signos enmudecen al lector, aquellos pájaros que surcan el cielo ahora sobrevuelan estas hojas tratando de dominar la gravedad del poema en un sinfín de cielos-versos-palabras que no estigmatizan los temas abordados y por el contrario los devela para encontrarse desnudos ante el suelo pedestre del poema. He comenzado citando el poema 2 de la primera parte por el simple hecho de resumir toda la resonancia significativa que logra este Habitante Terrestre en un encuentro verbal con el lector que al iniciar la lectura del libro lo atrapa en un laberinto de recuerdos logrados a través de una cámara fotográfica verbal hecha metáfora viva. Las 4 partes en que se desglosan el libro I PRIMER CONOCIMIENTO DE LAS COSAS O CRONICA PEDESTRE / II LAS COSAS VERDADERAS / III CONTINUIDAD DE LA PIEDRA / IV PRIMER CONOCIMIENTO DE LAS OTRAS COSAS. Son puertas abiertas, aquellas puertas quizá de las que nos hablaba el escritor portugués José Saramago, puertas a las que muchas veces no nos atrevemos a acceder (abrir) por temor a encontrarnos con lo más terrible de nosotros, sin embargo Ugo Velazco optó por el camino del develo y conocer la verdad del detrimento cognoscitivo de las cosas –realidad / virtualidad–. Y a pesar de los tópicos que el poeta toca como la piedra “símbolo de fuerza inmanente” se siente la sensación del apagamiento del verso conforme se avanza en la lectura del libro pero no es más que un artilugio para el trabajo que el poeta impone al lector en el afán de no dormitarlo y volver agarrarlo y devolverlo a la realidad para volver a traerlo y así constituir aquella unión sideral del sueño hecho disección precaria en el oído ajeno. (…) por qué el reloj detenido me daba miedo / por qué no sabía si odiar o querer a ese cuchillo / con que mi madre degollaba las gallinas, esta pequeña muestra resuelve el ensañamiento de la vida con nosotros en la niñez que soslayadamente le sobrevivimos de milagro. (…) 27 años a veces / no le sirve de mucho a uno / te echan del empleo te busca la policía –y te encuentra–, es aquella etapa de la juventud donde nos embarcamos a tratar de encontrarnos, muchas veces no somos asertivos y quedamos en el camino varados con lo único que nos pertenece el cuerpo en una fría maleta. (..) Después de andar / un buen trecho / he pensado –como es natural– / en la miseria / de mi trajinar. Y no sé por qué / pensé en la piedra laja / que sostiene a mi casa, aquella piedra es el símbolo de que ahora

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hugo velazco

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− Y estas aves rotas

de la tierra

son las hojas derrumbadas del otoño.

Sobre estas hojas un derrotero de signos enmudecen al lector, aquellos

pájaros que surcan el cielo ahora sobrevuelan estas hojas tratando de

dominar la gravedad del poema en un sinfín de cielos-versos-palabras que

no estigmatizan los temas abordados y por el contrario los devela para

encontrarse desnudos ante el suelo pedestre del poema. He comenzado

citando el poema 2 de la primera parte por el simple hecho de resumir

toda la resonancia significativa que logra este Habitante Terrestre en un

encuentro verbal con el lector que al iniciar la lectura del libro lo atrapa en

un laberinto de recuerdos logrados a través de una cámara fotográfica

verbal hecha metáfora viva. Las 4 partes en que se desglosan el libro I

PRIMER CONOCIMIENTO DE LAS COSAS O CRONICA PEDESTRE / II LAS

COSAS VERDADERAS / III CONTINUIDAD DE LA PIEDRA / IV PRIMER

CONOCIMIENTO DE LAS OTRAS COSAS. Son puertas abiertas, aquellas

puertas quizá de las que nos hablaba el escritor portugués José Saramago,

puertas a las que muchas veces no nos atrevemos a acceder (abrir) por

temor a encontrarnos con lo más terrible de nosotros, sin embargo Ugo

Velazco optó por el camino del develo y conocer la verdad del detrimento

cognoscitivo de las cosas –realidad / virtualidad–. Y a pesar de los tópicos

que el poeta toca como la piedra “símbolo de fuerza inmanente” se siente

la sensación del apagamiento del verso conforme se avanza en la lectura

del libro pero no es más que un artilugio para el trabajo que el poeta

impone al lector en el afán de no dormitarlo y volver agarrarlo y devolverlo

a la realidad para volver a traerlo y así constituir aquella unión sideral del

sueño hecho disección precaria en el oído ajeno. (…) por qué el reloj

detenido me daba miedo / por qué no sabía si odiar o querer a ese

cuchillo / con que mi madre degollaba las gallinas, esta pequeña muestra

resuelve el ensañamiento de la vida con nosotros en la niñez que

soslayadamente le sobrevivimos de milagro. (…) 27 años a veces / no le

sirve de mucho a uno / te echan del empleo te busca la policía –y te

encuentra–, es aquella etapa de la juventud donde nos embarcamos a

tratar de encontrarnos, muchas veces no somos asertivos y quedamos en

el camino varados con lo único que nos pertenece el cuerpo en una fría

maleta. (..) Después de andar / un buen trecho / he pensado –como es

natural– / en la miseria / de mi trajinar. Y no sé por qué / pensé en la piedra

laja / que sostiene a mi casa, aquella piedra es el símbolo de que ahora

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somos un cuerpo frío e inerte que deambula, que aparece en cualquier

lado enmudeciendo cuando cae la noche sobre nuestras coronas. Lo que

debe ser estudiado y tomando en cuenta son los poemas expuestos en la

última parte, el Neurólogo Lingüista Artidoro Cáceres expone que los

íconos están cambiando el lenguaje y los están convirtiendo en jeroglíficos

porque ya nadie o casi nadie utiliza el lenguaje de la palabra articulada

para comunicarse y si los íconos, Velazco nos da una clara muestra de ello

formateando su poesía y con un ágil parpadear de dedos (Ctrl+C, Ctrl+V,

Ctrl+P) –acaba la obra por arrojarse al mundo– Jean-Paul Sartre. Podría

extender este comentario articulado por el sendero fósil de los dinosaurios

que todos ya conocemos y que se tumban en la palestra pero, para no

caer en fanatismos apócrifos es mejor que el lector descubra con sus

propias armas este poemario que alumbra la nueva estancia de un tipo

desenmascarado dispuesto a proponer lo que su edad le ha permitido

conocer…

Carlos Mendoza

Juliaca,

(mes de la independencia en off)

Julio, 2015