El artculo de Medina Fulgado es una joya, y trata en parte sobre si nuestros cerebros existe o no el libre albedro o si la qumica cerebral nos hace creer que somos libres cuando en realidad somos seres programados. Tiene otra parte interesante: es cuando habla de los grados de la corrupcin ideolgica. Dice que en primer grado los grupos generan razonamientos contrarios a la transparencia. Por ejemplo, la estabilidad justifica que se sepa lo menos posible sobre uno o ms problemas. En segundo grado eleva la mentira y el engao a la categora de mtodo habitual de trabajo e implica la destruccin de los principios ticosy la eliminacin de la honestidad en las ideas.Rebasado este segundo grado se producen razonamientos que justifican ya el incumplimiento de las leyes y se pierden los frenos polticos del sistema. A partir del segundo grado, segn este autor, la corrupcin ideolgica es una bola de nieve que puede destruir cualquier cosa. Viene el slvese quien pueda y el uso para fines individuales de los valores colectivos y sociales.Pero, es esto tpico de los humanos o lo encontramos en la naturaleza como una regla habitual? La sociobiologa, especialidad que estudia la evolucin de sociedades en el reino animal, nos muestra muchos datos al respecto. Las sociedades animales de organismos inferiores, como hormigas y abejas, por ejemplo, son estrictamente rgidas y si las juzgamos por los valores de hoy, esencialmente corruptas; solo importa la razn de Estado que en esos animales es la sobrevivencia del grupo y su jefe. Los individuos de abajo no cuentan y estn programados qumicamente para ser maquinitas al servicio del grupo y del jefe.En animales ya reconocidos como superiores por su complejidad individual dentro del grupo social, como los monos, por ejemplo, la situacin no es mejor. Aparecen iniciativas individuales, pero estas son masacradas en el mejor de los casos.Y algo ms, estas iniciativas iban dirigidas no a mejorar al grupo, sino exclusivamente a quien la tuviera y a su descendencia. Como relata Carl Sagan en su obra Sombras de ancestros olvidados (1992), Nicols Maquiavelo se hubiese sentido ms o menos en su casa en una sociedad de chimpancs. Estos animales saben mantener secretos y saben mentir para aprovecharse de otro, y siempre que pueden lo hacen. La mentira les sirve como instrumento de supervivencia. Sagan cita el trabajo de J.Carter (1981) donde se describe a un joven chimpanc jugando con un mono Colobo de su misma edad, limpindose uno al otro, pero cuando pasa un chimpanc adulto, atrapa al Colobo por la cola y le mata lanzndole contra un rbol, el joven chimpanc va de inmediato a unirse al cazador en la merienda del que antes era su amigo. Parece que el amor y el inters se fueron al campo un da