Casablanquismo

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ambién llamado en Córdoba Telurismo, el Casablanquismo es un movimiento que surge a mediados de la década del ’50 y se extiende en las décadas posteriores, como una búsqueda de expresión arquitectónica propia, en reacción a la racionalidad del movimiento moderno. Si bien el Casablanquismo adopta, especialmente aquí, la vivienda individual no faltaron algunos ejemplos de hoteles e iglesias. Surge como una búsqueda de identidad, a partir de la necesidad de hallar raíces válidas para reformular el modelo arquitectónico -sin negar las facetas inevitables y positivas del movimiento moderno- a partir de lo simbólico y los valores expresivos y estéticos. Por otro lado, también expresa un claro rechazo a cierta arquitectura moderna y sus postulados, como el monoblock y los edificios en altura, de imagen foránea, totalmente desarraigada a nuestra cultura y tradición. El resultado de esta corriente es pintoresco y se emparenta con la arquitectura popular mediterránea y con la simple y blanca arquitectura colonial hispánica. Origen y ejemplos Se considera la Iglesia Nuestra Señora de Fátima (1956-1958), en Martínez, provincia de Buenos Aires, obra de los arquitectos Caveri y Ellis, como el origen de este movimiento.

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ambién llamado en Córdoba Telurismo, el Casablanquismo es un movimiento que

surge a mediados de la década del ’50 y se extiende en las décadas posteriores,

como una búsqueda de expresión arquitectónica propia, en reacción a la

racionalidad del movimiento moderno. 

Si bien el Casablanquismo adopta, especialmente aquí, la vivienda individual no

faltaron algunos ejemplos de hoteles e iglesias. Surge como una búsqueda de

identidad, a partir de la necesidad de hallar raíces válidas para reformular el

modelo arquitectónico -sin negar las facetas inevitables y positivas del movimiento

moderno- a partir de lo simbólico y los valores expresivos y estéticos. 

Por otro lado, también expresa un claro rechazo a cierta arquitectura moderna y

sus postulados, como el monoblock y los edificios en altura, de imagen foránea,

totalmente desarraigada a nuestra cultura y tradición.

El resultado de esta corriente es pintoresco y se emparenta con la arquitectura

popular mediterránea y con la simple y blanca arquitectura colonial hispánica.

Origen y ejemplos

Se considera la Iglesia Nuestra Señora de Fátima (1956-1958), en Martínez,

provincia de Buenos Aires, obra de los arquitectos Caveri y Ellis, como el origen

de este movimiento. 

El nombre del movimiento se refiere al título de una exposición denominada La

arquitectura argentina de hoy: 14 casas blancas, inaugurada en el museo de Arte

Moderno de Buenos Aires en 1964. Paralelamente, la revista Nuestra

Arquitectura desarrolló una serie de notas sobre el tema, que ayudó a difundir esta corriente. 

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A nivel nacional, se consideran representativos los arquitectos Claudio Caveri, Horacio Berreta, Miguel Asencio, Eduardo Ellis, Víctor Pelli, Juan Molinos y Rafael Iglesias. 

Con una actitud tradicionalista pero cuya base se asienta en los progresos de la modernidad, en Córdoba se destacaron en esta búsqueda Arias y Taranto, Cuenca y Pardina, Rojo y Borioli, José Ignacio (Togo) Díaz, el estudio Revol, Díaz y Hobbs, entre muchos otros. 

Los mejores ejemplos en nuestra ciudad se encuentran en el Cerro de las Rosas, Urca, Parque Vélez Sársfield, Alto Verde, sectores que estaban conformándose y en plena expansión cuando esta arquitectura cobraba vida. 

Intenciones naturales

Este movimiento sintetiza elementos enraizados en las formas de vida y el clima, algunos materiales de nuestra tradición hispano criolla, y recursos introducidos por el movimiento moderno, como el hormigón a la vista, las gárgolas y las bóvedas de ladrillo. 

En el intento de conseguir una imagen que identifique nuestra arquitectura, alejándola del seriado de la arquitectura moderna internacional, propone una vivienda relacionada con su contexto. 

En cada caso se prioriza el paisaje y la topografía, vinculando la obra con el terreno, y los interiores con los espacios exteriores. 

Se respeta el paisaje, la vegetación existente, revalorizando la autóctona, y buscando

u integración con lo construido. Tipológicamente, se busca abrir los interiores hacia áreas verdes y terrazas.

La presencia de recursos naturales acentúa la expresión formal. Se comienza a imponer el ladrillo visto exterior o interior, con su estética rústica, al desnudo o bien la técnica del bolseado. El aire colonial de estas viviendas se lee en los materiales y en las técnicas constructivas artesanales, en la rugosidad de las soluciones, en la presencia de rústicos hogares, en el equipamiento interior de mampostería, en las carpinterías de madera y las tejas. 

Con respecto a la resolución funcional, se rescatan los patios y las galerías como verdaderos lugares de estar, en busca de las mejores vistas y orientaciones, y como manera de prolongar los interiores hacia el exterior. 

Las viviendas se resuelven según las necesidades de cada usuario, pero a partir de espacios flexibles que permitan los necesarios cambios de uso, que el transcurso del tiempo requiere. 

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Los recintos se resuelven interconectados por diferentes niveles e integrados visualmente por vanos, y ventanas interiores transforman los ambientes en verdaderos lugares para vivir.

Esta arquitectura reinterpreta el movimiento moderno traduciéndolo a nuestro medio físico y social, logrando viviendas actuales pero cordobesas al mismo tiempo. 

Fuente: Artículo sobre Casablanquismo de las arquitectas Berta de la Rúa, Ana María Ortega, Roxana Civalero y Mariana Bettolli.

NTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE LA ARQUITECTURA

CasablanquismoEl casablanquismo es una corriente arquitectónica desarrollada en la República Argentina durante las décadas de 1950 y 1960.El casablanquismo fue una de las primeras búsquedas de identidad arquitectónica en la Argentina, donde la reinterpretación del pasado colonial se combina, y se relaciona, con los elementos vanguardistas modernos del momento, creando así un único estilo basado en la síntesis de ambas corrientes.

A simple vista esta arquitectura es de carácter moderno, donde el predominio del color blanco se relaciona con el cubismo racionalista y el uso del hormigón visto con las primeras intervenciones brutalistas de Le Corbusier. Pero en una observación más profunda y detenida de los interiores y sus espacios y de las técnicas constructivas, podemos apreciar como comienzan a aparecer los elementos que caracterizaron el pasado colonial argentino.Los patios internos como organizadores del espacio y los techos inclinados típicos de la vivienda colonial son los elementos que con más fuerza aparecen, así como también el uso de la chimenea, las galerías, y los interiores maderiles.

En definitiva, el casablanquismo busca generar una arquitectura más humanista, más para el hombre local, respetando sus tradiciones y generando vínculos con el pasado. Pero sobre todo lograr que este hombre local se sienta identificado con el espacio que lo rodea, lograr una arquitectura

ocal, pero con estilo internacional.

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Con el fondo de ese caldero nació y se desarrolló la vida breve del ‘casablanquismo’, movimiento intuitivo, sensible, joven, sincero. Sin duda se trató de una afirmación local frente a la invasión de tipologías foráneas y una indagación sobre las raíces de la propia identidad. Por supuesto, no pueden negarse conexiones ideológicas lejanas con Morris y Ruskin, influencias cercanas del Wright de las prairie houses y empatías inmediatas con el Corbusier de Ronchamp. Pero en lo fundamental se trató de reflexionar pars pro toto, privilegiando el interior (lo real) sobre el exterior (la apariencia), practicando una austeridad medular del diseño a través de la ortogonalidad de la mampostería portante, el dramatismo de las luces rasantes y las texturas cálidas –básicamente madera natural, cerámica rústica y ladrillo encalado–, el contraste entre llenos y vacíos, el despojo ornamental. Una poética novedosa que bebía en ciertas imágenes del pasado colonial pero sin atravesar los umbrales del neo y el folklore. Es verdad que las realizaciones del casablanquismo se restringieron a edificios religiosos (con la iglesia de Fátima, de Caveri y Ellis, como mojón paradigmático y piedra angular), viviendas individuales y conjuntos sencillos; es cierto que muchas veces dio –dimos– la espalda a posibilidades de confort ambiental, y también es indudable que su proliferación epidérmica durante los últimos años sesenta y los setenta se confundió con un folklorismo mediterráneo en el que la

supervivencia de algunas formas escondía la distorsión del equilibrio conceptual con que nació. Pero así y todo –a casi cincuenta años de ese alumbramiento– queda incólume la sinceridad de su óptica cultural, incomparablemente más profunda que cualquiera de los neos locales anteriores y las entelequias actuales o las modas retro que nos acompañan en este nuevo siglo.

EDIFICIO VIRREY DEL PINOProyecto y dirección de obra Arq. Jorge Ferrari Hardoy y Juan KurchanUbicación Virrey del Pino 2446, Capital FederalSuperficie terreno 1024m2Superficie cubierta 2655 m2Año del proyecto 1941Inauguración 1944

Esa necesidad intrínseca que nuestro país posee para mantener el diálogo con las corrientes y un amplio poder de crítica sobre el trabajo realizado en la profesión, han mantenido una fe en el progreso de la arquitectura como sostén fundamental para solucionar paulatinamente los problemas del habitar, en una época que se destacó por una nueva dimensión de recursos. Es en esa búsqueda constante que las soluciones comerciales comulgaron con las arquitectónicas. Un excelente ejemplo de ello, de la influencia de los maestros modernos, de la tecnología y de la profesionalidad es el edificio de Virrey del Pino 2446, proyectado en 1941 y construido en 1944, obra del arq. Jorge Ferrari Hardoy y el arq.Juan Kurchan. 

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Un edificio cuya impronta es la consecuencia del período analizado, de los cambios que se produjeron en la sociedad y en la arquitectura, que busca la alternativa en los suburbios pero que la trae a la realidad, que

en pudiera haberse hecho en París o en Barcelona, que tiene una magia que no se puede describir y es casi imposible de enseñar. Que aparece en el tablero cuando la mentalidad es diferente, cuando los procesos se han asimilado. Un ícono del arribo de la Modernidad en Buenos AiresLos arquitectos proyectaron esta obra, ubicándola sobre el fondo del lote, respetando un añoso eucaliptus y ventilando los locales principales. Los coloridos brisesoleil de la fachada se erigen, precisamente, en uno de los elementos distintivos del espíritu de la época. El lote de forma trapezoidal fue aprovechado rescatando la ortogonalidad que se verificaba en las líneas del fondo, mientras que hacia el frente se encontraba la línea municipal pero atravesaba el lote en forma diagonal. Por eso la volumetría del edificio deja libre el frente, generando un vacío urbano con una gran calidad en sus proporciones.El edificio se concibió con distintos tipos de viviendas de acuerdo a la constitución familiar del posible usuario y con la flexibilidad de sus plantas frente a un posible cambio de necesidades requerido por el usuario a través del tiempo. En planta baja, se proyectó un local para uso común del edificio que pudo ser sala de lectura, también utilizado como guarderíaLas características tan particulares de este proyecto respondían en gran medida al pensamiento del maestro de ambos profesionales, Le Corbusier, con quien habían colaborado para el Plan de Buenos Aires unos años antes. La idea corbusierana de un edificio que contuviera en sí mismo todos

os servicios, siguiendo el modelo de la Unidad Habitacional de Marsella, fue una fuente de inspiración para ambos. También lo fue la idea de integrar la modernidad a la trama urbana de manera diferente, rompiendo el esquema de patios interiores y saliendo del alineamiento de la cuadra característicos de Buenos Aires.

La presencia de los árboles constituye el centro del juego estético de la propuesta. Los eucaliptus se encuentran incluidos dentro del mismo volumen edilicio, rodeados de vigas, en una fusión inédita entre arquitectura y naturaleza, una continuidad que ciñe la una a la otra con resonancias organicistas.

Un dato interesante es que cuando se proyectó este edificio, la altura obligatoria de los locales era de tres metros. Como la intención de Kurchan y Ferrari Hardoy era obtener más pisos dentro de la altura total reglamentaria, fue necesario disminuir la altura de los locales, algo que no estaba permitido en el código. Finalmente,

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los autores consiguieron un permiso especial por el cual Virrey del Pino 2446 fue el primer edificio porteño cuyos locales tuvieron 2.70 metros de altura.La innovadora idea de los servicios centralizados respondió no sólo al modelo corbuseriano, también se inspiró en otro edificio, el High Point Number II, construido en 1938 por el Grupo Tecton en Londres. En esta obra había además carritos de cocinas, camas rebatibles, muebles futuristas de todo tipo que, integrados, conformaban una verdadera máquina moderna.Kurchan y Ferrari Hardoy, autores del BKF junto con Bonet, proyectaron

y diseñaron también los muebles para distintas unidades. Incluso, algunas de ellas fueron entregadas con los muebles instalados, como un placard móvil de vidriera integrada. También, para mostrar a los posibles compradores, se amueblaron especialmente algunas unidades.Con el edificio de Virrey del Pino, Kurchan y Ferrari Hardoy dieron comienzo a un lento viraje cultural de la cultura arquitectónica argentina hacia un nuevo clima de ideas que continúa vigente hoy en día.

El edificio Los Eucaliptus, Ubicado en la calle Virrey del Pino 2446 del barrio Belgrano, fue proyectado por los arquitectos Juan Kurchan y JorgeFerrari Hardoy. Se diseñó y construyó entre 1941 y 1944.

El edificio se desarrolló en un contexto histórico de escasez de materiales, a raíz de la segunda guerra mundial, lo que obligaba a recurrir a los elementos disponibles dotándolos de la mayor variedad de funciones posibles. Los Eucaliptus expresa una conjunción entre la escasez de materiales propia de la coyuntura histórica con la elección ética y estética del modernismo, a favor de la elegancia en la escasez.“Los Eucaliptus” responde al programa modernista impulsado por Le Corbusier, quien desarrolla una idea alternativa de ciudad moderna jugando con lo vacío, con lo lleno y la relación entre ambos.Si el eje de la preocupación urbana convencional se centraba en la conexión de los espacios sin atender a la cualidad de los mismos, la propuesta de esta escuela es innovadora. Propone un entretejido funcional y cualitativo de cuatro situaciones propias

de la trama urbana, contemplando lo individual y lo colectivo: alojamiento sano (luz, aire y sol), lugares de trabajo como sitios de actividad humana natural, espacios de esparcimiento proporcionales a las otras funciones vitales y redes circulatorias que garanticen los intercambios entre ellos.

“los Eucaliptus” se hace cargo de esta propuesta moderna. Reproduce a escala habitacional estos conceptos, armonizando situaciones colectivas e individuales. Frente al modo habitual de la época para configurar la trama urbana, esta obra antepone un una

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zona vacío entre lo macizo. Esta marca emerge al desplazar el plano de la fachada hacia el fondo del lote, generando una zona de transición y encuentro entre el espacio colectivo de la calle y el personal del hábitat. El vacío articula un diálogo entre lo privado y lo público.La distancia que establece entre obra y observador genera una perspectiva que permite apreciarla, y posibilita la lectura de los sucesivos planos con que fue concebida. Propone así un recorrido progresivo que se inicia en el ojo, continúa con el paso y se profundiza en el encuentro del cuerpo con la materia.Igualmente, si la relación usual con la naturaleza es de sometimiento en pro de la obra tecnológica, este edificio plantea un diálogo con ella. La obra se modela respetando los eucaliptus existentes ubicados en la zona elegida para implantarla. Incorporándolos en el diseño, otorga singularidad a la obra.La disposición de las plantas y funciones de las mismas da cuenta también de este programa de la

modernidad: coexistencia dialógica entre lo individual singular y lo colectivo. La propuesta era brindar viviendas modernas de diferentes tamaños y espacios compartidos.Se trata de dos cuerpos que conforman una L. Un sector tiene nueve pisos de viviendas que incluyen 4 departamentos dúplex y un penthouse de doble altura en el último piso. El otro sector es un restaurante abierto al público. Propone servicios centralizados, estacionamientos, salón de lectura compartido, lavadero común y restaurante. Todo ello precedido de un parque mirando hacia la calle.Todo el programa de Los Eucaliptus, desde las opciones plasmadas en los planos hasta su materialización, acentúa el uso elegante de la escasez.Esta marca corbuseana sugiere una ética en la estética.La ética es una postura interna donde yace un criterio rector de las decisiones que se adoptan en diversos planos. El criterio ético rector en este caso es “la elegancia en la escasez”. La adopción de la escasez como recurso y su despliegue en diversas posibilidades de uso convergen en la elegancia y la funcionalidad de la obra. La ética en la estética de esta obra moderna puede definirse así: maximizar la potencialidad expresiva y funcional apelando a la escasez de recursos.Consecuencia de esta elección, Los Eucaliptus posee tres rasgos que marcan el programa moderno: organización geométrica rigurosa; aprovechamiento al máximo del espacio e incorporación de la naturaleza a la obra, dotándola de protagonismo.Diversas situaciones dan cuenta de este modo particular de apreciar y usar la

scasez, convirtiéndola en un leitmotiv del programa. La ausencia de adorno, la austeridad o simpleza operan como valor funcional y estético.La estructura de hormigón armado se evidencia en la trama de la fachada. La decisión de dejarla a la vista posibilita su doble función de investidura y estructura. La estructura de hormigón “es” función organizadora y estética.Un mismo elemento se desenvuelve en una sucesión de diferentes planos, de distintos espesores y diversas materialidades. Unos pocos elementos se combinan en una variedad tal de funciones, que generan un acondicionamiento natural de luz, ventilación y temperatura. Se trata de lograr el máximo de posibilidades con pocos materiales. Otra

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vez, en la selección y uso de los materiales de detalles prima la opción ética y estética por lograr mucho con poco.Las planillas de carpintería en los planos muestran una cuidadosa elección del diseño, de la forma, del ensamble y del mecanismo para configurar un objeto, ya sea carpintería, mueble, o revestimiento. El mismo material – madera- aparece extendido en todo su repertorio: la carpintería es un catálogo de variantes de uso de la madera.En el caso del material vidrio, la gama incluye vidrio transparente, translúcido y ladrillo de vidrio. Su disposición y combinación compone una situación en la que cada tipo de vidrio cumple una función diferente en relación ojo-luz. El resultado son sutiles velos armonizados en diferentes texturas de luz para tamizar la mirada.Este diseño, que responde a la orientación noroeste del edificio,

implica un compromiso ético con la obra, su entorno y sus habitantes. Se eligen

materiales que atenúen el impacto de la luz generando luminosidades de distinta

intensidad y un ambiente confortable.

En cuanto a las ventanas, la obra recurre a paneles fijos, ventanas de abrir y

banderolas. El efecto de su disposición es un repertorio de posibilidades de

apertura que, conjugadas, generan corrientes y ventilaciones. Esto garantiza un

acondicionamiento natural de temperatura.

La propuesta contempla la opción por el uso de parasoles. Su mecanismo de

funcionamiento posibilita una gradación de posiciones que va desde el total

oscurecimiento a la luz total. A su vez, este sutil mecanismo calibra, junto con la

gama de ventanas, luminosidad, ventilación y temperatura.

En síntesis, desde el proyecto, la estructura, la obra mayor y los detalles, esta

propuesta combina una reducida selección de materiales en base a su

“calidad y cualidad”. Tres palabras para definir esta obra modernista que apostó

con éxito a una ética en la estética: Selectividad, austeridad y versatilidad

funcional. Y una apuesta: innovación.

BIOGRAFIA

Juan Kurchan nacido en Buenos Aires (1913 - 1972)

Jorge Ferrari Hardoy nacido en Buenos Aires (1914-1977)

Estudian la carrera de arquitectura en la Universidad de Buenos Aires. 

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En 1937 viajan juntos a Europa en el año completando su formación en el estudio

de Le Corbusier donde trabajan en el desarrollo del “Plan 

Director para Buenos Aires”.

En 1938 participan en la creación del grupo "Austral" del que

también formaban parte Antonio Bonet .En ese mismo año Bonet, Kurchan y Ferrari Hardoy diseñan el famoso sillón BKF. La pieza, que entró en la historia del diseño internacional, fue especialmente diseñada para los ateliers de este último en Suipacha y Esmeralda, obteniendo en 1940 el Premio de la Comisión Nacional de Cultura y el Primer Premio de la Comisión Nacional de Bellas Artes.En 1941, Kurchan y Ferrari Hardoy, a través del estudio armado en forma conjunta, fue ron responsable de obras de vanguardia, como los departamentos transformables de O´Higgins 2319, la cual sirvió como ensayo de un conjunto de principios que se realizaron plenamente en el edificio de vivienda colectiva "Los eucaliptos" en la calle Virrey del Pino 2446 (1941/1943), las viviendas unifamiliares de Conesa 1182 y las de Rivadavia 613, todas en Buenos Aires.

PLAN DIRECTOR PARA BUENOS AIRES -1937Impresionado por esa visión desde el río, Le Corbusier propuso la construcción de una "ciudad de los negocios", una docena de torres vidriadas desplazadas hacia el sur de lo que es hoy el Centro porteño, con la intención de revitalizar el Riachuelo y articularlo con Avellaneda. Su propuesta también contemplaba la unión entre los ferrocarriles norte y sur, autopistas en el mismo sentido y la proyección de un aeropuerto sobre el río. ¿Qué representaban esos edificios tan puros y luminosos para Le Corbusier? "Sede de comando en el orden, en la organización, en la reflexión, en la grandeza, en el esplendor, en la dignidad, en la belleza“.

PLANEAR BUENOS AIRES EN PARISCuando Kurchan y Ferrari Hardoy se le aparecieron en su atelier de París, Le Corbusier los enganchó para trabajar en el Plan para Buenos Aires. En un año estuvo listo: era mucho más específico que aquellos bocetos iniciales de 1929 e incluía varias modificaciones. Los rascacielos de la ciudad de los negocios se erguían en una plataforma sobre el río y eran el extremo de una línea que tenía del otro lado Plaza Congreso, donde se consolidaba un centro cívico; en cruz, hacia el norte, el parque, y hacia el sur, el área productiva. El proyecto ya incluía la General Paz y Ciudad Universitaria. Y proponía un puerto en Avellaneda y una "transformación molecular" de la grilla de manzanas. Se trataba de un plan que combinó ideas propias con otras ya desarrolladas a nivel local, con alguna variación, y eso, dice Liernur, relativiza otro mito corbusierano: su radicalidad e inclinación a la tabla rasa.

GRUPO AUSTRALEn setiembre de 1938 se funda el grupo Austral, cuyos estatutos fueron concebidos sobre

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la base de los del GATCPAC (la rama catalana del GATEPAC, Grupo de Arquitectos y Técnicos Españoles para el Progreso de la Arquitectura Contemporánea).El primer núcleo de Austral lo forman Antonio Bonet, Jorge Ferrari Hardoy, Juan Kurchan, Juan A. Lepera, Abel López Chas, Luis Olezza, Alejandro Vera Barros, Samuel Sánchez de Bustamante, Itala Fulvia Villa, Hilario Zalba y Simón Ungar.

Sus integrantes logran plasmar sus renovadas ideas arquitectónicas en la publicación que llevó el mismo

re del grupo, y de la cual se editan sólo tres números insertados en la revista Nuestra Arquitectura, dirigida por Walter Hylton Scott.El manifiesto dado a conocer en la primera entrega de la revista Austral, sostiene “el estudio de la arquitectura como expresión individual y colectiva; el conocimiento profundo del hombre (...) como motor de nuestras realizaciones; la integración plástica con la pintura y la escultura; el planteo de los grandes problemas urbanísticos de la República. Este es el camino trazado a nuestra acción".Para el arquitecto Jordi Roig, tanto el manifiesto Austral, redactado por Bonet junto con Ferrari Hardoy y Kurchan, como el texto "Nuevas precisiones sobre Arquitectura y Urbanismo", escrito por el primero de ellos en 1950, explican de manera diáfana, la dualidad, la tensión permanente de su pensamiento. Esa coexistencia del mundo de lo individual, de lo anárquico e informe con las ideas del funcionalismo, del avance social, de la utopía del progreso, se expresan claramente en su forma de concebir la arquitectura".El grupo Austral, fundado en la primavera de 1937 por los jóvenes Juan Kurchan, Jorge Ferrari Hardoy y Antonio Bonet, entre otros, introdujo la novedad de articular arquitectura moderna y urbanística, en la que la arquitectura era concebida como una manifestación particular de ideas generales y amplias sobre la ciudad.Los miembros del austral eran corbuserianos no sólo porque concebían a sus proyectos y obras como semillas o fragmentos anticipados de la ciudad futura,

ino porque además, como los viejos maestros académicos, pensaban que eran posible (y deseable) imaginar una ciudad como un proyecto a gran escala.Su propuesta buscaba unir aspectos aparentemente opuestos: por un lado grandes masas poblacionales y por el otro, la naturaleza. Para ellos era necesario recuperar la armonía alguna vez existente entre seres, naturaleza y objetos. Este acto de restauración no podía concebirse por segmentos, sino que era básicamente estético. Así, las estéticas modernas pasaban a convertirse en herramientas al servicio de este fin.La resolución de la contradicción entre urbe y naturaleza radicaba en la liberación del terreno, es decir la creación de edificios en medio de zonas verdes. Esta acción sólo era posible gracias al uso de las técnicas más modernas de construcción de edificios en altura, las placas que los miembros del Austral llamaban manzana vertical. En este marco teórico se encuadra la obra de la calle Virrey del Pino, una muestra del

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germen de aquella soñada ciudad futura del grupo Austral.El Grupo Austral existe formalmente desde septiembre 1937 a julio de 1941, se forma con el propósito de lograr una transformación de la arquitectura, y con la convicción de que para lograr este objetivo era necesario unir un conjunto de personalidades que pudieran influir sobre la opinión pública.El primer núcleo de Austral lo forman Antonio Bonet, Jorge Ferrari Hardoy, Juan Kurchan, Juan A. Lepera, Abel López Chas, Luis Olezza, Alejandro Vera Barros, Samuel Sánchez de Bustamante, Itala Fulvia

illa, Hilario Zalba y Simón Ungar.En 1939 se publica su manifiesto de fundación, que se publica en la revista Austral, insertada dentro de la revista Nuestra Arquitectura.El manifiesto dado a conocer en la primera entrega de la revista Austral, sostiene “el estudio de la arquitectura como expresión individual y colectiva; el conocimiento profundo del hombre (...) como motor de nuestras realizaciones; la integración plástica con la pintura y la escultura; el planteo de los grandes problemas urbanísticos de la República. Este es el camino trazado a nuestra acción".Para el arquitecto Jordi Roig, tanto el manifiesto Austral, redactado por Bonet junto con Ferrari Hardoy y Kurchan, como el texto "Nuevas precisiones sobre Arquitectura y Urbanismo", escrito por el primero de ellos en 1950, explican de manera diáfana, la dualidad, la tensión permanente de su pensamiento. Esa coexistencia del mundo de lo individual, de lo anárquico e informe con las ideas del funcionalismo, del avance social, de la utopía del progreso, se expresan claramente en su forma de concebir la arquitectura".

Entre las acciones que plantea el grupo Austral para lograr su objetivo se encuentran, la publicación de el Manifiesto, la conexión con industriales vinculados a la construcción, la construcción de un Pabellón que funcionara como centro de difusión de las ideas del grupo, la relación con la UOC Universidad Obrera de la construcción, participación en conjunto en aquellos concursos que fueran de interés prioritario para el grupo.

CasablanquismoEl casablanquismo es una corriente arquitectónica desarrollada en la República Argentina durante las décadas de 1950 y 1960.

El casablanquismo fue una de las primeras búsquedas de identidad arquitectónica en la Argentina, donde la reinterpretación del pasado colonial se combina, y se relaciona, con los elementos vanguardistas modernos del momento, creando así un único estilo basado en la síntesis de ambas corrientes.

A simple vista esta arquitectura es de carácter moderno, donde el predominio del color blanco se relaciona con el cubismo racionalista y el uso del hormigón visto con las primeras intervenciones brutalistas de Le Corbusier. Pero en una observación más profunda y detenida de los interiores y sus espacios y de las técnicas constructivas, podemos apreciar como comienzan a aparecer los elementos que caracterizaron el pasado colonial argentino.

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Los patios internos como organizadores del espacio y los techos inclinados típicos de la vivienda colonial son los elementos que con más fuerza aparecen, así como también el uso de la chimenea, las galerías, y los interiores maderiles.

En definitiva, el casablanquismo busca generar una arquitectura más humanista, más para el hombre local, respetando sus tradiciones y generando vínculos con el pasado. Pero sobre todo lograr que este hombre local se sienta identificado con el espacio que lo rodea, lograr una arquitectura local, pero con estilo internacional.

Una de las obras más significativas es la Iglesia Nuestra Señora de Fátima, 1953, en Buenos Aires, obra de Claudio CAVERI y Eduardo ELLIS Imágenes