Centro America y Panama Movimientos Sociales Juvenis

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Centroamérica y Panamá: movimientos sociales juveniles y proyecciones hacia el nuevo siglo. Elementos para el debate (1996) Titulo Franco, Bolivar E. - Autor/a Autor(es) La participación social y política de los jóvenes en el horizonte del nuevo siglo En: Buenos Aires Lugar CLACSO, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales Editorial/Editor 2000 Fecha Colección Cultura; Pobreza; Juventud; Movimientos Sociales; Exclusion Social; America Central; Panama ; Temas Capítulo de Libro Tipo de documento http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/clacso/gt/20101023020318/5franco.pdf URL Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 2.0 Genérica http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.0/deed.es Licencia Segui buscando en la Red de Bibliotecas Virtuales de CLACSO http://biblioteca.clacso.edu.ar Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) Conselho Latino-americano de Ciências Sociais (CLACSO) Latin American Council of Social Sciences (CLACSO) www.clacso.edu.ar

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  • Centroamrica y Panam: movimientos sociales juveniles y proyecciones hacia elnuevo siglo. Elementos para el debate (1996)

    Titulo

    Franco, Bolivar E. - Autor/a Autor(es)La participacin social y poltica de los jvenes en el horizonte del nuevo siglo En:Buenos Aires LugarCLACSO, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales Editorial/Editor2000 Fecha

    ColeccinCultura; Pobreza; Juventud; Movimientos Sociales; Exclusion Social; America Central;Panama ;

    Temas

    Captulo de Libro Tipo de documentohttp://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/clacso/gt/20101023020318/5franco.pdf URLReconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 2.0 Genricahttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.0/deed.es

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  • Centroamrica y Panam: movimientos socialesjuveniles y proyecciones hacia el nuevo siglo.

    Elementos para el debate (1996)

    c Bolvar E. Franco*

    La juventud latinoamericana actual tiene rasgos que la hacen diferentede las de otras regiones, y diferente tambin de las juventudes de la reginen el pasado. Se encuentra en la conjuncin entre dos grandes procesoshistricos: uno es el ciclo de la transformacin estructural de las socieda-des latinoamericanas, que cambiaron, con diversa intensidad y ritmo, apartir de la posguerra; el otro es el de la crisis econmica de los ochenta,que puso de relieve las insuficiencias de los modelos de desarrollo existen-tes. La juventud tiene un papel crucial en ambos procesos. Por su enormepeso en la estructura de edades de la regin, fue primero objeto del proce-so de incorporacin a las formas modernas de organizacin social; luego,cuando la recesin fren o desarticul la modernizacin, pas a ser ungrupo de edad particularmente afectado por la exclusin

    Germn Rama

    H ablar de la juventud no es fcil, ms an cuando el concepto de juven-tud se utiliza de forma tan generalizada (y a la ligera), como si los j-venes fuesen un grupo homogneo con pensamientos, ideas y compor-tamientos comunes. A mi juicio la juventud debe ser entendida como una etapade la vida humana que en gran medida marcar nuestras actuaciones futuras. Esuna etapa en s, que encierra experiencias nuevas, aprendizajes, frustraciones,adaptaciones o inadaptaciones, al contexto social en el cual viven y se desarrollanlos jvenes (en otras palabras se les socializa para vivir en sociedad). En ese sen-tido, hablar de la juventud como movimiento social amerita una visin muchoms compleja, ya que debe ser analizada en funcin del momento histrico, so-cial, econmico y poltico que vive cada pas. En esta breve exposicin tocare-mos algunos elementos que nos parecen de vital importancia a la hora de anali-zar a la juventud.

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    * Licenciado en sociologa. Postgrado en Educacin Superior por la Universidad de Panam. Profesorde sociologa. Investigador asociado del Centro de Estudios Latinoamericanos, CELA, Justo Arose-mena.

  • La participacin social y poltica de los jvenes en el horizonte del nuevo siglo

    1. El panorama general para el caso centroamericano

    En cuanto a Centroamrica, tenemos que sta cuenta con una poblacin apro-ximada de ms de 30 millones de personas, de las cuales una cuarta parte estaconformada por jvenes y adolescentes (Solum y Mendoza, 1996: 1). Despus devivir una guerra civil, por casi dos dcadas, que dej profundas huellas en las so-ciedades centroamericanas y en los movimientos sociales que dentro de ella segestaron, se han experimentado cambios en los ltimos tiempos.

    Gobiernos civiles asumen el poder luego de la contienda electoral, los milita-res retornan a los cuarteles, se busca la negociacin para dirimir conflictos, los de-rechos humanos estn en la agenda de todos los gobiernos (por lo menos en lasagendas), en fin, un sinnmero de mecanismos con los cuales se pretende dar res-puestas a las exigencias de una poblacin sumida en su gran mayora en la pobre-za. En la actualidad ms de 20 millones de centroamericanos viven en la pobreza.

    Por otro lado y en la otra cara de la misma moneda, tenemos la aplicacin depolticas econmicas con las cuales se pretende dar respuesta a la ineficiencia delEstado desarrollista, lo que hasta la fecha conlleva en s el empeoramiento de lascondiciones sociales de la poblacin. Son polticas que buscan disminuir el papeldel Estado en la sociedad cedindole al mercado un papel organizador preponde-rante. Estos cambios se producen con diferencias substanciales en cada pas, pe-ro en el fondo llevan la misma receta: reestructuracin del Estado, privatizacio-nes, etctera.

    2. Los movimientos juveniles en Centroamrica:una aproximacin terica

    Tal como lo planteamos al inicio, hablar de los movimientos sociales juveni-les en Centroamrica no es fcil. Primero, porque no existen indicios de un mo-vimiento juvenil que luchara como tal, por los intereses de los jvenes. Nos en-contramos, ms bien, con jvenes que luchan desde distintas organizaciones einstituciones por cambiar las estructuras de dominacin, por modificar el sistemaexistente, por ser reconocidos. En este sentido, podramos decir, tratando de ca-tegorizar al movimiento juvenil, que ste se convirti en un movimiento reivin-dicativo. Aqu no pretendemos ms que sustentar nuestras ideas en algunas de lasteoras propuestas sobre los movimientos sociales y cmo se aplican a los movi-mientos juveniles o estudiantiles en Centroamrica, para luego entrar al caso con-creto de Panam.

    Tal como nos dice Melucci,

    un movimiento reivindicativo se sita al nivel de la organizacin social ylucha contra el poder que garantiza las normas y los roles; un movimiento

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  • de este tipo tiende a una redistribucin de los recursos y a una reestructu-racin de los roles. La lucha ataca sin embargo las reglas mismas de la or-ganizacin saliendo de los procedimientos institucionales (Melucci, 1988:110).

    Es por ello que podramos hablar ms de movimientos sociales estudiantiles,que se caracterizaron por mantener luchas reivindicativas, por cambios en las po-lticas sociales, por mejores presupuestos para las escuelas, por autonoma en elcaso de las universidades, y que en cierto modo estuvieron influenciados por lascorrientes revolucionarias (principalmente de izquierda) de ese momento.

    Por otro lado, el aporte de los jvenes en los movimientos insurgentes fue devital importancia, as como su participacin en los movimientos sindicalistasobreros y campesinos. Otro punto que no debe ser dejado de lado, es su convic-cin nacionalista y antiimperialista, que en Centroamrica fue muy evidente en-tre los grupos juveniles universitarios.

    En los aos sesenta se dio una revolucin en la forma de pensar, que afecten gran medida a los jvenes en contra de las imposiciones y los valores institui-dos. Helio Gallardo nos dice:

    En este clima, en el que las instituciones bsicas (la propiedad, las igle-sias, el Estado, la sexualidad, la educacin) ms que pensadas, eran enfren-tadas y alternadas, muchos jvenes, no la juventud, se quisieron (valora-ron) a s mismos, desde la variedad de sus circunstancias, mediante rolesprotagnicos que ellos mismos se construan (las instituciones de la domi-nacin, para contrarrestar el mal ejemplo, reforzaron y propagaron, conms medios, la imagen del rebelde sin causa) (Gallardo, 1996: 2).

    Una de las ideas eje para minimizar el valor de las protestas de los jvenescontra el sistema, que se escuchaba en los medios de comunicacin, en las escue-las y en la sociedad en general, era que ese grado de rebelda principalmentecuando los jvenes pertenecan a un grupo de izquierda era pasajero y se debams a su desarrollo hacia la etapa adulta. Sobre este punto nos dice Gallardo quecomo movimiento social, es decir, como procedimiento y proclama,

    los jvenes se manifestaron masiva y explosivamente por una sociedadhumana (con contactos humanos, como el dilogo y el amor), construidapor oposicin a los realismos implacables derivados del mercado... (Ga-llardo, 1996: 2).

    Otro factor que interviene en el desarrollo de los movimientos sociales, en es-pecial de los movimientos estudiantiles, es el grado de dependencia de las socie-dades en donde se desenvuelven. Ese contexto es vital a la hora de analizar losmovimientos sociales en nuestros pases.

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    Bolvar E. Franco

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    3. Los movimientos juveniles en las sociedades dependientes

    Es innegable que los movimientos sociales en los pases dependientes, caso es-pecfico de Centroamrica, son distintos de los movimientos en los pases desarro-llados. Aqu no nos referimos a movimientos h i p p i e so ro c k e ro sy quizs tampoco alas subculturas que de ellos se derivan. Nos referimos a movimientos estudiantiles ode jvenes, que buscaban cambios en el sistema capitalista dependiente, en las desi-guales condiciones de vida de los ciudadanos, y que vean en la intervencin nortea-mericana una de las mayores injusticias y una afrenta a la soberana nacional; habla-mos de que enarbolaban las consignas del latinoamericanismo y el antiimperialismo.

    Ahora, es claro que las expresiones de los movimientos juveniles o de estu-diantes no se expresaban slo a travs de las marchas y protestas o de la incur-sin armada. Otro tipo de expresin en contra del sistema se ve o se palpa en lamsica de protesta o msica nueva trova, en el teatro alternativo o de vanguardia,en publicaciones literarias, en la pintura, etctera.

    Claro est, estos grupos mantuvieron ciertas debilidades estructurales y pare-can ms bien movimientos coyunturales. Como nos dice Touraine,

    la especificidad de los movimientos sociales, de las sociedades llamadasdependientes o perifricas, consiste en su debilidad, debido al dualismoque persiste al interior del movimiento, producto de la falta de integracinde las diferentes formas de accin colectiva (su accionar defensivo frentea la clase dominante capitalista) y de la accin crtica (la lucha contra elorden establecido, que descansa en las contradicciones del sistema) (Tou-raine, 1988: 80).

    La debilidad de los movimientos sociales, como es el caso del movimientoestudiantil, en los pases de la periferia, guarda relacin con la dbil formacinque tienen, propia de las caractersticas de desarrollo de las sociedades subdesa-rrolladas. Por otra parte, la formacin de la clase obrera latinoamericana parecie-ra haber crecido distanciada del movimiento campesino: no se dio una proyeccinen conjunto de estos dos sectores; pareciera, y hasta cierto punto era as, que susintereses fueran distintos, y a esto se suma el movimiento estudiantil.

    La penetracin extranjera tambin juega un papel determinante en esta for-macin. Ahora bien, nos parece que lo ms paradjico de todo esto es que el Es-tado, aquel Estado que contradictoriamente contribuye al sometimiento de la cla-se obrera o del pueblo en general es el que contribuye a la organizacin de losmovimientos sociales.

    Siendo as, es claro que los movimientos sociales, en especial el movimien-to estudiantil, tenga una deformacin desde sus inicios, lo que se ha agravado enlos ltimos tiempos con la apertura del mercado y la desregulacin laboral. Nonos es posible imaginar lo planteado por Touraine, sin imaginar el caso paname-

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  • o. Dirigencias sindicales respondiendo a intereses de los sectores dominantes,completamente desligadas de sus bases. De igual manera se copt la dirigenciaestudiantil: la Federacin de estudiantes de Panam, FEP, antes poderosa organi-zacin estudiantil (en la dcada de los sesenta e inicios de los setenta), pas a serparte de las polticas educativas de ese entonces, lo que la llev a su desgaste yfinalmente a su desaparicin.

    Segn Touraine, en las sociedades dependientes o perifricas el hecho ms visi-ble es la coexistencia sin integracin verdadera de las diferentes formas de accincolectiva de los movimientos sociales por un lado, y de la accin crtica por el otro.Aade que cada una de esas formas parece llevada incluso al extremo de una estruc-tura dualista. El dualismo es un atributo fundamental de una sociedad dependiente.Nos explica Touraine, adems, que si nadie puede aceptar hoy en da las primerasformulaciones de esta nocin la simple yuxtaposicin de regiones ricas y de regio-nes pobres corresponde perfectamente a la ndole de una sociedad dependiente elhecho de que no constituya un mercado nacional, que una parte de la produccin, lams importante y la ms dinmica, est ligada al sistema capitalista internacional yno difunda el efecto de arrastre en el resto del pas, manteniendo en una posicin su-bordinada reserva de materias primas, de hombres y a veces incluso de capitales, ex-plotado por el sector internamente dominante y externamente dominado.

    Plantea, en ese sentido, la cuestin de la oposicin entre fracciones en las cla-ses populares (lo que se aplica tambin al movimiento juvenil) debido en parte ala profesionalizacin, las diferencias salariales y las diferentes condiciones labo-rales que crean esa situacin. Agrega adems que ese fraccionamiento y divisindentro del movimiento popular es la caracterstica ms visible en las sociedadesdependientes. Como todo movimiento social, debe ser definido en trminos declase, pero la clase que representa est cortada en dos por el dualismo econmi-co y social. De otro modo, cmo explicar que el movimiento estudiantil estuvie-ra dirigido en primera instancia por quienes tenan acceso a la educacin, la cla-se media, y en menor medida por los hijos de los obreros.

    Siguiendo esta lnea es entendible, segn Touraine, que:

    la accin de clase no escape al desgarramiento entre una accin demasia-do rpidamente negociada e incorporada al juego poltico y una ruptura-re-tirada que se organiza en torno de los aspectos ms defensivos del movi-miento popular. De all la importancia en el vocabulario poltico, as comoen la poltica social, de actores definidos en trminos bastante vagos, msbien por la defensiva que por la contraofensiva, ms bien por un conflictoen torno de sistemas de representacin social que por un enfrentamiento di-nmico en el sistema de produccin (Touraine, 1988: 83).

    Touraine nos menciona tambin las tres dimensiones de los movimientos so-ciales, en las sociedades dependientes, conformadas por la clase, la nacin y la

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    Hoy da nos encontramos con escasos y dbiles movimientos juveniles queluchan por asuntos de inters inmediato. Sus luchas no se proyectan ms all delmomento en que estn viviendo. Es decir, sus luchas no son por cambios radica-les como en otras pocas. La excusa del momento es que los tiempos cambian,y con ellos los movimientos juveniles. Aunque hay que tener en cuenta que todocambio no necesariamente es positivo.

    4. Una cultura light para los jvenes

    Muy entrelazado a lo anterior, nos encontramos con un nuevo tipo de cultu-ra que estimula el individualismo y el egosmo. Es una cultura, como dira Sarto-ri, para el homo videns en donde priman las imgenes y el no pensar se convier-te en la regla y no en la excepcin.

    Al respecto, nos dice Francisco Beens que:

    antes en las libreras, las obras de los grandes revolucionarios estaban a lavista de todos: el Che, Mao, Kim-Il-Sung, Marx... Hoy da estas obras hansido reemplazadas por los libros y revistas light de naturismo, el cuidado delcuerpo, las tcnicas sexuales, la diettica, el maquillaje, la moda, la psico-terapia al alcance de todos, cmo vencer la edad adulta (...) el hombre dela posmodernidad no se deja guiar por la razn sino por la emocin. Vive unavida l i g h t, sin definiciones, sin consistencia y sin mayores compromisos.Tampoco tiene grandes ideales ni aspiraciones (Beens, 1996: 45-46).

    Definitivamente ste es otro elemento a analizar en el desarrollo y desenvol-vimiento de la juventud actual, ya sea como movimiento social o como un indi-viduo ms en nuestra sociedad.

    Es preocupante ver, principalmente para los profesionales que tenemos algn tipo deexperiencia en la docencia, que los jvenes no tienen inters en participar en los procesosde enseanza-aprendizaje que se dan en las aulas de clase a nivel universitario, que su in-ters est en obtener una nota o calificacin que les permita pasar los cursos o ganarse unttulo. Lamentablemente parece que sus expectativas en cuanto al futuro no les permitenanalizar cul es su papel en la sociedad o entender el mundo en el que se encuentran.

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  • Sentimos, al respecto, que falta mucho por hacer en el mbito de la educa-cin. Es necesario modernizar las estructuras educativas y los currculos de las di-ferentes carreras que se dictan en las universidades. Es necesario, adems, que losdocentes aprendan a ensear a aprender a los estudiantes como mecanismo paraobtener el conocimiento necesario que servir al futuro profesional, no slo en elcampo laboral sino en su diario vivir.

    Los medios de comunicacin social parecen ser otro elemento digno de estu-diar debido a su influencia sobre la juventud. Si a un sistema educativo en crisisle sumamos los medios de comunicacin que en una gran medida contribuyen ala malformacin de los jvenes ms que a informar contribuyen a desinformartenemos un cuadro dantesco. Una pregunta que cabe realizar es Quines se be-nefician con una juventud mal formada, con una educacin dbil y con unas ex-pectativas poco alentadoras sobre su futuro?

    Hasta aqu tenemos algunos elementos de discusin sobre la situacin de la juven-tud, que, si bien no parecen muy halagadores, nos brindan un panorama general quepuede cambiar en cualquier momento, pues los jvenes tienen la dinmica y la fuerzapara hacerlo. En este marco, veamos un poco la situacin de la juventud panamea.

    5. La juventud panamea entre la pobreza y la exclusin

    Panam es un pas con apenas 2.800.000 personas, en su mayora compues-to por jvenes. Un 32.5 por ciento de estos jvenes tiene menos de 15 aos deedad. Amplios sectores de la poblacin panamea viven en condiciones de pobre-za. Tal como nos dice la Estrategia Nacional del Ambiente(volumen 1/7), rela-cionada a los aspectos fsicos, econmicos y sociales de Panam: En 1997, a tra-vs de la Encuesta de Niveles de Vida que incluy, por primera vez, a la pobla-cin indgena y de difcil acceso (...), se estim que un 37.1 por ciento de la po-blacin se encuentra en situaciones de pobreza y un 22 por ciento en extrema po-breza (Autoridad Nacional del Ambiente, 1999: 20). Esto nos brinda una peque-a idea de la sociedad de la que hablamos, en donde la desigual distribucin dela riqueza es uno de sus mayores males.

    El desempleo (al parecer un fenmeno recurrente en toda Amrica Latina) es otrode los grandes males en Panam y se encuentra muy ligado al problema de la pobre-za. Aproximadamente un 15 por ciento de la poblacin panamea econmicamenteactiva se encuentra desempleado. Los jvenes son uno de los sectores ms golpeadospor el desempleo. El 46 por ciento de los desempleados pertenecen al sector jovende la poblacin econmicamente activa. Las estadsticas sealan que por cada 100 j-venes menores de 25 aos, 27 no logran un puesto de trabajo. Esta discriminacin esms notoria entre las mujeres jvenes, cuya tasa especfica de desempleo super el 35por ciento en 1995 (UNICEF, 1997: 33). No es difcil entender, entonces, la frustra-

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    cin que sienten muchos jvenes, que no ven un futuro muy alentador, aun cuandotienen posibilidades de llegar a terminar sus estudios universitarios.

    En este contexto y sin mencionar otros datos que contribuiran a darnos unpanorama ms sombro, encontramos a la juventud panamea en los umbrales delsiglo XXI. Podemos aadir a esto la exclusin de la juventud en lo que a su par-ticipacin poltica y social se refiere. Si bien no contamos con datos sobre un te-ma tan poco estudiado, podemos decir que existe un creciente malestar de los j-venes en lo que se refiere a la poltica: no existe confianza en las instituciones po-lticas (o en quienes las dirigen), pero a la vez tampoco hay iniciativas contun-dentes de participacin por parte de la juventud desde la sociedad civil.

    Parece que las nicas iniciativas en ese sentido se dejan ver en las organiza-ciones de Derechos Humanos y las organizaciones ambientales, en las cuales losjvenes tienen alguna participacin. Un ejemplo palpable de este malestar hacialas instituciones polticas tradicionales se pudo constatar en la acogida, por partede grandes sectores de la juventud, en las elecciones de 1994, del Movimiento Pa-pa Egor dirigido por el cantautor de msica salsa Ruben Blades. Lamentable-mente esta agrupacin tuvo una vida efmera y no mantuvo las expectativas de lajuventud que le apoy en un primer momento, lo que la llev a su extincin.

    6. La juventud panamea y el Canal de Panam

    Recientemente, hemos visto el traspaso a pleno control y jurisdiccin pana-mea del Canal de Panam. En ese sentido, podemos decir, tal como queda regis-trado en la historia patria, que la juventud jug un papel esencial en la lucha porlograr la plena soberana panamea sobre el Canal.

    Desde la independencia de Panam, los movimientos populares, en los cua-les la juventud siempre estaba presente, jugaron un papel protagnico para lograrel respeto y la independencia negada por los Estados Unidos.

    El Movimiento de Accin Comunal, el Movimiento Patritico Nacional, laFederacin de Estudiantes de Panam, dieron su cuota en acciones y manifesta-ciones de repudio a las intromisiones norteamericanas, que en muchos casos cos-t la vida de jvenes panameos con ideales y convicciones firmes, armados s-lo con el valor de saber que la razn les asista. Hoy los resultados estn a la vis-ta; no ha sido fcil, ha costado a los panameos muchas humillaciones entre in-vasiones y ocupaciones militares por parte de la potencia ms grande del mundo.

    A pesar de ello, la juventud actual en Panam dista mucho de aquella confor-mada por los jvenes aguerridos, crticos, estudiosos de la sociedad, de los con-flictos sociopolticos, culturales y econmicos de los aos sesenta. Ms bien esuna juventud aletargada cuya direccin est encaminada a vivir el presente sinimportar el pasado ni el futuro. Es decir, encontramos a una juventud muy ligada

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  • al fenmeno de la cultura lighto a una forma de vida light. Muy superficial y sinnimos de esforzarse por nada. Sin embargo, no queremos slo proyectar una vi-sin negativa del problema, ni convertirnos en voceros del fatalismo.

    Claro que existen jvenes estudiosos y con deseos de superacin, jvenes concapacidad crtica, pero son los menos. Y es que no debemos olvidar que la juven-tud no existe sola ni aislada sino que, como dijimos en un primer momento, de-bemos analizarla en su contexto general, como producto de un sistema.

    7. Consideraciones finales

    El estudio de la juventud no es fcil, en cuanto que no se le puede ver desde unaperspectiva homogeneizada. Las caractersticas propias de la juventud son variadasy deben ser analizadas en el contexto en el cual se desarrollan, aunque no se puedanegar que ciertos problemas por los que atraviesa la juventud latinoamericana seanrecurrentes (pobreza, desempleo, identidad, participacin poltica, entre otros).

    Si bien el contexto socioeconmico y poltico cultural ha sido adverso a la ju-ventud, y esto cabra para toda Amrica Latina, el mayor potencial (o riqueza)que pueden tener nuestros pases se encuentra en su juventud: es ella la llamadaa realizar los cambios que logren llevar a nuestros pases por mejores caminos,con prosperidad y desarrollo.

    En el caso panameo, cabe sealar que la juventud ha jugado un papel muyimportante en las luchas por nuestra soberana. Hoy da la juventud panamea, aligual que en el resto del continente, pasa por una seria crisis propia del sistemaen que se encuentra inserta. La apata propia de los jvenes hacia la poltica qui-zs deba ser enfocada ms como el rechazo a polticas tradicionales que como lafalta de motivacin e inters.

    Qu hacer?, es la pregunta. Vivimos tiempos difciles para los movimientossociales juveniles (y los movimientos sociales en general). La juventud parecefrustrarse ante su impotencia para lograr cambios significativos. Nos parece quela integracin a movimientos ecologistas, de derechos humanos y su insercinlenta pero cada da ms significativa en el campo poltico tiene sus virtudes en es-tos momentos. Ocurre que los jvenes pueden encontrar desde estas organizacio-nes espacios de participacin que les permitan ser escuchados y desde donde pue-dan tener algn tipo de injerencia sobre los asuntos que les interesan o que en unmomento dado les afectan. No queremos decir con ello que los jvenes son revo-lucionarios por naturaleza, pero s que en ellos se encuentran las inquietudesesenciales para lograr cambios significativos en nuestras sociedades, que las po-tencialidades de la juventud son cuasi ilimitadas y que si no creemos en ellos, pa-ra bien o para mal, dejaramos de creer en el futuro de la humanidad.

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    Bolvar E. Franco

  • La participacin social y poltica de los jvenes en el horizonte del nuevo siglo

    Bibliografa

    Autoridad Nacional del Ambiente 1999 Estrategia Nacional del Ambiente.Aspectos fsicos, econmicos y sociales de Panam(Panam, Autoridad Na-cional del Ambiente), vol. 1/7 .

    Beens, Francisco 1996 El reto de la cultura actual,segunda edicin (Pana-m: Universidad Santa Mara La Antigua).

    Donas, Solum y Mendoza, Arnoldo 1996 Adolescencia y juventud en Cen-troamrica y Repblica Dominicana en los aos 90(San Jos: OPS/OMS).

    Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia 1997 (1995) Panam, la ni-ez y la mujer en la encrucijada del ao 2000, segunda edicin (Panam:Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF).

    Gallardo, Helio 1996 Jvenes y juventud: una presentacin, en Revista Pa-sos (San Jos: Departamento Ecumnico de Investigaciones [DEI]), n 6.

    Melucci, Alberto 1988 Las teoras de los movimientos sociales, en Cuader-nos de Ciencias Sociales (San Jos: FLACSO), n 17.

    Touraine, Alain 1988 Movimientos Sociales e Ideologa en las Sociedades De-pendientes, en Cuadernos de Ciencias Sociales(San Jos: FLACSO), n 17.

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