COMENTARIO Perdonar siempre COMUNIDAD DE … · cias y enfados. Por ello deben estar dispuestas a...

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Hoja Dominical nº 204 14 de septiembre de 2014 COMUNIDAD DE SANTA CLARA SANTA KLARA KOMUNITATEA Web Santa Clara: www.parroquiasantaclara.com DONATIVOS EN CUENTA PARROQUIA. 2095 3188 03 1094524625 Lectura del santo evangelio según san JUAN 3,13-17 En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: –Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desier to, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo úni co para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para conde nar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. Palabra del Señor UNA CRUZ SENCILLA Hazme una cruz sencilla, carpin- tero... sin añadidos ni ornamen- tos... que se vean desnudos los maderos, desnudos y decidida- mente rectos: los brazos en abra- zo hacia la tierra, el astil disparándose a los cielos. Que no haya un solo adorno que distraiga este gesto: este equilibrio humano de los dos mandamientos... sencilla, sencilla... haz- me una cruz sencilla, carpintero COMENTARIO Perdonar siempre En el anƟguo pueblo de Israel los números no sólo ser vían para contar. Algunos expresaban situaciones profundas. El número 7 era el número de la perfección porque resultaba de sumar los cuatro puntos cardinales de la Ɵerra más el número 3, número de la divinidad. Perdonar «setenta veces siete» no significaba hacerlo 490 veces, sino siempre, siempre. Una de las caracterísƟcas de los primeros crisƟanos era la vida en común. Comparơan aquello que tenían. Juntos rezaban e hicieron frente a las dificultades y persecuciones que se abaƟeron sobre ellos. Para vivir como hermanos, cuidaban el perdón. Cuando varias personas conviven juntas, es normal que existan diferen cias y enfados. Por ello deben estar dispuestas a perdonar siempre. El Señor nos invita a hacer del perdón una acƟtud habitual. Esta invitación contrasta con nuestra cultura, fre cuentemente inclinada a la venganza. Cuando las personas no son capaces de perdonar, entran en una espiral de violencia de la que es diİcil salir. SABÍAS QUE...Los números como símbolos. En el antiguo pueblo de Israel el número 4 era el número de la Tierra, porque cuatro son los puntos cardinales. El número 3 era el núme ro del cielo, porque un triángulo siempre tiene un vértice hacia lo alto. El número 7, al ser suma de 4 + 3, significaba la perfección todo lo que hay en cielo y tierra. Era un número relacionado con el descanso, porque Dios creó el mundo en seis días y descansó el séptimo. Por este moti vo los judíos no trabajaban en sábado. El número 12 era el número del Pueblo de Israel, por que estaba formado por 12 clanes o tribus. ORACIÓN Señor, enséñanos a perdonar siempre y a todos. Aleja de nuestra vida la venganza. Que abramos las manos en señal de amistad y de paz. Aleja las envidias que nos separan. Líbranos del egoísmo de caminar pensando tan sólo en nosotros. Señor, que nuestros oí- dos estén abiertos para escuchar la llamada de tu voz que nos invita a ser como Tú: misericordiosos y dispuestos al perdón. ¡AVISO! El próximo domingo, día 28, Santa Clara, inauguración del Curso Parroquial con la presencia del Señor Obispo. Sólo habrá misa de 12. Luego lunch. Todos traeremos algo para picar….

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Hoja Dominical nº 204 14 de septiembre de 2014

COMUNIDAD DE SANTA CLARA SANTA KLARA KOMUNITATEA

Web Santa Clara: www.parroquiasantaclara.com

DONATIVOS EN CUENTA PARROQUIA. 2095 3188 03 1094524625

Lectura del santo evangelio según san JUAN 3,13-17 En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: –Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desier-­to, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo úni-­co para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para conde-­nar al mundo, sino para que el mundo se salve por

él. Palabra del Señor

UNA CRUZ SENCILLA Hazme una cruz sencilla, carpin-tero... sin añadidos ni ornamen-tos... que se vean desnudos los maderos, desnudos y decidida-mente rectos: los brazos en abra-zo hacia la tierra, el astil disparándose a los cielos. Que no haya un solo adorno que distraiga este gesto: este equilibrio humano de los dos mandamientos... sencilla, sencilla... haz-me una cruz sencilla, carpintero

COMENTARIO Perdonar siempre En el an guo pueblo de Israel los números no sólo ser-­‐vían para contar. Algunos expresaban situaciones profundas. El número 7 era el número de la perfección porque resultaba de sumar los cuatro puntos cardinales de la erra más el número 3, número de la divinidad. Perdonar «setenta veces siete» no significaba hacerlo 490 veces, sino siempre, siempre. Una de las caracterís cas de los primeros cris anos era la vida en común. Compar an aquello que tenían. Juntos rezaban e hicieron frente a las dificultades y persecuciones que se aba eron sobre ellos. Para vivir como hermanos, cuidaban el perdón. Cuando varias personas conviven juntas, es normal que existan diferen-­‐cias y enfados. Por ello deben estar dispuestas a perdonar siempre. El Señor nos invita a hacer del perdón una ac tud habitual. Esta invitación contrasta con nuestra cultura, fre-­‐cuentemente inclinada a la venganza. Cuando las personas no son capaces de perdonar, entran en una espiral de violencia de la que es di cil salir.

SABÍAS QUE...Los números como símbolos. En el antiguo pueblo de Israel el número 4 era el número de la Tierra, porque cuatro son los puntos cardinales. El número 3 era el núme-­ro del cielo, porque un triángulo siempre tiene un vértice hacia lo alto. El número 7, al ser suma de 4 + 3, significaba la perfección;; todo lo que hay en cielo y tierra. Era un número relacionado con el descanso, porque Dios creó el mundo en seis días y descansó el séptimo. Por este moti-­vo los judíos no trabajaban en sábado. El número 12 era el número del Pueblo de Israel, por-­que estaba formado por 12 clanes o tribus.

ORACIÓN Señor, enséñanos a perdonar siempre y a todos. Aleja de nuestra vida la venganza. Que abramos las manos en señal de amistad y de paz. Aleja las envidias que nos separan. Líbranos del egoísmo de caminar pensando tan sólo en nosotros. Señor, que nuestros oí-dos estén abiertos para escuchar la llamada de tu voz que nos invita a ser como Tú: misericordiosos y dispuestos al perdón.

¡AVISO! El próximo domingo, día 28, Santa Clara, inauguración del Curso Parroquial con la presencia del Señor Obispo. Sólo habrá misa de 12. Luego lunch. Todos traeremos algo para picar….

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Siempre ha habido víctimas a lo largo de la historia de la humanidad. Unas veces son consecuencia de la naturaleza que desata sus fuerzas: vícti-mas de terremotos, huracanes o sequías interminables. Otras son las víctimas de las guerras, víctimas «inocentes» de la crueldad de otros: bombardeados, gaseados, fusilados, crucificados, violados... sin olvidar las víctimas psicológi-cas de quien ha sufrido la violencia sin límite. Están las víctimas de las violencias domésticas (vengan de donde ven-gan); las víctimas de los accidentes de tráfico o laborales; las víctimas de al-gunos banqueros sin escrúpulos que hacen magia negra con las finanzas; las víctimas del terrorismo; las víctimas de los que detentan poder y abusan de los pequeños y débiles; las de los miembros amputados por las minas enterra-das; víctimas de la explotación infantil, de la trata de blancas, del acoso esco-lar... Pongamos situaciones y nombres. La lista es muy larga. Las víctimas existen porque hay un violento que impone su voluntad y un «verdugo » que ejecuta. El violento y el verdugo a veces son el mismo, a veces unos mandan y otros son los sicarios que venden su voluntad para hacer el mal. Existen las víctimas, y existe el victimismo. Hay personas que, con razón o sin ella, explotan de forma desordenada y casi enfermiza su condición de haber sufrido un atropello, una violencia, un insulto de forma continuada y hu-millante. Los victimismos nunca son buenos. Paralizan al igual que los miedos. Buscan la empatía y la compasión de los otros desactivando todas las ca-pacidades de superación, de crecimiento, de perdón, de renovación. Los victi-mistas siempre se quejan de su situación, pero no hacen nada para salir de ella. Hay que luchar a favor de las víctimas, pero hay que evitar que caigan en el malsano victimismo. ¿Qué podemos decir del cristianismo? ¿Acaso no murió Jesús crucificado? ¿No fue Jesús una víctima del poder político romano y de la religión oficial del Templo de Jerusalén? Podemos decir que Dios no quiere víctimas, porque no es cruel. Dios no provoca víctimas, porque no es violento.

VÍCTIMAS, VICTIMISMO Y VICTIMISTAS Dios no se complace en las víctimas, porque no es an-tihumano. Dios no condena a muerte a su Hijo Jesús; por eso mismo, Jesús no es vícti-ma de Dios. Dios abraza y acoge a su Hijo Jesús, que ha hecho de su vida una entrega sin límites, hasta llegar a la entrega de la propia vida; y lo

ha hecho sin resentimientos, ni rencores, ni violencias. Jesús fue víc-tima de los violentos de su tiempo, pero no fue un victimista. Las víctimas de este mundo pueden mirar la cruz de Cristo y ver en Él no al Dios poderoso y voluble de las religiones paganas, sino al Dios crucificado por amor entregado. La cruz es un «misterio de amor», o no se entiende.

«CRUZ DE VICTORIA»

En los campos de batalla caen las víctimas del horror y de la violencia. Los mandatarios reciben «cruces de victo-ria», conquistadas a fuerza de sangre. ¿Cómo decir que tu cruz fue de victoria, Señor, cuando tú fuiste el crucificado? Una palabra: «perdónales». Un gesto so-berano de libertad. Una oración al Padre: «en tus manos encomiendo mi espíritu».

Pedro Fraile