Comercio, Mercado y Circuitos Pecuarios x Usar

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Javier Castaño Pareja

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  • CENTRO DE ESTUDIOS HISTRICOS

    COMERCIO, MERCADOS Y CIRCUITOS PECUARIOS

    EN EL NUEVO REINO DE GRANADA Y LA

    AUDIENCIA DE QUITO, 1580 -1715

    Tesis que para optar por el grado de

    DOCTOR EN HISTORIA presenta

    Yoer Javier Castao Pareja

    Director de Tesis: Dr. Bernd Hausberger

    MXICO, D.F. MARZO DE 2015

  • CENTRO DE ESTUDIOS HISTORICOS

    ______________________________________

    PRESIDENTE

    ______________________________________

    PRIMER VOCAL

    ______________________________________

    VOCAL SECRETARIO

  • AGRADECIMIENTOS

    Para la realizacin de esta tesis doctoral cont con el apoyo de diversas instituciones

    e individuos. El auxilio de stos fue crucial a lo largo de mis estudios de postgrado en

    Mxico y en el proceso de elaboracin de esta investigacin. Unos y otros me

    ayudaron de diversas formas, ya fuera con su aporte econmico, con sus comentarios

    o crticas, con recomendaciones documentales y bibliogrficas o con las palabras de

    aliento que fueron necesarias para superar las situaciones de desasosiego que a

    menudo me embargaron. Sin la beca que me otorg primero la Secretara de

    Relaciones Exteriores de Mxico y posteriormente El Colegio de Mxico, sencillamente no hubiera podido llevar a cabo mi doctorado. Con ambas instituciones

    estoy infinitamente agradecido. Le reitero mi gratitud a esta ltima institucin (en

    particular al Centro de Estudios Histricos), pues financi generosamente mis

    estancias de investigacin en diversos centros documentales de Colombia, Ecuador,

    Espaa y Alemania. Asmismo, agradezco las continuas sugerencias, acertadas

    observaciones, datos bibliogrficos e informacin sobre documentos y archivos que

    me ofreci con desinters, amabilidad y mucha paciencia mi director de tesis, el

    doctor Bernd Hausberger. Doy tambin las gracias a diversos profesores tanto del

    Centro de Estudios Histricos de El Colegio de Mxico como de otras instituciones

    de educacin superior pues con sus crticas constructivas y recomendaciones me acompaaron en este largo camino. Entre ellos cabe mencionar a los doctores Carlos

    Marichal, Antonio Ibarra, Mara Cristina Zuleta, Fernando Ciaramitaro, Carlos

    Sempat Assadourian, Herbert Klein, Salvador Bernabu y Stefan Rinke. Igualmente,

    expreso mi gratitud a los diversos miembros (docentes y estudiantes) del programa

    ENTRE ESPACIOS, pues debido a las discusiones y dilogos que se llevaron a cabo

    tanto en la ciudad de Mxico como en Berln retom muchos elementos que me

    ayudaron no slo a madurar este proyecto sino tambin a apasionarme mucho ms

    por los estudios globales y transnacionales. De la misma manera agradezco la buena

    atencin que recib por parte del personal de los diferentes archivos y bibliotecas que

    visit para recolectar el material documental de esta investigacin. Sin la ayuda de

    estas personas esta tarea hubiese resultado an ms engorrosa y complicada. Adems doy mis a agradecimientos a mis buenos amigos Carlos Murgueitio, Henry Carvajal

    Jaramillo y Luis de Pablo Hammeken, pues en muchas ocasiones me brindaron su

    auxilio incondicional para iniciar y culminar la aventura intelectual que supuso la

    realizacin de esta tesis. Finalmente, agradezco el amor ilimitado y la confianza en

    mis talentos que siempre han manifestado los miembros de mi familia, en especial mi

    querida madre Beatriz Pareja Arenas.

  • NDICE

    Introduccin 1

    EL MBITO DEL CONSUMO

    Captulo 1. Las polticas del abasto durante el perodo colonial y

    el sistema de aprovisionamiento de las zonas aurferas del primer

    ciclo de auge de la minera neogranadina.

    33

    1.1. El consumo crnico en las zonas mineras del Bajo Cauca

    Antioqueo, 1580-1630.

    38

    1.2. El perodo de la crisis de la minera aurfera: 1630-1680. 55

    Captulo 2. Los sistemas de abasto y el consumo en las ciudades

    de Quito y Santaf.

    67

    2.1. El comercio clandestino de ganados en la ciudad de Quito. 84

    2.2. Las agresivas crisis de mantenimientos de Quito durante la

    segunda mitad del siglo XVII y su dependencia de la oferta

    crnica proveniente del Valle del ro Cauca.

    86

    2.3. El funcionamiento del abasto crnico en la neogranadina

    ciudad de Santaf.

    97

    2.4. Algunas industrias de transformacin de materias primas

    pecuarias.

    115

    2.5. Y mucha mortandad por la calamidad del tiempo. 126

    LA ESFERA DE LA DISTRIBUCIN Y EL

    INTERCAMBIO

    Captulo 3. Los agentes operadores de la actividad pecuaria. 134

    3.1. Los tratantes y diezmeros. 137

    3.2. La participacin del clero en los negocios pecuarios. 148

    3.3. La intervencin de las autoridades coloniales en la venta y

    comercio de ganados.

    159

    3.4. Operaciones y mecanismos de pago en el comercio pecuario. 166

    Captulo 4. Las rutas, las distancias y los gastos del comercio

    pecuario.

    183

    4.1. Las rutas pecuarias que articulaban al Alto Magdalena con

    Popayn, Pasto y Quito.

    190

    4.2. La ruta desde Timan a Almaguer y Quito. 198

    4.3. La va del comercio clandestino de ganados. 199

    4.4. La disputa entre Santa F y Quito por la oferta pecuaria del

    Alto Magdalena.

    207

    4.5. El trfico de ganados hacia la dehesa de Bogot y la ciudad

    de Santa Fe.

    219

    4.6. El trnsito de bovinos desde el valle del ro Cauca hacia el

    Sur (Popayn, Pasto, Ibarra, Riobamba y Quito) y los distritos

    232

  • mineros de la provincia de Antioquia.

    EL UNIVERSO DE LA PRODUCCIN

    Captulo 5. Las zonas de produccin pecuaria del Nuevo Reino

    de Granada.

    246

    5.1. Las reas de produccin pecuaria proveedoras de la ciudad

    de Santaf.

    251

    5.1.1. Las reas productoras de carneros para el abasto de

    Santaf.

    252

    5.1.2. La sujecin de los pueblos de la sabana cundiboyacense a

    los requerimientos santafereos.

    255

    5.2. Produccin y comercio de ganados mayores y menores en la

    hacienda de Susa.

    260

    5.3. La ceba y engorde de reses forasteras en la Dehesa de

    Bogot.

    262

    5.4. Las zonas de produccin de Tierra Caliente. 274

    5.5. Los pastizales del Alto Magdalena. 284

    5.5.1. La cra y comercio de mulas en la jurisdiccin de Timan. 295

    5.5.2. Las amenazas de la tribu andaqu sobre la produccin y el

    comercio pecuario del Alto Magdalena.

    298

    5.5.3. Estancias y mano de obra del Alto Magdalena. 302

    5.5.3.1. La esclavizacin de los indios tama. 307

    5.6. Las dehesas del Alto Magdalena dejan de ser las ms

    importantes despensas crnicas de Santaf, 1730-1750.

    312

    Captulo 6. La produccin pecuaria en el valle del ro Cauca. 318

    6.1. Estancias y ganaderos en las jurisdicciones de Buga y

    Cartago.

    326

    6.2. El Hato Real de Roldanillo. 333

    6.3. El comercio de ganados vallecaucanos en la Audiencia de

    Quito.

    340

    6.4. El nuevo despegue de la actividad minera neogranadina,

    1700-1730.

    347

    Conclusiones generales 359

    Siglas y referencias bibliogrficas 373

    Anexo 1. Equivalencias de monedas, pesos y medidas. 387

  • NDICE DE TABLAS

    Tabla 1. Precios del ganado en pie y sus productos derivados en las

    zonas mineras del Bajo Cauca Antioqueo.

    45

    Tabla 2. Algunos ganados remitidos desde la Gobernacin de Popayn

    y valle del ro Cauca hacia la provincia de Antioquia.

    47

    Tabla 3. Precio de la arroba de carne y de los subproductos pecuarios

    en las minas de Chisquo.

    53

    Tabla 4. Precio (en granos) de la arroba de carne, la libra de velas y el

    quintal de sebo en las carniceras de Quito.

    95

    Tabla 5. Carneros y vacunos sacrificados en la Dehesa de Bogot para

    el abasto de Santaf, 1669-1670.

    102

    Tabla 6. Precios de la carne y de la libra de velas en Santaf (en

    granos).

    108

    Tabla 7. Nombres, salarios y raciones de algunos trabajadores de los

    rastros de Santaf y Zaragoza.

    125

    Tabla 8. Bovinos provenientes del Alto Magdalena adquiridos por los

    tratantes Domingo lvarez de la Bandeira, Francisco Flix Beltrn de

    Caicedo y don Alonso Ramrez de Oviedo.

    142

    Tabla 9. Algunas compras de ganados efectuadas por el cura Antonio

    Ruiz Navarrete (o sus apoderados) a criadores del valle del ro Cauca.

    150

    Tabla 10. Ganado vacuno sacado de contrabando desde el Alto

    Magdalena hacia Popayn y Quito, 1687-1738.

    204

    Tabla 11. Nmero de ganados vacunos en los pueblos del partido de

    Ubat (Altiplano Cundiboyacense), 1700-1701.

    258

    Tabla 12. Ganados remitidos desde el Alto Magdalena e ingresados a

    la Dehesa de Bogot y hacienda de El Novillero para su venta en

    Santaf (segn los protocolos notariales).

    272

    Tabla 13. Ganados oriundos de la Tierra Caliente ingresados a la

    Sabana de Bogot (segn los protocolos notariales).

    277

    Tabla 14. Precios de las mulas (en patacones) en la jurisdiccin de

    Timan.

    297

    Tabla 15. Nmero de cabezas de ganado existentes en la dehesas del

    valle del ro Cauca en 1721, segn clculos realizados para el cobro de

    los diezmos.

    318

    Tabla 16. Algunos ganados remitidos desde las dehesas de los valles

    de los ros Cauca y Pata hacia la Audiencia de Quito y otros espacios

    de la Gobernacin de Popayn.

    342

  • NDICE DE GRFICOS

    Grfica 1. Produccin de oro en Remedios, Cceres, Zaragoza y

    Guamoc, 1576-1635.

    43

    Grfica 2. Produccin aurfera en Anserma, 1606-1638. 54

    Grfica 3. Carneros sacrificados en las carniceras de Santaf,

    1710-1711.

    103

    Grfica 4. Novillos sacrificados en las carniceras de Santaf,

    1710-1711.

    104

    Grfica 5. Precio (en reales) de los novillos introducidos a la

    Dehesa de Bogot durante el siglo XVII para el consumo

    santafereo.

    107

    Grfica 6. Entrada de cueros de carnero y de novillo en la tenera

    de la Dehesa de Bogot, 1710.

    123

    Grfica 7. Ganados de la provincia de Neiva sacados

    clandestinamente hacia Popayn y Quito.

    203

    Grfica 8. Perfil de la ruta pecuaria Buga - Quito, siglo XVII. 236

    Grfica 9. Algunos criadores de Tierra Caliente (Tocaima e

    Ibagu) en 1703.

    279

    Grficas 10 y 11. Principales criadores de ganado del Alto

    Magdalena en 1694.

    293

    Grfica 12. Vecinos de Toro, Cartago y Buga que haban sacado

    beneficio del ganado cimarrn existente entre las jurisdicciones de

    Buga y Cartago (1616-1617).

    329

    Grfica 13. Principales compradores de ganado en el Hato Real de

    Roldanillo, 1596-1687.

    335

    Grfica 14. Oscilaciones del precio de los novillos en el Hato Real

    de Roldanillo, 1620-1680.

    338

  • NDICE DE MAPAS

    Mapa 1. Terra Firma et Novum Regnum Granatense et Popayn,

    1635.

    4

    Mapa 2. Lugares destinados para la cra de ganado en el valle de

    Aburr, s. XVII

    50

    Mapa 3. Ncleos del consumo pecuario y epicentros de la

    produccin ganadera.

    64

    Mapa 4. Ejidos y zonas de abasto ganadero adyacentes a la ciudad

    de Quito.

    76

    Mapa 5. Rutas del trfico ganadero. 240

    Mapa 6. Principales zonas de produccin pecuarias del Nuevo

    Reino de Granada.

    249

    Mapa 7. Pueblos proveedores de ganado mayor y menor para la

    ciudad de Santaf.

    262

    Mapa 8 (detalle). Ganados cimarrones en el occidente

    neogranadino, s. XVII.

    329

    Mapa 9 (detalle). Algunas propiedades ganaderas en las

    jurisdicciones de Buga y Cartago, s. XVII.

    331

  • 1

    INTRODUCCIN

    1. Presentacin

    Esta es una investigacin que se concentra en un mbito de la historia econmica diferente

    a los grandes flujos de minerales preciosos americanos en el comercio internacional durante

    el perodo colonial temprano. Tampoco aborda el trfico trasatlntico o transpacfico de

    bienes de consumo o elementos suntuarios durante los siglos XVI y XVII. En otros

    trminos, las vinculaciones econmicas externas no son los protagonistas de este texto.

    Antes bien, en este escrito se examinan aquellos elementos que propiciaron el desarrollo

    interior de estrechos lazos y eslabonamientos materiales en los Andes septentrionales, como

    lo fue la circulacin de ganado y sus materias primas derivadas. A la luz de los trabajos en

    su momento pioneros de Carlos Sempat Assadourian1, Juan Carlos Garavaglia

    2, Marcello

    Carmagnani3 y Enrique Tandeter

    4, esta investigacin se orienta hacia el anlisis de la

    integracin comercial que se dio entre diversos espacios internos del continente americano

    durante el perodo colonial y por ende el presente estudio intenta revelar las relaciones que

    se establecieron y operaron dentro de una porcin del enorme territorio colonial que de

    ninguna manera era para entonces un bloque cerrado y homogneo concentrado en

    actividades autrquicas o de simple autosubsistencia.

    Al igual que los autores mencionados, para lograr este objetivo no se recurre al uso

    anacrnico de espacios econmicos limitados por las actuales fronteras nacionales, pues

    estas son camisas de fuerza que limitan el anlisis histrico y la comprensin de las

    dinmicas materiales de aquellas sociedades premodernas. Igualmente, a la luz de aquellos

    trabajos se enfatiza en el concepto del intercambio como un proceso social general y

    regular en el que las mercancas (como cosas externas al hombre, transferibles y

    1 Assadourian, Carlos Sempat, El sistema de la economa colonial, Lima, Instituto de Estudios Peruanos,

    1982, 339 p. 2 Garavaglia, Juan Carlos, Mercado interno y economa colonial, Mxico, Grijalbo, 1983, 507 p.

    3 Carmagnani, Marcello, Los mecanismos de la vida econmica en una sociedad colonial: Chile 1680-1830,

    Santiago, Direccin de Bibliotecas, Archivos y Museos/Centro de Investigaciones Diego Barros Arana, 2001,

    421 p. 4 Tandeter, Enrique, Coercin y mercado. La minera de la plata en el Potos colonial: 1692-1826, Buenos

    Aires, Sudamericana, 1992, 332 p.

  • 2

    enajenables) trascienden los limites locales al pasar de unos individuos independientes a

    otros gracias a un acto de voluntad recproca, previo concierto o mutuo asentimiento entre

    las partes involucradas. Vinculado a este trmino se encuentra el de circulacin, con el cual

    se hace referencia a la reciprocidad y al crculo de dependencias generados entre dos o ms

    sujetos que segn sus necesidades y deseos sustituyen sus propios bienes por otros ajenos.

    Esta es una relacin de complementaridad a partir de la cual se genera el movimiento

    cclico de transformacin o de metamorfosis de la mercanca en dinero o en otra mercanca

    de diferentes caractersticas. Sus elementos constitutivos son los procesos de la venta y

    compra, es decir, dos corrientes contrarias que mutuamente se integran.

    Pero a diferencia de las obras de aquellos investigadores, que se concentraron sobretodo en

    estudiar las dinmicas mercantiles, las lgicas de la circulacin y los efectos econmicos

    que se generaron a partir de dos polos o ejes como lo fueron Lima, Potos y otros centros

    mineros de Alto Per (alrededor de los cuales gravitaba la produccin agrcola y pecuaria

    de zonas como Tucumn, Chile, Paraguay, el sur de Brasil y el Ro de la Plata), mi escrito

    pretende dilucidar las dinmicas de un vigoroso intercambio econmico propiciado por el

    trfico de una mercanca de inestimable valor durante el perodo colonial (ya que provea

    alimento, fuerza motriz y materia prima) como lo era el ganado (mayor y menor) y sus

    productos derivados en un rea relativamente perifrica y marginal para los intereses de la

    Metrpoli, como lo fue la parte septentrional de la cordillera de los Andes, esto es, en el

    espacio que se conoca como las audiencias de Santa F y Quito.

    Sus sectores econmicos dominantes eran el oro en la primera y los tejidos en la segunda.

    La demanda pecuaria se efectuaba en los ncleos mineros aurferos, en las capitales de

    ambas jurisdicciones administrativas y en otros centros urbanos de menor escala en donde

    eran atrados los vacunos para ser posteriormente distribuidos hacia otros confines. Estos

    eran los tres ejes articuladores que ejercan encadenamientos directos o indirectos sobre

    diversas reas geogrficas, en especial sobre las vastas zonas ganaderas que emergieron

    entre sus valles interandinos. As que en esa parte de Sudamrica tambin emergi un

    espacio econmico integrado y ligado por la reciprocidad mercantil.

  • 3

    2. El espacio/Las regiones

    Este comercio interno de ganado preponderantemente bovino vinculaba a diversas

    provincias de lo que hoy se conoce como las repblicas de Colombia y Ecuador. Este vasto

    espacio geogrfico estaba caracterizado por su heterogeneidad paisajstica y diversidad de

    nichos ecolgicos, ya que el sistema andino presenta a lo largo de su perfil altitudinal (en

    sentido de orientacin transversal y sucesin escaleriforme) una serie de pisos trmicos o

    microclimas distribuidos en escala correspondientes a los cambios de altura (que oscilan

    desde el abrazador calor de la costa hasta el entumecedor fro de los pramos) que

    determinan que la temperatura, la humedad, la pluviosidad, el clima, la flora, la fauna y

    otros factores biticos y abiticos se trasformen a medida que se avanza o se retrocede

    verticalmente en aquella cordillera.5 De modo entonces que la existencia de estos

    microclimas favoreci la emergencia de economas especializadas superpuestas y con una

    vigorosa vinculacin simbitica; es decir, posibilitaron una distribucin regional de las

    actividades productivas.6 A la par, en su parte septentrional aquella cadena montaosa se

    divide en tres grandes ramales, en cuya extensin se encuentran algunos valles

    intramontanos (unos moderadamente clidos, otros templados) por donde discurran

    libremente (generando cinagas y meandros) varias fuentes hdricas que con sus

    desbordamientos cclicos suministraban de frtiles sedimentos a las tierras aledaas. La

    fecundidad de estos terrenos, las famosas propiedades alimenticias de sus pastos, la

    abundancia de ojos de sal que tendan a existir en estas reas fueron componentes

    geomorfolgicos que posibilitaron la temprana introduccin de la actividad pecuaria en

    estos suelos, especialmente en las llanuras que aparecen como protagonistas a lo largo de

    este escrito. Adems la escasez de mano de obra indgena de estas zonas (diezmada a lo

    largo de varias dcadas por las enfermedades, la guerra sistemtica, el trabajo forzado en

    5 Este factor fue hbilmente aprovechado por los incas (cuya influencia material y cultural lleg hasta el

    puente de Rumichaca, actual frontera entre Ecuador y Colombia) para mantener abastecido a su imperio de

    los recursos provenientes de aquellas dismiles ecosistemas gracias a la estrategia de complementaridad

    vertical. Ver: Murra, John V., El control vertical de un mximo de pisos ecolgicos en la economa de las

    sociedades andinas, Hunuco, Universidad Hermilio Valdizan, 1972, pp. 429-476; Murra, John V., La

    organizacin econmica del estado Inca, Mxico, Siglo XXI, 1989, 270 p.

    6 Vase: Condarco, Ramiro y John Murra, La teora de la complementaridad vertical ecosimbitica, La Paz,

    Hisbol, 1987, pp. 7-8; Deler, Jean Paul, Ecuador: del espacio al estado nacional, Quito, Banco Central del

    Ecuador, 1987, p. 65.

  • 4

    los placeres aurferos y la huida masiva hacia zonas selvticas inaccesibles) dej

    disponibles miles de hectreas de tierras que fueron acondicionadas para la produccin de

    los ungulados de origen ibrico que se demandaban tanto en los itinerantes distritos

    mineros de las zonas bajas y clidas como en los grandes centros de poblacin asentados en

    los fros altiplanos. La ganadera introducida en estos grandes valles transversales (pobres

    en mano de obra y minerales) le permiti a sus ocupantes vincularse directa e

    indirectamente con varios circuitos econmicos interandinos y liberarse de las cadenas del

    aislamiento.

    Mapa 1. Blaew, Guillermo Janszoon, Terra Firma et Novum Regnum Granatense et Popayn, 1635, en: Atlas de Colombia, Bogot, Instituto Geogrfico Agustn Codazzi, 1977.

    Ahora bien, desde el punto de vista de las divisiones polticas de aquel entonces, la presente

    investigacin se circunscribe a los bloques central, suroriental y suroccidental del Nuevo

    Reino de Granada y al altiplano norcentral de la audiencia de Quito. Para finales del siglo

    XVI, diversos cronistas y cosmgrafos sealaban al Nuevo Reino de Granada como una

    entidad territorial que integraba todo aquello que haba en el distrito de la Audiencia de

    Santa Fe (establecida en 1549) y las gobernaciones de Santa Marta, Cartagena y Popayn

    (que hasta 1580 incluy a la provincia de Antioquia) y la provincia de San Juan de los

  • 5

    Llanos. Por aquel entonces, el Nuevo Reino de Granada tambin inclua bajo su distrito a

    las ciudades de San Cristbal y Mrida, con sus respectivas jurisdicciones.7 Con el

    advenimiento de la dinasta borbnica y sus intentos por fortalecer al Estado y ampliar su

    alcance, fue erigido definitivamente el virreinato del Nuevo Reino de Granada en 1738.

    Bajo el gobierno de esta nueva unidad administrativa (cuya capital era Santa F de Bogot)

    estaban comprendidos los territorios de lo que hoy se conoce como Colombia, Ecuador,

    Panam, Venezuela y las islas de Trinidad y Margarita sobre los cuales, valga decirlo, se

    ejerca una poder muy poco efectivo. Debido a esto, en 1777, las zonas costeras de

    Venezuela fueron separadas del virreinato y puestas bajo la jurisdiccin de la Capitana

    General de Caracas.

    Por su parte, la audiencia de Quito (que a lo largo de nuestro perodo de estudio estaba

    integrada al virreinato del Per) fue establecida en 1563 y abarcaba tres grandes

    componentes macrogeogrficos del oeste del continente sudamericano: la costa pacfica o

    llanuras del litoral, la sierra andina y el oriente amaznico. Comprenda los territorios de

    Jan, Valladolid, Loja, Zamora, Cuenca, La Zarza, Guayaquil, La Canela y Quixos.8 Junto

    con la aludida audiencia de Santaf tambin ejerci jurisdiccin sobre la extensa

    gobernacin de Popayn, un territorio que, al igual que un eslabn, vinculaba a estos dos

    centros de poder y sus respectivos espacios jurisdiccionales. Era, pues, segn Jean Paul

    Deler una zona de transicin entre el ncleo histrico de Quito propiamente dicho y el del

    Nuevo Reino de Granada.9 As que la aludida gobernacin de Popayn (con una evolucin

    demogrfica divergente frente al espacio quiteo meridional) tena una caracterstica

    especial: una parte de ella estaba bajo la autoridad de la Audiencia de Santa F, mientras

    que la otra era parte de la de Quito. As, pues, administrativamente dependa

    simultneamente de ambos epicentros polticos. De este modo, ciudades como Pasto,

    Popayn, Cali, Buga, la villa de Chapanchica y el pueblo de Guachicono estaban integradas

    7 Para 1680, la recopilacin de indias indicaba que el distrito del Nuevo Reino limitaba por el medioda, con

    la audiencia de Quito y tierras no descubiertas; por el poniente y por el septentrin con el mar del Norte y

    provincias que pertenecen a la real audiencia de La Espaola; y por el poniente con la Tierra FirmeCitado por: Mayorga Garca, Fernando, La Audiencia de Santa F en los siglos XVI y XVII, Bogot, Instituto

    Colombiano de Cultura Hispnica, 1991, p. 152. 8 Larrea, Carlos Manuel, La Real Audiencia de Quito y su territorio, Quito, Ministerio de Relaciones

    Exteriores/Direccin General de Informacin, 1987, p. 34; Deler, Ecuador: del espacio pp. 52-53. 9 Deler, Ecuador: del espacio p. 99.

  • 6

    al gobierno de esta ltima audiencia. En trminos generales, la gobernacin de Popayn se

    extenda desde los inciertos lmites con la provincia de Antioquia (al norte) hasta los

    trminos del pueblo de Otavalo (al sur). Hacia el oriente (allende la cordillera central de los

    andes neogranadinos) abarcaba el valle de Neiva y una extensa rea de la cuenca superior

    del ro Magdalena y hacia el occidente (ms all del ramal occidental de los andes

    neogranadinos) inclua la tierras bajas del actual pacfico colombiano y la porcin

    meridional de las indmitas tierras del Choc (que fue segregada de la gobernacin de

    Popayn en 1726), cuyas condiciones geogrficas la convertan en una zona aislada, de

    difcil control administrativo, donde el contrabando de oro y esclavos constituan una

    actividad cotidiana.

    De hecho, durante los siglos XVI y XVII la mayor parte del occidente colombiano, una

    enorme extensin de la cuenca del rio Cauca y la parte superior del valle del ro Magdalena

    estuvieron bajo el gobierno de Popayn. En palabras de Marta Herrera ngel, entre otras

    caractersticas de la provincia de Popayn durante el perodo colonial estaban la vastedad

    de su territorio, su variedad geogrfica y socioracial, la relativa inestabilidad de sus lmites

    jurisdiccionales y la falta de correspondencia entre estos ltimos y los definidos para

    efectos de su administracin religiosa.10

    En el aspecto eclesistico, la provincia estaba

    igualmente dividida en dos partes: el obispado de Popayn, que no cubra, por lo dems,

    toda la provincia, estaba supeditado al arzobispado de Bogot, mientras que la regin de

    Pasto dependa del obispado de Quito, que estaba subordinado al arzobispado de Lima. Era

    pues usual en este mbito tanto el ajuste imperfecto de las diferentes divisiones territoriales

    como la superposicin de circunscripciones.11

    3. El Modelo

    Pero para dar contenido a este sistema de relaciones econmicas que traspasaron las hoy

    vigentes divisiones polticas nacionales y que determinaron histricamente la organizacin

    de la vida material en aquel fragmento del espacio colonial fue necesario disear un modelo

    10

    Herrera ngel, Marta, Popayn: la unidad de lo diverso. Territorio, poblacin y poblamiento en la

    provincia de Popayn (siglo XVIII), Bogot, Universidad de Los Andes, 2009, p. 24. 11

    Deler, Ecuador: del espacio pp. 104-105.

  • 7

    (inspirado en la obra de Carlos Sempat Assadourian) compuesto por dos piezas

    fundamentales, como lo son una produccin econmica dominante y unos centros

    coordinadores o polos de crecimiento. En el modelo de este autor, que ha sido aplicado para

    explicar el funcionamiento econmico del virreinato peruano, el primero de estos

    componentes (la plata) recibi su impulso de crecimiento por la demanda externa, sostuvo

    el intercambio con la metrpoli y cohesion interiormente aquel territorio colonial en

    particular. El segundo de aquellos elementos (en este caso Potos y Lima) debido a su

    trascendencia no solamente como mercados de consumo masivo sino tambin como

    epicentros econmicos, polticos y demogrficos generaban efectos econmicos de arrastre

    que directa o indirectamente espoleaban diversas actividades productivas especializadas

    sobre diferentes conjuntos geogrficos e irradiaban impulsos claves para la dinmica de

    estructuracin del espacio peruano. Ambos piezas de aquel mecanismo posibilitaron

    entonces la emergencia de un espacio regionalmente integrado y con un alto grado de

    autosuficiente econmica.

    Ahora bien, en aquel entorno de los Andes septentrionales (o espacio de estudio de esta

    investigacin) la produccin econmica dominante que decida el rango y la importancia de

    todas las otras producciones regionales era el oro, el cual lleg a constituirse como la

    principal mercanca de exportacin para el Nuevo Reino de Granada, el ms relevante

    elemento econmico que la vinculaba con la metrpoli y el sector productivo que ms

    ingresos le generaba a la Corona en ese territorio perifrico del orbe indiano. Adems no

    hay que olvidar que el descubrimiento y explotacin de este mineral estimulaba el comercio

    y el asentamiento permanente. Ello a pesar, en primer lugar, de los largos perodos de crisis

    y depresin que padeci durante esos aos tal actividad extractiva, en particular durante

    gran parte del siglo XVII, como consecuencia de las atrasadas tcnicas de explotacin, el

    agotamiento del material aurfero superficial y la escasez generalizada de mano de obra que

    se desencaden no solamente con la reduccin paulatina de la fuerza de trabajo indgena,

    sino tambin con el descenso de la trata e importacin de esclavos que advino con la

    separacin de Portugal de la Corona castellana. Segn John Tepaske, el Nuevo Reino de

    Granada provea por lo menos el 50% del oro producido en Hispanoamrica. El 94% de la

  • 8

    produccin minera neogranadina estaba representado por aquel dorado mineral y slo un

    6% por la plata extrada en el rea de Mariquita.12

    Y en segundo lugar, para el caso neogranadino el oro fue el principal generador de

    impuestos y gabelas para la Real Hacienda durante esas centurias a pesar de su alto ndice

    de contrabando, su salida ilegal hacia naciones enemigas de la corona castellana, los

    fraudes cometidos por algunos funcionarios de la Real Hacienda y la produccin de oro en

    polvo (tan apreciado por todo tipo de mercaderes) que eluda la amonedacin y acuacin

    en las cajas reales, y por ende, no pagaba el quinto real. Y aunque el oro amonedado y

    acuado tenda a ser slo vehculo del intercambio en las ms altas esferas del comercio y

    slo estaba a disposicin de unos pocos y privilegiados agentes econmicos, era utilizado

    como un instrumento de la medida de valor incluso en aquellas transacciones en las cuales

    no se haca uso del dinero, lo que era recurrente en una economa preindustrial

    caracterizada no solamente por carecer de completa libertad y autorregulacin (dada la

    ingerencia de diversos agentes extraeconmicos), sino tambin por la coexistencia y

    superposicin de la economa natural con la monetaria.13

    Por otra parte, los ejes articuladores y vertebradores que jalonaban dicho tipo de comercio

    interno interprovincial y que por ende daban pie a enlaces y encadenamientos (directos o

    indirectos) sobre diversos conjuntos geogrficos proveedores de medios de produccin y de

    vida estaban constituidos por tres prototipos heterogneos y complementarios entre s. En

    primer lugar, aquellos mercados que he denominado como permanentes, conformados por

    capitales como Santa F y Quito, ambas sedes de audiencia, en las que resida

    continuamente el poder poltico y religioso de aquellas unidades administrativas y que

    posean una economa mucho ms diversificada o con mayor acceso a diversos tipos de

    rentas e ingresos. Estos eran centros urbanos que crecan constantemente de tamao y cuya

    12

    Tepaske, John, A New World of Gold and Silver, Leiden, Brill, 2010, p. 261. 13

    Al respecto consltese: Romano, Ruggiero, Mecanismos y elementos del sistema econmico colonial

    americano; siglos XVI-XVIII, Mxico, El Colegio de Mxico/Fideicomiso de Historia de las Amricas/FCE,

    2004, 480 p; Romano, Ruggiero, Moneda, seudomonedas y circulacin monetaria en las economas de

    Mxico, Mxico, El Colegio de Mxico-FCE, 1998, 292 p; Grafe, Regina, Distant Tyranny. Markets, Power

    and Backwardness in Spain, 1650-1800, Princeton, Princeton University Press, 2012, 291 p.

  • 9

    demanda de ganado en pie y sus productos derivados escapaba a las posibilidades de

    suministro de las fuentes cercanas. As que su relevancia en trminos demogrficos y

    administrativos les daba un lugar de primer orden como centros de demanda y ncleos de

    consumo de medios de subsistencia.

    Adems estos espacios eran nodos comerciales de alto nivel que se caracterizaban por tener

    en su mercado una amplia variedad de bienes, poseer una cantidad significativa de

    establecimientos dedicados al comercio, contar con ms grandes volmenes de negocios y

    sostener mayor nmero de intercambios en el mercado interregional. Al mismo tiempo,

    estos epicentros captaban en sus cajas reales centrales el oro amonedado y acuado que

    provena de otras provincias y eran los canales que vinculaban a aquel fragmento de los

    territorios de ultramar con la metrpoli, lo cual les permita tener acceso a los medios de

    cambio necesarios para saldar los grandes volmenes de importaciones que controlaban los

    comerciantes asentados en tales capitales. As que la relativa estabilidad material de dichas

    capitales y su capacidad de coaptacin del oro las dotaba de una capacidad de compra que

    las haca muy atractivas para la oferta ganadera. Solamente en la ciudad de Quito este

    ganado era requerido con varios fines: 1. Para abastecer los rastros locales. 2. Para

    satisfacer la demanda de las rdenes religiosas asentadas en esta capital (y que tambin

    tenan el papel de revendedoras de ganado). 3. Para obtener a cambio de estos animales la

    plata, el oro en polvo y los tejidos que circulaban en este centro urbano. 4. Para aliviar sus

    recurrentes crisis de mantenimientos. 5. Para suplir la demanda de los tratantes de ganados

    asentados en la villa de Ibarra y sus llanos de Carangue y Cayambe.

    El segundo mbito de demanda estaba integrado por reas que he denominado como

    captadoras-redistribuidoras, es decir, ciudades y villas intermedias como Cartago, Cali,

    Popayn, Pasto e Ibarra que, por un lado, requeran ganado para alimentar a su creciente

    poblacin residente y flotante; y por el otro, emergieron como el centro de asiento y acopio

    de reses y novillos para ser comerciados desde all por tratantes grandes y pequeos hacia

    distritos urbanos y mineros circunvecinos, lo que era facilitado por su estratgica ubicacin

    sobre las principales rutas del trasiego pecuario, la disponibilidad de dehesas y ejidos para

    el engorde del ganado y porque desde ellas se desprendan vas de comunicacin alternas

  • 10

    que permitan adentrarse (aunque con muchas dificultades) a zonas marginales y

    perifricas.

    El tercer mbito de demanda estaba conformado por aquellos mercados que he nombrado

    como itinerantes o fluctuantes, es decir, por reas mineras de una efmera vida productiva,

    pero que durante sus breves perodos de auge atraan a una gran cantidad de gente, entre

    ellos muchos comerciantes que negociaban ganados en pie y sus productos derivados. Estos

    mercados tenan, por lo tanto, una fisonoma geogrfica cambiante dado que cuando una

    crisis de produccin aurfera sobrevena sobre determinada rea minera su abasto pecuario

    y de sus materias primas cesaba, y en poco tiempo, aquellas reas mineras viejas eran

    rpidamente reemplazadas por nuevos focos de produccin aurfera en donde se pagaban

    con creces los animales de labor que se requeran para las actividades extractivas, as como

    las reses y la carne salada que se necesitaban para alimentar a los mineros y a sus

    cuadrillas. Estos animales podan ser pagados con el oro fundido y acuado en las cajas

    reales locales; sin embargo, a pesar de las restricciones puestas en marcha para evitar

    evasiones al erario real, en las reas mineras del occidente neogranadina lo ms corriente

    era la circulacin abierta del oro en polvo, es decir, mineral sin amonedar y con el cual

    recurrentemente se eluda el pago del quinto real a la Corona.

    Durante los perodos de auge, estos cambiantes distritos mineros propiciaban la

    introduccin masiva de mano de obra esclava y el aumento demogrfico de estas reas con

    poblacin fija y flotante. A la par, como consecuencia de estos dos aspectos y del aumento

    de la capacidad de consumo y gasto propiciado por el apogeo minero, se daba un

    incremento exponencial de la demanda de bienes de consumo bsicos y suntuarios en esas

    zonas. De modo que el Nuevo Reino de Granada careci de polos permanentes de

    produccin minera, como lo llegaron a ser en el virreinato del Per los grandes distritos

    argentferos de Potos y Oruro. Por el contrario, los distritos aurferos de esta rea del

    imperio espaol (el Nuevo Reino de Granada) tenan un carcter vacilante, debido en parte

    a que preponderaba la explotacin de aluviones (y no de vetas o filones) con uso intensivo

    de mano de obra esclava y rudimentarias tcnicas de extraccin. Por ende, la frontera

    minera estaba siempre supeditada a una serie de reordenamientos y reajustes, lo que era

  • 11

    motivado no solamente por la escasez del mineral sino tambin por sus atrasados mtodos

    de explotacin.

    As que en este territorio no lleg a emerger un gran eje minero articulador con tanta

    estabilidad como lo fue Potos (en el Alto Per) que generara efectos econmicos de

    arrastre sobre diferentes conjuntos geogrficos durante largos espacios temporales, tal

    como es evidente en el modelo planteado por Carlos Sempat Assadourian para explicar la

    circulacin interna del capital minero en el virreinato del Per. Antes bien, el panorama en

    el Nuevo Reino de Granada estaba caracterizado por una continua sucesin de ncleos

    mineros aurferos, ya que mientras unos decaan otros emergan, y por ende, al vaivn de

    este movimiento oscilatorio se reorganizaba y reconfiguraba continuamente el rostro de

    este importante mercado para la produccin pecuaria.

    Esta esfera econmica de la produccin ganadera no tenda siempre a estancarse como

    podra pensarse ante el colapso de uno de estos mercados itinerantes ni se padecan las

    mismas circunstancias descritas por Assadourian para explicar los efectos de la crisis de la

    minera peruana a partir del segundo cuarto del siglo XVII: detencin de la demanda,

    estancamiento de la produccin, cese de las exportaciones, declive de los precios,

    sustitucin de antiguas fuentes de ingresos por otras, predominio de la economa natural y

    proceso de ruralizacin. Antes bien, ante el hundimiento de estos centros mineros las zonas

    ganaderas neogranadinas buscaban otros escenarios para dar salida a sus excedentes de

    novillos o bien adoptaban una serie de estrategias para hacer frente a dicha situacin. Una

    de estas tcticas fue la diversificacin de sus actividades productivas y otra de ellas fue la

    concentracin en actividades de intercambio en donde estaba ausente el dinero o cualquier

    otro material circulante que asumiera el papel de intermediario o de equivalente general en

    las transacciones, dada la desmonetizacin generada por el colapso transitorio de la

    actividad aurfera.

    En otros trminos, el Nuevo Reino de Granada no cont con un sector minero que fuera

    capital intensivo. As, la capacidad de la minera neogranadina de generar efectos de

    arrastre como los descritos por Assadourian con respecto a los Andes era muchsimo ms

  • 12

    limitado en intensidad y extensin dado que sus distritos mineros estaban menos

    concentrados y eran mucho ms transitorios. De manera entonces que la economa

    neogranadina de aquel perodo no se adapta al modelo bipolar de Assadourian. Antes bien,

    las dinmicas internas de este espacio se adecuan mucho ms a un patrn multipolar, cuyo

    semblante era susceptible de constantes transformaciones debido a lo errtico que era la

    produccin aurfera. As que la actividad productiva de estos distritos mineros estaba

    marcada por la incertidumbre y las contingencias derivadas del agotamiento del mineral, la

    escasez de mano de obra, las rudimentarias tcnicas de extraccin y la apertura de nuevas

    fronteras.

    Por esta razn tendan a ser mercados inestables y vacilantes para los productos pecuarios

    particularmente cuando entraban en crisis, y cabe agregar que generalmente los mineros

    adquiran la mayor parte de estos elementos al fiado, y por ende, se mantenan

    continuamente endeudados con los proveedores de suministros pecuarios. A pesar de ello,

    vale la pena reiterarlo, los distritos mineros actuaban como motores que generaban una

    densa aunque fluctuante interaccin econmica interprovincial. En otros trminos, pese a

    la inestabilidad de estos epicentros de la demanda de productos pecuarios, durante sus

    perodos de bonanza se convertan en ejes articuladores que durante tres o cuatro dcadas

    estimulaban la cra, ceba y comercializacin de bovinos, equinos, caprinos y porcinos (as

    como la produccin de tasajo, cecinas, sebo y embutidos) ora en reas geogrficas

    circunvecinas que gozaban de praderas naturales, ora en espacios alejados pertenecientes a

    otras provincias y jurisdicciones cuya riqueza resida en los miles de animales cimarrones

    que deambulaban por sus extensas dehesas favorecidas por la abundancia de agua, sal,

    pasto y otras bondades agroclimatolgicas. De modo que el comercio ganadero

    neogranadino estaba inmerso entonces en una lgica ambivalente, pues era estimulada

    como se ha dicho hasta el momento por unos polos relativamente estables y otros

    completamente vacilantes.

    Aquellos tres tipos de mercados favorecieron no solamente el trfico y flujo de ganado en

    pie y sus productos derivados a nivel local, regional e interprovincial, sino que tambin

    estimularon la emergencia de zonas especializadas en la actividad pecuaria, propiciaron la

  • 13

    ampliacin de la frontera ganadera (o de las tierras destinadas a pastizales) para as dar

    abasto a una demanda crnica creciente, estimularon la comercializacin de las manadas de

    animales cimarrones que deambulaban entre las jurisdicciones de Buga y Cartago y

    posibilitaron la diversificacin de la produccin pecuaria para colmar sobre todo las

    necesidades alimentarias de la poblacin asentada en las reas mineras durante sus breves

    lapsos de prosperidad. De modo que tanto aquellos mercados fijos como los itinerantes

    llegaron a ser los motores de un espacio econmico acoplado y ligado por el intercambio

    mercantil, y ello a pesar del mal estado de sus comunicaciones terrestres.

    As que por su capacidad de mercados de consumo masivo y la posible compra de insumos

    dichos polos originaban efectos que se transmitan y extendan a otros espacios. Asimismo,

    al crear zonas especializadas para satisfacer los requerimientos de su proceso productivo,

    dichos mbitos del consumo pecuario posibilitaron encadenamientos productivos con muy

    heterogneas reas geogrficas, es decir, dieron lugar a la articulacin de un vasto espacio

    econmico, de un conjunto de regiones integradas por la divisin geogrfica del trabajo y la

    consiguiente circulacin mercantil.14 De igual modo, estos ncleos eran atractivos para los

    criadores y tratantes de ganado mayor por cuanto en ellos se concentraba el capital

    circulante. As, con el comercio de sus reses podan tener acceso a la moneda de la que

    crnicamente carecan para llevar a cabo sus respectivos inversiones y gastos o por lo

    menos en esos mbitos tenan la posibilidad de adquirir a trueque de sus novillos diversas

    manufacturas que luego revendan con lucrativas ganancias en sus lugares de origen.

    Desde esta perspectiva, en su papel de mercanca (y como objetivacin del trabajo humano

    con pleno valor de uso y valor de cambio), el ganado vacuno fue uno de los vectores que

    particip en varios circuitos econmicos. En tales movimientos o transacciones circulares

    (cuyos componentes eran mutuamente recprocos y complementarios) dicho producto

    facilitaba el acceso al escaso dinero que circulaba o a otras mercancas. As, en ciertos

    mbitos y perodos (especialmente cuando estuvieron en auge las minas de Antioquia y

    posteriormente las del Choc) el comercio de novillos permiti obtener un capital lquido

    14

    Assadourian, El sistema pp. 114-115.

  • 14

    (oro en polvo o acuado) que posteriormente se inverta en la adquisicin de mano de obra

    esclava (M-D-M), la construccin de trapiches productores de aguardiente de caa o en el

    consumo de bienes suntuarios importados. Tambin se dio el caso de que bvidos

    vallecaucanos y porcinos pastusos se intercambiaban por oro en polvo proveniente de los

    distritos mineros antioqueos. Posteriormente, este mineral era permutado por la plata

    peruana que circulaba en Popayn y Quito en reales y patacones, una transaccin que

    generaba amplias mrgenes de ganancias y a largo plazo daba pie a la acumulacin de

    capitales (M-D-D-D). En otras oportunidades (especialmente en las pocas de crisis

    minera y escasez de circulante) las reses se trocaban por tejidos finos y ordinarios de Quito

    que a su vez se permutaban por otros bienes o bien se reciba por su venta algo de moneda

    circulante (M-M-D). En otras circunstancias, el ganado favoreca la obtencin de mineral

    (bruto o amonedado) que luego se gastaba en vino, sal, aguardiente de uva y otras

    importaciones provenientes del Per o por gneros procedentes de Cartagena y Panam (M-

    D-M).

    En general, los enunciados epicentros de la demanda vacuna se provean de esta mercanca

    semoviente desde dos grandes reas de produccin pecuaria paralelas entre s y separadas

    por la escarpada cordillera central de los Andes (cadena montaosa que al ingresar a

    territorio neogranadino se divide en tres ramales). La primera de ellas se ubicaba en las

    partes altas y medias del ro Cauca, cuyo cauce corre a lo largo de un ancho valle que

    separa los ramales occidental y central de los Andes neogranadinos. En particular, las ms

    ricas dehesas y la produccin pecuaria se concentraban en las jurisdicciones de las ciudades

    de Cali, Buga, Caloto, Cartago y el pueblo de Roldanillo. La segunda rea (de

    especializacin ganadera tarda) se encontraba allende la cordillera central, en la parte alta

    del ro Magdalena, entre los verdes y abundantes pastizales que pertenecan a las

    poblaciones circunvecinas de Neiva, Timan y la Plata, cuyas praderas fueron ocupadas

    definitivamente con grandes haciendas ganaderas una vez fueron pacificados diversos

    grupos indgenas hostiles como los paeces y pijaos hacia el primer cuarto del siglo XVII.

    Ambas zonas de produccin no permanecieron ajenas e independientes la una de la otra,

    pues como veremos ms adelante en algunos perodos tales reas pecuarias compitieron por

  • 15

    el abasto de un mismo mercado, sus productos transitaron simultneamente hacia una

    misma rea de demanda o en ciertos momentos una de ellas reemplaz temporalmente a la

    otra en el aprovisionamiento de zonas de consumo tanto tradicionales como emergentes.

    Asimismo, en otras ocasiones entre una y otra se dieron entrecruzamientos y sinergias, pues

    lleg a darse el caso de que en una parte se adquiran las reses y novillos que

    posteriormente se trasladaban hacia la otra para diversos fines tales como repoblar sus

    menguados hatos, cebarlos y engordarlos para luego revenderlos en los ncleos mineros o

    sencillamente para destinar sus materias primas (grasa, cuero, cuernos, carne y huesos) para

    una serie de industrias de transformacin cuyo peso era ostensible dentro de la economa

    colonial.

    Los vaivenes del abasto ganadero y crnico de estos mercados pueden encuadrarse bajo las

    siguientes fases temporales que sealan cambios sustantivos en el devenir de la actividad

    pecuaria. En general, la transicin de un ciclo a otro estaba marcado por diversas

    situaciones coyunturales, entre las cuales cabe destacar por una parte el auge y colapso de

    la produccin aurfera (lo que estaba ligado al agotamiento y hallazgo de nuevos placeres

    aurferos), y por la otra parte el aumento del consumo y la demanda en determinadas

    capitales como consecuencia del incremento de su poblacin o por la imposibilidad de las

    reas comarcanas de asegurar su aprovisionamiento crnico (lo cual incida en el aumento

    general del precio del ganado en pie y de la arroba de carne). Asimismo, factores como la

    crisis del hato ganadero en determinada zona de produccin (como resultado de plagas,

    sequas, sobrepastoreo y el descenso del nmero de hembras reproductoras) y el

    surgimiento tardo de nuevos polos de produccin pecuaria ms cercanos a las zonas de

    consumo y cuyo aprovisionamiento exiga menores costos poda incidir en el eclipsamiento

    y abandono paulatino de una antigua rea ganadera. Igualmente, la apertura de nuevos

    mercados poda generar una diversificacin de las actividades productivas en zonas

    tradicionalmente ganaderas y tambin poda causar leves transformaciones en su primitiva

    vocacin productiva a fin de adaptarse a las nuevas condiciones imperantes.

    4. Periodizacin

  • 16

    De este modo, con base en las oscilaciones de la demanda pecuaria que se suscitaron en los

    mercados y centros de consumo arriba sealados, se han distinguido cinco lapsos

    temporales que marcan diferentes ritmos, pautas y reorientaciones en el comercio pecuario

    neogranadino, como lo son: 1. 1580-1630: El auge de los distritos mineros antioqueos y la

    introduccin masiva de esclavos en aquella rea gener la demanda constante de grandes

    contingentes de ganados producidos en la zona pecuaria del valle del Cauca y en menor

    medida de las llanuras interandinas cercanas a tales ncleos aurferos. De igual manera la

    produccin minera de los epicentros aurferos de la jurisdiccin de Caloto y de Anserma,

    cuya produccin haba decado para ese entonces como consecuencia del desplome

    demogrfico de la poblacin indgena a finales del siglo XVI, an estimulaban tanto la

    oferta de ganado en pie y sus subproductos derivados (tasajos y sebo) como la acelerada

    reparticin de grandes heredades en aquella gran rea de pastizales. As que la demanda de

    unos y otros distritos mineros propiciaron entonces una mayor ocupacin del suelo (formal

    y no real) de aquella zona de llanuras con una ganadera extensiva que requera muy poca

    mano de obra y cuyos vacunos fcilmente se volvan cimarrones. Asimismo, el mercado

    minero de aquel perodo convirti el gratuito presente (y bienes mostrencos) del ganado

    cimarrn de la cuenca del ro Cauca (que por entonces ascendan a unas 42.000 cabezas) en

    una fuente de ingresos para algunos vecinos de Cartago, Caloto, Buga, Roldanillo y Toro

    que se volcaron durante el primer cuarto del siglo XVII a esta actividad extractiva que

    careca de racionalidad y organizacin.

    2. 1630-1680: El declive generalizado de la actividad aurfera neogranadina durante estos

    aos provoc un descenso paulatino del ingreso de ganados forneos a esta rea dado que

    no haba capital circulante con que adquirirlo, la mayor parte de la mano de obra esclava

    fue diseminada para efectuar la exploracin y bsqueda de nuevos placeres aurferos o esta

    misma fuerza de trabajo fue destinada hacia actividades agrcolas de autosubsistencia y

    hasta trocada a cambio de diversos bienes. En general, el colapso de la actividad aurfera

    produjo algunas secuelas que se tratarn con mayor profundidad en su momento, entre ellas

    la desactivacin de muchas piezas de cautivos dado que sus propietarios, aquejados por las

    deudas y la iliquidez, los utilizaron para cancelar viejos prstamos o bien estaban

    imposibilitados de sufragar sus costos de subsistencia. Por lo tanto, la oferta ganadera

  • 17

    vallecaucana no se contrajo ni tampoco se debilit como corrientemente se cree, pues se

    orient fundamentalmente en esos aos hacia la audiencia de Quito, cuyas crisis internas de

    mantenimientos y aumento demogrfico progresivo estimularon la entrada de ganados

    provenientes de la gobernacin de Popayn. Un factor que influy en el aumento de la

    poblacin a lo largo de la sierra central ecuatoriana durante la primera mitad del siglo XVII

    lo fueron las oleadas de inmigrantes indgenas provenientes del Alto Per y de la

    gobernacin de Popayn. Los primeros huan del sistema de la mita minera. Los otros

    haban abandonado sus pueblos y sus encomiendas para evadir el trabajo en los filones

    aurferos. Al mismo tiempo, la circulacin de plata peruana en la audiencia de Quito y el

    auge de la produccin de tejidos en los obrajes de la sierra central favorecieron su

    intercambio por ganados vacunos vallecaucanos, pues aquella zona careca de las

    caractersticas geomorfolgicas necesarias para llevar a ser autosuficiente en la produccin

    bovina.

    3. 1680-1700: La ciudad de Quito y otras reas urbanas circunvecinas padecieron por estos

    aos una grave sequa que diezm los rebaos de ganado mayor y menor, y a la par, una

    serie de pestes mataron a un importante fragmento de la fuerza de trabajo de las estancias

    de aquel rea que destinaban su hatos para el mercado local. Esta serie de calamidades

    fueron agravadas por los movimientos telricos que durante la dcada de los noventas

    sacudieron a este territorio y que causaron grandes daos a la infraestructura fsica y

    provocaron la prdida de mltiples vidas humanas. Simultneamente, la oferta ganadera

    vallecaucana mengu durante las ltimas dcadas del siglo XVII como consecuencia del

    estancamiento en el crecimiento de sus manadas dado el agotamiento de las hembras

    reproductoras, las sequas y las plagas de langosta que por entonces asolaron la regin.

    Ante estas circunstancias adversas, el precio del ganado en pie y el de la arroba de carne

    aument considerablemente en aquel mercado meridional. El incremento del valor de los

    novillos y de sus productos derivados en Popayn y la audiencia de Quito estimularon la

    oferta de ganados provenientes del Alto Magdalena, un espacio pecuario que desde tiempo

    atrs haba provedo casi exclusivamente a la ciudad de Santaf y que para entonces se

    convirti en un rea satlite de la demanda quitea. As que por casi una dcada dichas

  • 18

    dehesas del Alto Magdalena suplantaron al entonces deprimido valle del Cauca con su

    oferta ganadera hacia tales mercados.

    4. 1700-1730: Se dio el inicio de un nuevo ciclo minero en el rea neogranadina con la

    explotacin de los ricos epicentros mineros del Choc. Para garantizar el abasto alimenticio

    de su creciente mano de obra esclava los mineros de esta rea requeran importar ganado

    mayor y menor en pie al igual que carne salada y sebo desde las dehesas del valle del ro

    Cauca, que para entonces ya se haban recuperado de la crisis padecida unos quince aos

    atrs. Otros gneros provenientes de Lima, Guayaquil y Panam eran ingresados a este

    territorio legal e ilegalmente (a cambio de oro en polvo y doblones) a travs de los puertos

    de Buenaventura y Chirambir. A la par, para aquellos aos la ciudad de Quito implant

    medidas para reducir el precio de la arroba de carne dentro de su distrito dado la sobreoferta

    de ganados que provenan desde los valles de Neiva, Timan y La Plata. Ante ambas

    situaciones los criadores caleos no rompieron completamente sus lazos comerciales con

    aquella capital, pero la calidad y cantidad de los hatos que eran enviados desde esta rea

    pecuaria hasta esos territorios del sur se haban menoscabado, pues preferan enviar sus

    mejores ganados hacia los nuevos ncleo aurferos sealados. Mientras tanto, desde 1695

    las autoridades santafereas haban iniciado una disputa con el gobierno de Quito para

    mantener su monopolio de comercializacin sobre los ganados del Alto Magdalena e

    implantaron diversas medidas restrictivas para impedir el trfico de novillos desde este

    espacio pecuario hacia aquellos mercados rivales del suroccidente.

    5. 1730-1750: El crecimiento demogrfico de la ciudad de Santaf y la necesidad creciente

    de abastecimiento crnico impulsaron a las autoridades locales y al virrey Eslava a

    establecer diversas medidas para asegurar el aprovisionamiento crnico de esta capital y

    terminar de una vez por todas con las crnicas carencias de bastimentos que padeca desde

    varias dcadas atrs debido a su dependencia con el ingreso de novillos desde el Alto

    Magdalena y Tierra Caliente. De este modo, las adyacentes llanuras del Casanare se

    convirtieron paulatinamente en fuentes proveedoras de dicha capital al igual que las

    estancias jesuitas establecidas tanto en este territorio como en la sabana de Bogot. La

    emergencia de estos centros de produccin pecuaria junto con una serie de plagas que

  • 19

    diezmaron el ganado del valle de Neiva durante estos aos provocaron que poco a poco las

    normas prohibitivas que obstaculizaban la distribucin de novillos desde esta zona hacia

    Popayn y Quito no se pusieran en prctica. Al mismo tiempo, las dehesas del Alto

    Magdalena fueron perdiendo gradualmente su protagonismo en el aprovisionamiento

    crnico de Santaf, debido a que la demanda de esta capital era satisfecha en su mayor parte

    por los nuevos centros de produccin pecuaria que se encontraban a menor distancia de

    dicho mercado y, por ende, esto incida en que fueran ms reducidos los costos en el

    transporte y distribucin de los bovinos desde dichos pastizales hacia aquella urbe.

    La anterior periodizacin subyace a lo largo del texto como otra de las columnas que le dan

    sostn. A grandes rasgos, los dos grandes perodos de auge de la economa aurfera

    neogranadina abren y cierran nuestro lapso de estudio, sin que esto signifique que el orden

    expositivo de esta tesis sea estrictamente cronolgico. En el intervalo entre una y otra

    demarcacin temporal se abordaron los tres ejes funcionales de tal actividad econmica,

    como lo fueron el consumo, la distribucin y la produccin. Dentro de estos mbitos estn

    inmersos los tres factores enunciados en el ttulo de este escrito, como son los mercados, el

    comercio y los circuitos. Comenzamos por los mercados atenindonos al modelo de

    Sempat, es decir, iniciamos esta investigacin enunciando las caractersticas de los polos

    motores que le daban dinamismo a tal sector econmico. Posteriormente, nos enfocamos en

    varios elementos que hacan posible el trfico del ganado desde los centros de produccin

    hasta los de consumo, como lo eran los sistemas de caminos, las redes de intermediarios y

    los instrumentos que permitan el intercambio o la transmutacin de la mercanca ganadera

    en dinero o en otra mercanca. Por ltimo, sealamos algunos de los rasgos funcionales de

    los centros de produccin aludidos a lo largo del texto, como lo eran la tierra, la mano de

    obra y algo de su capital.

    5. Fuentes

    Las oscilaciones del sector ganadero que han sido sealados a lo largo del texto (y que

    estn resumidas en la anterior periodizacin) fueron detectadas a travs del contraste entre

    fuentes que provean tanto informacin cualitativa como datos cuantitativos. En resumidas

  • 20

    cuentas, no tuvimos la fortuna de contar con una tipo documental cuantitativo que fuera

    homogneo y regular, como lo hubiera sido un impuesto de extraccin de ganados o los

    registros de sacas de novillos (que tan tiles han sido en los estudios sobre la ganadera

    en Nueva Espaa). Por tal razn, tuvimos que recurrir casi exclusivamente a los protocolos

    notariales para intentar levantar series temporales que nos permitieran comprender no slo

    las posibles magnitudes de la demanda pecuaria en los focos de consumo aludidos sino

    tambin los movimientos del precio del ganado en pie.

    Igualmente, para lograr este fin nos auxiliamos de algunos libros de cuentas de carniceras

    y de ciertos registros de sisas y alcabalas dispersos algunos de ellos por los ms recnditos

    e impensados fondos y series documentales. Algunos precios de la arroba de la carne y de

    sus derivados las hallamos al escrutar tanto las actas del cabildo existentes como las

    posturas presentadas por los encargados del suministro crnico de las capitales. Algunos de

    los datos numricos sobre los envos de ganados realizados desde el Hato Real de

    Roldanillo hacia el resto de la gobernacin de Popayn y las tierras antioqueas las

    hallamos en el fondo Contadura del AGI entre los informes presentados por los oficiales de

    la Real Caja de Cali al Consejo de Indias. Entre estos informes tambin haba una buena

    relacin de los salarios que reciban el mayordomo y vaqueros de esta heredad, al igual que

    anotaciones sobre los principales compradores y precios de aquellos novillos. Esta

    informacin fue verificada y complementada con otros manuscritos que sobre tal unidad

    productiva encontramos en el Archivo Central del Cauca. A la par, las modestas cifras que

    presentaremos sobre las sacas subrepticias de ganados desde el Alto Magdalena hacia

    Popayn y Quito durante las postrimeras del siglo XVII y las primeras dcadas de la

    siguiente centuria fueron levantadas con base en la informacin proporcionada por decenas

    de juicios civiles y criminales. Esta labor de recoleccin de datos cuantitativos no slo se

    vio entorpecida por la falta de continuidad en los acervos heursticos, sino tambin por la

    catica clasificacin en que se encontraban ciertos fondos as como por el notable estado de

    deterioro en que se encontraban otros.

    Ahora bien, pueden resultarle tiles al lector una breve consideracin acerca de otras

    fuentes y tcnicas de investigacin que he usado. Al respecto, la presente tesis se elabor

  • 21

    con base en las fuentes manuscritas halladas, recopiladas y transcritas en centros

    documentales de envergadura internacional, nacional y local, como lo fueron el Archivo

    General de Indias (Sevilla-Espaa), El Archivo General de la Nacin (Bogot-Colombia),

    El Archivo Nacional del Ecuador (Quito), El Archivo Metropolitano de Historia (Quito), El

    Archivo Central del Cauca (Popayn-Colombia) y diferentes acervos documentales

    ubicados en Medelln, Cali, Cartago, Ibagu, Neiva, Garzn, Pasto e Ibarra. Pero dado que

    la mayor parte de la informacin se encuentra muy dispersa y fragmentaria, fue necesario

    comenzar por aquellos tipos documentales que ofrecan visiones generales o globales y

    concluir con aquellas que daban informacin ms especfica. Entre las primeras son

    relevantes los informes y cartas enviadas por oidores, gobernadores, obispos y cabildos

    (tanto seculares como eclesisticos) al Consejo de Indias, dado que la mayor parte de las

    veces brindan indicios sobre las producciones econmicas, las relaciones comerciales y los

    obstculos al trfico mercantil predominantes en las reas bajo su mando. Fueron tambin

    de gran ayuda los expedientes que resultaban de las visitas realizadas por oidores a ciertas

    zonas para verificar que se cumplieran las leyes instituidas por la Corona para proteger a

    los indgenas, evaluar el funcionamiento de las encomiendas y realizar nuevos

    repartimientos pues proveyeron vestigios importantes sobre las dinmicas del gasto, las

    prcticas del consumo y las reas proveedoras de los distritos aurferos.

    Ahora bien, cuando se est iniciando una investigacin de la envergadura citada se

    requiere, primero que todo, formarnos una idea inicial y tentativa de las estrategias de

    comercializacin, sistemas de distribucin y volmenes negociados, as como detectar las

    posibles reas de produccin y ncleos de consumo de una mercanca en particular, todas

    ellas variables de la menos esquiva esfera de la circulacin. Por lo tanto, con dicho fin,

    vali la pena concentrarnos en particular en un tipo documental de origen notarial como lo

    fueron las cartas de compraventa, ya que ofrecen indicios (que despus se deben contrastar

    con otras fuentes documentales) sobre las cantidades de objetos traficados, la periodicidad

    de estos intercambios, sus lugares de produccin, sus centros de consumo, sus precios, los

    nombres de los proveedores y de los demandantes. Y en algunas ocasiones, dan pistas

    sobre los trayectos de la distribucin desde las reas productoras hacia las consumidoras y

  • 22

    hasta de los factores que pudieron influir en el costo final de la mercanca en sus

    respectivos mercados.

    En este estudio tambin se usaron crticamente las fuentes publicadas o editas. Entre ellas

    fueron de especial relevancia las relaciones geogrficas de los siglos XVI y XVII que

    describan las Audiencias de Quito, Santaf y la gobernacin de Popayn. Tambin se

    consultaron las que provenan del virreinato del Per (recopiladas por Marcos Jimnez de la

    Espada), pues no hay que olvidar que una enorme porcin de los Andes septentrionales

    estuvieron incluidos dentro de su jurisdiccin. Y es que para el historiador que se adentra

    en aquellos perodos tan tempranos es necesario comprender muy bien las divisiones

    administrativas y eclesisticas de aquel entonces (con todo su entramado de

    yuxtaposiciones) pues esta es una herramienta de imprescindible ayuda en la fase heurstica

    de la investigacin, ya que posibilita realizar la bsqueda de fuentes con rigor, eficiencia y

    ahorro de tiempo. Tales relaciones geogrficas son documentos de gran valor informativo

    (no slo para los historiadores sino tambin para los estudiosos de otras disciplinas), pues

    proporcionaron datos y ofrecieron pistas sobre la demografa, cultura material, recursos

    naturales y articulaciones econmicas de las reas que hemos seleccionado como nuestro

    objeto de estudio. As mismo, este tipo documental muchas veces dio cuenta de las

    transformaciones del espacio y aprovechamiento del ecosistema realizadas por los hombres

    de aquellos tiempos pretritos.

    Una vez debidamente sopesada y evaluada aquella informacin recolectada y seleccionada

    en tan variados centros documentales, fue posteriormente registrada en fichas digitales. A

    continuacin, la informacin fue agrupada en categoras y sujeta a referencias cruzadas,

    para lo cual fueron utilizadas herramientas informticas. Con auxilio de stas tambin se

    realizaron bases de datos, se levantaron mapas y se elaboraron tablas y grficos. La

    informacin as organizada y las evidencias recogidas fueron contrastadas una y otra vez

    con las preguntas e hiptesis de trabajo preliminarmente planteadas. Y como es comn en

    el mbito investigativo, al ir armando este inmenso rompecabezas con piezas tan

    heterogneas se fueron suscitando interrogantes y planteamientos que no haban sido

    tomadas en cuenta en el proyecto o derrotero precedente de esta investigacin.

  • 23

    6. Estado de investigacin

    A la par, este escrito se apoy en ciertos textos que hacen parte tanto de la historiografa

    colombiana como de la ecuatoriana. De la primera de estas se aprovech alguna

    informacin fragmentaria ofrecida en algunos libros y publicaciones peridicas que

    abordaban tangencialmente a la actividad pecuaria. De este sector econmico durante el

    perodo colonial hay algunos apuntes en obras que se han concentrado en el estudio de la

    actividad minera15

    , algunas haciendas coloniales16

    , las empresas agropecuarias de los

    jesuitas17

    , los modos de alimentacin y prcticas de consumo de algunas poblaciones18

    , el

    funcionamiento del sistema de abasto santafereo19

    , la produccin agropecuaria de los

    valles del Magdalena y Cauca20

    , la historia socioeconmica de los llanos orientales21

    y

    recientemente algunas visiones panormicas del devenir de la ganadera en Colombia desde

    los tiempos de la conquista hasta nuestros das.22

    Casi todas ellas se han concentrado en el

    15

    Colmenares, Germn, Historia econmica y social de Colombia, 1537-1719, Medelln, La Carreta, 1975,

    477 p; West, Robert, La minera de aluvin en Colombia durante el perodo colonial, Bogot, Imprenta

    Nacional, 1972, 131 p; Barona Becerra, Guido, La maldicin de Midas en una regin del mundo colonial:

    Popayn (1730-1830), Cali, Universidad del Valle/Fondo mixto para la promocin de la cultura y las artes del

    Cauca, 1995, 335 p. 16

    Tovar Pinzn, Hermes, Grandes empresas agrcolas y ganaderas: su desarrollo en el siglo XVIII, Bogot,

    Cooperativa de Profesores de la Universidad Nacional de Colombia-Ediciones CIEC, 1980, 210 p;

    Colmenares, Germn, Cali: terratenientes, mineros y comerciantes, s. XVIII, Bogot, Banco de la Repblica-

    Universidad del Valle-Colciencias-Tercer Mundo Editores, 1997, 187 p; Villamarn, Juan A, Haciendas en la Sabana de Bogot, Colombia, en la poca colonial: 1539-1810, en Florescano, Enrique (ed.), Haciendas, latifundios y plantaciones en Amrica Latina, Mxico, Siglo XXI, 1978, pp. 327-345; Gutirrez Ramos, Jairo,

    El mayorazgo de Bogot y el marquesado de San Jorge, Bogot, Instituto Colombiano de Cultura Hispnica,

    1998, 154 p. 17

    Colmenares, Germn, Haciendas de los Jesutas en el Nuevo Reino de Granada: siglo XVIII, Bogot,

    Universidad del Valle-Banco de la Repblica, 1998, 114 p; Prez ngel, Hctor Publio, La hacienda

    Caribabare: estructura y relaciones de mercado, 1767-1810, Yopal, Corpes Orinoquia, 1997, 276 p. 18

    Saldarriaga, Gregorio, Alimentacin e identidades en el Nuevo Reino de Granada, siglos XVI y XVII,

    Bogot, Editorial Universidad del Rosario, 2011, 333 p; Jimnez Meneses, Orin, La conquista del estmago: viandas, vituallas y racin negra, siglos XVII XVIII, en Geografa Humana de Colombia (Tomo VI), Bogot, Instituto Colombiano de Cultura Hispnica, 1998. pp. 221 240. 19

    Vargas Lesmes, Julin, La sociedad de Santaf colonial, Bogot, Cinep, 1990, 382 p. 20

    Soulodre-la France, Rene, Regin e imperio: el Tolima Grande y las reformas borbnicas en el siglo

    XVIII, Bogot, Instituto Colombiano de Antropologa e Historia, 2004, 247 p; Clavijo Ocampo, Hernn,

    Formacin Histrica de las elites locales en el Tolima, Bogot, Banco Popular, 1993, Tomo I, 407 p. 21

    Rausch, Jane, A tropical plains frontier: the Llanos of Colombia, 1531-1831, Alburquerque, University of

    New Mxico, 1987, 317 p. 22

    Sourdis Njera, Adelaida, Ganadera en Colombia: cinco siglos construyendo pas, Bogot, Fedegn, 2008,

    381 p; Florez Malagn, Alberto (editor), El poder de la carne: historias de ganaderas en la primera mitad

    del siglo XX, Bogot, Pontificia Universidad Javeriana, 2008, 439 p; Sourdis Njera, Adelaida, Estructura de la ganadera en el Caribe Colombiano durante el siglo XVIII, en Boletn de Historia y Antigedades, LXXXII:790, (sept., 1995), pp. 611- 629.

  • 24

    siglo XVIII (en particular en su segunda mitad), y muy pocas de ellas se remiten a perodos

    ms tempranos. En general, cualquier referencia a la centuria decimosptima casi siempre

    est ausente. Asimismo, la mayor parte de estos textos se circunscribe a ciertas regiones o

    jurisdicciones y otra porcin mucho menor se limita a los mrgenes del actual territorio

    nacional. En general, gran parte de este material bibliogrfico se consult (junto con otros

    textos provenientes de otros espacios del mundo iberoamericano y de la Amrica

    Anglosajona) en las bibliotecas Daniel Coso Villegas (El Colegio de Mxico), Luis ngel

    Arango (Bogot-Colombia), la Biblioteca Nacional de Colombia (Bogot), la Escuela de

    Estudios Hispanoamericanos (Sevilla-Espaa), el Instituto Iberoamericano (Berln-

    Alemania), entre otras.

    A grandes rasgos, pudimos constatar que, a pesar de la existencia de esta informacin

    bibliogrfica tan dispar, no hay trabajos serios y visiones holsticas de historia sobre la

    ganadera en la conquista y la colonia, y que an siguen siendo muy exiguas las obras que

    abordan el estudio del abasto y aprovisionamiento de las villas y ciudades neogranadinas.

    En otras palabras, no existe una visin sistemtica del conjunto de la economa agrcola y

    pecuaria en el Nuevo Reino de Granada durante los siglos XVII y XVIII (en su estructura y

    funcionamiento) producto de la investigacin detallada en los archivos. Tampoco han sido

    utilizadas apropiadamente las fuentes manuscritas para la reconstruccin del mundo

    agropecuario del perodo colonial, y por ello no hay trabajos sobre las alteraciones

    medioambientales generadas por la introduccin de la actividad ganadera en aquellos

    ecosistemas, no existen estudios sobre las plagas de langosta y la epizootias que diezmaron

    el hato vacuno en aquellos aos y apenas estn en paales los anlisis sobre las sequas y

    alteraciones meteorolgicas que afectaron a tal sector productivo en determinados

    territorios. Igualmente, sobre algunas industrias de transformacin de materias primas

    pecuarias hay tan slo unos tmidos atisbos, son exiguos los trabajos que se concentren en

    el impacto de la cra de cabras y chivatos en la economa de los pueblos de indios del

    altiplano muisca y en cuanto a anlisis sobre los diezmos (y su importante rol para evaluar

  • 25

    la produccin agropecuaria) slo hay una vieja tesis doctoral norteamericana limitada a la

    segunda mitad del siglo XVIII.23

    Fuera de ello, la historiografa colombiana contina aferrada a dos paradigmas que

    continan limitando el anlisis histrico de aquellas economas precapitalistas. El primero

    es la anacrnica imposicin de las divisiones nacionales en muchos de los estudios de

    historia econmica colonial y en otros casos la estricta delimitacin de las investigaciones a

    las anteriores jurisdicciones administrativas o a slo un fragmento de stas. Pareciera como

    si se temiera vincular a estos territorios con los espacios vecinos, establecer estudios

    comparativos con otras reas del espacio iberoamericano y abandonar la comodidad (y

    dispendio en recursos financieros) que implica llevar a cabo estudios circunscritos a ms

    vastas escalas. Esto ha provocado la invisibilizacin de las sinergias materiales (y de otra

    ndole) que estableci el Nuevo Reino de Granada con el resto del conjunto de las Indias

    Occidentales y a que tal ensimismamiento haya impedido la clara percepcin de las

    particularidades, similitudes y contrastes de tal rea en el marco del orbe indiano.

    La segunda es la marcada tendencia a caracterizar (sin suficientes indicios) a la economa

    de aquel segmento de los Andes Septentrionales como fragmentada internamente en

    espacios aislados unos de otros, y que al modo de islotes o archipilagos estaban sumidos

    exclusivamente en mezquinas prcticas autrquicas o de simple autosubsistencia y, por

    ende, carentes casi completamente de cualquier contacto entre s. Tras esta percepcin

    subyace no slo un peligroso determinismo geogrfico sino tambin una serie de maniqueas

    generalizaciones que han menospreciado a ciertos renglones productivos (que como el

    comercio de ganados) establecieron redes internas que vinculaban a muy heterogneas

    reas geogrficas, permitieron a sus agentes articularse con otros circuitos materiales

    (algunos de ellos de dimensiones interprovinciales e intercoloniales) y brindaron a los

    individuos alicientes para superar las barreras geomorfolgicas que los condenaban al

    encierro. As mismo aquel lugar comn (que en parte se ha transformado en un estorbo

    cognitivo) ha subestimado tanto la capacidad de aquellos hombres para sobreponerse a los

    23

    Brungardt, Maurice Philip, Tithe Production and Patterns of Economy Change in Central Colombia: 1764-1833, PHD Dissertation, Austin, University of Texas, 1974, 503 p.

  • 26

    condicionamientos del medio fsico como la extraordinaria movilidad de los seres humanos

    y de las mercancas a lo largo y ancho de aquel espacio del mundo andino. Por ende, hoy

    en da es necesario confrontar, refutar y transgredir este mito fundacional (reproducido a lo

    largo de varias generaciones) que ha imposibilitado comprender los mltiples matices y

    claroscuros de la economa colonial neogranadina. Salvo por unas cuantas alusiones y por

    ciertas investigaciones que recientemente han incursionado en el anlisis de la vinculacin

    de Cartagena de Indias con el espacio histrico caribeo24

    , en general la historiografa

    colombiana carece de obras acadmicas que relacionen al espacio neogranadino con otros

    mbitos de la monarqua hispnica, especialmente con el dinmico mundo andino

    meridional, esto es, con la Audiencia de Quito y el virreinato del Per.

    Las dificultades orogrficas del territorio, su enorme extensin, su baja densidad

    demogrfica y la escasa capacidad de consumo de la mayor parte de esta poblacin han

    sido algunas de las razones expuestas para defender esta controvertida tesis. El historiador

    Guido Barona Becerra en su libro titulado La maldicin de Midas en una regin del

    mundo colonial (1730-1830) ha expresado que la fragmentacin poltica y la marcada

    autonoma de las elites locales (derivado del poco control ejercida por la Corona sobre estos

    mbitos) incidieron en esta propensin hacia el aislamiento, en particular en la gobernacin

    de Popayn. A ello se aade la existencia de grandes espacios vacos en esta provincia o de

    reas carentes de la vida en polica establecidos por los parmetros hispnicos. As

    mismo, el control de su elite regional sobre las haciendas y las minas (que les permiti

    monopolizar la actividad comercial, evitar la entrada de competidores externos y coaptar la

    mayor parte del oro en polvo) as como el carcter espasmdico de la produccin minera

    (y por ende la carencia de mercados dinmicos) remarcaron esta tendencia hacia la

    insularidad y autosuficiencia. As que para este autor, el flujo y movilidad de mercancas en

    dicho espacio y por aquel entonces era sumamente reducido, y hasta casi inexistente.25

    Esta es, sin duda, una perspectiva simplista que desdibuja las relaciones econmicas

    interprovinciales de los Andes septentrionales a fin de no refutar los viejos cnones e ideas

    24

    Vidal Ortega, Antonino, Cartagena de Indias y la regin histrica del Caribe: 1580-1640, Sevilla, Escuela

    de Estudios Hispanoamericanos/Universidad de Sevilla/Diputacin de Sevilla, 2002, 323 p. 25

    Vase: Barona, La maldicin de Midas 310 p.

  • 27

    preconcebidas. Al mismo tiempo, es una visin que castra la capacidad expresiva de los

    datos empricos para as amoldarlos y hacerlos encajar forzosamente a miopes modelos

    explicativos. De igual modo, este es un enfoque que niega la capacidad de las economas

    subrepticias e informales (o que se ejercan tanto al margen del control del poder real como

    de las autoridades locales) para integrar y vincular grandes espacios geogrficos. Y como si

    esto no bastara, tal punto de vista no slo menosprecia la capacidad del ganado de

    trasladarse por s mismo hacia los epicentros que lo demandaban (y ello a pesar de su poca

    regularidad estacional), sino que tambin subestima su papel en la conformacin de

    encadenamientos productivos que lo hacan rentable tanto para sus productores como para

    sus distribuidores. Adems, a travs de tales conjeturas no se advierte la capacidad de los

    centros mineros neogranadinos (a pesar de su inestabilidad) y de las zonas urbanas de

    generar efectos econmicos de arrastre, y ello aunque no hubieran alcanzado las

    magnitudes (productivas y demogrficas) de los ejes coordinadores altoperuanos. Y por

    ltimo, dichas elucubraciones desdean las densas relaciones econmicas que a travs del

    ganado en pie y sus productos derivados se establecieron entre los valles del Cauca y

    Magdalena con Quito a lo largo del siglo XVII, lo que en parte se explica ora porque el

    autor no alude a la superposicin jurisdiccional de la gobernacin de Popayn mencionada

    anteriormente, ora porque ignora u omite a los enlaces establecidos entre esta rea con los

    Andes meridionales.

    En una situacin similar de abandono se encuentran los estudios sobre dicho sector

    productivo en Ecuador. Los pocos escritos existentes versan sobre la comercializacin de

    ovinos y sus materias primas hacia el Per, y de cmo est ganado menor suplant a los

    camlidos durante el siglo XVI en parte debido al despegue de la produccin textil en los

    obrajes de la sierra norcentral.26

    As mismo, en aos recientes se han realizado estudios

    sobre los gremios de artesanos de la Audiencia de Quito, en donde se resalta la importancia

    de la manufactura de cueros sobre todo en la jurisdiccin de Cuenca tanto para proveer a las

    zonas mineras adyacentes como a la distante plaza de Lima.27

    En otros estudios histricos

    26

    Borchart de Moreno, Christiana, La audiencia de Quito. Aspectos econmicos y sociales (s. XVI-XVIII),

    Quito, ediciones del Banco Central del Ecuador, 1998, 405 p. 27

    Paniagua Prez, Jess y Deborah L. Truhan, Oficios y actividad paragremial en la Real Audiencia de Quito

    (1557-1730). El corregimiento de Cuenca, Len, Universidad de Len, 2003, 626 p.

  • 28

    generales sobre este corregimiento, se ha destacado la importancia de sus teneras, el

    comercio local de carne vacuna y la exportacin de reses, cerdos y caballos hacia

    Riobamba, Quito y el Per durante la segunda mitad del siglo XVI.28

    Unas cuantas

    anotaciones sobre el rengln ganadero yacen diseminadas en obras que se han concentrado

    en explorar diversos temas tales como la produccin minera interna de este territorio29

    , el

    desarrollo del sector textil30

    , las propiedades y negocios de los jesuitas31

    , el crecimiento

    demogrfico del altiplano durante el siglo XVII32

    , los grupos de poder local33

    y las

    dinmicas del comercio domstico.34

    En general, resulta sorprendente que, a pesar del loable esfuerzo del Archivo Metropolitano

    de Historia por transcribir, compilar y publicar las actas capitulares de Quito (de los siglos

    XVI y XVII) y de la riqueza documental del Archivo Nacional del Ecuador, no existan

    trabajos que aborden el funcionamiento del abasto crnico de esta capital durante el perodo

    colonial, las pautas del consumo alimenticio de sus habitantes, el proceso de absorcin y

    desaparicin de sus ejidos y mucho menos sobre el trfico de ganado mayor y menor que

    estimulaba esta ciudad desde espacios internos y externos a su jurisdiccin. Asimismo, no

    existe an una obra acadmica que profundice en los lazos econmicos de la Audiencia de

    Quito con las zonas mineras y centros pecuarios neogranadinos, pues de ello slo hay unas

    simples anotaciones realizadas por Lane, Estupin Viteri y Borchart de Moreno en sus

    respectivos libros.

    28

    Chacn Zhapn, Juan, Historia del corregimiento de Cuenca (1557-1777), Quito, Banco Central del

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  • 29

    A grandes rasgos, es notoria la existencia de un desbalance en la historiografa econmica

    ecuatoriana, pues se le ha dado un papel muy relevante a los mercados del virreinato del

    Per como centros de absorcin de su produccin interna (ovinos, cueros, tejidos, etc.)

    mientras los neogranadinos han sido simplemente desdeados en particular para el perodo

    anterior a 1680. De este modo, la gobernacin de Popayn (cuya porcin meridional

    conformaba la parte norte de esta audiencia) ha sido visto como un espacio accesorio slo

    importante para este centro administrativo por cuanto procuraba una cantidad considerable

    del oro que ingresaba a su caja real. Por otra parte, la demanda de los textiles producidos en

    la sierra quitea tanto en los campamentos mineros de esta provincia y que desde Popayn

    eran redistribuidos hacia el valle del Cauca, el Alto Magdalena y la provincia de Antioquia

    (y que llegaban a trocarse por ganado mayor) slo son mencionados por la emergente

    relevancia que adquirieron cuando decayeron las exportaciones de tal mercanca hacia el

    Altoper a finales del siglo XVII.35

    Y casi ninguna informacin existe sobre la dependencia

    de Quito respecto de la produccin pecuaria proveniente desde los valles intramontanos

    neogranadinos a lo largo del siglo XVII y principios del XVIII. Asimismo, no ha sido

    destacado el p