Cinco de la tarde, al norte de América

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Artículo de Stefano De Marzo desarrollado en el curso Análisis Internacional (Carrera de Comunicación y Periodismo de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas - UPC).

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ANÁLISIS INTERNACIONAL

Aprovechando o como consecuencia de esta coyuntura emerge un movimiento “ultraconservador, reaccionario, populista y demagógico”, en palabras de Mario Vargas Llosa, que se hace llamar el “Tea Party” o “Motín del té”, que encuentra cohesión en contraposición al rescate de las instituciones financieras, la reforma sanitaria y sobre todo, a Barack Obama, entre otras cosas. El grupo toma su nombre del incidente del mismo nombre que dio inicio a la revolución americana que independizó las colonias inglesas de América del norte, en el cual un grupo de colonos arrojó al mar un cargamento de té en la ciudad de Boston en protesta por el aumento de los impuestos para las importaciones que beneficiaba al monopolio de la metrópoli.

El movimiento nació a comienzos del 2009 a raíz de la aprobación del paquete de estímulo fiscal por parte del presidente Barack Obama y se autodenominan “la cara realista del conservadurismo”. Asimismo, muestran preocupación por la responsabilidad financiera del Estado, el aumento del costo de vida, el excesivo gasto público, la alta tasa de desempleo y la certeza de que el país está siendo llevado por un mal camino.

Una encuesta realizada por el New York Times y la CBS en Abril del

Cinco de la tarde, al norte de AméricaPor: Stefano De Marzo

La recuperación de la economía estadounidense es todavía incipiente en lo que va de la administración Obama. Crisis económica, guerras y un desprestigio tremendo en la imagen del país del Tio Sam han mermado la autoestima de

los ciudadanos y la apariencia de la gran nación del norte de América para el resto de la comunidad internacional. El descontento y la desilusión se apoderan

del pensamiento de los jóvenes que pusieron muy altas sus expectativas en la esperanza del cambio Obama y ni qué decir de la población que sobrepasa el

medio siglo de existencia: enorme preocupación sobre el futuro y necesidad de caras nuevas en la arena política.

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2010 señaló que el 18% de la población americana se identificaba a sí misma como parte del movimiento y que estas personas tendían a ser hombres blancos, casados y mayores de 45 años. Este grupo heterogéneo, que comprende también una serie de chiflados que, entre otras cosas, postulan que los homosexuales inventaron el Sida o que Obama es musulmán y quiere implantar un socialismo en EEUU, teme que el actual régimen elimine algunos principios y valores básicos de corte liberal tradicionales del país y que, además, el Estado se inmiscuya cada vez más en los asuntos que conciernen a los ciudadanos y crezca desenfrenadamente, así como con poca eficiencia.

Cabe resaltar que el Tea Party no es un partido político y que carece de organización a nivel nacional, pero existe consenso en un manifiesto de diez puntos llamado “Contract for América” que, entre otras cosas, postula la protección de la Constitución, la responsabilidad fiscal y una férrea postura en contra del alza de impuestos. Además, en sus mítines a lo largo del país agitan por igual la Constitución y la Biblia, los cuales son los libros sagrados de esta religión reacia a los cambios de las estructuras sociales y políticas del país.

Por otro lado, se le acusa a este grupo de introducir términos militares y lenguaje violento en el debate político, el cual ha sido señalado por demócratas como el causante del atentado a la congresista Gabrielle Giffords el pasado ocho de enero del 2011, en el que un joven identificado como Jared Lee Loughner disparó a corta distancia contra la congresista demócrata y miembros de su equipo en un mitín político realizado en Casas Adobes, Arizona. Cabe señalar que con anterioridad las oficinas de la congresista habían sido atacadas el mismo día que se aprobó la polémica reforma sanitaria en el Senado. Giffords era asimismo partidaria de la reforma migratoria en un estado como Arizona, donde se han impulsado una serie de medidas xenófobas contra la población inmigrante.

Algunos sectores que ven con preocupación el Tea Party, no han dudado en explicarlo señalando que los que lo componen son individuos de clase media blanca empobrecida y golpeada por la revolución tecnológica y la crisis económica, los cuales culpan a la inmigración ilegal, las minorías raciales y la dirigencia política tradicional de los males que padecen. Otros ensayan que el movimiento servirá para dinamizar la vida política del país, la cual andaba estancada y mostraba poca reacción frente a los problemas que aquejan a la población. Visto desde cierto ángulo, el debate se ha vigorizado con la aparición de esta facción no oficial del

Cabe resaltar que el Tea Party

no es un partido político y que

carece de organización a nivel

nacional, pero existe consenso

en un manifiesto de diez puntos

llamado “Contract for América”

que, entre otras cosas, postula la

protección de la Constitución, la

responsabilidad fiscal y una férrea

postura en contra del alza de

impuestos.

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Partido Republicano que amenaza con convertirse en un tercer partido que generaría fragmentación política, la cual, en el mejor de los casos, devendría en voluntad de consenso para tratar puntos críticos de la política norteamericana.

En cierto modo, lo que reclaman los partidarios de este movimiento es la reivindicación del trabajo duro como medio para lograr el progreso. Lo que sucede es que sienten que Obama está siendo muy condescendiente con los inmigrantes, a los cuales, por más que sean de segunda generación, no los reconocen como auténticos ciudadanos. Ellos reclaman y propugnan una nueva “revolución americana” para devolver el país a los verdaderos estadounidenses, lo cual resulta paradójico en un país formado por inmigrantes desde su fundación. Si bien estas personas postulan como forma vida el núcleo familiar y la asistencia regular a la Iglesia, también son acérrimos combatientes del aborto, del matrimonio gay y de la importancia que se le da al calentamiento global: para ellos el debate ecológico es solo una forma más de quitarles dinero y una excusa ingenua para aumentar los impuestos.

Por otro lado, la irrupción del Tea Party en el panorama político puede ser explicada en cierto modo por el factor Internet que encuentra su clímax conocido en estos primeros años del siglo XXI. Obama llegó al poder, en gran medida, por el apoyo de los jóvenes a través de las redes sociales, estrategia que supo sacarle el jugo a un nuevo electorado y a una nueva tecnología. La esperanza se gestó a lo largo y ancho de la red impulsada por jóvenes diestros en el manejo de las nuevas posibilidades que permitían las nuevas tecnologías y la explosión mediática que generó las recién nacidas redes sociales. Al reventarse la burbuja de esperanza Obama, las personas mayores, ajenas en gran medida a las nuevas tecnologías, buscaron la acción colectiva a través de comunidades virtuales en las que compartían puntos de vista acerca de la situación política y económica. Muchos dirigentes del Tea Party afirman no conocer cómo funcionan las redes sociales o la tecnología comunicacional de Internet, pero se esmeran en utilizarla. En este sentido, el Tea Party es la respuesta en clave tecnológica de la gente mayor que no está de acuerdo con el “cambio” que intenta postular la nueva administración de la Casa Blanca.

Dentro de la web, es posible encontrar diversas páginas que acogen temática del Tea Party, las cuales motivan grupos de discusión por Estados, grupos de fans de la ex candidata a la vicepresidencia por el partido republicano Sarah Palin o del presentador de Fox News

En cierto modo, lo que

reclaman los partidarios de este

movimiento es la reivindicación

del trabajo duro como medio para

lograr el progreso. Lo que sucede

es que sienten que Obama está

siendo muy condescendiente

con los inmigrantes, a los cuales,

por más que sean de segunda

generación, no los reconocen

como auténticos ciudadanos.

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Glenn Beck (líderes visibles del movimiento, aunque no reconocidos oficialmente), grupos de estudio de la Constitución, así como artículos sobre el estado actual de la economía norteamericana y diatribas sobre el lugar de nacimiento de Obama. Es así como Internet genera, hoy por hoy, acción en comunidad que compenetra y genera sensación de grupo, convierte las palabras en actos y propicia la emergencia de nuevos movimientos sociales en base a comunidades virtuales.

Asimismo, el Tea Party también genera desequilibrios en la política tradicional y perjudica más al Partido Republicano que al demócrata debido a que, mientras el segundo se mantiene cohesionado, algunas ideas radicales generan divisiones en el primero y hasta producen inclinaciones más a la derecha de la posición oficial del partido para no perder popularidad. Si bien los demócratas acusan un obstruccionismo republicano para llevar a cabo las grandes reformas previstas, lo cierto es que luego de las pasadas elecciones legislativas de medio mandato en las que se impusieron figuras del Tea Party, será más difícil aún generar consenso en el Senado y la Cámara de Representantes para asuntos que requieren de ratificación parlamentaria como lo son los acuerdos comerciales.

A grandes rasgos, no es posible pronosticar si este movimiento va a prosperar en el tiempo y se volverá un tercer partido político en la tradicional estructura bipartidista estadounidense, pero la semilla que ha germinado con preocupaciones válidas sobre el futuro del país es probable que perdure en el futuro próximo y marque de alguna manera la agenda de éste y los próximos gobiernos. Los sistemas públicos del gobierno van a perder sostenibilidad con el tiempo y las personas se empiezan a preguntar qué país le dejarán a sus hijos y nietos en la posteridad.

El Tea Party también genera

desequilibrios en la política

tradicional y perjudica más

al Partido Republicano que

al demócrata debido a que,

mientras el segundo se mantiene

cohesionado, algunas ideas

radicales generan divisiones en

el primero y hasta producen

inclinaciones más a la derecha de

la posición oficial del partido para

no perder popularidad.