Colombia Marca No Registrada

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1 COLOMBIA: MARCA NO REGISTRADA OMAR RINCÓN Este ensayo sobre la colombianidad busca aquellos mitos, no comprobables, pero oídos masivamente sobre lo que somos. Está escrito de puro sentimiento y sin fundamento científico; en este sentido es "bien a la colombiana", ya que está basado en suposiciones, fábulas, microrrelatos que dan cuenta de una gran ficción llamada la nación colombiana. La apuesta es que Colombia es una marca no registrada, en el sentido que no tenemos un gran relato que nos constituya como nación. Una marca en publicidad es una personalidad, un lenguaje, un símbolo, un estilo, una actitud que se comunica para diferenciarse y no ser masa. La marca Colombia está constituida de personalidades contradictorias y no se encuentra registrada porque no sabemos qué es, sólo la intuimos en relatos frágiles que nos han contado. Este ensayo da cuenta de muchas de las personalidades que Colombia asume como propias, las cuales comunica pero que no alcanzan a constituir un gran relato de la identidad. Colombia marca no registrada podría ser traducido como Colombia no identidad, un viaje por las débiles personalidades que nos constituyen. Los colombianos nos parecemos en que no nos parecemos. Ponga un colombiano junto a otro. Obsérvelos. Ahora haga lo mismo con un par de peruanos, o canadienses. Hay entre éstos un vínculo cultural que los identifica y los hace ser peruanos o canadienses. Los colombianos no tenemos ese vínculo. Nos definimos mejor por aquello que no somos. Somos esa cantidad de gente que no se parece ni a los venezolanos, ni a los ecuatorianos, menos a los brasileños y distamos muchísimo de los mexicanos'... Pero entonces ¿qué sí somos? ¿Cómo somos nosotros? (...) No hemos construido una sociedad porque no nos conviene. Si así fuera todos seríamos responsables de todo lo que pasa y no hay nada más colombiano que echarle la culpa a los otros. Queremos pensar que esa Colombia violenta e intolerante está conformada por los otros, no por mí. Creemos que los corruptos, esos que se roban miles de millones de pesos, son los otros, no nosotros. Y que además fueron elegidos por esos otros, no por mí. V lo más preocupante no dejamos de rogar porque alguien (otro) haga algo para que esto cambie. (Mauricio Miranda, Revista Caceta, 47) ¿Qué somos, de dónde venimos, para dónde vamos... los colombianos? ¿Será que existimos como nación?

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este documento pretende hacer un acercamiento a la falta de identidad nacional que tiene Colombia.

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    COLOMBIA:

    MARCA NO REGISTRADA

    OMAR RINCN

    Este ensayo sobre la colombianidad busca aquellos mitos, no comprobables, pero odos masivamente

    sobre lo que somos. Est escrito de puro sentimiento y sin fundamento cientfico; en este sentido es

    "bien a la colombiana", ya que est basado en suposiciones, fbulas, microrrelatos que dan cuenta de

    una gran ficcin llamada la nacin colombiana. La apuesta es que Colombia es una marca no

    registrada, en el sentido que no tenemos un gran relato que nos constituya como nacin. Una marca

    en publicidad es una personalidad, un lenguaje, un smbolo, un estilo, una actitud que se comunica

    para diferenciarse y no ser masa. La marca Colombia est constituida de personalidades

    contradictorias y no se encuentra registrada porque no sabemos qu es, slo la intuimos en relatos

    frgiles que nos han contado. Este ensayo da cuenta de muchas de las personalidades que Colombia

    asume como propias, las cuales comunica pero que no alcanzan a constituir un gran relato de la

    identidad. Colombia marca no registrada podra ser traducido como Colombia no identidad, un viaje

    por las dbiles personalidades que nos constituyen.

    Los colombianos nos parecemos en que no nos parecemos. Ponga un colombiano junto a otro.

    Obsrvelos. Ahora haga lo mismo con un par de peruanos, o canadienses. Hay entre stos un vnculo

    cultural que los identifica y los hace ser peruanos o canadienses. Los colombianos no tenemos ese

    vnculo. Nos definimos mejor por aquello que no somos. Somos esa cantidad de gente que no se

    parece ni a los venezolanos, ni a los ecuatorianos, menos a los brasileos y distamos muchsimo de

    los mexicanos'... Pero entonces qu s somos? Cmo somos nosotros? (...) No hemos construido

    una sociedad porque no nos conviene. Si as fuera todos seramos responsables de todo lo que pasa y

    no hay nada ms colombiano que echarle la culpa a los otros. Queremos pensar que esa Colombia

    violenta e intolerante est conformada por los otros, no por m. Creemos que los corruptos, esos que

    se roban miles de millones de pesos, son los otros, no nosotros. Y que adems fueron elegidos por

    esos otros, no por m. V lo ms preocupante no dejamos de rogar porque alguien (otro) haga algo

    para que esto cambie. (Mauricio Miranda, Revista Caceta, 47)

    Qu somos, de dnde venimos, para dnde vamos... los colombianos? Ser que existimos como

    nacin?

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    La hiptesis que recorrer este texto asume que ni somos colombianos ni existimos como nacin, slo

    somos el flujo incesante de fragmentos de retricas y flujos de violencias, sobre todo simblicas;

    somos una suma mal hecha de muchos fragmentos-relatos del ser nacional. La marca Colombia est

    hecha de mestizaje, hibrides, mezcla, masacote, miscelnea, panadera... relatos leves que producen

    una colombianidad frgil, dbil pero cotidiana y vital, una nacin con buen humor, llena de rituales

    simples ci arraigo y con inventiva irrestricta.

    Referirse a la identidad significa muchas cosas; es un concepto complejo que se llena de ambigedad

    porque:

    Siempre es cambiable, tiene un pie en lo real, otro en lo imaginativo, es relativa al tiempo y el

    espacio, se construye como lugar esencial que junta en tamo diferencia.

    Buscar identidades no es fcil en estos tiempos del flujo, de velocidad, de fragmento, de caos, de

    terror... y es que si lo vemos bien, es bastante complicado y complejo aferrarse a algn fragmento de

    colombianidad que ancle a sentidos de existencia. Los que saben suelen citar que hay que invocar a la

    memoria. Y de memoria no se puede hablar mucho en este pas del olvido, que borra los testimonios

    del pasado como el Palacio de Justicia, del cual no quedaron ni las cenizas; lo dice el lcido Antonio

    Caballero "a los colombianos no les gusta mirar la realidad de frente ni siquiera en el pasado". Si la

    colombianidad no se reinventa desde el pasado, el asunto ser de futuro; pero, cul?, hay todava la

    esperanza en tiempos del terror? La respuesta no aparece porque no sabemos para donde vamos

    como nacin. Si no producimos las identidades nacionales ni desde el pasado ni hacia el futuro,

    entonces, reflexionar sobre el ser nacional debe ser un asunto de presente; un presente hecho de

    experiencias de sentido compartido, de experimentar lo uno y lo otro, lo propio y lo extrao, lo

    cercano y lo lejano, lo lento y lo veloz, lo irnico, lo humorstico.

    Marc Auge, un antroplogo francs siempre sugerente en sus miradas sobre nuestros tiempos, en su

    libro El sentido de los otros afirma que para comprender nuestro paisaje simblico hay que aplicar la

    etnologa de urgencia... y con ello expresa "la necesidad de medir los formidables mecanismos de

    produccin artificial de identidad, tanto individual como colectiva, que nuestras sociedades ponen en

    marcha". Este ensayo quiere ser una etnologa de urgencia sobre esos formidables mecanismos de

    produccin artificial de identidad que tenemos los colombianos: retricas que dicen todo al no decir

    nada, verdades comprobadas en ninguna parte, mitos y leyendas sin misterio, relatos frgiles que nos

    imaginan como colectivo. La colombianidad se produce sobre todo en esas maneras sentimentales y

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    simples y contundentes que nos dicen que somos de aqu: los ritos cotidianos de la comida, el paisaje

    y la rumba; el humor como mecanismo de resistencia; la inventiva creativa como estrategia para

    diversificar el relato nacional. Desde estas fragilidades del reconocimiento no es posible conformar un

    relato denso de la identidad, no podemos hacer discursos largos sobre la nacin, slo podemos

    reconstruir pequeas retricas que consuelan el alma de nostalgias y relatos inestables que dan

    cuenta de la nacin colombiana desde una diversidad fragmentada.

    Sin tener de qu agarrarnos para producir sentido no podemos vivir, somos frgiles \ queremos

    estabilidades. En nuestros tiempos es poco probable que produzcamos reconocimiento desde las ideas

    fijas de la identidad (territorio, lengua, raza, religin, nacin). Hoy nos reconocemos y hacemos

    visibles desde mltiples y diversas formas, estilos, ritmos, tonos y prcticas de identidad. Si tenemos

    que buscar las identidades, las encontramos es en las culturas emocionales, esas experiencias que a.

    pesar de ser efmeras e inestables nos producen sentimiento, ganas de vivir, risas, lloros, ilusin,

    saber compartido, opinin abierta, deseo colectivo... algo as como los relatos de colombianidad que

    nacen en lo cotidiano, el humor y la inventiva nacional.

    LA COLOMBIANIDAD, MITOS FUNDADORES

    Nuestro origen parece ser un error creacional, un olvido de dios. Pero sobretodo somos una nacin

    abandonada por el Estado que condena al individuo a su suerte, lo cual nos lleva a no generar lazos

    afectivos que nos junten, ni pactos de confianza en los gobernantes. Este pas que habitamos, bajo

    estas condiciones, es difcil o ms bien imposible de sentirlo como propio; es complicado desarrollar

    un sentido de pertenencia hacia di. La nica va para pertenecer a esta nacin y recomponer nuestra

    identidad pareciese ser a partir de nuestros problemas, nuestras miserias, nuestras deformidades,

    nuestras exclusiones. Estas son nuestras nicas estrategias para dar forma a un discurso que hable

    del nosotros. Tenemos un relato de nacin que nos define desde lo perverso, Adentrndonos un poco

    en los relatos dbiles que conforman la nacin colombiana ms all de sus miserias, encontramos

    otras miradas, unas que voy a llamar, con exceso, mitos fundadores. Nosotros no tenemos un gran

    relato fundacional por esa razn encontramos pequeos y frgiles mitos que nos permiten imaginar

    una narracin de la nacin. Los mitos fundadores de nacin colombiana son todos una doble prctica:

    un discurso del amor, la ley y la "civilidad", y una accin cotidiana de exclusin, barbarie, eliminacin.

    Divinos por ley, violentos por naturaleza.

    Mito poltico: Colombia es hija de Santander, el hombre de las leyes, quien dijera o escribiera "Si la

    armas os han dado la independencia, las leyes os darn la libertad". La Historia que nos contaban en

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    la escuela primaria nos presentaba a un Santander que nos llen de leyes y que con ellas 'anul a

    Bolvar y su idea federalista y su anarqua. Sin embargo, cuando las leyes no pudieron controlar a

    Bolvar, Santander conspir e intent matarlo. Este puede ser nuestro acto fundador como repblica y

    que nos constituy en nacin. Eso somos: una nacin que se hace bellsima en las leyes y que sabe

    que ellas no se aplican, que Lis leyes no rigen la vida institucional, sino que son una mscara desde la

    cual aparentamos ser civilizados. Los polticos y legisladores saben que las leyes son slo otro acto

    retrico porque lo verdadero es aquello que hacemos; la nacin real se hace en la conspiracin, la

    exclusin del que piensa diferente, la eliminacin de las otras ideas. Somos leyes que esconden que

    somos una nacin que se hace en los bajos fondos, porque una vez creada la ley se inventa la forma

    de actuar sin leyes. Somos retrica legalista para aparentar civilidad pero la verdad es que desde

    nuestros inicios, imitando a Santander, vivimos eliminado la diversidad, las otras ideas, matando lo

    que no nos gusta. Desde la colonia nos viene el gran eslogan nacional: "se obedece, pero no se

    cumple". Doble moral: una ley para todos mientras por debajo de la mesa construimos una nacin del

    no dilogo y sin leyes.

    Mito simblico: toda sociedad recurre a sus smbolos para contarse y preguntarse por el sentido de

    colectividad, para examinar las races de su desazn, para encontrar explicaciones a su contradiccin.

    Colombia, para exorcizar sus miedos, exige contar hasta el cansancio esa manera trgica y primaria

    de ser violenta. Violencia que aparece dignificada en nuestros smbolos patrios, el escudo y el himno

    proveen imaginarios histricos del ser colombiano. El escudo patrio, emblema indispensable para

    cualquier pas, objeto de aprendizaje en la clase bsica de democracia en los colegios, es relato vacuo

    e inverosmil: el Canal de Panam que hace rato perdimos (para recordarnos nuestra antisoberana),

    el gorro frijio francs (por aquello de la revolucin que Colombia ni oli), cuernos de la abundancia

    (que tanta falta hace -la abundancia, no los cuernos-) y para completar, un ave carroera,

    desagradable y en extincin como el cndor. Todo eso coronado por el emblema de libertad y orden,

    dos prcticas virales poco practicadas en esta nacin. El himno es el otro relato legitimado de la

    nacin colombiana: "Oh gloria inmarcesible, oh jbilo inmortal, en surcos de dolores el bien germina

    ya". Y, segn cuenta Tatiana Duplat, en el Caribe colombiano los nios ya han traducido esta oda a la

    nadera en cosas ms concretas y cercanas a nuestro ser nacional: Los nios cantan "Oh, Gloria, luna

    y Cecilia', lo cual es un homenaje a la mujer que construye desde la cotidianidad esa otra nacin, esa

    que no vive de cosas inmarcesibles sino a travs de simples y vitales prcticas de futuro de todos los

    das; despus, "oh jbilo inmoral o sin moral", as manifiestan otro llamado a tierra, ya que para qu

    felicidades inmortales si lo que campea en la nacin es la inmoralidad como marca de identidad, y se

    termina en los "surcos de dolores", que nada que producen el tan mentado bien (ahora, el bien de

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    quin?), ni nos permiten (los surcos de dolores) vislumbrar esperanza. Nos hemos quedado en el

    dolor como estrategia para ser colombianos, no hemos alcanzado el bien prometido. Y el himno

    contina el relato de nuestra nacin en trminos como "La virgen sus cabellos, arranca en agona y

    .le su amor viuda los cuelga del ciprs. Lamenta su esperanza que cubra loza fra, pero glorioso

    orgullo circunda su albadez". De razn somos como somos, esa seora llamada Colombia necesita

    urgentemente desde hace tiempo un psiquiatra para que la analice y explique porque anda en

    semejantes actos de locura como ese de arrancar sus cabellos, ms grave en lenta agona de la cual

    no hemos salido, es una viuda o sea que no ha tenido quien la proteja o cuide sino que se le ha

    abandonado a su propia supervivencia, y para rematar esa nacin lamenta tener esperanza. Qu

    buen himno nacional!, nos cuenta tal como somos en cuanto signo, llenos de retrica sin sentido,

    palabras de abundancia estilstica y absolutamente precarias a la hora de proveer un sentido a

    nuestro ser. Necesitamos urgentemente un psiquiatra que nos traduzca nuestra identidad de himno y

    escudo en un relato de ms potencial de colectivo y futuro. Por ahora Colombia se arranca los

    cabellos, vive en agona, est viuda y no tiene esperanza.

    Mito religioso: Colombia se fund como nacin en la imposicin de la te catlica, luego fue

    consagrada como patria al trgico Sagrado Corazn y, terminamos, en la prctica, adorando a la

    Virgen y al Divino Nio. Nuestra nacin religiosa nace de un acto violento, de una imposicin de una

    forma de fe. Pero ms siniestro es que consagremos el pas al Sagrado Corazn, a ese seor que

    expone su dolor en pblico, a esa imagen violenta de espadas atravesando el centro de la vida, a esa

    versin de destino trgico que consagra esta postal de fe. Y, an ms extrao, es que hemos

    adoptado una fe de matriarcado donde la Virgen le da golpe de gracia a Jess y a Dios, la madre

    manda en el cielo y en la tierra, y todo porque es mujer, bondadosa y tierna y permite que los hijos

    hagan lo que quieran. Alonso Salazar en No Nacimos pa'semilla, el ms famoso y potente estudio :

    sobre la; violencia joven en Colombia, escriba que un sacerdote de la comuna nororiental le cont que

    el Dios de los jvenes sicarios "es un dios femenino, tolerante y permisivo", de donde ha surgido la

    moral de la violencia nacional: dios perdona, entonces uno puede hacer cualquier cosa. Para terminar

    siendo ms verstiles, aunque contrahechos en nuestra re nacional, erigimos el Divino Nio como

    hroe religioso; su imagen es monstruosa ya que es un nio con rostro y actitud de grande, una

    infancia negada en nombre de la solemnidad adulta. Somos una sociedad catlica porque se nos

    permite, en simultneo, matar y sur perdonados, ser cuidados por la virgen que es una madre

    bondadosa y permisiva, venerar :\ un nio con rostro de adulto que nos convierte en una nacin de

    nios, de sentimientos irreflexivos y fe ingenuas, ciegas y desordenadas. Esta es la nacin que

    fundamos desde nuestra fe.

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    Mito territorial: Somos una nacin de diversidad cultural, una diferencia que se ha juntado en actos de

    fuerza amorosa y nos ha convertido en una tierra de piel mezclada donde abunda lo mestizo y lo

    mambo, donde nos hemos contaminado del otro. A pesar de esta vitalidad de mezcla persisten formas

    de exclusin basadas en criterios territoriales. El estudioso Carlos Uribe (La mentalidad colombiana.

    Bogot: Nueva Amrica, 1992) explica que viniendo de una diversidad regional y una geografa difcil

    Colombia se ha convertido en "un pas de confluencias: de un lado, la cultura andina, surea que nos

    permite respirar el mismo clima sentimental de los peruanos, los bolivianos y ecuatorianos. Por otra

    parte est el Caribe: a su vera el colombiano respira el mismo aire del cubano, del puertorriqueo o el

    dominicano. Y est en fn, la selva. El colombiano vive Imposibilidad de la gran diversidad de habitat

    al alcance de su mano. All hay una fuente de su recursividad, lo cual se liga al impulso de buscar

    salidas no legtimas o no legales a un sistema muy rgido e intolerante". No somos nada en concreto

    sino fragmentos; de estilos de imaginacin y supervivencia. Esta diversidad, est pertenencia a

    diferentes maneras de habitar la vida que debera ser nuestro potencial se ha convertido en otro

    sistema de exclusin, ya que entre lo caribe, andino y selvtico no existe comunicacin, ni referencias

    comunes, ni ideales de patria parecidos. Los espritus diversos que nos conforman se han convertido

    en estrategias para el desencuentro. Desconocemos el pas, su territorio es una ficcin, las

    diversidades son slo otro eslogan. La nica forma de aprender de nuestra nacin y sus gentes es a

    travs de las masacres, que como dice el columnista ms crtico de la colombianidad don Antonio

    Caballero, han sido la forma ms electiva para aprender de geografa en Colombia. La diversidad

    como mito fundacional colombiano puede ser potente en la media en que se generen formas de

    encuentro, por ahora, son una estrategia para la exclusin y la desigualdad.

    Mito social: somos violentamente colombianos. La violencia ha acabado siendo el gran determinante

    de la estructura de carcter del colombiano. El vnculo o la influencia no es siempre directa, puede ser

    inconsciente. Est viva en la marginalidad de nuestras ciudades, en la mitologa popular reciente de

    formas rpidas e instantneas para el xito. La violencia gana, el esfuerzo no paga. Muchas teoras

    existen sobre la violencia: Una, la del gen violento, que luce inconsistente porque ningn estudio ha

    hallado algo que diferencie la composicin gentica de los humanos colombianos de las de otros

    pases. Otra es la teora ligh que explica que la violencia surge do la represin sexual, lo cual no es

    cierto porque el 88 por ciento de colombianos dicen estar satisfechos con su vida sexual. Una

    explicacin ms, la de calle, interpreta que la violencia es una forma de expresin en un pas que ha

    cerrado todas las posibilidades de contar en pblico, por eso un hombre que golpea a su mujer, en los

    sectores populares significa que todava ella le importa; es ms, la ama. Una ms, la del dato

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    contundente que dice en el tono apocalptico de R. H. Moreno-Durn (La Revista de El Espectador, 64,

    Octubre 7, 2001) que: "Ante el mundo Colombia parece tener una vocacin dramtica. Durante el

    siglo que acaba de morir fuimos por primera vez noticia internacional, el 9 de abril, a causa de una

    masacre, somos noticia internacional por el absurdo envo de tropas a Corea a luchar por la libertad

    de una pas remoto cuando en nuestro propio pas no haba libertad, somos noticia en el plano

    eclesistico cuando Camilo Torres, un cura burgus, se va a la guerrilla, somos noticia por el conflicto

    civil ms largo de la historia, por el guerrillero ms viejo, por todo este tipo de cosas". Si esta es

    nuestra historia, entonces, las violencias sern nuestra forma ms coherente y sistemtica de ser que

    tememos para presentarnos ante el mundo. Las violencias como carcter propio de nuestro destino y

    estrategia para comprendernos, es confirmada por el poeta y ensayista William Ospina (La Revista de

    El Espectador, 64, Octubre 7, 2001i) cuando afirma que "es rumor pblico que todo aquel que se

    proponga transformar a la sociedad corre el riesgo de desaparecer, no slo perseguido por el Estado

    sino acallado por una vieja tradicin de manos negras que ven como un peligro toda disidencia, toda

    diferencia, toda originalidad". Quin se atreve a disentir contra estos datos, argumentos,

    comprensiones? Aunque uno busque explicaciones imaginativas ante una evidencia tan total, hay que

    aceptar que las violencias son nuestra marca. En Colombia no vemos nada de bueno en las ideas de

    los otros, y por precaucin hay que matar las otras deas (Gaitn, Pardo, Jaramillo y los de la up,

    Pizarra, Garzn), no vaya y peguen en la sociedad y se dae esa vida privilegiada construida durante

    siglos con base en la exclusin y la injusticia. Sin el recurso del libre examen y arrinconados por la

    violencia, el instinto de conservacin del colombiano le ha producido una sospecha esencial sobre la

    intencin del otro y una cierta habilidad para el engao, que no es ms que una forma de la

    supervivencia. No somos capaces de disentir simblicamente, eliminamos la idea, desaparecemos el

    sujeto. Colombia tiene como mito fundador, y evidente marca comunicable, la violencia.

    Miio cultural: toda nacin se tunda en sus relatos culturales, en esas maneras en que sus creadores le

    han dado forma y han organizado imaginativamente el caos. El gran escritor y profundo ensayista R.

    H. Moreno-Durn (La Revista de El Espectador, 64, Octubre 7, 1001) afirma que "en Colombia hay

    una cultura de la muerte. Yo creo que slo las almas candidas intentan desmentir esto. Basta

    remitirse, por ejemplo, la poca de la Colonia, cuando un libro fundacional como El carnero nos

    ofrece un caso en el que alrededor de un solo funcionario se dan cita la corrupcin administrativa, el

    crimen poltico, el crimen pasional, un frustrado magnicidio y un ejemplo soez de racismo. El hombre

    que consigue semejante hazaa no es un criminal cualquiera, es el oidor Andrs Corts de Mesa. Si

    todo suceda en nuestra infancia civil, por qu extraarnos lo que ocurre?". La violencia se constituye

    en relato de la cultura colombiana, Moreno-Durn argumenta su afirmacin con las dos novelas ms

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    importantes del siglo xx: La vorgine y Cien aos de soledad, las cuales comienzan con referencias a

    la violencia. La Vorgine se abre con una frase terrible y absolutamente vlida: "Antes que me

    hubiera apasionado por mujer alguna, jugu mi corazn al azar y me lo gan la violencia". Y Cien

    aos de soledad empieza: "Muchos aos despus frente al pelotn de fusilamiento..." Y para rematar,

    el cuadro ms importante que tenemos se titula precisamente: Violencia, de Obregn. Concluye el

    maestro Moreno-Durn: "Sin la muerte, nuestro pas no dara seales de vida". Uno queda como sin

    habla cuando ve tanta coincidencia y coherencia si se analiza la produccin cultural desde las

    violencias. Y tiene que ser as porque el artista no puede hacer ms que reflexionar sobre sus tiempos

    desde sus signos ms visibles y la nacin colombiana slo se ha hecho pblica desde sus violencias.

    Ahora, el creador cultural no celebra las violencias, las expone en relato y smbolo para que muchos

    puedan construir potenciales de esperanza y posibilidad.

    LA COLOMBIANIDAD, FRAGMENTOS DE IDENTIDAD

    Si miramos los relatos de colombianidad expuestos arriba encontramos que lo que los une es su

    contradiccin: discursos de la ley humana, divina, territorial en contrava de las violencias prcticas.

    Las violencias como marca (idea de comunicacin de la nacin colombiana) no son nuestra nica y

    estable identidad; detrs de esa gran imagen y esa terrible noticia cotidiana aparecen otras maneras,

    ms annimas pero contundentes, de buscar la dignidad y construir otros imaginarios de nuestro(s)

    ser(es) nacional(es). A continuacin algunos de los fragmentos de la colombianidad; fragmentos

    socializados y asumidos masivamente aunque sean inestables, frgiles, crticos y contradictorios.

    UNA COLECTIVIDAD INNOBLE

    En 1841, el diplomtico francs Barn Gros escribi sobre el habitante de la Nueva Granada (hoy

    Colombia) lo siguiente:

    Es de una educacin exquisita y obsequiosa; se cultivan con l relaciones fciles y amenas, hasta el

    momento en que uno comete la debilidad de prestarle dinero o algn servicio, porque entonces se

    declara enemigo para no sentirse con la obligacin de pagar. Nada denota en sus ideas o en sus

    sentimientos una noble y adecuada organizacin; no tiene ningn respeto por si mismo. Acostumbra

    inventar o desnaturalizar los hechos con una facilidad y un desenfado que no es difcil concebir;

    humilde y sumiso en la adversidad como indolente en la prosperidad, carece de honradez en sus

    relaciones comerciales y procura engaarse constante y recprocamente manteniendo las apariencias

    de la mis cordial amistad.

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    Todo aqu es individual; nadie piensa en la comunidad; no existe el menor espritu pblico ni el deseo

    de ver la patria prspera, si rilo implica el sacrificio ms insignificante.

    Se ha producido lo que hoy contemplamos y lo que no desaparecer sino por la lenta accin del

    tiempo, cuando las guerras civiles y las revoluciones permitan algn reposo a estas comarcas, cuando

    vengan otros hombres imbuidos de ideas distintas, cuando numerosas inmigraciones hagan nacer

    otras necesidades, otros anhelos y sobre todo otros ejemplos.

    Esta carta podra haber sido escrita hoy, nada ha cambiado, las leyes nada que pueden con nuestro

    ser nacional. Seguimos siendo gente de "una educacin exquisita y obsequiosa", nos caracterizamos

    por ser gente educada y casi regalados ante el extranjero, tenemos "relaciones fciles y amenas", los

    que nos conocen reconocen nuestra querencia, amabilidad y frescura para interactuar. Somos as de

    lindos. Que seamos caticos y desorganizados, no es un mal signo ya que esta caracterstica nos

    produce muy vitales en toda nuestra vida como nacin. Adems todos nos ven como "inventivos", lo

    cual ha creado el gran mito de que un colombiano no se vara en ninguna parte del mundo.

    Pero el alma se nos ha daado histricamente por el xito fcil, por el vil billete, pero sobre todo por

    no cumplir con lo prometido, por ser muy fciles para evadir nuestras responsabilidades ya que

    preferimos "declararnos enemigos" antes que "sentirnos con la obligacin de pagar" y "carecemos de

    honradez en las relaciones comerciales". De all nos sale nuestro signo inmaculado de identidad: la

    deshonestidad. Lo pattico es que desde siempre se ha visto que nosotros, los llamados colombianos,

    no tenemos "ningn respeto por nosotros, .mismos", lo que hemos demostrado en toda nuestra

    historia. Y lo peor, nuestro relato colectivo ha sido una eterna estrategia de "engaarnos" que ha

    tomado como figura pblica que somos lo que "aparentamos". Y para completar el cuadro, nos cae

    muy duro pero es certera la afirmacin que dice que somos "humildes y sumisos en la adversidad

    como indolentes en la prosperidad". Nuestra alma o estilo es ser muy arrodillados frente al poderoso y

    absolutamente arrogantes cuando estamos arriba. Este breve y subjetivo y europeo diagnstico

    encuentra su mxima verdad sobre la colombianidad cuando afirma que "todo aqu es individual;

    nadie piensa en la comunidad; no existe el menor espritu pblico ni el deseo ce ver la patria

    prspera, si ello implica el sacrificio ms insignificante". Lo privado para saqueo de lo pblico ha sido

    nuestra construccin consciente: privilegiar lo individual, denigrar lo colectivo y aspirar a que otros se

    sacrifiquen por construir el pas que queremos, ya que no pensamos perder ninguno de nuestros

    privilegios.

    VICTOR CALDERONResaltado

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  • 10

    Amables, inventivos y caticos; pero deshonestos, aparentadores, sumisos o arrogantes, e

    individualistas. Y lo ms terrible, que desde siempre se ha visto de los colombianos, es que viviremos

    en guerras civiles y que solo otras visiones nos podrn crear otros anhelos. Y aqu otro signo:

    matarnos y ser absolutamente cerrados, muy pocas migraciones hemos recibido, nos hemos creado

    nuestro destino a pulso de exclusin, no hay que echarle la culpa a nadie. La periodista espaola

    Salud Hernndez-Mora (Revista Nmero, 29, zooi) afirma que a los colombianos nos gusta sentirnos

    el ombliqo del mundo, somos patrioteros, creemos que "ser buen colombiano es decir cosas lindas del

    paisaje, no perderse los partidos de la seleccin y reafirmar la voluntad de permanecer en el territo-

    rio", y carecemos del ms mnimo sentido de autocrtica. Somos una cultura que se cree cosmopolita

    cuando slo nos vemos a nosotros mismos en el espejo. El extranjero, aunque lo queremos imitar o

    nos sentimos parte de sus culturas, ha tenido muy poca oportunidad de incluirse en nuestra sociedad.

    Mucho menos la verdad indgena o afrocolombiana ha sido escuchada.

    LA DEMOCRACIA MAS ESTABLE DE AMRICA

    Decimos con orgullo: "Tenemos la democracia ms antigua de Latinoamrica". La ms establo s, pero

    resulta que nuestra democracia est completamente deslegitimada y un mal viejo no tiene ninguna

    gracia. He aqu la prueba: en Colombia el 52 por ciento de la poblacin desconfa de los jueces, el 71

    de la polica, el 61 del Congreso y el 62 del Gobierno. Y resulta que esas son las instituciones de la

    democracia. El consuelo es que la guerrilla no es mejor valorada: el 83 por ciento de la poblacin no

    confa en ella. Colombia es democracia de apariencias: aqu slo se elige, no se participa, no se confa

    en las instituciones, no se siente que la democracia sea un bien legitimado en todos, es ms no

    sabemos bien qu es eso que llamamos democracia. En Colombia democrtico es slo otro adjetivo

    ms que se usa en la misma lnea de facho, anarco, mamerto. Democracia es una palabra sin

    contenido, un valor no asumido por las gentes del pas. Lo peor, democracia es sinnimo de

    corrupcin, desinstitucionalizacin, injusticia. Entonces, de qu democracia estamos hablando?

    Mirando hacia atrs, de mano de la lucidez de William Ospina (La Revista de El Espectador, 64,

    Octubre 7, 2001), nuestra democracia est "fundada sobre la ignorancia de las muchedumbres";

    nuestra independencia en el siglo XIX se invent el espejismo que "ramos libres, ramos naciones

    nuevas, inspiradas en los ideales de la Ilustracin y de la Revolucin Francesa. Pero toda la

    jerarquizada y excluyente estructura de la Colonia haba pasado a la Repblica sin romperse ni

    mancharse. (...) En los primeros soles del siglo XXI, hay sectores en nuestras sociedades que se

    sienten elegidos por Dios y por el destino para ser dueos de todo". Esta burguesa nuestra, en

    general una burguesa ms bien pobre en recursos y en proyectos, ha hecho gala, sin embargo, de

    habilidad para controlar y dominar. La clase gobernante siempre ha sabido argumentar, apoyarse en

    VICTOR CALDERONResaltado

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  • 11

    los juicios de autoridad, ser modosa y digna en medio del descalabro o del castigo. Los dueos del

    poder poltico saben usar los adjetivos y el tono solemne para disuadir al pueblo, a los militares y a los

    revoltosos. V lo peor usan el cinismo como estrategia moral para argumentar la debacle: Ernesto

    Samper afirm que "este es el pas de las oportunidades", tanto que segn su genialidad, "este es el

    pas donde cualquiera deseara educar a sus hijos". Entonces, de que democracia hablamos o mejor

    actuamos, la del cinismo de gobernantes que creen que las gentes son borregas, la de los nombres

    convertidos en instituciones, la de los apellidos convertidos en herederos de la nacin, la de los

    elegidos por dios cuando la democracia es una forma de gobierno que nace de la gente y para la

    gente, la democracia es una accin de las gentes para evadir el poder divino de los reyes, dioses y

    dictadores. Entonces, que Colombia es una democracia es un relato muy frgil e incoherente de

    nuestra nacin.

    DISENTIR ES DE MALA EDUCACIN

    La religiosidad institucional y colectiva, propia del catolicismo, y su dogmatismo reforzado por la

    opresin del conquistador espaol, fueron rpidamente asimiladas en Colombia. Fuimos mestizos,

    pero nos creemos blancos, somos un afuera del que nunca hemos venido y al cual nunca llegaremos.

    La hispanidad, con su gobierno colonial autoritario, favoreci la arbitrariedad y la triquiuela, el

    legalismo y el fraude y una incapacidad de ver en el otro, el indio, a un igual. La Iglesia en Colombia,

    en su alianza con este sistema de gobierno, legitim y favoreci la persistencia de esta situacin.

    Religin y deseo de ser espaol o europeo o blanco nos provoc una conciencia ajena al libre examen,

    sumisa a las decisiones jerrquicamente tomadas sin el contraste de la reflexin individual y una

    intolerancia la controversia y la discusin, caractersticas que an nos describe. Controvertir,

    argumentar, permitir la posibilidad de mltiples ideas es imposible, de mala educacin. Por eso al otro

    se le aniquila; al otro saber se le desaparece. Esa es la historia poltica de Colombia. La verdad actual

    es la misma: nadie considera que el otro grupo en combate tenga verdad o razones, todos se

    consideran con la nica posicin posible. La guerrilla no ve nada de verdad en los paramilitares, los

    paramilitares nada consienten de razn en la guerrilla, los sindicatos no reconocen verdad en los

    empresarios, los empresarios ven a los pobres como amenaza, los bogotanos se creen de mejor

    familia que los costeos, los caribeos no creen en la poltica transparente, y as... nos quedamos con

    que no hay referencia de pas comn, que cada actor social tiene un pas en la cabeza, el suyo, el que

    le beneficia. Habitamos tantas ideas de pas, que es imposible negociar o construir una. Lo ms

    pattico: no es visto con buenos ojos el controvertir en pblico, el dilogo no existe, slo la

    imposicin. Para construir un referente comn de nacin debemos discutir, debatir, argumentar. La

    buena educacin, las buenas maneras de civilidad dicen que a mayor conocimiento y saber mayores

    VICTOR CALDERONResaltado

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  • 12

    son las probabilidades de debatir, discutir, confrontar; la buena educacin no dice que no hay que

    debatir, todo lo contrario. Lstima que en Colombia desde la familia, pasando por la escuela y la

    universidad para llegar al lugar del trabajo nos enseen que obedecer es buena educacin y que

    disentir es un acto de mala formacin. Disentir debera ser un fundamento de nuestra nacin.

    PURA IMAGEN

    Colombia es el pas que ms se preocupa por su imagen, pero es el que tiene peor imagen. Nuestra

    autoestima como nacin est determinada por como nos ven. Nos emocionamos cuando descubrimos

    que nos mencionan en un medio de comunicacin del extranjero no importa que sea como

    segundones, villanos o en algn servicio innoble: Si se dice la palabra "co-lum-bia" nuestro orgullo

    patrio se emociona. Soamos con el titular que diga "un colombiano ha llegado a Hollywood." Para

    esta malherida y deteriorada nacin cualquier triunfo meditico, la mantiene viva. Lo importante es

    existir, figurar dentro de ese maravilloso mundo de las historias de nuestros tiempos.

    Dentro de esta obsesin casi enfermiza acerca de la buena imagen, nos importa de manera exagerada

    la imagen que tienen los Estados Unidos de nosotros. Cuando secuestran o somos guaches o no

    podemos con nuestra democracia o tenemos un presidente corrupto o nos matamos por nada... no

    nos preocupa que estemos acabando con el pas, nos molesta la imagen que estamos proyectando.

    Nos imaginamos que el presidente de los Estados Unidos se levanta cada maana pensando en

    nosotros, que Colombia le quita el sueo. Nada ms pattico; no existimos, y si lo hacemos es con u

    como Columbia, y no en Sur Amrica, sino en Georgia. La revista SEMANA (octubre 1997) pregunt

    cmo nos ve el mundo? Y algunas respuestas fueron iluminadoras como la del periodista David

    Marcus del Boston Globe: "Nunca he visto un pas tan obsesionado con su imagen... Cmo vemos los

    norteamericanos a Colombia? Les digo: no ven, no piensan, ni les importa un comino Colombia.

    Colombia no existe en la mente de los norteamericanos excepto por algunos importadores de caf,

    ejecutivos petroleros, vendedores de flores y otros ejecutivos empresariales como tambin algunos

    agentes antidrogas. Para el resto de norteamericanos, Colombia es tan importante como Rhodesia. Y

    Rhodesia dej de existir hace 17 aos... "Los norteamericanos no pueden, encontrar a Colombia en el

    mapa". Brian Barger de la CNN nos vuelve a la realidad: "La triste verdad es que algunas de las

    personas que definen la poltica exterior de Estados Unidos tendran serios problemas si se les pidiera

    ubicar a Colombia en un mapa o hasta deletrear su nombre correctamente". El periodista latino de

    Univisin, Jorge Ramos, fue ms all en la paradoja de nuestra buena imagen y explic que:

    "Colombia, creo, es un pas obsesionado por su imagen; no conozco ningn otro -y he estado en ms

    de 45 que est tan preocupado por cmo lo ve el resto del mundo... Colombia est constantemente

    VICTOR CALDERONResaltado

  • 13

    preguntando a los otros cmo la ven, como si necesitara un espejo para vivir, como si su propia

    identidad dependiera -en parte- de la opinin de los que estn afuera, como si buscara

    incansablemente su lugar en el mundo." La periodista espaola Salud Hernndez-Mora (Revista

    Nmero, 19, 2.001) lo dice ms crudamente: "Para los editores de la seccin internacional, las noticias

    de Colombia son ms de lo mismo; se trata de un pas con mala fama, desprestigiado, puesto

    informativamente casi al nivel de otros africanos que ocupan normalmente el ltimo lugar en el

    escalafn espaol": Y ni siquiera somos noticia, hacemos parte de la tierra del olvido; el Financial

    Times (Septiembre 19, 2.001) trae una aseveracin impactante por lo cierta "Colombia es un pas casi

    libre de turistas (almost free oftourists). Y Hernndez-Mora remata afirmando, como ya lo haba

    citado anteriormente, que "ser buen colombiano es decir cosas lindas del paisaje, no perderse los

    partidos de la seleccin y reafirmar la voluntad de permanecer en el territorio". En este panorama,

    nuestra imagen es nada porque no est construida sobre las formas de nuestra identidad y no

    responden a un examen autocrtico sobre nuestro ser nacional, creemos que tener buena imagen es

    suficiente para tener buena realidad.

    William Ospina (La Revista de El Espectador, 64, Octubre 7, 2001) nos manda a la historia de nuevo y

    explica que "nuestra tradicin colonial nos habitu a mirar el mundo a travs de lentes ajenas (...) El

    centro de nuestra cultura fue sucesivamente la Corona Espaola, el Vaticano, la Revolucin Francesa,

    el mercantilismo ingls, la sociedad de consumo norteamericana (...) La valoracin del mundo en que

    vivamos la haban intentado algunos rebeldes en tiempos coloniales, y algunos de los paladines de la

    Independencia, pero la palabra independencia resulta excesiva para el contenido real de aquella

    gesta". Si alcanzamos la cultura-mundo, se nos reconocen como un clich que el escritor R. H.

    Moreno-Durn (La Revista de El Espectador, 64, Octubre 7, 2001i) ha denominado de la "C": ciclismo,

    caf, cocana, cumbia y Cien aos de solidad. Queremos ser ms y creo que cada vez somos menos,

    somos una imagen que ya no atrae ni desde la violencia. Nuestra obsesin por la buena imagen nos

    viene desde nios, cuando nos dicen que aunque estemos mal, hay que simular que estamos muy

    bien. Somos una sociedad programada para la apariencia. Colombia es "una aldea perdida del mundo

    dedicada a la lastimera costumbre de mentirse a s misma y de vivir de ilusiones" afirma William

    Ospina. Lo pattico es que estos deseos no respondan a una necesidad urgente de construir una

    mejor sociedad sino a una perversin inconsciente de que nos vean bien en el afuera. Lleg la hora

    de pensar y hacer desde aqu y para aqu, de encontrar un lugar en este mundo. "La imagen es

    nada", dice Sprite.

    VICTOR CALDERONResaltado

  • 14

    LA RETRICA DE NUESTRO ORGULLO

    La nacin no se hace sola. Una nacin se construye a partir de creencias y smbolos en los que se

    basan valores nacionales, patriotismos, identidades. Colombia es particularmente propensa a hacerse

    de ideales para formar esa identidad de nacin y cuando estos fallan se recurre a la mera posicin de

    nuestro pas en algn asunto mundial. Y como, por lo general, todas nuestras esperanzas en smbolos

    patrios parlantes y andantes se ven frustradas ya sea por mano propia o ajena (el Tino, Kid Pambcl,

    el tigre Castillo) tenemos que recurrir a inventarnos posiciones privilegiadas en el panorama mundial

    para figurar-como sea, pero aparecer-. Los colombianos no nos dejamos derrotar por nuestras malas

    costumbres, nos resistimos a pasar agachados en la historia. Hemos inventado unas ideas de nacin

    poco o nada comprobables, nada ciertas pero que dan dignidad y orgullo al ser nacional. Veamos

    nuestros rcords de la identidad:

    La nacin que ms publica libros de Latinoamrica.

    Scadta (hoy Avianca) fue la segunda aerolnea comercial del mundo.

    Un 86 por ciento de la poblacin dice ser feliz.

    Tenemos la guerrilla ms anticua del mundo.

    Tenemos la democracia ms vieja de Latinoamrica.

    La vacuna Patarroyo contra la malaria.

    Tenemos el segundo himno ms bello del mundo.

    El territorio con mayor diversidad de pjaros del mundo.

    Tenemos al mejor polica del mundo, Roso Jos.

    Somos la tierra del mejor caf del mundo.

    El nico pas con, dos mares en Suramrica -esquina privilegiada de Suramrica -.

    Las mujeres son bellsimas: hemos quedado de segundos muchas veces en Miss Universo.

    Frases que dotan de orgullo pero que como datos que se repiten una y otra vez no tienen ninguna

    realidad, ya que son eslogans para el orgullo nacional pero nada comprobables porque no hay

    campeonatos de himnos o democracias o vacunas o felicidades o bellezas o pjaros o de policas o de

    caf o de mares. El nico que existe es el Concurso de Miss Universo, y ah quedamos siempre de

    segundos, despus de Venezuela. Como no han existido estas competencias, no se ha decidido si

    Colombia es subcampeona o que perder es ganar. La identidad no es un asunto de competencia

    deportiva, es una manera de estar juntos y diferenciarnos, no es un deporte. Pero los colombianos

    creemos que tener identidad es un asunto de competencia, no de construcciones sobre el tiempo, los

    espacios y las prcticas de vida. Y si fuese de competencia nuestro orgullo nacional es segundiar:

    segundos en el honorabilsimo e importantsimo reinado universa! de la belleza no olvidemos que

    VICTOR CALDERONResaltado

  • 15

    somos el pas de los reinados), tenemos la segunda ciudad mas vallenata del mundo, el segundo

    himno ms lindo. Una identidad subcampeona.

    Si seguimos creyendo que la nacin como marca de identidad es una competencia de apariencias

    abra que aporta otros datos que dicen que Colombia es campeona mundial de la doble moral ya que

    el 0% dicen rechazar el aborto pero cada ao se llevan a cabo 400.000 de ellos: decimos ser la nacin

    ms democrtica del continente; pero mostramos como resultado las grandes masacres, la "limpieza

    social una impunidad del 95 por ciento, un 48 por cierto de poblacin que malvive en la miseria, el 60

    por ciento habita por debajo del nivel mnimo de pobreza; la guerrilla controla la tercera parte de la

    poblacin nacional; cada ao hay 30.000 asesinatos y 2.000 secuestros: el narcotrfico ha penetrado

    muchas de las instituciones colombianas; la corrupcin es la practica poltica ms extendida del pas.

    Mendigamos nombre, nos emocionan los datos de orgullo nacional porque obviamente el proceso de

    identidad en algn lugar de la historia se trunc y slo nos quedan pequeos fragmentos para

    encontrarnos en una emocin efmera de nacin, los relatos largos y diversos del ser colombiano

    todava estn a la espera. Lo complejo es que de datos de orgullo slo se construyen libros de

    rcords; la nacin se llena de procesos cotidianos.

    NADIE DICE NADA

    Otro signo fragmentario de nuestra identidad como colombianos es la falta de memoria, la obsesin

    que tenemos con el olvido, la manera cnica como enterramos las vergenzas y los xitos colectivos.

    Nos reinventamos de la nada cada da. Nos repelimos mucho. Una de las formas del olvido de estos

    tiempos es el correo electrnico, porque se expresa mucho, se guarda poco. Ahora llegan email (hay

    que aparentar, decir correos electrnicos es muy largo y tedioso), muchos, demasiados: la gente

    encontr un sitio para gritar duro su rabia, para dejar ver su manera de comprender al pas. Este es

    un email que circul entre colombianos de todo el mundo, un texto que nos recuerda que tenemos

    una historia marcada que nos debiera hacer reflexionar, pero de la cual nunca nadie dijo nada... el

    olvido gan.

    En 1900 regalamos a Panam y nadie dijo nada.

    En el 28 hubo una masacre en las bananeras y nadie dijo nada.

    En el 48 mataron a Gaitn y todo quedo as.

    En el 54 mandaron a nuestros muchachos de aquella poca a pelear a Corea por qu y por

    quien? V nadie dijo nada.

    En el 56 fue la masacre de la Plaza de Toros durante la dictadura de Rojas y nadie dijo nada.

    VICTOR CALDERONResaltado

    VICTOR CALDERONResaltado

  • 16

    En el 63 se dio la primera amnista a los campesinos que defendan los territorios que les robaron y

    una vez entregaron las armas los mataron (Guadalupe Salcedo aos Cincuenta) y nadie dijo nada.

    En el 66 mataron a Camilo Torres, y nadie dijo nada.

    En el 69 Lleras nos hizo acostar a las 8 p.m. (toque de queda) y nadie dijo nada.

    En el 70 se le robaron las elecciones a Rojas y nadie dijo nada.

    En e! 'i nos montaron el ui'AC y nadie dijo nada.

    En el 8o se tomaron la Embajada de Repblica Dominicana los del M-19. Se hicieron negociaciones

    secretas con el gobierno de turno, todo pas, todo qued y nadie dijo nada.

    En el 82 los banqueros propiciaron crisis financiera y nadie dijo nada.

    En el 84 se firmaron amnistas y en menos de un ao aniquilaron a la mayora de los amnistiados y

    nadie dijo nada.

    Entre el 84 y el 86, a punta de crisis cambiara y monetaria y reservas internacionales, inyectaron a

    muchos bancos y nadie dijo nada.

    En el 85 el M-19 se tom a sangre y fuego el Palacio de Justicia; con morteros, bala y fuego,

    masacre y desaparecidos, el gobierno y el ejrcito recuperaron las ruinas del palacio sin importar a

    cuntos colombianos desaparecan y nadie dijo nada.

    Entre el 85 y el 92 aniquilaron a casi todos los militantes de la Unin Patritica y nadie dijo nada.

    En el 89 mataron a Galn y nadie dijo nada.

    Desde 1819 hasta la fecha los corruptos han hecho y deshecho y nadie dijo nada...

    S, s, aqullos que lo dijeron estn muertos y nadie dice nada...

    En este pas se secuestra a diario, se mata a diario, a diario se deja sin empleo a miles de familias, a

    diario matan periodistas, estudiantes, clase alta, clase baja...

    En el exterior es un estigma ser colombianos y se nos ultraja y se nos maltrata por ser

    colombianos,.. En COLOMBIA es un ESTIGMA ser COLOMBIANOS, todos los das hay desplazados, todos los

    das hay desaparecidos, todos los das hay dilogos, todos los i das hay atracos y nadie dice nada...

    Este pas debiera ser inscrito en el libro de Guiness Records...

    Es el pas ms aguantador del mundo y el nico pas del mundo que al minuto de haber sucedido

    algo lo borra de su memoria. EL NICO PAS DEL MUNDO SIN MEMORIA.

    En el 85 ante las cmaras del mundo entero y por las cadenas radiales, el presidente de la Corte

    Suprema de Justicia SUPLIC que no bombardearan el Palacio de Justicia, todos lo vimos y nadie lo

    recuerda.

    Las cmaras de televisin del mundo han mostrado las masacres de la guerrilla, de los

    paramilitares, de los militares, de los terratenientes, de los narcos y aqu no dijimos nada.

  • 17

    Todos vimos por televisin matar a Luis Carlos Galn, Jos Raquel Mercado, Carlos Pizarro,

    Bernardo Ossa, Jaime Pardo, Jos Antequera, a los nios y personas que no son personajes pblicos,

    a Jaime Garzn y nadie dijo nada,

    Vimos secuestrar y explotar un avin de Avianca y nadie dijo nada. Vimos secuestrar un avin de

    Avianca y nadie dijo nada. Vimos secuestrar a mas de 100 personas en una iglesia y nadie dijo nada.

    Vimos gobernar durante 4 aos a un elefante y nadie dijo nada. k Hemos visto a los congresistas

    durante decenios enriquecerse con los impuestos del pueblo y nadie dice nada. ,

    Cada mes la gasolina sube de 100 a zoo pesos y nadie dice nada.

    Imponen disear estrategias para que los que los evaden los paguen, porque los que si pagamos

    seguimos pagando los viejos y los nuevos y los que evaden siguen evadiendo los viejos y los nuevos

    impuestos.

    Que pena por este silencio, pero por favor te pido que si te ocurre reenviar este mail a otras

    personas de tu confianza retires mi direccin y nombre, porque yo soy COLOMBIANO y lo peor es que

    tengo UNA MAMA COLOMBIANA, tengo HERMANOS COLOMBIANOS, tengo HIJOS COLOMBIANOS y tengo

    AMIGOS COLOMBIANOS y quizs el peor estigma que llevo conmigo es que AMO A COLOMBIA y eso aqu

    es EL PEOR DELITO, y los 38*000,ooo de COLOMBIANOS que piensan como yo ESTAMOS CONDENADOS A

    MUERTE. Por eso nadie dijo nada ni nadie recuerda nada... Hay muchas otras cosas que no quedaron

    aqu pero que ci todas formas nadie dir nada...

    Hasta cuando???

    LOS HUBIERAS

    Las opciones de explicacin de la realidad de la nacin colombiana son cinco: una retrica del vaco

    desde el cinismo de los polticos; los datos del orgullo patriotero para decir que vamos a salir adelante

    (como ese que dice que si somos 38 millones de pacficos por qu 30 mil nos ganan... no ser que

    no somos tan buenos y nobles los 38 millones?); el olvido para no sufrir de sentimientos de culpa

    (qu queda del Palacio de Justicia? Nada, ni una piedra, todo es nuevo); el humor como manera de

    exorcizar la depresin colectiva; y los "hubiera"; ese reclamo que hacemos desde lo no hecho. Los

    "hubiera" marcan la idiosincrasia nacional. Se trata, de la forma como nos han relatado los hechos

    histricos y la iconografa patria. Ante la historia desastrosa que tenemos como colectividad, los

    colombianos nos hemos inventado una serie de consuelos morales para explicar el destino trgico: "Si

    nos hubieran colonizado los ingleses". Nada mejor para reflejar el espritu colombiano que esta frase

    que pronuncian indistintamente desde un busetero hasta un profesor de Los Andes y sus alumnos

    aspirantes a presidentes. Refleja los cinco siglos de frustraciones de un pas que, incapaz de hacerse

    responsable de s mismo, le echa la culpa a otros de su destino. Esos otros son los espaoles. Y ante

    VICTOR CALDERONResaltado

    VICTOR CALDERONResaltado

  • 18

    cada hecho nacional salimos con ese condicional si hubiramos hecho... seramos distintos. Pareciese

    que nunca lo hacemos, siempre nos quedamos cortos, nos falta algo... eso nos ha llevado a ser los

    campeones morales: Si Maturana hubiera hecho tal cosa estaramos en el Mundial... Si Gaviria no

    hubiese bombardeado La Uribe... Si Gaitn no hubiese sido asesinado... Si Galn... Si Montoya... Si

    PaolaTurbay, Paula Andrea Betancurt, Carolina Gmez... Si 'el Pitufo' de vila hubiera metido ese gol

    contra Estados Unidos... Si Pambel hubiera sido ms juicioso. Otra forma del hubiera est en la

    costumbre nacional de la disculpa. Preferimos inventar una buena excusa antes que hacer lo debido.

    "No debera estar haciendo esto pero como uno nunca hace lo que debe hacer entonces aqu va... 15

    minutos antes de sentarme a escribir el ensayo, esto hace ya unas cuantas horas, me tome un

    antibitico muy fuerte que me dej muy mareada y pues para que sigo... mejor le cuento que si con

    gripa escribo mal con mareo ni se diga. Sin embargo como yo s que me lo he "debido" tomar

    despus o mejor, he "debido" hacer el ensayo antes, solo le pido que abra su e-mail unos minutos

    antes de la clase que yo le prometo tenrselo. Gracias. Carolina, pd: Mucha colombianidad esta

    excusa ma o no? Debera eximirme del ensayo", Los "hubiera" y las disculpas cu Colombia son

    infinitos y denotan una enorme capacidad de evadir: otra caracterstica muy colombiana. Es cierto... la

    nacin colombiana es un condicional nunca realizado, somos una posibilidad, un pasado no realizado.

    OTRA C O L O M BIANIDAD. LOS PEQUEOS RITOS

    Junto a los anteriores relatos frgiles de la colombianidad, hay otra nacin que suea y trabaja sin

    renunciar a su pasado y sin temer a la crtica. Es un pas sincero. Esa Colombia deja de lado las cifras

    y razones ms grandes, para encontrar que la nacin est en sus estilos de ser, en esas formas

    cotidianas de ser de por aqu, esas que no tienen ideologa pero que son nacin en su inventiva y

    creatividad excesiva, en su deseo de rer y su resistencia irnica a la dura realidad. Por ah, por la

    cotidianidad, el humor y la inventiva pasa nuestra identidad ms vital. Colombia es el pas del

    sancocho y de los pollos Kokoriko; es la tierra del pescador de Bar y del salsero de Juanchito; del

    humor cido de Gar/n y De Francisco; de la inventiva de Garca Mrquez y Fernando Gaitn.

    NACIN COTIDIANA

    Desde las prcticas cotidianas de la colombianidad surge una respuesta distinta, posible, inventiva y

    contundente sobre la nacin. Esa que existe y se percibe en los rituales, prcticas, smbolos, escenas

    y espacios ms comunes de nuestro ser nacional. Mi amiga Clemencia me envi un texto que le

    "pareci bonito, sobre todo para los que estamos afuera, en esos casos de nostalgia dura":

    RAZONES PARA LUCHAR POR COLOMBIA

    VICTOR CALDERONResaltado

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  • 19

    Porque Colombia se lleva en la sangre y en el alma. Porque aqu le dicen a uno "papiro" o "mamita".

    Por los lunes festivos. Por la variedad de acentos que hacen delicioso hablar con otros colombianos.

    Por los vendedores de pan de bono de los peajes. Por el manjar blanco en totuma. Por los fotgrafos

    del parque Lourdes y Santander en Bogot. Por cantar Tutaina Tuturumaina en Navidad. Porque la

    avena helada es ms rica en Melgar o en Girardot. Por una arepa de queso asada en cualquier

    carretera de Colombia. Por el roscn con gaseosa. Por el olor a tierra caliente cuando se viaja por

    carretera. Por la Nariz del Diablo en el Boquern. Por el ajiaco en casa de los papas. Por el paseo

    dominguero con morcilla. Por el postre de natas. Por el equipo de alma. Por las tas cariosas que

    dicen "mijitico(a) lindo(a)"- Por los piropos callejeros. Por las bandas de pueblo. Por la tienda de la

    esquina. Por la mamadera de gallo. Por una deliciosa bandeja paisa. Las mujeres de Cali tienen

    sabrosura. Por las panelitas. Porque jugo de Pithaya solo se consigue aqu. Porque los vendedores si

    le explican que es cada cosa. Porque el "Caldo Parao" despus de la rumba es el ms rico. Por la

    lechona tolmense. Porque el fro de Suesca y el calor de Girardot estn a dos horas de Bogot. Por la

    pulpa del tamarindo. Por las ferias de pueblo. Por los miles de reinados. Oh Gloria Inmarcesible, Oh

    Jubilo inmortal. Por comer mamoncillos. Por la cantidad de mujeres lindas. "Agita pa' mi gente" de

    Jorge Barn. Por la mojarra frita a orillas del mar (De cualquiera de los dos!). Porque todava

    podemos conocer al vecino. Por los festivales vallenatos. Por una siesta en hamaca. Por la verdura

    fresca y barata todo el ao. Porque adems del jugo de piraya estn el de mora, lulo, maracay,

    feijoa, curuba, papaya, fresa, mango, pina, uchuva, naranja, mandarina, uva, guanbana, meln,

    guayaba, patilla, etc. Por los claveles, la guadua y las esmeraldas. Porque aqu se toma el mejor tinto

    ms barato. Porque Colombia es el tercer pas en biodiversidad. Porque somos la cuarta potencia

    hdrica del planeta. Por la Sierra Nevada de Santa Marta (nico nevado junco al ocano). Por el museo

    del oro: (el ms importante del planeta en su gnero). Por los balcones con geranios. Por las

    empanadas de iglesia. Por el plato colombo-francs (pan francs con colombiana). Porque Bogot

    est 1.600 metros mas cerca de las estrellas. Por las ciclorrutas. Por el transmilenio. Por las mariposas

    amarillas. Por la mazorca con mantequilla y sal. Por las paisas. Por el sancocho. Por los dos mares.

    Por los bollos de mazorca en Chocont. Por los paisajes. Por el chunchullo y el chicharrn. Por la Feria

    de Cali. Por el raspao de pueblo con lechera. Por el chontaduro. Por el tiple y la bandola. Por el

    festival del despecho en Pereira. Por las Chicas guila. Por Cartagena. El boletn del consumidor y el

    Minuto de Dios. Por pagar promesas en Monserrate. Por Sbados felices. iPor El indio amaznico.

    Por la "pola" despus de jugar un "picadito" de ftbol con los amigos. Por las frunas. Por el salpicn

    de verdad. Por el festival de la Trova. Por el verde de las montaas cuando pasa la lluvia. Por las

    milhojas. Por las artesanas de Tagua. Por los burros de San Amero. Por los langostinos de Cispat.

    Por la vista de los nevados en las maanas. Por los paseos de olla. Por las serenatas. Por la cuajada

  • 20

    con melao. Porque se pueden hacer fiestas hasta la madrugada y pocos molestan. Por jugar tejo o

    rana. El pan de yuca y las almojbanas de la Magola. Por la fritanga. Por poder decir se acab el

    ao cuando vamos en Julio. Por oir BOTEELLAAA PAPEEEE!!! o SE ARREGLA LA DEPRESIOONN!!! Por el

    bocadillo con queso. Por el caf. Por el azul de una maana sabanera. Por el merengn de

    guanbana. Por las hormigas culonas. Por la aguadepanela para la gripa y el fro. Por las das al

    Nemesio (as sea a sufrir!!). Por la Feria de Manizales. Por la cantidad de papas: sabanera, pastusa,

    tocarrea, criolla. Por el festival de Coleo en Villavo. Por el Carnaval de Barranquilla. Por los carritos

    de balineras. Por el Divino Nio. Por la mazorca azada a la salida de los conciertos. Por el guarapo y la

    chicha. Por el mango biche con sal. Por las cordilleras. Por el tamal. Por la subida a Patios en bici los

    sbados. Por el Festival de Blancos y Negros. Por la Hora Zanahoria. Por el Trompo. Por las cometas

    de Villa de Leiva. Por el Boroj. Por el Palacio del colesterol. Por los algodones rosados con azcar.

    Porque se puede bailar salsa de la vieja y de la nueva, tango, cumbia, merengue, rock, trans,

    vallenato, son, reggae, cualquier da en cualquier parte. Por embolar los zapatos por 1.500 pesos. Por

    el ay hombe y el guepaje. Porque en la tienda de la esquina le fan. Por la cortada del pelo en

    "La Cordillera". Es La "Negra Soleda' la que Baila mi cumbia". Por el festival de las cometas y de las

    Luces en Villa de Leyva. Por el Manimoto y el Bom Bom Bum. Por la 'papa sala, la 'carne asa y el aj

    de aguacate. Rin Rin Renacuajo sali esta maana muy sieso y muy majo. Por el viudo de pescao en

    Flandes. Por los chitos. San Pedro en el Hulla "chese la rodadita". El guaro (Antioqueo, Nctar,

    Platino, Blanco, Crisul, etc.). LJ Kola Romn y la Kola Hipinto. Los trisitos y el chocorramo. Los

    chocmelos y las achiras. Por una taza de chocolate con queso. Por el paseo en chiva. Por el cuchuco

    de trigo con espinazo. Por los atardeceres de verano en cualquier parte. Por el porro, el vallenato, la

    cumbia, el currulao, la champeta, el bunde, el bambuco, el torbellino, la msica llanera. Por el: "ala",

    "chino", "Eh, Avemaria", "vos", "os", "ve!", "cuadro", "aja". El pico y placa. La papa chorriada. La

    mazamorra chiquita. La mazamorra con panela. Marbel en concierto. Por los circos de pueblo. Por el

    metro de Medelln. Por el ftbol. Por el ciclismo. Por Montoya. Por las guascas, las obleas y el

    arequipe. Por la ruana. Por el san juanero. Por el poncho y el carriel. Por las rumbas. Porque ninguna

    bandera ondea como la nuestra. Por las novenas de navidad con "Dulce Jess mo". Por las novenas

    bailables con los 14 caonazos. Por los osos de anteojos. Por las termales de Paipa. Por las esculturas

    de San Agustn. Por las mochilas, las ruanas y las hamacas hechas a mano. Por el cocido boyacense

    con sus cubios, ras, ibias y dems uas e as. Por los millares de frutas. Por el Festival

    Iberoamericano de Teatro. Por los besos de negra y las ranitas dulces del Astor. Por la changua. Por

    Tot la Momposina. Por el Festival de la gaita de San Jacinto. Por la chocolatina Jet. Por las

    cabalgatas. Por los campesinos. Por el verde del campo. Porque la gente te mira a la cara cuando

    caminas por la calle. Por el mondongo. Por las hojuelas y el arroz de leche. Por los olores de las frutas

  • 21

    y de las flores. Por la gelatina de pata. Por la malicia indgena bien utilizada. Porque cuando uno va

    al campo la gente que pasa por ah dice: buenas!!! Porque no se sabe que clima va a hacer en dos

    semanas. Porque uno no para de sorprenderse. Porque la gente aplaude cuando aterriza el avin.

    Porque la gente hace chistes de todo. Porque siempre se ven montaras. Por las buenas cucharas de

    palo. Por los alumbraos de diciembre. Por los msicos de los buses. Por las modelos made in

    Colombia. Porque siempre I habr alguien que le ayude a encontrar una direccin. Por ir a cine

    con 3.000 pesos. Por jugar billar en el Patriarca, el California o la 13 a 300 pesos la hora. Por la Feria

    del Libro. Por el Edificio Coltejer. Por todas las ciudades. La ciclova los domingos y festivos. Por viajar

    por los pueblos. Por caminar por la Av. La Playa en Medelln. Porque la arepa paisa no se reemplaza

    con nada. Por la Feria de las Flores. Por la natilla y los buuelos. Por los rusos y los chinos

    colombianos. Por el arequipe con brevas. Por la parranda del 31. Por Mara Isabel Urrutia. Por Botero.

    Por los silleteros. Por el Ballet de Sonia Osorio. Por la gaita macho y la gaita hembra. Por la donacin

    de Botero a Medelln y Bogot. Por rock al Parque, salsa al Parque, jazz al Parque, pera al Parque.

    Por las molas. Por el sombrero vueltiao. Por los festivales de Cine en Bogot y Cartagena. Por La

    Costea, La guila, La Club Colombia y La Cristal Oro. Por el "Flaco" Agudelo y el "Mocho" Snchez. : '

    Por el cndor de los Andes. Por "la Arenosa". Por el quesillo. Por "El man tiene un costo u valor de

    300 pesos, para mayor economa 2 en 500 o 4 en 1.000". Por los ao-viejos. Por los "escarabajos" en

    sus "caballitos de acero", Por los bocadillos vlenos y los de 3 colores. Por el requinto. Por el Arpa el

    Cuatro y los capachos. Por los yipaos. Por el escorpin de Kiguita. Por las fresas con crema de

    Sop. Porque aqu se habla el mejor espaol del mundo. Las ventas a plazos en la oficina. El tinto

    gratis en la oficina. Por el Diccionario de Uso y Rgimen del Castellano del Instituto Caro y Cuervo.

    Por Manuel Elkin Patarroyo. Por los jugos del Pasaje Camacho cu Neiva. Por los colombianos y las

    colombianas. Porque los colombianos NUNCA nos rendimos, por ustedes, que llevan consigo todas

    estas cosas y muchas ms, porque son el mejor producto de este pas y le demuestran al mundo

    todos los das que por cada criminal hay millones de Colombianos que trabajan, estudian y se

    esfuerzan por progresar y sacar a Colombia AHH Y COMO si FUERA Poco POR QUE EXISTE PALMIRA

    CARAJO...!

    Lo que ms nutre la colombianidad no son ni la ciencia ni la filosofa criollas -que prcticamente no

    existen-, ni siquiera la raza o el mestizaje y las costumbres del pas -que varan en cada centmetro de

    la patria, sino las noticias cotidianas de nuestra tierra: los colombianos se diferencian de los

    ecuatorianos, por ejemplo, por haber echado maizena despus de los triunfos de la seleccin

    Colombia de ftbol, por haber rogado que a Lucho Herrera se le pasara la gripe en el Tour de Francia,

    por haber berreado con la Gaviota de Caf, por sacar pecho por el premio Nobel de Garca Mrquez

  • 22

    (independientemente de que se hayan ledo sus libros o no), por el horror que sintieron cuando esta-

    llaron las bombas de los extraditables, por haber cacareado La Gota Fra en versin Carlos Vives

    durante un ao todos los das. Esa nacin hecha de tantos y tan diversos rituales constituyen nuestro

    orgullo ms sentido de ser de por aqu.

    Andrs Felipe Carvajal es un comunicador que gusta de las imgenes y que cuando, por tarea, se

    puso a pensar en qu era la colombianidad, termin escribiendo que era una miscelnea.

    No se me ocurre que existan en ningn otro pas del mundo las miscelneas, aquellas tiendas

    tpicamente colombianas donde uno consigue de todo, los calzones al lado de los cuadernos, las

    corbatas junto a toallas higinicas, y las empanadas sobre las revistas. Y de este revoltijo nico se me

    ocurren extravagantes conexiones con otros revoltijos colombianos, como aquel que constituye la

    piedra angular de nuestra cultura gastronmica: el masacote. Nuestros platos tpicos no se

    caracterizan por la pureza de los sabores sino por todo lo contrario, parece que de lo que se trata no

    es de estimular con diversidad al paladar sino de encubrir unos sabores con otros hasta lograr un

    sabor nico e indiferenciado. A qu sabe el ajiaco? no sabe a pollo con guasca y papa, el ajiaco sabe

    exquisito pero indiferenciado. Qu tipo de comida que es la bandeja paisa? Un sabor sui-gneris

    creado a partir de un revuelto de arroz, carne molida, frijoles, pltano, garra, chicharrn, y quin sabe

    que otra vscera. Un massacote indiferenciado. El sancocho, el tamal y el mondongo son revueltos de

    la misma especie pero de diferente familia en los que sobresale la total taha de cuidado esttico en la

    disposicin de sus mltiples ingredientes; la misma falta de cuidado esttico se ve en las miscelneas,

    donde suelen poner a Pioln sosteniendo una revista pornogrfica. Al contrario de otras culturas donde

    la presentacin de los platos y de los alimentos servidos en ellos es de vital importancia -an ms si el

    plato en cuestin se considera parte del folclor nacional-, en Colombia el aspecto de los alimentos

    deja mucho que desear, adems se sirven de cualquier forma: por muy sabrosos, nadie puede decir

    que los tamales sean bonitos, y esto se aplica a todos los dems platos tpicos, incluyendo la 'comida

    rpida' colombiana: el almuerzo ejecutivo o ACPM (arroz, carne, papa y maduro), un verdadero

    atentado contra el buen gusto. Y las bebidas tpicas parten del mismo concepto: la chicha, el champs

    y el refajo son revueltos que se sirven de cualquier manera y que no son agradables a la vista. Y las

    mamas que mezclan todas las frutas para hacer el jugo. Creatividad de revoltijo, esttica de

    masacote, eso somos. Podra relacionar las miscelneas con casi cualquier cosa en Colombia, por

    ejemplo los edificios residenciales que tienen locales comerciales en los primeros pisos, gimnasio en

    los segundos, oficinas en los terceros y despus vive gente haciendo muchas cosas, entre otras el

    amor. En Colombia todo se revuelve: los porteros venden cigarrillos, los noticieros son tambin

  • 23

    revistas de farndula, los policas son ladrones, abundan los bazares, las pualadas bailables, las

    droguera/licoreras, los restaurante/bares, los cinc/ bares, las librera/cafs y un da hasta tuve la

    tentacin de hacerme cortar el pelo en un saln de belleza/bar. Hay de todo, por eso la miscelnea es

    la forma de ser colombiano. Colombia es una miscelnea, una cultura donde se mezcla todo, hay

    tanto de tantas incidencias que a la final como que tiene sabor pero no gusto o tiene esttica pero no

    sabor. Somos un masacote de culturas, estilos de vida, formas de ser, violencias, ternuras, prdidas,

    bondades, historias. Una mescolanza que tiene mal aspecto pero sabe rico, un exceso que en su

    revuelto sabe bueno pero se ve mal, un mestizaje hasta los huesos de la identidad. La colombianidad

    est hecha de masacote como lo demuestra el correo electrnico de la nostalgia trascrito arriba, como

    lo expresa la descripcin de nuestra comida y nuestras complejas ventas llamadas miscelneas.

    NACIN IRNICA

    Colombia es un mal chiste pero tiene buen humor, acidez crnica, mucha irona; cuando se pide al

    colombiano referirse a su nacionalidad, l o ella esperan decir un gran chiste, o una risuea ancdota,

    Carolina escriba que "toda esta semana la colombianidad me ha acompaado como una piedra en el

    zapato. He tratado de buscar en mi propia colombianidad algo divertido para contar pero fue tal mi

    frustracin que estuve a punto de escribir una tragedia titulada Memorias de una colombianidad

    aburrida. Todo iba por el camino de la tragedia, que todava considero podra ser un buen punto

    porque en realidad la mayora de las colombianidades terminan siendo trgicas, cuando encontr algo

    que me cambi el nimo: las panaderas. Y es que ah, en sus nombres, haba un derroche de

    colombianidad: Pan Pa' ya, Pin Pon Pan o Pan Pan Vino Vino. Popis pan, Superpan Moreno, Peter pan,

    Al ba pan, Pan rico. Me Pan, Pan.com.co, Hot pan. Marylu pan, Paola's pan, Marye Pan, Maryulipan,

    Papi pan, La boutique del pan o Art pan". Este es solo un ejemplo de cmo aunque; la mejor manera

    para referirse a Colombia es la tragedia, nosotros creemos que esta nacin debe ser contada en forma

    chistosa. Y es que los de aqu nos consideramos de buen humor, muy chistosos, absolutamente

    hilarantes, sobre todo si nos referimos a la realidad y al ser colombiano, sobre lo nuestro slo atina-

    mos a rernos. Y esta estrategia es vital para la supervivencia porque en la risa hay tres potenciales

    liberadores: permite la burla sin ofensa, es un mecanismo de resistencia ante la injusticia y la opresin

    y es otra manera de criticar y comentar la vida.

    El humor nacional, el cotidiano, pero tambin el de Garzn, Tola y Maruja y Martn de Francisco es el

    que mejor expresa el alma de la nacin colombiana. Hay mucha nacin en las historias de la irona y

    el exceso y la injusticia colombiana que se cuentan en forma de humor. El humor es una estrategia

    vital del ser colombiano porque hablar serio en este pas es peligroso, y la risa es una forma vlida y

    VICTOR CALDERONResaltado

  • 24

    aceptada para criticar a nuestras lites criollas que se han identificado ms con lo extranjero que con

    lo nacional y a las formas extraas que toman las diferencias de clases marcadas por los gustos y los

    dolos a imitar ms que por los valores propios a exaltar. La colombianidad se refleja en los chistes,

    por ejemplo uno que se atribuye al poeta Roca pero que ya es patrimonio nacional que explica que en

    Colombia los ricos quieren ser de Londres, los intelectuales quieren ser de Pars, la clase media de

    Miami y los pobres quieren ser mexicanos, y una espaola que preguntaba: "pero si os hemos

    descubierto, conquistado, colonizado; si os hemos dado nuestro idioma, apellidos, religin y cultura...

    por qu no quieren ser espaoles?"... y el colombiano responde: "Cuando hay temporada de toros,

    todos somos espaoles". Evidente: nadie quiere ser colombiano. Fingimos ser lo que no somos. Nos

    sentimos de otro lado. Nuestra pertenencia a esta cultura es aborrecida, buscamos el sentido de

    nuestro ser en otra parte. Necesitamos nuevos relatos para reconocernos como colombianos.

    Los colombianos no hemos podido quitarnos de encima el complejo de inferioridad que tenemos

    frente a lo extranjero. En estos tiempos frente a lo "gringo". Por eso nos gusta comer en Me Donalds,

    comprar ropa Gap y Nike, escuchar msica en ingls, vivir en Miami, ver a Bruce Willis y Julia Roberts.

    Pero donde ms se nota que la cultura norteameriacana est aqu y para quedarse y que no

    queremos resistirnos sino integrarnos es en el lenguaje, ya que aprendimos muy bien eso de que el

    ingls es el idioma universal; lo cual, a su vez, nos permite que al usar palabras y expresiones en

    ingls expresamos sin pena ni gloria nuestro deseo de vernos ms "modernos", "in", "cool". La

    colombianidad est llena de expresiones en ingls: OK, hi, CD, bye, afterparty, happy hour, "japi verdi

    tu yu". En televisin, las expresiones en ingls se ha convertido en hablar cotidiano: "my darling,

    "sweety", "my Godness', "honey". En ese gran espejo nacional que fue la telenovela Ya soy Bftty, la

    fea, el personaje del jefe de personal, Gutirrez, hablaba un ingles para parecer de ms mundo.

    Somos un provincianos y patticos, que siendo de los pueblos menos integrados, ms autocomenidos,

    creemos que hacemos parte de otras identidades. Tal vez, tanto mestizaje nos ha dejado sin saber de

    dnde venimos, quines somos y para dnde vamos.

    El humor, tambin, nos sirve para comprender las formas en que nuestra nacin es personalizada.

    Cada dueo del poder es Colombia. No somos, sino que el presidente es la nacin, los otros son los

    colombianos. El siguiente chiste nos reconstruye de una manera cnica e irnica la personalizacin de

    la nacin colombiana en figura de sus poderosos. Somos una nacin de personas, tierra de elegidos,

    democracia del yo.

    VICTOR CALDERONResaltado

    VICTOR CALDERONResaltado

    VICTOR CALDERONResaltado

    VICTOR CALDERONResaltado

  • 25

    Un da Dios, muy molesto con la humanidad y sus pecados, decide ponerle fin a todo y rene a todos

    los lderes mundiales para notificarles personalmente su decisin de terminar con la humanidad en 14

    horas. "Los he reunido para notificarles que terminar con la humanidad en 24 horas." "Pero,

    Seor..,!" "Nada de peros, carajo..... ese es el tiempo limite!!!" As es que vayan a sus respectivos

    pases y notifiquen a sus pueblos y arreglen todo para que la humanidad est informada y preparada

    porque en 24 horas dejarn de existir! El primero en reunir a su pueblo fue, Bush. En Washington

    D.C. les dijo: "My fellow americans, I have good news and bad news for you. The good one s that

    God exists. He spoke to me. But of course we already knew that. The bad news is that this Great

    American Nation, our beautiful dream, will no longer exist in 24 hours. That is God's will! Fidel reuni

    a los cubanos y les dijo: "Compatriotas, pueblo cubano, tengo dos malas noticias que darles. La

    primera es que Dios existe. S, yo lo vi. Estuve equivocado todo este tiempo. La segunda es que en

    solo 24 horas esta magnfica revolucin, por la que tanto luchamos dejar de existir. Finalmente

    Andrs Pastrana reuni al pueblo colombiano y le dijo: "Pueblo de Colombia, hoy es un da muy

    especial y tengo dos buenas noticias que darles: la primera es que yo soy un enviado de Dios, un

    mensajero. Nohra, los nios y yo hablamos ayer con l personalmente y los lo ratific nuevamente.

    La segunda es que en 24 horas no habr en nuestro pas mas criminalidad, ni desempleo, ni trfico de

    drogas, ni problemas de agua, ni impuestos, ni pobreza. Tampoco habr guerrilla, ni paras, ni nada....

    El sueo de nuestro pas se har toda una realidad, tal como se los promet en mi campaa y por fin

    lograremos que en Colombia reine la Paz absoluta...!".

    El cinismo del poder, la arrogancia de los dueos de la hacienda Colombia, el potencial de las gentes

    para desde el humor hacer resistencia a sus peores pesadillas. Aqu el humor y la irona son

    estrategias de resistencia, formas de la colombianidad de verdad. En el humor, el lenguaje y la

    telenovela reconocemos nuestro deseo de ser de otra parte, sacamos a relucir nuestras mejores

    ilusiones del desarraigo. Pero a su vez, en el lenguaje, el humor y la tclenovcla tenemos vas de

    expresin para reinventarnos desde la catstrofe. Nos remos mucho, a pesar de que no hay nada de

    qu rerse. La risa como distintivo de la marca Colombia.

    NACIN INVENTIVA

    Las desigualdades sociales y los vacos de colectividad han sido sorteados por algo que podramos

    denominar como dones naturales del colombiano: una creatividad y una arrasadora determinacin de

    ascenso personal. El mejor interprete de la colombianidad, don Gabriel Garca Mrquez (Revista

    Cambio, 162, Julio 22 de 1996) afirma que Ambos dones, ayudados por una astucia casi sobrenatural,

    y tan til para el bien como para el mal, fueron un recurso providencial de los indgenas contra los

  • 26

    espaoles desde el da mismo del desembarco. Para quitrselos ce encuna, mandaron a Coln de isla

    en isla, siempre a la isla siguiente, en busca de un rey vestido de oro que no haba existido nunca. A

    los conquistadores convencidos por las novelas de caballera los engatusaron con descripciones de

    ciudades fantsticas construidas en oro puro. A todos los descaminaron con la fbula de El Dorado

    mtico que una vez al ao se sumerga en su laguna sagrada. Tres obras maestras de una epopeya

    nacional, utilizadas por los indgenas como un instrumento para sobrevivir. De esos talentos

    precolombinos nos viene tambin una plasticidad extraordinaria para asimilarnos con rapidez a

    cualquier medio y aprender sin dolor los oficios ms dismiles: faquires en la India, camelleros en el

    Sahara o maestros de Ingls en Nueva York.

    En la superchera y la recursividad ha mostrado el colombiano especial habilidad. Somos la nacin

    'fundada en la malicia indgena, ese don de la resistencia, esa posibilidad de imaginarnos distintos,

    esa manera irreverente de crear de la nada y ce rer desde la desgracia.

    Como lo explica el ms empecinado estudioso de la colombianidad William Ospina (La Revista de El

    Espectador, 64, Octubre 7, 2001), esa malicia indgena fue una estrategia de resistencia porque "si se

    predica la igualdad pero en la prctica se consagran los privilegios'y'la exclusin, la gente asume que

    la trampa es legitima, y empieza a su ve/ a hacer la trampa, porque sabe, y a eso llamamos aqu la

    malicia indgena, ya que si quienes predican la ley no la respetan, todo no es ms que un juego

    diseado para que pierdan los dbiles". Malicia indgena para crear, malicia indgena para delinquir;

    recursividad para resistir al explotador, inventiva para evadir la ley.

    Garca Marquez, (Revista Cambio, 161, Julio 2z de 1996) complementa el panorama de los

    aprendizajes desde la inventiva al expresar que desde el lado hispnico tal vez nos venga el ser

    emigrantes congnitos con un espritu de aventura que no elude los riesgos. De unos cinco millones

    de colombianos que viven en el exterior, 1.1 inmensa mayora se fue a buscar fortuna sin ms

    recursos que la temeridad, y hoy estn en todas partes, por las buenas o por las malas razones,

    haciendo lo mejor o lo pon-, pero nunca inadvertidos. La cualidad con que se les distingue en el

    folclor del mundo entero es que ningn colombiano se deja morir de hambre. Sin embargo, la virtud

    que ms se les nota es que nunca fueron tan colombianos como al sentirse lejos de Colombia.

    Tres marcas: nada arraiga, nada llama hacia lo propio, un desprendimiento a toda idea, amor,

    territorio, patria... pero cuando se est lejos, urge lo provinciano que somos: el olor a tierra caliente,

    el chontaduro y pandebono, la arepita paisa, y un resto de pequeos ritos y smbolos que nunca

  • 27

    cremos que nos identificara... y ms colombiano, an, es la sobrcactuacin, el exceso: hacerse notar,

    hablar duro, creerse ms, evitar pasar desapercibido.

    Los colombianos anteponemos la apariencia a la esencia y el rito a la creencia. Acostumbramos

    bautizarnos, comprar escapularios e ir a misa, pero desconocemos los conceptos de caridad y amor al

    prjimo. Somos al tiempo agresivos y arrodillados. Ante la menor ofensa pasamos del "porfavorcito" al

    pual. Como lo expres Gabriel Garca Marquez., nuestro signo es la desmesura, o sea la exageracin;

    lo extremo. Nos fascina la perorata y miramos el ombligo, peroo aborrecemos la crtica. Somos

    adems arrojados y rebuscadores. Admiramos modelos buenos, como el paisa que vende camellos en

    el Sallara. Pero tambin a los malos, como el Roberto Soto que se llev 13 millones de dlares o el

    Justiniano Torres que contrabandeaba plutonio en Rusia o Pablo Escobar que puso en jaque a los

    gringos. El rebusque y el arrojo son actos de imaginacin que nacen de la necesidad porque la

    pobreza obliga.

    La nacin colombiana se percibe desde dos ideales: el retrico que dice que nuestra esperanza es

    construir un pas inteligente y consciente de su territorio, donde no haya gente durmiendo en las

    calles y se ganen medallas en los Olmpicos. Y el real, el individualista, al que la nacin ha llegado a

    punta de cultivar valores como el del rebusque y la inmediatez y tener por modelo a los narcos. El

    sueo real es el de coronar. Coronar es alcanzar la cima como sea, legal o ilegalmente, a las buenas o

    las malas; salir de la pobreza rpido; ganarse un chance; hacerle serrucho al Estado; agarrar todos los

    papayazos sin dar papaya de ser atrapado. El objetivo es tener plata en el bolsillo para mujeres o para

    casas como las pirmides de Egipto: todo vale con tal de que sea rpido. Entre las razones que

    explican que en Colombia los valores individualistas y la anarqua prevalezcan sobre los colectivos y el

    orden, sobresale la de que no existe una ley comn. Dentro de la poblacin no hay conciencia de que

    deben respetarse las normas: cuando se necesita, la ley se puede cambiar. Es ms, en Colombia lo

    grave no es cometer un delito, sino ser atrapado: el que infringe la ley sin que lo pillen es considerado

    un vivo y goza de admiracin. "En Colombia pasan muchas cosas pero ninguna seria", dijo un

    funcionario ingls al llegar a su pas. Lo paradjico es que en forma paralela a las preconcepciones,

    los hechos reales y meritorios pasan inadvertidos. Hoy, Jos Antonio Galn y Antonio Nario, los

    caudillos colombianos mas desinteresados, yacen en el olvido. V el estudio de las obras de

    colombianos no vinculados con el poder, como las de Fernando Gonzlez, Mara Cano, Andrs Caicedo

    o Gonzalo Arango es un pasatiempo de marginales.

    VICTOR CALDERONResaltado

    VICTOR CALDERONResaltado

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    Por el lado positivo esa inventiva muy nuestra es recuperada por \X'illiam Ospina (I, Revista de El

    Espectador, 64, Octubre 7, 2001) en el paradigma de nacin inscrito en Cien aos de soledad:

    Un canto esplndido, un conjuro cuyo mensaje era simplemente que alguien en Colombia haba

    captado por fin el misterio de los orgenes, la pluralidad de las fuentes, el modo festivo y mgico

    como se fundieron en este territorio la elocuencia de la lengua espaola, el desconcertante y

    paradjico pensamiento mgico indgena, y la alegra, la sensualidad, la vitalidad y el colorido de los

    pueblos de frica. Aquel libro no era slo una pagana Biblia del Caribe, no era slo el cdigo

    hermtico de los pueblos de la Costa Atlntica, era la lectura puntual, apenas si aligerada por la

    diablura del lenguaje y por los nfasis del miro, del secreto que permitira a Colombia rencontrarse

    con su largamente diferido destino.

    En medio de este panorama de catstrofe sobre la colombianidad, surge como una va distinta para la

    marca Colombia, nuestra inventiva, recursividad, creatividad y determinacin por evadir al opresor y

    explorar nuevas vas desde nuestras ms afincadas races de tierra: la fuerza indgena, la vitalidad

    caribe, el empuje paisa, la herencia espaola. He aqu un espejo bueno, una va posible para

    imaginarnos distintos. Potencial, creatividad, inventiva que nos permite imaginarnos intensamente

    brillantes y que nos permite imaginar que somos un colectivo, una nacin.

    LA PRODUCCIN DE LA COLOMBIANIDAD

    El asunto de las identidades (en plural) tiene que ver con todo aquello que despierta sentimientos

    comunes, que slo uno y su gente puede compartir y disfrutar. Las identidades se hacen en relatos,

    solamente existen identidades cuando estas pueden ser narradas. La colombianidad est hecha de

    relatos frgiles que dan cuenta de nuestras prcticas, sentimientos, smbolos que ponen nostlgica al

    alma y reinventan maneras simples de ser felices como el olor a tierra caliente cuando uno viene de

    tierra fra, como ver el mar siendo cachaco, como el chontaduro de la niche, o las canciones de Fruko.

    En estos tiempos cuando vivimos ligeros de tiempo y razn, asistimos al caos del sentido y el terror

    como estrategia de reconocimiento... requerimos volver a preguntarnos y a buscar el reconocimiento

    en lo que somos y venimos siendo; exigimos tener un lugar propio para el sueo y la nostalgia;

    queremos smbolos que nos digan que somos de alguna parte; y encontramos sentido en la cultura,

    pero emocional, esa que se expresa y genera referentes pasionales para la vida.

    Este ensayo irnico quiso ser un alegato sobre nuestra sentimentalidad como lugar para aprender

    nuestra colomblanidad. A pesar de su fragilidad, los rituales comunes descritos de la nacin

    VICTOR CALDERONResaltado

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    colombiana que aparecen en nuestro lenguaje, en nuestras comidas, fiestas, humor, y en las

    inventivas de la supervivencia que conforman nuestro disparejo relato de identidad porque nos

    propone:

    Otras lgicas para nombrarnos a travs de la celebracin, la fiesta, el juego, la trasgresin.

    Universos de sentido que desde su impureza marcan nuestra historia.

    Prcticas caracterizadas por el afecto, la ir