Carta a Pedro Laín Entralgo

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CARTA ABIERTA A D. PEDRO LAIN ENTRALGO (comenzada en julio 1997 -terminada en enero 2000) Querido D. Pedro Laín; muy estimado ex-camarada : Quisiera referirme a su importante libro “Descargo de conciencia ” (1930-1960). Era un libro que sólo conocía de referencias... Se le citaba; se le elogiaba mucho... principalmente por parte de los “rogelios”... Me “barruntaba” su contenido, pero quería leerlo y conocer por mí mismo en qué consistía ese “descargo de conciencia” que tanto elogiaban los conocidos “rogelios”. Como estaba agotado, hasta fecha reciente, y a través de la Biblioteca de la Facultad de Filosofía, no he podido leerlo. Frente a los elogios , en abstracto, antes citados, quisiera yo terciar y emitir un juicio crítico sobre algunos puntos concretos... Ya sé que escribo muy “a toro pasado”. Manejo la edición de 1989... y compruebo que su 1ª edición data de 1976... Lástima... me hubiera gustado poder escribirle esta carta hace 20 años. La escribo ahora, en forma de “carta abierta”, porque en realidad ya me imagino que a Vd. a estas alturas y en esta etapa tan avanzada de su vida, mis comentarios le sobran... y más bien le resbalaran... Lo hago, sin embargo, de “cara a la posteridad”; para dejar constancia... Entiéndaseme bien... no es con el propósito de “pasar a la posteridad”, sino porque me martillea en mi conciencia aquello de “el que calla otorga”... Escribo, pues, esta “carta abierta” no como Vd., en “descargo” de mi conciencia, sino como una obligación ante propios y extraños... porque para mí sería un cargo de conciencia el callarme... 1) Febrero 1956. Sucesos en la Universidad . Escribe Vd. en p. 424 de su libro: a)”...Dígaseme si no es en verdad bochornoso -civil, ética y estéticamente bochornoso- el siguiente espectáculo. Entre las diez y las once, sin que en el interior de la Universidad se hubiera producido la menor perturbación visible, invadieron la casa de San Bernardo densos grupos de individuos con camisa azul, que por su apariencia distaban mucho de pertenecer al alumnado universitario, provistos de porras y otras armas (sic) , los cuales, no satisfechos con sus actos de violencia contra los estudiantes que encontraron al paso, arremetieron contra diversos enseres de la Universidad...” b) “A gritos, con qué otros recursos podíamos actuar nosotros, Manuel Torres López y yo nos opusimos al vandálico atentado . Poco más tarde el tropel de los asaltantes abandonaba el edificio cantando “Cara al Sol”, todos muy orgullosos sin duda, de su heroica acción punitiva...” Comentarios. - No es cierto lo que Vd. escribe. Yo estaba allí. Yo formaba parte de esos “densos grupos de individuos ”. Yo fui uno de los “asaltantes ”. Por mi apariencia, lo reconozco, “distaba mucho de pertenecer al alumnado universitario...”, como Vd. señala... Para mi desgracia, añado yo... ! Que más hubiera querido yo! Yo no pertenecía a ese reducido grupo de privilegiados que en la España de 1956 podía cursar estudios en la Universidad... Yo entonces tenía edad para ello -y creo que también nivel intelectual suficiente, al menos comparándome con los privilegiados presentes entonces en la Universidad.

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CARTA ABIERTA A D. PEDRO LAIN ENTRALGO

(comenzada en julio 1997 -terminada en enero 2000)

Querido D. Pedro Laín; muy estimado ex-camarada : Quisiera referirme a su importante libro “Descargo de conciencia” (1930-1960). Era un libro que sólo conocía de referencias... Se le citaba; se le elogiaba mucho... principalmente por parte de los “rogelios”... Me “barruntaba” su contenido, pero quería leerlo y conocer por mí mismo en qué consistía ese “descargo de conciencia” que tanto elogiaban los conocidos “rogelios”. Como estaba agotado, hasta fecha reciente, y a través de la Biblioteca de la Facultad de Filosofía, no he podido leerlo. Frente a los elogios , en abstracto, antes citados, quisiera yo terciar y emitir un juicio crítico sobre algunos puntos concretos... Ya sé que escribo muy “a toro pasado”. Manejo la edición de 1989... y compruebo que su 1ª edición data de 1976... Lástima... me hubiera gustado poder escribirle esta carta hace 20 años. La escribo ahora, en forma de “carta abierta”, porque en realidad ya me imagino que a Vd. a estas alturas y en esta etapa tan avanzada de su vida, mis comentarios le sobran... y más bien le resbalaran... Lo hago, sin embargo, de “cara a la posteridad”; para dejar constancia... Entiéndaseme bien... no es con el propósito de “pasar a la posteridad”, sino porque me martillea en mi conciencia aquello de “el que calla otorga”... Escribo, pues, esta “carta abierta” no como Vd., en “descargo” de mi conciencia, sino como una obligación ante propios y extraños... porque para mí sería un cargo de conciencia el callarme... 1) Febrero 1956. Sucesos en la Universidad. Escribe Vd. en p. 424 de su libro: a)”...Dígaseme si no es en verdad bochornoso -civil, ética y estéticamente bochornoso- el siguiente espectáculo. Entre las diez y las once, sin que en el interior de la Universidad se hubiera producido la menor perturbación visible, invadieron la casa de San Bernardo densos grupos de individuos con camisa azul, que por su apariencia distaban mucho de pertenecer al alumnado universitario, provistos de porras y otras armas (sic), los cuales, no satisfechos con sus actos de violencia contra los estudiantes que encontraron al paso, arremetieron contra diversos enseres de la Universidad...” b) “A gritos, con qué otros recursos podíamos actuar nosotros, Manuel Torres López y yo nos opusimos al vandálico atentado. Poco más tarde el tropel de los asaltantes abandonaba el edificio cantando “Cara al Sol”, todos muy orgullosos sin duda, de su heroica acción punitiva...” Comentarios.- No es cierto lo que Vd. escribe. Yo estaba allí. Yo formaba parte de esos “densos grupos de individuos”. Yo fui uno de los “asaltantes”. Por mi apariencia, lo reconozco, “distaba mucho de pertenecer al alumnado universitario...”, como Vd. señala... Para mi desgracia, añado yo... ! Que más hubiera querido yo! Yo no pertenecía a ese reducido grupo de privilegiados que en la España de 1956 podía cursar estudios en la Universidad... Yo entonces tenía edad para ello -y creo que también nivel intelectual suficiente, al menos comparándome con los privilegiados presentes entonces en la Universidad.

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Sin embargo yo, en 1956, a los 21 años era un oficinista (un mero “chupatintas”), que no había podido cursar el Bachillerato -igual que la gran mayoría de los jóvenes españoles de mi generación, tanto fuesen de familias del “Bando Nacional” como procedentes del “bando rojo”- y no me consideraba -ni me considero ahora- inferior, intelectualmente hablando, a los Múgica Herzog; Ramón Tamames; Javier Pradera, Pedro Schwartz, Sánchez Ferlosio,etc. Yo hago el Bachillerato a los 30 años -animado, más bien “empujado” por algunos de mis camaradas falangistas. Mientras, me titulo como Graduado Social (Escuela Social de Madrid, con profesores como Viñas Mey; Pérez Botija, etc.);y luego hago la Licenciatura y el Doctorado en Derecho; Licenciatura y Doctorado en Ciencias Políticas; consigo -mediante unas “rocambolescas” oposiciones- ser hoy profesor titular numerario de dos asignaturas jurídicas, etc. Y todo ello, naturalmente, sin dejar nunca de ser oficinista/chupatintas... desde los 16 años en que conseguí mi primer empleo... siempre dependiendo de mi sueldo mensual, como asalariado, porque mi familia “franquista” no podía dejarme nada... bastante hizo con salvar la vida en la “Zona roja” -la España de las libertades y del Gobierno legítimo como ahora se le quiere denominar, ante el cobarde silencio de tantos y tantos... Otro “dato sociológico” más que quiero añadir, no por elogiarme indirectamente, sino más bien para subrayar el “despiste” en el que Vd. y tantos otros se han movido siempre en el terreno de la “España real”... Abundando en la idea de que hemos sido centenares de millares de españoles que en la década de los 40, de los 50 y de los 60 “perdieron el tren del Bachillerato” y que a partir de los 14, 15 años (mis amigos del barrio) o de los 16 (los de familias de clase media-baja, como yo; los “vencedores” que -económicamente- habían perdido todo en la guerra... si bien contentos de haber salvado la vida...), debieron ponerse a trabajar como asalariados, para ganarse la vida, o al menos para poder aportar algo a la economía familiar... Todavía en 1969, cuando me licencio en Derecho, he de rechazar -y bien a mi pesar- una sorprendente oferta del prestigioso catedrático de Derecho Penal Rodríguez Devesa de integrarme en su cátedra como profesor ayudante o similar...El formaba parte del tribunal del examen de Licenciatura.. Según me enteré luego, le había impresionado gratamente mi ejercicio de exposición oral (y comprobar mi nivel en alemán, ingles y francés..). Terminados los exámenes, se acercó amablemente y me formuló su propuesta... Imposible... Yo dependía económicamente de mi sueldo fijo en la oficina; en una empresa privada... Ni soñando podía yo dejarlo y dedicarme a la Universidad, con unos ingresos anuales en aquella época, de 1.500 ptas. Eso podían hacerlo los “hijos de papa”; los privilegiados del Régimen -económicamente hablando, repito- Suponía un fabuloso y risueño porvenir... viviendo a costa de la familia, mientras se preparaban una sólida vida académica... Sin embargo, yo, después del examen, esa misma mañana, tenía que volver a trabajar a la oficina... y al dia siguiente, también... Igual que me ocurriría más tarde, cuando concurría en las oposiciones a cátedra. Todo lo que había hecho hasta entonces, más lo que había de estudiar después, debía realizarlo “por fuera aparte”, como decían mis amigos de la “mili”... cuando terminaba mi jornada laboral; como “alumno libre”. Esta “circunstancia sociológica” que le apunto más arriba, me da la impresión de que Vd. la desconocía en 1956 , la desconocía cuando escribe su libro y la desconoce hoy en 1997... al igual que todos los privilegiados que cursaban estudios en la Universidad de aquella época... y hoy presumen de “perseguidos del franquismo”, cuando la realidad sociológica demuestra, con cifras estadísticas, que eran verdaderos “privilegiados del régimen de Franco” (... repito, sociológicamente hablando, con los textos de Carlos Marx en la mano...). No crea Vd. que trato de aprovechar la coyuntura de esta “carta abierta” para ponerme plumas... Quiero subrayar el desconocimiento de la España real de 1956 que Vd. tenía entonces y que sigue teniendo ahora (igual que tanto famoso “perseguido del régimen” o de los “abajo firmantes” pretendidamente defensores de los “derechos humanos” en la “oprobiosa dictadura”, etc.).

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Para que se haga mejor idea del clamoroso “despiste” en que vivían Vds. en 1956 -tanto autoridades académicas como ilustres “activistas”- añadiré a lo anteriormente dicho otro dato sociológico más: Mi hermano mayor -de la generación que no combatió en la guerra, por muy poco, al tener 14 ó 15 años entonces, pero que las autoridades de la Zona “libre y democrática” -léase Zona roja- intentaron por dos veces reclutarle y mandarle al frente... al terminar la guerra, y a pesar de pertenecer inequívocamente a una familia de los “vencedores”, no puede dedicarse a estudiar el Bachillerato e ingresar en la Universidad... Ingresa de soldado voluntario en el Ejército del Aire y no por su vocación militar precisamente (no tenía ninguna)... sino para poder comer a diario... y tener un lugar fijo donde poder dormir todos los dias y sucesivos, ante el panorama económico familiar que nos encontramos en 1939; Año de la Victoria... Pues bien, el dato sociológico a subrayar -y a restregar a los “privilegiados del régimen de Franco”, pretendidos perseguidos de la “oprobiosa dictadura”- es que mi hermano mayor es algo así como 5 ó 10 veces superior a mi en inteligencia; memoria; capacidad de estudio, etc. De pequeño había sido uno de esos “niños prodigio”, dotado de una inteligencia de carácter universal verdaderamente asombrosa... Tanto en el aspecto artístico como en el técnico; un “pequeño virtuoso” del piano; un excelente dibujante; un cerebro especialmente dotado para las matemáticas; los idiomas... en fin, para todo... A pesar de lo antedicho, mi hermano mayor -hoy 75 años de edad- no tiene el Bachillerato; no ha cursado estudios universitarios.... Y es -vuelvo a repetir- de “familia franquista”; de los “vencedores”... y yo jamás le he oido quejarse, ni reprochar lo más mínimo al régimen de la “oprobiosa dictadura”. “...provistos de porras y otras armas...”. Falso. Absolutamente falso. Yo formaba parte de la Centuria XVI de Montañeros de la Guardia de Franco y puedo certificar que, al mando de nuestro Jefe de Centuria Manuel Cepeda -panadero de profesión pero con más inteligencia que muchos de los rogelios “intelectuales” que a Vd. le rodeaban.. y con capacidad de mando para dirigir en las filas de su centuria un insólito y maravilloso conglomerado de falangistas obreros, oficinistas, estudiantes universitarios; funcionarios ex-combatientes de la División Azul -e incluso un ex-combatiente de la guerra Civil; Subjefe de Centuria, que ese día no pudo asistir- fuimos convocados y asistimos, para “invadir” la Facultad de Derecho, “armados” (sic) únicamente de nuestra camisa azul (i.e. la “postinera” como jocosamente siempre la hemos denominanado...) “... los cuales, no satisfechos con sus actos de violencia contra los estudiantes (sic) que encontraron a su paso...”. Falso. Absolutamente falso. Yo estaba allí. Yo formaba parte de las “huestes invasoras” y puedo certificar que no hubo ni el más leve acto de violencia... Por la sencilla y poderosa razón de que no hizo falta... Dice el refrán que “dos no se pegan si uno no quiere”... Cuando llegamos allí los varios centenares de falangistas -quizás miles...? Imposible saberlo. Mi visión se limitaba a unos pocos metros cuadrados en derredor... No podía dedicarme a deambular y hacer recuento... Difícilmente pudo hacerlo nadie... Formábamos un verdadero “apretujamiento” en los pasillos; en la escalinata; en el patio-jardin... Entre clase y clase, los estudiantes -con muy buen criterio- optaron por no salir de sus aulas. Al término de las clases; de la jornada, (hacia las 13,30 h??), puedo certificar -por lo que se refiere a mi campo visual, estando yo al pie de la escalinata- que descendieron, en forma agrupada, varias decenas de estudiantes (todos ellos masculinos; ni una sola chica, lo recuerdo perfectamente, camino de la salida; de la calle, cantando el “triste y sola... sola se queda Fonseca...” a pleno pulmón, que repetían una y otra vez, hasta alcanzar la calle... Pero cosa curiosa: a) No todos los estudiantes cantaban.. Parecía como si muchos de ellos no quisieran secundar la iniciativa de quienes iniciaron la canción. b) Me chocó sobremanera que quienes cantaban a pleno pulmón lo hacían -mientras bajaban la escalinata y salían luego a la calle- con la mirada puesta en el vacío; otros hacia el techo; otros hacia el lado donde no había nadie... Mientras nosotros, parados, de pie allí, los

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veíamos bajar y los mirábamos fijamente, casi “retratándoles”... Tan es así, que en uno de los estudiantes reconocí a un alumno mío (... No es un “lapsus” ni una contradicción con lo que llevo dicho... En 1956 yo, aparte de “chupatintas”, también era profesor de Inglés -desde los 18 años- en el prestigioso “Instituto Briam” de Madrid... y luego también fui profesor de Alemán, etc.) ... Este estudiante de 4º curso de Derecho estudiaba también idiomas... Durante décadas he sido pues, no solo empleado, sino “pluri-empleado”... Todavía recuerdo la cara de sorpresa -mas bien de “estupor” de este alumno cuando vio que yo le saludaba sonriente, desde abajo, de camisa azul (ah, por cierto, todos íbamos con chaqueta/americana puesta. Yo no vi a ningún camarada que fuese en mangas de camisa ... No hizo falta dar ninguna orden expresa... A nadie se le ocurrió... Ni hacía tiempo para ello (mes de febrero), ni tampoco íbamos a cruzar Madrid desde nuestras casas exhibiéndonos de uniforme y tener que dar explicaciones a los amigos o conocidos con los que nos tropezásemos por el camino... Ni que decir tiene que si se llega a dar la orden de presentarse en la Universidad de camisa azul exclusivamente, lo hubiéramos hecho...). Precisamente mi alumno era de los que no cantaban, pero bajaba la escalinata muy serio; muy preocupado... Su cara de sorpresa, al reconocerme, sería debido a que él no sabía que su profesor de Inglés era falangista... y sin embargo, yo sí sabía que él era filo-monárquico... él era de familia “con dinero”, es decir, una buena condición o justificación para ser filo-monárquico (... decir “monárquico” sería demasiado exagerado en 1956 !). También debo añadir que nuestras miradas -las de los “invasores”- hacia los privilegiados estudiantes universitarios que vimos en la Facultad de Derecho de febrero de 1956, no era de odio... era más bien de puro desprecio... o si quiere Vd. de “contenida envidia”... La mayoría de los jóvenes trabajadores allí presentes (“invasores”), en nuestra condición de falangistas, procedíamos de barrios de la periferia de Madrid, del “cinturón rojo” como se calificaba en la literatura de aquella época. En las centurias del Frente de Juventudes de los distritos periféricos era muy raro encontrar camaradas que estudiasen el Bachillerato y luego una carrera universitaria... Los había, claro está, pero solían vivir en los barrios céntricos; de “ricos”... En los campamentos ya nos mezclábamos. Por lo tanto, psicológicamente hablando, en nuestro interior predominaba más -sin quererlo- el ambiente barriobajero vivido en nuestra infancia y juventud hacia los “niños ricos”; hacia los “privilegiados de la sociedad”... En el barrio golfo en el que yo me crié, puedo asegurar, desde la perspectiva de 1997 que predominaba más el “espíritu de clase”, sociológicamente marxista que el espíritu de lucha contra la “clase política”... Yo tardaría muchos años en superar este escollo de “espíritu de clase”... a fuerza de convivencia con camaradas imbuidos de espíritu jose-antoniano... el espíritu de hermandad entre los falangistas jose-antonianos no es un tópico, sino una espléndida realidad... puedo certificarlo. Así pues, repito, no hubo enfrentamientos; no hubo actos de violencia. Imposible. En jamas de los jamases se hubiera atrevido los “rogelios”... Los Múgica y demás dirigentes comunistas de entonces -fervientes admiradores de Lenin, Stalin, etc. en 1956, eran inteligentes (no tanto como ellos mismos se creían), pero muy cautos; muy precavidos... en su formación sociológica, ellos se sabían muy protegidos (v.gr. Javier Pradera; Sánchez-Mazas; Ruiz-Gallardón, padre, etc.)... no se distinguían precisamente por su arrojo o gallardía... No es ninguna casualidad que ante nuestra masiva y pacífica presencia, optaron por hacer “mutis por el foro” y salir a la calle cuanto antes... Tampoco fue ninguna casualidad la canción elegida para despedirse de nosotros (y el tono y la “mansa” actitud...). Nada ni nadie les prohibía haber cantando la “Internacional” a pleno pulmón -si no se sabían la letra, al menos podían haberla silbado...- y salir airosamente a la calle puño en alto... Mejor ocasión, imposible... Tenían la absoluta seguridad (y Vd. también puede certificarlo, D.Pedro) que allí, ese día de febrero de 1956, no había ni un solo policía en la Universidad. O si lo prefiere, ningún policía camuflado tenía instrucciones de detener a

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ningún estudiante... Y sin embargo...hubiera sido inimaginable... Impensable... Repito, los dirigentes “rogelios”, ni los del Frente Popular de 1936/1939 donde militaba su hermano (de él luego hablaremos) ni los “privilegiados del régimen” de 1956 se distinguían por su valentía... Entra en el campo de las ucronías o futuribles cómo hubiéramos reaccionado nosotros, los falangistas, los “invasores”... Desde la perspectiva de 1997, creo que hicieron bien en no elegir la “Internacional” para marcharse... A Vd. sin embargo -y seguimos en el ejercicio dialéctico de los futuribles- le han privado de la ocasión de haberles dedicado un encendido cántico; una elegía; una oda -sin “j”. Vd. ha tenido que limitarse a dedicarnos unos cuantos párrafos denigratorios basándose en un falso relato, como estoy dispuesto a demostrarle en privado o en público, con todavía más lujo de detalles.. o incluso en el propio “escenario del crimen”, i.e. en el caserón de San Bernardo de la antigua Facultad de Derecho... En su descargo, podemos aducir que Vd. en esas fechas fue no sólo testigo, sino protagonistas de varios e importantes acontecimientos. Por lo tanto no es ningún desdoro para Vd. ni tiene que sentirse ofendido cuando yo le refuto el relato de los hechos de forma tan poco diplomática (“Falso. Absolutamente falso...” etc.) Con estas rotundas afirmaciones por mi parte no le estoy acusando de falsear la verdad intencionadamente. Simplemente es que no fue así y es muy comprensible que Vd. al cabo de tantos años, mezcle sucesos/acontecimientos y datos o relatos proporcionados a Vd. por personas allegadas y de toda solvencia para Vd. hasta el punto de terminar creyendo -al cabo de los años repito- que Vd. había sido testigo presencial... Por el contrario, para mí es imposible, materialmente imposible que me equivoque o “trabuque” los acontecimientos... Por la sencilla razón que era la primera vez que yo entraba -físicamente- en la Universidad (como “invasor” ya queda esto aclarado antes... que más quisiera haber podido ingresar como estudiantes...). Item... Por la sencilla razón de que no sólo era la primera vez, sino además la única vez que entré en ese recinto (... tardaría luego casi 10 años en poder cursar estudios universitarios, y ya era otro recinto... Ya hablaremos más adelante). Si se fija Vd. bien, yo en mi relato no fijo la fecha, sino que hablo genéricamente de “febrero 1956”. No tengo el menor inconveniente en rectificar la fecha, si me he equivocado... Me he atenido a la fecha que Vd. indica en su relato y no hay inconveniente en admitir como buena la fecha de los acontecimientos que figura en la p. 101 del libro “Jaraneros y alborotadores” que publicó en 1982 la Editorial de la Universidad Complutense, aprovechando la presencia de Bustelo como Rector y de Roberto Mesa como Vice-Rector, “rogelios de pro” que no han podido hacer luego carrera en el PSOE... En el documento que ahí figura -y que probablemente influyó en su relato, como luego me referiré- se indica la fecha de 8 de febrero 1956. Yo no recordaba la fecha exacta, pero los acontecimientos vividos por mí los recordaba como grabados en película o fotografía; sonidos; gestos; ambiente, etc. Tampoco nadie puede reprocharme que yo me refiera a unos acontecimientos en los que participé y que antes o después se hubiesen producido otros incidentes en los que yo no hubiese estado presente... Imposible. Es materialmente imposible y está fuera de toda duda, independientemente de los relatos, documentos firmados, fidedignos que ahora o en el futuro puedan aparecer (... ojo, nos estamos refiriendo siempre al tema crucial de la “invasión” de la Universidad/Facultad de Derecho, por parte de falangistas no universitarios (obreros; oficinas;etc.). Sin necesidad de haber recurrido a la presencia de un Notario, esto es muy fácil de demostrar (quien conozca la situación sociológica de la España de 1956 en general y del mundo laboral en particular, claro!): Nuestros mandos nos convocan para un acontecimiento importante una sola vez; un solo dia. En la situación laboral de la España de 1956 estaba fuera de toda lógica, de toda posibilidad real, convocar a trabajadores de fábricas o de oficinas varias veces a la semana o al mes... ni siquiera al año. Imposible. No se podía faltar al trabajo sin causa justificada... y de forma repetida, ni siquiera con causa justificada. En aquella época íbamos a trabajar hasta con 40º de fiebre. No era motivo

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suficiente el faltar al trabajo por baja médica o por otra causa justificada dentro de la normativa laboral... El absentismo injustificado era motivo de despido..., pero el absentismo justificado y documentado era motivo de quedar relegado en la promoción de tu carrera profesional... entrabas en la “lista negra” de la Dirección de la empresa... Consiguientemente, a la convocatoria en cuestión (la “invasión” de la Universidad) más del 50% de mi Centuria no acudió a la convocatoria... Y no por falta de “ganas”. En nuestra estricta disciplina militar que Vd. no conoció, pero que sí habrá oido hablar de ella, no hubo sanciones disciplinarias contra los ausentes... Era lógico. Fuimos aquellos que supimos “urdir” una buena excusa para salir de la fábrica o de la oficina hacia las 10 de la mañana, y volver a última hora, o por la tarde, o en otro caso aquellos que tenían la “cobertura” o complicidad suficiente por parte de sus jefes inmediatos en el centro de trabajo (este fue mi caso... Desde aquí mi agradecimiento a D. Fernando Saco, mi “cómplice” en el “dia de autos”...). De ahí mi rotunda afirmación anterior: en 1956 sólo pudo haber un único y exclusivo dia de “invasión”. A pesar del éxito conseguido, no se volvió a repetir. Y digo éxito, sin entrecomillarlo, porque la prueba es bien clara... Ha sido necesario recurrir a la falsificación de los hechos (v.gr. ...”provistos de porras y de otras armas...” ; “... imponiéndose con toda clase de armas, incluso pistolas...”) para intentar justificarse la parte contraria ante una derrota pacífica tan aplastante como palmaria... Lo repito y lo repetiré hasta la saciedad (“ad nauseam”). Sólo íbamos armados (sic) de nuestra camisa azul (... y además debajo de la chaqueta..). Certifico que mi jefe de Centuria, Manuel Cepeda, no nos dió la orden de llevar arma o artilugio alguno... ( a pesar de no ser universitario, él siempre tuvo una inteligencia muy especial -aparte de sus peculiares dotes de mando- un fino olfato que le hacía prever o “barruntar” que no iba a hacer falta alguna... Bien conocía él el “percal”... la categoría de camaradas bajo su mando... No conocía el mundo universitario de aquella época, pero sí la categoría moral de los falangistas de filas... No se equivocó en su planteamiento...) Tampoco quiero presentarlo como un “acto heroico”... Por la sencilla razón de que éramos numéricamente hablando muy superiores; masivamente superiores... La superioridad numérica era aplastante... Pero precisamente esto es lo que más les duele a los “demócratas doctrinarios” de hoy; los “rogelios de pro” de antaño. Hubiera bastado recogerlo así, para quedar justificados ante su pasiva y humillante actitud aquel dia .. Quedaba además corroborada la afirmación de nuestros camaradas universitarios que los pretendidos “actos heroicos” -de los que luego hablaremos- contra los símbolos falangistas habían sido siempre perpetrados con “nocturnidad y alevosía”... Es algo clásico en los rogelios... Jamás admitirán que el enemigo es más “numeroso” que ellos... Es reconocer un delito de “lesa democracia”. Siempre ha sido así. Repásense sus tesis sobre el resultado de la guerra civil... Tienen que admitir -bien que les pese- que hubo un bando victorioso y un bando derrotado... pero el motivo que aducen es siempre claramente ridículo: Franco, con la ayuda de Alemania y de Italia... Jamás admitirán que fue Franco... ayudado y respaldado por millones de españoles... Un número muy superior de españoles que apoyaban la “causa nacional” al número de españoles que apoyaba la causa del Frente Popular... Cuando se produce el Alzamiento del 18 de Julio, los “rogelios” jamás permitieron a los españoles elegir “bando”; que se marchasen pacíficamente a Zona Nacional toda aquel que quisiera... autorización a “votar con los pies”... Fue todo lo contrario, el “presunto sospechoso” de anidar en su corazón el menor sentimiento de simpatía por la “causa nacional” era liquidado físicamente (luego hablaremos de los “métodos” en uno y otro Bando, que tambien aparece en el libro que comentamos...) Con esto, dejo aquí apuntado un hecho sociológico incontrovertible, perfectamente demostrable: en la España de 1956 la juventud falangista era numéricamente hablando muy superior a los “rogelios de pro” (“demócratas doctrinarios”); de forma masiva; aplastante... Para los que tienen como “dogma” el lema de “un hombre, un voto”, esto es una “acusación” muy grave... Además, sin paliativos... Los “rogelios” de la Facultad de Derecho de 1956, igual que pidieron la ayuda de

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sus hermanos en ideología de las tristemente famosas Brigadas Internacionales o de la Unión Soviética de Stalin, podían perfectamente -una vez repuestos del susto- haber pedido “ayuda externa” de las pretendidas “masas obreras” dirigidas (mejor dicho, tele-dirigidas por Dolores Ibarruri o por Santiago Carrillo) y narradas por Tuñón de Lara... Estas “masas obreras” o las “juventudes anti-franquistas” podían haber invadido la Universidad al dia siguiente, a la semana siguiente, al mes siguiente, en justa reciprocidad o represalia ante la “invasión fascistas” del 8 de febrero 1956... Sencillamente no existían... Sólo en las páginas de “Mundo Obrero”; en las antenas de “Radio España Independiente”-”Estación Pirinaica” (sic), donde según parece colaboraba desde Moscú su hermano... Si no es así, rectifico... De haberlo hecho, no hubiera acudido ni media docena. Numéricamente no existían como para poder prestar ayuda. Sociológicamente además, también hubiera sido imposible. Los “rogelios” de las fábricas o de las oficinas literalmente despreciaban a los “señoritos”; a los “hijos de papá” de familias ricas. El clásico “espíritu de clases” (o más bien el “odio de clases”) marxista predominaba por encima de cualquier ideología. De haberse sentido con fuerzas para acudir a tal hipotética convocatoria, hubiera sido peor para estos “intelectuales progresistas” de la Universidad española de 1956... Vulgarmente hablando los hubieran “corrido a gorrazos”. (N.B. No es algo exclusivo de la “clase obrera” española... Recuérdese como recibieron los obreros de la Renault en Francia a los “revolucionarios” del Mayo del 68... Para un obrero de 8 horas diarias, que ha comenzado a trabajar a los 16 años, le subleva que un “niñato privilegiado” le venga a hablar de “revolución”...) Así pues, y sólo para terminar· de “remachar” este epígrafe, de pretendido “espectáculo bochornoso -civil, ética y estéticamente”, nada. Absolutamente nada. Tampoco afirmo que fuese “heroico y glorioso”, dada la masiva superioridad numérica, pero sí afirmo que fue digno, muy digno; muy pacífico, aplastantemente pacífico.. Y añado algo mas, al hilo de lo antedicho. Allí, “in situ” comprendí que llevaban razón nuestros camaradas universitarios, al intentar por todos los medios razonables disuadirnos y anular la convocatoria... Afirmaban que para ellos era una humillación, casi una ofensa, el que vinieran de fuera a “ayudarles”, ya que numéricamente eran muy superiores a los “rogelios”... Pude comprobar de forma fehaciente que llevaban razón... aunque no toda la razón. Nosotros, desde fuera, dudábamos que fueran tan superiores en número... creíamos que lo decían por dignidad... No. Era cierto. Ellos sólos -la denominada 1ª Línea del SEU se hubiera bastado y sobrado... Los “rogelios” nunca se les habían atacado de frente. Como digo anteriormente, sus ataques fueron “con nocturnidad y alevosía”... Además, sólo en parte llevaban razón nuestros camaradas de la “1ª Línea del SEU”... La ofensa contra la lápida de los caídos en la escalinata de la Universidad representaba no solo una ofensa contra los falangistas universitarios, sino una ofensa contra los falangistas en general... Seguimos comentando el párrafo ya transcrito que figura en p. 424: “A gritos, con qué otros recursos podíamos actuar nosotros, Manuel Torres López y yo, nos opusimos al vandálico atentado...” Cada vez estoy más en la idea de que Vd. mezcla fechas y acontecimientos, en los que unas veces fue Vd. testigo presencial y otros no, si bien siempre protagonista principal en su condición de Rector... Forzosamente yo debo limitarme a los acontecimientos que presencié y fui partícipe (la repetida “invasión falangista”). Sobre los acontecimientos de días antes y de fechas posteriores, no entraré aquí, para no embarullar... Aquí se trata ahora de esclarecer “el vandálico atentado”; “la invasión falangista”.. Dudo mucho que Vd. estuviese allí presente ese dia ... Le voy a decir por qué: 1) En primer lugar, yo no le ví... Bien es cierto que mi campo visual era limitado. Yo no podía abarcar todo lo que ocurría en pasillos; escaleras; etc. 2) Certifico sin embargo, haber presenciado una conversación muy educado de un profesor “senior”, que bien pudiera

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haber sido el Decano Torres López, desconocido entonces para mi, pero creo haber identificado por fotografías posteriormente. La conversación o interpelación fue con mi Jefe de Centuria Manuel Cepeda. El citado profesor -o “presunto Decano”- iba acompañado o “arropado” por un grupo de unos seis a diez estudiantes. Yo estaba hombro con hombro, a la derecha de mi Jefe de Centuria. Todos nosotros rodeados por delante y por detrás de un compacto grupo (no sería capaz de decir quiénes eran estudiantes y quienes simplemente falangistas... yo estaba atento, atentísimo al desarrollo de la conversación..). Fue muy breve, brevísima... Por ello, casi recuerdo más el tono y el ambiente que las palabras literales... El “presunto Decano” vino a reprochar a mi Jefe de Centuria cómo se nos había ocurrido invadir en tropel la Universidad... Certifico que lo decía en un tono de voz muy tenue; casi susurrante (a mi me costaba algo captarle las palabras, a pesar de estar a centímetros de él), de forma muy educada y casi paternal (paternal, no paternalista). La respuesta de Manuel Cepeda, mi Jefe de Centuria, fue prácticamente en el mismo tono,aunque con el rostro muy serio (frente al rostro francamente amistoso del “presunto Decano”), pero esforzándose en utilizar la misma forma educada (lo cual para quien le conozca, sabe que tuvo un gran mérito... Tiene una voz de mando, de verdadero “trueno” y yo siempre le recuerdo hablando a voces... Seguro que tuvo que hacer un gran esfuerzo..). Se limitó a decir “Porque han arrancado las flechas... Porque han ofendido la memoria de nuestros caídos...” Así pues, por lo que a mi “campo visual” se refiere, puedo certificar que ninguna autoridad académica nos gritó; que nadie nos conminó a salir.. y que Vd. no estaba allí. Aunque yo a Vd. no le conocía físicamente, Vd. era lo suficientemente famoso e importante como para pasar desapercibido, o como para no haberse comentado “a posteriori” su presencia. Vd. para mí era -a través de mis camaradas universitarios- el “maestro Laín”. De haberse presentado Vd. ese día, lo más probable es que más de un Jefe de Centuria se hubiera cuadrado militarmente ante Vd. con un “a tus órdenes” Mas pruebas o indicios de que Vd. no estuvo allí el dia/la mañana de la “invasión falangista”: Repásese el escrito o informe que hace suyo el Decano Torres López firmado el mismo 8 de febrero 1956 al parecer -yo no estoy muy seguro de su condición- por los “Delegados y Subdelegados de los cinco cursos de la Facultad de Derecho”. Tampoco estoy totalmente de acuerdo con el relato que allí se hace de los hechos, pero lo que sí es evidente es que en este informe, escrito casi al dictado del Decano, y que él hace suyo, elevándolo a la superioridad (se supone que a Vd....) a Vd. no le cita como presente en los acontecimientos. Sólo cita de forma reiterada la intervención personal del Decano Torres López. Su presunta intervención no figura en ninguno de los diversos párrafos (a pesar de que luego Vd. en el Acta de esa misma fecha, firmada por Vd., de la Junta de Gobierno de la Universidad, Vd. se auto-incluye -ver p. 102 del referido libro “Jaraneros y Alborotadores”). Puede parecer demasiado prolijo la descripción o relato de los hechos, pero creo que es fundamental. Al fin y al cabo Vd. en su libro (p. 428) lo considera de máxima gravedad, hasta el punto de que , según señala Vd. mismo, fue el motivo para presentar su dimisión “... mi íntima decisión de dejar a todo evento el Rectorado, lo tomé el mismo día de la invasión falangista de la Universidad ...” (N.B. A este respecto es interesante subrayar que a pesar de vivir bajo una “oprobiosa dictadura”, al responsable máximo directo de una serie de acontecimientos que repercuten negativamente en el régimen “franquista”, el titular de tal régimen (i.e. Franco) ni le manda fusilar ; ni le manda encarcelar; ni le destituye de su cargo... ni siquiera le despide de su empleo como funcionario del Estado “franquista”, i.e. catedrático de una Universidad oficial-Universidad “franquista”... Hace Vd. muy bien en describir cómo fue tomada su decisión irrevocable... pero pasando por alto que en una dictadura, el responsable directo o indirecto no hubiera tenido

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ni tiempo ni ocasión a decidir él mismo; a adoptar voluntariamente una decisión... Cesarle o mantenerle en el cargo hubiera sido decisión política del “dictador”. Pues bien, lejos de ser fusilado, encarcelado o cesado, como Vd. mismo nos cuenta, el nuevo Ministro de Educación -nombrado por Franco- le pide a Vd. que continue en el cargo de Rector... Como si no hubiese pasado nada... Como si Vd.no hubiese tenido la menor responsabilidad en ello... Y lo curioso es que a Vd. no le extraña... Parafraseando un conocido anuncio televisivo de estas fechas (1997) del vehículo Mitshubishi/Montero: “... “¿ Y Franco qué opinaba de todo esto?” ... ¡Valiente dictador! ¿Vd. se imagina cómo hubiera reaccionado Stalin en una circunstancia lejanamente semejante respecto a un Rector de la Universidad Lomonosov de Moscú o de cualquier otra de la Unión Soviética? (o el mismo Krutschev o Brehznehv, etc.). Ya sé que es imposible imaginárselo. Quien haya conocido las Universidades de la antigua URSS, sabe que es imposible imaginárselo. Como decía un amigo mio en estos casos, “mas que un supuesto, es un supositorio”.. Ningún estudiante de la antigua Unión Soviética -ni de los antiguos paises considerados “progresistas” por nuestros “rogelios- se hubiera atrevido a iniciar ningún movimiento “crítico”, ni siquiera a adoptar la menor actitud que pudiese significar la menor crítica respecto al régimen, en ninguna de sus facetas, ni siquiera cultural. Los presuntos disidentes jamás hubieran podido acceder al privilegio de ser universitarios...... Serían miles los casos que podríamos citar para recoger la situación de la Unión Soviética en general y de las Universidades soviéticas en particular en la década de los 50 (época en que se desarrolla su experiencia como Rector). En la esfera social y política era sencillamente espeluznante... Cada vez son más los relatos históricos que salen a la luz y que nos dejan boquiabiertos (y que dan la razón a lo que oíamos a través de Radio Nacional de España... Emisora que por cierto Vd. fundó, si no me equivoco, junto con Dionisio Ridruejo en la Salamanca “franquista” de 1937, bajo la dirección de Serrano Suñer). Referido al mundo estudiantil soviético de aquella época, bastaría con leer el relato del propio Gorbatchof, estudiante universitario en Moscú en la década de los 50. Nadie podrá negarle su “talante abierto”, democrático, etc. que hizo posible desde arriba, la “perestroika”, con su famosa “glasnost”, etc. Pues bien, a traves de un artículo suyo publicado en paises occidentales (aquí en el diario tan cercano a Vd. “El Pais”) nos enteramos por él mismo que en aquellos años él era un devoto y fervoroso admirador de Stalin, hasta el punto de que cuando éste fallece -marzo 1953- en la noche previa a su sepelio, Gorvatchof y su grupo de amigos universitarios, entre los que se encontraba su futura esposa, pasaron toda la noche en vela, en plena calle, bajo temperaturas gélidas, guardando cola para poder tener el privilegio de contemplar unos instantes el cadaver expuesto al público de Stalin... Y todo ello, a pesar de que según nos relata el propio Gorbatchof, su abuelo materno había sido una de los centenares de miles de víctimas del régimen de Stalin (no digo millones, porque me estoy refiriendo únicamente a los represaliados dentro de las filas del propio Partido Comunista de la URSS, ya que el abuelo de Gorbatchof había sido deportado a Siberia durante varios años, en su condición de jefe local del Partido...). Es muy significativo añadir que, según recuerda Gorbatchof, a lo largo de su vida, con ocasión de los miles de formularios que tuvo que rellenar dentro del sistema burocrático soviético, siempre tuvo buen cuidado de hacer constar tal circunstancia familiar, para evitar incurrir en la grave acusación de “ocultamiento de antecedentes políticos” de vital importancia... Repito que estamos hablando de un joven universitario soviético de la década de los 50, ferviente admirador del sistema soviético en general y de Stalin muy en particular... Antecedentes de la “invasión” falangista de la Universidad.- Si hubiese que resaltar un párrafo clave de su libro, que mejor reflejase el espíritu y la letra de su título

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(“Descargo de conciencia”), no podría ser otro que el párrafo de la p. 423: “... tanto que ya en el curso del dia 8 (de febrero de 1956) me vi obligado a reunir de nuevo la Junta de Gobierno y muy poco después a dejar irrevocablemente, porque mi conciencia no me permitía otra cosa, así el Rectorado de la Universidad de Madrid, como mi residual adscripción a la Falange”. Y añade Vd. en el siguiente párrafo: “Me atendré a la sustancia de los hechos...”. Luego, en un lenguaje descriptivo muy rebuscado, casi decimonónico, va narrando Vd. la pretendida “sustancia de los hechos”, sin dejarnos saber qué es lo que Vd. afirma como hechos presenciados por Vd. y qué es lo que Vd. transcribe de hechos relatados por otros, sin decirnos tampoco el nombre de la persona o personas que se lo relataron a Vd. : “... las lenguas dieron rápido paso a las gargantas y a los puños... por desgracia no fueron sólo faciales o torácidas las consecuencias de la colisión...” De estos hechos, yo no fui testigo presencial, pero Vd. tampoco... Basta releer la página anterior (p. 422) para comprobar que Vd. pretende narrar la “sustancia de los hechos” como si Vd. lo hubiera estado filmando y no nos descubre el nombre de quién le contó a Vd. “a posteriori” la película. Asombra comprobar en un intelectual no sólo la rotunda afirmación de algo que él no ha presenciado, sino que además es capaz de adornarlo con todo lujo de detalles en un barroquismo de lenguaje decimonónico, que como mínimo engaña al lector haciéndole creer que está ante el relato de un testigo presencial. Sin embargo, al volver sobre el comienzo del relato de los antecedentes (p.422) Vd. mismo se delata: “... Así las cosas llegó el mes de febrero. El dia 6 volvía yo a Madrid desde Salamanca... y comiendo en Peñaranda de Bracamonte, recibí noticia telefónica de haberse producido graves sucesos entre estudiantes de mi Universidad. A media tarde estaba en el despacho rectoral. Conocí en sus líneas generales lo ocurrido...” Así pues, más que de desmentirle o rectificarle a Vd., se trata de hacerlo a aquella persona que le relató los sucesos (y no sólo en sus “líneas generales”, como Vd. dice en p. 422, sino en el minucioso relato que hace en p. 423, afirmando que se trata de la “sustancia de los hechos”). Repito que yo tampoco estuve presenciando los sucesos del dia 6 de febrero 1956, que fueron los antecedentes de la “invasión falangista”, de la que formé parte. Sin embargo, “a posteriori” -y mucho más a estas alturas de la Historia- creo tener suficientes elementos de juicio para poder refutar la tesis que Vd. expone como propia (la pretendida “sustancia de los hechos”) Ya de entrada, es harto sospechoso que en su minucioso relato omita/”se salte” algo que no es una minucia sino algo ciertamente significativo a la hora de justificar o al menos entender la reacción de los falangistas no universitarios (la antedicha “invasión falangista”): Vd. sigue describiéndonos en p. 423: “... En el centro de esa escalera, adosado al muro del rellano había un gran emblema de la Falange hecho de madera...”. Por error y por omisión se confunde Vd. -su subconsciente le hace falsear los datos del relato para que “cuadre” luego con la parte sustancial de su planteamiento- y queriéndolo o sin querer engaña al lector... Con una persona como Vd. que ha sido nada menos -entre otras cargos importantes... en el curso de la “oprobiosa dictadura”... no se le olvide- Académico de número y posteriormente Presidente de la Real Academia de la Lengua, yo no pretendo entablar una “discusión académica” sobre el lenguaje... Me limitaría entonces a “sacar astillas de su relato”, señalando por ejemplo que quien conozca la antigua Universidad Central, más que de escalera, hablaría de escalinata (con balaustrada de mármol, creo recordar). Sin embargo, parafraseando su relato, debemos ceñirnos a la “sustancia de los hechos”. Cuando Vd. habla de que “adosado al muro del rellano había un gran emblema de la Falange” está diciendo sólo la media verdad (que como sabemos es peor que una mentira). Está Vd. hurtando al lector que ya es incapaz de comprobarlo personalmente, que “el gran emblema de la Falange “ no era el ornamento principal del rellano, sino que estaba

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como parte o añadido de la lápida o placa en mármol con el nombre de los “caidos por Dios y por España”, es decir los nombres de profesores y alumnos de la Universidad Central (de su Universidad, como a Vd. a veces se le escapa señalar con legítimo orgullo... pero olvidando que se trataba de una “universidad franquista” a todos los efectos...), asesinados en 1936 en la España roja... (N.B. Digo 1936, pues en ese año se asesinó a la gran mayoría. Luego en 1937-1939 “sólo” se asesinó a los que inicialmente se habían escapado de la masacre... En cuanto a lo de “España roja”, Vd. bien sabe por experiencia propia -y también a través de su hermano- que en realidad “rojo” no era ningún insulto para los ardientes defensores de la España republicana o “progresista” por utilizar un lenguaje más actual... El Ejército de la fraternal Unión Soviética -incluso en los años de la II Guerra Mundial (“la Gloriosa Guerra Patria” como decían ellos), se denominaba “EJERCITO ROJO” ... y a mucha honra!). Esta lista de profesores y estudiantes de la Universidad Central, asesinados en 1936-1939, iba encabezada por José Antonio Primo de Rivera ¿Lo recuerda Vd.? Aunque Vd. y yo y muchos más estamos de acuerdo que “sagrado” para un católico ha de reservarse a Dios y “lo suyo”, también estará Vd. de acuerdo que en la “parcela laica” de los falangistas en 1956, incluyéndole a Vd. (aunque no al Decano Torres López, como luego veremos), estaba el “sagrado” recuerdo a los Caidos... En el más estricto sentido teológico de la expresión, sin mezcla de paganismo alguno... Vd. recordará que en todos los templos de España -católicos, por supuesto- previa autorización de la jerarquía eclesiástica (de ahí la excepción: la catedral regida por el Cardenal Segura..) figuraba la lápida de los Caidos, siempre con la correspondiente Cruz y algunas veces con el añadido del yugo y las flechas... Asi pues, este dato u omisión no es nímio, sino fundamental. Vd. omite el hecho de que la “ofensa” no es sólo contra el emblema de la Falange, sino contra el emblema de la Falange que figuraba adosado al monumento en memoria de los caidos (A propósito, si Vd. recorriese Universidades de Francia, Alemania, o del extenso Imperio Británico como p.e. Sud-Africa, etc. vería que en muchas de ellas no se han limitado a colocar una simple placa, sino a levantar todo un artístico y monumental conjunto arquitectónico a modo de monumento funerario, en honor y recuerdo a los Caidos en la Guerra Mundial... (Las Universidades alemanas, sólo a los caidos en la I GM, naturalmente...). El segundo grave error que comete Vd. es el señalar que el yugo y las flechas, el emblema de la Falange estaba “hecho de madera”. Tampoco es un detalle nimio. No es que aquí le traicione su subconsciente... más bien parece que Vd. inserta estos “falsos datos” pretendidamente como mero lujo de detalles en un relato descriptivo para que luego le cuadre la tesis fundamental.... El yugo y la flechas adosado/fijado en la magnífica lápida de marmol lógicamente no era de madera (menudo “pegote” hubiera sido semejante añadido sobre el marmol). Como es de lógica, el emblema era de hierro forjado... Naturalmente ya no hay forma de comprobarlo. Ni siquiera muchos de quienes lo hayan visto, podría hoy certificar si era de madera o de hierro, porque no todos se acercarían a tocarlo... Pero basta con preguntarles un dato visual muy destacable... Pregúnteseles si el yugo y las flechas que figuraba en la lápida era de color negro o rojo... Indefectiblemente -salvo los daltónicos o quienes mezclen recuerdos- le contestarán que era de color negro... Señal inequívoca que el emblema era de hierro. Por el contrario, cuando era de madera, siempre, absolutamente siempre, iba pintado en rojo... Recuérdese el gigantesco emblema en la antigua sede de Secretaría General del Movimiento (Alcalá, 44) o en cualquiera de las numerosísimas sedes locales de FET y de las JONS en todos los pueblos de España (o también posteriormente, cuando alguién implantó la “moda” de colocar el yugo y las flechas a la entrada de cada pueblo junto al letrero con su nombre, etc). Estoy de acuerdo con Vd. en que de los sucesos o hechos producidos el 6 de febrero de 1956 se derivan los sucesos del 8 de febrero (“la invasión falangista”), pero discrepo totalmente del relato que -por boca ajena- hace Vd. de tales hechos ( la pretendida “sustancia de los hechos”).

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La versión que nos tramitieron nuestros camaradas universitarios de lo sucedido en los dias 6 y 7 en la Universidad difiere abiertamente de su relato. En el acta que Vd. mismo redacta y firma como Rector el 8 de febrero de 1956, Vd. mismo se contradice en la versión que expone al lector en su libro (p.423). (N.B. Es inequívocamente redacción suya. Ya en 1956 le gustaba utilizar el mismo lenguaje barroco que en la actualidad, v.gr.”la fractura que había sufrido el emblema”; “asir fácilmente los vástagos del emblema”; etc. ). Es todo un escrito de coartada para su tesis este Acta de la sesión de la Junta de Gobierno que Vd. presidió... pero se pilla los dedos... De un lado, habla en plural -”los fragmentos rotos”; “los vástagos del emblema”, lo cual es falso como Vd. mismo luego 30 años después reconoce en su propio libro... Sólo hubo un “vástago” roto, y luego diremos cómo y porqué. Tampoco es éste un detalle nimio... De otro lado, aquí sí reconoce Vd. perfectamente lo que luego maliciosamente omite en el relato de su libro: “... que aparecieron rotos -sic en plural- AL PIE DE LA LAPIDA...”. Aquí se delata Vd. Es la primera vez que cita la palabra “lápida” y, por supuesto, sin explicar a los lectores de 1989 el significado de “lápida” en 1956.... La versión de los hechos transmitida por nuestros camaradas universitarios fue la siguiente: Alguien -nunca se localizó al autor- había colocado un artefacto de pequeña potencia en la lápida de los Caidos -apoyado en el yugo y las flechas, lógicamente, no a mayor “inri”, sino porque al estar la lápida fijada al muro, no había otro sitio donde colocar el artefacto. Que era de escasa potencia, no había la menor duda... Sólo arrancó la parte inferior de una flecha (de un “vástago”) y desplazó hacia adelante la mitad inferior de otras dos flechas (o “vástagos”). Según parece, este hecho insólito y muy grave, tanto por haberse producido en el recinto universitario... como si se hubiera producido en cualquier otro lugar... Recuérdese que en 1956 los delitos de “terorismo”; el empleo de explosivos, eran juzgados por Tribunales Militares... estuvo precedido por un enfrentamiento físico entre “rogelios” y falangistas de la 1ª Línea del SEU. Nada de enfrentamiento masivo, naturalmente... Los “rogelios” no tenían gente suficiente para ello. Necesariamente tuvo que ser un choque aislado, muy minoritario... Es decir, tener la suerte los “rogelios” de encontrarse con un grupo reducido de falangistas a los que superasen en número... De otro modo, jamás se hubieran atrevido... Tal enfrentamiento, por lo insólito fue muy comentado... No debieron salir muy bien parados los “rogelios”. De ahí la todavía más insólita y grave “represalia” de colocar un explosivo en la lápida de los Caidos... Ignoro si con” nocturnidad” o en horario vespertino, pero desde luego con “alevosía”, cuando nadie podía ver ni oir nada... Con explosivo de tan escasa potencia, el destrozo o desperfecto fue realmente pequeño (hoy sería calificado de “nimio”), pero el “animus” era más que evidente. No era un atentado contra las personas (jamás se hubieran atrevido los “rogelios” de aquella época), sino contra los símbolos. No ya contra el símbolo de la Falange (en realidad el yugo y las flechas sólo les sirvió para colocar el artefacto), sino contra el monumento conmemorativo a los Caidos, instalado en el recinto de la Universidad (al igual que se colocó en los muros externos de las iglesias de ciudades y pueblos de toda España). Por eso, nosotros los falangistas no inscritos como alumnos en la Universidad (¡Que más hubiéramos querido nosotros que pertenecer a ese grupo privilegiado de españoles universitarios!) nos dimos por “ofendidos”. Como quiera que yo no estuve presenciando los hechos del 6 de febrero -ni Vd. tampoco- no quiero cometer el mismo error de Vd. relatando minuciosamente la pelea entre un grupo de falangistas y otro de “rogelios”, y sus consecuencias materiales. Repito que es harto sospechosa la minuciosidad con que Vd. lo relata... Para que luego le sirva de “coartada” en su planteamiento ... Por mi parte, voy a limitarme a describir o certificar (“levantar acta”) lo que pude comprobar el dia 8 de febrero de 1956 (cuando entré por primera vez -repito- en el recinto de la Universidad, el “caserón de San Bernardo”, durante la ya repetida “invasión

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falangista”), respecto a la situación en que se encontraba ese dia la lápida de los Caidos y el emblema de la Falange: 1) A una de las cinco flechas (“vástagos” en su lenguaje), le faltaba la parte inferior -si no me equivoco era la flecha central. Las dos siguientes a la izquierda -también en su parte inferior- estaban levantadas (la contigua a la parte rota/desprendida, reflejaba un grave desperfecto; la siguiente, sólo ligeramente levantada o desplazada). 2) La parte de la lápida de mármol donde estaba colocado el emblema de la Falange, en su parte inferior, estaba visiblemente ennegrecido (humo) por efecto del explosivo. Esto que señalo (o que certifico) más arriba, lo vi desde el pie de la escalinata. No me hizo falta subir al rellano. Si Vd. en su libro hubiese afirmado que los desperfectos antes descritos estaban “trucados”, o que había sido una “trampa” urdida por los falangistas para justificar la “invasión”, yo hubiera tenido que callarme ahora... Porque evidentemente yo no soy un experto en explosivos. Tampoco fui allí con unos aparatos especiales de medición , para comprobar “in situ” si el “atentado con explosivo” era auténtico o falsificado... El 8 de febrero de 1956 nadie ponía en duda estos hechos... Lo único que se discutió o debatió fue si estaba o no justificada la citada “invasión falangista”. Como es lógico, debo añadir, que los falangistas de entonces (i.e. “los invasores”) no tuvimos acceso al texto del acta de la sesión de la Junta de Gobierno de la Universidad (de su Universidad, como Vd. mismo escribe a veces, hablando con propiedad..) que Vd. redacta y firma ese mismo dia (8.2.56). Esta puntualización o disquisición sobre el material del emblema de las 5 flechas (si de madera o de hierro) no es un tema baladí/nimio a la hora de rebatir sus afirmaciones (la pretendida “sustancia de los hechos”). Vd. de forma muy inteligente tanto en su informe o acta de la Junta de Gobierno, como en su libro, trata de ocultar lo que era evidente: hubo colocación de artefacto explosivo, y la carga explosionó (se ignora la hora exacta, pero sus efectos se descubrieron en la mañana del dia siguiente 7 de febrero) produciendo los desperfectos antes descritos. De acuerdo con la legislación entonces vigente, el hecho quedaría incurso en delito de terrorismo, con intervención de los tribunales castrenses. Vd. lo evitó -ocultando la realidad de los hechos. Nada que reprochar. La propia Policia coadyuvó al engaño o trucaje... Menuda papeleta para el propio régimen... Las autoridades militares interviniendo en un problema universitario... Estoy seguro que nadie quería meterse en semejante “avispero” procesal... Y por eso dieron por buena su versión. Al no haber ninguna vícitma mortal, ni siquiera heridos, no se quiso investigar a fondo el asunto del artefacto explosivo... Pero en el caso de los falangistas, era un asunto de “ofensa moral”; de “daño moral” (ofensa a la memoria de los Caidos), muy por encima del informe policial y del acta de las autoridades universitarias. Vd. insiste en hacer coincidir la ruptura de los “vastagos” (en plural, aunque yo insisto en que sólo fue la parte inferior de una flecha) con un enfrentamiento entre estudiantes “disconformes” (sic) y estudiantes falangistas. De este inteligente modo, transforma en “pelea estudiantil” o “lucha tumultuaria” lo que hubiera sido un “acto terrorista” (incurso en el Decreto-Ley 18.4.47 sobre rebelión militar, terrorismo y bandidaje). En su afán de describir minuciosamente los hechos como si Vd. hubiera sido testigo presencial, para que los hechos cuadren con su tesis, Vd. mismo se pilla los dedos, i.e. establece una falsa coartada. “... en el curso de la refriega, alguien, deseoso de aumentar su potencia agresiva, arrancó una (sic) de las flechas del emblema para utilizarla como arma contundente, flecha que quedó sobre el suelo cuando terminó el combate y fue luego recogida por el jefe del SEU”. Vea la importancia del material de que estaba hecho el emblema del yugo y las 5 flechas. Si era de hierro -como yo afirmo- su tesis se viene abajo. En el curso de una refriega, ese “alguien” que Vd. cita -a no ser que fuese Sansón- no podría arrancar una flecha de un conjunto de hierro forjado. Hubiera tardado varios minutos en la “operación” y

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mientras tanto, hubiera recibido una buena “manta” de guantazos. Si las fuerzas de ese “alguien” eran tan hercúleas como para “arrancar” -que no partir- una flecha del emblema de hierro en cuestión de segundos, convendrá Vd. conmigo que no le hacía falta alguna el “aumentar su potencia agresiva”, como Vd. apunta.. La falsedad de su tesis es todavía más evidente -sin necesidad de haber seguido ningun cursillo de Sherlock Holmes- para quienes como yo vieron la situación real del emblema y de la lápida 48 horas después... Ni siquiera en el supuesto de que el emblema; las flechas hubiesen sido de madera -cosa que yo no admito en absoluto- su falseada tesis tendría visos de realidad... Olvida Vd. decirnos en su minuciosa narración de los hechos (que Vd. confiesa en otro lugar no haber presenciado), que cuando Vd. ve al dia siguiente -dia 7 de febrero- y yo el dia posterior, i.e. el de la “invasión falangista”, el 8 de febrero- el emblema de la Falange y la lápida de los Caidos, lo que ahí falta no es una flecha completa, sino la parte inferior de una flecha. Por lo tanto, aún siendo de madera -que no lo era, repito- a ese “alguien” que Vd. describe en su “coartada” de haberla arrancado/partido en el “curso de la refriega”, hubiera optado por la parte superior -donde está la punta de la flecha- porque el presunto “aumento de su potencia agresiva” con un trozo de madera tan fácilmente arrancado es evidentemente mínimo, en tanto que si hubiese sido la parte superior -la punta de la flecha- hubiera podido ser utilizado no para golpear (mínima eficacia) sino como objeto punzante... Vd. es médico, yo no, pero a mi me funciona la lógica, a Vd. no... (rectifico: Claro que le funcionaba y le funciona la lógica... por eso mismo falsea los hechos... para que le cuadre su coartada). Vd. como máxima autoridad académica pudo y debió ordenar que se obtuviesen fotografias del estado en que quedó la lápida de los Caidos y el emblema de la Falange (el “cuerpo del delito”). Sabiendo de su meticulosidad, probablemente lo hizo, pero no ha querido publicar esas fotografías. Quizás también lo hiceran las autoridades policiales -después de pedirle permiso a Vd. naturalmente, pues le tenían un tremendo respeto en su jurisdicción-. Ese documento gráfico que debe existir en alguna parte (quizás sus amigos “rogelios” lo hayan conseguido de la Dirección General de Seguridad, igual que obtuvieron los documentos publicados en el libro citado de “Jaraneros y Alborotadores”). En cuanto a mí, repito, que al ser la primera vez -y la única, hasta pasados casi 10 años- que entraba en el “sagrado” recinto de la Universidad es imposible que “mezcle las imágenes”. Las tuve -y las sigo teniendo- grabadas de forma nítida en mi memoria... Y no porque yo sea un prodigio de memoria (¡que más quisiera yo!), sino por la sencilla razón antedicha... Imposible para mí mezclar o distorsionar mi recuerdo del escenario y de los “personajes” porque hasta pasados casi 10 años no volví a entrar en el “caserón de San Bernardo”... Y para entonces esa parte ya no pertenecía a la Universidad; se había adjudicado al Consejo Nacional de Educación y al Instituto de España. El “portalón” por donde yo entro por primera vez -físicamente- a “su” Universidad, el dia de la “invasión” ha dejado de ser entrada para los estudiantes. Cuando años más tarde, en 1964/1965 , yo “entro” en la Universidad -esta vez “legalmente”, como alumno “libre” -es decir no asistente, porque debía seguir trabajando en una oficina, al no pertenecer a la clase privilegiada -sin comillas- matriculado en la Facultad de Ciencias Políticas, Económicas y Empresariales- lo hago por la puerta de la izquierda (dicho sea con perdón), casi esquina a la calle de los Reyes. Y también -y en ese mismo curso- como alumno “libre” en la Facultad de Derecho, que había sido trasladada desde hacía años a la Ciudad Universitaria. Todavía quiero añadir un dato que Vd. en su minucioso relato ha pasado por alto y que echa por tierra su pretendida sólida coartada. Vd. afirma que ese “alguien”, en el curso de la refriega, “arrancó una (sic) de las flechas del emblema”... Falso. Es materialmente imposible. Tanto si el emblema del yugo con las 5 flechas estaba hecho de madera -como Vd. afirma- como si estaba hecho de hierro -como afirmo yo- nadie, absolutamente nadie, por mucha fuerza y pericia que tuviese sería capaz de “arrancar”; de desprender una flecha

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del bloque, del conjunto del emblema. La mayoría de los lectores de su libro no ha visto de cerca ni por detrás los antiguos emblemas del yugo y las flechas adosados a los edificios o, como en este caso, adosados a una lápida en memoria de los Caidos... Pero Vd. y yo, sí lo sabemos. Ese “alguien” presuntamente hercúleo, una de dos, o parte la flecha que intenta arrancar, o en su gigantesca fuerza hubiera desprendido en bloque todo el emblema adosado a la lápida y al muro. Para arrancar “limpiamente” una sola flecha, por mucha fuerza que tuviese ese “alguien”, hubiera necesitado un soplete de soldador... Elemental, querido Watson... Por las novelas policíacas clásicas de Sherlock Holmes (C. Doyle), Agatha Christie, etc. sabemos que cuando alguien elabora una minuciosa y bien relatada coartada, por lo general -por muy inteligente que sea... y Vd. lo es, sin duda alguna- corre un grave riesgo de dejarse algún “cabo” suelto; de pillarse los dedos en su propia trama... A lo antedicho, sólo me resta añadir o subrayar un par de puntos... En su relato Vd. se remite al Acta de la reunión de la Junta de Gobierno de la Universidad que Vd. convoca y preside, como si se tratase de un acta notarial. Quizá pueda dar esa impresión a quienes no conozcan la vida académica por dentro y su burocracia. El acta fue redactada por Vd. y fue firmada por Vd. El secretario de la Junta jamás se hubiera atrevido a redactar “por su cuenta” el Acta y Vd. jamás la hubiera firmado si no se acomodaba a lo que Vd. quería que reflejase. Sin la firma de Vd. el Acta hubiera carecido de validez. Si el Secretario de la Junta se hubiera atrevido a discrepar de su versión, no le hubiera quedado otro remedio que dimitir. Es un cargo de confianza del Rector. Vd. fue quien le nombró y, por lo tanto, Vd. le podía destituir de su cargo sin más. Ignoro cuál sería la versión real del representante del SEU oficial, Jesús Gay. Es imposible saber, a través de la lectura del Acta cuáles fueron sus intervenciones o argumentos expuestos en la reunión. Vd. jamas toleraría que se viesen reflejadas en el Acta si perjudicaban su versión o la ponían en entredicho. Por lo demás, conociendo la madera de la que estaban hechos los representantes del SEU oficial, como organismo del Movimiento, tampoco es de suponer que ofreciera gran resistencia. Solían nadar entre dos aguas. Dependían jerárquicamente de la Secretaria General del Movimiento, pero al mismo tiempo sólo podían conservar su remunerado cargo si no presentaban problemas a la autoridad académica. Una protesta, reclamación o “veto” del Rector -por no hablar del propio Ministro de Educación- suponía su cese fulminante. Vd. recordará p.e. el caso de Regalado Aznar en la década de los 60 (no recuerdo el año exacto... Quizá 1964). Duró en su cargo de Delegado Nacional del SEU un par de meses. En la inauguración del curso académico pronunció/leyó un discurso considerado como “crítico” por algunos catedráticos y por el Ministro, claro. Su cese fue fulminante (y eso que era familia -¿hijo quizá?- del Almirante Regalado, ex-Ministro de Marina). La norma del régimen, al cual Vd. tan fielmente sirvió, era que debía reinar una total armonía entre la representación oficial estudiantil (el SEU, como sindicato obligatorio) y la autoridad académica (el Rector), -y siempre dentro de una clara subordinación a la superior jerararquía, i.e. el Rector. Por lo tanto, a Jesús Gay no se le podía haber exigido nunca una actitud crítica frente a Vd. Hubiera sido impensable. Imposible esperar de él una postura que defendiese el buen nombre de sus camaradas falangistas. Lo mismo podríamos decir de su mando nacional, Jordana de Pozas (?), o de sus preclaros sucesores (v.gr. Martin Villa; Sancho Rof,etc.). Todos ellos utilizaron el cargo como trampolín hacia más altos puestos. Era la misma “madera” que la del tan elogiado Adolfo Suárez. Su “habilidad política” -que no inteligencia- siempre consistía en no perder la confianza “del Mando”. De este modo mantenía su cargo o, en todo caso, eran luego promocionados. Sin necesidad de buscar documentación alguna, la mejor prueba “histórica” de que Jesús Gay supo cumplir sus

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papel de “nadar y guardar la ropa” es que 10 años después de tales sucesos, siendo yo ya alumno de la Facultad de Derecho, le veía llegar en coche oficial (matrícula de FET), con chófer, aunque ignoro el cargo que entonces ocupaba y su categoría académica.. Así pues, resulta evidente su esfuerzo -tanto entonces en el Acta como ahora con su libro (1976/1997)- por tergiversar los hechos, de los que yo fui no solo testigo presencial sino modesto co-partícipe: 1) Presentar como “riña tumultuaria” lo que fue la premeditada y alevosa colocación de un artefacto explosivo y que hubiera supuesto un delito incurso en el precitado Decreto-Ley sobre terrorismo, correspondiente a la jurisdicción militar. 2) Presentar los hechos como si de tal “riña tumultuaria” se hubiera derivado un “daño meramente material e incidental” en el emblema de la Falange, exento de toda “premeditación y alevosía”, evitando por todos los medios que se supiese la realidad: el daño material iba premeditadamente dirigido contra la lápida colocada en la Universidad en memoria de los caidos y el “animus” resultaba evidente. No causar simplemente un daño “material”, sino “espiritual” (un evidente “animus iniuriandi”. De este modo, Vd. descalificaba, como algo injustificado y desmesurado la “invasión” de los falangistas, como presunta represalia a haber apaleado unos anónimos estudiantes (“amantes de la libertad” se presupone...) a sus camaradas en una presunta “riña tumultuaria”.... Por mi parte, subrayar o repetir lo antedicho: durante la “invasión” no hubo enfrentamientos. La superioridad numérica de los “asaltantes” era aplastante. Si los “rogelios” -vista la superioridad numérica de los estudiantes universitarios en aquella época- jamás se habían atrevido a un enfrentamiento físico y directo contra nuestros camaradas, fácil es imaginar su miedo, más bien espanto, al ver que centenares de jóves -oficinistas, como en mi caso, obreros, etc. “armados” de camisa azul-, abarrotaban los pasillos, escalinatas, etc. del recinto universitario del “caserón de San Bernardo”. Su reacción fue la lógica -desde el punto de vista psicológico: cuando los “rogelios” -en número muy reducido en aquella época- tenían delante a los “invasores”, enmudecieron (únicamente al final entonaron la canción del “triste y sola” coreada por unos pocos) y luego, cuando el recinto se quedó vacio de “invasores” y de estudiantes, la emprendieron contra el mobiliario del local del SEU. Sirva lo que antecede, para subrayar un dato sociológico importante ya antes apuntado: en 1956 los falangistas eran “democráticamente” superiores, muy superiores a los “rogelios”... En número... Este dato es el que más duele a un buen “demócrata doctrinario”... La superioridad numérica... Sabemos que es un “dogma” en su doctrina (“un hombre, un voto”). Sucesos estudiantiles de 1965 (?). -(p. 469 de su obra citada)-. También estuve yo allí. También participé activamente... Como puede Vd. comprobar, es mi sino... No me pierdo ni una. Fui no sólo testigo presencial, sino partícipe directo. Conozco , pues, los hechos, directamente... Nadie ha tenido que relatármelos...Esta vez, no como “invasor”, sino como estudiante de pleno derecho. Con grandes esfuerzos, a mis 30 años, había hecho el Bachillerato (como alumno “libre”, claro) y estaba matriculado simultáneamente en la Facultad de Derecho y en la Facultad de Ciencias Políticas (siempre en la modalidad entonces de “alumno libre”... Yo no podía permitirme el lujo de dejar mi empleo fijo en una oficina... No pertenecía a la clase privilegiada de los “rogelios” “niños de papá”... ) Junto con otros jóvenes -y ya no tan jóvenes- falangistas disidentes del Movimiento (... del Movimiento, no de la Falange... Este es un error en el que Vd. incurre constantemente...), habíamos fundado el FES -Frente de Estudiantes Sindicalistas- y estábamos por lo tanto en contra del SEU oficial, vinculado a Secretaría General del Movimiento. Su Delegado Nacional era entonces si mal no recuerdo el “ínclito” demócrata aperturista de la Transición -con mayúsculas- Rodolfo Martin Villa (sic). Estos futuros “demócratas” eran -y no Franco- los que pedían a la Policia bajo cualquier subterfugio o excusa que fueran a mi domicilio a detenerme por ser un peligroso “enemigo del régimen” (según me contó confidencialmente el entonces Jefe de la Brigado

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Politico-Social, el ya fallecido D. Saturnino Yagüe, el “razonamiento” más usual que empleaban era que nosotros no éramos falangistas, sino “comunistas disfrazados de falangistas” (sic)). Consiguientemente en esa manifestación estudiantil hacia el Rectorado, iniciada en la Facultad de Filosofía y Letras de la Ciudad Universitaria, que Vd. narra en p. 469, encabezada por López Aranguren y García Calvo... ahí estaba yo...(Vd. incluye a Tierno Galván... Yo, desde luego, no le ví... Se dijo que se “solidarizaba” en Salamanca)... Mas datos todavía... el potente chorro de agua que lanza la fuerza pública (Policia Armada) desde el camión cisterna anti-disturbios, fue directamente contra mí... (me protegí con un paraguas y me lo destrozó...). No porque fuese yo el más importante, sino porque estaba en la parte de la manifestación que estratégicamente querían dividir en dos (y lo lograron, claro), para mejor dispersarnos... Mas todavía... en el acto previo de preparación de esta manifestación, en la Facultad de Filosofía, yo fui uno de los representantes estudiantiles que hizo uso de la palabra desde arriba de la pequeña escalinata dentro del vestíbulo... Ya ve Vd.... y siempre en falangista, formando parte -antes en 1956 y luego en 1965- de un grupo falangista... En 1956 yo era un falangista “disidente” pero “silente” ... formando parte de la Centuria XVI de Montañeros de la Guardia de Franco (sic) que en 1957, en la Lonja del Monasterio de El Escorial, en el bloque de falangistas que, en formación, rendía honores a Franco -junto con el Batallón del Ministerio del Ejército- al pasarnos revista Franco, le dimos la espalda -militarmente giramos media vuelta en formación- para expresarle públicamente nuestra “disidencia”... En 1965 yo seguía siendo falangista “disidente”, pero entonces ya públicamente “subversivo”, con actividades fuera de la disciplina del Movimiento Nacional (... no de la Falange... Vd. siempre lo confundió...). Como en este caso Vd. no se extiende en relatar los hechos, yo tampoco voy a hacerlo. Queda constancia, sin embargo, que al ser yo co-partícipe también, podría dar mi versión con todo género de detalles y pormenores... No obstante, al hilo de lo antedicho, subrayar lo antes apuntado: Sistemáticamente Vd. mezcla; identifica Falange con Movimiento Nacional. Véase p.e. el descriptivo párrafo de p. 444 de su obra de confesión y arrepentimiento que nos ocupa: “En mi vida ya han quedado atrás, definitivamente, el Rectorado y mi residual adscripción a la Falange “(sic). Vd. se resiste a explicar al lector que desde el 20 de abril de 1937 -Decreto de Unificación nº 255- Vd. ha estado militando, bajo la jefatura de Franco, en el Movimiento Nacional (FET y de las JONS). Según nos cuenta Vd. mismo, su acercamiento o incorporación a la Falange fue en agosto de 1936, un mes escaso despues de comenzada la guerra civil (“Cruzada de Liberación” diría Vd. entonces). En aquella fecha, ya no había Falange... José Antonio seguía encarcelado en Madrid. En la España republicana (Zona roja), los falangistas todos -principalmente su jefatura- perseguidos a muerte; dispersos... tratando de pasarse, como fuese, a la España Nacional (el sector “rebelde”). Imposible hablar en agosto de 1936 de una Falange como organización y como “cuerpo total de doctrina”. Todo era entusiasmo... Se trataba de participar en una “Cruzada” y de “rescatar”; “liberar” a la España sojuzgada... donde además tenían preso a su Jefe Nacional. De ahí pasa Vd. directamente al Movimiento Nacional, nueva fuerza nacional “unificada”, a las órdenes de Franco. Su etapa como falangista; todo lo que Vd. de modo consciente y meritorio elabora en el terreno politico-doctrinal (entre ellos su trabajo “Los valores morales del Nacionalsindicalismo” que ya no recuerdo su contenido, pero que me prometo a mí mismo volver a leer, esta vez concienzudamente, bolígrafo en ristre), lo realiza dentro del Movimiento Nacional, dentro de su disciplina jerárquica y bajo la dirección de su Jefe Nacional Francisco Franco. Cuando Vd. decide abandonar la Falange, en realidad lo que abandona es el Movimiento; la actividad política -principalmente labor intelectual- dentro del régimen, a través del Movimiento Nacional. Es una pena... Pero en ningún momento se plantea Vd. abandonar la actividad política

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(intelectual) dentro del Movimiento y seguir siendo siendo y ejerciendo como falangista fuera del Movimiento... Lástima... Pero demuestra lo antedicho, i.e. Vd. siempre ha identificado Falange y Movimiento. Romper con la línea de fidelidad, devoción y disciplina a Franco, significaba para Vd. romper con la Falange... Grave desenfoque... Craso error... Lo hemos de lamentar todos, dada la gran valía de Vd. De todos modos -y aun lamentándolo- no he querido dejar pasar este “error de bulto” en su planteamiento intelectual descrito en sus “confesiones” o “descargo de conciencia”. Esto va a marcar su vida intelectual en los 40 años posteriores. La forma de querer expresar su “oposición al Régimen de Franco” es convertirse en “compañero de viaje”, en formar parte de “los abajo firmantes”... ¡Qué pena! Esto va a marcar, sin duda, su vida intelectual en los 40 años posteriores. La forma de querer expresar su “oposición al Régimen de Franco” es convertirse en “compañero de viaje””; en formar parte de “los abajo firmantes”... ¡Una lástima! Este tema merece párrafo aparte: El viejo “truco” de “los abajo firmantes” (la “retaguardia”. i.e. “compañeros de viaje” de los rogelios).- Creo que merece un pequeño comentario, porque Vd. lo justifica como un acto de gallardía; de sumarse a una petición de algo inequívocamente justo o como una denuncia de algo incontrovertiblemente cierto e injusto (p. 459-46I). Es algo de lo que puedo hablar con conocimiento de causa, pues a lo largo y ancho de nuestra actividad falangista ilegal -i.e. fuera de la legalidad del Movimiento Nacional- en la década de los 60 y siguiente, hemos tenido dilatada experiencia. Sabíamos de fuente fidedigna (i.e.de Moscú nada menos, según una confidencia de un buen “rogelio”) que al ser nosotros un grupo disidente, enfrentado al Régimen -aunque naturalmente desde una perspectiva diametralmente opuesta a la de los “rogelios”- se nos consideraba como “algo” interesante y, por lo tanto, se cursaron instrucciones de no rechazarnos, sino todo lo contrario, de “acogernos” y “aglutinarnos”... La razón de esta extraña directriz política proveniente de la casa “matriz” (Moscú) era que la existencia de nuestra grupo falangista (el FES), les servía a ellos para argumentar algo así como que “hasta los jóvenes falangistas están en contra del Régimen de Franco”. Consiguientemente, cada vez que redactaban y elaboraban un “Manifiesto” o documento de denuncia (siempre causas justas en favor de los estudiantes, claro) se buscaba nuestra firma. Nosotros nunca nos negábamos a ello. Nos ocurría lo misma que a Vd., i.e. eran causas justas... por lo tanto, ¿cómo no íbamos a estar de acuerdo? ... La diferencia, sin embargo, con la actitud de Vd. estribaba en que nosotros estábamos tan de acuerdo ... que queríamos colaborar más allá de estampar simplemente nuestra firma en el documento... queríamos “enriquecerlo”, i.e. queríamos añadir al texto que nos presentaban algún párrafo más... precisamente uno o dos párrafos comparando malévolamente al Régimen de Franco con las prácticas del odioso Régimen soviético... o acusando al Régimen de Franco de haberse desviado de los postulados originarios de la Cruzada Nacional, i.e. del más que justificado Alzamiento del 18 de Julio, etc. etc. Ni que decir tiene que los amables intermediarios que los “rogelios” solían utilizar como “correo” (los inefables y bien intencionados democristianos y liberales de siempre), volvían luego a conectar con nosotros y muy cabizbajos y apesadumbrados nos comunicaban algo extrañados, que nuestra razonada propuesta... no había sido aceptada. Reconocían que llevábamos razón i.e. si se trataba de criticar al Régimen de Franco... nada mejor y más “punzante” que compararle -en ese aspecto concreto- con los métodos utilizados por el régimen soviético... sobre todo a la hora de hablar de los consabidos y manidos “derechos y libertades”... o los “derechos humanos”... Si todas las comparaciones son odiosas... ¿qué mejor comparación que el sistema soviético? Téngase en cuenta además que los “rogelios” nunca confesaban su condición de “comunistas”. En las rotulaciones de sus grupos de activistas en la Universidad -igual que ahora- jamas figuraba la palabra “comunista” o “socialista”. De ahí que además quedaban al descubierto al negarse entonces a firmar un documento en el que figurase un párrafo donde se hacían

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semejantes comparaciones... Por consiguiente, los grupos “redactores” de tal “manifiesto” o de tal “condena” o de tal “petición” preferían prescindir de nuestra firma.... Pero quedaba bien en claro que nosotros no nos habíamos negado a firmar... Todo lo contrario, aumentábamos nuestra crítica al Régimen ... Eran ellos los que entonces se negaban a firmar... Eran ellos los que se delataban... Eran ellos los que “rompían” la unidad de los estudiantes (grave acusación entonces en la “lucha por las libertades”), etc. De otro lado, y refiriéndonos ahora en concreto a los mineros de Asturias (objeto del escrito en que Vd. estampa su valiosa y prestigiosa firma -p. 461-, señalar además que Vd., de forma consciente o inconsciente -en su afán de “vendetta” contra el Régimen político al que Vd. tanto debía y al que tan fielmente sirvió inicialmente- no veía o no quería ver “la otra cara de la moneda”, i.e. el árbol o los árboles de su inquina contra el Régimen más la coartada de que los hechos denunciados eran verídicos y justos, le impedían ver el bosque en su total dimensión... Vd. con su prestigiosa firma y otros “compañeros de viaje”, queriéndolo o sin querer, eran cómplices de una injusticia mayor a aquella que pretendían eliminar o mitigar. Vd. desde su inteligencia tenía la obligación moral de pensar en el alcance y repercusión de su apoyo a una pretendida “causa justa”. Sin necesidad de hacer hipotéticas conjeturas ni de recurrir a la ciencia ficción, voy a trasladarle el relato de lo que yo pude escuchar en uno de mis viajes a Oviedo -en la década de los 60- directamente de boca de un camarada falangista muy relacionado y versado en este tema de los mineros asturianos. Cuando los torturados o presuntamente torturados en Comisaría, eran puestos en libertad -no es necesario que fuesen precisamente por los que Vd. abogó con su firma- volvían a su trabajo al día siguiente o a la semana siguiente -según les conviniere- ya que ninguna empresa ni privada ni pública se hubiera atrevido a despedirles (hubiera supuesto la inmediata convocatoria de una huelga sectorial en “solidaridad” con los trabajadores despedidos por su lucha en favor de “las libertades”; los consiguientes “encierros” en las minas; manifestaciones callejeras; enfretamientos con las fuerzas de orden público; lista de heridos, masacrados, detenidos... su repercusión en la prensa internacional, etc. etc.), volvían en “olor de multitud”, sabiendo que su detención y torturas (o “torturas”) habían sido difundidas “urbi et orbi” a un muy alto nivel (gracias, entre otras, a su prestigiosa firma); pisando fuerte y dispuestos a proseguir su labor de “proselitismo” (i.e. de agitación y matonismo). Si la dirección de la empresa no les había despedido antes por los hechos graves que habían supuesto su detención, no se iban a atrever a hacerlo ahora cuando tanta gente importante -entre ellas Vd.- se había interesado por ellos. Dentro de esa pretendida “fuerza moral” (o “matonismo”) con que volvían, una de sus primeras acciones era localizar a algún trabajador de la empresa que fuese conocido como falangista, le aislaban y en el mismo lugar de trabajo, en el fondo de la mina, le sujetaban entre tres o cuabro, le abrían la boca para que otro se orinase en ella... Amenazando a la víctima con matarle -a él o a algún familiar- si su denuncia les reportaba alguna consecuencia... Luego, difundían la “hazaña” entre los compañeros para que se supiese bien quien mandaba allí, y a lo que se exponían los que se les enfrentasen o denunciasen... El jefe directo de este joven camarada minero que había sido víctima de algo más que las “torturas” por Vd. denunciadas, habló con el entonces Gobernador Civil de Asfurias, con el Comisario-Jefe de Policia; con representantes de la Dirección de la empresa, etc. Todos coincidieron que lo mejor era no “meneallo”... porque las consignas “de Madrid” era actuar con “prudencia” (vulgo cobardía); evitar incidentes mayores; no dar pie a manifestaciones; evitar los motivos que justificasen cualquier convocatoria de huelga o sucesos que pudieran tener repercusión en la prensa extranjera, etc. etc. La víctima -el joven falangista- no tenía otro remedio que cambiar de empresa y si podía, cambiar de lugar de residencia... Este fue uno de los efectos indirectos de estampar

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su prestigiosa firma entre “los abajo firmantes”... Proporcionar un “blindaje” a estos matones y asesinos en potencia... Por obra parte, decir que así se “gobernaba” en la España de los 10 últimos años del Régimen. Naturalmente, no por parte de Franco, sino por sus mandos intermedios, i.e. los López Rodó; los Martin Villa; Gabriel Cisneros; Torcuato Fernández Miranda; Herrero Tejedor, el propio Carrero Blanco, José Solís, etc. etc. Entre todos la mataron y ella sólo se murió... De forma consciente o inconsciente, todos ellos iban adoquinando el camino de la “gloriosa Transición” a la muerte física de Franco... La pretendida teoría del “maniqueismo” - La repetida teoría del “empate”.- Esta famosa palabreja del “maniqueismo” empecé a escucharla allá en la década de los 60 siempre en boca de los intelectuales o presuntos intelectuales que hacían hercúleos esfuerzos por negar la evidencia y llevarnos a la teoría del “empate”. Hasta entonces yo jamás había conocido a nadie -dentro del campo falangista- que sustentase tal teoría que Vd. pone en boca del denominado Bando Nacional -hoy “Bando franquista”-. Quizás Vd. como co-fundador de Radio Nacional de España lo pretendiese en su labor de propaganda a escala nacional, v.gr. el lema de “caidos por Dios, España y su Revolución Nacional-Sindicalista”, etc. Nunca, ni en época infantil o juvenil nos creímos literalmente que todos los combatientes de Zona nacional eran “buenos”, ni que todos los de Zona roja eran “malos”... Igual que tampoco nos creíamos que todos los alemanes o italianos eran “buenos” ni que todos los rusos, franceses, ingleses, etc. eran “malos”. Pero todo eso, los “nacionales” y los hijos de los “nacionales” lo teníamos claro desde los 7 ó los 10 años de edad. Por sabido se calla. No hemos tenido necesidad de llegar a la década de los 80 para enterarnos, ni haber leido su libro... Ignoro si al decir ésto le proporciono un disgusto, v.gr. que su labor propagandista -directa o indirecta- en los años en que Vd. tan activamente colaboró en y con el Régimen de Franco, a través de Radio Nacional de España (1937) y de otrros medios de comunicación (prensa, libros, cinematógrafo), no hizo mella en nosotros (... y mucho menos en aquellos que como yo frecuentamos luego los hogares, campamentos, albergues, etc. del Frente de Juventudes... Ahí jamás nos engañaron... Nunca fuimos literalmente lo que su nombre indicaba, i.e..”Falanges Juveniles de Franco”, sino precisamente todo lo contrario ... las juventudes más críticas del régimen de Franco... sin odio ni rencor, por supuesto.... La lógica se imponía). Otro hecho hacía imposible la pretendida teoría del “maniqueismo” que Vd.intelectualmente elabora o colabora en su ficción. Nosotros, las pretendidas “víctimas” de tal “teoría”, vivíamos en España, crecíamos en España y no aislados, sino rodeados de “vencedores” y de “vencidos” (N.B. Esta otra división sí es más cierta y más exacta... Efectivamente hubo “vencedores” y “vencidos”, pero con las correspondientes subdivisiones...). Esta aclaración ociosa o absurda, digna de Perogrullo, de que no “todos” los Nacionales eran “buenos” y de que no “todos” los rojos (en 1936-1939 en la España republicana no fue insulto... Lo grave de verdad es que le llamase a uno “fascista”... era preludio del “paseo” o del “paredón”) eran “malos”, y que Vd. y otros -por reducción al absurdo- han bautizado con el culto sobrenombre de “maniqueismo” (... no me negará Vd que las “clases trabajadoras” se habrán quedado un tanto perplejas ante tal palabra, aunque la utilizase el propio Santiago Carrillo o Marcelino Camacho...), tiene una segunda parte... No se conforma con una simple “negación”, sino que conduce inevitablemente a una “afirmación”... También falsa, por supuesto. La famosa teoría del “empate” hoy predominante en los medios de comunicación social de toda España, v.gr. la teoría de “tan españoles eran unos como los otros... sin distinción de bandos”; “barbaridades y atropellos hubo en los dos bandos...”; “tan brutos fueron unas como los otros...”; “entre tanta barbarie de lucha fratricida, hubo gente buena, con ideales, tanto en un bando como en el otro”... Lo dicho, la “teoría del empate”... que nos lleva a la conclusión de que “es

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necesario correr un tupido velo -mas bien “estúpido” velo- sobre tanta barbarie; sobre tanta sangre derramada, ante tanta tragedia de una sangrienta lucha fratricida... Hemos de esforzarnos todos para que tal tragedia no vuelva nunca a producirse en España... “ Amén... Pues, no... El planteamiento es falso. Completamente falso... Derivado de la ignorancia de los hechos históricos... De la falsedad, del engaño; de ocultar y tergiversar la Historia: a) De entrada, es necesario matizar ese deseo o anhelo natural a toda persona humana de que no haya guerras; de que no haya sufrimientos; que nadie padezca, etc. Pero el planteamiento así llevado, i.e. de una manera simplista y miope nos llevaría a abominar de la “guerra civil”, como causante de tantas horrores y de la lucha fratricida etc. Luego, la pregunta implícita e inevitable, sería lógicamente: “¿Quién empezó; quién desencadenó la guerra civil de 1936-1939?” La contestación -falsa y simplista-, no puede ser otra que:... “Franco” Otros más “enterados”, pero igualmente errados, añaden: “Franco acaudilló el Ejército rebelde que se sublevó contra la República... el sistema constitucional que se había dado libremente el pueblo español... de derechos y libertades que, con el triunfo del “golpe militar” fueron abolidos en 1939... (N.B. De ahí su calificativo perenne e imborrable y cada vez más usual.... “La dictadura del General Franco” ). El éxito de este falso planteamiento da lugar a que personas partidarias del “Bando Nacional”, basándose en la verdad histórica, con toda su buena fe, pero víctimas de la “intoxicación propagandística”, se apresuran a salir en “defensa” (sic) de Franco, exculpándole de que fuese él el “promotor” o iniciador de la “rebelión militar”, lo cual es verdad... pero sólo la medio verdad... No hay que esforzarse en “disculparle” o “exculparle” de un delito inexistente, sino todo lo contrario de exaltar su figura en su participación inicial en el Alzamiento Nacional -que luego el 1° de Octubre de 1939, acaudillaría... y no mediante un “golpe de mano”, sino por decisión/votación de los miembros de la Junta de Defensa Nacional que ostentaba el mando de la España nacional... (En el capítulo correspondiente del vol. IV de mi obra “Derecho-Estado-Sociedad”, lo expongo con más amplitud y detalle). El planteamiento es erróneo y falso porque se parte de un hecho falso, i.e. Hacer creer a las jovenes -e ignorantes- generaciones que España era en Julio de 1936 un pais donde reinaba una paz bucólica; un Estado democrático de Derecho, donde se ejercían las libertades democráticas, etc.etc. El “quid” de la cuestión estriba por lo tanto en que “Franco (sic) utiliza ¡la violencia!, i.e. desencadena una guerra civil, en lugar de usar métodos democráticos, i.e. ganar en las urnas”. Así de simplista. Así de falso. La necesaria matización no es desear que en jamás de los jamases se vuelva a producir el Alzamiento Nacional como el del 18 de Julio de 1936 , sino que en jamás de lo jamases se vuelva a reproducir la situación de oprobio, ignominia, injusticia y persecución en que vivía España (una buena mayoría de la sociedad española) a partir de febrero de 1936 con el triunfo del Frente Popular... El Alzamiento Nacional de Julio de 1936 no es un “acto de violencia” que hay que disculpar, sino todo lo contrario, un acto heroico, de generosidad, de entrega... no de un voto en las urnas, sino de la propia vida en aras de una España mejor. Frente a la falsa imagen de una España libre y democrática, dentro de un orden constitucional, donde se garantizaba el libre ejercicio de los derechos cívicos, etc. es necesario contraponer la realidad que se vivía y se padecía en la España posterior a febrero de 1936, después del Frente Popular; hay que argumentar con hechos históricos irrebatibles, irrefutables. Las nuevas generaciones, desde el desconocimiento de los hechos históricos (febrero-julio 1936) pueden “comulgar con ruedas de molino” y encajar la tesis constantemente propagada por este régimen “partitocrático” de la falsa imagen de una España idílica presuntamente democrática; un Estado de Derecho(?),libremente elegido por la ”ciudadanía”, que es derribado por la violencia de las armas,etc. Pero Vd. no sólo en su condición de Académico de la Historia, sino porque vivió

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aquellos acontecimlentos históricos, es imposible que apoye ni directa ni indirectamente esa falsa tesis de la España idílica y bucólica. Frente a los pretendidos argumentos de la victoria en las urnas, Vd. sabe que el Alzamientodel 18 de Julio fue la “ultima ratio”. Y Vd. sabe perfectamente que no fue un “golpe fascista-militar”, sino una explosión popular que se alza en rebeldía contra los atropellos y desafueros de un régimen injusto e ignominioso. Vd. conoce de sobre las razones históricas, si no mejor que yo, desde luego sí mucho antes que yo. Afortunadamente existen obras escritas perfectamente documentadas y documentación de aquella época, imposible de refutar (... pero sí de silenciar, que es lo que se viene haciendo en este régimen partitocrático). Bastaría ennumerar al respecto las siguientes: 1) La carta colectiva del episcopado español del 1.7.1937 Como Vd. bien sabe, en realidad no es una carta, sino todo un detallado y minucioso documento, donde los obispos que vivieron aquellos acontecimientos históricos, refutan punto por punto las falsedades históricas propaladas por el Bando rojo (el Gobierno “legítimo” de la República). Formando yo parte de la generación que creció despues de la Victoria del 1º de Abril de 1939, quiero hacer resaltar que Franco, a lo largo de los 36 años posteriores a la Victoria (o al menos que yo recuerde, i.e. en los 25 ó 30 años anteriores a su muerte), tuvo la “elegancia” de no querer aprovecharse de este documento histórico de primera magnitud. Puedo certificar -y lo he contrastado con personas de mi edad, incluso con sacerdotes declarados “franquistas”- que en vida de Franco nunca tuvimos ocasión de leer el contenido de tal “carta colectiva”... ni tampoco se nos leyó a través de la por Vd. fundada Radio Nacional de España. Es decir, todos habíamos oido hablar de ella, pero nunca se nos transmitió su contenido. Yo siempre creí que se trataba, como su nombre indica, de una mera “carta”. Hasta 1992 en que preparaba mi libro ya citado (vol. IV de “Derecho-Estado-Sociedad”), buscándola a propósito en la biblioteca y leyendo su contenido, no pude percatarme de que se trataba de algo mas, bastante más que de una ”carta”. Quedé asombrado de su alta valor documental, ya que relata minuciosamente los hechos históricos que ellas mismos -los obispos- habían vivido; de los que ellas habían sido y seguían siendo testigos. No se trataba de una “versión” pretendidamente interesada, sino de testimonios irrefutables. 2) Jose Mª GIL ROBLES, “No fue posible la Paz”. Barcelona, 1978. Con la publicación de este grueso volúmen, su autor nos hace un favor impagable.... Ante las acusaciones cada vez más directas de que por “culpa” suya se había propiciado el Alzamiento Nacional, la mejor refutacion que podía hacer Gil Robles fue esa precisamente: ilustrar a los “desmemoriados” cómo estaba España en Julio de 1936 y sus antecedentes históricos inmediatos. Dada la animosidad personal del autor hacia el régimen de Franco en general y hacia el propio Franco en particular, no puede en ningún caso considerarse su obra como un panegírico “justificativo” del Alzamiento Nacional. Está escrita para justificarse él misma pero no para justificar a Franco. Si con la documentación que aporta en este libro, verdaderamente irrefutables, la “ultima ratio” que justifica el Alzamiento Nacional queda confirmada, podemos decir que es “malgré lui”.. 3) Dictamen jurídico elaborado por un equipo de prestigiosos juristas (todos ellas de Zona Nacional, claro) presididos por Ildefonso Bellón, Magistrado del Tribunal Supremo, publicado en el B.O.E. del 15.2.1939, sobre la “ilegitimidad de los poderes actuantes de la República Española”. Ignoro si Vd. mismo colaboró en la redacción de tal dictamen, aunque su nombre no figura expresamente citado. (N.B. Por cierto, quién sí figura entre los redactores del citado Dictamen es el Prof. Torres López, en su condición de Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Salamanca... Nos estamos refiriendo al misma profesor que

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luego fuere Decano de la Facultad de Derecho pero de la Universidad de Madrid, figura principal reseñada en los sucesos antes referidos de 1956... y presúntamente “anti-régimen” de Franco, o como mínimo “anti-falangista”...). Como Vd. bien sabe, este Dictámen fue encargado por el propio Serrano Suñer en su condición de Ministro de la Gobernación. Es toda una lección magistral sobre el presunto Estado de Derecho del régimen política español en 1931-1936, en su doble vertiente, legitimidad/ilegitimidad de origen y legitimidad/ilegitimidad de ejercicio. Sorprendentemente a lo largo y ancho de todo el régimen de Franco, yo jamás había leido, ni tan siquiera había oido hablar de tal dictámen jurídico. Siendo un dictamen jurídico encargado oficialmente y publicado incluso en el Boletin Oficial del Estado, conteniendo argumentos jurídicos irrebatibles y de gran factura tecnico-jurídica es sorprendente que permaneciese oculto a lo largo de tantas años, después de su publicación. Ministros de Información, tan proclives a la propaganda del “régimen franquista” como Arias Salgado o Manuel Fraga (por no hablar del importante cargo que Vd. desempeñó en puesto clave para la difusión y divulgación de los “valores morales” del Régimen (...de los “valores morales del Nacional-Sindicalismo” luego hablaremos), no supieron o no quisieron sacar las lecciones correspondientes de este valioso documento. También sirve para percatarse de la curiosa “dictadura” del Régimen de Franco, si advertimos que en las Facultades de Derecho de las Universidades “franquistas” nunca se estudió el contenido de un dictámen jurídico, elaborado por prestigiosos hombres del Derecho, que contenía fundamentadas razones para rechazar el pretendido “Estado de Derecho” del régimen republicano y justificar sobradamente las razones jurídicas y morales del Alzamiento del 18 de Julio... Increible, pero cierto... El esgrimir constamente la tesis del “maniqueismo”, o mejor dicho el enarbolar la culta palabreja a modo de anatema contra cualquier intento diferenciador, de establecer una mínima clasificación o separación, conduce al absurdo de empeñarse en hacer creer que las diferencias no existen; nos lleva a la anti-científica generalización de que “todo el mundo es igual” en todas las latitudes; en todas la épocas... Esta reducción al absurdo llevaria a descalificar de antemano cualquier estudio sociológico para establecer p.e. el índice de criminalidad en un pais o en una región determinada y realizar un esfudio comparado con otras años o décadas o con otras países o regiones... Enarbolando el anatema del “maniqueismo” en su simplismo de que en ninguna circunstancia, en ninguna época, existe ni ha existido un núcleo de población o un colectivo de personas en donde todos sean “buenos” o donde todos puedan ser calificados de “malos”. Ello nos lleva a concluir que es un absurdo “maniqueismo” intentar establecer diferencias (índice de criminalidad) entre los habitantes de la región de Soria en la Edad Media y la población del Chicago de los años 20; o la “catadura moral” entre la población reclusa de una penitenciaria determinada y una comunidad religiosa de monjas clarisas... En todos los sitios, en todas las latitudes, en todas las épocas de la humanidad ha habido “buenos” y “malos”... Naturalmente... Eso lo podía firmar el propio Perogrullo... Para ella no hacia falta haber esperado a la aparición de su mencionado libro... Dando por sabido y por sentado que en todos los países y en todas las épocas hay o ha habido “buenos” y “malos”, lo que nos interesa a los humanos, al mortal medio que habita este planeta, es tener una referencia lo más aproximada posible; saber cuántos de cada; i.e. el porcentaje aproximado de cuántos “buenos” y de cuántos “malos”. Sin necesidad de haber vivido una guerra civil como la de 1936-1939 cualquier persona normal -pero que no haya leido su teoría del “maniqueismo” en su libro- sabe p.e. en Nueva York, que no es lo misnio irse a vivir al barrio de Harlem que al barrio de Manhattan. ...Hoy en día es más fácil poner ejemplos en esas latitudes que circunscribirse a Madrid... ya que las “autoridades“ de esta “partitocracia” se empeñan en darle a Vd. la razón... en otra época hubiera sido más fácil poner un ejemplo más cercano, diciendo que no es lo misma vivir en el barrrio de Salamanca que en el poblado de La Rosilla.. La gente normal y corriente no entra en discusiones filosóficas con Vd. y no establecería un debate sobre los “valores morales” del vecindario, de forma que Vd. fácilmente pudiese

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descalificarles con el culto epíteto del “maniqueismo”... Sin embargo, les funciona la lógica y si pueden, prefieren vivir en Manhattan o en el (antiguo) barrio de Salamanca... sin menospreciar a nadie y sin necesidad de calificarlos de “malos”. No obstante, hemos de reconocer que gracias a la unanimidad de los m.c.s. de este régimen la tesis -mas bien “el truco”- de descalificar cualquier intento de establecer diferencias en el capítulo histórico de la guerra civil, aplicándole el epíteto de “maniqueismo” se ha consolidado; ha hecho escuela... Puede Vd. estar orgulloso de ello... Rizando el rizo, le ha salido algún alumno aventajado como el pseudo-historiador norteamericano Payne -casi de igual talla que el británico Preston o el hispánico Tusell-. En una conferencia -en recorte de “ABC” que confio localizar para decirla la fecha- ha llegado a afirmar -dentro de la lógica del antedicho planteamiento de Vd.- que en la guerra civil española no hubo “buenos” y “malos”, sino que todos fueron “malos” (sic) ¿Qué le parece? Debe Vd. reconocer que le ha superado... En otro orden de cosas, me gustaría reseñar la reciente aparición en “ABC” 2.5.98 de un artículo firmado por Leopoldo Azancot que -como si gozase del don de profecía o de adivinación-, parece querer terciar en esta polémica. Su título no puede ser más acertado: “MANIQUEISMOS”... Entre otras cosas dice: “... no es de recibo que el rechazo de una doctrina viciada, como lo es el maniqueismo político, se traduzca en un relativismo ético de proporciones demenciales..“. Le recomiendo su atenta lectura... Parece como si se hubiese inspirado en su mencionado libro... b) La actitud lógica de un intelectual de la talla de Vd., máxime cuando es -entre otras cosas- académico de la Historia, frente a tanta confusión, tanto “batiburrillo”; tanta “globalización” y tanta generalización superficial, sería pedir “luz y taquígrafos”; investigación serena y profunda de los hechos históricos. Respecto al tema que nos ocupa -la guerra civil; los dos bandos enfrentados; el régimen político existente en la España anterior al Alzamiento; el régimen político que lo sustituye, etc.- hay perspectiva histórica suficiente; documentación muy valiosa incontrovertible; testigos presenciales que todavía viven, etc. El marco ideal para llevar a cabo una seria investigación histórica que refute el pretendido “maniqueismo” que Vd. denuncia.

Lo extraño del caso es que Vd. en su mencionado libre se apresura a descalificar cualquier iniciativa seria de esclarecer las cosas. Por si acaso alguien le fuere a recordar que ya existen suficientes libros perfectamente documentados donde se exponen los datos contrastados del número de víctimas de uno y otro lado; del número de asesinatos de uno y otro lado; del número de tropelías de uno y otro lado, etc. etc. Vd. ya se anticipa a lanzarles el anatema correspondiente utilizando una frase feliz, lo más florida y novedosa que haya podido encontrar. Para Vd. Ia tarea seria y rigurosa de una profunda investigación histórica. es “.. apedrearse con muertos” (sic. ver p. 464). Resulta evidente... Lo que Vd. pretende a toda costa es que se consolide la teoría del “empate”... Naturalmente que en uno y en otro lado había españoles “buenos” y españoles “malos”... pero vamos a estudiar; analizar; investigar... lo más aproximadamente posible; lo más exactamente posible... cuántos de cada en uno y en otro bando... y no simplemente “a ojo de buen cubero”, o mediante las tesis del “consenso” o de la “reconciliación” entre hermanos (las consabidas -e interesadas- tópicos manidos de “no hay que mirar al pasado, sino mirar al futuro...”; “en lugar de buscar lo que nos separa, debemos buscar lo que nos une...” y tantas otras). El empeñarse en cimentar -echar cemento- a la teoría del “empate” falseando los datos históricos de lo que realmente sucedió en la España de 1936-1939; pretendiendo que es lo “políticamente correcto” para “restañar heridas” y “enterrar definitivamente los demonios familiares”, evitando así el resurgimiento de “viejos rencores entre hermanos”, etc. (inevitablemente van surgiendo más frases manidas; los consabidos tópicos... La retahila sería interminable)... Montar la “reconciliación” sobre una falsedad histórica no es solución, es una aparente y falsa solución... y sólo sirve a corto plazo... pan para hoy,

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hambre para mañana.. Tampoco es solución argumentar con frases-tópicos aunque sean de novedosa factura como la suyo antes citada (“apedrearse con muertos”... Vd. no ha querido utilizar la más popular descalificación de “establecer el macabro balance necrófilo”). Debería Vd. tener cuidado con las frases ingeniosas para descalificar argumentos serios... El pueblo llano -el español- es muy hábil y agudo en esa práctica... Se me viene a la memoria dos frases de ese estilo, que según creo circulaban en los años de guerra, y que le pueden servir de aviso... “Ni “bueno” ni “malo”... sino todo lo contrario” (tomado de una obra de teatro cuyo título era: “Ni pobre ni rico, sino todo lo contrario”)... Y otra todavía más certera que solían esgrimir los combatientes -del Bando Nacional, claro- encuadrados en los Tercios de Regulares: Esta guerra no la van a ganar ni los “buenos” ni los “malos”... la ganarán los “regulares”... La teoría del “empate” está cada vez más extendida porque es la que mejor cuadra; la que más conviene a la “filosofía” del régimen actual... No sólo a las generaciones que ignoran el pasado histórico de su pais (antes hubiera dicho “Patria”, pero no pudo entrar el término en la Constitución que libremente se han dado los españoles” (sic)... como tampoco pudo ser admitido el término de “Dios”... Si tiene curiosidad en el tema, le recomiendo la lectura del capítulo correspondiente en el vol. IV de mi obra “Estado-Derecho-Sociedad”)... sino tambien a los que no quieren investigar la verdad histórica... Es la pereza intelectual disfrazada de falsa caridad o benevolencia, i.e. “por no hurgar en la herida”... El interesado en echar paletadas de cemento a la teoría del “empate”, i.e. el ignorante en la materia, pero que se empecina en seguir siéndolo porque le conviene, se asemeja a aquel espectador de un partido de baloncesto cuyo resultado final fue de 120 a 40 y que, sin embargo, cuando le preguntaron los amigos, comunicó que el partido había quedado en “empate”... Cuando los resultados aparecieron en la pantalla de televisión, él defendía su ignorancia y su desinterés por el partido aduciendo que lo que él podía “certificar” es que los jugadores de uno y otro equipo estuvieron todo el partido corriendo de un lado hacia el otro y en cuanto a los encestes -que el no llevó la cuenta ni miró al marcador oficial- si bien es cierto que unas encestaban, tambien es lo cierto que los otras tambien encestaron...” Y podríamos añadir nosotros: “... pero yo no voy a llevar el “macabro” recuento de cuántos encestes por uno y otro bando... los dos equipos lucharon con valentía y ardor... los dos bandos cometieron tambien “marrullerías” o “salvajadas” como buenos españoles que eran... los de uno y otro equipo... Luego... “ergo”... EMPATADOS los dos contendientes...” Evidentemente, éste sería el comentario de un ignorante en materia de baloncesto, que ni sabe ni quiere saber nada de tales “enfrentamientos” en una cancha... que probablemente tenga amigos en uno y otro equipo, hambre de “consenso”, cuyo principal objetivo es no entrar en polémicas, buscando lo que les une en lugar de subrayar lo que les separa, etc. y sabe muy bien que hablar de una “victoria” frente a una “derrota” es provocar discusión; enfrentamiento, etc. etc. Sin embargo, todo aquel que se atenga al marcador -a datos objetivos- se percatará de que no estamos ante un “empate”, sino ante una “goleada” que refleja una diferencia abrumadora entre uno y otro equipo. Su actitud ante este tema de “estudio comparado” entre el Bando Nacional y el Bando Rojo (España 1936-1939) es harto contradictoria. De un lado, aprovechando la “desmemoria” natural de unos y la ignorancia de otros, Vd. ex-comulga con el culto vocablo de “maniqueismo” cualquier teoría que suponga atribuir no ya la victoria militar de un bando sobre el otro (del Bando Nacional sobre el Bando Rojo), lo que históricamente es innegable, sino muy especialmente la victoria moral. Como quiera que tampoco se atreve Vd. a llegar tan lejos como a atribuir esa victoria moral (en el sentido de más elevados valores morales) al bando vencido militarmente, Vd. aboga por consolidar la “teoría del empate”. Para mantener tal teoría es necesario que no se destruya tal ficción, y para ella Vd. se apresura a descalificar cualquier

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intento de poner en claro los irrefutables datos estadistícos. Tanto mediante la utilización de frases ingeniosas como la antedicho de la p. 464 (“apedrearse con muertos”); o esa otra que figura en p. 465: “... el macabro deporte de lanzar los muertos propios contra el rostro del adversario”), como mediante la aplicación de un presunto “baremo teológico” aduciendo falsamente que tan criminal y genocida es el que mata a seis millones de seres humanos (sean o no judios) como el que mata “sólo” a un millón... equivalente a decir que lo mismo fue el famosísimo “bombardeo de Guernica” (126 víctimas) como el bombardeo de Hiroshima y Nagasaki, o el de Dresde (febrero 1945: 300.000 víctimas; o quizá “sólo” 150.000... o “únicamente” 60.000 ??), i.e. que tan horrendo crimen fue la matanza sistemática de sacerdotes, religiosos o monjas, de todas las formas imaginables, en la Zona roja (independientemente de que fueran más de 7.000, o “sólo” 5.000...) como el fusilamiento de sacerdotes vascos en Zona Nacional (aunque sólo fueran 17, y no por ser sacerdotes, sino a pesar de serlo). Es una falacia. Naturalmente que cuentan las cifras, las cantidades... La criminalidad; la vesania ejercida en la Zona Roja (vuelvo a recordarle que Vd. suele escribirlo entrecomillado, como si fuere una injuria, en la España de 1936-1939, era un título de honor... Repito que -y Vd. lo sabe- lo que era verdaderamente terrible es que le llamasen a uno “fascista” en Zona Roja... era preludio de la muerte...), no se refleja “simplemente” porque fueran 7.950 o “sólo” 5.700 los sacerdotes y religiosos/as asesinados, sino por el hecho de que fue materialmente imposible elevar más esa cifra de asesinatos... Por la “sencilla” razón de que ya no había más a quienes asesinar... Algunas veces es engañosa la estadística, v.gr. relativamente “baja” la cifra de asesinatos en Toledo o en Teruel... Naturalmente, porque Toledo -hasta la liberación del Alcázar- sólo estuvo sometido al terror rojo (dicho así, sin comillas) dos meses y medio. En cuanto a Teruel -la única ciudad que logró “conquistar” el Ejército rojo- sólo estuvo bajo su dominio 45 días (durante los cuales los rojos -así, sin comillas- se apresuraron a “procesar”, encarcelar, trasladar y finalmente “ajusticiar” al Obispo Fr. Anselmo Polanco... lo primero es lo primero...). De la lectura de su libro me resulta evidente que Vd. es perfectamente consciente de la imposibilidad de establecer un “empate”, desde el punto de vista “cuantitativo” de las víctimas causadas en uno y otro bando. En la “nebulosa” de su planteamiento, prefiere acogerse a un hipotético balance “cualitativo” de lo ocurrido en una y otra zona en los años de la guerra.. (N.B. Tambien en este punto le han salido imitadores, v.gr. José Luis Sampedro, de quien luego hablaremos). Con los datos que Vd. conoce en la fecha en que escribe el libro, Vd. es consciente de de que no puede culminar su ferviente deseo de esgrimir una “teoría del empate” que justifique su pretendido “descargo de conciencia”. De ahí que Vd. fervientemente desee que ya una vez muerte Franco empiecen a ser publicados una serie de obras y documentos que avalen la falacia de la “teoría del empate”. En su ferviente deseo, Vd. llega a invocar figuras de pseudo-historiadores como Ian Gibson para que se “animen” a escribir sobre las presuntas barbaridades cometidas en el Bando Nacional y presuntamente ocultadas al pueblo español a lo largo de los 39 años de la “oprobiosa dictadura”. Vd. abriga tal esperanza, apoyándose incluso en “datos conjeturales” (sic p. 281) que ha encontrado en la obra de R. Tamames... Leyendo las p. 280 y 281 de su libro se percata uno mejor de sus contradicciones. Hasta la facha en que Vd. publica su libro (1976, un año despues de la muerte de Franco), Vd. es consciente de que con lo publicado hasta esas fechas, es imposible defender la “teoría del empate”. (Y de ahí que Vd. recurra a frases lapidarias como la antedicho de “apedrearse con muertos” o la del “macabro deporte de...” para descalificar a quien intente esgrimir el “marcador” de los datos reales y objetivos). Reconoce Vd. de un lado que tanto “los artículos y reportajes de la prensa “nacional” -¿por qué lo entrecomilla? ¿Cuándo discutió o refutó Vd. tal denominación?- como los relatos de los ex-cautivos, la ulterior publicación de la llamada “Causa General” y años más tarde la tesis doctoral de un inteligente sacerdote...” (se está Vd. refiriendo al hay Obispo Antonio Montero, autor de un libro sobre la persecución religiosa en la España

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roja...), son irrefutables. En su ferviente deseo de que se publiquen datos del “otro bando” que igualen o nivelen al menos, las barbaridades y atropellos que ni Vd. ni nadie se atreven a rebatir (v.gr. p. 281: “¿Cómo negar tal evidencia o minimizar tal realidad?”), Vd. lanza a modo de “pistas” o puntos de referencia; campo de investigación para esos pseudo-historiadores a los que anima a realizar tal tarea... (Una pregunta obvia: ¿Y por qué no acometió Vd. mismo tal tarea? Siendo además, Académico de la Historia, por qué no organizó o dirigió Vd. mismo un equipo de historiadores o de pseudo-historiadores que se dedicasen a tan encomiable tarea: el esclarecimiento de la verdad histórica? No le hubieran faltado financiadores...). Veamos algunos de los temas que Vd. sugiere o incita a que se investiguen (en su declarado y ferviente deseo, y abrigada esperanza de que sea un “filón” de datos y cifras con que nivelar la macabra e irrefutable realidad conocida hasta la facha (1978) en que Vd. publica su libro): 1) “...Pero de los millares de asesinatos que durante la guerra, bajo el orden externo más riguroso y la más impecable disciplina...” Sin quererlo, ya está Vd. elogiando al Régimen político de la España Nacional... Compárese esta situación con el “terror rojo”, literalmente hablando, i.e los desmanes; atropellos; asesinatos etc. de los “incontrolados” en la Zona roja... hasta que el Partido Comunista se va haciendo cargo de forma implacable, con sus “chekas”, de la mano de Sudoplatav, del “orden público”... Es cuando comprendemos mejor esa frase atribuida a Goethe -nunca localicé el texto original- “Prefiero la injusticia al desorden”... El “desorden” de la Zona roja era indudablemente algo mucho peor que la injusticia ... 2) “... fueron cometidos en Sevilla, en Valladolid, en Zaragoza, en La Coruña, en el Badajoz recien conquistado, en las villas de la Rioja y de la Ribera navarra...” Vd. se hace eco de una falsedad que suelen esgrimir, sin demostrarlo, en sus múltiples comparecencias ante la prensa, radio o televisión (pública y privada) personas como Santiago Carrillo, para “justificar” su asesinato masivo de Paracuellos. Vd. en p. 282- 283, “con íntima pesadumbre” se confiesa culpable por omisión “...por no haber denunciado con valentía... o por no haber ayudado “a quienes sin mancha de sangre en sus manos estaban sufriendo persecución” ... ¿Se refiere Vd. a Manuel Hedilla quizás? No tiene Vd. necesidad de hablar en forma abstracta. El clamoroso injusto caso de Hedilla, en su condición entonces de Vd. como falangista, tenía que ser sobradamente conocido por Vd. ¿Qué hizo Vd. por remediar tan injusta situación? Estuvo sufriendo años de cárcel. Se le había condenado a muerte por un Tribunal Militar. Gracias a la decidida intervención de Serrano Suñer (que Hedilla nunca le agradeció), se logra que Franco conmute la pena capital por cadena perpetua. Vd. sabía todo ésto. ¿No le remuerde la conciencia? Vd. ahora en 1998, después de las obras publicadas por Ricardo de la Cierva; Casas de la Vega y muy principalmente por Martin Rubio, quien después de una exhaustiva y rigurosa investigación en Badajoz -ver datos bibliográficos más adelante- demuestra de forma irrefutable que el relato transmitido con todo lujo de macabros detalles (la pretendida “lidia” y muerte a bayonetazos de los prisioneros rojos en la plaza de toros de Badajoz, con los aplausos de las “señoritas” de la alta burguesia franquista,etc.) a lo largo de estos años, no es más que una burda patraña, debería confesarse culpable ante Dios y ante su conciencia, porque Vd. siendo Académico de la Historia, habiendo transcurrido más de 50 años desde los pretendidos sucesos, en lugar de investigar la realidad histórica, ha sido capaz de cometer el delito (y el pecado) de calumniar gravemente a personas concretas -no sólo al vago y abstracto “régimen político”- Vd. con su inteligencia y con su posición intelectual -y con los medios a su alcance- no tiene la disculpa o el atenuante de los “pobres ignorantes”... En teología católica, creo, lo califican de “ignorancia culposa”; en un hipotético proceso penal, su condición social/intelectual

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tampoco le serviría de atenuante, más bien de agravante... (N.B. Quiero añadir al respecto que en conversación recientemente mantenida con Angel Palomino, él afirma de manera rotunda que tal falacia ocurrió en la realidad... pero en el Bando Rojo...en la plaza de toros de Talavera de la Reina...asesinando de esta forma macabra a sacerdotes (!). Como ya digo antes, Vd. en su afan, en su ferviente deseo de apoyar la “teoría del empate”, faltando gravemente a su condición de historiador, es capaz de apoyarse en conjeturas (los “datos conjeturales” de R. Tamames); relatos, etc. Estoy muy habituado a ello. Es un hábito inveterado de los españoles en general, incluyendo a mis camaradas falangistas. De ahí que sea un tema que tenga muy meditado; muy “rumiado”. Sin embargo, lo que en ellos es en buena parte disculpable, en Vd. es imperdonable. Me explicaré... En vida de Franco, los rumores; las insidias; las conjeturas sobre “crímenes” que se le atribuían -a su régimen o incluso a él personalmente-, desde el punto de vista teológico, en recta conciencia, eran inaceptables. La teoría del “piensa mal y acertarás” no está admitido en la teología católica. Sin embargo, era disculpable desde el punto de vista humano... e hispánico (costumbre inveterada). Se daba por hecho que Franco nunca permitiría una investigación histórica rigurosa donde él pudiese resultar culpable... y mucho menos la publicación de tales resultados... Desde bien joven yo he oído -incluso en círculos falangistas- la “certeza” de que Franco había intervenido en el accidente aéreo de Sanjurjo; idem en el de Mola; y, por supuesto, en la no liberación de José Antonio de la cárcel de Alicante, negándose a su canje, etc. etc. También, de las “barbaridades”, crímenes masivos, etc. cometidos por las tropas nacionales (“moros y legionarios”) en Badajoz y en los demas puntos geográficos que Vd. cita en su p. 281. (N.B. Una pequeña matización que tampoco quiere dejarle pasar: Vd. habla de que Badajoz fue “conquistado”... Le rectifico desde mi experiencia del Madrid rojo de 1939... Badajoz, Madrid, Teruel, etc. no fueron “conquistados”, sino liberados... Quedo a su disposición para relatarle mi experiencia como niño -y la de mi familia- en el Madrid rojo... De momento, haga que le pasen el video con imágenes que quedaron grabadas de la entrada de las tropas nacionales en el Madrid de marzo de 1939... Una imagen vale por cien palabras... Parafraseando un anuncio televisivo... “el algodón no engaña”... las imágenes no mienten... la explosión de alegría de la población -principalmente de la chiquillería- saliendo al encuentro de las tropas “fascistas”, no deja lugar a equívoco de que Madrid fue liberado de la dominación y del terror rojo... Igual que las imágenes de la entrada de Yagüe en Barcelona y de la celebración de la primera Misa en Barcelona, en la Plaza de Cataluña, atestada de gente enfervorizada, desde hacia casi 3 años (se dice pronto... y el desmemoriado de D. Jordi sin agradecerlo...)... Las imágenes de mujeres catalanas llorando emocionadas y agradecidas, queriendo besar la mano del General Yagüe cuando se presenta en la Pza de Cataluña..¿Lo recuerda Vd.? Yo tenga el “video” a su disposición... y para más “inri” con la voz en “off” del muy caradura pseudo-historiador Tuñón de Lara -”Muñón” de Lara como atinadamente le calificó Vizcaino Casas, porque amputa la verdad histórica- intentando con toda desfachatez hacernos ver lo blanco como negro... y hablándonos -como Vd. hace- de la “conquista” y de la “invasión” de Cataluña por las “tropas franquistas”... Consiguientemente, y partiendo de tal supuesto cierto (i.e. la imposibilidad de una investigación histórica en documentación “custodiada” por el régimen, si tales documentos podían inculpar no sólo al Régimen, sino incluso al propio Franco), aunque yo nunca dí pábulo; nunca propagué tales “datos conjeturales”, nunca pude rebatirlos... mientras vivió Franco (aunque evidentemente, la más elemental norma del derecho positivo y de Justicia -con mayúscula- exigiría la carga de la prueba a los calumniadores o propagadores de tales “datos conjeturales”... Incumbit probatio qui affirmat, non qui negat”... Sin embargo, una vez muerto Franco, y ya transcurridos más de 22 años de su muerte; cuando no sólo está prohibido, sino más bien aplaudido y premiado el atacar su memoria y vilipendiarle (... en estos casos siempre me acuerdo de la innata cobardía de su más directos benefactores y

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estrechos colaboradores, v.gr. Fraga; Martin Villa; Adolfo Suárez; Gabriel Cisneros y un largo etcétera (empezando por “alguien” al que el nuevo Código Penal “de la democracia” no me permite mencionar...)... ¿Por qué permanecen mudos como si no fuere con ellos?); cuando sus más encarnecidos enemigos y detractores han estado en el poder y han tenido todo, absolutamente todo a su entera disposición ... entonces el planteamiento es totalmente al revés; la fuerza de la lógica se impone y echa por tierra todo aquella que en vida de Franco quedaba en el terreno de lo “sospechoso”; lo “probable”; la duda razonable del “quid prodest”, etc. Después de 22 años ya no. Si no se ha demostrado todavía la “presunción de culpabilidad” de Franco, a pesar de todas las incitaciones -entre ellas la de Vd. en p. 280-281- de todas las ayudas oficiales; de todos los premios editoriales a quien escriba un libro contra Franco; un programa o toda una serie de televisión, etc.etc. podemos concluir sin miedo a equivocarnos que tal evidencia no existe, mal que les pese... entre otros a Vd. Desde un punto de vista sociológico, es interesante destacar que 20 años después de haberse publicado su libro donde figura la mencionada invitación/incitación a que se escriban y se publiquen toda esa serie de obras -teóricamente imposible de ser publicadas en vida de Franco- , donde se habían de hacer públicas las “barbaridades”, “salvajadas” y “horrendos crímenes” presuntamente cometidos por el “bando franquista”... Con todo el viento a su favor... con todos los medios a su favor... con la posibilidad de hacerlo con cargo a los presupuestos del Estado; de las Comunidades Autónomas o de los Ayuntamientos (a título de ejemplo citar a la Comunidad Autonóma de Madrid, presidida entonces por Leguina que reeditó en edición de lujo la obra del General Rojo... Con qué alegría y satisfacción hubiera editado/financiado cualquier otra de cualquier otro Rojo o “rojo”..). Sobre la pretendida “masacre” de Badajoz... y a pesar de que la Comunidad Autónoma de Extremadura está presidida desde hace años y años por un conspicuo socialista (PSOE) Rodriguez Ibarra, sólo ha podido auspiciar/financiar un par de obritas muy flojas, conteniendo afirmaciones más bien periodísticas, sin base documental alguna... que los “rogelios” se guardan mucho de citar... Si las tales obritas hubieran tenido el éxito esperado y apetecido, fácil es imaginar la propaganda que se hubiera montado en torno a ellas... premios literarios, etc. En tal caso, hubieran servido de base para un merecido (?) homenaje a las víctimas de la “barbarie franquista”; con la consiguiente colocación de una lápida conmemorativa con los nombres y apellidos de las víctimas; amén del pago -con efectos retroactivos- de la correspondiente pensión a los familiares de las víctimas, etc. etc. No ha habido tal... y no por falta de ganas de las autoridades del PSOE ... Sólo se realizó un pseudo-reportaje en la TV oficial, hablando, diciendo, señalando... por parte de un pretendido testigo presencial... Ni un sólo documento; ni un sólo nombre de las pretendidas miles de víctimas de tal barbarie.. Es interesante destacar que Vd. sin quererlo, precisamente porque es Vd. inteligente -sin comillas; lo digo con toda naturalidad- y precisamente porque es innato su sentido de historiador, a la hora de hacer esa “invocación”, animando a historiadores y pseudo-historiadores (como Ian Gibson) a escribir y publicar sobre los presuntos “millares de asesinatos” en Zona Nacional (p. 281), da Vd. “en el clavo”... o visto desde otro enfoque... “se pilla los dedos” (sin quererlo, repito), v.gr. ver nota 6 de la citada pág. 281: “Las cuestiones se arraciman; y puesto que sobre mi conciencia las llevo, enunciaré algunas, aunque éste no sea un libro de Historia: ... 2º el NOMBRE de los muertos en “zona nacional”... A su cabeza, el de García Lorca. Bien... Pero ¿dónde está el Gibson de TANTOS, TANTISIMOS OTROS, aunque no fueran tan eminentes ni tan poetas como Federico...” Genial... Le aplaudo... aunque sólo en parte... Lo suscribo -aunque no en el “animus” que a Vd. le empuja-. Vd. se delata en su ferviente deseo de que se publiquen datos, NOMBRES... que ayuden a confirmar la pretendida “teoría del empate”... Vd. escribe en 1976... Sin embargo, más de 20 años después, el balance para Vd. y sus

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propósitos no puede ser más desolador... Ni los Gibson; ni los Preston; Payne; Tusell; Viñas; Fusi, etc. ni el fallecido Tuñón de Lara -a pesar de tener todos los medios a su disposición, incluyendo los medios oficiales- lo han logrado... Siguen trabajando sobre tópicos, “datos conjeturales”... No aportan datos objetivos, fidedignos, incontrovertibles; NOMBRES... como Vd. muy acertadamente pedía... y esperaba... Por contra, del “otro bando”, sin casi medios; con el “viento en contra”, con el “muro de silencio” oficial (el de los m.c.s. gubernamentales) y del “oficioso” (los poderosos m.c.s. privados a favor de la tesis oficial) se han venido prodigando obras con datos irrefutables; irrebatibles, que echan por tierra la pretendida “teoría del empate”. Cito alguna de ellas, sin que tenga carácter exhaustivo: 1) José Mª GIL ROBLES. Su obra antes citada: “No fue posible la paz” Barcelona, 1978. Es un libro verídico, muy valioso, con datos de primera mano, que demuestra y explica, desde un enfoque histórico y análisis sociológico profundo -acompañado de la pertinente documentación irrefutable- que la guerra, el Alzamiento Nacional fue la “última ratio”... porque ya no era posible seguir viviendo así, bajo esas condiciones impuestas por el “Frente Popular”... Pudo haberse publicado perfectamente en vida de Franco. Quizás el autor no quiso para evitar que se considerase como una “adhesión” al Régimen... Lo ignoro. Sin embargo, lo que resulta evidente es que Gil Robles no quiso permanecer callado ante tanta ignorancia y tanta estupidez sobre las causas reales y verdaderas que motivaron (y por ende justificaron) el Alzamiento del 18 de Julio... Y para beneficio, no de Franco -ya muerto cuando se publica este libro- ni de sus directos colaboradores -buena parte de ellos bien callados, por cobardía- sino de la verdad histórica. Ahí se relata minuciosamente, con todo lujo de detalle, de datos históricos comprobables e irrefutables; con fechas; con NOMBRES... por qué no fue posible la paz (como tan acertadamente reza el título de la obra). Gil Robles echa por tierra todo ese presunto cuadro bucólico de un régimen “libre y democrático”; un presunto Estado de Derecho... bárbaramente derribado por la “violencia”; por un “golpe fascista militar” frente a una pretendida “voluntad mayoritaria” de un pueblo que se había expresado “libre y pacíficamente” en las urnas en febrero de 1936... No me extiendo en más elogios de este libro de Gil Robles. Doy por hecho que Vd., después de haber escrito su “Descargo de conciencia” , habrá leido esta obra que no pretende ser “neutral” y que no importa sea considerada como de “auto-justificación”... Lo que importa son los hechos históricos que relata; los datos y documentos que aporta. Incontrovertibles... Gil Robles no fue nunca “santo de mi devoción”, pero le quedo profundamente agradecido. Ha hecho una fabulosa aportación a la verdad histórica y yo le cito profusamente en mi obra ya citada (vol. IV de “Derecho-Estado-Sociedad”). Bien que se lo merece, frente a tanto majadero y a tanto incompetente, aunque ostenten (mas bien “detenten”) una Cátedra de Historia Contemporánea... Así está el nivel de nuestras Universidades... 2) Vicente CARCEL ORTI: “Mártires españoles del s. XX. Madrid, 1997. Todo un libro; una magnífica obra de investigación. Como a Vd. -y a mí- nos gusta... Con NOMBRES Y APELLIDOS... Las biografías detalladas y la descripción de cada uno de los asesinatos. Escuetamente. Resumidamente... Del conjunto de tragedias individuales se puede efectuar la suma de la tragedia colectiva... Nada de un “totum revolutum”; de intentar resguardarse en una “barbarie colectiva” consecuencia lógica de toda “guerra civil”, etc. etc. Esa sería la mejor forma de fabricar un artificial “empate”. Por el contrario, ahí se indican los NOMBRES de los asesinos, e incluso en muchas ocasiones, el nombre de los testigos presenciales... y el NOMBRE de las víctimas, siempre... añadiendo los datos complementarios necesarios para poderse comprobar su veracidad: fecha y lugar de nacimiento; fecha y lugar donde fueron asesinados... y la manera en que se llevó a cabo el

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asesinato, etc. etc. . 2bis). Antonio MONTERO MORENO: Historia de la persecución religiosa en España. 1936-1939. Madrid, BAC, 1961. Nueva edición: Madrid, 1999.- No podemos “contabilizar” esta obra entre aquellas publicadas después de que Vd. “animase” en su citado libro a decir “la verdad” sobre las pretendidas atrocidades cometidas por el otro Bando, dando NOMBRES, datos históricos, etc. que se pudiese sumar al relato tan ampliamente difundido sobre el asesinato de García Lorca... Ni siquiera se puede incluir esta obra entre aquellas donde se demuestra y confirma todo lo contrario a lo que Vd. pretendía, debido a la fecha de su publicación. En efecto, se publicó en 1961 y Vd. mismo la cita, pero no contribuye Vd. a esclarecer el por qué su autor se negaba en redondo a publicar una nueva edición, ni siquiera una re-impresión, a pesar de haberse agotado la edición en 1963 y haber recibido el autor numerosas ofertas editoriales. Ahora en 1999, la B.A.C. ha decidido re-editar esta valiosa obra que contribuye a reafirmar todo lo contrario de lo que Vd. pretendía... Ignoro si Vd. mismo ha contribuido a que, después de 38 años, se reeditase... Pudiese ser que indirectamente Vd. ha coadyuvado a su re-edición, a la vista del “dislate” provocado en el foro de las ideas al promover la falsa “teoría del empate”. 3) Angel Garralda García: La Persecución religiosa del clero en Asturias (Tomo I: Maritirios, 1983 y tomo II: Odiseas, 1.978). Gráficas SUMMA. Oviedo. Mi joven camarada Joaquín GARCIA CERNUDA -que eficazmente me está ayudando a resolver los “problemas informáticos”- lo tiene en su poder y lo elogia como se merece. Por indicación suya lo insertamos -con todo merecemiento- en esta relación de libros publicados con posterioridad al de Vd.... y de signo cabálmente contrario al por Vd. apetecido... 4) José Fermín GARRALDA: La persecución religiosa en España (1936-1939). Madrid, 1990 (... que, con todo mérito, debería haberse incluido en la lista anterior de libros, dada su meritoria tarea de investigación científica, y dado que el año de su publicación es muy posterior al de su citada obra... pero no lo he podido localizar, y lo cito de “segunda mano”). Su contenido es como debe ser... Con datos comprobados; con NOMBRES Y APELLIDOS de las víctimas; de los horribles crímenes -sin comillas- cometidos por los legítimos antecesores de sus hoy encendidos elogiadores. De forma trágica y lamentable, los asesinos despiadados de 1936-1939, vencidos y derrotados, moral y físicamente, sin paliativos, el 1º de Abril de 1939, se han convertido hoy, en la España post-1975, por la dejadez, cobardía y decadencia espiritual de tantos y tantos vividores del “franquismo”, que venían dominando el panorama político español desde muchos años antes de la muerte de Franco... y con la inestimable ayuda de personas de gran talla intelectual como Vd., en los “vencedores morales” de una contienda, convertida en Cruzada por “obra y gracia” (... maldita gracia...), precisamente de sus masivos y selectivos crímenes... 5) Jesús y Ramón SALAS LARRAZABAL: Diversas obras y articulos monográficos publicados entre los años 1976 y 1989 Cifras y más cifras; datos y más datos. Riguroso investigación histórica. Fruto de esta labor de investigación es p.e. el hecho de que Ramón Salas acaba con el mito de “un millón de muertos”, cifra hasta entonces (1977) admitida como válida en uno y otro Bando (porque les convenia a efectos propagandisticos... En el Bando rojo para culpar “a Franco”, del gigantesco número de victimas que había causado... él solito. En el Bando Nacional, para advertir “urbi et orbi” que no se podia volver a las andadas, i.e. a intentar una “revancha”. Ramón Salas da una nueva cifra: 296.793 total de muertes en la España de 1936-1939 entre ambos bandos. Luego, naturalmente, viene la “macabra contabilidad” que dirían sus nuevos amigos y promotores.

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6) Angel MARTIN RUBIO: Paz. piedad perdón... y verdad. Madrid, 1998 Sencillamente magnifico. Un profundo, serio trabajo de investigación... Haciendo un recuento exhaustivo (“macabro” que dirían los detractores) de las víctimas “de uno y otro Bando”, demostrando con cifras, con NOMBRES Y APELLIDOS, la falsedad de la teoría del “empate”... Echa por tierra; demostrándolo con datos irrefutables, el “mito” de la “masacre” de Badajoz por las tropas nacionales o “franquistas”... los moros y legionarios de Yagüe, como prefieren señalar algunos “rogelios”, incluyendo a su admirado Santiago Carrillo... Es una ampliación de un trabajo suyo anterior -tesis de licenciatura en Historia- sobre las vicisitudes sufridas por Badajoz precisamente durante la guerra civil (el autor ha nacido en esa ciudad): La represión roja en Badajoz. Oviedo, TARFE, 1996. De forma monográfica dedica una parte de su extraordinaria y minuciosa investigación a un sector que hasta ahora quedaba en el campo de las meras conjeturas (ver el caso de R. Tamames y el de Vd. mismo): el capítulo de las represalias (sobre el cual volveremos más adelante). Mejora los datos de la meritoria labor realizada ya hace años -y silenciada/ignorada por todo el grupo “progresista”, entre ellas por Vd.- del General Martinez Bande y del General Salas Larrazabal.. 7) Rafael CASAS DE LA VEGA:. El Terror: Madrid 1936. Madrid, Ed.Fénix, 1994.- Escrito por un General en la reserva, que vivió directamente la “normalidad cotidiana” del presunto Estado de Derecho bajo el régimen “legítimo y democrático” (durante el cual fue testigo presencial de cómo se llevaban a su padre (... huelga añadir la palabra “detenido”... seria un eufemismo), para fusilarle... para liquidarle... El título de este libro más bien parece “podado o apocopado”... Le falta el consiguiente y consustancial adjetivo: i.e. “El terror rojo” hubiera sido más descriptivo y más adecuado (¿Quizá fue suprimido por razones de “marketing”? Lo ignoro). Sigue en la línea de otras libros suyos anteriores, pero ahora con carácter monográfico sobre los asesinatos; las represalias, etc. Lo misma que los arriba citados, i.e. con un apéndice de todas las victimas en Madrid v su provincia” indicando todos los datos identificativos, para que no haya posibilidad de error... O lo que es lo mismo, retando a los “rogelios” a intentar rebatirle... No le he visto citado por lado alguno... Como siempre ocurre... es cubierto por un espeso manto de silencio... 8) José Luis ALFAYA: Como un río de fuego. Madrid, 1998. Un engañoso título poético (Tambien ignoro si fue cuestión de “marketing”...). Se trata de la persecución religiosa llevada a cabo... no hara falta decirle a Vd. por parte de quién... en cuanto a esta “especialidad” de sistemática persecución y muerte de sacerdotes y religiosas/os, es sencillamente disparatado intentar ni siquiera la teoria del empate... Si bien Arzallus intenta aplicarla para “Euzkadi”... Luego comentaremos... Está escrito por un sacerdote de vocación tardía. Es su tesis doctoral en Historia. Lleva todas las bendiciones de la jerarquia eclesiástica (prólogo del Cardenal Rouco Varela, etc.. Por ello, y por su condición de sacerdote, da la impresión de que hace todos los esfuerzos posibles para que nadie le “tache” de “franquista” (A titulo de ejemplo: “...Madrid es tomado el 28 de marzo de 1939 por las tropas de Franco...” Cierto en cuanto a la fecha... Falso en cuanto al verbo empleado... Como ya digo más arriba, y se puede demostrar facilmente (aparte de ser muchos los que fueron testigos presenciales de ese día glorioso, están las filmaciones recogiendo con todo detalle la explosión de alegria de la población civil que a modo de auténticos “rehenes” padecimos el terror rojo (sin entrecomillado) en Madrid... 9) Angel PALOMINO: La guerra civil empezó en Asturias. Barcelona, 1997.- Sirve, entre otras cosas para recordarnos, la forma tan peculiar que tuvieron de entender el Estado de Derecho y el “respeto” al resultado de las urnas por palte de quienes

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descalifican el régimen de Franco por proceder (“legitimidad de origen-) de las armas y no de las urnas, olvidando -pretendiendo hacernos olvidar... una de las mejores armas de los “rogelios”- que ellas suponen un magnífico precedente del Alzamiento del 18 de Julio... pero fracasado, afortunadamente (... y, por supuesto, sin la legitimidad jurídica y moral que tuvo el Alzamiento Nacional). 10) Ricardo DE LA CIERVA..- En este caso no hace falta enumerar la lista de títulos que lleva publicados rebatiendo -sin citarle- las tesis que Vd. esgrime en su libro. Baste señalar que finalmente ha decidido fundar una editorial propia (Ed. Fénix) donde poder publicar sus numerosas obras sin ninguna cortapisa, así como las de otros autores antes citados (General Casas de la Vega; Martín Rubio,etc.). 11) Fernando VIZCAINO CASAS.- La sangre también es roja.- Barcelona, 1997.- Tiene una gran importancia. No sólo por su contenido, sino por el hecho en sí mismo, i.e. un autor -quizá el más leido en España, pese al “muro de silencio” que pesa sobre él- dedicado al género de humor, y que por primera vez en su larga trayectoria, no escribe una novela de humor, de ficción, sino un libro de la historia real; sus vivencias en la capital de la España republicana (“libre y democrática”): Valencia, durante los años de la guerra... El caso de Vizcaino Casas como el de los autores anteriores es harto significativo desde el punto de vista psicológico y -queriéndolo o sin querer- dan cumplida respuesta al ferviente deseo manifestado por Vd. en su libro... sólo que al revés... No es ninguna casualidad que sean precisamente los del “Bando Nacional” los que más profusamente han publicado libros no apologéticos, sino cargados de datos fidedignos, con NOMBRES y apellidos y todo lujo de detalle. Por el contrario, tampoco es ninguna casualidad que aquellos a los que Vd. directa o indirectamente animaba a publicar todo aquella que presuntamente no podían haber publicado en vida de Franco, no han publicado nada o se han limitado a repetir los consabidos tópicos “periodísticos” que contribuyesen a la teoría del empate (.. y que dado el eco que reciben en los m.c.s. lo están consiguiendo plenamente). Me estoy refiriendo a los consabidos Tusell; Tuñón de Lara; Angel Viñas; J. P. Fusi; Ian Gibson; Paul Preston; Stanley Payne, etc. Teniendo todos los medios a su disposición, no han podido escribir una obra seria, con datos históricos irrefutables, con NOMBRES... que rebatieran las obras arriba citadas. Fomentando y propalando la “teoría del empate”, todo su afan es convertir en dogma el consabido “tópico” de que “nadie está en posesión de la verdad”-... que todo es opinable; que es necesario “respetar” todos los puntos de vista, etc. etc.

Pero Vd. no era eso lo que pedía y esperaba... Vd. confiaba que una vez muerto Franco, empezasen a destaparse los pretendidos horribles crímenes del Bando Nacional hasta entonces ocultos... ¡Que decepción más grande habrá sufrido Vd.!. Ha sido todo lo contrario... A base de enarbolar tópicos manidos y de querer hacernos “comulgar con ruedas de molino”, han desencadenado el efecto contrario, como el caso antes citado de Vizcaino Casas... No podía tolerar que estos pseudo-historiadores intentasen describirle con falsificaciones de la verdad histórica -que por cierto, existir, existe... No es materia opinable y votable- lo que él había vivido en su Valencia de los años infantiles. Rompiendo, pues, su trayectoria, nos relata lo que fue la realidad historico-social en los años de 1936-1939. Nadie se ha atrevido a rebatirle... Una magnífica ocasión que han perdido sus detractores para desprestigiarle....

12) Monografías de diversas órdenes religiosas (Hermanos Maristas; Salesianos; Claretianos, etc.), publicando la lista íntegra de sus caidos; de sus mártires, i.e. NOMBRES, fechas; lugares, vicisitudes que rodearon sus asesinatos, etc. Son obras poco conocidas; poco difundidas. Se trata simplemente de rendir homenaje a sus héroes (mártires de la Fe). No tratan de “echar leña al fuego” o de “reabrir la herida”, etc. Lo hacen modestamente, a modo de homenaje escrito, como si esculpieran en una lápida los

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nombres de sus hermanos, para que no sean olvidados... y menos aún su sacrificio, dentro de la propia orden religiosa. Afortunadamente, a nivel internacional, las obras relativas a la guerra civil se han multiplicado. No me refiero a las que fueron escritas “al calor” de la guerra, incluso fruto del entusiasmo de haber ganado la guerra o del “dolor y pesar” de haberla perdido... Una vez “sosegados los ánimos”, el tema era de tal importancia que fueron aflorando las publicaciones. Unas han servido para corroborar lo que ya todos sabíamos y que se trataba de presentar como fruto de la ”propaganda franquista”. Totalmente falso. Como muestra valga un botón (mejor dicho: dos): 1) Stéphan COURTOIS:: Le livre noir du communisme. Paris, 1997 (incluso ya se ha publicado la versión española). No sólo hace un balance histórico y detallado de los “crímenes del comunismo” (sic, capítulo introductorio p. 9-48) en todo el mundo durante los más de 70 años de existencia “triunfante” del comunismo en todo el mundo, sino que a pesar de los años transcurridos -mas de 60, no se olvide- dedica un capítulo especial al terror rojo en la España del pretendido “Estado de Derecho” y de “libertades democráticas”, i.e. al periodo de 1936-1939 en Zona republicana (p. 365-395), haciendo un meritorio trabajo de investigación histórica frente a los cánticos propagandísticos de autores “progresistas” como la Pasionaria; Tuñón de Lara; Lister; Santiago Carlillo; Semprún, etc. Ni que decir tiene que como siempre se diferencian por un elemento fundamental, y no sólo por los elogios/críticas “a uno y otro Bando”... Sencillamente porque dan NOMBRES -como a Vd. y a mí nos gusta- fechas; lugares... descripción detallada de hechos históricos incontrovertibles, irrefutables. (N.B. Mi buen amigo y camarada J.R. LOPEZ CRESTAR me pasa una oportuna cita de Robert Hue, Secretario General del Partido omunista Francés, respecto a este libro, muy coincidente en planteamiento y lenguaje con el de Vd. : “Es irrisorio y grotesco reducir el balance del comunismo a esta contabilidad macabra...” ¿Le suena? 2) George ORWELL: Homage to Catalunya. Londres 1990. Es de destacar que se trata de una segunda edición, después de la muerte del autor (famoso; famosísimo), donde el editor nos cuenta el veto al autor por parte de las editoriales “progresistas” y “filo-progresistas” británicas, hasta el punto de verse “obligado” a publicarlo en una editorial “conservadora”, ya que de otro modo la obra hubiera quedado inédita... El clásico “complejo” de los “compañeros de viaje”... (hablamos del mundo editorial en Gran Bretaña ). Gracias a Orwell queda refutada (para quien quiere leer y entender...Para otras sirve sencillamente de mera confirmación a confesión de parte) la teoría del “misticismo” y del “idealismo comunista” luchando “por las libertades” contra el Fascismo, etc. etc. No es un “simple” alegato de un novelista luego famoso que vivió los hechos, sino de un novelista que se cree en la obligación moral de hacer de historiador y nos relata con NOMBRES; fechas; datos, etc. perfectamente demostrables y comprobables lo que ocurlió en ese pretendido Estado de Derecho y cómo se ejercía el terror por parte de los dirigentes comunistas (no sólo españoles, sino principalmente de los soviéticos enviados por Stalin a España) en su lucha por la hegemonía del poder político... contra sus hermanos y aliados anarquistas (el POUM de Andres Nin -aunque ahora se le cita siempre como Andreu Nin). 3) Añádase a los autores anteriores una larga lista de “desengañados”; “estafados”, etc. que -al igual que Orwell- han querido dejar constancia de la “estafa” que supuso la pretendida “lucha antifascista” organizada y dirigida por los miltantes comunistas bajo el amparo y dirección de la todopoderosa Unión Soviética (desde la organización, intervención y dirección de las Brigadas Internacionales hasta los suministros de material bélico -con personal soviético incluido; se olvida el “detalle” que la aviación republicana era netamente soviética tanto por los aparatos como por los pilotos... Sólo se suele hablar de

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la “Legión Condor” en el Bando Nacional... pero se pasa por alto el “pequeño detalle” de los asesores militares soviéticos... y los expertos seleccionados por Beria y el propio Stalin de la policia soviética, como p.e. Sudoplatov, etc...). A título de ejemplo, recordemos el caso de Julian Gorkin (así auto-bautizado) o el de Jesus Hernández. (Seguro que Vd. conoce el de otras muchos. Entre ellas y por lo que Vd. cuenta en su libro, no podemos incluir a su hermano, ex-dirigente de las Juventudes Socialistas y que pudo regresar a España en plena “guerra fria”, desde la Unión Soviética de Krutchof -luego hablaremos sobre este particular- gracias a la generosidad no agradecida por Vd. (al menos en las páginas de su libro) del régimen de Franco (¿o quizás del propio Franco en persona? Serrano Suñer podría explicárnoslo...) . Lo interesante de Jesús Hernández -Ministro del Gobierno “legítimo y democrático”- y de Julian Gorkin -”revolucionario profesional”, como él gustaba auto-titularse, dirigente del POUM, que escapa de las cárceles soviéticas (no de las cárceles franquistas) en la España de las “libertades democráticas”, librándose de una muerte casi segura como la de su compañero Andrés Nin, es que sus libros de “memorias” no son propiamente de políticos “arrepentidos”, sino más bien de “defraudados”; “desengañados”. No se trata de libros en honor o elogio de Franco, sino que tienen el valor histórico de facilitarnos datos, NOMBRES, fechas, etc. imposibles de conocer de no haber sido por su testimonio personal, irrefutable.. Y por si todo ésto fuere poco, hemos de añadir que se han multiplicado las beatificaciones -por parte del Papa... ¿de quién si no?- de mártires de la Cruzada... y se han re-abierto nuevos procesos por decenas... Para disgusto de los “rogelios”. Las cifras que se han dado a conocer recientemente (mayo 1998) son 231 (de un total de 6.846), los sacerdotes, religiosas y religiosos asesinados durante la guerra civil que hasta ahora han sido elevadas a los altares. De ellos 30 religiosas (de un total de 283 mártires). Todos ellas asesinados “in odium Fidei”. Como no podía ser menos, el poderoso Grupo Polanco (algún día sabremos cómo hizo su fortuna bajo la “oprobiosa dictadura”) a traves de Prensa y Radio, con motivo de la beatificación de 10 religiosas asesinadas “in odium Fidei” durante la guerra se hizo eco de la consabida teoría del “maniqueismo” que Vd. esgrime. Vázquez Montalban en “El Pais” -recojo la cita de la Revista “Alfa y Omega” del 13.5.98- se enfurece ante el “maniqueismo” del Papa al beatificar a unas monjas que para él son meros números de una desgraciada estadística que hay que olvidar. Literalmente habla del “empecinamiento vaticanista... sórdido empeño “maniqueo”..., afirmando que “a ningún laico se le ocurre (establecer) un santoral equivalente...” Lo misma ocurre con Fernando G. Delgado desde su programa en la SER (el 21.3.98; a las 9 h.). Reprocha a la Iglesia el acordarse (beatificar) únicamente a “sus víctimas, olvidándose de las víctimas de los demás (?)..., acusándola de haber paseado bajo palio a los asesinos (¿o lo dijo en singular?, i.e. “al asesino”...). No bastaba -según él- con pedir tardio perdón por la pasividad (?) ante el “holocausto” judio, sino que debía también pedir perdón por bendecir (Pio XII) en la guerra española a los vencedores Uno y otro, como se ve, dignos representantes del “grupo Polanco”, propagadores de la “teoría del empate”; de rechazo al “maniqueismo” y superando la antiguo teoría divisoria de “uno y otro Bando”. Ahora es una división distinta: “las víctimas de la Iglesia” y “las víctimas de los demás” (i.e. los laicos). Sencillamente se otorgan la titularidad de todas las víctimas de la guerra civil que no fuesen sacerdotes; religiosas/os, incluso las que ellas mismos -sus admirados antecesores- asesinaron... Increible. Indudablemente yo no le estoy acusando a Vd. de que en su libro se afirme semejante bartaridad o se defienda semejante bellaquería. Sin embargo, se lo cito para mostrarle a dónde conduce su comentario peyorativo a un “maniqueismo” inexistente, que personas como Vd. lo esgrimen y ponen en boca “del otro bando”, para intentar justificar la famosa “teoría del empate”, abogando por olvidar; no desenterrar a los muertos; correr un “tupido velo” (mas bien un “estúpido velo”) etc.

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Sobre este particular, lo que sí le reprocho es que Vd. -como intelectual que vivió la guerra; como historiador; como cristiano... y hasta si se quiere como “arrepentido”- no tenga Vd. la valentía -a la altura de sus años- de salir al paso de semejante barbaridad o infamia, y permanezca callado, en silencio... Vd. no lucha por la Verdad (con mayúscula). Sencillamente con su libro, Vd. buscaba hacerse perdonar por los “rogelios”... Y a fé que lo ha conseguido... Pero faltando a la Verdad... Vd. es muy dueño (“de libero arbitrio”) de dolerse; de arrepentirse de lo que haya hecho o dejado de hacer a lo largo de su vida... pero sin faltar a la Verdad; sin tratar de inculpar a los demás en unas hechos históricos falsos que Vd. necesita a modo de coartada.

No se trata de ninguna casualidad; de una mera coincidencia, traida aquí a colación “por los pelos”. No. Es algo sistemático en el bien nutrido y poderoso grupo de quienes hoy le elogian por su “arrepentimiento” y “descargo de conciencia” (... yo me estoy limitando aquí a subrayar el mal/el daño que Vd. ha causado con sus tergiversaciones históricas). Hace cinco años, en 1983, con motivo de otras beatificaciones (siempre Juan Pablo II... El anterior Papa, Pablo VI, hombre “prudente” supo oir las sabias indicaciones del Cardenal Tarancón y de su entorno... Muy “prudente”-... muy cobarde... Algún día la jerarquía eclesiástica tendrá que explicar a los fieles por qué se ha tardado 60 años en proclamar lo evidente: martirio por la Fe; “in odium Fidei”, en procesos tan claros... donde el “abogado del diablo” tan escasamente podía intervenir...) ... en 1983, en el diario “El Pais” se publican artículos conteniendo párrafos que podrían ser suscritos por Vd. y a veces casi parecen extraidos de las páginas de su libro. Veamos algunos “muestras” recogidas del magnífico trabajo del historiador José Fermín GARRALDA: La persecución religiosa en España (1936-1939). Madrid, 1990, arriba citado: a) 30.10.83: “Ambos bandos realizaron matanzas; los que murieron por la libertad (sic), por el derecho (sic); por defender el legítimo (sic) Gobierno de la República son tan mártires como los que lo hicieron por defender la fe en Cristo. No es que se quieran negar las atrocidades que cometieron los que luchaban por la República, pero tampoco se puede olvidar las que realizó el otro bando, quizás más numerosas, y por supuesto, durante más tiempo” (N.B. Como se ve, a los partidarios de la “teoría del empate”, pasado un cierto tiempo, su tendencia es a proclamar el “desempate”, i.e. que el otro bando (Bando Nacional) cometió en realidad (?) más barbaridades... y durante más tiempo) b) 26.10.83: “El martirio que para algunos representa la prueba máxima de grandeza espiritual, no deja de ser para otras una forma calificada de fanatismo. El mártir es, en muchas ocasiones, un cómplice, o mejor, un provocador (sic)” c) 30.10.83: “Decisión semejante no puede menos que resucitar la antigua rebelión; reforzar a la que entonces fue la parte vencedora y ahora es perdedora...”(sic) “...proclamar beatos en masa, a todos los que murieron por su profesión en la fe católica (N.B. Evita decir: “fueron asesinados”)... pero dentro de una precisa facción política y además rebeldes a un Gobierno democrático legítimo (sic), significa reconocer que la Iglesia no sólo ha favarecido al fascismo y a la rebelión, sino que efectivamente continua haciéndolo” (N.B. Aparte de odioso -persona que odia- es mentiroso -persona que miente- o ignorante. La Iglesia no proclama beatos en masa sino de uno en uno; estudiando caso por caso; con sus nombres, apellidos y circunstancias en que fue asesinado y por qué. Según podemos comprobar, al editorialista del Sr. Polanco, las beatificaciones de 1983 le debieron perecer “masivas”. Tambien señalar el “error” que supone afirmar que los mártires asesinados estaban “dentro de una precisa facción política; rebeldes a un Gobierno democrático legítimo” (sic). Es falso. Ni políticamente ni geográficamente los mártires asesinados “estaban” en el otro Bando. Fueron asesinados “in odium Fidei” por el hecho de ser sacerdotes/religiosas-os, y no porque se hubiesen declarado “rebeldes” o se hubiesen

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fugado al otro Bando. Y mucho menos porque hubiesen sido hechos prisioneros, luchando en el Ejército enemigo como ocurrió con los sacerdotes vascos, de los que luego hablaremos. d) 2.11.1983: “consagrar españoles, Sr. Diaz Merchán, es tan culpable como matar españoles (sic). Por cada español que consagra, mata Vd. un español del otro lado... “ e) 2.11.1983: “El terror no fue panacea exclusiva de una parte. El terror rojo fue... pero tambien fue y sigue siendo el terror blanco f) 2.11.1983: “Van a replicar a los 10 millones de votos (del PSOE), con un millón de muertos -me parece que les corresponde medio- que ya beatificó Gironella con su putrefacta novela (sic)” g) 2.11.1983 “Si se dicta beatificación a todo caido en Zona nacional, debe dictarse condenación eterna (sic), con llama y brasa, a todo muerto del otro lado del Ebro...” h) 23.10.1983 “Los mártires causados por los nacionales (?) poseían unas ideas que, con frecuencia, se aproximaban más a la predicación de Cristo (sic) que la de sus asesinos aliados del clero mayoritario (sic)” Por su parte el diario gubernamental “Pueblo”, en su nuevo etapa “democrática” (... 1983... No recuerdo bien a qué majadero se le encomendó su dirección... puede que fuese a un ex-falangista o pseudo-falangista de su época) escribía lo siguiente: i) 21.10.1983: “La España laica tiene derecho a levantar un monumento a los “mártires de la Inquisición” y a que se dignifique el recuerdo de los doscientos mil y pico (sic) fusilados por Franco -son datos de Amnistía Internacional- en los años siguientes al fin de la guerra civil...” j) 24.10.1983: “El proceso es muy inoportuno y por parte del Vaticano, una torpeza política de magnas dimensiones. No se trata de negar que las vícitimas asesinadas en Paracuellos del Jarama muriesen bien (sic), pero sí se trata de decir que en el otro bando...” ... “me parece que no se debe plantear nuestra guerra civil como una cruzada religiosa en mártires” k) 24.10.1983: “Si se decreta alguna beatificación habria que canonizar (sic) a los que defendieron al Gobierno de la República . De lo contrario, la decisión sería retrógrada y fascista...” l) 1.11.1983: “Sugerirle a la Santa Sede que no sea cicatera o mezquina con sus beatificaciones y menos aún, sectaria... Hubo también fusilados a ciencia y conciencia por el ejército rebelde... lo exigible en justicia (sic), sería beatificarlos a todos (sic)....” Por su parte, el ya fallecido P. Llanos exponía su punto de vista desde la prensa (“El Periódico de Catalunya”... o Cataluña. 1.11.83), haciendo una interesante -y obvia- matización teológica entre anti-clericalismo y anti-cristianismo, subrayando la necesaria condición para ser declarado mártir por la Iglesia de que “esa vida que le quitan a él sea por su Fe...” Y curiosamente el P. Llanos no decía ésto como explicación a los nuevos “rogelios”, en defensa de las beatificaciones del Papa, sino a modo de “Perogrullo”.. como si tal condición no se les hubiera ocurrido a quienes estudiaron y dictaminaron -por encargo del Papa, directa o indirectamente- cada una de las causas incoadas. Pero luego añadía, en “descargo de conciencia”...: “... Si los legionarios de Yagüe mataban en Badajoz tan sólo por llevar en el hombro la huella de un fusil ¿qué harían los brigadistas del pueblo (sic) cuando se encontraban con un creyente en el Dios de esos legionarios...” Verdaderamente increible.. El P. Llanos lanza una afirmación rotunda, sin capacidad de probarla, basándose pura y simplemente en un tópico manido -o en la versión de sus nuevos amigos “la Pasionaria” y Santiago Carrillo, que evidentemente no estuvieron allí de testigos presenciales-. El, en su afán de “justificar” a sus nuevos camaradas y de propugnar la” teoría del empate”, es capaz de calumniar públicamente (desde las páginas de un periódico)... De seguir hoy con vida, hubiera sido interesante conocer su reacción, i.e. su capacidad de pedir sincero perdón por haber calumniado, junto con su consiguiente propósito de reparación a la memoria de los calumniados... Hubiera sido interesante saber

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qué hubiera dicho después de leer la documentada obra antes citada de Martin Rubio (también sacerdote) demostrando con datos irrefutables la falacia fabricada por los “rogelios” a lo largo de décadas para contrarrestar lo que ni ellos mismos son capaces de negar: sus innumerables y masivos crímenes. (N.B. De otra parte, en su afán desmedido de “rizar el rizo”, cae en el ridículo. Los legionarios de aquella época no eran precisamente un modelo de “creyentes”. Cuando los milicianos de Lister o de “el Campesino”, o los “brigadistas” ( y no del “pueblo” como él dice), asesinaban a alguien sospechoso de ser “fascista” no lo hacían pensando precisamente en la “profunda fe religiosa de los legionarios de Yagüe”.... Para remate, el entonces Ministro de Cultura, el ex-comunista fiel a Lenin y a Stalin, Jorge Semprún, el 30.1.91, con motivo del envio de tropas españolas a la “Guerra del Golfo”, hace una excelente referencia a lo que él todavía se aferra en su subconsciente: “... Decir que esta guerra no es justa, cuando se es representante del episcopado que aprobó la justificación de la Cruzada, es un poco fuerte...” (N.B. Al comunista Semprún le traiciona su subconsciente... Dice el refrán que “no hay peor sordo que el que no quiere oir...”. El está empeñado en no querer aprender la Historia de España... Sigue fiel a las “verdades” proclamadas por la Unión Soviética de la época de Stalin y por los m.c.s. “anti-fascistas”. Así p.e. en sus libros de memorias nos cuenta la tristeza y amargura que sufrió, en su exilio, al leer los grandes titulares de los periódicos expuestos en los kioskos de Paris anunciando “la caida de Madrid”; “que Madrid había sido tomada por las tropas franquistas el día anterior (28.3.1939)”. Falso. Totalmente falso. Madrid no fue “tomado” ni “conquistado”, ni “cayó”... Madrid fue liberado por el Ejército Nacional y ahí están las filmaciones que se hicieron ese día glorioso para la población civil (entre ellas yo con mi familia). Fue una explosión de alegría, tanto tiempo contenida bajo el terror rojo (sic... sin entrecomillado)... Si viviera mi buena madre lo matizaría, como ella siempre hacía... “Nunca olvidaré esa fecha... Porque ese día nos quedamos sin comer...” Efectivamente, ella y yo comíamos, en el Madrid rojo, en los comedores habilitados junto al Museo del Prado... pan mojado en vino y caldo de “lentejas de Negrín”.. Al hilo de esta anécdota -relato materno- quiero señalar que andando el tiempo -en la década de los 80- recopilando documentación para el vol. II de mi obra “Derecho-Estado-Sociedad”- pude leer con sorpresa el Decreto del 18.9.1942 del Ministerio del Reich para Alimentación y Agricultura, según el cual a partir de esa facha se imponían “limitaciones” en la compra de alimentos -racionados para los ciudadanos alemanes- a la población judía residente en la Alemania de Hitler durante la II GM. Ya no podría venderse a los judios adultos carne; huevos, leche ni productos de harina de trigo: pan blanco; bollos, etc. (lo cual equivale a decirnos que hasta entonces... la población judía podía comprar tales productos, sin discriminación respecto a la población alemana... y recuérdese que la guerra comienza en septbre. 1939...). Lo más interesante -y sorprendente- es el epígrafe dedicado a la población judia hasta los 6 años: “Recibirán medio litro diario de lecha fresca, desnatada ... Como derecho total; como obligación exigible a terceros... Y luego añadía como derecho optativo -siempre referido únicamente a los niños judios hasta los 6 años: “miel; cacao en polvo y mermelada “ (i.e. alimentos que quedaban prohibidos a la población judia a partir de los 6 años de. edad)... Si mi pobre madre (q.e.p.d.) se hubiera enterado de este Decreto “represivo e inhumano” del régimen de Hitler para con la población judia residente en Alemania, se moriría de envidia... Ya se hubiera conformado ella con poder darme a esa edad (con mis 2 años) la mitad o la cuarta parte de lo que recibía un niño judio... frente a los “comistrajos” (... como ya digo antes, pan mojado en vino y caldo aguado de lentejas) que recibía la población infantil madrileña del pretendido régimen “legítimo y democrático”, pese a los cánticos de alabanza con que nos obsequiaba a diario al “heroico pueblo de Madrid en su lucha contra el Fascismo”... mientras nos mantenía como auténticos “rehenes”; a modo de

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escudo protector contra el Ejército Nacional... (N.B. Desde sus conocimientos de la Historia de la Medicina, Vd. podría decirme si debe agradecer a esta “dieta” del Dr. Negrín el que yo desde siempre haya aborrecido el vino... y desde siempre hayan sido las legumbres -judias, garbanzos, lentejas... pero auténticas- mi plato preferido...). Como podemos comprobar, las reacciones provocadas en los m.c.s. (principalmente “El Pais” y la cadena SER -grupo Polanco) en 1983 por las beatificaciones de mártires de la guerra civil, se han reproducido en 1998, por el misma motivo, destacando los casos antedichos de Vázquez-Montalbán y de Fernando G. Delgado. No pueden tolerar que se rompa la tópica “teoría del empate”. Y no sólo la poderosa maquinaria del grupo Polanco. A pesar de todos los libros publicados en los últimos 5 años -algunos citados más arriba- con todo lujo de datos; NOMBRES; pruebas irrefutables, etc. sigue imperando mayoritariamente la citada “teoría del empate” ... Y no sólo se difunde esta falsa teoría desde el grupo Polanco, incluso la cadena de emisoras “de los Obispos” (la cadena COPE) se suma a esta corriente. con la mavor naturalidad. En el programa de las mañanas del fallecido Antonio Herrero, un contertulio habitual, Ramón Tamames, replicando a un oyente, que había salido en antena, pidiendo que se comentase la persecución sistemática y asesinato de sacerdotes y religiosas en Zona republicana durante los años 1936-1939, dijo algo así como: “Bueno, si... es verdad... pero tampoco hay que olvidar que en la otra Zona también se fusilaba por el simple hecho de haber votado a Azaña... O sea que... mejor vamos a olvidarlo...” Y ésto dicho en el mejor tono, “con la mayor naturalidad del mundo”; “zin acritú” y con todo aplomo, como si el tópico del fusilamiento de los votantes de Azaña en Zona nacional fuese un hecho tan irrefutable como el asesinato masivo y sistemático de sacerdotes, monjas y religiosos en Zona roja... y desde la cadena de emisoras “de los Obispos”... desde la COPE... y en 1998 (no tomé nota de la fecha. Debió ser en enero/febrero)... y sin que ni en ese ni en sucesivos programas, ningún Obispo, ningún sacerdote llamase a la emisora para protestar por semejante “agravio comparativo”... Esta es la España de 1998 en el campo de las ideas; en el campo de la Verdad histórica... La gravedad del tema no estriba en que Tamames haya sido un destacado dirigente comunista a lo largo y ancho de su existencia -hasta que se fue rompiendo los dientes, casi uno a uno, por encontronazos con sus propios camaradas- consentido y tolerado por el régimen de Franco, donde pudo desarrollar su inteligencia y otras buenas cualidades, haciendo carrera “administrativa”, a pesar de sus antecedentes políticos -los suyos y los de su padre... (valiente “dictadura”...). Casos similares al suyo en la Unión Soviética -y no sólo de la época de Stalin, sino en cualquier otra época- o en la Alemania comunista de Walter Ulbricht o de Erich Honecker (medalla de oro de la Universidad Complutense, como Vd. bien sabe, por reconocimiento de sus méritos, por parte de su sucesor Gustavo Villapalos...), jamás se han dado. Allí, un joven Ramón Tamames jamás hubiera podido ni siquiera desarrollar la menor actividad “democrática” o actitud de “rebeldía” en su vida universitaria (volvemos al capítulo de su libro, en 1956 , en su época de Rector)... Por la sencilla razón de que allí jamás le hubieran permitido el ingreso en la Universidad... Simplemente por los antecedentes políticos de su padre... Por casos que yo conozco de aquellas “democracias”, con tales antecedentes paternos, jamás hubiera podido estudiar ni siquiera el Bachillerato... Hubiera debido aprender un oficio para ser luego destinado forzoso a un puesto de trabajo donde no existiese solicitud prioritaria de ningún miembro del Partido comunista... La verdadera gravedad del tema en la “anécdota” que cuento más arriba, estriba en la naturalidad con que se escucha y se acepta (“el que calla, otorga”) la “teoria del empate”, incluso desde “la cadena de los Obispos”, y aunque se toque algo tan cercano y tan dramático como la persecución religiosa en la España “de las libertades” (el historiador y sacerdote citado Vicente Cárcel afirma -después de realizada su profunda investigación histórica- que no hay parangón en la historia del mundo contemporáneo... ni siquiera en la revolución bolchevique de la Rusia de 1917/18 y represión soviética de años siguientes...

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Es necesario remontarse a las persecuciones de los cristianos en la Roma pagana...). Frente a las virulentas y masivas campañas contra los procesos -tardíos...incomprensiblemente tardíos- de beatificación de mártires de la Iglesia durante la guerra civil española (... sería toda una “obviedad” o una “perogrullada”, añadir en qué Bando o Zona se produjeron y por parte de quienes, se alzaron unas “tímidas voces”, que da grima reproducirlas, tanto por parte de la jerarquía eclesiástica como por algunos seglares que se “atrevieron” a refutar los pretendidos “argumentos”... Como no podía ser menos, ante la generalizada cobardía de espíritu (nada que ver con la “pobreza de espíritu” de las Bienaventuranzas) de personas -eclesiásticas y seglares- que ni por lo más remoto se atreven ya a declararse legítimas herederas de lo que fue “Zona Nacional”, estas campañas en 1983 y 1997, tuvieron un gran impacto, que sigue persistiendo. Veamos una clara muestra de este complejo cada vez mayor en la jerarquía eclesiástica española de “culpabilidad”; de “colaboracionismo”; de necesidad (?) de “pedir perdón”: En junio de 1998, con motivo de haber concluido el Obispado de Almería (... ya era hora... después de más de 60 años...) la primera fase de lo que será el proceso de beatificación más amplio de los presentados en el Vaticano... nada menos que 117 mártires (95 sacerdotes y 22 seglares) asesinados “in odium Fidei” en 1936, en menos de 4 meses... la agencia oficial de noticias del Vaticano (“Zenit”) recoge unas declaraciones del P. Antonio Bernabé, vice-postulador de la causa. En su afán por “disculparse” de antemano, para no provocar las iras de los “rogelios”, dice barbaridades como la siguiente: “... No buscamos culpables, sino el testimonio del mártir... sin importar cómo, dónde o a manos de quién mutió” ... El “dónde” y “a manos de quién murió”, independientemente que le importe o le deje de importar al P. Bernabé, es cosa de “Perogrullo”... No habrá sorpresa en la causa... No hace falta imaginar la que se hubiera armado, si como resultas de la investigación, al cabe de 60 años hubiera resultado que los asesinatos de estos mártires se habían producido en Zona Nacional (?) por parte de “falangistas” (sic)... Menuda alegría hubiera supuesto para Vd., D. Pedro... Entonces sí que la petición de beatificación -o mejor aún, de canonización- hubiera sido en “olor de multitudes”... con todos los medios de comunicación -rogelios incluidos- a la cabeza... Incluso rodarían las cabezas de aquellas jerarquías eclesiásticas, responsables de la tardanza en promover la causa... Dejando a un lado las hipótesis imposibles, y centrándonos en la peregrina frase del “prudente” P. Bernabé (... “prudencia de la carne” según S. Agustin, i.e. cobardía), no es en modo alguno admisible que afirme que en un proceso de beatificación no importa el cómo... y el por qué (este último extremo lo silencia el “prudente” P. Bernabé). Refiriéndonos nuevamente a “Perogrullo”, es evidente que para declarar “mártir de la Iglesia” a una persona fallecida hace más de 60 años, es punto capital saber si murió asesinada o si murió de muerte natural... Luego, naturalmente, falta determinar el “por qué” (tema que indefectiblemente va unido al tema de “a manos de quién”, que el “prudente” P. Bernabé menosprecia... para no ofender al “hermano carnicero”...). Pudiera ser que el P. Bernabé, en su “prudencia” (vulgo cobardía), usase el subterfugio canonico-leguleyesco de querer decirnos que en un proceso de beatificación como mártir “no importa” (sic) si la víctima murió de un tiro en la nuca; despellejado vivo en una “cheka”; crucificado (sin entrecomillar, porque también los hubo... inútil tambien decir en qué Zona y a manos de quiénes...), etc. Entonces, de acuerdo, aunque también digo yo que algo tendrá de “importancia” en un proceso por morir como “testigo de la Fe”, el morir lentamente, víctima del sadismo, o de muerte “súbita”, en ambas casos “in odium Fidei”, pero... Doctores tiene la Santa Madre Iglesia para valorar estos pequeños “datos”... De otra parte, el efecto demoledor y el triunfo aplastante de la “teoría del empate” a la que Vd. tan brillantemente ha contribuido, en espíritus “timoratos” como el del P. Bernabé -por no seguir repitiendo machaconamente el vocablo de “cobarde”, que en mi opinión mejor le cuadra, queda claramente recogido en esta otra frase del P. Antonio Bernabé (vice-postulador de la causal ??) que nos transmite la agencia de noticias del Vaticano (...¿Hemos de colegir que -desgraciadamente está apoyando de forma indirecta la

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“prudente” - i.e. cobarde- actitud del P. Bernabé?...): “... Ante críticas generalizadas de los medios de comunicación españoles y de ciertos (sic) partidos políticos que dicen que beatificar a los mártires es “reabrir las heridas de la guerra civil”, el P. Bernabé dice: “En la guerra civil española, como en otras conflictos fratricidas, hubo víctimas inocentes de un lado y de otro (sic... Voila... Ahí tenemos reflejada claramente su “teoría del empate”... Enhorabuena... Ha sido todo un éxito por su parte...). “... Nosotros no pretendemos hacer publicidad de unas víctimas y menos aún exigimos el castigo de los autores de su muerte, sino proclamar a quienes fueron mártires de la causa de Cristo que si hubieran blasfemado o hubieran huido, habrían salvado sus vidas”. Este P. Bernabé, aparte de ser muy “prudente” (i.e. cobarde), es un mixtificador... En la primera premisa, para sustentar la “teoría del empate”, afirma que hubo “víctimas inocentes”... “de un lado y de otro” (silencia decirnos cuántos de un lado y cuántos del otro... y eso ya se puede saber en cifras exactas, al cabe de 60 años). La “rara astucia” suya es que mezcla los términos. La condición de “víctima inocente” no es motivo suficiente para iniciar un proceso de beatificación... Y eso lo sabe sobradamente el P. Bernabé... En tal caso no hablaríamos de un proceso de 117 mártires asesinados, sino de centenares de millares... En la causa de beatificación, de la que él es vice-postulador (?), no estamos hablando “simplemente” de víctimas inocentes, sino de algo más; mucho más... En la segunda parte del párrafo transcrito, lo deja bien patente, sin embargo: “... mártires de la causa de Cristo..” Ahí ya el astuto y “prudente” (yo sigo prefiriendo decir cobarde) P. Antonio Bernabé ya no se atreve a decir -no puede decirlo, sin faltar a la verdad- que los hubo “de un lado y de otro”... En otro caso, bien que lo hubiera dicho, sin buscarse el subterfugio (vulgo “tapadera”) de las “víctimas inocentes” de la premisa anterior. Como consecuencia lógica de lo antedicho, y del peso que la consabida “teoría del empate” tiene en los m.c.s. -tanto sea en el grupo Polanco como en la “cadena de los Obispos”, etc. es esta otra “perla” radiofónica que tuve ocasión de escuchar al recientemente fallecido -y admirado por centenares de millares de españoles, Obispos incluidos que eran sus empresarios-, Antonio Herrero el día 27.3.1998 (9,45 h.) contestando a la intervención de un oyente en favor de la legislación laboral en la época de Franco (principalmente en los años de Girón como Ministro de Trabajo) frente a la situación de trabajo en precario (“contratos basura”) en el régimen actual. El comentario de Antonio Herrero, dicho también en el mejor tono y “zin acritú”; con toda la naturalidad del mundo y con el aplomo característico de quien dice algo ya obvio para el común denominador de los españoles de 1998 fue más o menos el siguiente (cito de memoria): “Bueno... no se puede comparar... Aquello era una dictadura y ésto es un régimen democrático...(aplastante argumento...). Bajo el régimen de Franco quien se atrevía a discrepar, iba directamente a la cárcel... si no es que terminaba siendo fusilado...” (sic) ... Y esta lo decía públicamente por la radio un niño privilegiado del régimen de Franco (hijo de Herrero Losada, director de Europa Press; con un patrimonio inmobiliario familiar muy considerable en Marbella -legalmente adquirido o al menos conservado durante la época de Franco-, si bien menos privilegiado que Juan Luis Cebrián (hijo de un jerarca del Movimiento -director del “Arriba”- “educado” en el elitista Colegio del Pilar, etc.). Para más “inri” el autor de semejante afirmación (de semejante “infamia” diríamos de no haber sido dicho “con toda naturalidad”, sin ánimo de ofender...), el fallecido Antonio Herrero, era más que amigo y compañero, un hermano de Luis Herrero, hijo del ex-Ministro de Franco -fallecido en accidente de carretera- Fernando Herrero Tejedor, que entre otras importantes cargos, ocupó el de Fiscal General del Reino... Lo cual significa, de ser cierta semejante afirmación, que el padre de su amigo del alma, vinculado tambien estrechamente a la COPE, era un instrumento criminal de la “dictadura”, partícipe directo del fusilamiento de centenares de miles de españoles... Increible. Insólito... Y nadie “se rasgó las vestiduras”... Todo esta es lo más normal del mundo en la España de 1998... La maldad, la mala fe, ha dejado ya paso a la ignorancia, a la desidia; el desinterés por la verdad histórica... Los “odiadores” interesados del régimen de Franco (la Pasionaria; Lister; Carrillo; Jorge

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Semprún, etc.) han entregado el testigo a los privilegiados del régimen (Adolfo Suárez; Martín Villa; Fraga, etc. y éstos a sus “cachorros”, i.e. el fallecido Antonio Herrero; el propio Jose Mª Aznar, etc. etc.). La antiguo “Radio España Independiente” (sic) ha sido sustituida -en este aspecto concreto- por la SER e incluso por la “cadena de los Obispos” (COPE). Para reflejar mejor el panorama antes expuesto, recordemos como contrapartida, cuál fue la reacción del “pueblo soberano” representado (sic) legitimamente en las Cortes por los partidos políticos, cuando el mismo Antonio Herrero -pocas semanas antes de su muerte prematura- se le ocurrió hacer un comentario jocoso sobre la antigua portavoz del PSOE, Rosa Conde, denominándola -con claro “animus jocandi”- la Mónica Lewinski de Felipe González... Poco menos y se “declara la guerra”... Antonio Herrero tuvo que pedir perdón dos, tres o cuatro veces... Sus dos compañeros del alma, José Mª García y Luis Herrero salieron rápidamente a la palestra, solidarizándose de forma valiente con él, para evitar su inminente “defenestración” de la COPE... El asunto era verdaderamente “grave”, ya que el PSOE amenazó con solicitar formalmente la convocatoria de una sesión urgente de la Cámara... Advirtió a la Conferencia Episcopal -grupo mayoritario de los propietarios de la COPE- con presentar una proposición de ley para retirar la financiación a la Iglesia, etc. etc. Naturalmente... Como debe ser... Así hay que actuar cuando algo les afecta muy directamente... a sabiendas además de los “cobardicas” que tienen en frente... Saben que desde entonces, nadie de la “derecha” se va a atrever a gastar bromas contra nadie del PSOE... Para que aprendan los “franquistas” que como quien dice hasta “anteayer”, tuvieron todos los poderes en la mano... Aprendan del PSOE y vean cómo reaccionan aún después de haber “perdido” el poder... Volviendo al tema que nos ocupa -el famoso tópico de la “teoría del empate”- hemos de concluir que, después de la contundente avalancha de títulos publicados en los últimos cinco o diez años, con todo un cúmulo de datos irrefutables, NOMBRES, fechas, etc. que despejan lo que antes eran obligadas “conjeturas” o supuestos ( que como suele decir mi camarada y hermano Luis Soler... a veces, más que un “supuesto” parece un “supositorio”...), y a pesar de que según se demuestra de forma fehaciente que no hubo tal “empate”, sino una aplastante “goleada”, frente a la difusión masiva y constante de los tópicos manidos, no sirve de nada una seria labor de investigación científica, aunque se publique... siempre que no se difunda; que no se divulgue masivamente... No obstante, y refiriéndonos a Vd. en particular, habrá de reconocer que su llamamiento aunque haya sido atendido por los Ian Gibson; Tusell; Fusi; Payne; Preston, el fallecido Tuñón de Lara, etc. y difundida su labor propagandística “urbi et orbi”, ha resultado harto decepcionante; no ha cubierto los objetivos por Vd. esperados... Su esperanza y su deseo era que, una vez muerto Franco y desaparecido con él el lógico miedo a las represalias, se descubriesen o desvelasen una serie de presuntos crímenes horribles cometidos durante los 39 años de su régimen... No ha habido tal... Todo lo contrario... Han sido los legítimos herederos del Bando Nacional, los que han aceptado su reto y han emprendido una rigurosa investigación histórica, echando por tierra los precitados “datos conjeturales” de los que Vd. habla en p. 281, que servían de base (de falsa base) a la citada “teoría del empate”. (N.B. Los mencionados “datos conjeturales” no resultan ser otra cosa que la traducción culta del viejo y conocido adagio “piensa mal... y acertarás” ). Ni que decir tiene que la “teoría del empate”, a la vista del masivo silencio que imponen los m.c.s. sobre los resultados de la investigación histórica hechos públicos en las obras arriba citadas, da lugar también a los consiguientes desmanes verbales similares a los expuestos en la intervención del fallecido Antonio Herrero. Veamos como muestra dos recientes intervenciones: 1) ABC 10.5.98: “El nacionalismo español es homicida. El líder de Esquerra Republicana de Cataluña, José Luis Carod-Rovira, acusó ayer al “nacionalismo español” de provocar el “terrorismo” del Alzamiento franquista; los fusilamientos de la post-guerra y el genocidio contra lengua y la cultura catalana...”

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2) “El Pais” 17.5.98.- Entrevista a Javier Arzallus: “...Bueno... Aquí, el que mató curas fue Franco...” (sic) (N.B. El historiador y académico Prof. Luis Suárez a lo largo y ancho de su extensa obra publicada afirma y demuestra que el presunto Estado autonómico de Euskadi, “libre e independiente”, en el plazo de 4 meses, i.e. hasta la entrada de las tropas victoriosas del Ejército Nacional, había asesinado ya a 47 sacerdotes (católicos, por supuesto... y sin garantías juridicoprocesales). Es decir, casi tres veces los sacerdotes nacionalistas vascos, que en número máximo de 17 fueron fusilados/ejecutados por los vencedores (... y con todo género de “miramientos”, habida cuenta precisamente de su condición de sacerdotes), a lo largo de 39 años. Como Vd. podrá comprobar el “calumnia...que algo queda” (los “datos conjeturales”), y el consiguiente “...el que calla, otorga...” surte efecto.

“Cantidad y calidad” de los crímenes cometidos por ambas Bandos, i.e. Número de víctimas y circunstancias en que se producen v cómo se producen esas muertes en uno v otro bando.- En la p. 464 de su libro, Vd. lanza la afirmación rotunda -basándose simplemente en “datos conjeturales”- de que en Zona Nacional (“... en las provincias de Valladolid, Zaragoza, Sevilla,Navarra, Logroño, León, Coruña, en todas las inicial y prontamente “nacionales”... ) a lo largo de 1936 y 1937, fueron ejecutados (sic) “... millares de pobres hombres que sin formación de causa o con un procedimiento mal dotado de garantías jurídicas” Luego, anticipándose a justificar la “teoría del empate”, añade Vd.: “¿Cuántos fueron? ¿Cómo tuvieron que ser enterrados tantos y tantos de ellos? No trato ahora de hacer... Iiteratura poética. Tampoco pretendo discriminar quién empezó antes ni discutir con criterios estadísticos o médico-forenses si fueron más los de un lado o los del otro o si la sevicia fue más acusada aquí o allá...” Y a continuación, haciendo poesia, añade Vd. Ia frase lapidaria ya citada: “Quede esto para los aficionados a apedrearse con muertos...” En p.465 vuelve Vd. a rematar -poéticamente- la misma idea, para reforzar el tópico de “la teoría del empate”: “En todo instante me he opuesto con vehemencia al macabro deporte -tan ejercitado por los españoles de una y otra acera- de lanzar los muertos propios contra el rostro del adversario” Dentro de los ardorosos defensores de la “teoría del empate”, por supuesto que no es Vd. el único que rechaza la idea de hacer balance, de realizar una investigación histórica rigurosa para saber definitivamente sobre base científica y no sobre “datos conjeturables”, cuántos crímenes se realizaron (y con NOMBRES y datos fidedignos) en uno y otro Bando. El historiador o pseudo-historiador Cuenca Toribio en 1986 (“La guerra civil de 1936”) dice lo misma que Vd. pero con faltas gramaticales, según lo recoge Martin Rubio en su obra citada, p. 448: “Resulta candoroso o deleznable (sic) establecer litigios cuantitativistas (sic) sobre la sangre derramada en una u otra zona y sobre los procedimientos a través de los cuales esa sangre fue vertida. Víctimas y verdugos pertenecían al misma pueblo (... menudo “pedazo” de argumento!). Y en uno y otro bando se reclutaron entre todos sus sectores sociales y categorías culturales...” Aparte de que este señor no sabe el significado de “deleznable” (cuando lo busque en el diccionario se va a llevar una buena sorpresa...), le gana a Vd. en cuanto al “totum revolutum” que monta... Y además, como pretende dar razones para justificar la “teoría del empate”, mete todavía más la pata... Hacer “tabla rasa” entre unos y otros; entre víctimas y verdugos, bajo el principio “nacionalista” de que unos y otros “pertenecían al misma pueblo”... es para caerse de espaldas... Aparte de que ni siquiera en eso acierta: Serguei Sudoplatov y los demás asesores soviéticos que nos envió Stalin para establecer el eficaz sistema de las “chekas”... no pertenecían al misma pueblo. (España)... Igual ocurre con la siguiente majadería de que “... se reclutaron entre todos sus sectores sociales y categorías culturales”... En la Zona roja es evidente que los sacerdotes y militares (... y los falangistas

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y requetés, por supuesto... y los seglares piadosos; y los “ricos”, etc.) eran elegidos siempre como víctimas y nunca para formar parte de los Tribunales Populares... casualidades de la vida; cosas del azar... Cuenca Toribio -si fuese un historiador medianamente serio- hubiera debido leerse, como mínimo el Decreto de creación de los Tribunales Populares (23.8.1936) y se hubiera enterado de cómo se ordenaba legalmente la selección de sus miembros (... Partidos y Sindicatos integrados en el Frente Popular..). De todos modos, como queda antes señalado, Vd. es harto contradictorio. De un lado no quiere que se haga balance exacto de las víctimas de uno y otro bando -Vd. se barrunta de que lado se inclinaría la balanza- pero hace un fervoroso y esperanzado llamamiento para que surjan nuevos lan Gibson que publiquen “El nombre de los muertos en la “zona nacional” (p.981)”. Y hay más todavía: En el párrafo anterior (1°) de esa misma página, en la nota n° 6, deja traslucir su deseo y esperanza de que los “datos conjeturales” de R. Tamames se traduzcan en datos reales y concretos (máxime cuando ya ha muerto Franco y Vd. confiaba en que se “destaparan” cifras hasta entonces presuntamente ocultas que incriminaran al Bando Nacional (N.B. Vd. Io suele escribir en minúsculas y entrecomillado... ¿Le discute la legitimídad a titularse de tal manera? Precisamente Vd.... uno de los co-fundadores de Radio Nacional de España... ¿Considera quizás más adecuado el título de “zona franquista” o “zona fascista/facciosa”). Literalmente dice: “El número de los que en cada una de las dos retaguardias así perdieron la vida...” ¿Para qué lo quiere saber, si rechaza Vd. más adelante la posibilidad de “discutir con criterios estadísticos... si fueron más los de un lado o los de otro...” A diferencia del razonamiento “de pata de banco” antes comentado de Cuenca Toribio, para justificar o “enrocarse” en la “teoria del empate”, Vd. esgrime -o más bien se refugia- en el ejemplo del caso Eichmann, descalificando “a quienes pretenden exculpar a Eichmann diciendo que exterminó sólo a dos o tres millones de judios y no a cinco”. Para comprobar la falacia de tal argumento, bastaria con que lo hiciese suyo en alguno de sus escritos y conferencias... y ya veria la que se le venía encima. Es decir, para percatarse de la importancia del número (de la cifra de víctimas del “holocausto”), bastaria con que Vd. basándose en datos conjeturales afirmase que sólo se habían producido 2 millones de víctimas (en lugar de SEIS MILLONES, cifra simbólica oficial y por lo tanto incontrovertible...). Debe tener Vd. cuidado... Vd. Ia rebaja a 5 millones como máximo..., si bien para Vd., que no quiere entrar en criterios estadísticos, es igual de reprobable y de condenable... De paso, como quiera que Vd. tampoco es partidario de utilizar los criterios medico-forenses, le animo a que se atreva a afirmar la tesis de que Vd. no quiere entrar en la polémica de si las muertes del “holocausto” fueron en mayor o menor medida debidas a las cámaras de gas o a enfermedades derivadas del hacinamiento y malas condiciones higiénicas en los campos de concentración (sobre todo en los últimos meses de la guerra, ante la imposibilidad de que llegasen suministros de alimentos), v.gr. tifus, disentería, tuberculosis, etc. Si Vd. niega o siquiera pone en duda la cifra de SEIS MILLONES (reduciéndola a 5 millones como Vd. indica), y además pone en signo de interrogación la existencia de cámaras de gas (... aunque se le permita apuntar la salvedad de que Jorge Semprun resultó ser inmune al mortífero gas alemán...), Vd. podria tener serios problemas con el Código Penal vigente (“el Código de la Democracia / Código Belloch”, ver art. ... ). En su planteamiento ilógico, para que no se le desmorone la “teoría del empate”, Vd. pretende -bajo una capa de pretendida caridad, i.e. no remover los dolorosos recuerdos; las heridas sangrantes, etc.- mantener a todos (al pueblo español) en una perpetua ignorancia. En el momento que se haga balance y se analicen los hechos (los crímenes de uno y otro bando; uno por uno), se acabó el “empate”... Con este método tan sutil sólo se condena en abstracto... “bombardeos”; “represalias” etc. a sabiendas que las hubo en uno y en otro bando, claro. De este modo

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resultaría que tan condenable y abominable es el famoso bombardeo de Guernica como el de Hirosima y Nagasaki... Bastaría simplemente con no contabilizar los muertos...Nunca dar cifras; nunca dar nombres y apellidos... Sin embargo, sus nuevos admiradores, los “rogelios”, no parecen dispuestos a darle la razón. “Sensu contrario” nos estan demostrando constantemente -en el caso del bombardeo de Guernica- la importancia de las cifras. Su formidable aparato propagandístico ha descrito “urbi et orbi” a lo largo y ancho de estas décadas, los horrores del despiadado bombardeo “fascista” sobre la indefensa población civil amante de las libertades... Lo han descrito desde todos los ángulos posibles, incluso con la ayuda (?) del famosísimo cuadro de Picasso... Sin embargo, siempre olvidan lo principal, decirnos el número de víctimas... Este es siempre el dato más importante en cualquier bombardeo sobre la población civil, luego vienen los daños causados en edificios históricos, etc. Es curioso que en el caso del bombardeo de Guernica, siempre se silencia este importantísimo dato... Hemos tardado años en saberlo: fueron 125 el total de víctimas... (otros investigadores hablan de 120). Naturalmente que fueron muchos... Mejor hubiera sido que el bombardeo no hubiera causado una sólo víctima... Luego falta por analizar el otro aspecto que Vd. tambien se apresura a rechazar, i.e. Ia finalidad de dicho bombardeo: si fue única y exclusivamente para masacrar a la indefensa población civil; si fue para destruir el arbol “sagrado” de Guernica o si fue por motivos estrategico-militares... En contra de su interesada opinión, en todo bombardeo son necesarios -para emitir un razonado juicio- los dos criterios que Vd. interesadamente rechaza. Empleando sus propias palabras: a) “criterio estadístico” (número de víctimas) y b) “criterio medico-forense” . Vea el caso p.e. del bombardeo de Dresde el 13/14 de febrero de 1945. Pasará a la historia, incluso a pesar de que ningún pintor “progresista” haya dedicado la menor atención a tal tragedia, por su elevado número de víctimas: 135.000 (?) 200.000 (?) ¿Quizás 300.000? Imposible el recuento. Pudieron ser más víctimas que en los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki juntas... La imposibilidad del recuento estriba en que a la población civil registrada en Dresde hay que añadir (hay que multiplicar) la población civil de refugiados proveniente en oleadas de territorios del Este, huyendo ante el avance del Ejército Rojo (... no hay que pedirle perdón por el adjetivo... Era su denominación oficial entonces... Luego se rebautizó como Ejército soviético...). Añádase a ésto otro “inconveniente” para el recuento: según los estudios técnicos posteriores, el bombardeo continuado día y noche durante 2/3 días, con el lanzamiento de bombas incendierias, en algunos zonas de la ciudad elevó la temperatura a más de 1.000 grados, lo cual provocó una especie de tornado que arrasaba y desintegraba los cuerpos humanos a su paso.. Ni por el lugar geográfico de Ia ciudad, i.e. valor estratégico, carente de fábricas de armamentos; ni por la fecha (febrero 1945, postrimerías de la derrota total de Alemania.... con el Ejército Rojo -unos 2.000.000 de hombres- a menos de 150 km de Berlin...), se pudo “justificar” tal masacre de población civil... Es obvio señalar este extremo, pero subrayamos lo de “población civil”, porque nadie puede aducir ni en el más remoto de los supuestos, que se tratase de un objetivo militar (para destruir a parte de la Wehrmacht)... Al soldado alemán de aquella época, bajo el régimen de Hitler, se le ha tachado de todo -sobre todo en los filmes de Hollywood- ... menos de cobardía. La Wehrmacht estaba en retirada, pero no en desbandada... No huía. No buscaba refugio.. Por lo tanto el bombardeo de Dresde no tenía ningún objetivo estratégico, i.e. la destrucción de fábricas; de ningun nudo de comunicaciones, etc. sino “pura y simplemente” matar alemanes... y cuantos más, mejor... Aún a sabiendas de que eran refugiados despavoridos, esencialmente mujeres y niños, ante el avance del Ejército Rojo y de su bien ganada fama (N.B. Acuérdese Vd. de la consigna-incitación redactada en forma “poética” por el entrañable amigo de Alberti, Ylhia Ehrenburg...). Ese fue el verdadero objetivo... Igual que lo fue meses después (agosto 1945) con la población japonesa de Hiroshima y Nagasaki... La diferencia sólo estribaba en que en la fecha del bombardeo de Dresde (febrero 1945), EE.UU. no tenía todavía a punto la bomba

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atómica... Pero en ambas casos el objetivo fue el mismo: la población civil (mujeres y niños en su gran mayoría, ni siquiera ancianos...ya que todo el que podía -incluso estando fuera de la edad militar- se incorporaba en tareas militares en el frente)... Dresde, repito, no contó con un Picasso que le hicera famosa, pero de cuando en cuando saltan a los periódicos casos como el del reciente Premio Nobel de Medicina (1999), Günter Blobel. Su primera conferencia de prensa quiso celebrarla teniendo de telón de fondo, una gran fotografía mural de la ciudad de Dresde... Allí mismo anunció que destinaría el importe del Premio Nobel a la ciudad de Dresde (salvo una parte que destinaría a una ciudad italiana donde había nacido su mujer). Explicó con todo detalle a los periodistas que le escuchabn extrañados... en febrero de 1945, él era uno de esos niños de familias de refugiados... su familia y él salvaron la vida porque, al estar la ciudad tan llena, tan atestada de gente, durmiendo incluso en plena calle, tuvieron que desplazarse a varios kilómetros de Dresde... Desde allí en su mente de niño quedó grabado el dantesco espectáculo de una ciudad en llamas debido a las bombas incendiarias en sucesivas oleadas de bombardeos diurnos y nocturnos... Esa imagen del sufrimiento humano masivo (.. el nuevo Premio Nobel de Medicina se guardó muy bien de no pronunciar la palabra “holocausto”, reservada como Vd. bien sabe, en exclusiva, a otra clase de víctimas...) se le quedó grabada a lo largo de su vida... En fin, D. Pedro, Vd. sabrá disculpar estos detalles estadísticos y “medico-forenses” que Vd. tanto abomina... pero uno se sigue sintiendo en estos casos muy alemán y le duele, en forma de agravio comparativo, tanta hipocresía por el “horror fascista de Guernica” (máxime tratándose de la “Legión Condor”)... Para Vd. sin embargo, al dejar siempre a salvo las dos antedichas premisas (ni aplicar “criterios estadísticos” ni “criterios medico-forenses”) el bombardeo de Guernica con sus 125 víctimas es “igual” (“empate”) al bombardeo de Dresde, o al de Hiroshima y Nagasaki... Ya decía antes que a sus amigos “rogelios”, en su bien organizada maquinaria de propaganda, cuando les interesaba, silenciaban el número de víctimas para no “estropear” el horrible cuadro de un bombardeo como el de Guernica... Sin embargo, cuando les conviene, el capítulo del número de víctimas es lo más importante para ellos, v.gr. destacar que la “aportación” de la URSS en la Il GM fue la más elevada en cuanto al número de víctimas... Según sus cálculos fue de 20 millones (cifra variable hacia arriba... Otras veces hablan de 25 millones)... si bien nunca especifican cuántas víctimas atribuibles a los alemanes ... y cuántas a las órdenes dictadas por Stalin... como ya se está demostrando por los propios historiadores rusos... Para terminar de rematar su clara incongruencia, señalar la importancia de lo que Vd. denomina de forma peyorativa “criterios medico-forenses” y que desdeñosamente rechaza siempre, para que no se venga abajo su “teoría del empate”. En lo que respecta a la guerra civil 1936-1939, hay que reconocer -o lamentar- que hoy por hoy se está imponiendo, gracias al apoyo masivo que Vd. y sus nuevos partidarios reciben de los m.c.s. mientras silencian los datos históricos objetivos (cifras; fechas; nombres y apellidos, etc.) de las obras recientemente publicadas y ya indicadas anteriormente. Sin embargo, a nivel mundial -II GM- se le escapa a Vd. y a sus nuevos amigos., v.gr. el hecho incontrovertible de que el “holocausto” judio con su pretendida cifra de 6 millones de víctimas sea más horriblemente famoso que la “aportación” o sacrificio de la URSS, con su pretendida cifra de 20 ó 25 millones de víctimas... precisamente al aplicarse “criterios medico-forenses”.. Ni Vd. ni sus nuevos amigos pueden justificar su a todas luces anti-científico/antihistórica “teoría del empate”, aduciendo que por encima de su condición de científico (intelectual; académico de la Historia, etc.) está la “caridad cristiana” (en el caso de muchos de sus nuevos amigos, seria la “caridad laica”), i.e. el impulso de su buen corazón queriendo correr un “tupido velo” -mas bien un “estúpido” velo- sobre tan doloroso tema... que no conviene reabrir las heridas, haciendo un “macabro” balance de las víctimas de un lado y de otro... (N.B. Lo macabro fue en su día por la forma en que se realizaron las

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muertes y por su elevado número... Comparado con ello, el hacer balance, i.e. Ios “criterios estadísticos” y los “criterios medico-forenses”, a 60 años vista, no es nada...). Otra prueba más de lo endeble e incongruente de esta “teoria del empate” que Vd. se esfuerza en mantener -y que, como digo antes, hoy por lo hoy lo está logrando- es que no permance estable; inalterable. Parafraseando un viejo chiste sobre una agresión sufrida... “ Pero esta no se queda así... No... Esto se hincha...” Efectivamente, una vez establecida -bien anclada- la “teoria del empate”, van surgiendo las consiguientes matizaciones o “mejoras”: 1) Sirve al respecto el comentario de Arzallus recogido más arriba -y que nadie públicamente le ha refutado- de que en las Provincias Vascongadas (“Euskal Herría”) “...aquí el que mataba curas era Franco”... No es verdad... Ni siquiera es una verdad a medias... Si silenciamos el “dato estadístico” para Vd. irrelevante -o irreverente”- y “deleznable” para Cuenca Toribio, de que fueron 17... y el “criterio medico forense” de que fueron fusilados, después de sentencia de un Tribunal de Jusrticia militar, no por ser sacerdotes, sino a pesar de ser sacerdotes... Y hay que recordar a todos, incluyendole a Vd., que ese fue el total de “sacerdotes fusilados por Franco” (sic): 17... a lo largo y ancho de 39 años... Mientras, el Gobierno “autónomo” de Euskadi, durante los 6 meses que controló ese mismo territorio (“Euskal Herría”), asesinaba vilmente, sin juicio ni nada parecido, a triple número de sacerdotes, (47 en total), en tanto que sus correligionarios, el Gobierno “legítimo” de la República, en el resto del “territorio del Estado”, en menos de 3 años, a más de 6.700 sacerdotes; monjas y religiosos. 2) Una vez debidamente asentada esta premisa, dentro de la teoría global del “empate”, puede entenderse la ligera “matización” que establece su gran admirador Gregorio Peces-Barba: “... Se tuvo muy en cuenta estas circunstancias históricas, que en la Guerra Civil habían desembocado en la declaración del conflicto como Cruzada por la Iglesia y que había concentrado un gran número de asesinatos, entre sacerdotes y religiosas, especialmente en la zona republicana ...” (ABC 7.6.98). Sencillamente increible... Inaudito... Dicho esto, y con la ayuda del anterior comentario de Arzallus, parece evidente que la persecución religiosa, la matanza/asesinato masivo de sacerdotes y monjas fue terrible tanto en la Zona republicana como en la Zona “franquista”... si bien “algunos”, como el caso de Peces Barba, reconocen que fue “mayor”, “ligeramente superior”... (ese es el sentido de su “especialmente”) en la Zona republicana... Fabuloso... Para que luego digan que no son ecuánimes y objetivos los nuevos “demócratas doctrinarios”; los neo-discípulos de la Institución Libre de Enseñanza; los esforzados creadores de una nueva ética que sustituya a la ética cristiana, ya “obsoleta”... 3) Como no podía ser menos, una vez ya asentada la “teoría del empate”, es inevitable que algunos, movidos por su deseo interesado, se decanten por buscar -y “encontrar”- argumentos en favor del Bando rojo/republicano (sin entrecomillar), en su análisis comparativo con el Bando Nacional (“franquista”). Tal es lo que ocurre en casos como el de su compañero de la Real Academia de la Lengua, José Luis Sampedro. Analiza comparativamente el hecho en sí de las muertes en Zona Nacional por fusilamiento en virtud de sentencia condenatoria de los Tribunales militares. Contrariamente a Vd. descarta manejar “datos conjeturales” y no le parece adecuado lanzar sus acusaciones contra el “régimen franquista”, basándose en hipótesis de matanzas/represalias por presuntos grupos incontrolados... Barrunta que por ahí hay poca ”tela que cortar”... Lo que podemos leer en sus declaraciones al “ABC” del 1.2.97 no es algo improvisado, sujeto a siempre inevitables “lapsus linguae”, sino algo profundamente meditado y repetido a lo largo y ancho de muchos años atrás (... sin exagerar en el tiempo, i.e. no durante el régimen de Franco donde él vivió fabulosamente bien; de forma privilegiada con respecto al resto de los mortales... si bien gracias a su esfuerzo y méritos, igual que Vd.... pero tambien sin olvidar como Vds. dos hacen, gracias a que ese esfuerzo, ese mérito, esa valía encontraron su adecuado reconocimiento... durante el régimen de Franco). Yo tuve

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ocasión de escucharle por la radio su falsa y novedosa teoría cinco años atrás. Dice así literalmente en “ABC”: “...Cuando se produjo la sublevación militar (sic) y me entero de los asesinatos cometidos en Santander por los milicianos, me hago más de derechas todavía (sic). Pero eso dura hasta que las tropas de Franco (sic) entran en la ciudad y compruebo (sic) que en el otro bando asesinaban igual (sic)”. Hasta aquí la “teoría del empate”, pero a continuación la “matiza” y la “mejora”: “...Luego aprendí que, aunque todos los asesinatos son injustificables, unos se pueden comprender mejor que obros. Todos son horrendos, pero se comprende mejor el asesinato del hambriento (sic) que le corta el cuello a un rico que le ha estado explotando durante toda su vida en la hacienda, que el juicio hecho por unos señores bien vestidos, bien alimentados (sic) de siempre, que debajo de un crucifijo (sic) mandan al paredón a un hombre por ser del Partido Radical Socialista o cosas por el estilo...” Increible... Una interesante “matización cualitativa” a la bien asentada “teoria del empate”. Ahora resulta que el Alzamiento Nacional fue una lucha de “ricos” (entre los que estaba Vd. y él) contra “pobres” (... por primera vez en la Historia son los “ricos” -los “bien vestidos, bien alimentados de siempre”- los que se sublevan contra los “pobres”; “los hambrientos”... De ahí que sea más que “comprensible” que estos últimos -los hambrientos- cortaran el cuello a los primeros -a los señores bien alimentados... J.L.Sampedro no se percata de que con esta “matización cualitativa” echa por tierra la teoría defendida por el régimen republicano de que España era en julio de 1936 un Estado de Derecho, libre y democrático, donde ya desde la implantación de la República el 14 de Abril de 1931, y más todavía después del triunfo del Frente Popular (febrero 1936), ya ha desaparecido la injusticia social; las desigualdades sociales, i.e. donde la figura del “hambriento” ya había dejado de existir... En cuanto al agravio comparativo de que los tribunales de los “señores bien vestidos y bien alimentados de siempre” administraban Justicia (o “justicia”) “debajo de un crucifijo” y “mandaban al paredón a un hombre por ser del Partido Radical Socialista...” el asunto es -psicológicamente hablando- harto interesante: a) Traducido al Derecho Penal, su amigo y colega J.L.Sampedro pretende presentarnos los crímenes de la Zona roja como cometidos por personas (sic) a las que hay que aplicar no ya la atenuante sino la eximente total de “trastorno mental transitorio”, derivada de un presunto “estado de necesidad”, provocado por el hambre y la explotación “durante toda su vida”, que le convierte no sólo en un ser “explotado”, sino que le transforma en un “hambriento” (de mucho mayor alcance juridico-penal que el ya reconocido “hurto famélico”) b) Aparte de que curiosamente J.L. Sampedro no nos habla de “Tribunales militares”, sino de “señores bien vestidos y bien alimentados”, es interesante destacar su coincidencia -o su discrepancia, según se mire- con las tesis expuestas por Ramón Tamames a través de la COPE, arriba mencionado, según la cual “...en Zona Nacional se fusilaba por haber votado a Azaña” (i.e. Izquierda Republicana... podria extenderme mucho sobre este particular, pues mi tia, la hermana de mi madre- exiliada luego en Méjico, y allí enterrada, militó de forma muy destacada en dicho partido o círculo de Azaña...). Uno y otro -J.L. Sampedro y R. Tamames- pueden lanzar tales barbaridades (no empleo el culto vocablo de “boutade”, como suelen hacer los que no saben “parole” de “français”...), parapetándose en la “teoría del empate” y más concretamente en ese escudo protector que Vd. coloca sobre ellos, al rechazar en tono peyorativo la posibilidad de cualquier análisis histórico serio, profundo, concienzudo, i.e. descartando la posibilidad de emplear “criterios estadísticos” y “criterios medico-forenses”. Con las obras publicadas en estos últimos años -y ya citadas más arriba, sobre todo la de Martin Rubio- yo no desmiento de forma categórica que militantes de Izquierda Republicana o del Partido Radical Socialista fuesen fusilados en Zona Nacional, pero quiero saber cuántos (para efectuar el correspondiente análisis comparativo con los fusilados -generalmente después de convenientemente torturados- militantes falangistas en

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Zona roja) y si verdaderamente fueron fusilados por el mero hecho de su militancia o de haber votado a favor de tales partidos (aspecto éste del que sí hay constancia y en número abundante, por lo que respecta a los falangistas que fueron víctimas en Zona roja)... o si fueron fusilados por algo mas.... Siguiendo la consigna de Vd. de cubrir todos estos horrores de 1936-1939 con un tupido velo, Cuenca Toribio y tantas otros, como el propio Ramón Tamames, no yendo más alla de sus “datos conjeturales”- han secundado su consigna muy eficazmente. Por fortuna, Martin Rubio no lo ha hecho... En este punto -y siguiendo con los análisis comparativos, aún sin entrar en “criterios estadísticos”- hay un extremo que conviene subrayar porque nadie lo puede rebatir (aunque sí silenciar, claro, como hace Vd. o Tamames o Cuenca Toribio o “Muñón” de Lara y sus discípulos: Tusell; Fusi, etc.etc. Como se puede demostrar de modo fehaciente, no todos los militantes/simpatizantes de Izquierda Republicana o del Partido radical Socialista fueron fusilados... en los 39 años que duró el régimen de Franco. La obvia afirmación no pertenece a “Perogrullo”, sino al correspondiente agravio comparativo respecto a la suerte que corrieron los sacerdotes; monjas y religiosos de Zona roja (y la gran mayoría de los militantes falangistas).. No es que sean escalofriante las matanzas llevadas a cabo -una vez que los investigadores se hayan atrevido a aplicar los debidos “criterios estadísticos y medico-forenses”, a pesar de sus disuasorios vocablos peyorativos- más sobrecogedor que la elevada cifra (+ 7.000) es reflejar los porcentajes: casi el 90% del claro de la diócesis de Barbastro; el 65 % de Lérida; el 61% de Menorca... Y más terrible aún si matizamos convenientemente, i.e. asesinato del 47 % del clero en Toledo... en los dos meses y medio (hasta la liberación del Alcázar el 28.9.1936) que la diócesis de Toledo estuvo bajo el régimen republicano o más propiamente dicho, en Zona roja (sin entrecomillar)... Y la consiguiente dedución lógica -de “Perogrullo”. Estas “macabras” estadísticas; estas cifras sobrecogedoras no muestran cifras más elevadas... por la pura y “sencilla” razón de que los legítimos representantes del presunto Estado de Derecho -los “hambrientos” que diría J.L. Sampedro- no pudieron materialmente cometer más asesinatos en lo que a sacerdotes y monjas se refiere, i.e. porque ya no localizaron a más sacerdotes v monjas a quién asesinar... los habían asesinado a todos... Así de sencillo... Así de macabro... Con razón rechazó Vd. con toda firmeza la idea de aplicar “criterios estadísticos y medico-forenses”... Su teoría del empate no resistiría la menor confrontación lógica. 3) La frase que recogemos de J.L. Sampedro (frase o “burrada”, según queramos) contiene una “media verdad” digna de subrayar. Es bien cierto que en Zona roja se “cortó el cuello” como él dice a algunos personas por el hecho de ser “ricas” (¿cuántas? Vd. no nos permite saberlo, pero en obras como la ya citada de Martin Rubio se facilitan datos irrefutables). En zonas rurales, directamente, para apropiarse de sus tierras. En zonas urbanas, por lo general después de ser convenientemente torturadas en las “chekas” para “sonsacarles” donde tenían escondidos sus presuntos “tesoros”... J.L. Sampedro silencia que del misma modo, estos presuntos “hambrientos” también “cortaron el cuello” a sacerdotes, monjas y religiosos no por ser “ricos” ni por haberles “explotado durante toda su vida”, sino in odium Fidei, por su condición de religiosos (y a algunos seglares por su condición de fervor religioso)... del misma modo que impulsados por ese “odio a la Religión” quemaban iglesias y disparaban p.e. contra la estatua del “Sagrado Corazón de Jesus” en el “Cerro Rojo” (antes conocido como “Cerro de los Angeles”... y que durante el régimen de Franco “curiosamente” recuperó este “obsoleto” nombre...). Pero sobre todo, J.L. Sampedro nos oculta o se auto-engaña consciente o inconscientemente al plantear este tema bajo el prisma de un presunto y disparatado análisis comparativos entre los “asesinatos” de una y otra Zona. Quizás escudándose en que él no es historiador, sino economista y literato (méritos que -repito- le fueron altamente reconocidos en la “oprobiosa dictadura” pero que él jamás ha agradecido...), pretende ignorar o hacernos creer que la dicotomía por él planteada es sólo una “media verdad”, i.e. es bien cierto que en Zona republicana/Zona roja se “cortó el cuello” por los motivos por él

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aducidos y por los otras motivos por él silenciados, en una explosión de furia y odio, incontrolado por las autoridades (sic) del presunto Estado de Derecho, bajo la legalidad (?) republicana, muy especialmente en los primeros meses siguientes al Alzamiento. Esto es lo que subrepticiamente se trata de esgrimir como presunta atenuante en los múltiples crímenes cometidos en Zona roja (la presunta “enajenación mental transitoria”). Es harto discutible, porque tal atenuante no puede aplicarse a quienes durante meses están cometiendo todo tipo de tropelías y asesinatos... Pero lo más importante para refutar de forma radical la “media verdad” de J.L. Sampedro es que no existió tal dicotomía, por la “sencilla” razón de que en la España republicana se asesinó de todas las formas imaginables e inimaginables... y no “simplemente” se “cortó el cuello” en un arrebato de furia “incontrolada” . Sensu contrario, de forma indirecta, al hablarnos de la existencia de esos tribunales en Zona Nacional con unas “señores bien vestidos y bien alimentados”, J.L.Sampedro pretende aplicarles la agravante penal de “premeditación y alevosía” (“debajo de un crucifijo” añade...) Por supuesto que en Zona Nacional existieron los Tribunales militares, pero J.L. Sampedro nos oculta la existencia de los tristemente famosos “Tribunales Populares” creados “ad hoc” por el Gobierno del Frente Popular por Decretos del 23 de agosto (al día siguiente a la “masacre” de la Cárcel Modelo, del cual más tarde hablaremos) y 10 de octubre de 1936. Ni que decir tiene que no estaban compuestos por “señores bien vestidos y bien alimentados” (y mucho menos “debajo de un crucifijo”), pero tampoco por “hambrientos”... (N.B. En fecha reciente, Fernando Díaz-Plaja ha editado un libro sobre los procesos más famosos de la guerra civil, pretendidamente “objetivo”; o de “empate”, donde inserta una fotografía harto descriptiva de los “quasi-maleantes” que componían uno de tales Tribunales (... una imagen vale por cien palabras) y el testimonio de un periodista francés, ya publicado en español en 1947). Vd. como antiguo falangista y como antiguo seguidor y admírador de José Antonio no puede ignorar -como lo hace su compañero J.L. Sampedro- la existencia de los Tribunales Populares en Zona roja, ya que uno de ellas en Alicante dictó sentencia de pena de muerte contra él, ejecutada como sabemos el 20 de noviembre de 1936. Afortunadamente se conservaron todas las actas del proceso, que fueron publicadas por Mancisidor en 1963. Sencillamente magistral... Y Vd. no dice ni palabra de tal “justicia” republicana. Frente a los “datos conjeturales” esgrimidos por R. Tamames o por J.L. Sampedro de cuáles eran los motivos para “mandar al paredón” en Zona Nacional, nosotros contamos con el texto del “Boletin Oficial” (“Gaceta de Madrid”) de los Decretos antes citados. No necesitamos hacer conjeturas. Podemos reproducir lo que era el marco legal... y de ahí fácilmente añadir lo que eran las interpretaciones de los componentes de semejantes Tribunales Populares (no se olvide que sólo había un magistrado de carrera -afecto al régimen, por supuesto, ya de otro modo ya hubiera sido liquidado- y el resto estaba formado por militantes designados por los partidos políticos y sindicatos componente del Frente Popular... Repito que con contemplar la fotografía publicada en el citado libro, bastaría para hacerse cabal idea...). En el art.1 del Decreto de 10.10.1936 podemos leer la finalidad para la que se crean estos Tribunales Populares: “... Para conocer de los hechos de hostilidad y desafección al régimen (sic) que no sean constitutivos de delitos previstos y sancionados en el Código Penal común y en las leyes penales especiales...”. En su art. 2 se especifica qué se entendía por tales “actos de hostilidad y desafección al régimen”, v.gr.” difundir falsos rumores o noticias atinentes a las operaciones de guerra; actuación del Gobierno o situación económica...” Y todavía se añade -una “perla” más del pretendido Estado de Derecho: “... observar una conducta que sin ser constitutiva de delito, demuestra por los antecedentes y móviles que quien la ejerce es persona desafecta al Régimen”... Ahí queda eso...!

Por si esta inseguridad jurídica fuere poca, la “tipificación” (sic) como delito se

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remata del modo siguiente: “...Cualquier otro hecho que por sus circunstancias y consecuencias deba estimarse nocivo a los intereses del Gobierno del Pueblo o de la República”.

Todavía podemos leer -a “confesión de parte”- lo siguiente, a modo de “explicación” de las arbitrarias detenciones y “paseos”: Exposición de motivos de la O.M. 9.10.1936 (M° de la Gobernación): “La necesidad (sic) de apartar de toda actividad peligrosa para el Régimen a personas sospechosas de ese ejercicio, obliga (sic) a las autoridades a proceder a detenciones numerosas (sic)...” El art. 5 de la citada Orden Ministerial nos desvela la existencia ya en esas fechas (9.10.36) de un “Tribunal Especial de Represión del Fascismo” y de un “Tribunal especial del Jurado Popular”. A la vista de estos documentos legales (...”legales”... vocablo derivado de “legislación”... Nada que ver con “legales” en el sentido popular de “justos”), i.e. documentos oficiales emanados del Gobierno “legítimo” de la República, y no de “datos conjeturales”, que se traducían en “macabros” datos estadísticos, sólo cabe repetir y subrayar la falsedad de la disparatada y antihistórica dicotomía planteada por J.L. Sampedro, v.gr. a los crímenes/asesinatos cometidos en Zona roja (que eso él no lo niega, pero nos oculta su número) se les debe aplicar la atenuante -o eximente completa- de “enajenación mental transitoria” (i.e. lo de “cortar el cuello a los ricos que habían explotado a los hambrientos a lo largo de toda una vida”), en tanto que en lo de “mandar al paredón” por parte de los Tribunales en Zona Nacional (nos oculta también su número, para mantener la famosa “teoría del empate”), concurría, según él, la agravante de “premeditación y alevosía”, ya que dichos tribunales “franquistas” estaban compuestos por personas bien vestidas y bien alimentadas, y para más “inri”... “debajo de un crucifijo...” . Repetir y dejar bien sentado una vez más que lo de “cortar el cuello” fue muy cierto en Zona roja... pero es la media verdad, ya que fue únicamente una de las formas en que se asesinó en la España de 1936-1939 dominado por el presunto régimen “legítimo” y “democrático”... (N.B. De haberlo podido leer Sudoplatov, hubiera protestado enérgicamente... equivaldría a afirmar que su labor en España; i.e. Ia tarea que le encomendó el propio Stalin; de implantar las “chekas” y enseñar a los fieles comunistas españoles su funcionamiento y aplicación, fue un fracaso; un viaje inútil... La mejor prueba de la falsedad de la tesis de J.L. Sampedro, es que Sudoplatov fue precisamente uno de los pocos altos dirigentes de la URSS enviados por Stalin a España, que a su regreso no fue víctima de las famosas “purgas” stalinianas...). Creo que después de todo lo dicho, podemos fácilmente llegar a la conclusión de que la pretendida “teoría del empate” es una falsedad, y que tanto Vd. como los Cuenca Toribio; Tusell; Fusi, etc. etc. se esfuerzan en mantener esa falsedad, i.e. que no se deshaga el pretendido “empate”, para lo cual basta con utilizar frases o vocablos peyorativos, ridiculizadores, que pretenden invalidar o desprestigiar la labor de quienes, sin hacerles a Vds. caso, se empeñan en poner en evidencia la falsedad de su teoría. Cuando Vd. rechaza de forma rotunda el utilizar a este respecto “criterios estadísticos” y “criterios medico-forenses” no hace más que ponerse en evidencia. De ningún modo quiere Vd. deshacer el pretendido “empate”. Y mientras tanto, como ya queda demostrado más arriba, citando su propio texto, anima a los pseudo-historiadores como Ian Gibson, etc. que busquen y rebusquen, en la vana esperanza pero ferviente deseo de que los prtetendidos “datos conjeturales” puedan convertirse en datos históricos fehacientes con nombres, fechas, etc. En más de 20 años, su ferviente deseo no ha podido convertirse en realidad. Muy al contrario, han sido los historiadores del “otro Bando” (i.e. el suyo de antes) los que en estos últimos años -no animados por Vd. precisamente- los que han demostrado abundantemente la falacia de la “teoría del empate” y haciendo caso omiso de Vd., han utilizado los por Vd. denostados y rechazados “criterios estadisticos” y “criterios medico-forenses”. Pues bien... Todavía hay mas. Dentro del amplio capítulo a establecer para

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deshacer el pretendido “empate”, podríamos incluir un epígrafe de “analogías y diferencias” por seguir el clásico método académico que Vd. conoce perfectamente, pero que cuidadosamente silencia. Como verá Vd. se trata de un tercer epígrafe, aparte de los por Vd. denostados “criterios estadísticos” y “criterios medico-forenses”. Se trata de una especie de subrayado en rotulador fluorescente de algunos hechos históricos, perfectamente demostrados y nunca desmentidos por los artífices y partidarios de la España republicana (Zona roja de la España de 1936-1939), pero que jamás se registraron en la España nacional, (pese a que intelectuales de gran prestigio -como Vd. mismo- bien desearían que se pudiese demostrar lo contrario): 1) Para empezar por lo más descarado y lo más incontrovertible, i.e. el apartado de la persecución religiosa; asesinato masivo y sistemático de sacerdotes; monjas; religiosas y seglares “in odium fidei”. Esto, pese al exabrupto de Arzallus -y que por “prudencia”, i.e. cobardía. ningún representante de la jerarquía eclesiástica le ha replicado- afirmando que “aquí (en el Pais Vasco/Provincias Vascongadas) el que fusiló a curas fue Franco...”, única y exclusivamente se produjo en Zona roja, a lo largo de 1936-1939. No hace falta molestarse en discutir si fueron 7.000 en números redondos; si fueron 6.839 ó “sólo” 6.500... Es algo peor... Fueron asesinados todos... Si no se asesinó a un mayor número, es porque no se pudo...Si no se exterminó al clero en su totalidad, es porque los supervivientes estaban en Zona Nacional... Ya no había más a quién matar... en Zona roja. La cifra de víctimas hubiera sido mayor, en el hipotético caso de que el Ejército rojo hubiera sido capaz de entrar victorioso en cualquiera de las ciudades que se incorporaron inicialmente al Alzamiento Nacional, o hubiera logrado “reconquistar” cualquier territorio de los que paulatinamente iba perdiendo... Esto no es una mera hipótesis; un “futurible”... Es un hecho histórico incontrovertible a juzgar por lo ocurrido en Teruel. Cuando “reconquistaron” la ciudad, lo primero fue detener y “juzgar” al Obispo Fr. Anselmo Polanco... (...ignoro si es familia de su buen amigo, el todopoderoso Jesus de Polanco...). Tampoco es válido interpretar “benévolamente” el dato estadístico de que la mayoria de estos asesinatos -”in odium fidei” repito... no simplemente el dato “piadosamente laico” de que se trataba de “víctimas inocentes”... para buscar su inmediata contrapartida en el otro Bando- se cometieron en su gran mayoría en los primeros meses siguientes al 18 de Julio, fecha del Alzamiento o de la “sublevación fascista”... Pretendiendo hacernos creer que fue fruto de una explosión “natural” de “justa cólera, largamente contenida”, excusable por una pretendida ignorancia/desconocimiento de las “masas trabajadoras”, explotadas durante siglos, que identificaban al clero con la clase “explotadora”, etc. (seguir el argumento de J.L. Sampedro antes comentado...). No hubo tal. Los datos estadísticos no mienten en efecto, pero... Ni se puede aplicar la atenuante (y mucho menos eximente) de “enajenación mental transitoria” cuando se habla de meses de sistemática persecución criminal (aparte de que la pretendida “explosión incontrolada” de la “revolución proletaria” se ha producido no el 18 de Julio de 1936, sino 5 años antes, en los acontecimientos “espontáneos” posteriores al 14 de Abril de 1931, cuando se registra la primera quema de conventos (“sólo unas cuántos”... Algo sin importancia, comparativamente hablando respecto a julio de 1936 y meses posteriores). O en octubre de 1934, durante la “revolución de Asturias”. Tampoco se puede atribuir el drástico descenso en la cifra de crímenes en el segundo y tercer año de la guerra civil (en Zona roja) a que ya se había calmado la “justa ira” en las masas proletarias... o que las “autoridades” republicanas habían puesto “orden” frente a los pretendidos “grupos incontrolados”, etc. El hecho era “pura y sencillamente” que ya no encontraban más curas; monjas; religiosos a quién matar.... Tampoco aquí se trata de “datos conjeturables” como los que Vd. aduce; ni de futuribles... Se trata de afirmaciones basadas en los hechos ocurridos en las diócesis de Madrid; Toledo; Barbastro, etc. En cuanto a los “curas fusilados” en Zona Nacional o en aquellas cindades

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inicialmente en Zona roja/republicana y que fueron posteriormente -paulatinamente- liberadas, conquistadas o reconquistadas por el Ejército Nacional, se puede demostrar que no fueron en número superior a 17; y ninguno de ellas fue asesinado... mucho menos “in odium fidei”, i.e. ninguno de los sacerdotes condenados a la pena de muerte, y luego fusilados, lo fue por su condición de sacerdote sino bien al contrario, pese a su condición de sacerdote... 2) Asesinatos masivos y sistemáticos de personas indefensas. Dentro de este epígrafe, es conveniente desglosar, dado el carácter verdaderamente “macabro” del tipo de asesinatos : 2.1.- Invasión de las cárceles por “grupos incontrolados” y asesinato masivo de los presos políticos dentro del recinto. a) Hechos más que conocidos y “reconocidos” históricamente, como la matanza cometida en la “Cárcel Modelo” de Madrid el 22 de agosto de 1936, que causa estupor hasta en la Zona roja, como lo recogen las narraciones del propio Azaña; de Prieto, etc. Provocan las prudentes “llamadas al orden” por medio de comedidos mensajes radiados como el de Prieto; la conveniencia de crear unos “Tribunales Populares” (... en menos de 24 horas; el 23 de agosto 1936!) para acelerar la liquidación de “personas desafectas al régimen”, a fin de aplacar la “justa ira” de las masas y tratar de evitar que se tomen la justicia por su mano, recordándoles que los “asesinatos directos y masivos” son innecesarios porque en dichos Tribunales Populares ya se hallan representados por medio de sus dirigentes de los partidos políticos y sindicatos integrados en el Frente Popular... Entre los indefensos presos masacrados, Vd. necesariamente tendrá que recordar al hermano de José Antonio, Fernando, o a Julio Ruiz de Alda, Sub-Jefe Nacional de la Falange... Sin olvidar que entre las víctimas se hallaban incluso diputados del Parlamento republicano (como Albiñana, con “inmunidad parlamentaria” teórica) ex-Ministros de la República (como Rico-Avello y Martínez de Velasco), y destacados “izquierdistas” y miembros de la Masonería como Melquiades Alvarez (¿O quizás ya ex-miembros?) etc. (Por lo que respecta a estos últimos, se piensa incluso si algunos habían buscado inútil “refugio” en la cárcel, ante la claro inseguridad ciudadana que sufría en el Madrid rojo toda persona con aspecto de “rico” que viviese en “zona lujosa” de la capital...). b) Vizcaya. Asesinatos masivos de “rehenes” encarcelados en el “Cabo Quilates”; “Altuna Mendi”; “Angeles Custodios”; cárcel de Larrínaga; “Casa Galera”; “Carmelo de Begoña”; Cementerio de Derio; Cementerio de Durango; etc. 25 sept.; 2 octubre 1936; 4 enero 1937. De sobra conocidos por todos, las matanzas igualmente de presos políticos internados -en espera de ser procesados y convenientemente fusilados- en distintos “centros penitenciarios” (?) De entrada, ya es harto significativo el hecho de que al no caber todos los presuntos “fascistas” en los centros penitenciarios, es necesario habilitar conventos, etc. hasta navios en el puerto... Debemos recordar una vez más que estamos hablando de la España republicana; de la España constitucional (?); donde reina la paz y el orden (?) y donde, como presunto Estado de Derecho (?), no ha sido preciso declarar el “estado de guerra”... La “justificación” oficial de las matanzas masivas de estos rehenes, víctimas inocentes, cuyo delito había sido el ser considerados “sospechosos” incluyéndose a sacerdotes no “nacionalistas”- fue que se trataba de una represalia “espontánea” de las “masas” por haberse producido un bombardeo “fascista” .... Martin Rubio en su obra citada (págs. 351 y ss.) recogiendo diversas fuentes documentales nos amplía detalles (... sin pedir disculpas a D. Pedro, por ser “estadísticas macabras”, que contribuyen a destruir la bien elaborada “teoría del empate”... Yo tampoco le pido disculpas...): “... Realizando los asesinatos fuerzas del Ejército rojo... perfectamente uniformadas, con armamento completo... respondiendo así ... el comandante del batallón “Malatesta” al Presidente del Gobierno vasco (José Antonio Aguirre)... “cuando el pueblo se convenciese de que no quedaba un fascista en la cárcel, cesarían las matanzas...”; ... Los milicianos y las turbas que los acompañaban, con las que

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iban bastantes mujeres, que se distinguían por su ferocidad, se dedicaron al pillaje y saqueo de los cadáveres..”; “... la orden sólo se dió a las cuatro horas (sic) de comenzados los crímenes y ante las apremiantes instancias de los funcionarios de prisiones que suplicaban la intervención de la Autoridad...” Pasados unos días, el 10 enero 1937, al igual que ya había sucedido en Madrid (22.8.36) por parte de Indalecio Prieto con motivo de la matanza de víctimas indefensas en la Cárcel Modelo, el Gobierno vasco publica una nota oficial, a la vista de su repercusión negativa en el extranjero (en paises civilizados, claro... no en la URSS, como es fácil suponer): “... Las naturales reacciones de indignación (sic) que causan en todos los ciudadanos leales los brutales bombardeos de la aviación facciosa, pretenden ser aprovechados por los enemigos de la República (!) y por elementos profesionales del crimen y del pillaje para realizar actos que sirven como eficaz instrumento de propaganda para nuestro desprestigio en el extranjero (sic), por la reprobación que merecen a toda conciencia honrada el robo y el asesinato (sic)...” El número total de rehenes indefensos masacrados en Vizcaya durante esas fechas, por la “natural indignación del pueblo” fue, según el paciente recuento del citado autor (Martin Rubio) de 584 (cfr. p. 355). En un folleto-recordatorio publicado por la Hermandad de ex-combatientes de Vizcaya, figuran todas las víctimas, una por una, con nombres y apellidos... Como debe ser, D. Pedro... Datos históricos irrefutables... sistema científico que Vd. en su condición de Académico de la Historia debería fomentar... pero que Vd. rechaza frontalmente porque destruye de forma inevitable su famosa “teoría del empate”... c) Santander.- La minuciosa y documentada exposición que hace Martin Rubio en su obra citada (págs. 337 y ss.) es realmente impresionante... y espeluznante... que podríamos dedicar muy en especial a su compañero J.L. Sampedro, ya que él basa su peregrina tesis en la experiencia vivida en Santander precisamente. Entresacamos algunos párrafos: “En Santander puede afirmarse que la sangre, abundantísima, que se derramó fue fruto del cálculo frio (sic) de un puñado de cabezas revolucionarias... la organización de los crímenes radicaba, casi por completo, en la comisaría de Santander en la que ni uno sólo de sus numerosos policias lo era de profesión. Su jefe lo fue el socialista (PSOE) Manuel Neila. También intervino... Teodoro Quijano (CNT). La “cheka” de Santander tuvo dos “sucursales en Reinosa y Castro Urdiales que acaso la aventajaron en crueldad...” “... Los calabozos municipales fueron pronto insuficientes para dar albergue a los detenidos y tuvieron que ordenar que los encerrasen en un patio del ayuntamiento... Los presos empezaron a sufrir el rigor de las recien formadas “chekas”. Las “sacas” se hacían previa presentación de recibo... Cuando el depósito municipal contenía ya un excesivo número de detenidos, los sicarios de Neila procedían a las sacas por grupos, para dejar sitio a los que debían llegar, pero aun así no fue y fue habilitado el barco “Alfonso Pérez” como prisión, siendo otros conducidos al penal del Dueso. La población encarcelada en las tres cárceles alcanzó la cifra de unos 4.500 reclusos.” “El 27 de diciembre (1936), aviones nacionales bombardearon la capital causando algunas víctimas. Media hora después una multitud asaltaba el “Alfonso Pérez” donde se encontraban unos 980 presos. Desde las escotillas les bombardearon con granadas y los tirotearon, ocasionando bastantes muertos y heridos. Pero lo peor fue cuando llegaron al barco el Delegado del Gobierno Ruiz Olazarán, el consejero de Justicia (?) Quijano, y el jefe de policia, Neila Acompañados por un grupo de milicianos armados, montaron allí mismo un tribunal que iba pronunciando sentencias de muerte hasta que se prescindió del trámite y diezmaron a los hacinados en las bodegas, 150 personas en total. El escándalo traspasó las fronteras y el 27 de febrero de 1937 el “Alfonso Pérez” fue suprimido como prisión, a ruego de las autoridades británicas (sic)”... Algo muy diferente al cuadro que nos describe su compañero J. L. Sampedro del Santander de 1936 donde, según él, los “hambrientos” cortaban el cuello a los “ricos”, por

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“haberles explotado durante toda su vida”, etc. etc.. Este tipo de asesinatos masivos; matanza de seres indefensos por invasión de las “turbas” armadas y presuntamente incontroladas, jamás se produjo en Zona Nacional... En este punto, igual que en el anterior y en los sucesivos, no hay posibilidad de establecer un parangón...Se rompe la hipotética “teoría del empate”... 2.2.- “Ejecución” (asesinato) de “rehenes”, i.e. personas inocentes apresadas sin otro motivo que para obtener algún beneficio a costa de sus vidas o mejor dicho de la amenaza de su muerte. Por referirnos al caso más conocido: El jóven Luis Moscardó, hijo del Coronel Moscardó, defensor del Alcázar de Toledo. La disyuntiva planteada por los representantes en Toledo del Gobierno “libre y democrático”... y “constitucional” es bien conocida: si el Coronel Moscardó no se rendía, matarían a su hijo Luis que mantenían de rehen. No es necesario entrar en discusión si existió o no la conocida conversación conminatoria y en qué términos, o si es fiel reproduccion de la misma, el texto que figura -¿sigue figurando?- en las paredes del despacho de Moscardó en el Alcázar. luego reconstruido. Lo que si es un hecho histórico indiscutido e incontrovertible es el final de la vida de Luis Moscardó, al no acceder su padre a rendir la fortaleza: fue fusilado por las milicias del presunto Gobierno legítimo de la República. Por contra, y para romper una vez más su falsa “teoría del empate”, es necesario recordar un conocido caso paralelo en Zona Nacional de intento de obtener la liberación de José Antonio a cambio de la puesta en libertad del hijo de Largo Caballero, al que se había detenido por su condición de hijo del Presidente del Gobierno republicano. Como Vd. bien sabe, se produjo un intercambio de cartas entre el hijo y el padre. Largo Caballero le comunica a su hijo la imposibilidad de acceder al canje propuesto por el Gobierno Nacional. Resultado -y es también un hecho histórico, indiscutido e incontrovertible- José Antonio no es puesto en libertad y es asesinado en Alicante el 20 novbre. 1936 (ignoro cómo justificará o explicará esta muerte su compañero J.L. Sampedro...). Sin embargo, el hijo de Largo Caballero no es ejectuado/fusilado por el Bando Nacional, sino que años después es puesto en libertad y -según creo- le fue permitido viajar al extranjero y exiliarse. 2.3. “Sacas” de presos políticos que sin haber sido procesados o juzgados, ni siquiera en simulacro de proceso sumarísimo por los Tribunales Populares creados “ad hoc” por el presunto Estado de Derecho, son sacados de las cárceles para ser asesinados masivamente. Los casos macabramente famosos de Paracuellos del Jarama; Rivas Vaciamadrid; cementerio de Aravaca, etc. Estamos hablando de las “sacas” de la Cárcel Modelo de Madrid, en los días 7 y 8 de noviembre de 1936, con la escalofriante cifra de 1.396 en fusilamientos masivos, en sólo dos días, y que asciende a un total de 2.936 hasta el 3.12.1936 (véase pags. 306 y ss. de la ob.cit de Martin Rubio), al irse agregando centenares de personas detenidas siempre arbitrariamente procedentes de otras cárceles y “chekas” del Madrid rojo... Todo ellos, D. Pedro, con NOMBRES y apellidos, víctimas inocentes, perfectamente identificados, con todos los datos que Vd. puede requerir (ver las obras citadas del General Casas de la Vega y de Martin Rubio ). Para los falangistas (¿Puedo incluirle a Vd.? ¿Hasta qué año?) siempre fue dolorosamente conocido el hecho del grupo de presos (31 según Martín Rubio, p. 309), entre ellas Ramiro Ledesma Ramos y Ramiro de Maeztu, asesinados en las tapias del cementerio de Aravaca, el 31 de octubre de 1936 (aunque los jóvenes falangistas siempre lo conmemorábamos el 29 de octubre, para hacerle coincidir con la fecha de la fundación de la Falange...), procedentes de la “saca de presos” de la cárcel de Ventas. Este tipo de asesinatos, querido D. Pedro, por más que se esfuerce Vd. y anime a los lan Gibson a investigar, jamás se produjo en Zona Nacional. Rompe una vez más la famosa “teoría del empate”. De la gravedad de estas “masacres” de personas inocentes e indefensas (cuyo título genérico de “personalidades” nadie les discutía) da idea la reacción

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dentro del propio Gobierno de la República en vista de la indignada reacción (humana y no “política”) de los representantes del cuerpo diplomático acreditado en Madrid en 1936 ante la República Española, como presunto “Estado de Derecho” .: Nos estamos refiriendo, por orden cronológico, 22 de Agosto 1936, al primero de los hechos arriba apuntados: el asalto de grupos armados, teóricamente “incontrolados”, pero que han sido convocados e incluso “animados” previamente desde las páginas de los periódicos “leales” al Régimen (los “desafectos” al Régimen han sido ya incautados). Asesinan impunemente a los “fascistas” ahí encarcelados. A nivel interno, la reacción del propio Azaña en relato transmitido por su propio cuñado y hombre de confianza Rivas Chariff. A nivel público, el propio Prieto desde las páginas de “El Socialista” (23.8.36), condena los hechos desde el punto de vista moral (?) y desde el punto de vista pragmático, hablando de “... manifestar la serenidad de nuestro ánimo con el respeto a la vida de los rehenes (sic) y los prisioneros... que nadie se autorice licencia alguna... ya que en caso contrario sería ofender la razón de nuestra causa y enajenarnos la simpatía de la conciencia universal...”

Ni que decir tiene que aunque Azaña, Prieto, etc. (... por cierto ¿dónde estaban; qué decían los “santos laicos” -profesores de Etica como Julián Besteiro? Ni se les veía ni se les oía... s.e.u o.), estaban horrorizados e indignados, ni se les pasó por la cabeza pedir responsabilidades a nadie de las “autoridades” -que haberlas, las había- ni amenazaron siquiera con procesar a los ejecutores materiales del masivo asesinato. De ahí que cobre más fuerza la idea de que lo más grave para ellas de la matanza infame, no fueran las víctimas, sino el descrédito que suponía para el Gobierno “legítimo” de la República. A nivel legislativo, paradógicamente se ha de considerar como una medida de “buena voluntad” -y de “propósito de enmienda” ante la reacción horrorizada del cuerpo diplomático- la promulgación al misma día siguiente (23.8.1936) de un Decreto por el que se crean los tristemente famosos Tribunales Populares como “Tribunal Especial” (art. 1). más que de impartir justicia, se trata de convencer a los “valientes y leales” milicianos del “Ejército del pueblo”, que no era necesario ni conveniente llevar a cabe tales asesinatos masivos... ya que los tales “Tribunales Populares” ya se encargarían de dar buena cuenta de los “fascistas”. Para lo cual -i.e. para tranquilidad de los milicianos- los tales Tribunales Populares estarían compuestos por “jueces populares” (art. 2) i.e. “serán designados por los partidos que integran el Frente Popular y organizaciones sindicales afectas al mismo...”. El art. 3 indica algo que resulta obvio, pero convendría transmitírselo a J.L. Sampedro y a tanto “denunciador” de los Tribunales militares en la Zona “franquista”: “... el procedimiento -de estos Tribunales Populares- será sumarísimo...”. Sería necesario recordar -y no sólo a J.L. Sampedro- que en aquellas fechas, según el Gobierno de la República reinaba la “paz, la tranquilidad y el orden” propios de un Estado democrático de Derecho; de un régimen “legítimo”, etc. Baste señalar que el Gobierno de la República no ha promulgado el “estado de guerra”... Ni en 1936; ni en 1937; ni en 1938... Hasta el 23 de enero de 1939... Las “sacas” de presos en las cárceles republicanas, a los que hemos de añadir los presos de una categoría superior: los “detenidos” en las “chekas” de tan triste memoria, fue moneda corriente en Zona Roja/España republicana. No cabe aducir benévolamente que fueron “cosas” propias de los primeros días de furor “incontrolado” y “espontáneo” al conocerse la “rebelión militar”. Falso. Fue a lo largo y ancho del “terror rojo”. Naturalmente en Toledo fue durante un menor periodo que en Barcelona, y en Barcelona duró menos que en Madrid, etc.... Hasta la fecha de la entrada de las tropas nacionales... De ahí que no sea hiperbólico, ni mero vocabulario propagandístico -difundido por esa Radio Nacional de España, a cuya fundación Vd. tan eficazmente contribuyó- hablar de la liberación de Toledo; liberación de Barcelona; liberación de Madrid, etc. porque así fue realmente dadas las condicionees en que vivía la población civil (salvo los provistos de salvoconductos, etc.). Literalmente bajo el terror... Las históricas “sacas” de las cárceles madrileñas antes referidas que culminan en

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el asesinato masivo de Paracuellos del Jarama los dias 7, 8, 14, 29 y 30 de noviembre de 1936, es de tal magnitud que un dirigente “defenestrado” del Partido Comunista español, Fernando Claudin, escribe en 1983 un libro terrible contra Santiago Carrillo (Así hundió Santiago Carrillo el Partido Comunista. Barcelona, Planeta, 1983). Se ponen al descubierto todas las graves “traiciones” y maniobras de Carrillo a lo largo y ancho de su dilatada historia contra el Partido Comunista y contra los principales dirigentes históricos comunistas. Es uno de los pocos libros donde se puede leer la carta de Santiago Carrillo contra su padre (Wenceslao Carrillo); la réplica de éste, etc. Repito que, como Vd. bien sabrá, no es un libre reivindicando los méritos de Santiago Carrillo, sino todo lo contrario... Pues bien, a pesar de ello y seguramente porque el asesesinato masivo de Paracuellos implica no sólo a Santiago Cartillo sino a todo el Partido Comunista (los dirigentes y militantes de entonces), Fernando Claudín exculpa (sic), mejor dicho trata de exculpar a Carrillo de esta singular manera: “... La única intervención de Carrillo en este trágico hecho consistió en ordenar el traslado (sic) a Valencia de esos presos, entre los que se encontraban numerosos oficiales enemigos, que de haber entrado los franquistas hubieran sido inmediatamente utilizados contra la República... En el trayecto (sic), fuera ya de la jurisdicción (!) de la Junta de Defensa, grupos de los entonces llamados “incontrolados”(sic) -grupos armados que no se sometían a las órdenes de las autoridades republicanas legales- debieron apoderarse de ellas (sic) y ejecutarlos... La única responsabilidad de Carrillo, como él misma ha dicho (!), podría haber consistido en no sacar una unidad del frente suficientemente dotada como para garantizar la seguridad de la expedición (sic)... “ Sin perjuicio de analizar más tarde punto por punto esta singular versión de un enemigo declarado de Santiago Carrillo (en 1983, claro, no en 1936-1939), es interesante destacar que Carrillo en 1998 ya no tiene necesidad de utilizar semejante peregrina coartada... Veamos un fragmento de una entrevista televisiva que pude yo grabar el 28.6.1998 (“Via Digital” -Canal 81- “Programa “vis a vis”. Entrevistador: Pérez Ponferrada). Al hacerse el repaso histórico de su semblanza y de que él - Carrillo- a sus 21 años era el responsable del orden público; “una especie de Ministro del Interior para Madrid”, matizó Carrillo con una “humilde” sonrisa ...y añadió: “... una situación muy dura; muy complicada... El orden público era un problema de guerra...” Aquí interviene, en tono muy amable el entrevistador y le “hace el quite”: “... o sea, que había que ser duro...” (sic). Santiago Carrillo, en tono “resignado”, lo “asume” -como ahora se dice- de la siguiente forma: “Claro... Yo no he presumido nunca de ser blando...” Sin mencionar para nada las palabras “fatídicas” de Paracuellos del Jarama; Rivas Vaciamadrid, etc. -ni él ni el entrevistador- Carrillo, luego, en el misma tono resignado, añade que los generales “franquistas” -no menciona a Mola, sino que utiliza el plural- por la radio habían difundido la “noticia” de la existencia de la “quinta columna”... Según él, no la población civil en el Madrid rojo, sino los militares encarcelados... Y ya está... Pasemos página; pasemos a otro tema de conversación... Así de sencillo... Así de elegante dentro de un “talante democrático”; modelo de la “Transición” -con mayúscula- etc. Así da gusto. Una persona que “modestamente” justifica la matanza masiva de de miles de seres indefensos porque el enemigo estaba en los alrededores de la ciudad ... Por la décima parte de lo que hizo Santiago Carrillo en noviembre de 1936 y que él mismo cuenta con toda “franqueza y sencillez”, reconociendo que él nunca ha presumido de ser “blando”, los tribunales militares aliados fusilaron a oficiales de la Wehrmacht -nazis o no nazis- después de la II GM . Sencillamente increible... “... había que ser duro...” añadía muy “comprensivamente” el muy majadero Pérez Ponferrada..” Todavía podríamos añadir algo más, D. Pedro, para terminar de triturar su pretendida “teoría del empate”... Los asesinatos masivos; el crimen y el pillaje realizado de forma sistemática por “grupos incontrolados”, aún no siendo deseados por las autoridades

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republicanas (presunto Estado de Derecho constitucional), sobre todo por la repercusión negativa en el cuerpo diplomático acreditado y, por consiguiente, en las cancillerías extranjeras, lejos de ser suprimido o reprimido, es “canalizado” políticamente, como forma de encubrimiento bajo el manto de la legalidad (como coartada ante las críticas de diplomáticos y corresponsales de prensa extranjeros). Aparte del caso ya citado del Decreto de 23.8.1936 creándose los trístemente famosos Tribunales Populares para poder seguir fusilando, pero ahora “legalmente”, a toda persona “sospechosa”; no “afecta al Régimen republicano” (... recordar una vez más que el “estado de guerra” no es promulgado hasta enero de 1939...), sería conveniente citar el macabro Decreto del 16 sept. 1936, por el que se crean en Madrid las “Milicias de Vigilancia de Retaguardia” En la “exposición de motivos” del Decreto ya explica claramente su finalidad: “Es imperiosa la necesidad de regular en forma adecuada... los servicios de orden en la retaguardia.. han de ser realizados de forma eficiente por personas, no solamente leales al régimen (sic), sino identificadas...”. Así pues, no se trata de acabar con los asesinatos; detenciones arbitrarias; registros domiciliarios; pillaje, etc. sino de “regularlos”; controlarlos”... Se refleja en el art.3: “Serán considerados como facciosos (!) los que, sin pertenecer a las Milicias... traten de ejercer las funciones...”; Art. 1.- “El personal del nuevo cuerpo... procederá necesariamente de las Milicias, actualmente organizadas por los diferentes sindicatos y partidos políticos que, juntos, luchan contra los rebeldes (sic)...” Con anterioridad se ha promulgado el muy significativo Decreto del 2 agosto 1936, por el que se incorporan los “milicianos populares” a las tropas regulares, transformándose en “Batallones de Voluntarios”: “...Es propósito del Gobierno -dice su Preámbulo- premiar la heroica actuación de los milicianos populares que al lado de las fuerzas leales de la República contribuyen de manera tan decisiva al aplastamiento de la subversión...” Así pues, lejos de reprimir, perseguir, juzgar y condenar a quienes están cometiendo crímenes y desmanes de todo tipo, lo que hace el Gobierno de la República es elevarlos a la categoría de funcionarios del Estado, premiándoles de este modo su impagable “servicio” a sofocar la “rebelión fascista”... Veamos la clara diferencia ante el mismo tema en la denominada Zona Nacional (... o “Zona facciosa”; “Zona rebelde”, etc. en el lenguaje de sus nuevos amigos y admiradores...): Comunicado del Gobernador de Valladolid del 14.8.1936, i.e. un mes escaso después del Alzamiento Nacional: “... la normalidad en toda la provincia sigue siendo absoluta... Por eso se recuerda a todos los vecinos de la provincia que, no siendo precisa ninguna medida extraordinaria para garantizar el orden público... las detenciones, registros, informaciones y cuanto con el orden público se relaciona, sólo podrá efectuarse por agentes de mi autoridad (Guardia Civil; Fuerzas de Asalto y Seguridad de la Comisaría de Vigilancia e Investigación...) y sólo en casos especiales... llevará a efecto estas operaciones personal de las milicias patrióticas (sic), siendo preciso en este caso lleven orden escrita expedida por mi Secretaría Militar...” La diferencia es evidente -en cuanto al espíritu y a la letra- de las medidas adoptadas en uno y otro Bando, en lo relativo al “orden público”. Para un militar -un Gobernador de una provincia nada menos- es sencillamente impensable o intolerable que los “paisanos” (así nos suelen llamar los militares a quienes no lo somos...) empuñen un arma y se dediquen a “mantener el orden” por su cuenta; a su aire... Un militar que se precie de serlo, siempre reivindicará el “monopolio de las armas de fuego” para las fuerzas bajo su mando. No puede tolerar que un “paisano” tenga una pistola; un fusil, etc. sin su previa autorización... y mucho menos que haga uso de ella sin su orden expresa... Incluso el reconocer por parte de un militar profesional que ha necesitado del auxilio de “paisanos” armados para mantener el orden público, podría suponer un demérito en su “hoja de servicios”... Sus superiores podrían “torcer el gesto”, poniendo en duda su

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capacidad de mando; su sentido de autoridad para imponerse ante la población civil... Recurrir a los “paisanos” es lo último que haría un militar profesional y mucho menos como “milicia” independiente... En todo caso, primero los uniformaría y los integraría en unidades militares, antes de proporcionarles el armamento reglamentario... Como naturalmente un militar, por muy Gobernador que sea, a un mes escaso de la explosión de entusiasmo de la población civil (... que eso fue lo que ocurrió con el Alzamiento Nacional, el 18 de Julio de 1936, como se puede demostrar fotográficamente, D. Pedro... mal que les pese a sus nuevos amigos y admiradores...), no puede prohibir; frenar el “fervor patriótico”... Veamos la astucia y la sorna que emplea en su comunicado para combinar lo uno y lo otro: “...”Ello es la mejor prueba del excelente estado del orden público de la provincia, al no tener necesidad de recurrir a medida extraordinaria alguna (...es un claro mensaje a sus mandos superiores) ...dejando toda la fuerza y energía de las heróicas milicias patrióticas libre para emplearlas en la noble misión de reconquista de la Patria, luchando noble y virilmente con las armas en la mano en los distintos frente de combate... “ (sic) ... Vaya indirecta más directa... No hace falta recordarle a este respecto, D. Pedro, que en la España Nacional -pese a las novelas de Umbral- jamás se registraron casos como el trístemenete famoso de la “Brigada del Amanecer” del anarquista García Atadell, en Zona roja (la España libre y democrática en lenguaje actual...). Cierto es que las autoridades republicanas le repudiaron, le persiguieron... (mas bien “flojito”)... pero luego... es decir, cuando van comprobando que García Atadell se va quedando con el “botin” de sus robos y asesinatos.. y no lo entrega en el “Comité”... para la “causa”... (N.B. “mutatis mutandis” podríamos citar en lenguaje actual el caso de Luis Roldán, ¿verdad? Tambien es ahora “repudiado” por el PSOE... cuando se ha comprobado que se guardaba para él una “pequeña comisión” de lo que “sisaba” para el Partido...). Para ir terminando, repetir lo antedicho...Comprendo perfectamente, D. Pedro -querido y respetado ex-camarada- que Vd. no sea partidario de las “macabras estadísticas”; de descender a detalles “medico-forenses”; de “apedrearse con los muertos” (pág. 464), etc. etc. Inevitablemente destruiría; trituraría su bien construida “teoría del empate”... Afortunadamente y pese a su citada obra donde anima cordialmente (i.e. de todo corazón) a historiadores y pseudo-historiadores a buscar; “escarbar” en el presunto lado no investigado durante 39 años (la etapa en la que vivió Franco como Jefe del Estado), los documentos, los relatos históricos, fruto de una seria investigación histórica siguen reflejando -y cada vez con mayor crudeza- que la “propaganda franquista” se quedó corta respecto a los crímenes -masivos e individuales- y del clima de terror (así, literalmente, sin entrecomillado) que impuso en el territorio donde fracasó el Alzamiento Nacional, hasta la fecha en que paulatinamente iba siendo liberado (sin entrecomillado) por las tropas nacionales (así se denominó siempre, y no “tropas franquistas”). Como “datos sueltos”; que pueden parecer “pequeñas anécdotas”, pero que son realmente grandes tragedias; actos inhumanos, imposible de encontrar parangón en la España Nacional, quiero añadir algunos sucesos históricos que he conocido yo en estos últimos años, i.e. no a través de la “propaganda franquista”, sino después de la muerte de Franco. 1) General López Ochoa (relato recogido en el libro citado de Gil Robles. No se hace necesario citar la página...). En la fecha del Alzamiento está hospitalizado, convaleciente, en el hospital militar de Carabanchel... No se tiene constancia de que hubiese participado en la “conspiración” de la sublevación militar... Por el contrario, era un militar considerado miembro de la Masonería... Sin embargo, había participado muy directamente en la “sangrienta represión” de la “revolución” de Asturias en octubre 1934... Las “masas populares” (léase socialistas; comunistas; anarquistas), irrumpen en el hospital, le “ejecutan” allí directamente... le decapitan y pasean triunfalmente su cabeza clavada en una pica por las calles de Madrid... 2) Josefa Martínez Caballer. Castellón (recogido de la revista tradicionalista

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“Ahora” nº 33/1998): “... Sus verdugos se ensañaron con ella -alma de la Acción Social Femenina de la Comunión Tradicionalista-. Paseáronla de pueblo en pueblo mostrándola a las multitudes, y entre risas y burlas se la exponía a los golpes y salivazos de la plebe. Por último, el 27 de septiembre de 1936, se le taladró la cabeza clavando sobre su frente a golpe de martillo un punzón de grandes dimensiones... Tenía 61 años”. 3) La Solana (C.Real).- Relato directo de un familiar que vive en Madrid y ue podría darle a Vd. nombres y apellidos de las víctimas (yo no tuve la precaución de anotarlos porque no pensaba entonces en esta “carta abierta”). Un campesino de cierta edad (propietario, quizás?), padre de un hijo falangista, es naturalmente (!) encarcelado en los días inmediatos al Alzamiento, ignorando la suerte corrida por su hijo y demas familiares... Después de someterle a los naturales (!) malos tratos, al ser considerado “faccioso”, entre ellos el del hambre... un buen dia los carceleros le comunican entre grandes risotadas que iba a tener una comida especial para conmemorar no sé que pretendido triunfo de las tropas republicanas... filete con patatas... Al término de la comida, se redoblan las risotadas... “Qué abuelo, ¿estaba bueno? ... Pues te has comido una buena parte de tu hijo fascista al que ayer pudimos cazar por fin...” Repito. Es un relato verídico de un familiar que le puede dar NOMBRES Y APELLIDOS de las víctimas; fechas y todos los datos históricos exactos que Vd. precise... 4) Muy relacionado con este tema, está otro hecho verídico irrefutable (conocido por mis camaradas a través de relato directo de uno de ellos, nieto de una de las víctimas del Madrid rojo de 1936): Familia Klett (de evidente origen alemán. Gran facilidad de comprobar el dato para quien quiera verificarlo...): Fue “detenido”; interrogado, torturado y asesinado... A los familiares que acuden a los centros policiales (milicianos “habilitados”) se les confirma que ha sido “ejecutado” por “desafecto al régimen” pero se les niega cualquier información de dónde se encuentra su enterrado su cadaver. Logran saberlo, con horror y estupor, al terminar la guerra (1939): el cadáver de su abuelo y de otros muchos “desaparecidos”, era imposible de localizar y de darle “cristiana sepultura”... por la pura y “simple” razón de que una vez asesinados, sus cadáveres eran convenientemente troceados ... y servían de alimento a las fieras del reducido zoológico de Madrid, instalado entonces en el parque del Retiro (“Casa de las Fieras”). La única “controversia” histórica que he localizado al respecto, es si las fieras del parque zoológico de Madrid eran alimentados con la carne de los “facciosos” ejecutados, de cualquier procedencia, o si preferentemente se elegía a sacerdotes, frailes, etc. 5) Tren de la muerte Jaén-Madrid 12.8.1936. Asesinato masivo de más de 250 víctimas indefensas (entre ellas el Obispo de Jaén, Mons. Manuel Basulto). Apeadero de “Sta.Catalina” - Caseta del Tio Raimundo/Vallecas Según relato del entonces jefe de la estación de Atocha, Luis López Muñoz, que recoge Mons. Antonio Montero en su famosa obra citada “Historia de la persecución religiosa en España” (p. 394 y ss.): “... Cuando hacia las 12 h. del dia 12 de agosto (1936) llegó el tren a la estación de Sta. Catalina, grandes grupos de mozalbetes armados lo esperaban y comenzaron a dar gritos de alegría pidiendo que se les entregaran los prisioneros. Entonces se presentaron dos camiones de guardias civiles y de Asalto, que intentaron conducir el tren hasta Alcalá de Henares, pero el populacho (sic) se opuso y comenzó a discutir con los guardias... Se llamó por teléfono al Ministerio de la Gobernación y a la Dirección de la Guardia Civil... se puso al aparato un individuo llamado Arellano que, según parece, era el jefe de los libertarios (sic), quien tuteando al Ministro de la Gobernación, Casares Quiroga, le dijo que si no le entregaban los prisioneros, mataría a los guardias (sic). Contestación del Ministro: “Si es la voluntad del pueblo, que se los entreguen” (sic). Acto seguido, los guardias se retiraron, dejando el tren abandonado y en poder de los revoltosos que le hicieron continuar por la via de Vallecas... en la Caseta del Tio Raimundo detuvieron el tren, siendo aproximadamente las tres de la tarde. Allí fueron haciendo bajar a los prisioneros y los fusilaron en tandas. El que mató al señor obispo declara que lo hizo disparando una escopeta cargada de plomo a una distancia de metro y

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medio...” Respecto a la hermana del Obispo de Jaén, Teresa, única mujer de la “expedición” (... libre y democrática..), al pedir clemencia por ser mujer, recibe la siguiente consoladora respuesta: “No te apures, a tí te matará una mujer...” Y acto seguido se adelanta una miliciana, Josefa Coso a) “la Pecosa” (...ignoro si amiga o conocida de su precitado compañero de Academia, José Luis Sampedro...), que disparó allí mismo a sangre fria sobre la bondadosa señora...” 6) Relato personal de mi amigo Urbano a) “el Mosqui” -imposible recordar su apellido- en 1940 ó 1941. Testigo presencial, en plena guerra (?), aunque él nunca nos precisó la fecha exacta, ni siquiera el año- de un vagón de tren estacionado/abandonado en via muerta (... nunca mejor dicho...) entre Delicias y Vallecas, cargado de cadáveres en descomposición, que se mantenían sujetos a los asientos y a las paredes, clavados con bayonetas. Según era habitual entre los “golferas” de mi barrio, “el Mosqui” junto con otro amigo mayor que él, “el Franchu” (... no llegué a saber su verdadero nombre, pués allí todos nos conocíamos por el “mote” correspondiente... Yo era para ellos “el alemán”, por supuesto...), se fueron “a la via” a robar limones de algún tren de mercancías por allí estacionado, sin vigilancia... Era una práctica habitual en el barrio, antes y después de la guerra... Cuando entraron en dicho vagón de f.c. el espectáculo que contemplaron era dantesco... pero sobre todo el hedor que despedían los cadáveres era tan descomunal... según nos lo relataba él, con todo lujo de detalles, acompañado de una mímica tan descriptiva que todavía tengo guardado el relato en mi memoria como si lo hubiese oido hace tan sólo un mes o un año... que salieron “disparados” de allí, despavoridos y “con el estómago muy afectado”... Ello supone que el asesinato masivo se había realizado hacía ya varios días; que debía ser en verano (aunque ni a mí ni a ninguno de los oyentes se nos ocurrió pedirle detalles; tan “enganchados” estábamos en el relato...). Repito, D. Pedro, que este espeluznante relato no procede de la propaganda “franquista”, ni lo he leido en ningún libro... Lo escuché cuando yo tenía menos de 7 años... Los dos chicos que hiceron el macabro hallazgo debían tener entonces 8 y 10 años respectivamente... No hay posibilidad de error; no hay posibilidad de “trucaje”... No hay posibilidad de falseamiento... No hay posibilidad de que me falle la memoria y lo “trabuque” con alguna lectura posterior... No lo he visto recogido en ningún libro de “uno u otro bando”... Por no leer, yo no he leido todavía la famosa obra preparada en la post-guerra por el “régimen franquista”, la “Causa general”, ni la “Historia de la Cruzada”, etc. (N.B. En estos últimos años y gracias a personas como Vd. o como J.L. Sampedro; Tusell; Fusi, etc. empeñados en hacernos “comulgar con ruedas de molino”, es cuando estoy leyendo más libros de este tema...). Por lo dicho antes, Vd. podría animar nuevamente a los pseudo-historiadores amigos suyos a que investiguen el tema... Dado que mis amiguetes “golferas” del barrio no especificaron (o yo no lo recuerdo) la fecha concreta de su macabro hallazgo, cabe la débil, ténue “esperanza” para Vd. y los suyos... que este asesinato masivo se hubiera producido después del 28 de marzo de 1939, i.e. después de la entrada en Madrid de las tropas nacionales.... ¡Cuánto nos extrañaría! ¿verdad D. Pedro? Por las características del crimen, tiene toda la “pinta” de ser obra de los nuevos correligionarios de J.L. Sampedro y de Vd. Es “marca de la casa”... Cualquier investigador medianamente experimentado, difícilmente lo atribuiría “a priori” al Bando Nacional ¿verdad? 7) Asesinatos de octogenarias (mujeres) (N.B. para su compañero de Academia J.L. Sampedro... con la debida premeditación y alevosía... como mandan los “cánones” de la España libre y democrática... y constitucional...).. El añadido de “mujeres” es todo un rasgo significativo ... Octogenarios (hombres) sería fácilmente atribuible a los excesos propios de toda guerra civil, ya se sabe... Sin embargo he suprimido el rasgo más significativo de las octogenarias (mujeres): su

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condición de monjas... este fue su “rasgo diferencial” para encontrar “justificable” su asesinato (o al menos, un claro atenuante en el planteamiento de J.L. Sampedro, a la hora de “cortarles el cuello”) por parte de los nuevos correligionarios de J.L. Sampedro y de Vd. : a) Dolores Pujalte Sánchez. 83 años. Religiosa (relato de Casas de la Vega): “... Junto con la madre Francisca Aldea Araujo (54 años... lo que demuestra que -evidentemente- no se “limitaban” a asesinar monjas octogenarias, sino de cualquier edad...) son “detenidas” en un piso de la calle Alcalá 168 de Madrid... las bajaron a empellones los 120 escalones... las llevaron a Canillejas y allí las mataron a tiros. Desde 1958 está abierta la causa de beatificación...” b) Beata Catalina Calpe Ibáñez. 81 años. Asesinada (... huelga añadir la anterior nota dedicada a su amigo J.L. Sampedro: con la debida premeditación y alevosía...) en Paterna/Valencia el 20 de novbre. 1936 (... la fecha todavía le sonará ¿verdad, D. Pedro?): “... la llevaron junto a la superiora general y demás Hermanas reunidas en la calle Maestro Chapí, 9, de Valencia donde permaneció desde el principio del Movimiento (sic) hasta el 20 de novbre., que le cupo la suerte (sic) de confesar a Cristo (... con perdón) en la misma forma y lugar que las demás religiosas en el Picadero de Paterna...” (recogido en el libro de V. Cárcel Ortí: “Mártires españoles del s. XX” . Si repasásemos uno por uno los sucesos históricos de cada una de las muertes de los sacerdotes; religiosos; monjas, etc. asesinados por las “huestes” de la España republicana, podríamos escribir varios libros... No es necesario... Ya están escritos... Repásese las páginas anteriores donde se les cita... El español medio nos enteramos de tales asesinatos, de forma esquemática, por los procesos de beatificación (v.gr. el muy reciente del gitano de 73 años Ceferino Mallo; “ejecutado” en Barbastro por salir en defensa de un anciano sacerdote frente a un pelotón de milicianos... encontrándole luego al registrarle, un rosario... y negarse a blasfemar; a renegar de la fe católica, etc. etc.) Todo lo arriba indicado, rompe cualquier pretendida “teoría del empate”, por más que Vd. se esfuerce o lo haga su compañero de Academia José Luis Sampedro... Es imposible localizar casos semejantes -ni de lejos- a lo largo y ancho de 1936-1939 en la España Nacional... Son relatos que yo he conocido no a través de la “propaganda franquista”, sino después, mucho después de la muerte de Franco, i.e. después de haberse publicado su libro “Descargo de conciencia” que tan buena acogida recibió entre los “rogelios”... Capítulo de “represalias”.- Sobre este tema -estudio comparado objetivo entre “uno y otro Bando”, necesariamente hemos de trazar una raya -una fecha- en el tiempo: 1º de Abril 1939, y una matización o precisión de carácter geográfico importante, i.e. territorio y población que el 18 de Julio de 1936 permaneció bajo la jurisdicción del Gobierno republicano (Zona roja) o lo que es lo mismo, donde fracasó el Alzamiento Nacional, y territorio-población que se sumó a las “tropas rebeldes o facciosas”, i.e. donde triunfó el Alzamiento (Zona Nacional). La “mezcla” interesada es hablar de “represalias de los vencedores” después del 1º de Abril de 1939, o en todo caso, como hace su propio amigo J.L.Sampedro, hablar de las actuaciones del Bando Nacional en ciudades/poblaciones liberadas o “conquistadas” en el curso de la guerra, i.e. mediante la victoria de las tropas nacional (“Ejército franquista” como vulgarmente se le conoce ahora), si bien todos “curiosamente” se limitan a hablar de los Tribunales Militares... y no de fuerzas o grupos “incontrolados” que llevasen a cabo tales “represalias”... La razón para poner punto final el 1º de Abril 1939 en el estudio comparado de las “represalias “en uno y otro Bando” es muy sencilla. A partir de esa fecha, ya es imposible analizar nada en el Bando republicano... el Ejército rojo “cautivo y desarmado” ya no puede ejercer ninguna “represalia”... Forzosamente tendríamos que utilizar futuribles; ucronías, i.e.

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“¿Qué hubiera pasado si...” Aquí no hay posibilidad de realizar un estudio comparado. Imposible... Todo lo que se atribuya al Ejército Nacional; al Bando Nacional, podrá ser confirmado o desmentido, demostrado o refutado, actos condenables o “disculpables”, etc. Pero por muy terrible que resulte o que pueda parecer, ya le faltará el elemento básico a la hora de establecer su famosa “teoría del empate”... Imposibilidad absoluta de comparar “represalias del Bando Nacional” y “represalias del Bando rojo” , a partir, repito, del 1º de Abril 1939. Indudablemente podemos auxiliarnos de “datos conjeturables” y de la lógica de los hechos.. A juzgar por las represalias sangrientas (sin comillas) que realizó el Ejército rojo en aquellas pequeñas poblaciones (p.e. de la provincia de Badajoz como nos relata Martin Rubio en su obra ya citada) que logró “recuperar” o “reconquistar” o en el único caso de capital de provincia, Teruel, y siempre durante un corto periodo de tiempo hasta su pérdida definitiva a manos del Ejército Nacional, podemos fácilmente conjeturar qué hubiera sido... de qué calibre y extensión hubieran sido las represalias del Gobierno republicano, caso de haber ganado la guerra... de haber ocupado -y de forma definitiva- ciudades “fascistas” como Burgos; Salamanca; Valladolid; Coruña, etc. etc. Se hiela la sangre sólo de pensarlo... Si en Madrid, Barcelona, Valencia, etc. las matanzas fueron masivas y sistemáticas contra los “desafectos al régimen”... podemos fácilmente imaginar lo que hubiera sido la entrada del Ejército rojo, hipotéticamente victorioso, la “conquista” por las armas de ciudades que ellos durante 3 años habían considerado “enemigas” o que se habían colocado voluntariamente del lado del enemigo... Pero evidentemente, repito, no hay posibilidad de comparación... Rechazo frontalmente que se haga un estudio pretendidamente objetivo sobre un sólo Bando... Los excesos; las injusticias, etc. que se puedan haber realizado en la España nacional, a partir del 1º de Abril de 1939, naturalmente que no se pueden justificar... serán criticables, censurables... pero utilizando otro baremos, i.e. Justo / Injusto desde la Ley de Dios; la Teología Católica, pero nunca desde la pretendida “escala de valores” de la España roja... y de su más firme aliado: la Unión Soviética de Stalin... Quisiera terminar con una frase magistral, escrita por Gregorio Marañón en 1936, bastante olvidada, casi “perdida”, y rescatada muy oportunamente por Angel Palomino en su obra citada (p. 250): “Aunque en el lado rojo (sic) no hubiera un sólo soldado ni un sólo fusil moscovocita, sería igual; la España roja (sic) es espiritualmente comunista, roja... En el lado nacional (sic), aunque hubiera millones de italianos y alemanes, el espíritu de la gente sería infinítamente español, más español que nunca. De esta absoluta y terminante verdad depende la fuerza de uno de los dos bandos y la debilidad del otro...” Me despido de Vd. muy respetuosamente, abrigando la leve esperanza de que, pese a su avanzada edad, sus múltiples ocupaciones sociales, etc. Vd. tenga curiosidad por leer lo que hoy en el año 2000 le escribe un falangista que después de más de 40 años de continuada lucha ideológica, está seguro, absolutamente seguro de que José Antonio “tenía razón”, i.e. que siguen plenamente vigentes sus planteamientos doctrinales, porque se asientan en la Verdad con mayúscula, de la Teología católica (N.B. Vd. recordará perfectamente la magistral definición de José Antonio en uno de los “puntos iniciales” de FALANGE ESPAÑOLA: “...La interpretación católica de la vida, es en primer lugar la verdadera, y además históricamente la española...”) Sigfredo HILLERS DE LUQUE Profesor titular numerario de la Facultad de Derecho Universidad Complutense de Madrid

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Apartado 342 28230 Las Rozas/Madrid N.B. Todavía querría hacerle un pequeño pero dolido reproche... Con motivo del 23-F (término acuñado por el periodista fallecido Pedro Rodríguez... a todo el mundo se le olvida este pequeño recuerdo-homenaje) recuerdo que Vd. tuvo el detalle -falto de todo estilo falangista y de la mínima caballerosidad que cabría esperar de Vd.- de escribir un extenso y culto, cultísimo artículo -desde su alto pedestal de Presidente de la Real Academia de la Lengua- publicado en el “ABC”, donde hacía Vd. leña del “árbol caido”, i.e. de la persona de Tejero, aduciendo como argumento principal la utilización de una “soez” palabra que reflejaba todo lo más negativo y bajo que a Vd. se le podía ocurrir sobre la persona humana, etc. etc. (... Vd. se refería sin citarlo, al exabrupto que se le escuchó durante la ocupación de las Cortes.... “Que se sienten, coño...!). Durante años y años me acordé de su culto y docto reproche... Pues bien, no hace mucho, con motivo del entonces embarazo de una de las infantas, su tia paterna, creo que su nombre es Dª Pilar, -i.e. hermana del augusto Rey, tan admirado por Vd. y nada por los falangistas... desde siempre... y nombrado por Franco... razón por la cual los falangistas de entonces rompimos nuestras “relaciones de amistad” con Franco...- en unas “espontáneas” declaraciones a diveras cadenas de televisión, en plena calle, y en directo, se expresó de la siguiente forma (cito de memoria): “... Pues qué le voy yo a aconsejar... que lo crie bien... y que le dé de mamar... COÑO...” Todo el mundo comentó muy favorablemente lo “campechana” y “espontánea” que era la Infanta Dª Pilar... etc. ... Lo que eché de menos inmediatamente fue un docto artículo de Vd., escrito desde su alta cumbre, reprochándole lo mismo y, sobre todo, en el mismo airado y descalificador tono con el que en su dia Vd. escribió condenando de forma tan “inmisericorde” al Teniente Coronel Tejero...