Carlos Aguirre Rojas - LA-ESCUELA-DE-LOS-ANNALES.pdf

41

Transcript of Carlos Aguirre Rojas - LA-ESCUELA-DE-LOS-ANNALES.pdf

  • Carlos Antonio Aguirre Rojas

    La escuelade los AnnalesAyer, Hoy, Maana

    OCTAVA EDICIN EN ESPAOLPRIMERA EDICIN ARGENTINA

    prohistoriaediciones

    Rosario, 2006

  • Carlos Antonio Aguirre Rojas

    La escuelade los AnnalesAyer, Hoy, Maana

    OCTAVA EDICIN EN ESPAOLPRIMERA EDICIN ARGENTINA

    prohistoriaediciones

    ISBN-10: 987-1304-08-0ISBN-13: 978-987-1304-08-0

    Rosario, 2006

  • coleccin prote tos 6

    ISSN 1669-5372dirigida por Daro G. Barriera

    Tirada: 1000 ejemplares

    Composicin y diseo: Liliana AguilarEditing: Mara Paula PolimeneDiseo de Tapa: Salgan del Fondo, che!

    TODOS LOS DERECHOS REGISTRADOSHECHO EL DEPSITO QUE MARCA LA LEY 11723

    prohistoria edicionesTucumn 2253, S2002JVA ROSARIO, ArgentinaEmail: [email protected]: www.prohistoria.com.ar

    Prohibida la reproduccin total o parcial de esta obra por cualquier medio, grfico,magntico, electrnico u ptico, incluyendo su diseo de portada, tipogrfico y logos,sin expresa autorizacin del editor. Esta edicin de 1000 ejemplares se termin deimprimir en Talleres Grficos Cromografica SRL, Ovidio Lagos 148 bis, Rosario,Repblica Argentina, a los 6 das del mes de septiembre de 2006.

    ISBN-10: 987-1304-08-0ISBN-13: 978-987-1304-08-0

    Impreso en la Argentina Printed in Argentina

    Aguirre Rojas, Carlos Antonio La escuela de los Annales : ayer, hoy, maana - 1a ed. - Rosario : ProhistoriaEdiciones, 2006. v. 6, 176 p. ; 23x16 cm. (Protextos; 6 dirigida por Daro G. Barriera)

    ISBN 987-1304-08-0

    1. Historiografa Francesa. I. Ttulo CDD 907.2Fecha de catalogacin: 25/08/2006

  • Introduccin: Contra el trmino Escuela de los Annales .........

    I Los Annales en singular, los Annales en plural .....................

    II Los Annales antes de los Annales: 1921-1929 ......................

    III Los primeros Annales (1929-1941).Una revolucin en la teora de la historia ............................

    IV De los Annales de transicin (1941-1956)a los Annales braudelianos (1956-1968):culminacin de una hegemona historiogrfica ....................

    V Los Annales de las mentalidadesy de la antropologa histrica: 1968-1989 .......................

    VI Otra vez la coyuntura 1968-1989.Annales marxistas o marxistas annalistas? ........................

    VII Despus de 1989 Cuartos Annales o nuevos Annalesde transicin? ........................................................................

    Nota Bibliogrfica .........................................................................

    ndice

    9

    17

    41

    57

    75

    89

    107

    119

    133

  • INTRODUCCIN

    Contra el trmino Escuela de los Annales

    Referirse en la actualidad a la clebre corriente de historiadores conocida bajo elequvoco y errneo trmino de Escuela de los Annales, equivale a pronunciarsesobre la ms importante tendencia historiogrfica francesa desarrollada durante elbreve siglo XX que se ha desplegado entre 1914-17 y 1989 y, simultneamente,acerca de aquella perspectiva que ha jugado durante ms de tres dcadas el rol hege-mnico dentro de los estudios histricos contemporneos.

    A prcticamente setenta y seis aos de su fecha oficial de nacimiento datada el15 de enero de 1929, con la publicacin de la primera entrega de los Annales dHistoireconomique et Sociale los Annales se han convertido, sin duda alguna, en unareferencia obligada para los historiadores de todo el mundo, a la vez que en uno delos principales interlocutores que todava definen los rumbos esenciales por los cua-les transita la innovacin historiogrfica y la elaboracin de las formas vigentes deejercer el oficio de historiador.

    Con lo cual, resulta claro que es imposible pretender en estos inicios histri-cos del tercer milenio que hemos comenzado a vivir en 1989 el honroso ttulo dehistoriador, sin haber recuperado previamente las principales lecciones de teora, demtodo, de prctica y de oficio que nos ha legado la historiografa del siglo XX,dentro de la cual encontramos a la corriente de los Annales como una de sus princi-pales protagonistas; de esta manera, se impone el conocimiento directo y la lecturasistemtica del considerable acervo de obras y de contribuciones tericas,metodolgicas, problemticas e historiogrficas del vasto conjunto de exponentes deesta corriente.

    Entonces, hablar de Historia en la actualidad, o directamente de la historia dela historiografa del siglo XX, resulta imposible sin aludir tambin a la corriente delos Annales. Esto tal vez explica la importante proliferacin de notas a pie de pginaen mltiples ensayos, pero tambin de estudios y artculos completos e incluso laescritura de unos cuantos libros, que en el mundo entero y durante las ltimas tresdcadas tomaron como objeto de estudio a la tendencia historiogrfica annalista.As, lo mismo en Argentina que en Canad, Rusia, Espaa, Japn, Turqua, Mxico,Holanda, China o Venezuela podremos encontrar historiadores ocupados en el inten-to de recuperar los aportes principales de los Annales, adentrndose sistemticamenteen el estudio y examen de sus ms importantes trabajos.

  • Carlos Antonio Aguirre Rojas10

    En estas condiciones, se ha consagrado como un trmino mundialmente clebrey ampliamente difundido el equvoco nombre de Escuela de los Annales. Expresincmoda que ha conquistado un enorme consenso planetario, sin embargo es criticada,recusada, rechazada y descalificada por prcticamente todos los protagonistas princi-pales de esta misma corriente. Desde el propio Lucien Febvre hasta Bernard Lepetit yJean-Yves Grenier, pasando por Fernand Braudel, Marc Ferro, Jacques Le Goff oJacques Revel entre otros, se multiplican constantemente las declaraciones explcitasy las reiteradas negaciones en torno a la validez y legitimidad de esta clebre conno-tacin, seguidas siempre de la explicacin de que no se trata, en trminos estrictos, deuna escuela lo cual implcitamente supone la esencial unidad de un slo proyectointelectual y de un horizonte terico y metodolgico tambin unificado, que se habramantenido sin cambios fundamentales a lo largo de cuatro generaciones de historia-dores sino ms bien de un simple calificativo conveniente, vinculado al hecho de quela revista inicialmente bautizada como Annales de Historia Econmica y Social se hapublicado casi ininterrumpidamente por setenta y seis aos (1929-2005), lo cual ha-bra creado esa falsa impresin de continuidad y de profunda unidad de las sucesivasfases y etapas de vida de la corriente.

    Pero como es evidente, dicha unidad no existe ni ha existido en el pasado,siendo entonces carente de sentido continuar hablando de una Escuela de los Annales.Lo que esta designacin connota en realidad es una historia mltiple y compleja, desucesivos y a veces muy diferentes proyectos intelectuales que, cobijndose y organi-zndose materialmente siempre en torno de la edicin regular y permanente de unarevista de Historia publicacin que casi todo el tiempo, excepto en un corto periodode tres aos durante la Segunda Guerra Mundial, ha incluido dentro de su ttulo eltrmino Annales, han sufrido el impacto de las transformaciones y de los cambiosprincipales del contexto intelectual en el que se han desarrollado, reflejando a suvez, en la modificacin y sustitucin de unos proyectos por otros, esas mismas muta-ciones de las coyunturas sociales y culturales que constituyen la historia de Francia,de Europa y del mundo entero durante las ltimas siete u ocho dcadas.

    De esta manera, ms que hablar genricamente de Escuela de los Annales, esnecesario analizar en detalle las principales continuidades y discontinuidades quehan jalonado su considerable periplo, vinculando esos diferentes proyectos intelec-tuales que han conformado sus diversas fases de vida con los tambin distintos pe-riodos y contextos generales que los enmarcaron. Con lo cual, el propio trmino deEscuela de los Annales podr ser redimensionado y redefinido para designar alconjunto de esos heterogneos y mltiples programas, lo mismo que a la sntesis deesas muchas historias paralelas, que en la dialctica compleja de sus confluencias yde sus divergencias especficas han construido finalmente la curva global del itine-rario singular de la corriente annalista.

    ste es, justamente, el primer objetivo del presente libro: intentar reconstruir, entoda su diversidad y complicacin, el mapa de los autores, de las lneas de fuerza, de

  • 11La Escuela de los Annales

    las perspectivas metodolgicas, los campos problemticos de investigacin, los mo-delos tericos y las obras fundamentales que es posible reconocer dentro de esta curvaevolutiva general de ese fenmeno intelectual que han sido los Annales.

    Y ello desde una posicin que al mismo tiempo recupere y se beneficie de lasenseanzas de dicha corriente. Pues si queremos dar cuenta adecuadamente del aporteque ha representado ese itinerario completo de los Annales para los estudios histri-cos del siglo XX, estamos obligados a resituar dicho recorrido annalista dentro deesa curva ms universal de la propia historiografa contempornea, cuyo ciclo vitalarranc claramente dentro del espacio europeo con las revoluciones de 1848, paradesplegarse activamente hasta el da de hoy. Entonces, debemos mirar a los Annalesdesde la perspectiva de la historia global que ellos mismos han defendido y desarro-llado, enfoque que nos permitir insertarlos dentro de las sucesivas coyunturas de lahistoria de Francia, de Europa y del mundo que se han desplegado en estos ltimosciento cincuenta aos.

    Una perspectiva de historia global que es tambin, necesariamente, un enfoquecomparatista, una recuperacin del mtodo comparativo dentro de la Historia. Puesslo comparando las diferentes etapas de vida de Annales podremos esbozar el ba-lance general de sus continuidades y discontinuidades, estableciendo tanto sus apor-tes ms universales como aquellos que son especficos y caractersticos de alguno desus autores o de ciertos periodos singulares. Igualmente, slo comparando a la pers-pectiva de Annales con las otras tendencias que han tenido vida dentro de lahistoriografa del ltimo siglo y medio se destacarn ms ntidamente tanto sus per-files individuales como sus deudas, intercambios, prstamos y contaminaciones conotras corrientes historiogrficas. As, aparecer ms claramente ese dilogo funda-mental aunque casi nunca abordado en los estudios sobre los Annales con losdiversos marxismos con los cuales ha convivido a lo largo de su trayectoria, perotambin sus mltiples relaciones, del ms diverso tipo y carcter, con el positivismoalemn y francs, con las corrientes de la historia acadmica crtica de distintospases europeos, con los proyectos ms nuevos de la microhistoria italiana, de lasnuevas corrientes de la historia norteamericana y anglosajona, con la renovadahistoriografa espaola postfranquista o con las historiografas rusa y latinoamerica-na de los ltimos cinco o seis lustros, por mencionar slo algunos posibles ejemplos.

    Un anlisis desde el ejercicio sistemtico de la comparacin histrica y siem-pre situado en el horizonte de la historia totalizante o globalizante tambin nospermitir volver a trazar el desigual y para nada fortuito mapa de la difusin de losAnnales en el mundo. Una propagacin que se ha acompasado claramente con lasdistintas coyunturas de la historia general del siglo XX, a la vez que se desplegabapor los caminos de las distintas sensibilidades culturales de larga duracin que sehicieron presentes en la historia profunda tanto de Europa como del mundo en suconjunto.

  • Carlos Antonio Aguirre Rojas12

    Resituando a los Annales desde esta doble perspectiva de una historia global ycomparatista, tal vez podremos superar algunas de las limitaciones de las que hanadolecido la gran mayora de los trabajos consagrados anteriormente al estudio deesta corriente: en su conjunto, y salvo alguna rara excepcin, las historias de mslargo aliento dedicadas a reconstruir la curva del itinerario annalista siempre se hanencasillado en perspectivas acotadamente nacionales dndonos, en un caso, una vi-sin demasiado francesa de este itinerario, y en otro, un punto de vista estrictamenteanglosajn en una variante ingls y en otra norteamericano de esta misma proble-mtica.

    Por otro lado, intentaremos ir ms all de un punto de vista que tambin hamarcado reiteradamente varios artculos o ensayos sobre nuestro tema, que es el deuna parte importante de los protagonistas de esa historia de la corriente; su interpre-tacin sobre la misma, desde una perspectiva a veces testimonial y otras veces msanaltica, termina casi siempre privilegiando a unos Annales sobre los restantes,reconstruyendo en funcin de tal o cual proyecto intelectual y, en consecuencia, detal o cual periodo de vida de los Annales al conjunto de los programas y de las etapas.

    Nosotros, en cambio, quisiramos observar y examinar a los Annales desde losobservatorios cruzados de la historia de Francia, de Europa, de Occidente y del mun-do, insertando as el despliegue de su curva de vida en el horizonte ms global de susrepercusiones y efectos dentro de estos cuatro mbitos. Y ello, adems, en el marcode una perspectiva ubicada desde la larga duracin histrica que, rebasando la fran-ja temporal correspondiente a su existencia, los resite dentro de ese mapa ms vastode las lneas de la historiografa de los ltimos quince decenios. Con lo cual podre-mos preguntarnos no slo acerca del aporte real de Annales a los estudios histricoscontemporneos, sino tambin en torno a las posibles encrucijadas y perspectivasfuturas de la corriente.

    Un enfoque de larga duracin que, al mismo tiempo que ubica a los Annalescomo uno de los varios caminos intentados dentro del proyecto moderno de cons-truccin de una verdadera ciencia de la historia, nos brinda tambin nuevos elemen-tos para la comprensin del rol que, durante una cierta coyuntura social e intelec-tual, han podido jugar esos Annales en tanto que corriente y perspectiva hegemnicasy dominantes, no slo dentro del espacio del hexgono sino incluso en la dobleescala del entero continente europeo y de la historiografa del mundo occidental.

    Finalmente, y siempre acorde con estas lecciones principales de los mismosAnnales, quisiramos analizar su trayectoria intelectual desde un punto de vista cr-tico, es decir, desde un emplazamiento que, desconfiando sistemticamente de lasopiniones consagradas y de algunos de los lugares comunes construidos y tradicio-nalmente aceptados en las interpretaciones ms usuales de la historia de la corriente,someta dichas opiniones y explicaciones al examen riguroso de su real veracidad y ala prueba constante de su verdadera capacidad explicativa. Entonces, desde el conjun-to sealado de perspectivas globalizantes, comparatistas y de larga duracin, funda-

  • 13La Escuela de los Annales

    mentar una interpretacin nueva y diferente, pero igualmente slida y bien estableci-da, del entero arco de vida de los Annales y de sus periodos y encrucijadas ms impor-tantes.

    Para ello, habr que distanciarse tanto de las leyendas doradas como de lasdiversas leyendas negras de tal o cual periodo de Annales, intentando ms bienexplicar los giros radicales que sin duda alguna ha conocido a partir de los cambiosglobales de las coyunturas culturales en que dicha tendencia se ha desplegado. De estemodo, ser posible desplazarse desde las explicaciones fciles, que atribuyen a losindividuos la completa responsabilidad de un viraje intelectual de toda una corrientehistoriogrfica, hacia nuevas interpretaciones ms equilibradas, que consideren lacombinacin de los contextos intelectuales y globales con el fruto de las actividades yde las elecciones concretas de los individuos y de los grupos.

    De este modo, y apoyados en la aplicacin de las mismas conquistas annalistas,trataremos de abordar la historia de los Annales desde un enfoque crtico hasta hoyprcticamente inexplorado, que inmediatamente nos conduce a una nueva interpre-tacin de nuestro tema: a una visin suficientemente distanciada del problema enla medida en que se emplaza y se construye desde el observatorio de Amrica Lati-na que nos permite entrelazar, constantemente, la historia interna con la exter-na de los Annales, trascendiendo los distintos contextos nacionales o regiona-les la mirada puramente francesa, inglesa o norteamericana de la aventuraannalista y arribando a una perspectiva global, crtica, comparatista y desde lalarga duracin histrica que nos lleva todo el tiempo desde los personajes hacia lasobras, de las obras al proyecto colectivo, del proyecto hacia los contextos culturalesy sociales, y de estos hasta el panorama ms global de la curva de los estudios hist-ricos de la etapa contempornea, para volver luego en sentido inverso y a lo largode toda esta cadena de eslabones explicativos a la comprensin de la historia con-creta y especfica de la corriente de los Annales durante sus setenta u ochenta aos devida. Historia cuyas particularidades y singularidades son justificadas y ensambla-das de manera lgica y coherente desde esos niveles ms esenciales de la historialarga, profunda y estructural.

    As, como fruto de esta visin singular, llegaremos a una serie de problemasescasamente abordados anteriormente, y ser posible detectar ms ntidamente va-rias aparentes paradojas hasta hoy no explicadas, que marcaron en distintos momen-tos o encrucijadas a la corriente de Annales. A su vez, en esta misma lnea, van adisolverse fcilmente varios de esos lugares comunes o visiones consagradas y acep-tadas acrticamente que, a partir de su amplio consenso y difusin, constituyen laimagen ms universalmente aceptada de lo que ha sido y es actualmente esa clebreEscuela de los Annales.

    Por ejemplo, el hecho singular y slo a primera vista paradjico de que el mismoperiodo el de su tercera generacin, entre 1968 y 1989 en que Annales alcanz sums vasta y enorme difusin planetaria, implantando de manera importante su presen-

  • Carlos Antonio Aguirre Rojas14

    cia en buena parte de las historiografas de todo el mundo, dentro de Francia empeza-ba a ser ms contestada y criticada que nunca antes, desde mltiples puntos de vista ytradiciones intelectuales; simultneamente, comenzaba a declinar claramente la hege-mona europea como polo dominante de la innovacin historiogrfica, del descubri-miento de las nuevas lneas tericas y metodolgicas y de los nuevos campos proble-mticos de la investigacin histrica. Una paradoja slo aparente, que nos recuerda aesas estrellas cuyo brillo llega a nosotros ms intensamente en el mismo momento enque comienza a apagarse en su punto de origen, y que intentaremos explicar en elcaptulo correspondiente.

    O tambin la percepcin que desde esta visin globalizante resulta muy clarapero que es poco abordada en los ensayos anteriores de que en el proyecto fundacionalde los Annales se encontraba inscrita, de una manera muy consciente, la vocacin delo que ellos representaran dentro de la larga curva de la historiografa del siglo XX:el reemplazo de una hegemona entonces declinante dentro de los estudios histricosde Europa y del mundo occidental, detentada por el espacio germanoparlante entre1870 y 1930, por parte de una nueva hegemona localizada dentro del hexgonofrancs; esta tendencia subyaci a toda la historia concreta de las primeras etapas delos Annales.

    El estudio del proceso de gnesis de una nueva hegemona historiogrfica nospermitir introducirnos con renovadas luces a ciertos problemas hoy ya clsicossobre Annales, como el de la difcil y radical disputa entre Marc Bloch y LucienFebvre en la primavera de 1941, controversia que se present como el ltimo eslabnde un conflicto profundo y mucho ms largo en el que se confrontaban diferentesorientaciones, radicalmente distintas y completamente alternativas, acerca del rolhistoriogrfico y social que deba jugar la revista y del sentido global que debaanimar a esa nueva hegemona en construccin. O en otro caso, el problema delconsiderable poder institucional que detent en cierta poca Fernand Braudel, queen esta lnea de explicacin fue ms la simple expresin y el resultado lgico de laafirmacin y el xito del proceso de conquista de esa hegemona en los estudioshistricos, que el fruto de una habilidad o vocacin realmente inexistentes delgran autor de El Mediterrneo y el mundo mediterrneo en la poca de Felipe II.

    Asimismo, la pregunta acuciante y fundamental respecto del destino futuro deestos mismos Annales. Dado que los estudios de ms largo aliento sobre la corrienteslo abarcan hasta los aos 1980s., han omitido la evaluacin de lo que representan,en la perspectiva larga de la historia entera de la tendencia annalista, esos posiblescuartos Annales que se esbozan claramente desde 1989 con el clebre texto delnmero de noviembre-diciembre de 1989 titulado Tentons lexperience. Y se tratade un problema fundamental, pues del destino especfico de estos posibles cuartosAnnales, depende en buena medida el rol que la historiografa francesa pueda jugardentro de la renovacin historiogrfica del siglo XXI en curso. Y aunque Annales esslo uno de los protagonistas decisivos de esa historiografa naciente del tercer milenio,

  • 15La Escuela de los Annales

    no deja de ser uno de sus actores principales y, sin duda alguna, todava de primeralnea.

    Finalmente, y slo para cerrar esta rpida ejemplificacin cuyos casosretomaremos ms adelante tambin es interesante comprobar que en este juego demltiples ejercicios de comparacin histrica aparece como fundamental el dilogopersistentemente retomado, y resuelto siempre de distintas maneras, entre estos ml-tiples Annales y los igualmente diversos marxismos con los que ha convivido, respec-to de los cuales se ha definido tanto en relaciones de semifusin o de clara alianza,como de abierta separacin y distancia, pasando tambin por una receptividad firmepero matizada o por un escepticismo no obstante atento de sus principales aportes. Undilogo fundamental en la historia de los Annales, que sin embargo ha sido permanen-temente soslayado por los distintos estudiosos de la corriente, apareciendo slo demanera tangencial o perifrica en sus ensayos, artculos y libros.

    Revisando entonces la historia de los Annales desde estas distintas perspecti-vas cruzadas, este libro intenta resolver los problemas y aparentes paradojas arribaenumerados. Pero tambin, y directamente conectados con ellos, otras cuestionesque han sido abordadas en la literatura consagrada a esta tendencia historiogrficafrancesa, como la pregunta acerca de la verdadera originalidad del aporte annalista;el examen de las implicaciones que para la propia corriente ha tenido su paso desdeun status marginal y claramente hertico hasta su insercin como parte del esta-blishment reconocido y de las instituciones aceptadas y promovidas por la propiacultura dominante; el balance de lo que se pierde y se abandona con el paso de losAnnales braudelianos a los de la historia de las mentalidades; as como la significa-cin ms profunda que pueda tener, y tendr en el futuro, el clebre tournant critiqueque funda a la etapa en curso, correspondiente a la cuarta generacin de historiado-res annalistas.

    Desde el enfoque particular antes esbozado, creemos que tambin ser posiblereplantear los debates habituales entre los estudiosos de Annales, resolvindolosde una manera distinta a las que hasta hoy han sido ensayadas. Y todo ello paracontribuir, activamente, a este urgente proceso de definicin de los nuevos Annalespost-1989, frente a las encrucijadas del destino inmediato por venir.

    Este breve estudio sobre los Annales y su contribucin a la historiografa delsiglo XX no intenta ser slo un balance pasivo de una historia transcurrida y yaterminada, sino por el contrario una evaluacin crtica y bien definida que, desde latoma de posicin en torno de los problemas an debatidos sobre la explicacin deeste mismo itinerario annalista, pretende intervenir activa y enrgicamente en elejercicio prospectivo de la bsqueda y de la discusin acerca de la urgente renova-cin historiogrfica a la que asistimos actualmente. Pues solamente al precio de estaparticipacin directa en el movimiento que se dibuja dentro de los estudios histri-cos mundiales, los historiadores incluidos tanto los Annales como aquellos que nosocupamos de estudiar e investigar su historia y su situacin actual podrn coadyuvar

  • Carlos Antonio Aguirre Rojas16

    a perfilar los rumbos futuros de una Historia que, en estas circunstancias, slo puedeser crtica, profunda y radicalmente activa dentro de su propio presente. Es decir,ampliamente inscrita en las mejores tradiciones y herencias de estos mismos Annales.

    Al lector toca aportar, con su juicio crtico sobre esta misma obra y sobre losproblemas ms generales que aborda, su correspondiente grano de arena a este proce-so de transformacin de la historiografa actual.

  • CAPTULO 1

    LOS ANNALES EN SINGULAR,LOS ANNALES EN PLURAL

    Una vez reconocido el equvoco que implica el trmino Escuela de los Annales, ya partir de la reubicacin del complejo mundo de problemas que se encierran detrsde esta clebre y aparentemente inocente connotacin, es posible preguntarnos acercade las probables caractersticas que, en una visin de conjunto de esos mltiples Annalesque abarca su itinerario de ms de medio siglo, pueden ser detectadas como los ele-mentos comunes que tipifican a esta tendencia historiogrfica del siglo XX.

    Rasgos que han estado presentes en todos los proyectos intelectuales que con-formaron a los diferentes periodos de vida de los Annales, y que por encima de lasdivergencias fundamentales singularizan, en algn caso, a la propia corriente fran-cesa frente a las otras tendencias historiogrficas desarrolladas en los ltimos cientocincuenta aos. Por otro lado, nos revelan el despliegue particular de ciertos trazoscompartidos con otras lneas de la historiografa contempornea en la modalidadque adquieren al ser reproducidos tambin por los Annales; en cualquiera de las dosvariantes, se presentan claramente como los perfiles constantes y caractersticos dela entera curva de la perspectiva annalista.

    En primer lugar, el hecho de que los Annales constituyeran una historiografade clara matriz cultural francesa en el momento inicial y de matriz cultural medite-rrnea en una segunda instancia. Es decir que, al desplegarse en las distintas coyun-turas culturales del siglo XX, los diferentes proyectos de Annales han reproducido sistemticamente y en sucesivos momentos la sensibilidad cultural mediterrneade larga duracin que es correspondiente al espacio francs, pero que es igualmentedetectable con sus variantes especficas en todo el universo de la Europa occiden-tal mediterrnea que abarca a parte de Suiza, a Italia, a Espaa y a Portugal.

    Como Fernand Braudel ha explicado reiteradamente, Europa ha sido a lo largode toda su historia y desde su origen no una sino dos civilizaciones, subsumidasdentro de un mismo proyecto civilizatorio, pero siempre diferenciadas y coexistentesen el seno de idntico territorio. Sus rasgos distintivos se hallan presentes en lageografa, en la tecnologa, en la economa, en la sociedad y tambin en la cultura,dndonos a lo largo de la curva de la historia al espacio europeo de la Germania deTcito frente al del Imperio romano; al de Carlomagno junto al de las conquistas y loslugares asediados por los musulmanes; a la Europa protestante y productivista de laReforma, frente a aquella de la Contrarreforma que se consume en el dispendio lujoso

  • Carlos Antonio Aguirre Rojas18

    y que permanece fiel a Roma; al continente del barroco dbil o inexistente, frente aldel barroco floreciente y cuasiomnipresente; y finalmente al norte que crea, acoge ypromueve al marxismo, frente a la zona meridional ms bien proudhonista, bakuninistay anarquista.

    Dos civilizaciones europeas, una mediterrnea y otra nrdica, cuyos mapascontiguos pero bien diferenciados es posible trazar al oponer por mencionar sloalgunos ejemplos la Europa ms clida de clima mediterrneo que se viste de lino yde seda importada, frente a la ms fra y lluviosa del norte que se cubre de lana y depieles; la de suelos menos duros y por lo tanto propicios para el uso del arado ligero,frente a la de suelos arcillosos slo cultivables con el arado pesado con vertedera yruedas; la zona del vino, el aceite de olivo y el trigo abundante junto al ganadoescaso, frente a la de la cerveza, la mantequilla y la leche, del trigo menos abundantey del centeno ms presente y en la que el ganado es, por el contrario, un bien bastantefrecuente. Dos universos que conviven permanentemente, y que desde estas basesgeohistricas delimitadamente diversas han construido tambin distintas estrategiasde configuracin territorial, tecnolgica, econmica, social, e incluso cultural, enuna historia ms que milenaria y de larga duracin.

    Europas diferentes en sus estructuras civilizatorias fundamentales que, sinembargo, han coexistido y se han complementado de modo permanente para darvida a la civilizacin europea como totalidad, consecuentemente conformada por esedilogo constante entre sus dos matrices o universos originales constitutivos. Undilogo que, en el plano de la cultura, nos ubica frente a la dualidad especfica desensibilidades culturales de larga duracin que cohabitan tambin en Europa occi-dental.

    Por un lado, una sensibilidad cultural de matriz germnica, carolingia, protes-tante, poco barroca y nordeuropea, que se singulariza por una aproximacin intelec-tual muy terica, reflexiva y filosfica hacia los temas y problemas que aborda. Unavisin que, construyendo un tipo de argumentacin austero y econmico en el usodel lenguaje, se define como un discurso elaborado de manera ms bien individual yauto-reflexiva, que se apoya en una estructura cultural predominantemente escrita ydifundida de manera ms annima e impersonal. Una cultura y un discurso que,desde estos elementos, se caracterizan por una estructuracin ms rigurosa y acota-da, de carcter ms abstracto y filosfico y con un modo de formalizacin sobrio ypoco literario, ms analtico y denso.

    Por otro lado, una segunda forma de sensibilidad cultural, distinta y a vecesopuesta a la primera, que deriva de una matriz romana o helnica, merovingia,contrarreformista, barroca y mediterrnea, que se define por un acercamiento inte-lectual hacia los objetos que estudia de orden empirista y experimental, elaborandouna reflexin que argumenta de manera reiterativa y florida, volviendo una y otra vezsobre un mismo punto, que construye el discurso siempre de modo ms comunitario ocolectivo, a partir de una estructura mucho ms oral de comunicacin directa. Y con

  • 19La Escuela de los Annales

    ello, un tipo de cultura y de discurso que resultan ser mucho ms libres e inventivos,menos rigurosos y siempre ms vinculados al ejemplo y al caso concreto, siendo msliterarios y colmados de representaciones plsticas y de imgenes que encarnan laidea o tesis que intenta demostrarse o ilustrarse.

    Dos formas muy distintas de concebir y de crear los productos culturales y lasestructuras discursivas, que nos permiten comprender tambin este primer trazo ge-neral y recurrente de la perspectiva historiogrfica de los Annales.

    Como ya hemos sealado, los distintos Annales que han conformado la historiade la corriente reproducen este segundo tipo de discurso o de sensibilidad culturalmediterrneos. Entonces, nos encontramos siempre ante textos, obras y autores msbien reacios a explicitar los presupuestos filosficos de sus propias cosmovisioneshistricas, a la vez que reticentes frente a los debates demasiado tericos o abstractos.Y aunque, como veremos ms adelante, esto no les impidi debatir y reflexionar entorno a los paradigmas metodolgicos y a los modelos tericos que animaban susdistintos proyectos intelectuales, implic el hecho de que, en ocasiones, sus modelosy conceptos tericos se hallaran ms implcitos que explcitos dentro de sus obras oque la formulacin de estos paradigmas metodolgicos o lecciones epistemolgicasderivados de su prctica historiogrfica se limitaran a breves desarrollos, a referen-cias muy puntuales e incluso a una simple enunciacin.

    Al mismo tiempo, y a tono con ese estilo mediterrneo que ellos han represen-tado de manera muy acabada, la gran mayora de los autores de Annales han sidoclebres por su prosa florida y cuidada, por su buen dominio del lenguaje y por sushabilidades literarias, que han facilitado la ms amplia y gil difusin de sus obrasentre los ms diversos pblicos de Francia, de Europa y del mundo entero.

    Obras, artculos, textos y ensayos que, como es bien sabido, han sido muchasveces la condensacin de un largo trabajo previo en los seminarios y en los cursos delCollge de France, de la Escuela de Altos Estudios o de las distintas universidadesfrancesas, igual que el resultado y el reflejo de intensos y permanentes debates aca-dmicos entre los mismos historiadores franceses, y entre estos y sus colegas de lasrestantes ciencias sociales o humanas.

    Conjunto de resultados intelectuales annalistas que, por debajo de sus clarasdiferencias, comparten sin duda esta pertenencia a la sensibilidad cultural medite-rrnea de larga duracin, a la que han materializado o encarnado dentro de los par-ticulares cdigos y variantes franceses, es decir, cartesianos, racionalistas e ilustra-dos. Lo cual, adems, como veremos ms adelante, explica en parte la muy desigualdifusin de los Annales dentro de Europa y del mundo occidental. Pues si fueron mso menos rpidamente conocidos, debatidos, traducidos e incorporados dentro de lashistoriografas y las ciencias sociales de Italia, Suiza, Espaa, Portugal y luego Am-rica Latina es decir, en todo ese universo de pases y zonas regionales que comparteny reproducen esta misma sensibilidad mediterrnea en el plano cultural, su difusiny recepcin generalizadas en pases como Alemania, Inglaterra, Austria, Holanda, el

  • Carlos Antonio Aguirre Rojas20

    Canad ingls o Estados Unidos fue en cambio ms accidentada, difcil, tarda y mu-cho ms tamizada por los filtros culturales de este segundo subconjunto cultural quees, justamente, el de la sensibilidad cultural nordeuropea.

    Un segundo perfil caracterstico, tambin presente en los sucesivos proyectosannalistas, ha sido el dilogo permanente de la historia que ellos han reivindicado yconstruido con las restantes ciencias sociales que se han ocupado de investigar losocial en el tiempo. Y ello hasta el punto de que el entero periplo de la corrientehistoriogrfica que aqu analizamos puede ser justamente explicado, en una de susdimensiones fundamentales, como el juego de sucesivos acercamientos, vinculacio-nes, alianzas y hasta intentos de fusin de la Historia con esas diferentes disciplinasque investigan los diversos aspectos del complejo ser social de las organizacioneshumanas.

    Y si bien es cierto que este dilogo entablado con las otras ciencias sociales noes exclusivo de la historiografa de los Annales, se ha manifestado como una notadistintiva que ha sido asumida y conscientemente reivindicada en todas las etapas devida de la corriente, con una radicalidad, intensidad y permanencia que desembocanen la idea de una historia siempre abierta y hasta urgida del proceso que la fecundacon los aportes y desarrollos venidos de otros horizontes disciplinares y, en conse-cuencia, que apunta siempre ms o menos conscientemente y con ms o menosxito hacia la disolucin misma del fundamento de la divisin del estudio de losocial en diferentes disciplinas, campos o ciencias particulares.

    Con lo cual, y en contra de lo que frecuentemente se ha afirmado, no se trataaqu de una defensa por parte de Annales de una visin interdisciplinaria,multidisciplinaria, transdisciplinaria o pluridisciplinaria lo cual, en el fon-do, presupone que se acepta como legtima la divisin entre las disciplinas y que loque se busca es interconectarlas, multicombinarlas, transrelacionarlas oplurivincularlas, acercndolas y hacindolas dialogar de mltiples modos, sinode una intencin mucho ms radical que apunta hacia el cuestionamiento y luegohacia la deslegitimacin y superacin total de esa divisin en disciplinas o cienciassociales diversas, autnomas y separadas, como estrategia epistemolgica de conoci-miento y aproximacin intelectual hacia la realidad de lo social.

    Esto nos explica la constante acusacin por lo dems pertinente que hansufrido Bloch, Febvre y Braudel entre otros, de reivindicar y promover una historiaimperialista, que intentara englobar bajo su territorio y como simples auxiliaresal conjunto de las ciencias sociales: en realidad, hacia donde apunta esta pretensinecumnica de asimilarse y hasta de devorar a los restantes estudios sociales esjustamente hacia la idea de eliminar el fundamento de las divisiones disciplinares,recuperando para la Historia el vasto y universal campo de la totalidad de lo humanoen el tiempo.

    Si ste es otro de los horizontes generales que subyacen a todos los proyectosannalistas aunque no siempre asumido con la plena conciencia de sus implicaciones

  • 21La Escuela de los Annales

    ltimas eso no elimina el hecho de que cada periodo del itinerario de la tendencia deAnnales haya privilegiado, en su momento, la recuperacin y el dilogo con discipli-nas sociales especficas. Entonces, no podremos entender los Annales de Bloch yFebvre sin la apertura de la Historia hacia la Economa, la Sociologa y la Psicologa,mientras que los Annales braudelianos seran incomprensibles sin considerar la mutuafecundacin entre Geografa e Historia, y luego entre Historia, Demografa y Econo-ma. Tambin veremos que la tercera generacin de Annales puso en el centro de suproyecto el vnculo con la Antropologa, mientras que los Annales post-1989 vuelvena un esquema mucho ms abierto de dilogo y de interpenetracin con casi todo elabanico de las ciencias sociales, e inclusive, lo cual constituye una de sus novedadesespecficas, tambin con la Filosofa.

    Forzando sistemticamente este dilogo y mutua fecundacin de la Historia conlas restantes ciencias que se ocupan de lo social, los Annales han podido proyectarseprogresivamente y a lo largo de su curva de vida no slo como una corriente pro-fundamente innovadora dentro de la historiografa, sino tambin y cada vez ms comoun revolucionario proyecto dentro de las ciencias sociales en general, en cuyo senohan ido ganando cada vez ms espacio y reconocimiento.

    Un tercer rasgo caracterstico, igualmente compartido por los representantesde los diferentes proyectos intelectuales de los Annales, corresponde a la reproduc-cin de ciertos trazos que identifican, en general, a todas las nuevas historiografasdesarrolladas durante el siglo XX histrico atributos que las contraponen con casitodos los modelos desplegados en el siglo XIX, a la vez que los vincularan con eseproyecto pionero y excepcional que, en los estudios histricos, ha representado elproyecto torico-crtico de Marx.

    Pues, ms all de su datacin cronolgica inmediata, que lo ubicara falsamenteentre las distintas vertientes decimonnicas de la historiografa, es claro que ha sido elmarxismo original es decir, el contenido en la obra de Marx y Engels el que hacolocado los cimientos fundamentales de lo que en sentido riguroso podemos llamarla historiografa contempornea, el moderno proyecto de construccin de una verda-dera ciencia de la historia, que todava hoy contina vigente y en marcha. Empresamarxista originaria que, habindose desarrollado dentro de la segunda mitad del sigloXIX, anticip en ms de media centuria al conjunto de descubrimientos, conquistas yelementos que tipificaron a prcticamente toda la historiografa innovadora del sigloXX, incluso hasta nuestra poca. Pues, al edificarse como propuesta crtica y alterna-tiva a las lneas dominantes entonces en boga en los estudios histricos europeos, y alconstituirse tambin en la expresin intelectual superadora de la entrada de la curvade la modernidad burguesa en su fase descendente de larga duracin una etapa quecomenz aproximadamente con la coyuntura histrica de 1848-1870, para prolongar-se hasta el da de hoy, la perspectiva creada por Carlos Marx desarroll, de manerainicial y genuinamente anticipatoria de lo que habra de desplegarse en los siguientesciento cincuenta aos, un nuevo tipo de historia profundamente social, firmemente

  • Carlos Antonio Aguirre Rojas22

    anclada en el esfuerzo de convertirla en una ciencia, que se concentr de maneraprivilegiada en el conjunto de dimensiones interpretativas del oficio de historiador.

    Una historia radicalmente social, cientfica e interpretativa tambin desarrolladay reivindicada por las sucesivas generaciones de Annales asumida como herencia olegado fundamental en tanto protagonistas principales de ese profundo viraje desdela historiografa estilo siglo XIX hacia una nueva construida slo con los moldestpicos del siglo XX. De este modo, y entroncando con ese proceso ms estructural yde registros profundos de la construccin moderna de una ciencia de la historia conese antecedente esencial y fundador que fue el marxismo original, los diversos Annaleshan reproducido, como su tercer arista comn, una historia con esas caractersticas.

    Al revisar la trayectoria de la corriente en sus distintos periodos, resulta claroque el tipo de historia que siempre ha defendido, construido y promovido se montasobre el desplazamiento recurrente de la perspectiva de anlisis desde los procesosindividuales, de elite, singulares y ms superficiales hacia los colectivos, de los gran-des grupos y clases sociales, desarrollos reiterados y difundidos de manera socialamplia y que corresponden, en general, a las estructuras bsicas de la historia profun-da. As, lo mismo en el estudio de la historia de las tcnicas sociales y de la construc-cin de los paisajes agrarios o del utillaje mental de una poca y de las creenciascolectivas de una sociedad, que en el examen de las formas de la civilizacin materialy econmica de los hombres o en el estudio de las mentalidades colectivas y de lasprcticas que definen las convenciones dentro de las cuales se organizan los actoresy la accin social, encontramos siempre como dato repetido y constante el claroabordaje de una historia social, entendida adems como el estudio de los grandesprocesos, estructuras, grupos, realidades y fenmenos colectivos, de masa y, en con-secuencia, radicalmente sociales.

    Si bien ha sido el propio Lucien Febvre el que ha denunciado la ambigedad yvaguedad del trmino historia social, es claro que el mismo es utilizable paracaracterizar a la propia historiografa annalista si lo redefinimos ms rigurosamentecomo la comprensin de los grandes fenmenos colectivos, de los procesos que afec-tan a las grandes masas y a los grupos principales de un entramado humano cual-quiera. Y, por lo tanto, aplicable a esos estudios tan tpicos de Annales como son lahistoria econmica y social, de la civilizacin material y de la base geohistrica delas civilizaciones, de las economas-mundo y de las civilizaciones del planeta, de lasmentalidades y la antropologa histrica, la historia urbana, de las practicas cultura-les, de la economa del Antiguo Rgimen y las historias cuantitativa y serial oantropolgica ms recientes, entre otras.

    Historia profundamente social, opuesta a las tradicionales historias biogrficas,de las ideas, polticas, de hroes, batallas y tratados, inscrita conscientemente en elcamino de edificar una verdadera ciencia. Ms all de las viejas discusiones, otra vezdecimonnicas, sobre su estatuto, se ha intentado constituirla segn Marc Bloch enuna real empresa razonada de anlisis, en una autntica empresa cientfica.

  • 23La Escuela de los Annales

    Esta caracterstica estuvo presente en todas la etapas de la corriente: siempre sereivindic el objetivo de establecer las certezas histricas como verdades cientficas,concibiendo el descubrimiento y la conquista de nuevas tcnicas, paradigmas, proce-dimientos de interpretacin, mtodos, modelos tericos y temas de investigacincomo otros tantos pasos adelante en ese proceso de construccin de la verdaderaciencia histrica.

    Y puesto que a los Annales les ha correspondido protagonizar la ms importan-te revolucin en la teora de la historia desarrollada en los ltimos cien aos que,a su manera, reedita en condiciones y en espacios distintos la ruptura fundante de losestudios histricos contemporneos que fue el marxismo original, tambin a ellos lesconcerna, entre otros, reivindicar el carcter cientfico de la historiografa contempo-rnea, abonado sucesivamente por los anlisis blochianos de la estructura social, losmodelos de investigacin del pensamiento de una poca de Lucien Febvre o las teo-ras braudelianas de la geohistoria, la civilizacin material o las economas-mundo,pero tambin por los paradigmas de la historia global, comparatista, interpretativa,problemtica o de larga duracin que veremos ms adelante.

    Una historia que, entonces, se separa tanto del mito, la leyenda y la ficcin,como tambin de la construccin a priori, de la especulacin y de la falsa e infunda-da generalizacin, para establecer en su lugar una explicacin analtica, coherente yrazonada, pero igualmente demostrada a travs de los hechos empricos y de losprocesos sociales concretos. En consecuencia, una historia que al estar comprometi-da con la bsqueda de las regularidades y de los determinismos sociales y al intentarencontrar las causas y las razones profundas de los hechos, fenmenos y procesosque aborda, se distancia lo mismo del mero ejercicio narrativo y descriptivo tradicio-nal como de la bsqueda exclusiva de los hechos nicos, singulares e irrepetibles delacontecer histrico, pero tambin de las visiones desencantadas, posmodernas eirracionalistas que tanto han proliferado en los ltimos treinta aos.

    Proyecto de historia social y cientfica que ha hecho florecer y multiplicarse alconjunto de las dimensiones interpretativas del oficio de historiador. Pues frente a lahistoria predominantemente descriptiva del siglo anterior que pretenda alcanzaruna ingenua objetividad y neutralidad total del investigador y que tema separarseaunque sea un instante de los hechos puros y duros, los distintos Annales seranprdigos en la construccin de variados y muy diferentes modelos explicativos que,apoyndose sin duda en la erudicin rigurosa y en la investigacin de todo tipo defuentes y de datos no dudaron, sin embargo, en introducir todos los nuevos procedi-mientos, tcnicas, mtodos y paradigmas de interpretacin posibles. Lo cual se ex-pres doblemente en la multiplicacin ilimitada de las fuentes y en la invencin per-manente de nuevos enfoques y modelos de explicacin.

    As, los annalistas recuperaron, sin problemas y siempre creativamente, la foto-grafa area y el anlisis del polen, los testimonios involuntarios y la lecturainvoluntaria de todos los testimonios, las tcnicas cuantitativas y el mtodo serial,

  • Carlos Antonio Aguirre Rojas24

    la dendrocronologa y el anlisis iconogrfico, la cartografa y el procedimientomicrohistrico del cambio de escala en el anlisis, entre muchos otros. Y junto a ello,complementndolo, elaboraron esos novedosos paradigmas que ya hemos mencio-nado antes: las visiones desde la larga duracin histrica; el anlisis de los fenme-nos histricos desde los observatorios cruzados del acontecimiento, la coyuntura y laestructura; la aplicacin del mtodo comparativo para establecer las generalidades ylas especificidades de las realidades estudiadas; el uso de la historia-problema quesaca a luz el cuestionario explcito o implcito presente en toda investigacin y laperspectiva de la historia global que ensancha los territorios de anlisis del historia-dor y que recrea el vnculo del tema analizado con la totalidad o totalidades que le soncorrespondientes, entre otros.

    De esta manera, elaborando una historia que pone en el centro el estatutointerpretativo del conocimiento y que reivindica su carcter cientfico y su claraorientacin social, los Annales de las varias generaciones han definido un tercerelemento comn a todo el enfoque, que no resultara exclusivo de la corriente france-sa sino, ms bien, una lnea compartida tanto con el marxismo original y con losvarios marxismos historiogrficos genuinamente crticos desarrollados en el sigloXX por ejemplo el de la Escuela de Frankfurt y ciertas tendencias de la historiamarxista britnica de la segunda posguerra como tambin con los proyectos msinnovadores dentro de los estudios histricos de la ltima centuria, desde las lneasde la Kulturgeschichte alemana hasta las varias ramas de la microhistoria italiana,pasando por la antropologa histrica crtica rusa, la nueva historia radical norte-americana o la reciente historia regional latinoamericana, entre muchas otras.

    Finalmente, como cuarto y ltimo perfil general comn a todo el itinerarioannalista, se encuentra el gusto y la promocin permanente por la innovacin pro-blemtica, es decir, la apertura constante de nuevas canteras de trabajo para loshistoriadores, as como la conquista y colonizacin de nuevos territorios para lainvestigacin. Un rasgo que, si bien no es exclusivo de Annales, se presenta dentrode la corriente en todas y cada una de sus etapas de vida.

    Entonces, ms all de las evidentes discontinuidades que analizaremos ense-guida en trminos del abandono de ciertos paradigmas metodolgicos, de la renun-cia a una posicin esencialmente crtica y hertica o de la construccin de ciertosmodelos generales de pretensiones universales se muestra claramente ese trazo decontinuidad entre los sucesivos Annales que es el permanente proceso de apertura yexploracin de nuevos temas, sujetos y campos del saber histrico.

    Continuidad que es posible ilustrar, por ejemplo, en el trayecto que va desde lahistoria del paisaje agrario y de los planos parcelarios, hasta la renovada historiografade las ciudades y la historia regional ms recientes, pasando por la historizacin dela influencia del medio ambiente o base geohistrica sobre la historia de las civiliza-ciones y por la historia del clima y de sus impactos sobre los ciclos agrarios de largaduracin. O tambin en el camino que transita desde la historia de las creencias

  • 25La Escuela de los Annales

    colectivas y de su vnculo con los mecanismos sociales del funcionamiento del poderpoltico hasta la historia social de las practicas culturales, en un recorrido cuyas esta-ciones principales son la historia del utillaje mental de una poca, la historia de lacultura vista desde sus acontecimientos, sus coyunturas y sus estructuras, y los mlti-ples y muy desiguales modelos de la historia de las mentalidades y del imaginariosocial. E igualmente la lnea que arranca con el intento de reconstruir y explicar, en suglobalidad, a la estructura social general del mundo feudal, para desembocar en lareivindicacin de la recuperacin del anlisis especfico de las estrategias de compor-tamiento de los actores sociales y de la construccin progresiva y dinmica de susconvenciones, normas y relaciones sociales, pasando por los intentos de elaborar unnuevo tipo de biografas sociales y por los estudios sobre las historias de la civiliza-cin mediterrnea, de la capitalista y de las civilizaciones en general.

    Todo un vasto universo de nuevos campos problemticos y de inditas lneas deinvestigacin que tambin caracterizaron a los mltiples Annales a lo largo de todasu curva vital y hasta la actualidad.

    Cuatro rasgos o trazos presentes en todos los proyectos intelectuales de losdistintos empeos annalistas, que nos permiten tipificar a la tendencia historiogrficacomo una realidad singular, en su globalidad y con claros perfiles frente a las otrascorrientes de la historiografa contempornea de los ltimos ciento cincuenta aos.Y que entonces nos brindan este retrato posible, que dibuja a los Annales como unaclara variante francesa de una ms universal sensibilidad cultural mediterrnea ylatina de larga duracin, que por la va del dilogo recurrente con distintas y cam-biantes ciencias sociales ha apuntado siempre al cuestionamiento radical y a la supe-racin del fundamento mismo del actual horizonte disciplinar de estudio de lo so-cial, elaborando una historia que siendo radicalmente social, cientfica e interpretativaha desplegado esa vocacin o apetito insaciable respecto de los nuevos campos pro-blemticos y las nuevas zonas antes inexploradas del saber.

    Annales definidos por estos perfiles o aristas comunes que, al mismo tiempo, sedisgregan en muy diferentes entidades y en proyectos intelectuales incluso contra-puestos cuando los observamos desde su interior, y en torno del problema, igualmen-te crucial, de la necesaria periodizacin y especificacin ms rigurosa de sus distin-tos momentos vitales.

    Si analizamos de manera ms particular el itinerario de la corriente annalista y, desdela perspectiva de su consideracin global, nos desplazamos hacia el observatorio delexamen de las distintas etapas que la misma ha recorrido, veremos aparecer porencima de esos perfiles generales que ya hemos referido toda una serie de rasgosespecficos que, en las sucesivas coyunturas culturales que los Annales han atravesa-do, fueron singularizando y tipificando a los diversos proyectos intelectuales y, enconsecuencia, a los distintos periodos reconocibles dentro de la historia de esta ten-dencia historiogrfica.

  • Carlos Antonio Aguirre Rojas26

    Una visin distinta de los Annales, y al mismo tiempo complementaria de laanterior, que al concentrar la atencin en las especificidades de cada uno de esossucesivos momentos, apoyados en los diversos proyectos intelectuales que la corrien-te ha cobijado dentro de su seno, nos conduce directamente al problema ampliamen-te debatido entre los estudiosos y especialistas de esta tendencia de las continuidadesy discontinuidades registrables a lo largo de su entero periplo.

    Permanencias y rupturas que refieren a la relacin particular que se estableceentre las distintas etapas y proyectos de Annales, interconectando o distinguiendontidamente a unos de otros. Una dialctica de lo continuo y lo discontinuo que, comoveremos, produce tanto relaciones de superacin dentro de la continuidad como ver-daderos giros o clausuras que representan, de hecho, una clara discontinuidad y unevidente abandono del camino anteriormente recorrido, pasando tambin por ciertasetapas de transicin de perfiles menos ntidos y por otros virajes que, junto al quiebrecon la generacin anterior, significan al mismo tiempo un cierto intento de retorno alos orgenes de la corriente.

    Un recorrido que no tiene, entonces, nada de lineal o simple, y que reproduce ensu propia complejidad la equivalente densidad de los cambios ms generales que losestudios histricos han venido sufriendo durante los ltimos setenta u ochenta aos.

    Con lo cual no habr de sorprendernos el hecho, claramente observable en lahistoria de los Annales, de que sus mutaciones fundamentales y en consecuencia laperiodizacin de su itinerario se acerquen en grandes lneas a la propia periodizacingeneral de la historia de Europa, cuyos cambios de coyuntura global o de momentosocial general fueron marcando el ritmo de las transformaciones internas del proyectointelectual vigente en cada etapa de la corriente annalista.

    Reproduzcamos entonces, en una primera aproximacin, esta periodizacin delperiplo de la tendencia annalista, que nos permitir observar a los diversos Annales, alos Annales en plural, mostrndonos el lado complementario y al mismo tiempo alter-nativo a aquellos trazos comunes de los Annales en singular que hemos definido ante-riormente. Una periodizacin que nos posibilite establecer en trminos muy generaleslas grandes etapas de su recorrido, que estudiaremos con ms detalle en los prximoscaptulos.

    Como es bien sabido luego de la reciente publicacin de la correspondenciaentre Marc Bloch y Lucien Febvre con Henri Pirenne, aunque el primer nmero delos Annales dHistoire conomique et Sociale vio la luz el 15 de enero de 1929, elproyecto de fundar esta revista se remontaba, en realidad, al fin de la Primera GuerraMundial. Es decir, coincida prcticamente con el origen de esa coyuntura, en muchossentidos excepcional, que ha sido la historia de Europa entre las dos guerras mundia-les del siglo XX.

    As, el inicio de la dcada de 1920 que abri esta etapa caracterizada por lacrisis de la razn europea y por la ruptura definitiva de la secular ecuacin que preten-da equiparar justificativamente a la civilizacin occidental con el progreso huma-

  • 27La Escuela de los Annales

    no, fue tambin la fecha de la primera elaboracin del proyecto de organizar lo queun decenio despus se configuraron como los primeros Annales. Y es muy claro alrevisar esa correspondencia dirigida por Bloch y por Febvre a Pirenne desde 1921que el plan inicial de la revista se constituy, clara y conscientemente, para llenar elvaco dejado dentro de los estudios histricos por la interrupcin que luego se revelcomo una suspensin solo transitoria de la revista alemana Vierteljahrschrift fur Sozialund Wirtschaftsgeschichte, sustitucin o reemplazo que se realiz dentro de una ex-plcita lgica de contrabalancear y luego incluso superar la clara hegemona que elmundo germanoparlante haba ejercido dentro de la historiografa europea y occiden-tal desde aproximadamente 1870 hasta la llegada de los sucesivos golpes que implica-ron la Primera Guerra Mundial, el ascenso del nazismo y la Segunda Guerra.

    Constituyendo, entonces, una clara iniciativa francesa, pero al mismo tiempointernacional para reconfigurar la organizacin general de los estudios histricosen escala europea, dentro de una orientacin y un modo de funcionamiento distintosa los que se haban desplegado entre 1870 y 1914, el proyecto originario de fundar loque ms adelante seran los Annales de Historia Econmica y Social se conformdesde su origen como un intento de asumir las lecciones de los resultados de la prime-ra conflagracin mundial, reestructurando el entero paisaje de las lneas de evolucinprincipales del campo de la historiografa europea y occidental.

    Aunque el plan original tard casi una dcada en materializarse, modificndosede manera importante durante este lapso de tiempo, al concretarse se constituy enuna de las varias expresiones de los profundos cambios que viva el paisaje cultural deesa Europa de entreguerras. Resulta imposible entender los rasgos de esos primerosAnnales del periodo 1929-1941 sin considerar que los mismos formaban parte delms vasto movimiento de transformacin que afectaba a toda la cultura europea de losaos 1920s. y 1930s., movimiento que al marchar en el sentido de la deconstruccinde todos los fundamentos de esa cultura, engendrara la mltiple familia de perspec-tivas, proyectos, obras, escuelas y aproximaciones culturales de evidente signo crticoy de claro emplazamiento a contracorriente de las formas antes dominantes de esemismo universo.

    La fuerza crtica y polmica que caracteriz a esos primeros Annales que hasido sealada por una gran parte de los estudiosos de la corriente se alimentabaespontneamente de la poca y del medio en que ellos prosperaron, reproduciendodentro de Francia y en el nivel de la historiografa el mismo espritu y los trazosgenerales que sostuvieron al psicoanlisis freudiano en Viena, a la antropologa crti-ca inglesa, al marxismo de Gramsci y del Ordine Nuovo en Italia, a la Escuela deFrankfurt y al teatro de Bertold Brecht en Alemania, lo mismo que al movimientosurrealista en Francia o a ciertas variantes del modernismo espaol, entre otros.

    Fue, justamente, esta conexin entre toda esta familia de movimientos y la crisisglobal de la civilizacin y la razn europeas que se despleg entre las dos guerrasmundiales la que permiti su radicalidad terica y su profundo impacto dentro de la

  • Carlos Antonio Aguirre Rojas28

    cultura, lo cual para el caso de esos primeros Annales desemboc en una verdaderarevolucin en la teora de la historia que ellos representaron y encarnaron de unamanera paradigmtica y ejemplar.

    Desde esta perspectiva, tendramos un primer momento de vida de los Annalescuya periodizacin coincidira con la de la historia europea en esa coyuntura socialgeneral de 1919-1939; dentro del contexto de crisis de la sociedad y de la cultura deesa pequea Europa, se enmarc y se despleg correlativamente dicha ruptura tericafundacional que dio nacimiento oficial a la corriente francesa en 1929.

    Ese primer momento de vida annalista puede subdividirse en dos claras etapas.La primera, que abarcara desde 1921 hasta 1928, podra ser calificada de etapagentico-formativa de los primeros Annales, en la cual se ubicaron como proyectointelectual frente al vastsimo y complejo universo de sus diversos antecedentes, tantoen la cultura y en la historiografa europeas como dentro de las ciencias sociales fran-cesas y de los estudios histricos del hexgono. Un periodo que podramos considerarla prehistoria originaria de los Annales, en el cual dibujaron su singularidad a travsde un complicado mapa de rupturas, alianzas, recuperaciones crticas y deslindes queestudiaremos ms adelante.

    Ulteriormente y como fruto directo de esta etapa germinativa de la corrientetendremos el periodo de los primeros Annales, los fundadores, que se desplegaronentre 1929 (no casualmente el mismo ao de la gran crisis de la economa occidental)y 1941, fecha en que la Segunda Guerra Mundial alcanzaba en el corazn a ese pro-yecto, para cerrarlo trgicamente con la difcil disputa y luego real ruptura intelectualentre Marc Bloch y Lucien Febvre.

    Los primeros Annales se definieron explcitamente por su carcter crtico, com-bativo y polmico y, a la vez que alumbraban esa revolucin terica dentro de laHistoria, encarnaron el descentramiento de la hegemona de los estudios histricoseuropeos desde el espacio germanoparlante hacia los territorios del hexgono francstal y como lo haban proyectado Bloch y Febvre en 1921.

    El estallido de la Segunda Guerra y sus efectos subsecuentes cerraron tanto lacoyuntura global de entreguerras como ese proyecto revolucionario de la historiografa,fundador de una nueva hegemona historiogrfica, que fueron los Annales iniciales.

    Del mismo modo que a esa primera generacin, tambin a los segundos Annaleso Annales braudelianos la coyuntura social general de la segunda posguerra les sirvide marco y acot su temporalidad especfica, entre 1945 y el simblico y fundamentalao de 1968; una circunstancia marcada por la expansin y la reconstruccin de laeconomas europeas, la movilidad social ascendente y el crecimiento de la industria-lizacin y de los movimientos obreros en toda Europa occidental, impregn este mo-mento vital y a ese segundo proyecto intelectual annalista que se conoce cannicamentecomo los aos Braudel de la historia de la corriente.

    Aos Braudel que tambin reflejaron esa segunda coyuntura general de lahistoria de Europa en el siglo XX, caracterizndose como una consolidacin y estabi-

  • 29La Escuela de los Annales

    lizacin del proyecto crtico de los primeros Annales. Afianzamiento que al mismotiempo que perda un poco del tono combativo y polmico de la etapa fundadora,afirmaba y hasta comenzaba a darle cuerpo y estructura institucionalizada a la co-rriente, a la vez que realizaba en el plano terico, metodolgico e historiogrfico unaverdadera superacin dentro de la continuidad del proyecto de los primeros Annales.

    Un movimiento de superacin o de aufhebung en el ms hegeliano sentido deltrmino, que profundizaba y radicalizaba los aportes de esos primeros Annales alreintegrarlos dentro de un nuevo y diferente proyecto intelectual que, en el interior deuna lnea de evidente continuidad con sus antecesores, reconfiguraba esos aportes enuna nueva estructura o perspectiva intelectual completamente original.

    Al revisar con cuidado lo que ha significado el proyecto intelectual de los Annalesbraudelianos, resulta claro que esta etapa culminaba, completndola y replantendolaen nuevos trminos, la revolucin en la teora de la historia que haba sido implementadapor los primeros Annales. Si sta se haca presente a travs de la defensa de unahistoria interpretativa y problemtica, de la aplicacin sistemtica del mtodo compa-rativo a los temas de historia europea que abordaron Bloch y Febvre, de la defensa deuna historia global en tanto abierta a la recuperacin de los aportes de las otras cien-cias sociales y de una historia nueva y en construccin que comenzaba a descubririnditos objetos de investigacin, la historia de los aos Braudel de la revistaradicalizara, profundizndolos hasta el final, estos mismos paradigmas que,reconfigurados a partir de la nueva y original visin de los procesos desde la largaduracin histrica, se presentaran como una historia de problemas nunca antes explo-rados, que imponan novedossimos modelos interpretativos y extendan la compara-cin a la escala planetaria y en el registro temporal, redefiniendo a la historia globalcomo superacin de la episteme disciplinar y multiplicando los nuevos objetos, mto-dos, tcnicas y paradigmas de esa historia en permanente elaboracin.

    Al mismo tiempo que superaba de este modo a los primeros Annales, el proyectobraudeliano asimilaba y reproduca, nuevamente, los elementos de su contexto: lossegundos Annales le dieron carta de ciudadana a la rama de la historia econmica enFrancia en un momento en que la economa creca y prosperaba siendo promoviday fomentada institucionalmente. Mientras la economa se volva protagonista en estacoyuntura, apoyada por el Estado e investigada por los nuevos Institutos de Econo-ma, Demografa y Estadstica, los segundos Annales rescataron y difundieron am-pliamente la historia cuantitativa, inventando incluso la historia serial y abriendo losnuevos territorios de investigacin de la historia de la vida o civilizacin material.

    Los Annales de la poca Braudel confrontaron con la ola mltiple delestructuralismo, que tambin se difundi ampliamente en una sociedad en donde enel periodo de los treinta gloriosos se afirmaba la solidez y vigencia de las estruc-turas sociales y econmicas por encima de sus elementos de cambio y de su historia.Entonces, tomando como referente polmico esencial al estructuralismo de ClaudeLvi-Strauss desarrollado desde la Antropologa pero oponindose tambin, ms en

  • Carlos Antonio Aguirre Rojas30

    general, al estructuralismo en la Lingstica, en la Filosofa, en la Economa, en elpsicoanlisis y hasta en el marxismo los Annales de esta segunda generacin intenta-ron defender a la Historia y a la visin gentica y procesual de los hechos sociales,evacuada precisamente en todo este abanico de presencias intelectuales estructuralistas.Un combate que los llev a retomar, historizndolos, algunos de los temas clsicos deesa Antropologa, como la alimentacin, el vestido, la organizacin territorial o lavida cotidiana, en sus mltiples dimensiones y elementos.

    Igualmente, estos segundos Annales dialogaron y colaboraron estrechamente conlos mltiples marxistas y marxismos europeos y occidentales entonces tambin enboga que, apoyados en el crecimiento de la clase obrera y en la radicalizacin deciertos sectores medios intelectuales, compartan con los Annales el estudio y losprogresos de la historia econmica, llegando en el plano metodolgico hasta una con-vergencia que segn el propio Braudel se estableca en torno a la defensa de las pers-pectivas de una historia profundamente social, de horizontes globalizantes y construi-da desde la larga duracin.

    Los Annales de los aos Braudel, que continuaron y al mismo tiempo superarona los primeros, no se desplegaron inmediatamente despus de stos, sino de maneraun poco retrasada y luego de todo un periodo intermedio de clara transicin dentro dela corriente. Con lo cual, el segundo momento de vida de la tendencia annalista, co-rrespondiente otra vez con la temporalidad de la coyuntura social general de la segun-da posguerra, puede subdividirse tambin en dos etapas claramente diferenciadas,que abarcaron los periodos de 1941 a 1956 y de 1956 a 1968.

    As, despus de que se interrumpi abruptamente el proyecto intelectual de losprimeros Annales, a raz de la ruptura de la primavera de 1941 entre sus dos directoresque, como veremos ms adelante, fue definitiva en trminos intelectuales aunque noen trminos personales, se inici un momento de transicin que se despleg desdeese ao hasta la muerte de Lucien Febvre en septiembre de 1956. Se trat de una etapade transicin y no de un segundo y nuevo proyecto intelectual porque, como lo habadicho el propio Fernand Braudel en alguna ocasin, con la muerte de Marc Bloch sehaba creado un vaco dentro de los Annales que Lucien Febvre nunca pudo volver acolmar. Entonces, sin Marc Bloch y su aporte cotidiano a la construccin de la revista,se termin el singular tndem que construy y mantuvo vigente el programa de losprimeros Annales, lo cual implica que Lucien Febvre, entre 1941 y 1956, se limit atratar de mantener y de reproducir el mismo plan del perodo 1929-1941 que, sinembargo y en la ausencia de Bloch se haba limitado a sobrevivirse a s mismo,perdiendo cada vez ms su fuerza y su impulso originales, en una coyuntura que eradiversa de la que le haba dado origen y bajo condiciones que minaban progresiva-mente esa supervivencia intentada por Febvre.

    Etapa de verdadera transicin que se expresa en el hecho de que, al mismo tiem-po que el proyecto de los primeros Annales perda aliento y comenzaba a apagarse, sepreparaba el relevo generacional dentro de la corriente, a partir de la maduracin de

  • 31La Escuela de los Annales

    un nuevo programa intelectual que dara vida a los segundos Annales braudelianos delos aos 1956-1968. Como en toda transicin, el fin del ciclo que se cerraba coexisticon los grmenes del periodo que habra de sucederlo, y as ciertos elementos de losprimeros Annales concluidos en 1941 convivieron con los esbozos de la fase posteriora 1956. Fue, justamente, dentro de la vigencia de esos Annales de transicin que seira preparando la sucesin de Lucien Febvre a la cabeza de la revista, a la vez que sepublicaba en 1949 la gran obra de Fernand Braudel El Mediterrneo y el mundomediterrneo en la poca de Felipe II.

    Recin en 1956 otra vez una fecha importante de la historia europea, ya que laintervencin sovitica en Hungra haba provocado una crisis importante en las filasde los partidos comunistas de Europa se afirmaran esos segundos Annales, dirigidospor Fernand Braudel y cuyos perfiles generales ya hemos esbozado.

    Con el fin de estos Annales braudelianos, provocado una vez ms por el cambiode la coyuntura social general que represent esa enorme revolucin cultural de 1968,concluyeron no slo el proyecto intelectual de esos aos de la revista y ese segundomomento vital (que inclua tambin a la larga etapa de los Annales febvrianos detransicin), sino en verdad el ciclo completo abierto en 1929 con el inicio de losprimeros Annales, caracterizado por la puesta en prctica de una autntica revolucinen la teora de la historia y por el despliegue de una nueva hegemona en los estudioshistricos de Europa y de Occidente, que tuvieron como su espacio de ubicacin alhexgono francs entre 1929 y 1968, y que se materializaron en las obras de Bloch,Febvre y Braudel.

    Ciclo 1929-1968 de la historia de los Annales, marcado por el predominio de lacontinuidad, que contrastara con la posicin que tendran los Annales de la tercerageneracin respecto de toda su historia previa. Pues, como ya hemos indicado, estosterceros Annales fueron un fruto directo de la revolucin cultural de 1968 y de lanueva coyuntura global que ella inauguraba. Y dado que dicho proceso represent uncorte radical con todas las formas de la cultura hasta entonces predominantes, astambin los Annales del periodo 1968-1989 significaron una ruptura tajante y eviden-te con los Annales anteriores.

    Si en los primeros y en los segundos Annales la coyuntura social global servacomo marco de los mismos, sin coincidir perfectamente con ellos, a la tercera genera-cin annalista correspondera exactamente la ltima fase general del breve siglo XX,comenzando igual que ella con el emblemtico ao 1968 y terminando con el nomenos importante ao 1989. Igual que los Annales que los precedieron, tambin stosfueron claramente hijos de su contexto especfico. Porque es bien sabido que estosAnnales 1968-1989 se han concentrado, sobre todo, en la promocin de un cierto tipode historia de las mentalidades, lo mismo que en el cultivo de una variante de laentonces tambin en boga antropologa histrica.

    La conexin con la coyuntura post-1968 aparece evidente: fue la revolucin de1968, que transform de raz todos los modos de reproduccin de la cultura en las

  • Carlos Antonio Aguirre Rojas32

    sociedades modernas, la que puso en el centro de la agenda de las discusiones a lastres instituciones que constituyen los espacios de afirmacin de esos mecanismos, esdecir, la familia, la escuela y los medios de comunicacin. Entonces, y proyectandosobre la historiografa esta transformacin profunda, los Annales comenzaron a culti-var la historia de la familia y de la vida cotidiana, el anlisis histrico del proceso dealfabetizacin en Francia, de la idea de la muerte y de la imagen del nio en el AntiguoRgimen, las historias del miedo, de los olores y de la descristianizacin, igual que lagnesis de la nocin de purgatorio, las historias de la vida privada y de la mujeres, elestudio de la mentalidad medieval y moderna o las formas de vida y de conducta enuna pequea aldea del sur de Francia.

    Retomando estos temas de la mentalidad o de la antropologa histrica dedistintas pocas, mundos, sociedades y espacios, los terceros Annales instauraron tam-bin una profunda ruptura con las generaciones previas, con ese ciclo global de suhistoria antecedente. Lo cual tal vez explique su deseo de auto-bautizarse como nue-va historia, nouvelle histoire, apelativo bajo el cual habran de popularizarse y difun-dirse en el mundo entero durante los aos 1970s. y 1980s.

    Al acercarnos al examen de las principales obras de esta tercera generacinannalista, ms all de sus invocaciones a la historia de las mentalidades practicada porMarc Bloch y por Lucien Febvre que era en verdad, en los dos casos, profundamentediferente de la que ellos pondran en prctica, es claro que hubo un cambio radicalfrente a los proyectos de los Annales previos, que implic tanto el abandono de lahistoria econmica y social antes cultivada de manera central, como la renuncia claray explcita al debate metodolgico, al desarrollo de nuevas posiciones historiogrficasy hasta a la defensa y aplicacin de los antiguos paradigmas. Pues, como veremos msadelante, no sera extraordinaria la declaracin, entre los autores de estos tercerosAnnales, de que la historia global era imposible y que haba que sustituirla por lahistoria general, a la vez que declaraban no estar atados a ninguna ortodoxia ideol-gica y reivindicaban el carcter ms bien experimental de su historiografa. Reco-nociendo explcitamente que ellos haban renunciado a las perspectivas vastas y delargo aliento y a los temas globales de sus predecesores, esta generacin propusosustituir dichos problemas y enfoques por el ejercicio de investigaciones ms acota-das y puntuales, ms monogrficas y empricas, que consolidaran los terrenos yaconquistados en lugar de continuar expandiendo las fronteras de la propia historiaen el campo terico, metodolgico y paradigmtico.

    Entonces, al mismo tiempo que instauraron frente a los distintos Annales delperiodo 1929-1968 una relacin de clara y radical discontinuidad o ruptura, estosAnnales de la historia de las mentalidades culminaron el proceso de institucionalizacinde la corriente, integrndola de lleno al establishment oficial de la cultura francesareconocida y hasta exportada, y dejndose llevar plcidamente por el proceso de difu-sin dentro del panorama de los estudios histricos de todo el mundo.

  • 33La Escuela de los Annales

    De este modo, la historia de los terceros Annales se caracteriz por una serie depermanentes paradojas que definiran las tensiones especficas de todo su despliegue:seran los ms difundidos en todo el mundo a la vez que los ms criticados de lahistoria de la corriente, siendo adems los Annales de la poca en la que la historiografafrancesa perdi su anterior hegemona dentro de los estudios histricos de Europa yde Occidente. Al mismo tiempo, fue la generacin annalista que populariz y divulg,tambin en escala planetaria, el clebre gnero de la historia de las mentalidades,aunque justo en el momento en que todas las historiografas occidentales se ocupabande este mismo campo problemtico de la cultura, bajo los trminos de psicohistoria,historia cultural, historia intelectual, historia del discurso y de las practicas discursivas,historia de las ideologas, historia del imaginario, historia de las tradiciones culturaleso historia de las practicas culturales, entre otros.

    Igualmente, estos Annales de la tercera generacin fueron los que ms citaron,refirieron y aludieron a sus ilustres predecesores, a los fundadores y constructores dela corriente en su primera y segunda etapas, mientras abandonaban radicalmente elhorizonte de la historia global y renunciaban al ejercicio y aplicacin de los principa-les paradigmas de esos mismos Annales de 1929-1968. Finalmente, esos Annales delas mentalidades, que se divulgaron en todo el planeta gracias al aura que los ilumina-ba, rodeaba y sostena la herencia crtica de Bloch, Febvre y Braudel seran justa-mente los ms institucionalizados e integrados a la cultura oficial francesa de todoslos que hasta entonces haban existido, consolidando una red de presencias impresio-nante, tanto en los puestos de decisin de las editoriales y de la revistas igualmentelas acadmicas o aquellas destinadas al gran pblico, como en el radio, la prensa y latelevisin.

    Sin embargo, es interesante constatar como, de manera paralela al desarrollo deesos terceros Annales de la historia de las mentalidades y tambin como fruto intelec-tual de esa gran revolucin cultural de 1968, se despleg toda una matriz o abanicocomplejo y diverso de posiciones que podramos clasificar, en general, como mar-xistas annalistas y que funcionaron como el contrapeso alternativo de esos Annalesms franceses de la coyuntura 1968-1989. Porque como resultado de la crisis defini-tiva de la vieja izquierda, que colaps completamente a raz de las impugnaciones alas que fue sometida por parte del movimiento de 1968, y tambin como consecuenciade la multiplicacin y florecimiento de las nuevas izquierdas post-1968 en todo elmundo, el marxismo vulgar, simplificado y manualesco hasta entonces dominante sederrumb para dejar su sitio a uno nuevo, que se abrira radicalmente al dilogo y a laconfrontacin con las ciencias sociales del siglo XX y con los aportes principales dela corriente de los Annales.

    As, como fruto de este movimiento de acercamiento entre el marxismo y losAnnales que adems se complement con un anlogo giro de ciertos annalistas haciaposiciones ms de izquierda y hasta marxistas, se creara todo un conjunto de ten-dencias y expresiones intelectuales dentro de la historiografa cuyas obras, investiga-

  • Carlos Antonio Aguirre Rojas34

    ciones y contribuciones tericas e historiogrficas seran doblemente alimentadas,tanto por la teora y los conceptos de Marx como por las lecciones y enseanzas de losAnnales de los aos 1929-1968.

    Creando obras tan interesantes como las de Immanuel Wallerstein y el grupo delFernand Braudel Center o trabajos importantes como el de Pierre Vilar o el de MichelVovelle en Francia, entre muchos otros ejemplos posibles, esta coyuntura de 1968-1989 vio conformarse y consolidarse a esa matriz marxista annalista que, a diferen-cia de los terceros Annales franceses, se entroncaba directamente con la herencia delos Annales de Marc Bloch, Lucien Febvre y Fernand Braudel. Pues mientras que esosAnnales de la antropologa histrica y de las mentalidades instauraron frente a supasado un nexo de evidente ruptura y discontinuidad, estos marxistas analistas, encambio, retomaran y proseguiran las lneas de investigacin desplegadas por MarcBloch y por Fernand Braudel, manteniendo el cultivo y desarrollo de la historia eco-nmica como algo central y continuando el trabajo epistemolgico y metodolgicofuerte, para alimentar y profundizar con nuevos elementos la construccin de modelostericos explcitos y el debate general dentro de la historiografa.

    Esto significa que una historia realmente integral y completa de la corriente delos Annales no puede escribirse sin considerar de manera especfica a esta matrizdiferente y alternativa, pero al mismo tiempo contempornea de los terceros Annales,que es la lnea marxista annalista que ha florecido igualmente durante los aos 1970s.y 1980s.

    Finalmente, es bien sabido que la importante coyuntura abierta por los sucesosde 1968 en todo el mundo, e inmediatamente respaldada por la crisis econmica ysocial tambin mundial de 1972-1973, se ha cerrado con la cada del Muro de Berlny con la secuela de todos los hechos fundamentales que rodean a esa fecha igualmenteemblemtica de 1989. En consecuencia, y siguindole otra vez los pasos a estos corteshistricos de validez general, el ao 1989 ha finiquitado la etapa de los terceros Annales,para abrir la fase de los Annales actuales, que se despliega ante nuestros propios ojosdesde hace ya casi una dcada.

    Sin embargo, nueve aos despus de concluido el ciclo de esa tercera genera-cin de Annales, resulta an difcil definir si se trata de unos cuartos Annales o deunos nuevos Annales de transicin, ms bien preparatorios de un periodo por venir.Y eso no por la falta de un perfil bien definido de esta cuarta generacin, que se haesbozado claramente desde 1988 y 1989 con las editoriales de los nmeros de mar-zo-abril de 1988 y de noviembre-diciembre de 1989, y los recientes trabajos de BernardLepetit, Pierre Souyri, Jean-Yves Grenier y Jocelyne Dakhlia, sino por la incerti-dumbre vigente respecto del rol que los Annales podrn y sabrn jugar, primero den-tro de la propia historiografa del hexgono francs hoy fuertemente competida yhabitada por mltiples proyectos innovadores, como el del grupo de la revistaEspacesTemps, entre otros, pero tambin y en segundo lugar en el complejsimomapa de la historiografa europea y mundial actuales.

  • 35La Escuela de los Annales

    Porque es muy claro que estos Annales post-89 han vuelto a transformarse radi-calmente frente a su pasado inmediato, instaurando frente a la tercera generacin unaposicin de clara discontinuidad: as, frente a la historia de las mentalidades que co-sech una enorme cantidad de justificadas crticas por parte de los historiadores fran-ceses no annalistas desde las distintas variantes de la microhistoria italiana, las posi-ciones de la historia socialista britnica, las tradiciones de la nueva historia socialalemana, los historiadores crticos norteamericanos y de ciertos historiadores latinoa-mericanos formados en el horizonte del marxismo, los Annales de la cuarta genera-cin promueven, en cambio, una muy diversa historia social de las practicas cultura-les, representada en los trabajos de Roger Chartier o de Alain Boureau. Y frente a laantigua antropologa histrica practicada por ciertos annalistas en los aos 1970s. y1980s., estos nuevos Annales fomentan una nueva historia social con fundamentosantropolgicos, que recupera ya no slo los temas y problemas clsicos de la Antropo-loga desde la misma Historia, sino sobre todo los procedimientos analticos, los con-ceptos, las miradas y los modos de intervencin antropolgicos, ahora recobradoscomo instrumentos de la prctica, de la investigacin y de la explicacinhistoriogrficas.

    Al mismo tiempo, y rompiendo con el virtual abandono que los terceros Annaleshaban hecho de la historia econmica y social, los posibles cuartos Annales reivindi-can una nueva historia demogrfica, cuantitativa, urbana, econmica y social que,atenta a los desarrollos recientes de la sociologa de la accin y de la economa de lasconvenciones, lo mismo que a los progresos de la historia social desarrollada por losmicrohistoriadores italianos y a los avances en toda Europa de la historia cuantitativa,intentan coadyuvar a la apertura de las nuevas vas por las que deber transitar en elfuturo esta historia social y econmica renovada.

    Tambin en esta lnea de deslinde y discontinuidad frente a los Annales del pe-riodo 1968-1989, los annalistas actuales retoman activamente el debate metodolgicoy la elaboracin explcita de nuevos paradigmas epistemolgicos, rediscutiendo lapertinencia y contenido de la historia global y de la larga duracin, a la vez que reivin-dican una interdisciplinariedad dura, teorizan sobre las implicaciones en la Historiadel procedimiento del cambio de escala o intentan reintroducir el rol de los actoresdentro de la construccin de las convenciones, de las prcticas y de los vnculos socia-les que investigan.

    Con lo cual, y de manera casi espontnea, estos Annales posteriores al ao1989 promueven un cierto retorno, mediado y crtico pero muy evidente, hacia losaportes de las etapas iniciales de la corriente. Pues si el trazo general de su proyectointelectual implica, en parte, la efectiva superacin de esos terceros Annales frente alos cuales se ubican en una clara posicin de ruptura y discontinuidad es lgico queen ese movimiento de afirmacin de su propia identidad estos posibles cuartos Annalesterminen reencontrando los elementos fundamentales de la vieja herencia de MarcBloch, Lucien Febvre y Fernand Braudel. Y dado que dicho legado, abandonado por

  • Carlos Antonio Aguirre Rojas36

    los terceros Annales, se mantuvo vivo y actuante dentro del variado universo de losrepresentantes de la matriz annalista marxista, tambin es razonable que esos miem-bros de la cuarta generacin de Annales encuentren fcilmente y sin problemas losespacios de dilogo e intercambio con estos historiadores y cientficos sociales.

    Entonces, tampoco resulta casual que algunos de los promotores principales deestos potenciales cuartos Annales rediscutieran seria y sistemticamente la larga dura-cin y la historia global, repreguntndose acerca de los posibles usos y la vigenciaactual de la historia cuantitativa, del mtodo comparativo o de la historia interpretativa,a la vez que retrabajando los paradigmas de la historia econmica o interviniendoactivamente en los animados debates respecto de las actuales interpretaciones y cons-trucciones crticas de la historia de esos primeros y segundos Annales.

    As, los representantes actuales de la corriente tal vez cuartos Annales o nuevosAnnales de transicin se definen desde una doble tensin que, por un lado, los llevaa fundar su superacin de la tercera generacin en un cierto retorno, mediado y com-plejo, hacia los aos braudelianos y los annalistas de la primera poca; pero al mismotiempo, por otro lado, los encamina en un real esfuerzo por construir un nuevo yoriginal proyecto intelectual, acorde con las circunstancias vigentes de la historiografamundial caracterizada, en el ao 2005, por un policentrismo intenso en la innova-cin historiogrfica y por una ausencia de hegemonas en el panorama global de losestudios histricos.

    Movindose, entonces, dentro de este doble parmetro de enlace con la herenciade los Annales del ciclo 1929-1968 y, simultneamente, de genuina innovacin y cons-truccin de un proyecto intelectual realmente original, los Annales posteriores al aode 1989 nos abren, con la pregunta acerca de su posible destino futuro, la interroga-cin mucho ms general sobre las encrucijadas actuales y de los posibles derroterosinmediatos de todo el complicado universo de los estudios histricos contemporneosen el mundo entero.

    Si para concluir esta aproximacin inicial observamos en su conjunto la trayectoriaglobal de los varios y sucesivos Annales que hemos intentado periodizar, resultarclaro el hecho de que ha recibido permanentemente el impacto directo de los corteshistricos generales que organizan a Europa y a Occidente durante el breve siglo XXque corre desde 1914-17 hasta 1989. Es decir que, como sera lgico anticipar, loscambios en la historia europea y occidental han incidido de una manera decisiva en eldesarrollo interno de la propia corriente provocando junto con las transformacionesen la coyuntura social modificaciones de etapa, de proyecto intelectual, de momentoo de definicin general de esa misma perspectiva annalista.

    Por eso, no es casual que las fechas de 1939, 1968 y 1989 que son fundamen-tales para la historia del continente europeo sean tambin decisivas para laperiodizacin particular del itinerario de la corriente annalista. Lo cual no implica, sinembargo, que esta ltima se reduzca directa y mecnicamente a la primera. Pues si los

  • 37La Escuela de los Annales

    Annales reciben y reproducen esos cortes de orden histrico general, tienen tambinevidentemente su propia dinmica interna, que marcha de acuerdo a la lgica de susrespectivos proyectos historiogrficos, y que se redefine en funcin de las vicisitudesde las trayectorias tanto individuales como colectivas de sus principales protagonis-tas. Por eso, como hemos visto anteriormente, la historia interna annalista si bienacoge y se deja impactar ampliamente por esos cortes y transformaciones mayores dela historia general de la civilizacin a la que ella pertenece no se reduce, sin embar-go, pura y simplemente a esos cambios rit