CÓMO CREAR PERSONAJES

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Cómo crear personajes: Guía para principiantes (Spanish Edition)Introducción 1. Protagonistas y personajes. Definiciones. - Definición de personaje - Quién es el protagonista 2. Tipos de personajes - Personaje principal o protagonista - Personajes secundarios - Personajes fugaces, circunstanciales, incidentales, episódicos, de marco
y ausentes 3. Clasificación de los personajes según su complejidad - Personajes planos, lineales o simples - Personajes redondos, circulares, de relieve, esféricos o complejos 4. Clasificación por su transformación en la historia - Personajes estáticos - Personajes dinámicos o evolutivos 5. Clasificación de los personajes según la imagen que trasmiten - Personajes arquetipo - Personajes estereotipo, tipo o cliché 6. Estereotipos a lo largo de la literatura - Estereotipos generales
- El protagonista o héroe - El escudero - El ayudante del protagonista - Antagonista - Ayudante del antagonista - El mentor - El personaje obstáculo - El personaje de impacto - El guardián - El escéptico - La meta - Seudovillano y otras mezclas de personajes 7. Estereotipos a lo largo de la literatura - Estereotipos en la literatura infantil - Estereotipos en la literatura juvenil - Estereotipos sexistas y cómo evitarlo 8. Información básica sobre el protagonista antes de comenzar la
escritura 9. Elegir al narrador 10. Las fichas técnicas - Datos generales - Datos personales o características circunstanciales - El nombre - Rasgos físicos (imágenes e ilustraciones) - Rasgos psicológicos 11. Los ideales del protagonista 12. El arco del protagonista - Características del arco del personaje - Cómo se muestra el arco del personaje 13. Cómo diseñar personajes
14. Como crear un buen protagonista 15. La importancia del protagonista 16. Recursos para crear personajes - Cómo construir personajes - Inspírate en personas reales o en otros personajes 17. Cuantía de personajes - Protagonista único - Protagonistas plurales - Protagonistas múltiples 18. Cómo presentar a los personajes en la historia - Cómo describir a nuestros personajes 19. Errores frecuentes en la creación de personajes - Errores en la construcción del protagonista - Errores en la construcción de los personajes - Test: ¿Mi personaje está bien construido? 20. Ejemplos de mis novelas - Novelas no publicadas - Novelas publicadas Ejercicios prácticos Nota final
CÓMO CREAR PERSONAJES INTRODUCCIÓN Desde pequeña me ha gustado crear historias. Cuando jugaba con mis
muñecos, lo primero que hacía era bautizarles con un nombre, decidir para cada uno una edad y denominar qué relación tenían entre sí. Supongo que desde niña ya creaba mis propios personajes a partir de “actores” de plástico, que cada vez podían ser unos personajes muy diferentes a quienes habían sido el día anterior.
Cuando era más mayor, les dotaba de poderes, reinos o les hacía vivir aventuras increíbles sin salir de mi habitación. Y sin apenas elementos, me imaginaba mundos espectaculares, bosques frondosos o casas majestuosas, donde solo había una alfombra.
Con el tiempo, dejé de utilizar los muñecos como personajes, pero me negué a dejar de diseñarles, así que los dibujaba. Aquella práctica me daba libertad total para crearles una imagen y una vestimenta sin límites, además de un sinfín de personajes para historias diferentes.
A la par, en el colegio, escribíamos historias inventadas y cuentos para potenciar y dejar salir nuestra imaginación. Supongo que las dos cosas unidas hicieron que todo acabase derivando en escribir historias. Primero en hojas o cuadernos y, después, a la edad de quince años, y cuando me regalaron un ordenador, en mi primera novela.
1. PROTAGONISTAS Y PERSONAJES. DEFINICIONES Personajes Personaje: Cada uno de los seres humanos, sobrenaturales, simbólicos,
etc., que intervienen en una obra literaria, teatral o cinematográfica. Proviene de la palabra persona, término que en griego significa máscara de actor o personaje teatral.
En literatura, cada personaje es aquel que aparece y lleva a cabo una acción, por pequeña que sea, dentro de la historia, y que de alguna manera la varía. Ya sean personas, animales o seres fantásticos.
Quién es el protagonista Protagonista: (del griego πρωταγωνιστς) Personaje principal de la
acción en una obra literaria o cinematográfica. El protagonista: es el personaje principal de una historia, es quien realiza
la mayor parte de los actos de la narración, sin éste, no existiría qué contar. Cuánto más interesante y profundo sea, mayor será el interés que suscitará.
Los personajes secundarios enriquecen la historia y complementan al protagonista (o los protagonistas), sin ellos no parecería real.
También hay un personaje importante en la trama, se trata del antagonista, que se opondrá creando obstáculos y dificultades al protagonista para alcanzar sus objetivos. También pueden ser varios o ni siquiera existir, dependiendo de lo que requiera la historia.
2. TIPOS DE PERSONAJES
Los personajes pueden ser clasificados teniendo en cuenta distintos criterios. Hay, básicamente, tres tipos de personajes, atendiendo a su importancia dentro de la historia narrada. Estos son:
♦ Personaje principal o protagonista ♦ Personajes secundarios
Personaje principal o protagonista El o los personajes principales son los protagonistas de la historia. Son los
que destacan por encima del resto y en ellos se basa la narración de la historia. Tienen mayor aparición en la historia y toda la importancia de la novela, sin ellos no habría historia que contar.
El personaje principal padece algún tipo de transformación y es esa evolución la que es contada a través de los capítulos, o bien a partir de acciones de los demás personajes, a través de sucesos y de su propia personalidad para enfrentarse a ellos.
Estos personajes pueden clasificarse en protagonistas o antagonistas, los primeros buscan cumplir un objetivo y los segundos representan la fuerza que se opone a la consecución de ese logro. Al final de la historia esta meta tiene que cumplirse, ya sea a favor o en contra, pero tiene que tener una conclusión.
Al ser los personajes más importantes han de estar muy bien construidos y desarrollados, tanto física como psicológicamente, para dotarles de un mayor realismo y humanidad.
Personajes secundarios Los personajes secundarios tienen una importancia menor en la trama de
la historia, llevan a cabo menos acciones aunque pueden tomar mayor protagonismo en algún capítulo de la obra. Tienen la funcionalidad de dotar a la historia de mayor coherencia, hacer que avance y dar a conocer mejor al protagonista. Son, por tanto, complementos de los protagónicos pero necesarios para el mejor desarrollo y funcionamiento de la historia, que no tendría sentido sin ellos.
El cometido de estos personajes es que la acción avance y el protagonista pueda seguir evolucionando hacia su objetivo.
Están subordinados al personaje principal y su caracterización siempre será más escueta que la de éstos, ya que cuentan con menor relevancia en la historia. Su descripción será más concisa, dando a conocer solo los datos más significativos que afecten directamente al protagonista.
Personajes fugaces A este tipo de personajes se les ha dado diferentes nombres: fugaces,
incidentales, episódicos, circunstanciales…son los personajes que aparecen en algún episodio con una función menos importante que el resto de personajes y desaparecen en los restantes.
No tienen una presencia permanente en los hechos, sino que su participación es un recurso para encauzar la narración, darle velocidad o retardar el desarrollo de los acontecimientos.
Aparecen circunstancialmente en la historia con un fin concreto y desaparecen cuando lo han alcanzado, afectando así al protagonista. Que sean fugaces no significa que no tengan importancia, ya que su pequeña acción puede variar el curso de los acontecimientos y hacer que el protagonista consiga o no sus deseos.
Hay otros personajes que son llamados de marco, no desarrollan ninguna
acción que sea trascendente en el trascurso de la historia pero, sirven para darle realismo y contexto al conjunto de la historia. No tienen por qué aparecer, pero en algunos casos son necesarios.
Los personajes ausentes ni siquiera aparecen en la narración de manera
física, pero lo hacen a través de recuerdos o comentarios de algún personaje de la novela y son claves para el desencadenamiento de las acciones de la narración, haciéndoles partícipes y responsables de la evolución del protagonista.
3. CLASIFICACIÓN SEGÚN SU COMPLEJIDAD Podemos decir que esta clasificación la hacemos según sus rasgos
caracterizados dentro de la historia: ♦ Personajes planos, lineales o simples
♦ Personajes redondos, circulares, de relieve o complejos
Personajes planos, lineales o simples Estos personajes presentan sólo un rasgo destacado. Son aquellos cuyas
características permanecen inmutables a lo largo de toda la historia, sin ninguna evolución que les altere en su forma de ser o de pensar.
Se les reconoce por una sola cualidad, no presentan más que un aspecto de su existencia. Su función es generar un alto grado de simpatía en el lector, sin necesidad mayor de la intervención del narrador. No presentan conflictos psicológicos ni evolucionan a lo largo de la historia.
Se describen a partir de muy pocas características básicas para que el lector los identifique sin problema.
Colectivo: si los personajes planos actúan en grupo, se les llama colectivo. Obran de manera conjunta y el lector no los reconoce de manera individual. En muchos casos hay uno que se erige como líder, éste si tendrá más definida su personalidad.
Personajes redondos, circulares, de relieve, esféricos o complejos Son aquellos cuya personalidad posee muchas características. Presentan
un interior complejo y dan sensación de realismo, siendo más creíbles al público.
Representan los conflictos psicológicos de los seres humanos evolucionando a través de la historia.
Este tipo de personajes poseen el protagonismo de las obras, en muchas de las cuales se describe con minuciosidad quién es y cómo son a lo largo de toda la historia y no sólo en su aparición inicial.
4. CLASIFICACIÓN POR SU TRANSFORMACIÓN EN LA
HISTORIA La siguiente clasificación la haremos atendiendo a la transformación de
los personajes por la acción de la historia: ♦ Personajes estáticos ♦ Personajes dinámicos o evolutivos
Personajes estáticos Son personajes que se comportan del mismo modo durante todo el relato,
sin que sufran cambios evolutivos en su conducta en ningún momento. Es por esto que serán coherentes de principio a fin, sin presentar contradicciones.
Estos personajes no evolucionan. No sufren cambios en su forma de actuar ni en sus características personales. Los datos que se obtienen de ellos no sufren alteraciones.
Personajes dinámicos o evolutivos A diferencia de los anteriores, estos personajes se caracterizan por verse
afectados con los sucesos que ocurren a lo largo de la historia variando así su actitud, rasgos físicos, y su manera de pensar, haciendo que, incluso, sean totalmente distintos a lo que eran en un principio.
Son aquellos que protagonizan la obra. Pueden pasar por diferentes fases y cambios según los acontecimientos que les vayan sucediendo en la narración.
5. CLASIFICACIÓN SEGÚN LA IMAGEN QUE TRASMITEN ♦ Personajes arquetipo ♦ Personajes estereotipo, tipo o cliché Personaje arquetipo Estos personajes personifican alguna virtud o defecto de forma
idealizada. Representan el paradigma de alguna de sus características como modelo a seguir. En algunos casos son ejemplarizantes de manera extrema,
fuera de la realidad, ya que los seres humanos no poseemos sólo una cualidad y quizás tampoco en tal grado.
Personaje estereotipo, tipo o cliché A estos personajes también se los conoce bajo el nombre de clichés
porque son previsibles y representan comportamientos o ideas muy conocidas. Son aquellos que suelen ser predecibles en pautas de conducta que poseen en la trama, así como en las posiciones que toman dentro de ésta.
Un personaje tipo es un modelo humano o animado que reúne un conjunto de rasgos físicos, psicológicos y morales prefijados y reconocidos por los lectores. Son instantáneamente identificados por los miembros de una cultura dada, de tal forma que su comportamiento será predecible. Estos personajes son los que suelen estereotipar, con su personalidad o apariencia, los rasgos que son propios de un determinado sector de la sociedad. En ocasiones sirven para hacer una crítica, pero no siempre.
6. ESTEREOTIPOS A LO LARGO DE LA LITERATURA Estereotipos generales ♦ El protagonista o héroe ♦ El escudero ♦ El ayudante del protagonista ♦ El antagonista ♦ El ayudante del antagonista ♦ El mentor ♦ El personaje obstáculo ♦ El personaje de impacto ♦ El guardián ♦ El escéptico ♦ La meta ♦ El seudovillano y otras mezclas de personajes
El protagonista: El personaje principal o héroe (también puede tratarse de un antihéroe o villano) está estrechamente ligado a toda la trama de la historia. Se verá transformado por las cosas que vayan sucediendo.
El escudero: No tiene por qué aparecer en todas las obras, pero si lo hace, este personaje es el fiel amigo del protagonista, que le ayudará en sus aventuras o desventuras a lo largo de la historia. No le conoceremos tanto como al protagonista pero sí que, al aparecer en numerosas páginas del libro, tendremos que construir a este personaje lo mejor posible para hacerle creíble. Es quien le dará apoyo moral y en muchos casos le ayudará a intentar conseguir sus objetivos.
El ayudante del protagonista: Aunque a simple vista parezca que tiene la misma característica que el escudero, no es así, ya que el ayudante no siempre tiene tanto peso en la historia, quizás solo le presta ayuda para lograr su meta en algún momento de la narración, pero nada más. Esta ayuda puede ser voluntaria o involuntaria, altruista o egoísta, según como sea el personaje y el objetivo que tenga él mismo.
El antagonista: También es un personaje principal pero éste se antepone a los objetivos del protagonista. No tiene por qué ser maligno, simplemente quiere conseguir lo contrario a lo que quiere el héroe de la historia. Para ello puede utilizar sus artimañas, y el lector pueda determinar si son más o menos sancionables o malvadas. Con este choque de intereses surge el conflicto principal de la historia, algo muy interesante para seguir escribiendo lo demás.
Es uno de los personajes principales y normalmente existe en todas las historias, ya sea de manera personificada o más abstracta. Éste ha de tener bastante poder y ser un rival a la altura del protagonista para que cueste vencerle y sea una lucha interesante. Además, si el enemigo o antagonista es un colectivo, es mejor que haya un líder en el que se concentre el mayor poder, ya que esto hará que la historia tenga más fuerza.
El ayudante del antagonista: Al igual que el protagonista, el antagonista puede contar con sus ayudantes para lograr cumplir su objetivo, que es el contrario al que tiene el personaje principal. Estos personajes secundarios
obstaculizan el camino del héroe a las órdenes del antagonista. No son obligatorios pero pueden sernos muy útiles para construir la trama.
El personaje obstáculo: Los ayudantes del antagonista también intentan dificultar la tarea del héroe. Tienen el mismo objetivo que los anteriores, sin embargo no tienen por qué conocer siquiera al antagonista, sino que trabajan por libre, con el mismo fin de obstaculizar el camino al protagonista.
Aparecen en escena brevemente pero pueden variar el curso de los acontecimientos de manera irremediable en el desenlace final de la historia.
El personaje de impacto: El papel del personaje de impacto es el de empujar al protagonista y que emprenda así el camino hacia su objetivo. Encienden la chispa con algún comentario o idea que el protagonista entenderá como un revulsivo para ponerse en marcha.
No hace falta que éste le de una solución inmediata, sino más bien una pista de por dónde tiene que empezar para lograr su meta. En muchas ocasiones este personaje es representado por alguien mayor. Con gran sabiduría y experiencia, pero en otros relatos puede ser todo lo contrario. Lo importante es que aparezca en el momento idóneo para que la trama de la historia vuelva a coger ritmo y el protagonista decida seguir adelante.
Es un personaje secundario no obligatorio, con una aparición breve pero determinante para el desenlace de los acontecimientos en la novela.
El mentor: Es, en principio, un personaje de impacto, con gran peso y aparición en la historia. Además de guiar al protagonista y darle pistas sobre como conseguir sus objetivos, también es alguien que le ha trasmitido de alguna manera sus conocimientos y éstos le pueden ser de gran ayuda para la batalla final para conseguir su fin.
No es un personaje obligatorio, pero tiene mucha fuerza y puede sernos muy útil para que el protagonista tenga algún conocimiento que más adelante puede serle crucial para lograr la meta.
El guardián: Tampoco es un personaje indispensable ni principal, pero aparece en muchas obras literarias. Se trata de aquel ser que custodia algo (generalmente algo importante relacionado con el objetivo del protagonista en la historia) y se comporta como un obstáculo que se ha de vencer para alcanzar la meta.
El escéptico: El personaje escéptico es aquel que no cree en los objetivos
del protagonista y está convencido de su fracaso. Es lo opuesto al escudero, aunque tampoco pone trabas al protagonista; solo lo desmoraliza con su actitud.
La meta: A veces el objetivo perseguido por el protagonista en la trama
puede tratarse de otro personaje. Es el caso, por ejemplo, de un personaje desaparecido. Si éste no cumple otra función, se convierte así en la meta a alcanzar del héroe.
El seudovillano y otras mezclas de personajes: En algunas ocasiones
también nos podemos encontrar una mezcla de estos estereotipos, como puede ser el caso de los seudovillanos, que se presentan como obstáculos para el protagonista en un principio, y luego pueden variar su cometido y ayudarle. O el caso contrario, que el escudero o mentor sea en realidad alguien que traiciona al protagonista en el último momento. Las posibilidades son variadas.
7. ESTEREOTIPOS A LO LARGO DE LA LITERATURA Estereotipos en la literatura infantil En la literatura infantil los personajes simbolizan aspectos o
características representativas destacando sobre las demás el bien y el mal con un carácter moralizador y de aprendizaje.
Así, encontraremos al héroe como el bien en su máxima potencia y al villano como contrapunto y representación de la maldad.
Los cuentos, ya que tienen como principal público a los niños, llevan encubiertos a través de algunos personajes, algunos instintos del ser humano (como el sexo, la violencia, la crueldad…) disfrazándolos de seres mágicos en escenas cotidianas.
Algunos ejemplos de personajes estereotipados en los cuentos infantiles son:
- El héroe: Es el protagonista de la historia, lucha contra el villano y
salva a la princesa o protagonista. - La princesa: Si la protagonista es la chica, será una pobre desvalida que
necesita ayuda del príncipe para luchar contra el malo, que la tendrá bajo su yugo en contra de su voluntad.
- El hada: Representa la protección hacia el héroe (el príncipe) o a la niña inocente o protagonista, contra el poder opresor de la bruja.
- La bruja: Representa el poder del mal que ha de ser combatido y
destruido por el héroe para que reine la paz.
- El ogro: Alude a la crueldad y la maldad en estado puro. - El lobo: Simboliza el miedo a la noche, a la oscuridad y a lo
desconocido. En algunas ocasiones también lo salvaje. - La madrastra: Representa la destrucción de la vida familiar y la
pérdida de la seguridad del niño, lo que hace que aparezca la heroicidad por parte de éste al verse desprotegido. En muchas ocasiones la madrastra es la “bruja malvada” del cuento.
- El niño o la niña desamparada: Encarnan la maternidad y paternidad
pero de maneras diferentes, mientras la niña asume un papel sumiso y de labores del hogar, el niño lo hace con la valentía de luchar contra el villano.
Estereotipos en la novela juvenil
En la literatura juvenil se siguen utilizando estereotipos parecidos pero
con matices. De manera habitual en este tipo de novelas existen cinco personajes principales y algunos secundarios, que se pueden identificar fácilmente en un montón de títulos publicados existentes en el mercado.
Podemos clasificarlos en: La protagonista: En este género literario, el protagonista de la historia
suele ser una adolescente que se siente perdida porque acaba de llegar nueva a una ciudad (normalmente porque sus padres se han separado), y tiene que ir a un instituto nuevo donde el curso ya ha empezado. Por ello se sentirá fuera de lugar en una ciudad desconocida y extraña donde no tiene amigos y todo su alrededor se le antoja hostil.
El protagonismo suele ser femenino porque hay mayor número de lectoras que de lectores masculinos, y para este tipo de novelas románticas adolescentes es aún mayor la diferencia de porcentajes de lectores.
El amigo friki: La primera persona que habla a nuestra protagonista es el
chico friki que es bastante raro y no tiene amigos. La chica no quiere contacto
con él pero al final no le queda más remedio porque no tiene otra opción. Suele ser muy inteligente y un incomprendido.
El chico: No tardará en cruzarse por los pasillos el chico guapo y
maravilloso del que la protagonista se quedará prendada. El sentimiento es mutuo. Éste tiene novia (la chica más popular del instituto), pero la acabará dejando por la protagonista en el 100% de los casos.
La chica popular: Será antagonista de la chica, ya que su objetivo es
seguir con su novio y que la nueva no se lo arrebate, para ello utilizará las técnicas más ruines e intentará dejarla en ridículo, porque no solo quiere conservar su pareja sino que se convertirá, desde el principio en su mayor enemigo.
Las amigas de la chica popular: Suelen ser dos y son personajes
anodinos y superficiales que siguen a ésta a todas las partes sin apenas discrepar en sus sucios planes para seguir siendo la más popular del instituto.
El antagonista del chico: Es el segundo más popular del instituto y
rivaliza con el chico de la historia. También intentará dejarle mal con técnicas reprochables. Suele ir acompañado de un par de secuaces que están a sus órdenes.
La amiga de la protagonista: La protagonista al final se hará amiga de
una chica un tanto rara, que en muchas ocasiones será tímida y ocultará una preferencia sexual diferente. Será una amiga incondicional.
El otro amigo o amiga: En muchas ocasiones existe otro amigo que
suele ser deportista y que en muchos de los casos también se siente atraído por uno de los profesores.
Sin embargo y aunque estos prototipos se pueden identificar en casi todas las novelas adolescentes, a mí me gusta darle un giro y cambiar un poco las cosas ya que no creo que en la vida real esos roles estén tan estereotipados. Además de que este tipo de personajes hacen que la historia sea bastante predecible, algo que yo evito en mis novelas.
Estereotipos sexistas y cómo evitarlos
En la novela adulta también podemos encontrar estereotipos muy marcados donde volvemos a pecar de etiquetar a nuestros personajes, algo que le resta credibilidad a la historia y la empobrece, además de impregnarla de un tono sexista que a mi parecer, hay que evitar.
En muchas ocasiones, está representada en algunas de las novelas, sobre todo de estilo romántico o erótico, donde encontramos:
Personaje masculino: Suele estar dotado de una incalculable belleza y carisma, con nivel adquisitivo elevado, buen status social, poder y propiedades. Además posee una seductora sonrisa y cuerpo escultural, que esconde un oscuro y turbio pasado que al final solo le envolverá de misterio, porque, en su conjunto, es perfecto.
Personaje femenino: Es un personaje en muchas ocasiones inocente y anodino, que se deja embaucar por la personalidad del chico y anulará su propia voluntad por amor, dejando de lado en muchas ocasiones familia, amigos, trabajo y valores.
Creo que este tipo de personajes novelescos que a veces y por desgracia, representan a algunas personas de la sociedad, deberían ser utilizados sólo como crítica.
Para que tu historia no peque de esta imagen, (si no es lo que quieres representar) aquí te doy algunas opciones:
¿Quién protagoniza la historia?: Piensa en el por qué de la elección de
haber escogido un hombre o una mujer para contar tu relato. Con qué finalidad lo hemos elegido y si ha sido por darle más valor a un personaje masculino.
¿Cuántos personajes hay de cada género?: Este dato me parece muy
curioso porque pienso que la historia nos dice más o menos qué personajes necesitamos alrededor de nuestro protagonista, pero me he dado cuenta de qué en algunos géneros sobre todo, la cantidad de personajes masculinos es exagerado. Por ejemplo, en géneros de fantasía o ciencia ficción, donde no importa qué género tengan los héroes. En casi todos los casos siempre son más hombres que mujeres en el grupo de protagonistas que van a salvar el Mundo de manos enemigas.
¿Qué actividades realizan? Una cosa es que representemos la realidad y
otra que hagamos que nuestros personajes nunca se salgan de la norma o de los roles establecidos. ¿Por qué las madres son las amas de casa? ¿Por qué los hombres tienen mejores puestos? La realidad, en muchas ocasiones y lamentablemente, es así, pero podemos ir cambiando poco a poco ese tipo de visión desde la literatura, ¿por qué no?
¿La mujer aparece como objeto sexual? Que en la sociedad en la que
vivimos, en forma demasiado habitual sea una realidad no significa que tengamos que utilizarlas de esta manera nosotros en nuestros relatos (siempre y cuando no sea para criticarlo, en cuyo caso me parece buena idea). Demasiadas veces la mujer aparece como un ser anodino y plano que solo sirve como decoración.
¿El objetivo final de la mujer es encontrar pareja y casarse? Este
punto parece inocente, pero en muchas ocasiones esto lleva implícito que la mujer se sienta desvalida e inútil en el Mundo y no pueda ser independiente y estar satisfecha con otro tipo de vida. Si atendemos a estadísticas, en la sociedad hay muchas mujeres solteras, separadas, madres solteras, etc. Por lo que tampoco representa la realidad.
Existe el debate de educar a través de la literatura o que sea mero
entretenimiento. Supongo que cada escritor tiene que elegir entre las múltiples opciones y escribir acorde con su estilo. No debemos olvidar que nuestros libros serán leídos por otras personas y quizás podamos hacer algo bueno en nuestra sociedad, pero esto ya está en manos de cada uno.
8. INFORMACIÓN BÁSICA SOBRE EL PROTAGONISTA ANTES
DE COMENZAR LA ESCRITURA Antes de comenzar cualquier narración, es primordial crear a nuestro
protagonista. Hay varias preguntas que nos tenemos que hacer antes de comenzar a diseñarlo.
En función de lo que queramos contar, algunos datos esenciales, son:
Sexo del protagonista: Si es masculino o femenino. Normalmente cuando empezamos a escribir relatos o novelas, solemos escribir sobre un protagonista de nuestro mismo sexo, ya que estamos más familiarizados con cómo son, cómo piensan y cómo actúan, siendo nosotros mismos uno de ellos. Sin embargo, cuando ya hemos escrito varias historias, también podemos aventurarnos a escribir sobre un personaje del sexo contrario, aunque para ello tendremos que documentarnos y preguntar más, para no caer en incoherencias.
Cantidad de protagonistas: Es fundamental pensar si nos vamos a
centrar en un sólo protagonista o, por el contrario, va a haber más. Es posible que el relato sea narrado entre dos protagonistas, (que cuenten, por ejemplo, la historia de cómo se conocieron), pero también hay historias que narran las aventuras de varios. El número no es limitado pero tampoco es recomendable que haya más de cinco o seis, ya que eso podría dificultar la escritura y la comprensión del lector a la hora de seguir la trama.
El narrador: Cuando ya hemos pensado quién o quienes van a ser
nuestros protagonistas, tenemos que determinar quién va a ser el narrador. Es posible que la historia esté narrada en primera persona por este protagonista que ya tenemos en la cabeza, pero quizás le conviene más otro tipo de narrador.
9. ELEGIR EL NARRADOR Algo muy importante es elegir el tipo de narrador que va a contar nuestra
historia. La acción se puede narrar en primera, segunda y tercera persona. Lo más habitual cuando queremos dotar a la historia de verosimilitud y no tenemos la suficiente experiencia escribiendo, es recomendable elegir la primera persona.
El lector se tiene que creer la historia que le estamos contando y, cuando no controlamos todavía el arte de la narración, es mejor optar por lo que es más fácil que lo consiga.
Si no conoces los tipos de narradores que puedes utilizar para contar tu
historia, aquí te hago un breve listado de los que podemos elegir:
Tipos de narradores: 1. Narrador protagonista. El que cuenta la historia es el protagonista.
Cuenta en primera persona las vivencias, ideas o sentimientos que le van surgiendo a medida que se desarrolla la acción. En mi caso concreto, utilizo mucho este tipo de narrador porque es más cercano al lector.
2. Narrador omnisciente. La historia es contada por una tercera persona
que no aparece en el relato. Mantiene su propia perspectiva de los hechos sin tener en cuenta la opinión del protagonista.
3. Narrador omnisciente clásico. Conoce cuanto sucede y puede estar en
varios sitios a la vez. También utilizo este tipo de narrador, sobre todo si los protagonistas son más de uno.
4. Narrador invisible. Penetra en los pensamientos de los personajes
pero sin juzgarlos. 5. Narrador limitado: La omnisciencia se limita al protagonista. 6. Narrador testigo. Hay varios tipos de narradores testigo. Básicamente
es un personaje que narra la historia desde su punto de vista, pero que no es el protagonista.
7. Diálogos. Hay que prestar especial atención a los diálogos entre
personajes ya que narran también una parte de la historia y la hacen más activa. Debemos diferenciar bien cual es el discurso de cada personaje. Que se adecue a su cultura, sus estudios, su carácter, su estado emotivo, etc.
10. LAS FICHAS TÉCNICAS Para que nos sea más fácil crear nuestros personajes y llevar un control de
ellos, muchos escritores funcionamos con las fichas técnicas. Son como curriculums que incluyen sus características personales.
Es muy importante que nosotros, como escritores, conozcamos a nuestros personajes lo mejor posible, sobre todo tratándose del protagonista.
En sus fichas incluiremos todos los datos que no tienen por qué aparecer en la historia pero que nosotros debemos conocer.
Es importante también que nuestro registro de fichas de personajes lleve un orden y su estructura sea idéntica en todos los casos para que nos sea fácil encontrar los rasgos que estemos buscando en ese momento, ya que estas fichas también se hacen como una base de datos que poder consultar siempre que queramos.
Cada uno, según vaya construyendo las fichas, se dará cuenta de qué fórmula o de qué manera le es más cómodo trabajar o colocar los diferentes elementos de ésta, ya que no existe una fórmula estándar para todo escritor, no obstante si no sabes por dónde empezar, aquí te explico cual es mi método de trabajo.
Yo divido estas fichas en cuatro partes: ♦ Datos generales ♦ Datos personales o características circunstanciales ♦ Rasgos físicos (imágenes e ilustraciones) ♦ Rasgos psicológicos Datos generales
Fecha de creación: Para llevar un control de cuándo fue creado. Número de personaje: Para saber el número de personajes que hemos
creado a lo largo de toda la trayectoria literaria personal y poder así encontrarlo rápido en una base de datos que creemos. Esto nos facilitará la tarea de buscar todo tipo de información de cualquier personaje en poco tiempo.
Novela a la que pertenece: Si tenemos varias novelas, esto es vital para saber de cual forma parte. Parece absurdo cuando tenemos una o dos novelas,
pero cuando tenemos muchas historias escritas al final podemos llegar a mezclarlos sin querer.
Tipo de personaje: Si es el protagonista, si es un personaje secundario, etc. Clasificaremos al personaje tal y como hemos aprendido anteriormente.
Es posible que estemos creando un personaje, que por lo que sea nos parezca interesante, pero que aún no tenga ubicación en ninguna historia, por lo que decir que tipo de personaje es nos puede costar un poco más. Pensaremos entonces en dónde podría encajar, si tiene tantos detalles como para posicionarlo de protagonista o antagonista, o más bien de personaje secundario. Si es posible que pudiese situarse en varios, podemos poner una nota provisional y enumerar sus posibles papeles en una hipotética historia.
Datos personales o características circunstanciales Los llamo así porque son aquellas características objetivas que nos son
dadas sin que nosotros las hayamos elegido. También escribiremos algunos datos más de la manera más objetiva
posible: ♦ Nombre ♦ Apellidos ♦ Fecha de nacimiento ♦ Edad a lo largo de la historia ♦ Dónde vive ♦ A qué se dedica: estudia, trabaja ♦ Con quien vive ♦ A qué se dedica en su tiempo libre ♦ Cual es su condición sexual ♦ Qué lugares frecuenta ♦ Situación económica-social Los personajes están condicionados por varias cosas: lugar y día de
nacimiento, familia, entorno, estudios, infancia, adolescencia, lugar de residencia, barrio, estatus social, poder monetario, etc.
Analicemos uno por uno cada uno de estos puntos, para que no haya dudas de por qué son esenciales en el desarrollo de los acontecimientos de la historia del personaje.
El nombre Lo primero que vamos a decidir a la hora de crear nuestro personaje, es el
nombre. Es la manera en la que identificamos a los seres humanos y los dotamos de individualidad.
Ha de estar en concordancia con varios aspectos circunstanciales, que son los siguientes:
- Época en la que se sitúa el personaje. - Lugar en el que vive, o del que proviene. - El mundo en el que habita: Si es una novela de ciencia ficción y el
personaje es de otro planeta, quedará muy raro que tenga un nombre común. Los nombres tienen unas connotaciones diferentes para cada uno de
nosotros por las personas que hemos conocido con esos nombres y que nos recuerdan a ellas. Es imposible que un mismo nombre nos transmita lo mismo a todos los lectores, pero podemos elegir, conforme a unos parámetros concretos para bautizar a nuestro personaje de la mejor manera posible:
1. Intención del nombre: Solemos elegir un nombre que nos gusta para nuestro protagonista, ya que vamos a tener que ver ese nombre a lo largo de la historia y más vale que no nos cansemos de él. Es muy importante elegirlo bien porque una vez que le nombremos de una determinada manera, no vamos a poder cambiarlo, simplemente porque nos habremos acostumbrado y podemos hacernos un lío (por no hablar de que al llegar a las correcciones de la novela se nos puede escapar el nombre anterior).
Muchos escritores ponen un nombre con una intencionalidad, por lo que significa el nombre. En algunos casos de mis novelas también lo he hecho, pero creo que en algunos otros queda bastante forzado, así que hay que tener cuidado.
2. Opta por los nombres comunes: Puedes escoger algún nombre menos común, pero no para todos los personajes, además de no destacar el que es más original, no parecerá una historia realista. En el mundo real existen más nombres comunes que diferentes, y ya sabemos que lo que queremos es que nuestra historia parezca realista.
3. Apodos: Algunos personajes son conocidos por sus apodos, como en la vida real, así que no tenemos por qué bautizar a todos los personajes que aparecen en la historia, quizás algunos se identifiquen mejor a través de un apodo.
4. Facilítate la tarea: Si utilizamos nombres muy complicados, largos, difíciles de recordar, o varios nombres para la misma persona (quitando al protagonista), será más difícil para el lector seguir la trama de la historia ya que estará tratando de recordar como se llama cada personaje. Si además hay muchos personajes, la tarea se complica sobremanera.
5. Utiliza nombres diferentes: Es mejor que cada personaje tenga su propio nombre y no haya dos personajes con nombres repetidos ya que podríamos confundir al lector y que este no sepa de cual estamos hablando. También puede ocurrir con nombres muy parecidos, intenta evitar esto y que los nombres se diferencien entre sí con facilidad, a no ser que este hecho tenga una intencionalidad concreta dentro de la trama.
6. Los nombres en conjunto: cuando hayas elegido los nombres de tus personajes léelos en conjunto y observa si quedan bien entre sí. Pueden reforzar una misma idea o simplemente que sean melódicos al estar juntos.
Si no se te ocurren qué nombres ponerles a tus personajes, te recomiendo una búsqueda en Google de los diccionarios de nombres que existen, y así poder hacer nuestro propio mini diccionario para luego elegir los más adecuados. Yo tengo una base de datos con los nombres que más me llaman la atención para poder ir utilizándolos en mis novelas. Puedes hacerte una fácilmente con una tabla de Excel.
Para los apellidos, es lo mismo, dependiendo de donde sean los personajes, elegiremos los apellidos adecuados a esa circunstancia. No es necesario que los tengan pero quizás, y sobre todo los protagonistas, sean nombrados en algún momento por su apellido y tenemos que estar preparados con este dato para poder utilizarlo. Algunos personajes también pueden ser identificados a través de su apellido y sin que su nombre tenga por qué darse a conocer.
Si no se te ocurren, puedes hacer búsquedas en Internet para recabar algunos de ellos y utilizarlos para tus personajes.
Rasgos físicos Son los rasgos físicos que representan a simple vista a nuestros personajes
y les dotan también de personalidad. Obviamente, cuanta mayor importancia tenga el personaje, más rasgos tendremos que incluir en este listado.
1. Rostro: Sólo apuntaremos aquellos rasgos de la cara que sean
diferentes o dignos de destacar, por ejemplo: unos labios muy finos, dientes grandes o salientes, nariz torcida, pecas, piercings, cejas pobladas, alguna cicatriz, acné, piel inmaculada, hoyuelos, etc.
2. Los ojos: Prestaremos especial atención a los ojos, por su color, forma y manera de mirar y si tienen también alguna peculiaridad que destacar.
3. Cabello: el pelo de las personas, a menudo, indica algunos aspectos de la personalidad. Podemos definir su largura, su color, si es ondulado, liso o rizado, el corte que luce, si lleva mechas, rastas, alguna trenza, si lo lleva muy cuidado o por el contrario grasiento y descuidado, etc.
4. Cuerpo: En algunos casos la forma del cuerpo es básica para entender la psicología de algunos personajes. Por ejemplo, alguien puede ser obeso o muy delgado y tener problemas de autoestima o muy deportista y cuidar su cuerpo hasta el extremo. También podemos incluir imperfecciones o problemas físicos, cualquier cosa que se salga fuera de los estándares, por ejemplo: una cojera, manchas en la piel, etc.
5. Vestimenta: Es otro de los rasgos importantes de los personajes. Es básico vestirles acorde con la época en que viven, su condición económica, sus actividades, sus gustos y lo que quieren transmitir. Cuanto más sepamos sobre estilismo más fácil nos será visualizar a nuestro personaje con sus ropajes. No es lo mismo vestir a un señor francés del siglo XV, que a una adolescente del tiempo actual, incluso no es lo mismo vestir a una adolescente gótica que a una más pija. Es primordial que nos documentemos sobre este aspecto pues determinará también algunos rasgos de la personalidad de los personajes y por tanto su manera de comportarse en la historia.
Por ello indicaremos rasgos característicos de la manera en que visten, por ejemplo: siempre va de marcas caras, siempre viste de negro, es muy moderna, suele llevar faldas muy cortas, no viste acorde con su edad, etc.
En este apartado me gusta incluir una ilustración o fotografía que sea lo más fiel posible a la imagen de ese personaje, más adelante explicaré qué fórmulas podemos utilizar para este cometido.
6. El olor: ¿Tiene algún olor en particular? ¿Utiliza siempre la misma colonia? ¿O es poco aseado? Para describir a nuestros personajes hay que procurar hacerlo con los cinco sentidos, ya que así percibimos a los demás en la vida real, y esto puede cambiar algunas cosas, como por ejemplo que no cuida su higiene y sintamos rechazo porque huele mal o utilice un perfume
que recuerde la infancia de nuestro protagonista, etc. Rasgos psicológicos En este apartado podemos diferenciar dos puntos: la interacción con los
demás personajes, y la psicología del mismo. En la primera, analizaremos el tipo de relación que tiene con su entorno y como se desenvuelve en la vida. Y en el apartado de los rasgos psicológicos, hablaremos de su mundo interior, de su mundo interior, y de sus temores y deseos.
Para ello, tendremos que entender como reacciona o se relaciona con los
demás en diferentes aspectos: En su infancia: ¿Cómo fue su infancia? ¿Fue feliz o difícil? ¿Tiene algún
trauma de niño? ¿Qué relación tenía con sus familiares, amigos…? En su adolescencia: ¿Tuvo problemas en su adolescencia? ¿Tiene algún
trauma de entonces? ¿Le gustaba su cuerpo? ¿Qué rol tenía en el instituto? ¿Y con sus amigos? ¿Cuál era la relación con sus padres? ¿Cómo hizo la transición a la vida adulta?
En la familia: ¿Cuál es la relación con su familia a lo largo de las etapas
de su vida? ¿Se siente aceptado por ellos? ¿Se lleva especialmente bien o mal con alguno de los miembros?
En su entorno: ¿Qué relación tiene con el lugar donde vive? ¿Le gusta o
quisiera vivir en otro sitio? ¿Tiene algún lugar donde suela ir solo a meditar? ¿Ha encontrado su lugar en el mundo? ¿Cómo le afecta el lugar de nacimiento en su personalidad?
Con su cuerpo: ¿Le gusta su cuerpo? ¿Se siente atractivo? ¿Cuáles son
sus complejos físicos? ¿Tiene algún problema físico? ¿Se cuida y hace deporte o no le interesa? ¿Cómo viste? ¿Tiene vicios como el alcohol, drogas…?
En su trabajo o estudios: ¿Le gusta su trabajo? ¿Escogió su profesión?
¿Es feliz trabajando en su puesto de trabajo o preferiría dedicarse a otra cosa?
¿Le gusta lo que está estudiando? Con lo material: ¿Qué relación tiene con lo material? ¿Es muy
materialista y le importa mucho el dinero? ¿Es superficial? ¿Gana lo suficiente en su trabajo?
En lo moral: ¿Qué código moral tiene? ¿Qué valores son importantes
para él? En el lenguaje: ¿Cómo se expresa? ¿Le interesa formarse? ¿Es muy
sociable o más tímido? ¿Habla rápido o lento? ¿Usa un lenguaje culto o más vulgar?
Sus hobbies: ¿Qué le gusta hacer en su tiempo libre? Sus sueños: ¿Qué deseos tiene? ¿Qué hace por alcanzarlos? Sus miedos: ¿Cuáles son sus miedos? ¿Los combate de alguna manera o
simplemente huye de ellos sin enfrentarse?
¿Cómo interaccionan entre sí? Es importante saber qué relaciones hay entre los personajes de nuestra
novela. Sus simpatías y antipatías y el por qué de esos sentimientos. A lo mejor no tenemos por qué definir con exactitud la relación de todos
los personajes con todos, ni el por qué de que se lleven bien o mal, pero sí con el protagonista, ya que esto marcará la relación entre ellos cuando se encuentren en la historia. Esta situación puede cambiar a lo largo de la trama, pero tendremos que explicar por qué el grado de afinidad o simpatía ha variado.
Para explicar como se llevan entre sí los personajes, además de la narración de la propia historia, nos aliaremos con los diálogos para mostrar cual es la relación que tienen entre sí.
Para ello podemos utilizar varios recursos: Si los personajes se llevan mal entre sí:
- Las contestaciones pueden ser con monosílabos, sin largas
explicaciones e intentando que la conversación se acabe cuanto antes. - Pueden ser groseros y maleducados (si el personaje es educado, jamás hablará mal aunque le caiga mal el otro, pero puede que el personaje no lo sea). - Pueden utilizar la ironía para mofarse del otro. - Pueden gritar para amedrentar a su interlocutor.
Si los personajes se llevan bien entre sí: - Las explicaciones pueden ser largas y con todo lujo de detalles (dependiendo de la relación que tengan entre sí, cuanto más estrecha, es más común que se cuenten más cosas). - Se hablarán con respeto y educación. - Hablarán en un tono normal.
De todos modos, también dependerá del contexto, del momento y del interlocutor, en cada uno de los momentos de la narración.
Formas de hablar de los personajes
También podemos definir al personaje por la manera en que habla normalmente (puede que sea más borde con alguien que le caiga mal, pero por norma general las personas solemos hablar de una determinada manera con la mayoría de las personas).
Atendiendo a esto, podemos definir la manera en que nuestro personaje se expresa, de las siguientes formas: - Si es culto y utiliza correctamente la gramática o se expresa con un lenguaje más simple y pobre. - Si utiliza alguna coletilla o tiene alguna palabra favorita. - Si utiliza un lenguaje soez y es maleducado. - Si utiliza frases hechas o refranes. - Si utiliza un tono de voz alto o bajo. - Si tiene alguna manera peculiar de hablar o de reírse. - Si tiene un tartamudeo o impedimento para hablar correctamente. - Si es un buen conversador o más callado. - Si habla de sus sentimientos y emociones o es más cerrado. - Si es muy sociable o más retraído.
- Si hace gestos con las manos cuando habla. - Si tiene algún tic facial o alguna peculiaridad al hablar. - Si tiene sentido del humor y hace chistes. Psicología: Este es el apartado más importante de la creación de nuestros personajes
ya que los rasgos con los que le dotemos determinarán su comportamiento a lo largo de la novela (y muchos de esos actos traerán consecuencias).
Para que nos sea más fácil definir como son, aconsejo realizar un listado, previamente elaborado, con todos los adjetivos que se nos ocurran que nos parezcan de importancia. Podemos elaborar el listado escribiendo a un lado una característica y a su lado el adjetivo que signifique lo contrario. Por ejemplo:
Simpático-antipático Inteligente-estúpido Fiel, leal – infiel, falso Esto nos facilitará la tarea para crear el listado propio de cada personaje,
ya que no tendremos que estar pensando cada vez que creemos uno, qué adjetivos existen y cuales le pueden encajar. De este modo simplemente consultaremos el listado y elegiremos los que mejor se adapten a su forma de ser. No hace falta que elijamos un montón, sólo los que creamos que más le identifican y nos puedan servir para saber como va a actuar según lo que ocurra en la historia a la que pertenece.
Aunque los personajes principales irán evolucionando según avance la novela, es básico saber desde qué punto parte su carácter.
Es muy importante también definir cuales son sus metas o deseos y cuales sus miedos, porque esto determinará el camino que seguirá el protagonista para conseguirlos.
Para todo esto, podemos contestar a algunas preguntas que nos ayudarán a definir mejor los rasgos más característicos de su personalidad:
- ¿Están a gusto con su vida actual? ¿Por qué sí o por qué no? - ¿Ven la vida de manera optimista, pesimista, realista, cínica…? - ¿Cuales son sus creencias religiosas o espirituales? - ¿Cuales son sus creencias políticas?
- ¿Son valientes y aventureros o más bien temerosos? - ¿Viven pensando en el pasado, en el presente o en el futuro? - ¿Toman alguna droga? - ¿Son románticos o realistas? - ¿Se sienten culpables por algo? ¿Tienen algún secreto? - ¿A qué le temen y hasta dónde les paraliza ese miedo? - ¿Se dejan llevar por los demás o son más bien líderes? - ¿Tienen algún trauma? - ¿Cómo ven el amor y el sexo? - ¿Cuál es su tendencia sexual? - ¿Cómo ven la familia? - ¿Qué les gustaría ser? ¿Ha estudiado lo que le gustaba? ¿Su trabajo le
gusta? - ¿Qué es lo que mejor se le da, cuáles son sus talentos? - ¿Cuáles son sus principales defectos o carencias? - ¿Cuáles son sus objetivos en la vida? - ¿Cuál es su nivel intelectual? Aconsejo a todo aquel que empiece a escribir novelas, que se interese por
leer sobre psicología. Creo que es fundamental y va ligado estrechamente a crear buenos personajes. Saber del comportamiento humano es básico para poder escribir sobre personas, que al fin y al cabo es de lo que se trata, aunque éstas sean inventadas.
No hace falta que te conviertas en un psicólogo o sociólogo experto, pero cuanto más sepas sobre como somos y como actuamos, mayor será el abanico de posibilidades para crear un personaje más profundo y realista.
Lee algún manual o artículos de psicología en Internet, observa a tu alrededor, interésate por los aspectos de la psique. Todo aprendizaje es bueno y éste, además de darte la posibilidad de crear mejores personajes, te será útil en tu vida diaria.
11. LOS IDEALES DEL PROTAGONISTA
El lema personal del personaje es una frase que resuma lo que piensa, es decir, su filosofía, su ideal, sus valores principales. Si no se te ocurren frases que puedan englobar esta idea, puedes echar mano a refranes, citas célebres de escritores o personajes de renombre, lemas de otras historias, etc. Cualquier cosa que resuma y sea fácil de distinguir su idea sobre la vida.
Todos estos rasgos deben estar muy bien definidos en nuestros protagonistas, pero no así en los demás personajes, en los que necesitaremos solo algunos datos (los que tengan relevancia para su actuación en la historia). Es una pérdida de tiempo hacer las fichas minuciosamente para todo aquel personaje que aparezca en ella.
Para los personajes planos podemos simplemente definirlos con una frase con las características que vamos a necesitar que muestren en la novela, por ejemplo:
El tendero gordo que siempre está enfadado. Estas características se pueden ir ampliando según vayamos escribiendo
la novela y el personaje del tendero aparezca más o menos en la historia. El tendero del puesto de fruta es obeso y no higiene deja mucho que
desear, siempre tiene cara de enfadado, por eso atiende tan mal a sus clientes.
Si se cruza con el protagonista y es relevante contar más cosas de este personaje, podemos ir añadiendo rasgos:
Está siempre enfadado porque tiene un hijo adolescente que no estudia y frecuenta malas compañías, no tiene buena relación con su mujer y además no llega a fin de mes por lo que se siente frustrado.
De todos modos, no hay que preocuparse demasiado por estos personajes ya que se irán completando a medida que vayamos escribiendo la historia y necesitemos algunos rasgos en particular para que se enriquezca la narración.
12. EL ARCO DEL PROTAGONISTA
Llamamos arco del protagonista a la transformación que va sufriendo a lo largo de la historia, desde el comienzo hasta el desenlace. El crecimiento psicológico y emocional que experimenta y las etapas por las que va pasando.
Características del arco del personaje
Hay dos tipos de arco atendiendo a cómo sea la evolución. Se denomina subjetivo si la evolución es sobre sus valores, ideología, moral o psicología, es decir, sobre el nivel interno del personaje. (Si ha madurado, si ahora es más sociable que antes, si ya no valora tanto lo material, etc.)
Los cambios objetivos serían aquellos cambios externos que se producen en su vida a raíz de que ocurra la historia. (Cambios de trabajo, de vivienda, de pareja, si ha tenido hijos, etc.)
También podemos valorar el arco del personaje por su progresión. Ésta puede ser positiva, negativa o neutra.
Positivo: el personaje evoluciona hacia una situación mejor que la inicial. El arco de la historia en este caso tendría un final feliz, ya que ha mejorado su estado, partiendo de un inicio malo o menos favorable del que tiene cuando termina la historia.
Negativo: Es lo contrario al anterior, la situación de la que parte al principio de la historia era mejor que en la que desemboca después de la narración. El personaje evoluciona hacia una situación peor a la inicial por lo que la novela tendrá un final trágico.
Neutro: El personaje permanece igual y su situación no cambia aunque haya aprendido alguna lección a través de lo que le ha sucedido. Este tipo de no evolución funciona sobre un personaje de personalidad muy fuerte y que no se deje amedrentar por el devenir de la historia, ya que sino puede dar una sensación de arco negativo, ya que no vemos una evolución positiva.
A veces los personajes presentan distintos tipos de arco en una misma historia, ya que éste puede tener varios objetivos o varias subtramas en las que unas cosas salgan bien y otras mal, algo muy común en la vida real, lo que le da realismo a la novela.
Cómo se muestra un arco de personaje
Debemos ser cuidadosos y sutiles a la hora de mostrar los cambios de un personaje dentro de la historia. Los cambios no se producen de golpe en los seres humanos, por eso hay que ir transformándolos poco a poco a través de los sucesos que le ocurren durante la narración.
También puede ocurrir que un suceso de gran magnitud (un punto de inflexión en la historia) cambie en algunos aspectos al protagonista de manera radical, pero los aspectos más internos, es decir los psicológicos, irán más despacio y se irán mostrando en los actos o formas de pensar del personaje en capítulos posteriores.
Ante todo, los cambios que sufra un personaje han de estar justificados y ser creíbles. También es interesante hacer ver, a través de su comportamiento, su ropa, su aspecto físico, sus palabras, sus hábitos, como van cambiando sin explicar del todo esa transformación y que sea el propio lector el que lo vaya descubriendo.
13. CÓMO DISEÑAR PERSONAJES Cuando comenzamos a pensar en nuestra novela y a escribirla, algunos
personajes aparecen como una imagen vaga en nuestras cabezas, sin una apariencia bien definida.
Tener una imagen clara de nuestros personajes, nos ayudará a describirla mejor y por tanto trasmitírsela a nuestros lectores. Para ello, una buena idea sería hacer un casting, como en cualquier película o serie.
Podemos tener una base de datos con fotografías de actores famosos que iremos recopilando de Internet, estas fotografías serán de uso personal, solo para ayudarnos a definir la imagen de nuestros personajes. Podemos tener una carpeta en el ordenador, clasificando a los personajes diferenciando entre personas femeninas y masculinas. Después de esta básica distinción, lo que hago yo, por ejemplo, es separarlos por tono de cabello. También se podría hacer por edad, raza, etc.
Ésta será una aproximación de nuestro personaje pero aconsejo también que se dibuje a los personajes principales, ya que estaremos más encorsetados si buscamos una persona que ya exista (porque queramos que tenga una forma de cara pero un tipo de pelo diferente, por ejemplo).
Si dibujar se nos da mal, podemos utilizar programas de Internet gratuitos para crear personajes con diferentes ropajes, estilos, tonos de piel, ojos, cabello, maquillaje, etc. Estos programas nos pueden encorsetar más que dibujarlos nosotros mismos, pero entiendo que no a todo el mundo se le da bien hacer ilustraciones.
A quienes si se defiendan con el dibujo como es mi caso, podemos también coger ideas de indumentarias en Internet, en revistas de moda, en la calle, entre nuestros amigos…cualquier lugar es bueno para diseñar nuestro personaje.
14. LA IMPORTANCIA DEL PROTAGONISTA Crear un protagonista atrayente, original y que nos guste es básico para
que la historia funcione. Creo primordial que éste sea en algunos rasgos igual a nosotros, sobre todo en ideales o ideas fundamentales que tengamos. Si escribimos de alguien que no nos interesa o que nos cae mal, lo más probable es que acabemos abandonando la historia porque nos aburramos en mitad de la escritura. Esta es una recomendación para escritores noveles ya que los escritores consagrados pueden, con mayor facilidad, meterse en la piel de protagonistas que no tengan que ver tanto con ellos.
Particularmente también suelo escribir sobre protagonistas de una edad similar a la mía ya que puedo escribir libremente sin caer en incoherencias. Se trata de encontrar unas características concretas de persona con las que nos encontremos cómodos a la hora de escribir sobre ellos.
La clave está en hacer lo más creíble posible a nuestro protagonista, para ello debemos saberlo todo de nuestro personaje. Sus datos personales, sus rasgos característicos y físicos, sus gustos, como piensa, como siente, como actúa ante determinadas situaciones, etc.
El protagonista tiene que atraernos de alguna u otra forma, al igual que el tema que escojamos. Esto no quiere decir que no vayamos a escribir sobre otro tipo de personas para componer a los demás personajes, pero el protagonista de la historia está creado de una manera más personal e íntima,
será nuestro aliado en la historia. A través de él viviremos la historia y acabará siendo parte de nosotros.
Escribí en el blog algunas entradas sobre este tema. Traslado aquí alguna
de ellas porque creo que definen bien lo que yo pienso que tiene que tener un buen protagonista, y cual es la mejor manera de construirlo cuando no tenemos apenas herramientas basadas en nuestra experiencia. Aquí dejo algunos fragmentos:
Mayo de 2009
Los protagonistas de las novelas Cuando empezamos a escribir creo que tenemos muchas limitaciones.
Escribimos sobre nosotros mismos y las cosas que nos pasan o podrían pasarnos, en un lugar que conocemos y los personajes de alrededor poseen unos rasgos de personas que hemos conocido en algún momento.
Poco a poco ese abanico se va abriendo, porque vamos experimentando
en nuestra vida, y las cosas que nos suceden y las personas que vamos conociendo nos dan más sabiduría y más instrumentos para crear nuevas historias. Por eso supongo que hay muy pocos escritores jóvenes, no ya solo porque cueste hacerse un camino en el mundo editorial, sino porque nos falta información, y es lo normal. Que nadie se preocupe, si no ha cumplido los veinte, y se ha quedado sin ideas que escribir. Sé que este blog lo visitan personas con edades por debajo de los dieciocho, que les gusta escribir. Mi consejo es que lo sigan haciendo y se formen, también como personas, pero que no se precipiten a mandar sus trabajos a editoriales, porque en la mayoría de los casos serán rechazados, y no porque sus trabajos sean malos, sino porque les falta madurez.
Sé que es irse un poco del tema, pero está, a mi entender ligado
totalmente a construir un buen protagonista. A veces pecamos de escribir como si fuera un diario de nuestra vida, o de lo que podría pasarnos, pero
esos escritos, que personalmente son muy válidos, no sirven para construir un personaje real, o quizás si, pero tal vez sea el motivo por el que solo somos capaces de escribir una novela o un relato. Porque a la hora de escribir sobre otro protagonista, no nos salen mas que rasgos del primero.
Os cuento todo esto porque cuando yo tenía quince años y comencé a
escribir, me pasaba un poco lo mismo. Ya os he hablado de mi primera novela y bueno, la protagonista, Mel, no lo voy a negar, se parece a mí en muchas de sus características. No es malo fijarse en nosotros mismos y en como actuaríamos o como nos gustaría actuar ante los acontecimientos que ocurren en la historia, pero si caemos en el error de escribir todas las historias con un mismo protagonista encubierto, es decir, como si fuera otra persona, puede que no consigamos el resultado que queramos. Según va pasando el tiempo y vas experimentando y dejando atrás novelas empezadas, te das cuenta de tus fallos, de protagonistas que se parecían demasiado, de historias con fallos o tramas insuficientes, que nos servirán para crecer nosotros mismos y dar mayor calidad a nuestros protagonistas.
Del blog: el proyecto de escritora
15. CÓMO CREAR UN BUEN PROTAGONISTA Las claves para conseguir un buen protagonista son: impregnarle de
una identidad única e intransferible, que bien puede parecerse a otros, pero no ser igual, ya que las personas la tenemos; darle credibilidad, (con algunos de nuestros rasgos, o de alguien que conozcamos); y también pienso que es imprescindible que sean afines a nosotros, ya que sino, nos aburriremos de escribir sobre él. Al menos estos consejos son los que yo creo que funcionan, ya que es lo que he ido viendo yo durante estos años que llevo escribiendo novelas.
Del blog: el proyecto de escritora
No existe una fórmula secreta para que crear un personaje y que éste
funcione, pero sí que podemos atender a algunos rasgos para poder dotarle de realismo y así poder darle el interés que queremos conseguir.
1. Debe tener una identidad única: Lo que explicaba en el blog,
tiene que ser alguien que no exista, que sea diferente a cualquier persona o personaje conocido. Puede parecerse en algunos rasgos a alguien, como entre las personas a veces nos parecemos en algunas características, pero siempre variarán en otras.
2. Deben tener credibilidad: Tienen que parecen personas reales,
ya que así la historia será creíble y gustará más a los lectores, para esto hay que conseguir que el personaje sea coherente con su forma de ser y de pensar en todo momento, aunque tenga, en algún momento dado, alguna incoherencia, como también la tenemos las personas.
3. Que sean afines a nosotros: Esto no significa que sean iguales a
nosotros o que se parezcan, sino que ese personaje tenga cualidades que nos gusten o nos interesen y por ello queramos contar su propia historia. Un personaje que nos parece aburrido o produzca nuestro desinterés se lo producirá de inmediato a los lectores.
4. Tienen que tener defectos e imperfecciones: Si no los tiene, no
parecerá real, pero además no obtendrá la simpatía de los lectores ya que alguien perfecto, por de pronto no existe y además, alguien a quien todo le sale bien y todo lo hace bien suele caer antipático. Así mostraremos sus manías, debilidades, miedos o traumas.
5. Tienen que tener un transfondo: Si un protagonista no tiene
mundo interior, lo primero no parecerá tampoco creíble, y lo
segundo tampoco interesante. Cuanto más mundo interno, y más emociones y sensaciones exprese, más interesante será la historia.
6. Tienen que tener ideales y valores: Ser, de alguna manera,
bueno y regirse por un código moral propio por el que crea que hace bien las cosas, aunque pueda estar equivocado. Si además le ponemos unos límites que nunca rebasaría y le ponemos en la tesitura de rebasarlos o no, será muy interesante ver lo que decide al final.
7. Tienen que tener secretos o misterios que ir desvelando: Es muy
interesante que nuestro personaje se vaya mostrando poco a poco y que tenga, por ejemplo, un trauma o un pasado truncado en el que le ocurriera algún hecho que ir descubriendo a lo largo de la historia y que expliquen algunos de sus comportamientos o pensamientos del presente.
8. Tiene que involucrarse en la historia: Es fundamental que al
protagonista le interese actuar en la historia y participe de manera activa en ella para que la acción avance y dote a la trama de ritmo. Un personaje pasivo que no se atreve quizás a nada, no nos va a dar juego a la hora de narrar la historia.
9. Tiene que tener un objetivo: El objetivo es la meta a alcanzar a
lo largo de la trama, sin un objetivo el personaje andará a la deriva y no se entenderá el porqué de la historia. Por tanto, es importante que el protagonista lo tenga, aunque todos los personajes que aparezcan en la historia deberían tenerlo también.
10. Que tenga conflictos internos: Un personaje que en cada
momento sabe lo que tiene que hacer tampoco es creíble. Es muy interesante que tenga problemas morales, dificultades a la hora de elegir o dudas internas sobre qué hacer en ciertos momentos. Cuanto más difícil sea la decisión, mayor interés suscitará en el lector.
11. Que tenga sentido del humor: Si es muy aburrido o demasiado
serio puede caer mal al lector, sin embargo si somos capaces de meter algo de humor, aunque la novela sea de una temática más seria, eso le puede hacer más próximo a quien lo lea. Incluso en los momentos difíciles, o en esos más que en ninguno, el humor es un arma de combate para superar esos momentos y en una novela puede ser clave para enganchar al lector y hacer brotar su empatía por nuestro protagonista.
12. Que nos sorprenda en momentos concretos: Sin caer en
contradicciones con la personalidad del personaje, es fundamental que el lector no sepa como va a actuar en todo momento, ya que habríamos creado un personaje predecible y poco interesante. De vez en cuando, puede tomar alguna decisión que tal vez no vaya del todo con su personalidad pero esto es tan humano que no parecerá incoherente.
13. Que sean inteligentes o ingeniosos: No hace falta que sean
superdotados, (además, este tipo de personajes se nos antojan repelentes y al final nos caen mal) pero sí que tengan ciertas habilidades que en algún momento de la historia nos puede venir bien para continuarla. Por ejemplo, a nuestro personaje le interesa leer sobre setas, y en nuestra historia, gracias a eso, no come una que es venenosa.
14. Busca la simpatía del lector. Si un personaje nos gusta y le
comprendemos porque nos podemos identificar con él, nos interesará más lo que le ocurra en la historia. Así, es posible que hasta el antagonista o características a priori negativas de un personaje, nos atraiga, por consiguiente, tendremos más oportunidades de que nuestro personaje le guste a más lectores que si el protagonista es alguien perfecto que no se parece en nada a ninguna persona de a pie. Si el personaje nos atrae, nuestra implicación emocional con la historia es mayor y así la lectura de la narración será una experiencia más profunda, haciendo que el libro guste más.
15. Que el personaje tenga un don o cualidad excepcional. No hace
falta que sea una novela fantástica con personajes con poderes mágicos pero sí que a lo mejor sea bueno en su trabajo o sea un buen conversador. Algo que le dote de una cualidad especial digno de admirar.
16. Que le ocurra una injusticia. Si el personaje sufre una injusticia
inmediatamente nos posicionaremos de su parte, ya que simpatizamos enseguida con quien las padece. Sin embargo, el personaje no ha de ser un quejica ya que eso tampoco nos gusta, es mejor un personaje luchador que intenta hacerle frente a ese problema.
17. Que sea vulnerable. Un personaje al que en cualquier momento
se le pueden torcer las cosas le da a la historia mayor interés por ver que le va a pasar.
18. Que corra algún peligro. Esto hace que la trama cobre velocidad
y atraiga al lector para ver que puede pasarle a nuestro protagonista. Cuanto mayor peligro corra el personaje, mayor simpatía despertaremos en el lector.
16. RECURSOS PARA CREAR PERSONAJES Para crear a los demás personajes que van a configurar nuestra historia,
debemos realizar una operación parecida a la que hemos llevado a cabo con nuestro protagonista. Tiene algunos matices diferentes, vamos a ver cuales son:
Cómo construir personajes Es muy importante definir qué papel va a jugar cada uno de ellos. Todo
debe girar en torno al protagonista (o a los protagonistas) por lo que definiremos a sus familiares, amigos, compañeros de trabajo, enemigos…
Una vez definidos los personajes que vamos a necesitar, eliminaremos los que no sean relevantes, pero al comienzo es mejor hacer una lista con todos ellos.
Podemos crearnos un archivo de Excel y apuntar de cada uno de ellos estos rasgos fundamentales:
- Nombre y en algunos casos apellidos. - Edad. - Aspecto físico: color de ojos, piel, cabello, y si tiene algo característico
como un tatuaje, un lunar, una cicatriz, etc. - Sus parentescos con otros personajes y como es la relación con ellos. - A qué se dedican: si estudian, trabajan, etc. - Sus características psicológicas. Para construir los listados personales
recomiendo tener aparte un listado genérico de adjetivos y cualidades personales lo mas amplio posible para que nos sea luego más fácil ir a consultarlo y añadirle a cada personaje los rasgos más afines.
- Sus gustos y aficiones. - Sus defectos y vicios. - Podemos añadir además algún gesto peculiar, por ejemplo coletillas a la
hora de hablar, etc. Se trata de crear personajes creíbles, definiendo sus rasgos lo más
ampliamente que podamos ya que deben asemejarse lo más posible a personas reales. Otro consejo importante es no estereotipar a los personajes. Las personas no somos malos, o buenos o tristes. Cada uno de nosotros es un mundo, y los personajes, si queremos que resulten realistas, han de serlo también.
Para saber cuáles de estos personajes son imprescindibles y cuáles no,
hay que incluirlos en ese borrador que hemos construido donde se describe a grandes rasgos la trama.
Una historia con muchos personajes nos va a complicar mucho a la hora
de escribir y para ser la primera novela es mejor rebajar los personajes. Más vale construir bien pocos personajes, que crear un montón y que sean flojos.
En mi segunda novela me ocurrió algo parecido. Incluí demasiados personajes y esto hizo que fuera más complicado seguir el hilo de la historia.
Hay algunas lecturas que se nos hacen pesadas por el simple hecho de que nos hacemos un lío con tantos personajes y tantos nombres que recordar.
También es importante prestarle especial atención al antagonista de la
novela. Hay novelas en las que este personaje ni siquiera tiene por qué existir, pero si aparece, hay que saber crearlo atractivo al lector. Que nos inspire alguna reacción cuando aparece, ya sea de repugnancia, asco, indignación… pero también interés. Este personaje, generalmente, se encarga de “ponérselo difícil” al protagonista.
Inspírate en las personas reales o en otros personajes Para crear los personajes irremediablemente echamos mano de nuestro
alrededor. Como seres sociables que somos, estamos rodeados de personas: familiares, compañeros, amigos, vecinos… y de todos ellos podemos recopilar rasgos, comportamientos, ideas, pensamientos, sensaciones, etc. que pueden servirnos para nuestros personajes.
Es muy importante que no describamos por completo a una persona, pero algunas que conozcamos seguro que nos inspiran a algún personaje.
Tenemos que observar muy bien nuestro alrededor para fijarnos en cómo interactúan, cómo visten, cómo hablan y qué coletillas o expresiones utilizan, cómo se expresan, etc.
Se trata de construir personajes que antes no existían, ni en otras historias
ficticias ni como personas reales, haciéndolos realistas y creíbles para que la historia se impregne de esas características.
Para ello, cada personaje estará en consonancia, durante toda la narración, con su personalidad, ya sea un personaje plano o uno complejo.
Los personajes planos nos sirven para los siguientes efectos: Para reconocerlos rápidamente: Necesitamos que el lector-espectador
reconozca al instante el tipo de personaje ante el que se encuentra. Para crear contraste con los personajes complejos: Un personaje plano
y/o sin evolución de su personalidad puede funcionar como contraste para
resaltar la personalidad o la evolución de otro de los personajes de la historia. Si no buscamos ninguno de estos efectos, los personajes planos se
quedarán escasos y no serán de interés para el lector, así que hay que evitarlos.
Cómo construir personajes secundarios profundos
Para dotarles de esa profundidad, hay que construir un mundo interno, que no será tan extenso como el del protagonista, pero sí que definiremos algunos de sus rasgos característicos, algunas virtudes, defectos, debilidades, deseos, miedos…
Estos personajes también evolucionan a lo largo de la historia y sufren las consecuencias de la misma, en mayor o menor grado, ya sea por acompañar al protagonista en sus andanzas o ir en contra de sus objetivos.
Para saber si estamos construyendo un personaje profundo y no plano, podemos atender a las siguientes preguntas:
1. ¿Cuál es su objetivo en la historia? El personaje tiene que tener un
deseo o meta a alcanzar por el que es movido en la historia. 2. ¿Cuál es su necesidad? El personaje, al margen de lo que quiere,
también tiene alguna necesidad, aunque no sea consciente de ello, que hará que el personaje tenga profundidad.
3. ¿Sufre cambios a lo largo de la narración? Lo lógico es que este personaje ya no sea el mismo que era al principio de la historia ya que han ocurrido sucesos que tienen irremediablemente que cambiarle psicológicamente de alguna manera. Además también hay cambios circunstanciales, como por ejemplo que ya no viva en el mismo lugar, haya cambiado de pareja, ya no sea amigo del protagonista, etc.
4. ¿Cuáles son sus defectos? Necesita tener varias debilidades o fallos para que sea realista. Si se tiene que enfrentar a ellos en la historia mucho mejor, porque será interesante ver cómo les hace cara y si los supera o no.
5. ¿Cuáles son sus virtudes? En contraposición, tiene que tener varias cualidades positivas que seguramente ayudarán al personaje a desenvolverse en alguna situación de la historia.
6. ¿Cuál es su conflicto interno? Este problema le va dar al personaje profundidad e interés por ver cómo desarrolla la solución a su problema. Puede que tenga un dilema entre dos caminos a elegir, un conflicto moral entre lo que desea o lo que está bien, etc.
7. ¿Consigue sus objetivos? Es fundamental cerrar la historia de los personajes redondos, ya que aunque estos protagonicen solo una subtrama de la historia, necesitan un final que dé respuestas a sus hilos abiertos en la historia.
17. CUANTÍA DE PERSONAJES
El escenario nos empuja a incluir ciertos personajes en la historia, puede
ser un buen comienzo para construir el entorno del protagonista. A veces hay personajes que no teníamos pensados pero según avanzamos
en la historia necesitamos que aparezcan, por ejemplo, el protagonista va a una tienda a por algo que necesita y entra en escena un tendero.
De todos modos, y antes de empezar a escribir, es fundamental definir cuántos personajes principales y secundarios importantes, van a aparecer en nuestra historia.
En una novela puede haber un personaje principal o varios (incluso a veces el protagonista cambia en mitad del relato). Atendiendo a esto, podemos clasificar el número de protagonistas en:
Protagonista único: La historia girará en torno a una sola persona, y se centrará en sus vivencias, pensamientos y acciones.
Protagonistas plurales: Todos los protagonistas comparten un mismo objetivo sufrirán los mismos problemas en la lucha por alcanzarlo o beneficios si tienen éxito en su propósito.
Protagonistas múltiples: Los personajes principales de estas historias tienen objetivos individuales y sufren consecuencias y beneficios de manera individual. Cada personaje persigue una meta personal pero la trama los entrecruza de alguna manera.
No recomiendo demasiados protagonistas, sobre todo si se trata de nuestras primeras novelas ya que nos va a dificultar mucho la tarea de escritura y además el lector puede liarse a la hora de identificar cada personaje. También es muy importante que estos sean diferentes entre sí para que resulte mucho más fácil reconocerlos.
Otro error a considerar es que haya muchos personajes secundarios que lo único que hacen es enmarañar la trama principal. Es un buen ejercicio el pasar revista y ver cuáles son prescindibles. Los que lo sean es mejor eliminarlos ya que restan a la historia. Hay que tender a la simplicidad en ese aspecto porque eso hará que nos podamos centrar más en aquellos que son más relevantes.
18. CÓMO PRESENTAR A LOS PERSONAJES EN LA HISTORIA Hay un tipo de personaje que se llama portavoz, donde la narración de la
acción recae sobre él. Este puede ser el protagonista, un personaje secundario o el narrador de manera omnisciente. Está directamente ligado con quién cuenta la historia, es decir, con el narrador de la misma.
Éste será el encargado de presentar a los personajes de la obra. Hay diferentes maneras de hacerlo, éstas son:
Directa: Permite conocer al personaje a partir de datos que el narrador proporciona directamente a través del relato. Esta información puede ser subjetiva si el narrador de la novela es el protagonista u otro personaje, o ser más objetiva si el narrador no forma parte activa de la trama.
Indirecta: Permite deducir cómo son a través de sus pensamientos, comentarios, acciones, gestos, reacciones, ideas, etc. Puede ser:
- A través de su comportamiento: Los hechos narrados son los que nos cuentan como es el protagonista por la manera con la que corresponde a esos sucesos.
- A través de sí mismo: Si el narrador es en primera persona, el mismo protagonista puede definirse.
- A través de los diálogos: Podemos conocer al personaje a través de lo que dice y cómo lo dice.
Cómo describir a nuestros personajes
Utilizamos al narrador como manera de explicar muchos de los rasgos de los personajes, pero es mucho más enriquecedor que nos ayudemos además de otros recursos para dar a conocer a nuestro protagonista.
Qué piensa: Es una de las maneras más importantes, a mi parecer, de
conocer a un personaje. A través de sus pensamientos y emociones podemos descifrar su mundo interior, algo que creo hace interesante el relato que a continuación se vaya a narrar. Cuanto más conozcamos a ese personaje más nos interesará qué le ocurre.
Qué dice: Los personajes también se definen a través de los diálogos, al
mostrar como se relacionan, cómo se expresan y lo que dicen. Qué hace: A través de su comportamiento podemos conocer también
rasgos de la personalidad del protagonista.
Cómo es su aspecto físico: Su aspecto físico nos puede describir también características de cómo es. Por su peinado, abalorios, estilo de vestir, etc.
Cómo se llama: Más que cómo se llama, cómo le llaman sus allegados.
Algo que yo suelo utilizar a menudo es que algunos personajes secundarios cercanos al protagonista le llamen de alguna manera particular cariñosa, o algún apodo.
Qué opinan los demás de él: La relación y la opinión de los demás sobre
el protagonista nos regala una visión nueva y una perspectiva, en algunos casos, mucho más objetiva, que la que nos puede proporcionar el propio protagonista.
19. ERRORES FRECUENTES EN LA CONSTRUCCIÓN DE
PERSONAJES Una vez que hayas creado a tus personajes, es posible que hayas cometido
alguno de estos fr