Candau Morón - 1985 - Categorías Históricas y Categorías Políticas en Polibio

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CATEGORIAS HIST~RICAS Y CATEGOR~AS POL~TICAS EN POLIBIO Como es sabido, Polibio dedica el libro VI de sus Historias a tratar de las constituciones políticas en general y de la constitución romana en par- ticular. Los dos conceptos centrales que organizan todo el libro son la teoría de la Olvanúnhooi~ y la idea de la constitución mixta. El término griego ¿maxÚxAoo~~ puede traducirse como ciclo o movi- miento circular. Polibio utiliza esta palabra para aludir a la teoría según la cual las distintas formas constitucionales se suceden según un orden fijo e invariable. Para Polibio existen seis tipos de constitución: monarquía, tiranía, aristocracia, oligarquía, democracia y finalmente lo que llama oclocracia, esto es, gobierno de la masa o gobierno del populacho'. En la teoría polibiana estas seis constituciones se suceden entre sí en este mismo orden: a la monarquía sucede la tiranía, a ésta la aristocracia, a la aristocracia sucede la oligarquía, a la oligarquía la democracia y final- mente tras la democracia aparece la oclocracia. Para completar el esque- ma conviene hacer dos observaciones. Interesa subrayar en primer lugar que de las seis formas constitucionales que entran en la &vanÚxAoo~s tres son corrupciones o degeneraciones de las otras tres: la tiranía es la forma en que degenera la monarquía, de la misma manera que la oligarquía y oclocracia son las formas corruptas de la aristocracia y la democracia res- pectivamente. En segundo lugar hay que tener presente que en la teoría de Polibio el orden de sucesión de los regímenes constitucionales es for- zoso e invariable: se da de esta manera y no puede darse de otra2. Y dos son también las interrogantes que se plantean a partir de estas observa- ciones: 1) cuál es la naturaleza del proceso por el que un régimen cons- titucional se transforma inevitablemente en su forma corrupta; 2) por qué las distintas formas constitucionales se siguen según un orden invariable, ' En esta relación no incluyo la monarquía primitiva (povaexia), régimen dis- tinto de paoiheia, que supone la primera forma de organización social y que Polibio utiliza exclusivamente como forma de transición de la barbarie primitiva a las formas políticas civilizadas y basadas en la moralidad y la ley (Polibio VI 5, 4). Polibio VI 4, 12; VI 9, 10.

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CATEGORIAS HIST~RICAS Y CATEGOR~AS POL~TICAS EN POLIBIO

Como es sabido, Polibio dedica el libro VI de sus Historias a tratar de las constituciones políticas en general y de la constitución romana en par- ticular. Los dos conceptos centrales que organizan todo el libro son la teoría de la Olvanúnhooi~ y la idea de la constitución mixta.

El término griego ¿ m a x Ú x A o o ~ ~ puede traducirse como ciclo o movi- miento circular. Polibio utiliza esta palabra para aludir a la teoría según la cual las distintas formas constitucionales se suceden según un orden fijo e invariable. Para Polibio existen seis tipos de constitución: monarquía, tiranía, aristocracia, oligarquía, democracia y finalmente lo que llama oclocracia, esto es, gobierno de la masa o gobierno del populacho'. En la teoría polibiana estas seis constituciones se suceden entre sí en este mismo orden: a la monarquía sucede la tiranía, a ésta la aristocracia, a la aristocracia sucede la oligarquía, a la oligarquía la democracia y final- mente tras la democracia aparece la oclocracia. Para completar el esque- ma conviene hacer dos observaciones. Interesa subrayar en primer lugar que de las seis formas constitucionales que entran en la &vanÚxAoo~s tres son corrupciones o degeneraciones de las otras tres: la tiranía es la forma en que degenera la monarquía, de la misma manera que la oligarquía y oclocracia son las formas corruptas de la aristocracia y la democracia res- pectivamente. En segundo lugar hay que tener presente que en la teoría de Polibio el orden de sucesión de los regímenes constitucionales es for- zoso e invariable: se da de esta manera y no puede darse de otra2. Y dos son también las interrogantes que se plantean a partir de estas observa- ciones: 1) cuál es la naturaleza del proceso por el que un régimen cons- titucional se transforma inevitablemente en su forma corrupta; 2) por qué las distintas formas constitucionales se siguen según un orden invariable,

' En esta relación no incluyo la monarquía primitiva (povaexia), régimen dis- tinto de paoiheia, que supone la primera forma de organización social y que Polibio utiliza exclusivamente como forma de transición de la barbarie primitiva a las formas políticas civilizadas y basadas en la moralidad y la ley (Polibio VI 5, 4).

Polibio VI 4, 12; VI 9, 10.

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esto es, por qué sucede a la tiranía la aristocracia y no la democracia, o a la oligarquía la democracia en vez de la monarquía.

11. LA CORRUPCI~N DE LAS CONSTITUCIONES: EL ESQUEMA DE L,A teurplj

La transformación de cada constitución en su forma política corrupta ocurre, en los tres casos, de la misma manera: monarquía, aristocracia y democracia nacen como respuesta de la comunidad a determinados peli- gros que se ciernen sobre ella; y durante las primeras generaciones, esto es, durante el período en que se mantiene vivo en la comunidad el recuer- do de los peligros que la acechaban, estas constituciones funcionan de forma óptima. Pero llega un momento en que ese recuerdo se pierde; en- tonces ascienden al poder generaciones que heredan la constitución de sus padres sin heredar la memoria de las conmociones que condujeron a ellas. En esta situación los nuevos gobernantes se entregan a toda clase de excesos y es así como se corrompen las constituciones. Por ejemplo, la aristocracia nace como reacción a la tiranía: cuaqdo los excesos de la tiranía resultan insoportables, los ciudadanos más capaces derrocan al ti- rano e implantan una aristocracia. En un principio, y ante el recuerdo de las desgracias que acarreó el régimen tiránico, los gobernantes ponen todo su cuidado en la administración del estado. Pero, cuando los hijos de los primeros aristócratas heredan el poder, se ha desvanecido ya la me- moria de los males pasados; en esta situación los nuevos gobernantes se aplican más a satisfacer sus propios apetitos que a administrar el estado; y es entonces cuando la aristocracia degenera en oligarquía.

Este proceso podría ser descrito en términos más abstractos de la siguiente manera: una vida bajo circunstancias difíciles provoca un des- pliegue de las .fuerzas humanas, despliegue que es necesario para la su- pervivencia; y ese esfuerzo acaba plasmándose en mejores condiciones de vida. Pero de la misma manera que las circunstancias difíciles producen el desarrollo de las potencialidades del hombre, la vida que se desenvuel- ve en una situación de abundancia y de facilidad de medios determina una relajación de las costumbres que se traduce en actitudes de molicie y en hábitos sensuales y disipados. Y en medio de esta sensualidad y molicie tanto el individuo como la comunidad pierde sus capacidades, degenera, se corrompe y, en definitiva, acaba destruyéndose.

El esquema evolutivo que utiliza Polibio tiene hondas raíces en el pen- samiento griego. Hace algunos años Demant subrayó cómo la idea de que la abundancia conduce a la relajación y en último extremo a la decadencia

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y a la muerte está presente en Heródoto, Platón, Jenofonte, Isócrates y, en general, en los autores del siglo IV3. Pero es sobre todo en la histo- riografía helenística anterior a Polibio donde encontramos repetida de una manera continua esta misma idea. Los historiadores helenísticos con- sagran además un término específico para designar esa situación de pros- peridad y relajación que constituye el paso inmediatamente anterior a la decadencia: el término t~uipfi.

En 1934 Passerini llamó la atención sobre la importancia que adquiere en los historiadores helenísticos el concepto de t~ucpfi como tóxog histo- riográfico y como principio de explicación histórica4. Para Passerini dicho concepto, que está presente ya en Heródoto, sólo con Platón adquiere aquellos caracteres con los que habría de presentarse en los historiadores helenísticos, apareciendo como aquella 4 6 0 ~ ~ 7 cuya búsqueda subvierte los valores de la comunidad, altera la Gia~ ta del individuo y acaba por arruinar al estado. En todo caso, y según hemos visto, el esquema evo- lutivo al que alude el término t~ucpfi era ya en el siglo IV Un lugar común ampliamente utilizado. Su presencia en la historiografía helenística se ve confirmada por una simple ojeada a los fragmentos conservados. La idea de la t~ucpfi aparece en Éforo, Teopompo, Timeo, Duris y Filarco5; en general funciona como principio de explicación histórica, apareciendo como factor que origina la pérdida de las virtudes ciudadanas y, en con- secuencia, acarrea la ruina de la comunidad; en algunos autores, por ejemplo en Timeo o Filarco, el tema de la tgucpfi aparece mezclado con motivos religiosos, al ser el castigo de la divinidad resultante de la incon- tinencia y el exceso; finalmente su abundantísima presencia en determi- nados autores, por ejemplo, en Teopompo, se explica en parte porque su utilización brindaba una buena ocasión para extenderse en la exposición del lujo imperante en determinadas cortes, en digresiones sobre la co- rrupción moral de algunos personajes históricos o en relatos acerca de la depravación de ciertas comunidades, introduciéndose así este tipo de des- cripciones efectistas a las que son tan aficionados los historiadores hele- nísticos.

Puede concluirse en definitiva que el tema de la tpipfi , de la degene- ración de las costumbres, constituía un tópico ampliamente desarrollado

DEMANT, Geschichte als Argument, Konstanz, 1972, p. 20 y SS.

PASSERINI, «La t~vrp f i nella storiografia Ellenistica», SIFC 11, 1934, pp. 35-56. Para Éforo véase F. Gr. Hist. 70 F83; F149. Para Teopompo F. Gr. Hist. 115

F99; F117 (a título de ejemplo). Para Timeo F. Gr. Hist. 566 F44; F49; F51; F50. Para Duris F. Gr. Hist. 70 F60; F10; F14; F15. Para Filarco F. Gr. Hist. 81 F20; F23; F40; F41; F44.

en el siglo IV y del que hicieron uso abundante los historiadores hele- nísticos. El término puede aplicarse a las comunidades políticas o a los individuos, y en líneas generales se plantea como principio según el cual una situación de prosperidad y bienestar que permite un nivel de vida refinado provoca una relajación de la conducta individu'al y colec- tiva que acaba liquidando las virtudes y provocando la ruina. El motivo de la z~ucpfi, aparte de proveer un cliché cómodo para explicar la evo- lución de determinadas sociedades, parece haber proporcionado a los historiadores ocasión para insertar excursos sensacionalistas en los que se extendían sobre el libertinaje, la intemperancia y el refinamiento de ciertos personajes célebres o de ciertas comunidades.

Es éste el esquema evolutivo que está presente en la teoría polibia- na de la corrupción de las constituciones. Según expone Polibio, el tránsito de la forma constitucional correcta a la degenerada supone un período de relajación moral, una relajación que afecta a los gobernan- tes en el caso de la monarquía y la aristocracia, y al pueblo en el caso de la democracia, pero que, en las tres ocasiones, se traduce en afición al lujo, falta de contención ante los apetitos, gusto incontrolado por la comida y la bebida y, en general, ausencia de moderación y moralidad en las costumbres. Se trata, como se ve, del arsenal de tópicos que componían el esquema de la qucpfi, dándose además la circunstancia de que Polibio emplea términos y expresiones que recuerdan claramen- te las descripciones que pueden hallarse en los historiadores helenísti- cos. Resulta así evidente que en este punto concreto de su teoría, esto es, en la explicación del proceso por el cual cada forma constitucional degenera en una forma corrupta, Polibio recurre a un tópico fuerte- mente arraigado en el pensamiento griego y de amplia utilización en los historiadores que le precedieron: el principio de la tgucpfi, el esquema según el cual la facilidad en los medios de vida conduce a la relajación, la disipación y la ruina. Con ello queda contestado, al menos en parte, el primero de los interrogantes que planteábamos al principio: como motor del proceso por el cual los regímenes políticos degeneran se en- cuentra un pensamiento clásico en el arsenal de las ideas griegas, un pensamiento que hace referencia a cierta concepción de la naturaleza y la actuación del hombre y de la sociedad humana.

Queda, sin embargo, un detalle por aclarar. Pues si esto es así, si en Polibio está presente el mismo esquema de abundancia-corrupción- ruina que aparece en los historiadores helenísticos, cabe preguntarse por qué no utiliza el término, ya consagrado, de zgvcpfi. Efectivamen- te, el término tgucpfi no se encuentra ni en el libro VI, ni en otros luga-

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res de las Historias donde su presencia parece obligada6. El caso más lla- mativo es un pasaje del libro octavo (62a) en donde se habla de la pros- peridad y la ruina de Tarento; la decadencia de Tarento aparece en dis- tintos historiadores helenísticos como ejemplificación típica del proceso de la t ~u~pT j ' , y es así como lz presenta Polibio. Y sin embargo, tampoco aquí utiliza la palabra z~ucpTj. Esta ausencia del término en lugares donde es esperado revela cómo Polibio se resiste a emplearlo por una decisión consciente, decisión que se explica sólo si se tiene en cuenta la evolución de la literatura historiográfica y la actitud de Polibio frente a la historio- grafía helenística.

La relación de Polibio con la historiografía que le precede es, en va- rios aspectos, una relación de rechazo. Polibio pretende insertar al género histórico en la vida política, conferirle una funcionalidad civil y dotarlo de la seriedad y gravedad necesarias para ello. Y en este sentido su actitud supone una reacción contra importantes corrientes de la literatura histó- rica de la época helenística. A partir del siglo IV la historiografía griega, siguiendo la misma línea de evolución que afecta a otras formas literarias, se vacía de su contenido anterior y recibe un nuevo planteamiento. En autores como Tucídides, Jenofonte e incluso Éforo la historia era un gé- nero eminentemente político y ciudadano, con una clara orientación di- dáctica; pero determinados movimientos historiográficos que surgen ha- cia la mitad del siglo IV plantean la obra histórica sobre presupuestos muy distintos. Lo que interesa ahora'no es ya ofrecer un paradigma moral y político, sino, ante todo, realizar un producto literario que atraiga, in- terese y conmueva al lector. Un resultado de esta nueva orientación son corrientes como las representadas por Teopompo, Timeo o la historiogra- fía trágica. Los recursos que utilizan las composiciones históricas de este tipo son diversos: abundancia de anécdotas, digresiones sobre tierras exó- ticas o personajes extraordinarios, interpolación de relatos maravillosos, plasticidad dramática en la presentación de los acontecimientos, etc. Es contra la historiografía así planteada contra lo que reacciona Polibio. Ahora bien, en las obras de esta índole el empleo del motivo de la t~ucpTj presentaba la ventaja, como ya hemos visto, de ofrecer un fácil pretexto para la introducción de excursos efectistas. Es ese empleo como elemento desencadenante de digresiones sensacionalistas lo que hace que el térmi-

En relación con la presencia del término t~vrp f i en Polibio VI1 1, 1 cabe pensar que la palabra no aparecía en el texto de Polibio, sino que procede de Ateneo, que es quien nos ha transmitido el pasaje. ' Véanse los datos proporcionados por WALBANK, A Historical Commentary on Polybius, 11 (Oxford, 1967), p. 101.

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no aparezca desacreditado a los ojos de una historiografía pretendida- mente didáctica y política como es la polibiana. Y así se explica que Po- libio, conscientemente, se resista a utilizarlo.

111. 'Avaxúxhoa~g Y CONSTITUCIÓN MIXTA

El segundo interrogante que planteábamos al principio del presente trabajo pregunta por qué las constituciones se suceden forzosa e inevita- blemente en un orden determinado, aquel que menciona Polibio. La pre- gunta, en realidad, ya se la hicieron distintos estudiosos modernos, y la respuesta que se le ha dado parece satisfactoria. Posiblemente fue Zanran el primero en advertir que la introducción del esquema de la ftvanúnho- 01s tenía como fin fundamental explicar la génesis del sistema constitucio- nal romano8. La observación de Zancan no puede confirmarse a partir del texto polibiano mismo, puesto que la parte del libro VI que trataba del establecimiento de la r c o h ~ d a romana, la llamada «arqueología», no se ha conservado; sin embargo, a partir de Cicerón puede reconstruirse ei contenido de esta sección perdida. Parece ser que el esquema de la &va- núnhwai~ jugaba en la «arqueología» de la siguiente manera: Roma, a lo largo de su historia, habría pasado por las distintas fases de la twanúxho- a s ; tras la fundación del estado romano por Rómulo, Tarquinio el Viejo y Servio Tulio representaban la fase de la monarquía, con Tarquinio el Soberbio se produce la degeneración de la monarquía en tiranía; a con- tinuación la primera república suponía el establecimiento de la aristocra- cia; la degeneración de la aristocracia en oligarquía tendría lugar con el decenvirato; y finalmente tras la segunda secesión de la plebe la democra- cia sustituía a la oligarquía. Se trata, por tanto, del mismo recorrido que, según Polibio, tiene que efectuar cualquier régimen constitucional. Ahora bien, lo peculiar de la evolución romana, siempre según Polibio, consis- tiría en que cada etapa de la evolución habría conservado rasgos de la etapa anterior; así, bajo la aristocracia se habrían conservado rasgos mo- nárquicos, y bajo la democracia rasgos monárquicos y aristocráticos9. Gracias a esta peculiaridad, la constitución romana en su estadio final es un sistema mixto, esto es, un sistema en el que se mezclan elementos mo- nárquicos, aristocráticos y democráticos.

* ZANCAN, «Dottnna delle Constituzioni e Decadenza politica in Polibio~, RZL 69, 1936, pp. 499-512.

Ya TAEGER, en 1922, hizo notar que en el caso de Roma las constituciones no se suceden «nacheinander», sino «ineinander» (según POSCHL, Romischer Staat und griechisches Staatsdenken bei Cicero, Darmstadt, 1974, p. 50).

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Efectivamente, para Polibio existen junto a constituciones simples constituciones mixtas; lo característico de las formas mixtas es que en ellas los elementos monárquicos, aristocráticos y democráticos se combi- nan, equilibran y contrabalancean de tal manera que el sistema ofrece una estabilidad mucho mayor que la que presentan las formas simples. El régimen constitucional que existe en Roma y al que Roma, en la visión polibiana, debe su grandeza, es un régimen mixto; y la misión de la &- v a n ú n h o a ~ ~ , con. su orden invariable en la sucesión de las constituciones, es explicar cómo se formó dicho régimen. Dentro del conjunto del libro VI, que se proponía como objetivo esencial el estudio del sistema de go- bierno gracias al cual Roma logró dominar el universo, el esquema de la & v a n 6 n h o a ~ ~ jugaba así un papel fundamental; papel tanto mayor, cuan- to que en el pensamiento de Polibio, y como ocurre tan frecuentemente en el pensamiento clásico, los conceptos de génesis y estructura se super- ponen: es el proceso que ha seguido la constitución romana, y no otra cosa, lo que explica su funcionamiento y su particular excelencia. Resul- ta, pues, obvio cuál es la respuesta que hay que dar a la pregunta de por qué las constituciones se suceden en un orden invariable: dicha invaria- bilidad no es más que el tributo que ha de pagar Polibio por elevar a prin- cipio general lo que es tan sólo una herramienta intelectual para explicar la conformación del régimen romano.

IV. LEY B I O L ~ G I C A Y DECADENCIA POL~TICA

La constitución mixta también está sometida a decadencia. Los siste- mas mixtos de Esparta y Cartago decayer~n '~ , y de la misma manera, se- gún Polibio, la constitución romana decaerá. Polibio, por otra parte, jus- tifica esta decadencia mediante el recurso a una instancia superior: la ley biológica, por la que todo lo existente está sometido al proceso de naci- miento, desarrollo y muerte, se extiende también al ámbito político y, en consecuencia, afecta a la constitución mixta1'. La ley biológica aparece así en el libro VI como principio de explicación de la decadencia de los sistemas mixtos.

Para ciertos estudiosos modernos la introducción de dicha ley supone la irrupción de un elemento perturbador en el edificio teórico proyectado por Polibio; esta perturbación se produciría como consecuencia de una colisión que puede concretarse en dos puntos: a) la ley biológica, según

' O Véase especialmente la explicación de la decadencia de Cartago en Polibio VI 51.

" Polibio VI 10, 2-14; VI 57.

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la cual todo sistema político está condenado al envejecimiento y a la muerte, supone una contradicción con el pensamiento de que la constitu- ción mixta asegura la estabilidad de un estado; b) la ley biológica es in- compatible con el principio evolutivo que representa la iwvaxfinhwoig; pues en la evolución dada por la iwvaxúxhooy la degradación que sufre cada régimen va seguida de la aparición de una nueva forma constitucio- nal, y la mutación que así se produce no guarda ninguna relación con el envejecimiento absoluto que supone el esquema biológico.

Habría, pues, en la obra de Polibio y, concretamente, en el libro VI, una serie de contradicciones producidas por la introducción de la ley biológica. Hace ya tiempo que se intentó explicar estas contradicciones acudiendo a la hipótesis de que el libro VI se hubiera compuesto en di- ferentes fechas; existirían así distintas redacciones, en cada una de las cuales la visión del autor sería diferente, sin que en la redacción final se hubiese intentado reducir estas diferencias. Esta teoría, la teoría de los estratos, tiene su origen en Cuntz y cuenta con una amplia audiencia: La- queur, Kornemann, de Sanctis, Ziegler, Svoboda, Theiler12. Parte del su- puesto de que la visión de Polibio habría estado influida por determina- dos sucesos que habrían introducido un cambio en su pensamiento. Así Cuntz piensa que el libro VI habría sido compuesto en dos etapas; en la primera de ellas la atención del autor estaría fija, ante todo, en el desa- rrollo de Roma y en los logros alcanzados por el sistema romano; y en consecuencia, a esa etapa correspondería la parte del libro VI en la que se acentúa la estabilidad de la constitución romana. En un segundo mo- mento la visión polibiana, bajo la impresión producida por las reformas introducidas por los Gracos, habría comprendido que también el sistema de Roma está sometido a la decadencia: de aquí la parte del libro VI en la que se habla del envejecimiento y la degradación de la constitución ro- manaI3. Por lo demás, la teoría presenta variantes en cuanto al número de redacciones y en cuanto a los factores que pudieron motivar el cambio. Laqueur, por ejemplo, piensa en tres redacciones sucesivas, y presenta como factores del cambio la influencia primero de Dicearco, y después de Panecio14.

l2 CUNTZ, Polybios und sein Werk, Leipzig, 1902; LAQUEUR, Polybios, Leipzig, 1913; KORNEMMAN, «Zum Staatsrecht des Polybios», Philologus 40, 1931, pp. 169- 184; DE SANCTIS, Storia dei Romani, 111 1, Torino, 1907-1923; SVOBODA, «Die Abfas- sungszeit des Geschichtswerkes des Polybios», Philologus 72, 1913, pp. 465-483; THEI- LER, aschichten im 6. Buch des Polybios», Hermes 81, 1953, pp. 296-302; ZIEGLER, «Polybios», RE XXI 2, cols. 1440-1578.

l 3 Citado según PÉDECH, La méthode historique de Polybe, París, 1964, p. 310. l4 Citado según PÉDECH, o.c . , p. 310.

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La hipótesis de las redacciones sucesivas no ha tenido una aceptación total. De hecho, un buen número de autores han negado dicha hipótesis en sus dos puntos centrales: la existencia misma de contradicciones en el libro VI y la capacidad de los factores manejados por la teoría de los es- tratos para introducir una variación en las ideas de Polibio.

1. Se ha negado en primer lugar que haya una contradicción en el pensamiento de que la constitución mixta está sometida a la ley de envejecimiento: pues estabilidad no quiere decir perpetuidad, y la contradicción sólo existe en el caso de que se quiera presen- tar a Polibio como un profeta de la aeternitas Irnperiils.

2. Igualmente se ha negado que haya una incompatibilidad de principio entre la ley de decadencia biológica y el ciclo de las constituciones. Ya Taeger, en 1922, afirmó que tanto la &vaxU- xhoay , como la ley de envejecimiento gradual, representan distintas realizaciones del principio biológico16. La idea fue reco- gida, entre otros autores, por Erbse, quien subrayó que el mo- vimiento de la constitución simple y el de la mixta son idénticos, aunque varíen en ritmo y en intensidad1'. Más recientemente Díaz Tejera ha planteado el problema de la siguiente manera: la teoría biológica debe ser considerada como una dimensión que transciende la constitución política, pero que, sin embargo, inci- de tanto en sus formas simples como en sus formas compuestas. En las primeras esta incidencia resulta clara, pues, cuando Poli- bio habla de la &vax-;ixhoa~~, emplea términos e ideas que de- latan la presencia de un esquema de evolución biológica. En las segundas la prueba de dicha presencia es histórica: las constitu- ciones mixtas de Roma y Cartago decayeron; y, en consecuencia, la de Roma también decaerá, como pronostica el mismo Polibio. De esta manera &vax-ó?¿hoa~q y movimiento de la constitución mixta aparecen como momentos y perspectivas de una misma teoría: la teoría biológi~a'~.

3. Se ha rechazado también que el contacto con Panecio o la con- sideración de las reformas de los Gracos hayan podido causar un cambio en las ideas de Polibio. Respecto a lo primero, Mioni ha subrayado la dificultad de admitir una influencia del joven Pane- cio en un Polibio ya cargado de años y experiencia19; Erbse, por

l 5 MIONI, Polibio, Padova, 1949, p. 58; PEDECH, o.c., p. 312. l 6 Citado según POSCHL, o.c., p. 30. l 7 ERBSE, «Polybiosinterpretationen», Philologus 101, 1957, p. 274. I s D f ~ z TEJERA, «Análisis del libro VI de las Historias de Polibio respecto a la

concepción ciclica de las constituciones», Habis 6, 1975, pp. 23-34. l9 MIONI, o.c. , p. 63.

JOSÉ M.a CANDAU MORÓN

su parte, niega dicha influencia sobre la base de que en Polibio, y frente a lo que ocurre en Panecio, la justicia es sólo un valor relativo20. Y en lo que toca al segundo factor, Brink y Walbank han observado que la idea de la decadencia romana era ya un tó- pico en el año 168, con lo que difícilmente puede pensarse que Polibio llegó a esta conclusión bajo la impresión de las reformas de los Gracos2'.

4. Finalmente, distintos eruditos, siguiendo una línea de pensa- miento que inauguró Z a n ~ a n ~ ~ , han subrayado que las aparentes contradicciones del libro VI obedecen no tanto a supuestas re- dacciones sucesivas, cuanto a la necesidad de resolver teórica- mente dos problemas diferentes: explicar el rápido éxito de los romanos e interpretar ciertos signos de decadencia que Polibio creía advertir en la Roma contemporánea. Para resolver lo pri- mero, el historiador recurriría a la teoría de la &vanhhwo~s , dando cuenta así de la formación del régimen mixto al que Roma debía sus logos. Para explicar lo segundo, acudiría al esquema de envejecimiento biológico. Y si entre estas dos teorías no exis- te una concordancia total, ello no es nada extraño; pues lo que Polibio pretendía no era construir un modelo teórico de validez absoluta, sino sacar a luz unos esquemas conceptuales con los que pudiese afrontar los problemas que se le planteaban en el li- bro VIz3.

Ante este cúmulo de argumentos en contra, la teoría de las redaccio- nes sucesivas quedó bastante debilitada. Existe, sin embargo, un punto que juega un papel importante en dicha teoría y que sus adversarios no han logrado explicar totalmente: cuál es la relación existente entre el pro- ceso de degradación al que sucumben los regímenes simples y la ley de envejecimiento que afecta a las constltuciones mixtas, o, elevando e1 problema a un plano más general, qué relación media enrre ley biológica y decadencia política. Una solución sería la de pensar, en la linea de

20 ERBSE, «Zur Entstehung des polybianischen Geschichtswerkes», RhM 1951, p. 161.

21 BRINK & WALBANK, «The Construction of the Sixth Book of Polybius», pp. 105-106; véase también MIONI, o.c . , p. 63.

22 ZANCAN, O.C. 23 VON FRITZ, The Theory of the Mixed Constitution in Antiquity. A Critica1 Ana-

lysis of Po1.vbius Political Ideas, New York, 1973 (edición original, New York, 1954), p. 54; BRINK & WALBANK, o.c., p. 108; ERBSE, obras citadas en las notas 17-y 20; EI- SEN, Poíybio~inferpretationen. Beobachtungen zur Prinzipien griechischer und romi- scher Historiographie bei Polybios, Heidelberg, 1966, p. 49; p. 59 y SS.; PETZOLD, Stu- dien zur Methode des Polybios und zu ihrer historischen Auswertung, München, i969, pp. 69 y SS.

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Zancan, que la ley biológica y el proceso de decadencia dado por el es- quema de la t~urpfl son conceptos distintos que se utilizan independien- temente para explicar el uno el agotamiento de la constitución mixta, el otro la liquidación de las formas simples: ambas teorías estarian, por tan- to, en una relación de distribución complementaria. Esta hipótesis, sin embargo, no se ve confirmada por la obra polibiana misma, en donde ley biológica y decadencia política parecen más bien conceptos intercambia- bles; pues si, por una parte, Polibio afirma que la constitución mixta está sometida a la ley de envejecimiento, por otra, explicita que también un sistema mixto como el romano sufrirá el proceso de degeneración y co- rrupción que afecta a las formas simples24.

Para comprender cuál es la esencia del esquema de la tgucpj, el esque- ma por el que se corrompen las constituciones, hay que tener en cuenta los siguientes datos:

- Hay que tener presente, en primer lugar, que Polibio insiste en que la decadencia de las constituciones es algo natural (iluta ~ ~ o L v ) , algo que se desarrolla según leyes inflexibles de la natu- ralezaZ5.

- En segundo lugar, no se debe olvidar la afirmación polibiana de que todo sistema político está sometido al proceso de envejeci- miento y muerte que afecta a cualquier ser existente; afirmación que se complementa con la idea de que el momento en que se ini- cia el envejecimiento de un estado es el momento en que ese es- tado alcanza una situación de estabilidad y riquezaz6.

- Finalmente, conviene recordar que, como hizo notar Díaz Tejera, cuando Polibio se refiere a la formación y degeneración de las constituciones simples emplea términos e ideas que delatan la presencia de un esquema de evolución biológica.

La conclusi6n se impone por sí sola: el proceso de degeneración de las constituciones simples (esquema de la z~ucpj ) no es más que una instan- cia particular de la ley biológica. Y por tanto, es el mismo principio, el principio biológico, el que explica la degeneración de los sistemas simples y el envejecimiento de los sistemas mixtos. En ambos casos juega el es- quema de la t~ucpfl que, visto a esta luz, se muestra como la forma en que aparece, en su realización política, el principio biológico de nacimiento- desarrollo-muerte. En el contexto del libro VI la aplicación de la ley bioló-

24 Véase Polibio VI 57, 5; XVIII 35, 1; y, sobre todo, XXXI 25, 2-8. Polibio VI 5, 1; VI 9, 10.

26 Véase a este respecto Polibio VI 4, 11-13; VI 9, 11-14; VI 51, 3-8; VI 57.

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gica al sistema político romano vendría dada según un proceso por el cual la aCEqo~g significa elaboración paulatina del equilibrio a partir de la &vaxÚnhooig, la hnpt e1 estado de pleno equilibrio entre los elementos monárquicos, aristocráticos y democráticos y la (p6iot.5 la destrucción de este equilibrio en razón de la preponderancia cada vez mayor del elemen- to democrático2'. Así, como quería Erbse, es el mismo principio el que motiva la decadencia de la constitución simple y la de la mixta. La dife- rencia entre ambos consiste entonces en que en la ~ L X ' G ? ~ la intervención humana pone un freno a los presupuestos del desarrollo natural y consi- gue que éste se retrase. Pero, a la larga, l?constitución mixta también de- cae, y ello supone un triunfo de la naturareza sobre la inteligencia que in- tenta ponerle trabas, ello supone el triunfo absoluto de la ley biológica y la supeditación, como instancias particulares, de las leyes políticas a las biológicas.

Puede concluirse, de acuerdo con lo dicho, que en el libro VI existen dos principios evolutivos: por una parte, el esquema de la olvaxúxhoo~g, en virtud del cual las constituciones simples se suceden unas a otras en un orden determinado; por otra parte, la ley biológica, que bajo la forma del esquema de la tgucpt, afecta tanto a los regímenes simples como a las for- mas mixtas. Siguiendo a Zancan, cabe admitir que ambos principios tie- nen un papel funcional en el libro VI: la &vanÚnhoot.~ sirve para explicar la formación del sistema romano y la ley biológica sirve para dar cuenta de ciertos síntomas de decadencia que Polibio cree percibir en la Roma contemporánea. De esta manera quedan contestados los dos interrogan- tes planteados al inicio del presente trabajo: el proceso por el que un ré- gimen constitucional degenera en su forma corrupta es, en último extre- mo, de naturaleza biológica, y por ello debe cumplirse siempre; y el que las constituciones se sucedan, dentro de la &vawhhoois, en un orden de- terminado y forzoso no es más que el resultado de elevar a principio ge- neral lo que es sólo un instrumento conformado exclusivamente para ex- plicar la génesis del sistema mixto romano. Con esto, sin embargo, no queda zanjada la cuestión.

La utilización de un esquema biológico para explicar hechos políticos invita a hacer una serie de reflexiones. Ya de entrada el que se pretendan aclarar fenómenos políticos o político-sociales mediante leyes biológicas

27 Sobre este punto véase PETZOLD, o.c., p. 83.

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supone una irregularidad metodológica; pues al proceder así lo que se hace es aplicar al ámbito de lo político ideas extraídas del campo de lo individual, ya que por definición todo lo biológico es individual. En este sentido, la presencia de la ley de envejecimiento como factor explicativo de la decadencia de las constituciones supone la introducción de un ele- mento artificial y externo. Pero, incluso dejando aparte estas considera- ciones generales, si nos atenemos exclusivamente a la coherencia interna de las Historias, resulta claro que los principios evolutivos empleados en el libro VI constituyen un cuerpo extraño en la obra polibiana; pues dichos principios funcionan como conceptos ad hoc, que se emplean exclusivamente para solucionar los dos problemas de cómo explicar la formación de la constitución romana y cómo justificar la decadencia de Roma, pero que no se desprenden naturalmente del conjunto de ideas que dominan las Historias. Esto es particularmente evidente en el caso de la á v a x ú x h o o ~ ~ , concepto que, según se ha hecho notar, no se menciona ni se utiliza en ningún lugar fuera del libro VI28; Gelzer, además, llamó la atención sobre la contradicción implícita en el dato, ofrecido por el mismo Polibio, de que en la evolución de la constitución aquea la demo- cracia siga a la realeza despótica, contradicción de la que no se ofrece ex- plicación alguna29; y von Fritz llega a afirmar que incluso Polibio debió de ser consciente, gracias a su experiencia como historiador, de que los cambios constitucionales no siguen siempre el camino trazado por la á- v a x ú x h o o ~ ~ ~ ~ . Existe finalmente un dato sumamente elocuente a la hora de comprender el carácter de cuerpo extraño, introducido de manera vio- lenta y artificiosa, que ofrecen los principios evolutivos presentes en el li- bro VI; es el contraste entre el tono habitual de la exposición polibiana -Polibio suele ofrecer una narración atenta a la realidad, en la que pre- dominan el realismo y el sentido común- y el tono dogmático que se em- plea al querer elevar a ley universal el esquema de la &vaxijxhoo~g o el principio del envejecimiento de las consti t~ciones~~.

Ante tal estado de cosas cabe plantear la pregunta de por qué Polibio, cuando se ve enfrentado a hechos políticos Ó histórico-políticos como el

28 Véase RYFFEL, METABOAH HOAITEIQN. Der Wandel der Staatsverfassun- gen, New York, 1973 (reimpresión de la edición original, Berna, 1949), p. 184; tam- bién COLE, «The Sources and Composition of Polybius VI», Historia 13, 1964, pp. 456 y SS.

29 GELZER, «Die Achaica im Geschichtswerk des Polybios~ en Kleine Schriften 111, Wiesbaden, 1964, p. 126.

30 VON FRITZ, o.c., p. 74. 31 Véase especialmente respecto a la &vax.úxAwo~s Polibio VI 9, 10; respecto al

principio de envejecimiento de las constituciones Polibio VI 57, 1.

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nacimiento o la decadencia de la constitucion romana, necesita recurrir a esquemas rígidos, predeterminados, ahistóricos y extraííos al conjunto de su obra. La cuestión es demasiado amplia para ser contestada en el pre- sente trabajo. Pero puede subrayarse que la situación con que aquí nos encontramos guarda un estrecho paralelismo con la que aparece en otros momentos de las Historias. Efectivamente, en el libro VI cabe distinguir entre dos planos: por un !ado, el plano en que se trata el funcionamiento de la constitución romana; por otro, el plano en que se exponen las cau- sas de la formación y decadencia de dicha constitución. Cuando Polibio se mueve en el primer plano, su tratamiento convence y resulta lógico; pues los capítulos del libro VI en los que se habla del funcionamiento del sistema romano y se comenta el equilibrio entre el poder consular, el pue- blo y el senado, constituyen uno de los momentos más felices de la obra polibiana; lo que aquí se ofrece es una explicación con la que se puede o no estar de acuerdo, pero que guarda rigor y coherencia interna. Pero, en cambio, cuando trata la evolución del régimen romano y teoriza sobre las causas del nacimiento y la decadencia de la constitución de Roma, in- troduciendo el esquema de la &vax.úxhwoi~ y recurriendo a la ley de en- vejecimiento, su exposición decepciona y resulta artificiosa.

Estos dos mismos planos reaparecen en el tratamiento polibiano de los conflictos bélicos; pues también aquí, cuando Polibio se mueve en el plano de la descripción, comentando el desarrollo de las guerras y la con- ducta de los participantes, ofrece un relato verosímil y lógico. Pero, cuan- do se mueve en el plano de la explicación causal, sus afirmaciones se muestran decepcionantes. En efecto, las explicaciones etiológicas que aparecen en las Historias han sido calificadas de unilaterales, arbitrarias, esquemáticas, desproporcionadas, y ello por autores tan calificados como Walbank, Ziegler, Pédech o M~mig l i ano~~ . En general, cuando Polibio expone las causas de una guerra, recurre a factores psicológicos, y en este sentido sus observaciones resultan poco convincentes; por ejemplo, cuan- do habla de la guerra de los Aliados, la guerra que enfrentó a la liga aquea y a la etolia durante los anos 227-221, aduce como causa del con- flicto la tendencia a la rapiña ingénita en los e t o l i o ~ ~ ~ ; al tratar de la se- gunda guerra pínnica, cita el resentimiento de Amílcar como una de las

32 WALBANK, A Historical Commentary on Polybius 1, Oxford, 1957, p. 309; p. 314; PÉDECH, o.c., p. 202; MOMIGLIANO «Some Observations on Causes of War in Ancient Historiography», Acta Congressus Magdiviani. Proceedings of the Second In- ternacional Congress of Classical Stridies, vol. 1, pp. 199-298; ZIEGLER, o.c., col. 1513.

33 Polibio IV 3-5.

CATEGOR~AS HIST~RICAS EN POLIBIO 109

causas del conflicto34; cuando relata la guerra de Antíoco, en la que una coalición griega formada por la liga etolia y el rey kntíoco 111, se enfrentó a los romanos, habla de la cólera de uno de los bandos, concretamente del bando de los etolios, como motor del enf ren tamient~~~. Aparece entonces una situación paralela a la que hallábamos al comentar el tratamiento po- libiano de las constituciones: de nuevo aquí, cuando se trata de explicar las causas de los fenómenos históricos, Polibio efectúa una extrapolación ilegí- tima y utiliza categorías ahistóricas - e s t a vez psicológicas- para aclarar los hechos; y, por otra parte, de nuevo aquí, cuando el relato se mueve en el pla- no de la descripción, el discurso polibiano resulta apreciable y satisfactorio.

De todo lo dicho puede extraerse, creo, una conclusión evidente; y es que en Polibio existe una incapacidad para comprender las causas de los fe- nómenos históricos y sociales. Y que esta incapacidad, observable tanto en su tratamiento de las constituciones, como en sus consideraciones etiológi- cas sobre los conflictos bélicos, se traduce en la aplicación de esquemas ex- plicativos ahistóricos, apriorísticos y predeterminados. La incapacidad de la que hablamos puede extenderse, por otra parte, al conjunto de la historio- grafía griega. Recientemente Romilly ha hecho observar que, cuando los autores griegos explican la decadencia de los estados, recurren normalmente a razones morales o psicológicas, sin que se establezca una distinción clara entre estados e individuo^^^; y Momigliano, hace ya algún tiempo, subrayó cómo las explicaciones etiológicas referidas a las causas de las guerras repre- sentan uno de los puntos débiles de los historiadores clásicos3'. Se trataría, por tanto, de una limitación del pensamiento griego, que no habría podido llegar a entender la etiología real de los sucesos históricos. A la hcra de juz- gar esta limitación conviene, sin embargo, tener en cuenta que la historio- grafía clásica se plantea sobre presupuestos y se propone fines muy distintos a los de la historiografía contemporánea. La historiografía clásica es un gé- nero abocado rilás a la narración que a la explicación, un género que busca más exponer conductas que estudiar las causas de los sucesos, un género en el que la ejemplaridad y la enseñanza moral y política están siempre en pri- mer plano. Y en una historiografía que se plantea de esta manera el estudio de las causas que motivan los acontecimientos históricos es mucho menos relevante que en una concepción de la historia como la que mantiene el pen- samiento moderno.

J O S ~ M.a CANDAU MORÓN Universidad de Sevilla

34 Polibio 111 9, 6-9. 35 Polibio 111 6, 1-7, 3. 36 ROMILLY, The Raise and Fall of States Accordirzg to Greek Aathors, Michigan ,

1977, p. 19. 37 MOMIGLIANO, O.C.