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21 crismo gasta a buen ritmo, la Inversión Di- recta de Terceros –eufemismo de licitaciones de obras públicas– muestran que en el caso del IVC la erogación es exigua: apenas un 1,2 por ciento de ejecución al tercer trimestre de 2010, lo que significa que sólo se utilizaron dos de los 208 millones de pesos disponibles. Algo similar sucedió en cuanto a las obras re- alizadas en los ministerios de Educación y de Desarrollo Social, que sólo echaron mano a un 12,4 y 24 por ciento, respectivamente, de los fondos dispuestos para invertir en licita- ciones y ladrillos. Lo dicho: no hubo errores ni exabruptos en lo dicho y hecho por Macri. Su gestión es la prueba. No hacía falta que, además, lo pu- siera en palabras. Pero lo hizo. Hasta ahora, Macri había reservado esas con- vicciones para el plano de la política real, pero había preferido hacer silencio ante los micrófonos. Con Soldati, el ingeniero volvió a los tiempos en que fustigaba a los cartone- ros por hurgar en “la propiedad privada”. En parte, Macri abrió su pensamiento si- guiendo las encuestas, que le indicaron que una parte significativa del electorado porteño entiende el mundo de la misma forma que él: según un sondeo de la consultora Ibaró- metro, un 37,9 por ciento de los porteños y un 31 por ciento de los argentinos cree que los inmigrantes no deben gozar del derecho al tra- bajo y la salud pública. En la nota publicada por Veintitrés en su edición número 636, del 9 de septiembre pa- sado, quedó en claro el interés del gobierno porteño por hacer foco en los inmigrantes que llegan de los países li- mítrofes, estigmatizando a bolivianos, para- guayos y peruanos. Fue cuando el Ministerio de Desarrollo Social de la ciudad destacó en uno de sus informes la nacionalidad extranjera de muchos de los habitantes de las villas porteñas, a pesar de que la letra de la Ley de Migración 25.871 re- marca que el migrante es un sujeto en pleni- tud de derechos y en condiciones de igual- dad con el resto de los habitantes del país. Para el macrismo, sin embargo, inmigración, delincuencia y villas son problemas que van de la mano y tienen una misma solución. Por eso, con los enfrentamientos de Soldati en las portadas de los diarios, el ingeniero volvió a exigir la aplicación de su única re- ceta para tratar la conflictividad social: la cri- minalización de la pobreza. Su primer in- tento en este sentido, el más brutal, había sido la extinta patota de la Unidad de Con- trol del Espacio Público porteña (UCEP). Pero cuando la lógica de apalear indigentes y que- mar colchones resultó indigerible incluso Política La semana de furia en Villa Soldati Lecciones dolorosas La ocupación de un predio en el sur de la ciudad de Buenos Aires dejó tres muertes infames y enseñanzas indelebles. Las grietas sociales, las miserias políticas y los desafíos que quedaron al descubierto con el conflicto. POR CARLOS ROMERO L a semana de furia de Villa Soldati dejó tres muertos innecesarios. Crímenes infames. Evitables. Y aleccionadores. No debería ser así, pero la Argentina parece signada a renacer con el dolor de las trage- dias. En este caso, con una estrategia que, en su brutalidad, dejó expuestas las grietas so- ciales, las miserias políticas y los desafíos de un país que puja para dar a luz un futuro mejor. Un parto con dolor que, en el caso de Soldati, presenta al menos cuatro lecciones fundamentales. 1ª lección: Macri revelado. Durante los ocho días que duró el conflicto por la toma de tie- rras en Villa Soldati, el jefe de gobierno por- teño se manifestó en toda su dimensión ide- ológica, esa que hasta ahora había tratado de edulcorar. A contramano de lo que interpre- taron algunos analistas políticos, Mauricio Macri no cometió ningún error en sus actos ni tampoco hubo exabruptos en sus dichos. Fue un Macri auténtico. Los violentos sucesos del Parque Indoameri- cano acabaron por correr la pátina de mode- ración con que Macri había enmascarado su discurso. Sin embargo, por consejo de su gurú publicitario, el ecuatoriano Jaime Durán Barba, y de quien lo ayuda a leer las encues- tas, el secretario general porteño, Marcos Peña, el ingeniero encontró en el desalojo del predio de Soldati una inmejorable oportuni- dad para revelar la matriz de pensamiento que guía sus actos de gestión y dicta sus de- cisiones. Un manojo de conceptos donde se combinan neoliberalismo, xenofobia y pres- tancia represiva, sazonado con una providen- cial ineficiencia en el manejo de los asuntos públicos que en estos años se volvió un sello de identidad. Antes de que el jefe comunal admitiera los impulsos que guían sus actos, su gobierno había tomado medidas que, en pocas pala- bras, significaron desinvertir en materia de asistencia y anestesiar con el garrote a la con- secuente protesta social, con un discurso que criminaliza el reclamo callejero como una afrenta al orden comu- nal. O, como dicen en el Pro, “el espacio pú- blico no se negocia”. Según las propias plani- llas de ejecución del go- bierno porteño, el ma- crismo decidió reple- garse de la asistencia estatal a los sectores más vulnerables de la ciudadanía, lo que por supuesto incluye la cuestión habitacional. Al 30 de septiembre, es decir, a tres meses de concluir el año, el Instituto de la Vivienda de la Ciudad (IVC) apenas había ejecutado el 11,95 por ciento de los diez programas que el Pro dispuso para manejar la emergencia ha- bitacional en la ciudad. En algunos ítems, la subejecución trocó directamente en no eje- cución, como sucedió en las partidas de los programas “Colonia Sola”, “Reintegración, Integración y Transformación en Villas” y “Viviendas Colectivas con Ahorro Previo”, en los que durante los nueve primeros meses del año no se gastó un solo peso. En cuanto a los fondos de “Mejor Vivir”, también bajo la ór- bita del IVC, sólo ejecutó un 6,5 por ciento de los 30 millones de pesos vigentes. Y en el caso del ítem “Regularización Dominial y Fi- nanciera”, con casi 8 millones y medio de pesos asignados, el Pro desembolsó menos de 47 mil pesos, o sea 0,6 por ciento del total. Mientras que en eventos culturales, bacheo de calles y embellecimiento de plazas el ma- No hubo errores ni exabruptos en lo dicho por Macri durante el conflicto en Villa Soldati. Descubrió su matriz ideológica.

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Columna de Jordana Timerman en Veintirés

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crismo gasta a buen ritmo, la Inversión Di-recta de Terceros –eufemismo de licitacionesde obras públicas– muestran que en el casodel IVC la erogación es exigua: apenas un 1,2por ciento de ejecución al tercer trimestre de2010, lo que significa que sólo se utilizarondos de los 208 millones de pesos disponibles.Algo similar sucedió en cuanto a las obras re-alizadas en los ministerios de Educación y deDesarrollo Social, que sólo echaron mano aun 12,4 y 24 por ciento, respectivamente, delos fondos dispuestos para invertir en licita-ciones y ladrillos.Lo dicho: no hubo errores ni exabruptos en lodicho y hecho por Macri. Su gestión es laprueba. No hacía falta que, además, lo pu-siera en palabras. Pero lo hizo.Hasta ahora, Macri había reservado esas con-vicciones para el plano de la política real,pero había preferido hacer silencio ante losmicrófonos. Con Soldati, el ingeniero volvióa los tiempos en que fustigaba a los cartone-ros por hurgar en “la propiedad privada”.En parte, Macri abrió su pensamiento si-guiendo las encuestas, que le indicaron queuna parte significativa del electorado porteñoentiende el mundo de la misma forma queél: según un sondeo de la consultora Ibaró-metro, un 37,9 por ciento de los porteños y

un 31 por ciento de losargentinos cree que losinmigrantes no debengozar del derecho al tra-bajo y la salud pública.En la nota publicadapor Veintitrés en suedición número 636,del 9 de septiembre pa-sado, quedó en claro elinterés del gobiernoporteño por hacer focoen los inmigrantes quellegan de los países li-

mítrofes, estigmatizando a bolivianos, para-guayos y peruanos.Fue cuando el Ministerio de Desarrollo Socialde la ciudad destacó en uno de sus informesla nacionalidad extranjera de muchos de loshabitantes de las villas porteñas, a pesar deque la letra de la Ley de Migración 25.871 re-marca que el migrante es un sujeto en pleni-tud de derechos y en condiciones de igual-dad con el resto de los habitantes del país.Para el macrismo, sin embargo, inmigración,delincuencia y villas son problemas que vande la mano y tienen una misma solución.Por eso, con los enfrentamientos de Soldatien las portadas de los diarios, el ingenierovolvió a exigir la aplicación de su única re-ceta para tratar la conflictividad social: la cri-minalización de la pobreza. Su primer in-tento en este sentido, el más brutal, habíasido la extinta patota de la Unidad de Con-trol del Espacio Público porteña (UCEP). Perocuando la lógica de apalear indigentes y que-mar colchones resultó indigerible incluso

Política

La semana de furia en Villa Soldati

Lecciones dolorosasLa ocupación de un predio en el sur de la ciudad deBuenos Aires dejó tres muertes infames y enseñanzasindelebles. Las grietas sociales, las miserias políticas y losdesafíos que quedaron al descubierto con el conflicto.

POR CARLOS ROMERO

La semana de furia de Villa Soldati dejótres muertos innecesarios. Crímenesinfames. Evitables. Y aleccionadores.

No debería ser así, pero la Argentina parecesignada a renacer con el dolor de las trage-dias. En este caso, con una estrategia que, ensu brutalidad, dejó expuestas las grietas so-ciales, las miserias políticas y los desafíos deun país que puja para dar a luz un futuromejor. Un parto con dolor que, en el caso deSoldati, presenta al menos cuatro leccionesfundamentales.

1ª lección: Macri revelado. Durante los ochodías que duró el conflicto por la toma de tie-rras en Villa Soldati, el jefe de gobierno por-teño se manifestó en toda su dimensión ide-ológica, esa que hasta ahora había tratado deedulcorar. A contramano de lo que interpre-taron algunos analistas políticos, MauricioMacri no cometió ningún error en sus actos

ni tampoco hubo exabruptos en sus dichos.Fue un Macri auténtico.Los violentos sucesos del Parque Indoameri-cano acabaron por correr la pátina de mode-ración con que Macri había enmascarado sudiscurso. Sin embargo, por consejo de sugurú publicitario, el ecuatoriano Jaime DuránBarba, y de quien lo ayuda a leer las encues-tas, el secretario general porteño, MarcosPeña, el ingeniero encontró en el desalojo delpredio de Soldati una inmejorable oportuni-dad para revelar la matriz de pensamientoque guía sus actos de gestión y dicta sus de-cisiones. Un manojo de conceptos donde secombinan neoliberalismo, xenofobia y pres-tancia represiva, sazonado con una providen-cial ineficiencia en el manejo de los asuntospúblicos que en estos años se volvió un sellode identidad.Antes de que el jefe comunal admitiera losimpulsos que guían sus actos, su gobiernohabía tomado medidas que, en pocas pala-bras, significaron desinvertir en materia deasistencia y anestesiar con el garrote a la con-secuente protesta social, con un discurso quecriminaliza el reclamocallejero como unaafrenta al orden comu-nal. O, como dicen enel Pro, “el espacio pú-blico no se negocia”.Según las propias plani-llas de ejecución del go-bierno porteño, el ma-crismo decidió reple-garse de la asistenciaestatal a los sectoresmás vulnerables de laciudadanía, lo que porsupuesto incluye la cuestión habitacional. Al30 de septiembre, es decir, a tres meses deconcluir el año, el Instituto de la Vivienda dela Ciudad (IVC) apenas había ejecutado el11,95 por ciento de los diez programas que elPro dispuso para manejar la emergencia ha-bitacional en la ciudad. En algunos ítems, lasubejecución trocó directamente en no eje-cución, como sucedió en las partidas de losprogramas “Colonia Sola”, “Reintegración,Integración y Transformación en Villas” y“Viviendas Colectivas con Ahorro Previo”, enlos que durante los nueve primeros meses delaño no se gastó un solo peso. En cuanto a losfondos de “Mejor Vivir”, también bajo la ór-bita del IVC, sólo ejecutó un 6,5 por cientode los 30 millones de pesos vigentes. Y en elcaso del ítem “Regularización Dominial y Fi-nanciera”, con casi 8 millones y medio depesos asignados, el Pro desembolsó menosde 47 mil pesos, o sea 0,6 por ciento del total.Mientras que en eventos culturales, bacheode calles y embellecimiento de plazas el ma-

No hubo errores niexabruptos en lodicho por Macridurante el conflictoen Villa Soldati.Descubrió sumatriz ideológica.

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“caos” horas antes de que comenzara la re-presión en Soldati.Desde Washington, donde estuvo de visitacomo precandidato presidencial, Duhaldehabló de la necesidad urgente del orden. Fueel 7 de noviembre, en Boston, junto a su es-posa, la senadora Hilda “Chiche” González,durante una conferencia en la Escuela de Go-bierno de la Universidad de Harvard. “Ordenes lo que necesitamos de una vez para estruc-turar el país que deseamos y que nos merece-mos por potencialidad”, sostuvo Duhalde. Nohabía “caos” aún, pero el bombero antici-paba el incendio.Ya de vuelta en la Argentina, y con la sangrede los muertos del Indoamericano secándoseen la tierra, el ex intendente dijo que en sugestión “no hubo ni un solo herido con fuer-zas nacionales” y que sabía bien “cómo se pa-cifica y ordena”. Sus dichos fueron una ofensaa la memoria de Maximiliano Kosteki y DaríoSantillán, muertos en junio de 2002 por lamisma Policía Bonaerense que Duhalde habíacalificado como “la mejor del mundo”, y queterminó con la condena del comisario Al-fredo Fanchiotti y el cabo Alejandro Acosta.Ese mismo mensaje de experto en “caos”está en los carteles que por estos días comen-zaron a verse en la vía pública. Un Duhaldesonriente, con el sello del Peronismo Federaly el eslogan “Sabemos y podemos”. La frasees sugerente. No deja en claro a qué se refiereel ex presidente interino, sobre todo por lasprofusas versiones que le asignan un rol ac-tivo en la conflictividad social que derivó enla salida de Fernando de la Rúa, en diciembrede 2001. En ese sentido, el “sabemos y pode-mos” de Duhalde suena amenazante, y nojustamente como eslogan de campaña.El ex intendente de Lomas de Zamora y afi-cionado a la caza de tiburones representa a laavanzada de un arco opositor que se reco-noce desorientado de cara a las presidencia-les de 2011. En ese trance, donde la presi-denta Cristina Fernández sube en las encues-tas, cada dirigente apela a lo que mejor sabehacer. Tras la muerte de Néstor Kirchner, elestablishment trató de imponer su pliego decondiciones a la Presidenta con la pluma plo-miza de Rosendo Fragay en las páginas de LaNación. Poco después, laoposición parlamenta-ria montó el fantasmade las “coimas” en eltratamiento del Presu-puesto 2011. De igualmanera, los sectoresmás duros del pejo-tismo, identificados conel duhaldismo, tambiénapelaron a lo que mejor conocen: aprovecharla coyuntura para impulsar un escenario dezozobra que esmerile al Gobierno e intentedesestabilizarlo.Por lo pronto, ahí están los barras y punterospolíticos que estuvieron en Soldati, incitando

a las tomas, a los en-frentamientos y alplomo. Está claro quelos delincuentes no tie-nen filiación partidariani militancia política,pero en el caso de losque campearon en elIndoamericano, todosellos tienen terminalesprobadas con el duhal-

dismo que opera en el sur porteño, como enlos casos del puntero macrista Miguel Ángel“el Comandante” Rodríguez, el ex delegadoMarcelo Chancalay y los barras Julio “el Cabe-zón” Capella, Alejandro Pastore y Eduardo“Manzana” Santoro.

3ª lección: Civiles y federales. El Gobierno,que acusó el impacto del intento de desesta-bilización, tiene en sus manos la oportunidadde impartir lecciones de ribetes históricos. Enprimer lugar, el desafío del oficialismo es quesus denuncias respecto de un conflicto “apa-drinado”, como sostuvo la Presidenta, no sepierda en el tiempo. Esto supone que los su-puestos responsables políticos, así como losbrazos ejecutores, rindan cuentas ante la Jus-ticia. También implica romper con una tradi-ción local, según la cual las conspiracionesdesestabilizadoras se denuncian y hasta seprueban, pero no se condenan, como pasócon Raúl Alfonsín en el ’89 y, más reciente-mente, con la interrupción institucional delgobierno de Fernando de la Rúa.

Veintitrés |16 de diciembre de 2010

para sus votantes más fieles,pasó al plan B: la formación deuna fuerza de seguridad pro-pia. La Policía Metropolitana,quizá la única política de Es-tado ejecutada por el ma-crismo, que además del affairede las escuchas telefónicas ge-neró un conflicto de compe-tencia y superposición con laPolicía Federal.Los escándalos de la Metropo-litana propiciaron además unreacomodamiento de piezasdentro del Pro, que acabó pordarles mayor protagonismo alos halcones de ese espaciocomo el legislador Cristian Ri-tondo. No fue casual queentre los barras armados y losagitadores que se pasearonpor el Indoamericano hubieramuchos que fueron sindica-dos como cercanos a Ritondo,quien a su vez es el principaloperador de Eduardo Duhalde

en la Capital Federal, siempre apadrinado porel ex jefe de la SIDE duhaldista, Miguel ÁngelToma.

2ª lección: Sabe cómo hacerlo. Se estimaque en las villas porteñas hay unas 100 milpersonas que viven y padecen en el régimende inquilinatos, muchos de ellos traídos porredes de trata desde países limítrofes paraluego ser alojados en departamentos tan mí-nimos como precarios. Al poco tiempo, esosmigrantes son desalojados y pasan a formarla villa dentro de la villa, a propiciar tomasinternas y luego a ser expulsados. Esos gru-pos, mayoritariamente, son los que se vuel-ven carne de cañón para los operadores de ladesesperación.En este escenario regado de necesidades rea-les, la prédica de un viejo cuadillo de Lomasde Zamora encontró pasto seco donde hacerchispas: Eduardo Duhalde, experto en eso deser bombero de un fuego que, cuanto menosdesde lo discursivo, él mismo agita.Siguiendo un manual que conoce comopocos en la política criolla, Duhalde comenzópor hacer declaraciones que anticiparon el

El martes 7 de diciembre la Policía Fede-ral y la Metropolitana desalojaron el Par-que Indoamericano. Hacía dos días queun millar de personas acampaban en elpredio. La mayoría soñaba con una vi-vienda. Recibieron balas. En la Villa 20,autopista mediante, fue asesinado el pa-raguayo Bernardo Salgueiro. A 400 me-tros del lugar, en Los Piletones, murió laboliviana Rosemary Churapuña. Los vo-ceros policiales aplicaron el manual: pri-mero negaron las muertes, luego las adju-dicaron a las “tumberas” –armas de fuegocaseras– presuntamente empleadas por los vecinos de la villa. La investigación judi-cial en marcha y las pericias balísticas derrumbaron estas coartadas: decenas de tes-timonios indicaron que las policías utilizaron postas de goma, como indica el proto-colo, pero también de plomo, una práctica desterrada por una novedosa política deEstado inaugurada en la gestión K: no reprimir la protesta social.Las contundentes imágenes de los federales atacando con fiereza a los manifestantesderivaron en el retiro de la fuerza y cinco efectivos en disponibilidad. La Metropolitanatambién liberó la zona. En la noche del jueves, luego de las declaraciones de MauricioMacri y las movilizaciones de vecinos de los barrios aledaños, un grupo de barrabra-vas aprovechó el repliegue policial para atacar a los ocupantes, asesinando al boli-viano Juan Quispe Castañares. El viernes la escena se repitió. El SAME informó queun hombre herido había sido bajado de una ambulancia por una patota de supuestos“vecinos”. Se temió una cuarta víctima, pero finalmente se supo que el muchacho es-taba herido y escondido. El saldo fue de decenas de personas heridas de bala deplomo, todos ocupantes.La abrumadora mayoría habitaban como inquilinos en las villas de la zona: la 20, LosPiletones, Ciudad Oculta y la 1-11-14. En esta última, los vecinos dijeron que habíansido instigados a tomar tierras por el puntero macrista Miguel Ángel “el Comandante”Rodríguez. Había paraguayos, bolivianos y argentinos. Se destacaron en las asam-bleas el dirigente K Alejandro Salvatierra; el presidente de la junta electoral de la Villa20, Diosnel Pérez, del Frente Darío Santillán, y el referente de la Corriente Clasista yCombativa, Luciano Nardulli. Luego de juntarse en la Rosada con funcionarios nacio-nales y de la ciudad, volvieron a las carpas con algo más que las manos vacías: el sá-bado aparecieron el agua, los baños químicos, viandas de alimentos y un cerco deGendarmería. En medio de esa tensión, el Ministerio de Desarrollo Social logró censara los ocupantes del predio, que a esa altura llegaban a 13.333.El martes 14, a una semana de la represión policial, los jefes de gabinete de Nación yCiudad anunciaron la formulación de un acuerdo de construcción de viviendas paraquienes las necesiten, incluidos los ocupantes del predio, aunque aclararon que losmanifestantes no recibirían un trato especial. El acuerdo también incluía la advertenciade que se les quitarían beneficios sociales a quienes decidieran solucionar sus proble-mas de vivienda tomando tierras. El anuncio de ese acuerdo, y el temor a que se repi-tieran nuevos ataques, convenció a los ocupantes de abandonar el parque. Se fueroncon la misma esperanza con que llegaron: el sueño de obtener una vivienda digna.

Crónica de una tomaPolítica

Racismo y xenofobia

Hay segmentos del país, especialmente las clases me-dias, que son realmente xenófobos y racistas. Aunquenos parezca mentira y nos indigna con su discurso,Macri se va a llevar más votos de los que va a restar.Después de una larga investigación, comprobamos quemuchos porteños son hipócritas y “caretean” lo quepiensan. Les da vergüenza pensar así, hay un deber serque no permite decir lo que realmente piensan estossectores que cargan mucha violencia. En la investigacióndetectamos que muchos piensan que los inmigrantes“usan nuestros hospitales” y muchos llegan a decir enforos anónimos que hay que quemar las villas y erradicara los negros. Y Macri representa a esa clase media. Perohay algo más, porque el jefe de gobierno no es sólo xe-nófobo, también es racista. ¿Por qué no dice nada delos uruguayos que están en el país, que son muchísi-mos? Porque los uruguayos son blancos y los bolivianosson negros. Entonces en definitiva, más allá de la po-breza, es una cuestión de raza, de color de piel.

(Testimonio recogido telefónicamente)

POR FERNANDO BRAGA MENÉNDEZ /Publicista. Director de la consultora BragaMenéndez y Asociados

Opinión

EEdduuaarrddoo ““MMaannzzaannaa ““SSaannttoorroo..

AAlliiaass ““LLuuiiss””.. AAlleejjaannddrroo PPaassttoorree.. JJuulliioo CCaappeellllaa.. MMiigguueell AAnnggeellRRooddrríígguueezz..

RRiiccaarrddoo GGeerriinnoo..

Duhalde seencomendó alcaos. Pidió“orden” desdeBoston mientrasazuzaba la crisis.

EEnn ssiinnttoonnííaa.. LLooss llllaammaaddooss aall oorrddeenn ddeell eexx pprreessiiddeennttee eemmppaallmmaarroonn ccoonn eell ppeeddiiddoo ddee rreepprreessiióónn ppoorr ppaarrttee ddeell jjeeffee ddee ggoobbiieerrnnoo ppoorrtteeññoo.. EEll rreessuullttaaddoo ddee ssuussccooiinncciiddeenncciiaass ffuuee uunn ddeessaalloojjoo ddoonnddee aall aacccciioonnaarr ppoolliicciiaall ssee ssuummóó llaa ppaarrttiicciippaacciióónn ddee bbaarrrraass yy ppuunntteerrooss lliiggaaddooss aall dduuhhaallddiissmmoo ddeell ssuurr ddee llaa cciiuuddaadd..

JJuuaann CCaarrllooss““GGuuttiiéérrrreezz””..

POR TOMÁS ELIASCHEV

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Al cierre de esta edición, el fiscal CarlosStornelli, ex ministro de Seguridad bonae-rense, presentó una denuncia ante la justiciafederal para que se investigue la realizaciónde un posible boicot en los hechos de Sol-dati. El pedido de Stornelli recayó en el Juz-gado Criminal y Correccional Nº 5, de Nor-berto Oyarbide, secretaría Nº 9, y busca quese investigue la posible realización de unaconspiración tendiente a impulsar los he-chos de Villa Soldati.La otra parada fuerte que el kirchnerismoparece dispuesto a afrontar es la de desmon-tar los bolsones represivos de una Policía Fe-deral que se desmarcó de una de las máxi-mas del Gobierno: la no represión de la pro-testa social.En la Federal no fueron bienrecibidos los vientos de cam-bio en la conducción políticade la fuerza, en especial desdeque los uniformados comen-zaron a entrever la creaciónde un Ministerio de Seguri-dad autónomo y con la con-ducción de la ex ministra deDefensa Nilda Garré. Muchamenos gracia les causó a losfederales los rumores de queel actual jefe de policía, comi-sario general Néstor Vallecas,podría ser reemplazado porun civil, como comenzó a es-cucharse con insistencia alcierre de esta edición. Enprincipio, voces cercanas aGarré deslizaron que se toma-ría como modelo parte de lohecho por León Arslanian du-rante su paso por el Ministe-rio de Seguridad bonaerense,e incluso se especula con elnombre de Marcelo Saín, elex interventor de la Policía deSeguridad Aeroportuaria

(PSA), como posible primer jefe civil de lafuerza. Saín es uno de los tantos especialistasen seguridad que pregonan la necesidad derealizar una profunda reforma de la Federal.

4ª lección: Profundizar. Con las tomas y larepresión, Soldati reveló problemas que dor-mían a la vista de todos, con el desamparo dequienes todavía no participan de ese cambioque muchos habitantes de este país experi-mentaron desde 2003.Y también dejó un gran desafío: que eso quepara algunos pocos es otra forma de desesta-bilizar, sea tomado por el kirchnerismo comouna bandera de lo que millones llaman “pro-fundización” � �

POR JORDANA TIMERMAN /Investigadora del Centro deEstudios Perspectiva Sur eintegrante de GeneraciónPolítica Sur

Opinión

Espacio público,negocios privadosDesde hace años que el gobierno de Macri estimula untipo de negocios al que llamamos “negocios privados conlos espacios públicos”. Un ejemplo es lo que se aprobóen la Legislatura el pasado miércoles 15 de diciembre:una prórroga de 20 años por la concesión de nueve hec-táreas del parque Tres de Febrero al Club de Amigos. Sesupone que es una asociación civil, pero funciona comosociedad anónima muy lucrativa a la que sólo pueden ac-ceder sectores privilegiados. Otros ejemplos son el ClubVilas y el predio de la Rural que explota De Narváez. Perolo cierto es que cuando el espacio público sirve para ne-gocios de ricos y para satisfacer necesidades políticas deamigos de Macri, no pasa nada, se da en concesión y sereduce el parque. Ahora, cuando el espacio público queestuvo abandonado, relegado, lo ocupa gente morocha yde países limítrofes, ahí es un atentado contra “lo que esde todos”. Cuando la ocupación es de los pobres, la re-presión es la salida, pero cuando es de los ricos hay con-nivencia para cederles los espacios que pidan.

(Testimonio recogido telefónicamente)

POR PEDRO KESSELMAN / Abogado. Integrantede la Asociación de Vecinos de Plaza Italia

Opinión

PPaacciiffiiccaacciióónn.. DDeessppuuééss ddeevvaarriiaass rreeuunniioonneess ffrruussttrraaddaass,,eell ggoobbiieerrnnoo nnaacciioonnaall lllleeggóó aa uunn aaccuueerrddoo ccoonn MMaaccrrii..

Política

Ciudad arco irisCon sus pronunciamientos acerca de lasupuestamente problemática poblaciónboliviana y paraguaya, el jefe de gobiernoMauricio Macri se consagró como el in-tendente de la ciudad blanca. Una locali-dad que no existe en la realidad, sino quese consolida como la ficción de aquellaBuenos Aires, de hace 80 años, con la ló-gica de ser “una ciudad europea”.El historiador Adrián Gorelik señala queesta mentira cobró relevancia cuando lainmigración del interior del país y los paí-ses limítrofes creaba una ciudad con pie-les cada vez más oscuras. La ficción semantuvo desde entonces. “No son porte-ños, son invasores”, murmuraban los ve-cinos de la ciudad blanca mientras los“pieds noirs” –por no usar el criollo “ca-becitas negras”– chapoteaban en las sa-gradas fuentes de Plaza de Mayo. Y “nosomos nosotros”, habrán pensado lasautoridades municipales en la última dic-tadura, aprovechando el zeitgeist de im-punidad para echar a miles de familias desus hogares al lado de la estación Retiro,que volvieron a reconstruir su espaciocon el retorno de la democracia.Ahora, es Macri quien plantea que no ne-cesita ofrecer soluciones en Villa Soldatiy sus alrededores porque él no es jefe degobierno de la Ciudad Autónoma de Bue-nos Aires, sino la máxima autoridad deesta ciudad que es –casi– París (razónpor la cual, alienta el descontento en lossuburbios menos prósperos).La dicotomía –entre los porteños y losotros, la capital y el conurbano, el puertoy el interior– atraviesa la historia de laciudad. Si bien la tragedia de Soldatiocurrió justo dentro del ámbito porteño,las limitaciones de las autoridades porte-ñas para responder al conflicto apuntan auna realidad que supera ampliamente lafalsa frontera de avenida General Paz.Que la ciudad real desbordó a los límitespolíticos es una situación que ya ocurrióhace casi 70 años. Sin embargo, las es-tructuras políticas y, por ende, las solu-ciones que proponen, quedaron añejas.Máxime cuando en plena crisis la res-puesta sigue siendo la misma: “No esnuestro problema, son los otros”.En este contexto, y con una campañaelectoral por la ciudad que empieza (encualquier momento), es necesario buscarrespuestas políticas articuladas que con-tribuyan a enfrentar la situación y encon-trar soluciones metropolitanas. El desafíoserá vislumbrar los gobernantes quemiren todo el espectro de colores de unaciudad arco iris.